PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Nuestra Gente: Juan Segundo.

JUAN SEGUNDO:

Juan Segundo era uno de esos personajes populares y queridos en el pueblo. Por uno de sus oficios, el de buhonero, trataba mucho con la gente. Digo uno de sus oficios porque el hombre trabajaba todo lo que podía y en cualquier cosa. Pertenecía a la familia de los “Ochando” y vivía cerca de la esquina de la “Tía Rabiando” (calle Blas de Otero y antigua calle Camino de Arjona). Era muy gracioso y ocurrente, como lo demuestran las siguientes anécdotas; dos, de las muchas que le ocurrieron a lo largo de su vida y oficio.

Juan Segundo tenía un borrico, con él, y cuando no había faena en el campo, iba todos los días hasta Andújar cumpliendo lo encargos que los paisanos le mandaban.

-Juan Segundo, tráeme una maceta.
-Juan Segundo, cómprame una arroba de vino.
-Juan Segundo...

Había una vecina, muy “mala paga”, que en el pueblo todos se conocían. Un día, esta mujer, se acercó a solicitar los servicios del buhonero.
-Juan Segundo, quiero que traigas un porrón (botijo).
-¿Un porrón quieres? -Preguntó algo incrédulo y escamado.
-Sí, y que haga el agua fresquita. -Contestó la mujer como mereciéndoselo todo.
-Conque haga el agua fresquita, encima quieres que haga el agua fresquita -murmuró Juan Segundo para sus adentros, pensando que no haría el mandado. -Bien, esta tarde vuelvo, al ponerse el sol.

A la hora señalada la vecina fue al encuentro de Juan Segundo.
-¿Y el porrón, me lo traes? -Vociferó nada más verlo.
-Mira, -contestó Juan Segundo con una, apenas perceptible, sonrisa socarrona -el borrico ha pegado un tropezón por el camino y tu porrón se ha roto.

-¡Anda, que si te lo llego a pagar! -Exclamó agitando las manos con alegría, pensando en la suerte que había tenido al no pagar por adelantado.

Juan Segundo, sin poderse aguantar, le contestó rápido:
-¡Anda, qué sí te lo llego a traer!


En otra ocasión, hablaba con otro paisano, este muy bueno y concienzudo, familia de “los Chorreones”,  pero muy beato.

-Si vas mañana a Andújar me traes, si Dios quiere, medio saco de patatas de siembra. También me traes, si Dios quiere, una manta que tú veas que abrigue y, si Dios quiere, una tinaja mediana.

-Sí, mañana voy a Andújar, iré todos los días hasta que empiece la aceituna.
-¡Entonces, si Dios quiere, qué tengas un buen camino!
-Todas esas cosas te traeré -contestó Juan Segundo, el paisano era de confianza, pero qué pesado con “si Dios quiere”.
-Bueno, hasta mañana, si Dios quiere. -le contestó cuando se volvía para irse.
-Todos los días voy a Andújar, y no pasa nada. ¡Tanto si Dios quiere si Dios quiere! -le replicó Juan Segundo, nervioso y aburrido de la retahíla del convecino.

A las primeras luces del día Juan Segundo y su burro salían de Lahiguera hacía Andújar. Bajando por el camino que va al Charcón, antes de llegar al pozo, a la izquierda, había un chortal, y todavía estará si no lo ha secado una de estas sequías. Allí se hundió el pobre borriquillo, hasta la panza.

No hubo forma de sacarlo, Juan Segundo buscó haces de varetas secas de los últimos desvaretos, pajones, pasto, hierbajos, piedras. No había manera, el pobre animal parecía que, en vez de salir, cada vez se hundía más.

Los lastimosos rebuznos llegaban hasta el pueblo, los gritos de ánimo y espanto de Juan Segundo casi llegaban a Andújar.

A mediodía, ya el burro, acobardado, había callado. Juan Segundo, irreconocible por el barro que encima llevaba, gritaba por los caminos cercanos buscando ayuda. Pero parecía una maldición, a nadie encontraba.

Al anochecer sacaron al casi moribundo animal. Necesitó una yunta de mulos y muchas cuerdas para lograrlo.

Cuando Juan Segundo recordaba, tiempo después, estos hechos. Siempre decía, además muy serio:
-¡Qué irritaciones no pasaría aquel día! Que, ahora, a todo lo que hablo añado: si Dios quiere, si Dios quiere, si Dios quiere.


Manuel Jiménez Barragán.
Lahiguera a 12/12/2012.

4 comentarios:

Lahiguera dijo...

Gracias Manuel por esta nueva iniciativa en cuanto a este tipo de artículo. Con esta nueva etiqueta (Nuestra gente) daremos a conocer también las personas más sencillas de nuestro pueblo, tan dignas de mención. Comparto este nuevo argumento y pronto trataré de colaborar publicando otras anécdotas de algún personaje más de los que pasaron por esta villa.

Hilario Mena Fernández dijo...

Curiosas anecdotas y entretenidas. Ahora pensamos que lo que antes era dificil de hacer nos parece imposible al dia de hoy. Gracias por este aporte. Es bueno saber que los arboles que vemos ahora tuvieron unas raices fuertes. Un saludo

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Bienvenida sea la iniciativa de traer a estas páginas el recuerdo de gentes populares de nuestro pueblo. Manolo, tu relato resulta muy agradable de leer, le das al personaje con tu descripción todo el atractivo y encanto de lo valioso en la gente sencilla. Te animo a seguir con otros que deben recordarse; lo importante es elegir a los que verdaderamente sean merecedores de ello, por las notables y especiales características de su persona. Uno que para mí es digno de recordar es Sebastián Mercado, "Tomequiere", que tanto alegro con sus músicas y letras las recordadas "Comparsas de Carnaval" en nuestra infancia. Cada carnaval los niños y mayores recorríamos las calles para escuchar sus coplas hasta aprenderlas. Propongo que se haga una recopilación de las letras de sus canciones y se publiquen en este blog. Esta es una iniciativa que alguna vez pensé tomar, pero puede retomar quien quiera. Cordiales saludos.

Lahiguera dijo...

Buenas noches. Sin duda uno de los más célebres personajes de nuestro pueblo fue Tomequiere. Fue alguien de quien me acordé al inicio de este Blog. Puse manos a la obra para recaudar información a través de Ita, su nieta. Tengo alguna documentación que ella me proporcionó, pero sin duda una minucia para lo que de él se puede publicar. He insistido varias veces a Ita, pero dado que está fuera del pueblo y que posiblemente ande "liada de tiempo", aún no he podido recoger la información oportuna. Seguiré insistiéndole para tratar de no demorar tal publicación. Saludos.