PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

martes, 20 de marzo de 2012

Nuestro pueblo hace 300 años.

Hace Trescientos Años:
Nuestro Campo, Nuestro Pueblo, Nuestra Gente.
La Huerta Del Chorrillo


Es emocionante encontrarte en un documento antiguo, manuscrito, donde a veces no se entiende la caligrafía, con nombres como “La Cuesta Cabrera”, o “Los Morales”, “Repisos”, “Pozo la Pila”. Y pensar que,  esos nombres que ahora pronunciamos, ya los decían nuestros abuelos;  que algunos se han estado llamando así durante ochocientos años, quizás más. Otros, no sabemos dónde están; “La Pava”, “El Caño”. Alguno sospechamos, como “Barruntafríos” ¿”Arrecíos”?  Y otros han cambiado algo pero sabemos qué es, como un cortijo que tiene don García de Vargas Sirvente en “La Cabrita”.



El siguiente trabajo se basa en el catastro del Marqués de la Ensenada, que ve la luz en 1752. Catastro que encarga el rey Fernando VI con el objetivo de recaudar y actualizar impuestos. Para la elaboración del catastro se hace una serie de preguntas, cuarenta en total, a las que tienen que contestar las personas más influyentes de cada pueblo. Como garantía de la veracidad de las respuestas se hace un juramento por Dios ante una cruz.
Al final están escritos los nombres de los firmantes, no quisiera que aburriera, con el fin de que podamos identificar nuestros antepasados. En una población de cien vecinos hay una alta probabilidad de encontrarlos por la coincidencia de los apellidos.
Así que, dispongámonos a conocer la “Villa de la Higuera cerca de Arxona”, en la sociedad estamental. Don Juan Cristino, prior de la iglesia, queda en una pensión y casas particulares para tomar juramento “pxometiendo dezix vexdad a lo que fuexon pxeguntados”.



 
La villa pertenece a su majestad, como administrador perpetuo de la orden. Recuérdese que nuestro pueblo pertenecía, en aquellos tiempos, a la orden de Calatrava. Fernando el Católico se hace maestre de la Orden y, desde entonces, todos los reyes de España lo son.



Toda la tierra es de secano, a excepción de un pedazo,  como de seis celemines, en la huerta que llaman del Chorrillo, propiedad de las monjas de Santa Clara el Real de Jaén, que se riega con agua de noria.




            Ninguna de sus tierras produce al año más de una cosecha. Son las de primera calidad, llamadas ruedos; las de segunda descansan un año, las de tercera dos y las de cuarta, cuatro.



Así mismo, hay una dehesa que sirven sus pastos para los ganados de labor del común de estos vecinos. Y parte se encuentra destinada para las yeguas y potros. Dos ejidos del común, algunos años se han labrado requiriéndose licencia. No hay viñas, bosques, monte ni matorrales.



De una forma aproximada podemos decir que las tierras dedicadas al pastoreo serían las comprendidas, en la actualidad, entre las carreteras de Villanueva y Andújar. La toponimia es bien clara, abundante en las tierras de cultivo y poca en  la de pasto (Dehesa).  Para labrar, en alguna ocasión, estas tierras dedicadas al pastoreo se tenía que pedir permiso a la orden de Calatrava.


 
No hay más arbolado que el de “olivas”, en el Chorrillo algunos frutales y vides. Hay olivas en el Pozo de la Pila y Barruntafríos, el Cano, las Zorreras, la Pozuela de Manuel Pérez, los Álamos, el Román, Cerrillo, Granados , la Peralta, la Solana, Repisos, la Membrilla, Cañalizo,  los Morales, el Aifon, la Umbría, la Pena, la Pava, la Oliva Quemada, el Calvario, Cerro Banderas, Camino de Arjonilla, la Callejuela, la Cañada, el Techadillo, Grajales, las Losas, los Estacares del Conde, la Umbría de los Estacares.



(Una de las olivas centenarias del Chorrillo).



El término es de 6660 fanegas, de doce celemines cada una; con el marco de Calatrava. El plantío de olivas tendrá 500 fanegas, 304 fanegas en caminos, veredas, arroyos, lindazos.
Como vemos, no ha cambiado tan drásticamente, como se podía pensar, el paisaje de antaño. Sí que existen más olivares actualmente, un 7.5% frente a un 80% de ahora, pero no hay otras especies de arbolado. El cambio sí que se hace patente en la tierra dedicada a caminos y lindes.
También goza esta villa de una pieza de tierra de veinte fanegas que nombran el Ejido Alto, sito en la Cuesta Cabrera. Otra, de dieciocho, que nombran el Ejido Bajo, sito en el Pilar. Y otra, de cuatro fanegas, que llaman el Dehesillo de Santa Clara. Y una dehesa en el sitio del Aguachar que se compone de 356 fanegas, de las cuales 130 se dedican al pastoreo de yeguas y potros, (aún nos queda el Camino de los Cuarterones, cuarterón hace referencia a caballo). Mucha importancia se le daba a la cría caballar.




Esta villa es propietaria de las casas del ayuntamiento, donde está incorporada la real cárcel. Y en un cuarto de ellas los granos del pósito. Y un horno de pan cocer.
Los frutos que se recogen son: Frutos de aceite, trigo, cebada, escaña, habas, garbanzos, yeros, alberjones y lentejas. En el Chorrillo un poco hortaliza.
Cada fanega tiene cuarenta pies de olivo y producen siete arrobas de aceite (se especifica que son tierras de primera). En el Chorrillo hay 400 vides, 32 granados, 5 higueras, 5 naranjos, 17 ciruelos; seis celemines se dedican a hortaliza.
El valor es el que sigue: Cada @ de aceite 13 reales (@=11.5 kg), fanegas de trigo 15 (fanega 32 kg),  cebada y alberjones a 8, escaña 6, habas a 10, garbanzos a 24, yeros a 12,  lentejas 48 reales.
Las lentejas es lo más caro con diferencia, parece increíble. Entonces, como ahora, también había modas. En los contratos que se hacían de siega, siempre se terminaba constatando que se daría un número determinado de gallinas para comer, las más apreciadas eran las del pescuezo pelado, que llamaban de Arjona y que nosotros decimos “moras”. Eran costumbres, ahora nos parecen chocantes.


Hay algo que pesaba como una losa, los impuestos. Se paga el diezmo, es la décima parte del fruto. Hay quien no lo paga: las tierras del priorato, las de la iglesia parroquial de San Miguel y monjas de Santa Clara de Andújar, las de Santa Clara de Jaén. Ni el “Donadío de D. Juan de Úbeda” Además se paga “la primicia del trigo” y el “voto de Santiago”.
 Es curioso que una parte de los impuestos, que debería percibir el rey, va a parar a Micaela Silicio Jurado y Orozco, vecina de la villa y corte de Madrid, También se especifica que de otros impuestos, alcábalas y tercias, se debe dar una parte a Alonso Silíceo, antecesor de Micaela. En otro documento, distinto a este catastro, se dice que Francisca  Silíceo otorga en su testamento un juro de 2998 maravedíes a Francisco de Mesa, y es dado a Sebastián Delgado y Alonso Sánchez de la Higuera, en la segunda mitad del siglo XVI. No sé quiénes eran estos Silíceos, pero seguro que muy relacionados con nuestra historia. Los juros eran una especie de deuda pública que emitían los reyes.
Como industria tenemos cuatro molinos de aceite de dos vigas,  y un horno de pan. Decir que todos los molinos pertenecen a forasteros. El horno no funciona habitualmente, cada vecino amasa en su casa.
En cuanto al ganado tenemos: Una manada de yeguas, 20 cabezas; 24 vacuno cerril, 24 de ovejas, 240 cerdos, 41 yuntas de ganado vacuno domado para labor, 8  de caballos y mulas, 34 asnos. Los asnos son los encargados del transporte de mercancías.
Hay que aclarar que sólo se cuentan los animales que pagan impuestos; así, los caballos destinados a “paseo,” no aparecen. La tierra se labra con bueyes, no con mulos, al contrario de lo que muchos hemos conocido.  Todavía se utiliza el arado romano, aunque es minoritario, se labra con arado de vertedera. Todos los animales pastan en el terreno dedicado a ello, la Dehesa.



En cuanto a la población se nos dice que hay 102 vecinos. Noventa y cinco casas habitables, ocho que no. La tercia de pan decimal, un pósito que llaman de Ánimas. Cuatro molinos de aceite. Tres casas de campo, seis cortijos.
Los ciento dos vecinos no se refieren al número de habitantes, vecino hace referencia a “casa habitada”; así que hay que multiplicar por cuatro, cinco, o seis. Creo que nuestro pueblo tendría entre seiscientos y setecientos habitantes. Teniendo en cuenta que, por entonces, España contaba con nueve millones y ahora con cuarenta y cinco, se ha quintuplicado la cifra. Extrapolando los datos nuestro pueblo debería tener ahora 3500 habitantes; por tanto, en proporción, antes estaba más habitado que ahora.
La Tercia era lo que ahora nosotros conocemos con ese nombre, al lado estaba el castillo, como vimos en “El callejero Decimonónico”. Unas décadas antes de salir a la luz este catastro, se pide permiso para vender unas fanegas de tierra para hacer un pósito (unas 400 fanegas), se debió conceder y ser este que llaman de Ánimas, no es aventurado pensar que se trata del que se describe en el callejero citado.


Siguiendo con los cortijos tenemos “La Presa”, pertenece al Conde de la Quintería, que tiene otra casa en “Las Losas”. Hay tres cortijos en “El Montejo”,  uno de las monjas de Santa Clara de Jaén, otro pertenece a don Juan de Vargas y otro a don Antonio?  Otro de don García de Vargas Sirvente en la Cabrita. Otro, el cortijo del Caño, pertenece a don Eugenio de Cárdenas de  esta villa. Y, por último, una casilla de las monjas en el Chorrillo.
Tenemos un puesto de vino abastecido por Manuel de Corpas de Andújar, a 17 reales la @. Además vende vinagre, jabón y aceite. Y no hay mesones, tiendas o  panadería; cada vecino amasa su pan. Sólo en años estériles funciona el horno, con dos panaderos que nombra la justicia.  Antonio Pérez Ruano es el encargado del pan.
Hay un médico, gana 200 ducados.  Un barbero que hace de cirujano  y sangrante 150, un estanquero 50, un sacristán mayor que hace oficio de organista 80, un sacristán menor 40, y no hay boticario, ni arriero (Un ducado equivale a once reales. No se especifica a qué periodo de tiempo se refieren estas cantidades). Un herrador y albéitar (albéitar es veterinario) gana 8 reales, un sastre 4 reales y un zapatero 3. Hay sesenta jornaleros  y ganan 3 reales.
La Higuera cerca de Arjona cuenta con 15 pobres de solemnidad (viudas, solteras y ancianos). Se llaman así porque piden en actos solemnes como son los religiosos. El personal religioso consta de dos sacerdotes. Dos soldados guardianes del castillo,  Manuel Serrano y Alonso Maroto.
Por último recojo el valor de algunos animales, para que se pueda comparar con el precio de los jornales. Una yegua 55 reales, vaca 25, pollina 15, oveja 9, puerca 8.
Firman:
Francisco Montoro 53 años, Manuel Bernardo Cubillas 49, Phelip Martínez 55, Salvador Garzia 58, Don Andrés de Montoro 42, Francisco Seberino  Alguacil 36, Manuel Fernández de Trillo 49, Máximo Cobo 46, Leonardo González 44, Ventura Martínez 60, Luis Maroto.
Da fe el licenciado Joseph Ximenez de la Cerda, de la vecina Arjona.
Todo lo ratifican los alcaldes ordinarios en ambos estados: Don Pedro Montoro Cano y Villar, Manuel Jiménez (¡mira por dónde!).
Los regidores: Manuel Bernardo Cubillas, Salvador Martínez.
Cuando se refiere a los alcaldes de ambos estados  hay que decir que estamos en plena sociedad estamental; los estados eran dos, el noble y el estado llano. La diferencia entre ellos radica básicamente en que los nobles no pagan impuestos, todo va a los “pecheros”.  En nuestro pueblo los nobles son  hidalgos, no existe alta o media nobleza; sí hay propietarios de la media nobleza pero no residen aquí. Tampoco quiere decir que ser noble significaba tener más riqueza que un pechero. Lo fundamental era que el noble no pagaba impuestos, también tenían tribunales distintos, más benignos; no se  era igual ante la ley. Había hidalgos pintorescos, como los llamados de “bragueta”, que alcanzaban la nobleza por haber tenido siete hijos varones seguidos con la misma mujer legítima. O los hidalgos de “gotera”, que sólo eran nobles en su pueblo. Cada alcalde de los mencionados defendía los intereses de su estado; y repartía justicia a los miembros que le correspondía.


El Chorrillo.
Ya hemos visto que existía una noria, el número de árboles que había, el terreno dedicado a la hortaliza… Lo que quiero resaltar, y para eso distingo este apartado, es el carácter misterioso de esta tierra. Conocemos leyendas: “El encanto del Chorrillo”, “el duende”; popularmente se dice que es un “sitio de miedo”.

 (Otro olivo centenario que, por su aspecto,  anima a albergar este duendecillo).

Bien, pues parece que la historia también se comporta misteriosamente. El territorio se encuentra habitado desde un primer momento, son numerosos los restos neolíticos hallados, y no es un sitio de defensa fácil, que era lo que en aquellos tiempos prevalecía. ¿Por qué nuestros abuelos de hace seis mil años se asentaron allí?
Como se ha dicho, este terreno pertenece a las monjas del convento de Santa Clara de Jaén. ¿Desde cuándo?
El convento de Santa Clara lo funda Fernando III, recién conquistada esta tierra. Él es el protector;  para su sustento le otorga muchos territorios. Podría ser que, desde este primer momento, una de las posesiones dadas por el rey fuese el Chorrillo; la tierra más fértil de todo nuestro término. Si así fuera, ¿cómo es que el brocal del pozo del Chorrillo muestra una cruz templaria? Las monjas de Santa Clara nunca han tenido nada que ver con aquellos monjes-guerreros misteriosos. Bien se puede pensar que los calatravos son herederos, al menos espirituales, del Temple, pero ¿cómo dejan las monjas que en su propiedad pongan la cruz?



Ya vimos, en el apartado del puente del Saladillo, cómo el amojonamiento realizado por el Condestable don Miguel Lucas de Iranzo tenía algo de exotérico para algunos autores. Arjona está muy cerca, la influencia templaria es fuerte, (La mesa del rey Salomón, el barón de Velasco).




Todo debe tener una historia clara y nada misteriosa. Pero. ¡Ojo! Si vas por el Chorrillo y, los pájaros se han callado y el aire se para, sientes como si alguien te mirara, como si una mano te tocara la espalda.  

¡¡Corre!!





 Manuel Jiménez Barragán.
Lahiguera a 20/marzo/2012.

2 comentarios:

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Buscar nuestro pasado como pueblo, investigar sobre algún momento histórico, recopilar esos datos inconexos y darles forma: es dar vida a una realidad histórica ignorada durante cientos de años y sobre todo, revitalizar personajes anónimos del pueblo de Lahiguera. Ellos fueron, en un pasado más o menos inmediato, protagonistas y testigos de unos hechos y vivencias, que como grupo humano pasó sin pena ni gloria, y cuyas pequeñas historias por su importancia no han llegado a incorporarse a la tradición oral y duermen en archivos y legajos desconocidos, hasta encontrar alguien interesado por esa historia sin escribir, y dar a conocer ese pasado para que ya no se ignore; un pueblo sin historia es un pueblo sin identidad. Los pueblos necesitan conocer su historia para acometer su futuro con recuerdo en el pasado. Ha habido intentos loables por construir breves historias del pueblo y se han conseguido; pero hay que intensificar esfuerzos e incrementar los estudios sobre nuestro pasado. Eso es lo que se intenta desde estas páginas y hoy hace Manolo, acercándonos a comprender cómo era el medio agrícola y pecuario de nuestro pueblo, por aquellos años de 1752 cuando Fernando VI necesita actualizar datos de la producción para recaudar impuestos.
Habría que ver si esa distribución de los diferentes cultivos y los demás usos de las tierras del término del pueblo, coinciden con la forma actual de asignar a los polígonos y parcelas la categoría de las fincas rusticas de primera, segunda o tercera clase; entonces quizá comprobaríamos que el olivar sólo se plantaba allí donde el terreno era idóneo para su cultivo, casi siempre coincidentes con los olivos más centenarios de su término, antes de que la fiebre de la producción aceitera inundase de nuevas plantaciones todo su terreno útil. Durante años ha sido esta nuestra opción, de forma que nuestras cooperativas molturan decenas de millones de kilos de aceituna, año tras año, animados por las ayudas europeas. Ya veremos si esas ayudas se restringen ¿qué será de nuestro olivar?...

Cordiales saludos.

crisprocol dijo...

que documento mas ameno e interesante,siempre he pensado que hace 300 años lahiguera estaba cubierta de matorrales, e incluso arboles que marcaban el principio de un monte muy proximo como es sierra morena, ahora resulta que no fue asi, que practicamente era igual que lo es en la actualidad, bueno, animo a estos redactores que tenemos la suerte de tener en este magnifico blog, a tratar de encontrar un documento que nos diga, que no hace mucho tiempo, ( pero si mas de 300 años, esto claro ha quedado ), esta nuestra tierra era muy distinta a lo que hoy conocemos.