PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

sábado, 12 de febrero de 2022

Chachacaca

 

Lahiguera, nuestro pueblo.(3)

 

Capítulo del libro Lahiguera, nuestro pueblo


El nombre, Chachacaca, lo dice todo. Es la mala costumbre que tenemos de guiarnos por las apariencias.

He sentido mucho no poder poner nombre y apellidos a nuestro personaje; nadie, por más que he preguntado, los recuerda. Nos hemos quedado con lo peor de él: la «apariencia». Si hay algún lector que pudiera dar más datos se lo agradecería, todavía estamos a tiempo de que aparezcan en esta historia.

 



Este capítulo pertenece a la tercera parte, «Lahiguera en tu corazón», del libro. La temática no difiere de las dos anteriores y de las que ya hemos visto ejemplos. Pero aquí la diferencia radica en que al final de cada capitulo hay una reflexión, una enseñanza; ya que esta parte del libro es para leer o contar a un niño.

Es muy corto, os invito a leerlo.
 





2 comentarios:

Lugares de mi Jaén. dijo...

Valores perdidos. Una carencia que cada día echaremos más de menos.
A veces no valoramos los oficios "más simples"...pero que sin ellos no podríamos tener lo esencial de cada día.
Buena reflexión, Manuel.
Un abrazo.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

La pobreza está en todas partes, y continuará en todo el mundo durante muchos más siglos, los pobres no se acabaran en la tierra; en nuestro pueblo hemos visto casos de pobreza abundantes, pobreza que unas veces saltaba a la vista y otras veces no, su dignidad les hacía ocultar su pobreza y ser pobres que en su dignidad aparentaban no necesitar ayuda. En nuestros recuerdos se agolpan personas de unas y otras situaciones personales. Nuestro paisano debió escoger la situación de vida que le había tocado con bastante dignidad, y él se elaboró el medio de vida con su ganado, que le hacía superar una situación casi extrema, una situación que algunos vecinos rechazaban porque se salía de sus cánones sociales. Quizá, el mote no fuera tan despectivo como aparenta el topónimo aplicado, los apodos surgen de la situación más sutil y hasta fortuita, quizá de pequeño no sabía decir Chachapaca, o indicar la situación que ofrecía su persona de niño indefenso, cuando las necesidades físicas no se habían podido controlar a tiempo, y… alguien que se daba de sagaz le aplicó el que conocimos. Yo no lo conocí, pero si escuche referir el mote como “…eres más tonto que chachacaca”,… cuando la razón se quedaba corta en la dialéctica de una conversación, era el epílogo al diálogo imposible.
El rechazo al pobre (o aporofobia) es una actitud humana por la que, como seres sociales que somos, gregarios y obligados a cooperar para sobrevivir, tendemos a no ver ventajas en el trato con la gente pobre, porque no puede ofrecernos nada tangible que nos pudiera favorecer, y el trueque resultaría demasiado desigual para los que se sienten más favorecidos.
Hoy, en esta egoísta situación del estado de bienestar, tenemos que enseñar a detectar las estrecheces económicas en que viven tantas personas, en nuestras proximidades o en otros países, y transmitir la obligación humana de actuar en consecuencia para remediarlas o como mínimo aliviarlas; son unas tareas que deben formar parte de la educación más esencial, en la escuela, en la sociedad, y en cada hogar. La educación y la voluntad social son claves para atajar esa pulsión negativa hacia los afectados por la pobreza; y conseguir que las personas pobres reciban apoyo para superar su situación, sin merma de su malherida dignidad. La pobreza precisa ayuda y no la demagogia de muchos que viven a costa de parecer defenderla sentados en suntuosos despachos.