REFRANES, DICHOS Y PROVERBIOS DE LA CULTURA POPULAR DE ESPAÑA.
La cultura popular de nuestro país nos ha dejado durante siglos dichos y proverbios que son auténticas joyas. Cargados de sabiduría, la mayoría encierran grandes verdades.
Los refranes son una parte fundamental de la cultura y la lengua española. Estos dichos populares los utilizamos en nuestra habla coloquial y aparecen continuamente en libros, películas, o incluso en canciones. Los refranes expresan consejos o recomendaciones para la vida diaria que tienen su origen en la sabiduría popular. Muchas veces tienen rima para que sean más fáciles de recordar.
El famoso libro El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha incluye también muchos refranes, en él se define un refrán como “sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios” (Segunda parte, capítulo LXVII).
Estos son los párrafos en los que se hace mención a los refranes en el Quijote de Cervantes:
“El refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia”.
Fuente: Segunda parte. Capítulo LXVII. “De la resolución que tomó don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo, en tanto que se pasaba el año de su promesa, con otros sucesos en verdad gustosos y buenos”. Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
“Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: “Iglesia, o mar, o casa real”, como si más claramente dijera: “Quien quisiere valer y ser rico, siga o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas”; porque dicen: “Más vale migaja de rey que merced de señor”.
Fuente: Primera parte. Capítulo XXXIX. “Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos”.
“Mira, Sancho, respondió don Quijote: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan mal por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia”.
Fuente: Segunda parte. Capítulo LXVII. “De la resolución...”
“No más refranes, Sancho, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes y que te vayas a la mano en decirlos, y “castígame mi madre, y yo trómpogelas” (...) Mira, Sancho: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia. Pero dejémonos desto, y, pues ya viene la noche, retirémonos del camino real algún trecho, donde pasaremos esta noche, y Dios sabe lo que será mañana”.
Fuente: Segunda parte. Capítulo LXVII. “De la resolución...”.
“Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: “Donde una puerta se cierra otra se abre”.
Fuente: Primera parte. Capítulo XXI. “Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero”.
“Por cierto, Sancho, dijo don Quijote, que siempre traes tus refranes tan a pelo de lo que tratamos cuanto me dé Dios mejor ventura en lo que deseo”.
Fuente: Segunda parte. Capítulo X. “Donde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar a la señora Dulcinea, y de otros sucesos tan ridículos como verdaderos.”
Nota: Más de cien años antes de la publicación del Quijote (1605), el refrán “Donde una puerta se cierra otra se abre” ya había sido usado por Fernando de Rojas, en el Acto XV de La Celestina (1499), una obra que Cervantes conocía bien y admiraba.
Hemos comprobado que entre los refranes españoles, los hay que hablan del pasado, del tiempo, de animales, de la familia, de nuestras conductas… hay muchos más de los que quizás te puedas imaginar, y cientos y cientos de cada tema.
Seguro que algunos ya los conoces de sobra porque pasan de generación en generación. Pero es muy probable que no conozcas otros muchos, pues algunos a veces solo se dicen en algunas regiones de España.
Numerosos autores de prestigio han dado interpretaciones personales o definiciones del término refrán. Reproducimos algunas referencias citando el autor a continuación.
“Verdad es lo que dicen los refranes, quien en el arenal siembra, no trilla pegujares”.
Arcipreste de Hita
Fuente: Libro de buen amor
“El refrán es una forma popular literaria construida entre el verso y la prosa con su propia entidad rítmica”.
Francisco López Estrada
“El refrán es una frase, completa e independiente, que en sentido directo o alegórico, y por lo general en forma sentenciosa y elíptica, expresa un pensamiento, hecho a manera de juicio de la experiencia, enseñanza, admonición, etc., en el que se relacionan por lo menos dos ideas. En consecuencia la forma usual del refrán es bimembre, o, por amplificación de dichos conceptos, plurimembre”.
Julio Casares
“Ese complejo de experiencia y juicio, de sentencia y gracia, que es el refrán, domina en Cervantes sobre el concepto escueto o revestido de artificio retórico”.
Antonio Machado
“Es muy difícil poder señalar refranes de una sola región, ya que en ella hay muchos que proceden de las que le son limítrofes... El lenguaje de nuestros refranes es afrancesado en el Pirineo, catalán en la Ribagorza, valenciano en todo el confín de Valencia y castellano en la parte restante de su suelo”.
Fernando Zubiri Vidal y Ramón Zubiri de Salinas
“La filosofía práctica, elaborada por el pueblo español a lo largo de los siglos, se encuentra en el refranero en su casi totalidad”.
Gonzalo Torrente Ballester
“Los buenos refranes están hechos con leche de oveja”.
Ramón Gómez de la Serna
“Los refranes poseen infinita capacidad de admitir variantes; conservan extraordinarios arcaísmos léxicos, sin que por eso dejen de renovarse continuamente”. Diccionario de refranes, RAE.
J. G. Campo y E. Barella
“Los refranes son frases hechas de carácter polisémico, cuyo sentido se concreta al relacionarlos con el contexto en que se inscriben. De tal forma, un mismo refrán puede tener significados muy diversos según el hablante o escritor que lo utilice e incluso según el momento, situación o pasaje en que lo incluya. Como tal frase hecha, debe usarse forzosamente sin variaciones en las palabras que lo integran ni en la sintaxis que las dispone”. Refranero español
J. M. Oliver
“Los refranes... Son como piedras preciosas salteadas por las ropas de gran precio, que arrebaten los ojos con sus lumbres y la disposición da a los oyentes gran contento y, como son de notar, quédanse en la memoria”.
Juan de Mal Lara.
“Los refranes son sentencias breves, sacadas de la lengua y discreta experiencia”.
Mosén Pedro Valdés
“Por lo general los refranes suelen consistir en la emisión, paralelística o no, de una mentira vergonzante que aspira a suplantar la verdad”.
Gonzalo Torrente Ballester
Como ya dijimos en un artículo anterior, la palabra refrán proviene del término francés “refrain”, los refranes son dichos cargados de la sabiduría popular que la mayoría de las veces se transmiten oralmente. Los refranes, como dichos populares son repetidos de generación en generación, y se mantienen porque por lo general tienen una advertencia o una enseñanza, que los familiares han ido trasmitiendo a sus descendientes a modo de educación no formal. Generalmente su estructura es en verso y con rimas en asonancia o consonancia. Son fáciles de memorizar y son transmitidos en forma jocosa por la persona que lo dice.
Los refranes son frases hechas, expresiones o rimas cortas que provienen de la tradición popular, encierran consejos, advertencias y enseñanzas y suelen utilizarse en conversaciones informales o coloquiales.
Los refranes son declaraciones populares, sabias y bien conocidas, muchas hechas por personas famosas, y otras surgidas de un sencillo pensamiento cargado de experiencia en la vida, dándose también el caso que a menudo algún refrán tiene un significado diferente (como oración) al significado particular de cada palabra que lo contiene, por lo que supone un esfuerzo mental aunque no tan profundo para poder así calar en su verdadero sentido.
En la cultura inglesa hay indicios de ellos en el siglo XVI, en un libro llamado “The Travels of Sir John Mandeville”, que hace referencia al refrán “Lágrimas de cocodrilo”. Si bien el relato de Mandeville sobre reptiles llorones después se abrió camino en las obras de Shakespeare, y así las “Lágrimas de cocodrilo” se convirtieron en una expresión idiomática.
Los refranes son frases populares que enseñan o aconsejan sobre distintas cuestiones de la vida y que han sido transmitidas oralmente de generación en generación. Algunos de ellos tienen un carácter educativo y pueden utilizarse en el aula para abordar con los menores valores como la constancia o el esfuerzo; para trabajar destrezas como la memoria o para mostrar la importancia de la sabiduría popular.
Aunque casi nunca sabemos quién es su autor original, muchos refranes populares españoles provienen de la literatura o de textos bíblicos. Algunos tratan temas básicos, como el clima, las estaciones del año o el dinero, mientras que otros abordan cuestiones más importantes como el destino, la muerte, el amor o las consecuencias de nuestras acciones y comportamientos.
Los refranes son muy relevantes en nuestra lengua, son un compendio de sabiduría popular: nos dejan enseñanzas, nos dan ejemplo, o incluso nos hacen reflexionar. Los dichos o refranes son frases que han pasado de generación en generación y que tienen una moraleja o una enseñanza oculta. Su constitución suele darse por rimas asonantes o consonantes, lo que las hace más fáciles de memorizar y hasta más divertidas para hacer entender conceptos complejos.
Como podemos ver hay infinidad de refranes que están basados en la experiencia de antepasados que fueron transmitiendo estos dichos en forma oral. Actualmente se los puede encontrar escritos. Cuando hay una recopilación de refranes se dice que es un Refranero. Hay refranes en todas las lenguas, aunque en la lengua española podemos decir que hay más de cien mil refranes, confirmando la importancia que se les daba desde muy antiguo a las tradiciones orales en nuestra cultura.
Seguimos a continuación con la recopilación de refranes publicada en el artículo precedente. Cuyo enlace es:
https://lahiguerajaen.blogspot.com/2022/05/recopilacion-de-refranes-usados-en.html
650 Un clavo no siempre saca a otro, a veces, los dos se quedan dentro.
Reflexiones: Para vivir mejor - Un clavo no siempre saca otro clavo.
(La expresión de que “un clavo quita otro clavo” aparece por primera vez en el libro de Marco Tulio Cicerón: Disputaciones Tusculanas, “Novo amore, veteram amorem, tamquam clavo clavum, eficiendum putant”)
De entonces acá ya ha llovido algo.
El amor deshace las faltas de la cosa amada.
Año que entra helando, mucho pan viene anunciando.
Por San Matías igualan las noches con los días.
Amor, dinero y cuidado, nunca fue disimulado.
A la plaza, el mejor mozo de la casa.
La amistad no tiene edad.
El tiempo trae las rosas.
En mujeres, ciegos y frailes, los mosquitos son elefantes.
Los amores entran riendo, y salen llorando y gimiendo.
Otoño lluvioso, año copioso.
San Marcos, rey de los charcos.
Tanto quiso el diablo a sus hijos, que les sacó los ojos.
Tiempo presente, un segundo.
En verano no hay cocido malo.
Mantear a uno, como perro por carnestolendas.
Lo que no has de comer; déjalo correr.
Ser como el sol de invierno, que sale tarde y se pone luego.
En lloviendo el día de Santa Bibiana llueve cuarenta días y una semana.
Todo lo cura el tiempo.
Cuando mayo va a mediar, debe el invierno acabar.
El tiempo cura las cosas y trae las rosas.
Cada ollero alaba su puchero.
675 En martes no emprendas viaje.
¿Un clavo saca a otro clavo? - Epic Heart - Dudas frecuentes.
Abren buenos modales, las puertas principales.
Cuando riendo, cuando riñendo, el tiempo se pasa y nos vamos yendo.
Practicar hace maestro; que no leer en el cuaderno.
Por pedrisco no es mal año; mas a quien da, dáselo por malo.
Hagamos paz, y viviremos asaz (bastante o mucho).
Amo trasquilado, mozo descuidado.
Oficio quita vicio.
El amor no sabe tener medio.
De invierno, hornera, de verano, tabernera.
Primavera muy lluviosa, poco triguera y muy pajosa.
Pascuas nevadas, en primavera galas.
El amor todo lo puede; o todo lo vence.
El enamorado y el pez, frescos han de ser.
Sanjuanada (24 de junio) venida, primavera ida.
Jueves lardero (el anterior a carnaval), carne en el puchero.
El que no madruga con el sol no goza del día.
Por muy sabio que sea no hay ninguno que todo lo sepa.
Cerner noche y día y no echar harina.
El tiempo es padre de la verdad, y a relucir la sacará.
Bien predica fray ejemplo, sin alborotar el templo.
Más vale llegar a tiempo que rondar un año.
De amores y de cañas, las entradas.
Quien quisiere ser mucho tiempo viejo, comiéncelo presto.
No hay mal que el tiempo no alivie su tormento.
700 Aprovecha el tiempo que vale el cielo.
A buena fe y sin mal engaño, para mi quiero el provecho y para ti el daño.
Sol amarillo, agua o granizo.
Si hay lluvias en primavera, cuenta con la sementera.
Que Navidad, tiempo de longanizas, haga sol y la Pascua de flores, de hornazos, haga fresco y lluvia para que haya buen tempero y cosecha.
Donde entra el sol, no entra el doctor.
Primero es la obligación que la devoción.
Más vale ser buena enamorada que mala casada.
Tiempo, viento, mujer y fortuna, son tan mudables como la luna.
Riñas de enamorados, amores doblados.
El buen enero, frío y seco.
Santos mojados, ramos regados.
El pajar viejo, enciéndese presto.
Dios te dé ovejas e hijos para ellas.
El consejo de adversario pocas veces es contrario.
A otra cosa, mariposa.
Domingo de Ramos, quien no estrena, no tiene manos.
Quien quiere la rosa, aunque le punce no se enoja.
Días y ollas lo componen todo.
Lluvia por San Lorenzo (10 de agosto), lluvia a buen tiempo.
La noche para pensar y el día para obrar.
Por Todos los Santos, frío en los campos.
Amor y majestad, no caben en un sujeto ni en un asiento.
Los mejores peces nadan cerca del fondo.
De todos los bienes somos avarientos, menos del tiempo.
725 Mucha agua en febrero, mucho trigo en el granero.
El mal que a muchos azota, consuelo es para el idiota. (También: Mal de muchos, consuelo de tontos.)
Cuando abril abrilea, bien luce la primavera.
Lluvias con helada traen buena añada.
En boca cerrada no entra mosca ni araña.
La pera dura, el tiempo la madura.
El sol de verano ablanda la cera y endurece el barro.
A invierno malhechor, primavera peor.
Enero y febrero hinchan el granero.
El invierno no se lo come el lobo, ni el verano tampoco.
El dinero, el amor, y el cuidado, no pueden estar disimulados.
Donde mucha risa sale, poco fundamento queda.
Amor de padre, que todo lo demás es aire.
En amistad de señor, sol de invierno y palabra de mujer, confianza no debes poner.
A donde el corazón se inclina, el pie camina.
No es lo peor que el tiempo pase, sino que nos lleve por delante.
Afortunado en el juego, desgraciado en amores.
Lo que el tiempo trae, el tiempo se lo lleva.
La mujer enamorada, entonces engaña cuando halaga.
Piensan los enamorados que tienen los otros los ojos quebrados.
A mortandad, no valen hierbas.
Vuela el tiempo de corrida, y tras él va nuestra vida.
El tiempo es devorador y consumidor de todas las cosas.
En Julio, la carreta y el yugo.
A cada puerco le viene su San Martín.
750 Coge las flores del buen tiempo, que pronto llegará tu invierno.
No cruces el puente hasta que llegues a él.
Por San Pablo (15 de enero) el invierno vuelve atrás.
En otoño, la mano al moño.
Tiempo ido, nunca más venido.
Con el tiempo todo se acaba.
Dijo a la lluvia el viento: “Cuando tú vienes, yo me ausento”.
Ama a quien no te ama y responde a quien no te llama.
El discípulo que no duda, no sabrá jamás cosa ninguna.
Lluvia con aire de toro, ablandó piedras y todo.
El amor y la fe, en las obras se ven.
Siempre halla tiempo la buena voluntad.
Mayo, cual lo halló, tal lo granó.
Sin temor, el amor parece desprecio; sin amor, el temor desdeño.
Los amores de los asnos, a coces y bocados.
Cuando San Roque (16 de agosto) vuelve la espalda, el tiempo cambia.
Ni tan viejo Abrahán, ni tan niño Jesús.
Quien da a tiempo un buen consejo, da mucho más que si diera dinero.
Unos tienen la fama y otros cardan la lana.
De todos los Santos a Navidad, es invierno de verdad.
Lluvia de julio hace madera.
No hay mejor lotería que el trabajo y la economía.
A cada día le basta su afán.
Hielo de enero, del agua es mensajero.
Tiempo pasado, con pena recordado.
775 Poco es algo; menos es nada.
El amor no es aquello que queremos sentir, es aquello que sentimos sin querer, por eso no podemos querer dejar de sentirlo.
Más presto se coge al mentiroso que al cojo.
Granizar, víspera de helar.
Nunca llueve a gusto de todos.
Cuando la barba de tu vecino veas pelar, echa la tuya a remojar.
La primera lluvia de agosto apresura el mosto.
Obras son amores, que no buenas razones.
Año que empieza helando, año de grano.
Por la Virgen melonera (nuestra Señora de agosto) el verano fuera.
Pan y noes, saben a amores.
Cuando el invierno primavea, la primavera invernea.
Lo que de noche se hace, de día se ve.
En martes ni tu hija cases ni tu marrano mates.
Cuando retozan los gatos, agua o viento al canto.
Cuando el sol da candilazo, agua en breve plazo.
En invierno y en verano, el buen dormir es en sábado.
Las guerras y las criadillas de tierra engéndranse en otoño y paren en primavera.
Todos los días se aprende una cosa nueva.
Lo valiente no quita lo cortés.
Por los Santos nieve en los altos, y el día de San Andrés nieve en los pies.
Por la Encarnación (25 de marzo), los últimos hielos son.
Al agradecido, más de lo pedido.
Domingo de carnaval, mucho vino y poco pan.
Por primavera el pescado; y en invierno el estofado.
800 Tener más años que Matusalén.
A la fuerza, ni los zapatos entran.
Año de piedra (pedrisco), ninguno medra.
Mal amigo y mal amor, olvidarlos es mejor.
Frío en abril, a las peñas hace reír.
Al alabar lo bueno y vituperar lo malo, justicia es lo que hago.
Tomar el tiempo como viene.
Al bueno por amor, y al malo por temor.
Tiempo no aprovechado, viento que ha pasado.
Primer día de mayo, corre el lobo y el verano.
Por Todos los Santos, frío en los campos.
Amor, tos, humo y dinero, no se puede encubrir mucho tiempo.
Hermano mayor, padre menor.
Lluvia en primavera, verano en sequera.
Aire solano, agua en la mano.
Beber frío y comer caliente.
Tiempo, palabras y piedras no tienen vuelta.
Al que no se mueve no le da el aire.
No tener padre ni madre, ni perro que le ladre.
A la dama el amor.
El viento de San Matías (24 de febrero) reina cuarenta días.
Ni miércoles sin sol, ni viuda sin dolor, ni muchacha sin amor.
Haz de la noche, noche y del día, día, y vivirás con alegría.
Mayo entrado, un jardín en cada prado.
Al fin y al cabo, por San Juan es el verano.
825 Pan, uvas y queso saben a beso.
Quien no te quiere como eres, no merece que lo recuerdes.
Dime con quién andas y te diré quién eres.
No es más grande el que más abulta.
Amor de madre, que todo lo otro es aire.
Año de miel, año de bien.
No hay amor feo si es querido a deseo.
En el verano hay día para casarse, enviudar y volver a casarse.
Amor hace mucho, el dinero lo hace todo.
Cuando abril es muy malo, no puede ser bueno el año.
Estación perezosa nunca fue viciosa.
Quien en sábado descansa, el domingo trabaja.
Amor y fortuna, no tiene defensa alguna.
Ni da virtud la riqueza, ni la quita la pobreza.
Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
A la moza lozana, hechos y no palabras.
Junio brillante, año abundante.
¡Oh falso amor, pocas veces das placer y muchas dolor!
Ni primavera sin golondrina, ni despensa sin harina.
No hay cosa más socorrida que un día tras otro, porque lo que no se hace hoy, mañana tampoco.
Por San Matías igualan las noches con los días.
Amores, dolores y letras, no pueden estar encubiertas.
Las campanas de San Juan piden queso y piden pan.
Calenturas otoñales, o muy largas o mortales.
En verano lloverá, mas primero tronará.
850 De los Santos (1 de noviembre) a Navidad es invierno de verdad.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Agua del cielo, no quita riego.
Que es por Navidad sol, y por Pascua florida agua y fresco.
El amor para ser perfecto, ha menester el amador discreto.
El asno prendado, cabe sí tiene el rabo.
Gran hechizo es el amor, no le hay mayor.
Mal vecino es el amor, y donde no lo hay es peor.
De fuera vendrá quien de casa nos echará.
Solo te has de fiar del que comió contigo una fanega de sal.
Por Santa Lucía, mengua la noche y crece el día un paso de gallina; por Navidad ya lo echa de ver el arriero en el andar y la vieja en el hilar; por los Reyes, bobo, ¿no lo ves?
Ni en verano sin ropa, ni en invierno sin bota.
No se hace sin tiempo lo que en todo tiempo se puede hacer.
Tiempo pasado, nunca más tornado.
Para ennoblecer, engordar y saber, tiempo es menester.
El tiempo trae las rosas, y después de nevar y llover, las vuelve a traer.
De la vaca flaca, la lengua y la pata.
Da y ten, y harás bien.
Mi tiempo es el campo en que yo siembro.
El dinero se va y viene, pero el tiempo ido no vuelve.
Quien en invierno tiene poca ropa, en el verano la tiene de sobra.
De Todos los Santos a Navidad, o bien llover o bien helar.
Más vale llegar a tiempo que rondar un año.
De lo hermoso, hermoso es el otoño.
Cuanto sabes, tanto vales.
875 El tiempo es una tierra que Dios nos ha dado: Unos la labran, y otros la dejan de erial.
A donde el corazón se inclina, el pie camina.
Quien su tiempo gasta en cosas vanas, no ve la muerte que está sobre sus espaldas.
Amor, al buen amador nunca demanda pecado.
Abril concluido, invierno ido.
Los amores de los gatos, empiezan riñendo y salen rifando.
Si por la candelaria llueve y no hiela, ya está el invierno fuera.
Año de heladas, año de parvas; quita de la era el heno, que el año viene bueno.
Dios nos libre de las heladas de mayo.
Afortunado en cartas, desafortunado en amores.
El tiempo enseña al que no tiene maestro.
Jugando bien, nunca se pierde.
Quien tiene amor tras cuesta, tanto mira hasta que ciega.
El sol de marzo, de riego le sirve al campo.
Otoño lluvioso, año copioso.
Ajo crudo y vino puro pasan el puerto seguro.
El tiempo vuela sin alas.
De todos los Santos a Navidad, o bien llover o bien helar.
La Navidad al sol, y la, Florida al tizón, traen el año en razón y sazón.
El invierno no es pasado, mientras abril no ha terminado.
Grumos de oro llama el escarabajo a sus hijos.
Abril y mayo, las llaves de todo el año.
No hay plazo tan largo, que no llegue al fin y al cabo.
Donde Dios no está, ¿qué bien habrá y qué mal faltará?
Piensa mal y acertarás.
900 Ninguno sabe, cuando se levanta, en qué ha de acabar el día.
De noche todos los gatos son pardos.
Jueves, buen día para las mujeres.
Golondrinas anticipadas, primavera muy templada.
Al amigo y al pariente, un real más de lo corriente.
El tiempo cura más que el sol.
Gran calma, señal es de agua.
El tiempo, siempre borrando y siempre escribiendo.
El mes de las cabañuelas es el mes de higueras.
El amor y la guadaña, quieren fuerza y quieren maña.
Cuando llueve y hace sol, son las bodas del pastor.
Más vale pájaro en mano que buitre volando.
Ni en lunes ni en martes vayas sin dinero a ninguna parte.
De los Santos (1 de noviembre) a Navidad es invierno de verdad.
Dar tiempo al tiempo.
Buen vestido y buen semblante, son poderosos recomendantes.
Obras son amores, hermano, que no amor solo.
Tanto te quiero, que no te lo suelo decir.
En abril, da la cara el año ruin.
Amor lisonjero, nada placentero.
Las mañanas de abril dulces son de dormir; las de mayo mejor, si no despierta el amor.
Eso es lo mismo que llover sobre mojado.
Más ocupado que horno por Navidad.
Entre noche y día no hay pared.
El tiempo vuela como el viento.
925 Agosto todo lo seca, menos el mosto.
Muchos cocineros pueden arruinar la sopa.
El tiempo todo lo trae y todo se lo lleva.
Cuando llueve y hace sol, baila el perro y el pastor.
Octubre vinatero, padre del buen cuero.
Tiempo pasado traído a la memoria, da más pena que gloria.
Casa de Dios, casa de todos.
Cuando en verano es invierno, y en invierno verano, nunca buen año.
Quien buen ajo planta, buen ajo arranca.
Más largo que un día sin pan.
El amor lo vence todo.
Para el que no tiene fortuna de su parte, todos los días son martes.
Si quieres ser bien servido, sírvete a ti mismo.
Lágrimas quebrantan penas.
Enero, claro y helero.
Cuando el invierno es lluvioso, el verano es abundoso.
Allá se me ponga el sol, donde tengo el amor.
En marzo, si cortas un cardo, te nacen cuatro.
Amor loco, si ella es mucho y tú eres poco.
Bajando se sube al cielo.
Desde San Lucas (18 de octubre) a Navidad, hay pocos estudiantes de verdad.
Más vale un amigo que cien enemigos.
En el mucho tiempo está la prudencia.
No te metes la mano en el bolsillo ni en Alaska.
Llevar aceite a Andalucía, necedad sería.
950 Sol de casa no calienta.
Obras son amores, que no buenas razones.
Quien bien hace, para sí hace.
Amor de señor, no es posesión.
Ponerse en medio como el miércoles.
Que cada uno rasque su sarna.
Dios perdone los difuntos, con salud los enterremos.
Tres días hay en el año que relucen más que el sol (Viernes Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión).
Comida sin siesta, campana sin badajo.
Más vale algo que nada.
Amigos, pocos y buenos.
Si al entrar la noche canta el gallo, tiempo vario.
El tiempo es la cosa más preciosa del mundo.
No hay tal lunar como el de enero ni tal amor como el primero.
Mucha agua en la otoñada, poco trigo y menos cebada.
Muchas veces el rayo mata sin tocar en la ropa, y deshace una espada sin dañar la vaina, y hace otros tales efectos maravillosos.
Cada gallo canta en su gallinero, y el que es bueno, en el suyo y en el ajeno.
El amor del soldado no es más de una hora, que en tocando la caja y a Dios, señora.
Cuando llueve y hace sol, coge el caracol.
Mientras hay vida, hay esperanza.
Aproveche bien a febrero quien holgó por enero.
Abeja y oveja y parte en la iglesia, desea a su hijo la vieja.
El tiempo es buen consejero.
El amigo leal, más que en el bien te acompaña en el mal.
Primavera seca, verano lluvioso y otoño desastroso.
975 La primavera, la sangre altera.
Al que no habla, Dios no lo oye.
Dame donde me siente, que yo haré donde me acueste.
Sal, caracol, con los cuernos al sol.
Amor loco, yo por vos, y vos por otro.
Por Todos los Santos (1 de noviembre), tus trigos sembrados.
Tan malo es para los niños el verano, como el otoño para el anciano.
Invierno que mucho hiela, cosecha de fruta espera.
El que no se alegra cuando llueve, nada tiene.
Si quieres de tu amigo saber la voluntad, finge necesidad.
En abril flores, olores y predicadores.
Por enero florece el romero.
Ni alabes ni desalabes hasta siete Navidades.
Cuando el invierno es lluvioso, el verano es abundoso.
Ser como el sol de invierno, que sale tarde y se pone luego.
Es capaz de jugar el sol por salir.
Huerto sin agua, casa sin tejado, mujer sin amor, y el marido descuidado, todo es malo.
Ave de pluma, el que la coge es suya.
Amor de niño, agua en cestillo.
Bien ama, quien nunca olvida.
En casa del bueno, el ruin cabe el fuego.
En la guerra de amor, el que huye es vencedor.
De todos los Santos a Navidad, o bien llover o bien helar.
A contar los frailes que me han dicho que se ha perdio uno.
Por un perro que maté,
mataperros me llamaron.
1000 Con amor se paga amor, y con tales otras, las buenas obras.
Más vale maña que fuerza.
No hay que llorar sobre la leche derramada.
Diciembre mojado y enero bien helado.
Quien tiene un buen libro, tiene un buen amigo.
Riñen en lunes los amantes, y se buscan el martes.
Año de nieves, año de bienes.
El amor y los celos son compañeros.
Del lunes al martes, pocas son las artes.
El hombre discreto, para todo tiene tiempo.
Ni un dedo hace mano, ni una golondrina verano.
Nunca llueve a gusto de todos.
Cada gallo canta en su corral.
Poco a poco hila la vieja el copo.
Ni primavera sin golondrina, ni despensa sin harina.
A la cama no te irás, sin saber una cosa más.
El tiempo vuela que se las pela.
Amor de suegra, halagos de gata.
En los amores, los principios son dulces y los fines amargos, porque dicen que los amores entran riendo y salen llorando.
El presente dura tan poco que ya es pasado cuando lo nombro.
En abril, cada gota vale por mil.
Amores, dolores, celos y dineros, no pueden estar secretos.
La mujer, a la espera, y la liebre, a la carrera.
Niebla rabuda, al tercer día muda.
Cuando el cojo de amor muere, ¿qué hará quien andar no puede?
1025 En diciembre, leña y duerme.
Un cambio es tan bueno como un descanso.
Por abril aguas mil.
Para quien no tiene a la suerte de su parte, todos los días son martes.
Junta de moscas o de mosquitos al oscurecer, anuncian que va a llover.
Coces de yegua, amor es para el rocín.
Cuando noviembre acaba, el invierno empieza.
Uno tiene la fama, y el otro se lleva el agua.
Orejas de mercader, oír, callar y ver para bien vender.
Tiempo y reflexión, matan la pasión.
Otoño e invierno, malas estaciones para los viejos.
Quien tiene arte, va por todas partes.
En abril espigas mil, en mayo espigas y grano.
Si la abeja ves beber, muy pronto verás llover.
Al buen día, ábrele la puerta.
Si quieres buena fama, no te dé el sol en la cama.
Aguardiente y malvasía, mézclalos, María.
Ni amor, ni señoría, no quiere compañía.
Al ratón que no sabe más que un agujero, lo pilla el gato.
Cada oveja quiere su pareja.
Más vale saber que haber.
Enero helado, febrero trasnochado, marzo airoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso.
Donde se quita y no se pone, pronto se acaba el montón.
Si tu casa quieres reparar, en marzo has de empezar.
Un mes antes, y otro después de Navidad, es invierno de verdad.
1050 Al buen callar llaman Sancho.
El tiempo todo lo cura y todo lo muda.
Canta la rana, y no tiene pelo ni nada.
Adonde hay voluntad, mejor es entrarse que llamar.
¡Qué bonita es la vergüenza! mucho vale y poco cuesta.
Amor loco, si ella es mucho y tú eres poco.
Los mayores imposibles, el tiempo y el dinero los hacen posibles.
Enero y febrero meses barbecheros.
El que cada día va bien, el domingo no tiene que ponerse.
Amistad fuerte llega más allá de la muerte.
Con el tiempo y paciencia se adquiere la ciencia.
Enero hierbero, año cicatero.
Hasta Navidad no lía de arroyar (formar arroyos), entrando el año hace daño.
En caza y en amores, entras cuando quieres y sales cuando puedes.
Helada blanca, madrina es del agua.
El amor, a ninguno da honor a todos da dolor.
El Amor de Dios, vence; todo lo demás perece.
Blando hielo es de lluvia mensajero.
Del tiempo desperdiciado y de las palabras ociosas se ha de dar cuenta a Dios.
Quien no sabe de abuelo, no sabe de bueno.
Un mes antes y otro después de Navidad, es invierno de verdad.
Cata la luna, cata el sol, cata los amores del pastor.
Bien está la puerta en su quicio, y el hombre en su oficio.
Del vino de Rueda, bébalo el que pueda, y deme de él si algo le queda.
Cuanta más grandeza, más llaneza.
1075 Aire recio y nube baja, agua sobre la paja.
Detrás de un gran hombre hay una gran mujer.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Líbrate, si estás sudado, del aire encallejonado.
En enero flores, en mayo dolores.
Abril y mayo componen el año.
Cuando la Candelaria (2 de febrero) llora, ya está el invierno fuera.
Dulce es el panal; pero el aguijón de la abeja no es tal.
Tener la sangre como horchata de chufas.
Cada uno decía del amor que había.
Si son amores, vengan mayores.
Amor con amor se cura.
Cada día estudiando, pasa el hombre de necio a sabio.
Más vale pan con amor, que gallina con dolor.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Nadie pierde jugando lo que ganó cavando.
Madre e hija, por dar y tomar son amigas.
Cuando al pastor se le muere la oveja, paga con la pelleja.
El que no haya concluido de verano por San Bartolomé (24 de agosto) agua en él.
Quien ve el hinojo y no come dél, muérese de amores y no sabe de qué.
Cada uno cuenta de la feria como le va en ella.
Entre Todos Santos y Navidad es invierno de verdad.
Toda la noche velé, y sin ella me iré. Palabras de enamorado.
Estar a tres dobles y un repique.
Mayo mojado, del buen barbecho hace prado.
1100 Cuando brota la higuera, requiere a tu compañera, y si no te quiere escuchar, espera a que brote el moral.
Nunca digas de esta agua no beberé, porque el camino es largo y te puede dar sed...
Amor con amor se paga.
Ojos hay que de lagañas se enamoran.
El tiempo pasado, siempre fue loado.
De Dios abajo, cada cual vive de su trabajo.
Más vale pedazo de pan con amor que gallinas con dolor.
Para que la otoñada sea buena, por San Bartolomé (24 de agosto) las aguas primeras.
El tiempo quiebra sin canto ni piedra.
El viento que corra por San Juan (24 de junio), todo el año reinará.
Por junio el mucho calor, nunca asusta al buen labrador.
Mal vecino es el amor; y donde no lo hay es peor.
La ausencia es al amor, lo que al fuego el aire: que apaga el pequeño, y aviva el grande.
Es bien dar tiempo al tiempo.
Quien no se arriesga no pasa la mar.
El amor verdadero no sufre cosa encubierta, y a solas su secreto.
Estoy metida entre amor y miedo; no sé cómo vivir puedo.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
La mujer enamorada nunca acaba de quejarse, ni para pedir.
De nada sirve que el sol alumbre para quien cierra los ojos.
No es amistad la que siempre pide y nunca da.
El tiempo todo lo cura y todo lo muda.
Mal vecino es el amor; y donde no lo hay es peor.
El dinero y el amor, trae los hombres al derredor.
El tiempo pasado, tuvo mucho de bueno y mucho de malo; el presente de todo tiene; y el que vendrá, de todo tendrá; porque dicha cumplida, sólo en la otra vida.
1125 Por miedo de gorriones no se dejan de sembrar cañamones.
Amor de padres, que todo lo demás es aire.
La letra, con sangre entra, pero con dulzura y amor se enseña mejor.
Cada día que amanece, el número de tontos crece.
Amor y temor, del carro humano son el timón y el aguijón.
Quien de la fiesta quiere gozar, desde la víspera ha de empezar.
Las heladas de abril se conocen al medir.
En otoño y en invierno tiembla el enfermo.
Contigo pan y cebolla; y con otra, ni olla.
Donde hay gran amor, allí hay gran dolor.
¡Oh, tiempo desperdiciado, quién te hubiera aprovechado!
El que ha sido cocinero antes que fraile, ya sabe lo que pasa en la cocina.
Manos frías, corazón caliente, amor de siempre.
Hay tiempos de hablar y tiempos de callar.
Burra con pollino no va derecha al molino.
Quien tiene un buen amigo, téngase por rico.
Por loco se ha de juzgar a quien sin aprender quiere enseñar.
Donde no hay amor, no hay dolor.
Hay que dar tiempo al tiempo.
Año de nieves, año de bienes.
Hasta San Juan, toda la hierba es pan.
El que en sí confía, yerra cada día.
El mal invierno pone a la primavera su sello.
El amor no tiene cerraderos en la bolsa, ni cilleros (sitio seguro para guardar algunas cosas).
Ando enamorado, y no tengo blanca ni cornado (ser inútil, o de poco precio y valor)
1150 Árbol que no da fruto, pide sustituto.
No todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven.
Más ven cuatro ojos que dos.
El pan con ojos; el queso, sin ojos, y el vino que salte a los ojos.
Agua por San Juan quita vino y no da pan.
Agua de mayo, el bien deseado.
Guerra, caza y amores, por un placer mil dolores.
En tiempo de higos, hay amigos.
Del 15 al 21, no falla ninguno.
Obras son amores, que no buenas razones.
Con paciencia y hojas de morera hace el gusano la seda.
Ni en invierno ni en verano dejes en casa el sayo.
Lo que en domingo se agencia, la botica se lo lleva.
Allí se me ponga el sol donde me den de cenar vino y jamón.
Amor no se alcanza sino con amor.
A la villa voy, de la villa vengo; si no son amores, no sé qué me tengo.
Querer y poder, hermanos vienen a ser.
Todos los días olla, amarga el caldo.
Donde comen tres, comerán cuatro, añadiendo más en el plato.
Que no es firme ni seguro.
Duelos con pan son buenos de llevar.
Duelos con pan son menos duelos.
En primavera, la sangre corre más ligera.
Primavera mojada, verano seco.
Hay que tomar el tiempo conforme viene.
1175 En martes, ni te cases ni te embarques.
Nadie es profeta en su tierra.
Hile quien hiló, que la Navidad ya pasó.
Mal año espero, si en febrero anda en mangas de camisa el jornalero.
Honra siempre a tus padres y verás muchas Navidades.
La otoñada verdadera, por el Cristo de Villanueva.
Ni bebas de agua que no veas, ni firmes carta que no leas.
Por primavera el pescado; y en invierno el estofado.
Por amor del caballero, besa la dama al escudero.
En esta vida caduca, el que no trabaja no manduca.
El enamorado que no es podido, luego es aborrecido.
Ausencia enemiga de amor, tan lejos de ojos, cuán lejos de corazón.
El tiempo no es oro, pero vale más que el oro.
El amor primero jamás se olvida, la pepita le queda por toda la vida.
Luna de enero y el amor primero.
Hombre que no es enamorado, no puede ser sino simple necio.
A mal tiempo, buena cara.
Haga el hombre lo que debe, y venga lo que viniere.
Hoy domingo, y mañana fiesta; buena vida es ésta.
La Navidad al sol, y la de flores al fuego, si quieres el año bueno y derechero.
Para todos sale el sol.
Agáchate y entrarás.
Amores y dolores, prométanse bienes y dan sinsabores.
Lluvioso febrero, año cebadero.
Fresco como una mañana de abril.
1200 Pegarse como una lapa.
Cuando el hombre es celoso, molesta; cuando no lo es, irrita.
Lunes y martes, ni gallina eches, ni hija cases.
Carne a carne, amor se hace.
Noviembre acabado, invierno empezado.
A su tiempo maduran las uvas.
Septiembre benigno, octubre florido.
Beber los vientos y los elementos.
Sin pan y vino, no hay amor fino.
Lo que mucho vale, mucho cuesta.
Dejemos padres y abuelos; por nosotros seamos buenos.
Tiempo tuviste, si no lo hiciste.
El amor que me mostráis, mudáoslo cuando queréis; no es amor el que tenéis.
Lo bien hecho, bien parece.
De Navidad a Navidad, sólo un año va.
En tiempo de higos no hay amigos.
No hay miedo a frío ni helada, sino a lluvia porfiada.
El día de ayer nadie lo volverá a ver.
Ave que vuela, a la cazuela.
A la vejez, viruelas.
En la casa en que se trabaja, no falta grano ni paja.
Abril mojado, mayo rociado.
Hombre enamorado, nunca casa con sobrado.
No hay daño que no tenga apaño.
No hay cuento soso como el que lo cuente sea gracioso.
1225 Para el amor y muerte, no hay cosa ni casa fuerte.
Cuando el amor es fingido, en el aire es conocido.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Al médico, confesor y letrado, hablarles claro.
El hábito no hace al monje.
Ni péname el amor.
Amores nuevos olvidan viejos.
Amor y dinero, no puede estar secreto.
De mayo el frío, señal de buen estío.
Mayo frío cría trigo; pero si es muy frío, ni paja ni trigo.
La amistad conocerla, más no romperla.
En tristezas y en amor, loquear es lo mejor.
Dando y dando, la gotera va horadando.
Contigo pan y cebolla; y con otra, ni olla.
Tanto te quiero cuanto me cuestas; o como me cuestas.
El tiempo es inventor de novedades y descubridor de verdades.
Voy y vengo, y no se me olvida el juego.
El amor de los asnos, entra a coces y a bocados.
A quien madruga, Dios le ayuda.
El tiempo todo lo cura.
Enamoróse el ruin de la ruin de las trenzas del mandil.
Dando tiempo al tiempo, el mozo llega a viejo.
Para verdades, el tiempo, y para justicias, Dios.
La llaga de amor, quien la hace la sana y quita el dolor.
De Virgen a Virgen, el calor aprieta de firme; antes y después verano es.
1250 Con hacer que hacemos, todo el tiempo perdemos.
A falta de pan, buenas son tortas.
Amistades que son ciertas, siempre las puertas abiertas.
Cuando el invierno primavea, la primavera invernea.
Amores, por un placer, mil dolores has de tener.
Los amores que comienzan en Cuaresma, duran más, dicen las dueñas.
Los que amores han, en andar se conocen y en pasear.
Quien canta, sus males espanta.
Al erizo, feo y bobo Dios lo hizo.
Más vale un amigo que pariente ni primo.
Aprovecha el tiempo; y si no, al tiempo.
Aquí te pillo, aquí te mato.
Amor comprado, dale por vendido.
Al liberal nunca le falta qué dar.
Cada martes tiene su domingo.
Nunca faltó un roto para un descosido.
Cochinillo de mal andar, ni por Navidad.
Amor de niña, agua en cestilla.
Mes de flores, mes de amores.
A quien se ayuda, Dios le ayuda.
Como quien hace castillos en el aire.
Calor de mayo, valor da al año.
Por amor del buey, el lobo el arado lame.
Ser alguna cosa tan necesaria como el comer.
Lo olvidao, ni agradecío ni pagao.
1275 A mal tiempo, buena cara.
El que la sigue, la consigue.
Bien ama, quien nunca olvida.
Más vale solo que mal acompañado.
El tiempo, ni siempre da canas, ni siempre da seso
El amor desasna (hace perder a alguien la rudeza) las gentes y ciega las mentes.
El amor de la mujer y el amor del can, no vale nada si no decís: tomad.
Pero digan, que de Dios dijeron.
El tiempo es un gran médico, para el alma y para el cuerpo.
Como quien se queda a la luna de Valencia.
El tiempo es oro, no pierdas ese tesoro.
Gran pérdida es al letrado, el tiempo mal gastado.
Otro día amanecerá y hará buen tiempo.
A ningún tonto le amarga un dulce.
El amor es gala en el mancebo y crimen en el viejo.
Donde hay celos, hay amor; donde hay viejos, hay dolor.
Cuando llueve y hace sol, coge el caracol.
Ni mus sin jarra, ni enamorado sin guitarra.
Más vale un pájaro en la mano que dos volando.
Por Santa Lucía crece el día un paso de gallina, por Navidad cada necio lo verá.
Ni enamorado en Morón ni en Sevilla fanfarrón.
Lo que Dios atrasa, ello alcanza.
Tiempo y dinero, grandes remedios.
Las sopas y los amores, los primeros son los mejores.
Con el tiempo se muda el gesto.
1300 Pierde una hora por la mañana y la estarás buscando todo el día.
Los estudiosos de nuestro idioma aseguran que nuestro refranero cuenta con más de cien mil refranes…; pero digamos para concluir que ¡para muestra, basta un botón!
Granada 12 de mayo de 2022.
Pedro Galán Galán.
Bibliografía:
Albaigès, Josep María: Un siglo de citas. Planeta. 1997.
Canellada, María Josefa; Berta Pallares: Refranes: 700 refranes españoles con sus correspondientes daneses, Museum Tusculanum Press, 1997. Páginas 39 y 40.
Domínguez Caparros, José: Diccionario de métrica española. 1999. Madrid: Alianza, página 299.
Etxabe Díaz, Regino: Diccionario de refranes comentado. Ediciones de la Torre. 2012.
Junceda, Luis: Diccionario de Refranes. Espasa. 1997.
Lloréns Barber, Ramón: Refranero de los frutos del campo. Editorial Taurus, 1986. Páginas 8 a 26.
Machado, Antonio: Juan de Mairena I (Juan de Mairena, sentencias, donaires y recuerdos de un profesor apócrifo). Losada. (1973 (5. ª ed. XXII, página 102)
Real Academia Española: Diccionario de la Lengua Española, 2ª edición, Madrid, 1984, páginas 917 y 918.
Serrano, Juan; Serrano, Susan: La lengua vulgar: Tradición Oral en los proverbios españoles, modismos y jerga. Sevilla: Padilla Libros Editores & Libreros, 1998.
2 comentarios:
Cervantes nunca puso signos de ortografía a sus obras, tampoco en El Quijote. El hecho es que en aquellos tiempos los autores no se preocupaban de estos menesteres; eran los editores. Así que nos encontramos distintas versiones de esta obra con comas y otros signos que cambian de una edición a otra, aunque parezca mentira.
Veamos más dichos y refranillos de nuestro pueblo:
Decir que uno va borracho:
Se pisa el cabestro.
Una mujer celosa:
Guarda el pienso como una mula pingona.
Un avaricioso:
Le pega un sorbetón al Tranco y lo deja seco.
Para decir que el día es perfecto:
Un buen día para comer con la suegra y dormir con la hija.
Para decir que el día es frío:
Vejeta que no pille terrón...
Fresco como el Portal de Belen.
O que una persona es descarada:
Fresca como la panza de una botija.
Fresca como el cho… de una rana.
Para decir lo malo de un trabajo:
Cuesta arriba, qué fatiga; cuesta abajo, qué trabajo.
A uno que poco le gusta trabajar:
Tiene mala reata.
Cada cosa a su tiempo. Era uno que iba a ver a la novia por la mañana y la encontraba recien levantada, los ojos casi pegados, sin arreglar. Por la tarde iba a ver los sembrados, los encontraba con aspecto de secos. Entonces cambió, por la mañana fue al campo y encontró los verdes húmedos de la rociada. Por la tarde fue a la novia, la vio con colores en las mejillas, los ojos y labios pintados; una preciosidad.
Por la mañana, la siembra; por la tarde, hembra.
Decir que uno no es de fiar:
Hacer el agua fresca.
Sospechar de algo:
Oler a pegado.
Cuando llueve:
Agua pa mis estacas.
Era un paisano que, haciendo el agosto, estaba recogiendo en la era el grano. El cielo amenazaba tormenta.
—¡Ay, Dios mío! ¡Que no llueva que es mi ruina!
Y, mientras que recogía y llevaba los sacos al granero a toda prisa, no cesaba de repetir la petición y lamentarse de su mala suerte. Cuando ya lo tenía todo guardado, exclamo:
—¡¡Ahora, agua pa mis estacas!!
Pedro, felicitaciones por tu buen hacer.
Manolo, cuando Cervantes escribió la mayor parte de sus piezas más insignes, era ya un hombre de edad muy avanzada para la época. Recuérdese que al ver la estampa de la II Parte de “El Quijote” se aproximaba a cumplir los 68 años, una edad de un hombre muy anciano para los estándares de supervivencia de principios del Siglo XVII.
Efectivamente Cervantes incurrió en numerosos errores, porque se vio en la necesidad de escribir con precipitación y desaliño, sin tiempo para “la imprescindible lima o el recomendado pulimento final”, que se convierte desde siempre en pieza fundamental de cualquier publicación. A lo largo del Quijote se observan los que hoy consideraríamos supuestos errores de sintaxis, estilo, puntuación y hasta ortográficos de Cervantes, que podíamos estimar que no son menos de mil, aunque algún autor llegó a encontrar hasta un total de varios miles.
Ramón Menéndez y Pidal escribió sobre El Quijote que “Hay (en él) evidentes descuidos, correcciones a medio hacer y desenfadados alardes de incongruencia y despropósito”.
La verdad es que a lo largo de cuatro siglos, han sido numerosos los críticos que han sometido a El Quijote a rigurosa y muy severa interpretación de sus textos. Este análisis o interpretación afecta no sólo el aspecto de lo gramatical, sino también en los aspectos históricos, geográficos, cronológicos, astronómicos, mitológicos, matemáticos y un largo etcétera, como si en los detalles de esa índole residiera la verdadera esencia de El Quijote.
Por supuesto que frente a este tipo de crítica, Cervantes ha tenido inteligentes y lúcidos defensores. Alguno de ellos escribió, y consideramos con razón, que “buscarle (a El Quijote) incorrecciones, descuidos y “despropósitos”, y hurgarle hasta el menor desliz, es sencillamente un tributo a su grandeza”.
Por otra parte ¡¡¡Qué enriquecedores resultan los dichos o refranillos que comentas!!!, tienes un anecdotario de toda clase de hechos muy vivo que no se debe perder, en ello tienes una tarea que todos esperamos.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
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