PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

domingo, 12 de abril de 2020

ACTAS DEL AYUNTAMIENTO DE HIGUERA DE ARJONA DURANTE EL GOBIERNO REPUBLICANO DE D. EMILIO CASTELAR


EL PRIMER ASUNTO A RESOLVER POR EL GOBIERNO DE CASTELAR FUE FIRMAR LAS PENAS DE MUERTE QUE NICOLÁS SALMERÓN HABÍA DEJADO PENDIENTES.


Después de la dimisión de Salmerón el 6 de septiembre por la renuncia a firmar las penas de muerte a los revolucionarios cantonalistas, comienza el Gobierno de Castelar el 7 septiembre 1873, que duró hasta el 3 de enero de 1874.
El nuevo gobierno estuvo formado por el siguiente gabinete ministerial:
Presidente del Poder Ejecutivo, Emilio Castelar Ripoll. Republicano unitario.
Estado, José Carvajal Hué. Republicano unitario.
Gracia y Justicia, Luis del Río Ramos. Republicano unitario.
Hacienda, Manuel Pedregal Cañedo. Republicano unitario.
Guerra, Jacobo Oreyro Villavicencio, interino. Militar, republicano unitario / 9 septiembre 1873: José Sánchez Bregua.
Marina, Jacobo Oreyro Villavicencio / 15 de octubre: José Sánchez Bregua, interino. / 6 noviembre: Jacobo Oreyro Villavicencio.
Gobernación, Eleuterio Maissonave Cutáyar, republicano unitario / 25 septiembre: José Carvajal Hué, interino. / 30 septiembre: Eleuterio Maisonnave Cutáyar.
Fomento, Joaquín Gil Bergés. Republicano unitario.
Ultramar, Santiago Soler Pla. Republicano unitario.
Retrato de D. Emilio Castelar por José Nin y Tudó.
D. José Carvajal Hué, Ministro de Estado.
D. Luís del Rio Ramos, Ministro de Gracia y Justicia.

D. Manuel Pedregal Cañedo, Ministro de Hacienda.

D. Jacobo Oreyro Villavicencio, Ministro de la Guerra y de Marina.

D. Eleuterio Maisonnave Cutáyar, Ministro de la Gobernación
D. Joaquín Gil Berges, Ministro de Fomento.
D. Santiago Soler Pla, Ministro de Ultramar.
Era un Gobierno monocolor republicano unitario. La España republicana estaba cansada de populistas cantonalistas y, por su parte, los monárquicos se abstenían de la política, mientras estaban preparando un golpe de Estado contra la República. No quedaba otro camino que el republicanismo unitario, y sería de modo provisional o de transición, en opinión de la mayoría de los españoles. Se añoraba la monarquía.
Emilio Castelar fue Presidente el 7 de septiembre de 1873 por 133 votos a 67. Tenía algunos votos más que los que había tenido Nicolás Salmerón, pero sufría el haber perdido a los diputados de Pi i Margall. Es decir, sin el apoyo del centro republicano, dependía de los monárquicos en las Cortes.
Los republicanos intransigentes pidieron medidas duras contra las muertes de cantonalistas que se habían producido, y Castelar las calificó de venganzas y se negó a ello. Había roto con los republicanos intransigentes.
Respecto a los carlistas, dijo que sólo eran unos demagogos sin ideario ni principios.
El programa de Castelar era defender la libertad, la democracia, la República y la federación. Es decir, no abandonaba el republicanismo federal, pero odiaba la intransigencia y la violencia generada por los republicanos intransigentes. Los federales dijeron que, para establecer el orden estaba liquidando el federalismo.
En este punto de la discusión, teniendo en cuenta que el federalismo se había radicalizado y no entendía de otra cosa sino de imponerse por la violencia, y por otro lado, los carlistas se habían venido arriba y estaban en pleno ataque al Gobierno, la política española lo tenía muy difícil, gobernara quien gobernara.
El primer asunto pendiente del Gobierno Castelar era firmar las penas de muerte que Nicolás Salmerón había dejado pendientes, y que afectaban a republicanos intransigentes. Lo hizo, aun sabiendo que ello le enemistaba con la mayoría de los republicanos. Pero, por otro lado, ello le daba el apoyo del ejército, el cual había perdido muchas vidas luchando contra los cantonalistas y no estaba dispuesto a aceptar un indulto.
D. Nicolás Salmerón Alonso, anterior Presidente de la Primera República, que abandonó el Gobierno por no firmar las penas de muerte de los sublevados en las revoluciones cantonales.
Respecto a los monárquicos, Castelar tenía ya perdida la partida, pues éstos habían decidido la rebelión: Nicolás María Rivero (Partido Radical) y Cristino Martos Balbi (Partido Radical) se reunieron con Francisco Serrano Domínguez (Partido Constitucional), Práxedes Mateo Sagasta (Partido Constitucional), Juan Antonio Rascón Navarro, Juan Bautista Topete y Augusto Ulloa Castañón, en Biarritz (sur de Francia). Decidieron apoyar a Castelar en su lucha contra los cantonalistas, mientras ellos preparaban su vuelta al poder. Acordaron dar un golpe de Estado, disolver la Asamblea Nacional para volver a las Cortes tradicionales, nombrar a Serrano nuevo Presidente de la República y a Cristino Martos nuevo Presidente del Gobierno, cuando fuera oportuno.
Fotografía del General Serrano en su etapa de madurez.
D. Cristino Martos Balbí.
D. Manuel Pavía Rodríguez de Alburquerque.

Pero la idea de los golpistas reunidos en Biarritz no estaba del todo madura: Francisco Serrano y Cristino Martos decidieron que el único camino era el golpe de Estado en el que se colocaría a Serrano como Presidente de la República y a Martos como Presidente del Gobierno. Pero entonces, el general Manuel Pavía Rodríguez de Alburquerque dijo que no aceptaría a Serrano como Presidente y que quería en ese puesto a Castelar. Era una oportunidad para que Castelar recondujese la situación.
Castelar intentó atraerse a los monárquicos a través de Antonio de los Ríos Rosas. Castelar estaba dispuesto a abrir el abanico de partidos gubernamentales pactando con los constitucionales y radicales que quisieran prometer fidelidad a la República, cosa que a Salmerón le parecía traición a la República argumentando que se entregaba el Gobierno a gentes no republicanas. Castelar y Ríos Rosas idearon entregar los escaños vacantes en las Cortes por retraimiento de los republicanos, a gente del Partido Constitucional y del Partido Radical, que se declarasen republicanos conservadores, e incluso algún escaño a los alfonsinos de Cánovas, si éstos accedían a un Gobierno de coalición. Pero la Comisión Permanente de las Cortes se negó a esa componenda.
D. Emilio Castelar en La Ilustración de Madrid, año 1870, por Alfredo Perea.
D. Antonio de los Rios Rosas.
Respecto a los republicanos, éstos se habían debilitado a fines de 1873 porque se habían escindido, los unitarios de Castelar por la derecha, los federales republicanos de Pi por el centro, los socialistas (anarquistas y marxistas) por la izquierda, y los violentos o intransigentes más a la izquierda. Las posturas entre ellos eran irreconciliables. Tal vez haya que tener en cuenta los sucesos de la Comuna de París de marzo, abril y mayo de 1871, y su consiguiente represión, para entender el estado de ánimo de cada grupo de diputados, tanto constitucionales y radicales, como republicanos benévolos y republicanos intransigentes.
La tarea de Castelar era complicada pues necesitaba contener a los republicanos intransigentes cantonalistas, implicar en el Gobierno a los del Partido Radical y a los del Partido Constitucional que aceptasen la idea de República, y mantener un Gabinete cohesionado y fuerte que pudiera hacer frente a la Guerra de Cuba, Guerra Carlista, y sublevaciones cantonales.
Como brillante orador, Castelar no dudó en publicar que iba a acabar con los males que sufría España: el cantonalismo y el carlismo, los dos sectores subyugados por demagogos españoles. Para ello Castelar exigió:
El 13 de septiembre, poderes extraordinarios, es decir, poderes dictatoriales como la suspensión de garantías constitucionales (como la libertad de prensa que se limitó el 21 de septiembre), a fin de controlar los previsibles motines.
El 18 de septiembre, disolución de los Voluntarios de la República restableciendo la Milicia Nacional de 1822.
Disolución de las Cortes por tres meses, desde 18 de septiembre 1873 hasta 2 de enero de 1874.
El 22 de septiembre, restablecimiento del arma de Artillería, lo cual pondría mucha paz en el ejército.
Además, Castelar permanecía en el proyecto de aprobar una Constitución republicana que sería la federación de los antiguos reinos hispánicos, con soberanía central única, que es casi el mismo modelo que se impondría en 1931. Pero este proyecto perdió toda posibilidad de desarrollo: las ejecuciones firmadas por Castelar fueron causa de que Salmerón y Pi amenazaran a Castelar con echarle del Gobierno en la próxima apertura de Cortes que se preveía para enero de 1874. Los monárquicos, por su parte, no eran precisamente los que aprobaran la Constitución republicana. Castelar se tuvo que olvidar de su Proyecto Constitucional.
D. Emilio Castelar y Ripoll, cuarto presidente de la Primera República en 1873.
Castelar no tenía el apoyo de los republicanos intransigentes con los que estaba en guerra abierta, ni de los republicanos pimargalianos puesto que Pi se sentía traicionado por Castelar.
Juan Bautista Topete, uno de los monárquicos reunidos en Biarritz, le aseguró a Castelar el apoyo de todos los monárquicos a esta política que Castelar anunciaba. El precio era que Nicolás Salmerón fuera nombrado entonces Presidente de la Asamblea Nacional. Salmerón fue quien consiguió que esta Asamblea, en 20 de septiembre de 1873, se suspendiese a sí misma hasta 2 de enero de 1874. Lo hizo por 124 votos a 62. En los votos en contra, se habían quedado solos los seguidores de Pi, pues los intransigentes estaban fuera de las Cortes por decisión propia.
Castelar se congració con el ejército: además de firmar las penas de muerte que los militares reclamaban, indultó a los oficiales de artillería del golpe de San Gil de noviembre de 1872 (Amadeo), restableció el Arma de Artillería disuelto por Ruiz Zorrilla el día de la marcha de Amadeo, y amplió la dotación de la Guardia Civil hasta los 30.000 hombres. También movilizó las quintas de reserva, lo cual daba recursos a los militares para acabar con todas las guerras. Además de acabar con los cantones y los carlistas, Castelar persiguió a los internacionalistas organizadores de revueltas urbanas.
La consecuencia no buscada fue que, con la actuación militar propia de la situación de guerra, el mando efectivo sobre la política general del Estado pasó a manos de los generales, los cuales tomaron conciencia de ello. Sólo había que esperar la ocasión para hacerlo patente. Era el precio para evitar la sublevación militar.
La Batalla de Montejurra, entre  el 7 y 9 de noviembre de 1873.
Se restablecieron las relaciones con El Vaticano. Ello no era fácil puesto que el Vaticano apoyaba a los carlistas, que en 7-9 de noviembre de 1873 ganaban la Batalla de Montejurra, un mito dentro del carlismo, y llegaban a su máximo potencial en la Tercera Guerra Carlista disponiendo de 24.000 hombres en armas y dominando todo el País Vasco y Navarra. En diciembre de 1873 los carlistas pusieron sitio a Bilbao encargando al marqués de Valde Espina del mando de las tropas. Era una visión efímera del triunfo del carlismo, pues simplemente se beneficiaba de las debilidades del Gobierno del momento, y terminaría en cuanto el Gobierno se reestructurase a sí mismo.
Continuó la lucha anticantonalista. El 19 de septiembre cayó el cantón de Málaga y sólo quedaba en rebeldía Cartagena. Castelar reclutó 80.000 hombres, con el apoyo del Ministro de Hacienda, Manuel Pedregal, que le liberó 100 millones de pesetas y puso en pie la llamada “quinta de Castelar”. Cartagena, el último Cantón federal, estaba condenada a la derrota. Sólo faltaba el paso del tiempo. Pasaban hambre, no tenían apoyo internacional, y sus reemplazos militares no existían.
D. Manuel Pedregal Cañedo, Ministro de Hacienda.
Cartagena intentó resistir, parapetada en sus barcos de guerra que la abastecían de alimentos, pero un barco se les hundió por impericia, otro se incendió, y los dos últimos fueron capturados por los alemanes, y como resultado de ello los cartageneros ya no pudieron asaltar ciudades del Mediterráneo y empezaron a pasar hambre. Sus jefes eran Antonio Gálvez y el general Juan Contreras San Román. Aguantaron hasta el 12 de enero de 1874, más allá de la duración de la República. Fueron combatidos finalmente por el general José López Domínguez que les rindió con la colaboración, militarmente definitiva, del Contraalmirante de Marina Miguel Lobo Malagamba.
General D. José López Domínguez.
Castelar realizó algunas de las viejas reivindicaciones progresistas: abolió la esclavitud en Puerto Rico, abolió los títulos nobiliarios y las Órdenes Militares, acabando con siglos de privilegios.
También quería Castelar llegar a un acuerdo con los banqueros a fin de financiar al Gobierno y entrar en una política de realidades, de hechos, abandonando ideas y utopías recientes. Ello le enfrentaba a los republicanos y no le daba el apoyo de los monárquicos.
El 20 de septiembre, Castelar cerró la Asamblea Nacional y fijó plazo de reapertura para 2 de enero de 1874. Castelar había decidido gobernar por decreto. Suspendió las garantías constitucionales, puso censura de prensa, recuperó el Cuerpo de Artillería, potenció la disciplina militar, restringió la ibertad de desplazamiento por España y exigía salvoconducto a todo vecino que quiera salir de su término municipal de residencia. También suprimió las licencias de armas. Un Gobierno de derechas no hubiera tomado medidas diferentes.
La libertad de prensa, decretada por Prim en 1869, empezó a ser restringida durante un Gobierno republicano: en 20 de septiembre de 1873, los republicanos de Emilio Castelar, que tanto habían protestado contra la censura y la falta de libertad en la oposición, comenzaron a poner restricciones a la libertad de prensa.
La reacción de la burguesía española fue muy positiva, e inmediatamente regresaron de Francia los autoexiliados de abril de 1873. Creían en que los negocios volverían a funcionar.
Castelar hablaba de restablecimiento del orden y, teniendo en cuenta que los Cantones ya habían sido reprimidos por Salmerón, había que interpretar esas palabras como robustecimiento del Estado.
Castelar representaba la integración del ejército en el nuevo Estado republicano con todas sus consecuencias, y la ruptura de la utopía de una sociedad sin guardias, soldados, ni autoridades.
En cuanto a las masas, tras la represión que los republicanos de Castelar hicieron sobre los movimientos populistas, se volvieron escépticas. Ya no apoyarían en lo sucesivo a los republicanos federales, ni a los socialistas. Las masas, aunque se habían sumado al cantonalismo, no eran exactamente del mismo criterio que los dirigentes cantonales. Las masas querían derechos sociales y salario más alto. Incluso el proletariado no era exactamente republicano ni socialista, sino que reivindicaba salarios más altos. Lo que sí podemos afirmar es que el proletariado era antimonárquico. Y dentro del proletariado había muchas tendencias, pues nada tenía que ver la idea de Fermín Salvochea en Cádiz, con la del anarquista Antonio Gálvez “Antoñete” en Cartagena, ni ambas con la revuelta por el socialismo AIT de Alcoy. Pero la experiencia republicana federal había sido desastrosa, y estaban dispuestos a volver al orden anterior, como mal menor.
Los movimientos populistas comprendieron que todos los políticos estaban por impedir sus reivindicaciones violentas.
Pero muchos políticos de distinto signo siguieron teniendo en adelante la tentación de soliviantar a las masas para lograr un ambiente propicio para echar abajo un Gobierno. Esto será ya una constante en el XIX y el XX. En el XIX lo aprovecharán los movimientos anarquistas, y en el XX, los comunistas, los fascistas y los militaristas.
Conde de La Rochefoucault, encargado de Negocios de Francia en España.
El 9 de octubre de 1873, Castelar se entrevistó con el Conde de La Rochefoucault, Encargado de Negocios de Francia en España. Castelar se atrevió a criticar la política francesa: le manifestó su opinión de que Francia caminaba hacia una República conservadora, e incluso a una monarquía, lo cual sería, a su juicio, un error, pues se impondrían los clericales, y ello era contrario a la voluntad de los franceses. También le manifestó al francés, que la Asamblea Francesa le parecía conservadora, mientras los franceses daba la impresión de que eran republicanos. Rochefoucault contestó que las manifestaciones de Castelar le parecían una imprudencia, sobre todo viniendo de un país famoso por sus escándalos, crímenes y despotismo, de un Gobierno que se mostraba impotente, inconsecuente, e incluso con mala fe. Y el Encargado de Negocios francés puso en duda que, si se reabrían las Cortes, perdurase mucho tiempo la República en España. Había sido una entrevista dura, en la que ambos se habán dicho las verdades del barquero de la forma más impertinente, Castelar en tono altivo y Rochefoucault chauvinista. No era un buen comienzo para la diplomacia española internacional.
D. Salustiano Olózaga, embajador de España en París.
Castelar envió al Gobierno francés, por medio del embajador en París, Salustiano de Olózaga, una declaración de que el Gobierno de España pretendía consolidar los derechos individuales y consolidar la democracia, a fin de que con ello llegase “la estabilidad en la libertad”. Pero París contestó que Francia estaba decidiendo su futuro en la redacción de una Constitución y no parecía ése el momento para reconocer al Gobierno de España, lo cual debiera ser hecho por un Gobierno constitucional futuro. Castelar les deseó suerte en ello.
D. Patricio de la Escosura, embajador de España en Berlín.
Patricio de la Escosura, embajador en Berlín, informó de que Austria, Rusia y Prusia no reconocerían a la República Española, primero por antipatía, y segundo porque no lo habían hecho Gran Bretaña y Francia.
Federico Rubio, desde Londres, dijo que Gran Bretaña no veía consolidada la situación española, tan cambiante durante los últimos cinco años, y cuyo futuro era un misterio para todos, pues los carlistas estaban en pie de guerra, los monárquicos estaban organizados para el golpe de Estado, los republicanos estaban divididos en múltiples facciones… Cuando se consolidara la situación política española decidiría Gran Bretaña. Y mientras tanto, seguirían vendiendo armas tanto a los carlistas como a los cantonalistas (se las vendían en Cádiz a Fermín Salvochea), pues ellos no iban a decidir el futuro de España.
Apresamiento del vapor Virginius por la corbeta Tornado.
El 31 de octubre de 1873 España apresó al Virginius, un barco con bandera estadounidense que portaba armas y rebeldes cubanos, y que se dirigía a Cuba. Fueron sometidos a consejo de guerra por las autoridades españolas. Fueron ejecutados 36 tripulantes y 16 pasajeros, incluyendo los patrones norteamericanos del barco que les llevaba. Estados Unidos protestó airadamente, lo que significaba que no había sido un acto de piratería de particulares, sino una acción de Estado. De hecho, el Virginius era uno de los muchos barcos que Estados Unidos enviaba a Cuba a negociar con armas y a llevar mercenarios. Los financiaba la Junta Cubana de Nueva York. La contratación de mercenarios no era difícil, pues los sudistas vencidos recientemente, y desposeídos de sus propiedades, se contrataban frecuentemente para hacer algún dinero.
D. José Polo de Bernabé, embajador de España en Washington.
Polo de Bernabé, embajador de España en Washington, denunció que los cubanos preparaban una expedición para llevar un millar de sudistas a Cuba, y que habían comprado un vapor, que normalmente iba de Nueva York a Bermudas, y llevaba hasta estas islas hombres, provisiones y armas.
Algunos mercenarios norteamericanos fueron capturados por los españoles. Entonces, Estados Unidos exigió que fueran tratados como delincuentes comunes. España alegaba que no eran delincuentes comunes, pues se dedicaban a atacar barcos y poblaciones bajo soberanía del Rey de España, lo cual era piratería.
El problema legal se planteó de la siguiente forma: Estados Unidos decía que se debía respetar el Tratado entre Estados Unidos y España, mientras no se declarase “estado de guerra”. Si España declaraba la guerra a Cuba, efectivamente, los norteamericanos capturados eran piratas y debían ser juzgados por tribunales militares. Pero la guerra no se había declarado y debían ser juzgados por tribunales ordinarios. De hecho, la guerra había empezado en 1869, pero no había habido declaración oficial de guerra. España no quería declarar la guerra, porque era reconocer estatuto de combatiente al enemigo cubano, y prefería hablar de insurrección en Cuba.
Castelar, acabó reconociendo que Estados Unidos tenía razón desde el punto de vista jurídico, que no moral, y le aseguró al general Sickles que los prisioneros serían tratados como delincuentes comunes.
General norteamericano Daniel Edgar Sickles.
En el caso del Virginius, todos sabían que era un barco que hacía servicios de transporte de armas y soldados para los rebeldes cubanos, e incluso los periódicos lo habían publicado recientemente, y en los informes de los diplomáticos aparecía esta realidad como conocida. Por eso, España decidió capturarle. Pero si entramos en el campo de los leguleyos, la realidad era distinta.
El 31 de octubre de 1873, el Virginius fue apresado por el Tornado en un punto entre Cabo Cruz y Santiago de Cuba, cuando iba rumbo a Cuba. Al ver al barco español, el Virginius se adentró en el mar para salir de aguas cubanas y entrar en aguas internacionales. Al tiempo que escapaba, arrojó las armas y municiones por la borda, aunque no les dio tiempo a arrojarlas todas antes de ser capturados. A bordo, se encontraron varios jefes de los insurrectos cubanos, y 163 hombres, que fueron conducidos a Santiago de Cuba, fueron sometidos a consejo de guerra y condenados a muerte. Entre el 7 y el 8 de noviembre, fueron ejecutados el capitán del Virginius, 36 tripulantes y 16 pasajeros.
Estados Unidos envió a España un ultimátum que acusaba a España de haber capturado un barco estadounidense sin motivo ninguno, porque el citado barco llevaba bandera de Estados Unidos, y había sido capturado en aguas internacionales. Estados Unidos decía que unos súbditos americanos habían sido fusilados tras un proceso de dudosa legalidad. La prensa estadounidense estaba unánimemente en contra de España y pedía vengar a sus compatriotas. El Gobierno de Estados Unidos reunió sus efectivos navales en Cayo Hueso (Florida), a ocho horas de distancia de La Habana.
Castelar no podía permitirse una guerra con Estados Unidos porque tenía una guerra carlista en el País Vasco y el Maestrazgo, y acababa de salir de una guerra cantonal extenuante. Los empresarios cubanos españoles, la prensa española, incluidas la monárquica y la republicana, y el ejército español, pedían declarar la guerra a los Estados Unidos. Pero España tenía una deuda enorme que no podía incrementar mediante una nueva guerra, y no tenía barcos de guerra suficientes ni adecuados, ni tenía tropas preparadas, y su posición legal, estaba perdida en cualquier tribunal internacional. Tenía la razón moral, pero no la jurídica.
Secretario de Estado norteamericano Hamilton Fish en sus últimos años.
El 29 de noviembre de 1873, el Almirante español Polo, firmó ante el Secretario de Estado Fish un protocolo por el que España devolvería el Virginius a Estados Unidos, liberaría a los supervivientes y haría un acto de desagravio a la bandera americana, el 25 de diciembre, si se demostraba que el Virginius portaba bandera americana en el momento de la captura. El Fiscal General de Estados Unidos dijo el 17 de diciembre, que efectivamente, el Virginius llevaba bandera estadounidense y que fue capturado en aguas internacionales. Esta declaración no tiene apenas credibilidad alguna, pues había interés de parte afectada.
Estados Unidos retiro la exigencia de hacer un homenaje a la bandera estadounidense a cambio de que el Gobierno español hiciera una declaración pública de que no había tenido intención de ofender a los Estados Unidos.
La enemistad con Estados Unidos estaba ya planteada. Estados Unidos buscaba una excusa para intervenir en la guerra ya iniciada en Cuba, y quedarse con Cuba y Puerto Rico. Castelar logró iniciar conversaciones diplomáticas y evitó la guerra. Las conversaciones duraron hasta febrero de 1875, sin acuerdo ninguno.
Europa actuó con indiferencia ante la posibilidad de que Estados Unidos declarase la guerra a España e invadiese los países del Caribe, salvo Gran Bretaña, que veía peligrar sus intereses comerciales en la zona y se ofreció como mediador entre las partes. Si España se mantenía en Cuba, Gran Bretaña mantendría sus negocios ilegales, pues España no tenía fuerza para impedirlo. Si Estados Unidos entraba en posesión de Cuba, Gran Bretaña seria expulsada.
Cuando Gran Bretaña percibió que España iba a pagar indemnizaciones por los muertos del Virginius, alegó que algunos pasajeros muertos eran británicos y que Gran Bretaña también tenía derecho a indemnizaciones. Las indemnizaciones que ofreció Castelar a los británicos fueron de 7.100 libras esterlinas a la familia de cada muerto. Con Estados Unidos se tardó algún tiempo en acordar la indemnización y, años después, se pagaron 400.000 pesetas por cada muerto.
Igualmente, cuando los republicanos fueron eliminados en España en enero de 1874, nadie en Europa protestó. Los temas españoles no interesaban. España conservaba la ilusión de ser uno de los grandes, pero nadie se lo reconocía fuera de sus fronteras. España tardaría todavía 25 años en ser consciente de su decadencia.
General D. Francisco de Ceballos Vargas, marqués de Torrelavega, que hizo un segundo sitio a Cartagena.
El general Francisco Ceballos Vargas, que sería I Marqués de Torrelavega en 1876, hizo un segundo sitio de Cartagena el 10 de diciembre de 1873.
El general José López Domínguez hizo el tercer sitio de Cartagena y la plaza capituló el 12 de enero de 1874.
El cerco a Cartagena fue duro y los cercados lo pasaban mal, de modo que tuvieron que renunciar al ataque y conformarse con salir indemnes de la situación. Pasaron a estrategias a la defensiva.
El 2 de septiembre de 1873 dimitió el Gobierno Provisional de Cartagena (Contreras, Ferrer y Gálvez) y cedió el poder a la Junta Soberana de Salvación de Cartagena. Se preveía un drama próximo y buscaban una salida digna. Hicieron llamamientos a todos los republicanos españoles en los que decían que todos los republicanos eran hermanos.
Como era de esperar, el apoyo de los otros republicanos federales fue muy escaso, y surgió el desánimo en Cartagena. Algunos soldados se pasaron al enemigo. Y entre los que permanecieron defendiendo el Cantón, surgió la división: la Junta Civil de Cartagena, presidida por Pedro Gutiérrez de la Puente y Roque Barcia Martí, era partidaria de capitular; la Junta de Guerra, dominada por Antonio Gálvez, Juan Contreras y Félix Ferrer querían mantener la defensa hasta sus últimas consecuencias.
En noviembre de 1873 hubo una conspiración a favor de la rendición. El 30 de diciembre, ardió la fragata Tetuán y fue un incendio intencionado. El 6 de enero de 1874 voló el Parque de Artillería, provocado por alguien, y hubo 400 muertos, y la moral de los cartageneros se vino del todo abajo en los entierros masivos y después de ellos. Ni Contreras, ni Gálvez fueron ya capaces de levantar los ánimos. Se impuso el punto de vista de la capitulación. El 10 de enero de 1874 se rindió el Castillo de La Atalaya. El 12 de enero se rindió Cartagena. Con ello, el experimento cantonal había concluido. El general López Domínguez entró en Cartagena el 13 de enero, mientras los 500 rebeldes más recalcitrantes subían a la embarcación Numancia y se exiliaban a Orán. Entre ellos, iban Contreras y Gálvez. El indulto a los sublevados en Cartagena causó enorme alegría popular por toda España.
D. Eugenio García Ruíz, lider de los republicanos unitarios, que después fue Ministro de la Gobernación para evitar el conflicto entre Práxedes Mateo Sagasta y Cristino Martos Balbí, ambos aspirante al cargo.
El Partido Republicano Democrático Unitario publicó un manifiesto el 28 octubre de 1873, redactado por Echegaray, por el que los republicanos unitarios de Eugenio García Ruiz se unían a los progresistas democráticos radicales de Cristino Martos y formaban una nueva agrupación política, de la que todavía no se decía el nombre. El nuevo partido sería conservador en lo político y en lo social, y partidario de una República unitaria. El Manifiesto lo firmaron 226 personas.
El Partido Republicano Democrático Unitario tuvo una existencia efímera y no aportó nada nuevo a la dinámica política. Es una anécdota política. El más destacado de sus miembros fue Eugenio García Ruiz, el cual contaba con media docena de amigos en la Asamblea Nacional. Tras el golpe de Estado de Pavía de enero de 1874, García Ruiz fue Ministro de Gobernación, pero se le hizo Ministro para solucionar el conflicto entre Práxedes Mateo Sagasta y Cristino Martos, pues ambos querían ese puesto, y no se le dio a ninguno de los dos. El partido desapareció en marzo de 1874.
En 1875, el partido volvió a intentar renacer bajo el nombre de Partido Republicano Unitario, a partir de los grupos de Ruiz Zorrilla, Cristino Martos y Nicolás Salmerón. Tenían en común que no querían una república unitaria como la de Castelar, ni una república revolucionaria como la de Pi. Su modelo era una república reformista, que descentralizara el poder, pero que no lo hiciera de forma anárquica, que se preocupara por las cuestiohes sociales, pero preservando siempre la paz y el orden público. Incluso no estaban de acuerdo con Ruiz Zorrilla cuando éste propuso imponerse mediante un pronunciamiento.
D. Manuel Ruíz Zorrilla, expulsado de España en 1975 por ser considerado peligroso republicano.
En febrero de 1875, Ruiz Zorrilla fue expulsado de España porque el Gobierno le consideraba el republicano más peligroso de ese momento, y Ruiz Zorrilla residió en el extranjero hasta 1895. Estuvo 9 años en París en 1875-1884, 2 años en Londres en 1884-1886, un tiempo en Ginebra, y 9 años en París en 1886-1895. El Partido Republicano Unitario no tuvo apenas incidencia en la historia de España.
En diciembre de 1873, Castelar ofreció a Serrano el mando del ejército del norte, lo que confería a Serrano el puesto más importante del ejército en ese momento. Serrano lo rechazó porque no quería empezar todavía la restauración, quizás porque no se había decidido por el candidato a Rey, o tal vez aventurase ser él Presidente de una República conservadora. Desconfiaba de todos y sopesaba la posibilidad de declararse a sí mismo dictador, al estilo francés, hasta que Alfonso tuviese una edad madura, de unos 25 años, para lo cual faltaban todavía ocho años. La idea de Serrano no pudo llevarse a cabo por causa de que Manuel Pavía, tomó las Cortes en enero de 1874, y de que Martínez Campos dio un golpe de Estado en diciembre de 1875.
Fin de la Primera República con la entrada del General Pavía en el Congreso de los Diputados el 3 de enero de 1874.
Casi todos los políticos eran conscientes de que Castelar sería recusado y perdería las votaciones del 2 de enero siguiente, y todos se preparaban para la nueva situación, para el día en que se iban a reunir las Cortes cerradas desde 18 de septiembre. Todos esperaban la apertura de las Cortes para derribar a Castelar. Incluso el Cantón de Cartagena resistía con el objetivo de tener una oportunidad tras la caída de Castelar, y aguantó hasta 12 de enero de 1874, cuando vio que la situación era adversa e irreversible.
En diciembre de 1873 se conocía sobradamente que los monárquicos iban a dar un golpe de Estado. No se sabía si se iba a iniciar una República autoritaria y conservadora o una monarquía. También lo iban a intentar los republicanos federales intransigentes.
En cuanto a las relaciones exteriores, Europa caminaba hacia la estabilización política de las derechas, y no a las revoluciones de las izquierdas, y no apoyaba ya a la República Española.
Respecto a los madrileños, un sector de población muy influyente en la política española, estaban cansados de tantas violencias que no llevaban a nada positivo para las clases medias. Empezaban a valorar la paz mucho más que a la república.
Y sobre el conjunto de los españoles, el ambiente era de que la República estaba acabada: los emigrados políticos alfonsinos, tanto los carlistas radicales como los carlistas conservadores, estaban regresando porque percibían el final de un tiempo político y querían estar en el inicio del nuevo periodo que se veía próximo. Unos opinaban que sobrevendría la república unitaria, y otros decían que llegaría la restauración monárquica. Todos estaban de acuerdo que sucedería aquello que el ejército apoyase. Y hasta era posible que Serrano iniciase una República Presidencialista al estilo de la de McMahon en Francia, o algo parecido a lo que hizo el general Monk en Gran Bretaña cuando recuperó a los Estuardo. Los distintos rumores corrían por los mentideros españoles desde el mes de octubre de 1873. El más difundido decía que Serrano se aliaría a Cristino Martos y ambos darían el golpe de Estado el 2 de enero de 1874, el día de la apertura de las Cortes.
Los tres expresidentes anteriores de la República reaccionan en contra del cuarto y ultimo Presidente Castelar al frente del Poder Ejecutivo de la Primera República, poniéndole una moción de censura en el Congreso de los Diputados.
La reacción de los republicanos ante estos rumores fue hacer una alianza entre Figueras, Salmerón y Pi, en contra del Presidente del Poder Ejecutivo, Emilio Castelar.
A finales de diciembre de 1873, el próximo Golpe de Estado estaba cantado. Los republicanos intransigentes tratarían de llevarse la Presidencia del Gobierno y, en ese caso, los moderados y monárquicos darían el golpe de Estado. La calle lo sabía. El día 2 de enero de 1874 iba a ser crucial.
Castelar, en situaciones anteriores, había manifestado que tomar poderes excepcionales era dar ventaja a los federales intransigentes, y que lo más efectivo era actuar desde la legalidad constitucional y respetando siempre el poder legislativo. Pero los militares no pensaban lo mismo. Los militares decían que todo tenía un límite, y que no se podía claudicar frente a los cantonalistas que querían desmembrar España. En diciembre de 1873, los militares sugirieron un “Gobierno de concentración” del que sólo quedasen excluidos los carlistas y los federalistas. Y anunciaron que si Castelar era derrotado, irían al golpe de Estado.
A finales de diciembre de 1873, Castelar se puso muy nervioso cuando se enteró que sus compañeros republicanos le iban a poner la moción de censura el día 2 de enero siguiente. El nerviosismo no se debía tanto a la moción de censura en sí misma, sino a las informaciones que le llegaban de que si ello ocurría, el ejército intervendría y pondría un Gobierno militar. 
 
General D. José López Domínguez, sobrino del General Serrano.

El general López Domínguez, sobrino de Serrano, el general Manuel Pavía, y otros generales, estaban diciendo que no se podía tolerar la vuelta a la situación de más revueltas cantonales, a que el Gobierno no hiciera la guerra a los carlistas, y que se estuviera haciendo el ridículo en Cuba mientras tanto, entre otras cosas, porque estaban muriendo muchos militares a lo tonto. Castelar habló con los generales y estaba al tanto del descontento militar. Se dice que Serrano y Castelar se estaban viendo dos veces por semana y que Serrano se había comprometido con Castelar a conservar la República, pero que sería una República Militar durante seis o siete años, tiempo para acabar con los republicanos federales.
Además, Castelar tenía previsto que, al producirse una situación como la que se le venía encima, propondría a Antonio de los Ríos Rosas como Presidente de la nueva república, y con ello tendría una salida política, pero Ríos Rosas había muerto en noviembre de 1873, y el plan se había roto. Castelar no encontraba un nuevo hombre en el que confiar.
El 22 de diciembre de 1873 hubo restricciones a la prensa, cerrando la prensa extremista intransigente. Con ello, la República, que tanto había protestado a favor de la libertad de prensa, era la que cortaba esa libertad por la que tanto había suspirado.
El 24 de diciembre de 1873, Castelar citó al Capitán General de Castilla la Nueva (Madrid), Manuel Pavía Rodríguez de Alburquerque, para rogarle que no dieran el golpe de Estado del que se hablaba. Manuel Pavía era un general muy prestigioso en ese momento: Pavía había estado en el golpe de 1866 apoyando a Prim, se había exiliado, había regresado en 1868 y se había puesto a las órdenes de Ruiz Zorrilla y Cristino Martos, del Partido Radical, el mismo de Prim, los cuales eran en ese momento republicanos, pero conservadores. En julio de 1873, Pavía había sido nombrado Capitán General de Andalucía y Extremadura y había combatido a los cantones de Córdoba, Sevilla, Jerez y Cádiz. Se había dejado algunos muertos por el camino luchando contra los republicanos intransigentes, y no admitía componendas con ellos. Desde septiembre de 1873, Manuel Pavía era Capitán General de Castilla la Nueva (Madrid).
General Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque.
En las conversaciones de 24 de diciembre, Castelar y Pavía constataron que ninguno de los dos quería la vuelta del cantonalismo. Pavía propuso prolongar el cierre de las Cortes y que Castelar siguiera gobernando hasta dominar a los cantonalistas. Castelar se negó, porque declararse dictador de hecho, o gobernar en situación excepcional, era contrario a sus principios. Entonces Pavía le dijo que si Castelar era despuesto el 2 de enero, daría el golpe de Estado e impondría un Gobierno de Concentración Nacional, o Gobierno de conciliación como se llamaba entonces, con representación de todos los partidos, excepto los federales y los carlistas. Informó a continuación de ello a los Capitanes Generales del Norte, Centro y Cataluña, a los líderes del Partido Constitucional y del Partido Radical. Les dijo que daría el golpe y que debían preparar un Gobierno de Concentración Nacional. El golpe no era pues un secreto.
Los socios de Pavía, liberales radicales de Ruiz Zorrilla y los constitucionales de Sagasta, prepararon las medidas que serían  complementarias al golpe, y Pavía se entrevistó con los embajadores de Francia y Gran Bretaña para asegurar su aceptación de un nuevo régimen político en España.
Un problema que se planteaba era que el Congreso estaba custodiado por la Guardia Civil y, si era atacado por el ejército, podía haber un tiroteo entre ejército y Guardia Civil, y fracasar todo. Se decidió que Pavía se pusiese en contacto con el coronel Iglesias, jefe de la Guardia Civil, para evitar el conflicto entre ambos cuerpos armados, pues los dos estaban en oposición al desorden republicano intransigente.
Coronel D. Raimundo Iglesias Herrero , jefe de la Guardia Civil en 1873.
El 31 de diciembre se reunieron los líderes republicanos Figueras, Pi y Salmerón para preparar la moción de censura a Castelar, para votar todos en contra de Castelar. Buscaron candidatos alternativos como el Teniente General Mariano Socías del Fangar y Lladó, y Eduardo Chao, que se negaron a prestarse al juego, y por fin encontraron al republicano Eduardo Palanca Asensi en la madrugada del 3 de enero de 1874, cuando éste huía de Madrid y estaba en la estación de ferrocarril, tras haber oído que le buscaban para nombrarlo Presidente.
D. Eduardo Palanca Asensi, candidato de los republicanos federales para sustituir a D. Emilio Castelar, cuya elección fue impedida por el golpe del General Pavía.
Todos los grupos políticos estaban pues preparados para el 2 de enero de 1873. No fue una sorpresa para nadie que hubiera cambios. Lo probable era que los republicanos tomaran el poder en las Cortes. Efectivamente, La Asamblea Nacional (Cortes) se abrió el 2 de enero de 1874, porque Castelar no quería retrasar su apertura, pues decía que era necesaria la unión de todos los hombres de buena voluntad para salvar a la naciente República.
Habló Castelar sobre su gestión durante los últimos meses, y dijo que observaba aspectos positivos como que la fuerza pública hubiera recobrado su disciplina interna, y que los motines cantonales hubieran cesado por completo hasta el punto de que en adelante ya no serían necesarias las intervenciones militares.
Los republicanos intransigentes, Figueras, Pi y Salmerón, presentaron la “cuestión de confianza” al Gobierno, tal como habían acordado días antes. Salmerón resultaba en este momento aliado de su enemigo Pi i Margall. Criticaban a Castelar por haber luchado contra los Cantones, y no con la misma energía contra los monárquicos carlistas. El discurso era poco racional, y más bien justificativo.
D. Rafael María de Labra González Cadrana.
Empezaron los discursos: Rafael María de Labra González Cadrana invitó a Castelar a marcharse. A las 11 de la noche del 2 de enero, Salmerón estaba dando la respuesta a Castelar en tono desairado.
En la madrugada del 3 de enero, se reunieron en Gabinete de Presidencia los líderes republicanos duros: Nicolás Salmerón, Francésc Pi, Estanislao Figueras, José Guisasola y Francisco Rispa Perpignà. El médico José Guisasola era propietario del periódico "La Igualdad", que había servido a Figueras, José María Orense, y José Paúl y Angulo, y se oponía a las tesis de Castelar del periódico "El Orden". Rispa había dirigido el periódico "El Combate" en 1872, pero ante todo era el maestro masónico de la logia Giordano Bruno. Se ratificaron en el acuerdo de 31 de diciembre de votar en contra de Castelar y proponer juntos como nuevo Presidente a Eduardo Palanca Asensi. Y decidieron dar un golpe de Estado si Castelar ganaba la votación: Los Voluntarios de la República tomarían las calles de Madrid y darían el golpe republicano cantonalista.
Como hemos dicho, Eduardo Palanca fue localizado en la Estación del Ferrocarril del Mediodía de Madrid, cuando se disponía a marcharse, pues había oído que le buscaban para Presidente, y fue forzado a acudir al Congreso.
La cuestión de confianza, presentada por Martín de Olías, se votó a las 05:00 horas de la mañana del 3 de enero. Castelar la perdió por 120 a 100 (otros autores dan 110 a 101). Castelar quedaba depuesto como Presidente por haber actuado contra los republicanos sin permiso de las Cortes. El hecho que más pesaba en esa decisión era que el 21 de abril de 1873, Castelar había renegado públicamente del federalismo y sus revoluciones cantonales en un artículo en "La Discusión". Después, los cantonalistas fueron derrotados, encarcelados y deportados. León y Castillo envió a Víctor Balaguer a comunicar a Pavía la deposición de Castelar.
D. Fernando León Castillo.
D. Víctor Balaguer.

Mientras todos estos acontecimientos de la política nacional se iban desarrollando, en nuestra villa, la nueva situación con el nombramiento del presidente D. Emilio Castelar como Jefe del Ejecutivo , (tras la renuncia de D. Nicolás Salmerón por negarse a firmar las penas de muerte para los sublevados cantonales), se traducía en nuevos gobiernos municipales, en adoptar nuevas formas de ejercer la política municipal con unas actas interminables con escasos efectos en el cambio de vida de los vecinos, y restablecer la dinámica municipal al ritmo de los nuevos tiempos políticos.

Las actas de este periodo comprenden desde el acta vigésimo segunda a la trigésimo segunda. Este periodo histórico fue muy prolífico en reuniones, aunque también se dieron casos de no celebrarse las reuniones a causa de no tener asuntos que tratar. Las actas de este momento son las siguientes:
ACTA DE LA VIGÉSIMO SEGUNDA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 21 DE SEPTIEMBRE DE 1873.
“Sesión ordinaria del día 21 de Setiembre de 1873…
En la Villa de la Higuera cerca de Arjona del día veinte y uno de Setiembre de mil ocho cientos setenta y tres siendo la ora de las nueve de la noche se reunieron los ciudadanos que componen el Ayuntamiento en la Sala donde se celebran sus sesiones bajo la Presidencia del Ciudadano Ildefonso Fuentes  y Pérez con objeto de celebrar la sesión ordinaria previa la oportuna convocatoria después de leída el acta anterior quedó aprobada.
      Acto continuo por el presidente se hizo Presente a la corporación haberse presentado un comisionado con unos descubiertos pertenecientes  a la diputación Provincial por el contijente des de el año de mil ochocientos setenta hasta lafecha, en su consecuencia y enterada la corporación usó la palabra el teniente Alcalde Pedro Mercado y dijo: que en antención a lo dispuesto por la Excelentísima Diputación Provincial por el Señor Gobernador Civil de la Provincia hera de todo punto indispensable enpezar fondos para poder cubrir el descubierto presentado por el comisionado Salvador Cruz y en su caso había necesida de convocar alos ydibidos del Ayuntamiento anterior  por medio de oficio para que sepresenten hacer entrega de las cantidades que se adeudan por los años que an actuado puesto que por el depositario de los fondos del Municipio Dn. Bartolomé Catalán se había declarado bajo su firma en otra sección no obraban en supoder documentos concernientes a dicho depositario ni menos esistencias en metálico sólo unos descubiertos de cinco de el total de 130 pesetas pocomás omenos en este estado y no habiendo sido entregados los presupuestos des de el año de 1869 hasta la fecha y por esta causa vienen entorpeciendo la Administración de Justicia; de la misma manera declaren donde se encuentran los des cubiertos de para poder hacer efectivo por medio de una cobranza puesto que endepositaría no habrán fondos de ninguna clase y no teniendo la corporación otro asunto de que tratar se lebantó la sesión que firman los concurrentes a el acto de que llo el Secretario interino Certifico =”
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Ildefonso Fuentes.  José Calero Pérez.  Pedro Mercado.  Francisco Fuentes.   Bernardino Pérez.  Felipe Pancorbo. Juan José Mercado. 
Antonio Mercado. Secretario Interino.
En la página de la derecha numerada como página 12 del cuadernillo de actas número 27 aparece el acta vigésimo segunda del año 1873.
ACTA DE LA VIGÉSIMO TERCERA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 24 DE SEPTIEMBRE DE 1873.
“Toma de posesión del Ayuntamiento …
En la Villa de la Higuera cerca de Arjona á veinte y cuatro de Setiembre de mil ochocientos setenta y tres: Constituidos en el sala Capitular el Ciudadano Presidente del Ayuntamiento con los Concejales salientes que al margen se espresan y que invitados quisieran axistir á esta sesión inaugural y á efecto de cumplir con lo prevenido en el decreto del veinte y uno de Junio del presente año y dar posesión al nuevo Ayuntamiento electo para lo cual habían sido personal y oportunamente convocados todos los elegidos, hizo que efectivamente pasasen los individuos electos, que habiendo dejado sobe la mesa los concejales salientes las insignias  que les acreditaba como tales y el Alcalde el bastón representativo de su autoridad declaró instalado y posesionado el nuevo Ayuntamiento retirándose acto seguido con los concejales salientes. Ocupada la Presidencia interina por el Ciudadano Pedro Mercado Cano que resultó tener mayor número de votos, dispuso dicho Sr. que yo el Serio. diese lectura de los artículos 47 al 52 de la Ley Municipal de 20 de Agosto de 1870 declaró abierta la elección de Alcalde popular. En seguido fueron los concejales uno por uno acercándose á la urna y depositando su sufragio y terminada esta operación el Presidente interino leyó las papeletas en alta voz y las dejó sobre la mesa para que las examinasen los votantes habiendo dado el resultado siguiente:
      Ciudadano Pedro Mercado Cano votos 8 votos ocho. Y como reúnen la mayoría absoluta del sufragio quedó elegido y proclamado para el cargo de Alcalde popular recibiendo la insignia correspondiente. Inmediatamente y por propio orden y debida separación que queda relacionado se procedió á la elección de Teniente de Alcalde resultando elegido con mayoría absoluta de votos el Ciudadano Felipe Pancorbo Medina para primero; Ciudadano Francisco Fuentes para segundo:
      Se eligió del mismo modo y quedó nombrado de procurador síndico el Ciudadano Juan Pérez Serrano. Dada la posesión en el acto á los Ciudadanos tenientes y Síndico, así como á los demás concejales declaró definitivamente constituido el Ayuntamiento en este día y en disposición de funcionar con arreglo á la ley Municipal.
Al efecto se discutió en seguida los días y horas de celebrar sesión ordinaria el Ayuntamiento por unanimidad acordó designar los Domingos al anochecer con lo que se dio por terminada esta sesión inaugural que firmó el Presidente con los Concejales de que yo el Serio. intº Certifico =”
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Pedro Mercado.   Felipe Pancorbo.   Francisco Fuentes.   José Calero Fuentes.  Dice: La de X Antonio Mármol. Juan José Mercado.  Dice: La de X Francisco Gª Noguera.   Juan Pérez Serrano.  Dice: La de X Antonio Gª Garrido.
Antonio Mercado. Secretario.
Ambas páginas son la continuación del acta vigésimo tercera acta de fecha 24 de septiembre de 1873, acta que termina en la pagina de la derecha con las firmas de asistentes.
ACTA DE LA VIGÉSIMO CUARTA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 26 DE SEPTIEMBRE DE 1873.

”En la Villa de la Higuera cerca de Arjona veinte y seis de setiembre de mil ochocientos setenta y tres reunidos previa citación los Ciudadanos que componen el Ayuntamiento cullos nombres al margen se espresan bajo la presidencia de Ciudadano Alcalde Pedro Mercado Cano por cuyo Ciudadano se declaró habierta la sesión y se hizo presente a la corporación los siguientes considerandos. Primero considerando que por medio de un acuerdo del Ayuntamiento seles  pasó oficio a los ydividuos que componían el Ayuntamiento en el año de mil ocho cientos sesenta y nueve hasta la fecha del mil ocho cientos setenta y tres para que se presentaran a decir donde se encontraba el dinero que la Excelentísima Diputación Provincial Reclama desde el año de mil ocho cientos setenta y uno para lo cual se Aprenciaba Al Ayuntamiento. Segundo, que habiendo presentado dichos individuos y Pretestando barias veces que notienen antecedentes de que haya descubiertos ningunos y menos ecsistan en depositaria  ni unos cuantos maravedises puesto que si obra algún descubierto para poder cubrir ese defice que se reclama por lo antes dicha (Nota: No pasa el texto al folio 15 sino al folio 19) Diputación. Tercero que en el corriente año el Ayuntamiento no había podido forma sus presupuestos puesto que desde el año de mil ocho cientos sesenta y nueve no se habían presupuestado los presupuestos de los Ayuntamientos Anteriores y al mismo tiempo barios documentos por lo cual setenía puesto econocimiento de las Autoridades superiores y se había hecho varias reclamaciones vervalmente hante el Señor Gobernador Civil de la provincia haciendo presente la situación Angustiosa por que atraviesa este Municipio

Puesto que esido reelegido por medio del Sufragio para representar la corporación. Cuarto. En el mismo estado que la Escelentísima Diputación  se encuentran los Maestros de instrucción Primaria reclamando sus haberes puesto que hace tres años no an percibido un cuarto hasta llegar el estremo de abandonar las clases. Oído que fue esta explicación para la corporación se acordó por unanimidad sacer copia de este Acuerdo y remitirla Al Sor. Gobernador Civil de la provincia nombrando Al efecto una comisión del seno del Ayuntamiento para que esta represente en la Capital y haga presente hante la Excelentísima Diputación provisional lo que ba mencionando. Por lo que se acordó nombrar Al Alcalde Pedro Mercado  y el teniente Felipe Pancorbo y al mismo tiempo les acompañe el Secretario interino Antonio Mercado con lo cual se levantó la sesión que como secretario Certifico =

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Pedro Mercado.   Francisco Fuentes.   Felipe Pancorbo.  José Calero Fuentes.  Dice: La de X Francisco García Noguera. Dice. La de X Antonio Mármol.  Dice: La de X Antonio García.  Juan José Mercado. 

Antonio Mercado. Secretario intº.

Nota: Esta acta que suponía estaba inconclusa, por la mala numeración  que hacía pasar desde el folio 14 al folio 15 y no al folio 19 donde coincide el texto y los cuatro puntos que desarrolla esta acta del día 26 de Septiembre de 1873. He subrayado los puntos 1º, 2º, 3º, y 4º, para que se compruebe la continuidad.
En la página de la izquierda comienza la vigésimo cuarta acta de fecha 26 de septiembre de 1873, acta que continúa en la pagina de la derecha.

ACTA DE LA VIGÉSIMO QUINTA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 28 DE SEPTIEMBRE DE 1873.

“Sesión ordinaria del día 28 de Setiembre 1873…

En la Villa de la Higuera Cerca de Arjona á veinte y ocho de Setiembre de mil ochocientos setenta y tres se reunieron previa citación los ciudadanos que componen el Ayuntamiento en la sala donde celebra sus sesiones bajo la Presidencia del ciudadano Pedro Mercado leyda el acta de la anterior quedo aprobada.

      Acto seguido por el presidente seizo presente a la corporación el objeto de la reunión era para nombrar las comisiones en que an de decidirse este Ayuntamiento, y los ciudadanos que han de componer cada una, y después de discutir este punto se acordó lo que sigue.

1ª Comisión de presupuestos, arbitrios y cuentas.

Juan Pérez Serrano.

Juan José  Mercado Milla.

José Calero Fuentes.



2ª Comisión de obras caminos y servidumbre.



Felipe Pancorbo Medina.

Antonio Mármol Fontiveros.



3ª Comisión de policía urbana y rural y Sanitaria.



Francisco Fuentes Mercado.

Antonio García Garrido.



4ª Comisión de establecimientos públicos de instrucción primaria beneficencia y Pósito.



Pedro Mercado Cano.

Francisco García Noguera.



Seguidamente el ciudadano Alcalde indicó  la combenecia de nombrar inmediatos empleados de su dependencia y resultaron elejidos los siguientes.

      Secretario del Ayuntamiento Dn. Antonio Mercado y Milla que en la actualidad se halla ejerciendo dicho cargo interinamente, cuyo individuo a solicitado en forma referido cargo.

Depositario Municipal a Dn, Francisco García Martínez que anterior mente venía desempeñando dicho destino casi como confirmarle el nombramiento de recaudador de Arbitrios.

Guarda de Campo a Manuel Mercado Cano y Bicente Pancorbo García.

Alguacil  á Pedro Alva García.

Peatón conductor a Francisco Pérez García.

      Acto seguido el ciudadano Alcalde hizo presente á la corporación que hera de tota combenecia nombrar un ajente en la Capital para los negocios peculiares de la corporación: Y el Ayuntamiento acordó nombrar a Dn. Pedro de Miguel García Vecino de Jaén comunicándole esta resolución los efectos consiguientes.
      En cuyo estado sedio por terminada la sesión firmando los concurrentes a falta de que llo el Secretario interino Certifico =

Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Pedro Mercado. Felipe Pancorbo.  Juan José Mercado.  Juan Pérez Serrano.  Dice: La de X Antonio Mármol. Dice: La de X Francisco García.   Dice: La de X Antonio García.  José Calero Fuentes.
Antonio Mercado. Secretario intº.
En la página de la izquierda final del acta vigésimo cuarta de fecha 26 de septiembre de 1873. En la página de la derecha comienzo del acta vigésimo quinta de fecha 28 de septiembre de 1873.
ACTA DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 29 DE SEPTIEMBRE DE 1873. Es la vigésimosexta reunión de este año.
“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona a veinte y nueve de Setiembre de mil ochocientos setenta y tres se reunieron en sus casas consistoriales los individuos del Ayuntamiento que suscriben en sesión estraordinaria, previa la cédula de convocatoria bajo la Presidencia del Ciudadano Alcalde Felipe Pancorbo por ausencia del ciudadano Pedro Mercado.
      Seguidamente referido Sr. presidente manifestó que la sesión tenía por objeto presentar ala corporación el proyecto del presupuesto Municipal que a derregir en el corriente año económico, el que una bez formulado por la comisión de presupuestos respectiva, esperaba que el Ayuntamiento le prestara su aprobación previo el esamen correspondiente. Esaminado dicho documento con estricta imparcialidad y detenimiento , la corporación acordó prestarle su aprobación ordenando que indicado prollecto se esponga al público por término de quince días en la Secretaría del Ayuntamiento para hoír reclamaciones y que una bez terminado dicho plazo se comboque la Junta Municipal para fijar definitivamente las cantidades de referido presupuesto todo encumplimiento de lo prevenido en el Reglamento especial del Ramo con lo que se terminó la sesión firmando los concurrentes a hello de que llo el Secretario certifico =”
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Pedro Mercado. Felipe Pancorbo.  Juan José Mercado.  Juan Pérez Serrano.  Dice: La de X Antonio Mármol. Dice: La de X Francisco García. Dice: La de X Antonio García.  José Calero Fuentes.
Antonio Mercado. Secretario intº.
En la página de la izquierda continuación del acta extraordinaria de fecha 28 de septiembre, que continúa a la derecha. En la mitad de la pagína de la derecha comienza el acta de fecha 29 de septiembre de 1873.

ACTA DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 1 DE OCTUBRE DE 1873. Es la vigésimo séptima reunión de este año de 1873.

“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona á primero de Octubre de mil ochocientos Setenta y tres, se reunieron los individuos del Ayuntamiento que suscriben en sus casas consistoriales en sesión extraordinaria, bajo la presidencia del ciudadano Alcalde Pedro Mercado.

      Seguidamente manifestó dicho Sr. Alcalde que el objeto de la sesión era indicar la necesidad que había de nombrar la junta pericial de inmuebles, en vista de no haber sido nombrada en su época respectiva; y discutido el particular resultaron elegidos por la corporación los individuos siguientes acordando se remitan ternas para el nombramiento de la otra mitad a la Administración económica de la provincia según está prevenido =

Peritos en propiedad nombrados por el Ayuntamiento

Domingo Fuentes Verdonces.

Manuel Pérez Mercado.

Manuel Morales Vilches.

Suplentes

Juan Pérez García.

Manuel Rojas. Vecino de Andújar.

José Ramos Mercado.

Juan Cano  Uceda.


Mitad que le corresponde nombrar á la Administración económica.

En propiedad

1ªTerna

Domingo Fuentes Pérez.

Diego Prieto Cobo. Vecino de Arjona.

Manuel Jiménez Vicaría.

2ªTerna

Bartolomé Pancorbo Molina.

Pedro Fuentes Garrido.

Manuel Cubillas García.

3ª Terna

Cristino Ruano. Vecino de Arjona.

Manuel Molina.
Eufrasio Barragán.
4ª Terna
Luis del Pozo Ruiz.
Juan Cano Uceda.
José Ramos Mercado.
5ªTerna
Juan de la Cruz Mercado.
Manuel Gavilán García.
Bernardino Moreno Andújar.
Peritos Suplentes
1ª Terna
Juan Manuel Fontiveros.
Francisco Mármol Serrano.
Francisco Jiménez Carmona.
2ª Terna
Antonio Pérez García.
José Ballesteros.
Antonio Martínez Navarro.
3ª Terna
Manuel Pérez Molina.
José Fernández Calero.
Ildefonso Fernández.
4ª Terna
Andrés García Noguera.
Felipe Calero Martínez.
Antonio Gavilán.
5ª Terna
Francisco Agudo Cubillas.
Nicanor Torregimeno.
Juan Lomas.
Del mismo …
Nota: Por las fechas de las actas siguientes se da continuidad al  texto que sigue, pero se tiene la percepción de que este texto no coincide por el asunto tratado con el siguiente, que vamos a continuar ante la pérdida de la supuesta parte del texto que correspondía.
En esta situación los folios no están cosidos formando el libro de acta habitual,  por lo que suponemos la pérdida de algún folio, que ahora no aparecen numerados. Como ya se ha referido en otro momento incluso la persona que trato de numerar los folios sueltos se equivocó y colocó el folio 15 después del 14, dejando el acta inconclusa, problema que se ha solucionado al llegar al folio 19 y comprobar que en este folio se encontraba la continuación del folio 14.
El texto que sigue es comienzo del numerado Nº 0774249, que tiene escrito a lápiz 1873, correspondiente al año en que estamos reproduciendo las actas.
A principio de este folio antes referido viene el texto:
…durante el año y que percibiera integro la cantidad consignada en el presupuesto, con cuya medida creen pueda tener alguna ventaja en su favor y si sucediera caso contrario sientre en estremo la corporación no poder por ahora atender la inviculación de dichos concejales por las causas espresadas.
Y no teniendo el Ayuntamiento otros negocios de que ocuparse se levantó la sesión firmando los concurrentes al acto de que yo el Srio. certifico =”
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Pedro Mercado. Juan Pérez Serrano. Felipe Pancorbo.  José Calero Fuentes.  Juan José Mercado.  Dice. La de X Francisco García.  Dice: La de X Antonio García.  Dice: La de X Antonio Mármol.  
Antonio Mercado. Srio.
En la página de la izquierda continuación de la sesión extraordinaria de fecha 29 de septiembre de 1873. En la página de la derecha comienza el acta de la sesión extraordinaria de fecha 1 de octubre de 1873.
ACTA DE LA VIGESIMO SÉPTIMA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 16 DE NOVIEMBRE DE 1873. Es la vigésimo novena sesión del ayuntamiento, dado que antes se celebraron dos sesiones extraordinarias.
Puede corroborar el extravió de algunas páginas el hecho de en un periodo tan activo de reuniones del Ayuntamiento se celebre la siguiente sesión ordinaria a los 46 días, la última reunión celebrada era extraordinaria y tuvo lugar en la fecha de 1º de Octubre. Estaba acordado que se reunirían los domingos de cada semana. Tal como se comprueba en las diligencias que se hacen las semanas que no tienen asuntos de que tratar.
Comentario al margen merece el hecho de que a partir de la proclamación de la Republica con el fortalecimiento de los ideales de igualdad y fraternidad, se hubiese retomado en los inicios de las actas el que parecía ya antiguo nombre de la Higuera cerca de Arjona, cuando era habitual que a partir del escrito del Gobernador Provincial, que reseñamos en su momento, en el que figuró por primera vez el nombre de nuestro pueblo como Higuera de Arjona e incluso en otras actas como la Higuera. Parece como que el progresismo social no hubiese tenido repercusión en la denominación del pueblo, y lejos de confirmar el nombre sin la palabra cerca, se hubiese vuelto a lo tradicional, claro que quizá la razón era que, todo lo que olía a la anterior administración municipal debería ser relegado, aunque no ha sido un tema importante, este punto no ha sido considerado hasta 1986 como un escaso motivo de preocupación entre los vecinos, y en 1986 ya llegamos tarde al nombre de La Higuera, porque en un país tan bañado por el Mediterráneo y su clima la higuera ha sido muy abundante y fue denominación de muchos pueblos. D. Antonio Rivas Morales buen conocedor de la Historia de Arjona me comentó un día que “no deberíamos haberle cambiado el nombre al pueblo, que llevaba muchos siglos estando muy unida a Arjona”. Pensando en la Marca de Arjona tras el periodo del que fuimos parte del Ducado de Arjona y la posterior Marca de Arjona, le comente que en un mapa de ese tiempo se denominaba aún La Higuera cerca de Arjona o de Andújar y que sin embargo en años anteriores era denominada La Higuera. Sería de desear por mi parte que los estudios que llevó a cabo Ignacio Ahumada Lara, fuesen reflejados en estas páginas del blog, en aquella exposición de motivos para el cambio de nombre y la conferencia que dio en el Antiguo Salón de Plenos del Ayuntamiento, tuvo por parte de los convecinos la alta consideración que siempre ha disfrutado por sus trabajos y que concluyeron en la publicación de “La breve historia de Higuera de Arjona”.
“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona á diez y seis de Noviembre de mil ochocientos Setenta y tres se reunió el Ayuntamiento en su Sala de cabildo en sesión ordinaria, bajo la presidencia del Ciudadano Alcalde Pedro Mercado y leída el acta anterior fue aprobada.
      Acto continuo se propuso por el Sr. Alcalde que en atención á estar terminado ya el pliego de reparos puesto por la junta Municipal álas cuentas Municipales presentadas por el Alcalde D. Felipe Martínez Medina relativas á los años 1868 á 69, 69 á 70, 70 á 71, 71 á 72 y hasta 22 de Abril de 1873 se debía espedir certificado de los mismas para su entrega á indicado Martínez, dándole el termino de diez días para que la contatación de los mismos. El Ayuntamiento así lo acordó ordenando se prevenga al D. Felipe Martínez que si no devuelve contatados dichos reparos en el término de los diez días espresados se pondrá el hecho en conocimiento del Sr. Gobernador Civil de la provincia para la resolución que corresponda.
Y no teniendo la corporación otro asunto de que tratar se dio por terminado el Acto de que Certifico firmando los concurrentes a eñ que como secretario Certifico =
Aparecen las firmas de los siguientes señores:
Pedro Mercado. Dice: La de X Antonio García. Juan Pérez Serrano.  Felipe Pancorbo.  José Calero Fuentes.  Juan José Mercado.  Dice: La de X Francisco García.  Dice: La de X Antonio Mármol.  
Antonio Mercado. Srio.
“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona a veinte y tres de Noviembre de mil ochocientos setenta y tres se reunieron los ciudadanos que componen el Ayuntamiento en la sala donde celebra sus reuniones y no teniendo la corporación Asunto de que tratar selebantó la sesión de que certifico 0
Serio. Antonio Mercado.
En la página de la izquierda continuación del acta extraordinaria de fecha 1 de octubre de 1873, acta que continúa en la página de la derecha. Al final de esta página comienza el acta de fecha 16 de noviembre de 1873.

ACTA DE LA VIGÉSIMO OCTAVA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 30 DE NOVIEMBRE DE 1873. Esta es la sesión trigésima del año 1873 de nuestro ayuntamiento, antes se celebraron dos sesiones extraordinarias.

“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona a treinta de Noviembre de mil ocho cientos setenta y tres se reunieron los individuos que componen el Ayuntamiento en sesión ordinaria y bajo la presidencia del Ciudadano Alcalde Pedro Mercado y Leída que fue el acta anterior quedó aprobada.

Por dicho Sor Alcalde se dio cuenta de barias circulares inserta en los Boletines oficiales de la Provincia relativa una a organización de la Milicia Local otra ala vonificación que ha de hacerse a cada contribuyente por territorial en tercer trimestre del presente año económico y la restante sobre el ymediato pago bajo la multa que  prescribe el Artículo 175 de la Ley Municipal vigente que á de hacerse al Maestro y Maestra de 1ª Enseñanza de todas las cantidades que por distintos conceptos se le adeudan hasta la fecha. Ecsaminado dicho particulares por la corporación acordó el inmediato alistamiento de todos los individuos que según la Ley devan comprenderse como milicianos; remitiéndose una lista original, tal como previene, al Sr- Gobernador Civil de esta Provincia que la lista de la vonificación que a de hacerse a cada contribuyente en el tercer trimestre del corriente año, se forme y remita a la Administración Económica antes del día 20 del del (repetido) mes actual: Que respecto al pago de los Maestros de primera enseñanza, no existiendo fondos en depositaría, de bía procederse inmediatamente ala cobranza de todos los atrasos que por diferentes conceptos existan empleando como hasta aquí sa venido verifican”…

Nota. Aquí queda interrumpida el acta, al pasar a otra página de folio que por su tipo de caligrafía no coincide en ningún caso con el modelo de letra de esta acta.
En la página de la izquierda acta de la sesión ordinaria vigésimo octava de fecha 16 de noviembre de 1873. Después acta del 23 de nviembre sin asuntos a tratar y a continuación acta de fecha 30 de noviembre de 1873, que es la vigésimo novena.

ACTA DE LA TRIGÉSIMA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 14 DE DICIEMBRE DE 1873.

“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona á catorce de Diciembre de mil ocho cientos setenta y tres se reunieron los señores que componen el Ayuntamiento en sesión ordinaria en la sala donde celebran sus sesiones y no teniendo asunto de que tratar se levantó la sesión de que llo el Serio Certifico =         

Antonio Mercado.

ACTA DE LA TRIGÉSIMO PRIMERA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 21 DE DICIEMBRE DE 1873.

“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona a veinte y uno de Diciembre de mil ochocientos setenta y tres se reunieron los señores que componen el Ayuntamiento en la sala donde se celebran sus sesiones en sesión ordinaria bajo la Presidencia del Alcalde Pedro Mercado Cano y leyda que fue el acta anterior quedo aprobada.

Acto seguido por el presidente se hizo presente que llo el Serio. diese lectura de los boletines oficiales de la probincia y de cuantas órdenes y circulares habiéndose verificado por los demás concejales se ordenó se cumplimentaran lo dispuesto por la superioridad y no teniendo asunto de que tratar se levantó la reunión firmando cada uno como acostumbra de que llo el Secretario Certifico =

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Pedro Mercado. Dice: La de X Antonio García. Juan José Mercado.  Dice: La de X Antonio Mármol.  Francisco Fuentes.  Dice: La de X Francisco García.  Felipe Pancorbo. 

Antonio Mercado.

ACTA DE LA TRIGÉSIMO SEGUNDA SESIÓN ORDINARIA  DEL AYUNTAMIENTO DE LA HIGUERA DE ARJONA DE FECHA 28 DE DICIEMBRE DE 1873.

“En la Villa de la Higuera cerca de Arjona a veinte y ocho de Diciembre de mil ochocientos setenta y tres se reunieron los señores que componen el Ayuntamiento en la sala donde celebran sus reuniones en sesión ordinaria bajo la presidencia del Sor Alcalde Pedro Mercado Cano y leída que fue en Acta anterior quedó aprobada.

      Por el presidente se hizo presente ala corporación que no habiéndose podido verificar la elección de Gefes de la milicia por no haberse presentado suficiente número de milicianos y que hera de todo punto necesario convocar de nuevo á los individuos comprendidos en el alistamiento para cumplimentar el Reglamento de lo que se acordó por unanimidad que el día primero del año venidero procsimo se efectuaría dicha elección , y no teniendo la corporación asunto de que tratar se levantó la sesión firmando cada uno como acostumbra de que llo el Serio. Certifico =”

Aparecen las firmas de los siguientes señores:

Pedro Mercado.  Dice: La de X Antonio Mármol.  Juan José Mercado.  Dice: La de X Antonio García.  Dice. La de X Francisco García.  Francisco Fuentes.  Felipe Pancorbo. 

Antonio Mercado. Serio.

Esta es la última reunión del año 1873.
Nota a tener en cuenta en la trascripción de todas las actas.

En todos los casos la transcripción es literal, si bien se ha procedido a interpretar en algunos casos los textos confusos o ilegibles, a no utilizar las mismas abreviaturas de palabras en orden a dar claridad al texto redactado y la imposibilidad de transcribir fielmente en la abreviatura la colocación de algunas grafías manuscritas, a  acentuar las palabras que en muchos casos no figuraban acentuadas. Si se ha respetado siempre la ortografía original, las uniones indebidas de palabras y la redacción del texto en general.

Granada 12 de abril de 2020.

Pedro Galán Galán.


Bibliografía: 
Archivo Municipal de Lahiguera: Cuadernillo de actas número 27 de 1873. 
Encinas Gómez, Emilio:
http://www.historiadeespananivelmedio.es/19-17-29-gobierno-emilio-castelar/

 

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