PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

martes, 12 de marzo de 2013

NUESTRA GENTE: Mama Chela.

MAMA CHELA:

Muchos de los cientos de caminos por donde, andando, peregrinaban los romeros de la Virgen de la Cabeza, convergían en Lahiguera. Eran los peregrinos que venían del sur, de Granada y Almería, de Málaga, de pueblos de Córdoba. Si cada camino, cada calle, era un rayo de luz, Lahiguera, como una lupa, los juntaba en la casa de Mama Chela, allí se unían en calor.
    Mama Chela era conocida en toda la comarca, en toda Andalucía. Aquella mujer buena, graciosa y picarona, acogía en su casa a todos los romeros, los cabones como se les llamaba, sin preguntar nada. Cuando se quedaba sin habitaciones, sin mantas, los metía en el pajar. Muchos peregrinos llevaban después restos de la honrada cama hasta el mismo Jándula, donde se adecentaban para estar presentables ante la Virgen.
Lahiguera aparecía a lo lejos acogedora, tierna y dulce; con sus paredes de rosco de baño blanco y su torre de fresa y canela. Al ver el pueblo, el niño suspiró; ya quedaba poco. No estaba acostumbrado a caminar tanto, tantos días.
-¡Dios os guarde! -saludo un campesino que, tras terminar la jornada volvía y, al verlos venir, se había parado para seguir con ellos el camino. Montaba una mula, otra llevaba de reata.
-¡Con Él estés! ¡Buenas tardes te dé! -contestaron respondiendo al saludo.
-¿El señorito se quiere subir? -preguntó el mulero ofreciendo una mula para el que vio más débil.
-¡Va andando, como todos! -contestó el que caminaba junto al niño. El higuereño asintió y ofreció agua de una botija, todos bebieron. Siguieron en compañía hablando de las incidencias del viaje. Cuando llegaron al pueblo les guió hasta la casa grande de Mama Chela.
La noche lamió el baño blanco de las paredes y el pueblo aparecía ennegrecido. La torre de la iglesia, perdida en lo oscuro, parecía que se había derrumbado; ahora ya no le podía tutear ni presumir al cerro de La Atalaya. Por el camino de Jaén se acercaban caballos presurosos, sables sonoros, voces de mando.
Las puertas de la casa de Mama Chela, presintiendo el frío del aldabonazo, apretaron sus maderas. La casa grande de Mama Chela tembló como si le hubieran disparado con un cañón. El corazón grande de Mama Chela se encogió. Cascos sonoros de caballos se oyeron estrepitosos acercarse y de pronto enmudecer, ante la casa.

Las maderas gimieron doloridas queriéndose salir de los pernios, era la primera vez que las golpeaban con una espada.
-¿Quién llama? -se oyó una voz de hombre desde dentro, voz fuerte y valiente. Era Salvador, el marido de Mama Chela; que si su mujer era famosa por su bondad él lo era por su fuerza, a nada ni a nadie temía.
-¡Un capitán del rey! -le contestaron con aspereza.
Cuando el dueño de la casa abrió la puerta, el capitán, sin mediar palabra alguna, entró seguido de cuatro soldados. La luz del candil que portaba Mama Chela proyectaba las sombras de los militares. Sombras quebradas, como lagartijas gigantes, se movían por techo, paredes y suelo; parecían monstruos prehistóricos dispuestos a devorar.
El niño dormía plácidamente. Mama Chela lo había tratado con deferencia al ver que llevaba ropas lujosas, que tenía modales exquisitos. Le había preparado una cama compuesta de sillas con los culos hacia adentro.
El militar se detuvo, Mama Chela levantó la luz para que lo vieran mejor y las sombras que arrojaban las llamas del candil se hicieron más pequeñas. El oficial dudó, como no queriendo despertarlo; al fin lo cogió en sus brazos, miró con agradecimiento a los dueños de la casa y salió con los soldados.
Los caballos se alejaron como de puntillas, sin cascos, sin sables, sin gritos. Salvador cerró la puerta, sopló la llama del candil y todo volvió a la paz de antes; largo tiempo quedó saliendo un pequeño hilo de humo que llenaba, como un incensario, la oscuridad de la casa de un entrañable olor a aceite quemado.
Habían pasado veinte años. Era el mes de abril, el Sábado de Romería. Mama Chela, ya muy anciana, se encontraba en el Cerro. Decía que ya era vieja, no iba a poder ver otro año a la Virgen y se quería despedir. En una yegua, mansa y blanca como una nube, la habían llevado.
-¡Mama Chela! -la llamaban y se volvió.
-No te conozco. ¿Quién eres tú? -respondió con dulzura la bondadosa anciana.
-Estuve en su casa, me dio de comer y me hizo una cama con sillas.
-¿Eres un cabón?
-¡Sí, soy un cabón! Nunca he vuelto a comer unas habas tan ricas como aquellas que nos mandó robar, y usted se enfadó mucho porque las cogimos de su campo.
-Tampoco me acuerdo de las habas, pero no me hace gracia -dijo soltando una carcajada. -Vuelve cuando quieras, ya soy vieja y las habas te las comerás crudas, pero no te faltará un sitio en el pajar donde dormir.
-Un día iré, otra vez a su casa, de cabón.
-¡A ver si es verdad! Creo que me acuerdo de ti, tu cara me suena.
-Yo nunca la olvidaré.
-Toma -se despidió la anciana dándole una moneda y dos sonoros besos.     
- Pásatelo bien y no te la gastes en vino, come algo.
La mujer se alejó seguida por los ojos del personaje, que había quedado como una estatua apretando la moneda en la mano.
-¡Mama Chela, Mama Chela! -la llamó, pero ya se había perdido entre el gentío. Se guardó la moneda, quemando como el sol de la tarde.

Luego se comentó que en aquella romería había estado el rey.

Del libro “Cuentos de la Virgen de la Cabeza”
Manuel Jiménez Barragán








9 comentarios:

Lahiguera dijo...

Este cuento es parte del mencionado libro cuyo autor es nuestro paisano Manuel Jiménez. En él se narran anécdotas que sucediron en distintos pueblos de nuestra provincia, y a modo de cuento es plasmado por el autor en su libro. Invito a la adquisición y lectura de tal libro, el cual nos hace adentrar un poquito más en el conocimiento de nuestra tierra y nuestras gentes. Saludos.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Manolo, he vuelto a leer de nuevo tu cuento sobre “Mama Chela” en el que he vuelto a apreciar ciertas inexactitudes en nombres (El marido de Mama Chela, no se llamaba Salvador sino Manuel, quizá se te cruzó el nombre del padre del abuelo Ramón, el abuelo paterno de tu madre, que tiene numerosos Salvadores y Salvas en sus filas, esto es sólo una suposición), extremo comprensible al fin y al cabo porque como cuento tiene parte de narración fingida y otra que respeta los hechos reales, al punto que como historia podía ser inventada en todo o en parte.
Me gusta el genero del cuento en sí porque se puede leer en tiempo breve y cuyos elementos contribuyen a producir un solo efecto, el de concentrar la atención del lector en una sola impresión como consecuencia de una única intuición que es la que imagino has experimentado tú como autor del relato.
Este cuento de un personaje tan próximo a ti, por los recuerdos que de su abuela te dejo tu madre, te ha servido para expresar un tipo especial de emoción que sin ser expuesta poéticamente, encarna una forma narrativa, próxima a la novela, pero diferente de ella en la técnica y en la intención. Personalmente a mi me parece más el cuento como un genero intermedio entre poesía y novela expresado en dimensiones de cuento; por ello provoca en el lector una emoción parecida a la lírica, aunque diferentes en la técnica e intención del narrador.
Por el rasgo del límite físico”, el cuento es breve, condensado, corto. Es precisamente en esa evidencia donde radica la singularidad del cuento; intuyo personalmente que un cuento es igual que una foto, porque pretende proyectar la inteligencia y sensibilidad del lector más allá de la anécdota visual o literaria. Este cuento concentra la impresión en un efecto casi de golpe, eliminando todo elemento gratuito, permanente y decorativo, ha conseguido la apertura desde lo pequeño a lo grande. Es como metáfora de la semilla de un árbol donde está durmiendo un árbol gigantesco.
Para haber conseguido la evidente calidad del relato el episodio elegido ha sido excepcional, como un símbolo ha poseído la misteriosa propiedad de irradiar algo más allá de sí mismo y es tan bueno que ha quebrado sus propios límites para ir mucho más allá de la anécdota que cuenta. Narrado en tercera persona contiene diálogos, descripciones, utiliza el monólogo interior y experimenta con el tiempo. En este cuento la descripción del paisaje se incorpora no como sobrepuesto, sino formando parte imprescindible del argumento. Sus diálogos son breves, como autor no disponías de tiempo ni espacio donde realizar su lento análisis, has estado subordinado a la trama, al núcleo anecdótico del cuento. En este cuento el tiempo se siente más como límite que como libertad narrativa. Como cuentista en este caso has narrado (como en tu libro) hechos de breve duración, has condensado años y acontecimientos en párrafos condicionado por los límites de las dimensiones del texto. Esos límites son los que le dan la fuerza, tensión estética y emocional, que nos ha producido la lectura de este entrañable cuento. Has sentido la tensión de lo breve, pero el cuento en si tiene una vitalidad propia, que ha sopesado bien la mencionada tensión.
Por su extensión este comentario tendrá una segunda parte.
Cordiales saludos, Pedro.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Este cuento, como otros de tu libro, sólo parecen admitir la forma de relato breve, eso si con plena eficacia estética, capaz de ser contado con otras palabras en un coloquio entre amigos. Has captado y violentado la sensibilidad del lector de un golpe, en el no hay digresiones (o apartamiento en el relato o exposición del asunto principal del cuento, para ocuparse incidentalmente de alguna cosa que surgiera en relación con el asunto principal), tampoco hay personajes secundarios, como cuento es argumento ante todo. Este cuento o se recuerda íntegramente o no se recuerda, la trama posee el suficiente interés para ser captada desde el principio, de golpe; sin pensar en pecar nunca de enmarañada. La exposición, nudo y desenlace están tan apretados y encorsetados que son uno solo. El asunto, la situación de los personajes y el tema han sido sencillos y apasionantes a la vez, aquí se puede captar la atención del lector digamos que se capta o no y tú lo has conseguido. El cuento desde la primera línea ha captado y atraído mi atención quizá porque quede incluido en la familia por matrimonio y oí contar miles de anécdotas de su vida y obras. Como lector entré en el relato, y esta situación inicial se ha mantenido hasta la última línea. Supongo que este cuento como otros del libro, (que tuviste a bien regalarme), debieron concebirse en tu cabeza como un chispazo, una iluminación, y hasta es posible que lo escribieras de una vez, poco menos que de un tirón, pienso que el cuento que no se concibe de súbito, no cuaja nunca. Decía Azorin en 1944, que el cuento es a la prosa como el soneto al verso.
Como las anécdotas que conozco de “Mama Chela” son numerosas y hasta sustanciosas, tendré otro día que hacer un nuevo comentario refiriéndolas para que las conozca el público en general; por su sagacidad y gracejo son dignas de pasar a la intrahistoria de nuestro pueblo para que la juventud las recuerde también.
Tan sólo decirte ahora que en su momento escribí lo que pensaba contestarte a tu comentario de Don José y don Francisco, que surgió de un comentario mío anterior. Aunque esta en mi ordenador me alegro de no haberlo cursado cada vez más, según pasan los días. Algún día en conversación privada me explicaras, si lo deseas, algunas cosas que no comprendí, no porque no estuviesen escritas en lenguaje claro, sino porque entiendo que no correspondían con lo que te escribí.
Cordiales saludos, Pedro

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Durante muchos años oí hablar a mi suegro de su madre, que refería siempre a sus hijos como “Mama Chela”. Su nombre era Micaela Gavilán Perin, hija de Dolores Perín y de Antonio Gavilán (Antoñico), parece que ambos procedentes de Arjonilla. Se deduce que el nombre de “Mama Chela” pudo venirle de la forma de llamarla las nietas mayores de la familia, que cuando eran pequeñas por la dificultad de la articulación y por comodidad lingüística la llamaron Chela en lugar de Micaela, las autoras del nuevo nombre serían Sofía, Paquita o Lili.
“Mama Chela” estuvo casada con Manuel Mercado Pérez, apodado en el pueblo “el músico” porque durante años fue director de la banda de música del pueblo, de forma que todos los hijos varones aprendieron música y recibieron también el apodo: Antonio el músico, Juan –José el músico, Manolo el músico, etc. En el caso de Juan-José se dio este apodo hasta que comenzó su nueva profesión de elaborador de bebidas gaseosas y sifones por los que finalmente tomó el apodo del “sifonero”. Manuel tuvo uno de los primeros coches del pueblo, que con conductor incluido ponía el servicio del coche a disposición de los viajeros que los necesitasen, enviando el día de antes una partida de hombres a arreglar los baches del camino o carretera para facilitar el paso del coche. Manuel fue alcalde del pueblo, quizá por el partido conservador, en contra de su suegro Antoñico que era abiertamente “republicano”, al menos eso decía mi suegro de su abuelo.
Yo siempre oí hablar de Mama Chela de forma especial, debió ser una mujer diferente en su tiempo, quizá algo versátil y con gran capacidad de empatía para ponerse en situación del otro, a la hora de representar papeles cómicos y teatrales, vamos un ejemplo o modelo en su personalidad o forma de ser de artista, dadas las jugosas anécdotas que de ella siempre han referido.
Era una mujer que cultivaba la poesía, componía coplas de Carnaval, cantaba e incluso en algunos casos fue actriz en el pueblo. Esta actividad artística y dramática la ejerció en alguna ocasión cuando las compañías de teatro y comedias visitaban el pueblo y por alguna causa les faltaba una actriz para algún personaje en la obra a representar y acudían a ella para que actuara, aprendiéndose su papel en un día. Cuenta la familia que en una ocasión representó el papel de una mujer loca y lo realizó tan en la plenitud de lo representado, que el médico del pueblo le recomendó encarecidamente que no representara más ese papel que podría afectarle como enfermedad; ante la magnifica transformación que sintió la nueva actriz a los ojos del médico espectador.
Una anécdota que se refería como de las más divertidas era que en un día de verano se propuso preparar un buen ponche de melocotón para cuando vinieran del trabajo del campo su esposo e hijos mozalbetes. Lo preparo amorosamente y lo colocó debajo de la cantarera de la casa para que estuviese fresquito a la llegada de los varones… Preocupada de su temperatura ella tomó la idea de probarlo en intervalos de tiempo, que por lo visto fueron tan seguidos, que cuando acordó le quedaba poco ponche y decidió acabarlo. Cuando los hijos y el padre de familia llegan a casa se encuentran a “Mama Chela” acostada, representando su papel de enferma de forma que no respondía a la familia con respuestas congruentes; ante esta situación tan inesperada la familia decide acudir de inmediato al médico del pueblo. Cuando el médico la visitó le preguntó que había comido y ella le respondió que había tomado un poco ponche, el doctor dijo que no debía haber sido tan poco porque tenía una buena pea, que la durmiera y al día siguiente estaría lozana como una buena moza.

Cordiales saludos, Pedro.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Su sagacidad era bastante evidente tal como muestra la anécdota que refiero a continuación: La familia tenía un jamón empezado en el sótano de la casa, y el mulero que los servía en las labores y el cuidado de los animales de la cuadra, acostumbraba a que cada vez que se aprovisionaba de grano para las bestias, se cortaba una loncha de jamón. Así poco a poco notó a los pocos días que el jamón iba claramente para abajo: preguntó a los de la casa y ante la negativa de los familiares, simulo decir en voz alta y llorosa para que el mulero la oyera: “Tenéis que decirme quien está cortando jamón desde hace tiempo, pues yo noté que algún roedor comía y le eché veneno para que las ratas murieran, pero he visto ahora que el corte es de una navaja por lo que tenéis que haber sido uno de vosotros, y el que haya comido del jamón necesitará tomar una medicina que haga de contraveneno para que el que comió no se muera”. Al poco se presentó el mulero diciendo: “Micaela déme usted esa medicina mí, que si no me la da me muero”.
A veces las ocurrencias ponían a la familia en una situación embarazosa dado su buen humor, cuentan que un año cuando la gente se preparaba para subirse a uno de los camiones por la puerta de Don José Del Nido, siendo hermano mayor Jaime Rodríguez apodado “el alcayata”. Ese año como solía ser habitual salían desde Higuera de Arjona hacía el Cerro del Cabezo gran número de personas para acudir a la Romería de la Virgen de la Cabeza. Los familiares de Micaela le rogaron que no saliera a la puerta a fin de evitarse algún dicho que pudiera provocar el divertimento de la gente, que a veces provocaba sus dichos y comentarios ante el trajinar de la gente y esas aglomeraciones. Ella no se asomo a la puerta, pero se acerco a la ventana y dijo: “Señores, no se asusten que si el camión se esfarata (desbarata) en la cabina va una buena alcayata”.
Otro episodio cómico lo supuso la compra de una olla a presión en la familia, cuando la pusieron el primer día para poner el cocido todos andaban pesarosos por lo que podía suponer la explosión de la presión de gases en la olla, pero al final probaron en magnifico invento que cocía la comida en tan sólo unas horas. Entonces parece que en ese ambiente de cómicos aficionados, Manolo el hijo menor tomo una cuerna de toro que tenían en la cámara y situado en la despensa al lado de la cocina hizo sonar la cuerna, con lo que se produjo una estampida de toda la familia a la calle para ponerse a salvo, ante la supuesta explosión de la recién estrenada olla a presión.
Tal como dice Manolo en su cuento la familia era muy conocida en muchos lugares porque recibían en su casa a multitud de peregrinos caminantes hasta el Cerro del Cabezo. En una ocasión cuando “Manolico” iba con su hija pequeña Amelia camino de Madrid, para ser visitada por los médicos al estar afectada de poliomelitis; encontraron unos compañeros de viaje que les preguntaron por la familia de “Mama Chela” , añadiendo que los conocían bien porque se habían alojado en la casa de ”la Perina” su madre, quedando todos sorprendidos cuando padre e hija le dijeron que su mujer era “Mama Chela” y “La Perina” era su suegra.
Cordiales saludos, Pedro

Manuel Jiménez Barragán dijo...

Os contesto a los dos.
Juanjo, te agradezco tu invitación a la adquisición y lectura del libro, pero ya está retirado de las librerías, se publicó en 2005.
Pedro, son muchas las incongruencias y anacronismos del cuento. En la presentación del libro que hicimos en Lahiguera se trató de aclararlas. Antes de pasar a comentarlas te digo, como bien adviertes, que es una obra de ficción, no histórica, aunque se basa en hechos históricos, pero transformados; por tanto carece de esa rigurosidad que se le supone a la Historia.
El cuento está inspirado en “La Perina”, madre de Mama Chela. Lo de poner a la hija es porque era una mujer muy famosa y mucho más cercana. Vivía en la actual calle Blas de Otero, la calle Pelayo del Callejero Decimonónico. Yo mismo conocí el pajar, ahora derrumbado, del cuento; la casa poco ha cambiado. En tiempos bélicos con nombres de calles de políticos, en las cartas ponían “Calle la Perina”, todas llegaban.
El marido de mama Chela, Micaela Gavilán, era Manuel Mercado, muerto en el Arroyo la Morcilla. El marido de la Perina era Antonio, aquí sí que me confundí, pensé que se llamaba Salvador, un nieto suyo heredó el nombre (el Musiquillo). Sí es verdad que era un hombre con una fuerza titánica, siempre lo llamaban el “abuelo Gavilán”. Mis fuentes eran dos hijas de mama Chela, Dolores (mi abuela) y Amelia, una muy inteligente, enormemente culta la otra. Muchas increíbles y mágicas historias contaban de ellas. También lo hacía mi madre; recordándola y echándola de menos; hoy, 16 de marzo, hace un año que murió.
En el cuento se mezclan tres hechos que sí ocurrieron: el del niño rico que vienen a recogerlo (fue con una yegua), el robo de las habas, y un desfile de la Guardia Real.
La “torre de fresa y canela”, también en la ilustración, en aquellos tiempos no existía; la hicieron, bastante tiempo después, Sebastián Fuentes y María Antonia Galán, tú bien que los conociste (Quizá sea la primera vez que alguien nombre al matrimonio en la autoría de la torre).
A los “cabones” en realidad se les llamaba, y se les llama, “cabrones”; por razones obvias no puse esta palabra; de todas formas también la utilizan en otros pueblos.
Fue un momento, el de la presentación, muy especial, sobre todo porque estaban personas muy queridas que ya no se encuentran entre nosotros. Eran unos días que nevaba, cosa rara por nuestra tierra, también comentamos que en el entierro de mama Chela nevó mucho.
Recuerdo que llevé una de esas bellotas que tiene grabada la imagen de la Virgen de la Cabeza, también aparece en uno de los cuentos. Fue un temblor pasando por las manos y admiración, incredulidad en los ojos.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Volvemos a hacer un nuevo comentario sobre Micaela Gavilán Perin, hija de Dolores Perín y de Antonio Gavilán (Mama Chela para la familia) y de Dolores Perín su madre, porque hay otros aspectos importantes de sus vidas a tratar. Por lo que explico a continuación y por referencias de la familia se supone que podía tener ascendencia francesa, aunque se desconoce este punto por no disponer de datos fehacientes.
Escuche a mi suegro decir que una vez recibieron sus padres Manolico Mercado Pérez y Micaela Gavilán Perín, una notificación de parte de un letrado francés responsable como albacea testamentario de una herencia en Francia por la rama del apellido Perín; pero que después de pensarlo y repensarlo, desistieron de presentarse en Francia por los inconvenientes de la distancia con el país vecino y la peligrosidad del viaje, que se tenía que emprender a base de diligencias, y la inseguridad que suponía el viaje por los asaltos frecuentes de los bandoleros a las diligencias. Y que por lo tanto dejaron perder esa posible herencia.
Interesado en esta parte del relato investigué el origen del apellido Perín y encontré que este apellido tiene efectivamente un origen francés. El origen geográfico del apellido Perín no está del todo claro, podría provenir de Francia (de la región conocida como Languedoc-Roussillon). Familias Périn o Perín tuvieron antiguas casas en varias zonas de Francia, pero en especial en la región conocida como Languedoc-Roussillon, tierra de buen vino. Así, se documenta la presencia de familias Périn o Perín en las poblaciones de Sauve (Gard, Languedoc-Roussillon), en 1372; Montpellier (Hérault, Languedoc-Roussillon), en 1375; Ganges (Gard, Languedoc Roussillon), en 1407; Ler Vigan (Gard, Languedoc-Roussillon), en 1513, etc. Pero ese apellido también se dio en Italia (regiones como Verona y Pescara) o incluso España. Hay constancia escrita de la existencia del apellido Perín en estos países desde, al menos, el siglo XIV.
El apellido Perín es un apellido patronímico. Los apellidos patronímicos son aquellos que han sido originados por un nombre propio. En este caso sí que hay consenso en afirmar que Perín procede del nombre latino de época cristiana Petrus y éste del griego Petros, forma derivada de petra, "piedra", traducción del hebreo Kefa, "piedra", que fue el sobrenombre que Jesús le dio al apóstol San Pedro. Este nombre ha estado muy extendido por toda Europa y en todas las épocas desde el principio del cristianismo. Así, en Francia, se dice Pierre (el diminutivo de Pierre es Perrín) y en Italia Pietro (que evoluciona a Piero, Pierino, Pierinni, Pierini y finalmente Perin), mientras que en España la variante antigua de Pedro más usada durante la Edad Media fue Pero (la forma diminutiva e hipocorística –cariñosa- de Pero es Perín). El apellido más conocido derivado de Pero (o Pedro) es Pérez, no obstante existen otros muchos de uso menos frecuente, entre los que se encontraría Perín, como Perote, Perón o Perillo.
Cordiales saludos, Pedro

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

El apellido Perín de origen francés goza en España de escasa difusión, con sus principales asientos en la Comunidad de Madrid y en la Comunidad de Murcia, siendo notable su presencia en las provincias de Tarragona, Sevilla, La Coruña y Santa Cruz de Tenerife, y menor en Jaén, Barcelona, Salamanca, Alicante, Zaragoza, León, Murcia, Zamora, Cuenca, etc. En España es un apellido muy poco frecuente, de tal forma que ocupa el puesto 29.470 en el ranking de apellidos más comunes en el censo español (mientras que Pérez ocupa el puesto octavo con más de 800 mil personas). Según el censo de 2009 (datos del INE) hay 97 personas que se apelliden Perín de primer apellido y 85 de segundo. Madrid y Murcia son las regiones donde el apellido es más frecuente, así en Murcia son 20 los habitantes que llevan este apellido. El topónimo de Perín comienza a documentarse en la provincia de Murcia a principios del siglo XVI, y hay constancia de una de las primeras familias que habitaban sus campos durante 1589. Se trataba de la familia Perín, herreros y oriundos de La Unión y que, seguramente, formaron parte de los primeros habitantes que colonizaron esta parte del extenso y deshabitado Campo de Cartagena durante el siglo XVI.
Manolo si cite en el artículo sobre la Virgen de los Dolores Lahiguera (de José Navas Parejo) a mis tíos, digo textualmente: “La torre construida en el fondo izquierdo del templo, fue sufragada por la familia Fuentes-Galán, que años después sufragaron la Residencia de Ancianos San Antonio”. La residencia lleva ese nombre por el santo de mi tía María-Antonia, ellos estaban decididos a costear algo así para el pueblo. Fui testigo de las innumerables veces que mi tía se lo pidió a su marido, era un proyecto conjunto aunque lo llevase a cabo mi tío Sebastián Fuentes.
Suponía la omisión intencionada de la consonante de la segunda sílaba directa doble, que dio lugar a “cabones”, fue un acierto.
En este caso de “La Perina” y “Mama Chela”, de nuevo hubiésemos estado ante dos personajes de la intrahistoria de Lahiguera, con un poco de investigación y los datos archivados en la memoria y tradición oral si que hubiésemos recordado unos entrañables personajes de "Nuestra gente". Aún hay mucho que contar de ellas, pero será otro día…
Cordiales saludos, Pedro

Miguel Angel dijo...

Queridos primos ,amigos, lectores: Yo, Miguel Angel Catalán Mercado, como seguidor de este magnifico "Libro digital" quiero deciros y confirmaros ,ya que me he movido entre los más viejos de la familia que mi bisabuela era la "perína" la que de toda la vida , la tía Amélia me lo contaba y os aseguro que pase, mucho tiempo con ella. Decíame , que era muy viva, simpátlca, dicharachera . También , morena y pequeña , pero que no le temía ni al más fuerte de Higuera de Arjona , que era el abuelo(decía ella) Gavilán del que se podrían contar muchas anécdotas entre sipáticas y lastimosas debido a su pobre estado del final de su vida en cuanto , al parecer el Alzheimer que padecíó , según los síntomas que se cuentan.
No me hago extenso ,ya que no soy tan buen comunicador como vosotros pero quiero recordaros que en Lahiguera quedan líneas sucesorias de Perín que son o erán primas y primos de nuestros padres y a mi ,aún me saludan como primo , Casta y su hermana. Y la que fué la madre de Sebastian Godoy Perin , tambien era entrañables los encuentros como primas de mi madre . Con esto deciros que aún están y me alegro de saber de donde vengo y quien hay que pueda estar relacionado con nosotros . Tanto orgullo no produjo en la familia saber del buen hacer de la perina , que generaciones ya lejanas de tataranietos se dicen perinos y sobre todo uno que si le dices: ¿por quién pregunto ? te dice: por el perino y casi todos sabemos quien es .
Deciros que he preguntado al nieto mas viejo que vive´de Mamachela y no descarta y afirma que fue heredera de recoger peregrinos pero no tanto como la perina
Envío unas fotos , (aparte) que no se si se publicaran de estas personas para que lleguéis a distinguirlas ,y por si alguno de la familia pudiera interesarle . Un saludo y un beso , gracias