LA DIFÍCIL
SUPERVIVENCIA DE LOS NUEVOS POBLADORES DE LA FIGUERA DE ANDÚXAR EN UN
TERRITORIO DE FRONTERA.
Tres años después de la
entrega de Al-Bayyasi a Fernando III de la población de Andújar y sus aldeas de
La Higueruela
(La Higuera)
y Villanueva, y cuando se estaba produciendo ese clima de descontento de los
andalusíes con el emir murciano, en nuestra vecina Arjona surge la figura del
jefe de la familia de los Banu Nasr, Muhamad b. Yusuf, que había nacido a
finales de 1195, (año de la célebre y hasta mítica batalla de Alarcos, en la
que el califa almohade Abu Yusuf consiguió una victoria aplastante sobre los
ejércitos castellanos de Alfonso VIII de Castilla) según rezaba en su lápida
sepulcral y recogen las fuentes
históricas.
El arjonero Muhamad b. Yusuf que tenía el sobrenombre de al-Sayj (el maestro), y dirigía junto a su hermano Ismail el clan familiar; un clan del que había antecedentes en la familia de su pertenencia al ejército regular islámico, razón por la que gozaban de gran influencia sobre toda la comarca de Aryüna o Arjona.
Al-Hamar . Rey Nazarí que tenía el sobrenombre de al-Sayj (el maestro). |
El arjonero Muhamad b. Yusuf que tenía el sobrenombre de al-Sayj (el maestro), y dirigía junto a su hermano Ismail el clan familiar; un clan del que había antecedentes en la familia de su pertenencia al ejército regular islámico, razón por la que gozaban de gran influencia sobre toda la comarca de Aryüna o Arjona.
Muhammad b. Yusuf se dedicaba
a la agricultura; pero simultaneaba su trabajo con llevar a cabo diversas
actividades militares y encabezar acciones de defensa de la frontera del husun
de Arjona con sus vecinos castellanizados recientemente, organizando múltiples
incursiones en el territorio cristiano limítrofe. No tiene nada de extraño que
estas acciones tuvieran como escenario los límites del recién entregado
territorio de La Fuente
de la Figuera
en 1225, en toda la vega del Río Salado, río que compartimos en buena parte de
su recorrido.
Se considera que la repoblación cristiana de La Fuente de la Figuera, ya castellana,
nombre con el que se castellanizó nuestro pueblo, se inició al año siguiente,
es decir en 1226, con lo que el asentamiento de los castellanos venidos a
nuestra tierra, tuviera los impedimentos añadidos de un vecino, del bando
contrario en la guerra, que dedicaba su vida al trabajo del campo y la guerra,
y que por lo tanto como buen conocedor de sus producciones, se dedicase a hostigar las nuevas posiciones que los nuevos
vecinos cristianos de La Fuente
de la Figuera
le brindaban. Los éxitos que estas acciones de hostigamiento de las fronteras
en todo el perímetro de su Husun, le generaron a Muhammad b. Yusuf un gran
respaldo, fama y prestigio por parte de la población propia, de forma que con
ello se fueron incrementando progresivamente el número de seguidores y partidarios
de su persona y sus actos bélicos.
Lahiguera(JAEN), desde el aire.
Algunos cronistas cristianos
incluso llegaron a hacerse eco de ese renombrado valor militar y afirman que:
” por sus grandes fuerças y valor, bino a ser tan
estimado, que los de Arjona, de donde él era natural, lo alçaron por rey”.
Con el apoyo de la población
del Husun, el de su propia familia natural y el respaldo que le dio su
pertenencia a la importante familia de
los Banu Asquilula (posiblemente de Escañuela), con los que emparentó por
casamiento, se situó en una posición inmejorable para encabezar un movimiento
de independencia de Ibn Hud y así dirigir su territorio como nueva taifa, en
estos tiempos de inestabilidad política.
Por lo que considerando que
había llegado el momento propicio para alcanzar sus fines, ante las reiteradas
derrotas de su emir Ibn Hud, y el descontento de la población, ante los ataques
de los reinos cristianos y el avance que estos ataques suponían para sus
enemigos, decidió sublevarse en Arjona.
Evolución del reino Nazarí de Granada |
Para fecha de la sublevación
eligió un viernes del ramadán, mes que tenía, y tiene una particular
significación religiosa y social para sus correligionarios, en el que el
espíritu de la comunidad islámica se encuentra especialmente efervescente, y
más en el viernes, día de la oración comunitaria obligatoria, que se celebraba
en la mezquita aljama, y que poseía para ellos una trascendencia que iba mucho
más allá de lo puramente religioso, adquiriendo con facilidad una funcionalidad
política, al margen de lo estrictamente religioso.
Además ese viernes elegido
por Muhammad al Sayj (el maestro), fundador de la dinastía nazarí, se
convertiría en un día especial, puesto que otros acontecimientos se sucedieron
en ese viernes, como la toma de posesión de Jaén o la entrada en Granada por
parte ejército del emir Ibn Hud, que hizo que por estas razones el emir lo
considerase como un buen augurio, y por ello repartía ese día limosna legal
entre los pobres de la capital.
Los habitantes de Aryüna
proclamaron a su nuevo jefe después de la oración del viernes, precisamente del
último viernes del mes de ramadán, el 26 de ramadán del año 629 de la hégira,
equivalente al 16 de julio de 1232 del calendario cristiano, tan sólo siete
años después del paso de la aldea de La Fuente de la Figuera a manos del rey castellano Fernando o
seis contando con que la difícil repoblación en estas circunstancia se
realizara en 1226.
Una vez proclamado Ibn
al-Ahmar en su husun de Aryüna, precisaba de la adquisición de nuevas tierras y
constituir un territorio en el que establecer su nuevo estado. El mismo año de
su levantamiento en Arjona (1232) su autoridad se extendió por otras muchas
ciudades que se adhirieron consecutivamente a su causa, como fueron Guadix,
Baza, y Jérez del Marquesado por los fracasos del emir murciano Abu Hud. Por esta
misma razón muchas otras ciudades se volvieron hacia el nuevo líder; Trujillo
fue asediada por los castellanos a finales de 1232 y tomada en enero de 1233, y al igual ocurrió
en Úbeda. A la que el emir murciano no pudo socorrer y vio impotente como la ciudad
capitulaba tras seis meses de asedio entre enero y julio de 1233; de este modo
los fracasos bélicos del murciano se convertían en motivos de apoyo para el
nuevo líder arjonero.
Los habitantes de la capital de la Cora de Jaén, tras haber sido testigos de lo sucedido en Úbeda, comenzaron a temer por su seguridad y defensa, y con el jefe de su ciudad Abd al-Malik b. Yusuf b. Sanadid o Sinadid a la cabeza se apresuraron a proclamar a Ibn al-Ahmar en 1233 como su soberano.
Los habitantes de la capital de la Cora de Jaén, tras haber sido testigos de lo sucedido en Úbeda, comenzaron a temer por su seguridad y defensa, y con el jefe de su ciudad Abd al-Malik b. Yusuf b. Sanadid o Sinadid a la cabeza se apresuraron a proclamar a Ibn al-Ahmar en 1233 como su soberano.
Con ello la sede y capital
del nuevo estado paso de Arjona a Jaén con lo que Ibn al-Ahmar mejoró y aumentó
sus, ya de por si, buenas fortificaciones.
Ejemplo de vivienda árabe. |
En este mismo año de 1233,
Porcuna y Córdoba se entregaron también a Ibn al-Ahmar, aunque los cordobeses
volvieron un año más tarde a obedecer el emir murciano Ibn Hud, quejosos y
cansados de la dureza y rigor con que el arjonero gobernaba a sus súbditos.
También se produjo la incorporación de Sevilla a sus dominios, aunque
permaneció poco más de un mes en su poder, tras una serie de intrigas, tregua y
asesinato de gobernador de Sevilla. Fue esta una época, en la que con ocasión
del nombramiento oficial como máximo dirigente, concedido por el califa de
Bagdad al emir murciano Ibn Hud , fueron volviendo a la obediencia de este
último ciudades como Jaén, Córdoba y Sevilla; por lo que Ibn al-Ahmar consideró
adecuado someterse también al emir murciano, para así seguir con el ya antiguo
reconocimiento anterior al califa de Bagdad por parte de Ibn al-Ahmar, con lo
que se produjo una paz entre ambos emires tras algunos enfrentamientos
anteriores y el reconocimiento de Ibn al-Ahmar como señor de Arjona, Jaén y
Porcuna por parte de emir murciano Ibn Hud, contra quien en principio se
reveló.
Sinopsis de la Conquista del reino de Granada. |
La Alhambra de Granada residencia del rey Al-Hamar. |
Entonces le llegó la noticia
del asesinato de Ibn Hud por su lugarteniente Ibn al-Ramimi en Almería, que se
había hecho con el poder en medio de revueltas internas. Circunstancia que
aprovechó Ibn al-Ahmar para dirigirse a la ciudad y tomarla mediante sitio con
lo que Ibn al-Ramimi huyó a Túnez, entrando
en ella entre mayo y junio de 1238. Con Granada y Almería en su poder,
pronto caería Málaga, que había estado en manos de Abd Allah b. Zannun hasta
que sus habitantes se rebelaron contra él, el día 27 de abril de 1238 y
enviaron una embajada a Granada para presentarle la sumisión de la ciudad a Ibn
al-Ahmar en ese mismo año 1238. Así se consolidó, en siete años, el dominio
sobre las cuatro provincias orientales de Andalucía, alcanzando la máxima
extensión de su estado.
Esquema de las distintas dependencias del Palacio Nazarí de La Alhambra. |
Cuatro años más tarde en 1242
acabada la tregua que parece ser existía entre Fernando III y el rey de Arjona,
las fuentes cristianas afirman que el emir musulmán arjonero realizó
incursiones bélicas de hostigamiento por Martos y Andújar y llegó a derrotar a
los cristianos en una batalla en la que murieron y fueron hechos presos muchos de
ellos, incluidos destacados nobles, además de causarles también grandes
pérdidas materiales. Dice la crónica:
“et con gran engreimiento desto, ese rey moro erasse
estendido et derranchaua a cometer et fazer mas que non solie, et era
reçelado mucho por toda esa frontera”.
Es de suponer que La Fuente de la Figuera, situada en
terreno intermedio entre Martos y Andújar, y en plena frontera entre la Aryúna nazarí y la Anduxar castellana,
sufriera un nuevo periodo de gran inseguridad para la exigua población que se
aglutinara en el castillo de la aldea recientemente repoblada, y ubicada
alrededor del referido castillo con una Torre, al lado de la Tercia (Supuesta primera
Iglesia mozárabe de reducidas dimensiones con funciones también de refugio y
defensa) , en la parte opuesta a donde después se construiría en sus
inmediaciones el templo medieval por parte de los calatravos al otro lado de la
muralla.
Escudo de Alhamar y diferente estado de la Conquista del reino Nazarí. |
Los castillos eran de diversa
entidad, denominación y envergadura, en unos casos eran simples atalayas o torres
de vigilancia, en otros eran torres refugio aisladas en el campo, en otros eran
fortalezas para el control de los caminos y vías de paso; mientras que en otros
casos eran castillos de mayor entidad
con una población alrededor de la construcción con adarves y aljibes
para ocultar las cosechas.
En La Higuera recientemente con
la remodelación de ciertas casas de la periferia de este entorno, se han
encontrado numerosos adarves y aljibes con la función de almacenaje de los frutos
de las cosechas de cereales.
Los castillos se solían
construir aprovechando las partes más elevadas de las poblaciones que con forma
más o menos adaptada al terreno se realizaban con muros en tapial con encofrado
de tierra y paja con grava y cal y canto y mampostería en la parte más aérea.
El hecho de que este tipo de construcciones tuviesen materiales tan
perecederos, hace pensar que desaparecería con el tiempo la Torre castillo o fortaleza y
que lo que hoy llamamos La
Tercia pudo ser casi con seguridad la iglesia mozárabe, con
una puerta de entrada más propia de una iglesia pequeña, y con otros elementos
ornamentales que al igual que el rosetón aparecido en la “Era del Castillo” a
espaldas del altar mayor del templo calatravo constituyesen los elementos
identificativos de esa construcción. Todos estos extremos están pendientes de
confirmar, por lo que debe permanecer sin tocar por ninguna razón ese perímetro
que existe entre la Tercia
y el Templo calatravo, así como la
Tercia misma. Por cierto
a ver cuando se comprende que esos entornos de nuestra historia más
lejana no deben pintarse por parte de Kike y otros supuestos niños o
jovenzuelos de La Higuera.
Ejército árabe en al-Andalus. |
La organización militar
articuló un sistema de defensa basado en una línea de fortalezas defensivas
que, lógicamente tuvieron repuesta en otra línea de fortalezas por parte del
otro lado de la frontera con una red de atalayas o torres vigías, en uno y otro
lado, conectadas entre sí por comunicación visual. El límite, que separaba los
dos estados, tenía en esta época bajo medieval una finalidad defensiva con
frecuentes confrontaciones militares; aunque la actividad bélica se
caracterizaba por pequeñas acciones, siendo poco frecuentes las grandes
batallas campales entre grandes ejércitos.
Hoja manuscrita de al-Andalus correspondiente al Reino Nazarí de Granada. |
Desde el establecimiento de
la primera frontera en el reino de Jaén, este espacio se vio sometido a
destrucciones de los cultivos, propias de acciones militares que por uno y otro
bando se sucedieron y que continuaron durante el periodo del reino nazarí. Las
consecuencias socioeconómicas para los pobladores de las tierras limítrofes de
la frontera ante esa situación fueron mucho más perjudiciales que las
frecuentes sequías y plagas de langosta que se producían y que afectaban
muy gravemente a los cultivos de uno y otro lado. Hubo muchas devastaciones en esta zona desde las primeras
incursiones cristianas, ya desde las campañas de 1192, cuando el infante don
Fernando y el maestre de Calatrava recorrieron las tierras de los pobladores
andalusíes de Andújar, Úbeda, Jaén y San Esteban o durante el primer cerco
cristiano a Jaén por Fernando III en el mismo año de 1225 en que se le entregó
Andújar e Higueruela y Villanueva.
Elaboración del vino. |
Estas acciones devastadoras
contra los árabes de Jaén continuaron durante el periodo nazarí, volvieron a
realizarse en 1242 nuevas destrucciones de plantaciones y cultivos:
“y fue grande la tala que los nuestros hicieron en sus
campos, y el aprieto en que pusieron a
los de la misma ciudad de Jaén con el daño que se les hizo en sus
heredamientos, puentes, torres y molinos, que todo los destruyeron los
cristianos”
(1) Jimena Jurado. Catálogo
de los obispos… página 141
La guerra y la destrucción de
los cultivos continuó, en los años previos a la toma de Jaén, en 1244 y 1245,
Fernando III:
“cortó et taió vinnas et huertas et panes et lo que
falló, que non dexó y cosa enfiesta”.
(2) Argote de Molina. Nobleza
de Andalucía, páginas 149 a
152.
Tras la conquista de Jaén, en
1246, la frontera establecida durante el resto de la Edad Media condicionó
también el desarrollo natural agrícola.
Escena de una razzia en el territorio de Frontera. |
Estas acciones frecuentes
consistían en algaradas, algazúas o razzias que perseguían hacerse con el
botín, capturar cautivos y destruir los recursos del enemigo mediante el
incendio de las cosechas, tala de los campos y robo del ganado. Para realizar
estas acciones las tropas recurrían a los servicios del adalid (del árabe
al-dalil, el guía) que era buen conocedor del terreno y experto en conducir el
ejército por las cañadas más adecuadas
para atacar y sorprender al enemigo, aunque este servicio no era el único con
el que contaban para sus acciones del castigo enemigo, también contaban con
rastreadores, y espías. Los adalides eran milicianos de frontera, que
conocedores del territorio enemigo hacían de guías y capitanes en las
incursiones de los cristianos en el territorio nazarí, por ello gozaban de
mucho prestigio en sus poblaciones.
Circuncisión de los varones musulmanes. |
De poco valían la altísima
natalidad frente a una guerra latente, que suponía para la población varonil en
edad de procrear, un goteo continuo de perdidas, en una economía agraria de
subsistencia sometida a una climatología caprichosa con inundaciones, sequías y
razzias del estado nazarí, y frente a la morbilidad de enfermedades y plagas
que azotaban periódicamente a la población.
La desaparición del
poblamiento islámico formado por las numerosas alquerías y fortalezas
esparcidas por toda la región también se produjo en el lado nazarí, pues,
aunque esos territorios se mantenían en poder islámico, la proximidad al
enemigo castellano hacía peligrosa la vida en la frontera en núcleos que no
estuvieran fortificados. En realidad la frontera no era un límite marcado con
una línea como hoy podemos suponer, el trazado no era casi nunca exacto ni
estaba definido con precisión, sino que podía ser variable, aparte de los
cambios de manos de un poder a otro, que experimentaron muchos lugares y plazas
conquistados; era un espacio amplio, que además tenía a uno y otro lado del
mismo una franja adyacente directamente relacionada con la actividad y la vida
de la frontera, y una tierra intermedia “de nadie” en muchos tramos de su recorrido.
No todo fueron años de guerra, la mayoría fueron años de paz. |
A pesar de tantas escaramuzas,
como se refiere por parte de historiadores, hubo extensos periodos de
relaciones pacíficas y buena vecindad entre árabes y cristianos, como lo
demuestra el hecho constatable de que en la centuria de años del siglo XIV,
solo quince años lo fueron de guerra y los ochenta y cinco años restantes
permanecieron en paz. Estos periodos de paz solamente se alteraban por
algaradas ocasionales que rompían las treguas y que se compensaban después con
la intervención de terceros. Eran unas instituciones de cooperación entre ambos
bandos, que se desarrollaban con el acuerdo y beneplácito del estado
andalusí y el castellano o aragonés en
algún caso.
Durante los tratados de paz o
las firmas de treguas se contemplaba la figura del juez de querellas que
juzgaba y sancionaba las incursiones realizadas en los tiempos de paz con un
cometido semejante al del alcalde mayor de moros y cristianos.
Imagen de un personaje Nazarí. |
El alcalde mayor o juez entre
moros y cristianos, con su equivalente árabe “qadi bayna al-muluk” (cadi o juez
entre reyes) era un magistrado nombrado por las dos partes para dirimir los
conflictos que surgieran en tiempos de paz entre los habitantes de ambos lados
de la frontera. Las demandas solían ser por robo de ganado o captura de cautivos.
El alcalde mayor ejercía la justicia en las ciudades y podían presidir las
audiencias de los alcaldes ordinarios. Este cargo lo solía otorgar directamente
el rey, como hizo Enrique IV en Andújar con Pedro de Escavias ya en 1466.
Triángulo de la escala social en al-Andalus. |
Los alcaides ordinarios eran
elegidos por los vecinos para ejercer la jurisdicción civil y criminal en el
término de sus villas o lugares con
suficiente número de vecinos y eran dependientes de las ciudades. Los
regidores eran miembros del concejo o ayuntamiento y ejercían funciones de gobierno
de la administración municipal, este cargo apareció en 1391, siendo elegidos en
principio por suertes entre los caballeros de cada colación, como lo eran el
resto de los oficios del concejo.
El Mercado medieval. |
Los jurados tenían la misión de
colaborar con los regidores, y vigilar las decisiones que podían afectar al
bien común de la población frente a posibles abusos de los regidores, y eran
portavoces de los vecinos en el cabildo municipal. También se encargaban de
establecer la guarda de las puertas de entrada a la población y de las torres o
castillos durante el día y la noche. El vecindario de la villa los elegía
directamente por mayoría de votos. El personero, también elegido por el pueblo
llano, tenía la misión de controlar que el cabildo municipal representase los
intereses de los vecinos frente a posibles abusos de los regidores, pues éste tenía
facultades para recurrir a instancias superiores al propio cabildo, llegando
incluso al mismo monarca. (3) Rodríguez Molina, J.: El personero. Portavoz y
defensor de la comunidad ciudadana. (2003). Diputación Provincial de Jaén.
Cuadro resumen del Reino Nazarí de Granada. |
El alguacil mayor era un
cargo de gran importancia en las poblaciones, puesto que tenía en sus manos la
ejecución de la justicia y otras diversas funciones militares de gobierno y
administración.
Para dar salida a las
demandas, el “juez entre reyes” tenía a su servicio los conocidos como “fieles
de rastro”, que se ocupaban de seguir y rastrear las huellas de los individuos,
que robaban en el otro lado de la frontera. Para ello buscaban, hasta que localizaban
en el lugar inicial del robo, el rastro que dejaban los delincuentes, y lo
seguían hasta el límite con otro término y así sucesivamente hasta llegar a la
frontera. Una vez en el límite, allí entregaban el rastro a los fieles de la
otra parte para que estos continuaran rastreándolo hasta desembocar en el
paradero del delincuente.
El cultivo del olivo en la frontera. |
Tanto en tiempos de guerra
como de paz, los alfaqueques (del árabe “al-fakkak”) eran personas que conocían
la lengua árabe y el castellano y estaban encargadas oficialmente de gestionar
y negociar el rescate de cautivos a ambos lados de la frontera, por lo que
tenían salvoconducto para transitar libremente por los dos estados. Además del
costo del rescate, la familia del cautivo recuperado tenía que pagar un
estipendio por los servicios del alfaqueque. Se han conservado documentos
árabes de contrato de alfaqueque para el rescate de cautivos con datos precisos
sobre las cantidades y precios del servicio prestado por el alfaqueque.
Breve reseña del Reino Nazarí. |
En el lado musulmán existió
una mayor población, que desarrollaba su vida en actividades agrícolas y
ganaderas para abastecer a la población y a la comarca, de modo que incluso en
época de paz por las treguas se comerciaba con los vecinos cristianos. El
comercio tanto legal como de contrabando fue la principal actividad económica de la frontera durante
bastantes periodos de tiempo; habida cuenta de que la agricultura era la principal actividad económica de
territorio de frontera, y era esencial la mera subsistencia para el
abastecimiento de los castillos y poblaciones nazaríes.
Las relaciones
económicas y sociales estaban por encima de las cuestiones militares, es decir,
los intereses del pueblo y la sociedad estaban por encima de las instituciones
y sus dirigentes. Las actividades económicas superaban las diferencias
religiosas y políticas y se desarrollaban relaciones comerciales entre
cualquiera que tuviera algo que vender o comprar, independientemente de cómo rezara y su plegaria fuera dirigida a
Alá o a Dios. Fue muy frecuente también el contrabando, que también se daba en
los periodos en los que oficialmente no había tregua. La frontera en muchos
casos más que un muro que separaba era un puente que unía.
Soldados del ejercito nazarí. |
Curtidor de pieles. |
La
ganadería se desarrolló algo más en el territorio de frontera, pues los rebaños
podía refugiarse en caso de ataque del enemigo en los castillos, alguno de los
cuales tenían un recinto específico para albergar el ganado en caso de
necesidad, era el albacar o albacara (del árabe al-baqqara), aunque eran los
pastores los que ejercitando el pastoreo corrían más peligro al tener que
transitar por zonas despobladas y tierra de nadie, donde corría mayor peligro,
ya que esos lugares eran los preferidos para los realizadores de las algaradas
o cabalgadas por obtener ganancias más liquidas con el robo de los
ganados.
Foto antigua de Jaén, en ella comprobamos la escasa repoblación del Cerro de Santa Catalina , tras las talas de siglos anteriores. Repoblación que se rehizo a partir de mediados del siglo XX. |
En el lado cristiano apenas
había actividad agrícola y los castillos tenían que recibir los suministros de
las ciudades del interior.
El intercambio y flujo humano
llegaba incluso a aspectos relacionados con la religión, como era la conversión
al Islam de los cristianos llamados “tornadizos” o renegados de los que se
encuentran varios casos de jaeneros que se convirtieron el Cambil y Arenas.
También es indicativa la normalidad de relaciones en la correspondencia que
mantenían los alcaides de Arenas y Cambil con el concejo de Jaén, sobre diversos conflictos, tanto de robo de
ganados como de captura de cautivos para intentar resolverlos pacíficamente.
Con frecuencia los cautivos eran vendidos o negociada su libertad. |
Los musulmanes no tenían una
organización social con estructura señorial sino que dependían directamente del
gobierno nazarí, que nombraba a los gobernadores y cadíes o jueces para cada
ciudad de la que dependía una comarca o un distrito.
Ante este estado de
inseguridad reaccionó Fernando III reuniendo sus fuerzas en Andújar y comenzó
una serie de operaciones en 1244 destinadas a la toma de Arjona, la localidad
natal de Ibn al-Ahmar, origen de su reino, y continuó con la toma de La Guardia, Pegalajar,
Carchel y Mata Begid.
Transcripción de la Batalla de Arjona, año 1244. |
Este mosaico representa la entrega de Arjona a Fernando III el Santo por parte del rey Nazarí Al-Hamar. |
A todas estas conquistas
siguió por parte de Fernando III la tala de los campos de Jaén, Alcaudete, y
Granada, ciudad que cercó durante veinte días. Durante el asedio a Jaén hubo un
ataque de los musulmanes contra Martos, probablemente con el fin de distraer a
los sitiadores, pero fueron completamente derrotados. Las acciones destructivas
de los castellanos con la destrucción de sus zonas de cultivo y avituallamiento
se realizaban para conseguir el aislamiento de la ciudad y así minar la
resistencia de los giennenses asediados; estas acciones alcanzaron sus
objetivos, y sus efectos pronto comenzaron a padecerlos los sitiados en Jaén
con un invierno acuciados por el frío y la falta de alimentos; fracasando el
intento del emir arjonero Ibn al-Ahmar de enviar una reala de mil quinientas
bestias con provisiones para abastecer la ciudad sitiada. Con este mismo
objetivo de debilitar a los giennenses sitiados, Fernando III emprendió a
finales de la primavera de 1245 una acción de tala y destrucción de las huertas
y alrededores de Jaén, Alcalá la
Real, ÍIlora y la vega de Granada, tan sólo unos meses antes
de iniciar el sitio definitivo.
Recorrido de Conquistas de Fernando III. |
Aunque las fuentes históricas
cristianas presenten una campaña completamente victoriosa de los castellanos;
las fuentes árabes suministran una información que presentan, completan y matizan la realización de los hechos.
Hablan de una derrota que las tropas castellanas sufrieron frente a Ibn
al-Ahmar en Belillos en las proximidades de Granada; los historiadores árabes
exageran la importancia de este hecho y valoran el encuentro afirmando que fue
una “gran victoria” del emir granadino, en cambio los cronistas castellanos
silencian o desconocen este hecho.
Fresco de la Batalla entre Nazaríes y Castellanos cerca de Granada. |
De una forma o de otra, una
vez destruidas las fuentes de suministro a Jaén, Fernando III decidió emprender
el cerco en agosto de ese mismo año; pero pasó el tiempo y a pesar de las
grandes privaciones, el hambre y otras penalidades a las que fueron sometidos
los musulmanes giennenses, la ciudad capital de la Cora no se entregaba; pero
los cristianos a pesar de estar también sometidos a las inclemencias del tiempo
mantuvieron el sitio de la ciudad. Como Ibn al-Ahmar se veía impotente para
romper el cerco de Jaén para socorrer a los sitiados, el final de la
resistencia de la ciudad se preveía, a pesar de su heroica resistencia en la
defensa de la plaza, hasta llegar a la muerte por agotamiento o por inanición
de los sitiados, por lo que se creyó que el final no podía ser otro que la
entrega a los cristianos. Ante esta crítica situación y pronosticando un
desenlace fatal, el emir arjonero busco una salida que garantizase la seguridad
y la vida de sus súbditos de Jaén y el futuro político de su reino nazarí en el
Pacto de Jaén; era un experto estratega en las victorias y en los fracasos
evidentes.
El Castillo de Jaén fue nucleo de la resistencia Nazarí . |
De
acuerdo con su gente, y con buen sentido político, decidió entregarse como
vasallo el rey castellano Fernando, con todos sus territorios, en realidad no
le quedaba otra opción ante el avance de reconquista de Castilla, y asumió esta
difícil pero a la vez provechosa y eficaz determinación, decisión que alabaron
tanto propios como extraños.
Las fuentes cristianas cuentan como Ibn al-Ahmar
viendo:
“ tan afincadamente al rey don Fernando estar sobre
Jahen , et temiendose de los que tenie por cierto que nunca ende se levantaría
fasta que la tomase, et veyendo otrosi los de dentro estar tan aquexados de
fanbre et tan afrontados de todas lazerias que se non sabien dar conseio nin confuerço vnos a otros
nin se sabían ya que fazer nin podían ya entrar vno nin salir otro, et veyendo
otrosi que non podía acorrer nin pudía
aprouechar en ninguna cosa nin defender la villa, acordose de traer
pleytesia con el rey don Fernando et de la dar … Auiendo acordado ese rey de
Granada con sus moros en esto que dicho auemos, et veyendo que otra carrera non
auie tan buena para poder fincar en su onrra et en su sennorio et para librar
sus moros et su tierra de destroymiento,… tornose su vasallo … et entrego luego
Jahen”.
Fernando III en una pintura del siglo XVI. |
Los historiadores árabes,
incluso los que no eran muy afines al emir nazarí, reconocieron y apreciaron la
inteligencia y sagacidad políticas de Ibn al-Ahmar en numerosas ocasiones a lo
largo de su vida. Ibn Jaldun consideró que el emir granadino se dio cuenta de
que no podría defender con sus fuerzas las amplias zonas llanas en la Andalucía occidental y
que su resistencia se agotaría en esta empresa ante el rey castellano Fernando,
lo cual le facilitaría a su enemigo una conquista de todo el resto de
al-Andalus. Planteada esta situación Ibn al-Ahmar optó por firmar la paz y
renunciar a Jaén y a esas otras zonas de difícil defensa para refugiarse con
los musulmanes en las cercanías el mar y atrincherarse en regiones montañosas
abruptas frente a los ataques de los enemigos. Era inútil tratar de resistir
ante los castellanos en las zonas de la campiña y el valle del Guadalquivir,
defensa que si era posible desde zonas más seguras y organizar desde allí su
defensa. Un acto de realismo político y hábil estrategia motivado por la
necesidad de mantenerse como soberano lejos de la cobardía; era mejor
supervivir con limitaciones que desaparecer como estado, una realidad
preferible por dura que fuera.
Los musulmanes le mantuvieron
su apoyo, tanto el pueblo como los grupos de población más religiosos, a pesar
de ir en contra de los principios islámicos el sometimiento al infiel, y lo que
ese vasallaje exigía, en cuanto a la colaboración con los cristianos para
conquistar otros territorios del Islam.
Fernando III el Santo en cuadro de Valdes Leal de la Catedral de Jaén (Ntra Sra. de la Asunción) |
Las condiciones impuestas por
Fernando III para acodar la paz exigían la entrega de Jaén, el pago anual de un
tributo de 150.000 maravedíes durante veinte años, un periodo de tiempo en el
que el emir de Granada con sus súbditos sería vasallo del rey Fernando con la
obligación de ayudarle militarmente en tiempos de paz o de guerra y asistir a
las Cortes de Castilla cuando se convocaran.
La pérdida de Jaén fue una
pérdida muy significativa para el emir arjonero y granadino, no sólo desde el
punto de vista militar, sino por la riqueza
económica y humana que albergaba. Desde un punto de vista estratégico
suponía la pérdida de la puerta del valle del Guadalquivir y de la parte sur
oriental. También con esa paz se compró la protección ante cualquier agresión
externa de parte de los otros reinos cristianos peninsulares, ya que otra
posible amenaza para el reino nazarí podría haber venido del reino de Aragón que
había avanzado en sus conquistas por todo el Levante; pero esa posible
situación quedaba saldada con los acuerdos entre Castilla y Aragón que ponían
al emir nazarí a salvo de los ataques aragoneses por la condición de ser vasallo de
Castilla.
Fernando III el Santo. |
Una vez acordadas las
capitulaciones, los castellanos entraron en Jaén en marzo de 1246. Mientras las
crónicas cristianas narran con detalle el asedio, conquista y entrega de Jaén,
las fuentes árabes no mencionan el asedio de la ciudad y se limitan a dar
noticia de la conquista con alguna imprecisión cronológica, y que su entrega
fue una de las condiciones del tratado de paz de veinte años de duración fijado entre el rey castellano
Fernando e Ibn al-Ahmar. El historiador magrebí Ibn Idari añade que Ibn
al-Ahmar fue cada año o casi a ver al rey castellano “hasta que quiso traicionarlo“en
1263-1264 y se negó a seguir bajo el yugo castellano.
El nombre completo del
caudillo arjonero era Abu Abd Allah Muhammad b. Yusuf b. Muhammad b. Ahmad
Muhammad b. Jamis b. Nasr Qays al- Jazrayi al-Ansari y tenía ya el citado
sobrenombre de al- Sayj y el de Abu Dabbus; pero siguiendo la costumbre de los
emires y califas musulmanes adoptó un sobrenombre honorífico, que fue el de al
Galib bi-Llah, “el victorioso por la gracia de Dios”; sin embargo se le conoció
más con el nombre de Ibn al-Ahmar, el hijo del rojo, quizá por su color rubio.
Era al-Ahmar, el Rojo, el apelativo con que se llamaba a su padre y en
cualquier caso fue el nombre que el primer sultán nazarí utilizó para su denominación y en todos sus escritos,
convirtiendo el color rojo en el color de su emblema y de sus vestimentas, tal
como lo indica Ibn Idari:
“Con él cabalgaba, con él escribía y con él se ataviaba en su vestir…”.
Por su parte la fuentes históricas castellanas explican que recibió ese
apelativo: “porque era muy rubio llamábanle lo moros Abenalhamar, que quiere
decir bermejo… et porque los moros lo llamaban Benalhamar…tomó las señales
bermejas, según que las ovieron despues los Reyes de Granada”.
Unos años más tarde, en 1238,
estableció su residencia en Granada en una alcazaba que se llamaría la Roja, al-hamra, denominación
que se castellanizó como la
Alhambra, sobrenombre que le vino del nombre de Muhammad
al-Saij , según la versión del historiador oriental de los siglos XIV y XV
al-Qalqasandi, muerto en 1418.
El proceso de conquista del Reino de Granada. |
La autoridad máxima de todo
el mundo islámico es la de califa, pero Muhammad al Sayj no se arrogó tal
título en su rebelión, sino que se nombró emir, título propio de los máximos
gobernantes de un territorio que reconocen la autoridad mayor de un califa con
sede en otro estado. A pesar de que él ejercía el poder absoluto sobre todo el
territorio que controlaba, actuó así porque necesitaba el respaldo oficial y la
sanción para su puesto de una autoridad superior, que le otorgaba legitimidad y
reconocimiento jurídico como emir.
Como Muhammad al Sayj se había sublevado contra el califa Ibn Hud, no cabía que fuese reconocido por el califato almohade, ni esperar ninguna ayuda para sus proyectos; por lo que decidió hacer manifestación pública de obediencia e invocación al emir tunecino hafsi de Afriqiya Abu Zakariyya Yahya, por lo que en todas las mezquitas de sus dominios comenzó a pronunciarse la jutba o sermón de la oración comunitaria del viernes en nombre del emir, llegando hasta a acuñar moneda a su nombre, siguiendo el modelo hafsi se acuñaban en forma cuadrada inscrita en triple línea, siendo la intermedia punteada, como lo prueban las primeras doblas de oro acuñadas en la ceca de Granada emitidas por Muhammad al Sayj a nombre de Abu Zakariyya Yahya.
Sala de los Reyes de la Alhambra. |
Como Muhammad al Sayj se había sublevado contra el califa Ibn Hud, no cabía que fuese reconocido por el califato almohade, ni esperar ninguna ayuda para sus proyectos; por lo que decidió hacer manifestación pública de obediencia e invocación al emir tunecino hafsi de Afriqiya Abu Zakariyya Yahya, por lo que en todas las mezquitas de sus dominios comenzó a pronunciarse la jutba o sermón de la oración comunitaria del viernes en nombre del emir, llegando hasta a acuñar moneda a su nombre, siguiendo el modelo hafsi se acuñaban en forma cuadrada inscrita en triple línea, siendo la intermedia punteada, como lo prueban las primeras doblas de oro acuñadas en la ceca de Granada emitidas por Muhammad al Sayj a nombre de Abu Zakariyya Yahya.
Comerciante árabe y el zoco centro de comercio. |
Cuando comprobó que su ahora
rival Ibn Hud se había situado bajo la
autoridad de los abbasíes de Bagdad, y que ello le había proporcionado gran
aceptación social y política, reconoció también al califa de Bagdad al
Mustansir, y al igual que hizo con el emir tunecino acuñó moneda en su nombre.
Sobre esta acuñación se conserva un dírham cuadrado con ceca de Granada que
presenta la leyenda: “El emir de los musulmanes Muhammmad /Ibn Yusuf b. Nasr/
vicario del califa abbasí/ Granada”; esta leyenda se presenta también en dos
monedas de dírham cuadradas con ceca en Jaén y Granada con la misma leyenda.
Detalle de las vestimentas de dos soldados nazaríes |
Estos reconocimientos no iban
más allá de la mención en el sermón de los viernes y era puramente nominal;
pero le proporcionaba una rentabilidad y eficacia política muy considerable,
por lo que se ganó la confianza y adhesión de jefes y militares en un momento
crucial en el que le interesaba sobre todo consolidar su poder. Esta
intencionalidad y perspicacia política fueron referidas por los propios
historiadores árabes, un ejemplo es lo testimoniado por el magrebí Ibn Idari a
comienzos del siglo XIV que dice: “ Aparentaba estar bajo la obediencia de
al-Rasid y ser uno de los gobernadores que restauraban el reino almohade en al
-Andalus; procedía así por su capacidad, ingenio y sagacidad, pues tenía mucha
inteligencia y astucia y al Rasid se le contentó con que lo nombrase en la
jutba e invocase a Dios en su favor”.
Reino Nazarí convertido en el más prospero de los siglos XIV y XV,mientras Europa era desvastada y asolada por la crisis económica del siglo XV. |
Pero sus vicisitudes
políticas de reconocimiento a uno y otro soberano no quedaron ahí, pues a la
muerte de Ibn Hud en 1238 y a raíz de los sucesos de Sevilla, que junto con
Ceuta se había sometido al califa almohade al-Rasid, nuestro estratega Ibn
al-Ahmar considero que lo más adecuado era acatar a dicho califa y ese mismo
año ordenó que en la jutba, el sermón del viernes, se invocara el nombre de
este soberano, acto que suponía otra vez la manifestación pública y oficial de
sometimiento al emir. Todo este capítulo
se sometimientos y vinculaciones políticas se cerró cuando Ibn al-Ahmar,
tras la muerte del almohade en diciembre de 1242, volvió de nuevo a vincularse
el emir de Afriqiya Abu Zakariyya Yahya b. Abi Hafs, que en esta ocasión le
proporcionó mucho dinero y ayuda para la guerra santa, otro de los objetivos que
estos actos de reconocimiento perseguían alcanzar.
Busto del Rey Al-Hamar en la muralla de Arjona. |
No debemos olvidar que
prestigiosos y venerados personajes de
carácter místico y santo , como al-Yuhanisi, rechazaron el gobierno de Ibh Hud
y defendieron y apoyaron desde muy temprano la causa de Ibn al-Ahmar, hecho muy
significativo y revelador de la vinculación entre religión y política en el
momento inicial del reinado nazarí. Su reputación como defensor de las tierras
del Islam, su actividad militar en las tierras fronterizas seguido por los habitantes
de esa zona le facilitaron un carisma religioso muy adecuado para aparecer ante
la comunidad islámica como un hombre con una clara misión religiosa. Su imagen
un tanto mística y de sufí que se desprendía de sus ropas modestas y bastas,
sus costumbres austeras, su mismo sobrenombre al-Sayj, “maestro” en un sentido
religioso y de sabiduría, lo avalaron desde el principio. Un líder que cuando
accedió al poder mantuvo esa misma imagen de asceta y procuraba no ejercer
directamente el poder político, que tanto desgasta, mientras que el militar se o confió a su
aliado y brazo derecho, el jefe de la familia Asquilula, Ali b. Asquilula,
perteneciente a la rama familiar de su mujer.
Reconstrucción de una ciudad musulmana. |
Establecido en Granada apoyo
y aplicó fielmente la doctrina de la escuela jurídica malikí y acogió a los
alfaquíes de Málaga ante los Banu Asquilula.
La Conquista de Arjona
ocurrió en el año 1244.
A continuación se relacionan
los nombres de los 273 beneficiarios en el repartimiento de Arjona, concedido
el año 1247 por el Rey Fernando III el Santo, como premio a los que ayudaron a
la reconquista y con el fin de dejar guarnecida la nueva frontera establecida
tras la toma. Casi todos ellos venían de otros lugares y los reinos cristianos
de esos tiempos; pero, aún sin ser oriundos de Arjona, formaron parte de ella y
fue reconstruida a partir de la prosperidad que en Arjona dejaron los
musulmanes.
Estos beneficiados de los
repartos castellanos, puede ser un punto de referencia para aquéllos higuereños
que quieran estudiar los posibles orígenes de su apellido; no olvidemos que la
relación de Arjona y La
Higuera siempre fue muy próxima y resultaría hasta cierto
punto normal, que sus antecesores en el árbol genealógico de su apellido den
testimonio de coincidencia con los que hoy lleva su familia. No podemos
tener constancia de la presencia de algún higuereño como beneficiario en tales
repartos. La presencia en las listas de dos “adalides” puede dar paso a alguna
posibilidad de ello.
Los repartidores de Arjona
fueron:
Roy Fernández de Piédrola e Lope Quirós e Alfonso García Serrano.
Los beneficiarios de los
repartos fueron:
Pelayo
Olid
Domingo
de Campos
Pero
Estevan
Roy
Meléndez
Roy
García
Gil
Pérez de Benzalá
Fernant
Martínez
Don
Martín
Martín
Ibáñez
Don
Peydro de Aguilera
Estevan
Gil
Alfonso
Fernández
Arnalte
Ferrer
Pedro
de Fornos
Roy
López de Eredia
Don
Ponce
Don
Guillén
Don
Pedro Díaz de Foces
Roy
Ferrnández de Pédrula
Ramón
Ferrer
Yeñego
Serrano
Alvar
Ramírez de Arellano
Ortun
Ortiz
Pero
Sánchez de Biedma
Pero
Sánchez el Adalid
Don
Bartolomé de Calmaestra
Don
Nicholás de Luna
Pascual
Bela
Sancho
Barrera
Martín
Navarro
Bernal de Calmaestra
Bernal de Calmaestra
Yvañes
Ocaña
Álvaro Soto
Álvaro Soto
Pablo
Alanís
Gil Pérez del Caño
Gil Pérez del Caño
García
Trapera
Rodrigo Cardera
Rodrigo Cardera
Julián
Garrido
Pero Sánchez del Adarme
Pero Sánchez del Adarme
Leonardo
Corrales
Melendo Sepúlveda
Melendo Sepúlveda
Ordoño
Álbarez
Pero González
Pero González
Roy
Vélez
Pedro Almíldez
Pedro Almíldez
Roy
Pérez Saldaña
Melendo Clavijo
Melendo Clavijo
Ramón
Solaz
Lázaro Din
Lázaro Din
Garci
Sánchez el Adalid
Alfonso Zurillo
Alfonso Zurillo
Pablo
Sánchez de Córdova
Roy Gutiérrez Palomino
Roy Gutiérrez Palomino
Pedro
Núñez Chirino
Johan de Mieres
Johan de Mieres
Pedro
Rubio
Don Aparicio Máquiz
Don Aparicio Máquiz
Ortuño
Sepúlveda
Antolín Sánchez
Antolín Sánchez
Sebastián
de Carmona
Adán Pérez de la Barrera
Adán Pérez de la Barrera
Pero
López de Martos
Pedro de Cañas
Pedro de Cañas
Iohan
Ferruz
Domingo Pastor
Domingo Pastor
Albar
Pérez Valdivia
Pedro Chanciller
Pedro Chanciller
Sueron
Méndez de Esquivel
Alfonso Asalido
Alfonso Asalido
Don
Eximén de Raya
Ordoño de Santa Cruz
Ordoño de Santa Cruz
Garci
Vélez de Guevara
Gerrán Peñuela
Gerrán Peñuela
Pelayo
de Luna
Alvar Núñez Jvrado
Alvar Núñez Jvrado
Dalmán
del Pino
Galván Clavijo
Galván Clavijo
Ramiro
Sánchez de St. Estevan
Lope Pérez Lechuga
Lope Pérez Lechuga
Fernán
García de Salazar
Ferrnant de Aguayo
Ferrnant de Aguayo
Guiral
Baldivia
Sancho Gómez de Padiella
Sancho Gómez de Padiella
Ramiro
de Témez
Roy Porcel
Roy Porcel
Iohan
de Pozohondo
Roy
Nievo
Christóval
de Vbeda
Gil de Vbeda
Gil de Vbeda
Sancho
Palomeque
Melen Zatico
Melen Zatico
Álbaro
Barba
Pedro Chamizo
Pedro Chamizo
Gil
Cervantes
Pedro Alfonso Caravajal
Pedro Alfonso Caravajal
Bernal
Corvera
Pedro Barba
Pedro Barba
Pedro
Aznar
Don Pelayo de Evia
Don Pelayo de Evia
Alfonso
de Gámiz
Don Roy Gil Cabrera
Don Roy Gil Cabrera
Ramir
de Cos
Roy Ferrnandes de Biedma
Roy Ferrnandes de Biedma
García
Aznar
Don Martín de Aevar
Don Martín de Aevar
Don
Pedro López de Ayala
Ramón Iordán
Ramón Iordán
Andrés
de Morales
Miguel de Escabias
Miguel de Escabias
Gil
Lorite
Iohan Salcedo
Iohan Salcedo
Gonzalo
Ribiella
Ordoño de Rus
Ordoño de Rus
Roy
Díaz de Pedraza
Alfonso de Arjona
Alfonso de Arjona
Roy
García de Raya
Ferrnat Morales
Ferrnat Morales
Alfonso
de Párraga
Gonzalo Sánchez Lechuga
Gonzalo Sánchez Lechuga
Roy
Ferrnández de Haro
Gil de Temez
Gil de Temez
Roy
Pérez de Vargas
Iohan de Torres
Iohan de Torres
Toribio
Gallego
Alvar Gómez de Santa Marina
Alvar Gómez de Santa Marina
Pedro
Royz de Vera
Roy Pérez de Villalobos
Roy Pérez de Villalobos
Ferrnant
Coronel
Roy Zambrana
Roy Zambrana
Ramón
Cañet
Estevan de los Díez
Estevan de los Díez
Guillén
Corvera
Tello de Meneses
Tello de Meneses
Martín
de Otiella
Pedro Vélez de Guevara
Pedro Vélez de Guevara
Iohan
de Biedma
Roy González Orbaneja
Roy González Orbaneja
Ferrnant
de Luna
Pedro de Liçana
Pedro de Liçana
Cerverón
de Orcau
Guillén de Olms
Guillén de Olms
Pedro
Vernet
Pedro Mexía
Pedro Mexía
Iohan
Ortiz
Roy González el Adalid
Roy González el Adalid
Ramiro
Centellas
Roy Gonzales Clavijo
Roy Gonzales Clavijo
Ferrnant
García de Meneses
Estevan Godiel
Estevan Godiel
Pedro
Royz Girón
Alfonso de Arévalo
Alfonso de Arévalo
Gómez
de Varea
Gonzalo de Córdova
Gonzalo de Córdova
Alfonso
de Vera
Rodrigo de Cervantes
Rodrigo de Cervantes
Pedro
Porcel
Antonio de la Maestra
Antonio de la Maestra
Iohan
de Olid
Roy López de Quesada
Roy López de Quesada
Álvaro
Vadillo
Gómez de Xódar
Gómez de Xódar
Iohan
Ruyz de Belverd
García de Vico
García de Vico
Pedro
de Mena
Gonzalo Maza
Gonzalo Maza
Yeñego
de Piédrola
Roy Ferrnández Trapera
Roy Ferrnández Trapera
Iohan
Morante
Estevan Galiano
Estevan Galiano
Ferrnant
Ferrnández de Ribiella
Alonso de Siles
Alonso de Siles
Ferrnando
Alférez
Alfonso de Arce
Alfonso de Arce
Lorenzo
Suárez
Iohan de Berlanga
Iohan de Berlanga
Garci
Brabo
Ferrnant Medrano
Ferrnant Medrano
Martín
Gallego
Iohan de Mendoza
Iohan de Mendoza
Ferrnant
Pérez Cervatos
Roy Harana
Roy Harana
Martín
Sánchez de la Peña
Bartolomé de Alarcón
Bartolomé de Alarcón
Gil
Rengifo
Roy Díaz de Cáceres
Roy Díaz de Cáceres
Iohan
de Pareja
Iohan Gonzales Talero
Iohan Gonzales Talero
Ramiro
de Moya
Antonio de Herrera
Antonio de Herrera
García
de Lamas
Iohan Tahuste
Iohan Tahuste
Pero
López Duque
Ferrnant Díaz Biloria
Ferrnant Díaz Biloria
Andrés
de Ribiella
Roy García Caliente
Roy García Caliente
Antón
María
Gonzalo Rodríguez
Gonzalo Rodríguez
Álvaro
de Torreblanca
Ferrnant López de Hinojosa
Ferrnant López de Hinojosa
Ferrnant
Gonzalez de Medina
Roy Camacho
Roy Camacho
Iohan
Rodríguez de Piédrula
Rodrigo de Perea
Rodrigo de Perea
Ferrnant
Carrillo
García
Alvar
Ferrnant
García Soriano
Roy Moreno
Roy Moreno
Adán
Trapera
Garcí Pérez Camacho
Garcí Pérez Camacho
Iohan
Sánchez de Bédmar
Gonzalo Marí
Gonzalo Marí
Roy
López de Cózar
Pedro de Valenzuela
Pedro de Valenzuela
Diego
de Padiella
Alfonso Zapata
Alfonso Zapata
Iohan
de Trillo
Lope de Solazar
Lope de Solazar
Iohan
Royz de Salas
Sancho de Ormaza
Sancho de Ormaza
Ferrnant
Peralta
Miguel de Loriguillo
Miguel de Loriguillo
Benito
Turel
Roy
Díaz de la Peñuela
Alfonso
Gallego
Pedro Hidalgo
Pedro Hidalgo
Roberto
de Ayllón
Roy Díaz de Zambrana
Roy Díaz de Zambrana
Ferrnando
del Pino
Gonzalo Piñeda
Gonzalo Piñeda
Roy
Mayuelas
Yéñego Romano
Yéñego Romano
Gómez
García de Medrano
Garci Sánchez de Rojas
Garci Sánchez de Rojas
Roy
Manrique
Martín de Ortega
Martín de Ortega
Nuño
Quirós
Suero de Escabias
Suero de Escabias
Pelayo
Chamizo
Ortún Calderón
Ortún Calderón
Ferrnando
Palomeque
Perálvarez de Raya
Perálvarez de Raya
Iohan
Rodríguez de Salazar
Ferrnan Fernández Ribera
Ferrnan Fernández Ribera
Ferrant
de Estremera
Álvaro Montaños
Álvaro Montaños
Pedro
Cano
Domingo Nicuesa
Domingo Nicuesa
Iohan
de Mescua
Álvaro Carrillo
Álvaro Carrillo
Miguel
Royz de Godán
Roy
González de Peñalosa
García
de Alarcón
Illán Gotor
Illán Gotor
Ordoño
Reolid
García de Calatañazor
García de Calatañazor
Martín
Ferrnández de Sant Martín
Iohan de Caso
Iohan de Caso
Antón
Poyato
Domingo Carrillo
Domingo Carrillo
Aparicio
Maroto
Ramón Navarro
Ramón Navarro
Pero
Iuhan de la Maestra
Don Domingo Almíldez
Don Domingo Almíldez
Pedro
Yñiguez de Villacanes
Día Sánchez de Medinilla
Día Sánchez de Medinilla
Roy
Sánchez de Aguilera
Sancho de Ágreda
Sancho de Ágreda
Garci
Pérez de Pédrula
Ferrnant García de Meneses
Ferrnant García de Meneses
Don
Iuhan Frólez
Roy González Marrano
Roy González Marrano
Roger
Arnaldo de Orcau
Álvaro Barrientos
Álvaro Barrientos
Como puede comprobarse entre los beneficiarios de los
repartos de Arjona figuran dos personajes que ejercieron la función de adalid en la frontera, tal como se reseña en una
parte anterior de este artículo.
Miniatura árabe de 1273. |
En el año 1273, el día 22 de
enero, tras una algarada de castigo cerca de la capital granadina, el
caballo de Muhammad I se desboca al desmontarlo, produciéndose diversas heridas
de carácter grave. Había sido advertido Al-hamar de no partir de Granada debido
a un presagio: uno de sus alféreces había roto accidentalmente una lanza al
salir por la puerta.
La Alhambra un gran Palacio para un gran Rey. |
Efectivamente, en una
improvisada tienda de campaña, muere el 19 (el 22, según otros autores) de
enero de 1273 durante la oración de la tarde, Al-hamar de Arjona, fundador del
reino nazarí, último baluarte musulmán en la península, que perduró hasta 1492.
Su cuerpo fue embalsamado, puesto en un ataúd de plata y sepultado en la Alhambra de Granada.
La Alhambra que alberga el cadaver del rey Al-Hamar en día de penumbra. |
Genealogía de Al-Hamar y su busto en Arjona. |
Finalmente incluyo el texto que describe la Dinastía de Al-hamar (contada en aquella época):
En el año del Señor de mil CCXL años,
(que) en el tienpo que este rey Avenchucad fue muerto, segu[n]d dicho es, avía
un moro en Arjona que dezían Maomad e, porque era mucho vermejo en toda su
color, llamávanle los moros Avenámar, que quiere dezir / [Fol. 236 v., col. a]
vermejo. E era mucho valiente e ardit e por esto tomáronle los de Arjona por
rey en el año del Señor de mil CCXXX años. E porque las çibdades de Granada e
de Almería no avían tomado reyes ni señores después de muerte de Avenchud,
tomáronlo por rey e señor en este año mesmo. E porque los moros le llamavan
Avenámar, que quiere dezir Maomad el Vermejo, tomó las armas vermejas, segund
que las han después acá los Reyes de Granada. E reinó en estos logares XLII
años.
E muerto este rey Avenámer, los
moros alçaron por su Rey de Granada a Maomad Alamir, su fijo, que fue el
segundo Rey de Granada e de Almería e de Arjona. E muerto este rey Maomad
Alamir, los moros alçaron por su Rey de Granada a Maomad Avenámar, su fijo, que
fue el terçero Rey de Granada. E muerto este Avenámar, los moros alçaron por su
rey a Esuaxar, su hermano, que fue IV Rey de Granada. E muerto este rey Çesuaxar,
los moros alçaron por su rey a Maomad, su fijo, que fue el quinto Rey de
Granada. E muerto este Maomad, los moros alçaron por su Rey de Granada a Jucaf,
su hermano, que fue VI Rey de Granada. E reinando este Maomad en Granada,
levantóse contra él un moro que se llamava Vermejo e echólo del reino. E reinó
en Granada fasta que lo mató el rey don Pedro en Sevilla e después tornó a
reinar en Granada.
Granada 9 de Noviembre de 2015.
Pedro Galán Galán.
BIBLIOGRAFÍA:
(1) Jimena Jurado, M.:
Catálogo de los Obispos de las Iglesias de Jaén y Anales Eclesiásticos de este
Obispado. Facs.1654. Estudio preliminar e índices. José Rodríguez Molina y Mª
José Osorio Pérez. Granada: Universidad, 1991. Página 141.
(2) Argote de Molina. Nobleza
de Andalucía, páginas 149.
(3) Rodríguez Molina, J.: El
personero. Portavoz y defensor de la comunidad ciudadana. (2003). Diputación
Provincial de Jaén.