Un higuereño
en el infierno de Mauthausen (2ª Parte)
En una
anterior entrada del blog conocimos a un higuereño, Juan Ortiz Garrido, que
estuvo en Mauthausen. Todo quedaba un poco en el aire, porque nunca habíamos
tenido noticias de este conciudadano; pero en los comentarios, tras la publicación,
Pedro Galán aclaró veraz y definitivamente la existencia de este personaje y su
posterior vida en París. Dando datos, con su habitual exactitud y minuciosidad,
de su vida y la de su descendencia. Su mujer se llamaba Isabel; sus hijos, Juan
Antonio y Victoria. Vivieron en el número 12 de la calle San Sebastián de
Lahiguera.
Apuntábamos
que podría haber sido compañero de Mariano Constante, por la misma fecha de
ingreso en el campo del escritor, también por la cercanía del número de la
matrícula de ambos.
Triángulo azul es un libro que se publica en 2008.
El libro está confeccionado a base de relatos de supervivientes de Mauthausen. Aparece un Ortiz, no se puede
afirmar que fuese nuestro paisano pero, por la circunstancias antes aludidas,
imaginamos que se trata de él.
En uno de
los relatos que firman Razóla y Constante se dice: «No tan sólo existía la posibilidad de sustraer alimentos y de ayudar a
los camaradas, sino que también podíamos proceder al trueque. He aquí un
ejemplo de ello: a cambio de unas cuantas camisas y calcetines procedentes del
Ejfektenkammer, el jefe de cantina daba cien cigarrillos. Y hay que tener en
cuenta que el cigarrillo era la unidad monetaria del campo, lo que permitía
comprar a otro SS medicamentos que necesitaba la solidaridad. Ortiz consiguió
robar sistemáticamente cigarrillos de la intendencia SS, hasta el extremo de
que la organización clandestina llegó a disponer de una reserva de 5.000 —un
tesoro que, a pesar de nuestras ansias de fumar, nadie tocó—».
En otro apartado, este escrito por Ángel
Hernández García, aparece también Ortiz: «Durante
toda mi estancia en el “campo ruso”, me ocupé de la solidaridad en nombre de
los españoles, comisionado para dicha misión por Razóla y en estrecha
colaboración con él, Sánchez y Bonaque. El camarada Baró, empleado del campo,
me resultaba muy útil para llevar a cabo mi tarea, y Ortiz, enfermo del
barracón 2, me ayudaba para la distribución».
«…barracón 2 donde se hallaba, en cierta manera, la
aristocracia de los prisioneros, aquellos que desempeñaban cargos importantes
en las oficinas o pertenecían a buenos kommcindos, lo que le daba la
posibilidad de mantenerse al corriente y de ayudar a otros camaradas…».
Como vemos,
Ortiz es un hombre de confianza, es el «tesorero», el principal proveedor de dinero ya que roba
los cigarros (las monedas). En el libro, lectura recomendada del mismo, se
narra cómo se llevaban a cabo estos «hurtos». Principalmente eran los edecanes,
los asistentes de los SS, quienes llevaban a cabo estas hazañas, siempre con el
riesgo de perder la vida si los descubrían.
La
solidaridad de los españoles es ejemplar, con ella se ganan el respeto de los
demás deportados, incluso de los soldados alemanes, algunos antinazis. Así se narra
que, para ayudar a los más debilitados, cada uno aportaba una cucharada del
rancho y un trozo de pan «del tamaño de una uña».
Internos famosos compañeros de Juan Ortiz (tomado de
Wikipedia):
Alfredo Carzino, político italiano nacido en el año
1899, componía la Divisione Garibaldi "Cichero". Fusilado el 24 de
diciembre de 1944.
Joaquim Amat-Piniella, escritor catalán que escribió en
1946 K.L. Reich, relato en forma de novela sobre su vivencia de los campos
nazis.
Francisco Boix, fotógrafo; autor de algunas de las
más impactantes imágenes sobre el cautiverio y la liberación de este campo. Fue
el único testigo español en los juicios de Núremberg.
José Cabrero Arnal, dibujante de comic, creador del
personaje Pif.
Józef Cyrankiewicz, primer ministro polaco (1947–1952
y 1956–1970).
José Ester Borrás, resistente en Francia del Grupo Ponzán;
en la posguerra, Secretario General de la Federación
Española de Deportados e Internados Políticos enToulouse y
después en París.
Stanisław
Grzesiuk, poeta polaco.
Artur London, militante comunista checo,
Viceministro de Asuntos Exteriores de Checoslovaquia.
Marcelino Bilbao
Bilbao, conocido entre
otras cosas por su testimonio como superviviente de los experimentos del
doctor Aribert Heim.
José María
Aguirre Salaberría, en sus últimos años de vida se dedicó a difundir la
historia de Mauthausen en los medios de comunicación españoles, así como a dar
conferencias.
Gilbert
Norman, agente de fuerzas especiales.
Antonin Novotny, presidente de Checoslovaquia.
Kazimierz
Proszynski, inventor polaco.
Ota Sik, economista y político checo.
Stanisław
Staszewski, poeta y escritor polaco.
Peter Van Pels (Peter van Daan, en el libro
de Ana Frank),
joven que murió el 5 de mayo de 1945 en Mauthausen y que convivió junto a Ana
Frank en su escondite en Ámsterdam (Holanda).
Simon Wiesenthal, cazador de criminales de guerra
nazis y autor. En 1946 publicó el libro KZ Mauthausen, Bild und
Wort (Campo de concentración de Mauthausen — Imágenes y palabras).
Eusebio Pérez Martín, mecánico de aviones español.
Antonio
García Barón, anarquista aragonés. Luchó en la Columna Durruti en la Guerra Civil
española y tras terminar esta fue internado en el campo de concentración. Tras
su libertad se asentó en la selva boliviana llevando una vida naturista. El
periodista Manuel Leguineche escribió un libro sobre su vida. Se tituló
"El precio del paraiso". Es un documento impactante. Contiene fotos
del fotografo Francisco Boix.
Lope de
Besenguer, anarquista catalán. Escribió una biografía sobre sus experiencias en el
campo de concentración y en la España revolucionaria.
Antoni Garcia Alonso, tortosino republicano. Fotógrafo
autor de muchas fotos del campo. Trabajó en el estudio fotográfico junto a
Boix, y gracias a él se pudieron sacar muchas fotos.
Mariano Constante, escritor.
Domingo Felez Burriel, barbero de la barraca. Tras su
liberación, se radicó en Venezuela.
Bonaventura Coderch Puig, militante de las Juventuts
Independentistes Estat Català fallecido en Mauthausen el 11 de enero de 1943.
Luis Montero Álvarez, capitán del ejército español,
Secretario General del PCE dentro del campo de Mauthausen, integrante de la
resistencia francesa.
Otros
pasajes del libro son espeluznantes:
«Aquel mismo día llegaron dos convoyes, evacuados de
otros campos, y formados por civiles, mujeres y niños. Les hicieron desnudarse
detrás de la prisión, junto a la pared, diciéndoles que iban a ser llevados a
las duchas. En realidad a donde iban a ser llevados era a la cámara de gas. Una
de las mujeres llevaba en brazos a un niño de dos años; lo dejó en el suelo
para desnudarse y el niño se puso a llorar de frío, quizá de hambre.
Exasperado, el oficial SS le agarró por los pies y le abrió la cabeza contra la
pared del homo crematorio, propinando a renglón seguido una patada a la madre
para echarla dentro de la cámara de gas».
A veces, lo heroico es
seguir vivo, morir es fácil
A Juan Ortiz Garrido
In memoriam
Manuel
Jiménez Barragán
12 comentarios:
Impactante, ...como la primera parte. Cuando leemos esto, no podemos evitar reflexionar y considerar los "buenos tiempos" que nos ha tocado vivir; que a pesar de estas crisis temporales que nos afectan, nada es comparable con lo que años atrás pasaron otras personas, entre ellas ...éste nuestro paisano. Ojalá sigamos siendo heroicos ...porque a veces...morir no es tan fácil.
Manolo, mi felicitación de nuevo por la ampliación del tema ya tratado del internamiento de Juan Ortiz Garrido en Mauthausen, nuestro paisano logró sobrevivir a pesar de la enfermedad que refiere Hernández García, A. en tu texto; supongo que favorecido por su buen aprovechamiento de los recursos disponibles a pesar del riesgo y por el rol solidario que desarrolló Ortiz como distribuidor, lo que no dejó de ser un asunto de vida o muerte. También me ha gustado la referencia que da Razola y Constante de la utilización de los medios disponibles los cinco mil cigarrillos, para, dentro de lo que parecería imposible, poder acceder con la moneda cigarrillo a las necesidades mas perentorias que se le presentaron a él y a los compañeros españoles a lo largo de su cautiverio. Se ha tratado el tema de la solidaridad de los españoles como digno de admiración por los demás internados en Mauthausen, lo trataremos otro día.
Ahora quiero retomar algo que desde mi punto de vista necesitamos conocer todos los higuereños:
El éxodo de finales de enero y principios de febrero de 1939 condujo al Departamento francés de Pirineos Orientales a un contingente de población que se sitúa en torno a las 465.000 personas. Su procedencia geográfica era muy diversa con un predominio de catalanes y aragoneses, también se daba una diferenciación social, profesional y en cuanto a la adscripción política. Era todo un colectivo el que se veía obligado a exiliarse, pues, junto a los restos de un ejército en derrota, a los dirigentes políticos, a los cuadros de la administración republicana; iban mujeres, niños, ancianos…
La actitud de las autoridades francesas hacia los refugiados españoles irá cambiando a medida que éstos pasan de ser en los primeros momentos una carga difícil de mantener a ser un potencial de mano de obra barata y una reserva para el ejército. A partir de abril de 1939, se dictan varias medidas conducentes a retener en el país la población masculina comprendida entre veinte y cuarenta y ocho años, que quedará así constituida en mano de obra permanente al servicio de Francia, al tiempo que se organizan los campos en Compañías de Trabajo: las más duras, las destinadas a fortificar las fronteras, llevarán un régimen militar; otras se dedicarán a trabajos públicos, industrias de guerra y agricultura. En el horizonte, la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a la prensa, siguió la misma división de opiniones mantenida durante el tiempo de guerra. Los periódicos de izquierda, como Le Populaire, L’Humanité o Ce Soir, partidarios de la República española, pedían que se acogiera dignamente a “los luchadores de la libertad” y hablaban de la “España mártir camino del exilio”, haciéndose eco de la llamada lanzada por diversas personalidades como François Mauriac, Henri Bergson, Jacques Maritain, Paul Valery y otros, pidiendo ayuda para la atroz miseria de la población española, obligada a retroceder hacia las fronteras. Por su parte, los periódicos conservadores y de la derecha tradicional, Le Petit Parisien, Le Matin, L’Epoque o Le Jour, criticaban a los republicanos hablando de “la invasión de los refugiados”, los “restos del ejército rojo” o “las ruinas humanas”.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.
El cruce por las fronteras se hizo a través de Latour de Carol, Bourg Madame, Prats de Mollo, Le Perthus, Cerbère. Estos puestos fronterizos del departamento de los Pirineos Orientales se vieron colapsados por aquel alud de refugiados que intentaban traspasar la frontera. En principio se trató de mujeres, niños y ancianos, pero al poco tiempo a aquella población civil se le unieron los combatientes que huían del avance nacionalista. El día 22 de enero, ante el derrumbe definitivo del frente del Ebro, el gobierno republicano ordenaba la evacuación de Barcelona iniciándose una retirada masiva de población civil y fuerzas militares en dirección hacia la frontera francesa.
Cabe destacarse que los pasos fronterizos no siempre estuvieron abiertos. El 28 de enero, dos días después de la ocupación de Barcelona por las tropas nacionalistas, el ministro republicano de Estado, Julio Álvarez del Vayo, conseguiría del gobierno francés la apertura de la frontera francesa para acoger a miles de refugiados civiles. El 5 de febrero, después de dejar pasar solamente a población civil, las autoridades francesas aceptarían también la entrada en su territorio a los combatientes a cambio de su desarme e internamiento en campos de concentración. En poco más de unas tres semanas, el último día del cruce masivo fue el 10 de febrero, entraron unas 465.000 personas en el departamento de Pirineos Orientales costero y agrícola.
Una vez cruzada la frontera eran seleccionados en un campo de selección: “triage”, luego eran ubicados en campos improvisados conocidos como “centres d’accueil”. El primer campo abierto en Francia fue Argelés siendo inaugurado el 1 de febrero de 1939. Debido a la entrada masiva de refugiados entre los días 5 y 9 de febrero se abriría, el 8 del mismo mes, el campo de Saint-Cyprien: ambos destinados a la mayoría de los exiliados que pasaron por los puestos fronterizos de Le Perthus y Cérbere. Para los que entraron por otros puestos fronterizos se abrieron los campos de Vallespir y de la Cerdaña: Arles-sur-Tech y Prats de Molló. Fueron constantemente vigilados por la policía francesa y por tropas coloniales (moros y senegaleses). Pronto, nuevos factores sobrevendrían a los refugiados en los campos de concentración tales como la mala alimentación, promiscuidad y hacinamiento, falta de higiene, contaminación del agua debido al propio detritus de los exiliados en las playas. Factores que provocaron avitaminosis, sarna, disentería y, a su vez, la muerte a muchos de ellos por cólera y inanición.
El hacinamiento en los campos de Argelés y Saint-Cypriem llevó al gobierno francés a crear otro en la playa de Barcarés, en el mismo departamento de Pirineos Orientales, con el objetivo de descongestionar los otros dos. Poco a poco se fueron construyendo nuevos campos en otros departamentos con el nombre de Adge (Hérault), destinado especialmente para exiliados catalanes, y el de Bram (Aude) para los exiliados de más edad. Sucesivamente se fueron creando nuevos campos tales como el de Gurs (Béarn) destinado a aviadores vascos y miembros de las Brigadas Internacionales; o el de Judes (Septfonds) reservado a obreros especialistas cualificados. Otro, cerca del pueblo de Couiza, destinado a mujeres y niños.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.
El primer “centro especial” para acoger refugiados se instala en Rieucros (Lozère), cerca de Mende, por decreto de 21 de enero de 1939. Posteriormente, entre marzo y abril de 1939 se crearon seis centros en las periferias de los Pirineos Orientales para el internamiento de milicianos: en Bram (Aude) reservado a los ancianos; Agde (Hérault) y Riversaltes (Pirineos-Orientales) destinado a los catalanes; Sepfonds (Tarn-et-Garonne) y Le Vernet (Ariège) para los obreros y Gurs (Basses Pyrénées). Estos dos últimos centros fueron los campos franceses más importantes y funcionaron hasta 1944, encerrando y exterminando a judíos, españoles, rumanos, gitanos y otros europeos indeseados para los nazis y para una parte importante de los franceses. A estos centros de internamiento se le sumaron otros como Argèles-sur-Mer, Saint-Cyprien (sumando ambos más de 180.000 internados), Prats-de-Molló y otros más pequeños como Noé y Barcarès (cerca de 150.000 refugiados).
Las condiciones que van a tener los exiliados en los campos franceses ira evolucionando; en los primeros tiempos, sufrieron unas situaciones deplorables, agrupados en simples líneas de playa rodeadas por alambradas y custodiadas por los senegaleses, se encontraron rodeados de miseria, fatigas, carencias alimentarias y condiciones higiénicas precarias.
Posteriormente, estas condiciones mejorarán al ser trasladados a los nuevos campos construidos, que al menos tienen los servicios mínimos indispensables. La actitud de las autoridades francesas hacia los refugiados españoles irá cambiando a medida que éstos pasan de ser en los primeros momentos una carga difícil de mantener a ser un potencial de mano de obra barata y una reserva para el ejército.
La entrada de Francia en la guerra, el 3 de septiembre de 1939, empeorará definitivamente, la situación de los refugiados españoles en este país al disponerse que fueran internados en los campos todos los españoles que permanecían fuera de ellos.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.
Asimismo, se crearon campos disciplinarios para albergar a los que se consideraban especialmente peligrosos. De este modo, se utilizo la antigua fortaleza templaria de Collioure para acoger a varios centenares de españoles, entre oficiales y soldados del ejército republicano, y miembros de las Brigadas Internacionales. Igualmente, se utilizo el antiguo campo de prisioneros de Vernet-d'Ariège en donde fueron a parar la mayoría de los anarquistas de la Columna Durruti. Otro campo de castigo y represión, destinado exclusivamente para mujeres, fue el de Rieucros. Tanto el campo de Vernet como el de Rieucros continuaron siendo utilizados durante la Segunda Guerra Mundial internándose hombres y mujeres de distintas nacionalidades con cierta significancia político-militar: activistas antifascistas del centro de Europa, comunistas franceses,
mujeres anarquistas. El exilio republicano en Francia conlleva una derivación del mismo el cual se dirigió hacia el Norte de África. El éxodo masivo hacia esta parte del continente africano comienza con la huida de la flota republicana desde Cartagena en 5 de marzo de 1939. El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Al igual que en la Francia metropolitana, caracterizó este exilio “una emigración fundamentalmente popular. Incluía algunos lideres políticos y sindicales, por lo general de segunda fila, pero pocos intelectuales y muy excepcionalmente personalidades señeras del mundo de las letras, las artes y las ciencias”. Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa. Emblema de este exilio al Norte de África lo simboliza el carguero inglés Stanbrook. El 28 de marzo de 1939 el buque zarpó del puerto de Alicante rumbo a Orán llevando consigo, al límite de sus posibilidades, 2.638 pasajeros sin distinciones ideológicas gracias al factor humanitario de su capitán: el galés Archibald Dickson.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán
La mayoría de esos exiliados que traspasaron la frontera con Francia eran gentes provenientes de las provincias catalanas, aunque también es cierto que ese éxodo se había nutrido con anterioridad de personas de las más diversas procedencias peninsulares. Este hecho se debió a que Cataluña fue alimentándose de aquellos refugiados procedentes de las zonas ocupadas por los ejércitos franquistas. Según las cifras aportadas por el historiador J. Rubio, geográficamente el cuadro regional que conformó el exilio masivo de 1939 en Francia se distribuirse por las siguientes regiones: Cataluña con un 36.5 por ciento, Aragón con un 18.0 por ciento, Levante: 14.1 por ciento, Andalucía: 10.5 por ciento, Castilla la Nueva: 7.6 por ciento, Norte de España (País Vasco, Santander y Oviedo) con un 8.1 por ciento.
Referente al nivel socio profesional, de acuerdo con lo que nos indica la historiadora Alicia Alted, se ha tendido a establecer una diferenciación entre el exilio europeo, especialmente Francia como el país que acogió el mayor grueso de exiliados, y el americano con México a la cabeza. La gran mayoría de los refugiados que permanecieron en Francia pertenecían a los sectores agrícolas e industrial: transporte, metalurgia, mecánica, electricidad y construcción. Los departamentos meridionales fueron los que albergaron a exiliados “con un nivel socio profesional más modesto y una gran proporción de militancia anarquista y socialista”, siendo los que constituyeron aquellas unidades de combatientes que, junto a los servicios auxiliares, cruzaron la frontera en enero y febrero de 1939. Sin embargo, como también señala el historiador Juan B Vilar, el caso de América fue una “emigración altamente selectiva. Sin prejuicio de la considerable presencia en la misma de emigrados de a pie, que con frecuencia suelen ser olvidados, los cuadros del exilio español en su conjunto se transvasó a América, a la América hispana fundamentalmente, de forma muy mayoritaria”. Así caracterizó aquel exilio americano un gran número de refugiados vinculados a las profesiones liberales, intelectuales y políticas.
Políticamente hablando, el exilio republicano viene dibujado por las diferentes ideologías políticas de comunistas, socialistas, anarquistas y republicanos. Ideologías que en tantas ocasiones conllevaron a disensiones y disputas entre los propios refugiados en el exilio, ya sea por parte del gobierno republicano como la sociedad de base. Unas divergencias que tenían sus raíces desde antes de la guerra de España y que entonces se vieron agudizadas por la propia experiencia del exilio.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán
Ante el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés bajo decreto obligó a los extranjeros sin nacionalidad y del sexo masculino (entre los 20 y 48 años y beneficiarios del derecho de asilo) a prestar servicios para las autoridades militares francesas. Encontrándose en esta categoría los republicanos españoles, a quienes se les ofrecieron cuatro opciones:
• 1ª.-Ser contratados a título individual por patronos agrícolas o industriales, supliendo de esta manera la escasez de obreros correspondiente a la temporada;
• 2ª.-Apuntarse a una Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE): destinados especialmente a la fortificación de las líneas de defensa francesa, línea Maginot y la frontera italiana, así como en la instalación de la Pipe-Line;
• 3ª.-Legión Extranjera: suponía prestar servicios por la duración de 5 años;
• 4ª.-Regimientos en Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE): conllevaba a ofrecer los servicios “pour la durée de la guerre”. Tanto la CTE, la RMVE, así como la Legión Extranjera habrían de suponer una solución para los refugiados socialistas, anarquistas y comunistas decididos a no regresar a España temiendo las persecuciones falangistas. Aún así, muchos de los casos de incorporación se llevaron a cabo ante la amenaza del retorno a la España franquista. Muchos de los que se negaron a su incorporación fueron internados en campos disciplinarios de Collioure o Le Vernet, en donde recibirían un trato de prisioneros que no tanto de exiliados políticos. De hecho, solamente podían permanecer en el país las familias de aquellas personas que tuvieran un empleo, de quienes estuvieran incorporados en las CTE, RMVE o en la Legión, y de aquellos republicanos cuyo regreso significara un peligro para sus vidas. Ante esta tesitura muchos exiliados varones se vieron en cierta manera forzados a aceptar aquellas ofertas.
Cabe destacarse que la intensidad de los alistamientos fue directamente proporcional al grado de politización de los refugiados, de tal manera que los extremistas políticos se negaron a aceptar las “ofertas forzadas” del gobierno francés. Por citar un ejemplo, muy pocos españoles se apuntaron a la Legión, menos de 1.000, debido a que los republicanos lo asociaban con el Tercio de Extranjeros o Legión franquista; a diferencia de los RMVE a los que se apuntaron unos 6.000. Para los republicanos españoles “ésta era la única forma de incorporación posible en el ejército francés. La formación de unidades regulares de españoles integradas en el ejército no podía ser posible, debido a que el Gobierno francés quería evitar cualquier situación que le ocasionara problemas con el Gobierno de Franco”. Tras la ocupación de París por los alemanes, el 14 de junio de 1940, empezaba una nueva odisea para aquellos exiliados sorprendidos en los campos de concentración por un gobierno colaboracionista del mariscal Philippe Pétain.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán
Asimismo, muchos otros fueron hechos prisioneros por los alemanes cuando fueron sorprendidos colaborando con la Resistencia francesa, trabajando en las Compañías de Trabajadores o en los Batallones de Marcha, siendo trasladados en los campos de exterminio. Mauthausen fue uno de ellos y que mayor numero de exiliados albergó, unos 7.000 aproximadamente, 5.000 morirían allí. Una odisea republicana llena de desgracias e ironías tales como, por citar un ejemplo, el trato recibido por parte de los británicos quienes hicieron prisioneros a aquellos refugiados republicanos por su “supuesta colaboración con el enemigo”. Esa supuesta colaboración no era otra cosa que el haber sido obligados a trabajar, de manera esclavista, en la construcción del muro del Oeste (Organización Todt). Ironía tras ironía, después de haber colaborado en la resistencia francesa muchos republicanos guerrilleros (maquisards) no tuvieron el respaldo internacional esperado para acabar con la dictadura franquista, iniciando por sí solos su particular "Reconquista de España" lanzándose al monte con escasos medios y tomando el Valle de Arán en 1944.
Muchos otros factores sobrevinieron al exiliado al finalizar la guerra. Tantos. Los que no pudieron volver fueron olvidados por la España franquista, iniciándose una nueva vida en lugares distintos y con culturas y lenguajes diferentes en algunos casos, en otros no. Para ellos el exilio supuso una salvación a la propia vida y les ofreció nuevas oportunidades que una España sumida en un período de oscurantismo, tabúes varios y represión no les hubiera podido ofrecer. Muchos vivieron con el permanente deseo de un retorno inmediato, menguado en el tiempo. El desarraigo formó parte de sus vidas y los recuerdos, más allá de los recogidos en una maleta, unidos a la experiencia del exilio dieron lugar a una memoria colectiva e identidad de grupo.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán
La Segunda Guerra Mundial va a tener un fuerte impacto sobre los refugiados españoles que permanecían en los campos franceses; la integración en los campos de trabajo y el enrolamiento en el ejército van a provocar importantes desplazamientos. Esta situación acentuará la reemigración hacia otros países, ya iniciada meses antes debido a las pésimas condiciones en los campos y, en alguna medida, promovida por los propios franceses ante el gran número de refugiados.
Los primeros refugiados que cruzaron la frontera se encontraron con que no se había previsto ninguna medida por las autoridades francesas para su acogimiento; lo único que se hizo fue la vigilancia constante por las fuerzas de orden público formadas por soldados coloniales marroquíes y senegaleses. Además la mayor parte de los recién llegados lo hace en unas condiciones deplorables, aquejados de diversas enfermedades como la disentería, sarampión, difteria y tos ferina, así como numerosos heridos tanto militares como civiles. Por consiguiente hubo que improvisar, los grupos más débiles, mujeres, niños y ancianos se distribuyen por distintos departamentos franceses alejados de la frontera, a excepción de la región parisina, mientras que los heridos más graves eran evacuados a diversos hospitales. Los hombres serán agrupados en zonas descampadas, rodeadas por alambradas y qué, pomposamente, fueron llamados por los franceses “campos de acogida”, y “campos de concentración” por los ocupantes, en unas condiciones deplorables.
La dureza de estas condiciones se refleja en todos los testimonios de los protagonistas, de los que a modo simplemente ilustrativo citaré alguno de ellos:
Lluís Montgut cuenta como el grupo del que formaba parte fue llevado a un terreno baldío situado cerca de Prats-de Molló, tuvieron que dormir al raso en una cuneta cubierta de ramas.
Antoine Miró, fue conducido fuertemente escoltado a un prado que los gendarmes cerraron con una cadena a su alrededor a la que colocaron un candado, siendo además vigilados por un cordón de soldados senegaleses, fusil en mano. Y todo ello con 10 centímetros de nieve, sin un lugar donde guarecerse y nada para comer o beber.
Mariano Constante cuenta la marcha forzada entre la estación de Caussade y el campo de Septfonds, bajo la vigilancia de un regimiento de senegaleses: “Armados con fusil y con un corta-cuellos o machete, nos empujaban sin miramientos, dirigidos por jóvenes oficiales franceses.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.
Que la tragedia nacional que supuso la Guerra Civil marcó la historia posterior de los españoles es algo que merece, por obvio, pocos comentarios. La literatura, las artes plásticas o el cine recogen fidedignamente la intensidad del dolor y frustración que la experiencia bélica produjo a una gran parte de los españoles de ambos bandos.
El hundimiento del frente republicano forzó a cientos de miles de españoles a cruzar la frontera para salvar la vida. La experiencia de los campos de acogida fue terrible. Ni Francia estaba preparada para recibir aquella riada humana ni su ciudadanía estaba dispuesta a aceptar su integración. Los piojos, el frío y las enfermedades acompañaron a aquellas gentes que habían tenido que dejar todo atrás. Con el inicio de la II Guerra Mundial los huidos se encontraron inmersos en un nuevo conflicto del que formaban parte por su filiación ideológica.
Siguiendo lo que venía siendo norma de la emigración española en Francia, la mayoría de los que allí se quedaron correspondían a miembros de clases humildes, con un bajo nivel de educación. Los profesionales de clases medias, con mayor capacidad económica, buscaron rehacer sus vidas en el continente americano.
Tras la ocupación unos optaron por incorporarse a la resistencia y otros por los trabajos comunitarios. Los campos de batalla y los de concentración fueron para muchos el fin. Los que consiguieron salir vivos de aquellos terribles años se enfrentaron a la postguerra con la ilusión de ver caer el Régimen de Franco y poder volver a sus hogares y reencontrarse con los suyos. Sin embargo, el sueño no se hizo realidad. Para los aliados Franco resultaba un problema, pero el exilio republicano no representaba un símbolo de democracia sino de irresponsable aventurerismo revolucionario. Ante el riesgo de que la desestabilización del Régimen diera paso a una nueva guerra civil, optaron por un limitado aislamiento. Todo seguiría igual. El profundo desánimo fue calando en una comunidad que trataba de evitar su fagotización por la cultura francesa reivindicando su condición española.
Poco a poco la realidad se fue imponiendo. El Régimen no caía, mientras los hijos crecían inmersos ya en la cultura francesa. Las raíces galas se desarrollaban generando una inevitable doble identidad.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.
Después de un tiempo de descanso en la playa y del olvido momentáneo del ordenador, me encontré, hace unos días al volver a la otra faceta de la vida cotidiana, con un correo que me dejo en un estado de ánimo cargado de sentimientos y emociones, muy lleno de sensaciones personales bastante hondas y variadas por matices tan dispares como: alegría y dolor, fidelidad y esperanza. El detonante de todo esto fue la comunicación de Aline Maurel Ortíz, en nombre de ella y sobre todo de su madre Victoria.
El texto que me llegó es agradecido y directo, y con su permiso lo voy a trascribir. Aline, lo enviaba desde su móvil y dice así:
“Buenos días: Me llamo Aline Maurel y soy la hija de Victoria Ortiz Cubillas y la nieta de Juan ORTIZ Garrido.
He leído la página sobre mi abuelo con mucha emoción. Quisiera darle muchas gracias a usted, a Pedro Galán Galán, y al señor Barragán. Mi madre Victoria también le dice muchas gracias y también está muy emocionada. ¡Muchas gracias!”
Es común la idea de que, cuando entra la mente humana en acción, en primer lugar se forma el pensamiento. Pero, en una franja más profunda que aquella en que se forma el pensamiento, surge el sentimiento, que genera el pensamiento; por ello considero llegado a este punto, que es fundamental diferenciar emociones de sentimientos, pues hay cierta confusión. En realidad, emociones y sentimientos caminan muy cerca unos de otros. Incluso porque afloran desde el mismo punto de la mente, el subconsciente. Aunque las emociones sean más primitivas, instintivas, carentes de cierta censura, los sentimientos son emociones que ya han pasado por filtros conciénciales y espirituales. La emoción es un estado afectivo intenso, muy complejo; el sentimiento se distingue básicamente de la emoción por estar revestido de un número mayor de elementos intelectuales y racionales. En el sentimiento ya existe alguna elaboración en el sentido de entender y comprender. En el sentimiento tiene lugar cierta aproximación a la reflexión y al libre albedrío, a la espiritualidad y a la racionalidad o evolución humana.
Este es el punto desde el que parto a continuación para contestar a Aline y Victoria, pues si ya el recuerdo del encuentro con Isabel Cubillas y Victoria Ortíz Cubillas, en los alrededores de Paris en aquel Agosto de 1992, me hizo pensar en todos ellos durante bastantes momentos y ocasiones, por todas las circunstancias de sus vidas y el encuentro cariñoso de Isabel y Victoria, y toda la dignidad personal que la categoría humana de Isabel nos mostró en el tiempo que estuvimos con ellas. Entendí entonces que el sentimiento verdadero es la comprensión, es el perdón, una buena mezcla de una sensación de paz, paciencia, tolerancia y comprensión. La foto de su sobrina Esther nos muestran otros momentos de la familia: Juan Ortiz, Isabel Cubillas, Victoria con sus hijas, Juan Antonio y Silvia y Manuel, hermano de Isabel, casado con Sanpedro. Es una foto familiar entrañable en la que el paso del tiempo borró los malos momentos de todos. En ella todos están muy contentos y ciertamente con muy buen aspecto. La vida dio para todos muchas vueltas pero también otras fueron buenas, superando el trance de su separación de parte de la familia y el exilio y el fatídico campo de concentración.
Cordiales Saludos para todos, especialmente para Victoria y Aline.
Pedro Galán Galán.
Era el mes de Agosto del 92 y nosotros Micaela y yo, asistíamos durante quince días a unas jornadas de Convivencia y Cultura en París, un buen pretexto para pasar quince días en Paris y alrededores, Disney Land Paris, Castillo de Sully, Saint Benoit, y todo París, una de las ciudades más bellas y recordadas.
A petición de María Lara Mercado, abuela de Micaela, nos llevamos los datos, teléfono y domicilio de Isabel, y un buen día de mañana decidimos ponernos en contacto con ellos. Llamamos a Victoria y ella nos indico la línea de metro y estación que debíamos tomar y llegar hasta la que nos indicó, donde ella nos estaría esperando. Nos saludamos los tres y entre ellas se contextualizó el encuentro diciéndonos más detalladamente quienes éramos, por las referencias que unos y otros teníamos de nuestros familiares. Victoria nos llevó antes que nada a casa de su madre Isabel; como ya comente en su momento en otro comentario, fue un placer el encuentro, ellos eran muy queridos de parte de la familia de los abuelos de mi esposa, y desde que entre en contacto con mi futura familia las referencias eran intermitentes, siempre había llamadas de teléfono en Navidad y cartas que iban y venían de unos para otros. Tal como me dijo Isabel yo también era de su familia, ella se encargó de llegar a poner a mis antepasados en el punto de encuentro y unión con los suyos. Hablamos durante mucho rato, después Victoria nos invito a ver su casa. Cuando llegábamos al medio día nos volvimos a nuestra residencia.
No pudimos conocer al esposo de Victoria y sus hijas por ser hora de trabajo y colegio; tampoco pudimos conocer a Juan Antonio y familia.
Hoy, ya todo es sólo un recuerdo, que como la letra de la canción de Christophe, que el célebre cantante francés dedicó a Aline, se ha borrado con el paso del tiempo y la lluvia. En honor de Aline y como muestra de agradecimiento de nuestra parte, trascribo la bella canción que posiblemente sus padres vivieran en su juventud como su canción de amor:
J'avais dessiné sur le sable,
son doux visage qui me souriait.
puis il a plu sur cette plage,
dans cet orage, elle a disparu.
et j'ai crié, crié, aline, pour qu'elle revienne,
et j'ai pleuré, pleuré, oh! j'avais trop de peine.
Je me suis assis auprés de son âme,
mais la belle dame s'était enfuie.
je l'ai cherchée sans plus y croire
et sans un espoir, pour me guider.
et j'ai crié, crié, aline, pour qu'elle revienne,
et j'ai pleuré, pleuré, oh! j'avais trop de peine.
Je n'ai gardé que ce doux visage
comme une épave sur le sable mouillé.
et j'ai crié, crié, aline, pour qu'elle revienne,
et j'ai pleuré, pleuré, oh! j'avais trop de peine.
O su traducción española:
“Ayer dibuje en la arena
su imagen bella y la contemple
luego llovió sobre la playa
y aquella cara desapareció
y yo grite grite
Aline vuelve hasta mi
y yo llore llore
oh, cuanto padecí
después intente
volver a encontrarla
y al ver que no estaba
cuanto llore
ella se fue
con la tormenta
y yo junto al mar solo quede
y yo grite grite
Aline vuelve hasta mi
y yo llore llore
oh, cuanto padecí
me arrodille
besando en la arena
aquella imagen
que yo ayer dibuje
y yo grite grite
Aline vuelve hasta mi
y yo llore llore
oh, cuanto padecí
y yo grite grite
Aline vuelve hasta mi
y yo llore llore
oh, cuanto padecí
y yo grite grite
Aline vuelve hasta mi
y yo llore llore
oh, cuanto padecí.
Cordiales Saludos para todos.
Pedro Galán Galán.
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