PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

lunes, 4 de marzo de 2013

LA NORIA DE LA HUERTA CANILES.

LA NORIA DE LA HUERTA CANILES EN HIGUERA DE ARJONA

Mención especial hay que hacer de la Noria de la Huerta Caniles.
La toponimia de los lugares que rodean el pueblo despierta la intriga del que curiosea en la historia, quizá el nombre de Caniles venga de unos antepasados de la rama de los Morales, que se sabe por referencias de la familia que procedía de Caniles, población de la provincia de Granada. Desde luego si uno acude a la guía telefónica no se encuentran personas con ese apellido en la lista en esa localidad hoy. Es posible que algún emigrado de esa población en su tiempo se hiciese de esa propiedad y fuese llamado por el topónimo de su pueblo y quedase la huerta como: “Huerta del tío de Caniles” y generase “Huerta Caniles” por abreviar.

1.- Parte externa de la Noria de la Huerta Caniles en Lahiguera

La nuestra es una noria con origen desconocido, hay opiniones que se inclinan a pensar que el origen bien pudo ser romano, en realidad durante la época romana la zona de demarcación del hoy pueblo de Lahiguera y término, estuvo muy poblada, se han registrado numerosos núcleos poblacionales entre los que podemos destacar al menos decenas importantes y de ello hay muestras por los numerosos restos arqueológicos encontrados. Confirma esta posibilidad la constancia de construcción de galerías subterráneas romanas en el mismo subsuelo de la noria, al igual que conocemos las galerías subterráneas romanas que cruzan en varias direcciones el cerro de la Atalaya y las salidas de agua en las llamadas “bocaminas”.

También hay opiniones en el sentido de atribuirle un origen árabe dado que este pueblo africano desarrolló tanto aprovechamiento de los recursos acuíferos y destaco por las innumerables norias construidas en toda la zona de Levante y Murcia, algunas felizmente muy conservadas y restauradas.

Al no disponer de documentación, los interesados en su estudio e informantes hacemos cábalas al tratar de acomodar los conocimientos adquiridos de las estructuras de otras norias supervivientes y su posible trasposición a la forma de funcionamiento de la nuestra.  El panorama que nos muestra hoy el pozo con esa gran piedra rectangular en la mitad de su perímetro también rectangular plantea una problemática añadida a sus orígenes, por el siguiente razonamiento: Si el origen fue romano no se hace compatible pensar, que salvo que el agua estuviese muy superficial, fuera factible acomodar a las dimensiones actuales un tympanum de Vitrubio, (imágenes 14 y 15), aunque el desconocimiento que tenemos sobre las técnicas utilizadas, nos hacen suponer la imposibilidad de utilización por la manera de acomodar la rueda vertical alrededor de esa piedra. Deduzco que ese mismo problema tenemos cuando tratamos mentalmente de colocar una noria tipo árabe con dos ruedas, sobre la piedra travesaño aludida, problema que vemos superado en la imagen 19 con la acomodación del anclaje de la rueda vertical en la piedra travesaño, (fotos:16,17 y 18). No era fácil construir el mecanismo de rueda y piñón que convirtiera el movimiento horizontal en un giro vertical, puede ser también que si el agua estaba profunda se hiciese una noria con apariencia de maroma descolgada, tal como se muestra en la imagen 8 y en la 19.

Respecto  a las galerías romanas citadas en el subsuelo de nuestra noria y Atalaya, tenemos las referencias de las ganäs árabes o minas excavadas en la roca que comunicaban los acuíferos subterráneos con los lugares de huertas. Su origen es iraní y en la actualidad hay tres ciudades que aún conservan este tipo de construcción son: Madrid (el Mayrit islámico), Marrakest y Teherán, por lo que tenemos antecedentes de su existencia como veremos en la imagen 25.

Como tampoco hemos realizado un estudio sobre la parte de construcción que permanece o ha sido renovada, no podemos decidir por los restos presentes, a nuestro juicio, cual es su origen. Los expertos lo dirán si encontramos algún estudioso y experto.

La nuestra debió ser en su origen una noria de madera con engranaje, (siempre han confirmado este punto y parece que permaneció con esta condición hasta su deterioro), estaba provista de una maroma, donde iban atados unos cangilones (envases de barro cocido de unos 4 litros de cabida), que al bajar al pozo cargaban y luego arriba al ponerse boca abajo, vertían el agua sobre una canalización hacia una alberca para convertir su entorno en un huerto jardín todas las estaciones del año. Esta noria, como todas las de las huertas en otros lugares, era movida por una caballería tapando los ojos al animal, como los caballos de los picadores de las corridas de toros, y llevaban unos arreos acoplados a un madero grueso para tirar de él, dando vueltas y más vueltas para poner en movimiento la rueda con maroma y cangilones. La noria era una máquina compuesta básicamente de dos ruedas dentadas, una que giraba en horizontal, de cuyo eje vertical salía una palanca de madera que movida por un animal, transmitía su giro a otra vertical instalada sobre la boca del pozo, la cual llevaba aparejada una cuerda circular (el volante) con vasos (cangilones) ensartados entre sí en una cadena sin fin, a través de unas barras de hierro que colgaban hasta el fondo del pozo. El giro de la rueda elevaba el agua hasta la superficie, descargándola dentro del volante en una especie de cajón (masera) que vertía el agua al reguero. Para evitar el retroceso repentino de la noria, debido al peso de los vasos cargados de agua, el engranaje que gira en sentido vertical llevaba una cuña de hierro, ligeramente curva llamada galga. Suponemos que nuestra noria funcionaría así en sus mecanismos, arrastrada por la fuerza motriz de asnos, mulas, o caballos. Para evitar que los animales que movían la noria pararan cada poco rato, se les tapaban los ojos, con motivo de que el animal no supiera si la persona que le arreaba estaba cerca o más lejos en algunas actividad paralela. Para que se mantuviera en el camino circular y no existiera riesgo de caer al pozo, se le colocaba un palo desde la cabezada hasta el soporte de la palanca, con lo que la distancia se mantenía estable en todo el recorrido de innumerables vueltas.

Hubo otra noria en el Chorrillo, podríamos decir que la hay aunque ahora está prácticamente ilocalizable, hace tal vez cuarenta o cincuenta años “Papolillo el cortaor”, Joselillo y Andrés de “Torrevuelto”, en el trascurso de la faena de la corta del olivar del Cañalizo, encontraron un hueco en vertical de diámetro algo mayor que el grosor de una pierna en su parte más alta, en el que metieron los palos de sus hachas y no encontraron tope, al paso que se agrandaba el agujero por el desprendimiento de la tierra de sus bordes y lo avisaron a Isidro Lara administrador de Don Antonio Parra (El Parreño), que ordeno taparlo de inmediato para evitar otros peligros mayores; es la  historia de la famosa leyenda de la “oliva de cuatro palancas” de la que se habla todavía por el ruido que  hacía el paso del agua en el subsuelo. Rafael “el Chorrillero” bien lo sabe, en otro momento hablaremos de ello. Rafael ha pasado la mayor parte de su vida en el Chorrillo. Cuando en una ocasión traje a colación a Joselillo esta referencia de “la oliva de las cuatro palancas”, él enseguida empezó a hablarme del hueco de la noria de Chorrillo y me refirió lo antedicho. Esta era una noria de la que tenemos información por el Catastro del Marqués de la Ensenada, en 1754 esta noria pertenecía a las monjas del convento de Santa Clara, de la misma congregación de las del monasterio de Santa Clara el Real de Jaén.
En el reverso de la página 681 del Catastro del Marqués de la Ensenada, que reproducimos, dice textualmente:

“que toda la tierra que comprende el termino de esta Villa, es de secano a exzepzion de un pedazo de seis Zelemines de regadio que hai en la huerta que nombran del Chorrillo Propia del Convento y monjas de Santa Clara el Real de Jaen, que se riega con agua de noria y produce sin intermisión hortalizas y que en este termino se hallan olivas y que ningunas de sus tierras producen a el año mas de una cosecha que son…”

2.-Reverso de la página 681 del Catastro del Marqués de la Ensenada referido a “La Higuera cerca de Arjona”

En época ibérica y romana por todo el término de Lahiguera hubo mucha población, como algún día publicaremos las villas romanas en el término de Lahiguera se cuentan por decenas. Con la caída del Imperio Romano nuestra población decae con la invasión visigoda. Es muy difícil distinguir objetos romanos de godos, la cultura romana era muy superior y ellos, aunque más poderosos en armas, se dejan "gobernar" por los hispanos. En los Morales apareció una hebilla visigoda, también monedas del Bajo Imperio; los godos siguieron bastante tiempo con la numismática romana. Hay otros parajes donde se dan parecidos hechos, lo visigodo se va diluyendo con lo romano.

Los godos debieron formar una minoría que se supone que empezaría a estar integrada en la sociedad hispano-romana. Su número de pobladores no ha sido precisado con exactitud por historiador alguno, pero los cálculos más fiables hablan de entre 150.000 y 200.000 visigodos instalados en toda la península, sobre una población que no llegaba al millón de hispano-romanos. Otras fuentes hablan de 80.000–100.000 visigodos sobre una población de cuatro millones de hispano-romanos. Recientemente se ha realizado un estudio arqueológico del poblamiento visigodo estimando una cifra para la población visigoda entre 130.000 y 150.000 personas, lo que representaría entre el 3% y el 4% de la población total hispana. Lo que deseamos poner en evidencia es que por el momento tendremos que esperar un cierto tiempo para que la investigación arqueológica avance y podamos definir con mayor claridad las áreas que estuvieron más o menos pobladas durante la época visigoda y las motivaciones tanto geográficas como climáticas que indujeron a elegir los determinados lugares de asentamiento.

Con la invasión árabe nuestra tierra no levantó cabeza. Aunque deduzco que si Cazalilla dio un poeta de la categoría del poeta cordobés Ibn Darräy, originario de Cazalilla (Jaén), considerado por los críticos árabes, tanto orientales como occidentales, como uno de los mejores poetas de habla árabe de todos los tiempos. Se puede pensar que igualmente en Figueruela habría asentamientos en alquerías  cercanas a los puntos de agua que nuestro pueblo ha mantenido durante siglos, y tal vez investigando encontremos algo parecido a lo que encontré recientemente sobre Ibn Darray. Únicamente trataré ahora de dar a referencia de este personaje ilustre de Cazalilla, para quizá algún día dar a conocer otros datos que reflejaran la importancia de su colección poética en lo que se refiere a la Historia de la España Cristiana que Ibn Darräy tuvo la oportunidad de conocer a través de su vida, larga y fecunda, que duró más de setenta años. En el curso de su vida, como poeta palatino, Ibn Darräy conoció dos períodos del Islam español bien definidos y perfectamente diferenciados. El primero es el que va desde su aparición en la corte del poderoso dictador Almanzor en el año 992 hasta el fin trágico de los “amiríes” con el asesinato, en el año 1008, de 'Abd al-Rahmin, hijo de Almanzor, conocido por Sanchuelo. El segundo está comprendido entre la fitna (guerra civil) que estalló en Córdoba como consecuencia  de la caída de los “amiríes” y la muerte de Ibn Darräy, acaecida en el año 1030, coincidiendo con esta época turbulenta de la vida hispano-musulmana, que hubo de terminar con la consumación del derrumbamiento definitivo del Califato omeya y la apertura de un nuevo capítulo de la historia del Islam español: el de los taifas.

En el primer período, Ibn Darräy llegó a ser el poeta oficial, quizás el de más prestigio y celebridad, de los “amiríes”, y así tuvo ocasión  de presenciar esta época brillante en la que el Islam alcanzó su auge militar y político en la Península Ibérica. Naturalmente, su poesía tuvo que reflejar fielmente la actividad que el famoso Almanzor y sus hijos 'Ahd ad-Malik y 'Abd al-Kahman desarrollaron durante sus respectivos mandatos, tanto en lo político como en lo militar. De ahí el interés que tienen las poesías panegíricas de Ibn Darray dedicadas a los “amiríes”, con motivo de sus campañas contra los reinos cristianos o bien en las embajadas intercambiadas con ellos, poesías que, aparte de su valor literario, constituyen una verdadera documentación histórica inédita, digna de suscitar el interés tanto de los que se dedican a la historia de la España Musulmana como de los deseosos de obtener más material sobre las relaciones cristiano-musulmanas en esta época.

Creemos que en nuestro pueblo subsistió un grupo árabe, quizá berebere, que compartía los recursos de aguas y frutos con los anteriores pobladores, el grupo de cristianos visigodos, año 415, (que vivían en Hispania desde el año 409, poco más o menos, hasta la entrada de los árabes en la Península en el año 711) y un grupo de judíos que vivían en esta tierra desde tiempos anteriores, y que como grupo de población resultaría insignificante ante la entidad de otras poblaciones que la rodeaban como la poderosa Arjona, y menos poderosa Andujar, que no se preocuparon de que cerca de ellos hubiera poblamientos árabes y cristianos en buena coexistencia, pues los árabes a cambio de impuestos dejaban a los conquistados seguir con sus tareas y costumbres, su libertad de culto, y posteriormente ese decaimiento poblacional en relación con tiempos iberos y romanos, se acentuaría con las persecuciones a los cristianos por parte de los “Ortodoxos árabes”… , de todo esto hablaremos otro día.

Toda la zona de la noria debió cambiar mucho con el paso de unas y otras culturas, al llegar lo repobladores castellanos implantan la poderosa Mesta. En la España medieval, durante la Reconquista, los reinos cristianos y musulmanes estaban separados por una franja de territorio que podía llegar a tener hasta 100 Km. de anchura, casi despoblados, pues era tierra de nadie sometida a continuas incursiones bélicas de los dos bandos. Lahiguera de aquellos años era territorio de frontera. En estas tierras no valía la pena labrar, porque las campañas bélicas se organizaban durante el buen tiempo, en la época de las cosechas, de modo que lo más probable es que, por unos o por otros, acabaran dadas al fuego o al saqueo de uno u otro bando.

La inestabilidad político-militar, es decir, la lucha contra el Islam, implicaba la necesidad de desarrollar la cabaña caballar y mular, es decir, la ganadería orientada a la guerra. Por su parte, la creación de establecimientos agrícolas resultaba poco atractivo en un contexto de continuas incursiones y contraincursiones, y de movimientos de tropas. Lo más seguro y rentable era criar ganado, que podía moverse al compás de estos ejércitos, o bien huir de ellos. La trashumancia con su necesidad de tierra era uno de los promotores de la Reconquista. A partir del segundo milenio empezó su verdadera importancia porque tenía un papel relevante en la "reconquista" del "Al Andalus", en la España Árabe. Pastores cristianos eran espías en el terreno de los moros, y además proveían de ingresos a los reinos cristianos con los productos ovinos. El impulso reconquistador cristiano, dejaba grandes extensiones de tierras a disposición de los repobladores del norte. Sin embargo, la densidad de población en los reinos cristianos septentrionales raramente fue alta, de manera que la incorporación de estas amplias extensiones, no implicó una intensa labor de roturación de las tierras. Para los medianos y grandes propietarios, la escasez de campesinos tributarios, hacía poco rentable la agricultura, por lo que tendieron a inclinarse por la ganadería, fenómeno que podría haberse potenciado aún más por los efectos de la Peste Negra que golpeó la Península en la segunda mitad del S. XIV.

Este territorio lo aprovechaban los pastores, cuyo ganado podía moverse de un lugar a otro, practicando la trashumancia, de modo que lo recorrían durante el otoño y el invierno (temporadas frías) y, en la temporada de campañas (primavera y verano), se refugiaban en las montañas del norte, más húmedas y que conservaban sus pastos durante el tiempo cálido, consiguiendo formar una ganadería muy importante. Cuando el rey Fernando III dio un gran impulso a la Reconquista (siglo XIII), incorporando a sus reinos gran cantidad de territorio y haciendo tributarios a los reinos "moros" que quedaban, la tierra de nadie se convierte en tierra segura tras muchos años, y los labradores roturan los pastos, prohibiendo el paso de los ganados que se comían las plantas verdes sembradas. Teniendo en cuenta que otra gran riqueza de Castilla es el trigo, los reyes (empezando por el sucesor de Fernando III, Alfonso X el Sabio) se ven en la necesidad de promulgar leyes para defender a unos y a otros, estableciendo caminos para el ganado entre las tierras cultivadas (cañadas, cuerdas, cordeles, etc.) para facilitar la trashumancia y el paso entre unos pastos y otros, generalmente situados en zonas de difícil roturación.
La Mesta como veremos ahora surgió como una necesidad del Reino de España (la palabra mesta proviene de mixta que significa mezclada). La Mesta era un gremio o asociación profesional de origen medieval que agrupaba a los ganaderos dedicados a la trashumancia de ganados. Desde finales del S. XII o principios del S. XIII se denomina mestas a las asambleas de ganaderos, pero la relevancia de esta actividad llevará a la fundación del Honrado Concejo de Mesta en 1273 por mano de Alfonso X el Sabio. Las mestas, nombre que inicialmente designa los pastos comunales, pero que acabó por dar nombre a las asambleas y asociaciones de ganaderos, cuya finalidad era organizar y establecer las rutas y áreas de pasto, evitar conflictos y dirimirlos, etc. En las asambleas se reunían dos veces al año para elegir cargos, dirimir contenciosos, elaborar leyes relativas al tránsito y recaudación de impuestos, etc.

Siempre que pienso en el tema de la Mesta, recuerdo a Juan Alonso de Rivas, el pastor de padres cristianos en reino nazarí, que se trasladaba desde Colomera (Granada) hasta Sierra Morena allá por el año 1227, y anteriores y posteriores con el ganado ovino. Cuando se le apareció la Virgen, Juan de Rivas era un pastor asalariado al servicio de un propietario ganadero de nuestra vecina ciudad de Arjona, quizá llegó con un rebaño suyo desde Colomera, y después se empleo con el ganadero de Arjona. El recuerdo se aviva cuando desde hace tantos años los peregrinos de  Colomera siguen haciendo el recorrido a pié, pasando por Higuera, como debió hacerlo su paisano Juan Alonso de Rivas a través del camino real desde Colomera a Andujar y Sierra Morena con su manada de ovejas.

3.- Alfonso X el Sabio.

 La Mesta se constituía en un gremio privilegiado, destacando de entre estos privilegios, el establecimiento de tasas máximas de arriendo de dehesas y pastos, medidas de presión conjunta e incluso cierta capacidad legislativa otorgada por el propio Alfonso X, al dar valor de ley aquellas decisiones tomadas en la asamblea de ganaderos relativas a su negocio. El rasgo dominante de la vida económica de la corona de Castilla en la Baja Edad Media era el predominio indiscutible de la actividad ganadera, fundamentalmente la ovina. La ganadería lanar trashumante contaba, desde tiempos de Alfonso X el Sabio, con una poderosa institución a su servicio, el
Honrado Concejo de la Mesta.

La trashumancia de ovejas, cuyas raíces se remontaban a tiempos arcaicos, experimentó una gran expansión en el transcurso de los siglos XII y XIII, al compás de la proyección hacia el Sur de los reinos de Castilla y León, lo que permitió incorporar extensos terrenos dedicados a pastizales. El traslado de la cabaña ovina se efectuaba a través de unos caminos especiales, llamados cañadas. Esta red enlazaba las Cabezas de Cuadrillas de la Mesta con las tierras de pastos, en las que los rebaños pasaban el invierno.

Los principales dueños de rebaños, es decir los ricos hombres, los establecimientos eclesiásticos y las Ordenes Militares, eran los mayores beneficiados de este tráfico. Las poderosas Órdenes de Alcántara, Calatrava y Santiago, contaban con extensas dehesas. Pero también se beneficiaba la Corona, a través de la percepción del servicio y montazgo, impuesto que los dueños de los rebaños debían pagar al trashumar y para el que se hizo necesario crear puntos de recaudación, los llamados puertos reales.

4.- Ilustración medieval que representa a un pastor de la Mesta con el ganado.

En Lahiguera había un Camino Real que, por lo que ahora interesa, pasaba por el Charcón, la noria de la Huerta Caniles quedaba incluida en el citado Camino Real, como también lo estaban toda la zona de las Cuevas y continuaba tanto en la dirección a Andujar como a Jaén. Oíamos de niños contar que el dueño de la tierra colindante puso en el camino olivos y poco a poco se extendió su propiedad, aunque se aprovechó de una tierra que no era suya, porque pertenecía al Camino Real o a la Mesta. Las Cañadas o  vías pastoriles que cruzaban varias provincias tenían una anchura  de 75 metros (aprox. 90 varas), los Cordeles eran las vías pecuarias que concurrían a las cañadas y ponían en comunicación dos provincias limítrofes, siendo su anchura de 37,50 metros (aprox. 45 varas) y las Veredas eran los caminos de carne que ponían en comunicación varias comarcas de una misma provincia y su anchura no superaba los 20,89 metros (aprox. 25 varas). Además de estas servidumbres ganaderas había otras conocidas como pasos o ramales. Esta red comprende también una serie de elementos complementarios; entre ellos fáciles de encontrar están los abrevaderos; existen también descansaderos de tamaños variables según cada caso y otros como son majadas, contaderos, esquiladeros, tainas, chozos, puentes, ermitas, mojones o carteles indicadores de Vía Pecuaria. Además a lo largo de las cañadas reales encontramos elementos singulares como son los berracos. Estas esculturas que representan a toros, aparecen en localidades junto a algunas Vías Pecuarias. Se remontan estos berracos a tiempos de los celtíberos, su presencia es controvertida pero posiblemente tengan relación con la actividad ganadera y sus rutas migratorias.

5.- En el mapa podemos observar las principales Cañadas Reales de Castilla y sus equivalentes en los otros reinos españoles. En el mapa podemos apreciar como la de la letra I es la que nos afectaba a nosotros procedente de la provincia de Cuenca, cruza Ciudad Real y llega al Valle del Guadalquivir en Jaén. Cuando llegaban cerca de sus destinos, había toda una serie de caminos menores, con diversos nombres según su importancia: cuerdas, cordeles, etc., para repartir el ganado por las zonas de pastos. La Cañada Real Conquense discurre por las provincias de Cuenca, Ciudad Real y Jaén.

Todos sabemos la anchura que tenían los caminos reales y lo poco que queda de ellos. Parece que todo lo que es hoy la Cuesta Cabrera hasta la actual Fuente de los Grifos era un "descansadero"  de los ganados que circulaban por los diferentes términos municipales de “Las Españas” ante los beneficios de circulación que concedieron los reyes a la Mesta y lo que el pago de los propietarios de los ganados suponían para la Corona Toda la tierra que abarcaba desde el Camino Real hacia el Este estaba dedicada al pastoreo. En ese tiempo la Noria de la Huerta Caniles y la fuente originaria de Los Grifos quedarían convertidas en abrevadero de los ganados lanares, que cruzaban nuestras tierras por los caminos reales, por lo que la función de huertos quedaría anulada para todas las tierras que circundaban la noria. Era lo normal ante la protección que tenia la Mesta con una legislación claramente favorecedora de los propietarios de los animales, que debieron campar a sus anchas por donde iban de paso.

El hombre desde la más remota antigüedad se ha servido de los animales para su provecho a lo largo de la historia: de los de tiro obtenía energía motriz, impulsado por la necesidad de riego en los terrenos de secano que sufrían escasez de aguas superficiales y pocas lluvias, lo que propició la búsqueda de agua en el subsuelo y la apertura de pozos cercanos a las zonas de las fincas de trabajo agrícola.

6.- Representación de una noria de sangre

En lo referente a su tipología, la noria de tiro o de sangre, es la más popular de las máquinas de tradición medieval, que tenían como objetivo originar un cambio de 90º del plano de giro mecánico. El mecanismo es similar al de los engranajes de los molinos eólicos e hidráulicos llamados 'de aceña', pero la que tenemos en Higuera  fue la más abundante en el paisaje hispánico, al menos hasta mediados del siglo XX. La máquina fue evolucionando técnicamente y se simplifico a una única pareja de ruedas, que engranaban y giraban por debajo del nivel de atalaje y tiro del animal. Así se consiguió mejorar notablemente su funcionamiento, aumentado su rendimiento mecánico y económico. Este tipo de noria hispánica, o hispanoárabe perfeccionada, se difundió rápidamente a la práctica totalidad de las tierras ibéricas dotadas con mayor o menor abundancia de cultivo hortícola, y su existencia queda documentada desde fechas tempranas en la España septentrional y cristiana. Las norias de sangre resultaron idóneas para regar pequeñas propiedades de dos o tres hectáreas de superficie máxima y tenían una capacidad de extracción y elevación de agua de 20 a 25 metros cúbicos por hora, a unos 5 metros de altura, y cerca de un 70% de rendimiento mecánico. Las norias de sangre se utilizaban en lugares donde el nivel del agua se encontraba cerca de la superficie.

Los pozos de noria son alargados, casi siempre rectangulares y como los demás pozos, fuentes, galerías subterráneas y otros sistemas de captación de aguas, se localizaban generalmente en las zonas abancaladas que existen junto a las ramblas, buscando las corrientes subterráneas de aguas poco profundas con que abastecer a las fértiles huertas y núcleos de población. El entramado de la noria se colocaba sobre una plataforma elevada, de aquí bajaba el agua para depositarse en la balsa y luego mediante un sistema de turnos de riego llamados tandas (caso de ser comunal la noria y la balsa) se regaban los bancales.

La construcción de las norias la llevaban a cabo maestros carpinteros. Una vez excavado el pozo el carpintero tomaba las medidas del brocal y teniendo en cuenta la profundidad del pozo se fabricaban utilizando para ello "maderas duras" previamente curadas de las existentes en los alrededores. El uso de clavos o soportes de hierro era escaso o nulo empleándose cuñas y ensamblajes de madera. Las reparaciones las solían hacer los mismos dueños, reponiendo sobre todo las piezas de los engranajes sujetas al desgaste por rozamiento.

7.- Maroma donde se ataban los cangilones.

La elaboración de la maroma era una tarea comunal en la que intervenían varios vecinos o familiares tal como se hacía en las matanzas o en la trilla. Para ello se hacían cuerdas con las que se trenzaban sogas de tres ramales, las cuales se unían a su vez en grupos de 4 para formar cabos. Grupos de 4 cabos se trenzaban para constituir finalmente la maroma. Este proceso exigía el trabajo y la pericia de 6 ó 7 hombres que la estiraban, manipulaban y trenzaban las cuerdas. Un artilugio simple de madera con cuatro canales (uno por cabo) en forma de pirámide alargada llamada borrego cerraba el proceso de trenzado juntando los cabos de la maroma. Las vasijas, llamadas jarros o arcaduces tenían una capacidad de unos 4 litros, estaban hechas de barro y llevaban un pequeño agujero al fondo para su vaciado una vez que dejaba de girar la noria.

8.- Noria de extracción de agua mediante tracción animal, según una ilustración árabe antigua.

La temporada de riego solía durar desde mayo, o, en ocasiones abril, si la temporada comenzaba seca, hasta finales de septiembre. La noria se ponía en funcionamiento toda la mañana o toda la tarde, según la necesidad del riego. Y, si había apuro, igual ni se paraba para comer. Había que vigilar el ritmo del movimiento de la caballería, pues, debido al cansancio o al calor, podía pararse o caminar con excesiva lentitud, no saliendo la cantidad de agua adecuada, por lo que había que arrearle en ocasiones.

 9.- Esquema del funcionamiento de una noria de sangre.


10.- El mulo, el burro o el caballo eran las fuerzas motrices esenciales en el trabajo de extracción del agua.

La vida de las norias duró hasta que llegaron los motores, momento en el que quedaron inutilizadas y en el que fueron sustituidas por éstos para regar. Antes de la mecanización del campo, las faenas agrícolas se realizaban con caballerías. Y el acarreo de los productos, con carros. Y se preferían los mulos cuando el apero podía ser movido por un solo animal. Aunque también se aró mucho  con pareja de mulos o yuntas. Y era un equino quien ponía en funcionamiento la noria, a través de la palanca de tiro.

11.- Estampa clásica del trabajo de extracción de agua en la noria.

Gracias al interminable caminar de la caballería alrededor del pozo, la noria extraía el agua, necesaria para regar los cultivos. La palanca, arrastrada por el animal, confería un movimiento circular al volante horizontal del engrane, el cual, solidario a un eje vertical, giraba haciendo que cada uno de sus dientes empujase a los del volante vertical del engranaje, con lo que éste también giraba y con él su eje y las ruedas de la noria. Sobre éstas se apoyaba y de ellas colgaba la cadena de vasos o cangilones que habrían de elevar el agua, desde el fondo del pozo, hasta la superficie para caer en la masera.

 12.- El arbolete, o rueda horizontal, recoge la fuerza de las bestias a través del mayal, y la transmite a la rueda del agua.

13.- Un descanso en el trabajo para todos.

Las norias según hemos podido leer, proceden de Oriente Medio y llegaron a nuestras tierras, en tiempos de la invasión musulmana del año 711. Se cree que su inventor fue Muhammmed Sabbed. Otros autores sin embargo refieren que el primer impulsor del invento fue Arquímedes en el siglo III antes de Cristo, que ya escribió sobre la manera de elevar el agua por medio de una rueda. Doscientos años después, Lucrecio poeta y Vitrubio arquitecto, ya hablaban en sus escritos de la existencia de estas ruedas. En el siguiente dibujo (de Helios) puede apreciarse la forma de la llamada Rueda elevadora de agua o Timpanum de Vitruvio, correspondiente a los siglos III y II antes de la venida de Cristo. Los romanos, grandes viajeros y arquitectos, maestros en materia de construcción hidráulica dejaron huella de varios perfeccionamientos e inventos como la rueda de cortadillos o arcaduces y la rueda con cadena de cubos o saqiya, ambas necesitando la fuerza humana para girar.
La “saquiéh” o noria de sangre fue en su tiempo la respuesta tecnológica aportada desde oriente por la cultura islámica del al-Andalus en el siglo VIII y desarrollada en numerosos puntos de la península para solucionar el problema de extracción del agua de los pozos hondos.
Se trataba de transmitir el movimiento de un eje motor vertical movido por animales (mulos, caballos, burros...) a una rueda de eje horizontal dotada de arcaduces recogiendo el agua para subirla a la altura deseada y vaciarla.
Eso necesito resolver algún “rompecabezas” de mecánica pero los problemas se resolvieron y las norias se perfeccionaron pasando de madera a metal, luego con engranajes. Funcionaron durante siglos permitiendo así un importante desarrollo de la agricultura.

14.- Esquema de funcionamiento del Tympanum de Vitrubio.

Con el transcurrir del tiempo, los romanos perfeccionaron este artilugio con la idea de extraer agua de las profundidades de las minas.

15.- Nueva representación del Tympanum de Vitruvio en su aspecto externo.

El tímpano se presenta como un tambor rotativo sumergido en parte (≈ ¼ del radio) en el agua que hace falta levantar de nivel. Su interior hueco es dividido en sectores por paredes. Cada sector hueco o compartimento posee una apertura en forma de ranura permitiendo la entrada de agua. El conjunto de estas aperturas se ubica  y se reparte de manera equidistante en la periferia circular del tambor. Cada compartimento posee un agujero de desagüe (los agujeros de desagüe se reparten solo en uno de los dos círculos del tambor, cerca del eje de rotación) El agua presa en un compartimento sumergido será vaciada a más altura cuando  su agujero de desagüe llegue al nivel del eje de rotación. Si el tímpano solo puede elevar y vaciar el agua al nivel de su eje, es decir a poca altura, el hecho que esté hueco le permite almacenar en su interior una cantidad apreciable de agua y así pues compensar la pequeña subida de nivel. El tímpano es movido por la fuerza humana de hombres (sujetos a un pórtico con montantes) que mediante el empuje de sus pies sobre los peldaños del tambor provocan la rotación del tambor, (los peldaños son repartidos en toda la periferia del tambor). La división en ocho compartimentos propuesta por Vitruvio no es la única solución (podían ser más o menos compartimentos)

Estas norias fueron modificadas por los árabes para que, pequeños caudales de agua pudieran mover la rueda. La palabra noria procede de na’ura que significa “la que llora” que a su vez es derivado del también árabe nâ`ar, que significa “gruñir”. En castellano antiguo el nombre de esta máquina era (a)nora, cuyo origen se encuentra en el término árabe nâ`ûra,

16.- Vista del pozo de la Noria de la Huerta Caniles con forma rectangular, tal como está actualmente.

Las norias eran máquinas hidráulicas que se utilizaban para la extracción de agua, generalmente para regadío. Las norias de sangre, así denominadas porque se accionaban mediante tracción animal o más raramente por el hombre, eran un ingenio hidráulico muy extendido en al-Andalus. Sobre una plataforma elevada, en la que el animal se mueve describiendo un círculo, éste arrastra una barra de tiro o brazo de madera. Dicha barra hace girar un eje cuyo piñón encaja en un engranaje vertical, el contenido del cual es transmitir el movimiento sobre la rueda, a la que va sujeta una cadena o «guirnalda» de vasijas o arcaduces. Estos últimos están sujetos por un par de cuerdas, que los mantienen en suspensión, se llenan de agua al entrar la rueda en el interior del pozo, y se vacían en el exterior, sobre una canaleta o una pequeña balsa que recoge el agua (Al-Hassan y Hill, 1986; Hill, 1991:68-70). Estas norias son apropiadas para sacar cantidades moderadas de agua, en pozos de forma ovalada, rectangular o simplemente alargada que no superen los 9 o 10 m. de profundidad (Argemí et al., 1995:177).

17.- Otra foto del pozo de la Noria de la Huerta Caniles. Aquí se aprecia más en detalle la cubierta de ladrillos de la construcción interior.

La documentación andalusí no es muy explícita en noticias sobre norias de sangre, ya que prácticamente se limita a algunas observaciones realizadas por Ibn al`Awwâm (1977) a finales del siglo XII (Caro Baroja, 1955), relativas a ciertas mejoras técnicas de poco calado sobre el mecanismo que, por otra parte, era conocido desde tiempo atrás. Sobre el propio mecanismo Bazzana (1994: 323) indica que si bien su fundamento es bastante elemental, «la máquina en sí misma es relativamente compleja (con más de doscientas piezas de madera) y frágil». En origen el soporte constructivo de las norias era la madera, elemento frágil para una estructura en permanente contacto con la humedad. Pero con el tiempo fue sustituida por el hierro. En el caso de la Noria de la Huerta Caniles, sabemos que su estructura siguió siendo de madera hasta que por el paso de los años y el deterioro del tiempo en sus elementos, dejo de funcionar, porque perteneció a un tío de mi abuela Frasquita, llamado “el tío Alfonso” que murió sin descendencia por lo que toda la familia disfruto de una parte de terreno de la Huerta Caniles, y después por herencia le tocó a mi madre.

18.- En esta foto se puede apreciar el agua reflejada desde el fondo. Estas norias eran utilizadas cuando el agua estaba a ocho o diez metros de profundidad. También se aprecia la tubería usada hoy para la extracción mecánica del agua.

La técnica para su construcción no era muy depurada, aunque requería un ajuste cuidadoso, y un mantenimiento constante como consecuencia del desgaste por fricción, la descomposición de la madera, sometida a constantes cambios de humedad y temperatura, y a la rotura frecuente de los arcaduces.
Posteriormente el metal sustituyó a la madera en la confección de algunas de las piezas sometidas a un mayor roce.
El origen de la noria andalusí se ha establecido en Siria y Egipto, a partir de los estudios de etnología comparada llevados a cabo por Schiøler (1973). Su difusión en la Península es anterior al siglo X, seguramente durante el siglo IX, y no está relacionada con la noria berebere del norte de África (Glick, 1992b:35; Schiøler, 1973:169-170; Bolens, 1972:72).

Es posible que desde al-Andalus, convertido en un foco secundario de difusión, la rueda de estilo sirio se introdujera en las zonas costeras de Marruecos y en otros puntos del Mediterráneo occidental, aunque todavía no disponemos de ningún estudio sistemático de carácter arqueológico que lo confirme. Naturalmente, este artefacto no llegó aquí de forma aislada, sino formando parte de un conjunto de saberes técnicos, máquinas y herramientas, vinculado a una nueva agricultura, en la que los espacios irrigados ocupaban un lugar central.

19.- Modelo de funcionamiento de la noria de sangre. Fuente: Argemí et al. (1995)

Las características de los arcaduces -qâdûs, en árabe- o vasijas cerámicas utilizadas en las norias para sacar el agua del pozo, han permitido, junto con el estudio de las ruedas, conocer el origen y difusión de estos ingenios en el mundo islámico. Esta vasija era muy común en al-Andalus y, como la marmita, eran piezas básicas de la industria rural alfarera. Los arcaduces tenían forma tubular, y acabado en la parte inferior a modo de ojiva cerrada. Están provistos de una hendidura para poder atarlos a la rueda de la noria. Una mejora técnica, que se aplicaba en ocasiones y cuya fecha de aparición desconocemos, es la disposición de un agujero en el fondo para evitar que se rompieran, al facilitar que el aire salga al llenarse de agua, y para vaciar la vasija cuando la noria dejaba de funcionar. Los recipientes así vacíos no dañan la estructura de la rueda ni de los engranajes con el sobrepeso del agua en una posición estática (Argemí et al.1995:178).

20.- En algunos pueblos las norias  se han restaurado y ofrecen hoy esta imagen.

Generalmente, las norias se instalaban sobre una plataforma circular y elevada, construida con piedras y tierra compactada, con el fin de que el agua llegue por gravedad a la canaleta o a la balsa de acumulación y desde éstas a las parcelas de riego.

Un cangilón o canjilón es un recipiente vaso grande de barro o metal, por lo general con forma de cantarilla sin asas, empleado para sacar agua, usado para el transporte de agua como complemento de un ingenio motriz. Originalmente fabricados en arcilla, madera o metales.

 21.- Cangilones de Córdoba

 22.- Canjilón o jarro de noria.

Se utilizaba preferentemente en las norias, donde los cangilones, sujetos con cordajes o cadenas, elevaban el agua hasta un canal de regadío.

 23.- Cuatro tipos de arcaduz o cangilón de noria: 1.- Arcaduz de barro; dibujo de August Ramsthal, en el manual del viajero Georges Ebers: "Egypt: Descriptive, Historical, and Picturesque" (1878). 2.- Arcaduz árabe. Museo de Melilla (España). 3.- Arcaduz de Mota del Cuervo (Cuenca) 4.- Cangilón (Museo de cerámica de Chinchilla de Montearagón, Albacete).

El desarrollo tecnológico y científico de los musulmanes hispanoárabes les permitió adoptar y adaptar diversos medios y recursos técnicos para la prospección, captación, elevación, almacenamiento, distribución y uso de aguas, que propiciaron el desarrollo del regadío esencial para la agricultura hasta el punto de que fue el motor de una importante revolución agrícola en el siglo XI. La evolución de la agricultura supuso importantes avances en la producción, con  la aparición de la noria, la cual se generalizó como sistema de riego.

Los musulmanes perfeccionaron inmensamente las técnicas de riego, se convirtieron en los maestros de la técnica hidráulica agrícola, aprovecharon los sistemas de riego romanos que aquí encontraron, y junto a las técnicas orientales que conocían, pudieron lograr un excepcional aprovechamiento del agua; no podemos dejar pasar por desapercibido el hecho del contenido etimológico árabe de las palabras actuales con las que se designan las obras hidráulicas o de riego: sèquia, assut, assarb, sínia, nória, alcaduf, aljub, safareig, martava, tanda, etc. Los dos sistemas de regadío tradicionales todavía vigentes en la actualidad provienen de la época musulmana, además de las canalizaciones del agua ó acequias, por las que corría el agua de los ríos o de los manantiales, sirviéndose de los desniveles del suelo. En la utilización de las aguas fluviales emplearon los azudes o presas, y los alquezares o cortes. Para sacar el agua de pozos, fuentes, manantiales, o ríos se utilizaron diversos medios: la polea, el torno de mano horizontal, el cigüeñal y las ruedas elevadoras.


Él es Quien ha hecho bajar para vosotros agua del cielo.
De ella bebéis y de ella viven las plantas con las que apacentáis.
Gracias a esa agua, hace crecer para vosotros los cereales, los olivos, las palmeras, las vides y toda clase de frutos.

 Corán (sura 16, aleyas 10-11)

24.- Tratado de agricultura de al- Tignari. Granada. Siglo XI-XII

El Islam es una civilización que nació y se desarrolló en el desierto y el agua siempre se encontrará en su imaginario, pero también en su día a día. Un agua que es el verdadero tesoro. El hombre y el agua, evidentemente inseparables, se unen más todavía en una tierra donde predomina la aridez. Las soluciones a la obtención y el uso del agua han sido claves para el transcurso de la historia y ha visto aparecer y evolucionar la llamada 'cultura del agua. A partir del siglo X proliferan por toda la geografía de al-Andalus las norias accionadas por energía hidráulica "naura", se destinaban a la elevación de agua, al manejo de molinos para la industria textil y la fabricación del papel.

Aunque destaquemos la importancia de la economía urbana y del comercio en Al-Andalus, en la Edad Media la principal actividad económica era sin duda la agricultura. Con respecto a la época precedente el desarrollo de la agricultura en Al-Andalus fue espectacular, y permitió no sólo abastecer a una población en crecimiento, sino volver a exportar al extranjero algunos productos, como el aceite. Los árabes introdujeron notables avances en las técnicas agrícolas, que permitieron este incremento de la producción.
El desarrollo de la agricultura de regadío fue notable, y permitió crear grandes huertas en el entorno de las ciudades y alquerías.
Por otra parte, la disponibilidad de agua permitió introducir y aclimatar en Al-Andalus nuevos cultivos que hoy consideramos típicos de nuestras tierras: el algodón, el azafrán, los cítricos, la caña de azúcar, la berenjena, la alcachofa o el arroz. Pese al desarrollo de la agricultura de regadío, el secano dedicado al cultivo de cereales, olivos y vid fue mantenido y potenciado por los andalusíes.
En cuanto a la estructura de la propiedad agraria, Al-Andalus mantuvo el sistema hispano romano que encontraron, basado en los grandes latifundios. Lo que cambió, en parte, fue la titularidad de estas tierras, que pasaron a estar en parte en manos del Estado y en parte fueron repartidas a los jefes conquistadores, sobre todo árabes y otras siguieron estando en manos de la antigua nobleza hispano visigoda que se había convertido al Islam.

A continuación os muestro un enlace que valora hoy toda la cultura del agua en la Alpujarra granadina. Este corto documental trata de recuperar la cultura asociada al uso tradicional del agua en al-Andalus, no solamente como un patrimonio de importancia, sino también como una alternativa a los problemas de gestión actual de este elemento. Un video precioso que muestra que gracias a lo importante que era el agua en al-Andalus, se ha mantenido a lo largo de los siglos y nos ha quedado este legado tan impresionante que permanece en las mentes de los mayores alpujarreños y que como patrimonio cultural no puede perderse.
http://www.youtube.com/watch?v=atm4rsxZcTw

Del aprecio que tenían en al-Ándalus por la energía hidráulica han dejado constancia los siguientes versos, escritos en árabe por el célebre poeta nacido en Valencia, Ibn al-Abbar:
“¡Qué maravillosa es la rueda de agua! Gira y da vueltas como una esfera celestial, y sin embargo no hay estrellas en ella.
La colocaron en el río manos que le ordenaron refrescar el espíritu de los demás, mientras ella se cansa.
Es como un hombre libre con cadenas, o como un prisionero marchando libremente.
El agua asciende y cae de la rueda como si esta fuera una nube que extrae agua del mar y más tarde la vierte.
Los ojos se enamoran de ella, por ser una compañía bendita para el jardín, un copero que no bebe”.


Para captar aguas subterráneas se utilizaron pozos y, quizá lo más conocido y relevante de las canalizaciones de agua en el mundo árabe, el famoso qanä que consiste, básicamente, en unas galerías subterráneas, perforadas aplicando técnicas de origen oriental, por las que se conduce el agua desde un pozo madre que la capta desde las capas freáticas y que está provista de unos respiraderos o pozos de ventilación cada cierta distancia. Sabemos que en los alrededores de la Noria de la Huerta Caniles también hay un ganä, pues cuando hace años se desterró abundantemente en los alrededores de la Noria por todo el perímetro de la Huerta Caniles, una máquina excavadora hundió una rueda en la techumbre de una galería, que parece ser por las referencias trasmitidas, no se indagaron las características de la galería encontrada y rápidamente se tapó para continuar llenando los camiones de tierra que habrían de rellenar el nuevo trazado de la carretera de Andujar; este hecho se produjo cuando se eliminó la curva del madroño, y se hizo la recta que desemboca en el pozo del Charcón, trazado que permanece en la actual carretera.

25.- Esquema de una ganä o mina excavada en la roca que comunicaba los acuíferos subterráneos con los lugares de huertas. Su origen es iraní y las tres ciudades que aún conservan este tipo de construcción son Madrid (el Mayrit islámico), Marrakest y Teherán.

Es una técnica conocida desde muy antiguo en al-Andalus, introducida por los Omeyas, y abundante en muchas zonas de Mallorca, Madrid y Alicante, donde los arquitectos o expertos se servían de los zahoríes (del árabe zuharï) para detectar la localización de las aguas subterráneas.
Lo que posibilitó la utilización de las norias para la extracción de recursos hídricos de los pozos fue sustituir la fuerza motriz del agua por la de las bestias de carga, lo que permitió accionar la máquina sin necesidad de la existencia de agua corriente.

En el paisaje de la Huerta Caniles puede observarse aún el pozo de la noria romana o árabe; a la vista de otras fotos de la época podemos imaginar la  imagen de estos ingenios, hoy abandonados en su gran mayoría, presentando la triste estampa de la dejadez a todos los niveles, porque no se ve interés, ni público ni privado, por guardar algo de este importante patrimonio hidráulico.

La noria de Lahiguera se utilizaba para regar pequeñas parcelas y abastecer granjas y huertos, hoy gran parte de las explotaciones que las usaban para tener agua están abandonadas como en todos los lugares del país; otras, mantienen lo que por la firmeza de su estructura no ha sucumbido al paso del tiempo y colocando un motor  sacan el agua de forma más fácil, con bombas eléctricas o de gasolina. Las balsas asociadas a las norias de sangre cumplen la función de acumular el agua que se extrae del pozo mediante la rueda. La capacidad de estas balsas está relacionada con la superficie que se prevé irrigar y el débito que proporciona la noria. Mediante el calibre del caño de salida de la alberca se regula el caudal, regándose toda la superficie de cultivo de una sola vez (Barceló y Kirchner, 1995:65).

Para terminar una poesía de Antonio Machado, nuestro buen poeta andaluz, poco celebrado en nuestro pueblo, que es capaz de nombrar sus calles con los nombres de Blas Otero, un poeta vasco, y olvida los poetas andaluces de antes y de ahora.

"La tarde caía triste y polvorienta. El agua cantaba su copla plebeya en los cangilones de la noria lenta. Soñaba la mula ¡pobre mula vieja! al compás de sombra que en el agua suena..."
Antonio Machado. Soledades. Galerías. Otros poemas; Cátedra, Madrid, 1995; p.155.


Granada 2 de febrero de 2013.
Mi sexagésimo quinto cumpleaños
Pedro Galán Galán.

REFERENCIAS TOMADAS DE:

AL-HASSAN, R. Y HILL, D.R. (1986): Islamic Technology: An Illustrated History, Cambridge, UNESCO y Cambridge University Press.

AL-IDRÎSÎ (1989): Los caminos de al-Andalus en el siglo XII, estudio, edición, traducción y anotaciones por J. Abid Mizal, Madrid, CSIC.

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ARGEMÍ, M. et al. (1995): «Glosario de términos hidráulicos», en El agua en la agricultura de al-Andalus, Granada, El Legado Andalusí- Lunwerg Editores, pp. 163-189.

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BAZZANA, A. (1994): «La pequeña hidráulica agrícola en al-Andalus», en E. GARCÍA SÁNCHEZ (ed.): Ciencias de la naturaleza en al-Andalus, III, Granada, CSIC, pp. 317-335.

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BOLENS, L. (1972): «L´eau et l´irrigation d´après les traités d´agronomie andalous au Moyen Âge (XIe-XIIe siècles)», Options Méditerranéennes, 16, pp. 65-77.

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TORRES BALBÁS, L. (1940): «La norias fluviales en España», Al-Andalus, 5, pp. 195-208.





31 comentarios:

Jesús Nuevo Doncel dijo...

Muchas gracias, Pedro, por este artículo sobre La Noria de la Huerta Caniles. Como siempre supone para mí abrir una ventana a uno de esos "locus amoenus" en los que puede descansar el alma. No todo es la negrura moral del presente. La memoria nos reconcilia con el mundo y con nosotros mismos. Santa Teresa relaciona los primeros estadios de la vida espiritual con la noria, que exige energía para sacar el agua de la vida. Como siempre estamos ahí, te agradezco que me lo recuerdes.
Un abrazo.
Jesús

Luis Miguel Jiménez dijo...

Felicidades en tu cumpleaños, aunque sea con retraso; y por el artículo, claro.- Un abrazo, Luis Miguel.

Manuel Jiménez Barragán dijo...

Pedro, hemos intercambiado información antes de esta publicación y quisiera comentar un detalle que se nos pasó inadvertido, por lo menos a mí. En las fotografías se aprecia poco, me baso más en los recuerdos.
Si nos fijamos la noria no es rectangular, por la parte más profunda, donde está el agua, es un pozo redondo. Se puede deducir que primero se construye un pozo normal y en posteriores épocas esta construcción se transforma en noria, tal como la conocemos. No creo que la construcción fuese romana y los árabes la remodelaran, ya te he comentado alguna vez los escasos restos de la época árabe que hay en nuestra tierra. Además las construcciones árabes eran un poco chapuceras para los materiales, raramente utilizaban la piedra. Que el origen sea romano, o anterior a los romano es lo más factible. En un destierre que se hizo a una veintena de metros de la noria se descubrió una urna cineraria ibérica, además de otros restos con más antigüedad, del Neolítico. Lo que quiero decir es que esta zona estaba poblada, la población se había asentado en terrenos con abundante agua. No lejos de la noria está el yacimiento de “Los Pozos”. Si preguntas a alguna persona mayor te dirá que en la sequía de mediados de los cuarenta se agotaron todos los manantiales menos el pozo de “Los Canillos”. Estamos hablando de los alrededores de “El Silo”.
El problema de la viga-piedra atravesada no ha quedado resuelto, quizá ahí esté la clave. Esa piedra no puede ser el soporte, o el eje, de una rueda, sería una solución muy costosa e inútil. Habría que saber si le viga estaba en la primera construcción o se puso con la conversión en noria. El fin que tenía, hasta ahora, un misterio.

Camilo Valverde dijo...

Pedro: He estado leyendo tu largo y documentado artículo sobre la noria de tu pueblo, me parece muy interesante. Te agradezco que me hagas partícipe de tus habilidades con la entrada de la dirección de este blog. Es una labor encomiable en poblaciones de las que nadie se ocupa habitualmente.

Entre las miles de cosas que uno lee a diario, hay unas que entretienen, las hay que instruyen, y las hay que hacen las dos cosas y algunas más como despertar el interés por lo nuestro y abrir las puertas de nuestra mente. Como lector en el blog, me siento muy afortunado de encontrar en los artículos estas cualidades juntas. Me resulta especialmente interesante la manera en que nos introduces en el tema de cada artículo.
Yo, por mi parte desde hace ya tiempo envío artículos variados a diversas publicaciones de Sevilla, Alicante, Gran Canaria, Miami y Barcelona, y parece que las reciben con agrado, me publican todo lo que les envío.
Saludos, Camilo Valverde

martin dijo...


sigo todos vuestros escritos sobre nuestro pueblo,me parecen fantasticos un saludo y que no sea el ultimo

José Domínguez dijo...

Una de las formas de extraer agua del subsuelo (además de las norias de sangre) eran los qanats o minas excavadas en la roca que comunicaban los acuíferos subterráneos con los lugares de huertas o las propias ciudades, evitando la evaporación en los climas áridos.
Los zahoríes buscaban los posibles manantiales por medio de señales en la superficie (tipo de vegetación, ciertas rocas...). Desde ellos se realizaba una especie de túnel que podía llegar a medir kilómetros. Hechos una suave inclinación (para que el agua se mueva pero no erosione) tenían pozos que la comunicaban hasta la superficie (para airear el conducto y permitir acceder a ál para mantenerlo limpio)
Su origen es iraní (la Persia Aqueménida) y existen varias ciudades que aún conservan este tipo de construcción como Madrid (el Mayrit islámico, Marrakech, Palermo y Teherán.
Sin embargo lo más interesante del Mayrit islámico fue un curioso sistema de abastecimiento de agua que, en la actual sólo persiste en Teherán y Marrakech.) Fueron llamados qanats (de origen mesopotámico) y en Madrid, viajes de agua: largos tramos subterráneos que llevaban el agua de manantiales periféricos hasta el centro de la medina
Para localizar el agua subterránea se recurría a un muqanni (ingeniero de conductos subterráneos) que observaba el terreno, normalmente junto a arroyos secos en verano (Calero, Abroñigal, actual M-30) o aprovechando la infiltración del agua de la lluvia. Una vez encontrado se excavaban pozos unidos con minas.
Los qanats, de un metro de ancho y 1.80 de alto, se revestían de ladrillo rematados en forma de lomo de caballo o arco de medio punto en su interior, y de hasta 55 metros de profundidad. El agua se movía por caños de barro cocido sin vidriar engarzados por cemento y sebo de buey o aceite en las junturas interiores para endurecerlos (o directamente sobre un lecho de piedras de río), con andenes laterales para que pudieran andar los poceros
De una forma regular se realizaban pozos de aireación en donde había cigüeñales de origen egipcio que era un largo brazo de palanca apoyado en un palo vertical horquillado, con un cubo en el extremo y libre para su manejo el opuesto. Solían cubrirse con una losa de piedra con orificio.
Cada cien pasos existían una serie de depósitos subterráneos llamados arcas donde el agua reposaba para volverse cristalina, y otros denominados cambijas, para desviar el agua en ángulo recto de los que partían canillas o viajes secundarios.
El arca principal se encuentra aún hoy conservada. En la plaza cerrada, en una de las salidas de la Plaza Mayor, se encuentra un extraño cubo al que se colocó una cruz encima: éste era el arca, aun en funcionamiento.
Existieron muchos qanats, aunque el más largo de ellos arrancaba desde las fuentes de Canillejas (junto a la Junta de distrito) y, bajando por el subsuelo de la calle de Alcalá, pasaba Ventas, Goya y se encaminaba al arca de la Puerta Cerrada.
Y si todo esto os parece casi imposible de imaginar, intentad pensar cómo era el paisaje del momento. La Plaza mayor o la de Ópera ya eran campo y estaban cubierta por lagunas estacionales en donde los primeros reyes cristianos de Madrid iban a cazar aves. El centro de Madrid estaba lleno de huertas regadas por los qanats. En la plaza de la Paja o en Atocha u Ópera había olivos y campos de trigo, y junto al actual viaducto se hacían unas magníficas cerámicas y estaban las tenerías (curtido de pieles) que más tarde se trasladaron al Rastro. En torno a esta calla Segovia existirían varios baños árabes o hamman.
En la actualidad se ha rehabilitado un hamman (moderno) en la calle Atocha. Si alguna vez se realiza este recorrido, como veis más imaginario que real, sería el lugar perfecto para terminarlo. El aroma del agua perfumada, el ruido de sus caños, sus distintas temperaturas y, luego, una comida islámica y un té nos podrían terminar por sentirnos como aquellos madrileños de hace más de diez siglos. Mil años en una ciudad siempre asombrosa.
José Domínguez

Alfredo García Álvarez dijo...

El llamado qanāt quizá se pudo iniciar, en la remota antigüedad asiria, como una técnica minera subsidiaria, de explotación del agua subterránea por medio de galerías de drenaje, aprovechando las galerías de minas. El qanāt, o canal de irrigación subterráneo, conducía el agua desde el depósito localizado en el subsuelo hasta el lugar donde se necesitara. Su proyección era horizontal o con una ligera pendiente, y podía reducirse a una sola conducción o complicarse, cuando la técnica ya estaba muy avanzada, en una red de conducciones, auténtico laberinto bajo el suelo. Las dimensiones de la galería eran considerables: 1 metro de ancho por 1,80 m de alto, por lo que un hombre de pie podía circular perfectamente.
Eran verdaderos acueductos subterráneos, revestidos de ladrillo en su interior, especialmente en las zonas donde la roca podía resquebrajarse. Cada cierto tramo (alrededor de 50 metros) se practicaban en las galerías unas perforaciones de comunicación con la superficie del suelo; agujeros por los que, a un tiempo, se echaban fuera los escombros acumulados de la perforación y se creaba una corriente de ventilación de aire, que evitaba la acumulación de gases y la contaminación del agua. Incluso, si la corriente de aire era de importancia, ayudaba al agua a que ésta fluyera más rápidamente. A veces estas perforaciones constituían profundos pozos verticales, de hasta 55 metros de profundidad en aquellos tramos más cercanos al depósito acuífero-madre.
Es curioso contemplar los paisajes de qanāts en algunas zonas como Irán, donde la frecuencia de los pozos excavados y con los residuos acumulados en la superficie, en torno a la boca del pozo, dan la impresión de un hábitat propio de topos.
También son muy abundantes en la zona sur de Marruecos, específicamente en Tafilalet y en Marrakech y sus alrededores, donde se les conoce con el nombre de juttarā. Al parecer, en Marrakech fueron inicialmente construidas en época almorávide (siglo XI) por un ingeniero llamado Ibn Yunūs, quien de esta forma trajo el agua a la ciudad y pudieron prodigarse sus jardines. En la actualidad existen unos trescientos cincuenta qanāts de cinco kilómetros cada uno.
En al-Andalus los qanāts se difundieron con la dinastía Omeya, durante el siglo VIII, y entre los sistemas de qanāts de la España musulmana que podemos aún vislumbrar, están los de Madrid, que traían el agua desde las fuentes del río Guadarrama hasta la Villa, y los de Crevillente (Alicante), con una longitud éstos de 1.500 metros y 19 pozos de aireación.
Hubo varios autores árabes que dejaron tratados más o menos voluminosos sobre esta técnica hidrológica. Un ejemplo es Ibn Wahšiyya, autor de La agricultura nabatea, obra maestra del género, muy conocida ya en el siglo X en al-Andalus, que supuso la divulgación de las más antiguas técnicas de irrigación. Fue, por así decirlo, el manual de consulta de todos los ingenieros musulmanes (muqannīs) y en el que se inspiraron los demás autores.
Alfredo García Álvarez

Félix Bermúdez Blanco dijo...

Uno de estos muqannīs, al-Karayˆī, famoso matemático iranio natural de Karadj (cerca de Teherán), escribió hacia 1010 un Tratado de las aguas subterráneas (Kitāb Inbat al-miyāh al-jafiyya), compuesto de 30 capítulos.
En su contenido, al-Karayˆī describe de forma minuciosa, como es usual en los autores árabes, toda la técnica a desarrollar en torno a los sistemas de qanāts. En la introducción nos explica el motivo por el que escribió este libro:
«…No hay un tema más hermoso ni un arte más sutil, más provechoso, que la explotación de las aguas subterráneas. Ellas son las que hacen posible el cultivo del suelo y la vida de los habitantes.»
Además, el tratado analiza toda una serie de factores que lo colocan en una actualidad científica de vanguardia de esa época si consideramos que se trata de una obra del siglo XI. Junto al estudio de la geografía física de la tierra (mares, ríos y cordilleras), analiza las características del subsuelo por donde fluyen los cauces subterráneos: dureza, arenosidad, friabilidad etc.
Instruye, también, sobre la forma y el material en que se deben construir los conductos: de barro cocido, más anchos en la entrada que en la salida, para que puedan encajar entre sí; en la zona de encaje se dará una mano de cemento y, en el interior, se los embadurnará con sebo de buey o aceite de oliva para endurecerlos. Da instrucciones sobre las medidas de prevención y la vestimenta de los poceros, anticipándose en siglos a la normativa social de seguridad e higiene en el trabajo: los poceros llevarán un blusón de piel de ternero cocido, untado con sebo derretido de buey para impermeabilizarlo. La cabeza y la cara se protegerán con una capucha también de piel impermeabilizada.
Asimismo, el autor alerta sobre el peligro que suponen los gases en el interior de los pozos (bujār), y da consejos a los poceros para que lleven consigo vinagre y trozos de melón de al-Andalus para colocarlos en el interior y, si no es suficiente, aconseja abrir conductos de comunicación entre los pozos para aumentar la ventilación.
Describe con todo detalle cómo determinar las alturas de los lugares por donde circulará el agua subterránea; cómo se puede detectar la presencia de agua subterránea por el estudio de las plantas que hay en la zona. También establece una tipología de las diversas clases de aguas: duras, blandas, turbias, calientes, dulces y desagradables.
Este comentario continuara otro día…
Saludos de Félix Bermúdez Blanco

Félix Bermúdez Blanco dijo...

Sorprendentemente, habla del sistema para purificar el agua, en esa búsqueda de la calidad del agua que preconiza desde diversos ámbitos la organización social islámica: el agua corrompida se puede purificar agregándole tierra de alfarero molida (altīn al-hurr) o arcilla. Con ello desaparece su sabor amargo y su dureza. Costumbre purificadora que, al parecer, sigue estando vigente hoy en algunas zonas rurales.
Pero todo el sabio contenido de los tratados no se reducía a simple literatura de intelectuales, sino que se llevaba a la práctica en la vida diaria: el propietario de una tierra en al-Andalus, o en cualquier otra parte del mundo islámico, si consideraba que necesitaba agua en alguna de las partes de su predio, contrataba a un muqannī (ingeniero de conductos subterráneos). Éste iniciaba la observación minuciosa del terreno para saber si el agua podía estar cerca o no de la superficie, por medio de las plantas del entorno, la tipología de la tierra, etc.; examinaba también la pendiente del terreno, hasta que decidía cuál era el punto dónde debían perforar el pozo los excavadores. Si se encontraba agua abundante, ése sería el pozo-madre, y desde él hasta desembocar en el lugar que necesitaba el agua, se trazaba el qanāt con depurada tecnología.
Es curioso comprobar lo que Ibn al-’Awwām, famoso agrónomo sevillano que vivió en el siglo XII, nos dice en su Libro de Agricultura sobre la forma de abrir los pozos en los jardines y huertos andalusíes, y las señales por las que se sabe si el agua está cerca o no de la superficie:
«… Una de las señales, dicen (a que debe atender) el que quisiere abrir algún pozo, es a las especies de plantas que produce la tierra; al color, sabor y olor de la superficie de ésta… Sabed que si observando dicha superficie (se viere) ser la crasitud de la tierra de color oscuro o muy polvoroso en el sitio de la exploración, el agua está cercana, si acaece esto en ella; y asimismo, que aquella es tierra de agua, y que contiene mucha en su centro y profundidad… Descubierto el manantial del agua, sáquese un jarro de ella para que si probada al gusto se hallare dulce, se prosiga el trabajo; o se suspenda un poco si se hallare de otro sabor…Que después se vuelva a gustar, y si aquel sabor verdaderamente alterado tirare a salitroso, se cese en la obra sin tomar por ello pena.»
De esta forma, el propietario agrícola andalusí tenía todas las garantías de que el agua para su consumo doméstico o para el regadío iba a ser de calidad, y no tendría necesidad de acudir con su reclamación, las autoridades de la administración musulmana, pues por aquel entonces, como veremos más adelante, ya existía la protección al consumidor.
Saludos de Félix Bermúdez Blanco

Miguel Cobo Fuentes dijo...

Los sistemas de qanāts no servían sólo para la agricultura, sino también para llevar el agua a las ciudades, como sucedió con Marrakech. En al-Andalus ese fue el caso de Guadalajara, Crevillente, Cádiz o Madrid, entre otras ciudades.
La famosa red de qanāts de Madrid (ciudad cuyo nombre indica agua: Mayˆrīt, del árabe mayˆra (canal de agua) ha sido tan celebrada como discutida por los distintos autores contemporáneos. Sin embargo, el trabajo que a su descubrimiento y estudio dedicó el profesor Oliver Asín, en su obra Historia del nombre de Madrid, merece nuestro mayor respeto.
Mayˆrīt, fundado por el emir omeya de Córdoba, Muhammad I, en el año 871, era una pequeña plaza fuerte entre lo que hoy es el enclave del Palacio Real, Plaza de Oriente y calle de San Nicolás y Sacramento. Fue fundada como plaza defensiva del paso hacia la sierra de Guadarrama, dependiente de Toledo, y en su trazado se repetían las constantes de toda ciudad islámica: alcazaba (la Almudena), mezquita aljama, baños, zocos y varios barrios, o rabad.
Encaramada en un risco a cuyo pie fluía el río Manzanares, quedaba un tanto lejos de sus aguas, como para poder aprovecharlas. No obstante, a lo largo de la historia siempre se ha conocido a Madrid como la «ciudad construida sobre las aguas», y esto es debido a que la leyenda decía que bajo el suelo de Madrid había numerosas corrientes de agua. A buen seguro que se trataría de la red de qanāts.
Un enigma que, como bien dijo Lope de Vega por otros motivos, ha acompañado siempre a la historia de Madrid: nos referimos al enigma del agua.
Los árabes fundadores de Madrid aplicaron una técnica semejante a la que describe al-Karayˆī, y debieron encontrar el depósito-madre. Para la construcción de los qanāts emplearon también ladrillo en las galerías excavadas, siendo éstas de altura suficiente para que un hombre pudiera pasar de pie; las cañerías son de barro cocido.
Al parecer, el sistema de qanāts madrileño tiene una red de galerías de 7 a 10 kilómetros, y los pozos de aireación con la superficie a veces sobrepasan los 50 metros de profundidad. Todo ello repartido en galerías-madre y otras menores que también se han llamado canas o canillas, por su vinculación con los qanāts, y son los conocidos «viajes del agua» de Madrid.
Las más importantes galerías-madre eran las del Alto Abroñigal y el Bajo Abroñigal, de las que existen aún algunos tramos. El primero, aún utilizable, sale de Canillejas y llega al centro de la Villa, pasando por Cibeles. Al parecer, la fuente hoy localizada en la calle de Alcalá, esquina a Cibeles, y a la que los madrileños atribuyen propiedades curativas, es la única fuente que se conservaba, de agua suministrada por los qanāts.
Oliver Asín recorrió a trechos estos «viajes» madrileños, como el que va desde Colón a la calle de Serrano. En su obra citada nos describe que las galerías tienen unos 90 centímetros de anchura y 1,90 metro de altura, revestidas de ladrillo en arco de bóveda y otras sin revestimiento, en forma de «lomo de caballo». El autor sostiene que todavía quedan en las galerías caños de barro, a los que los poceros continúan llamando «caños naranjeros o limoneros» como en el siglo XVII. Las galerías fuera de la Villa se encuentran a 50 metros de profundidad, pero en la ciudad tan sólo están a 4 o 5 metros.
Toda esta red de irrigación subterránea hizo posible que el Madrid medieval pudiera tener en su contorno un gran número de huertas que enriquecieron la ciudad, y no sólo en el medievo sino también en época de Felipe II, quien la eligió como capital de sus reinos en 1561. En esta real elección debió tener un peso decisivo la abundancia y calidad del agua de Madrid, como señala Henri Goblot.
La red de qanāts continuó abasteciendo a Madrid a lo largo de los siglos hasta 1860, cuando se crea el Canal de Isabel II, lo que es todo un récord en honor de aquellos ingenieros andalusíes, muqannī, conocidos también como qanawiyn.
Miguel Cobo Fuentes

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

De forma casual he encontrado en Internet este enlace, que aporto como documento referido a este artículo del blog. Pincha en este enlace y podrás leer el documento original y un anexo de dos fotografías con breve texto explicativo de las mismas: http://www.baeticanostra.org/Acciones/jaen/La%20Higuera.pdf.
Cordiales saludos, Pedro



Francisco Navarro Ibáñez
Av. / Juan Fernández, 31, 8º 1
41013 Sevilla
D. Florencio José Morales Lara
Alcalde de Lahiguera
Ayuntamiento de Lahiguera
C/ Ramón y Cajal, 2
23746 Lahiguera (Jaén)
Lahiguera@promojaen.es



Sevilla, 20 de julio de 2005
Estimado Señor Alcalde

Me dirijo a Usted en calidad de ciudadano concienciado con la conservación de nuestro Patrimonio Histórico para expresarle mi preocupación por el deficiente estado de conservación en el que se encuentran dos bienes inmuebles que se localizan en el término municipal en el que Usted ejerce como alcalde. Me refiero a la NORIA DE HUERTA CANILES y a LA TERCIA

En cuanto a la NORIA DE HUERTA CANILES, esta se encuentra en estado de abandono, con un entorno descuidado y unas edificaciones de reciente construcción que causan sensación de agobio. Pienso que no estaría de más una restauración del entorno y su puesta en valor con algún panel informativo que informe a los visitantes de su pueblo sobre la funcionalidad y la historia de este importante bien del patrimonio etnológico de Lahiguera.

También sería conveniente un sistema de rejas en su interior (no a la vista y provisional como el que existe ahora, que es poco respetuoso) para evitar que los niños puedan, accidentalmente, caer en su interior. En cuanto a LA TERCIA, se trata de un edificio histórico, hoy completamente abandonado, que debería ser expropiado por el ayuntamiento, sometido a una restauración respetuosa y puesto a disposición de los habitantes de Lahiguera como equipamiento público.

Estimo que al tratarse de inmuebles que pueden atraer turismo hacia su localidad, bien podrían solicitarse a la Consejería de Turismo y Deporte los fondos necesarios para acometer dichas restauraciones, tal y como han hecho otros ayuntamientos de Andalucía. O en cualquier caso, a otra Consejería.

Atentamente y esperando conocer que medidas piensa tomar al respecto, se despide,
Francisco Navarro Ibáñez
BAETICA NOSTRA-SEVILLA

J. I. Delgado Gómez dijo...

El Metro de Madrid ya cuenta con varios espacios museológicos de valor. Anteriormente habíamos comentado con gusto las instalaciones de La nave de motores, ahora admiramos una feliz actuación en un pequeño recinto de la estación de Opera.
Al excavar el metro, ampliar líneas o estaciones, va apareciendo la historia enterrada de la ciudad. En lo que hoy es la Plaza de Isabel II de Madrid, y antes fue Plazuela de los Caños del Peral, quedaron sepultadas tres actuaciones hidráulicas de gran interés: la fuente de los Caños del Peral, el acueducto de Amaniel y el encauzamiento del Arroyo del Arenal.
El abastecimiento de Madrid se basaba en el sistema de viajes de agua, la tradición árabe de los qanat, aprovechando con una red de galerías colectoras el agua que se filtraba en la tierra.
El viaje de Amaniel abasteció la gran fuente de seis caños del Peral, y lavaderos anexos. La fuente de Ocaña de Juan de Herrera da una idea de lo que sería este gran espacio. Con el tiempo la fuente se redujo a un solo caño pues el viaje de Amaniel cubría las necesidades del Palacio Real y para ello fue necesario un acueducto con arcos, cuyos rectos se muestran.
La tercera reliquia es parte de la canalización del arroyo del Arenal para impedir su desbordamiento.
Cuanto en tan poco. Tres destellos que dan luz sobre las obras hidráulicas de un villorrio que parecía resistirse a ser capital por su fama de ciudad sucia, con déficit crónico de agua hasta que llegó el Canal de Isabel II. La plaza que lleva el nombre de esa reina nos ocultó sus secretos. El Metro nos los ha devuelto.
J. I. Delgado Gómez.

Miguel Cortés Medina dijo...

Es posible que la ciudad que más norias mantiene en su río Orontes sea la ciudad siria de Hama. Se tiene noción histórica de la presencia de norias en la zona desde el siglo V antes de Cristo gracias a unos dibujos e inscripciones encontrados en las Ruinas de Apamea, pero podrían venir incluso de mucho tiempo antes. Las civilizaciones que pasaron por Hama, que fueron muchas, respetaron este modelo de irrigación e incluso fueron construyendo más y mayores norias. Se cuenta que pudo haber más de treinta, aunque ahora sobreviven diecisiete, que no son pocas precisamente. La mayor parte de ellas proceden de los siglos XIV y XV.
Las revueltas en Siria y la represión desproporcionada por parte del régimen y su ejército hacia los disidentes que hay en este país de Oriente Medio son noticia cada día en los medios de comunicación. La denominada primavera árabe de 2011 sangra con fuerza en la ciudad rebelde de Hama, en la que las multitudinarias manifestaciones han sido pisoteadas por los tanques y los francotiradores que disparan a discreción a cualquiera que se ponga por delante. Van cientos de muertos en unas pocas semanas. Bashar al Assad lleva el mismo camino de su padre, que en 1982 asesinó a más de veinticinco mil personas en lo que se conoció como “La Masacre de Hama”. Las bombas hundieron y siguen hundiendo una ciudad que simboliza el inconformismo de una población herida. En Hama, las norias gigantes que remueven las aguas desde hace casi tres milenios, lloran desconsoladamente esparciendo sus lágrimas en el Río Orontes y gimen con estruendo por otra gran injusticia a la que el mundo ha vuelto a dar la espalda una vez más.
Desconozco si la terrible guerra que asola Siria las habrá respetado. Probablemente de orígenes bizantinos (anteriores por tanto al siglo VIII), tal y como muestran algunos mosaicos, se remozaron en tiempos ayubíes (siglo XII y XIII) y más tarde mamelucos (posteriores al XVI).
Su origen aún es motivo de controversia, unos autores hablan del origen en la India otros en Egipto. Sea como fuera los predecesores de estas norias fueron los modelos que exportaron los propios Omeyas, al conquistar Siria, a todo el mundo islámico.
Hace cinco años tuve la ocasión y la suerte de visitar la ciudad de Hama dentro de un viaje que me llevó por países como Turquía, Siria, Líbano, Jordania o Egipto. La bíblica Hamath, antiquísima capital de un Reino Cananeo en tiempos del Rey David, vio pasar a los egipcios, asirios, fenicios, romanos y árabes durante su larga y agitada Historia. Quienes nunca se marcharon fueron las norias, que llevan crujiendo más tiempo del que nadie puede recordar y que son el mayor reclamo turístico de una Hama que pide auxilio.
Miguel Cortés Medina.

Mateo Almansa López dijo...

Es cierto Miguel, la repetidamente castigada Hama, de la que hoy sigue saliendo humo de los edificios y cuyos habitantes tienen miedo a la dureza del ejército sirio mandado por al Assad, ha visto morir no sólo a su gente así como a muchos monumentos emblemáticos que, arrasados, son tan sólo un recuerdo. La ciudad que yo pude ver tiempo atrás, apenas conservaba un reducto de su casco histórico, sobre todo a orillas del Orontes. Antes había mezquitas antiquísimas, palacios, alguna que otra sinagoga, pero sufrieron tantos daños estructurales que las que no son ruinas son puras reconstrucciones.
Pero aún así Hama siempre ha maravillado a los viajeros que se han detenido a mirarla probablemente antes o después de ir al fabuloso castillo cruzado de Crac de los caballeros. Un ambiente agradable, la sonrisa típicamente Siria, extrema hospitalidad hacia el extranjero (este país es exageradamente atento con los forasteros)… Simplemente había algo que la hacía (y la hace) ser un lugar indispensable en este país al que nunca dudaré en recomendar su visita. A mí personalmente, al igual que a los amigos con los que pude pasar allí unas horas, me encantó, no se puedo negar que fuera. ¿Sería por el hechizo estruendoso de las norias?
Antiguamente, antes incluso de los tiempos de Roma, se ideó una manera de aprovechar mejor el caudal del Río Orontes, que cruzaba Hamath partiendo del Líbano central y esparciendo sus aguas al Mediterráneo por el Golfo de İskenderun (sudeste de Turquía). Una manera de conseguir este aprovechamiento era trasladar parte de sus aguas a distintos canales que pudieran servir para irrigar todas aquellas tierras. Entonces crearon enormes norias que recogían agua en sus amplísimos cajetines para depositarla a una serie de canales artificiales, con pequeños pero eficaces acueductos de por medio.
Estas gigantescas e impresionantes norias poseen un diámetro de veinte metros. Sólo una de ellas es capaz de trasladar nada menos que cien litros de agua por minuto a través de sus grandes colectores de madera. Son verdaderas obras de ingeniería del pasado que dieron prosperidad a unos habitantes que vivían mayoritariamente de los campos de regadío que ellos mismos cultivaban. Gran parte de la supervivencia de Hama se debe precisamente a estos ruedones de madera.
Lo mejor de todo es que continúan funcionando, siguen moviéndose. Uno de los recuerdos más imborrables para todos los que hemos viajado a Hama alguna vez es el ruido que producen dichas norias. Es algo así como un crujido repetido y fuerte, que parece un angustiado gemido, y que impresiona poderosamente. Las vueltas que dan todas y cada una de las norias vienen acompañadas de ese sonido penetrante que hace llorar a la madera con su constante fricción. Es algo digno de ver y, sobre todo, de escuchar.
Mateo Almansa López

Antonio García Álvarez dijo...

Hama siempre ha sido la china del zapato de la saga de dictadores Assad. Siempre hay una Tiannanmen o una Tahrir Square en cada país. En Siria el corazón rebelde vive en Hama y se hace más fuerte cuanto mayor sean las afrentas sufridas. Allí nadie ha olvidado todavía cuando papaíto y tío Assad cometieron una barbarie asesinando a más de veinticinco mil personas en el año 82. Muchos vieron morir a su gente entonces, en un asedio sin cuartel. Hoy, casi tres décadas después, es el hijo, Bashar al Assad, quien trata de cerrar las bocas de quienes piden cambios a gritos.
La manifestación del pasado 1 de julio juntó a 400.000 personas sacó de sus casillas al dictador sirio y se comprometió a que fuera como fuera, Hama no volvería a ser un símbolo de resistencia al poder establecido. El virus de la histórica primavera árabe que ya ha sacudido los cimientos de Argelia, Túnez, Líbano o Yemen, por poner unos pocos ejemplos, ha brotado en Hama y es muy probable que se contagie al resto del país. Por eso la fuerza de los ataques que tienen como objeto reprimir las revueltas es mayor aquí. El pasado 1 de agosto, inicio del Ramadán, se sitió la ciudad con toda la fuerza de los tanques y los mercenarios enviados para apretar el gatillo y segar todas las vidas que pudieran. En Hama ya se habla de “la Masacre del Ramadán” y eso que el ejército no deja entrar a prensa que no sea fiel al régimen, por lo que todavía es difícil cuantificar los daños.
Son ya muchos meses los que lleva Bashar al Assad sofocando revueltas a golpe de bombas, balas y gases nocivos. Y la Comunidad Internacional aún no ha sido capaz de emitir una declaración de condena, dando la espalda a la gente que vive atemorizada. Nadie hace nada, simplemente se deja pasar el tiempo para ver si la fruta podrida se cae sola.
A pesar de la represión incesante, las norias de Hama siguen dando vueltas como lo han hecho siempre. Pero esta vez el ruido que generan no se debe al simple crujir de la madera sino a que son sollozos los que desgarran su alma. Gritan, lloran de pena, piden auxilio. No quieren que una vez más se les vuelva a dar la espalda. Giran y giran… no dejan de girar. Porque no hay quien silencie a un pueblo ni quien detenga un movimiento que iniciaron hace miles de años.
Ojala todo el mundo escuche sus lamentos…
Antonio García Álvarez

Silvia Molinari dijo...

Si un día tienes nostalgia de las norias de Hama puedes acercarte a Zaragoza. Un grupo de artesanos sirios venidos de Hama construyeron una noria para la Expo, que ha quedado instalada en el nuevo Parque del Agua. El lugar en el que la han colocado no son las orillas del Orontes, pero a cinco minutos están las del Ebro, que tampoco están nada mal.
Efectivamente, Hama es una ciudad siria, cruzada por el río Orontes, y conocida por sus viejas norias de madera. Está situada a pocas horas de autobús de las históricas y preciosas ciudades de Damasco y Alepo. Las norias habían existido desde el siglo V o antes. Eran grandes ruedas hidráulicas de madera que sobrepasaban los veinte metros de diámetro y tenían la altura equivalente a 4 o 5 pisos. Desde cerca la madera estaba tan gastada que parecía metal gris. Actualmente se conservan 17 norias.
La mayor parte de la ciudad fue destruida por un bombardeo en 1982. Estaban reconstruyéndola con piedra nueva. La Ciudad Vieja tenía Mezquitas y una Sinagoga. Era un gusto pasear por los verdes y tranquilos jardines de la orilla del río. Y en el centro las calles eran un hervidero de familias paseando y comprando en los comercios del bazar. Allí probamos un dulce típico de Hama, hecho de queso y miel, enrollado en una torta.
Cuando estuvimos allí, un grupo de adolescentes jugaba a lanzarse al agua desde las palas de la noria, compitiendo en altura. Al ver que les hacíamos fotos no dudaron en posar y tirarse desde más alto y haciendo acrobacias, entre risas. Luego se acercaron a ver sus fotos y a charlar con nosotros en el atardecer, mientras el sol teñía de dorados la ciudad vieja y contemplábamos el reflejo de las norias en las tranquilas aguas del río Orontes.
Impresionante fortaleza, tenía especial empeño en ver este fuerte será por me dejé impresionar por la película de El reino de los cielos, no me defraudó teniendo en cuenta que pasó por un tremendo terremoto creo que a pesar del paso de los años se conserva en bastante buen estado.
Algo que me enfadó bastante es la porquería y es que los humanos somos como Atila arrasamos por donde pasamos.
Hama es conocida por sus ruidosas norias de madera a orillas del río, que datan de la época romana. El agua era sacada del río Orontes, subiéndola hasta el acueducto que irrigaba toda la ciudad, desde donde se distribuía en canales menores que regaban los campos cercanos. Se construyeron hasta treinta gigantescas norias, de las que aún quedan diecisiete, que en algunos casos superaban los veinte metros de diámetro. Hama es una ciudad tranquila, la más bonita de Siria probablemente, y un lugar agradable desde donde explorar los múltiples restos arqueológicos del valle Orontes.

Sólo me queda decir que en esta ciudad, recriminaron mí actitud por ir fumando por la calle, una mujer y en Ramadán…
Silvia Molinari.

Manuel Cabello dijo...

Su nombre se traduce del árabe como "rueda de ollas" y durante siglos las norias de Hama elevaron el agua parea servir a los pequeños acueductos utilizados en el riego de los campos que rodean la ciudad siria. Hoy en día todavía persisten diecisiete de dichas norias si bien carentes de funcionalidad.
Aunque hay pruebas de que existieron norias en la ciudad durante la época bizantina, (hasta 1453) las actuales son un poco posteriores, desarrollándose durante el mandato de los "mamelucos". Estos reacondicionaron las norias existentes y ampliaron su capacidad, a medida que crecía su influencia en la ciudad. A finales de la Edad Media existían ya treinta norias en la zona.

Cada una de las ruedas puede llegar a medir 20 metros de diámetro elevando las aguas del río Orontes hasta un canal artificial situado en la parte superior.

La noria de Hama tenía una capacidad cuasi industrial, llegando a tener la rueda de mayor tamaño 120 colectores de agua, siendo capaz de trasegar casi un centenar de litros de agua por minuto hacia el acueducto que luego servía casas y tierras.
El origen de la noria es oscuro, si bien se cree que fueron inventadas en la India. Estos ingenios fueron fundamentales para la revolución agrícola desarrollada en los territorios musulmanes, iniciada en el VIII, que perduró durante varios siglos.

En España, este fenómeno nos resulta bastante corriente dado el elevado número de norias existente y formar parte este instrumento de nuestra tradición cultural, pero ejemplares como el que describimos, autentico patrimonio industrial del mundo clásico, no existen, al menos con esas dimensiones y complejidad.
Manuel Cabello.

Tomás García dijo...

La noria hidráulica de Alcantarilla en Murcia, aunque fue realizada bajo dominio cristiano, pertenece claramente a la tradición islámica (hay ya documentadas en el siglo IX norias en Lorca para regar jardines, Al-Himyari), cuyo sistema de regadío fue planificado en Al Andalus y mantenido durante muchos años después de la conquista por la abundante población, primero mudéjar y luego morisca, que pobló levante.

Al contrario de otras norias como la de Córdoba, la noria no se encontraba sobre un río, sino que formó parte de un plan hidrológico más amplio que se generó con la creación de una red de acequias. La mayor de Alquibla que se divide en otras secundarias (gracias a la rueda), como la acequia de Turdebal (sobreelevada).
Se encuentra montada sobre una estructura sustentada por arcos apuntados y, en vez de los tradicionales cangilones de barro, utiliza la propia estructura de las palas (con sus laterales abiertos) para elevar y dejar caer el agua hasta la acequia secundaria.
La actual noria de Alcantarilla es fruto de varias reformas, la de 1890 que aumentó su radio, y la actual, de 1956.
Tomás García.

Jesús Casado Vidal dijo...

Ya se ha hablado de las espectaculares norias de Hama, la ciudad siria que se encuentra en el epicentro de la guerra civil. Lo que más se aproxima –salvando distancias- en España son las cinco norias de la localidad murciana de Abarán.
El valle de Ricote tiene sabor morisco. Cuando Cervantes recuerda el drama de la expulsión recurre a uno de sus lugareños.
El río Segura se desliza alegre en su hondonada, rodeado de montes, huertas y acequias. El agua de los canales mueve las ruedas hidráulicas y con sus cangilones eleva el agua para regar as huertas más altas.
Tres norias tiene Abarán en el parque de su nombre. La más espectacular es la Noria Grande, la que dicen es la mayor de Europa en funcionamiento, casi doce metros de diámetro y que encontramos activa en diciembre de 2012. Más bonita es la del Cándelon por situarse en su medio natural, las huertas. La tercera del parque es la Ñorica, abandonada.
Aguas arriba del río Segura se encuentra en funcionamiento la noria de la Hoya de Don García, la más bucólica de todas. Aguas abajo se mantiene en triste abandono, cerca de una antigua central eléctrica, la noria de Félix de Cayetano.
Las principales norias se construyeron a inicios del siglo XIX pero se consideran de tradición árabe. Su funcionamiento requiere frecuentes restauraciones. Tres siguen cumpliendo su rutinaria misión y dos están abandonadas: el balance no es malo.
Un saludo a todos, Jesús Casado Vidal.

Antonio Torres Melgar dijo...

Casas del Río pertenece al municipio de Requena, pero a diferencia de la ciudad del altiplano, se encuentra en la sima que abre el afluente del Júcar. Diez kilómetros de bajada continua nos llevan al esplendido entorno de las Hoces del Cabriel.
El valle de Cofrentes y Cortes de Pallas fueron lugares de resistencia morisca, allí tuvieron lugar sus últimas y desesperadas luchas. Casas del Río se despobló totalmente.
En el siglo XVIII para repoblar el valle se construyó la noria que todavía, aunque restaurada, podemos admirar en funcionamiento. Casi diez metros de diámetro permiten elevar el agua lo suficiente para irrigar las huertas, hoy en estado de semiabandono, pese al copioso caudal del tan necesario elemento, que perseverantemente, ofrece sin cesar la majestuosa rueda.
De características similares a las norias murcianas del río Segura, la del Cabriel no desmerece en trabajo y supera en emplazamiento. El molino colindante se ha quedado a medias en su reconversión en vivienda.
Hasta otro día, Antonio Torres Melgar.

Antonio Martínez Serrano dijo...

Aunque ya hubo en días anteriores una reseña de las norias de Abarán, me propongo aquí y ahora hacer una descripción más amplia de las referidas norias:
En Abarán (Murcia) se encuentra el conjunto de las cinco norias más importante de España. En la actualidad de las cinco norias, cuatro están activas y ejerciendo para lo que fueron creadas. Entre estas cuatro se encuentra la llamada "noria grande", considerada la mayor de España. Al que le guste la tecnología antigua, o simplemente pasear por la huerta saboreando sus variados olores y el aroma de la tierra mojada cuando se inunda el surco, deben dirigirse a Abarán, en el valle de Ricote, a cuarenta kilómetros de Murcia, para recorrer la ruta de las norias (ñoras), que es el principal atractivo turístico de Abarán.
En la Región de Murcia se encuentra el conjunto más importante de norias funcionales de todo el territorio nacional, formado por tan solo siete aparatos, cuatro de ellos en Abarán, lo que hace de este pueblo el municipio con mas norias funcionales de España; los tres restantes se hallan uno en Alcantarilla, otro en La Ñora, y otro en el Llano de Molina. Con estos aparatos siguen regando los agricultores como hace cientos de años atrás, y se han convertido también en elementos indiscutibles de nuestro patrimonio histórico-cultural.

La Noria de la Hoya D. García: La Noria de D. García es para mí la más bonita. Esto es por el entorno en el que se encuentra, en medio de la huerta en un lugar que parece que no tuviese ningún valor turístico, y de hecho para los propietarios de las huertas colindantes no lo tiene, es un lugar virgen, de tranquilidad infinita, donde el ruido del agua y de la noria al girar nos pueden transportar varios siglos atrás.
Técnicamente la noria tiene un diámetro desde la corona de 8'20 metros, el ancho de la noria es de 1'12 metros, tiene 48 cangilones en cada lado de su corona lo que hace un total de 96, tiene 24 radios y 48 palas, esta hecha de madera y hierro dulce. Tiene un rendimiento de 42'23 litros por segundo.
Eleva el agua de la acequia principal-blanca y riega, con el agua que eleva 233 tahúllas de cítricos, frutales de hueso y hortalizas.
Aparece citada en documentos desde 1818 y su última reconstrucción fue 1951.

La Noria Grande: Es la noria más cercana al casco urbano, por lo que en sus alrededores se ha construido un parque que si bien no es el medio original en el que se levanta, hace que su visita sea agradable y que la noria sea el centro de atención de este parque.
Esta noria fue construida en 1805 y fue reconstruida 1951, tiene un diámetro desde la corona de 11'92 metros, el ancho de la noria es de 1'18 metros, tiene 64 cangilones en cada lado de su corona lo que hace un total de 128, tiene 32 radios y 64 palas, esta hecha de madera y hierro dulce. Tiene un rendimiento de 25 litros por segundo.
Eleva el agua de la acequia principal-blanca y riega, con el agua que eleva 155 tahúllas de cítricos, frutales de hueso y hortalizas.Es la noria de mayor diámetro, de las funcionales en la actualidad, de toda Europa.
La noria grande y la de D. Garcia son de madera y conservan las palas de perfil plano manteniendo rasgos romanos, pero con claro influjo de las adaptaciones árabes y son un claro exponente de la catalogación de ruedas murcianas. Continuaré en otro comentario para terminar la descripción
Antonio Martínez Serrano.

Antonio Martínez Serrano dijo...

Continuación de la descripción de las Norias de Abarán:
La Ñorica está situada en la margen derecha del río Segura, eleva el agua de la acequia de la Charrara regando 8 tahullas de cítricos, frutales de hueso y hortalizas, vertiendo el agua que eleva a un pequeño estanque. Técnicamente, esta noria tiene un diámetro desde la corona de 5 metros, el ancho de la noria es de 40 centímetros, esta dotada de 40 cangilones situados en una sola corona, tiene 20 radios y 40 palas de perfil plano.
De esta noria se tienen datos desde 1850 en que era totalmente de madera, en la actualidad, se ha ido sustituyendo sus elementos por piezas metálicas.

La Noria de Candelón está situada también en la margen derecha del río Segura, eleva el agua de la acequia de la Charrara regando 15 tahullas de cítricos, frutales de hueso y hortalizas, vertiendo el agua que eleva a un estanque y se riega por tandas. Técnicamente, esta noria tiene un diámetro desde la corona de 6 metros, el ancho de la noria es de 48 centímetros, esta dotada de 40 cangilones situados en una sola corona, tiene 16 radios y 40 palas de perfil plano. De esta noria se tienen datos desde 1850 en que era totalmente de madera, aunque en la actualidad es totalmente de hierro.
Las norias no tiene patente ni número de registro y nadie reclama su invención, sin embargo la noria de agua ha sido uno de los ingenios hidráulicos que ha hecho que la vida de mucha gente sea mejor a lo largo y ancho de todo el mundo durante siglos. La madera empleada era generalmente pino engrasado, de tal manera que el recubrimiento impedía la absorción de agua y su consecuente deterioro. Sencillo y efectivo. Tanto que, sin ir más lejos en nuestro país, ha estado siendo utilizado hasta bien entrado el siglo XX por los agricultores de la España más sedienta, pudiendo encontrarse aún en funcionamiento, aunque principalmente como reclamo turístico, en muchos puntos de nuestra geografía.
Antonio Martínez Serrano.

J. L. Gil Lupiañez. dijo...

He comprobado como las norias de nuestro pueblo han tenido amplios comentarios en las páginas de este blog. Por eso, si alguno de los lectores desea de paso por nuestra tierra visitar las norias de Abarán, el recorrido que sugerimos es el siguiente:
Partimos de Abarán, bajando por la Avenida de la Constitución hasta llegar al jardín que hay junto al margen izquierdo del río Segura, donde encontraremos la Noria Grande a la derecha.

Recordamos que las norias datan de la época árabe y que se utilizaban, y se siguen utilizando, para elevar el agua a canales más altos y así poder regar tierras en las dos orillas del río.
Por el margen izquierdo del río Segura hay un camino que nos lleva entre huertos, disfrutando de una paz y armonía que se respira entre mandarinos, limoneros y el canto de los pájaros. Después de andar unos 600 metros llegamos a la noria de La Hoya de Don García. Esta noria data de 1818, teniendo un diámetro de 8,20 metros. Está enteramente construida en madera, estando muy bien conservada. Al igual que la Noria Grande toma el agua de la Acequia Principal Blanca, regando unas 233 tahúllas.
En el tramo intermedio del río y muy cerca de aquí, río arriba, se encuentra el paraje del Menjú.
Tenemos que retroceder todo el camino andado hasta llegar de nuevo a la Noria Grande y al parque de Abarán. Algo más adelante un par de puentes nos cruzan a la barriada de la Virgen de Oro y remontamos el margen derecho del río por un camino de tierra que nos lleva a «La Ñorica». Esta noria es la menor de Abarán (de ahí su nombre), con 5 metros de diámetro. Es metálica, con algún elemento de madera, y saca el agua de la acequia Charrara para llenar una balsa pequeña con la que riega 8 tahúllas del barranco de Chelo y Jacintón.

En el tramo final del río Segura nos queda aún por visitar la noria de Candelón, a la que se accede por el camino del mismo margen del río, siguiendo la señalización de P.R. y subiendo por otro camino a la izquierda, entre huertos, en el paraje del Candelón. La noria es metálica y data de 1850, aunque en 1968 se reconstruyó tal y como era la original. Eleva el agua también de la acequia Charrara a una balsa, con la que se riegan unas 15 tahúllas.
Saludos de J. L. Gil Lupiañez.

Francisco Martos Ramírez dijo...

Serpa es una pequeña población del Alentejo que se encuentra en la carretera Sevilla/Lisboa que pasa por Aracena. Se trata de una ciudad que conserva integras sus murallas y su sabor a tiempo detenido.
La imagen de la ciudad son esas murallas pero con un adosado: un pequeño acueducto que subía el agua con ayuda de norias de tracción animal. El acueducto se apoya en la fortificación para abastecer un palacio que también se acopla a las defensas. El conjunto tiene mucho encanto pues aunque el mecanismo esté en desuso se adivina su funcionamiento. Esta zona de nuestra vecina Portugal se merece una visita. En Serpa realizamos la primera parada del itinerario. Villa famosa por la calidad de sus quesos de oveja, la mayoría de sus blancas casas se encuentran todavía dentro de la muralla medieval que tiene “instalado”, en su parte superior, un acueducto que servía para llevar el agua desde una noria, herencia árabe, al Palacio de los Melos, que se recuesta sobre la muralla.
El camino es simple. Saliendo de Serpa por la carretera que va al valle del Vargo se divisan la iglesia y el convento de San Francisco, cuya arquitectura, de la segunda mitad del siglo XV, aúna la típica mezcla regional de los estilos manuelino y mudéjar. De camino a Beja, la N-260 nos marca la ruta que hemos de seguir para llegar a la capital del Bajo Alentejo.
De pronto atravesamos el viaducto que cruza el curso del río Guadiana, desde donde vemos los azudes, presas y molinos que ha respetado el novísimo embalse de Alqueva, construido aguas arriba. Las rectas de la carretera parecen hacerse interminables, pero los veinte kilómetros que separan el Guadiana de Beja se recorren con rapidez atravesando trigales y campos interminables de amapolas.
Francisco Martos Ramírez.

Ángel Requena Escalona dijo...

Las Norias es una pequeña pedanía de Orihuela, ligada a Los Desamparados, situada en la zona sureste del término. Las ruedas se encuentran en el límite de la provincia de Alicante con Murcia, se accede por la carretera de Beniel. Un pequeño parque arbolado al lado de las norias resulta acogedor para consumir el excelente embutido tradicional de Oriola. Las Norias cuenta con unas norias gemelas de origen islámico, llamadas Moquita y Pando, únicas en todo el río.
Limita con Beniel al sur y este, al norte con el Camino Enmedio y con Desamparados al este. Cuenta con 984 habitantes que sumados a los 2142 de Desamparados hacen el total de 3.126 habitantes. Antiguamente Las Norias solo eran terrenos cultivables situados en el antiguo curso del río Segura, que los musulmanes no duraron en aprovechar y construyeron allí unas norias. Reconozco que son menos conocidas y algo menos espectaculares.
Las Norias Gemelas se conocen con los nombre de Moquita y Pando, esta última denominada anteriormente como Cobos. Moquita está documentada desde el siglo XIV y puede suponérsele un origen islámico.
En el siglo XVIII se construyó el actual azud y las obras de sillería que sostiene a las dos norias. Originalmente eran de madera, siendo sustituidas por otras de hierro en el siglo XIX.
Las Norias Gemelas constituyen la primera toma de aguas del sistema de riegos de la Vega Baja del río Segura, beneficiándose gracias a ellas del riego más de 2.000 tahullas, aunque en la actualidad han sido sustituidas por motobombas.
Las ruedas gemelas de Orihuela tienen el encanto de abastecer las huertas de ambos márgenes del río Segura salvando un desnivel de cuatro metros. El dispositivo está construido con esplendida piedra caliza de sillería del siglo XVIII. El labrado circular de la cortante del cauce da una idea de la calidad de la obra. El poco caudal del río ha hecho que unas bombas modernas cumplan la función de las antiguas.
Ángel Requena Escalona.

Silvia Benítez Cubero dijo...

El hombre y la mujer del Islam han sabido sacar el máximo provecho de cada gota de agua. Azuzados por la escasez del líquido elemento y apoyados por una conciencia a veces mística del agua, la ecuación agua y ser humano ha esculpido el paisaje: Palmerales, oasis, jardines; tierras áridas transformadas en vergeles, son su herencia constante y más visible. También un saber que comienza a desaparecer de la memoria de las gentes. Hoy, cuando el mundo agrícola se ha industrializado y las jóvenes generaciones desconocen el manejo tradicional del agua, el riesgo de perder miles de años de saber es real. La última generación heredera de los secretos está a punto de desaparecer en España. Ellos son el puente entre el pasado y el presente sin memoria que vivimos, tienen una necesidad de respeto a cada gota de agua, y quizá la clave del futuro. Voces sabias nacen para viajar a través del paisaje esculpido por el agua y adentrarse en la memoria de los últimos herederos del saber de la tierra. Esas voces sabias nacen para descubrir sus secretos, aprender de ellos y propagar su saber.
Silvia Benítez Cubero.

Domingo Arias Gutiérrez dijo...

El molino de la Albolafia o de Kulaib se encuentra en la orilla derecha del Guadalquivir, próximo al puente Romano. Antigua aceña o molino harinero, su origen se remonta a la época romana. La siqalla o rueda hidráulica la mandó construir Abderrahman II para elevar el agua del río y conducirla hasta el asr al-Umara (Palacio de los Emires) en el alcázar andalusí (en la actualidad Palacio Episcopal). Fue reconstruida en el siglo XII por un tal Abú l-Áfiya, de donde le viene el nombre, por orden de Yusuf ibn Tasufin, emir almorávide.
En 1492, Isabel la Católica, alojada en el Alcázar, mandó desmontar la rueda de la noria por el chirrido que producían sus cangilones que le impedía conciliar el sueño.
En el siglo XVI, las monjas de Jesús y María, que eran sus propietarias, se ocuparon de su restauración, siendo las obras dirigidas por el maestro Juan de Ochoa. Desde este siglo, la noria fue reflejada, junto con la mezquita y el Puente Romano, en el sello del Consejo de la ciudad.
Bajo la alcaldía de Antonio Cruz Conde, éste decide llevar a cabo la restauración del molino, en estado de total abandono como el resto en aquella época. El ayuntamiento encarga el proyecto a Félix Hernández quien lo lleva a cabo como fiel reproducción de la noria original.
En los años 90 se llevó a cabo de nuevo una remodelación de la zona y su limpieza para de nuevo el adecentamiento de la zona.
Os envío un enlace por si queréis verla. http://www.iberimage.com/es/tematico.jsp?tematico=noria+%E1rabe+en+R%EDo+Guadalquivir.
¡Qué casualidad! Hablaba hace unos días con un amigo de lo hermosas que eran las norias de Hama (Siria) y me preguntaba yo si sobrevivirán a la barbarie que se ha desatado en el país.
¡Un saludo!
Domingo Arias Gutiérrez.

Antonio Jesús Medina Valero dijo...

Como ya ha quedado reflejado en este documentado artículo, las primeras norias o ruedas hidráulicas tienen su origen en Oriente, en las márgenes de los ríos Orontes y Eufrates; allí fueron conocidas por los romanos, y posteriormente los árabes las utilizaron con profusión para abastecerse de agua. Sirva como ejemplo la almunia de al-Na’ura, residencia de recreo preferida por el califa ‘Abd al-Rahman III en el s. X, situada en la margen derecha del Guadalquivir y cercana a Córdoba, cuyo nombre hace alusión a la presencia en ella de una rueda hidráulica. Estos ingenios siguieron funcionando en época cristiana, encontrándose de forma generalizada por toda la geografía española hasta bien estrado el siglo XX.
En el caso concreto de Córdoba destaca la Albolafia , en origen una noria ( na'ura ) destinada a tomar y elevar agua del Guadalquivir con destino al Alcázar de Córdoba, que fue construida en 1136-1137 por el emir almorávide Tasufin, hijo del califa Ali ibn Yusuf . La estructura que hoy podemos contemplar frente a la fachada sur del Alcázar se encuentra muy alterada por la continua utilización del edificio, primero y originalmente como noria, y más tarde, a partir del siglo XVI, como molino o batán. A ello hay que añadir la profunda transformación que ha experimentado en el último siglo esta zona de la ribera, recrecida en altura con motivo de las obras de construcción del murallón de contención del río, así como las desafortunadas obras de restauración acometidas, poco respetuosas con el monumento.
La noria de la Albolafia constaba de tres elementos básicos: la rueda de madera, de 15 metros de diámetro, dotada para recoger el agua de cangilones o llantas huecas, este último sistema más ligero y por lo tanto con menos necesidad de caudal para ascender el agua; el soporte de la rueda, que consiste en una construcción sólida de sillares destinada a resistir las crecidas del río y el propio peso de la gran rueda de madera, y por fin el canal para la captación del agua, sostenido por un doble orden de arcos de herradura apuntados con alfiz; todavía se conservan vestigios de la base de dicho canal, que marca el nivel mínimo al que debía subir el agua. La configuración de este sistema de arquerías recuerda por su similitud al empleado por los romanos en sus acueductos.
La Albolafia está situada en la zona más emblemática de la ciudad, aguas abajo del puente, en la orilla derecha del río, y al sur del antiguo Alcázar andalusí; su imponente aspecto no pasó desapercibido tras la conquista castellana y por ello fue reflejada en el sello del Consejo de la ciudad junto a la Mezquita y el mencionado puente ya en el siglo XIV. Fue desmantelada por orden de la reina Isabel la Católica durante una de sus estancias en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba a finales del siglo XV; el motivo aducido fue el insoportable ruido que producía la rueda al girar, que no dejaba descansar a la soberana. En este sentido, debemos indicar que la palabra na'ura significa “gemidora” y que en la cercana localidad de Palma del Río, donde han funcionado hasta hace poco, a estos artilugios se les conocía como “chirriones”.
Antonio Jesús Medina Valero.

Ramón Contreras Luque dijo...

El edificio conocido como Molino de la Albolafia es uno de los más famosos de cuantos constituyen la Parada del Puente. Según Asín Palacios, su nombre significa "de la buena suerte" o "de la buena salud", en tanto que para Rafael Castejón el mismo provendría de un nombre propio, Abu´l-Afia, que podría traducirse como "padre de felicidad", quizá maestro de obras o personaje árabe relacionado con su edificación.

Durante la época musulmana sólo existió en este lugar una gran noria que sacaba agua del río para llevarla a los jardines del Alcázar, semejante a las que existieron en muchos lugares del mundo islámico, desde Hamah en Siria hasta Murcia. Su origen y fecha de construcción ha sido muy discutido; Levi-Provençal asegura que fue edificada por el emir Tashfin, gobernador almorávide de Córdoba, en 1136, pero no menciona la fuente de la que obtiene dicha noticia; otros autores remontan su existencia al siglo X. Lo seguro es que existía ya en la primera mitad del siglo XIII, cuando los cristianos reconquistan Córdoba, porque aparece en el sello de la ciudad pocos años después y porque durante los Siglos XIV y XV la parada de molinos ubicada junto al Puente Romano fue conocida como Parada de la Añora debido a la presencia de esta gran noria o ñora.

Algunos autores, como Félix Hernández, aseguran que la noria fue desmontada en 1485, pero la opinión más generalizada, compartida por Julio Caro Baroja, Leopoldo Torres Balbás y José de la Torre, es la de que fue desmontada en los días en que Isabel la Católica se hallaba enferma en el Alcázar de Córdoba (junio de 1492), pues su ruido molestaba a la reina atormentada por las fiebres.

Ya con anterioridad al desmonte de la noria en 1492, sabemos que se construyó un molino aprovechando la parte baja del edificio que la sujetaba. La primera mención cierta del Molino de la Albolafia data de 1483 y su existencia está testimoniada en época moderna; durante algún tiempo debió de albergar un batán o molino, porque en la primera mitad del siglo XVII era llamado Batán del Albolafia. Desde fines del siglo XV el molino-batán de la Albolafia quedó muy transformado respecto a su imagen de época medieval y debió de mostrar una fisonomía muy similar a la que aparece en los abundantes dibujos y litografías que de él se realizaron durante el siglo XIX, hoy conservados en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, entre ellas destacan los grabados de David Roberts (1832) y Vivian.
Ramón Contreras Luque.

Ramón Contreras Luque dijo...

La segunda gran transformación del Molino de la Albolafia tuvo lugar con ocasión de la construcción del murallón en torno a 1850, pues entonces se destruyó la mitad del molino, que quedo reducido al edificio meridional, tal como se aprecia en las fotografías de la primera mitad del siglo XX. La última y tercera transformación la llevó a cabo Félix Hernández entre los años 1963 y 1965, cuando destruyó una pequeña parte del edificio existente para colocar en su lugar la gran noria de madera que ahora lo preside, la noria hubo de ser restaurada en 1977 y, tras sufrir un incendio en 1993, volvió a serlo por los alumnos de la escuela taller del Alcázar de los Reyes Cristianos.
Los restos que hoy son visibles pertenecen, pues, a tres momentos distintos. Los arcos que rematan el edificio y sobre los que discurre el primitivo canalillo para el transporte de agua corresponden a la época inicial de la noria y formaban parte del acueducto que llevaba el agua al Alcázar, aunque posiblemente no sean de origen árabe, sino reconstruidos en el siglo XIV. La parte baja o sala del molino, originaria del siglo XV, presenta un aspecto similar al que tenía en el siglo pasado, por lo que puede datar de los siglos XVII-XVIII. Finalmente, la actual rueda elevadora de madera fue colocada en 1994.
Ramón Contreras Luque.

Jorge Medina Núñez dijo...

La Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara solicitó formalmente a la Junta de Andalucía (con escritos a las delegaciones de Medio Ambiente y a la de Gobernación) la inclusión de la recuperación de la Noria de la Albolafia entre las partidas presupuestarias del 2012 o de los distintos programas destinados al Patrimonio y el medio ambiente de las empresas públicas autonómicas.
Según argumentó la directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos, la recuperación de la Noria de la Albolafia no solo suponía un reconocimiento a la propia historia y dignidad de la ciudad (de entrada, forma parte del escudo del Ayuntamiento), sino que también es un hito monumental en la zona Patrimonio de la Humanidad recién recuperada por la Junta de Andalucía tras la reforma del entorno del Puente Romano, es un emblema de los Sotos de la Albolafia (único monumento natural dentro de un casco urbano en Andalucía) y, por sí mismo, un atractivo más histórico, antropológico y natural de Córdoba.
Según la federación vecinal "su restauración pondría en valor no solo una de las zonas más emblemáticas de la ciudad y declarada Patrimonio de la Humanidad, sino que revalorizaría los Sotos de la Albolafia", además de significar mucho para "los cordobeses que quieren volverle la cara al río, aumentando su calidad de vida y nivel cultural", además de "permitir crear puestos de trabajo a corto plazo , así como a medio y largo plazo a través de la diversificación y apuesta por el turismo de calidad, medioambiental y cultural.
Se da la circunstancia de que a mediados de los años noventa la Noria de la Albolafia ya fue objeto de una profunda reforma por una escuela taller, impulsada por el Ayuntamiento, centrada en la recuperación del patrimonio. Después de meses de trabajo, no solo volvió a funcionar el armazón de este hito monumental, sino que se llegaron a recuperar hasta las vasijas que hacían funcionar el ingenio, después de copiar unas antiguas encontradas tras una larga investigación.
La federación vecinal, además, apostó por una intervención en el entorno, pidiendo que la recuperación de la noria se viese acompañada de una "exhaustiva y sensible campaña de eliminación de especies alóctonas o invasoras de los Sotos (en especial eucaliptos y aliantos), pues están causando un importante daño a la flora y fauna autóctona", además de dañar la visión del espacio monumental del entorno de la noria, explicó la directiva de la federación vecinal.
Jorge Medina Núñez.