El Ayuntamiento de Lahiguera fue proyectado probablemente por D. Aníbal González Álvarez-Ossorio, el mejor arquitecto sevillano de principios del Siglo XX.
Este año de 2012 en que se cumplen ochenta y tres años de la muerte de D. Aníbal González, aprovechamos para dar a conocer una realidad, conocida por sólo una pequeña parte de la población de Lahiguera: Que la actual casa del Ayuntamiento del pueblo posiblemente fue diseñada por D. Aníbal González Álvarez. Es pues el momento de recordar a este famoso arquitecto andaluz y rendir un pequeño homenaje a Doña Justa Calero Calero, que hizo realidad que el mejor arquitecto sevillano de principios del Siglo XX, diseñase su casa familiar, convertida en Ayuntamiento de Lahiguera desde el año 1973 (Ahumada Lara, I, 1995) siendo alcalde precisamente un nieto suyo, D. Práxedes Martínez Barragán.
Según atestiguan familiares de la rama familiar iniciada con el matrimonio de D. Mateo Martínez Lara y D.ª Justa Calero Calero y sus hijos y descendientes: D.ª Teresa Martínez Calero - abuela de D. José Salcedo Lillo, ginecólogo granadino fallecido este verano en Granada, natural de Higuera, muy a gala suya, hijo de Dr. Antonio Salcedo Cobo (35 años, Torronteras: 16/09/1936, médico titular del Ayuntamiento, natural de Alquife -Granada-, vecino de Higuera de Arjona), que durante muchos años dio nombre a la actual Avenida de Andalucía del pueblo, antes Dr. Salcedo -. Siendo otros hijos del matrimonio Mateo y Justa: D. José, Práxedes, Carlos, Manuel, Marina, Mateo y Elisa Martínez Calero.
Mateo Martínez Lara era hermano de “Barba”… (En mi niñez recordado como el más rico del pueblo, que tenía la fama de llevar una vida bastante austera o modesta para el gran capital que acumulaba), su hermano Mateo debió ser también muy adinerado y persona influyente. Escuche decir que en su finca “La Centenera”, una finca en el corazón de Sierra Morena, perteneciente al término de Marmolejo, a tan solo 7,9 Km. de este municipio y a 8,8 Km. del Lugar Nuevo, en aquellos tiempos recibía invitados de la talla de Don Práxedes M. Mateo Sagasta y Escolar, ingeniero de caminos y político español, miembro del Partido Liberal, de matiz progresista, varias veces Presidente del Consejo de Ministros en el período comprendido entre 1870 y 1902, presidiendo el Consejo de Ministros en 1881-83, 1885-90 (al inicio de la Regencia de María Cristina, el gobierno más largo de la Restauración), 1892-95, 1897-99 y 1901-02 (ya con Alfonso XIII como rey). La amistad debió ser tan buena, que se sabe que el nombre de Práxedes puesto a su hijo Práxedes Martínez Calero, promotor de la casa familiar, objeto de este relato, hoy Ayuntamiento, vino a consecuencia de esa relación.
(Antigua casa de los Martínez Calero, hoy ayuntamiento de Lahiguera).
D. Mateo Martínez Lara, agricultor propietario de numerosas propiedades rurales y urbanas en Higuera y pueblos de alrededores, falleció en fecha 13 de enero de 1901. La familia Martínez Calero vivió en una casa de labor hoy desaparecida, que ocupaba la superficie de lo que hoy son tres casas, las que corresponden a los números 31-33 y 35 de Avenida de Andalucía (antes Calle de Mesones) en la acera de la derecha que confluye con la calle Jaén (antiguo Callejón de Modesto).
Por aquellos años de comienzo de siglo, la familia poseía un corralón para albergue de animales de labor, utensilios y aperos de labranza en el espacio que actualmente ocupa el Ayuntamiento y parte del salón de plenos.
La familia Martínez Calero decide dar estudios a su hijo Práxedes Martínez Calero, el tercero de sus hijos, como mejora ante los demás hermanos, debido a que padecía cierta deformación de columna, que le impedía caminar erguido. D. ª Justa al quedar viuda, considera que la figura paterna ante los demás hermanos será Práxedes y llevara los negocios y propiedades. Estudia Licenciatura de Derecho en Madrid.
El edificio del Ayuntamiento es de planta rectangular, tras un tramo de siete u ocho escaleras
, se accede al zaguán, en el techo del zaguán de entrada destaca una pintura con tres ángeles alados, posados sobre una rama de árbol florido, dos tocan cada uno un laúd para acompañar el canto del tercero; la rama del árbol surge de una especie de templete formado por dos columnas en los dos laterales de la pared de enfrente, composición que se repite en los otros tres lados del cuadrado, siempre adornados con flores en azul y beige tostado,
después se accede a un patio central cubierto con una gran montera de cristal,
con lo que se consigue que la luz cenital ilumine toda la casa, en el centro del patio hay una fuente con un surtidor de agua,
y un pasillo en su perímetro, con arcadas dentadas estilo neomudejar, que dan prestancia al patio interior, pasillo que sirve de distribuidor a las habitaciones de la planta baja y planta primera,
con ventanas altas con rejas en la planta baja y balcones y ventanas altas en la planta primera. Todas las aperturas del edificio dan a un pequeño patio rectangular que da acceso a la vivienda a través de una escalera de trozos de mármol blanco, de un solo tramo y forma de abanico. (Parece que la escalera ha sufrido dos o tres transformaciones, desde luego se descarta que una casa así no tuviese piezas de mármol como escalones y no mármol troceado, (hay quien habla de la existencia de unos leones al principio de la balaustrada de mármol de la escalera de acceso a la casa, colocados uno a cada lado, que hoy están en una casa particular de Porcuna, otros testigos de edad suficiente para dar testimonio de ello, desmienten esa información).
El patio delantero se cierra con unas pilastras laterales que salen del zócalo de ladrillo rojo sobre otra parte de ladrillo amarillento y unas verjas en toda la parte central. Destaca el mirador o cierro del balcón central en hierro forjado, situado encima de la puerta de entrada, los balcones laterales a él y los dos de las partes laterales del edificio.
En el frontispicio de cada balcón o ventana alta de la planta primera se pueden apreciar los bellos mosaicos de cerámica tipo sevillano, tan característicos de todas las obras de Aníbal González.
En la parte del lateral derecho se da acceso con una escalera (de posterior construcción) a una sala con dos espacios que fueron recibidor y consulta del Doctor Salcedo. Otra escalera pequeña da acceso al sótano de la casa. Es esta la distribución que da a la fachada de la calle Ramón y Cajal, es de admirar la maestría con que el arquitecto supera el descuadre del lateral derecho del edificio, detalle que pasa inadvertido.
En el lateral derecho sus ventanas altas y ventanales redondos tipo ojo de buey,
dan luz y ventilación a toda el ala derecha del edificio; por la parte de la izquierda el edificio limita con una casa y percibe la luz y ventilación por la fachada y en el fondo izquierdo por la parte de atrás.
Lo más destacado del edificio son los adornos de azulejos de los frontispicios de los balcones, los adornos del voladizo del edificio en ladrillo rojo y encima una baranda de obra hecha de ladrillo rojo muy artística que se extiende por todo el perímetro de la terraza de la casa tanto en la parte frontal como en las partes laterales.
Parece ser que en uno de los numerosos viajes que D. Práxedes realiza a Sevilla, donde vivía su hermana Teresa, al caminar dando un paseo por la ciudad se encuentra con una casa que le causa admiración por su aspecto general, estética, y diseño del edificio; entonces indaga y llega a conocer al arquitecto constructor de ese edificio que tanto admiraba y la pide que diseñe la casa familiar de Higuera. No tenemos documento alguno que identifique al arquitecto, ni los familiares directos pueden atestiguar documentalmente que D. Aníbal González Álvarez fuese el buscado arquitecto; pero siempre se ha mantenido en la tradición oral del pueblo la certeza de que la casa de los Martínez Calero fue construida por este insigne arquitecto.
Si bien, no hay nada catalogado como edificio "oficialmente construido" por Aníbal González en la provincia de Jaén, en el catálogo de obras oficiales de Aníbal González. No resulta extraño este hecho, ni conocemos la razón y circunstancias; a pesar de ello, se ha confirmado, que la hoy llamada “Casa de los Espejo”, (llamada así por el apellido de su dueño), en Andujar con fachadas a la calle San Francisco y a la calle La Plaza, es obra de D. Aníbal González Álvarez, tal como aparece en ambos rótulos de las fachadas en calle San Francisco y calle La Plaza. Curiosamente el apellido Espejo es el segundo apellido del padre del insigne arquitecto, desconocemos si pertenecían a la misma familia.(Casa de Los Espejo, Andújar. Fachada a calle San francisco)
No sería de extrañar que D. Práxedes, con su formación, relaciones sociales, profesionales y políticas (liberal) y cierto espíritu innovador acometiera ese proyecto. A Práxedes le llamaban “el alemán” debido a que compro un tractor “mercedes” a los alemanes para las fincas de los Villares; pero cuando el tractor llega y es probado, comprueba que tiene un rendimiento insuficiente por desarrollar menor fuerza que le habían dicho, y entra en pleito con los vendedores. También compra la primera cosechadora que hubo en Higuera.
La referida finca se mantiene diferenciada en lo que hoy es Casa Consistorial, antigua vivienda familiar, y parte del salón de plenos, lo que fue la fábrica de aceite. La parte trasera que da fachada a la calle Gran Vía fue propiedad de la familia Martínez Saeta, que hoy ocupa parte del salón de plenos, el antiguo consultorio médico y hogar del jubilado.
Puede comprobarse la dimensión del edificio y colindantes en el siguiente documento perteneciente a la agencia tributaria: 3232047VH1033S0001JI.pdf. En esta referencia catastral aparece la finca Ramón y Cajal, 2 con una superficie de suelo de 368 metros cuadrados y una superficie construida de 865 metros cuadrados. En el plano de la finca se puede observar la parte que originariamente era la propiedad de los Martínez Calero (02) en verde y la de los Martínez Saeta (01)
La casa se termina en 1914 costando aproximadamente 75,000 pesetas, aunque los gastos se vieron incrementados en una cantidad considerablemente mayor debido a una inundación de los sótanos en el proceso de su construcción.
La casa es embargada por motivos diversos. Justa Calero muere en fecha 18 de octubre de 1926 a los 65 años de edad. Práxedes se casa en despacho con D. ª Concha en 1930 y muere en 1933.
El embargo fue levantado por la madre de otro político, Cecilio Valverde. La madre de Cecilio vende la casa a D. Manuel. Lillo, D. Antonio Salcedo y Mateo Martínez Calero (hijo de D. ª Justa), vendiendo el último su parte a los otros dos propietarios. El Doctor Salcedo, médico del pueblo, en la guerra es fusilado y su esposa Lola Lillo Martínez abandona el pueblo, vendiendo a su hermano Manuel Lillo Martínez su parte. Queda así dueño ya D. Manuel Lillo Martínez de todo el edificio, que da fachada a Ramón y Cajal. Años después este hereda la parte de atrás que da fachada a Gran Vía.
El tracto sucesorio es como sigue: La familia formada por D Manuel Martínez Medina y D.ª Dolores Saeta Lillo (dueños de la parte que da a Gran Vía) tienen unas sola hija, Manolica Martínez Saeta, conocida como “la niña Manolica” que muere soltera sin descendencia; pero dado que el abuelo de Manuel Lillo Martínez y hermanos (Jacinto, Mateo, Lola y Paquita), es hermano de la madre de “la niña Manolica” , fallecida esta última, se convierten en herederos directos forzosos los hijos de Francisco Lillo y Teresa Martínez. Tomada la herencia se amplía la fábrica de aceite y se extiende la propiedad a la calle Gran Vía.
Los Lillo venden la casa a D. ª María Josefa Fuentes Martínez. Pasados los años, en 1973 María Josefa vende la casa a la corporación local de aquellos años por el precio de 800,000 pesetas, siendo alcalde D. Práxedes Martínez Barragán, nieto de D. ª Justa, primera dueña de la casa que hoy es El Ayuntamiento. Para comprar el Ayuntamiento actual, se vende el antiguo Ayuntamiento, situado en Calle Ramón y Cajal, 81 y la casa que sirvió de cárcel en Avenida de Andalucía, 30
La casa construida en 1914 según consta grabado en obra, encima del dintel de la puerta junto a las iniciales J C de su dueña tiene un claro estilo regionalista andaluz, que utiliza los materiales de su entorno, ladrillo de diferentes colores, azulejos, balaustrada de acceso de corte clásico.
Hagamos ver los rasgos arquitectónicos que también se dan en nuestro Ayuntamiento y los rasgos de otros edificios diseñado por él, después analicemos un poco al personaje reseñando los aspectos fundamentales de su formación como arquitecto y artista haciendo un bosquejo de su vida:
1º.- Rasgos propios de sus diseños arquitectónicos
En la Sevilla de 1907, Aníbal González sintió atracción en sus primeros años de formación por el modernismo, finalmente sentó sus bases sobre el regionalismo para aprovechar los materiales más próximos de los que disponía, y tal vez inventar así un modo distinto de construcción. Es por ello considerado uno de los artífices del regionalismo andaluz.
Abandonado su periodo de construcción modernista, el arquitecto adopta unas líneas próximas al neomudéjar, cuyo inicio viene dado por las reformas del Palacio de Monsalves, otras obras pertenecientes a este estilo son la casa el Barril, el edificio de esquina entre calle San José y Conde de Ibarra, el actual Museo de Costumbres y Artes Populares, y la actual sede de Bankinter, en la Campana, en casi todas estas edificaciones destaca el uso abundante constructivo del ladrillo, que perdurará a lo largo de toda su vida.
También realizó obras de estilo neogótico como el Museo Arqueológico Provincial. Esta mezcla de estilos en la que busca el regionalismo es llamado regionalismo historicista
No fue sólo un arquitecto, sino que llegó a ser el urbanista que modificó la fisionomía sevillana y empezó a cimentar la escenografía de la ciudad. Terminó por ser el arquitecto favorito de la burguesía sevillana, de origen agrario como en toda Andalucía, y como el propio arquitecto, clase social para la que trabajó básicamente, familias con fortunas de origen rural. Construyó mansiones para los Sánchez Dalp y para los Luca de Tena, entre otros.
2º.-Algunos aspectos destacados de su vida y realización profesional
D. Aníbal González Álvarez, Nació en Sevilla el 10 de junio de 1876 y era el primer hijo de los tres que tuvieron Catalina Álvarez-Ossorio y Pizarro y José González Espejo, sus estudios universitarios supusieron un esfuerzo para su familia que no poseía grandes recursos económicos, desde joven comenzó una gran afición hacia los libros, llegando con los años a completar una gran biblioteca. Realiza la Carrera en la Escuela Superior de Madrid, acabándola el 25 de noviembre de 1902, recibió el título de arquitecto tras superar el examen de reválida con el número uno de su promoción.
Promoción entre los que se encontraban el arquitecto guipuzcoano Lucas Alday, el valenciano Demetrio Ribes. La formación que recibió fue puramente historicista, múltiples son los proyectos que podemos contemplar en el libro que editó la Fundación Fidas con 50 imágenes de los proyectos de Aníbal González y que desde aquí recomendamos para quien quiera saber más sobre la obra estudiantil de Aníbal González. D. Aníbal González Álvarez, Nació en Sevilla el 10 de junio de 1876 y era el primer hijo de los tres que tuvieron Catalina Álvarez-Ossorio y Pizarro y José González Espejo, sus estudios universitarios supusieron un esfuerzo para su familia que no poseía grandes recursos económicos, desde joven comenzó una gran afición hacia los libros, llegando con los años a completar una gran biblioteca. Realiza la Carrera en la Escuela Superior de Madrid, acabándola el 25 de noviembre de 1902, recibió el título de arquitecto tras superar el examen de reválida con el número uno de su promoción.
Para comprender mejor las enseñanzas recibidas, debemos saber quienes fueron sus profesores. Entre los más influyentes se encontraba Ricardo Velazquez Bosco, autor del Palacio Velazquez del Retiro o el Ministerio de Agricultura. Entre el Palacio Velazquez y los edificios que Aníbal construyó para la Exposición Iberoamericana de 1929 encontramos bastantes similitudes, como el uso de la cerámica, el ladrillo, los arcos de medio punto, balaustradas de corte clásico. La arquitectura de Bosco sólo fue el comienzo, la exaltación de los valores de la arquitectura nacional, disfrazada de modernismo en Cataluña, de arquitectura Montañesa en el norte de España, o la arquitectura historicista sevillana darían continuidad a la idea del arquitecto-artista.
Estamos ante un arquitecto cosmopolita, probablemente enamorado de la arquitectura renacentista italiana, de arquitectos como Palladio. Aníbal González realiza varios viajes, a Italia y Francia en 1922 y en 1924 a Gran Bretaña, sin embargo, estos viajes no influyen en la concepción de su arquitectura.
De su vida podemos destacar tres hechos importantes:
El primero es la elección como arquitecto de la Exposición Iberoamericana. Dos fueron los proyectos realmente serios, el suyo y el del arquitecto riojano Fermín Álamo. El concurso celebrado en 1911, se decanto para Aníbal, sus diseños plagados de historicismos fueron considerados por el jurado más acordes con la exposición que los diseños modernistas de Fermín Álamo. Todo fue a pedir de boca, los pabellones de la Plaza de América fueron los primeros en finalizarse, en 1914 ya estaba finalizado el Pabellón Mudéjar, en 1916 el Real y el de Bellas Artes, sin embargo su obra cumbre, la Plaza de España, se retraso más de una década, primero por la llegada de la Gran Guerra, que hacia poco propicia la celebración de una Exposición de este tipo y más tarde por la falta de fondos. Así en 1914 elabora el proyecto más ambicioso de toda la exposición, constituido por la Plaza de España, que comprendía el gran palacio y la plaza que lo rodea, su ejecución se prolongó hasta 1928, siendo inaugurada en 1929.
En este enlace puede verse un Video de la Plaza de España de Sevilla: http://sevillapedia.wikanda.es/wiki/Plaza_de_Espa%C3%B1a_(Sevilla)
(Fotografías de D. Aníbal González Alvarez-Ossorio).
(Plaza de España, vista parcial desde la izquierda).
El conjunto está formado por una plaza de forma semicircular, de 200 metros de diámetro, bordeada por un canal que recorre 515 metros y que es atravesado por cuatro puentes. Simboliza el abrazo de España y sus antiguas colonias mirando hacia el río como camino a seguir hacia América. Está bordeada por un canal cruzado por cuatro puentes que representan los cuatro antiguos reinos de España. En las paredes construyó un repertorio de bancos y ornamentos de azulejos que forman espacios alusivos a las cuarenta y ocho provincias españolas. Los edificios que envuelven la plaza se estructuran en un edificio central, alas con edificaciones intermedias que compensan una excesiva longitud y dos torres en los extremos, con una altura de setenta y cuatro metros. La construcción está realizada con ladrillo visto y amplia decoración de cerámica, artesonados, hierro forjado y repujado y mármol labrado.
Aníbal González dimitió de su cargo en 1928, tal vez por extenuación física y mental, o tal vez le fuera en realidad arrebatado de las manos por el dictador Miguel Primo de Rivera, quien nombró comisario regio a José Cruz Conde. El sucesor en el cargo de Aníbal González fue el arquitecto Vicente Traver. Aníbal González concluiría los conjuntos de la Plaza de España y de la Plaza de América con sus tres pabellones, así como las glorietas del Parque de María Luisa dedicadas a los Hermanos Alvarez Quintero y a Benito Mas y Prat. El arquitecto Vicente Traver, terminó los cerramientos del recinto y la fuente.
La llegada de Primo de Rivera le dio el impulso definitivo a la Exposición y a la gran plaza semicircular, sin embargo Aníbal dimitió en 1927 por diferencias con el nuevo comisario de la Exposición, José Cruz Conde.
(Plaza de España, vista parcial desde la derecha).
El atentado que sufrió en 1920 es otro de los hechos que marca la vida de Aníbal González. El altercado se produjo en medio de una huelga de albañiles, estos culpaban a los arquitectos de que sus negociaciones no llegaran a buen puerto. El atentado se produjo a las puertas de su casa, dos tiros que afortunadamente no acabaron con su vida. No fue el único arquitecto que sufrió amenazas, tras el atentado sobre Aníbal, el siguiente damnificado fue Juan Talavera y Heredia, que se encontró en su fachada una pintada con un explicito " ¡Ojo Talavera!". El atentado sobre el arquitecto no hizo más que engrandecer su figura, tras el atentado, una gran masa social se organizó, se dispuso delante de su casa y le mostraron su apoyo ante tal injusticia.
Todas estas muestras de cariño popular se intensificaron con su muerte el 31 de Mayo de 1929. Cuando murió, a los 53 años de edad, estaba en la ruina, de manera que hubo que recaudar dinero para conseguir una casa para la familia.
Todas estas muestras de cariño popular se intensificaron con su muerte el 31 de Mayo de 1929. Cuando murió, a los 53 años de edad, estaba en la ruina, de manera que hubo que recaudar dinero para conseguir una casa para la familia.
(Entierro de Aníbal González el 1 de junio de 1929).
Probablemente pocos personajes movieron y moverán la gran masa popular que recorrió Sevilla el día de su entierro. Ochocientos taxistas se ofrecieron para llevar gratuitamente al cementerio a las personas que quisieran acudir a su entierro. El espíritu de Aníbal no se quedó ahí, unido a dos grandes amigos enfrentados José Espiau y Juan Talavera y Heredia que con aportaciones populares diseñaron y construyeron una Villa en la Palmera para la familia González-Álvarez Ossorio. Los últimos años fueron duros para el arquitecto, a pesar de ser invitado por Alfonso XIII a la inauguración de la Exposición de 1929 no acudió por su estado de salud y por el mal trato recibido por parte de Cruz Conde.
Gaudí no llegó a terminar el templo de la Sagrada Familia. Aníbal González se quedó sin ver alzada la enorme basílica que proyectó en 1928, un año después de la forzada ruptura con su obra mayor, en los suelos del Colegio de Porta Coeli, en la Buhaira. El proyecto, de corte gótico, iba a tener torres de hasta 100 metros de altura -otro sacrilegio hacia la norma no escrita que protege a la Giralda frente a los arquitectos advenedizos-, una plaza de 120 metros de diámetro y naves de 45 metros de altura. De aquel sueño sólo quedan hoy los basamentos iniciales, visibles en la Huerta del Rey.
Debido a su fallecimiento este proyecto quedo cortado casi en su inicio, quedando sólo los pilares que son visibles en la zona antes indicada.
Tras su muerte se propuso crear una casa museo con sus planos y dibujos, algo que desgraciadamente cayó en olvido, los planos quedaron en propiedad de la familia y hoy están depositados en su mayoría en la Fundación Fidas.
AHUMADA LARA, I. Breve historia de Higuera de Arjona, Jaén, 1995
GÓMEZ DE TERREROS GUARDIOLA, Mª del V. Aurelio Gómez Millán, (1883-1956). Una revisión de la arquitectura sevillana de su tiempo, Sevilla, 1993
PÉREZ ESCOLANO, V .Aníbal González Arquitecto (1870-1929), Sevilla, 1973.
CUARESMA, A. “La arquitectura de Aníbal González”, Hogar y arquitectura, números 82 y 83. Madrid, mayo junio 1969.
VILLAR MOVELLAN, A. Arquitectura del Modernismo en Sevilla, Sevilla, 1973.
-Introducción a una arquitectura regionalista. El modelo sevillano, Sevilla, 1978.
-Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935). Sevilla, 1979.
LAHIGUERA 7 de febrero de 2012.
Pedro Galán Galán.
38 comentarios:
Cuando estamos acostumbrados a ver algo cotidianamente, no le damos el valor que en realidad tiene. Eso pasa con este edificio, con este palacio. Vuelvo a agradecer al autor de este artículo su estupendo trabajo. Gracias, Pedro, por darnos a conocer este símbolo en toda su magnitud, constructiva e histórica. Seguro que, cuando pasemos junto a él, nos vendrán a la memoria todos estos datos, y al subir por sus escalones nos sentiremos un poco más importantes, por pisar este suelo.
También, agradecer a Juanjo las estupendas fotografías. Muestran detalles y perspectivas que, yo (creo que muchos), no había percibido.
Puede que, por algún rincón, duerman rugidos de leones. Si es así, tengo la certeza que Pedro los encontrará.
Deseo hacer patente mi agradecimiento a Manuel Jiménez Barragán, por las buenas fotos aportadas de la “Casa de los Espejo” de Andujar, tras comunicarle cual iba a ser el tema de mi próximo artículo en el blog.
También felicitar a mi sobrino Juanjo por el completo reportaje fotográfico del edificio, por la amplitud del mismo y su riqueza de detalles. Sus extraordinarias fotos sirven de complemento al texto escrito. ¡Gracias! Por haber atendido con tanta generosidad las sugerencias que te hacía sobre el soporte visual del artículo.
Agradezco al alcalde Florencio Morales Lara la disponibilidad y facilidades dadas para realizar las fotografías fuera del horario.
Por último agradecer a Manolo su comentario y decirle que buscaremos información en el tema de los leones; pero que le corresponde a él organizar ese “safari”, como primer informado del interesante asunto y que tal como hablamos el otro día en Lahiguera estaré contigo en la caza de las petrificadas fieras. Seguiremos hablando de por donde irán los tiros, ratificándote mi colaboración en todas tus andanzas de su búsqueda. Con esa intención quedó reflejado el tema en el artículo publicado como respuesta a tu información. Se evidencia que el equipo de colaboraciones “MERJIGAL” funciona para recuperar toda la información posible sobre nuestro querido pueblo.
La fama de la Finca “La Centenera” de Marmolejo, propiedad en su día de la Familia Martínez Calero de Higuera, donde estuvo invitado Don Práxedes Mateo Sagasta, Presidente de Gobierno de forma intermitente entre los años 1870 y 1902 continuó como finca de las más acreditadas para monterías en todo el territorio nacional. Prueba de ello es lo recogido en el diario ABC de Madrid de fecha 22-10-83 que en su página 62, refiere textualmente:
“La Centenera de Espínola recobra su fama montera”
Madrid. Javier Espiniella.
El pasado día 16 se celebró una estupenda montería en la famosa finca “La Centenera de Espínola”, a la que acudieron un grupo de monteros invitados por la dueña, viuda de Espínola. El recinto está situado en el corazón de sierra Morena, en el término de Marmolejo, frente al santuario de la patrona de los monteros, Nuestra Señora de la Cabeza. A pesar del fortísimo calor se monteo muy bien, al final se cobraron un total de 80 reses, parte de las cuales se entregaron como donativo a las gentes del pueblo y a la Cooperativa de Labradores.
Tan fenomenal montería ha sido el resultado de muchos desvelos por parte de los organizadores, que han logrado, a la vista de las reses abatidas, recuperar para la finca la fama que paulatinamente había perdido…
El alcalde de Marmolejo, el Presidente de la Sociedad de Cazadores de Marmolejo, el ingeniero director de Aguas del Guadalquivir y otros cazadores del pueblo se encontraban entre los invitados. Como invitados de fuera acudieron, entre otros, don Alfonso de Borbón, el conde de Trylly, el marqués de Fuente el Sol, el señor Alcalá Galiano, el coronel Ruiz, el conde del Serrayo, el ex torero y hoy ganadero Litri, el marqués de Las Palmas, señores Caral, Ardiz, Barreiros Navarro y el ganadero Samuel Romano Flores…
Cordiales saludos.
Pedro: Muchas gracias por tus artículos. Los he leído con el interés que puedes suponer. Los dos me parecen muy documentados. Suerte que tienes de poder acceder a fuentes suficientes. Me gusta mucho la casa del médico que ahora es el Ayuntamiento. Esa mezcla de neomudéjar en la construcción y algo de modernismo en la decoración dio como resultado algunas obras arquitectónicas que siguen alegrándonos la vista cuando pasamos por las calles de pueblos de cierta importancia como es el tuyo... En la sierra de Madrid he visto bastantes chalets con ese estilo... La burguesía madrileña las construyó, y, por cierto, la mayoría muestra que han tenido tiempos mejores... A mí me siguen gustando por por su interés por la belleza en sí misma que es lo que constituye la esencia del modernismo. Parece que la época de la Restauración y el cambio de siglo no fue tan mala como nos la ha querido presentar la izquierda.
El artículo de la escuela es una gozada. Los mismos libros que yo usé y que estaban en los armarios y se sacaban en las ocasiones señaladas... Son los que ahora veo en el Paseo de Recoletos en las ferias de libros viejos que ponen en mayo y octubre... Los de Agustín Serrano de Haro nos los sabíamos de memoria. Por cierto, que como sabes, era inspector y yo lo conocí porque fue a la escuela donde yo estaba en Aranjuez, hace ya (más de) 54 años... Fue el primer autor que conocí en persona... A D. Luis Ortiz también lo conocí en el Ramiro de Maeztu donde terminó como director su carrera profesional. Este era Director General cuando la Ley de Enseñanza Primaria de 1947...
Lo dicho, gracias por los recuerdos y la posibilidad de evocar momentos gratos contigo. Ya sabes que la memoria pule lo desagradable y por ello cualquier tiempo pasado fue mejor...
Un abrazo y que sigas tan activo intelectualmente.
Jesús
Querido Pedro: Me ha gustado mucho tu artículo, tanto por los datos que aporta como por las ilustraciones que lo completan. Además de todo lo relacionado con Aníbal González, arquitecto al que yo admiro también.
Un abrazo. Antonio
muy bien, fantastico este documento sobre este edificio que tan acostumbrados estamos a ver, que la mayoria de los vecinos de lahiguera, ( me incluyo ), no le hacemos ni el menor aprecio. sera porque lo tenemos muy visto?, creo que no, simplemente pasamos olimpicamente del patrimonio que tenemos en nuestro pueblo, o por lo menos la mayoria.
mis felicitaciones por el gran aporte que hace Pedro Galan. y Manuel Jimenez a este blog.
El regionalismo arquitectónico andaluz del que Aníbal González Álvarez Ossorio fue su máximo exponente, surgió también como fruto de la Generación de 1898. Eran tiempos difíciles para España. El siglo XX basculaba entre la atrocidad y la esperanza, entre grandes guerras, holocaustos e injusticias, que corren paralelas a importantes avances médicos, tecnológicos y en el campo de los derechos humanos. Y, en definitiva, se le atribuye una “aceleración de la historia”, que se pone de manifiesto ya en sus albores con el entusiasmo de la Exposición Universal de París (inaugurada el 14 de abril de 1900) y la popularización de la electricidad, el primer vuelo prolongado con motor por cuenta de los hermanos Wright (diciembre de 1903), la teoría de la relatividad de Albert Einstein (1905). El primer tercio del siglo, arco temporal al que se construye la Casa del Ayuntamiento de Higuera de Arjona, es testigo de movimientos sociales como la lucha por el sufragio femenino, y políticos como la Revolución Rusa (1917). El periodo concluye con la crisis económica mundial derivada del colapso de Wall Street (1929) con que finalizan los “felices años 20”.
Sin embargo, si el planeta se estremece por alguna circunstancia en estos primeros compases del nuevo siglo, es por el conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), cuyo caldo de cultivo se va poniendo de manifiesto con el mercadeo de alianzas con que la entrada del siglo XX sorprende a Europa. España, no obstante, vive ajena a esta alineación internacional aún aturdida por la pérdida de las últimas colonias de ultramar, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en la guerra contra los Estados Unidos de 1898, considerado el “Desastre” nacional por excelencia. En este punto surge una toma de conciencia nacional –“duele España”, como manifiesta la Generación literaria del 98–, con el subsiguiente proceso regeneracionista que tiene en Joaquín Costa a uno de sus principales impulsores.
El primer tercio del 1900, periodo en el que se puede situar el movimiento regionalista, resulta especialmente convulso en España. Al reinado de Alfonso XIII (1902-1923) le sigue la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1931), y a esta la Segunda República. En estos años el país vive agitado, con sucesos lamentables como la Semana Trágica de Barcelona (1909), enfrentamientos sociales, reedición de desastres militares en las guerras de Marruecos con episodios como el de Annual (1921)... El desencanto general (heredado de la llamada “crisis de fin de siglo”) y los vanos intentos de regeneración política desembocan en la mencionada dictadura, también infructuosa. En contraste con la delicada situación del país, la cultura vive un momento de esplendor. Andalucía reproduce la radicalización del movimiento obrero español que se produce a partir de 1917, hasta el punto de que el periodo 1918-1921 es conocido en esta región como “El trienio bolchevique”. El campesinado es el primer sector en alzarse ante la delicada situación nacional y, en una tierra de gran tradición agraria como la andaluza (en la que, además, penetró con éxito el ideario anarquista), la protesta violenta encontrará el debido respaldo. Precisamente Aníbal González, será víctima de un atentado en 1920 en la puerta de su casa en Sevilla, del que sale ileso. En las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del XX se producen en España hasta doce atentados dirigidos hacia monarcas y políticos. Pero es a partir de 1920 cuando se agudiza la vía violenta al no obtener el proletariado el resultado deseado de las huelgas generales realizadas entre 1917 y 1919.
En este contexto histórico se construye tan extraordinaria edificación como es nuestra Casa del Ayuntamiento de La Higuera.
Un saludo afectuoso a todos los paisanos de un higuereño ausente.
El Regionalismo se desarrolla durante el primer tercio del siglo XX (1900-1935), estrechamente vinculado al nacionalismo que despierta la adversa situación del país. Las angustias del sentimiento nacional con el fin del Imperio son mal digeridas y afrontadas de dos maneras distintas en España: mirando hacia fuera o reivindicando hacia dentro. En el primer apartado se entienden manifestaciones como el modernismo, que desembarca en Cataluña en los primeros años del 1900, aunque también llega en parte, fugazmente por su débil y escasa burguesía, a Sevilla, donde se hace fuerte la segunda inclinación.
La predisposición localista, a su vez, es entendida de dos maneras: a través de la revisión de los estilos históricos (barroco, mudéjar, plateresco) o la exaltación de las arquitecturas regionales (andalucismo). Por una parte se busca en tiempos pasados la gloria perdida en el presente, a modo de talismán. Por otro, se considera que con el fortalecimiento de las partes se engrandece el todo. En ambos casos, se trata de levantar al país.
En Sevilla aparece por estos años una nueva camada de arquitectos que van a llevar a la práctica estos preceptos regeneradores, y eso a pesar de que obtienen su titulación en el Madrid de los primeros años del siglo, donde reciben una formación académica mientras la arquitectura europea busca salidas al agotado eclecticismo. Una de estas vías de escape será el modernismo, de ahí su presencia en las primeras creaciones de los Aníbal González, Juan Talavera o José Espiau, por limitar los ejemplos al ámbito del presente trabajo.
Pero los tímidos escarceos modernistas tendrán pronto final en favor de la línea nacionalista, pues el embrión del Regionalismo encuentra una serie de aportes significativos que terminarán de alimentarlo. Entre estos impulsos se encuentra la moción antimodernista del concejal Francisco Javier de Lepe (1910), el concurso de proyectos para la Exposición Hispano-Americana, ganado por Aníbal González (1911), o el Concurso de fachadas de Casas de Estilo Sevillano, organizado por el Ayuntamiento de Sevilla (1912), que ofrecen respuesta y consolidan los primeros esbozos de la nueva arquitectura que va tomando cuerpo en la ciudad. Sobre todo el citado concurso, que ha quedado establecido como promotor del estilo sevillano, y así lo anticipaba desde su propio nombre.
Desde un primer momento, va a quedar de manifiesto que el llamado estilo arquitectónico sevillano surge de la conjunción de dos factores muy específicos. De una parte unos elementos estilísticos históricos (la nombrada reedición del antiguo esplendor de la ciudad), y de otra unos elementos constructivos originales, que impondrán el ladrillo visto como materia prima por excelencia o la teja árabe a dos aguas o a cuatro de aleros volados de los torreones-miradores, entre otros preceptos que quedan perfectamente configurados hacia 1910. En definitiva, el estilo sevillano resulta de adaptar a las técnicas, artesanías constructivas y materiales locales (ladrillo, cerámica, azulejo) los distintos estilos históricos que dominaron los periodos de mayor bonanza de la ciudad, ante todo el mudejarismo y el clasicismo.
Con estas pequeñas aportaciones quiero contribuir a dar más realce al edificio del Ayuntamiento de La Higuera.
Un saludo afectuoso a todos los paisanos de un higuereño ausente.
Pretendo con estas líneas mostrar la situación de la capital andaluza en la época de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX.
En lo que respecta a la Sevilla de este tiempo, la ciudad lucha durante la primera década del siglo por salir de la depresión con que terminó el siglo anterior. Con uno de los índices de mortalidad más altos del mundo, una economía estancada y de base agrícola, feudal, y problemas sociales entre los que destaca la fuerte inmigración campesina a la ciudad, los sevillanos contemplan eventos como la Exposición de Industrias de 1905, en los Jardines de Eslava, como un primer y esperanzador intento de superar su nefasta situación. Se añade al oscuro panorama económico y social, una escasez agobiante de viviendas dignas, en calles insalubres, que harán necesario un replanteamiento urbanístico. La panacea para todos estos males aparece en el horizonte con el proyecto de la Exposición Hispano-Americana (Iberoamericana desde 1922), cuyo retraso la situó finalmente en el año 1929.
En estos años de preparativos y retrasos por lo complicado de la situación nacional e internacional, entre 1909 y 1929, Sevilla vive un nuevo Renacimiento que alcanza a todas las esferas: social, económica y cultural, precisamente con el objetivo de la muestra transoceánica. Es decir, la organización de la Exposición del 29 se muestra al mismo tiempo como una meta y como una recompensa. Pues bien, la idea de este propósito sanador de la ciudad es concebida en la exposición denominada “España en Sevilla”, que celebrada en 1908, es aprobada un año después, tiene proyecto de obras en 1910 y se demora por complejidades varias hasta 1925, primero, y 1929, definitivamente.
Precisamente en 1925 comienza a edificarse lo que Sevilla iba a mostrar al mundo, primero con su adecuación urbanística a los tiempos: ensanches en la Campana, Martín Villa, Mateos Gago, Canovas del Castillo, Fernández y González, Puerta de Jerez, la modulación de la que hoy es la avenida de la Constitución, etcétera, adecentando por fin una ciudad que se había mantenido prácticamente invariable desde el siglo XVIII. De esta manera, con el movimiento consolidado se producirá una dialéctica estilística entre el engrandecimiento de la Sevilla del siglo XVI y primera mitad del XVII (Renacimiento), o la de la segunda mitad del XVII y el siglo XVIII (Barroco).
Aníbal González encabeza la primera acepción y Juan Talavera, la segunda. No obstante, más que enfrentamiento, lo que existirá será una sucesión, un relevo en las preferencias. Aníbal González es el arquitecto prototípico de su generación cultural, que se hizo madura tras la Generación del 98, encauzó su producción por la vía del mudejarismo, sea en sus célebres trabajos monumentales, así como en sus obras menores, oponiéndose luego a toda incorporación vanguardista del movimiento moderno de la arquitectura.
Entre sus colaboradores habituales se encuentran su hermano Cayetano González Álvarez-Ossorio, Manuel de la Cuesta y Ramos, Cayetano González y Gómez, o su cuñado Aurelio Gómez Millán.
Sevilla definía la fisonomía que exhibe actualmente y se donaba complementos arquitectónicos que han permanecido como el estandarte de aquel resurgimiento, que pasaron a engrosar su de por sí amplio patrimonio monumental, los integrados en la Exposición Iberoamericana: las monumentales plazas de España y de América, las decenas de pabellones de los países participantes y nacionales, el Hotel Alfonso XIII y, naturalmente, las nuevas edificaciones regionalistas que perseguían y llegaron a encontrar un estilo sevillano.
Era necesario que los higuereños supieran lo que supuso esa pléyade de arquitectos regionalistas andaluces en la ciudad de Sevilla, para así entender la manifestación de esa arquitectura en el pueblo de Lahiguera, con un edificio tan singular en el que claramente se aprecian los rasgos del mismo estilo arquitectónico.
Un saludo afectuoso a todos los paisanos de un higuereño ausente.
Ahondando en el estilo regionalista andaluz de arquitectura, podemos clasificar su desarrollo en tres etapas, que podríamos resumir en tres momentos principales:
1º.-) Su gestación, en los primeros años del 1900 y a partir de una discriminación de los aspectos útiles del eclecticismo, especialmente del eclecticismo neomudéjar;
2º.-) La consolidación, en la etapa del Primer Regionalismo, que se desarrolla entre 1910 y 1917, a través del lenguaje neomudéjar-plateresco y con punto final en los días del VII Congreso Nacional de Arquitectura, celebrado en Sevilla;
3º.-) Su culminación, entre 1917 y el comienzo de los años treinta, tiempo en que da comienzo el Segundo Regionalismo, el regionalismo neobarroco y dos variantes fundamentales: una de raíz culta, a partir de los modelos históricos ofrecidos por el barroco sevillano de los siglos XVII y XVIII (especialmente en la provincia); y otra de base popular que se inspira en las construcciones rurales del siglo XVIII (en los cortijos también de la provincia).
Este es el camino emprendido por la nueva hornada de arquitectos sevillanos que comienza a ejercer con el nacimiento del siglo XX, que concibe la arquitectura como arte frente a la arquitectura como técnica, y que se va a encargar de “destruir” la ciudad histórica para construir sobre ella la Sevilla de la Exposición, una nueva Sevilla que es la Sevilla de siempre, pues los novedosos diseños resultan fieles a la historia y la fisonomía locales, a lo peculiar, a lo diferenciador. Y, además, resituará a la capital hispalense en su tiempo, pues Sevilla no participó en la corriente decimonónica tendente a proveer de planes de ensanche a las ciudades más importantes del país, con base en la ley de 1864, y si ahora se engalana con las nuevas construcciones va a ser aprovechando las obras de ensanche y adecentamiento de su urbanismo, acometidas como paso obligado antes de la Exposición del 29.
Cabe añadir que este regionalismo arquitectónico en realidad responde a un movimiento que tuvo presencia en los distintos aspectos de la vida pública: en política, con Blas Infante (denominado hoy “padre de la patria andaluza”) e Isidro de las Cagigas; en cultura, con Alejandro Guichot; en arte, Sánchez Perrier, García Ramos, Grosso, Gonzalo y Joaquín Bilbao, Bacarisas; en literatura, José María Izquierdo. Sin embargo, si permanece en nuestros días es representado en las construcciones emblemáticas que se esparcen por toda la ciudad, por su casco histórico y por los nuevos y florecientes barrios.
Saludos a todos los higuereños de un andaluz ausente.
Aníbal González Álvarez-Ossorio (1876-1929) está considerado el arquitecto español más famoso de los primeros años del siglo XX, reconocido multitudinariamente con nombramientos como el de Caballero Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica y de la Orden Civil de Alfonso XII, además de Hijo Predilecto de Sevilla. Sin duda, tan importantes agasajos, que corrieron paralelos a las discusiones que también recibió en su carrera profesional, se deben a su proyecto para la Exposición Iberoamericana de 1929, del que fue autor y director de las obras hasta 1926, año en que dimitió. De todo este conjunto monumental, principalmente por su famosa Plaza de España y los edificios de la Plaza de América. Sin embargo, Aníbal González no es un arquitecto dedicado en exclusiva a la construcción de obras singulares, sino que dejó una abundante producción en tres décadas de intenso trabajo en Sevilla, Jerez, Badajoz, y otras provincias como la de Jaén, como queda evidenciado por la Casa de los Espejo en Andujar y el Ayuntamiento de Higuera de Arjona. Labor desarrollada por gran parte de la geografía andaluza desde que se licenciara en 1902 como número 1 de su promoción y abandonara los gustos modernistas en 1905, que es cuando se encarga de encontrar las fórmulas en que sintetizaban los caracteres originales, peculiares y típicos de la arquitectura local.
Como padre del regionalismo sevillano y andaluz, Aníbal era sobre todo creador de formas ornamentales, especialmente prolíficas en las fachadas, dentro de un estilo que buscaba la identidad autóctona en tiempos pasados, y que se nutría del ladrillo visto, el hierro forjado, la yesería y el azulejo como materiales básicos. Decía “Hay que hacer renacer el interés por las cosas locales... Nuestras construcciones, pues, deben ser esencialmente regionalistas, pues tenemos un riquísimo tesoro arquitectónico e innumerables objetos artísticos que nos deben servir de guía e inspiración”, escribió el propio arquitecto el 11 de febrero de 1913 en el artículo “La casa sevillana” publicado en El Liberal.
Las construcciones de la calle Alfonso XII, como su gemela de la cercana calle Almirante Ulloa, se enclavan en la conocida como etapa “exótica” o de plenitud del modernismo de Aníbal González. El arquitecto sevillano adoptó las directrices del Art Nouveau entre 1903 y 1906, en una evolución continua que se materializó en un primer estadio gotizante, luego el mencionado modernismo exótico, un periodo secesionista y, por último, la etapa de “ladrillo visto”, caracterizada por el empleo de este tradicional material andaluz que luego sería básico del regionalismo.
Pues bien, dentro de este modernismo exótico de Aníbal, los edificios referidos en este comentario recogen su más nutrido ejercicio decorador de la fachada, en piedra o en hierro, y con gran pluralidad de motivos: flores, estrellas, tallos serpenteantes, cabezas y elementos zoomórficos, los dragones alados en capiteles de planta baja, etcétera. No obstante, el arquitecto se limita a describirla de la siguiente manera: “La decoración exterior es bien sencilla y se limita a las líneas generales constructivas”.
Queda patente la inquietud del entonces joven arquitecto, receptivo ante los lenguajes arquitectónicos de vanguardia en el comienzo de siglo, en este caso posiblemente aprendido de su viaje a la Cataluña modernista en 1902, que se traducen en una construcción de inclinación medievalista en ciertos detalles de su código formal y en la fuerte valoración de las artes decorativas. Un buen ejemplo de los esfuerzos modernistas del primer Aníbal González.
Saludos a todos los higuereños de un andaluz ausente.
Si aceptamos que el periodo modernista de Aníbal González se desarrolla entre los años 1903 y 1906, nos encontramos con el “edificio de viviendas y comercio” (que hoy ocupa una sucursal bancaria en la calle Martín Villa, 6 esquina a Virgen de Gracia,5), cronológicamente, ante uno de sus primeros intentos de fijación del estilo regionalista, con gran parte de sus elementos característicos: uso del ladrillo visto como base, la teja árabe y el azulejo decorativo del color, y las formas neoárabes con fuerte inspiración en Granada. Una serie de elementos que se impondrían definitivamente en la estética de la ciudad cuando es seleccionado el proyecto de Aníbal González para la Exposición Hispano-Americana.
Esto ocurrirá apenas tres años después de la construcción del edificio enclavado en la Campana, que puede tomarse como manifiesto de su cambio de dirección desde el eclecticismo modernista hacia el neomudéjar con que dará contenido al estilo regionalista que él mismo lideró, además de suponer un claro anticipo de lo que será su palacio de Arte Antiguo, proyectado y construido entre 1910 y 1914 en la Plaza de América.
Es el periodo del Primer Regionalismo entre 1910 y 1917, en el año del Concurso de Casas de Estilo Sevillano y, por tanto, el momento de mayor auge del neomudéjar, que se considera la vía óptima para reflejar el espíritu arquitectónico histórico de Sevilla, además de traer a la memoria un momento esplendoroso de su historia al que se acude, no olvidemos, para recuperar el fulgor perdido con la crisis de fin de siglo a nivel nacional y los graves problemas locales.
Esta pretensión de vestir la ciudad con ropajes del XVI-XVII se materializa en los arcos y aleros tejados de inspiración árabe en un conjunto que, paradójicamente, se distingue por la sobriedad y la contención ornamental, alejado de piruetas decorativas.
No obstante, alcanza gran vistosidad con el contraste entre el predominio absoluto del blanco con el ladrillo visto limitado a las embocaduras, que se acompaña del minucioso colorido del azulejo. Las soluciones neomudéjares, que arrancan con el edificio de la esquina de Martín Villa con Santa María de Gracia, se limitan ahora a los huecos, ventanas y puertas.
En esta época, Aníbal González ya había recibido la feliz noticia de la selección de su proyecto para la Exposición Iberoamericana por encima de la otra propuesta de talante modernista, de hecho, la construcción de la vivienda para el Conde de Ibarra corre paralela a la del Pabellón Mudéjar, por lo que se planea dentro de la consolidación del estilo regionalista que habría de perdurar con absoluto protagonismo en la ciudad por veinte años.
Se observa en la casa para el Marqués de Villamarta un carácter ecléctico en los años finales de predominio del estilo neomudéjar-plateresco, con que se caracteriza el Primer Regionalismo, y en el que ya se intuye el neobarroco del Segundo con elementos tan característicos como el torreón-mirador que señala la confluencia de la avenida de la Constitución con la calle García de Vinuesa, que acentúa la preocupación del arquitecto por las soluciones de esquina. Saludos de Un Higuereño.
Siguiendo siempre en la línea historicista, se conserva el azulejo en la fachada en los edificios, pero menos colorista de manera que el interior de las casas-palacio que tanto gusta de mostrar al exterior va cediendo protagonismo a las majestuosas portadas del Barroco sevillano en que parece inspirado, aunque más bien se aprecian motivos renacentistas. Por otra parte, cabe apuntar que el ladrillo combinado con el azulejo será una de las constantes de la estética de Aníbal y que eventualmente utilizarán otros arquitectos sevillanos.
Se va dando entrada al ladrillo tallado en dinteles y jambas, así como va cobrando protagonismo el hierro forjado y se incluyen piezas de cerámica como remates decorativos, en el afán estético tan propio de Aníbal González. Por lo demás, siguen siendo características las galerías de arcos en la última planta, que se aprecia de menor altura que las anteriores.
El gran edificio con que arranca la calle Luis Montoto en su margen izquierda supone la máxima expresión de la última etapa modernista de Aníbal González, que se conoce como del “ladrillo visto” por el absoluto protagonismo que cobra este material constructivo en el conjunto de la vivienda y puede entenderse como un paso intermedio a su dedicación plena al Regionalismo.
Aunque incluido aún en los gustos modernistas, comienza a intuirse la nueva fórmula que investigará a partir del abandono del Art Nouveau en 1906.
La decoración de la fachada se limita a los dinteles y no incluye otros componentes que no sea el ladrillo. En la actualidad ostenta unos colores marcadamente sevillanos, como son el terracota y el albero, aunque anteriormente a su reforma mantenía el color del ladrillo en limpio. Por encima de los aires árabes que el arquitecto se encarga de reproducir con gran fidelidad, llama la atención el protagonismo absoluto del ladrillo, principio irrenunciable del neomudéjar que más adelante contagiará a otras corrientes, y que en Aníbal González se convertirá en una constante a lo largo de su prolífica producción.
Saludos a todos de Un Higuereño en Sevilla.
Continuando con el análisis de la obra magistral del insigne arquitecto andaluz Aníbal González, hago aquí una referencia a otros edificios emblemáticos como son los siguientes:
La construcción en riguroso ladrillo visto para la Asociación Sevillana de Caridad, que Aníbal González realiza en la intersección de las calles Reyes Católicos y Arjona, junto al Puente de Triana, en los años de triunfo del Regionalismo a través del neomudéjar, que ya estaba apareciendo en estos momentos en alguna de sus construcciones más emblemáticas, incluido monumentales, y que en este caso se muestra mucho más sobria y austera.
Al contrario de lo que se le supone al arquitecto sevillano, esforzado decorador, el presente pabellón reduce al mínimo sus alardes ornamentales, apenas elementos cerámicos como remates y en el frontal, la rejería de las ventanas y puertas, y reduciendo su adopción del estilo neoárabe al inevitable ladrillo, puesto que ni siquiera los huecos de ventanas y puertas se prestan a la vistosidad de la arquería, sino que se inclina por las líneas rectas. Por contra, llama la atención su naturaleza compacta.
A las espaldas del Parque de María Luisa y el recinto de la Exposición Iberoamericana, Aníbal González compuso una fábrica que abunda en el carácter polifacético de su obra, para nada limitada a sus conjuntos monumentales y, por contra, abierta a construcciones de viviendas, edificaciones religiosas o fábricas por igual.
Precisamente ahora nos encontramos ante una construcción industrial para la Compañía Catalana de Gas, hoy utilizada como complejo deportivo, que sigue los preceptos impuestos en sus primeros escarceos regionalistas, a estas alturas perfectamente consolidados tras imponerse en el concurso de proyectos de la Exposición Iberoamericana y habiéndose convocado también el de Casas de fachadas de Estilo Sevillano. Aníbal se ciñe a la utilidad del recinto, con grandes ventanales en las dos naves yuxtapuestas y sin alardes decorativos a base de ladrillo visto.
Podemos tomar el conjunto del edificio de los jesuitas en la calle Trajano como una prueba de la gran diversidad de proyectos que abordó Aníbal González en una carrera tan prolífica no solamente en número de proyectos, sino en la variedad de los mismos. Se trata de una construcción religiosa, que incluía la Capilla de los Luises, articulada con la Iglesia de la Compañía en la calle Amor de Dios, antigua de los Mínimos, restaurada a final del siglo pasado. De hecho, su trabajo más ambicioso una vez abandonada la dirección de obras de la Exposición Iberoamericana en 1928, será una descomunal iglesia para Los Luises en la Huerta de la Salud. En la calle Trajano, Aníbal González se amolda a la ortodoxia historicista y opta por utilizar el lenguaje gótico, que efectúa en esta edificación labrando en ladrillo con maestría sobresaliente los detalles del conjunto, en especial la puerta de la capilla y sus huecos, aunque se ve limitado por la estrechez de la vía en comparación con la altura del edificio.
Saludos a todos de un Higuereño en Sevilla
Otra fábrica de imponentes dimensiones para la producción de Aníbal González, con fachada a tres calles junto al río Guadalquivir, aunque esta es más moderada y de líneas más suaves que la situada en la calle Bogotá. En esta poderosa edificación permanecen ciertos elementos secesionistas (recordemos, tercer estadio del modernismo de Aníbal González), aunque se construye bien entrados ya en el movimiento regionalista, más concretamente ingresando en su etapa definitiva, la del Segundo Regionalismo. Sobriedad y contención exterior acorde con su finalidad inicial, salvo en los remates y abundancia de arcos.
De modo que encontramos en esta construcción fabril una de las principales propuestas modernistas del arquitecto junto con las viviendas de la calle Alfonso XII, aunque en periodos muy distintos del movimiento y de la producción del arquitecto, lo que la convierte sin duda en una pieza anacrónica dentro de la construcción del movimiento arquitectónico sevillano.
Especial significación tiene este edificio por la relación que unió a arquitecto y cliente, pues Aníbal González fue el protegido de Torcuato Luca de Tena; por el año en que se finalizan las obras, ya que 1926 es la fecha en que el Aníbal dimite como arquitecto jefe de la Exposición Iberoamericana, cargo que había conseguido en gran parte por su cercana relación a Luca de Tena; y por su emplazamiento, en la Avenida de la Palmera, junto al recinto de la muestra transoceánica.
La casa de Luca de Tena está inscrita con carácter genérico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien Cultural, aunque su adaptación para servir como sede regional de una entidad bancaria modificó su interior, en el que se distinguen, no obstante, “zócalos de azulejos de motivos neorrenacentistas, su artesonado plano de complejo entramado de lacerías con piñas de mocárabes y una magnífica fuente ornamental en su muro oeste”, entre otros elementos. Su fachada cuenta con “arquerías de medio punto en ladrillo cortado y tallado, sobre columnas de mármol de orden compuesto”.
Saludos a todos los higuereños de un Higuereño en Sevilla
La figura de Aníbal González representa sin duda la personalidad de mayor relieve, no sólo en el Regionalismo Sevillano, sino también en el panorama de la arquitectura española de los años veinte. Una afortunada síntesis de lenguajes arquitectónicos que van desde el neo-mudéjar al neo-gótico y al plateresco, ha cristalizado en un estilo singular que la cultura popular asume como propio, y que la crítica especializada ha reconocido como posible referencia teórica para una arquitectura nacional en aquellas décadas.
Gracias al doctor Aníbal González, médico estomatólogo, nieto del arquitecto, que ha dedicado muchos años al estudio y la conservación de la obra del gran Arquitecto; gracias a esa constante labor, hoy tenemos la posibilidad de acceder a los archivos, planos y dibujos del autor, además de aquellas obras que han tenido la suerte de escapar del paso implacable de la piqueta demoledora.
Si bien en este blog se han tratado las grandes obras de Aníbal González en el contexto de movimiento Regionalista, hay otras figuras representativas del mismo como Espiau, Talavera, Gómez Millán, etc.
Juan Talavera y Heredia (1880-1960) fue el único capaz de competir con Aníbal González y de superarle en algunos aspectos. Encabezó el gusto por los modelos extraídos de la Sevilla de la segunda mitad del siglo XVII y siglo XVIII frente al siglo XVI y primera mitad del XVII de Aníbal, aunque en definitiva ambos compartían el gusto por el estilo arquitectónico regionalista y lo llevaron a su máxima expresión. Talavera era mejor constructor que diseñador y supo encontrar el equilibrio entre la función práctica y la función expresiva, entre razón y arte, sin renunciar al perfil de arquitecto-artista que adoptaron sus contemporáneos. Talavera efectuó una interpretación personal de los patios andaluces, los jardines y los caseríos agrícolas, y lo hizo a través del ladrillo tallado, el hierro de forja, los azulejos y la madera policromada, que se convirtieron en sus medios de expresión. Al tiempo que un artista, entonces, sostiene Talavera que “el arquitecto no es más que un albañil ilustrado”, un artesano, de ahí su profundo conocimiento de los detalles prácticos y los materiales de su oficio, a la vez que de la teoría.
José-Luis Torres.
Sobre la central térmica del Prado diseñada por Aníbal González, hoy tristemente desaparecida, nadie sabe que sería de ella si hubiera llegado a nuestros días, es probable que se encontraría en una situación similar a la fábrica de vidrio de la Trinidad o la fábrica de sombreros de José Espaiú en la calle Heliotropo, lo que es una certeza, es que la central térmica diseñada en 1906 por Aníbal González para la Cía. Sevillana de Electricidad, sería una autentica joya del patrimonio industrial sevillano y andaluz al que pocos edificios de esta tipología le harían sombra.
Pero cómo era la central. Su estilo catalogado como modernista, era muy similar al edificio industrial que Aníbal González levantaría hacia 1910 en la calle Torneo, aunque de mayores dimensiones que este. Se trata de un edificio con 1750 m2 de planta, de al menos cuatro pisos de altura. Estaba formada por una gran nave dividida en tres cuerpos. El cuerpo central era el principal y estaba formado por grandes soportes verticales entre los que se insertaban grande vanos, las dos alas laterales eran algo más artísticas, con remates curvos. Parece ser que originalmente estaba pintada en blanco y amarillo.
El complejo incluía un chalet y un cerramiento con un diseño, algo más artístico que el edificio principal. Del gran edificio sobresalía una chimenea de ladrillo cercana a los 40 metros de altura. Su derribo comenzó en Agosto de 1968. Las grandes centrales térmicas han sido reconvertidas en los últimos años en grandes espacios culturales, y con 1750 m2 de planta, y estratégicamente situado tras la plaza de España hubiera supuesto una gran oportunidad para Sevilla.
Una de las casas de medianera más desconocidas de Aníbal González guarda alguna que otra sorpresa. La casa para T. Ojeda, fue una intervención realizada por Aníbal González sobre una edificación ya existente allá por el 1906. Incluida en el extenso catálogo realizado durante los años 70 sobre el modernismo sevillano por Villar Movellán, esta casa de la calle Alfonso XII, guarda un gran secreto en su interior, un patio de estilo neomudéjar, difícil de fotografiar, del que desconocemos su origen. El estilo de la fachada, podemos decir sin riesgo a equivocarnos que es único en el repertorio del genio sevillano, su estilo medieval, con evidentes guiños al modernismo catalán el cual también hacia uso de temas medievales queda patente en elementos como su puerta, la rotulación del numero en letras góticas o las ventanas del ático con arcos apuntados. Este último cuerpo es fruto de una reforma que el propio Aníbal realizó sobre el proyecto original. La casa fue recuperada recientemente tras años de abandono.
Alejandro Ortíz.
La obra de Aníbal González es muy extensa. Aquí vamos a dar referencia de las obras más destacadas, para un listado completo de las obras del arquitecto puede consultarse el libro "Aníbal González" de Pérez Escolano publicado en la Colección Arte Hispalens de la Diputación de Sevilla.
A pesar de haber sido formado en el academicismo y el historicismo, la necesidad de ensayar con nuevos modelos llevo a Aníbal a realizar sus primeros trabajos en el lenguaje modernista. Algunos trabajos siguiendo los pasos de la vanguardia catalana como el Café París, las Casas para Laureano Montoto o la desaparecida casa en la plaza de San Agustín, y otros en un estilo muy particular, donde el ladrillo era su principal arma como el Edificio para Juan de la Rosa. Es curioso como refleja Pérez Escolano en su libro que se refiriese en la memoria a la decoración de las casas para Laureano Montoto como una decoración "sencilla" sin hacer referencia a dragones alados, líneas curvas imposibles, flores y un sin fin de elementos decorativos de su fachada.
El primer trabajo de Aníbal González consiste en un pequeño pabellón de exposición en Madrid. Ya cuando vuelve a Sevilla muestra su intención modernista con la fachada trasera de la iglesia del Santo Ángel, fachada aún en pie y que conserva las vidrieras originales de estilo modernista.
Pero si hay un edificio representativo de esta época es el llamado Café París de 1905. El Café París fue un edificio maldito, su decoración modernista apenas se conservó hasta la década de los años veinte, el edificio fue poco a poco deteriorándose hasta que fue derribado en los años setenta.
Afortunadamente otros interesantes edificios modernistas del arquitecto aún se conservan como las casas para Laureano Montoto en las Calles Alfonso XII y Almirante Ulloa, la Casa para T. Ojeda en Alfonso XII, la Subestación de la Sevillana en la Calle Feria o el Edificio de Viviendas para Juan de la Rosa en Luís Montoto.
"La Moldurera" es el único edificio industrial de este periodo que queda en pie.
El Café París fue Construido en 1904. Este magnífico edificio modernista, perdió su decoración hacia 1929. A mediados de los años 70 fue derribado.
El Edificio de la Plaza San Agustín-Recaredo. Construido en 1905. Parece ser que contó con la colaboración de José Espiau de la Coba. Al igual que el Café París, fue mutilado antes de derribarse. Tenía gran interés la silueta de la azotea al más puro estilo gaudiano.
José Luis Gómez Tirado
La etapa regionalista del arquitecto Aníbal González (1907-1912) se abre con la Casa para Manuel Nogueira que construye en La Campana. Esta casa en estilo Neomudéjar estaría presente en toda la producción del arquitecto, en ella definiría las materiales básicos de su arquitectura, el ladrillo cortado y la cerámica. Durante este periodo realizaría edificios inclasificables, mostrando en algunos trazos vanguardistas, es el caso del edificio Barás Hermanos de 1910, un edificio libre de ornamento con una interesante composición de la fachada.
Es una etapa de experimentación, reproduce todos los estilos "sevillanos", el mudéjar, gótico, renacimiento y el eclecticismo pasan por sus diseños, siendo la mejor muestra de esta mezcla de estilos los edificios de la Plaza de América.
El mudéjar sin duda fue el estilo elegido en sus comienzos regionalistas, era el estilo perfecto para la exaltación de la identidad nacional, un estilo único en nuestro país, la propia casa Manuel Nogueira, o la Casa de la Calle San José son los mejores ejemplos de neomudéjar. Sin embargo el neomudéjar no sería el estilo que llevaría a Aníbal al éxito. Su reinterpretación de los cánones renacentistas, llevarían a sus obras a unos niveles de armonía y belleza que no alcanzaban en esta ciudad desde el Barroco. Esta armonía y belleza la plasmó en su obra más importante, la Plaza de España.
Durante estos años también veremos obras donde se mezclan elementos modernistas como regionalistas. Como obra más representativa de esta mezcla encontramos el Edificio para Dolores Miravent de la Calle Alonso el Sabio.
Durante su etapa de madurez (1915-1925), el estilo neorrenacentista seria el predilecto, sin dejar de lado edificios neogóticos o neomudéjar. Algo que sin embargo permaneció inalterable fueron los materiales usados, el ladrillo y la cerámica.
Sí hay un edificio que plasme la belleza de la arquitectura de este periodo es el edificio para el Marqués de Villamarta en la Avenida de la Constitución. El chapitel en ladrillo y cerámica constituye una solución de esquina en consonancia con el resto de la edificación.
Durante este periodo, la casa sevillana esta muy presente en su producción. Como obra más interesante encontramos la casa de Luis Prieto en la Plaza de los refinadores. En esta casa observamos una bella portada en ladrillo tallado, que hace de apeadero dando a un gran patio porticado. Toda una exaltación de la típica casa-patio sevillana de siglos anteriores. Otros edificios con estructura similar son la Casa para Isidoro Pérez de la calle San Vicente o la reforma de la Antigua Audiencia.
De esta etapa podemos destacar tres obras representativas: la capilla del los Luises, la capilla del Carmen y la villa para Luca de Tena que construye en la palmera. Todas estas construcciones tienen algo en común, un excelente uso del ladrillo tallado. La imponente capilla de los Luises constituye un magnífico ejemplo de arquitectura interior.
Y es que la madurez del arquitecto no se concibe sin el ladrillo, se cuentan por decenas las casas entre medianeras que construye durante estos años, algunas como la que realiza en la Cuesta del Rosario (1924), la ampliación del Circulo Mercantil (1919), donde se puede leer sin ningún tipo de desvirtuación estilística anterior el estilo más puro de Aníbal González. Obviamente estas casas no se pueden encuadrar dentro del movimiento moderno como si podemos hacer con edificaciones de otros arquitectos como la famosa casa sin ventanas de Espiau, con la que sin embargo comparte el uso del ladrillo.
José Luis Gómez Tirado
A pesar de la desilusión de la Exposición Iberoamericana, los últimos años de Aníbal González fueron fructíferos, son los años trascurridos entre 1925 y 1929. En ningún momento llego a traicionar su estilo. En estos últimos años realizó sobre todo casas entre medianeras y edificios en zonas de expansión de la ciudad como el que realiza en Felipe II (1927) o en Jiménez de Aranda (1925).
Vuelve a realizar proyectos fuera de la ciudad como la ampliación del Edificio ABC de Madrid o el edificio "El Gallo Azul" en Jerez. A pesar de que la Exposición por la que tanto trabajo le diera la espalda sus grandes mecenas como Luca de Tena, la Familia Domecq o Ibarra le confiaron grandes proyectos. Algunos proyectos que no llegaron a realizarse como el Teatro Luca de Tena y otras como la estación de trenes de Jerez, el edificio de la Compañía Ibarra o la citada ampliación del ABC de Madrid. Grandes edificios para un gran arquitecto.
Sin embargo dentro de estas grandes obras, la Basílica de la Milagrosa, de la que sólo se llegaron a realizar los basamentos, fue el más emblemático de los proyectos. Desgraciadamente la muerte le sorprendió construyéndola.
El Salón de Variedades Lido es un edificio maltratado, que estuvo abandonado durante años, es obra de Aníbal González, es un edificio interesante, por su estilo neomudéjar tardío, ya que data de 1922, fecha en la que ya Aníbal González había definido perfectamente su estilo y no recurría ya a este estilo. El edificio posee dos fachadas, una a la calle Trajano y otra a Amor de Dios, esto facilitaba la entrada de los clientes al local. La fachada se caracteriza por su simetría perfecta, al igual que en otras obras de Aníbal González como la Casa para Dolores Miravent un paño de sebka divide la fachada en dos. Este cuerpo central esta rematado por una bonita cubierta a cuatro aguas adornada con una cornisa denticulada. Los arcos polilobulados, fueron los protagonistas en la primera obra neomudéjar del arquitecto así como la cerámica. Entre este edificio y La Casa de Manuel Nogueira distan 16 años, sin embargo como hemos comentado los patrones se repiten, estamos por tanto ante una obra identificativa con la etapa de madurez del arquitecto, donde a pesar de usar modelos pasados, realiza una fachada más armónica y ordenada que en el pasado. Dado el pobre mantenimiento del inmueble aún mantiene la carpintería de las ventanas original. Su recuperación puede depender de la recuperación de su planta baja como teatro o sala cultural, ya que tras ser Cine Trajano y Sala X no ha sufrido ninguna modificación. Parece ser que la Planta baja aún esta abierta a las dos calles.
Obra representativa de la madurez de Aníbal González. En ella vuelve al pasado, reinterpretando, el juego de arcos de la Casa Manuel Nogueira y haciendo uso de un paño de ladrillo tallado como ya hizo en algunos edificios que construiría al principio de los años diez del siglo pasado. Esperemos que el sentido común respete el edificio en un futuro. Dado el pasado como sala de variedades y cine, sería un edificio excepcional para acoger una instalación de este tipo, ya que su interior no esta modificado.
J.L. Gómez Tirado
La Iglesia del Santo Ángel es la obra más antigua que se conserva de Aníbal González. Data de 1904, fue encargada por Francisco Racaur. Es una obra poco conocida del arquitecto. La obra se oculta en el tejido urbano gracias a su estética neogótica. Sin embargo el arquitecto no olvida el lenguaje modernista, insertando vidrieras con motivos florales, quizás una de las pocas vidrieras de este estilo que queden en la ciudad. Destacan las gruesas aristas que recorren la fachada.
La obra más antigua que se conserva de Aníbal González en la ciudad, en ella muestra influencias de Gómez Otero, arquitecto modernista con el que comienza a trabajar Aníbal González. Por las reducidas dimensiones de la obra, es probable que fuera una de sus primeras obras posterior a la Fábrica Rull y Cía. y anterior al Café París.
Los edificios para Dolores Martínez son un conjunto de edificios levantados entre 1916 y 1918, son de lo más famoso de Aníbal González, en gran parte por el edificio izquierdo, conocido popularmente como "Casa de las Conchas" por el parecido que tiene con la casa homónima que podemos encontrar en Salamanca.
La Casa de las Conchas es considerada obra maestra del arquitecto por su genial composición noerrenacentista, destaca por las conchas de su fachada, antaño labrada y hoy debido al paso del tiempo desgastadas. La introducción del ladrillo cortado en su obra da como resultado cerca de un centenar de conchas, quizás trabajo solo comparable a grandes obras suyas como la propia Plaza de España o la Capilla de los Luises. En ella además se incluyen pilastras cilíndricas, labradas, con cierto guiño a la arquitectura gótico-isabelina. Debemos de reconocer la facilidad con que Aníbal González, hace que el espectador se encuentre ante una casa llamativa, que no pasa desapercibida, cuando en realidad la ordenación de su fachada no deja de ser la típica casa sevillana entremedianeras. El adintelamiento de las ventanas y la reja neorrenacentista de la planta primera completan la decoración.
José Luis Gómez Tirado
El número 24 de la calle Mateos Gago complementa la composición en el que Aníbal González nos muestra los estilos predominantes en su obra. Esta casa responde a una estructura menos novedosa, ya usada en otras casas como Santas Patronas, 11, donde el hay un cuerpo central que absorbe gran parte de la ornamentación. Con posterioridad realizaría otra obra, en 1921, con fachadas a la Calle Amor de Dios y Trajano con un esquema compositivo similar. El cuerpo central aparece adornado por diferentes bandas de ladrillo tallado reviviendo el estilo mudéjar. En este caso su composición no es tan simple como en la casa anterior jugando con el espacio central, donde observamos dos vanos, uno con arco de medio punto y otro de doble arcada, finalizando el cuerpo en una balaustrada de inspiración gótica-mudéjar. Las ventanas aparecen igualmente adinteladas con ladrillo tallado.
El edificio situado en la calle Santo Tomas 17 fue construido en 1919, diseñado por Aníbal González, abrazando literalmente el resto de muralla, conocido como torre de Abdelazis, que data del siglo XIII. Un edificio en estilo neomudéjar, en 1919 es extraño en la producción de Aníbal González, que desarrolla este estilo sobre todo hasta 1915, para posteriormente centrarse en el neorenacentismo. Quizás diseña este edificio en términos neomudéjares, por la incorporación de la torre del homenaje árabe al conjunto. El edificio guarda la típica configuración Sevillana 3 por 3, sin embargo, el arquitecto añade varios elementos secundarios, por un lado una ultima planta a modo de loggia, y por otro lado un pequeño torreón almenado. Contrastan los arcos de herradura neomudéjares, con la loggia, más típica del renacimiento y con arcos de medio punto, quizás esta extraña mezcla reforzaría la tesis de que a pesar de que el neorenacimiento había sido adoptado como su estilo personal, era necesario incorporar elementos arábigos a la obra para no descontextualizar la torre del siglo XIII. Recordemos que Aníbal González destaca por la búsqueda armonía en sus edificios. Aníbal González también diseña dentro de este proyecto la fachada posterior del Arco de Mañara, esta vez en un claro lenguaje neorenacentista.
José Luis Gómez Tirado
Vivo cerca de Aracena y soy conocedor de la abundancia de construcciones en Aracena, diseñadas por el magnifico arquitecto Aníbal González. A pesar de la distancia de Lahiguera con Sevilla ustedes han tenido la suerte de disfrutar de la extraordinaria maestría del genial arquitecto sevillano.
Dentro del repertorio de obras arquitectónicas de Aníbal González es de destacar el legado que dejo en Aracena (Huelva), que aunque menos conocida que las anteriores no de menor importancia arquitectónica.
La abundancia de edificios diseñados por Aníbal González en Aracena es tal que el Ayuntamiento de la localidad ha diseñado como una de las rutas turísticas de la ciudad la llamada: Ruta de Aníbal González
Las obras de Aníbal González están muy presentes en Aracena y reflejan la evolución de su estilo a lo largo de su carrera profesional. Se documentan obras en Aracena desde 1910 hasta 1926, siendo su legado referente monumental de nuestra localidad para el viajero.
Comenzamos a disfrutar de sus monumentos en los alrededores de Aracena, concretamente en el barrio de Aracenilla en la carretera de Alájar a un kilómetro de nuestra localidad. El Barrio de Aracenilla es un proyecto que comienza su construcción en 1923 siendo promotor de las obras el Excmo. Sr. D. Francisco Javier Sánchez-Dalp Calonge, primer Marqués de Aracena. El proyecto a llevar a cabo consiste en diversos chalets (un total de ocho) que se ofrece en arrendamiento al viajero. Se realiza en diferentes fases quedando constancia de su finalización sobre 1926.
En el proyecto original, se observan distintas parcelas pequeñas condicionadas por una única vía de 20 m. de anchura, flanqueada por filas de árboles, que comunica las distintas parcelas con un recorrido que se inicia en la carretera y que se va torciendo a tramos en ángulo recto, dando lugar a pequeñas plazas circulares en cada quiebro, hasta desembocar en una plaza ovalada que aparece focalizada por una Iglesia. A partir de la tercera plaza se extiende una zona de jardines con un trazado radial en torno a ella y después líneas curvas de inspiración vegetal.
Utiliza para su proyecto diferentes y coloristas materiales, siendo prioridad hacer de cada uno de los chalets un diseño único y original. No obstante, es fiel a sus materiales tradicionales sabiamente combinados. En tres de los edificios combina piedra con ladrillo, piedra y enlucido en uno de ellos, y en el resto piedra, ladrillo y enlucido. Para la decoración de los mismos opta por la cerámica (en solerías, tejas, remates de diseños variados, cuadros y otros adornos), madera (escaleras, portajes y artesonados), hierro (forja de rejas, remates, barandas, y cancelas) y ladrillo (molduras diversas, verdugadas, esquinas y elementos geométricos de las fachadas). Las cubiertas se resuelven a dos o cuatro aguas, a base de armaduras de madera forradas de tejas, que alternativamente se recubren de cerámica vidriada.
De la misma manera hay que referenciar diversos elementos que le adjudican el estilo regionalista: guiños barrocos en algunos remates, evocaciones mudéjares en las molduras de ladrillo, citas clásicas en los pilares de recuerdo dórico o jónico de los pórticos y pilastras dóricas o jónicas articulando fachadas.
Los elementos tradicionales locales quedan reflejados en las cubiertas y la disposición de zonas de servicio en cada uno de los chalets.
Actualmente todos los edificios se encuentran habitados y, como consecuencia de ello, en perfecto estado de conservación. Sus propietarios los adquirieron hace algunos años, rescatándolos de un ya iniciado proceso de degradación.
Paco Luis.
Una vez entramos en Aracena por la misma carretera llegamos a la Plaza de San Pedro donde encontramos otro de sus famosos monumentos de Aníbal González Álvarez Ossorio: el Lavadero Público.
Lavadero público es un monumento que fue financiado por los Excmos. Sres. D. Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge y su esposa Dª Ana Marañón Lavín, Marqueses de Aracena, y donado al pueblo de Aracena el 16 de febrero de 1927
La datación del proyecto y el inicio de las obras se sitúan en 1921, siendo su inauguración en 1926.
El fundamento técnico de las pilas del edificio ya había sido resuelto por la tradición con lo cual el desafío al que se tuvo que enfrentar en este caso el autor no fue demasiado grande. En el edificio subsisten los elementos estrictamente necesarios para sustentar la estructura. El desigual tratamiento de la solería entre la zona cubierta y la descubierta, y la edificación de un muro abierto que contornea el perímetro del conjunto sin bloquearlo contribuyen a reforzar la sensación de ambivalencia espacial. Cuenta el proyecto con tres accesos, dos prolongadas escalinatas divididas ambas en dos tramos y dispuestas en el mismo flanco pero en sentido contrario facilitan el ingreso desde la zona más elevada. La tercera entrada se encuentra en el extremo inferior del conjunto, que en realidad no es más que un corte brusco, casi espontáneo de uno de esos ángulos inferiores.
Se observa en este caso una tendencia a la disminución ornamental. Solamente cuenta con un vistoso cuadro cerámico sustentado por un frontis de ladrillo con remate triangular. Permanecen sin embrago constantes la combinación piedra-ladrillo y la cubrición mediante armadura de madera protegida por tejado a cuatro aguas.
El edificio ha perdido su primitiva funcionalidad y se muestra como un atractivo turístico más.
Desde el emplazamiento del lavadero público se divisa la calle que nos lleva directamente a la Gruta de las Maravillas, monumento natural y primer destino turístico de la zona, donde Aníbal González proyectó aún más su atractivo con la realización del edificio de la recepción.
La Antesala de la Gruta de "Las Maravillas" fue una obra financiada por D. Francisco Javier Sánchez-Dalp Calonge y el entonces Alcalde de Aracena D. Juan del Cid López. Incluía, la tarea, diversas obras de acondicionamiento de la Gruta recientemente descubierta, entre ellas la de diseñar el edificio de entrada, encargo que se le concede a Aníbal González en 1922 y que culmina en 1923.
Está integrada la obra por tres estancias: una sala de recepción en el centro, flanqueada por la vivienda del Conserje a un lado y la escalera que desciende hasta la Gruta en el otro. Al exterior una fachada de piedra con un elevado pretil que disimulaba la cubierta de tejas.
El interior se encuentra completamente tapizado con la piedra del lugar, dos espacios pétreos despojados de todo ornamento y coronados por las suaves curvas de sendas bóvedas de medio cañón. Asientos laterales rústicos para el visitante y un original empedrado en el pavimento.
Posteriormente la fachada sufre drásticos cambios pasando a un proyecto de inspiración más clasicista que es como la conocemos actualmente. En general, hoy día el edificio se encuentra en buen estado de conservación, habiendo sufrido insignificantes intervenciones, como la adición de un mostrador curvo de piedra en la sala central.
Saludos de Paco Luis C.
Cuando se continua el recorrido por Aracena subiendo la Avenida de Huelva, dejando a un lado el lugar de la Gruta de las Maravillas, que enlaza con la calle Blas Infante donde se observan las traseras de otro majestuoso proyecto de tan venerado arquitecto Aníbal González Álvarez Ossorio: el Ayuntamiento de Aracena. Situándose su fachada principal en la Plaza Marquesa de Aracena. Es una obra que data entre 1910-1911.
En 1911 los hermanos Sánchez-Dalp lo donaron al Municipio de Aracena, hecho del que queda constancia en una placa de mármol que aún subsiste junto a la portada principal del edificio. Una casa de 385 m2 que sería destinada a Escuela, Ayuntamiento, Juzgado y Oficina de Telégrafos en un primer momento, aunque su uso posterior fue cambiando según las necesidades.
Es un edificio exento de planta triangular, que en alzado se despliega en tres pisos principales, un nivel de sótanos y un ático.
Su contemplación directa nos sitúa ante una construcción de apariencia mudéjar, discordante con las obras neomudéjares erigidas hasta la fecha en Sevilla por el mismo autor.
Emplea para su construcción la piedra y el ladrillo. La cerámica ha quedado constreñida al pequeño cuadro de azulejos que flanquea una de las entradas con el escudo de la localidad. El hierro de balcones y vanos inferiores apenas destaca sobre el fondo general de la fachada.
Utiliza dinteles levemente arqueados y enmarcados al modo tradicional por molduras de ladrillo y sencillos guardapolvos, que a veces se rematan a modo de frontón. Discretos arcos de medio punto presiden dos de las fachadas y en el piso superior una hilera de arquillos triangulares aporta ritmo a los vanos que a él se abren.
La talla geométrica del ladrillo asume en exclusiva la función decorativa de la fachada. Su labor se ciñe al encuadre de huecos y el enriquecimiento de molduras y reducidos paños de muro. En las tres fachadas del edificio se hace gala de una calculada disposición simétrica.
Otra de las peculiaridades viene dada por su carácter de edificio exento. Situado en la encrucijada de tres calles en un singular triángulo, lo que favorece su percepción desde muy lejos y le permite impactar poderosamente en el espacio.
En este caso no le da un tratamiento diferenciado a las esquinas, un estrecho chaflán da una discreta bienvenida a la esquina que preside el encuentro de las calles Marquesa de Aracena y Blas Infante. Y la tercera de las es ni siquiera llega a singularizarse. Se ha optado aquí por privilegiar el centro de las fachadas destacando la principal por la presencia de un mirador.
Es de destacar asimismo la escasa presencia de las técnicas artesanales en el interior del inmueble, visibles únicamente en la sencilla carpintería de madera, la barandilla de hierro de las escaleras y un zócalo de azulejos de cuenca y arista que reviste el vestíbulo y el espacio central.
El sistema de cubiertas es el habitual de las construcciones serranas: armadura de madera y coronamiento de teja árabe roja, pero sobresale el empleo de la montera como elemento que protege y al mismo tiempo abastece de luz al interior del edificio.
El edificio ha sido restaurado y refleja prácticamente los elementos propios del original. Se encuentra en pleno uso siendo de nuevo sede del Ayuntamiento de Aracena.
Saludos de Paco Luis C.
Esta mañana fresca y lluviosa de marzo invita a permanecer en casa y seguir la ruta del arquitecto Aníbal González por Aracena.
Al cruzar la Plaza Marquesa de Aracena se llega a la calle Barberos, al final de la misma, al girar a la derecha, se alcanza la plaza principal del pueblo: la Plaza Marqués de Aracena. Allí preside la misma nos encontramos con el Casino de Arias Montano, otra legado de Aníbal González al pueblo.
Fue una obra encargada al Arquitecto por la Sociedad “Arias Montano”.
Una ponderada concepción geométrica preside todo el conjunto con un estilo depurativo. Destaca de la fachada la precisa composición simétrica con el eje central en la esquina, el rico juego de horizontales y verticales que marcan las líneas de fuerza con un ritmo de cuadrícula, el estilizado diseño de guirnaldas que moldea el hierro de barandas y farolas, el cierre cuadriculado de hierro y vidrio o madera y vidrio de los vanos, el remate destacado de las pilastras, los antepechos de cruz y aspa o la generalizada contención decorativa. La escalera interior también queda sometida al imperio de la geometría, en una excelente combinación de hierro forjado, vidrio y madera a base de líneas curvas y rectas.
Además la fachada aparece cargada de elementos clásicos: frontones, vanos cuadrangulares, medio punto central, columnillas jónicas, guirnaldas, un medallón con la efigie de Arias Montano, lísteles adornados con ovas y dentellones, pilastras y otros componentes propios del elenco clasicista.
La planta del edificio es de línea recta con una distribución simétrica y casi idéntica en sus tres pisos.
El rígido linealismo de los alzados laterales queda amortiguado por la acción unificadora de la voluminosa curva, transplantada en la construcción original hasta la cubierta por una bóveda de planta elíptica y, según la tradición oral, revestimiento cerámico. Hoy día la cubierta se resuelva con armadura de madera a tres aguas.
Actualmente el edifico continua en pleno y perfecto uso gracias a una reciente rehabilitación, en 1992, llevada a cabo por el arquitecto Hilario Vázquez Vázquez.
Saludos de Paco Luis C.
Además de los monumentos ya comentados se le atribuyen también al autor, titular de estos comentarios, otras obras en Aracena. Una de ellas se encuentra en el centro urbano de la ciudad y junto al Casino de Arias Montano como es la casa de pisos de José Nogales nº 2. Y uno de los más bellos, el conjunto del Monte San Miguel, en los alrededores del pueblo en dirección a Sevilla. Está situado en el Km. 87 de la Carretera Nacional 433. Se accede por un camino de tierra que conduce a la Finca del Monte San Miguel.
La obra se encuentra fechada en 1910 como se desprende de la placa de cerámica sita en la capilla pública que acompaña al conjunto.
Dos conjuntos arquitectónicos: la residencia señorial y las edificaciones de servicio. Dos grupos de construcciones dispuestas en un mismo espacio abierto con la que Aníbal González pretendió marcar tajantemente el abismo social que separa a los usuarios de cada sector.
La residencia principal constituye el elemento más cuidado y elaborado de todo el proyecto. Se despliega en tres alturas, abarcando un primer nivel de sótanos y dos plantas de distinta extensión. La planta baja integrada por amplios salones y largos y estrechos corredores que conducen a las distintas habitaciones.
Se mantiene el mismo juego disyuntivo de materiales, pero han desaparecido la rígida composición simétrica y la talla geométrica del ladrillo como único elemento de decoración. Los vanos se complican con diseños compuestos de evocaciones islámicas (de herradura, de herraduras apuntados, lobulados, peraltados...) y el uso de la cerámica aportando su tono de color en los tímpanos, enjutas y tejas, con armónicas composiciones vegetales, animales, heráldicas y geométricas.
No se destaca en la obra la entrada principal. La adelantada fachada de la capilla en el extremo noroccidental y la triple portada que enmarca la fachada sur obtienen, sin embargo, un tratamiento más distinguido. Utiliza para ello el ladrillo, paños de sebka, remates escalonados y motivos de cerámica.
También hay que destacar del conjunto el interior de la capilla. Riqueza de matices de una combinación nuevamente integrada por elementos de diversa procedencia e inspiración: un retablo barroco presidido por la imagen de San Miguel, armadura con cierto aire goticista, y una labor de cerámica en la solería de olambrillas y los zócalos.
Pero uno de los aspectos que más llama la atención del conjunto es el carácter pintoresco de los jardines que envuelven la vivienda principal. Amplia extensión racionalizada mediante el trazado de paseos, avenidas y pérgolas, y la colocación de sugestivos elementos como surtidores, fuentes y una alberca, bancos de fábrica, macetas y vasijas.
Por su parte la zona servicial la compone una alargada planta de dos alturas. Sus muros ya no son de piedra sino que están encalados, la piedra se destina a orillar lísteles, revestir chimeneas y tapizar el cuerpo intermedio del palomar. La cerámica también recortada limitándose a cubrir tejas y remates, cuadros de azulejos, círculos y lísteles. La cubierta queda resuelta con una cierta ascendencia inglesa.
Más allá de este núcleo central se extienden distintas construcciones dedicadas a la explotación de la finca: las caballerizas y la llamada casa de Bejines. Sólo se tiene constancia documental de la autoría de Aníbal González en el último caso. Son sencillas construcciones de edificación popular.
El complejo se encuentra en perfectas condiciones de conservación ya que sigue siendo utilizado como residencia particular. No se permiten visitas públicas.
Saludos de Paco Luis C.
Hoy quiero traer a estas páginas del blog la importante referencia a una empresa de cerámica de un hermano de Aníbal González y Álvarez-Ossorio, llamada: CASA GONZÁLEZ ÁLVAREZ- OSSORIO. Considero importante apuntar los datos de esta empresa porque me parece muy probable que los detalles de cerámica artística de la Casa del Ayuntamiento de Lahiguera pudieran proceder de esta fábrica sevillana perteneciente al hermano mayor de Aníbal González y Álvarez-Ossorio, llamado José González y Álvarez Ossorio, siendo el primero el arquitecto de la obra y el segundo el propietario de una fábrica de cerámica artística sevillana y de materiales de construcción.
Esta empresa familiar dedicó su actividad principalmente a la venta de materiales de construcción y saneamiento, tuvo una interesante faceta en lo referente a la cerámica artística decorativa y devocional, gracias a dos de sus miembros: Aníbal González y Álvarez-Ossorio, destacado arquitecto sevillano del periodo regionalista (finales del XIX y primer tercio del siglo XX) y su sobrino Cayetano González Gómez, directo colaborador suyo que ejecutó en aquel periodo muchos proyectos y diseños luego realizados en cerámica, aunque terminaría siendo artista polifacético que pasaría a la historia como uno de los grandes orfebres sevillanos del siglo XX.
Casa González, Casa González Álvarez-Ossorio o también González Hermanos es la razón social de una empresa familiar que se inició en la producción y venta de materiales de construcción hacia 1902 en Sevilla, por iniciativa de José González y Álvarez Ossorio, el mayor de los seis hijos habidos del matrimonio formado por D. José González Espejo y Dña. Catalina Álvarez-Ossorio y Pizarro. Esta era hermana de Dña Dolores Álvarez-Ossorio, madre de D. Torcuato Luca de Tena, fundador del Diario ABC. La residencia familiar siempre estuvo en el centro de la ciudad de Sevilla, primero en la calle Gravina, luego en la calle Julio César, posteriormente en Fernández y González y por último en la calle Trastámara. Era una familia por tanto de posición acomodada y bien relacionada con el ambiente social, cultural y artístico de la época.
El edificio fabril estuvo enclavado en el Prado de San Sebastián. Según extraemos de un anuncio en la revista La Pasión de 1917 se denominaba “González Hermanos. Sevilla, fábrica de mosaicos (pavimentos), materiales de construcción, artículos sanitarios, talleres de cerrajería artística, instalación de plomería y calefacción”. Sólo Carlos se integró de pleno con José en el negocio, haciéndose cargo de la delegación abierta en Madrid (Gran Vía, 14) teniendo además delegaciones en Huelva, Málaga y Córdoba. La Exposición de Sevilla estaba en la calle Canovas del Castillo, 16 (actual avenida de la Constitución, frente a la Punta del Diamante) y el escritorio en la calle Tetuán, 25.
El resto de los hijos del matrimonio fueron Florencio, Carlos, Cayetano, Aníbal y Catalina, que murió a la temprana edad de dieciséis años. Florencio estudió medicina y ejerció en Madrid, mientras Cayetano era Intendente de Aduanas y trabajó en Málaga aunque luego regresó a Sevilla. Aníbal González y Álvarez-Ossorio fue el destacado arquitecto sevillano que legó a la ciudad de Sevilla emblemáticos monumentos y edificios construidos en torno a la Exposición Iberoamericana celebrada en esta ciudad en 1929, dentro del periodo conocido como regionalismo, caracterizado principalmente y de forma muy simplificada por la utilización del ladrillo visto tallado, la cerámica decorativa y la cerrajería artística. Como arquitecto y director de los grandes proyectos edificativos, Aníbal nunca quiso favorecer a la empresa familiar, que por sí sola marchaba bien, pero no cabe duda de la aportación que la misma hizo en lo que a proyectos e innovación de elementos decorativos se refiere, sobre todo tras la incorporación de su joven sobrino Cayetano González Gómez.
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Saludos, M. C. P. G.
Nuestro interés, por lo que respecta a la cerámica de La Casa del Ayuntamiento de Lahiguera, se centra lógicamente en el campo de la cerámica artística y los retablos cerámicos devocionales, de los cuales tenemos constancia que se firmaron en esta casa. Sus ejecutores fueron buenos profesionales del momento que además trabajaban por su cuenta, los ceramistas Manuel Vigil-Escalera y Díaz, Antonio Kiernam Flores, Antonio Hornillo Pérez y Antonio Martín Bermudo “Campitos”; éste último incluso viajó en determinado momento a Madrid con la empresa y pasaría una temporada en la capital de España.
Llegado a este punto es obligada la referencia a la figura de Cayetano González Gómez, hijo de Cayetano González y Álvarez-Ossorio y sobrino por tanto de los responsables de la empresa. Cayetano nace en Málaga el 9 de diciembre de 1896 de forma circunstancial por el destino de su padre (aduanas), pero viene a Sevilla frecuentemente desde niño. Dotado de aptitudes artísticas, al igual que su padre y su tío Aníbal, se establece con su familia a la edad de diez años en el domicilio familiar sevillano de la calle Fernández y González. Estudia bachiller y por la influencia de su tío Aníbal se va haciendo patente en él su afición por el arte y el dibujo, amén del apoyo que de este recibió para que fuera su continuador como arquitecto. Tanto fue que marchó a Madrid para estudiar arquitectura, pero abandonó cuatro años después por diversos motivos, entre los cuales pudieran citarse su nostalgia por Sevilla, por su familia, su novia y su rechazo a los horarios rígidos y la vida encorsetada, pues siempre los artistas tienen un poco o mucho de carácter bohemio y en el caso que nos ocupa también ocurrió.
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Saludos, M. C. P. G.
Cayetano González Gómez, de vuelta a Sevilla trabajó como dibujante al servicio de la Exposición Iberoamericana bajo las órdenes de su tío, diseñando detalles y elementos decorativos, forja, cerámica, azulejería y corte y tallado de ladrillo, que se plasmaron principalmente en las plazas de América y de España en Sevilla, de tal forma que los aspectos ornamentales que aportó Cayetano se incorporaron al concepto arquitectónico de su tío Aníbal, que le hubiera gustado tenerlo como su sucesor, aunque el futuro del joven artista terminaría en la orfebrería religiosa, en la que comenzó en 1922 como proyectista y asesor artístico de hermandades sevillanas como la de Santa Cruz y El Valle, sin olvidar su faceta de escultor, pero estos aspectos escapan de nuestro estudio. Para ampliar el estudio sobre su persona deberemos recurrir a la documentada obra de María Victoria García Olloqui “Orfebrería Sevillana: Cayetano González” (1992).
En 1929, año de la antes citada Exposición Iberoamericana de Sevilla, muere prematuramente su mentor, su tío Aníbal. Tras el duro golpe emocional, la empresa familiar hasta entonces llevada de forma conjunta va tomando nuevos rumbos, coincidiendo también con la convulsa década de 1930: José dirige la delegación de Córdoba y luego monta su almacén y exposición en la calle Arjona de Sevilla, Carlos se establece en calle Marqués de Paradas y Cayetano padre en Triana, en calle Pagés del Corro 17, actual 39, manteniendo la razón social “Casa González”. Aquí montaría su taller de orfebrería Cayetano González Gómez.
Poco después del fallecimiento de don Cayetano González y Álvarez-Ossorio en 1948 se hace cargo de la firma en Triana Enrique Bravo Campos, hasta entonces administrador de la empresa, centrando la producción en los pavimentos de losetas Hidráulicas. A su fallecimiento lo legó a sus hijos y estos a su vez, dentro de un periodo de crisis, lo traspasaron a sus empleados, extinguiéndose a finales del siglo XX.
Por otra parte, sobre 1936-1937 cierra el escritorio de calle Tetuán y muy poco después, antes de 1940, la Exposición de la calle Canovas del Castillo (actual Avenida de la Constitución). Un espléndido retablo cerámico de la Virgen del Carmen firmado por Manuel Vigil-Escalera que presidía la tienda fue donado en 1955 a la sevillana Hermandad del Silencio por los descendientes de José González y Álvarez-Ossorio, de la que era hermano, que lo colocó en el atrio de su sede, la iglesia de San Antonio Abad.
Saludos, M. C. P. G.
Los dibujos y planos de Aníbal González constituyen una importante muestra de su actividad como arquitecto. Tienen especial interés para el estudio del conjunto de la profesión en un momento histórico determinado, así como para la investigación de la arquitectura española, y en concreto de la sevillana, durante el primer tercio del siglo XX. Este fondo reúne una parte muy importante de la producción de este arquitecto. El resto permanece en custodia de la familia (unos 50 cuadernos aprox.).aporta documentos originales de proyectos que permiten un estudio completo de métodos de trabajo y evolución de soportes y técnicas, desde los primeros bocetos del arquitecto con indicaciones manuscritas hasta el dibujo elaborado en tela encerada o papel vegetal.
En 1993-1994 se procedió a una primera catalogación informatizada del archivo de Aníbal González. La base de datos fue elaborada en Access, y se ha ido actualizando, incorporando planos escaneados entre 2000 y 2001. Este trabajo fue subvencionado por el ministerio de educación y cultura. Posteriormente a esa primera catalogación se ha creado la base de datos archivos privados Fidas, capaz de incorporar fondos de diversas épocas, procedencias y contenidos. La base de datos incorpora ficheros vinculados de imagen tipo tiff, en blanco y negro, y color, a 300 ppi. De resolución. Los planos han sido escaneados a su escala original, mediante dos escáneres para tamaños a0 y uno para a3. Este fondo se conserva en cajas y planeros separados del resto para que no pierda su individualidad. Tiene incluso apartados diferenciados dentro de la base de datos del catalogo, donde están descritos sus planos y expedientes. Ha sido descrito y organizado, y en la fecha de publicación del catalogo de la exposición "un siglo de arquitectura a través del archivo de FIDAS/COAS" en el año 2002, estaban pendientes de publicar el catalogo informatizado del archivo personal de Aníbal González.
El reglamento del archivo permite la consulta de sus fondos a arquitectos, estudiantes y particulares que cumplan los requisitos respecto a autorizaciones y plazos de consulta según la ley de propiedad intelectual. Para esta documentación el reglamento establece lo siguiente:- los trabajos profesionales visados de mas de 25 años la consulta es libre para colegiados y libre con autorización de la junta de la demarcación para los particulares. A esta documentación le afectan las limitaciones que impone la legislación básica estatal con respecto al acceso y lo dispuesto en la ley 3/ 1984, de 9 de enero, de archivos, y en la ley 1/1991, de 3 de julio, de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Un arquitecto admirador de Aníbal González.
El concurso de "casas sevillanas" celebrado en 1912 es considerado por muchos autores como el comienzo de la generalización del "estilo sevillano". A este concurso se presentaron además de Aníbal González otros autores como Espiau que presento su famosa "casa de piedra" de la Plaza de San Francisco y los almacenes Ciudad de Londres o la casa de estilo plateresco. Las continuas alusiones a las corrientes arquitectónicas que han pasado por Sevilla, desde el Gótico al Neoclásico, características a estas primeras obras "oficiales" del regionalismo sevillano. Aquí presentaremos las siguientes casas: de Aníbal González, las promovidas por Don Álvaro Dávila, Marques de Villamarta, la casa para Emilia Scholtz y la casa para Javier Sánchez-Dalp; por parte de Espiau la casa para Manuel García Alonso.
Casas para el Marqués de Villamarta
En total Aníbal González propuso tres casas para el Marqués de Villamarta, de estas tres se aceptaron a concurso dos, quedando la tercera sin contestación. La tercera casa se construyo en 1915, y es la que hoy hace esquina con García Vinuesa. Las otras dos si se aceptaron a concurso, iniciándose su construcción el 26 de diciembre de 1912. Aníbal González presenta dos casas con estilos bien diferenciados, por un lado una casa de trazas clásicas, inspirada en la cercana casa consistorial, con una fachada limpia, con cierto toque modernista en el paramento superior, donde el arquitecto incluye cinco vanos rectangulares separados por columnillas adornadas por bustos. La profusión de figuras humanas se traslada al dintel y los pilares del balcón, de estilo plateresco, especial mención merecen los capiteles de los pilares, de estilo plateresco. En esta obra tan minimalista Aníbal conjuga estilos dando como resultado una composición armoniosa, la armonía de esta obra choca con la inmediatamente posterior, donde el abundante uso de elementos góticos da lugar a una obra única que no deja indiferente. La distribución 3x3 se adorna de galería de arcos abocinados donde destacan las columnillas que soportan los distintos tramos de los arcos. En el segundo cuerpo, aparecen tres pares de arcos de medio punto, podemos entender que en este cuerpo, Aníbal incluye la arquitectura gótica-mudéjar que podemos apreciar en múltiples torres de iglesias sevillanas de 1356, como Santa Catalina o San Marcos. Aun se conservan las coloridas vidrieras originales transmitiendo la sensación de estar frente a un templo religioso más que ante una vivienda unifamiliar. El tercer cuerpo de corte clásico da cierta armonía a la fachada.
Continuará.
José-Luis Torres.
Continuamos ahora con la descripción de las “Casas sevillanas” de Aníbal González (Casas de Viviendas para Emilia Scholtz, viuda de Luca de Tena y Casa de Viviendas y comercio para Javier Sánchez-Dalp) y la última en este caso de Espiau (Casa para Manuel García Alonso):
Casas de Viviendas para Emilia Scholtz, viuda de Luca de Tena
Es la mayor de todas, pensado como casa de departamentos, posee tres cuerpos bien diferenciados. Uno central en ladrillo tallado y dos anexos de paramentos encalados y azulejería. El estilo del conjunto es neomudéjar y es inevitable referirse al edificio de Martín Villa de 1907 como claro inspirador del diseño de este. Se repite los esquemas de ladrillo tallado y cerámica vidriada para la decoración. De la composición destaca la balconera de ladrillo tallado, toda una obra de arte.
Casa de Viviendas y comercio para Javier Sánchez-Dalp
El uso del ladrillo de color claro no es característico de la arquitectura regionalista Sevillana. Los colores oscuros se imponen a los claros salvo que el arquitecto juegue con la bicromía. No obstante no es la primera vez que Aníbal González usa esta tonalidad ya que en 1910 elige un color de ladrillo claro para la casa de Barás Hermanos en la calle Cuna. Esta casa de viviendas se comenzó a construir en 1913. La casa, posee el inconfundible sello de Aníbal, ladrillo tallado, incluso en los capiteles, y cerámica trianera. El juego de vanos de distintos tamaños, a lo largo de la fachada, unido a la grandiosidad de la portada con volutas proporciona al edificio una sensación de verticalidad muy lograda. El frontón superior albergaba un escudo y un paño de azulejo, hoy desgraciadamente desaparecidos. Se construyó entre 1913 y 1914.
Casa para Manuel García Alonso
La ultima casa en admitirse al concurso, en 1914. La fachada de la avenida se reconstruyó en 1985, adaptándola al original. En esta obra de Espiau, hay cierto aire modernista, de hecho algunos autores, la incluyen dentro del periodo modernista de Espiau, otros no. El motivo principal para incluirla es la volumétrica de la casa, con las balconeras adelantadas. La riqueza decorativa de la casa es evidente, el estilo plateresco se extiende por cada rincón de la fachada, sobre todo en la balconera, donde como si de una fina obra de orfebrería se tratase aparecen elementos vegetales, humanas e incluso cestos de frutas. La casa esta rematada por una crestería gótica con pináculos, recordando el origen del plateresco.
Un saludo a los lectores
José-Luis Torres.
Deseo hacer una puntualización sobre El Proyecto de Aníbal González y la Exposición Iberoamericana de 1929.
Parece ser que la idea de Forestier de usar preciadas piezas arqueológicas en la ornamentación del parque no debió convencer al Comité, que opto por Aníbal González y otros ilustres artistas como Delgado Brackenbury, Castillo Lastrucci o la Cerámica de Ramos Rejano. Pero la obra de Aníbal González como paisajista se vio sobre todo plasmada en la Plaza de América. Según dicen a Forestier le entusiasmo el proyecto de Aníbal González. Es una Gran Plaza proyectada para la ciudadanía, si la Plaza de España se proyecto para albergar a la muchedumbre en forma de gran anfiteatro, la plaza de América fue concebida para el paseo y la cultura. Aníbal vuelve a usar el sistema de glorietas, concibe cuatro dispuestas en los vértices y un gran estanque central. El uso cultural se trasladaría a los pabellones, todos pensados como museos durante y tras la Exposición. Aníbal cuido mucho el entorno, con victorias, uso de cerámica de corte modernista, farolas forjadas y un largo etcétera donde todo se hacia artísticamente o no se hacia, fiel a su filosofía. Al parecer hubo intención de cerrar la plaza por el lado de la Avenida Reina Victoria con un gran monumento a Cervantes, sin embargo su elevado coste hizo que se desechara la idea, recuperándose posteriormente para la plaza de España de Madrid. En cuanto al uso de vegetales, se hizo una plaza abierta, donde la rosaleda cobra importancia, y como no sus altas palmeras, usadas también en su proyecto de la avenida reina victoria. La exposición iberoamericana trajo múltiples glorietas y estanques como el estanque de los lotos, las glorietas de los Álvarez Quintero o el Jardín de los Leones.
José Luis Gómez Tirado.
He aquí un repaso resumen de las edificaciones sevillanas de Aníbal González como autor modernista:
Su genio modernista quedo patente en los Edificios para Laureano Montoto, construidos entre 1905 y 1906 e influido por la escuela Catalana, donde finalizo sus estudios, es sin duda uno de los mejores ejemplos del modernismo en Andalucía. Lastimosamente los interiores se perdieron.
No menos importante fue el desaparecido Café Paris, derribado durante los años setenta, donde destacaba el chapitel y los múltiples elementos modernistas que fueron desapareciendo con el tiempo.
A día de hoy perduran otros dos magníficos ejemplos del modernismo de Aníbal González, la casa para Juan de la Rosa, situadas en la Calle Luis Montoto 3 y 5, y el edificio de la Sevillana de Electricidad en la Calle Feria. Otros como la subcentral de la Compañía Sevillana, situada en el solar donde hoy se encuentra la sede central de la compañía en la Avenida de la Borbolla, desaparecieron. Esta genial obra modernista formada por varios edificios del que destaca el edificio de la Central, con una gran bóveda de canon finalizado en ventanal modernista. El edificio se derruyó para la construcción de la Sede de la Sevillana de Electricidad en 1968. Y es que la historia de la Compañía de la Sevillana de Electricidad esta íntimamente ligada al modernismo de Aníbal González. La Sevillana se fundo en 1895, su crecimiento fue tan rápido, que constantemente necesitaba nuevas instalaciones, a la ya citada central en la Avenida de la Borbolla en 1904 se sumaron dos estaciones de acumuladores en 1905, uno de estos situado en la calle Feria, las ventanas recuerdan a las formulas utilizadas en la casa para Laureano Montoto y en otras obras modernistas contemporáneas como el instituto provincial de Simon Barris. Sin embargo aparece un elemento inédito, la cartelera realizada en azulejos queda inserta en la fachada, una obra donde las curvas vuelven a cobrar importancia, transmitiendo la sensación de movimiento del modernismo más puro.
Continuaré otro día. Amistosos saludos
Luis Melero Gutiérrez.
Otra de las obras singulares del periodo modernista de Aníbal González que quedan en pie es la mencionada casa para Juan de la Rosa, construida en 1905. Casa últimamente envuelta en polémica ya que el ayuntamiento le ha denegado a un constructor levantarle dos pisos adicionales, mientras a la de al lado si. Volviendo a temas meramente arquitectónicos, nos encontramos con la bicromía por el uso de ladrillos color ocre y alvero, método ya utilizado en la casa de Santa Teresa de Buena Vista, quien remato Aníbal y que seguiría siendo imitada posteriormente por otros autores. El edificio esta compuesto a su vez por dos cuerpos, cada uno una casa particular, con garaje incluido. A través del ladrillo el arquitecto crea todo tipo de molduras, desechando el uso de molduras. El uso del ladrillo visto también supuso una revolución, ya que esta material estaba dedicado sobre todo a la construcción de casas baratas, será Aníbal González el que introduzca el ladrillo en muchos de sus edificios para nobles y burgueses, relación con este material que se mantendrá hasta su muerte.
Una de las últimas obras modernistas de Aníbal González, es la fábrica para Enrique Ramírez y Pérez. Esta obra que se construye entre 1908 y 1910, estéticamente esta muy relacionada con la estación de la calle Feria. La fábrica se compone de cuatro grandes naves con un piso-habitación. El edificio estuvo destinado inicialmente a la fábrica de fósforos E. Ramírez a la vez que era sede de "La Moldurera" que fabricaba molduras, espejos, etc. Es esta la que ocupaba la nave modernista hacia Torneo. La nave se compone de planta baja y galería superior, sostenido por columnas de fundición ocupando los cuatro lados del taller, las otras naves constan de planta y semisótano. En 1919, bajo la dirección también de Aníbal González le levanto las naves unidas a las construcciones ya existentes, con fachada a la calle Pizarro. La fachada principal se compone de un cuerpo principal y dos laterales unidos entre si por unos intermedios de tres vanos. En la fachada se usan múltiples adornos procedentes de la secesión Vienesa.
Amistosos saludos.
Luis Melero Gutiérrez.
La arquitectura Regionalista Sevillana no llegó a tener la popularidad que pudieron alcanzar otras escuelas como la del Modernismo Catalán o la Montañesa del norte de España, considerada cuna del Regionalismo español. Sin embargo si se construyeron algunos edificios no sólo en Andalucía sino en otras partes España, e incluso encontramos proyectos en otros países de Ibero América.
En este comentario daremos a conocer cinco proyectos, el del "Gallo Azul", el Casino Arias Montano y el Edificio ABC de Aníbal González; y un proyecto para viviendas en la Habana de Juan Talavera y Heredia.
Aníbal González, era el arquitecto predilecto de muchos aristócratas andaluces, como veremos adelante su relación con Luca de Tena dejó importantes proyectos, otro mecenas fue Domecq, para el que además de este edificio del "Gallo Azul" reformó las bodegas situadas aún en la calle San Ildefonso de Jerez de la Frontera. No sería el único proyecto que realizarían la ciudad además proyectó el teatro Villamarta, sin embargo se quedó en solo eso, un proyecto, ya que finalmente fue construido la propuesta presentada por el arquitecto Teodoro Anasagasti.
Aníbal González diseño el edificio como un edificio emblemático, por su situación no podría ser de otra manera, ya que separa la calle Larga y la de Santa María. Su estética nos recuerda a otros realizados en Sevilla como puede ser la actual oficina de turismo de la Avenida de la Constitución, o el que realizaría en el cruce entre la calle Tetuán y Rioja. Así observamos el uso del ladrillo en toda su fachada. Sin embargo, la volumetría del edificio no es tan usual, por ejemplo vemos como en los bajos usa el soportal, o como retranquea la última planta, consiguiendo una gran terraza, un escalonamiento que no es usual en la arquitectura de Aníbal González. El edificio se remata con un azulejo semicircular flanqueado por dos jarrones de azucenas. El edificio se proyecta en1927 y se finaliza en 1928.
El restaurante el Gallo Azul, en Jerez de la Frontera está situado al principio de la Calle Larga, "El Gallo Azul" es uno de los establecimientos hosteleros más emblemáticos de Jerez de la Frontera, y a fe mía que tiene sobradamente merecida su fama.
Durante nuestra visita a Jerez hicimos alto bajo sus toldos y comimos a base de tapas, unas tapas sublimes, y mucho más baratas de lo que se acostumbra por Pamplona y capitales próximas, donde comer "de pintxos" puede costarle a uno un riñón y parte del otro.
Tomen nota los pamploneses de pro, tan ufanos de sus concursos de pinchos, que al decir de algunos son los mejores del mundo mundial: en Jerez los hacen igual de buenos, y además servidos con fino o manzanilla de Sanlúcar. El acabóse vamos...
Saludos de Miguel Risueño Cózar.
El casino Arias Montano se construye en 1911 siendo encargado por la sociedad "Arias Montano". Es uno de los primeros edificios Aníbal González realiza fuera de Sevilla, dentro de una serie de obras que realizará en Aracena. En él se conjugan elementos modernistas con regionalistas. La entrada al casino se realiza por una puerta situada en un cuerpo ovalado, este cuerpo aunque con aires clasicistas posee ciertos elementos que podemos relacionar con el modernismo como por ejemplo las diferentes guirnaldas que adornan la fachada y la forja del casino. Sin embargo es el clasicismo el que rige en la fachada del edificio, con vanos rectangulares, frontones o pilastras. El interior también fue diseñado por Aníbal González adornado con ricas forjas o madera. Para conocer más sobre los edificios de Aníbal González en la alacena recomendamos el libro "La arquitectura de Aníbal González en Aracena" de Díaz Zamorano
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Cuando hablamos del Edificio de ABC hay que tener en cuenta que la vida de Aníbal González estuvo íntimamente ligada a Luca de Tena, en 1901 fue Torcuato Luca de Tena el que le consigue su primer trabajo, en la exposición de pequeñas industrias que se celebra en el Retiro madrileño. A lo largo de su vida, Aníbal González realiza diversos trabajos para Luca de Tena, entre ellas podemos destacar su casa de la Palmera, una obra maestra del arquitecto tanto en su exterior como en su interior, aunque éste fue saqueado en 1932, habiendo llegado sólo nuestros días una de las salas originales ricamente decoradas con azulejos.
El diseño se inspiraba en la Plaza de España y así lo recordaba en 1928 un cartel donde rezaba: "Esta fachada ha sido proyectada y dirigida por el arquitecto don Aníbal González y Álvarez-Ossorio, insigne autor de la plaza de España y otros maravillosos de la exposición Íbero Americana". Y es que la fachada es todo un alarde de Sevillanismo, arquitectura del ladrillo, lenguaje neorrenacentista, o uso de azulejos en la piel de la fachada, son algunos de los elementos que hacen este edificio como una de las obras maestras de Aníbal González. El arquitecto incluye en el edificio una especie de templete rematando el edificio que nos recuerda a los que incluye en la plaza de España o en su proyecto de Seminario Iberoamericano. No se trató de un edificio nuevo, sino de una ampliación, el edificio posee otra fachada la calle Serrano, en clave neoplateresca y que data de 1899. El edificio, llamado también "Blanco y Negro", se sitúa en la Castellana y se construye entre 1926 y 1928. Actualmente, es un centro comercial.
Proyecto de Casa Particular en la Habana nace de la mano de Juan Talavera y Heredia, la arquitectura del regionalismo atraviesa el océano como una faceta más de la dimensión americanista que cobra Sevilla en los años que preceden a la exposición. En la plenitud del neobarroco, el arquitecto transcribe aquí su versión de la casa palacio de carácter urbano, sintetizando en un esquema rigurosamente eurítmico cuántas enseñanzas se contenían en los palacios barrocos de la ciudad y de Écija, Osuna, etc. Pero su interpretación personal de la historia se refleja tanto en la abrumadora portada salomónica como en el diáfano patio de tres crujías que se abre a la fachada del jardín a través de una galería sobre piso más bajo que recuerda al patio de los Venerables.
Saludos de Miguel Risueño Cózar.
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