PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

lunes, 27 de febrero de 2023

EN EL AÑO 1959 LOS VIENTOS HURACANADOS DE 120 KILOMETROS POR HORA HUNDIERON EL TEATRO LARA (DE NUESTRO PAISANO BONOSO LARA MERCADO) EN ANDÚJAR.

LOS TEMIDOS VIENTOS EN JAÉN,  LAS LLUVIAS TORRENCIALES Y SUS EFECTOS DESTRUCTIVOS SOBRE LA CIUDAD Y PROVINCIA A TRAVÉS DE LA HISTORIA.

En la noche de San Andrés de 1959 los vientos fuertes y huracanados de Jaén llegaron a alcanzar los 120 kilómetros por hora. Abrieron las puertas de la Catedral, e hicieron sonar el órgano, también provocaron un incendio en la estación de ferrocarril, derribó farolas y árboles, además de hundir el teatro Lara de Andújar.

Teatro Lara de Andújar en fase de construcción en 1934, que a causa de los vientos huracanados, que se sufrieron en la noche del día de San Andrés del año 1959 se hundió el techo. Después de reconstruido sería conocido como Cine Tívoli.

Los que hemos vivido en Jaén durante algún tiempo hemos podido comprobar la violencia del viento, que hacía difícil mantener la verticalidad caminando. En Jaén la violencia del viento ha sido tradicional, como se desprende de algunos testimonios antiguos.
 
Foto tomada en fecha 15 de Julio del año 1934, de otro momento de la construcción del Teatro Lara de Andújar, propiedad de Doña Teresa de Dueñas Tejedo y D. Bonoso Lara Mercado, natural de Lahiguera.

Es cierto que en clima que tiene Jaén capital es un tanto extraño, un tanto diferente al de las otras capitales de provincia andaluzas.

En los años en que viví en Jaén, en mi época de estudiante, y opositor, me llamó la atención la escasa oscilación térmica que se da en esta ciudad, a veces nula por completo en más de 24 horas.

Aunque en verano, tiempo de vacaciones estudiantiles, se daban habitualmente las temperaturas máximas más bajas de la Andalucía interior, con unas temperaturas de entre los 36 y los 38ºCentígrados; y raras veces por encima de esta oscilación térmica, y algunas de las mínimas más altas, en competencia incluso con Sevilla de hasta casi 30º Centígrados.

En invierno el clima es aún más peculiar. En enero de 2010, hubo un día de nieve en que la temperatura no rebasó los 0ºC en más de 24 horas, manteniéndose congelada, nunca mejor dicho, alrededor de los -0,5ºCentígrados.

El resto del año es raro ver oscilaciones mayores de diez grados entre el día y la noche, cosa que, sin ir más lejos, es frecuente en Sevilla o Córdoba, y no digamos en Granada, donde puede haber más de veinte grados de oscilación.

Mi pregunta es: ¿a qué se debe esta escasa oscilación térmica en la ciudad y cuál es la causa de sus fuertes vientos?

La explicación a las características del tiempo atmosférico en Jaén, sin duda puede deberse a que Jaén está en una pronunciada ladera, y además expuesta al viento, por lo que esa turbulencia disipa rápidamente el calor o el frío, claro que, esto que digo puede estar considerado muy a la ligera, sin saber antes la velocidad media del viento allí.

Al estar en ladera, por la noche se escapa hacia abajo el aire enfriado por radiación, resultando un bajo número de heladas y unas mínimas estivales bastante altas.

Por el día, el aire calentado por el suelo escapa ladera arriba rápidamente en forma de brisa de valle, dificultando que se acerque el termómetro a los 40º Centígrados salvo en caso de invasión de aire sahariano o advección de la masa de aire sahariana.

Imagen en modo visible de cómo el polvo del Sáhara se desplaza a Sudamérica enriqueciendo con minerales la cuenca del Amazonas. Imagen captada por el satélite Soumi NPP, en fecha 25 de junio de 2014.

Esta invasión de aire sahariano, provoca en nuestras costas la aparición de mareas rojas y la salinización de los suelos del Sur de la Península Ibérica, de la costa mediterránea y Baleares. La Red de Calidad del Aire de la Junta de Andalucía nos explicaba con detalle las conclusiones a las que llegó a este respecto:

El polvo sahariano actúa como inhibidor de la formación de huracanes.
En el clima, las advecciones de polvo sahariano, provocan un efecto inhibidor en la formación de huracanes en la cuenca tropical atlántica.

El denominado como Estrato de Aire Sahariano (en inglés, Saharan Air Layer, SAL), hace que estas masas de aire polvoriento, cálido y seco que se mueven a través del Atlántico, creen una barrera atmosférica, inhibiendo la formación de convección más profunda verticalmente a través de la atmósfera en los sistemas tormentosos y, en este sentido, poniendo freno a la formación de huracanes.

Timelapse - Altocumulos lenticulares y nubes rotoras al amanecer - Málaga - 10/1/2017


https://www.youtube.com/watch?v=CVvB2t1Sk6s&t=33s

La alta concentración de polvo sahariano en esa zona del Planeta, limita el desarrollo de los ciclones tropicales dentro de la Región de Desarrollo Principal, o RDP, que es la región “nido” donde se forman la mayoría de huracanes peligrosos.

Se estima que unas 40 millones de toneladas de polvo del Sáhara parten anualmente desde las costas de Senegal, Mauritania y el Sáhara Occidental hacia el sur de Europa, o hacia Sudamérica, América Central y sur de Norte América.

¿QUÉ ES UNA ADVECCIÓN SAHARIANA? ¿POR QUÉ OCURREN? EJEMPLO EN CANARIAS: 10-14 JULIO DE 2021


https://www.youtube.com/watch?v=p53P_0PE5ek

Hace un año, concretamente el 15 de marzo de 2022, el aislamiento de una borrasca, llamada Celia, en el suroeste de la Península Ibérica junto con la presencia de altas presiones sobre el mediterráneo, creó una especie de cinta transportadora natural  de arena, desde el norte de África hasta nuestro país. Esta situación generó la elevación de una masa de aire con altas concentraciones de polvo mineral que fue trasladando hacia la península ayudada por los fuertes vientos del sur y sureste, dando como resultado una de las advecciones de polvo sahariano más importantes de las últimas décadas, sino fue la más importante del último medio siglo. Esta era la situación sinóptica en este martes 15 de marzo del año 2022.

Análisis de superficie realizado por AEMET sobre la borrasca Celia en el sudoeste de la península en fecha 15 de Marzo de 2022.

A vista de satélite, podemos constatar la irrupción de esta extensa e intensa área de polvo mineral sobre la Península Ibérica, sin embargo la presencia de gran cantidad de nubosidad, sólo la evidencia en áreas del noroeste del país, como podemos ver en esta animación del EUMETVIEW. Se puede observar como el giro ciclónico de la borrasca Celia absorbe el polvo del norte de Argelia y lo inyecta hacia nosotros. A modo coloquial, a este tipo de invasiones de polvo sahariano lo llamamos calima.

Histórica advencción de polvo sahariano sobre la Península Ibérica en fecha 15 de Marzo de 2022. Foto de alta resolución de la NASA.

El polvo sahariano provoca en nuestras costas la aparición de mareas rojas y salinización de los suelos del Sur de la Península Ibérica, de la costa mediterránea y Baleares.

Respecto a la presencia de la niebla en nuestra capital, en invierno el número de días de niebla en Jaén también puede ser un factor a considerar. Tanto si la niebla es baja como si se sitúa a una cierta altura sobre el nivel del valle manteniendo prácticamente constante la temperatura a lo largo del día. Por su situación, es posible que Jaén tenga más días de niebla en invierno que otras ciudades del Valle del Guadalquivir.

Hemos dicho, que por su situación, es posible que Jaén tenga más días de niebla en invierno que otras ciudades del Valle del Guadalquivir pero es al revés: 17'6 días/año entre 1961 y 1983. Ningún mes supera los 3'3 días de niebla.

En Córdoba y Sevilla son mucho más frecuentes las nieblas. Lógico, si tenemos en cuenta que se hallan en el fondo del valle, junto al río.

Efectivamente en Jaén hay poquitos días de niebla. La causa de la poca oscilación térmica es que estamos en la ladera de una montaña, toda la ciudad está llena de cuestas, y es por eso que en Jaén es difícil que hiele en esas noches de invierno con potente anticiclón sobre la península. Pero a las afueras y en el mismo término municipal hay zonas bastante más bajas pero llanas donde siempre hay entre 3 y 4 grados menos de temperatura en esas mismas noches. Estas diferencias de temperatura seguramente son debidas a la diferente altura del lugar en relación con el nivel del mar, que consideramos está a unos 590 metros sobre ese nivel.

En enero y febrero del año 2005, nevó y cuajó 2 días la nieve, y otros dos más de regalo, aunque entonces, sin cuajar y a una temperatura de -8.7 grados, una situación que históricamente podemos considerar irrepetible.

Sobre el peculiar clima de Jaén capital, la razón está básicamente en que Jaén está en ladera mientras que  Granada está en cubeta, Córdoba en valle y Sevilla en llanura. Granada es la de mayor oscilación diaria, seguida de Córdoba, después Sevilla y por último Jaén, nos referimos solamente a las andaluzas de interior, las del litoral son otra cosa por el influjo de las brisas. Es por tanto una razón exclusivamente orográfica y debe estar relacionada con los vientos catabáticos, que en Jaén nunca se acumulan, y son los vientos anabáticos los que en Jaén soplan ladera arriba durante el día y moderan las temperaturas máximas.

Precisamente por estar la ciudad de Jaén más elevada que los terrenos situados al norte, las nieblas de irradiación son muy escasas, al contrario que en las otras ciudades interiores.

El viento que se forma cuando una masa fría y densa de aire se desliza por la ladera de una montaña bajo la acción de la gravedad hacia el valle de abajo, entonces llamada viento catabático.

El Viento Catabático que se produce cuando una masa fría y densa de aire se desliza por la ladera de una montaña bajo la acción de la gravedad hacia el valle de abajo.

Su nombre proviene del griego, “kata” que significa hacia abajo, y este tipo de viento se puede encontrar en todas partes de la Tierra.

En nuestro país, la situación climática que da lugar a la mayoría de estos vientos, se produce ellos cuando tenemos una gran presión alta de movimiento lento, o anticiclón, que se asienta sobre el país a fines del otoño, invierno o principios de la primavera.

Cuando esto sucede, especialmente con cielos despejados por la noche, la Tierra pierde gran parte de su radiación de onda larga hacia el espacio y la temperatura cae rápidamente.

Imaginemos que esto sucediera, por ejemplo, en un valle montañoso, de modo que a medida que pasa la noche, este aire cercano al suelo se enfría cada vez más y, a menudo, termina como una gran piscina de aire frío y denso. Luego, puede derramarse por la ladera de la montaña donde la gravedad toma el control, y este viento frío se drena por la ladera de la montaña hacia el valle de abajo como un viento catabático frío.

El viento catabático más famoso de Europa es el Mistral, que sopla por el valle del Ródano en el sur de Francia y llega al Mediterráneo. Puede convertirse en un viento muy fuerte que alcanza velocidades de 80 millas por hora a medida que desciende sobre el delta del Ródano y generalmente es más fuerte en invierno y principios de la primavera.

Viento Catabático  que sopla en la Antártida.

Uno de los vientos catabáticos más fuertes que experimentamos en este planeta sopla en la Antártida. Allí, las capas más bajas del aire, asentadas en algunas de las altas mesetas, entran en contacto con la fría y densa capa de hielo. El aire se enfría a temperaturas muy bajas y se derrama sobre las crestas de las montañas como un viento catabático. Estos vientos antárticos se han medido a más de 200 millas por hora y son algunos de los vientos más fuertes medidos en nuestro planeta a nivel del suelo, aparte de los vientos de algunos tornados.

Un viento catabático (de los étimos griegos κατ (abajo) y βαίνω (ir)) es un viento que cae en el seno de una atmósfera estable, sea cual sea la causa que lo hace partir de un nivel más elevado. Estos vientos, particularmente cuando afectan a grandes regiones, se llaman vientos de otoño, y pueden soplar a más de 100 kilómetros por hora, considerados vientos fuertes.

Gestión de la energía de la Tierra. Enfriamiento radiativo.

Existen vientos catabáticos calientes y vientos catabáticos fríos, el viento catabático frío se origina por enfriamiento radiativo (por radiación) o por movimientos verticales en el punto más alto de una montaña, o glaciar. Como la densidad del aire se incrementa con el descenso de la temperatura, el aire fluye hacia abajo, produciéndose un calentamiento por compresión en el descenso (proceso adiabático), aunque sigue permaneciendo relativamente frío.

 
Enfriamiento radiativo de la Tierra.

Todo objeto que contenga calor que, por ejemplo, sea una central o un edificio, o un cuerpo humano, necesita una forma de enfriarse. Uno de los métodos para hacerlo es el enfriamiento radiativo, un proceso en el que un cuerpo u objeto pierde calor emitiendo ondas de radiación electromagnética invisibles para el ojo humano. Dicho fenómeno suele producirse por la noche y enfría el planeta a medida que las olas de calor colectivas desaparecen en la atmósfera y más allá. En el caso del sistema de la atmósfera de la Tierra, el enfriamiento por radiación es el proceso por el cual se emite radiación de onda larga (infrarroja) para equilibrar la absorción de energía de onda corta (luz visible) del sol.

El proceso exacto por el cual la Tierra pierde calor es bastante más complejo de lo que a menudo se describe. En particular, el transporte por convección del calor y el transporte por evaporación del calor latente, son importantes para eliminar el calor de la superficie y redistribuirlo en la atmósfera. El transporte radiactivo puro es más importante en la atmósfera. La variación diurna y geográfica complica aún más la imagen de su realidad en cada caso.

La circulación a gran escala de la atmósfera terrestre se debe a la diferencia en la radiación solar absorbida por metro cuadrado, ya que el sol calienta la Tierra más en los trópicos, principalmente debido a factores geométricos. La circulación atmosférica y oceánica redistribuye parte de esta energía como calor sensible y calor latente, en parte a través del flujo medio y en parte a través de remolinos, conocidos como ciclones en la atmósfera. Así, los trópicos irradian menos al espacio de lo que lo harían si no hubiera circulación, y los polos irradian más; sin embargo, en términos absolutos, los trópicos irradian más energía al espacio.

Enfriamiento radiativo en temporada invernal.

Los vientos catabáticos fríos se producen a primeras horas de la noche cuando la radiación solar cesa y el suelo se enfría por emisión de radiación infrarroja. El aire frío de una borrasca puede contribuir al efecto.

Sobre la Antártida y en Groenlandia, inmensos vientos catabáticos fríos soplan casi todo el año. Se trata de los vientos de inlandsis, como señala Pierre George en su diccionario de Geografía (editorial Akal).

Un viento que transporta aire de alta densidad cuesta abajo es un viento catabático. Los vientos catabáticos calientes se originan al atravesar una masa de aire un obstáculo geográfico, como una cordillera. Se produce, en ese caso, una serie de procesos dinámicos y adiabáticos que provocan aumentos en la velocidad, la temperatura y la sequedad del aire a sotavento del obstáculo. Estos procesos tienen su culminación en el denominado efecto Foehn, que se produce cuando parte del vapor de agua que contiene el aire se condensa a barlovento del obstáculo.

Viento catabático en las costas del mar de Bellingshausen.

El viento que, al contrario que el catabático, asciende, se denomina viento anabático.

El viento es el movimiento de aire con relación a la superficie terrestre. En las inmediaciones del suelo, aunque existen corrientes ascendentes y descendentes, predominan los desplazamientos del aire horizontales, por lo que se considera solamente la componente horizontal del vector velocidad. Al ser una magnitud vectorial habrá que considerar su dirección y velocidad.

La dirección del viento no es nunca fija, sino que oscila alrededor de una dirección media que es la que se toma como referencia. Se considerará la rosa de vientos de ocho direcciones para definirlo.

Esta es la pintura capaz de bajar la temperatura de tu casa hasta cinco grados, tan común en Andalucía.

En cuanto a la velocidad, al ser aire en movimiento, hay que entender que cada partícula tiene una velocidad distinta, por lo que la predicción se referirá a valores medios, entendiendo como tales como media en diez minutos. Otro aspecto son los valores máximos instantáneos, denominados rachas y que suponen una desviación transitoria de la velocidad del viento respecto a su valor medio.

Según la velocidad los vientos se clasifican en:

Moderados (velocidad media entre 21 y 40 km/h),

Fuertes (velocidad media entre 41 y 70 Km/h),

Muy fuertes (velocidad media entre 71 y 120 km/h), y

Huracanados (velocidad media mayor de 120 km/h).

El origen del viento está en la diferencia de presión entre dos puntos de la superficie terrestre, lo que ocasiona que exista una tendencia al equilibrio, desplazando las masas de aire para rellenar las zonas de más baja presión. Cuanto mayor sea la diferencia de presión mayor será la fuerza del viento.

Veamos como la fuerza del viento de Jaén ha producido daños y sobresaltos en sus gentes a lo largo de la historia.

En el año 1618 el fuerte viento arrancó rejas y tiró macetas, unos ocho años más tarde, en marzo de 1626, arrancó árboles en Jaén y Baeza (1).

En el año 1635 un guarda de La Alameda “estando ayer reparando álamos, con los grandes bientos y continuas aguas se arrancaron dos álamos y lo lastimaron de manera que se xuzga está para morirse”. La Ciudad decidió enterrarlo a su costa “En caso de que Dios se sirva llevárselo del dicho golpe”. (Archivo Municipal de  Jaén. Actas de 1635. Cab. 9-2.)

Foto de alrededor de 1920.

El accidente del guarda, producido a inicios de marzo del año citado de 1635, fue como consecuencia de “recios ayres y aguas” que no cesaban, lo que motivó la celebración de rogativas (Archivo Municipal de  Jaén. Actas de 1635. Cab. 9-2.)

En 1640 se pidió la reposición de una cruz en el Camino Real, junto a la ermita de San Lázaro “que los aires la derribaron” (Archivo Municipal de  Jaén. Actas de 1640. Cab. 1-3.)

En ese mismo año los vientos destruyeron la torre del Convento de la Coronada, y se hundió parte del edificio. Los frailes se debieron refugiar en la iglesia y el coro (2). Y en el año 1684 se produjeron “rigurosos urracanes” (3).

Convento de la Coronada de Jaén, hoy desaparecido. Portada del edificio.

Tres años más tarde, en 1697 el viento derribó árboles en la ciudad (4).

En mayo del año 1700 se hacía mención de las macetas que adornaban los balcones de las principales calles de Jaén y que como continuamente se estarían regando estaban podridos y “con los muchos ayres que hacen en esta ciudad se solían caer muchos y causar muchos daños y aun algunas muertes” (Archivo Municipal de  Jaén. Actas de 1700. Cab. 10-5.)

Los enérgicos vientos giennenses afectaban de manera especial a la Catedral, centro simbólico de Jaén, así en la Nochebuena del año 1821 destrozaron árboles y casas y doblaron cuatro barras de hierro, de notoria solidez, que contribuían a sostener la Puerta Mayor de la Catedral giennense (5).

Catedral de La Asunción de Jaén, en el centro su puerta mayor.

Pedro de Jaén hace especial referencia a los temporales ocurridos en octubre de 1896, incluidos los días de feria, que produjeron cuantiosos daños (6).

La presencia de fuertes vientos ha seguido marcando la biografía climatológica de Jaén en el siglo XX. Así los temporales de diciembre de 1945, cuando el aire arrancó la cruz del Castillo, y los fuertes vientos de 1947 (7).

En febrero de 1951, el viento derribó la cruz de madera del Castillo de Santa Catalina (8).

Cruz de madera del Castillo de Santa Catalina.

El diciembre de 1957 el fuerte viento produjo el hundimiento de la pantalla de un cine de verano, lo que a su vez originó la destrucción de una casa de tres pisos en la calle Barranco de la Coronada (9).

En la noche de San Andrés de 1959 los vientos fuertes y huracanados de Jaén llegaron a alcanzar los 120 kilómetros por hora. Abrieron las puertas de la Catedral, e hicieron sonar el órgano, también provocaron un incendio en la estación de ferrocarril, derribó farolas y árboles, además de hundir el teatro Lara de Andújar (10).

Ortega y Sagrista describe como el viento abrió la puerta del Perdón de la catedral de Jaén e hizo “sonar el órgano con sonidos lúgubres” (11). 

Puerta del perdón de la Catedral de Jaén.

En la ciudad de Úbeda, también se produjeron fuertes vientos huracanados en febrero de 1784 y en noviembre del año 1789.

Las lluvias torrenciales provocaban riadas inmensas, que podían ocasionar auténticos desastres, así en junio de 1694 una terrible tormenta asoló Cazorla en poco más de una hora (12).

En 1837 el convento de Santa Ana de Jaén, cerca de la Puerta de Granada, fue arrasado por un aluvión de aguas (13); o la terrible avenida ocurrida en Torres el 1 de septiembre de 1843, en la llamada tormenta de san Gil, que en menos de dos horas, causó 55 muertes y graves daños en la villa. El 1 de septiembre de 1843, festividad de San Gil, las torrenciales aguas de una gran tormenta dividió geográficamente el pueblo en dos mitades y cobrándose 55 vidas humanas, siendo unas de las insignias de Torres.

El 1 de septiembre de 1843, festividad de San Gil, las torrenciales aguas de una gran tormenta dividió geográficamente el pueblo en dos mitades y cobrándose 55 vidas humanas.

La descripción del temporal refleja claramente la visión más terrible de la naturaleza, así se habla de “una horrorosa tormenta mezclada con piedras gruesas y terrible abundancia de agua con tal furia... que arrancó de la sierra que domina esta población enormes peñascos, que cayendo sobre las casas más próximas a la riada, las destruyeron sucesivamente una tras otra hasta llegar a la orilla del río, arrastrando la avenida cuantos efectos había en las casas, causando la muerte de un crecido número de personas y caballerías y otros animales domésticos, arrebatando los granos y caldos que existían en las mismas” (14).

Hay testimonios históricos de la riada, que dicen así: “Mi madre cuenta que en aquella tormenta, ellos vivían en Caniles. Y bajó por allí la riá. Y entonces, dice que, que un matrimonio murió y que una nena iba en la cuna. En la cuna de madera. Entonces, la cuna dio una vuelta y, como se ve que se quedó aire en la cuna, pues cuando que ya se aplacó la riá, levantaron la cuna y la nena estaba viva.

Otro testimonio dice: Mi padre, a mi padre, lo arrastró hasta Caniles. Y mi padre le tenía mucho miedo a la lluvia, porque se tuvo que agarrar a unas zarzas. Y le tenía mucho miedo a la lluvia”.

Otro testimonio dice: “Fue cuando se iba a casar mi suegra, que se llevaron los dulces… Los dulces fueron en la riá”.

Esta tormenta dividió geográficamente el pueblo en dos mitades y esta Rambla es muy identificativa de este pueblo. En ella se encuentra la Fuente del Mosquito.

Fuente del Mosquito en la rambla de San Gil en Torres.

En enero del año 1881 se dieron también lluvias de gran intensidad.

En el pasado siglo XX también se produjeron copiosas tormentas, para lo cual aportaremos otros datos de tormentas en Jaén y diversos puntos de su provincia.

Así en septiembre del año 1942 se produjo en Mengíbar una fuerte tormenta, “la nube de Perrera”, en la que un pastor de cabras apodado así, estuvo a punto de morir arrastrado por una crecida, perdiendo numerosas reses en el temporal (15).

También provocaron inundaciones las fuertes lluvias cinco años después en el invierno de 1947 (16).

Otra tormenta de gran intensidad, aunque no de consecuencias tan terribles, tuvo lugar en la misma villa en julio de 1954 (17).

En enero de 1948 las fuertes lluvias ocasionaron la pérdida de los cultivos del Guadalquivir.

Puente Jontoya.

En enero de 1948 las fuertes lluvias ocasionaron la pérdida de los cultivos del Guadalquivir, produciéndose importantes daños en el Puente de la Sierra y el Puente Jontoya; el puente sobre el río Guadalbullón, situado al lado de la carretera de Villargordo fue arrasado por la corriente, asimismo se produjeron pérdidas ocasionadas por la tormenta en Cambil, Beas de Segura y Cazorla (18).

En julio de 1955 Jaén sufrió una importante tromba de agua y en febrero de 1960 y durante el invierno de 1962 y 1963 hubo espectaculares inundaciones en tierras giennenses (19).

Los rayos podían resultar mortales. Así las tormentas de septiembre de 1829, originaron la muerte del vecino de Vilches Fermín Poveda, “de un rayo o centella” (Archivo Provincial, Vilches. Libro de defunciones 6, 8-9-1829.)

Muralla de Jaén. Portillo de San Jerónimo.

Durante el mismo mes, pero esta vez en 1951, hubo dos muertes provocadas por un rayo en Siles y días después cayeron dos más sobre Jaén, uno dio de lleno en la torre sur de la Catedral, otro sobre el Portillo de San Jerónimo (20).

Castillejo del Cerro de Zumel.

En mayo de 1952 otro rayo mató a un pastor y a su hato, que se encontraban en el cerro del Zumel (21).

Granada 27 de febrero de 2023.

Pedro Galán Galán.

Referencias y Bibliografía:

(1) Coronas Tejada, Luís: Jaén, Siglo XVII. Jaén, 1994, página 451.

(2) Coronas Tejada, Luís: Jaén, Siglo XVII. Jaén, 1994, página 451.

(3) Coronas Tejada, Luís: Jaén, Siglo XVII. Jaén, 1994, página 451.

(4) Coronas Tejada, Luís: Jaén, Siglo XVII. Jaén, 1994, página 451.

(5) Amezcua, M.: Crónicas de Cordel, Jaén 1997, página 258.

(6) Jaén, P. de: Papeles Viejos, en Senda de los Huertos, número 28, 1992, página 102.

(7) Lorite García, F.: Jaén en el recuerdo, Jaén, 1995, página 15.

(8) Morales Gómez-Caminero, P.: Los años 50, en Diario Jaén, 50 aniversario, página 88.

(9) Morales Gómez-Caminero, P.: La década de los 50, en Crónica de 50 años. Diario Jaén, 1991, página 88.

(10) Morales Gómez-Caminero, P.: La década de los 50, en Crónica de 50 años. Diario Jaén, 1991, en Diario Jaén, 50 aniversario, página 105.

(11) Ortega y Sagrista, R.: Escenas y costumbres de Jaén. Jaén, 1988. Segunda parte, página 72.

(12) Torres Navarrete, G.: Historia de Úbeda en sus documentos, Tomo III, página 231.

(13) Ortega y Sagrista, R.: Calles con encanto. Jaén, 1994, página 33.

(14) Sánchez Lozano, M. J.: La tormenta de san Gil. Panorama de una tragedia para la población de Torres en el siglo XIX. En Senda de los Huertos, números 39-40, páginas 125 a 140.

(15) Barahona Vallecillo, S.: Mengíbar durante la primera mitad del siglo XX, Actas del V Congreso de Cronistas de la Provincia de Jaén, Jaén 1999, página 223.

(16) Barahona Vallecillo, S.: Mengíbar durante la primera mitad del siglo XX, Actas del V Congreso de Cronistas de la Provincia de Jaén, Jaén 1999, página 386.

(17) Morales Gómez-Caminero, P.: La década de los 50, en Crónica de 50 años. Diario Jaén, 1991, página 95.

(18) Chamorro Lozano, J.: Los años 40, en Diario Jaén, suplemento especial del 50 aniversario, página 80.

(19) Oya Rodríguez, V.: Década de los 60, en Crónica de 50 años, diario Jaén, 1991, páginas 106, y 114.

(20) Morales Gómez-Caminero, P.: La década de los 50, en Crónica de 50 años. Diario Jaén, 1991, página 91.

(21) Morales Gómez-Caminero, P.: La década de los 50, en Crónica de 50 años. Diario Jaén, 1991, página 90.

McKnight, TL & Hess, Darrel (2000). Katabatic Winds. En: Physical Geography: A Landscape Appreciation, pages: 131 and 132. Upper Saddle River, NJ: Prentice Hall.

https://foro.tiempo.com/el-peculiar-clima-de-jaen-capital-t126037.0.html

https://www.proteccioncivil.es/coordinacion/gestion-de-riesgos/meterologicos/vientos-fuertes

https://www.pegalajar.org/miedo/miedo-en-jaen-D-6.910.pdf