Nuestros Primeros Universitarios:
Son los primeros estudiantes de
los que constan expedientes universitarios. Sería deseable que, entre todos,
especialmente sus familiares, completáramos con datos de su vida, anécdotas...
esta entrada.
Felipe Martínez Lara, alumno de la
Facultad de Derecho de la Universidad Central. Natural de Higuera de Arjona
(Jaén).
Documentos anejos:
Certificación Académica.
Fecha
Formación: 1869 / 1871.
Manuel Lillo Martínez, alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad
Central. Natural de Higuera de Arjona (Jaén). Documentos anejos: Partida de
nacimiento.
Fecha
Formación: 1926 / 1927.
Curso preparatorio.
Manuel Lillo aparece en nuestro
blog en la entrada de la casa del Ayuntamiento, de Pedro Galán.
Bonoso Lara Mercado, alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. Natural de
Higuera de Arjona (Jaén).
Documentos
anejos: Certificación académica.
Fecha Formación: 1917 / 1918.
Este paisano
es el personaje del que nos habla Pedro Galán, fue el último dueño del castillo
de Andújar y se había casado con una rusa (ver la entrada del blog correspondiente
al terremoto en la Figueruela).
Curso
preparatorio.
Manuel Fuentes Pérez, alumno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central.
Natural de Higuera (Jaén). Nota: Higuera [de Arjona?] [de Calatrava?]
Fecha
Formación: 1864 / 1865.
No podemos
asegurar que fuese de Lahiguera. Sería deseable que alguien aportara algún
dato.
Ana Ahumada Fuentes, alumna de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. Natural de
Higuera de Arjona (Jaén).
Documentos
anejos: Certificación académica.
Fecha
Formación: 1921 / 1922.
Curso
preparatorio.
Muchos la
hemos conocido, doña Ana, la “Boticaria”. Debió ser una persona muy
inteligente, pionera como mujer universitaria. Yo la conocí, ya anciana y
cascarrabias; pero de joven seguro que era un portento. No hay que olvidar la
fecha en que estudia y la mentalidad de la época, además una carrera de
ciencias. Creo que no hemos valorado suficientemente su mérito.
Manuel Jiménez Barragán.
Lahiguera a 4 de junio del 2013.
6 comentarios:
La Universidad Central es heredera de la que fundara el cardenal Cisneros en Alcalá de Henares, antigua Complutum, en abril de 1499, la cual inició su actividad en octubre de 1508. En 1821 se dispone el traslado de la Universidad de Alcalá de Henares a Madrid, con el nombre de "Universidad Central", después de un intento frustrado en 1813, en el marco de un proceso de centralización y estatalización de las enseñanzas universitarias. Rápidamente se hizo efectivo el traslado, redactándose un nuevo Reglamento interno e inaugurándose las nuevas instalaciones en noviembre de 1822, pero la vuelta del Antiguo Régimen significó el fracaso de este primer ensayo, y en julio de 1823 los estudios universitarios volvieron a Alcalá de Henares. Sólo tras la muerte de Fernando VII la Universidad se trasladaría definitivamente a Madrid, en concreto en octubre de 1836. En .los meses sucesivos se trasladan las facultades: primero las de Cánones y Leyes al Seminario de Nobles, y posteriormente estas mismas, junto con las restantes facultades de Filosofía y Teología, a la Casa de las Salesas Nuevas. En 1842 toda la Universidad se traslada de nuevo al Noviciado de los Jesuitas en la calle San Bernardo, dotándose de un nuevo Reglamento de Gobierno Interior.
En 1845 el Plan Pidal continúa la tendencia centralizadora y establece la secularización de la enseñanza secundaria y superior, que hasta entonces habían estado ligadas a la Iglesia. Además, se dota a los estudios de un carácter más práctico, como medio para llegar a ejercer una profesión, al menos hasta el grado de licenciado. Se considera que el grado de doctor está ligado a la docencia universitaria y sólo se impartirá en la Universidad Central, que este plan aspira a convertir en "norma y modelo de todas las de España". Esta nueva etapa se inicia de forma efectiva en el curso académico 1850-1851, tras unas importantes reformas en el edificio de la calle San Bernardo y la incorporación de otros inmuebles. Así, en el antiguo Noviciado se instalan el Paraninfo, la facultad de Filosofía y la facultad de Teología, con el Museo de Ciencias Naturales, el Jardín Botánico y el Gabinete de Historia Natural, mientras que en el Colegio de San Carlos, situado en la calle Atocha, se instalan las enseñanzas de Medicina, y en el Colegio de San Fernando, en la cercana calle de la Farmacia, las de Farmacia. En 1853 se promulga un nuevo Reglamento interno.
Cordiales saludos.
Pedro Galán Galán.
La Ley de Instrucción Pública de 1857, llamada Ley Moyano, reestructuró la educación y consiguió mantenerse vigente, al menos en sus aspectos generales, hasta la II República, incluyendo sus normas de desarrollo en lo referente al ámbito universitario, dictadas en 1859. Estas normas fijan la consecución de tres grados académicos: bachiller, que pasaría a formar parte de la Segunda Enseñanza, licenciado y doctor. Fijaba el número de Facultades en seis: Derecho, que sustituía a la antigua Escuela de Jurisprudencia; Ciencias, que se desgajaba de Filosofía e incorporaba también los estudios del Museo de Ciencias Naturales, del Gabinete de Historia Natural y el Jardín Botánico; Filosofía y Letras, que recogía también estudios procedentes de la antigua facultad de Filosofía; Medicina, Farmacia y Teología, esta última suprimida en 1868. Además, formaban parte de los estudios universitarios las "enseñanzas superiores", ingenieros de caminos, canales y puertos; ingenieros de minas; ingenieros de montes; ingenieros agrónomos; ingenieros industriales; Bellas Artes; Diplomática; Notariado y las "enseñanzas profesionales" ,veterinaria; profesores mercantiles; náutica; maestros de obras, aparejadores y agrimensores; maestros de Primera Enseñanza, todos las cuales se impartirían en Madrid, excepto los de náutica. Todo esto se concretó, para la Universidad Central, en su Reglamento de gobierno interior de 1870.
Esta estructura académica básica quedó inalterada, salvo leves modificaciones, hasta la II República. Quizá lo más trascendente sea la supresión en 1870 del grado de bachiller, excepto el bachiller en artes, que, con el nombre simplemente de "bachiller", pasa a ser un grado de Segunda Enseñanza. En cuanto a los estudios directamente dependientes de la Universidad, sufrieron diversas modificaciones entre 1860 y 1914. Así, en 1860 las escuelas profesionales pasan a denominarse "Escuelas Especiales"; en 1869 se incorpora formalmente a la Universidad Central la Escuela Normal de Maestras de Madrid, que luego se desdoblará en una escuela femenina y otra masculina; en 1887 la Escuela Profesional de Profesores Mercantiles pasa a ser Escuela Superior, en 1910 pasa a "Escuela Superior de Administración Mercantil, y en 1912 a Escuela Superior Central de Comercio; en 1900 se suprime la Escuela de Diplomática, y, finalmente, en 1914 se crea la Escuela de Odontología, adscrita a la Facultad de Medicina.
Cordiales saludos.
Pedro Galán Galán.
La legislación de esta época refleja las tensiones que existían respecto al tema de la autonomía universitaria, tanto desde el punto de vista académico como administrativo. Así, en 1900 se otorga a las universidades personalidad jurídica propia, aunque el Rector es el representante del gobierno en el distrito y jefe natural de todos los establecimientos de enseñanza. En 1919 se reconoció la autonomía y personalidad jurídica de las universidades, que deberá plasmarse en unos Estatutos específicos de cada Universidad; en el caso de la Universidad Central, se publicaron en 1921. Sin embargo, la llegada al poder del general Primo de Rivera supuso que estos flamantes Estatutos no llegaran a aplicarse, y en julio de 1922 se suspende la autonomía universitaria, apoyándose en que resultaba contraria a la Ley de Instrucción Pública vigente, es decir, la de 1857. No obstante, poco a poco se volvió a otorgar autonomía a las universidades. En 1924 se les reconoce el carácter de corporación de interés público y, con ello, explícitamente, personalidad jurídica propia, aunque limitada por la misma norma; en 1927 se les otorga una cierta autonomía administrativa y al año siguiente se reafirma su personalidad jurídica y consagra la relativa libertad académica de las Facultades, que consiste en la posibilidad que tienen de añadir una o dos asignaturas a las enseñanzas mínimas que establece el propio legislador; se consolida el número de las Facultades y se establece que su supresión deberá realizarse por "acuerdo del Consejo de Ministros", mientras que la creación de una nueva Facultad deberá hacerse mediante ley. Como consecuencia, en 1928 se aprueba nuevos planes de estudios. Por otro lado, cabe señalar que desde marzo a mayo de 1929 el gobierno de la Universidad Central, por orden del dictador Primo de Rivera estuvo en manos de una "Comisaría Regia".
La II República desmontó prácticamente de golpe todo el sistema educativo diseñado por la Dictadura, al menos en el ámbito universitario, y a finales de 1931 ya se había restablecido la organización académica anterior. Esta situación se mantuvo inalterada durante los primeros años del régimen franquista, excepto por la prohibición de conferir el grado de doctor hasta que cada Universidad obtuviese una autorización expresa, autorización que la Universidad Central obtuvo en 1944. En estos años resulta de interés la preocupación del legislador por los Colegios Mayores, concebidos como órganos de encuadramiento y control de los estudiantes, y en 1942 se establece su número y se regula su funcionamiento. En la Universidad Central se confirma la existencia del "Cardenal Jiménez de Cisneros", masculino, y del "Santa Teresa de Jesús", femenino, y además se crean otros tres: "Generalísimo Franco", "José Antonio Primo de Rivera" e "Isabel la Católica", este último con carácter femenino. Todos ellos estarían dedicados la formación religiosa, política, cultural, social, deportiva y manual de los estudiantes, los cuales deberán adscribirse obligatoriamente a uno de ellos, aunque no residan en él. Esta legislación fue parcialmente reformada en 1943.
Cordiales saludos.
Pedro Galán Galán.
En 1845 el Plan Pidal organiza toda la enseñanza en "distritos" universitarios, de modo que la Universidad se convierte en el órgano rector de toda la administración educativa en su distrito; a la Universidad de Madrid le correspondió un distrito que abarcaba las provincias de Madrid, Ávila, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Segovia y Toledo. Esta nueva etapa se inicia de forma efectiva en el curso académico 1850-1851. El Reglamento de Régimen Interior de 1853 establece una siguiente estructura con el Rector, un Vicerrector, los Decanos de Facultades y Directores de Institutos, y la Secretaría General, dentro de la cual se integra la Depositaría. En 1855 se añaden a estos cargos los del Bibliotecario y del Arquitecto, aunque este último dejará de citarse en las fuentes como órgano de gobierno en 1857.
La Ley de Instrucción Pública de 1857, llamada Ley Moyano, y los Reglamentos de desarrollo de 1859 mantienen el sistema de distritos universitarios, aunque al de la Universidad Central se le desgajó la provincia de Ávila, que fue incorporada al distrito de Salamanca. Respecto al gobierno de la Universidad,esta estructura básica quedó inalterada hasta la II República, salvo algunas modificaciones. Así, en 1867 se cita por última vez al bibliotecario como cargo de gobierno. En 1906 se suprimen tácitamente los Consejos de Disciplina al disponer que las Juntas de Facultad se instituyan como tales cuando así proceda. Por otra parte, en 1913 se crea en todas las universidades un Patronato de Estudiantes, encargado de facilitar a los alumnos su estancia en la sede universitaria, velar por su bienestar, corregir sus actuaciones cuando lo merezcan y servir de enlace con sus familias; estará apoyado por el Negociado de Información Escolar. En 1915 se regula el procedimiento administrativo universitario y, en este marco, se dispone que todos los negociados de cada Facultad se pongan bajo la dependencia única del Secretario. En fin, entre 1917 y 1926 se menciona una Junta Económica, constituida por el Rector, los decanos y secretarios de las Facultades, y el secretario general.
Más interés pueden tener las tensiones relacionadas con la autonomía universitaria. En el marco de un proceso legislativo que se inicia a principios del siglo XX y que llegará hasta la II República, destaca la plena autonomía otorgada a las universidades en 1919, momento en que se diseña la estructura de órganos de gobierno de las universidades.El Rector sigue siendo el presidente de la Universidad, le sigue el Vicerrector y los Decanos que son a su vez presidentes de sus respectivas facultades. Estos tres órganos junto a dos catedráticos de cada facultad integran el Consejo Universitario. Además, se dispone que cada Universidad redacte su propio Estatuto, que deberá ser sometido a la aprobación gubernamental; en el caso de la Universidad Central, estos estatutos serán aprobados en septiembre de 1921. Sin embargo, la llegada al poder del general Primo de Rivera suspendió la aplicación de la autonomía universitaria, incluyendo los estatutos.
Cordiales saludos.
Pedro Galán Galán.
Encontré información sobre los primeros pasos de la creación de las distintas facultades de la Universidad Central de Madrid, y considero que puede enriquecer esta publicación en nuestro blog, sobre el tema de los primeros universitarios Higuereños, alumnos de la Universidad Central de Madrid.
Sobre La Facultad de Ciencias en la Universidad Central de Madrid interesa aclarar que el 9 de septiembre de 1857 quedaba aprobada la Ley de Instrucción Pública (la célebre, Ley Moyano, por el Ministro que la promulgó, Claudio Moyano
Samaniego), disposición que estructuraría definitivamente la enseñanza en España hasta la Ley General de Educación del 4 de agosto de 1970. A partir de aquel momento, los estudios en las Universidades se distribuyeron entre un total de seis centros, las Facultades de Filosofía y Letras; de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; de Farmacia; de Medicina; de Derecho y de Teología.
Es de destacar que con esta Ley se daba entrada a las Ciencias en los estudios universitarios, por primera vez en nuestro país. Posteriormente la Facultad de
Teología no superaría la Revolución de 1868.
Si nos encaminamos hacia el final del siglo XIX, observamos que en el
Escalafón General de los Catedráticos de las Universidades del Reino en 1º de enero de 1898 aquellos aparecían agrupados por Universidades, y, en ellas, de acuerdo con la Facultad a cuyo Claustro pertenecían.
En este escalafón de 1898, todavía se presentaban reunidos los Catedráticos de Ciencias de ((Las tres Secciones)) (Físico-Matemáticas, Químicas y Naturales), sin distinguirlos ni distribuirlos entre ellas; destacándose aparte los Catedráticos del Período de Doctorado. Unos y otros eran entonces los siguientes:
José María Villafañé y Viñals (Análisis Matemático 2o)
Miguel Vegas y Puebla-Collado (Geometría Analítica)
José Andrés Irueste (Cálculo Diferencial e Integral)
Eduardo Torroja y Caballé (Geometría Descriptiva)
Eduardo León y Ortiz (Geodesia)
Gonzalo Quintero y Rodríguez (Ampliación de la Física)
José de Castro y Pulido (Cosmografía y Física del Globo)
José María Rodríguez Carballo (Mecánica Racional)
Manuel Rico y Sinobas (Física General)
Tomás Andrés Montalvo (Cristalografía)
Ignacio Bolívar Urrutia (Entomología)
Santiago Bonilla y Mirat (Química General)
Salvador Calderón y Arana (Historia Natural)
Miguel Colmeiro y Penido (Fitografía y Geografía Botánica
Apolinar Federico Gredilla (Organografía y Fisiología Vegetal)
Máximo Fernández Robles (Dibujo Lineal y Topográfico)
Victoriano García de la Cruz (Química Orgánica)
Joaquín González Hidalgo (Ampliación de la Mineralogía)
Francisco de Paula Martínez Sáez (Zoología de Vertebrados)
José Muñoz del Castillo (Química Inorgánica)
Alberto Segovia Corrales (Historia Natural)
José María Solano y Eulate (Geología)
Durante el período del Doctorado encontramos a los siguientes Catedráticos:
Francisco Iñiguez e Iñiguez (Astronomía Física y de Observación)
Francisco de Paula Rojas y Caballero Infante (Física Matemática)
Miguel Antón y Ferrándiz (Antropología)
Mariano de Paz Graells (Anatomía Comparada)
Francisco Vidal y Careta (Paleontología)
Estaban vacantes en esos momentos las Cátedras de Análisis Matemático
1º y Zoografía de Moluscos y Zoófitos, en el período de Licenciatura, y la de
Análisis Químico en el Doctorado.
Muchos de estos catedráticos serían los profesores de nuestros paisanos primeros universitarios.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán
El desastre que experimentaría España el año 1898, con la pérdida definitiva de las últimas colonias de Ultramar, traería muchas y profundas novedades. Entre ellas, y quizá no sea la menor, la creación poco tiempo después, en 1900, del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, desgajado del de Fomento. El ambiente regeneracionista imperante haría que incluso los conservadores (maltratados por la historiografía educativa española, y no diremos que sin razón), a quienes se debe esta creación, tengan en sus filas a un hombre como Antonio García Alix, plenamente convencido de la necesidad de la reforma de la Educación en España a todos los niveles. Y si hay algo que caracterizara la labor de este Ministro durante su breve mandato será la defensa de la enseñanza oficial. En este marco, el ámbito universitario no podía quedar desatendido, y en los escasamente 11 meses del Ministerio de García Alix, vieron la luz sucesivos decretos que fueron reformando todos y cada uno de los estudios de Filosofía y Letras, Farmacia, Ciencias y Derecho, aunque no se modificarían en sí los de Medicina. García Alix explicitaba en su desarrollo normativo una de las exigencias que conllevaba toda enseñanza científica:
“Pero donde resalta más la deficiencia del actual sistema es en la falta de reglamentación de las enseñanzas prácticas y en la escasa importancia que se atribuye a este medio poderoso de enseñanza, que en ciertas materias, no sólo es complemento de los estudios teóricos, sino de superior importancia a aquellos, e indispensables, por tanto, como lo demuestra la atención que en todas las naciones se le concede.”
En el mismo texto legal se establecía la manera en que se han de proveer las Cátedras de nueva creación, cuestión que provocaría disputas y tensiones entre el profesorado de distintas universidades:
“No siendo posible aumentar el personal del Profesorado en la misma proporción que exigen las nuevas cátedras, y teniendo que ser objeto de ulteriores disposiciones la provisión de las asignaturas que han de quedar en las Universidades de provincias, se comenzará por proveer a la mayor brevedad las cátedras de Madrid donde, por quedar las cuatro Secciones, no existe aquel motivo para esperar. Todas las cátedras que no sean de nueva creación, esto es, las que no estén constituidas en su mayor parte por estudios no comprendidos hasta ahora en la Facultad de Ciencias, se proveerán excepcionalmente por traslación a la mayor brevedad, para evitar en lo posible el gran número de excedentes que podían resultar de otro modo de la nueva organización de la Facultad de Ciencias.”
La reforma de García Alix del plan de estudios de la Facultad de Ciencias se centró en la separación de los estudios de Matemáticas, Física y Química, con lo que se les atribuía la misma importancia a las tres disciplinas al establecer una Sección para cada una de ellas. De esta manera la Facultad de Ciencias quedaba dividida en cuatro
Secciones: Ciencias Exactas, Ciencias Físicas, Ciencias Químicas y Ciencias
Naturales. Consecuentemente, el panorama de Catedráticos iría cambiando; entre otras cosas, con el nuevo Plan de Estudios, debido a Torroja y Vegas en gran medida en lo que a la Matemática se refiere.
A lo largo del primer tercio del siglo XX, y hasta la Guerra Civil, serán
Decanos de la Facultad de Ciencias: Ignacio Bolívar Urrutia (Zoografía de Articulados),
Manuel Antón Ferrándiz (Antropología), Luis Octavio de Toledo y
Zulueta (Análisis Matemático) y Pedro Carrasco Garrorena (Física Matemática).
Espero que mucho hubiesen tenido que decir nuestros paisanos sobre algunos de estos personajes.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán
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