PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

sábado, 7 de abril de 2018

PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE LAHIGUERA DEL AÑO 2018.


ANTONIO BERDONCES GAVILAN, UN HIGUEREÑO RESIDENTE EN CÁDIZ CANTA A SU SEMANA SANTA.

Queridas paisanas,… queridos paisanos. Sr. Cura Párroco, Corporación Municipal, Hermandades, Familiares. Buenas noches a todos los asistentes…

Miles de gracias a la Hermandad, a las personas que han hecho posible una realidad: … poder estar aquí y pregonar… la Semana Santa de Lahiguera. No os podéis imaginar, la satisfacción, el orgullo que tengo de ser Higuereño. 
Los Pregones de Pasión cantados por martinetes son el patrimonio cultural más antiguo de nuestra villa. Este año fueron presididos por D. Sebastián Berdonces Lara.

            Permitirme que dedique este Pregón, a nuestros seres queridos que nos dejaron: familiares, amigos, conocidos,… Pensemos en ellos, recordémosles, pero con alegría. Como si estuviesen sentados a nuestro lado. Como si hablasen bajito comentado cómo lo hace este u otro pregonero. Reprochando cariñosamente si un niño no para de llorar o a alguien le suena el móvil.

            Esta noche están con nosotros arropándonos, compartiendo este momento, guiando  nuestras vidas y orgullosísimos de vernos juntos en esta Semana Santa. Por mi parte, acordarme de  mi madre, de mi padre… …, de mi Zapico, de mi primo Antonio, de mi amigo Agustín y de tantas personas que nos han ido dejando…

            En esta vida no nos puede faltar la Fe. Si no tenemos Fe, la vida está incompleta. Para mí, en este caso, la Fe es pensar que después de esta vida, hay algo más, tiene que haber una segunda vida, la Resurrección junto a Jesús. Pienso en las personas queridas que se fueron demasiado pronto, fueron llamadas por Dios y seguro que están viviendo otra vida plácidamente; pues de lo contrario, la vida fue un tanto injusta con ellas. Pero las imagino a todas, alegres, contentas, felices de tenernos unidos y celebrando nuestra Semana Santa.
D. Antonio Berdonces Gavilán, pregonero de nuestra Semana Santa este año 2018.

Cuando recibí la noticia de pregonar la Semana Santa, el subidón, la alegría, fue algo inexplicable. ¡Pregonero de la Semana Santa de mi pueblo!.

            Ya en frío, la cosa cambió, me paré a pensar,… es una inmensa responsabilidad, ¿mis paisanos son muy exigentes?, ¿cómo empiezo?, ¿qué estructura lleva un Pregón?,... Escalofríos,… se me vino el mundo encima. Me dije: ¡Nene, dónde te has metio!... Pero me acordé de las personas que me propusieron y me dije: “has vivido y vives la Semana Santa a tu manera y transmítela como tal”. Confía en tu Fe.

            Sí, adelante pero cómo. Un día, otro día. Pensando, buscando a alguien que me llenase de Semana Santa, pero no en general, sino de Nuestra Semana Santa. Podría ayudarme, fulanito,… no va a querer; pido ayuda a…, me da cosa.

La Semana Santa de Lahiguera es especial, es exclusiva, es entrañable. Permitirme que os diga que no sois totalmente conscientes de lo que tenéis. El privilegio de vivir aquí el día a día, os hace personas más humanas, más sociables, más comunicativas. En las capitales, eso no existe.
Foto antigua de la Virgen de Los Dolores de D. José Navas Parejo.
Virgen de los Dolores de D. José Navas Parejo. Foto de Carmen Berdonces Gavilán.

            Los que venimos en fechas concretas, vemos los cambios, la evolución. La fuerza de las diferentes Hermandades. La competencia, espero que sana,  entre vosotros. El compromiso cofrade, el sacrificio, la dedicación, la transformación de los pasos año a año. La cantidad de horas que le echáis a que Nuestro Padre Jesús y el Sr. Resucitado, Nuestra Santísima Virgen de los Dolores y Nuestra Señora de Soledad, el Sr. de la Capilla, el Santo Entierro y  San Juan Evangelista, luzcan cada año más y más. Gracias, muchas gracias por lo que hacéis,… que la Semana Santa de Lahiguera deslumbre, resplandezca año tras año.

            Y contáis, además, con un factor fundamental,  la música que acompaña a los Pasos, a las Procesiones… Nos os imagináis lo que se agradece. Sólo hay que ver cómo los costaleros llevan los pasos al son de la música. ¡Qué caras con tanto sentimiento, con tanta pasión. Transmiten sosiego, paz, fe!. 
            Tener a la Agrupación Musical Ortega y Cortés y a la Banda de la Escuela de Música Francisco Pérez Cano, es un privilegio al alcance de pocos pueblos. Nos ponéis los pelos de punta. Las procesiones se crecen a su paso por nuestras calles. Parece que las imágenes van solas, sin ayuda de nadie.
            Permitirme expresar en voz alta un sentimiento:… ¡¡Gracias Mamá… por haberme parío en Lahiguera!!.
            Y un día,… totalmente bloqueado, desesperado, agobiado, implorando a mi fe, como en sueños, aunque os cueste creerlo, escucho una voz:
 “Antonio, no te preocupes, no te agobies más, aquí estoy para echarte un cable, para ayudarte, para darte ánimos, pero sobre todo cree en ti, habla con el corazón, no uses palabras ostentosas; no creas que por concebir un Pregón interminable, por hacer muchísimas citas Bíblicas, recurrir a los Evangelios, te va a quedar mejor”.
            “Lenguaje claro. No te obsesiones con quedar bien o mal, siéntete orgulloso de ser higuereño y te saldrá un Pregón,… al menos decente. Pero por encima de todo,… confía en tu fe y en tu corazón”.
            Esas palabras, su entonación, su seguridad,… Veía una cara expresiva, trasmisora de tranquilidad, sosiego. Una cara que enamora, que te cautiva. Una cara que me llevó a mi Higuera de Arjona en el tiempo (mi infancia, mi adolescencia, mi juventud). Una cara, una imagen que cada vez que la fotografío, le veo expresiones distintas. Pero siempre de buen talante. Un rostro persistente de amor, de ternura, de simpatía.

Tan sólo recuerdo una etapa que se le veía un tanto, cara no de enfadado, pero sí de mosqueillo pues la restauración que le hicieron parecía que le habían dado con pintura titanlux para exteriores.
Procesión de San Juan año 2018. Foto de Rafi Mercado.
Procesión de San Juan, imagen donada por D. Juan Pérez Cabezas a finales de los años cincuenta del pasado siglo.
            Una imagen que es protagonista de la Semana Santa en la calle. No se pierde una. Acompaña a Nuestro Padre Jesús, a Nuestra Santísima Virgen de los Dolores.

            A Nuestra Señora de Soledad,… no, porque se despistó y se fue por otra calle; al Santo Entierro, al Resucitado. Y en las carreras, lo hace como nadie.

            Quién mejor que Él. El discípulo amado de Jesús. El más joven de los Apóstoles. El Preferido. El que estuvo al lado del Señor en su Transfiguración, en su Agonía en el Huerto de los Olivos. El elegido para preparar la Cena de la última Pascua, en la que reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús. El que entró con el Señor ante el Tribunal de Caifás. El único de los Apóstoles que estuvo al pié de la Cruz con la Virgen María, porque los demás se escondieron asustados.
El que recibió el encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor…
            “Mujer, he ahí a tu hijo”, murmuro Jesús a su Madre desde la Cruz. “He ahí tu Madre”, le dijo Jesús a Él.
            El que llegó primero al Sepulcro de Jesús, abierto y vacio, y junto a San Pedro, “vieron y creyeron” que Jesús había Resucitado.
            “El Señor nos llamó a todos hermanos y nos encomendó el cuidado de Su propia Madre”. Madre que en nuestra Semana Santa nos viene representada por Nuestra Santísima Virgen de los Dolores y Nuestra Señora de Soledad.
            Con el curriculum de este Discípulo Amado, conocedor de la Semana Santa como nadie,… ¿quién puede sentirse solo?, es imposible negarse a pregonar. Máximo cuando te anima y te dice: “con tu fe, tus sentimientos, tu corazón, harás un pregón digno. No trasmitas lo que no eres, lo que no te sale de dentro, lo que no siente tu alma”. 
            Dejándome llevar por mi fe, mi corazón y mis recuerdos:
            Años 60 – 70. Cuando las Hermandades, con muchísimo esfuerzo sacaban las procesiones, las imágenes. Salir de penitente era un lujo al alcance de casi nadie. ¿Quién podía costearse una túnica?. Los pasos eran de cuatro brazos, humildes, austeros. La situación económica nada tenía que ver con la actual. Eran los años en que nuestros paisanos emigraban a mansalva. Se marchaban familias enteras en busca de un bienestar que aquí no podían conseguir. Para muchos, no había otra alternativa. El pueblo cada vez se quedaba más solo. Pero los que estábamos, como es lógico, los mayores, hacían una Semana Santa digna, entrañable. Las procesiones y las carreras de la Virgen y San Juan se celebraban año tras año. Con apuros, pero nuestras tradiciones se mantenían.

Las subastas, variaban según los años. Años malos desde el punto de vista agrícola, subasta regular; años de buenas cosechas, la gente se estiraba bastante.

            Un reconocimiento a nuestros mayores. Gracias a ellos, a su afán, a su dedicación,  a su tesón, a su devoción, la Semana Santa de Lahiguera ha llegado a ser lo que es. Evoluciona, resplandece cada año más y más. Teniendo en cuenta la población, comparativamente, no le puede envidiar nada a ninguna otra Semana Santa.

¡¡Gracias, Arjonilleros!!, por poder disfrutar de la Virgen de la Soledad. ¡Qué cara, qué mirada, qué sentimiento de dolor maternal, qué transmisión de entereza!!.
Con todos mis respetos: “Macarena, como mi Virgen de la Soledad, ninguna”. Si podéis reíros y decir que soy muy exagerado, pero imaginaros la una al lado de la otra. Mirar sus rasgos, sus facciones, la trasmisión de dolor en sus caras. El sentimiento de Madre dolorida por la Pasión, la Crucifixión, y la Muerte de su Hijo. Sin duda, Nuestra Señora de Soledad es más real, es más transmisora de sentimientos. Además, ponerlas en tronos, en pasos iguales. Las dos con semejantes mantos, sin joyas. Me mantengo,… Nuestra Señora de Soledad, es única.
Virgen de La Soledad de D. Domingo Sánchez Mesa, llamada Virgen de los Dolores hasta que años después fue adquirida la Virgen de Los Dolores de D. José Navas Parejo, que es la que desde años se corre en la carrera del Viernes de Dolor y Domingo de Gloria. Abajo fotos de María Montoro y Ángel Pancorbo Pancorbo.
Virgen de La Soledad obra de D. Domingo Sánchez Mesa.
            Mis experiencias, mis vivencias, son extrapolables al resto de higuereños. Los hábitos, las costumbres de las Semanas Santas pasadas no son ni más ni menos las mismas de las personas de mi edad en aquellos años. Quizás con matices, pero muy parecidas.
Por entonces mi corazón estaba dividido. Mi madre y el primo Ildefonso,… de San Juan, y mi padre de Nuestro Padre Jesús. Con aquella edad, me atraía mucho el colorido de la túnica de San Juan. Tengo que decir que los convites de Nuestro Padre Jesús en la Cooperativa Santa Clara, teniendo en cuenta las carencias de la época, me son inolvidables. Esos platos de chispillas: salchichón, chorizo, queso. Esas papas fritas, aquellas avellanas, esas cervecillas, aquellas fantas, esas mirindas. ¡Cuánto se valoraba todo!.
            Esa fraternidad, esa unión de Hermanos. Ese transmitir de mayores a pequeños la devoción por nuestras Hermandades, por nuestras imágenes, por la distribución de competencias, por saber que al año siguiente me dejarían un cetro para llevarlo,…, aunque fuese un ratillo,… eso,… no tiene precio.

Fueron las Semanas Santas de monaguillo con D. Antonio Román. ¡Qué recuerdos!. Monaguillo con Juanjo el del Chispas, con Agustín, con Sebastián Godoy. Pendientes de todos los preparativos, bien fuesen las Novenas del Sr. de la Capilla, el Domingo de Ramos, el Jueves Santo con el Lavatorio de Pies, al cual le tenía pánico, pues aunque ya estaban señalados los vecinos, todos ellos de la aristocracia o como se dice ahora: de la jet set, a los que el Sr. Cura les lavaría los pies, y siempre me preguntaba: “y si falla alguno y me dice que me ponga yo”. No hace falta recordaros que por aquella época, no había agua corriente y los baños eran de higos a brevas y en ocasiones muy concretas. De todas formas el miedo a ser elegido, al considerarme suplente, me acompañaba todos los años.
Ntro. Padre Jesús de Lahiguera, obra de D. Juan Martínez Cerrillo. Foto de Rafi Mercado.

            Las Semanas Santas de recogimiento. Las mujeres siempre con velos, falda por debajo de la rodilla, rebequilla, tonos negros. Los hombres de traje a ser posible y los niños con pantalón largo por lo general.

            Las Semanas Santas donde pasar el cesto de la colecta por la fila donde se sentaba el Sr. Parra, el cual siempre solía echar un billete de 25 pesetas.
            Las Semanas Santas de la Adoración Nocturna, de la cual recuerdo una anécdota: cierta noche entramos, el interior de la Iglesia vacío, silencio sepulcral y nos encontramos a un vecino tumbado boca abajo delante del Santo Entierro, con el frío que hacía. El susto fue mayúsculo, pensé que le había ocurrido algo. No sabía qué hacer. Al fin me decidí, me dirigí hacia él y con sumo cuidado le di unos golpecillos en el hombro, no respondía; preocupado, insistí y le salió una voz de completa meditación que me dijo: “No ves que estoy adorando a Cristo y el que me tiene que relevar, aún no ha llegao”.
            Las Semanas Santas de adelantarnos para tocar las campanas en la Iglesia de arriba cuando llegara la Procesión. El desespero porque alguno de nosotros faltaba y no había brazos suficientes. Sobre todo el Domingo de Resurrección.
            Las Semanas Santas con la intriga, el interrogante, el suspense de cómo era la Virgen de la Soledad por dentro. A quién no le ha picado el gusanillo de saber cómo son las imágenes internamente. Un año tras otro y siempre lo mismo: “niño, te quieres ir que tenemos que cambiar a la Virgen”.
            Las Semanas Santas con un sentimiento de culpabilidad sobrehumano, por no haber estado desde el inicio en los Santos Oficios y con miedo a ser excomulgado por el cura si se enteraba. Yo veía demonios por todos lados. Tenía la esperanza, de llegado el caso, fuera… al Purgatorio.
            Las Semanas Santas de madrugar para ir a Los Pregones. El silencio, las voces pasionales de los pregoneros. Señor, que nuestras tradiciones continúen, no se apaguen nunca, se transmitan de padres a hijos. Si cambian, sea sólo el horario como ahora. 
Cristo de la Capilla obra de D. Juan Martínez Cerrillo.

Las Semanas Santas de la Dictadura, a la cual estábamos acostumbrados pues no conocíamos otra forma de sociedad. No podíamos comparar. Sociedad incómoda pero, era lo que había. Os puedo asegurar, que a nuestra manera, vivíamos la Semana Santa con pasión, con ganas de que llegara año tras año, lo pasábamos bien.

            La Semana Santa de ir acompañando los Santos en las Procesiones. De la Procesión de la Soledad, donde le quemé el pelo con la vela a una amiga. De las paraillas que hacían algunos y algunas en el bar de María Lomas y Antonio “El Zurdo”. Yo, no.

            Y llegó el día en que salí fuera. Empecé a perder contacto con el pueblo, pero en vacaciones, en la Semana Santa, aquí estaba.
            ¡Qué recuerdos de las Semanas Santas de nuestros dulces hechos en las panaderías de nuestro pueblo. Esas madres, aquellas abuelas, como si fuera una peregrinación a nuestros hornos con las cañas y el tinajón en la cadera, con los huevos de las gallinas de los corrales. Con las mil y una anécdotas que pasaban en el pueblo!.
Años donde no había batidoras industriales. Todo se hacía en el tinajón y las dos cañas para batir los huevos. Para ello se necesitaba dos buenos brazos, y mucha paciencia. ¡Como las madalenas de Lahiguera,… ninguna!. ¡Y los roscos de vino! ¡Y los de baño blanco!... ¡Por Dios!.
Semana Santa, como uno que llegará más tarde bautizó recientemente: Tus Semanas Santas del “rosco de baño blanco”. Pánico me da decirlo por lo del rosco.
            Años en los que me ponía al día de la Semana Santa sin salir del horno. Qué flores iba a llevar la Virgen de los Dolores. Quién salía de mantilla ese año en el Santo Entierro. La hora en que había que bajar al Señor Crucificado. La ropa que estrenaba cada una, previa ida a Andújar en la Viajera. Las panaderías eran el facebook de entonces, eran la revista Hola, eran Andalucía Directo.
            De alguna manera compensaba pues íbamos a Andújar a comprar ropa y lucirla en la Semana Santa, sobretodo el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Con aquella edad, hechos unos pinceles, nos sentíamos resultones, éramos los reyes.
            Semana Santa de querer inmortalizar el tipito con la ropa nueva por alguien que te hiciese una foto. Foto que después tenías que pagar y como la cosa estaba cortita económicamente, una y gracias. Te arriesgabas a que ese año, saliese la foto oscura.
            Semana Santa de bacalao por tener que guardar vigilia. Del sentimiento de haber pecado mortalmente al comer un trozo de morcilla sin que me viesen y el pánico posterior de la comprobación de que se notaba demasiado. “Julio, viernes santo y alguien se ha comío un buen cacho de morcilla”.

Semana Santa, Sábado Santo, doce de la noche. “El Señor ha resucitado”. Salía el Titi (Jefe de los municipales de la época) al corral de la Iglesia y hacía unos cuantos disparos (a mí me gusta más una hoguera), como muestra de júbilo por la Resurrección de Jesús. 
Procesión de Cristo Resucitado, años sesenta del pasado siglo.
Procesión de Cristo Resucitado, año 2018. Foto de Carlos García Martínez.

            Semana Santa de “yo te pago la carrera de la Virgen”, me decía mi madre. Pero nunca lo hice por miedo a tirar la Virgen o San Juan; la responsabilidad me podía Semana Santa tras Semana Santa.

            Semanas Santas del pelo largo. Largas melenas. Cómo cambian las modas, ahora todo lo contrario, cortes de pelo rarísimos, poco pelo o rasurado.
            Y seguían mis Semanas Santas del rosco de baño blanco.
            Semanas Santas de La Transición, del inicio de la Bendita Democracia. Para lo cual no estábamos preparados y necesitamos un tiempo para adaptarnos a lo que nos venía. Las discrepancias entre ricos y pobres. Entre los que añoraban seguir con el régimen anterior y los que veían nuevas perspectivas. Soñaban una vida más igualitaria. Unos defendían su estatus y otros exigían cambios al día siguiente.
            Esto fue repercutiendo en nuestra Semana Santa. Al principio, unos seguían fieles a sus Hermandades de toda la vida, otros renunciaron a tener vinculación con los santos, con la Iglesia. Estaba mal visto que uno considerado de izquierdas pudiera mantener su tradición, su fe por la Hermandad de la Virgen, de Nuestro Padre Jesús o de cualquier otra. El acercamiento a la Iglesia, al igual que nuestra Bandera, se tenía por ser de derechas.
            Poco a poco, las aguas se fueron calmando y la Semana Santa fue haciéndose también democrática. La Fe, la Devoción, tanto de unos como de otros, pudo más que los intereses políticos y se fueron asentando las Hermandades.
            Bien por tradición familiar, por devoción o por no tener miedo al qué dirán, cada uno se posicionó en la Hermandad que consideró.
            Semanas Santas de emocionarme, año tras año con las Carreras de la Virgen y San Juan. Aún hoy, no me acostumbro. El año pasado, lloré de la emoción, no me cuesta admitirlo. De los nervios y lo larga que se hace la Carrera, aunque dure unos minutos, cuando la Virgen y San Juan van volando al encuentro de Jesús o del Señor Resucitado.  
Momentos antes de la Carrera el Domingo de Resurrección en Lahiguera, 2018.
            Poco a poco, sin darme cuenta vamos cumpliendo Semanas Santas, vamos sumando años. La vida sigue, no para en ningún momento.

Sirva una anécdota en la Procesión de La Soledad, hace unos veintitantos años. Para salir, faltaba una persona. Mis hijas me pidieron que yo fuese esa cuarta persona. Como es lógico acepté pensando que más adelante, alguien me sustituiría. Al otro lado, Ildefonso hijo. Sólo un poquillo más alto que yo. Me pegué toda la Procesión y cambiando de hombro de vez en cuando. Terminé para urgencias.

            La vida sigue, pero familiares, amigos, conocidos, van a su otra vida, nos van dejando. La Semana Santa continua, no se para. Se va modificando. Los Pasos cambian, son más grandes, más hermosos; mayor número de costaleros; mayor engalanamiento de los Pasos; más participación.

            Quizás no seáis todo lo conscientes por vivir aquí día a día, pero los cambios son impresionantes. La majestuosidad de los pasos, increíble; el orden, la disciplina.
            Respetando a todos los higuereños que estamos fuera, no entenderé nunca cómo no venimos aunque sea una vez al año, a vivir, a disfrutar, a  llenarnos de nuestra Semana Santa.
            Debería haber algún tipo de acuerdo, cierta motivación, y si me apuráis, algún Decreto Ley que nos obligase a volver a nuestras raíces. Al menos en Semana Santa.
            Para ello, debe existir cierta simbiosis entre los que vivís aquí y los que venimos en fechas señaladas. Quizás no os deis cuenta, pero a veces nos sentimos extranjeros, extraños. Sirva por caso la página W de “Higuereños, por el mundo”. Desde que la conozco, a veces me confundo y creo que es: “Higuereños por Lahiguera”. Pero eso es otro tema.
            Seguir la tradición familiar, contar con las nuevas generaciones que empujan muy mucho en cada Hermandad, el compromiso, sobre todo la fe y la devoción, son la esencia de nuestra Semana Santa.
            Devoción, fe, pasión, tradiciones, sentimientos que corren por las venas. Sentimientos que te llevan a cantar, a versar la Semana Santa de Lahiguera.
Ya ha salido Nuestro Padre Jesús.
Ya ha salido Nuestro Padre Jesús.
Ya pasea por la Calle Ancha.
No ha visto el amanecer.
Pero sí, mis sentimientos, mi alma.

Con el peso de la Cruz.
Con su corona de espinas.
Camina con gran dolor.
Dolor que nadie imagina.

Dolor por todos nosotros.
Sufrimiento por todos sus hijos.
Pero Él no guarda rencor.
Él es puro sacrificio.

Los lirios y azahares.
Que van besando sus pies.
Mitigan su amargo Calvario.
Fortalecen su gran hacer.

Padre Jesús, porqué te sacrificas.
Déjanos que te ayudemos.
Purgando todas nuestras culpas.
Pagando por nuestros pecados.

Qué majestuosidad, qué lucimiento.
Tu paso por la Cuesta los Caballos.
Costaleros sin prisa, con cuidado.
La música es vuestra mejor aliada.

Ya estamos en el Templo de abajo.
Esta es tu segunda casa.
Pero no podemos detenernos.
Hay que seguir tu Calvario.

Costaleros, una parailla.
Jesús ahora lo necesita.
Costaleros, descansar un ratillo.
Se acerca su Madre Bendita.

Calle Nueva, Ayuntamiento.
Calle Real, la Plaza.
Déjame llevarte la Cruz.
Coge tu penúltimo aliento.

Ya estamos en El Cerrillo.
Hay tiempo para descansar.
La Subasta, el protocolo.
La Carrera, los sentimientos, la emoción.

Jesús, corriendo viene tu Madre.
San Juan la acompaña detrás.
Llamemos a los costaleros.
Que al cielo te subirán.

Costaleros, mirad ese balcón.
Mujeres emocionadas.
Le van a cantar a Jesús.
Una oración, una Saeta rimada.

Y ya llegamos a tu Iglesia.
Los costaleros te volverán a alzar.
Para deleite de todos los higuereños.
Para que le des tu gracia, tu paz.

Descansa Padre Jesús mío.
Descansa Hijo de Dios.
Que todos tus hijos te quieren.
Que todos te ofrecen su amor.

Míralo en su lecho de muerte.
Entre rosas, claveles y lirios.
Le sigue multitud de gente.
Acompañándolo con sus cirios.

De mantilla van las mujeres.
En silencio sepulcral.
Señor, cuando Tú lo consideres.
Que en el mundo reine la paz.

En un lecho de muerte.
Cristo va por Lahiguera.
Su Madre, detrás llorando.
San Juan consolarla quisiera.

Costaleros del cielo.
A Jesús muerto llevaban.
Yo me quedo, yo lo velo.
Después que lo sepultaban.

Noche de Viernes Santo.
Noche triste, noche austera.
Noche de enorme quebranto.
Por las calles de Lahiguera.

Virgen de los Dolores
Tu cara transmite tristeza
Pero no muestras rencores
Tu corazón es todo pureza.

Tú que vives la amargura.
Tras la muerte de tu Hijo.
Yo he caído en la locura.
Y tu manto será mi cobijo.

Por la calle Nueva aparece.
Y San Juan le dice flojillo:
Madre, cómo nos mecen los Costaleros.
Costaleros, lento, despacillo.

Costaleros,… una sonrisa.
Ya nos queda poco, poquillo.
Por favor, no tengáis prisa.
Que ya se ve El Cerrillo.

La Subasta no termina.
Y Tu hijo nos espera.
Paciencia, Juan, tranquilo.
Será una hermosa Carrera.

Madre, ve Tú delante.
Tu Hijo espera impaciente.
A tu Hijo le cambia el semblante.
Arropado por tantísima gente.

Ya tiene su Hijo a su lado.
Los tres levantados al cielo.
Los tres ya se han encontrado.
Aún persiste el revuelo.

Pasada la inmensa tensión.
La música suena de nuevo.
En marcha la Procesión.
Niño,… a San Juan,… yo lo llevo.

Sube la calle Real.
Su Madre le sigue detrás.
Maestro, música celestial.
Juan,… por favor,… lleva el compás.

Costaleros, una parailla.
Saeta a la Madre del Cielo.
Cómo canta esa chiquilla.
Su voz es un inmenso consuelo.

Costalero, un esfuercecillo más.
La Iglesia ya se divisa.
Al Señor de la Capilla y la Soledad.
Créetelo,… le han salido una sonrisa.

Maestro, música por favor.
Costaleros, al cielo con ellos, valientes.
Recemos con el máximo fervor.
Por nuestros familiares ausentes.

Yo adiós no te digo.
Esto es un hasta luego.
Siempre estaréis conmigo.

Mi Higuera,… mi Semana Santa,… no me olvidéis,… os lo ruego.
Por último: “Doy gracias a Dios por haber nacido aquí, en Lahiguera”, y mientras pueda, vendré todos los años a…: “Mi Semana Santa… del rosco de baño blanco”.
            Muchas gracias y:…
¡Viva la Semana Santa de Lahiguera!
¡Viva la Hermandad de Nuestra Santísima Virgen de los Dolores y Nuestra Señora de Soledad!
Viva la Hermandad de Nuestro Padre Jesús y el Señor Resucitado!
¡Viva la Hermandad del Señor de la Capilla y del Santo Sepulcro!
y ¡Viva la Hermandad de San Juan Evangelista!
¡Gracias, muchas gracias!
 

1 comentario:

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Antonio, muy agradecidos deben haber quedado nuestros paisanos por tu pregón tan lleno de sentimientos y recuerdos.
De ti decir que hace aproximadamente cuarenta y cinco años que saliste de Lahiguera, nuestra villa, como tantos otros en busca de la salida profesional que los estudios nos proporcionaban, pero que inexorablemente vuelves como las golondrinas cada año a la tierra que te vio nacer.
Como colega, sabía que habías dedicado unos pocos años a la docencia; pero después encontraste en Cádiz, desde hace unos cuarenta años, un nuevo camino de realización personal, de lo cual me alegro mucho. Te deseo que tu trabajo como funcionario de la Excma. Diputación Provincial de Cádiz y tu actual puesto como Jefe de Servicio de Programas de Cooperación Local y Formación, te llene de satisfacciones personales en bien de los ciudadanos de aquellas queridas tierras.
¡Enhorabuena por tu pregón!
Cordiales saludos.