PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

lunes, 17 de febrero de 2020

EL DIA 13 DE FEBRERO DE 1873, EN LA HIGUERA DE ARJONA, VARIOS GRUPOS ARMADOS IRRUMPEN EN EL SALON DE PLENOS, AGREDEN AL ALCALDE D. FELIPE MARTÍNEZ MEDINA Y SACAN A LA CALLE LOS ARCHIVOS MUNICIPALES, DOCUMENTOS ADMINISTRATIVOS Y UNA MESA Y LE PRENDEN FUEGO EN LA PUERTA DE LA CALLE.


LOS EFECTOS DE LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA A NIVEL NACIONAL Y LOCAL EN LA VILLA DE LA HIGUERA DE ARJONA.


En el archivo municipal de Lahiguera no existen actas del ayuntamiento de los años 1869, 1870, 1871, y 1872, no habiéndose encontrado referencia del discurrir municipal de los cuatro primeros años del sexenio entre los años 1868-1874, mientras si se encuentran actas de los dos últimos años del Sexenio Revolucionario, son las de los años 1873 y 1874, con ciertas incidencias, como después podemos comprobar.

Es una pena que no dispongamos de actas en los cuatro primeros años del sexenio porque los años trascurridos entre 1868 y 1874, fueron una época de especial efervescencia política, uno de esos momentos de crisis en los que pudo imponerse cualquier modelo económico-social, y de hecho se sucedieron muchos modelos dispares, en un intervalo de tiempo tan reducido como seis años. Como pienso que la mayoría de los proyectos de Estado habidos en 1868-1874 no fueron democráticos, sino populistas y socialistas, o en todo caso democrático-populares, entiendo que es mucho mejor denominarle Sexenio Revolucionario. Así, la denominación sería menos partidista.
Como hemos procedido en otras ocasiones, daremos primero una visión de la marcha de los acontecimientos políticos a nivel nacional, siendo en este caso todo lo descriptivo que se pueda, controlando la extensión del texto, y después reproduciremos la parte correspondiente a las actas municipales del año 1873, con la advertencia de que incluiremos las actas correspondientes al cuadernillo número 28, que son las que corresponden a la primera mitad del año y en un artículo posterior incluiremos las que siendo posteriores vienen registradas en el cuadernillo de actas número 27. Parece que los nuevos tiempos políticos trajeron algunas alteraciones en los archivos municipales a la hora de formar los cuadernillos de actas, porque aparecen bastante desordenadas e incluidas algunas del primer cuadernillo al final del segundo, e incluso algunas actas aparecen desordenadas y pareciendo incompletas, asunto que se solucionó con el estudio y transcripción correspondiente que les dio continuidad, razón por la que no coinciden  por tanto lo aquí redactado con el orden de los escritos en algún caso.

Quizá el dato más significativo fue la irrupción en el salón de plenos de un grupo de revoltosos, suponemos que los autonombrados miembros de la Junta Revolucionaria local, agrediendo al alcalde Felipe Martínez Medina, tomando los archivos y registros municipales junto a una mesa, que sacaron del ayuntamiento y prendieron fuego en la puerta de la calle. Acto que motivó la perdida de documentos municipales, entre ellos actas de otros años anteriores, y algunos documentos administrativos, que eran necesarios para dar continuidad a los protocolos de rentas e impuestos municipales.

Para comprender con más facilidad todo este periodo de tiempo transcurrido entre el año 1868 y este año 1873 que tratamos ahora, vamos a hacernos eco de las grandes dificultades políticas que se atravesaron durante estos años, más que hacer un recorrido por los numerosos gobiernos que acontecieron. Así evitaremos un largo recorrido por tantos nombres de políticos y tendremos una idea más precisa de los diversos grupos políticos que fueron protagonistas de los hechos.
Sesión de las Cortes para la aprobación de la Contitución de 1869.
Gobierno Provisional presidido por el general Francisco Serrano Domínguez, que daría inicio al Sexenio Democrático.


Cuando llegó la hora del triunfo, en octubre de 1868, las organizaciones civiles progresistas y demócratas, que arriesgaron sus vidas en el levantamiento de septiembre de 1868, no entendían lo que estaba pasando. Iban siendo conminados a ceder el mando de las ciudades sublevadas a los militares. Lo hicieron, pero no quedaron satisfechos. Y quedó planteada una situación de contienda civil que Prim moderaba, pero Prim fue asesinado en los últimos días de 1870.

Entre los triunfadores de septiembre de 1868 estaban los demócratas: el Partido Demócrata estaba integrado, en principio, por pequeños comerciantes, artesanos, campesinos andaluces, obreros catalanes,… organizados en Juntas populares.

La idea de los revolucionarios de 1868 era hacerse con el poder y por eso formaron la Junta Superior Revolucionaria de Madrid antes de que los militares tuvieran tiempo de formar un Gobierno de España. Pero el general Juan Prim, de signo progresista, formó Gobierno, Gobierno Provisional de Serrano, y los militares exigieron a la Junta de Madrid la cesión del poder al ejército. Lo mismo estaba ocurriendo, por orden de Prim, en el resto de ciudades españolas sublevadas.

La primera sorprendente cuestión es cómo la Junta Superior Revolucionaria de los demócratas cedió el poder al Gobierno de Serrano, de los progresistas. Lo lógico con nuestra manera de imaginar las cosas hubiera sido un Gobierno de progresistas y Juntas demócratas. Pero lo que hubo fue un Gobierno de progresistas en exclusiva, pues los republicanos no se sentían con fuerzas suficientes como para exigir el poder a los militares, apoyados por los progresistas, la razón sencilla fue que los republicanos eran minorías urbanas.

El 9 de octubre de 1868, los demócratas y republicanos excluidos del Gobierno se sintieron molestos, ofendidos e indignados.

La explicación de esta cesión del poder, sin mover un dedo los republicanos en contra de ella, debemos buscarla en las disensiones y diferencias entre demócratas y republicanos por un lado, y federales y socialistas por el otro, cuyos proyectos políticos eran también diametralmente opuestos. Los demócratas se reunieron tres veces, el 11, 18 y 25 de octubre en el Circo Price y no pudieron hacer otra cosa que constatar las evidentes divergencias entre ellos.

Los demócratas-republicanos quisieron autodenominarse “demócratas puros”, y se conformaban con haber echado a Isabel II y con poder proclamar la República. Creían que ello bastaría para limpiar la corrupción de la clase política. Incluso estaban dispuestos a aceptar una monarquía que sirviese de transición, mientras ellos adoctrinaban a los ciudadanos españoles en los valores republicanos. Sólo exigían libertad para expresar y difundir sus ideas.

Los demócratas de izquierdas decidieron llamarse “federales democráticos” y no admitían componendas con ninguna monarquía, ni fases de transición hacia la república.

Dicho así, parecería que el problema era sencillo, pero resultaba mucho más complicado, dado que entre los citados, había “republicanos unitarios” que defendían el mantenimiento de la unidad del Estado, como medio para mantenerse fuertes y poder lograr inversiones y desarrollo. Había “federalistas republicanos” que hablaban de repartir competencias de Gobierno entre el Estado español, las regiones, las provincias y los municipios. Y había “republicanos federales” que defendían el principio de autodeterminación regional y municipal permanente, principio que conduciría a muchos de ellos al cantonalismo, o Gobiernos comarcales independientes. Y una vez establecido el cantonalismo, el siguiente paso, sería esperar a ver qué pasaba en los distintos Cantones, y ello fue la experimentación de varios sistemas políticos diferentes en los diferentes cantones, en torno a tres modelos básicos: pequeño burgués, socialista y populista. Era evidente que las minorías socialistas y populistas no tenían ninguna oportunidad en el conjunto de la nación, pero sí la podían tener en Cantones concretos que ellos dominaban, o dominaban la ciudad capital del Cantón.

Dentro del grupo de republicanos federales tenemos que distinguir los “republicanos federales socialistas”. Los socialistas eran en 1873 un grupo muy pequeño recién aparecido en el Congreso de Barcelona de 1870, y además muy heterogéneo pues estaban integrados por socialistas, anarquistas y varios utópicos. Eran muy activos entre los republicanos cantonalistas, pero querían algo distinto al resto de los cantones no socialistas, querían una revolución proletaria con la socialización de la propiedad y el internacionalismo. El federalismo de los republicanos cantonalistas no era de su gusto.

Los socialistas españoles (socialismo-anarquismo-utópicos) eran en general gentes de clase media, que nunca había pensado en la necesidad de un programa, y tenían ideas muy dispares entre ellos. Al lado de unos pocos dirigentes intelectuales, había entre ellos muchos “descamisados”, urbanos y rurales, dispuestos a cualquier violencia, una chusma que quería acabar con “todo lo existente”.

Karl Marx se asustó mucho de la categoría humana de estos socialistas españoles, que él consideraba anarquistas violentos y no marxistas, y envió a su yerno, el cubano Paul Lafargue, a explicar el programa revolucionario marxista, y a intentar reconducir el movimiento socialista español hacia otra cosa que no fuera el desorden y violencia sistemática propia más bien de los kropockinianos de final del XIX.

Laura Lafargue Marx y su marido el cubano Paul Lafargue.

Pablo Lafargue y el libro que escribió.

El Gobierno Provisional convoca elecciones para la Asamblea Constituyente en Enero de 1869. Hay dudas en la limpieza de las elecciones por manejos de Sagasta. De cualquier forma triunfaron los monárquicos progresistas de Prim. Esta Asamblea redactará en pocos meses la Constitución de 1869 (Junio), la cual establece los principios democráticos con un completo reconocimiento de los derechos de los ciudadanos y estableciendo el sufragio universal. El estado se organiza como una monarquía constitucional con unas Cortes bicamerales y una clara división de poderes (Ejecutivo rey y ministros, Legislativo Cortes y Judicial tribunales). Ante la ausencia de un rey y el rechazo a la vuelta de la familia Borbón se nombra como regente a Serrano.

Se trata de la Constitución elaborada en junio de 1869 por el parlamento constituyente elegido por las elecciones de enero de ese mismo año. Las elecciones (por sufragio universal) habían sido convocadas por el gobierno provisional que se había hecho cargo del poder tras la victoriosa revolución de 1868 (“la Gloriosa”, que había provocado el exilio de Isabel II a Francia), y del que Prim y Serrano eran los personajes más relevantes. El Parlamento estuvo dominado por políticos de tendencia monárquica y progresista, lo que caracterizaría la redacción del texto legal.

El objetivo de la constitución fue el de construir el entramado legal para que en España se consolidase un auténtico régimen democrático bajo la forma de la monarquía.

El Gobierno de 1869 creyó que la forma de triunfar frente a estos ensayos sociales y políticos era hacer pronto una Constitución elaborada por unas Cortes elegidas por sufragio universal.

En las elecciones correspondientes, salieron 160 progresistas, 80 unionistas, 80 republicanos federales, 40 demócratas puros dispuestos a transigir, 30 carlistas, 3 unionistas que todavía pensaban poder restablecer la vieja monarquía en la persona de Alfonso XII, y 3 republicanos unitarios. En resumen, 280 escaños eran monárquicos o toleraban la monarquía, y sólo 115 se oponían a la idea de la mayoría. La mayoría era superior a dos tercios.

No debería haber habido problemas. La coalición de la mayoría hizo un manifiesto de unidad monárquica, siempre que la monarquía fuera democrática y no autoritaria y de derecho divino como había sido la de Isabel II, aunque ésta hubiera aceptado la existencia de Constituciones para darle aires modernos a su reinado.

Sin embargo, la minoría republicana de la oposición no aceptó el resultado de las elecciones y propuso un asamblearismo, un Gobierno de las Cortes, las cuales se debían valer de un Comité Ejecutivo (Gobierno) que realizara las decisiones de ese Gobierno asambleario (Parlamento). El Comité Ejecutivo sería responsable ante las Cortes.

La mayoría en las Cortes se dio prisa en elaborar una Constitución y ésta quedó aprobada en 1 de junio de 1869 por 214 votos a favor y 55 en contra. La finalidad era acabar pronto con la amenaza de insurrección de la minoría republicana federal.

La minoría republicana aprovechó las discusiones sobre la Constitución para hacer propaganda de sus ideas. Principalmente hablaban en contra de la Iglesia Católica, también en contra de los Gobiernos autoritarios que tomaban decisiones por sí mismos, y en contra del ejército profesional que, según ellos, debía ser sustituido por la milicia ciudadana.

REYES DE ESPAÑA (Serie- Episodio 15)- AMADEO I.

https://www.youtube.com/watch?v=FjMvYFAIYn0

El 15 de julio de 1870, Serrano suspendió las sesiones de Cortes y las envió de vacaciones hasta 1 de octubre. Con ello, esperaba ganar el tiempo necesario para dejar entronizado a un Rey y para iniciar un nuevo periodo de Cortes más tranquilo, sin grandes decisiones por tomar. En esos dos meses y medio, Prim trabajó duro en buscar un Rey. Lo encontró pero, a fines de diciembre de 1870, Prim fue asesinado. Y el Rey Amadeo I tuvo que gobernar sin el gran valedor de su causa, sin un apoyo claro de la gran burguesía y del ejército.

AMADEO I 1871 1873.

https://www.youtube.com/watch?v=_ToqsIBTNrg

Amadeo de Saboya. El rey demócrata

Rey Amadeo I de España.

La tribuna de la Historia - El atentado contra Prim

https://www.youtube.com/watch?v=xFCMyfP-k5g
http://www.rtve.es/alacarta/videos/prim-el-asesinato-en-la-calle-del-turco/prim-asesinato-calle-del-turco/2864820/
Dos berlinas se cruzaron en la calle del Turco. Una de ellas bloqueó el paso de la que viajaba el general Prim, y unos bandidos irrumpen bajo la nevada cargando contra sus ocupantes en la noche del 27 de diciembre de 1870. 





Entonces, durante el reinado de Amadeo I de Saboya, se inventó un nuevo sistema político difícil de asimilar:

Los “constitucionales”, o Partido Constitucional, eran un acuerdo de unionistas, progresistas, conservadores y de los demócratas conciliadores, capitaneados por Práxedes Mateo Sagasta, un hombre hábil en manejos políticos, así formarían un partido dinástico conservador.

Los “radicales”, o Partido Radical, eran un acuerdo entre progresistas de izquierda y demócratas reformistas republicanos, que capitaneados por Manuel Ruiz Zorrilla, un hombre íntegro, formarían un partido dinástico progresista.
El conjunto de los dos partidos, debía formar un bloque contra los republicanos unitarios, republicanos federales, monárquicos carlistas y monárquicos alfonsinos, que no tendrían opción ninguna en las Cortes, puesto que los partidos dinásticos, constitucionales más radicales, representaban el 80% de los diputados.
El sistema político nuevo no funcionó. Tanto Constitucionales como Radicales estaban profundamente divididos entre ellos y no eran capaces de llegar a unos acuerdos mínimos, para actuar como partidos que pudieran sostener un Gobierno y una alternativa de Gobierno. Era un sistema acordado por los cabecillas políticos de turno, pero no salido del conjunto de los políticos en activo.
Sucesos violentos de la Comuna de París en 1871.
Los grupos republicanos tampoco estaban cohesionados entre sí. Tras los violentos sucesos de la Comuna de París de marzo-mayo de 1871, y de otras comunas en Francia, el ensayo republicano socialista dejaba mucho que desear y muchos republicanos dejaron de creer en el mito del arreglo universal a través de la república. El 22 de julio de 1871, Emilio Castelar decidió que la única salida política posible, para los republicanos y para España, era la alianza entre Radicales y Republicanos. Esa decisión de Castelar, dividió a los republicanos en dos bandos: los “benevolentes” que aceptaban el juego parlamentario y el pacto con los grupos contrarios hasta que fuera posible la República, y los “intransigentes” que no aceptaban diálogo alguno con los monárquicos en general ni con los burgueses, y por tanto rechazaban de plano la nueva ficción de partidos Constitucional y Radical.
En abril de 1872 hubo elecciones, pero los resultados fueron decepcionantes para el plan regenerador de España de los progresistas, como consecuencia de ellas aparecieron “los conservadores” de Francisco Serrano como minoría mayoritaria con 129 escaños; tras ellos iban “los constitucionales” de Práxedes Mateo Sagasta con 82 escaños; “los radicales” de Manuel Ruiz Zorrilla con 62 escaños; “los republicanos federales” con 42 escaños; y “los carlistas” con 38 escaños. Era imposible el Gobierno de los constitucionales, el de los radicales e incluso el gobierno de una coalición de constitucionales y radicales, si no contaban con el apoyo de los moderados que manejaba Serrano.
General D. Francisco Serrano Domínguez, Duque de la Torre.
Ningún Gobierno era posible, pues al Gobierno de Serrano no le apoyaban ni los constitucionales ni los radicales, sin estos apoyos se hizo imposible formar gobierno, y al Gobierno “radical” de Ruiz Zorrilla le ocurría otro tanto.
La salida fue convocar en junio de 1872 nuevas elecciones para 24 de agosto de 1872. En esta ocasión, los Radicales (Partido Radical) de Ruiz Zorrilla obtuvieron 224 escaños y los Republicanos Federales 87. Las cifras nos sugieren que había habido una solución política, pero era todo lo contrario porque los conservadores habían dado consigna de retraerse, no participar en las elecciones, y sólo sacaron escaño los 20 que se presentaron. Los carlistas se retrajeron todos. El triunfo de Ruiz Zorrilla era aparente, falso. Y los Radicales, ante la tensión política del momento, se dividieron en un “ala derecha” capitaneada por Servando Ruiz Gómez y Aduardo Gasset de Artime, y un “ala izquierda” capitaneada por Cristino Martos Balbi y Nicolás María Rivero. Cristino Martos Balbi y Nicolás María Rivero simpatizaban más con los republicanos que con los monárquicos.
D. Manuel Ruíz Zorrilla.
Ruiz Zorrilla intentó reconducir la situación y cumplir el programa de 1868, que todavía nadie había llevado a cabo, que estuvo centrado en abolir las quintas, y separar la Iglesia del Estado. Lo de eliminar los impuestos indirectos era un problema técnicamente irresoluble por no tener un catastro adecuado para cobrar impuestos directos a los propietarios.

A finales de 1872, Amadeo I decidió marcharse de España. Sólo necesitaba una oportunidad que justificase su abdicación. Utilizó una anécdota sin importancia, y el 11 de febrero de 1873 presentó su abdicación. La verdad era que Amadeo no soportaba una insurrección en Cuba, otra insurrección carlista en el norte de España, otra insurrección republicana en el sur y levante español, y que los políticos españoles se dedicaran mientras tanto a discutir e insultarse, sin intentar solucionar ni un solo problema. La mayoría de los historiadores están de acuerdo en que la culpa de la abdicación de Amadeo la tuvieron los monárquicos con esas posturas de lucha interna entre ellos. Y mientras, la Constitución no era obedecida y seguía siendo papel mojado como todas las otras Constituciones españolas del siglo XIX.

Una vez terminado el periodo absurdo de luchas internas entre los diferentes partidos: conservadores, moderados, constitucionales, cimbrios (demócratas dialogantes) y demócratas republicanos, y habiendo fracasado todos ellos en conjunto, quedaba en pie el mito de las clases medias bajas, el mito de la “república”, el mito del sistema político que traería el orden, la paz, la libertad y la prosperidad por sí mismo. Los republicanos federales les aseguraban a los españoles que no había nada que temer, pues la igualdad en los derechos garantizaría por sí mismo todas esas circunstancias. Y los españoles estaban deseosos de creérselo. Y la facultad de realizar milagros con la palabra, o taumaturgia de la palabra sustituyó a la cruda realidad política.
Los cuatro presidentes de la I República : Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar.

Se ocultaban a sí mismos que los intereses de las clases medias eran contradictorios con las de las clases bajas, y que ambos grupos no podían ir juntos a una revolución, a través de la historia siempre las clases medias quieren acceso a la propiedad y las clases bajas quieren trabajo y distribución de la riqueza entre todos. Y ambos conceptos son irreconciliables e incompatibles, y generan por sí mismos la violencia si ambos se intentan poner en práctica a la vez; porque si se reparten las tierras, protestan los propietarios que las pierden. Si se reparten las casas, protestan los propietarios. Y lo que es peor, en ambos casos, nadie tiene interés en producir sólo en recibir. La pequeña burguesía rural y los pequeños propietarios de casas, rentistas y familias acomodadas, no querían perder sus posiciones sociales y económicas. Las clases populares querían trabajo para todos y que el trabajo fuese bien retribuido, pero esperaban que las condiciones para que ello fuera posible, le vinieran dadas desde arriba, desde el Estado. Pero esto último significaba grandes gastos públicos, que en principio deben asumir las clases medias con sus impuestos, y las clases altas con parte de sus ganancias, y significaba la ruina y desaparición de estas clases medias. En fin, y en pocas palabras, que la burguesía no es compatible con la dictadura del proletariado. 

I REPÚBLICA 1873-1874.

En estos momentos históricos, lo estaban descubriendo las clases medias españolas. La demostración práctica les vino cuando los cantones republicanos empezaron a hacer Gobiernos populares, y repartos de la propiedad. Las clases medias comprendieron que su error había sido muy grande, y que ya no podían dar marcha atrás porque las clases populares se habían constituido en mayorías, y habían asumido el poder en los cantones. Su primera reacción fue huir de las ciudades en que se habían asentado los Cantones. La segunda, fue esperar a que el ejército les resolviera la papeleta, o en el caso de los grandes poseedores, organizar fuerzas paramilitares que liquidaran a los revolucionarios.

Los republicanos federales intransigentes, temiendo una continuidad de las viejas políticas, nada más iniciarse la república el 11 de febrero reaccionaron tomando la iniciativa. Las provincias se organizaron en Juntas Provinciales Revolucionarias. Las Juntas revolucionarias iban sobre los Ayuntamientos monárquicos, los tomaban, y proclamaban en ellos la República Federal. Si el Estado quería continuar existiendo, ese movimiento cantonal debía ser dominado por el Estado, pues no se podía tolerar que las Juntas Provinciales destituyeran a los Ayuntamientos que no fueran republicanos, y que se provocasen disturbios continuamente a fin de preparar el éxito republicano. Pero los “republicanos benévolos” del Gobierno, los de Madrid, la facción derecha del Partido Republicano Democrático Federal, fueron tolerantes para con sus colegas intransigentes.
La República solicitada a su derecha por un burgués, que quiere sea unitaria, y a la izquierda por un obrero, que la desea federal. Caricatura publicada en el periódico La Flaca.
Caricatura de Pi i Margall alusiva a las dificultades de la República marchando en un camino lleno de obstáculos. Pi i Margal tira del carro de la República sobre los obstáculos de la guerra de Cuba, la guerra carlista, la dueda pública, los sucesos de Andalucía, la intervención extranjera, etc.


El Ministro de Gobernación, Pi i Margall, se resistió a proclamar la república federal que le pedían las Juntas, y al contrario, disolvió las Juntas y repuso a los Ayuntamientos legales que éstas habían depuesto antes. Manifestó que respetaría el acuerdo por el cual las siguientes elecciones indicarían cómo iba a ser la República, si unitaria o federal. Defendió que la legalidad constitucional estaba por encima de la revolución, porque una Constitución definiría las atribuciones del poder central.

En ese punto, los liberales radicales y constitucionales no pudieron estar de acuerdo con su propio Gobierno de coalición republicano-radical-progresista. La crisis era evidente. Los liberales radicales querían república unitaria y democrática, o monarquía en su defecto. Los republicanos querían república federal con muchas variantes: como mínimo, república unitaria, federalismo republicano de Pi, y República cantonalista. Algunas minorías querían república socialista en una de sus dos vertientes, marxista o bakuninista.

Origen de la Primera República española.

https://www.youtube.com/watch?v=umIcJyuQvrI&list=PL6AVbea6ihA4XrI32lRHbmTmHQXEaABWq

El 12 de febrero de 1873, primer día del Gobierno Figueras, los “republicanos federales” más de izquierda, o más intransigentes, constituyeron la Junta de Gobierno de Montilla (Córdoba), asaltaron la casa del alcalde de la ciudad, prendieron fuego al Registro de la ciudad, y cometieron varios robos y asesinatos, iniciando un movimiento populista al que identificaban con republicanismo. Pero populismo y republicanismo no eran cosas iguales y ni siquiera similares. Pi, el tenido como líder por esos republicanos, les comunicó a los republicanos federales de Montilla que abandonaran esa postura, pero no logró parar la efervescencia de un movimiento populista que, según los casos, era federalista, cantonalista, socialista o anarquista, y que Pi no había calculado ni concebía, y que tenía sus referencias en la Comuna de París de 1871. Pi debiera haber aprendido de esta experiencia francesa, pero se negó a rectificar sus ideas ante la experiencia ajena. Ni siquiera aprendió de la experiencia de Montilla.

El 13 de febrero hubo una manifestación obrera en Barcelona pidiendo jornada de 10 horas y salario proporcional al trabajo realizado. Aquello era una revolución de tipo socialista, poco compatible con la revolución federalista de Montilla, y menos con la República presidida por Figueras.

También hubo ese día, 13 de febrero, insubordinación del ejército, y esta insubordinación militar se toma en muchos tratados como el principio del movimiento cantonal.
La Revolución Cantonal en Sanlucar de Barrameda.

El 16 de febrero de 1873 se inició la revolución libertaria en Sanlúcar de Barrameda. El médico de la población, Antonio González Peña, destituyó al alcalde y se constituyó en Presidente de un Comité Revolucionario, apoyado por 39 hombres armados cuyo jefe era Eduardo Franco. Destituyó al Alcalde José María Ontoria y a toda la Corporación Municipal, encarceló a los policías del antiguo Ayuntamiento y quemó los registros notariales. Evidentemente no calculaba bien en qué berenjenal se metía. Solicitó del Gobernador de Cádiz armas para mil hombres y las pagas correspondientes. Y quiso explicar a los jornaleros del campo que los gastos en el laboreo de las viñas no podían exceder de los ingresos habidos por ellas, lo cual disgustó lógicamente a los jornaleros, que querían sus jornales a toda costa, se pudiese o no. Como revolucionario moderado, se incautó del Colegio de los Escolapios, derribó dos conventos, readaptó iglesias para convertirlas en escuelas y cuarteles, y municipalizó el cementerio local. La situación evolucionó de manera violenta e irracional: el 9 de junio de 1873, los jornaleros pidieron a su alcalde ayudas materiales, pues los hacendados no les daban jornales. El alcalde le comunicó al juez Tomás Solanich Fuster la situación de conflicto, y el juez ordenó cerrar el local de los jornaleros. El 11 de junio los jornaleros empezaron su radicalización: declararon burgués al Gobierno de España, declararon burgués al alcalde Antonio González Peña, y además le acusaban de atropellar los derechos de los obreros, y declararon la guerra “entre los pobres y los ricos, entre los señores y los esclavos, entre los opresores y los oprimidos”. El 14 de junio, un nuevo manifiesto obrero declaró que la única propiedad admisible era la propiedad colectiva, y afirmó que repartiendo las viñas entre todos las jornadas de 15 horas se reducirían a 5 horas diarias, y que la religión, el capitalismo y la política burguesa eran los enemigos del pueblo. El 26 de junio, Antonio Cuevas Jurado se hizo cargo de la alcaldía en calidad de Presidente del Comité Republicano Federal y Social. Comenzaba una época comunista libertaria: El 29 de junio, se suprimió el cabildo eclesiástico y se pusieron en subasta sus bienes; se decidió instalar tres escuelas de adultos en tres iglesias; se fundieron tres conventos en uno y se liberaron los dos edificios restantes; se decidió repartir desayuno gratis pagado por el Ayuntamiento. El 30 de junio llegaron dos delegados provinciales republicanos, los diputados Pedro Bohórquez y Eduardo Gutiérrez Enríquez, y nombraron Ayuntamiento Provisional, del que resultó alcalde el mismo Antonio Cuevas Jurado. El nuevo alcalde aceptó peticiones de los vecinos y éstos expusieron que los propietarios de las viñas debían presentar sus títulos de propiedad y que se confiscaran los bienes de aquellos que no se presentasen en el pueblo en los tres días siguientes. Entre los propietarios estaban Antonio de Orleans duque de Montpensier y el Duque de Medinasidonia. También pidieron la incautación de los bienes de la Iglesia y solicitar 25.000 duros para armarse. En ese momento, los vecinos juiciosos, y algunos cargos municipales empezaron a abandonar el pueblo, y acertaron en su pronóstico pues empezaron las barbaries: las iglesias fueron destrozadas en cuanto a mobiliario e imágenes, y el Colegio de los Escolapios fue arrasado. Lo interesante es la razón que dieron para ello, en el sentido de que el donante lo había cedido como colegio de segunda enseñanza para la ciudad, y los curas se habían apropiado del colegio y lo habían convertido en seminario diocesano. Y también dijeron que los Padres Escolapios daban dinero a los carlistas, dinero que era del pueblo de Sanlúcar. El 6 de julio se puso fin a los desmanes y se decidió devolver lo incautado y reparar lo destrozado. El 7 de julio, Antonio Cuevas Jurado adquirió en Cádiz armas al capitán inglés Albert Gybbon Ypillsbury, mil carabinas, sables y bayonetas y 50.000 cartuchos, a cambio de 50.000 pesetas. La revolución del pequeño pueblo de Sanlúcar de Barrameda se hacía peligrosa. Y el 15 de julio, la revolución llegó a su punto culminante con una rebelión de los más intransigentes, que pidieron el exterminio físico de los capitalistas y declararon demasiado moderado a Antonio Cuevas Jurado. Fracasaron, pero el aviso estaba ya dado. Y el 19 de julio de 1873, el Gobierno de España decidió acabar con la revolución sanluqueña: el brigadier José Soria Santa Cruz tomó el pueblo, nombró alcalde a Joaquín Leonar Trapero, recogió las armas de fuego, despidió a los Voluntarios de la República radicalizados y reclutó otros nuevos, devolvió sus bienes a la Iglesia, prohibió los desórdenes públicos, detuvo a Antonio Cuevas y a unos 200 revolucionarios más, los cuales fueron encarcelados o enviados a Ceuta, a astilleros de La Carraca, o a Filipinas. Gran parte de ellos salieron en el indulto de 1877.
Mapa de los conflictos durante la Primera República, en rojo aparecen las zonas carlistas, y como hogueras se representan los levantamientos cantonales. Podemos observar los levantamientos cantonales de Andújar, Bailén, La Carolina y Jaén.

Hubo en el mes de julio el pronunciamiento de numerosos cantones en el territorio  español: El Cantón de Andalucía Baja, Cantón de Montilla, Cantón catalán, Revuelta de Alcoy, Cantón murciano o de Cartagena, y Cantón de Valencia.

En realidad en Cataluña no hubo Cantones. Hay que tener en cuenta que había muchos carlistas y que éstos se oponían a los Cantones. Cataluña intentó un camino a la independencia que podía ser autonomía, federalismo o independentismo, según se interpretase, y según cada ocasión. Y Barcelona era la única ciudad de referencia, pues las demás quedaban anuladas. En este proyecto, incluso se invitaba al resto de los países aragoneses a sumarse al dominio de Barcelona, pero los demás se negaron casi siempre a someterse a Barcelona.

Nosotros por interés y espacio nos centraremos en El Cantón de Sevilla o de Andalucía Baja, y el ya referido Cantón de Montilla.

El 23 de junio hubo en Sevilla una revuelta popular. Las masas saquearon el museo, los comercios e industrias, y también casas de particulares, algunas de las cuales eran incendiadas. El 24 de junio llegaron algunos soldados a imponer el orden.

Los sublevados se constituyeron en Junta Revolucionaria, proclamaron el Cantón de Sevilla y se definieron como “república federal y social”. Conformaban esta Junta Revolucionaria de Sevilla: Juan Ponce, Luis Díaz, Lázaro Palomera, Ricardo Ripoll, Miguel Pidala, Miguel Mingorance, Narciso Marco, Deomarco, Juan Manuel Rodríguez, José Muñoz, Carlos Sainz, Melchor Lavilla y Luis González.

Pi y Margall sustituyó al Gobernador Civil de Sevilla Alberto Aguilera Velasco, de ideología liberal monárquica, por Gumersindo de la Rosa y Martínez del Cerro, de ideología republicana. Mientras tanto llegaba el nuevo Gobernador, e interinamente, ejerció Manuel García Herrera a partir de 28 de junio.

El 29 de junio, llegaron órdenes del Gobierno de Pi i Margall al Gobernador, de que acabara con los cantonalistas. Éste tomó un grupo de voluntarios del barrio de Santa Lucía, comandados por el capitán de milicias Balbontín, y asaltó el Ayuntamiento y depuso a la Junta Revolucionaria, que ya había huido.

El Gobernador reunió a dialogar a los miembros del Ayuntamiento, la Diputación y jefes de Voluntarios, y les comunicó que Pi y Margall creía un error la declaración unilateral y prematura del Cantón. Con ello, se calmaron un poco los Voluntarios de la República.

Llegaron el 30 de junio de 1873 unos 1.200 voluntarios cantonalistas, procedentes de Málaga, Córdoba y Granada, mandados por Eduardo Carvajal, y el movimiento cantonalista se reavivó. Destituyeron al Gobernador interino Manuel Garcia Herrera y proclamaron la República Democrática Federal y Social. Enseguida se creó una Junta Revolucionaria del Cantón Andaluz, de ideología anarquista, presidida por Miguel Mingorance e integrada por: Pedro Ramón Balboa, Manuel García Herrera, José Ariza Sánchez, José Ponce Casado, Federico Dodero, Manuel Nogués, Luis González, Rafael Alonso, Emilio Carreño, Manuel Barreo, Manuel Silva, Manuel Ventana, Miguel Tavera, Genaro Gómez, Francisco Junco, Eduardo Aguirrevenga, Rafael Carrero y Miguel del Moral. Narciso de Castro fue nombrado Presidente de la Diputación. Pedro Ramón Balboa fue nombrado Presidente del Comité de Salud Pública, que hacía las veces de Ayuntamiento. Rafael Carrero, de profesión pintor y de ideas políticas anarquista, fue nombrado general de los Voluntarios de la República. Esta Junta, despidió a los antiguos empleados municipales y nombró otros nuevos de su ideología, repartió armas de fuego y decretó requisas o impuestos obligatorios para los ricos. Eduardo Carvajal se volvió a Málaga.

Se había producido un extraño hermanamiento de la burguesía republicana federal intransigente con los anarquistas. Los anarquistas defendían la desaparición de los impuestos, la supresión de las quintas, la abolición de la propiedad privada, y ello era incompatible con la esencia misma de la burguesía, sus propiedades. Se estaba instalando en la ciudad un comunismo primitivo, igualitario y colectivista. Todo era un absurdo: La Federación publicó “Carta desde Montilla” y explico la situación como un conflicto entre pobres y ricos, entre el partido de los jornaleros y el de los señores, entre la levita y la chaqueta, entre el frac y el capotillo, entre el noble y el plebeyo. Formas literarias no les faltaban. Pero era falso. Los burgueses estaban participando porque se sentían superiores a la masa de obreros ignorantes de bajos instintos, a los cuales creían que podrían dominar cuándo y cómo quisieran. Los obreros también despreciaban a los burgueses porque les veían como egoístas, ladrones, orgullosos, hipócritas e insolidarios. Y allí estaban todos unidos. La mayoría de los rebeldes era burguesa, pequeños burgueses, y sólo una parte minoritaria era anarquista, y menos eran todavía los socialistas.
D. José María Orense.

Algunos han querido ver en este movimiento sevillano un sentimiento regionalista, en el sentido de que el conjunto de la población sería hostil en general a los decretos emitidos desde Madrid, que casi siempre les perjudicaban. José María Orense comentó que en aquellos momentos "bastaba decir que, en adelante la gente ya no tendría que ir a Madrid a resolver sus asuntos, para que inmediatamente se oyeran gritos de ¡Vivan los cantones!"

El 30 de junio de 1873, el Gobernador de Sevilla avisó al Gobierno de Madrid de que se iba a proclamar el “Estado de Andalucía”, que los republicanos llamaban “Cantón Federal de Andalucía Baja”, pero Pi i Margall le telegrafió inmediatamente que lo impidiese, y envió al general Ripoll, republicano federal, con un ejército que dominó Córdoba, Écija y Málaga. La Guardia Civil se encargó de mantener el orden público. El 2 de julio, el Gobernador había dominado la ciudad en nombre del Gobierno de España. La Junta Revolucionaria había sido anulada y sus dirigentes, Mingorance, Castro y Carrero habían sido apresados.

Había en Sevilla tres facciones republicanas: los radicales burgueses del Partido Republicano Radical de Nicolás María Rivero, que dominaban la Diputación (Gobierno Provincial); los internacionalistas obreros de signo anarquista; y los Voluntarios de la República.

El movimiento insurreccional de 23 de junio lo habían iniciado los internacionalistas, los cuales ocuparon las calles y trataron de tomar el Ayuntamiento y la Diputación (Gobierno local y Gobierno provincial). Exigían eliminar el impuesto de consumos, y poner en su lugar un llamado impuesto de lujo, que gravaba sobre caballos y carruajes, es decir sobre los señoritos. Crearon un batallón de 800 hombres vestidos con gorras rojas y alpargatas de esparto que fueron llamados “Guías de Sevilla”.

La reacción de los burgueses sevillanos dueños de fábricas fue cerrar sus negocios y abandonar la ciudad, para evitar desmanes como los producidos durante las últimas “revoluciones”. Ello provocó el pánico social, pues miles de personas se encontraron en paro. Unos 10.000 obreros se apuntaron a Voluntarios de la República esperando que se les diese una solución a su problema laboral. Pero los rebeldes no tenían armas para tanta gente ni dinero para pagarles. Apenas tenían para unas 3.000 personas, así que estos voluntarios no tenían mucha efectividad en caso de una acción militar. Ocuparon las calles de la ciudad y pidieron armas al Ayuntamiento, pues creían que en La Maestranza se guardaban armas. 
Mapa de España donde se marcan las zonas bajo control carlista, y las zonas de insurrección cantonal.

El Gobernador, la Guardia Civil, la guarnición militar y los carabineros, se habían acuartelado en la Fábrica de Tabacos y en el Cuartel de la Trinidad. Las masas rebeldes fueron contra ellos, mataron a algunos Guardias Civiles y se hicieron con unos 50 fusiles, recogidos de los muertos y prisioneros. Inmediatamente, ante la noticia de la llegada del ejército desde Córdoba, Carmona y otros pueblos, levantaron barricadas en La Macarena, Triana, San Lorenzo y La Alameda. El ejército invitó a los Voluntarios a rendirse. El Gobernador capturó a los integrantes de la Junta, y encerró a unas 40 personas, y organizó grupos de voluntarios para vigilar las calles.

El 17 de julio había llegado la orden de los intransigentes de Madrid de que se generalizaran las insurrecciones. El 18 de julio volvió la insurrección, y el 19 de julio Sevilla proclamó el Cantón Federal de Andalucía Baja en el antiguo Convento de los Terceros Franciscanos, reconvertido en cuartel. Los anarquistas AIT eran los protagonistas de esta rebelión. Era Presidente Pedro Balboa, Vicepresidente Manuel Giráldez y vocales: Moquez, Mingorance y Ariza.

El 19 de julio, Pedro Balboa telegrafió a Madrid informando de la situación. A las 9:00 horas, un grupo de Voluntarios de la República asaltó la cárcel y puso en libertad a sus compañeros detenidos y constituyó de nuevo el Comité de Salud Pública. El Alcalde y jefe teórico de los cantonalistas era Pedro Ramón de Balboa pero el líder de las masas era Miguel Mingorance. En su ideología anarquista: secularizó los edificios religiosos; cambió la fiscalidad poniendo una contribución única sobre la propiedad, impuestos extraordinarios a la burguesía; dio leyes laborales nuevas como la jornada de 8 horas, el derecho al trabajo de todos, y la prohibición del trabajo de las mujeres en los lugares en que trabajasen hombres; decretó el libre comercio del tabaco; nacionalizó los bosques; decretó la reducción a la mitad de todas las rentas rústicas y urbanas; prohibió cerrar las fábricas y dejar sin cultivar las tierras. Y además, para extender la revolución, envió hombres a Carmona, Écija y Jerez. Mientras tanto, estaban llegando a Sevilla, desde los pueblos cercanos, jóvenes revolucionarios a incorporarse a los nuevos revolucionarios.

El republicano intransigente, general Fernando Pierrad Alcedar, se trasladó a Sevilla para reforzar a los cantonalistas.

El 22 de julio, el general Ripoll, hombre republicano federal, desbarató el cantonalismo en Córdoba enviando al Diputado De la Rosa con una fuerza militar, y al día siguiente llegó el general Manuel Pavía, hombre monárquico, desde Madrid, vía Ciudad Real y Badajoz a sustituirle. El 26 de julio, Pavía salió hacia Sevilla para luchar contra el general Fernando Pierrad Alcedar que se había puesto al frente de los cantonalistas de Sevilla. El 28 de julio empezó el ataque. El 30 de julio hubo combate en el Ayuntamiento de Sevilla y el 1 de agosto, Pavía era dueño de la ciudad. Pavía no aceptó mediadores ni conversaciones con los rebeldes. Atacó Sevilla por varios puntos a la vez, para evitar el fuego de los pocos cañones que los rebeldes tenían, y mientras tanto, él bombardeaba la ciudad. De los 3.000 hombres armados por los revolucionarios, 2.000 decidieron no seguir combatiendo y dejaron solos a los de la Asociación Internacional de Trabajadores, los cuales aguantaron como pudieron. El 9 de septiembre hubo una represión concienzuda contra los revolucionarios. Pavía desarmó a la Milicia, nombró autoridades nuevas y reclutó a 200 Guardias Civiles, ya licenciados, para que se hicieran cargo del orden en la ciudad.
General D. Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque.

Sevilla pretendía ser un cantón “regionalista” que pretendía someter a los cantones de la Baja Andalucía: Córdoba, Utrera, Carmona, Jerez, San Fernándo, Sanlúcar y Cádiz, incluso tal vez Málaga, y formar un Estado andaluz en la Andalucía Baja.

Como ya hemos descrito anteriormente, cuando nos referíamos a los sucesos del 12 de febrero de 1873, en el mes de julio los jefes federales locales constituyeron Junta de Gobierno en Montilla y decidieron hacerse con el control del movimiento populista que tenían delante. Era una tarea difícil. Las masas habían interpretado “república” como la hora de los obreros del campo, y habían asaltado la casa del Alcalde, Luis Albornoz Muñoz, y se dedicaron a robar, matar a alguno, y quemar el Registro de la Propiedad. Aquello era un motín típico de la Edad Media y Moderna. Hasta que llegó el ejército y restableció el orden público.

Con estos antecedentes, en julio de 1873, las masas de montillanos no se dejaron manipular por los burgueses sino que se lanzaron directamente contra las propiedades y las vidas de los burgueses que les habían sometido meses antes.

Los dirigentes socialistas-anarquistas vieron su oportunidad de una revolución campesina, y se lanzaron a la formación de organizaciones obreras, pues tampoco aceptaban el desorden que se estaba produciendo, sin sacarle partido en su favor. Un estudiante de Filosofía y Letras, Navarro Bruto, que trabajaba como redactor de La República Federal, y se había convertido en funcionario del Gobierno Civil, empezó a hablar de emancipación del trabajador por el trabajo mismo. La llegada del general Pavía cortó las iniciativas socialistas del Cantón de Montilla (Córdoba).

Entonces hubo en el país una reacción “unitarista” anticantonalista y las clases medias volvieron a pedir “orden social” al tiempo que denostaban el “orden en libertad” y la “paz en democracia” que les habían predicado los republicanos federales. Pero la salida ya no podía ser por la vía legal, sino por la vía violenta. Y apoyaron a Cánovas a partir de 1875, el hombre que acabó con los Cantones y con la guerra carlista.
Manifestación contra las Quintas ante el Palacio del Congreso en Madrid.
Castelar se había equivocado al pensar que la República había sido generada por “el destino”, una vez que el moderantismo se había agotado y la monarquía había fracasado. Había otras causas, y había otros caminos al futuro, pero los españoles no estaban dispuestos al consenso, a perder algo cada uno para así ganar todos. Castelar lo expresó muy claramente, pues era como si el destino, una vez cerradas las mentes de los españoles, les llevara por caminos forzados. Castelar tenía razón visto de esta manera.
D. Emilio Castelar.
Algunos historiadores conservadores dicen que el pueblo español “no estaba preparado para la República”. Pero “república” en 1872 no significaba para el gran público Jefatura del Estado elegida, sino una nueva organización territorial del Estado, una redistribución de la propiedad, y unas nuevas relaciones sociales. Y nadie había meditado seriamente las condiciones en las que ello se tenía que producir, ni los inconvenientes que podría tener y que nadie quería. Los dirigentes republicanos identificaban “república” con autodeterminación territorial cantonal y con separación de Iglesia y Estado, y la realidad de los cantones hablaba a menudo de repartos de la propiedad. En esas circunstancias, el discutir si un Jefe de Estado es más democrático si es elegido que si es hereditario, era una nimiedad.
Proclamación de la Primera República en el Congreso de los Diputados. Publicada por La Ilustración, 1873.
Al establecerse la Primera República en España, sólo Estados Unidos y Suiza reconocieron el nuevo régimen político español.
Estados Unidos no contaba en la opinión de los españoles porque, desde hacía muchos años, era un enemigo de España, siempre dispuesto a atacarla en El Caribe.
Europa no quiso relaciones porque temía que hubiera en España, y se contagiase a Europa, un nuevo movimiento comunal, como el de 1871, que era por otra parte lo que defendían muchos republicanos españoles. Francia e Inglaterra, temían una alianza de España con Alemania. Así que la República Francesa de 1871 no reconoció a la República Española de 1873. Y la monarquía británica tampoco.
España no tenía hombres de prestigio para convencer a Europa de que no haría revoluciones cantonales, ni tampoco pactos con Alemania. Los hechos demostraron que sí había ambas cosas.

Francia no simpatizó nunca con la República Española. Es más, la antipatía hacia España, muy grande en época de Adolphe Thiers, agosto de 1871-mayo de 1873, creció tras la caída de este Presidente de la Tercera República Francesa. Patrice MacMahon, Presidente de la República Francesa de mayo de 1873 a enero de 1879, dejó también libertad a los carlistas españoles para moverse por Francia.
Louis Adolphe Thiers, presidente porvisional de la Tercera República Francesa.
Patrice MacMahon, presidente de la República Francesa.

Gran Bretaña tenía alguna simpatía por la República Española, pero no quería comprometerse individualmente, sino por un acuerdo entre los países europeos. Su política fue la de siempre, intentar un acuerdo de comercio ventajoso. Como los republicanos españoles no se lo concedieron, abandonó el proyecto de establecer relaciones con el Gobierno España. Pero les vendía armas a los carlistas, en guerra con ese Gobierno, y a los cantonalistas, también en guerra con el Gobierno.

Bismarck había visto en 1870 una posibilidad de establecer relaciones con España, pero había abandonado este proyecto político en tiempos de Amadeo de Saboya. El tema de España sólo le interesaba como baza política. En el conflicto de Cartagena, rebelde frente al Gobierno de la Primera República española, cuando España declaró piratas a los barcos cartageneros, Alemania apresó al vapor El Vigilante. Ello no agradó al Gobierno español de Madrid, que lo interpretó, no como una ayuda, sino como el secuestro de un barco español. Hubo incidente diplomático. En julio de 1874, ya abolida la República Española desde enero, los carlistas españoles fusilaron a un exoficial prusiano, y el incidente se magnificó, pues Alemania envió barcos a las costas españolas “para proteger a los alemanes”.
Retrato de Otto von Bismack, 1873.

La causa de este desinterés general hacia España, era que todos veían, menos al parecer los españoles, el peligro de guerra civil, con la consiguiente internacionalización de la guerra, tras los sucesos de 1870-1871 entre Francia y Alemania.

Pero España logró la no intervención de los Estados europeos, lo cual favorecía a los republicanos federales españoles.

El 21 de febrero de 1873, diez días después de proclamarse la República Española, José Fernández Jiménez, Encargado de Negocios de El Vaticano en Madrid, dimitió. Mostraba un completo desacuerdo con los republicanos españoles. Los asuntos de la Iglesia fueron entonces gestionados por un Secretario, Santiago Alonso Cordero, categoría muy inferior a la de Nuncio, y menor que la de Encargado de Negocios. Más tarde lo sería Siberio Baguer de Corsi. Y luego, Luis de Llanos. No hubo prácticamente relaciones con la Iglesia durante la Primera República.

Las relaciones con Roma siguieron igual, ya no existían desde Amadeo de Saboya, así que tras el advenimiento de la República, un sistema político contrario a los privilegios de la Iglesia, se mantuvo ese estatus. Eso generó un problema de Gobierno, pues 20 sedes episcopales estaban vacantes. Y los obispados eran muy importantes en España por motivos económicos, por motivos laborales y por motivos políticos.
El Papa quería designar él directamente a los obispos. José Carvajal Hué, Ministro de Hacienda con Pi y de Gobernación con Castelar, propuso un acuerdo por el que el Gobierno español hiciera una propuesta extraoficial, el Papa diera el visto bueno a quienes le parecían bien, el Gobierno hiciera la propuesta oficial ya con los candidatos acordados, y el Papa los nombrara como de motu propio.
Tras la marcha de Amadeo, quedaban muchos monárquicos en España. Los provenientes del unionismo habían decaído tras el fracaso de la candidatura de Montpensier. Los provenientes del progresismo habían perdido fuerza tras la muerte de Prim y sólo quedaban Sagasta y Bugallal que eran alfonsinos. Los más eran alfonsinos provenientes del conservadurismo: Alejandro de Castro, Juan Martín Carramolino, Barzanallana, marqués de Bedmar, conde de Toreno, Nazario Carriquiri, José de Cárdenas, Arrazola…
Francisco Serrano capitaneaba los restos del unionismo monárquico, y Juan Bautista Topete los restos del unionismo-progresista.
D. Nicloás María Rivero, Presidente del Congreso.
D. Laureano Figuerola Ballester, Presidente del Senado.
El Congreso dirigido por Nicolás María Rivero, y el Senado dirigido por Laureano Figuerola Ballester, se reunieron en sesión conjunta para constituir la Asamblea Nacional Soberana. La reunión conjunta de ambas cámaras era anticonstitucional, por lo que el hecho era ya revolucionario por sí mismo. La proclamación de Asamblea Nacional era completamente revolucionaria.
Las Cámaras reunidas en Asamblea Nacional el 11 de febrero de 1873 se proclamaron soberanas. Pi fue el hombre que presentó el proyecto de declaración de República y éste salió afirmado ese mismo 11 de febrero, por 258 síes contra 32 noes. Figueras declaró en vigor la Constitución de 1869, salvo lo concerniente a la monarquía, hasta que unas Cortes constituyentes hicieran una nueva Constitución.
Esta votación a favor de un modelo de Estado Republicano es un tanto sorprendente para nosotros pues la mayoría de las Cortes, un 80% de los diputados, era monárquica. La mayoría de los diputados pertenecía al Partido Radical, un grupo liberal progresista liderado por Cristino Martos. Se había votado en espíritu en contra de Amadeo. Pero se había votado en la práctica la República, y con ello, se había producido un “golpe republicano”.
Los republicanos le exigieron a Martos disolución de Cortes y elecciones constituyentes, pero Martos creía que si lo hacía entregaría las Cortes a los republicanos federales y tal vez ello acabase con el Partido Radical, y se negó a aceptar que sus diputados votaran disolución.
D. Cristino Martos y Balbí, lider del Partido Radical.
En estas condiciones, este mayoritario apoyo a la República no significaba acuerdos entre los partidos, que siguieron con tantas diferencias de opinión como antes, ni se puso fin a las conspiraciones y los pronunciamientos, aunque los que se pronunciaron a partir de entonces fueron los monárquicos, ni se acabó con las guerras coloniales, ni tampoco se acabaría con las guerras carlistas. No había programa. Simplemente se había cambiado de modelo político. La República tenía muy pocas posibilidades de prosperar desde el primer momento de su proclamación, y dio lugar a un sistema político más inestable que el que se pretendía sustituir.
Pero nos preguntamos: ¿Cómo explicar que se hubiera votado República? Pues la respuesta fue que los monárquicos no se atrevían a reaccionar ante la situación en España, y ello contrastaba con el entusiasmo y actividad de los republicanos. Cinco Ministros de Amadeo de Saboya aceptaron ser Ministros para la República.
Tampoco los republicanos estaban preparados para iniciar la República. Ni Castelar, ni Pi y Margall, ni Figueras, ni Salmerón tenían un plan de Gobierno para ese momento, por mucha teoría republicana que hubieran vertido en libros y conferencias. La República iba a durar 11 meses tras debatirse a lo largo de cuatro Gobiernos.
La masa republicana eran las clases medias bajas urbanas y estos hombres no sabían qué era una República. Creían que la República era libertad y justicia, reparto de la riqueza para todos los españoles e igualdad social. Es decir, ni remota idea de lo que era la república. Y enseguida, cuando vieron las medidas que tomaban los Gobiernos republicanos, las gentes comenzaron a abstenerse, pues las cosas no coincidían con lo que ellos creían que era la República. Poco a poco, fueron depositando sus esperanzas en el monárquico Antonio Cánovas del Castillo.
D. Antonio Cánovas de Castillo.
El 12 de febrero de 1873, al día siguiente de la proclamación de la República, se organizaron mítines, sobre todo en Barcelona, pidiendo enseñanza obligatoria, condiciones higiénicas de trabajo, prohibición del trabajo infantil, armas para el pueblo trabajador, autonomía para los municipios, menos horas de trabajo y mayor salario. Era su interpretación de la República.
Las amenazas que significaban estas peticiones en los mítines, surtieron efecto inmediato, y los patronos se reunieron el 14 de febrero acordando la semana de 74 horas y una subida del 7,5% de los salarios. El enfrentamiento social estaba planteado. Si en 1872, la Federación Regional Española de la Internacional tenía 236 centros sindicales con unos 20.000 afiliados, esa calculamos que sería su fuerza aproximada en febrero de 1873.
El 9 de marzo, algunos catalanes intentaron imponer el Estado catalán y fallaron.
Los españoles hicieron muchas interpretaciones sobre lo que significaba la República. Empezando por los líderes, Pi era partidario de un federalismo republicano, manteniendo todas las entidades históricas españolas, el conjunto de España, y los municipios, provincias (sobre todo las que habían sido históricamente reinos) y nacionalidades, bajo una forma de Estado republicano. El nuevo orden político se debía gestar mediante discusión pacífica en Cortes españolas, lo cual suponía disolver la Asamblea Nacional y convocar Cortes ordinarias. En la República Federal de Pi, la autonomía de las regiones federadas sería una realidad porque éstas estarían dotadas de soberanía cada una de ellas. Las cuestiones peculiares de cada entidad regional deberían ser gobernadas por esa entidad regional. Las regiones estarían unidas por un pacto voluntario para la organización del Gobierno Central al que corresponderían los asuntos de interés común que las regiones tuviesen a bien entregarle. Pero Pi reconocía los 500 años de vida en común de los españoles, como una realidad a respetar tan importante como la realidad regional o municipal. Todos eran entes soberanos. Pi tenía mucha teoría escrita, pero poca concreción de sus ideas, las redactaría años después de la Primera República. Y su indefinición permitió todo tipo de ensayos, incongruentes los unos con los otros.
Fin de la Primera República. Entrada de las tropas del general Pavía en el Congreso de los Diputados el día 3 de enero de 1874.
El general Pavía en las Cortes.
Así, cuando a fin de siglo XIX, el término región se cambiase por el de nación, tendriamos los nacionalismos catalán y vasco del siglo XX, con la diferencia entre ellos de que Cataluña se mantendría en esta idea, como la idea vertebradora de un nuevo Estado Español, y el País Vasco querría simplemente la independencia. Ahora en el siglo XXI, los republicanos catalanes pasaron a pedir también la independencia. Pero en ambos casos, había confusionismo entre unas fuerzas burguesas muy de derechas (recordemos los convergentes de Pujol después), y unas tácticas comunistas-socialistas (PSC y Esquerra, ahora) que sentían la imposibilidad de triunfar en el conjunto español y pretendían desmembrar el Estado para tener oportunidad de establecer sus modelos de Estado en territorios más pequeños. Pero la alta burguesía mantuvo el juego porque creía poder dominar en todo caso la revolución futura. Eran nacionalismos “raros” o “contranaturales”, pues el marxismo se había mostrado tradicionalmente antinacionalista, y el nuevo socialismo-comunismo interior a ellos se aferraba al nacionalismo para triunfar, y porque suponían una alianza entre burgueses y comunistas que era antinatural, pues ambos grupos sociales son enemigos a muerte.

Castelar era partidario de una República conservadora, que eliminase la figura del Rey, cuyo Gobierno había sido muy negativo en lo que iba de siglo XIX, y que se constituyera un sistema que gobernase mejor que la monarquía. En su opinión, ello se conseguiría con una reducción o eliminación del ejército, lo cual, extendido a todas las naciones, traería la paz y con ella el progreso. Este pensamiento iba en contra del militarismo de Bismarck que es lo que se impondría en lo que restaba de siglo. También era utópico.

Salmerón quería una República radical unitaria. Radical quería decir que se hicieran todos los cambios que España precisaba y que los hicieran enseguida. Unitaria significaba que se mantendría a unidad del Estado. En algunos textos esta idea se cita como “república de los republicanos”.

Pavía creía en una República militarista o dirigida por militares, al modo en que las cosas estaban sucediendo en Francia y en Alemania.

Los que llamaremos internacionalistas marxistas, querían una oportunidad para su revolución socialista. Veían la nueva República como el último baluarte de la burguesía, como un paso adelante en su revolución, aunque no fuera exactamente la revolución que ellos pretendían. Aunque simpatizaban con los republicanos porque ello les daba más oportunidades para su revolución, no estaban exactamente en la idea de los republicanos españoles.

Los internacionalistas bakuninistas pero ya expulsados de la Internacional marxista en 1872, tenían un gran confusionismo de ideas.

Las masas populares identificaban República con un socialismo utópico que les daría la tierra, o un comunismo que daría trabajo a todos, o quizás una serie de Gobiernos cantonales en los que muchísima gente encontraría un sueldo para vivir del Estado, cosa que, según ellos, sería posible tras eliminar los sueldos del ejército y crear los Voluntarios de la República. Pero las insurrecciones cantonales demostrarían que, frente a la utopía popular, era imposible eliminar el ejército y, al contrario, éste se hacía más necesario que nunca. El 12 y 13 de febrero de 1873, los jornaleros de Montilla se sublevaron en contra de todos los propietarios, entendiendo la república como comunismo o redistribución de la tierra para los pobres. Los propios republicanos hubieron de explicarles que la república no era eso.



Procedemos a continuación a transcribir el Cuadernillo de actas numerado con el número 28, que dice así:

Anotado a lápiz aparece en el primer folio:

         Nº 28                                                                1873

Nota: Aparece en la parte superior de los folios impares de los 37 folios el llamado Sello de Oficio. Este Sello de Oficio de color rojizo, presenta forma rectangular con base en el lado de menor dimensión. En él aparece como figura central una dama sentada de perfil hacia la izquierda que recuerda a popular imagen de la Diosa Cibeles de Madrid, a su derecha postrado a sus pies un león y a su altura a la derecha aparece sobreimpreso el sello Real. A la izquierda el texto SELLO 10º en la parte derecha AÑO 1873.

En la parte superior derecha aparece escrito folio 1º y así hasta el nº 12, aunque después del 10º aparecen dos no numerados. También aparecen los folios  como con número de serie de forma que en el 1º aparece debajo de la numeración manuscrita otra impresa en tinta negra con el Nº 0773872, en el folio 3º Nº O792779, en el folio 5º Nº 0792823, en el folio 7º Nº 0773981, en el folio 9º Nº 0773980, en el siguiente sin numerar Nº 1204524, y  en el folio 11º Nº 0773873.
En todos los reversos de las páginas timbradas aparece en el margen izquierdo el sello del Ayuntamiento  de forma ovalada con una corona y escudo dividido en cuatro partes y en su borde superior de izquierda a derecha la leyenda: AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL y abajo en sentido contrario el texto: HIGUERA CERCA D. ARJONA. 
                        

ACTA DE LA PRIMERA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 10 DE ENERO DE 1873.
“Acta de Acuerdo…
En la villa de la Higuera de Arjona á diez de Enero de mil ochocientos setenta y tres reunidos previa citación los señores que componen el Ayuntamiento cullos nombres al margen se espresan bajo la presidencia del Señor Alcalde D. Felipe Martínez Medina por cullo Señor se declaró abierta la sesión y se hizo presente á la corporación los siguientes considerandos. Primero, considerando que el repartimiento Municipal y Provincial del corriente año económico está hecho para su cobro con arreglo á la cuarta parte de la contribución territorial que pagan los contribullentes inscritos en el mismo sugetándose a dicho reparto á la riqueza ó liquido imponible con que figuran las mismas deduciendo la contribución, por más que en dicho reparto no figuran las cantidades de donde a de partir dicha contrivución de arbitrios sinduda alguna al suprimir dichas cantidades esdebida á hebitarse trabajo para el Secretario, mas como tiene una base fija y con arreglo a la ley de veinte y tres de Febrero de mil ochocientos setenta que es la cuarta parte de la contribución á los vecinos con más del seis por ciento y los industriales igual solo con el aumento de lo que corresponde a dicha industria por lo cual es visto que los industriales solo esceden dela cuarta parte de la contribución por la que lla quedan espresados; y los Acendados forasteros pagan las dos terceras partes que los vecinos, y por consiguiente los talones y sus matrices están llenas con arreglo á dicho repartimiento y mencionada ley. Segundo: Que habiendo padecido una equibocación de pluma ó suma el escribiente ó Secretario al estender la aprobación de dicho reparto por loque resulta de menos en la aprobación doscientos y pico de pesetas menos que lo repartido y por consiguiente al hacerse el presupuesto del corriente año envez de tomarse la partida que suma dicho reparto retomó lade la aprobación como medio más brebe sin duda que haber obserbado en el acta dicha equibocación; en cullo caso resultando un sobrante el cual no puede aplicarse al presupuesto de este año por no estar consignado dicho sobrante, soy de opinión que setenga presente en el presupuesto venidero de año de mil ochocientos setenta y tres á setenta y cuatro la espresada equibocación para que figure en los gastos del mismo como primera partida. Oída que fue esta explicación por la corporación Municipal y cerciorada de su contenido consideraron y aprueban por unanimidad  lo espresado por dicho Señor Alcalde puesto que no cabe duda en ser una equibocación material é inboluntaria de pluma ó suma puesto que el repartimiento está con arreglo a la ley mencionada no saliéndose como queda dicho los becinos de la cuarta parte de loque pagan por territorial eceptuando á los industriales porque la ley misma autoriza que pagen al mismo tiempo por su industria, y que para los forasteros se á respetado en sus cuotas alas dos terceras partes. Todo fue acordado y aprovado por todos los Señores presentes, con lo que se lebantó la sesión deque firmando cada uno como es costumbre, llo el Secretario Certifico =
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Felipe Martínez Medina.  José Calero.  Francisco Barragán.   Bartolomé Catalán.  Francisco Martínez. 
Hipólito Martínez. Srio.
Diligencia…
En la villa de la Higuera de Arjona á diez y ocho de Enero de dicho año, no habiendo asuntos de que tratar no se reunió el Ayuntamiento de que certifico =
                                         Hipólito Martínez. Srio.
Otra…
No habiendo asuntos de que tratar en el día veinte y seis del corriente no se reunieron los señores del Ayuntamiento lo que pongo por diligencia =
                                               Hipólito Martínez
ACTA DE LA SEGUNDA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 13 DE FEBRERO DE 1873.
“Acta…
En la Villa de la Higuera de Arjona á trece de Febrero de mil ochocientos setenta y tres siendo la hora de las ocho de la mañana, se reunieron los Señores que componen el Ayuntamiento cuyos nombres de los concurrentes se espresan al margen, bajo la presidencia del Señor Alcalde Don Felipe Martínez Medina, por cuyo Señor se declaró abierta la sesión y se ordenó al Secretario diese lectura á la copia del oficio que se ha remitido del Señor  Gobernador Civil de esta Provincia su fecha doce del actual. En su consecuencia y cerciorada que fue la Corporación municipal del atentado que se había cometido contra la autoridad del Señor Alcalde para que abdique su mando en poder de una junta de reboltosos, siendo inútiles las gestiones hechas por  mi autoridad para no declinar el mando sin orden del Gobernador, pero que habiéndose amenazado por los tres tomadores de orden público á que decline á forciose en respeto su autoridad, estos no obstante le arrebataron sin su consentimiento de la manera más estrepitosa y desordenada hayándose barios grupos armados hasta dentro de la Sala Capitular, los cuales después de dicho atentado cometieron el más terrible, cual fue arrebatar el archivo municipal y cuentos documentos existían en el mismo formando al efecto una hoguera en la puerta de la casa capitular donde hubo una gran luminaria quemando la mesa de madera y se dice que algunos papeles, lo cual no pude evitar por estar invadido el pleno de la casa capitular por los grupos armados. En tal estado y visto tal proceder, tomando la palabra Don Bartolomé Catalán y dijo: Que ha oído con profundo sentimiento el punible atentado contra el Señor  Alcalde y mucho más sustrayendo el archivo municipal los reboltosos, sopretesto de que eran federales, y que todo ello protestaba altamente por las formas tan ilegales que usaron para berificarlo, sin formar inventario de cuantos documentos existía en dicho archivo. En cuyo caso, si las Cortes habían Acordado que la forma de Gobierno fuera la Republica para lo cual tenía  que preceder la abdicación de la Corona en la misma, en su caso por su parte acatava y respetava las instituciones que la Superioridad  tuviese á bien acordar. Con esta misma opinión  abundaron por unanimidad los Señores presentes, y en su vista se acordó se saque copia certificada de esta acta y se remita con atenta comunicación al Señor Gobernador civil de esta Provincia y á la Excelentísima Diputación Provincial ofreciéndoles su más decidido apollo y cumplir cuantas órdenes se dignen dictar en esta ú otra forma, como se había benido berificando con anterioridad. Con lo cual se levantó la sesión y de todo ello como Secretario Certifico = Dignase dictar sobre raspado vale =
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Felipe Martínez Medina.  Bartolomé Catalán.  Dice: Siguen las firmas:
Arruego de Francisco Fernández.  Arruego de Francisco Catalán. (Ambas con rúbrica del Secretario que da validez a las firmas)
Francisco Pérez.  Juan Ramón Barragán.  Felipe Martínez.  José Calero Martínez.  Francisco Martínez.  Francisco Barragán.
Hipólito Martínez Srio. 

ACTA DE LA TERCERA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 15 DE FEBRERO DE 1873.

“Acuerdo…

En la Villa de la Higuera de Arjona á quince de Febrero de mil ochocientos setenta y tres, reunidos previa citación los Señores del Ayuntamiento bajo la presidencia del Señor Alcalde don Felipe Martínez y Medina por cuyo Señor se declaró abierta la sesión y Dijo: Que en atención á haberse recibido orden del Señor Gobernador Civil de esta Provincia por el Boletín Oficial extraordinario fecha trece del actual, era de opinión de entregarse en el mando que se hiciera constar por medio de un acta dicha entrega y que se sacase copia de la misma para su día poder justificar los atropellos cometidos por las turbas amotinadas y que con referencia á la documentación que han sustraído los amotinados en la sala capitular en el archivo del Ayuntamiento que se nombrara una comisión compuesta del Alcalde , un Concejal y el Secretario de Ayuntamiento y que dicha comisión se entregase por la junta de reboltosos de la documentación por medio de imbentarios y no de otra forma, tanto por el estrabio que hubiese podido sufrir la documentación en manos de las turbas amotinadas cuanto por cualquier otro documento que pudieran ocultar  ó haberles pegado fuego en la puerta de la Sala Capitular. El Ayuntamiento en vista de lo espuesto por el Señor Alcalde todos unánimes aceptaron su proposición y aprobaron. En lo cual se lebantó la sesión firmando cada una como acostumbra de todo lo que yo el Secretario Certifico = “

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Felipe Martínez Medina.  Bartolomé Catalán.  José Calero Martínez.  Francisco Martínez.  Francisco Barragán.

Hipólito Martínez Srio.   

ACTA DE LA CUARTA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 19 DE FEBRERO DE 1873.

“Acuerdo…

En la Villa de la Higuera de Arjona de diez y nueve de Febrero de mil ochocientos setenta y tres, reunidos previa citación y convocatoria al efecto los Señores que componen el Ayuntamiento; se dio cuenta por la comisión nombrada para recivir la documentación oficial por imbentario fecha quince del actual que después de haberse presentado hacer dicho imbentario la junta se negó á ello y en su vista el Ayuntamiento acuerda por unanimidad se le imbite nuevamente al presidente de la junta federal por medio de una comunicación para que berifique dicha entrega del archivo por medio de imbentario  como menos medio legal y prudente para ambos, pues de lo contrario den cuenta de tal proceder al Señor Gobernador Civil de la Provincia, según procede al mérito de justicia. Todo así fue acordado por unanimidad y que de ningún modo sin orden superior de recivo  la documentación sin imbentario pues porque los amotinados hallan cometido un atentado no debemos cargar su responsabilidad de documentos que pudieran haberse estraviado ó quemado. Con lo cual se levantó la sesión y firman cada uno como acostumbran de que yo el Secretario Certifico =”

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Felipe Martínez Medina.  Francisco Martínez.  Francisco Barragán. 

Dice: Siguen las firmas:

José Calero.  Bartolomé Catalán.  

Hipólito Martínez Srio.   

ACTA DE LA QUINTA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 24 DE FEBRERO DE 1873.

“En la viya de la Higuera de Arjona á veinte y cuatro de Fevrero de mil ochocientos setenta y tres, reunidos  previa citación los señores que componen el Ayuntamiento cuyos nombres de los concurrentes se espresan al margen vajo la presidencia  del Señor Alcalde D. Flipe Martínez Medina, por cullo señor se declaró habierta la sesión. Diose cuenta de una solicitud presentada por D. Antonio Mercado suscrita por varios vecinos de esta villa y entre los cuales algunos mayores contribullentes. Dicho señor Alcalde ordeno al secretario diese lectura de la espresada solicitud, en la que se manifestava que en virtud de haberse proclamado la República Govierna que no está en conformidad con los derechos de Arbitrios, y en virtud á hayarse conforme el vecindario en que el déficit que desde hoy día veinte y tres de Febrero resulte para la nivelación del presupuesto era repartido proporcionalmente entre este a fin de que disfrute de las mejoras que la referida forma de Gobierno concede á los Ciudadanos y que el Ayuntamiento se sirva ordenar la correspondiente autorización para que todas y cada uno de por sí pueda libremente espender los artículos que constan en el espediente de subastas. Cerciorados los Señores presentes de su contenido, tomó la palabra el Señor Alcalde y dijo: Que en atención que la junta Rebolucionaria que se instaló el día doce del actual y destitullo al Ayuntamiento, con la voz de habajo los consumos, sin duda alguna an desconocido lo imposible que es en esta localidad arbitrar otra clase de sumas con que puedan cubrirlas atenciones del municipio, pero hello es que esta base por de pronto alaga al vecindario pero en cambio el Ayuntamiento que continúe en la administración Municipal tendrá desatendida sus sagradas y perentorias obligaciones; por lo cual no hay fundamentos para que la Administración económica de este pueblo, altere y macsime cuando el Ayuntamiento asociado de la asamblea Municipal en la forma que previene el artículo treinta y siguientes de la ley Municipal son las competentes para la creación de Arbitrios que cobran los presupuestos formados con arreglo a la ley, por lograr el Ayuntamiento y asamblea pudieran alterar los medios albitrados, único medio de cubrir las infinitas atenciones que pesan sobre este Ayuntamiento. Beo ineficaz las medidas que puedan tomarse en este asunto toda vez que se desea dar gusto al vecindario puesto que por Antonio Mercado se me dice que desea dar gusto á esta ecsigencia de que todo se ¿conceda? libre al pueblo se bendrá encima, una como para esto se obserba en la calle barios grupos y carillos con desmanes ostiles y alarmantes sin que por estos sean respetadas las lelles vigentes ni estén en actitud de darles una satisfacción con prudencia, por lo cual opino que queda en suspenso dichos Arbitrios con arreglo á lo que solicitan en la esposición que se ha dado lectura; y que en su bista el Ayuntamiento visto no puede continuar sin recursos ni acceder á repartos que solicitan fuera de ley, transcurrido que sea algún tiempo presenta su dimisión a fin de hebitar conflictos como el mencionado y que estos que tantos deseos tienen de encargarse de la administración del pueblo entorpeciendo a esta corporación la marcha administrativa, lo verifiquen puesto que los repartos provinciales y Municipales sea pueden pasar del veinte y cinco por ciento, ó sea la cuarta parte de la contribución territorial según ordena la ley de Arbitrios de veinte tres de Febrero de mil ochocientos setenta. Con esta misma opinión diabundaron la de los Señores presentes aprovándose todo por unanimidad  puesto que este Municipio ni sus recursos ni faltando a las leyes vigentes podemos ni debemos gobernar en esta localidad y mucho menos con repartos como los que se solicitan fuera de la ley puesto que hay hechos los que la misma prebiene. Con lo cual levantó la sesiónde todo lo que llo el secretario Certifico =”

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Felipe Martínez Medina.  José Calero.   Francisco Martínez.  Francisco Barragán.  Bartolomé Catalán.  
Hipólito Martínez Srio.
Acta del acta sexta de fecha 22 de marzo de 1873.


ACTA DE LA SEXTA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 22 DE MARZO DE 1873.

“Acuerdo…

En la Villa de la Higuera de Arjona á bente y dos  Marzo de mil ochocientos setenta y tres reunidos previa citación y convocatoria al efecto los señores que componen el Ayuntamiento cuyos nombres de los concurrentes se espresa  al margen bajo la presidencia del señor Alcalde Felipe Martínez, por cuyo señor se declaró abierta la sesión y Diose cuenta de que el Depositario de fondos municipales y los señores Alcaldes D. José Calero Martínez y D. Florencio Martínez ordenadores de pagos, en sus respectivos vienios habían rendido sus cuentas respectibas en virtud de la obligación que les impone la instrucción de beinte de Nobiembre de 1845, relatibos al primero de dichos Alcaldes á los años económicos de mil ochocientos sesenta y ocho á sesenta y nueve sesenta y nueve á setenta y selente á setenta y uno y un periodo de ampliación, y el segundo ó sea el señor Alcalde D. Florencio Martínez Síndico las de el año de mil ochocientos setenta y uno á setenta y dos y tres trimestres de mil ochocientos setenta y dos á setenta y tres. El Ayuntamiento visto el artículo 152 de la ley municipal de 20 de Agosto de 1870, acordó que pasen al Sindico para su cobranza encargándole a este la posible actividad en ella ,y que echa se dé cuenta inmediatamente á la corporación para continuar respecto á las indicadas cuentas, los trámites legales. Con lo cual se lebantó la sesión de que yo el Secretario certifico con el Vº Bº del Señor Alcalde fecha ut supra = sobre raspado = Marzo vale = Vº Bº El Alcalde.

Aparecen las firmas del Alcalde  y Secretario:

Felipe Martínez. 

Hipólito Martínez. Srio.

Dictamen del Síndico…

El Regidor Síndico de este Ayuntamiento que suscribe, ha visto las cuentas reendidas por los cuentandantes responsables , relatibos al periodo ordinario de los años económicos de mil ochocientos sesenta y ocho á senta y nueve, sesenta y nueve á setenta á setenta y uno, setenta y uno a setenta y dos y tres trimestres de mil ochocientos setenta y dos á setenta y tres y el de ampliación de espresados años, remitidos á censura por acuerdo de la Corporación de beinte y dos de Marzo y después de bien examinados nada tiene que esponer contra el contrato ni los justificantes, por lo cual cree que el Ayuntamiento puede fijarlos como definitivos y perfectamente legales, dándolos la suscriba tramitación que requiere la ley municipal vigente en los artículos 153 y siguientes. La Corporación, no obstante acordará lo que en su superior ilustración considere más de justicia que es á la que con este dictamen cree serbir el Síndico. Higuera de Arjona treinta de Marzo de mil ochocientos setenta y tres = sobre raspado treinta = no  = vale = enmendado Marzo = vale =

El Síndico. José Calero.

Hipólito Martínez. Srio.

Decreto…

Dice cuenta de este dictamen, al Ayuntamiento en la primera sesión para que inmediatamente tome acuerdo. Higuera de Arjona fecha ut supra =

Aparecen las firmas del Alcalde  y Secretario:

Felipe Martínez. 
Hipólito Martínez. Srio. 
En la página de la izquierda aparece el acta séptima de fecha 2 de abril de 1873 y en la página de la derecha el acta octava correspondiente a la fecha 4 de abril de 1873.



ACTA DE LA SÉPTIMA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 2 DE ABRIL DE 1873.

“Acuerdo…

En la Villa de la Higuera de Arjona á dos de Abril de mil ochocientos setenta y tres se tubo al Señor Síndico de esta Corporación por cumplido, puesto que ha evacuado el dictamen respecto (respecto) á los asuntos de los años económicos de mil ochocientos setenta y ocho á senta y nuebe incluida á los tres trimestres de mil ochocientos setenta y dos á setenta y tres y se acordó se remitan á su tiempo oportuno los que corresponda á la aprobación de la excelentísima Diputación Provincial, y se acordó que se cite a la Asamblea municipal para el día cuatro del corriente mes, á fin de que nombre comisión y presidente de su seno, para examinar, discutir y demás que pueda respecto a las cuentas que son de su incumbencia á cuyo efecto se señala el día ocho y hora de las doce de su mañana, siguiendo la prescripción de los artículos 153 y siguientes de la ley Municipal vigente . Con lo    que se levantó la sesión de que yo el Secretario certifico con el Vº Bº del Señor Alcalde =sobre raspado =bril =cuatro = vale

Vº Bº El Alcalde

Felipe Martínez

Hipólito Martínez. Srio.

Aparece en el margen izquierdo del escrito lo siguiente:

El Primer Teniente  de Alcalde Felipe Martínez Medina.

El 2º Teniente de Ídem Francisco Martínez.

El Síndico José Calero.

Concejal Barragán.

Concejal Catalán.

ACTA DE LA OCTAVA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 4 DE ABRIL DE 1873.

“En la Villa de la Higuera á cuatro de Abril de mil ochocientos setenta y tres, el Sor Alcalde presidente de este Ayuntamiento, se constituyó en sesión extraordinaria, á la que asistieron los Señores asociados que se expresan al margen en virtud de la primera citación con el fin de nombrar una comisión de su seno que examine las cuentas municipales presentadas por los cuentandantes responsables y referentes al periodo ordinario y de ampliación del año económico de mil ochocientos setenta y uno á setenta y dos y tres trimestres del setenta y dos á setenta y tres en conformidad al segundo párrafo del artículo 153 de la ley municipal vigente; y abierta la sesión y echo saber el objeto de la reunión á los señores que se hayaban presentes, acordaron después de una suspensión de diez minutos para conformar sus pareceres en votación nominal nombrar para la indicada comisión á los señores D. Juan Barragán, D. Manuel Martínez y D. Antonio Gabilán haciéndoles el encargo de que, á ceslas posible cuenta su dictamen antes de quince días á contar desde esta fecha relativo á las cuentas que comprenden á esta comisión y asamblea de asociados y para presidente de las sesiones á que dé lugar el examen de cuentas á D. Juan de Chica y suplente á D. Francisco Barragán. Con lo que el señor presidente dio por terminado este acto firmando con los señores de la Asamblea concurrentes de que certifico con el Vº Bº del Señor Alcalde = sobre raspado = u = de Chica = vale = y Abril  =vale Juan Barragán Manuel Martínez no he raspado vale =

Vº Bº El Alcalde

Felipe Martínez

Hipólito Martínez. Srio.
Aparecen en el margen izquierdo del escrito lo siguiente:
Vocales Asociados.
Es X de Sebastián Garrido
Hipólito Martínez
Juan Ramón Barragán.
José Barragán.
Es X de Pedro Galán
Francisco Pérez.
Juan Chica.
Francisco Martínez.
Vicente Pancorbo.
Es X de Francisco Garrido.
Juan Ramón Barragán.
Es X de Juan Cortes
Emilio Martínez.
Antonio Martínez.
Por Juan Pérez
Mateo Martínez.
Miguel Martínez.
Es X de Eleuterio Ochando.
Antonio Gavilán.
Siguen las firmas
Felipe Martínez.   Juan Martínez.   José Barragán.
Nota: Debajo de los señalados con la X como firmantes que no saben, aparece: Testigo o Fui Testigo.
ACTA DE LA NOVENA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 4 DE ABRIL DE 1873.
“Informe ó dictamen…
La comisión de la Asamblea de asociados para el examen de las cuentas municipales de este pueblo, relativos al periodo ordinario y de ampliación del año económico de mil ochocientos setenta y uno á setenta y dos y tres trimestres de mil ochocientos setenta y dos á setenta y tres cumpliendo con el encargo los ha examinado con detención y nada tiene que oponer a las mismas, proponiendo á la Asamblea su aprobación. El Ayuntamiento sin embargo, acordará lo que considere más identificado con la legalidad. Higuera de Arjona ocho de Abril de mil ochocientos setenta y tres =
El Presidente Juan Chica
Como individuo de la Comisión Juan Ramón Barragán
Como individuo de la Comisión Juan Martínez.
Como individuo de la Comisión Antonio Gavilán
Hipólito Martínez. Srio”

Acta décima de fecha 22 de abril de 1873.

ACTA DE LA DÉCIMA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 22 DE ABRIL DE 1873.

“Acta de aprobación…y

En la Villa de la Higuera de Arjona á beinte y Dos de Abril de mil ochocientos setenta y tres. El Sor. D. Juan Chica vocal asociado presidente nombrado para este acto en sesión de cuatro de Abril, se constituyó en la Sala Consistorial, con asistencia de los de igual clase que se expresan al margen que habían sido citados para el dictamen definitivo respecto á las cuentas municipales, relativas al año de mil ochocientos setenta y uno á setenta y dos y tres trimestres de setenta y dos á setenta y tres; y abierta la sesión se dio lectura por mí el Secretario del Ayuntamiento de las referidas cuentas del dictamen del Regidor Síndico y del de la comisión de esta asamblea y abierta sesión le conformó la Asamblea con el Síndico y la Comisión y declaró las cuentas bien formadas y definitivamente aprobadas en todas sus partes como ulterior resolución. Con lo que se lebantó la sesión y certifico =”

Aparecen las firmas de los siguientes señores bajo el epígrafe de Asociados:

Asociados: Miguel Martínez y Marín.  Vicente Pancorbo.  Felipe Martínez.  Antonio Gavilán.  Francisco Martínez. Dice: Es X de Juan Cortes

Asociados: José Barragán.  Juan Chica.  José Barragán.  Bonoso de Lara. Emilio Martínez. Sebastián Fuentes.  Manuel Martínez.

Hipólito Martínez. Srio.

En el margen izquierdo aparecen  bajo el mismo epígrafe de asociados las firmas de los siguientes señores:

Asociados: Juan Ramón Barragán.  Dice: Es X de Pedro Galán.  Fui Testigo.   Francisco Pérez. Dice: Es X de Eleuterio Ochando Fui Testigo.  Mateo Martínez.  Dice: La X es de Francisco  Pérez. Fui Testigo.  Antonio Gavilán.   Dice: Es de Francisco Garrido. Fui Testigo.   Juan Ramón Barragán.  Antonio Martínez.  Dice: Es X de Sebastián Garrido. Fui Testigo. Mateo Martínez.

A continuación aparece el siguiente escrito:

Sr. Presidente del Ayuntamiento Popular de esta Villa.

Hipólito Martínez y Medina domiciliado en esta población según se acredita por la cedula de empadronamiento talón número primero, expedido en quince de Octubre próximo pasado por el Sor Alcalde, término municipal de la misma calla llana número cuarenta y cuatro, á U. reberentemente expone. Que por causas agenas á mi voluntad y del Ayuntamiento conocidas, no puede el que suscribe continuar en el desempeño de sus funciones como Secretario del Municipio por lo que necesita  la prebia y correspondiente admisión de la dimisión que tengo hecha berbalmente diferentes beces y como no han hecho uso de mi reclamación.

      Con este objeto formula la presente dimisión por escrito, Por tanto,

Suplico al Ayuntamiento de su presidencia, que prebios los trámites legales se sirba  acordar la dimisión, de conformidad á lo dispuesto en la ley municipal vigente.

Higuera de Arjona beinte y dos de Abril de mil ochocientos setenta y tres.

                        Hipólito Martínez Medina.

Decreto…
Dese cuenta al Ayuntamiento en le sesión primera para que acuerde lo más justo.
Alcaldía popular de esta Villa de Higuera de Arjona á las cuatro de la tarde del día beinte y dos de Abril de mil ochocientos setenta y tresw.
Felipe Martínez Medina
                             Hipólito Martínez, Srio.


ACTA DE LA UNDÉCIMA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 23 DE ABRIL DE 1873.

“Acuerdo… y

En la Villa de la Higuera de Arjona á beinte y tres de Abril de mil ochocientos setenta y tres, reunidos los señores que componen el Ayuntamiento, cuyos nombres de los concurrentes se expresan al Margen bajo la presidencia del señor D. Felipe Martínez primer teniente Alcalde de la misma, por cuyo señor se ordenó al Secretario diese lectura al acta anterior la cual fue por unanimidad aprobada. Diose cuenta de una solicitud presentada por D. Hipólito Martínez relatiba á la dimisión del cargo que ejerce de Secretario de Ayuntamiento á la cual le fue dada lectura, y cerciorada la corporación de su contenido y considerando que repetida s beces ha manifestado el D. Hipólito , deseos de no continuar en el ejercicio de sus funciones como tal Secretario de este cuerpo municipal, y Resultando que pudieran inferírsele perjuicios de seguir continuando en el desempeño de su cometido lo cual puede evitarse cuando del cargo expresado, se acordó por unanimidad admitirle la dimisión solicitada terminando en el ejercicio de sus funciones en el día de hoy.

En tal estado y siendo necesaria y de imprescindible necesidad el proveer esta plaza se acordó que en el día de mañana se fije la bacante en los sitios públicos de costumbre, pasando al mismo tiempo atenta comunicación con el adjunto ejemplar al Señor Gobernador Civil de esta Provincia, anunciando la bacante de la Secretaría de esta Villa por el término de la ley con el laudable fin de se presenten aspirantes á la misma con la pensión de su dotación. Así mismo se acordó por todos los señores presentes para mañana  quien se ha de encargar interinamente del cargo de Secretario, y que se reúnan los mismos señores concejales para deliberar sobre este importante asunto en el mismo sitio y hora de las doce de la mañana.

Así lo acordaron y firman la de uno como acostumbran con lo cual se lebantó la sesión de que yo el Secretario dimitente Certifico =”

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Felipe Martínez Medina.  Francisco Martínez.  Francisco Barragán.  José Calero.  Bartolomé Catalán.  

Hipólito Martínez Srio.

Hay un segundo cuaderno de actas del año 1873 en cuadernillo aparte, que nosotros pasaremos a un segundo artículo que será publicado a continuación de éste. Tal vez fuera debido el incremento de actas en este año, y la existencia de dos cuadernillos de actas en el mismo año a los diferentes grupos políticos que pasaron por el ayuntamiento este año, y las problemáticas añadidas a los diferentes enfoques de los regidores. Todos los partidos tendrían sus referentes en nuestra villa, y como fiel reflejo de la política nacional una política municipal, se generaban unas expectativas nuevas en la que las nuevas fuerza políticas deseaban participar. Ello puede ser una muestra del incremento de actas con los nuevos tiempos políticos en nuestra villa, y los sucesivos gobiernos que tuvieron lugar en estos años. Por todo lo dicho se hace necesario fragmentar los contenidos y así tratar de dar una visión de la situación del país y los ayuntamientos, con la esperanza de que aprendamos del pasado.

Nota a tener en cuenta en la trascripción de todas las actas.

En todos los casos la transcripción es literal, si bien se ha procedido a interpretar en algunos casos los textos confusos o ilegibles, a no utilizar las mismas abreviaturas de palabras en orden a dar claridad al texto redactado y la imposibilidad de transcribir fielmente en la abreviatura la colocación de algunas grafías manuscritas, a  acentuar las palabras que en muchos casos no figuraban acentuadas. Si se ha respetado siempre la ortografía original, las uniones indebidas de palabras y la redacción del texto en general.

Granada 17 de febrero de 2020.
Pedro Galán Galán.

Bibliografía:
Archivo Municipal de Lahiguera: Cuadernillo de actas del año 1873, número 28.
Encinas Gómez, Emilio: Gobierno Figueras, Febrero de 1873
http://www.historiadeespananivelmedio.es/19-17-23-gob-figueras-febrero-1873/
Encinas Gómez, Emilio: Grandes Cantones de julio de 1873
http://www.historiadeespananivelmedio.es/19-17-26-grandes-cantones-julio-1873/
  

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