SE
CUMPLE ASÍ EL SUEÑO DE LOS HIGUEREÑOS, SABEDORES DE QUE OCULTA PARTE DEL PASADO
HISTÓRICO DE NUESTRA VILLA.
Aunque
no tengo confirmada la fecha, pero parece ser que en fecha 2 de marzo de este año
2017, se firmaba la escritura de compra de La Tercia a sus propietarios
anteriores, la familia de Loli Lijarcio Fernández y herederos, por parte del
Ayuntamiento de la villa. Se pone así fin a un capítulo largamente deseado por
muchos higuereños, que deseaban desde hace mucho tiempo, que la Tercia de
Lahiguera pasase a manos de las gentes de la villa, a través de su Concejo
municipal, y se recuperase así quizá la parte del patrimonio cultural más
abandonado que teníamos como población.
En
la página de Facebook del Ayuntamiento de Lahiguera se pudo leer en fecha 3 de
Marzo de 2017:
“Ayer
fue un día importante para nuestro pueblo. Después de mucho tiempo de
negociación y de reuniones se firmó la compra de la fortificación más antigua
que tenemos "La Tercia", por parte del Ayuntamiento de Lahiguera.”
(https://m.facebook.com/story.php…)
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Puerta de La Tercia de Lahiguera. Foto de Carmen Berdonces Gavilán. |
El
destino, y quizá las circunstancias quisieron que hasta ahora ese deseo no se
viese cumplido. Ya hace algunos largos meses, que a la salida del entierro de
mi vecino y familiar lejano Salvador Pérez López, me lo comunicó el Alcalde
(Florencio Morales Lara) y Teniente de Alcalde (Sebastián Martínez Pérez), en
la puerta del templo parroquial. Ya se estaba en negociaciones con la familia y
por ello se rogaba que se mantuviese discreción y no se hiciese público para
mantener un estatus de venta normal, que no incrementara el precio de la citada
finca urbana de nuestra villa. Ya había un dinero de una partida de Diputación
que estaba reservado para tal fin. Gracias a esta Corporación Municipal, y también
sobre todo el tesón de los Higuereños, en mayor o menor grado, podemos decir que esta
compra ha complacido a todo el vecindario, aunque para algunos fuese un sueño
largamente esperado. Así que la villa de
Lahiguera recupera por fin unos restos de construcción sobre los que habrá que
redefinir nuestra historia, a la vista de lo que la remodelación del edificio,
y la puesta en claridad de lo que resulte excavado pueda darnos para la
historia de Lahiguera.
Recientemente,
hace tan sólo unos días y siendo conocedor de la compra, me acerque a verla y a través de los agujeros de la
puerta pude comprobar la existencia de dos arcos a la derecha del espacio
interior y algo también de restos en el espacio de la izquierda. Visto su entorno por la parte trasera que hoy
linda con huertos particulares, se me ocurre pensar que en un futuro se podía
constituir un parque con la inclusión de
esas fincas que propiciase el mejor mantenimiento de la Tercia, pues observe
que en esa parte citada hay alguna parte de pared que necesitaría ser
consolidada. Tendría así el vecindario y el pueblo un espacio, que aconsejo
cerrado, para el ornato de la zona de vecindad y de los restos de la
Tercia. La Tercia de la villa de Lahiguera, que tan buenos
servicios prestara a la Iglesia y al pueblo, después de ser
entregada como aldea de Andúxar tras el año 1225. No debemos de olvidar que en
tiempos de penuria el trigo de sus graneros consolaba los vacíos estómagos de
los higuereños menesterosos.
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Fachada de La Tercia de Lahiguera. Foto de autor desconocido. |
Para
algún lector foráneo, decirle que La Tercia, está situada en la parte de
nuestra villa, que fue el núcleo de población originario tras la reconquista
por Fernando III, El Santo, en el año citado. Como era lo habitual en las
aldeas conquistadas sin lucha, se respetaba a la población árabe la opción de
permanecer en el terreno conquistado o se les daba la opción de marcharse con
las propiedades que pudiesen llevarse en animales de carga o en mano, quedando
las casas y los bienes inamovibles para los futuros pobladores.
Tras
1225 debió construirse el Castillo de La Fuente de la Figuera, que ocupaba la
parte posterior del presbiterio del templo calatravo que se construyó después,
parece que al otro lado de la muralla antigua que daba seguridad a la aldea,
ante los ataques de los vecinos árabes de Arxuna. En el Callejero Decimonónico
de Lahiguera cuyo original se conserva en el Ayuntamiento aparece ese espacio
entre el presbiterio y La Tercia con el nombre de Plaza del Castillo, un nombre
que debía restituirse en el futuro para esa plazoleta. Quedaba así constituido un núcleo urbano de la
aldea de La Fuente de la Figuera con un Castillo y un templo en la Tercia que
quizá en principio tuviese la doble misión de culto y refugio ante cualquier
razia por parte de los árabes de Arxuna, dado que el posterior rey Al –Hamar,
ya ejercía, después de los trabajos del campo, incursiones por los terrenos
recién conquistados por el Reino de Castilla. Incursiones o razias que
devastaban los campos sembrados y acosaban a la población de la aldea.
Suponemos
que en un principio, quizá fuese el Templo y que después sería reconvertido en la Tercia, el
primer edificio religioso construido en ese perímetro, después pudo construirse el
Castillo de La Fuente de la Figuera, ya dado por desaparecido en el siglo XIX,
con la posterior construcción de los calatravos del Templo de Nuestra Señora de
la Consolación actual.
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En esta foto aérea de J.J. Mercado, puede observarse La Tercia, la plaza del Castillo y el templo Calatravo de Nuestra Señora de la Consolación del siglo XVI. |
Manuel
Jiménez Barragán y yo, estamos en el consideración de que la puerta de la
Tercia que hoy es el resto mejor conservado, no pudo ser otra cosa que la
entrada a un templo originario de nuestra villa, de ningún modo pudo ser puerta
de entrada al castillo por la envergadura de sus dimensiones, que resultaba
imposible para el paso de caballeros huidos a la grupa para entrar en ese
espacio como refugio.
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Fotografía de La Tercia en la calle Ancha de Lahiguera. |
Todo
hace pensar que por lo visto el edificio de La Tercia era propiedad de la
Iglesia de la aldea, que fue destinada a recoger los impuestos que por entonces
cobraba esta institución: Los diezmos y primicias. Los diezmos eran la décima
parte de lo recolectado en el año por los vecinos
Supongo
que una vez construido el Templo Calatravo que conocemos, el edificio fuese
adaptado sin muchas variaciones para recoger los bienes entregados a la iglesia
de la villa, tanto de los primeros productos del campo o ganaderos, que se
entregaban a la iglesia local llamados Primicias, de acuerdo con el Obispado,
así como también el tercio de los productos recogidos que también eran
entregados a la iglesia, de ahí su nombre.
En
muchos lugares la Casa de La Tercia si identifica con la Casa del Pósito, en
nuestro caso esa coincidencia no se da, dado, que cuando se construyó El Pósito
de La Higuera en el siglo XVIII, quizá en la década de 1770, coincidiendo con
la expansión de la población hacia el cruce de caminos de Jaén, Villanueva,
Andújar y Arjona, se fue formando la llamada Calle Llana que se entendió
progresivamente hasta la Calle Mesones, en el cruce de la carretera de
Villanueva. En ese tiempo se debió establecer el ayuntamiento en esa calle y el
templo de Jesús, que después hemos conocido como Ermita del Santo.
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Tres momentos de la firma de la escritura de compravente de La Tercia ante el escribano público o notario. En la foto Loli Lijarcio Fernández, anterior propietaria, y el Alcalde de Lahiguera. |
El
Pósito de la calle Llana debía disponer de una parte de bodega para granos y de
tinajas de varios cientos de arrobas, e independientemente en la planta primera
y con ascenso por el patio a un gran granero sin divisiones de atrojes para
otros tipo de cereales que seguramente en su mayor parte sería para trigo. A
falta de documentación no sabemos la fecha en que El Pósito fue construido en
nuestra villa, ni su coste en reales, así como los distintos materiales y utensilios
utilizados en esa época para dotación del mismo a base de tinajas o “vasos de
caber de trescientas o cuatrocientas arrobas” con destino a nuestro Pósito.
Resultará
sarcástico que la nueva calle creada se llamase Llana, todo va en función de
las circunstancias de las calles anteriores de la aldea, que todas disponían de
cuestas en todos los sentidos. Por eso debió nominarse como calle Llana a una
calle que no lo era, al menos en su parte inicial.
El
edificio de La Tercia era propiedad de la Iglesia y era destinado a recoger los
impuestos que entonces cobraba esta institución: los diezmos y primicias. Los
diezmos era la décima parte de los frutos que debían pagar los vecinos. Fue
lugar de almacenaje y recaudación de los diezmos de la villa (Décima parte de
la cosecha de trigo, centeno, etc., "una especie de rento": y las
primicias eran los primeros frutos obtenidos, y éstos debían entregarlos en la
Casa Tercia (Los primeros corderos, las primeras lechugas,...)
El
edificio de La Tercia estaba destinado a reunir la parte de los diezmos
eclesiásticos y demás rentas correspondientes a la Corona. En el año 1841 la
supresión definitiva de las rentas pagadas a la Iglesia, tras la
Desamortización de Mendizábal, hizo desaparecer el uso previsto para el edificio.
La Iglesia cobraba los diezmos y primicias,
y las dos novenas partes de lo recaudado debían entregarlo al Rey, a estos
impuestos transferidos al Rey se les llamaba las Tercias Reales. Casa de la Tercia tenía la finalidad de
albergar géneros en especie, fundamentalmente granos (trigo y cebada), aceite y
vino procedentes del Impuesto de la Tercia -Diezmo o Décima- sobre la renta del
pan, el cual era recaudado por el fiel de la villa con destino a la Iglesia
Diocesana de Jaén. Quedaba por tanto constituida como un notable complejo de
almacenes, bodegas, corrales y cuadras donde se recibían los impuestos
eclesiásticos. Desde tiempos
antiguos, cuando la circulación del dinero era menor, el pago y la recaudación
en especie eran la norma.
Los
diezmos y primicias correspondientes a la Iglesia de Lahiguera se distribuían después
entre el Obispado de Jaén, y los priores o los canónigos de la parroquia.
La
Tercia representaba en su momento uno de los ejemplos más logrados de
arquitectura religiosa de nuestra aldea. Después de funcionar como templo se
convirtió en el edificio austero de las dimensiones que conocemos, si mantiene su tamaño
original, en el que después primaba más lo funcional que lo ornamental, a pesar
de los restos de construcción vistos desde los agujeros de la puerta de
entrada, con lo que quedaría finalmente en una construcción, pensada para dar
perfecta cobertura a su orientación administrativa y económica de la iglesia local,
dependiente del obispado de Jaén al que debería rendir cuentas.
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Edificio de la Tercia de Úbeda, construido en el siglo XVII como nueva Tercia delante del Castillón. Foto de Miguel Merino Laguna. |
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Casa de La Tercia de Úbeda, hoy Centro de interpretación del olivar. |
La
fecha exacta de su construcción es todavía una incógnita, aunque todo indica
que se debió iniciar en el momento en que Lahiguera se convirtió en núcleo de
población con los nuevos avecindados en la villa procedentes de las tierras del
norte de Castilla. Dispuso de Castillo y templo anterior al templo calatravo,
en un espacio urbano donde la calle Ancha sería el lugar donde se comerciaba
con los productos agrícolas o ganaderos de la aldea, algo así como “el mercado
medieval que ahora visitamos en otras poblaciones. Perímetro que durante más de
cuatro siglos fue el entorno de la aldea, rodeada de murallas que daban
seguridad a los vecinos herederos de la repoblación tras la reconquista y a
través de los siglos posteriores.
Posiblemente
estuviese en consideración por parte de la Orden de Calatrava, si era adecuado
mantener su posible destino inicial como templo, o por otras consideraciones de
crecimiento de la población se desechase la idea y quedase como dependencia
administrativa y de almacenaje de la iglesia local que cobraba los diezmos y
primicias. Tal vez fuera también una pequeña lucha entre la jurisdicción
militar de la Orden de Calatrava y la jurisdicción de la parroquia de Lahiguera
como parte del arciprestazgo de Andújar.
Los
estudios arqueológicos que se deberían efectuar antes de acometer su
rehabilitación, pondrían de manifiesto la existencia de un edificio anterior,
como templo, a la reconstrucción de lo que actualmente queda y pueda
apreciarse. Habrá que comprobar a través de la identificación de las
cimentaciones las fases de construcción de los mismos, por parte de expertos, y
ver si a través de la continuidad de los cimientos el edificio mantiene la
forma originaria o fue modificado en la parte posterior que parece estar
reforzado o construido por tapial desde la verja de tela metálica que hay a
unas decenas de metros.
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Obras en la techumbre de la Casa de la Tercia de Lopera. |
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Obras de rehabilitación de la Casa de la Tercia de Lopera. |
Obras de restauración de la Casa de la Tercia de Lopera. |
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Casa de La Tercia de Lopera después de restaurada. Fotografía de Rafael Alarcón Sierra. |
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Interior de la Casa de la Tercia de Lopera, convertida en centro de cultura con exposiciones de pintura temporales. |
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Tres instantáneas de la sala de exposiciones de la planta de arriba de La Casa de la Tercia de Lopera, entrando por la puerta de la calle de la cuesta. |
En 1837 siendo ministro de Isabel II, Juan
Mendizábal, y coincidiendo con la desamortización eclesiástica se le retiró a
la Iglesia el derecho a cobrar los diezmos y primicias. A partir de entonces
estos impuestos pasan a ser cobrados exclusivamente por el Estado, quien se
encargaría de su recaudación como un tributo más, y de lo recaudado la mitad se
destinaría al culto y al clero, y la otra mitad se ingresaría en las arcas del
Estado. En 1841 se abolieron definitivamente los diezmos.
Suponemos
que a partir de 1837 y desamortizado como bien de la Iglesia, La Tercia
entraría en un estado de abandono como edificio, que en un principio quedaría
abandonado, sin dueño, se terminaría
hundiendo la cubierta del edificio, y del que cada cual tomaría las piedras y
materiales reutilizables que necesitase para los cimientos de sus
construcciones de viviendas familiares. Estado que cesaría cuando pasase a
manos privadas. Quizá en la nota simple de la finca se puedan apreciar algunos
datos de sus anteriores propietarios. Es posible que la propiedad de la Tercia
pasase a manos privadas a través de un tipo de venta que se denominaba “a censo
reservativo”, pero seguro que no fue reparada y con el tiempo se convirtió en
un corralón para uso ganadero o de almacén de leñas.
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Casa de la Tercia de Torre de Juan Abad. |
Hemos
comentado anteriormente que en 1837 se realiza la desamortización eclesiástica
por la que se nacionalizan los bienes del clero y salen a subasta la gran
mayoría, y también que a partir de esta fecha es cuando la Iglesia deja de
cobrar los diezmos y primicias. Esto nos explica que se abandonara la Tercia y
se deteriora gravemente.
Cabe
preguntarse entonces, si como bien desamortizado a la Iglesia, como
consecuencia de la desamortización eclesiástica aludida, estuvo un tiempo
nacionalizada, o sea en manos del estado, que somos todos, o se considerase por
ello sin dueño, con lo que cada cual se sentiría en el derecho de coger la
parte que desease para uso propio, o si fue subastada y adquirida por algún
vecino de la calle para su uso particular. Eso sin contar con que el proceso de
expropiación del estado se paralizase y no continuase por la interrupción que
supuso que en 1845, cuando los moderados llegaron al Gobierno de la Nación se
interrumpió el proceso desamortizador de los bienes de la Iglesia, con lo que
en ese intervalo de tiempo es posible que fuese devuelta a sus antiguos
propietarios o dueños, que no eran otros que el prior y los representantes de
una iglesia local, carente de recursos que se verían desinteresados en el
mantenimiento de la antigua propiedad de la parroquia abandonada durante ocho
años y sin dueño aparente. En algunos casos se ha documentado la situación de
devolución de la tercia en otras poblaciones a través del informe del
Administrador Diocesano en virtud de la Ley de tres de abril de mil ochocientos
cuarenta y cinco.
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Casa de la Tercia de Turleque (Toledo) |
Se
hubiese construido El Pósito en la calle Llana o no, el almacén de granos que
dejó de existir en la Tercia, de parte de la Iglesia, paso a ser obra civil,
por lo que se construiría la Casa del Pósito de Lahiguera en la vecindad del
Ayuntamiento, en la misma calle Llana, para almacén de grano y semillas y como
bodega de aceite. Ya en el siglo XIX, el pósito fue regentado por una Junta
Administrativa dependiente del Concejo municipal, que se encargaba de regular
la recogida y entrega de los cereales que los agricultores llevaban a dicho
edificio.
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Casa de la Tercia de Pliego. |
Las
Casas de la Tercia presentes en innumerables poblaciones de España fueron unas instituciones
que aparecieron tras la Reconquista en los territorios de jurisdicción señorial
y de las Órdenes religiosas. Cuando los señores eclesiásticos y nobles fueron
perdiendo capacidad de gobierno, relevados por los concejos municipales, esta
institución pasó a llamarse también Pósito Municipal. Además de éste, había
otros pósitos, que guardaban grano para ser distribuido entre los pobres, los
llamados Pósitos Píos, organizados con fines altruistas por los fieles y
autoridades de la Iglesia como medida de solidaridad con los más empobrecidos.
Su función principal era la de cobrar los impuestos, que en la época no lo
fueron en moneda sino en especie. Así, la Iglesia y los señores que tenían
jurisdicción sobre el territorio, cobraban una parte de la cosecha recogida,
(de ahí lo de “Tercia”) de la cosecha de trigo y otros cereales. También
tuvieron estos edificios otra función, que era la de ser símbolos del poder de
los propietarios agrícolas y ganaderos de las aldeas o villas, por ello
normalmente estaban ubicados en los lugares más céntricos de las poblaciones,
junto a la iglesia, dos poderes máximos de las nuevas poblaciones. Esa era la
razón de estar ubicados en lugares centrales de las villas, como símbolos del
poder de sus propietarios, en las villas la vieja casa de la Tercia siempre
estaba situada en el interior más céntrico de la villa medieval.
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Casa de la Tercia de Cehegín (Murcia). |
A
lo largo de los siglos en Lahiguera hubo dos casas que indudablemente tuvieron
que producir algunos desacuerdos, con
natural recelo, en el vecindario que aportaba parte de sus bienes a estas
casas, no olvidemos que no dejaban de ser impuestos primero en La Tercia,
propiedad de la parroquia, y después en
la Casa del Pósito propiedad del Concejo municipal. En el año 1752 y bajo la autoridad de comisario administrador de
las tercias reales del obispado de Jaén,
ejercía como lego don Juan
Antonio de Castro, con el cargo del control de contador y notario mayor de
rentas decimales del obispado, el noble don Lucas Andrés de Charte, y la
supervisión del vicario arcipreste de rentas decimales, el joven de 18 años
clérigo de menores don Francisco Javier Solano, con quien posiblemente
negociaría la entrega el prior de Lahiguera.
Situado
el fiel o medidor a la entrada, el presbítero fiel de la tercia del pan
decimal, o cualquiera de sus dos
compañeros legos fieles, percibían en especie a razón de dos fanegas de trigo
por cada 100 que entraban.
En
muchos lugares la casa de La Tercia se ha rehabilitado y convertido en centro
cultural y turístico a visitar, centralizando todo el material recopilado por
los vecinos sobre su pasado histórico.
Las
casas de la tercia proliferaron dando lugar a una toponimia en el callejero de
numerosos pueblos y ciudades, en los que aún pervive el recuerdo de esta
historia, como ocurre con el edificio
que Lahiguera acaba de recuperar.
Hago
esta aportación porque considero que un hecho de tanta importancia para mí no
debe quedar sin ser considerado y comentado en este blog. Esperamos que los
siguientes pasos se realicen con acierto en bien de nuestro patrimonio
cultural.
¡Enhorabuena
a todos los higuereños y a sus gestores municipales!
Granada 19 de mayo de 2017.
Pedro Galán Galán.
2 comentarios:
Prolífico Pedro, casi no puedo leer todo lo que escribes.
Me ha alegrado mucho esta noticia; veremos en que queda el edificio, pero el primer paso ya está dado.
Me imagino que ahora vendrá la pala, cuando debería ser la brocha. Creo que lo más lógico es llamar a especialistas que por lo menos realicen un estudio meticuloso con varias catas hasta llegar al pavimento. ¡Ojalá!
Con honestidad te digo que no sé si fue iglesia, castillo, almacén; que fue todo pero en diferentes épocas...
Hay una cosa indiscutible, la iglesia del XV se hace fuera de las murallas de la población (lo vimos en el diccionario de Madoz); la muralla separa los dos edificios (iglesia y Tercia).
Si te fijas, la mayor parte del paramento es mampostería, eso debió ser la primera construcción, quedaría una pared muy baja para defender un castillo. Hay una parte de ladrillo que es la superior y la central con el arco de medio punto; con lo que podíamos pensar que hubo una primitiva entrada mucho más ancha y luego se reformó como la vemos actualmente. Con la primera entrada sí que puede ser puerta de castillo.
Por otra parte es más lógico que el rincón más alto de la población, pegado a la muralla, sea castillo, para defender mejor, no iglesia. Incluso existen unos túneles (como el de Juanirri) que van dirección norte, eran despensas, muy grandes para una iglesia.
Siguiendo enredando tenemos, como se ve en el callejero decimonónico, el topónimo «era del castillo», que si es el solar donde se asentaba el antiguo castillo correspondería a las casas que hay al este de la Tercia.
Seguimos oscureciendo: la costumbre era levantar un templo religioso sobre los cimientos de otro, o lo más cerca (eran como lugares mágicos); con lo que la iglesia que se construye y la Tercia estarían muy juntas. Ya vimos que cuando, en el XV, se comienzan las obras de la iglesia (POR UNOS MORISCOS CON APELLIDO RAMOS), se introducen, con afán de señalar continuidad y autenticidad, piedras labradas de otra iglesia (fotografías de Juanjo), la que hubiera en la Tercia, o en el solar del castillo; un buen ejemplo es la columna que sostiene el coro, que da la sensación de pegote.
Hace muchos años tuve oportunidad de visitar este edificio, recuerdo que tenía como un pequeño columbario con arcos apuntados, demasiado fino para una construcción militar. Un paisano nos comentó que en la pared del oeste salieron muchos huesos humanos. Hasta principios del XIX los enterramientos cristianos se hacían dentro de las iglesias o lo más cerca posible.
Puede que nunca sepamos con exactitud el origen y funciones de esta construcción. Si te digo mi opinión, sin poder demostrar nada: creo que el muro es romano o prerromano, luego…
Enhorabuena.
Manolo, gracias por tu comentario.
Ahora ya disponemos de estos restos de construcción, que deben ser tratados con bastante prudencia, no vaya a ser que resulten dañados por actuar con criterios poco acordes por la necesidad de reconversión en centro cultural. S i se plantease su reconversión en centro cultural, posiblemente por las propias necesidades de diseño del nuevo edificio, se tendrían que adecuar espacios que ocultasen los verdaderos indicios del pasado histórico. Como bien dices lo prioritario ahora es consultar con varios especialistas que con sus conocimientos y criterios puedan encender luces hasta ahora desconocidas. También sería de la máxima importancia para ello tener en cuenta a los vecinos, que andan preocupados por el tema, para que se realice una rehabilitación a gusto de todos. No digo la necesidad de crear una coordinadora por la restauración de la Tercia, pero si debe contemplarse el ánimo y espíritu que para ello se necesita.
Después de las diferentes catas que dices se deberían realizar, se debería crear una comisión de estudio y viabilidad de una correcta recuperación del edificio. En ningún caso se debe actuar con precipitación y dar pasos erróneos que después tendrían difícil arreglo. No quiero ni pensar en que los restos de la Tercia de Lahiguera quedaran desconectados con su pasado, para un mal arreglo; para eso mejor sería dejarlos como hasta ahora han estado.
A ver cuando se presenta la ocasión de que podamos juntarnos en Lahiguera y podamos observar sobre el terreno los arcos que se ven, y analizar lo visible de la construcción. Sería recomendable que los buenos fotógrafos de Lahiguera hiciesen un amplio reportaje sobre estos restos de nuestro pasado y así quedaran para la posteridad, antes de que se acometan modificaciones sobre el terreno.
No sé de dónde te has documentado sobre el apellidado Ramos, morisco del siglo XV. En las actas que estoy manejando aparece igualmente el apellido Ramos, espero que alguien se preocupe del tema por ser antepasado suyo con permanencia en nuestra aldea y después villa a lo largo de seis siglos.
Cordiales saludos.
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