PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

miércoles, 6 de junio de 2012

LOS CABALLEROS HIJOSDALGOS

LOS CABALLEROS HIJOSDALGOS DE HIGUERA DE ARJONA.

     En el libro: Hidalguías de Jaén escrito por Mariano Sáez Gámez, en su página 102, 103 y 104 aparecen relacionados en su apartado b) los caballeros hijosdalgos  de Higuera de Arjona, se trata de la relación de seis personajes varones que eran reconocidos por ese título, después se citan diez caballeros hijosdalgos de Andujar residentes en Higuera de Arjona, a continuación dos de Jaén también residentes, uno de Úbeda, otro de Arjonilla, otro de Villa del Río también residentes, y termina la relación con el médico Miguel de Campos.
     El documento comienza mediada la página 103 y tras una breve relación de los datos históricos los enumera. El texto dice así:

                HIGUERA DE ARJONA
a) Datos históricos. La población de esta villa era de 102 vecinos, en los que se incluían dos clérigos sacerdotes, y 95 casas.
Era villa de Su Majestad, como administrador perpetuo de la Orden de Calatrava por autoridad apostólica, de la cual fue encomienda, ignorando los declarantes “si fue señorío y por qué pertenecía a dicha Orden, partido de Martos”.

 b) Caballeros hijosdalgos  de Higuera de Arjona:

JUAN DELGADO REINOSO. Viudo de Doña María de Lara, de sesenta y un años, hijosdalgo un hijo mayor de dieciocho años, don Juan Delgado.-24.   
MANUEL DE MONTORO.Caballero hijosdalgo, viudo, sesenta años. Calle Llana.- 55.
ANDRÉS DE MONTORO. Hijosdalgo, labrador, casado con doña Isabel de Salas, de cuarenta y dos y cuarenta años respectivamente. Hijos. Don Alonso de diecisiete años; don Juan de once; doña Elena, de veintiuno. (Hasta aquí en Página 103)
(Comienza la página 104) doña Isabel, de seis; doña Teresa de tres, y doña Mariana, de seis meses.-68.
JOSE DE MONTORO. Hijosdalgo, mozo, de cuarenta años, labrador por mano propia. Hermanas: doña María y doña Isabel. Calle Llana.-56.
FRANCISCO MONTORO MARTÍNEZ. De estado noble, cincuenta y tres años, calle Llana, labrador, casado con doña Micaela Villar. Hijos: don Alonso, de veinticuatro años; don Diego, de veintidós; don Juan, de diecinueve, capellán, doña Casta María, doña Elena y doña Isabel.-83.
FRANCISCO MONTORO CANO. De estado noble, sesenta y cinco años, viudo, labrador. Hijos: don Pedro, de treinta y cinco años; doña Juana, de cuarenta y siete y doña María, de veintiocho años.-93

c) Eclesiásticos del estado de hijosdalgos, o que estaban en posesión de igual fuero en caso de haberlos. No había ninguno.

d) Hacendados forasteros y miembros de la nobleza titulada residentes en Higuera de Arjona o del estado noble.

Andujar
DIEGO DE CARDENAS Y MIRANDA. Conde de la Quintería.
JUAN DE CARDENAS PONCE DE LEON. Hijodalgo.
GARCÍA SIRVENTE PÉREZ DE VARGAS. Hijodalgo.
JOSE SIMEÓN DE TAVIRA. Marqués del Cerro de la Cabeza.
EUFRASIO PEREZ DE VARGAS Y SIRVENTE. Hijodalgo.
MIGUEL JURADO. Marqués de Santa Rita.
JUAN DE OCA Y PALOMINO. Hijodalgo.
GONZALO MORALES DE HINESTROSA. Hijodalgo.
BERNARDINO MORENO Y NICUESA. Hijodalgo
FRANCISCO DE CARDENAS Y MANRIQUE. Hijodalgo.

Jaén
LUIS BORBON. Hijodalgo.
SEÑORA CONDESA DE CAZALLA (Final de la página 104)
(Comienza la página 105)

Úbeda
DIEGO MANUEL MESSIA. Corregidor de Murcia.

Arjonilla
JERONIMO SALCEDO JAVALERA. Hijodalgo.

Villa del Río
ANTONIO PÉREZ DE VALENZUELA.

e) Individuos del Estado General, por razón de su profesión o cargos relevantes.
MIGUEL DE CAMPOS. Médico.¬-98

Después de su lectura compruebo que el plan seguido en la confección de este estudio ha sido la catalogación pueblo por pueblo, siguiendo un mismo esquema para todos según las declaraciones guardadas en los volúmenes del Catastro del Marqués de la Ensenada, 1752. Para seguir una misma línea de exposición se han agrupado los datos en los mismos apartados para todas las poblaciones, así se ha comenzado con datos históricos o curiosos  aportados por los entrevistados con el fin de evitar la aridez y monotonía que conlleva la simple enumeración y reseña de las personas y sobre todo para relacionar a cada hijosdalgo con su medio, por lo que se comienza por aportar datos históricos o curiosos, que fue posible hallar. Después va la enumeración de hijosdalgos según hemos comprobado.
Es de destacar en el apartado b) que de los seis reseñados hay cinco con el apellido Montoro, tres hermanos DE MONTORO y otros dos con el apellido MONTORO de primero cambiando el segundo.
En el apartado d) aparecen el Conde de la Quintería y dos Marqueses el del Cerro de la Cabeza y el de Santa Rita y el resto hijosdalgos de los que como los anteriores, eran naturales de Andujar vivían en  Higuera de Arjona.
De Jaén aparece la condesa de Cazalla, siendo el resto hijosdalgos.
Al final de estudio van los índices sistematizados, uno por apellidos y el otro por localidades.
Hijosdalgo medieval.

Los nombres de los antedichos: don Francisco Montoro Martínez y don Andrés de Montoro aparecen en el documento original en el que se contesta a las preguntas de los responsables del documento, el primero lo hace como alcalde honorario y el segundo parece que como tesorero.
Algunos de los referidos hijosdalgos dicen vivir en la calle Llana, también conocida desde antiguo como Calle Real, la hoy denominada Calle Ramón y Cajal. Al menos los hermanos Manuel y José de Montoro se señala que vivieron en la casa número 55 y 56 de la calle respectivamente.  Desconozco cuándo se paso a denominar Calle Real, pero deduzco que los hijosdalgos por allí asentados, como cargos importantes del pueblo, denominarían así a la calle y situarían allí su Ayuntamiento, en lo que fue el reducto de viviendas mas habitado por los hijosdalgos, en el que por supuesto estaba también la Ermita de Jesús, después conocida como El Santo.
Desconocemos, si los números de las casas  hoy guardan la numeración  antigua, si fuese así alguno nos encontraríamos la sorpresa de haber vivido en casa de DON MANUEL DE MONTORO.

Ha servido de base documental  para el trabajo sobre las Hidalguías de la provincia de Jaén, un análisis meticuloso de los numerosos volúmenes que constituyen el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada, actuaciones que en nuestra provincia, como en las demás de España, se llevaron a efecto en el año 1752. Actuaciones realizadas en nuestro pueblo para el establecimiento de la Única Contribución. Dichos volúmenes se conservan en el Archivo de Hacienda de la ciudad de Jaén.
En esta época de 1752 se va produciendo la decadencia de este estamento nobiliario español de modo progresivo, produciendo su desaparición cuando la meticulosidad de la administración de los reyes Borbones fue cortando todo lo que suponía privilegios que mermasen los ingresos del erario nacional.

Hijosdalgos de la Cofradía de Caballeros Hijosdalgos de Andujar, que constituyeron en 1245 la primera Hermandad de la Virgen de la Cabeza.


     Pero ¿Qué son los hidalgos o hijosdalgos?
     Hidalgo es en su definición "aquella persona que por su sangre pertenece a una clase noble y distinguida".


     ¿Cuál es el origen de los hidalgos? Comencemos por la denominación de "Hijosdalgo" es decir "Hijos de algo", esto es, que sus ascendientes se hubieran distinguido por sus hechos o por su posición. Que hubieran tenido "algo". La etimología de la palabra está perfectamente clara.


     Primitivamente en los reinos de Castilla y León, los hidalgos se conocieron con el nombre de "infanzones", voz que fue quedando en desuso hasta que sólo quedó en Aragón. Pero unos y otros, los hidalgos castellanos y los infanzones aragoneses dependían directamente del rey.

     En escritos del Príncipe don Juan Manuel encontramos un concepto muy antiguo de la nobleza como estamento cuando dice que “los caballeros son para defender et defienden a los otros et los otros deben pechar et mantener a ellos”. Razonamiento que el Arcipreste de Hita, siempre agudo y socarrón, pone en tela de juicio cuando refiriéndose a esta orden militar, afirmaba que estaba presta para recibir mercedes, pero no tanto para acudir a la lid.

     En Castilla existió una muy amplia legislación sobre los hidalgos, comenzando por el Fuero viejo, calificado como el "Código de los Hijosdalgos", y siguiendo con el Fuero Real, las leyes de Partidas, el Ordenamiento de Alcalá y la Novísima Recopilación.



Padrón original de los Hijosdalgos.

     La hidalguía, según las Partidas de Alfonso X El Sabio, es "la nobleza que viene a los hombres por su linaje". En Castilla, la hidalguía, en contraste con las costumbres francesas, sólo se trasmitía por linaje de varón. Los hidalgos eran conocidos por diversas clases, siendo los más importantes aquellos de "solar reconocido", o de casa solariega" que pregonaba la nobleza e importancia de sus ascendientes. La hidalguía tuvo su máximo esplendor en la baja Edad Media, pero terminada la Reconquista tiene su máxima decadencia hacia 1500, viéndose desde entonces los hidalgos obligados a nutrir las filas de los tercios imperiales españoles, como medio de escapar a un estado de pobreza, mejor o peor disimulado.

Pleito de los "pecheros".

     A los que tomaron parte en la Reconquista y alcanzaron la dignidad de hidalgos, se les denominaba "primarios" y "secundarios" a los que después se establecieron ya en tierras conquistadas.


     Entre los privilegios que el rey concedía a los hidalgos, el principal era el de "no pechar", esto es, lo que equivalía a no pagar tributos a la Corona. Esta fue la causa de que estas Chancillerías de la época se conserven multitud de pleitos entablados entre diversos personajes que se afanaban en poder demostrar su condición de hidalgos porque a veces era muchísimo más importante quedar exento de pagos y tributos, que demostrar que se era de estado noble.

A veces los hijosdalgos eran pobres, labradores de mano propia y artesanos.


     La nobleza y aún el ejercicio de modestísimos oficios, no derogaba la hidalguía. En muchos pueblos existieron hidalgos que eran labradores, zapateros, comerciantes y hasta "pobres de solemnidad". Y junto a ellos convivían otras personas que eran ricas, que poseían bienes y que, sin embargo, eran "pecheros" tenían que pagar los tributos "y todas sus haciendas no les bastaban para alcanzar la hidalguía".


     Los hidalgos pertenecían, en su gran mayoría, a las clases medias, y por lo general, seguían el nivel de riqueza de las regiones en las que estaban establecidos. Sería muy aventurado decir que la pobreza fuera general entre los hidalgos, pero que no nadaban en la abundancia queda destacado por un escritor de nuestro siglo en su "España vista por los extranjeros". A este respecto, en lo que se refiere a los hidalgos castellanos dice: "La hora de comer se acerca; la señora aguarda; el hidalgo a su casa. Los caballeros nobles no tienen nada en sus casas, hay que comprar al día las vituallas. Torna a salir el hidalgo y compra para los tres -amo, señora y criado- un cuarto de cabrito, fruta, pan y vino. Modestísima es la comida. No alcanza más la hacienda de un caballero castellano".


     Y este hidalgo aún puede considerarse entre los afortunados porque al menos aunque poco, ha podido adquirir alimentos por modestos sean. Otros, ni eso podían, al estar sumidos en la más absoluta miseria. Los hidalgos del siglo XVII se dividían en tres grupos, claramente diferenciados entre sí:


- Los terratenientes de modestos predios que vivían de su hacienda.


- Los hijos de familias arruinadas, o los que alcanzaron la hidalguía por el número de hijos que hubieron de emplearse como labriegos o declararse pobres de solemnidad.


- Aquellos que para huir de la miseria se enrolaban en el Ejército. El pueblo español siempre se ha caracterizado por su ingenio. Ocurre que para alcanzar la dignidad de hidalgo, o lo que es igual, librarse de la pesada carga de los tributos, impuestos y pagos al Tesoro Real, existía un medio en el que nada tenía que ver la sangre y sí la bragueta, hasta el punto que, a aquellos que conseguían la ansiada dignidad, se les denominó así "hidalgos de bragueta".


     El procedimiento no podía ser más simple: consistía en demostrar ante las Reales Chancillerías encargadas de solventar los pleitos de nobleza y probanza de limpieza de sangre, que se habían tenido como hijos a siete varones seguidos naturalmente en legítimo matrimonio. Los que se engendraban fuera de tan sagrado vínculo no se tenían en cuenta. Un hombre podía tener no un hijo, sino veinte con otra mujer que no fuera su esposa y para nada le valía si lo que pretendía era alcanzar la condición de hidalgo. Ahora bien, si podía demostrar palpablemente y sin la menor duda que su mujer legítima había parido siete hijos varones y él era el padre, con eso bastaba para que se le extendiera la oportuna documentación que lo acreditaba como hidalgo. Y no importaba que el solicitante fuera humildísimo, que no tuviera ni un maravedí, que fuera pobre de solemnidad y aún mendigo o que fuera un total analfabeto, sus siete hijos varones lo convertían en hidalgo y con ello naturalmente, se le terminaban apuros y agobios para el pago de los onerosos tributos al Tesoro.


     Esto explica que en la España del Siglo XVIII, con nueve millones escasos de habitantes existieran nada menos que seiscientos mil hidalgos. O sea que aquel que no lo fuera a nadie podía culpar de no serlo. Bastaba con la procreación y tener a su esposa en los mejores años de su vida, en un embarazo casi perpetuo. Siete hijos y a otra cosa. Pero ¡ojo! tenían que ser varones, las hembras no contaban. Desde un punto de vista moderno este hecho se puede enjuiciar como un premio a la natalidad. Algo semejante a los beneficios de que gozan las familias numerosas de nuestros días.


     Aquel que quería ser hidalgo lo único que tenía que hacer era "empreñar" (usando la terminología de la época) a su mujer siete veces y rogarle al Santo de su devoción que en las siete ocasiones los hijos venidos al mundo fueran varones, y si estos no eran seguidos, y por medio se metía una hembra, la alegría podría traducirse en llanto y crujir de dientes.


     Quizás de ahí viene aquel refrán de "mala noche y encima parir hija".


     Como es natural, la nobleza de sangre nunca estuvo muy de acuerdo con este tipo de concesión de hidalguía. Que el noble, cuya dignidad le venía por los méritos guerreros hechos por sus antepasados y presumiera de su limpieza de sangre, se cruzara en la calle de su pueblo con un porquerizo llevando una piara de cerdos que, por haber tenido siete hijos seguidos poseía la misma dignidad que él, debía ser cosa harta de soportar para el primero.


Hijosdalgos nobles luciendo sus pendones.

     La nobleza entendía que para alcanzar la concesión de hidalguía debía llegarse por otros cauces y siempre mantuvo una línea de conducta en la que, a pesar de cédulas de reconocimiento, en lo que a ella respecta, no reconocía a los hidalgos procreadores a los que, despectivamente se les denomina como "hidalgos de bragueta", y es que el número de estos llegó a ser excesivo, existiendo regiones como Cantabria donde proliferaron tanto que se llegó a decir que todos sus habitantes eran hidalgos. La nobleza sostenía que la medida era perjudicial para los intereses de la Corona puesto que con tantos "hidalgos de bragueta", se reducían los ingresos del Tesoro Real, al estar exentos de los tributos. Más como nada podía hacer para impedir que determinado individuo "empreñara" a su mujer cuantas veces le viniera en gana y ella se dejara, lo que hizo fue poner a los "hidalgos de bragueta" cuantos impedimentos podía, con el fin de impedirles llegar a las Órdenes Militares o a otras instituciones de elevado rango, que debían reservarse exclusivamente a los hidalgos solariegos y de sangre.


     Se conoce el caso de un hidalgo de Cazorla, de vieja raigambre, solera vieja de las tierras del Adelantamiento, don Vicente Fernández de Angulo, que cría hijos varones para Dios y para el rey, y entre ocios y trabajos se prepara a bien morir como buen cristiano viejo. Veamos lo que el mismo nos cuenta en su declaración a una distancia de doscientos cincuenta años: “Tengo una casa principal en la calle que llaman de Santiago en esta villa de Cazorla, la cual, por haberme dado Dios siete hijos varones, labré con aquella capacidad que necesitaba, para que dichos mis hijos pudiesen habitar con alguna conveniencia luego que la Majestad Divina fuese servida de llamarme para sí, que no podrá naturalmente ser dilatado el tiempo, respecto a que a veintitrés días del mes de febrero próximo venidero cumplo setenta y cuatro años. Y la dicha mi casa tiene un jardinico con ocho naranjos chinos, una lima agria, un naranjo, cuatro higueras y algunas flores”.
Estaba casado este hidalgo con doña Teresa Ruiz y Salido, de cuarenta y dos años, de cuyo matrimonio nacieron siete hijos varones “todos por la gracia de Dios hijosdalgos, y sus abuelos oriundos del Valle de Mena, en las Montañas”…

     Los "bragueteros" sostenían, por el contrario, que ellos eran tan hidalgos como los otros y de ahí los numerosos pleitos que, como ya dejamos indicado, se promovían en las distintas Chancillerías y Audiencias Reales. Los hidalgos de sangre, ya que no podían hacer otra cosa, ponían todo su empeño en enredar de tal modo el asunto que la decisión final de reconocimiento de hidalguía al "braguero" tardara años y más años en solucionarse ya que mientras esto no ocurriera, el solicitante estaba obligado a seguir pagando los tributos.

Hijosdalgo noble medieval.

     Estas demoras eran fatales para los que aspiraban a la obtención de la hidalguía por medio de la bragueta. Al hidalgo castellano, y basta con consultar la novela de la época, siempre se le representa como arruinado y viviendo en la más absoluta penuria. Lo curioso del caso es que, apenas alcanzaba la condición de hidalgo, y aunque rabiara de hambre y no tuviera para dar de comer a los siete hijos engendrados para conseguir la ansiada dignidad, se mostraba de inmediato  muy orgulloso de su estado social y ya no quería ejercer oficios que antes sí practicó, juzgando como una deshonor el trabajo, hasta que el rey Carlos II decretó que la hidalguía era perfectamente compatible con el ejercicio del comercio u otras actividades artesanas que no degradaban, ni menoscababan al hidalgo que las ejerciera. A partir del siglo XVIII se fue acelerando el proceso de descomposición de una clase que ya no tenía sitio alguno en el nuevo contexto social y económico.


     Es a través de nuestra literatura del Siglo de Oro y posterior como mejor ha llegado a nosotros la figura del hidalgo español, tan zarandeada, que unos lo muestran para ensalzarlo y otros lo ridiculizan a través de la trama de muy urdidos relatos.


     Cervantes lo pone en labios del Caballero del Verde Gabán, aquel don Diego de Miranda, hidalgo manchego y rico, un estupendo panegírico de los hombres de su estado, personificado en él al caballero esplendido, hogareño, amante del terruño, sabedor de cosas cumplideras al gran negocio de la salvación de su alma, enemigo de toda murmuración, devoto de Nuestra Señora y siempre fiado de la misericordia de Dios.


     El anónimo de El Lazarillo, o Quevedo en su Buscón, presentan hidalgos de otra traza. Mentirosos, fulleros, mal vestidos y peor comidos, caballeros de industria, de cabeza henchida de ingenio y escarcela ayuna de doblones…
Pero esta tipo de hidalgo solía darse más en las grandes ciudades, porque en los pueblos de corto vecindario como Higuera de Arjona solía ser de corte parecido a don Diego de Miranda, o como el caso del cazorleño que hemos relatado, rustico y algo erudito, que lo mismo vestía blusa para realizar las más campesinas faenas, que se adorna para ocasiones con las galas de una levita de lo más cortesano.


     Los hidalgos desaparecieron definitivamente como grupo social en los primeros años del siglo XIX.


     Cervantes, tan certero siempre, dice” Es grande la confusión que hay entre los linajes, y sólo aquellos parecen grandes e ilustres, que lo demuestran en virtud y en la riqueza y liberalidad de sus dueños. Dije virtud, riqueza, y liberalidad, porque el grande que fuese vicioso será vicioso grande; y el rico no liberal será un avaro mendigo” (Quijote, capítulo VI de la II parte.)


     Debe ser un objetivo en nuestras existencias el comportarnos con nobleza, ser nobles y limpios de corazón que, en nuestro caso, es lo mismo que ser hidalgos. Y si esto está anticuado, más antiguo es comer, fornicar, pintarrajearse la cara, cazar o pescar.


     "Importan las cosas pasadas porque en algún modo son, como diría San Agustín, "presente de pasado"; y porque en ellas, al menos como lección, puede haber algún "presente de futuro".


     Estas palabras que a mi me tienen encandilado, desafortunadamente no son mías. Están recogidas en el Prólogo de un libro cuyo título es: El Hidalgo y el Honor, cuyo autor se llama Alfonso García Valdecasas y fue editado por la Revista de Occidente (Madrid), allá por 1947.


     La mayoría de los hidalgos eran llamados hidalgos de gotera, dado que su condición noble no iba más allá de los límites del pueblo. Me imagino que dada la sencillez de estos referidos vecinos de Higuera de Arjona, nuestros paisanos hijosdalgos lo serían de los promovidos por la disponibilidad de su bragueta y la de su digna esposa, al tener siete hijos varones seguidos, aunque en otros documentos se registran que debían ser doce varones.


     Los había también que disponían de su hidalguía por los servicios hechos al rey, en las guerras y otros que lo compraban el título por tres mil ducados, pero estos modos de adquisición no fueron los habituales, menos en Higuera de Arjona. El hecho de que no hayamos podido tener constancia de alguna casa solariega de estos hijosdalgos en Higuera de Arjona, nos da muestra de su escasa capacidad económica, pues era habitual que los nobles se dotaran como signo de distinción  y prestigio social, de una casa con esos signos de poderío económico y nobleza, colocando en el frontispicio de la puerta el escudo esculpido en piedra de su condición nobiliaria. Tan sólo recuerdo haber visto en la calle Blas Otero un escudo, que su actual dueña destaco con la brocha y pintura encima de su puerta. Una pena, como lo fue que se pintara la Cruz de la Orden de Calatrava en el brocal de piedra del pozo del Chorrillo, que parece ser, fue el que dio nombre al pueblo cuando se llamó Fuente de la Higuera. Hemos tenido poco que guardar, por desgracia, pero lo poco que había que guardar, que mal se ha guardado.

Pozo del "chorrillo" donde se encuentra tallada y pintada la cruz de la Orden de Calatrava.

     Habrá que retomar el nombre de las calles, poner los nombre originales que se conozcan, y dejar esa costumbre de cambio de nombres de calles cuando los políticos de turno lo desean por imposición o gusto del momento. ¿Qué sabrán los vecinos de la calle Blas Otero de este personaje?


     Algunos apellidos hay en Lahiguera que pueden ser descendientes de los antiguos hijosdalgos, pero ahora con las comodidades de la vida y lo que cuesta criarlos parece que han abandonado su antigua condición cuasi nobiliaria; con todo lo que los tiempos y los aprendizajes en eso del amor nos han enseñado...


     De todas formas reconozcamos el mérito  de  que entre 102 vecinos y 95 casas tuviésemos seis caballeros hijosdalgos nacidos allí y otros dieciséis que siendo originarios de otras poblaciones eran vecinos de Higuera de Arjona por necesidades de su hacienda o profesión.


     Termino cumpliendo con ese deber de gratitud, haciendo patentes la amabilidad, y deferencias del personal de los Archivos Histórico Provincial y de Hacienda de la ciudad de Jaén. Desde estas páginas el más expresivo y sincero agradecimiento.


                    Granada 06 de Junio de 2012.
                    Pedro Galán Galán



BIBLIOGRAFÍA:
Hidalguías de Jaén. Sáez Gámez, M.1979. Instituto Salazar y Castro. (C. S. I. C.) Madrid
El Hidalgo y el Honor. García Valdecasas, A. 1947. Revista de Occidente. Madrid

Enlaces consultados:

http://www.heraldaria.com/hidalguia.php
http://www.heraldaria.com/calatrava.php









26 comentarios:

FÁTIMA CUBILLAS dijo...

CADA DÍA ME ASOMBRO MÁS DEL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN Y ESFUERZO QUE REALIZAN LAS PERSONAS QUE COMPONEN ESTE BLOG. NUNCA ME HABÍA IMAGINADO QUE NUESTRO PUEBLO TENÍA TANTOS DATOS CURIOSOS EN SU HISTORIA.

GRACIAS POR APORTARNOS TANTO A LOS HABITANTES DE LAHIGUERA ESPECIALMENTE A LA JUVENTUD.

Jesús Nuevo Doncel dijo...

Amigo Pedro: Muchas gracias por tus artículos que leo con agrado. Me alegro de que hayas encontrado una actividad que te entretenga y que a la vez sea útil para ti y tus paisanos. Te comento algunas cosas que veo por si las quieres tener en cuenta; todas son de memoria, pero creo que ciertas.
Los hidalgos eran el escalón más bajo de la nobleza y, como tales, tenían los privilegios de la misma, aunque no tuvieran dinero para mantenerse ni modo de ganarlo porque el trabajo les hacía perder la honra. Había oficios que podían desempeñar como tú bien dices, pero otros les estaban prohibidos: podían ser zapateros remendones, pero no hacer zapatos nuevos porque eso suponía tomar medidas de los pies y tener que arrodillarse para hacerlo... Cadalso en sus "Cartas marruecas" cita algún hidalgo que era postillón o encargado de las caballerizas de un rico y que recibe a sus vasallos que le rinden pleitesía al lado del carruaje del que estaba encargado... Los oficios permitidos a los hidalgos debieron de cambiar según las épocas... hasta la Pragmática de Carlos III que determinó que no se perdía la hidalguía por trabajar con las manos...
Hablas de los hidalgos del Lazarillo y El buscón, que son criticados por querer agarrarse a una condición para la que no tienen medios económicos, y no te acuerdas de El ingenioso hidalgo... En las primeras páginas tienes una descripción de lo que harían tus hidalgos pobres de La Higuera o más ricos, como D. Diego Miranda, el Caballero del verde gabán, a quien quería parecerse Cervantes... Claro, que caballero era un escaloncito más que hidalgo, aunque no estoy seguro de ello,... Don Quijote es El Ingenioso hidalgo en la primera parte, (1605) y El Ingenioso caballero en la segunda, (1615).
No sé si te dije que el Catastro del Marqués de la Ensenada está digitalizado y es de acceso libre en Internet...
Un abrazo .Jesús Nuevo Doncel

Carmen Calero dijo...

Muy interesante, creo que si habla de 102 vecinos y 95 casas es que no ha
multiplicado por el coeficiente que oscila de 4 a 5 para los vecinos,
según los autores, unos utilizan 4 otros 4.5 y otros 5. Un saludo
Carmen Calero

Rosi Burgos dijo...

Pedro, son interesantes los datos que aportas sobre los hijosdalgo. Ya me explicarás por qué algunos se llaman de "gotera".
Un abrazo.

Sebastián Berdonces dijo...

Este artículo, de los "Hijosdalgos de Lahiguera" de nuestro buen paisano Pedro Galán, abre una nueva cantera de trabajo y estudio sobre la historia de Lahiguera. Nos lleva a quienes lo leemos, a ir saboreando de otra manera nuestra historia local que no localista, a nuestra gente, nuestras calles e incluso algunos blasones olvidados y encalados, que se conservan en la fachada de algunas casas.
Amigo Pedro, ánimo y no dejes de trabajar con este buen estílo ahora que el tiempo te lo permite, a mi aún no, es un impagable trabajo en bien de nuestra querida villa.
Un abrazo

Manuel Jiménez Barragán dijo...

Los hijosdago y las hijasdalgo de nuestro pueblo seguro que vivían mucho mejor que la masa pechera, toda aspiración era pertenecer al estado noble, principalmente se deseaba para no pagar impuestos, que en el caso de Lahiguera (Higuera de Anduxar, Higuera de Arjona) eran abundantes y axfisiantes.
Ya en el siglo XVI se quiso acabar con la "deshonra legal del trabajo", suponía que el que realizaba un trabajo mecánico no podía ser noble, o perdía esta condición. Curiosamente se comenzó a decir que todos los trabajos eran dignos menos tres: El de verdugo, torero, y el de tabernera. Verdugo por razones obvias. Los toreros eran gentes de mal vivir (cosas cambiantes de la vida). Y las taberneras eran las descendientes de aquellas mujeres que, en época romana, colgaban en sus casas, a falta de luces de colores, ramas de olivo, y que eran conocidas como rameras. En nuestro pueblo seguro que, en su larga historia, ha habido representantes de estas tres categorías. Y ya se indicó que puede haber un hidalgo pobre de solemnidad, pero no era lo normal. Si hay que apiadarse de alguien hagámoslo de los verdaderos pobres.
Las casas blasonadas que se dicen, yo sólo conozco una, no indica que allí viviera un noble, solamete que eran de su propiedad. Ya vimos que el conde de la Quintería era el dueño de la Presa, pero éste no tenía residencia en nuestro pueblo, hubiera perdurado su casa.
Aunque nos pese, nuestro pueblo no fue nada más que una villa perteneciente a la orden de Calatrava; no vamos a encontrar palacios de grandes señores. Así hubiera ocurrido si, como el rey tenía previsto, se hubiese dado a Pedro de Escavias el condado de La Figuera. Pero a pesar de tan pocos recursos muchas y grandes cosas se hicieron siendo protagonistas nuestros abuelos, cosa que los engrandece aún más.

Anónimo dijo...

Un nieto de Antonio Pérez de Valenzuela que aparece en 1752 como hijodalgo de Villa del Río, dueño, (según Salvador López del Moral) de Cajeros, Corrales, Horcajo,Madero, Atalaya, Mina, etc., casó con una Serrano, hijadalgo de Arjonilla, y su hijo Juan Pérez de Valenzuela Serrano, que casó con una Cortés de La Higuera, murió asesinado en su casa (hoy números 33 y 35 de la calle Real)durante un robo, era el
padre de Candidica y los demás Granaderos.

Anónimo dijo...

El Cortijo La Presa (al menos en el XIX) era del Marqués del Puente, que tenía su fábrica de aceite en el solar que ahora ocupa el actual Ayuntamiento, y así consta en su escritura, y al que se la compró, otro hidalgo de La Higuera, José Calero Martínez, descendiente, por linea de varón, de José Calero Velasco, hijodalgo procedente de Manzanares, que casó de segundas con una Montoro. Fue recibido como tal después de 1752, por eso no viene en el catastro. Y es por lo que se llamó, la calle que nace en la esquina del Ayuntamiento hacia Andújar, Marqués del Puente.
La actual A. Andalucía se llamó calle Llana (después Mesones), no sé hasta qué parte de la calle Real. Porque desde la Cuesta Morcillo, pasando por El Cerrillo hasta la esquina La Ollera ya no es tan llana, parece.

Anónimo dijo...

Sobre la heráldica local.
Los Calero traen, de plata, una torre terrasada en su color, acostada de dos calderas de sable. Es probable que la silueta de la calle Pelayos, al menos una torre, parece donjonada, deja entrever. Y una especie de corona en el mismo campo, luego no es de ningún noble de título. Sí es seguro que casi toda esa manzana era una sola casa solariega, con un jardín con palmeras, y corrales que salian a la calle Las Piedras. Luego si esa heráldica tan humilde perteneció a un noble de sangre, y de entre los que habitaron en La Higuera, que yo sepa, solo traen torre en su heráldica los Calero y los Martínez de Estrada (otros hidalgos recibidos después de 1752). Estos eran naturales de Villaviciosa (Asturias), cuyos escudos enfrentados se ha conservado hasta nuestros días, desde el XVII, y también traen, de gules, torre donjonada de plata, aunque distinta. Y cuya hidalguía consta en la escritura que ante el notario de Andujar otorgó el Ayuntamiento de La Higuera en junio de 1774 a favor Alonso Albarracín (Pérez de)Valenzuela,(entonces regidor perpetuo de Andújar, en la que dice:"...siendo regidores perpetuos por el estado noble: Antonio Calero, Andrés Montoro y Felipe Martínez.
Otra labra que se conserva, de La Higuera, está, o al menos lo estaba haces pocos años, en Marmolejo adornando el frontón de una fuente. Esta es la de los Montoro, es muy bonita, la piedra es clara, se nota que no es de la Sierra, una especie de arenisca rubia, y estaba muy bien conservada. Los Montoro de La Higuera traían, de oro, una carrasca de sínople, y un toro en su color pasante al tronco, bordura componada de plata y gules, si mal no recuerdo.
¿Y que hace allí oyendo eternamente llorar a esta fuente? Alguno pensará: "lanrobao",
"lanvendío". No, nada de eso, hay que seguir la historia con rigor científico, pues si decimos un disparate, podemos equivocar al que de buena fé investiga, que este es trabajo arduo y poco agradecido, y así, me llevó tiempo averiguarlo, pero encontré una razón convincente y creo que la única hipótesis.
Supe que un hijo de Andrés Montoro Cano y Gómez (finales del XVII), creo que de nombre Gregorio, casó con una de Marmolejo, vendió su molino de aceite de La Higuera y compró o instaló uno allí, pues justo en el recinto del molino está la fuente. ¿Y se llevó su blasón desde su pueblo? Sí, si le tocó a él la casa, y sobre todo que en toda la calle Llana no se ha conocido ninguno, de Montoro, en la memoria de los más viejos del lugar del pasado siglo.
Otro Montoro está en un sitio, hoy, menos poético, en la puerta de la ferretería Reca, frente a los torneros. Ahora es cortado, de Montoro, partido de torre y palos.
Algún enlace familiar que aún no me atrevo a pronosticar.
Otra piedra, más antigua, siglo XVI, vinculada de algún modo a los hidalgos de La Higuera, y menos probable que sea de aquí, pero lo digo por si a alguien le sirve la idea, es la de los Reinoso. La colocó un escultor, ajeno al tema, como heráldica de su taller supongo, frente al lienzo de muralla almohade que se conserva en Andújar, detrás del Palacio de don Gome. Los esmaltes están perdidos, pero se aprecian la tres teas encendidas de los Reinoso, que también eran grandes propietarios rústicos de La Higuera (hablo de más de quinienta cuerdas).
Otro linaje noble perdido de La Higuera son los Palomino, bien por linea uterina o por que vendieran sus propiedades. Sobre ellos ha escrito un descendiente suyo, E. Toral Peñaranda, y actualmente hace su tesis otro Palomino en Jaén, bibliotecario de la Universidad. Esta piedra no la he podido encontrar, estará en Las Viñas, como la mayoría de la zona, o en el Pazo de Meirás, que según dicen, allí fueron muchas enviadas como presentes a doña Carmen, que gustaba coleccionarlas, al tirar los viejos caserones, y gracias a esto, que alguien pudiere darle y le diere una lectura menos ilustre, se han conservado multitud de ellas (ésto no lo he comprobado).
Y poco más se sabe, que yo a la memoria me acuerde.

Anónimo dijo...

Otros hijosdalgos llegados a La Higuera, en el entorno de la confusión de estados, por enlaces matrimoniales son don Bonoso de Lara Fontiveros y su hermana doña Teresa, contraen matrimonio con doña Florentina Martínez (de Estrada) y Marín y su hermano, don Felipe, respectivamente. Hijos de Don Felipe y doña Rosario Marín, hijadalgo de Baeza.
Este linaje, el más ilustre de la Castilla medieval, acompañó al Rey y Arzobispo Rada en la retaguardia de las Navas, 1212, y en la conquista de Baeza, Andújar, Arjona, Córdoba, Sevilla,etc. de cuyos repartimientos participaron. Fundaron el convento de los Trinitarios, antes Templarios, de Andújar y allí sigue su escudo. Después, no se porqué pasó la fundación a los Valenzuela y hoy, Trinitarias. Puede que haya, como tantas veces, una boda de por medio. El caso es que la heráldica indica Valenzuela con bordura componada de plata y sable, acolado de Santiago; y aquí está lo curioso del caso. En mi opinión, no sabían como desplazar el blasón de los Lara, el único que se conserva en la provincia de Jaén, pues al ocupar la diestra, por varonía, el león coronado de los Pérez de Valenzuela, que mira como el del reino de León, lampasado de gules hacia ese flanco, daba la espalda nada menos que a la casa de Lara, que era sangre real, y primeros fundadores, entonces ingenian lo siguiente: colocan un blasón enorme "de Valenzuela" en el quicio de la esquina y ahora, aparte de la esquina, en medio del testero, a Santiago caballero lanceando un moro, a su derecha "de Valenzuela" con su león invertido, lampasado al flanco siniestro, como que mira a Santiago para no dar la espalda al Apostol y al otro lado, de plata, las dos calderas de sable de la Casa de Lara.
¿Y esto para qué sirve? Para nada. Y tal vez tampoco en aquella fecha, se murieron igualmente, pero fue así, y aquellos personajes hacian cualquier cosa para honra de su casa, y eran, de todo, menos mediocres.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

He quedado muy gratamente sorprendido por el conocimiento que aportan los cuatro últimos comentarios anónimos. El rigor de sus planteamientos es característico de quien posee un amplio bagaje de conocimientos de heráldica e historia de Lahiguera, persona con tales conocimientos tiene mucho que aportar y es una gran satisfacción para nosotros que lo haga a través de este blogs. El dominio del tema y la profundidad e independencia de su análisis, junto a la belleza y agilidad en la expresión dan un valor inusual a estos comentarios. Como autor del artículo me siento muy satisfecho de que mi trabajo haya despertado tal aporte de conocimientos sobre nuestro pueblo.
Soy descendiente de José Galán ("padre José", según mi abuelo José María Galán Pérez) hijo de Cándida Pérez, que nombrabamos como "abuela Candidica". Desconozco si el padre de Candidica fue asesinado por robo, sabía que ese hecho se produjo en el padre de mi abuelo José Galán, por referencias de mi familia y tenia noticias de la repercusión que hubo en prensa de su tiempo por tal hecho. En la foto familiar que publiqué en el artículo sobre el libro "En busca de unicornio" de Juan Eslava Galán, aparece la foto de mi bisabuelos José Galán y Candida Pérez (Candidica) con sus hijos e hijas, invito a su echar una mirada al artículo y ver la "granaera" que refiere generó esa rama familiar en Higuera. Sabía algo de los cortijos a través de unos amigos de Arjonilla,de los que la esposa es también "granaera", aunque esa investigación estaba en sus inicios y poco avanzada en datos. Ahora gracias a estos comentarios puedo enlazar información.
También sabía que a mi familia se la conoce en el pueblo como los "granaeros" de forma que se refería como ser de los granaeros por tal vez testarudez o defensa de los planteamientos un poco a ultranza. En las diferentes ramas de descendientes he escuchado esos casi reproches entre broma y serio, cuando el conjuge se empeñaba en tener razón.

Anónimo dijo...

En la segunda parte, don Quijote, que seguía siendo hidalgo, ya había sido armado caballero en la venta. Y no es que caballero sea más que hidalgo, pues aunque las Órdenes de Caballería y las Maestranzas exigían limpieza de sangre e hidalguía por los cuatro costados para su ingreso, sin embargo había caballeros villanos o caballeros cuantiosos, que eran gentes del estado llano que poseían riqueza suficiente para mantener un caballo y otros pertrechos guerreros. A éstos tuvo que recurrir la Corona para proteger las fronteras. En Andújar (La Higuera en aquella fecha),por Real Provisión, los villanos hacían anualmente un alarde luciendo sus caballos y sus mejores galas para ser elegidos. Alarde, que si pensamos en los días de la romería, de algún modo, todavía perdura. Luego, caballero estaba más relacionado con la fortuna, pues también sostenían las Órdenes los de nobleza probada, mantenían las murallas, etc.
Pero cuando Cervantes escribe, todo esto estaba ya cayendo en desuso; las armas estaban sucias, del yelmo solo quedaba el morrión, eran de sus bisabuelos... Y así, dice que se había ordenado con cuatro cepas, dos yugadas y un arapo alante y otro atrás. ¿Por qué Cervantes ridiculiza la nobleza de esa forma, sobre todo ante las manadas de ovejas y carneros?
Es muy fácil. En su devenir por la estepa castellana conoció y se enamoró de una hidalga del Toboso, Ana Martínez, (todavía está el escudo en la puerta de su casa. Partido. De plata, tres lises de guales en palo, y de sable, dos fajas de plata); pues bien, si el hidalgo casaba con villana, seguía siendo hidalgo, y lo eran todos sus hijos e hijas, pero si la hijadalgo se casaba con villano perdía en el acto su hidalguía y la de todos sus descendientes, caía en infamia. Entonces la tal doña Ana, que vivía soltera con su hermano en su casa solar, y a quien el genio complutense llamaba Dulceana, dió calabazas a Miguel, y el fruto, de esa pasión y ese resentimiento, es la mayor obra que jamás se haya escrito, porque
no olvidemos que Cervantes era... ¡villano!

Anónimo dijo...

Por favor, don Pedro, me comí la "h" en harapo, póngasela que me duelen los ojos. Gracias.

Anónimo dijo...

Aclaraciones y rectificaciones en las armerias.
Una linea de los Pérez de Valenzuela trajo bordura de ocho compones alternados de plata y gules. El blasón de la calle Las Monjas trae bordura jaquelada.
Los Reinoso trajeron, como se ve en el sepulcro que está en Santa María en el lado del evangelio,de plata, cruz flodelisada de gules, en punta tres teas encendidas, bordura componada de dieciseis piezas.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

De nuevo mi agradecimiento por la continuación de los comentarios, son vías de investigación para el futuro que, tal vez algún día, se plasmaran en un artículo que leeremos en estas páginas; por eso le ruego siga aportándonos sus amplios conocimientos en todo lo que respecte a Juan Pérez de Valenzuela y Serrano, mi tatarabuelo, origen de la linea familiar de los Pérez de Valenzuela en Higuera de Arjona. Igualmente estoy interesado en conocer datos relacionados con otros personajes de Higuera de Arjona tal como esta haciendo hasta ahora. He preguntado en mi familia y ratifico que la persona robada y asesinada fue mi tatarabuelo y no mi bisabuelo como por confusión comenté en días anteriores.
A veces supongo que persona tan informada en todo este tema, no puede ser otro que don Mariano Sáez Gámez, en ese caso estaría encantado de que el autor de tan interesante divulgación, colabore con nosotros con sus comentarios. Me sentiría dichoso por ello.
Cordiales saludos

Anónimo dijo...

Otras consideraciones.

Los hijosdalgo que llegaron tras la conquista, y se asentaron aquí, fundaron en el siglo XIII, una institución nobiliaría, La Cofradía de Santa María de los Hijosdalgo:

"Que el Comendador de la Orden del Templo de Jerusalén
Fray Bernardo de Aguilera, y Vicente Arias, Simón Pérez de Cea, Gonzalo Saldaña, Garci Pérez de Vargas y Diego Pérez Machuca su hermano, Gómez Díaz, Ruy Vélez de Garnica, Diego de Hitero y su hijo Juan, y Ruy Gómez Camacho, funda- ron con los demás hijosdalgo y después fueron entrando:

- Pedro González de Priego de Escabias.
- Alonso Díaz de Casares.
- Pedro Sánchez de Varajas.
- Juan Alonso Palomino.
- Pedro Sánchez de Santa Marina.
- Juan Alonso.
- Andrés González Palomino.
- Pedro de Escavias.
- Pedro Sánchez de Pérez.
- Alonso de Valenzuela.
- García Díaz de Casares.
- Alonso Sánchez de Barajas.
- Antón Muñoz.
- Hernán Gómez de Parraga.
- Alonso López de Castro.
- Rodrigo de Varea.
- Alonso Sánchez Palomino.
- José de Santo Domingo.
- Pedro de Grageda.
- Alonso de Santiago.
- Alonso Jurado.
- Pedro de Villa-Real.
- Sancho del Villar.
- Alonso de Olid.
- Juan Sánchez de Suazo.
- Sancho de Reinoso.
- Gonzalo de Tavira Osorio.
- Martín Salcedo Serrano.
- Luís de Valdivia.
- Diomérez de Valdivia.
- Cristóbal de Quero.
- Francisco Manuel de Lara.
- Pedro de Torquemada.
- Gutierrez de Morales.
- Juan Alonso de Piédrola.
- Pedro de Cárdenas.
- Francisco de Albarracín.
- Pedro de Álvarez.
- Sancho de Mieres.
- Gómez Suárez.
- Alonso de Albarracín.
- Francisco de Luvián.
- Pedro Serrano.
- Alonso Serrano de Piédrola.
- Juan de Valdivia.
- Rodrigo Serrano.
- Francisco de Olid.
- Luís Pérez de Santa Marina.
- Pedro Pérez de Párraga.
- Gonzalo de Carvajal.
- Jorge Serrano.
- Pedro de Valdivia.
- Juan de Cárdenas.
- Juan Pérez de Valenzuela.
- Pedro Gutiérrez de Luna.
- Alonso de Valenzuela.
- Francisco de Álvarez.
- Martín de Valenzuela.
- Gonzalo Migolla de Morales.
- Jorge Manrique de Benavides.
- Manuel Ponce de León (Conde de Baylén).
- Toribio de Lara.
- Miguel de Albarracín.
- Pedro de Lucena Escabias Matías."

Anónimo dijo...

Aunque no se conserva legajo alguno de los repartimientos que se hicieron, vemos como muchos de estos linajes honraron después su casa con títulos, y muchas de sus propiedades han llegado, en La Higuera, hasta el siglo XX.
Estos son títulos viculados a la zona:

-Montemayor (1538).Silva.
-Merced (1711). Quero. Pérez de Vargas.
-Velamazán. (1867).Chaves.
-Puente de la Virgen (1761) Alonso de Valenzuela.
-Santa Rita (1703). Jurado. Pérez de Vargas.
-Contadero (1774). Sirvente. Pérez de Vargas.
-Cerro de la Cabeza (1698). Miranda. Tavira. Osorio.
-Belalcázar (1454). Sotomayor.
-Rianzuela (1693). Solís.
-Gracia Real (1826). Pérez de Vargas. Tavira.
-Lisea (1796). Moreno de Mendoza. Sirvente.
-Quintería (1705). Miranda. Cárdenas. Pérez de Vargas.
-Prado (1795). Soto.
-Almenas (1866). Palacio.
-Corbul (1870). Contreras.
-Gomara (1692). Salcedo. Cárdenas.
-Pozo Ancho del Rey (1917). Coello de Portugal.
-Tavira? ( Tavara de los Pimentel en 1541).
-Torrejón (1602). Carvajal. Valenzuela.
-Tejada (1736). Ruíz de Tejada (Nápoles).
-Caracena (1606). Alonso de Sandoval. Valenzuela.
-Casa Real (1760). García Huidobro.
-Falces (1513). Carrillo de Peralta. Tavira.
-Grañina (1714). Dávila. Cárdenas.
-Mérito (1868). López de Carrizosa.
-Monte Olivar (1762). Espinosa de los Monteros.
-Monte Real (1705). Aldaz.
-Motilla (1679). Fernández de Santillana.
-Santa Amalia (1855). Toledano.
-Selva Nevada (1798). González de Pinillos.
-Torremayor (1884). Ruíz Soldado.
-Torre Alta (1806). Avis-Venegas.
-Valdecañas (1703). Avellaneda.
-Valenciana (1640). Ortiz de Zúñiga.
-Valle Ameno (1735). Moreno.
-Valverde de la Sierra(1640 Tovar).
-Villalta (1668). Herrera.
-Cardimbo? Desconocido.
-Bilanos. Armijo? Matha de Oca? Reynoso.
-Agramonte de Valdecabriel (1690). Castejón. Pérez de Vargas.
-Nibbiano (Parma 1827). Azara.
-Valdelagrana (1698). Godoy. Poce de León. Saavedra.
-Villalta (1668). Herrera.
-Cazalla (1691). Escobedo. Mesía. Serrano. Ponce de León.
-Villanueva (1679). Federighi.
-Garcíez (1627). Quesada.
-Albujada? Desconocido.
-Arenales (Conde.1631). Henestrosa.
-Sauce (1741). Escribano de la Fuente.
-Montellano (1681). Solís.
-Ariza (1611). Rebolledo de Palafox.
-Vera (1724). Horcasitas.
-Pineda (1693). Pineda.

Vemos el apellido y la fecha en que se concedió la merced.

Y ahora sirva como muestra la propiedad de algunas fincas de mediados del XIX en La Higuera:

Conde del Prado (El Gusano
y norte en Cañadahonda), Marqués de Caracena ( Los Amarguillos),
Marqués de Grañina (La Huesa), Conde de Gracia Real (inscripción 77, lindero sur en la Vereda de Repisos), Marqués de la Merced (El Albercón), Vizconde de Los Villares ( Sur de Repisos),
Marqués de Torre Alta ( Los Granados y La Zarza), Marqués del Puente de la Virgen (Cortijo de la Presa y La Moraga), Conde de la Quintería ( Cañadahonda), Marqués de La Matilla (la Cuestajaén), etc.
Ninguna de estas propiedades es hoy conservada por estos propietarios, ni sus sucesores. Lo que nos lleva a concluir que, a ecepción de la fundación de la Codesa de Gracia Real, doña Agustina Pérez de Vargas y Pérez de Vargas,fallecida en 1933, conocida hoy como tierras de Las Monjas, los habitantes de este pueblo prácticamente compraron más de la mitad de su propio término en menos de cien años.

Lahiguera dijo...

Agradecer a este señor "Anónimo" estas estupendas aportaciones que nos ayudan a conocer aún más de la "reciente" historia de nuestro pueblo. Lo animo desde aquí (si él lo viera oportuno) a hacer estas aportaciones a modo de artículo (aunque fuese en el anonimato si el mismo así lo quisiera), puesto que estaría mucho más accesible y localizable para los visitantes de este "sitio" (este Blog). Encantado de recibir tan valiosa y detallada información, propia de un gran conocedor de la historia y de este pueblo. Cordiales saludos.

Anónimo dijo...

Hijodalgo y su etimología.

Sabemos que hidalgo, como se dice en la actualidad, deriva de hijodalgo, que a su vez deriva de “hijo de algo” y antes “fijo de aliquo”. Esto nadie lo duda, y así está admitido por todos los historiadores y lingüistas. La duda histórica ha sido solamente la de la acepción “aliquo”.
Algo, se dijo en latín “aliquod”, y es pronombre indeterminado cuando lo usamos para designar una cosa que no se quiere nombrar. O es adverbio para expresar cantidad pequeña. De este modo “fijo d`aliquo” es hijo de algo, y a este “algo”, en una interpretación lata, le atribuimos el sentido de patrimonio, y el significado a la palabra hidalgo de “hijo de algún patrimonio”.
La coincidencia fonética de ambos términos nos lleva a esta llana conclusión desde hace mucho tiempo, pero examinando otros significados llegamos a una duda razonable y consistente.
Sabemos que hidalguía significa nobleza heredada, nobleza que se tiene por linaje, o nobleza de sangre para diferenciarla de la que se obtiene por título. En esta acepción hijodalgo viene a ser hijo de nobleza heredada o hijo de linaje noble. Es desde esta perspectiva cuando el significado de “aliquo” como “algo” deviene lato.
En castellano encontramos una palabra que ayuda a otra conclusión: alícuota. Es adjetivo, de “aliquot”. Parte heredada, llamada así la proporción que legítimamente corresponde a cada heredero, y que juntas cubrirán un todo, el caudal relicto del causante.
Si vemos que en la contracción de la palabra se usa la preposición “de” (fijo de algo-hijo d`algo) en lugar del genitivo, podemos afinar que estamos en una construcción en plena decadencia del latín clásico y su transición al romance en una posible evolución fonética: filius de aliquis, filio de aliquod, fijo d`aliquo, fijo d`alquo, hijo d`algo.
“Aliquo” puede venir de algo, como de alguien, o alguno. Y tiene más sentido en atención a su significado, que derivase de un adjetivo o de un pronombre que de un adverbio. Alguien viene de “aliquem” que es acusativo igualmente de “aliquis -qua -quid”, y algún, o alguno, es “aliqui (-quo, -quis)-qua -quod (quid).
También en castellano se conserva “ser alguien” como expresión familiar de “persona de alguna importancia”.
Y aquí se abre el diálogo a la interpretación; pero conocemos el sentido exacto de hijodalgo, y de éste no hay duda, entonces “aliquo” pudiendo derivar de “algo”, “alguien” o “alguno", gana precisión en su acepción de “alguien” referido a herencia, o hijo de “alguien” referido a un nombre o linaje reconocido.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Distinguido "Anónimo" a veces la tecla no obedece los mandatos del intelecto y pasa que no se queda la orden fijada en los escritos. El problema viene de que como este fonema es mudo, no rechisto como fonema pero como grafema la vista se mostró implacable con su ausencia. Buena escuela esa que detecta fallos que hieren la vista. Se deduce que persona desconocida pero tan versada pudo tener ese leve lapsus; pero, por favor, deleitenos Usted con sus escritos. Cordiales saludos.

Anónimo dijo...

LA MATRIZ DE ÁLVARO RODRÍGUEZ
Esta matriz de sello cuadrilobulado, perfectamente conservada, y cuyo linaje
nos es desconocido hasta la fecha perteneció a Álvaro Rodríguez según su grafía, dando por supuesto este hidalgo, cuando la mandó hacer, que en la posteridad sabríamos por sus armas su
identidad y no ha sido así. Rodríguez solo significa hijo de Rodrigo, es decir es el genitivo de un nombre de origen godo, Roderico. Poco más podemos atisbar, pero por el diseño sabemos que se trata de la primera mitad del siglo XIII hasta mediados del XIV.
Nace este diseño para mostrar las armas principales en el centro y otras secundarias en los lóbulos, aunque este no sea el caso. Nació en Castilla (según F. Menéndez Pidal) para las armas familiares, a diferencia de las personales en las que tenía forma de escudo, y también llevar, a partir de 1220, los emblemas de linaje maternos. Aunque los lóbulos de esta matriz no estén amueblados, pudieran ser armas maternas por solo los esmaltes, que en este caso ignoramos tanto los del campo principal como los de los lóbulos. Se trata de un sello de placa en bronce o medio sello, que se imprimía sobre cera en documentos de papel, pues los enlaces de sello pendiente rasgaban el pergamino y eran sello entero al mostrar las dos caras a modo de moneda. Esta matriz, se llevaba colgante en el cuello y suele darse en los territorios conquistados a principios de siglo. Esta forma gótico-mudéjar es propia del arte de la época, justo cuando la heráldica comienza a formar parte de la impronta. Este diseño no se utilizó en improntas reales, ni de infantes, ni eclesiásticas. Se trata pues del sello de un noble de nombre Álvaro, hijo de Rodrigo, cuyo linaje blasona con torre mazonada, aclarada y almenada. Si además sabemos que estas matrices, aunque eran personales, fueron utilizadas por distintos personajes e incluso que se vendían, se nos complica un poco la investigación, pero todo se andará, como dije un día en la Real Academia de la Historia -“llegaremos a saber quien fue el pintor de Altamira", y un ilustre académico
contestó -"y hasta su suegra”.
Esto carecería de sentido escribirlo en este sitio si, como podrán suponer, esta matriz no fuera de La Higuera, pero allí se encontró en "Cañahonda" y está catalogada por Menendez Pidal.
Otra puerta abierta a quien tenga tiempo de buscar este linaje... Yo solo recuerdo a un tal Rodrigo Álvarez que fué a La Higuera a buscar cebada para la guerra santa de Granada y la pagaba a veintidos maravedís la fanega.







Anónimo dijo...

Una anécdota. Hablabamos del Toboso y no hace falta desplazarse hasta allí para ver el blasón de Dulcinea, pues cual ha sido mi sorpresa, cuando buscando en La Higuera el camino nuevo de Arjona, al final del Paseo, me topé con él en las jambas de una puerta.

Argantonio dijo...

A cerca del altorelieve de la Iglesia de las Trinitarias de Andújar procede una precision:la imagen central representa un caballero que no es Santiago, sino San Martín de Tours rajando su capa para dársela a un mendigo. Probablemente en memoria de sus fundadores del XVI, Martín Pérez de Valenzuela.

Justo Navarro dijo...

Un embajador veneciano ante Felipe II describe a los nobles como " gente vanísima y de ningún valor", opinión que, sin duda profesaba también el monarca, a juzgar por el modo cómo los trataba. Recogiendo la opinión de éste y redoblandola, los consejos y tribunales daban siempre la razón a los vasallos en contra de los señores, y, por si se le olvidaba, recordaban a Felipe II que eran los señores quienes habían coaccionado a Juan II, depuesto a Enrique IV y combatido a Isabel la Católica.
Desprovista la nobleza de su ocupación característica en la guerra, apartada del poder efectivo, enajenada de la mayor parte de sus dominios territoriales, la nobleza no tenía otras señas de identidad que un determinado estilo de vida y una singularídad importantísima: la de no pagar impuestos comunes y generales.
En un momento dado vienen a darse la mano curiosamente la necesidad de dinero y el menosprecio de la nobleza que siente el trono, con una situación de abundancia de dinero y la estima de ésta que caracteriza a la burguesía mercantil del siglo XVI. Esta querencia deriva del doble atrativo de ser noble que constituye en ciertos supuestos un buen negocio, por la exención de los tributos de los villanos, y a la vez un remate airoso y hasta lucido de una vida de triunfo en los negocios.
No fue tampoco de despreciar la diferencia de trato que dio la justicia penal a un hidalgo y a un plebeyo.
Justo Navarro.

Tomás Jiménez Lupiañez dijo...

En el siglo XVII, como cosa normal y ordinaria, los hidalgos españoles no trabajaban. Trataban de ocupar su tiempo de la manera más cómoda posible. Dormían mucho y, si tenían dinero, comían abundantemente.
Juan de Zabaleta describe graciosamente a un hidalgo glotón que además era dormilón. Dice "Se despierta nuestro hombre ya muy avanzada la mañana; siéntase en la cama y échase una capa por los hombros, extiéndenle sobre sus piernas una servilleta, ponénle a un lado un panecillo, afirmanle un salero entre sus arrugas y dejánle un cuchillo a mano. Mientras le traen el plato del almuerzo, porque le parece que con el cuchillo ha de tardarse, hace con sus manos pedazos el panecillo. Llega antes el olor que el plato. Descúbrele, y el bocado primero se lo engulle abrasándose. Mientras lo demás se templa, hace sopas en el caldillo. Embiste luego con las tajadas, con tanta celeridad como si le quisiesen arrebatar las que le quedan. Ensuciase los dedos de ambas manos hasta los últimos nudos. Cuélgale de los bigotes la pringue; relúmbrale en los labios la grasa, y la barba se le oscurece entre los desperdicios de los bocados. Pide de beber el vino más fuerte; danle una copa muy grande, cógela con ambas manos y echa en su estómago un torrente de vino. Arroja la capa que tiene puesta y se vuelve a meter entre las sábanas".
Tomás Jiménez Lupiañez.

Damián Escámez dijo...

De nuevo en tiempos de Carlos I se articuló la idea del procedimiento de allegar dinero a las arcas reales, con la concesión de nuevas hidalguías y títulos nobiliarios; aunque disgustó mucho a las Cortes, porque esta medida redundaba en agravar los pagos de los villanos. Al disminuir en cada localidad el número de contribuyentes, si cundía el invento de hacerse hidalgos, ¿no sucedería que se aumentaba en proporción la carga fiscal de los que siguieran siendo villanos?
Así, se pone en marcha el mecanismo, con ciertos escrúpulos, y, sobre todo a precio muy alto, que acostumbró ser, al principio de cinco mil ducados en monedas de oro, lo cual, puesto en el valor de pesetas del año 1986, volaba por encima de los veinticinco millones de pesetas
Pero se pensaba que si se entregaba al soberano una cierta cantidad de dinero, ¿por qué no iba el donante a ser premiado como un hecho meritorio?
En realidad en otras naciones como Francia e Inglaterra, en esta época se practicaba lo mismo, y a un precio mucho más barato y fácil, pero aquí en España a todo el mundo le gustado tener algo de noble en la sangre, o por lo menos en la apariencia.
En los primeros años del emperador Carlos se hicieron nombramientos en este sentido y se volvieron a registrar en otros años diversos, y concretamente en el año 1552, en un momento de gran apuro contra los turcos y los franceses. En 1557, Felipe II ordenó vender 150 hidalguías en Castilla con la esperanza de que le proporcionasen 750.000 ducados, pero la oferta fue un fracaso en aquel momento y en otros varios, sin duda por la crisis general y por lo alto del precio. En 1567 se vendieron diecisiete hidalguías y hasta 1575, otras veinte. De 1575 a 1583 no se vendió ninguna.
Damián Escámez.