GRANADA, SEVILLA Y TOLEDO
CONSERVAN LA FIESTA DEL CORPUS EN JUEVES, DONDE CONVIVEN LO SAGRADO Y LO
PROFANO.
“Tres jueves hay en el año que relucen más que
el Sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”, este dicho que
resultó ser un popular refrán castellano, se lo he escuchado decir a mi madre
cientos de veces. Mi madre solía decirme esa frase cada vez que llegaba la
Fiesta del Corpus Christi, que ensalza el Santísimo Sacramento de la
Eucaristía, era como una pequeña catequesis familiar, que realizaban las madres
cuando la casa familiar era una continuación de los aprendizajes de la escuela.
Era la gran fiesta del Corpus Christi, en la que Jesús-Eucaristía volvía a ser
el personaje central de toda la solemnidad del día, después de pasada la Semana
Santa. Este día la Iglesia entera recuerda la institución de la Eucaristía que
se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el
pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, es la fiesta del Cuerpo y la Sangre
de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Es una fiesta muy
importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho,
movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.
Interior del templo parroquial, bendición con el Santísimo, año 2011. Foto de J.J. Mercado. |
Los recuerdos de esos jueves de
la Fiesta del Corpus se mantienen en la memoria, sobre todo los referidos a la
época en que era pequeño, cuando los olores de la primavera se enriquecían con
el olor de la frescura de la mañana reforzada con los olores de la juncia y las
plantas aromáticas que eran traídas de las márgenes del Salado, y se extendían
muy de mañana por las calles del itinerario de la Procesión del Corpus en
nuestra villa. Según cayese la fiesta antes o después en el calendario
litúrgico, los aromas iban acordes con los meses de la primavera, pues sabido
es que la Fiesta del Corpus se celebra desde siempre a los 60 días después del
Domingo de Resurrección, y claro no es igual si la Semana Santa caía en Marzo
como este año abundante en aguas, que si se celebraba en abril, que hacía
trasladar la Fiesta del Corpus a primeros de Junio.
Un recuerdo imborrable como
escolar era que en aquellos tiempos todavía era un día festivo, y no venía mal
un día de descanso de las tareas escolares en periodos de tiempo tan próximos a
los exámenes finales de bachiller, en los primeros años que con seis o siete
asignaturas para un niño de 11 o 12 años resultaba el esfuerzo algo forzado. El
Corpus desde siempre era un gran día de celebración en el pueblo, donde mayores
y pequeños se esforzaban en dar gran brillantez a las ceremonias en el Templo
Parroquial y en la calle con la solemne Procesión del Corpus. Todo parecía más
organizado con el esfuerzo y la disciplina que infundía José Lujano (El Jefe,
llamado también “El Titi” y “el Chacho Luis” que compartían por aquellos años
el cargo de guardias municipales del pueblo). Aunque no eran de uso en las
procesiones, ambos estaban dotados de varillas finas de vareta en lugar de
ningún otro atributo de mando, y las varetas eran muy respetadas por los niños de
este tiempo, no fuese a ser que se escapase algún refilón o golpe. En realidad,
nos asustaba más que otra cosa la seriedad permanente con los niños, sabíamos del
espíritu militar del Jefe de los municipales, y con frecuencia le provocábamos
que nos hablase de su tiempo de militar en la División Azul, donde parece que
recogió al General Muñoz Grandes en el frente de batalla en el que fue herido,
y eso imponía mucho respeto entre todos nosotros, que en su presencia los
llamábamos Jefe y en su ausencia lo cambiábamos a Titi.
Era innegable su esfuerzo de
organizar la procesión, ésta y todas las demás, y generalmente el orden lo
establecía cada uno de los maestros que habían tenido ese año niños de Primera
Comunión. Las filas las organizaban los maestros y maestras en dos filas de
niños y de niñas que vestidos con sus trajes casi recién estrenados nos colocaban
las madres para la ocasión, ahora por segunda vez para acompañar al Santísimo
en su Procesión del Corpus, y las niñas con sus cestas esparciendo pétalos de
flores.
En Lahiguera hoy sus hermosas
calles se convierten en un escenario cargado de simbolismo sacramental de
nuestra villa. Juncias y plantas aromáticas en el suelo para dar a las calles
olor de día especial; nubes de incienso para envolver el misterio del
Sacramento o el sonido de las campanillas que anticipan siempre la llegada de
la procesión, forman parte de este bello cuadro después de tantos bellos
cuadros de la Pasión de Señor por sus calles y esquinas, en la madrugada,
atardeceres y noches de nuestra Semana Santa. En las fachadas de las casas de
todo el recorrido asoman al exterior los mejores objetos de adorno disponibles
de sus ajuares o del de sus padres o abuelos: objetos de bronce y cerámica,
cuadros, mantones, tapices, macetas hermoseadas durante todo el año para esta
jornada solemne.
Altar de la Procesión del Corpus en Lahiguera del 2011. Durante muchos años este altar fue el primero del recorrido procesional. Foto de J.J. Mercado. |
En todas las localidades de
nuestro Jaén se repite el patrón: el Sacramento, bajo palio, acompañado de los
vecinos y visitantes. Ya en la madurez no olvidare la belleza del Corpus de
Villacarrillo y Baeza.
CORPUS CHRISTI VILLACARRILLO
2009.
Cartel del Corpus Christi de Villacarillo del año 2014. |
En nuestra villa, desde muy
antiguo, quizá desde hace siglos, las calles se engalanaban con juncias y plantas
olorosas de los márgenes del Salado y zonas abundantes de aguas, que parte de
los vecinos sufragados por el ayuntamiento, recogían y todavía recogen para este
día, cubriéndose de un verdor natural el recorrido procesional, entre los que
se encontraban repartidos los tres o cuatro altares que se colocaban también en
calles y esquinas de las mismas para la celebración de la Eucaristía. La
procesión del Corpus siempre ha realizado en nuestro pueblo el recorrido
procesional corto, quizá debido a que en su origen la procesión se realizaba
con el Copón en manos del sacerdote y cubierto con el ---en principio de la
celebración, después como consecuencia de las costumbres establecidas por el
nacional-catolicismo se pasó a llevarlo el prior o sacerdote bajo apalio de
cuatro varales, caminaba así el Cuerpo de Cristo entre la piedad, la
expectación y una lluvia de pétalos de flores.
Los altares de nuestra villa
desde siempre han sido preparados para la procesión del Corpus con los objetos
de culto y adorno, que poseían las señoras de la vecindad; ellas seleccionaban
lo mejor que tenían para ofrecerlo y dar vistosidad al mismo, entre ellas las
mejores macetas con flores que se colocaban alrededor del altar y a ambos lados
a modo de entrada.
Altar en la calle Gran Vía con los niños y niñas de Primera Comunión. |
En los años cincuenta recuerdo
que se hacían solamente cuatro altares a lo largo del recorrido de la
procesión: El de la puerta de Eugenia, el de la esquina de Concha, el del
inicio de la calle Nueva, y el del Cerrillo. Después se fueron creando otros surgidos
de la iniciativa de los jóvenes con el paso de los años. El primero del
recorrido, que se hizo hace unos años fue el de la esquina de la calle Blas
Infante con la Cuesta de la plaza, en la esquina de Antonio el panadero, frente
a la casa de la familia Pérez Cubillas, un altar que destacó por el abundante
repertorio de antigüedades que exhibía; otros fueron surgiendo como el de la
esquina de la calle Gran Vía (antigua Calvo Sotelo) con Calle Jacinto Benavente
por Jerónimo y Paqui, Dolores y la vecindad; el del principio de la calle Jaén
(Blanqui, y la vecindad de los postigos); el del principio de la calle Nueva
(Dolores, Mariela y la vecindad); el de
mediado de la Calle Nueva por Tere Pozo, Angelita, y vecindad.
Altar en la calle Gran Vía, año 2011. Foto de J.J. Mercado. |
Los nuevos altares han ido
surgiendo como consecuencia de la entrada de los jóvenes en la Iglesia, el
renacer de las Cofradías de Semana Santa y en general la participación de las
nuevas generaciones y personas más apegadas a los cultos religiosos en nuestra
parroquia, con participación en las lecturas y en la preparación de los actos
de culto en general. Los altares de nuestra parroquia se engrandecerán aún más
cuando esos colaboradores de la parroquia y las cofradías se tomen de forma
permanente o giratoria su participación en la elaboración de los Altares para
la Procesión del Corpus. Felizmente una pléyade de jóvenes varones se han incorporado
a los cultos y celebraciones litúrgicas, olvidando aquello tan antiguo de dejar
todo lo relacionado con la iglesia en manos de las jóvenes féminas. Antes la
mayoría de los hombres hacían acto de presencia en el templo para el
cumplimiento pascual, los entierros y las bodas, y poco más. Por ello
permanecen en la memoria esa docena de hombres que constituían en su momento la
Adoración Nocturna, que tanta brillantez daban a nuestro Corpus, y los
adoradores Tarsicios infantiles de aquellos años que recordamos. Recordamos
también la fuerza de la fe que despertó por aquellos años la celebración de los
Cursillos de Cristiandad.
Calendario por años de la fiesta del Corpus Christi en jueves y del Corpus en el domingo de carnaval desde el año 2012 al 2030. |
Otros altares continuaron
realizándose en los mismos sitios que los hicieron en los primeros años, ahora
con la iniciativa de nuevos vecinos por eso del natural trasvase generacional,
naturalmente pasaron en unos casos de madres a hijas y de antiguos vecinas a la
nueva vecindad, como fue el caso del que
preparaban las hermanas Justa y Paquita Martínez, las hijas de Antonio Mercado,
Conchita, la casa de Parras, Clarita, etc.
Los altares en la celebración
del Corpus tenían siempre un lugar fijo de las calles: El primero en recorrido
era en la puerta de Eugenia en la antigua calle Calvo Sotelo, hoy Gran Vía. Era
el altar que hacía concurrir a las madres e hijas jóvenes de la vecindad, con
los aportes de imágenes y objetos de adorno que brindaban para la ocasión
Eugenia, Rosa, Carolina, Eva, Micaela, y contaban con la ayudas de sus hijas
que movían desde sus casas las mejores macetones de flores para dar adorno y
realce a su Altar del Corpus año tras año. Este altar era quizá el que tenía un
corte más granadino, con la Santa Cena plateada, con platos de cobre y demás
objetos de adorno como calderos o maceteros de cobre y de cerámica. Se extendían
por el suelo hierbas aromáticas y pétalos de flores.
Altar de la esquina de la calle Gran Vía con Jacinto Benavente en el año 2011. Foto de J.J. Mercado. |
Cada altar tenía algunas cosas
en común y tenía igualmente sus propias peculiaridades.
Creo recordar que en la esquina
de la calle Doctor Salcedo, hoy Avenida de Andalucía, con la calle Jaén, otro grupo
de señoras y jóvenes colocaban otro altar, éste estaba formado por Concha,
María, Ada (Inmaculada), Sofía, Cecilia, Amelia, Benita, y otras jóvenes de la
calle. Este era más sencillo y tenía como motivo ornamental siempre un Cristo
Rey sentado en trono, que presidía el altar, instalado para dar reposo durante
unos instantes al Cuerpo y a la Sangre de Cristo a su paso.
Tras un recorrido por la calle
Jaén, antiguo Camino de Jaén, se tomaba la calle Nueva, que en su parte de
inicio albergaba siempre el altar de la Calle Nueva, muy famoso por la
dedicación de los esposos Francisco y Julia y su hermano Antonio, que diseñaban
siempre algunos adornos propicios y muy adecuados para la celebración. Ellos
han estado siempre muy dedicados a ensalzar con su dedicación lo mejor de
nuestras fiestas religiosas y por ello hoy rendimos este reconocimiento
personal a Francisco Cortés, ahora que nos ha dejado hace pocos días. Junto a
ellos y desde la casa de los Peñoneros para abajo, hasta la esquina de calle y
de la calle Salida de los Mártires y Pio XII, un grupo de jóvenes se esforzaban
en presentar al pueblo siempre su mejor altar en esta fiesta del Corpus. Cuando
los “Rubios” dejaron de trabajar en el horno de Juan Morales y Gertrudis
Palomares y se establecieron por su cuenta en la calle Ramón y Cajal, en la
casa de “Papasfritas” el altar se mantuvo entre los vecinos. Aunque ellos
generaron otro altar nuevo a unos metros del Ayuntamiento del que ellos eran
parte fundamental.
Recordamos algunos de los himnos eucarísticos cantados en la procesión del Corpus Christi de Lahiguera.
De rodillas, Señor (Himno
Oficial del XXXV Congreso Eucarístico Internacional. - Barcelona, 1952).
Tomada la calle Ramón y Cajal a
la altura de la Casa de los Martínez, se preparaba otro altar del Corpus: Justa
y Paquita Martínez, Conchita Pérez, Clarita, las hijas de Teresita, las hijas
de Paco Pérez, la casa de Antonio Parra, etc. preparaban otro esplendido altar
para el paso de la Procesión del Corpus.
En la esquina de la Calle Ramón
y Cajal con la antigua Avenida del Generalísimo, hoy Blas Infante, se preparaba
otro esplendido altar con abundantes exhibición de flores por parte de María
Galán, Josefa, Mariana, Concha y el resto de vecinas que como en otros casos
aportaban para su altar las mejores macetas, cuidadas para la ocasión. Este
altar se reforzó cuando Clarita se casó sustituyendo con su constante
colaboración a las vecinas mayores.
Alabado sea el Santísimo -
Grupo Concordancias
Alabado sea el Santísimo sacramento del altar, y la Virgen concebida sin pecado original. El manjar más regalado, de este suelo terrenal, es Jesús Sacramentado Dios eterno e inmortal. Celebremos con fe viva, este pan angelical, y la Virgen concebida sin pecado original. Es el Dios que da la vida, y nació en un portal, de la Virgen concebida sin pecado original.
Alabado sea el Santísimo sacramento del altar, y la Virgen concebida sin pecado original. El manjar más regalado, de este suelo terrenal, es Jesús Sacramentado Dios eterno e inmortal. Celebremos con fe viva, este pan angelical, y la Virgen concebida sin pecado original. Es el Dios que da la vida, y nació en un portal, de la Virgen concebida sin pecado original.
Pero no era solo esta
preparación de los altares del recorrido lo que engalanaba nuestras calles, según
nuestra tradición; este día se adornan las calles por las que pasaba la
procesión con las mejores colchas, que cubrían los balcones de las fachadas de
las casas, también se colocaban mantones y banderas de España, se engalanaban todos
los balcones.
En todo el recorrido se
cantaban himnos eucarísticos, y se realizaban paradas en cada uno de los
altares citados, había una cierta buena competencia entre los que colaboraban
en preparar los altares por donde pasaba el Santísimo y se realizaba una parada
para el rezo en cada uno de los altares para venerarlo.
Otro canto eucarístico muy repetido en la procesión del Corpus de Lahiguera era: Cantemos al amor de los amores.
Otro canto eucarístico muy repetido en la procesión del Corpus de Lahiguera era: Cantemos al amor de los amores.
Cantemos al Amor de los Amores,
cantemos al Señor. Dios está aquí, venid adoradores adoremos a Cristo Redentor.
Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor, honor y gloria a ti,
Rey de la Gloria, amor por siempre a tí. Dios del Amor.
Cantemos al Amor de los Amores.
Cantemos al amor de los amores.
Cantemos al Amor de los Amores,
cantemos al Señor. Dios está aquí, venid adoradores adoremos a Cristo Redentor.
Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor, honor y gloria a ti,
Rey de la Gloria, amor por siempre a tí. Dios del Amor.
Cantemos al Amor de los Amores.
Después, quizá a partir de
tener la Custodia en tiempos del sacerdote Antonio Román Rayo, el sacerdote
camina en procesión bajo palio detrás de la Santa Custodia
Expositor en procesión. Tocaba la Banda Municipal de Música y los niños de
comunión desfilaban en fila con sus trajes y procesionaban delante de la Santa
Custodia.
Aquella costumbres inicial establecida
por los sacerdotes del nacional- catolicismo fue progresivamente dando paso a
que los sacerdotes fuesen caminando detrás del Expositor en andas, abandonando
la costumbre de ir bajo palio. Una costumbre que seguramente hoy se podría
restablecer y que daría un sentido religioso más profundo de acompañamiento del
Señor en este día de su fiesta entre el pueblo. Así, si el sacerdote llevase en sus manos una
custodia en un caminar más lento, las paradas ante cada altar tuviesen más
sentido y se celebraría cada parada con algo de mayor sosiego.
Procesión del Corpus Christi en Lahiguera en el año 1956. |
Altar de la calle Ramón y Cajal próximo a la Plaza de la Constitución en el año 2011. Foto de J.J. Mercado. |
Para los que ahora contamos como
los hijos más maduros del pueblo, la procesión del Corpus por las calles de Lahiguera
nos trae recuerdos entrañables de niñez y de juventud. Nuestros años, ya
lejanos, se hacen presentes en la memoria con hermosas imágenes de un tiempo
que se fue, aunque la fiesta es perenne. Pese al impacto laicista que desde
aquellos años a hoy ha ido minando poco a poco la fe, los valores, y las buenas
costumbres en ciertos sectores de la vida española, observamos cómo todavía se
conservan momentos emotivos, trascendentes en el correr de los días, que
felizmente se mantienen en pie.
La juventud ha tomado el relevo
en la Semana Santa, colaboración que se extenderá con el paso de más o menos
tiempo a los demás actos de culto para engrandecer las festividades de nuestra
villa.
El gran resurgir de las
cofradías de la Semana Santa higuereña, no se percibe con igual intensidad en
esta gran fiesta de todos que es el Corpus Christi, parece como si esta
conmemoración no estuviese vinculada a la Pasión de Jesús, que instituyó la
Eucaristía en Jueves Santo. Acontecimiento que todos tenemos que celebrar
en su recuerdo. La participación en los últimos años es creciente
y da forma a altares cada vez más logrados y abundantes. Las Hermandades,
colectivos y particulares se encargan de conjugar los elementos ornamentales, con
el gusto con el que se saben hacer estas cosas en las viejas manifestaciones de
piedad religiosa de nuestro pueblo.
La llegada de la procesión al
templo traía la parte final de la celebración con la bendición con el Santísimo
y el canto del Pange Lingua Gloriosi.
Pange, lingua, gloriosi
Corporis mysterium,
Sanguinisque pretiosi,
Quem in mundi pretium
Fructus ventris generosi
Rex effudit gentium.
Nobis datus, nobis natus
Ex intacta virgine,
Et in mundo conversatus,
Sparso verbi semine,
Sui moras incolatus
Miro clausit ordine.
In supremae nocte coenae
Recumbens cum fratribus
Observata lege plene
Cibis in legalibus,
Cibum turbae duodenae
Se dat suis manibus.
Verbum caro, panem verum
Verbo carnem efficit:
Fitque sanguis christi merum,
Et si sensus deficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides sufficit.
Tantum ergo con subtítulos
en español
Tantum ergo sacramentum
Veneremur cernui:
Et antiquum documentum
Novo cedat ritui:
Praestet fides supplementum
Sensuum defectui.
Genitori, genitoque
Laus et jubilatio,
Salus, honor, virtus quoque
Sit et benedictio:
Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio.
Amen.
El Corpus no es sino un
homenaje a la doctrina de la transubstanciación del pan y el vino en Cuerpo y
Sangre de Jesucristo instituido en 1264 por el Papa Urbano IV mediante la bula
“Transiturus hoc mundo”. La idea de esta celebración la había propuesto a
comienzos del siglo XIII Santa Juliana de Lieja, monja devota de la Eucaristía.
En cualquier caso, su práctica no comenzó a extenderse en el mundo católico,
hasta que con motivo de la festividad del año 1447 el Papa Nicolás V salió en
procesión con el Santísimo por las calles de Roma.
En el siglo XIII
ocurrió un hecho importante para la expansión de esta fiesta religiosa por la
cristiandad, el sacerdote alemán, Pedro de Praga, se detuvo en la ciudad
italiana de Bolsena, mientras realizaba una peregrinación a Roma. Acudió en
peregrinación a Roma para invocar sobre la tumba del apóstol san Pedro el
robustecimiento de su fe, que flaqueaba en esa creencia de la Transustanciación
del Pan y Vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Era un sacerdote
piadoso, pero dudaba en ese momento de la presencia real de Cristo en la Hostia
consagrada. Cuando estaba celebrando la Misa junto a la tumba de Santa
Cristina, al pronunciar las palabras de la Consagración, y al partir la hostia
cayeron de ella 83 gotas de sangre sobre el lino del altar, de modo que quedó
estupefacto cuando comenzó a salir sangre de la Hostia consagrada y salpicó sus
manos, el altar y el corporal.
El milagro de Bolsena. |
El sacerdote estaba
confundido. Quiso esconder la sangre, pero no pudo. Interrumpió la Misa y fue a
Orvieto, lugar donde residía el Papa Urbano IV.
Cuadro que representa el milagro eucarístico de Bolsena. |
El Papa Urbano IV
escuchó al sacerdote y mandó a unos emisarios a hacer una investigación. Ante
la certeza del acontecimiento, el Papa ordenó al obispo de la diócesis llevar a
Orvieto la Hostia y el corporal con las gotas de sangre.
Un año después el Papa Urbano IV promovió la construcción de la Catedral de Orvieto, donde fueron guardadas los tejidos manchados de sangre. |
El milagro fue
conocido en todo el mundo cristiano y el corporal fue guardado en la Basílica
de Viterbo.
Entonces una monja humilde llamada Juliana, priora de Monte
Cornillón, y otras autoridades de la Iglesia, iniciaron gestiones ante el Papa
Urbano IV, para proclamar una fiesta en honor al Cuerpo de Cristo, la cual no
se podía celebrar debidamente el jueves santo, día de la última cena.
Interior de la Catedral de San Lorenzo en Viterbo. Foto de Alessandro Paccagnini. |
Se organizó una
procesión con los arzobispos, cardenales y algunas autoridades de la Iglesia. A
esta procesión, se unió el Papa y puso la Hostia en la Catedral. Actualmente,
el corporal con las manchas de sangre se exhibe con reverencia en la Catedral
de Orvieto.
Fachada e interior de la Catedral de Orvieto. |
Al poco tiempo el mismo Papa Urbano IV encargó al insigne teólogo dominico, Tomás de Aquino, la preparación de un oficio litúrgico propio para esta fiesta y la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo Eucaristía. Fue él quien compuso, entre otros himnos, la bellísima secuencia “Lauda Sion” que se canta en la Misa del día, tan llena de unción, de alta teología y mística devoción.
Lauda Sion
salvatórem. Secuencia del Corpus Christi. Santo Tomás de Aquino.
https://www.youtube.com/watch?v=zEij22uqec0
Lauda Sion (En
latín)
Lauda, Sion,
Salvatórem; Lauda ducem et pastórem, In hymnis et cánticis.
Quantum potes,
tantum aude: Quia major omni laude, Nec laudáre súfficis.
Laudis tehma
sepeciális, Panis vivus et vitális Hódie propónitur;
Quem in sacrae mensa
coenae, Turbae fratrum duodénae Datum non ambígitur.
Sit laus plena, sit
sonóra, Sit jucúnda, sit decóra Mentis jubilation.
Dies enim solémnis
ágitur, In qua mensae prima recólitur Hujus institution.
In hac mensa novi
Regis, Novum Pascha novae legis Phase vetus términat.
Vetrutámen nóvitas,
Umbram fugat véritas Noctem lux elíminat.
Quod in coena
Christus gessit, Faciéndum hoc expréssit In sui memoriam.
Docti sacris
institútis, Panem, vinum, in salútis Consecrámus hóstiam.
Dogma datur
Christiánis, Quod in carnem transit panis, Et vinum in sánguinem.
Quod non capis, quod
non vides, Animósa firmat fides, Praeter rerum órdinem.
Sub divérsis
speciébus, Signis tantum, et non rebus, Latent res exímiae.
Caro cibus, sanguis
potus, Manet tamen Christus totus Sub utráque spécie.
A suménte non
concísus, Non confráctus, non divísus, Ínteger accípitur.
Sumit unus, sumunt
mille, Quantum isti tantum ille, Nec sumptus consúmitur.
Sumunt boni, sumunt
mali: Sorte tamen inaequáli, Vitae vel intéritus.
Mors est malis, vita
bonis; Vide parís suptiónis, Quam sit dispar éxitus.
Fracto demum
Sacraménto, Ne vacílles, sed meménto Tantum ese sub fragménto Quantum toto
tégitur.
Nulla rei fit
scissúra, Signi tantum fit fractúra Qua nec status nex statúra Signáti
minúitur.
Ecce Panis
Angelórum, Factus cibus viatórum, Vere panis filiórum, Non mitténdus cánibus.
In figures
praesignátur Cum Ísaac immolator, Agnus Paschae deputátur, Datur manna
pátribus.
Bone Pastor, panis
vere, Jesu, nostril miserére. Tu nos pasce, nos tuére, Tu nos bona fac vidére.
In terra vivéntium.
Tu, qui cuncta scis
et vales, Qui nos pascis hic mortales, Tuos ibi commensáles, Cohaerédes et
sodáles Fac santórum cívium.
Amen.
Bolsena: Milagro de la transustanciación del Cuerpo y la Sangre de Cristo, cuando la Sagrada Hostia se convirtió en carne y comenzó a sangrar manchando el Corporal. |
Traducción al
castellano
Alaba, alma mía a tu
Salvador; alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria
cuanto puedas, porque Él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo
bastante.
El tema especial de
nuestros loores es hoy el pan vivo y que da vida.
El cual se dio en la
mesa de la sagrada cena al grupo de los doce apóstoles sin género de duda.
Sea, pues, llena,
sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Pues celebramos el
solemne día en que fue instituido este divino banquete.
En esta mesa del
nuevo rey, la pascua nueva de la nueva ley pone fin a la pascua antigua.
Lo viejo cede ante
lo nuevo, la sombra ante la realidad, y la luz ahuyenta la noche.
Lo que Jesucristo
hizo en la cena, mandó que se haga en memoria suya.
Instruidos con sus
santos mandatos, consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.
Es dogma que se da a
los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes
y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas
especias, que son accidente y no substancia, están ocultos los dones más
preciados.
Su carne es alimento
y su sangre bebida; mas Cristo está todo entero bajo cada especie.
Quien lo recibe no
lo rompe, no lo quebranta ni lo desmembra; recíbese todo entero.
Recíbelo uno,
recíbenlo mil; y aquél lo toma tanto como éstos, pues no se consume al ser
tomado.
Recíbenlo buenos y
malos; más con suerte desigual de vida o de muerte.
Es muerte para los
malos, y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan
diversos.
Cuando se divida el
Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada
parte como antes en el todo.
No se parte la
sustancia, se rompe sólo la señal; ni el ser ni el tamaño se reducen de Cristo
presente.
He aquí el pan de
los ángeles, hecho viático nuestro; verdadero pan de los hijos, no lo echemos a
los perros.
Figuras lo
representaron: Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado; el maná
nutrió a nuestros padres.
Buen pastor, pan
verdadero, ¡oh Jesús!, ten piedad. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos lo
bienes en la tierra de los vivientes.
Tú, que todo lo
sabes y puedes, que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos allí tus
comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos.
Amen.
La Secuencia Lauda
Sion, interpretada en la santa Misa de Corpus Christi. Fue compuesta por Santo
Tomás de Aquino para esta fiesta.
Dios utilizó a santa
Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta. La santa nace en Retines
cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por
las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión
religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas
tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las
monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.
Juliana de Mont
Cornillon, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre
añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice
haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la
apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de
esta solemnidad. Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el
entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal
llegado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de
Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa
Urbano IV. El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese tiempo
los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un
sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también
el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para
celebrar la fiesta esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim
(Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.
El obispo Roberto no
vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de
1246, pero la fiesta se celebró por primera vez por los cánones de San Martín
en Liège. Jacques Pantaleón llegó a ser Papa el 29 de agosto de 1261. La
ermitaña Eva, con quien Juliana había pasado un tiempo y quien también era
ferviente adoradora de la Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders,
obispo de Liège, que pidiera al Papa que extendiera la celebración al mundo
entero.
Papa Urbano IV. |
Antes de morir Urbano IV estando en Orvieto llamó a Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura para que compusieran la misa o el oficio del Santísimo Sacramento. |
Urbano IV, siempre
siendo admirador de esta fiesta, publicó la bula “Transiturus de
hoc mundo” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber ensalzado
el amor de nuestro Salvador expresado en la Santa Eucaristía, ordenó que se
celebrara la solemnidad de “Corpus Christi” en el día jueves después del
domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias
a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio. Este oficio, compuesto
por el doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, es uno de
los más hermosos en el breviario Romano y ha sido admirado aun por los hermanos
Protestantes.
Por tanto, desde que
el 31 de agosto de 1264, en que el Papa Urbano IV publicó su bula
"Transiturum de hoc mundo", instituyendo en la Iglesia Universal la
Festividad del Corpus Christi, se celebró en este jueves posterior al domingo
de la Santísima Trinidad la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
El Papa Urbano IV
publicó la bula “Transiturus de hoc mundum”, en la cual se institucionalizaba
la festividad del Corpus, eligiéndose el jueves para su celebración.
Posteriormente, en 1311, Clemente V lo ratificó, al igual que hiciera
posteriormente Juan XII, quedando definitivamente consolidada esta celebración,
sobre todo en el norte de Europa.
El Papa Urbano IV
detalló en su documento Transiturus, la finalidad de la Fiesta del Corpus y del
culto a la Eucaristía; resumiéndolas en estos cinco puntos: 1. Reparar, 2.
Alabar, 3. Servir, 4. Adorar y contemplar, 5. Anticipación del Cielo.
Aunque la Bula
Transiturus de Urbano IV, no alude expresamente a la procesión, parece casi
presuponerla o inspirarla. De hecho, así sucedió en toda la cristiandad. La
procesión tiene como fin poner de manifiesto la presencia de Cristo en la vida
pública, en las calles y plazas, recibiendo la adoración de los ciudadanos y de
sus autoridades. Como afirma Righetti, “todo lo que el celo del clero y la fe
ardiente del pueblo, secundado por sus gobernantes, pudo encontrar de pomposo,
de rico, de sumamente decorativo, todo fue admitido al servicio del Rey de la
gloria, para hacer más triunfal su paso por las calles de los barrios y de las
ciudades”.
Sin embargo, la
nueva festividad encontró al parecer cierta resistencia en la cristiandad, pues
en 1311 el papa Clemente V, se vio obligado a confirmarla en el Concilio de
Viena y seis años más tarde, en 1317, Juan XXII volvía a reconfirmarla;
instituyendo, ahora además del que habría de ser elemento más característico de
la fiesta: una procesión en la cual la Sagrada Forma fuese paseada
triunfalmente por las calles ofreciendo indulgencias por la participación de la
población en las ceremonias del Corpus Christi.
Procesión del Corpus Christi. |
El Papa accedió en
1264, emitiendo la bula para instituir la fiesta el jueves siguiente al domingo
de la Santísima Trinidad. Luego los Papas Juan XXII y Clemente V le dieron más
solemnidad, disponiendo la realización de una procesión de Corpus Christi,
exponiendo la hostia consagrada, tal y como hoy la conocemos. Luego en el
Concilio de Trento, ante la expansión de las iglesias protestantes, la Iglesia
Católica ratificó y dio mayor importancia al misterio de la Sagrada Eucaristía,
como transmutación del cuerpo de Jesucristo en los fieles que comulgan.
La fiesta fue
aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en
1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre los años 1320 y 1325. En
los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo
después del domingo de la Santísima Trinidad.
En la Iglesia griega
la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios,
armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.
La muerte del Papa
Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del
decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó
el asunto en sus manos y en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez
más la adopción de esta fiesta. Publicó un nuevo decreto incorporando el de
Urbano IV. Juan XXII, sucesor de Clemente V, instó su observancia.
Ninguno de los
decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la
celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por
los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron bastante comunes a partir del
siglo XIV.
El año 1290 el Papa Nicolás IV,
a petición del clero y del pueblo, colocó la primera piedra de la nueva
catedral que se erigiría en la ciudad de Orvieto para custodiar y venerar la
sagrada reliquia.
Los monjes cistercienses fueron
los mayores impulsores de esta devoción y culto a la Eucaristía. Una serie de
hechos, como los conocidos casos de las formas incorruptas de San Juan de las
Abadesas, en Gerona; de los corporales de Daroca, ciudad de la provincia de
Zaragoza; los de Bolsena, en el Lazio italiano, fueron decisivos, según la
tradición, en la instauración y desarrollo de esta festividad.
Adoración del Santísimo tras el Concilio de Trento. |
El Concilio de Trento declaró
que muy piadosa y religiosamente fuese introducida en la Iglesia de Dios la
costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebrase este
excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y
reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares
públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan
inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente
presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo. Sin poderlo asegurar pensamos que a finales del siglo XVI se
comenzaría a celebrar en nuestra villa la Fiesta del Corpus, como consecuencia
de la renovación litúrgica que hubo en la iglesia universal después del
Concilio de Trento.
La Iglesia cree y confiesa que «en el augusto sacramento de la Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y substancialmente nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo la apariencia de aquellas cosas sensibles» (Trento 1551: Dz 874/1636).Procesión del Corpus Christi. |
S0n muy numerosos los milagros eucarísticos constatados a lo largo de la historia. una muestra la tenemos en los siguientes mapas que los muestran en Europa y en el mundo.
Sobrecoge de manera especial el que se dió en el año 1994 en Corea del Sur, que con brevedad reflejamos por no hacer excesivamente largo este artículo.
En España se expandió la
celebración del Santísimo Sacramento en los años comprendidos entre 1314 y
1355. En toda Europa se caracterizó desde sus comienzos por la organización de
suntuosas procesiones según lo establecido en las disposiciones del papa Juan
XXII, en las que participaba masivamente la población de ciudades y aldeas y a
las que se incorporaron numerosas figuras alegóricas procedentes del paganismo
que, además de añadir vistosidad a la fiesta y convocar la participación de las
mayorías, mostraban a los participantes la imagen del espíritu del mal
representado por estas figuras, sometido al poder del Santísimo. Así a enanos,
gigantes, águilas, serpientes, dragones, diablos, etc., que tenían un
significado simbólico en vastas regiones, se unieron figuras procedentes de
leyendas populares locales, lo que diversificó notablemente los elementos
participantes en la procesión, variando según las regiones aunque fuese dentro
de un mismo país.
Sobrecoge de manera especial el que se dió en el año 1994 en Corea del Sur, que con brevedad reflejamos por no hacer excesivamente largo este artículo.
Milagro eucarístico que se repitió en la Capilla de San Benedetto del Vaticano en Roma en la persona de Julia Kim Corea en fecha 28 de febrero del año 2010. |
La Edad Media, de la que
heredamos esta fiesta, sintió el deber de darle un realce especial, para hacer
un homenaje agradecido, público, multitudinario de la presencia real de Cristo;
incluso para sacar en procesión el Santísimo Sacramento por las calles y las
plazas, para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía, su
compañía, que por eso Santa Teresa llamaba a Cristo “compañero nuestro en el
Santísimo Sacramento”.
El Santísimo bajo palio inicia un recorrido por las gradas de la Catedral de Sevilla. Foto del año 1931. |
Desde principios del siglo XIV
en unos sitios y a lo largo de este siglo y el comienzo del siglo XV, se fue
extendiendo esta fiesta del “Día del Señor” por
todas las ciudades, villas y aldeas de España, concretamente en Sevilla,
habría que remontarse a principios del siglo XV para que tengamos constatación
de la celebración de la Fiesta del Corpus, debió ser sobre 1400 cuando empieza
a celebrarse esta fiesta en Sevilla, aunque la documentación conocida sobre
este acto es de 1426. Remontándonos a mediados del siglo XV podemos observar la
ausencia casi total de imágenes procesionales, en las que formaban parte del
cortejo procesional tan sólo Las Santas Reliquias, La Roca, y un arcón que
simbolizaba el recuerdo de la antigua Arca de la Alianza, que constituían los
principales enseres de la ceremonia.
El día de Corpus Christi,
o del Cuerpo de Cristo, es una de las
fiestas cristianas más tardíamente establecidas en la Edad Media en toda
Europa; una fiesta móvil para ser conmemorada el octavo jueves después del
Jueves Santo de la Pasión de cada año, que también corresponde siempre al que
sigue al domingo de la Santísima Trinidad, tal como dijimos al comienzo.
En el antiguo lenguaje de nuestros
antepasados este día era conocido con nombre de majestad como "Día del
Señor". La fiesta del Corpus Christi, o del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
desde que nació, ya en el siglo XIII, como reacción a las herejías que negaban
los Sacramentos y la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ha sido una
fiesta promovida y celebrada por el pueblo cristiano como la fiesta del Pan
Vivo que da la Vida; una fiesta donde se proclama la fe
en la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino y se
realiza con procesiones y alabanzas por las calles.
PROCESIÓN CORPUS CHRISTI
GRANADA 2014 // C.SUR TV (Resumen) HD
Salida del Corpus Christi de Sevilla
2015
Corpus Christi
Toledo 2015
https://www.youtube.com/watch?v=ipM-ZcFZncI
Por aquellos años la Fiesta del
Corpus se celebraba el Jueves siempre en todas las poblaciones de nuestro país,
hasta que en 1989 fue la propia Iglesia la que por acuerdo con el Gobierno
decidió trasladar dicha celebración al Domingo siguiente del Jueves de los 60
días después del Domingo de Gloria. Quizá fue la necesidad de reajustar el
calendario laboral de los españoles.
Desde ese año, y tal como
ocurre hoy día, esta fiesta se ha dejado de celebrar en Jueves a nivel
nacional, y ya sólo se mantiene como
fiesta el Jueves que brillaba como el sol, en algunas ciudades y pueblos que
han luchado por mantenerla: Granada, Toledo y Sevilla. El jueves de Corpus,
fijado según el calendario litúrgico mozárabe como el siguiente al octavo
domingo después de la Pascua Florida, es día de fiesta en numerosos pueblos y
ciudades repartidos por toda la geografía española. Todavía reluce el Jueves
del Corpus en Granada, Toledo y Sevilla como uno de los antiguos “Tres jueves
hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y Día de
la Ascensión”.
Foto antigua de la Procesión del Corpus en Toledo. |
La fiesta del Corpus Christi es
la fiesta mayor de Toledo. Es muy conocida por la procesión por las calles de
la ciudad de la custodia dorada obra del orfebre alemán Enrique de Arfe.
También son muy populares los gigantes, cabezudos y la monstruosa Tarasca,
figura mecánica de un gran dragón que asusta a los niños toledanos echándoles
agua por sus fauces. Las alfombras florales, corridas de toros, verbenas y
fuegos artificiales son también característicos de la fiesta.
El Corpus de Granada tiene un
origen muy especial, dado que fueron los mismísimos Reyes Católicos, quienes
decidieron que la ciudad tuviese por fiesta mayor esta celebración de la
Eucaristía. De hecho, la custodia que se emplea en la procesión del Santísimo
es un regalo de la Reina Isabel a los granadinos. Sin duda es un día muy
importante en esta ciudad, donde no faltan los gigantes y cabezudos y, por
supuesto, la Tarasca. La procesión del Corpus es el núcleo central de esta
fiesta, puesto que es el origen de la celebración que mandaron crear los Reyes
Católicos tras la toma de la ciudad por las tropas cristianas en 1492. Estamos
hablando, por tanto de un acontecimiento que se repite cada año desde hace más
de cinco siglos.
Salida de la Procesión del Corpus de la Catedral de Granada. |
Celebración actual del Corpus en Granada. La parte superior en oro de la Custodia fue la donación de la Reina Isabel la Católica a la ciudad. |
Para disfrutar de la procesión
del Corpus se tienen dos oportunidades en Granada. En la mañana del Jueves de
Corpus (que dice el refrán que reluce más que el sol) y en la tarde del domingo
que es cuando la Iglesia celebra oficialmente esta festividad litúrgica. La
primera es la gran procesión compuesta de un largo cortejo que recorre las
calles del centro de Granada desde la Catedral. Suele comenzar hacia las once
de la mañana. No hay que perderse la magnífica custodia del Santísimo que
regaló la propia reina Isabel La Católica a la ciudad. Ya el domingo, en una
procesión mucho más corta, sale de nuevo la comitiva de la Catedral para celebrar
el día del Corpus por lo que la granadina es la única ciudad española donde se
conmemora dos veces.
Interior de la Catedral de Granada con la Custodia preparada para salir en procesión por la ciudad. |
Diversas estampas de la Procesión del Corpus Christi en Granada donde se mezcla lo religioso y lo festivo. |
La Tarasca sobre un dragón alado muestra la línea de la moda para la próxima temporada. Resto de la fiesta pagana que convive con la fiesta religiosa. |
Otra particularidad de la
Fiesta del Corpus granadino son “Las carocas”, que forman parte de la cara
simbólica e irónica de la fiesta. Granada es la tierra de la “malafollá” y no esconde
este indefinible sentido del humor (ácido, astuto y hasta irreverente en
algunas ocasiones) y lo refleja en las tradicionales carocas. A través de
quintillas los granadinos que lo deseen pueden participar en un concurso
municipal, del que salen las mejores rimas que se exponen acompañados de los
cómicos dibujos del artista local “Ozeluí” en la plaza de Bib-Rambla.
Respecto al Corpus de Sevilla,
según Vicente Lleó Cañal, autor de “Fiesta grande: el Corpus Christi en la
Historia de Sevilla”, cualquier celebración pasada en la capital andaluza fue
mejor, o al menos, más popular. Los “gremios y hermandades concurrían a la
procesión con estandartes, efigies de sus santos patronos y pasos alusivos a
episodios sagrados, que costeaban las danzas y figuras grotescas y que,
finalmente, organizaban en las distintas collaciones las importantísimas y hoy
olvidadas fiestas de la octava del Corpus”. Podemos decir que en Sevilla, si
antes se trataba de una fiesta en la que la gente acudía en masa y que se
celebraba en todos los barrios, desde hace décadas vive un proceso de
desligamiento de la ciudad de Sevilla, cuya celebración se circunscribe a las
calles por las que pasa la procesión y calles aledañas.
Ya en el siglo XV, la fiesta
del Corpus Christi en Sevilla y Granada, era modelo de fiestas de exaltación y
de prestigio, que en toda las diócesis y archidiócesis se procuraba imitar.
Procesión del Corpus Christi en Sevilla, lienzo de Cabral Bejarano. Museo del Prado, Madrid. |
En la ciudad de Sevilla el
centro lo ocupaba, como es natural, el Cuerpo de Cristo, contenido en un arca,
llevada sobre andas, como el arca de la alianza, que luego, en 1587, es
sustituida por la custodia procesional que todos conocemos y que con mayor o
menor valor artístico se fue teniendo en todas las ciudades y villas de España.
A su lado le acompañan las hachas de cera. Todos los clérigos del lugar estaban
obligados a acudir a la procesión con sus sobrepellices:
“En las Procesiones que se hacen el día del Corpus Christi, por la solemnidad dellas y para que vayan más acompañadas, mandamos que todos los Clérigos de Orden sacro vayan con sus sobrepellices, y no las dejen hasta que vuelvan el Santísimo Sacramento a la Iglesia y lo coloquen en su lugar acostumbrado”.
“En las Procesiones que se hacen el día del Corpus Christi, por la solemnidad dellas y para que vayan más acompañadas, mandamos que todos los Clérigos de Orden sacro vayan con sus sobrepellices, y no las dejen hasta que vuelvan el Santísimo Sacramento a la Iglesia y lo coloquen en su lugar acostumbrado”.
Fotos antiguas de la celebración de la procesión del Corpus Christi en Sevilla. |
En 1477 ya asistió a la fiesta
del Corpus en Sevilla la Reina Isabel la Católica. Desde comienzos del siglo
XVI comienza a generalizarse en toda la archidiócesis hispalense el
establecimiento de Hermandades Sacramentales, que tienen como fin específico el
culto a la Eucaristía. El origen de estas corporaciones se halla en la persona
de doña Teresa Enríquez, más conocida como “La Loca del Sacramento”. Como es
sabido, era prima hermana del rey Fernando V de Aragón, hija del almirante de
Castilla don Alonso Enríquez, y estaba casada con el comendador mayor de León,
don Gutierre de Cárdenas. Al enviudar en 1503, doña Teresa se retiró a su lugar
de Torrijos, y se dedicó a intensificar su vida de piedad y a dotar
generosamente el culto al Santísimo. Entre otras fundaciones, hizo edificar una
suntuosa capilla en Roma, en la iglesia de San Lorenzo in Dámaso, y fundó una
cofradía para que acompañara con palio y luces al sacerdote cuando llevara el
viático a los enfermos. Consiguió del papa Julio II singulares privilegios para
las cofradías sacramentales de España, en virtud de la bula Pastoris Aeternis,
de 21 de agosto de 1508, y entre otros privilegios obtuvo doña Teresa el de
tener la consideración de principal promotora de las corporaciones
eucarísticas. El siguiente pontífice, León X, por un breve de 19 de septiembre
de 1515, confirmó y aumentó las gracias para las hermandades sacramentales de
España, y, por una posterior bula de 11 de octubre de 1515, concedió a la
Hermandad de San Lorenzo in Dámaso de Roma el título de Archicofradía o
Hermandad matriz de todas las demás hermandades que se fundaran bajo la
advocación del Santísimo Sacramento. Doña Teresa Enríquez, que acompañaba al
rey Fernando de Aragón en su visita a Sevilla en 1511, fundó Hermandades
Sacramentales en varias parroquias de la ciudad, como San Lorenzo, San
Salvador, El Sagrario de la Catedral o San Isidoro. Desde luego, la gran época
de expansión fue la segunda mitad del siglo XVI.
De la pujanza y proliferación
de las hermandades sacramentales da fe el texto siguiente:
"Es
muy sabido y antiguo uso de sentir en España que tres cosas ha de tener un
ciudadano en el lugar donde está avecindado: casa en que vivir, que sea suya
para que nadie le eche de ella ni tenga ocasión de mudar sus trastos, cosa tan
penosa de suyo; sepultura, en que enterrarse porque nadie inquiete sus huesos
hasta el Juicio Final quare inquietasti me ut subsisterem, 1 Reg. Cap. 28; y
cofradía con que honrarse, porque su entierro se haga con pompa funeral,
acompañamiento y sentimiento de los vecinos de su pueblo, que le encomienden a
Dios, y lleven su cuerpo a la sepultura que éste es uno de los fines conque las
cofradías se instituyeron; y conforme a ello tienen todas en sus reglas, orden
particular de cómo se debe hacer el acompañamiento de los cofrades difuntos, a
cuyo cumplimiento están obligados debajo de buena fe y sin fraude del pacto y
concierto con que son recibidos en las cofradías; que faltar a ello es pecado
grave, pues no cumplen lo que prometen de hacer en beneficio del cofrade que
reciben y le engañan y quitan lo que le deben de justicia por la admisión y
limosna acostumbrada que da cuando es recibido, y le prometen y encargan y
aseguran de acompañar su entierro cuando muera. Omne promissum est debitum.
No
es lo principal el instituto referido de las cofradías, porque en primer lugar
se pone como se debe la reverencia a Dios y el aumento y ornato del culto
divino para que fueron fundadas y se fundan las cofradías para esto, que todas
ellas miran primeramente a este acto de religión y devoción a Dios y a sus
Santos, en cuyo nombre e invocación se fundan. Y los fieles se congregan en uno
y así cuanto mayor fuere este respeto y devoción debida, mayor será la
obligación y atención de la cofradía para cumplirla, y a nadie mejor que al
Santísimo Sacramento” (Sánchez Gordillo. págs. 174 y 175.)
Las instituciones y las
corporaciones, eclesiásticas y civiles, con sus imágenes de devoción, con sus
pendones e insignias, y, a veces, con sus danzas y representaciones, tomaban
parte en el vistoso cortejo:
“Cosa
muy asentada es, por costumbre universal destos reinos de la Corona de
Castilla, que la fiesta propia del Santísimo Sacramento (que por lo que en sí
contiene se llama de Corpus Christi) se celebre con gran solemnidad y regocijos
exteriores de representaciones, danzas y otras cosas”,
…
(Constituciones Sinodales de Sevilla de 1604)
Procesión del Corpus Christi en Sevilla. |
Todos los elementos de la
procesión se prestaban a múltiples lecturas simbólicas, unas tomadas por
analogía con las entradas triunfales de los reyes, otras por transposición de
los ritos y ceremonias que rodeaban el arca de la alianza, y otras, en fin, que
recordaban la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Es cierto que las
ciudades se limpiaban y engalanaban a la llegada de los reyes, a los que se
recibían con festejos populares, danzas, representaciones simbólicas, como los
del recibimiento de Felipe II en Sevilla, el año 1570, que relata Juan de Mal
Lara. Pero, como bien observa Romero Abao, la procesión del Corpus se nos
muestra como un montaje escénico religioso, destinado a resaltar la Eucaristía
como eje del misterio de la Alianza de Dios con su pueblo. La procesión reúne a
toda la sociedad, ordenada y jerarquizada en sus principales instituciones: el
clero, el gobierno, los gremios.
1967. Romero, juncias y pétalos
de rosas tapizan la Avda. de la Constitución
En esta época, las calles ya se
cubrían de hierbas olorosas y, con un nutrido acompañamiento de velas y hachones,
el cabildo eclesiástico costeaba una urna de madera “figura del arca del
testamento”, sobre andas adornadas de ángeles, dentro de la cual era llevada la
Eucaristía. En la noche anterior o en la misma mañana se alfombra el suelo con
juncias y con otras hierbas aromáticas, como el arrayán, el tomillo, el romero,
la lavanda, el poleo, etc. En los libros de fábrica de las parroquias quedaban
anotadas anualmente las partidas por el trabajo de cortar y transportar los
ramos y los haces de juncia y demás. El gesto se relaciona con el de la Fiesta
de los Tabernáculos, donde se dice textualmente:
“cortaréis ramos de árboles de adorno, palmas, ramas de árboles frondosos y de sauces, y haréis fiesta siete días en presencia del Señor”.
“cortaréis ramos de árboles de adorno, palmas, ramas de árboles frondosos y de sauces, y haréis fiesta siete días en presencia del Señor”.
Procesión del Corpus Christi en Sevilla en el siglo XVI a su paso por la Plaza de San Francisco. |
En el siglo XVI se incorporarían
algunas esculturas de imágenes, en su la mayoría aportadas por gremios de
artesanos e instituciones de la Iglesia como las hermandades. Muchas imágenes
de santos eran trasladadas desde sus parroquias al templo metropolitano en las
vísperas de la celebración desde sus respectivas sedes o hermandades.
La documentación de mediados
del Quinientos recoge, ya, la fama del Corpus, la solemnidad de su celebración,
el valor económico de su montaje, para sufragar el cual debían intervenir tanto
el cabildo eclesiástico como el secular, a la que luego se añadió la de los
gremios, influyendo ello, sin duda, en la evolución de la fiesta que, a raíz
del Concilio de Trento, sigue nuevos derroteros. El Concilio de Trento, en la
sesión XIII del 11 de octubre de 1551, como sabemos con una predominante
composición española, recomendaba:
“que
se celebre la fiesta del Corpus como manifestación del triunfo de la verdad
sobre la herejía y para que se confundieran los enemigos del Sacramento viendo
el regocijo universal de la iglesia”.
Después de Trento sabemos que
el uso de imágenes adquiere otro significado; las representaciones dramáticas
que no guardaban al principio relación con el Misterio eucarístico, son
sustituidas por las escenas y autos donde se representaban, simbolizaban o
cantaban el Misterio a celebrar. Los gremios que subvencionaban el elemento
teatral de la fiesta (castillos y carros), y salían en la procesión con sus
imágenes, dejan de hacerlo hacia el 1554 y su lugar lo ocupa el municipio, que
se encargará de casi todo a partir de entonces. (Archivo Municipal de Sevilla.
Papeles Importantes. Tomo III, Docs. 43 y ss. 1575, e Íbidem, Tomo IV, Docs. 1
y ss. 1582)
Lope de Rueda en 1559 efectuó
las representaciones del Corpus en Sevilla. En 1604 se representa en Sevilla el
auto sacramental de Lope de Vega “El peregrino en su patria”, fechado como el
más antiguo.
Lámina antigua que representa el orden y los componentes de la Procesión del Corpus. |
El piadoso deseo de los fieles
y de las entidades corporativas de estar lo más cerca posible del Santísimo
Sacramento, unido al natural amor propio, y a la conciencia del honor
colectivo, producía no pocas rivalidades. Por esta razón, era preciso un
minucioso protocolo, conforme al cual se organizaba la procesión. Aun así, no
pocas veces se originaban roces y discusiones, hasta el punto de entablarse sonados
pleitos sobre el derecho de precedencia de imágenes, de corporaciones y de
danzas, en el desfile sacro. Pleitos que, al margen de la anécdota, nos dejan
en sus páginas interesantes informaciones sobre la vida de las parroquias y de
los pueblos, sobre la antigüedad de las hermandades y sobre su patrimonio
artístico.
Con el Barroco llega a afianzarse
la “necesidad” de la imaginería para el cortejo, por lo que bajo el espíritu de
la Contrarreforma, se vive en Sevilla, como en todas las ciudades, el fervor por las
imágenes religiosas, con lo que los grandes artistas plásticos verán su labor
desbordada para, de modo indirecto, hacer frente a la iconoclastia propia de
los países protestantes que eran fieles a la Reforma de Lutero. Este hecho hizo
que de modo generalizado las poblaciones con mayores medios económicos le concedan
excesiva y lógica importancia a la adquisición de imágenes, asunto que en otros
puntos del mapa católico europeo pasaban prácticamente desapercibidos, a ello
se debe la gran riqueza de imágenes artísticas que poseemos en nuestro país.
Quizás el más importante de ellos sea el de la Inmaculada Concepción, verdadera
revelación del barroquismo, que quedará relacionada con la festividad del
Corpus desde los tiempos del Siglo de Oro.
Desde sus orígenes, la
Festividad del Corpus, estuvo acompañada de un marcado carácter festivo, que
prevalecía incluso sobre lo mayestático. Sin duda fue una interpretación
literal de lo que Urbano IV, en 1264, recomendaba en la bula institucional:
“Cante
la fe, dance la esperanza, salte de gozo la caridad”.
Y así fue cómo no sólo se
empezaron a engalanar las calles por donde había de discurrir la procesión y
alfombrarse de flores e hierbas aromáticas, sino que se asociaron a la
festividad litúrgica una serie de pintorescos jolgorios populares. Tales fueron
las tarascas, los carros sacramentales y las danzas.
La Tarasca y los cabezudos abren la Fiesta del Corpus en Granada. |
Diversión de los niños granadinos con los golpes que le propina el cabezudo con la vejiga de cerdo inflada. |
"fuente inagotable de inspiración para los
artistas, músicos y poetas”.
La procesión es un rasgo común
a todas las celebraciones del Santísimo Sacramento en Europa empleada también
en otras fiestas religiosas. En las de Corpus los fieles siguen a la Hostia o
Cuerpo de Cristo llevada por la clerecía en la Custodia, según disposiciones
papales, acompañada por las figuras simbólicas que a ella se unieron que
indicaban al pueblo la sumisión del mal o la herejía a la doctrina de Cristo.
En el caso de las procesiones
de Corpus Christi en la tardía Edad Media, los elementos que fueron tomados y
unidos a ellas indicaban el dominio divino sobre los representantes del mal,
pues aunque se les exponía si se quiere triunfalmente, iban en realidad como
los vencidos, detrás de los símbolos cristianos como los perdedores que se
llevaban a los desfiles victoriosos al final. Así los dragones o tarascas,
gigantes, cabezudos, enanos, diablos, águilas, etc., que participaron y aún
participan en las procesiones del Santísimo en España, de diversas procedencias
étnicas, ofrecían al pueblo la imagen de sostenimiento al Cuerpo o Eucaristía.
Las tarascas eran composiciones
alegóricas, en las que los vicios humanos, representados en forma grotesca, se
veían atacados y dominados por las virtudes cristianas. Pero esto no quitaba
que los símbolos del vicio fueran representando su oficio con tal grado de
picaresca que hicieran las delicias del público. La tarasca, que por sus burlas
y sus movimientos grotescos parecía un elemento profano y extraño a la seriedad
del cortejo, tiene su origen en el dragón que, según la Leyenda Dorada, fue
dominado por Santa Marta en la región francesa de Tarascón, de ahí el nombre de
Tarasca. Según una antiquísima leyenda provenzal, en los comienzos del
cristianismo, apareció una bestia horrible en el Ródano, cerca de Tarascón, que
asolaba el país, y se disponía a devorar a Santa Marta. La santa hizo la señal
de la cruz y le roció agua bendita. La bestia se amansó hasta el punto de que
Santa Marta la ató con su frágil ceñidor y la llevó a Tarascón como si fuera un
cordero. En memoria de este hecho, se hacían dos procesiones anuales en
Provenza. Por extensión, la tarasca, formaba parte del cortejo eucarístico del
Corpus, como símbolo del paganismo y de la gentilidad, y que es evangelizado y
sometido por el sacramento de la Redención, a cuya adoración se suma. La
tarasca era muy popular en Granada, consta de una imagen de mujer y un dragón, el
municipio granadino vela cada año por su lucimiento, vistiéndola los modistos
más afamados de la ciudad; en Sevilla la Tarasca sobre un castillete
sobrepuesto en el lomo del dragón iba un mozalbete, conocido por “el
tarasquillo”, que gastaba bromas a los espectadores y arrebataba las caperuzas
a los distraídos; las “mojarillas” eran una pandilla de niños, vestidos de
diablillos y portadores de vejigas hinchadas con las que propinaban golpes al
público. La palabra “Mojarrilla” quiere decir “persona que siempre está alegre
y de chanza”, una dimensión de la fiesta popular que tiene desde si inicio la
celebración del Corpus. Es diminutivo de “moharracho”, en Sevilla se llama
“mamarracho” se refiere a la “persona que se disfraza ridículamente en una
función para alegrar o entretener a los demás, haciendo gestos y ademanes
ridículos”. Dichos personajes, seguían a los gigantes (que utilizaban una
especie de zancos) que, en la catedral y en otros lugares, bailaban una danza
que llevaba su nombre.
Grabado de David Roberts que recoge la Procesión del Corpus en Sevilla en Plaza Real. |
De andar por las calles en las
vísperas del Corpus, las tarascas pasaron a formar parte del propio cortejo
procesional, puestas en grandes carros rodantes al principio del mismo. La
gente se divertía tanto con las tarascas que, al pasar el Santísimo, quedaba
poco lugar para la devoción. Incluso los más ligeros preferían ir todo el
tiempo tras las tarascas, olvidándose del Santísimo Sacramento. Aditamento de
aquéllas eran los gigantes y cabezudos.
Los gigantes y cabezudos
incluidos en la fiesta son de vetusta aparición. Algunos investigadores han
establecido relación entre ellos y los maniquíes de uso ritual empleados en las
antiguas festividades célticas y aun en ritos de primavera de las primeras
épocas cristianas. Julio Caro Baroja indica que en diversas regiones del
continente europeo hubo procesiones en el período cercano al solsticio de
verano, como es el caso de la fiesta del Corpus, en las que se incorporaron
figuras que representaban gigantes. Aparecen también en la mitología griega
como seres que surgieron de la tierra cuando cayó sobre ella la sangre del
mutilado Urano. Eran también deidades primitivas de los habitantes de algunas
regiones de Grecia, de los que los cíclopes, o gigantes de un solo ojo, que
figuran en las narraciones de Homero, eran sólo una muestra. Posiblemente
fueron una especie de espíritus de la tierra, a quienes se les atribuían
fenómenos tales como los terremotos y la erupción de los volcanes con los que
estaban asociados. En 1595 en Sevilla desfiló un auténtico gigante. Los
gigantes aún figuran en las procesiones de Corpus de poblaciones españolas.
Estas figuras antiguamente establecían la moda a seguir durante el año. Los
participantes en las procesiones del Corpus de Sevilla, entre 1790 y 1800
fueron descritos así:
“A
poca distancia del comienzo de la procesión venía un grupo de siete gigantescas
figuras de hombres y mujeres cuyos vestidos confeccionados por los mejores
sastres y modistas de la ciudad, regulaban la moda sevillana para la temporada
siguiente. Debajo de estas figuras de gigantes estaban unos hombres vigorosos
que, de cuando en cuando, divertían a los boquiabiertos espectadores con una
grotesca danza que bailaban al son de la flauta y el tambor”.
Procesión del Corpus en Sevilla con gran fervor popular. |
Otro festejo popular que se
unía a la fiesta del Corpus, de mayor calidad sin duda, fueron los autos
sacramentales. En Sevilla los organizaba el Cabildo eclesiástico al término de
la procesión, desarrollándose en grandes carros que se colocaban delante de la
puerta mayor de la Catedral, estando presente el Asistente de la Ciudad y el
Cabildo secular. Duraban las representaciones hasta las cuatro de la tarde,
hora en que se regresaba a la Catedral para los oficios vespertinos y las
danzas de los seises.
Siguiendo el hilo de la
historia, el siglo XVII supone una gran vitalidad para las hermandades sacramentales,
que no sólo mantienen la fe eucarística, sino que honran al Santísimo con
manifestaciones literarias, como las Justas que organizaba la Sacramental del
Sagrario, que ya formaba parte de la procesión del Corpus, con su bellísimo
Niño Jesús y sus “niños carráncanos” porque llevaban unas carracas, recuperados
para la procesión a finales del siglo XX. El esplendor de las fiestas del
Corpus no decae en el siglo XVII. Las danzas del Corpus tenían su apogeo en el
último día de la octava, entrando en el coro después de Completas y bailando a
continuación de los seises: los hombres con sombreros blancos y plumajes y las
mujeres con carátulas. La mojiganga era originariamente un tipo de baile
burlesco que aparecía, por ejemplo, entre las danzas del Corpus de Sevilla de
1640.
Fue Carlos III, el 21 de junio
de 1780, quien por Real Pragmática dispuso definitivamente que:
“... en ninguna Iglesia de estos
mis Reinos, sea Catedral, Parroquial, o Regular, haya en adelante tales danzas,
ni gigantones, sino que cese del todo esta práctica en las procesiones y demás
funciones eclesiásticas, como poco conviene a la gravedad y decoro que en ellas
se requiere”.
Es en el romanticismo cuando se
sientan las bases de lo que es el Corpus Christi sevillano. Los repiques de campana
de la Giralda, los balcones adornados, las arquitecturas efímeras. Todo
adquiere carta de naturaleza en el siglo XIX, donde ya han desaparecido las
tarascas, los carros y los gigantes, en cambio se van sentando las bases en lo
que es esencial: la participación junto con religiosos y clero de Hermandades y
Cofradías de la ciudad.
Pero, con todo, la Procesión
del Corpus no es una procesión más, no es una imagen de Cristo o de Santa
María, no es un acto cultural, ni tradicional, no es un mero acto festivo, no
es calle engalanada y altar artístico. La Procesión del Corpus para el
cristiano es manifestar públicamente, con la responsabilidad que ello conlleva,
que Cristo vive y que está realmente presente en la Eucaristía, que solo Él es
nuestro Dios y Señor y que sólo a Él se le debe la adoración y la gloria por
siempre y, como consecuencia de esta creencia, interior y exteriormente, nos
obliga a ser consecuentes con la fe que profesamos.
Granada 26 de abril de
2018.
Pedro Galán Galán.
Fuentes consultadas:
Bautista de Zúñiga, Lorenzo:
Annales eclesiásticos i seglares de la M.N. i L.L. ciudad de Sevilla. Edición
facsimilar. Sevilla. 1987.
Gelo Fraile, Romualdo de:
Albaida. Estudio documentado. Sevilla. 1996. (Véase www. degelo.com )
Gestoso y Pérez, José: La
fiesta del Corpus Christi en Sevilla en los siglos XV y XVI. Apud.
"Curiosidades antiguas sevillanas" (Segunda serie), Sevilla, 1910, páginas:
91-125.
Morales Padrón, Francisco:
Historia de Sevilla. "La ciudad del quinientos". 3ª ed. rev. Sevilla.
1989.
Lleo Cañal, Vicente: Arte y
espectáculo: la fiesta del Corpus Christi en Sevilla en los siglos XVI y XVII.
Sevilla, 1975.
Sánchez Gordillo, Alonso:
Religiosas estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana. Sevilla. 1982.
Sanz Serrano, María Jesús: El
Corpus en Sevilla a mediados del siglo XVI: castillos y danzas. Laboratorio de
Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, Nº. 10, Sevilla, 1997,
páginas. 123-138
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