PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

sábado, 29 de marzo de 2014

ERAS, NIÑOS Y PALABRAS.


Eras, niños y palabras


    También se han perdido, las eras; cosas de los tiempos. Entrañables, acogedoras; como viejas amigas eran las eras. Salieras por donde salieras del pueblo siempre te las encontrabas. Para decirte adiós, o darte la bienvenida a tu regreso.
     Se reservaban todo el año, sin producir, hasta los frenéticos días del verano, de sacar el agosto, como se llamaba.
    Con yuntas de mulos, mayormente, se barcinaba. Las narrias sobre las albardas, algunos, pocos, lo hacían con burros y angaripolas. Otros tenían una galera, después un carro; las jáquimas de las mulas iban llenas de campanillas y cascabeles, era una alegría oírlas con el cabeceo de la marcha y el golpe de los cascos en la calle. Y volvían, por otro viaje, a mojariegas que era más cómodo que  a horcajadas. Los niños queríamos ser muleros.
     Los apechusques de las eras se componían de un sin fin de herramientas: biergos, horcas, palas, cribas, escobones de varetas y de manzanillón, biergas, gangas... angarillones —en otra ocasión nos ocuparemos de estos bártulos, y de estas palabras—.
Fotografía del libro "Imágenes y comentarios de Lahiguera"

      El campo, el verano, tenía el olor salitroso de los garbanzos; en la era los blancos lejos de los mulatos. La parva, con su color de oro y redonda despedida, soñaba con palabras de cuna: mancera, besana… zampoña.
     Después, nada, las eras eran nuestras, de los niños; aunque algunas, ocasionalmente, se utilizaban para almiares o amontonar estiércol; para mayor disfrute de juegos.
    Había juegos de invierno, que necesitaban lluvia, como «el che», o «el escurrizo». El escurrizo más alucinante era el de la  era del Sevillano. Ahora nada queda, el terreno lo han dejado plano; pero por algunos tramos tenía mucha altura. En este lugar había un poblado (fácil defensa) de la edad de los metales. La mayor altura estaba donde se situaba  el escurrizo, por la carretera de Andújar, frente al Campanario de la compra de aceituna. Nos deslizábamos agachados sobre un pie, la otra pierna estirada abriendo camino. Cuando se secaba lo regábamos con fluidos corporales. Muchas veces ocurría un accidente, con la consiguiente culera delatora y la pequeña tragedia al llegar a la casa.
Fotografía del libro "Imágenes y comentarios de Lahiguera"

     También se utilizaban las eras para practicar con la bicicleta. Las mejores, las que ocupaban lo que ahora es el polideportivo y el campo de fútbol; también en el eucalipto de Juan Montoro. Aprovechábamos los desniveles para, por los cantones, hacer el suicida. Mejor hacer el veraciega; hasta te podías encontrar algún pillalúas con su calabaza en la mano. Los bichos de la seca, como heraldos del abismo, anunciaban soletones por las asustadas chichibejas. Quizá te acuerdes, te caíste, cojera pasajera; te llevamos en goli hasta tu postigo.
     Pero para lo que más se usaban era para jugar a la pelota, con piedras de portería y una pelota pinchada, vieja, a veces hecha con trapos y bolsas; no necesitábamos más.
     Las eras eran lo primero que encontrabas al volver. Las recuerdo, entre los saltos de dibujos animados de la viajera, cuando llegabas de Jaén o Andújar, como si fuesen ellas las que brincaran; como si el pueblo te abriera los brazos recibiéndote, alborozado.
    Y las eras… bueno, todo lo sabían; hasta los niños que fumaban…  Eras, hasta siempre.


viernes, 21 de marzo de 2014

EL REY JUAN II DE CASTILLA

EL REY JUAN II DE CASTILLA: CONCESIÓN DEL DUCADO DE ARJONA A DON FADRIQUE DE ARAGÓN, LA VENTA A DON ALVARO DE LUNA, CONDESTABLE DE CASTILLA, POR 20.000 FLORINES.

EL 19 DE JULIO DE 1434 DON ALVARO DE LUNA PERMUTA ARJONA, LA HIGUERA, ARJONILLA, RECENA Y TRES CUARTAS PARTES DE JIMENA Y 30.000 MARAVEDÍES DE JURO EN LA RENTA DEL ALMOJARIFAZGO Y ESCRIBANÍAS DE CIUDAD REAL, A CAMBIO DE MAQUEDA, SAN SILVESTRE Y EL COLMENAR, CON LO QUE LA HIGUERA PASA A  LA ORDEN DE CALATRAVA.

Entramos en una parte de nuestra historia más documentada, aunque para ello irremediablemente tenemos que referirnos a la historia de nuestros pueblos vecinos mayores: Andújar y Arjona.

    Nuestro pueblo pasó a manos del Reino de Castilla, tras el Pacto del Castillo de Baños de la Encina, entre el rey castellano y el de la Taifa de Baeza. En 1225, Al-Bayyasi entrega a Fernando III el Santo las villas de Andújar  y sus torres (entre ellas Figueruela) y Martos (también ha sido objeto de nuestra atención en un reciente artículo). En 1292 se otorgó privilegio real para la entrega de la aldea de “La Fuente de la Figuera” a mano de la jurisdicción de Andújar, llamándose entonces “Higuera de Anduxar” concesión que duró hasta el siglo XVII, a excepción de la breve adjudicación del rey Juan II como parte incluida en el  Ducado de Arjona al Duque de Luna Don Fadrique de Aragón, y su posterior venta a don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla y su permuta final a la Orden de Calatrava. Entonces pasó a ser aldea de Arjona, dentro del Señorío de Calatrava, en la denominada “Vara de Arjona” fue llamada “La Higuera cerca de Arjona”.

Según puede apreciarse en la parte central superior de esta imagen, al lado del borde izquierdo del titulo del mapa, encontramos el nombre de “Higuera cerca de Arjona ó de Andujar. Es encima de la DE mayúscula de la denominación VARA DE ARJONA, a la derecha aparece Corbul separada por la línea que lo adjudica al PARTIDO DE JAÉN.

Aparece referenciada la población de Lahiguera con el nombre de “Higuera cerca de Arjona ó de Andujar”. Una muestra de la indefinición permanente, residuo de su historia, que perduraba en 1785.

Mapa geográfico del Partido de Martos. Perteneciente a la Orden de Calatrava, comprehende el gobierno de su nombre y las Varas de Porcuna, Arjona y Torreximeno, hecho de acuerdo y ¿a coste? del Real y Supremo Consejo de las Ordenes.  Por Don Tomás  López geógrafo de los Dominios de S.M. Madrid año de 1785. En este mapa aparece la denominación la “Vara de Arjona” de la que “La Higuera cerca de Arjona ó de Andujar” formaba parte en ese tiempo.

    Arjona perteneció durante un tiempo al Concejo de Jaén desde su conquista en 1244, pero en 1285 los arjoneros dejaron de pertenecer al referido concejo; para convertirse en 1430 en un señorío con don Fadrique de Aragón, después paso al Condestable don Álvaro de Luna y así se mantuvo hasta 1434 en que pasaron junto con La Figuera o “Fuente de la Figuera” al dominio de la Orden de Calatrava.

    Suponemos que en el intento de fortalecer las defensas castellanas frente a los ataques nazaríes, surgiría la necesidad de construir un castillo- fortaleza en La Fuente de la Figuera, de este modo se propiciaba la construcción de la fortaleza que hoy denominamos Castillo de la Tercia. Hay quien piensa que quizá desde 1225 o 1226 fecha de la posesión de Fernando sobre Andújar y La Fuente de la Figuera, o como mucho, tal vez, desde 1244 año de la definitiva conquista de Arjona, se tratara de consolidar la posición de La Fuente de la Figuera por su inmejorable situación estratégica en la frontera del creciente estado nazarí y las nuevas tierras administradas por Fernando III rey de Castilla y León; en unas fechas u otras  suponemos que se iniciaría la construcción del Castillo de La Fuente de la Figuera, personalmente me inclino por las fechas primeras debido a la necesidad de vigilancia de la frontera con Arjona.

    El castillo-fortaleza de La Tercia, cuyos restos conocemos hoy en el pueblo como La Tercia (hoy en manos particulares), es el nombre heredado por la función de almacenamiento de los productos que componían los impuestos de los tercios reales, que desde esos años en adelante, el reino de Castilla estableció para todos sus súbditos, entre otras contribuciones. Estas fortificaciones eran atalayas y albacaras o castillos de refugio que más tarde se transformaron en castillos rurales.  (Eslava Galán, J. 1999, 158 (1)

    El asentamiento medieval de la población de La Fuente de la Figuera, se fue conformando alrededor del Castillo de la Tercia como una cortijada, a partir de un inicial emplazamiento de una torre castillo-fortaleza de vigilancia, que pudo cambiar de dueños de árabes a cristianos y viceversa en varias ocasiones, dada su importancia estratégica, que seguramente se fue considerando progresivamente de más importancia,  por las dificultades que para Fernando III supusieron la conquista de otras plazas en manos árabes, y de tanta importancia como fue Arjona, conquistada en 1244, unos 19 años tras la conquista de La Fuente de la Figuera. La importancia estratégica del Castillo de la Tercia se comprende por la función asignada por Castilla de ser torre de vigilancia, desde la que divisar otros baluartes tan importantes como Arjona, Andújar o el gran Alfoz de Jaén. Junto al torreón se levantó, a finales del siglo XV, la antigua Iglesia de Nuestra Señora María de la Consolación, que sin lugar a dudas habría de servir de  capilla al Castillo en tiempos calatravos, que conserva un artesonado mudéjar con una sencilla estructura de par y nudillo con cinco tirantes ornamentados con lacerías que apoyan en canes y que, en sotacoro, apoyan sobre  un puente transversal sostenido por una columna jónica y zapata de madera decorada con grandes hojas de acanto. Un siglo más tarde, en la misma línea de austeridad, se construyó, un vano adintelado con pilastras toscanas carentes de elementos decorativos. Por el estado de deterioro de la techumbre se ha retocado la cubierta del techo, con cambios de las maderas deterioradas en dos ocasiones, parece que esta segunda vez con más acierto que en la primera. En uno de estos arreglos, supongo que en el primero, se rompió la piedra que servia de escalón de entrada al templo, piedra de la misma clase de arenisca que la de las pilastras de los laterales de la puerta. Suponemos que se haría con idea de facilitar la salida del Nazareno en cada Viernes de Dolor. Una perdida injustificada. Ahora el atropello a la Tercia y al Templo del siglo XV parece que va por construir entre ellos un salón nave para alojar a alguna cofradía y sus preparativos. Es penoso que se pudiese llegar a construir tal nave, pues en este entorno está la historia de nuestro pueblo enterrada y los ciudadanos de Lahiguera desconfiamos de que las obras puedan respetar los restos arqueológicos del subsuelo, tal como hace unos meses ocurrió con la aparición de unos restos humanos aparecidos en el lugar, de los que el encargado de obras terminó dando cuenta del hallazgo con una patada a los huesos y la continuación de su labor encomendada por el Ayuntamiento. No es la primera vez que esto ocurre, recordaremos que hace unos años en la calle Gran Vía en su parte más alta apareció lo que se consideró una tumba romana, que sufrió igual tratamiento por parte de los empleados municipales. Ya debe ser hora de que el alcalde comunique a sus empleados que ante la aparición de unos restos arqueológicos al menos se de constancia de ello a las autoridades de la Delegación de la Consejería de Cultura de Jaén, para que se determine la importancia del hallazgo y su tratamiento legal. Hasta ahora todos estos y otros casos han quedado en el silencio de los vecinos, en la pérdida del resto arqueológico y el olvido; parece que poco a poco la respuesta ciudadana empezará a dar sus frutos y ante casos similares se termine denunciando esas actuaciones ante las autoridades y los medios de comunicación.

    La Orden de Calatrava hizo profundas reparaciones en las fortificaciones de Arjona especialmente en su castillo, en 1450 y 1456, cabe pensar que pudo ser esta fecha la del comienzo de la construcción del Castillo de La Tercia. Los almohades ya habían emprendido, quizá a finales del siglo XII, la fortificación de la ciudad de Arjona. Arjona después de una larga tradición realenga, abandona su condición en 1396, año en que los tutores del joven Enrique III hicieron donación de la villa a Ruy López Dávalos, Condestable de Castilla. Ruy López Dávalos (Úbeda, 1357 – Valencia, 6 de enero de 1428) fue un noble, político y militar castellano titulado II conde de Ribadeo, que ocupó los cargos de Condestable de Castilla y adelantado mayor del Reino de Murcia. Tras una fructífera vida en la corte castellana como valido de los reyes Enrique III y Juan II de Castilla, su apoyo al infante Enrique de Aragón y su consiguiente participación en el Golpe de Tordesillas, fueron la causa de su caída en 1422, perdiendo su cargo de condestable y siendo desposeído de sus bienes, falleciendo en su destierro en Valencia acogido a la tutela de Alfonso V de Aragón. Perteneciente a la Casa de Dávalos, fue bisnieto de Lope Fernández Dávalos, alcaide de Úbeda a principios del siglo XIV por el rey Fernando IV de Castilla, y cabeza de los Dávalos en ella; hermano de éste fue también Pedro López Dávalos, alcaide de Quesada (Jaén). Nacido en Úbeda en el año 1357, fue educado para la carrera militar dentro de las reglas de la caballería, que asumía ideales tales como el valor, la fe, la justicia, la generosidad, la lealtad y sobre todo la nobleza. Ruy López Dávalos alcanzó fama y fortuna a lo largo del siglo XIV, siendo nombrado adelantado mayor del Reino de Murcia en 1396, y condestable de Castilla desde el año 1400. Fue valido y camarero mayor de Enrique III de Castilla. Dentro de su gran fortuna se incluían los señoríos de Arenas de San Pedro, Colmenar de las Ferrerías de Ávila, La Torre de Esteban Hambrán, Castillo de Bayuela y Arcos de la Frontera, entre otros lugares, y también fue II conde de Ribadeo desde el 2 de mayo de 1401, por compra que hizo del título a Pedro Le Vesque de Vilaines, compañero de Bertrand du Guesclin, luego de tomar la decisión de retornar a París. Erigió el castillo de Arenas de San Pedro entre los años 1395 y 1423, y un gran palacio que sería demolido tras caer en desgracia en cuyo solar se edificaría a comienzos del siglo XVI, otro conocido como la Casa de las Torres en Úbeda, comandado por Andrés Dávalos de la Cueva.

Rey Juan II de Castilla.
En la minoría de edad de Juan II de Castilla, Ruy López Dávalos fue partidario fiel de Fernando de Antequera y, posteriormente al nombramiento de este como rey de Aragón bajo el nombre de Fernando I de Aragón, de sus hijos los infantes de Aragón, especialmente de Enrique de Aragón. Su apoyo a este infante fue causa de su caída en 1422, perdiendo su cargo de condestable, que pasó entonces al joven cortesano Álvaro de Luna, mano derecha de Juan II. Apoyó el Golpe de Tordesillas de julio de 1420 por el que Enrique tomaría el control sobre su primo Juan II de Castilla y de toda la corte castellana. Pero el rey Juan II tras ser obligado a contraer matrimonio en Ávila muy poco después con María de Aragón, hermana de Enrique, se apoyó en Álvaro de Luna para librarse del control de su primo y del condestable Dávalos, y hallándose en Talavera de la Reina huyó con el de Luna (Álvaro) una noche de finales de noviembre de 1420, encontrando refugio en el castillo de La Puebla de Montalbán. El cerco infructuoso al castillo por parte de las tropas de don Enrique de Aragón, inició su caída en desgracia y la del condestable Dávalos. Tuvieron que huir; en el caso del condestable Ruy López Dávalos a buscar refugio al reino de Aragón, junto a la infanta doña Catalina, esposa de Enrique de Aragón. Éste, en cambio, fue llevado preso a las mazmorras del castillo de Mora.

Don Álvaro de Luna

En una muy meditada operación, Álvaro de Luna consiguió en 1423 que el rey Juan II de Castilla procesara al condestable Dávalos en falsa acusación por supuestos tratos con los musulmanes para despojarle de sus bienes y honores. La situación se perpetúa hasta 1423, año en que el citado Condestable cae en desgracia y se ve obligado a exiliarse en Valencia, donde moriría oscuramente unos años más tarde. De hecho Álvaro de Luna se apropió de su título y patrimonio. Ruy López Dávalos no regresó nunca a Castilla, sino que murió desterrado en Valencia, acogido a la tutela del rey Alfonso V de Aragón, el 6 de enero de 1428. La causa de su caída había sido la de haber sido un firme y decidido partidario del Infante Enrique de Aragón. Así Arjona en unión de las demás villas de su término: La Figuera (Lahiguera hoy), Arjonilla y Escañuela, pasaron a convertirse en recompensa para uno de los vencedores de ese momento histórico, El Duque don Fadrique de Castro, que además del señorío de la villa, de interés para él más que dudoso, dado el alejamiento de sus posesiones gallegas, obtiene la dignidad ducal que le convierte en el único duque de Castilla y cabeza de la nobleza titulada.

    Poco después don Fadrique se alineó con los enemigos de antaño, los Infantes de Aragón y durante la breve etapa del destierro de Álvaro de Luna, debió ser considerado como el primer noble de Castilla; pero la torpeza política de don Fadrique y sus aliados los infantes de Aragón posibilitó la vuelta del Condestable Álvaro de Luna y su cumplida venganza, que llevaría a efecto de forma fulminante, culminando la venganza en la expulsión de Castilla de los Infantes y en la guerra entre ambos reinos.

    El gran perdedor de todo este asunto fue sin lugar a dudas el ya mencionado duque de Arjona don Fadrique de Castro, pues Álvaro de Luna no había perdonado su anterior extrañamiento y de nuevo se asiste a un fenómeno muy habitual durante el siglo XV, como era la confiscación de bienes de los perdedores a manos de los ganadores de la partida librada.

    Don Fadrique de Castro o de Aragón, conde de Luna, nieto del rey aragonés Martín el Humano, exiliado de Aragón en 1430, había nacido en Sicilia, hacia 1400 o 1403  y murió en Ureña, el 29 de mayo de 1438. Fue duque de Arjona, conde de Luna, señor de Cuellar (1430 - 1433) y de Segorbe. Ilegítimo por su nacimiento, al fallecer en 1407 el hijo fruto del matrimonio de Martín el Joven con Blanca I de Navarra, su padre inicia el proceso de legitimación que lo convertiría en su heredero para lo cual le concede los títulos de conde de Luna y señor de Segorbe. Hijo del rey de Sicilia Martín el Joven fruto de la relación extramatrimonial de este con la noble Tarsia Rizzari, al fallecer su padre sin descendencia masculina en 1409 se convirtió en uno de los aspirantes a la Corona de Aragón que quedo vacante tras la muerte en 1410 de Martín I de Aragón. La muerte por paludismo de Martín el Joven interrumpe el proceso de legitimación que aún no había culminado, proceso que es retomado entonces por su abuelo, el rey Martín I, que recurre a Benedicto XIII, pariente de su fallecida esposa María de Luna, para con su apoyo elaborar un plan que legitimase a Fadrique de Aragón para sucederle como rey de Sicilia y soberano a la Corona de Aragón.

    El papa preparó el documento de legitimación el 1 de junio de 1410, pero la muerte de Martín I el día anterior hizo que el pontífice no se encontrara con la suficiente fuerza moral para proceder a la legitimación por sí solo. Se abre con ello un periodo de dos años conocido como interregno en el que trono aragonés permaneció vacante y el reino al borde de la guerra civil, ya que surgieron hasta seis pretendientes al trono, entre ellos el conde de Luna Fadrique de Aragón. Las Cortes de Aragón, Cataluña  y Valencia decidieron solucionar la crisis sucesoria del trono mediante el arbitraje para lo cual cada una de ellas nombró a tres representantes que el denominado “Compromiso de Caspe”, celebrado en 1412, y decidieron que el soberano de la Corona de Aragón y rey de Sicilia habría de ser Fernando de Trastámara, hermano de Juan II de Trastámara rey de Castilla.

    Tras el Compromiso de Caspe, en el que Fadrique de Aragón, no obtendría ningún voto, y al ser aún menor de edad, es puesto bajo la tutela de Ramón de Torrelles y Blanes y reconoció a Fernando I de Trastámara como rey de Aragón y a su hijo Alfonso como heredero, pero Fadrique mantuvo sus pretensiones al trono siciliano enfrentándose a la viuda de su padre doña Blanca I de Navarra. Al alcanzar la mayoría de edad participa, con el título de almirante, en la expedición que contra la isla de Gerba comandaba el infante Pedro, duque de Noto. Reclamada su presencia en la corte debido a sus pretensiones sobre el reino de Sicilia, se casó con Violante Luisa de Mur, aunque el matrimonio fue breve al abandonar a su esposa, y lejos de dejar sus pretensiones al trono siciliano maniobró políticamente para obtenerlo, lo que provocó el malestar de Alfonso V de Aragón que lo declaró en rebeldía en 1430 obligando a Fadrique de Castro o de Aragón, a buscar refugio en el Reino de Castilla cuyo rey, Juan II se encontraba entonces en guerra contra Aragón.

    En esta fecha y circunstancia es cuando se redacta la carta que reproducimos en páginas siguientes

    El documento de referencia es “La carta de donación del rey Juan II a favor de Fadrique de Aragón, conde de Luna, de la ciudad de Arjona, lugares de Alharilla, la Higuera y Recena, y los bienes que habían pertenecido al Conde Ruy López Dávalos en Menjíbar y tres cuartas partes de Jimena.” Es una carta fechada el 24 de Agosto de 1430 en Segovia. Archivo de los Duques de Alba, Jodar, Caja 19, nº 4. El texto de la carta dice así:

“Don  Iohan  por la  gracia  de  Dios , Rey de Castilla , de  Leon , de Toledo , de  Galizia , de  Sevilla , de  Cordova , de  Murcia , de  Iahen , del Algarbe , de  Algezira  e  Señor de  Vizcaya  e  de Molina .
Considerando  el  grand  debdo  que  con  vos  don Fadrique  de  Aragon , conde  de  Luna , mi  primo , comigo  avedes , e  los  muchos  e  buenos  e  leales servicios  que  me  vos  avedes  fecho  e  de  cada  dia fazedes , e  queriendo  acrecentar vuestra  casa , e  por vos  fazer bien  e  merced  fago  vos  gracia  e donación  por  juro  de   heredat  para  siempre  jamas  de  la  mi  villa  de  Arjona  con  su  castillo  e fortaleza  e  toda  su  tierra  e  terminos  e  distritos  e  aldeas , e  con  todas  sus  pertenencias , e  otrosy vos  fago  gracia  e  donacion  por juro  de  heredat para  siempre  jamas  del  mi  lugar de  Alfarilla  que es  entre  la  dicha  Arjona  e  la  villa  de  Porcuna , e  del  lugar que  dizen  La Figuera  que  esta  pegado  a  la  dicha  villa  de  Arjona , con  su  torre e  cortijo , e  Recena  con  su  castillo  e dehesas , e  los  bienes , que  Ruy  Lopez  Davalos  mi  Condestable que  fue  de  Castilla  avia  en  Mengibar, segund quel  Condestable  lo  tenia  e  las  tres  cuartas partes  de  la  villa  de  Ximena  con  su  castillo  e fortaleza  e  de  la  mentad  del  lugar  de  Ybros, quedando  a  salvo  a  Men  Rodriguez  de  Benavides  su  derecho  de  la  ypoteca  que  diz  que tiene  a  la  mentad  del  dicho  lugar  por  razon  de su  casamiento . E  fago  vos  merced  de  la  dicha villa  de  Arjona  e  de  la  dicha  villa  de  Ximena  e de  otros  lugares  suso dichos  e  en  la  manera  que susodicha  es , con  sus  castillos  e  fortalezas  e  con sus  tierras  e  terminos  e  distritos  e  con  los vasallos  e  vecinos  e  moradores  dellas  e  de  cada una  dellas  e  quales  pertenecen  e   pertenecer devan  en  cualquier  manera,  e  con  los  pechos  e derechos  e  penas  e  calopnias  pertenecientes  al señorio  de  las  dichas  villas  e  logares  e  de  cada una  dellas , e  con  las  martiniegas  e  yantares  e escribanías  e  portadgos  e  con  todos  sus montes  e prados  e  pastos  e  dehesas  e  rios  e  con  todas  las otras  pertenencias  de  cualquier  natura  que  sean o  ser  puedan , e  con  la  justicia  civil  e  criminal alta  e  baxa  e mero  e  misto  imperio , e  con  los regimientos  dellas , quedando  ende  todavía  para mi  e  para  los  reyes  que  después  de  mi  fueren , la mayoria  de  la  justicia , e  otrosy  alcabalas  e monedas  e  tercias  e  pedidos  quando  las  otras villas  de  mis  regnos  me  las  uvieren  de  pagar, e otrosy  mineras  de  Oro  e  plata  e  otrosy  metales cualesquier, e  las  otras  cosas  que  pertenescen  al señorio  real  que  no  se  pueden  apartar  del .. De las  quales  dichas  villas  e  logares  con  sus  tierras e  pertenencias  en  la manera  que  dicha  es , vos  yo fago  merced  de  mi  cierta  sabiduria  ansy  como de  cosa  mia  libre  e  propia  e  por mi  poseyda, syn enbargo  e  contradicción  de persona  alguna de cualquier estado  o  condicion  que  sean . E  quiero es  mi  merced  que   sean  para  vos  e  para  vuestros  herederos  e  para  quien  vos quisieredes  e   por bien tuvieredes  e  las  podades  vender e  enpeñar e  dar e enajenar  en  vuestra  vida  o  al  tiempo  de  vuestro finamiento  e  fazer dellas  mayoradgo  o  division, con  las  condiciones  que  vos  quisieredes , e  fagades  dellas  e  en  ellas  e  de  cada  parte  dellas como  de  cosa  vuestra  propia  tanto  que  lo  no fagades  con  la  iglesia  ni  monasterio  ni  con  ome de  orden  ni  de  religión  syn  mi  licencia  e especial  mandado  ni  con  persona  que  sea  de fuera  de  mis  regnos . E  por la  presente vos  do  e entrego  la  tenencia  e  posesyon  e  propiedat  e señorio  de  las  villas  e  logares  e  sus  tierras  con todos  los  derechos  a  ellas  pertenecientes  e  los otros  sobre  dichos  de  que  vos  fago  merced , e  con sus  castillos  e  fortalezas . E  mando  a  los  concejos, alcalldes , alguaziles  regidores , cavalleros  e escuderos  e  omes  buenos  vecinos  e  moradores  de las  dichas  villas  e  logares  e  sus  tierras  e  de cada  uno  dellos  en  la  manera  que  dicha  es , que  vos  reciban  e  ayan  por señor como  dicho  es , e  vos  recudan  e  fagan  recudir con  todas  las cosas  susodichas , so  pena  quel  que  lo  contrario fiziere  ni  me  mas  sobre  ello  requiriese , que  por ese  mismo  fecho  pierdan  todos  sus  bienes  e  sean confiscados  para  mi , de  los  quales  vos  yo  fago merced  para  que  los  entredes  e  tomedes  por vuestra  propia  avtoridat  e mandado  a  los alcaydes  e  otras qualesquier  personas  de  qualquier estado  o  condicion  que  tienen  los dichos  castillos  e  fortalezas  de  las  dichas  villas  e logares  e  de  cada  uno  dellos , que  vos  los  den  e entreguen  a  vos  e  a  vuestro  cierto  mandato  e  vos  apodero  en  lo  alto  e  baxo  dellas  con  todos sus  pretechos  e  bastimentos . Ca  yo   por  la  presente  ellos  faziendolo  e  cumpliendolo  asy  les suelto  e  quito  una  e  dos  e  trez  vezes  a  ellos  e  a cada  uno  dellos  qualquier  pleito  e  omenaje  que por los  dichos  castillos  e  fortalezas  tienen  fechos ansy  a  mi  como   a  otra  cualquier  persona  o personas  e  les  do  por  livres  e  quitos  dellos  para siempre  jamas . E  no  fagan  ende  al   por  alguna manera , so   pena  de  la  mi  merced  e  de  las penas  en  que  caen  aquellos  que tienen  castillos  e fortalezas  por  su  ley  e  señor natural  e  gelos  no dan  ni  entrega  cada  que  ge  los  demanden . E     sobre  esto  mando  a  los  dichos  condes , ricos  omes , Maestres  de  las  Ordenes , Priores , Comendadores e Subcomendadores  e  a  los  de  mi  Consejo  e  oydores  de  la  mi  Audiencia  e  alcalldes   e   notarios  e  otras  justicias  de  la  mi  Casa  e  Corte  e  Chancelleria  e  a  todos  los  otros  mis  subditos  e naturales  de  cualquier estado  o  condicion, preeminentes  o  dignidat  que  sean,  e  a  cada  uno dellos   ge  lo  guarden  e  cumplan  e  fagan guardar e  cumplir  en  todo  e  por todo, segund  que  en  esta  mi  carta  se  contiene  , e  que  no vayan  ni  pasen   ni  consientan  yr ni  pasar contra ello  ni  contra  parte  dello  agora  ni  en  ningún tiempo, e  no  fagan  ende al  por alguna manera , so  pena  de  la  mi   merced e  de  dos  mill  doblas de  oro  castellanas  e  cada  uno  por  quien  fincare  de  los  asy  faze r  e  cunplir,  para  la  mi  Camara .
Sobre  lo  qual  , mando  al  mi  chanciller  e  notarios  e  a  los  otros  que  estan  en  la  tabla  de  los  mis sellos  que  vos  den  e  libren  e   pasen  e  sellen  mis  carta  o  cartas  e   privillejo  o  previllejos , las  mas  firmes  e   bastantes  que  menester uvieredes , con  cualquier  clausulas  derogatorias .  E  los unos  e  los  otros  no  fagan  ende  al  por alguna   so  la dicha   pena . Dada  en  Segovia   veynte  e  quatro  dias  de  Agosto  , año  del nascimiento  del  nuestro  señor  Ihesu  Christo  de  mil  e  cuatrocientos  e  treynta años . Yo  el   Rey . Yo  el  doctor  Fernando   Diaz  de  Toledo  oydor  e refrendario  del  rey  e  su  secretario  la  fiz  escribir  por  su mandato . Registrada… “


Deduce Ahumada Lara, I., (1995, 26) (2) que aquella fugaz concesión de Andújar (1432) a la Orden de Calatrava pudiera ser en origen de que La Fuente de la Figuera apareciese vinculada a los calatravos desde, al menos el día 3 de junio de 1434, puesto que en ese día el rey Juan II firmó un privilegio para que “ se pueda facer troque e cambio de la Figuera al cabo Andújar por el lugar de la Alharilla, que es cerca de Porcuna” (Archivo Histórico Nacional, 1434). “La Figuera” aparece en este privilegio como perteneciente a la Orden de Calatrava y la Alharilla es propiedad de Rodrigo de Guzmán, a quien Juan II se refiere como “mi doncel e vasallo”.

Con el hecho relatado más arriba en la cita de Ahumada; tal vez Juan II quiso enmendar algún desafuero a la ciudad de Andújar. Entramos así en un punto oscuro de la historia que no sabemos si tiene relación con el relato sobre don Fadrique de Aragón Duque de Arjona. Interesa precisar que el referido trueque no se llevó a efecto, pues el 19 de julio de 1434, Don Álvaro de Luna produce el cambio de las villas de Maqueda, San Silvestre y El Colmenar por Arjona, Arjonilla, La Figuera, Recena, que tras Don Fadrique de Aragón, aparece como poseedor del señorío-ducado de Arjona desde que lo perdiera Don Fadrique de Aragón conde de Luna y Duque de Arjona.

    Don Fadrique de Aragón en el año 1434 fue hecho prisionero acusado de participar en un intento de robo a unos comerciantes genoveses de Sevilla. Encarcelado en Ureña fallecería cuatro años más tarde.

    La opinión más extendida, iniciada posiblemente por el historiador Argote de Molina, considera la donación de Arjona a Fadrique de Aragón como una compensación ante la imposibilidad de acceder al control efectivo de Andujar (Argote de Molina, G., 1588, Fol. 323(3). Esta hipótesis ha sido aceptada por la mayor parte de los historiadores que de forma más o menos directa han escrito sobre este tema: Jimena Jurado en el siglo XVII y los posteriores del siglo XX, González Sánchez, J., 1965 (4), Morales Talero, S., 1965(5) e incluso Ladero Quesada, M. A., 1973, 65-66 (6).
    Como síntesis, concluimos sobre este asunto escasamente polémico, que los historiadores citados mantienen que Andujar fue entregada primeramente al Maestre de Calatrava Luis de Guzmán, que no pudo hacer la entrega efectiva en 1432 (entrega a la que hace referencia Ahumada Lara, 1995, 26), y más tarde se hizo entrega de ella a Fadrique de Aragón, que tampoco accedió al dominio de la villa por la resistencia de Pero Sánchez de Benito Pérez, su alcaide, que más tarde justificaría su proceder ante el rey con las propias palabra que recoge el Romancero.

    A este respecto recoge Argote de Molina este episodio: “Don Juan II mandó llamar: “dícenme que soys vos el rey de Andújar y Pero Sánchez le respondió; aquella villa es de Vuestra Señoría, y estos son los privilegios de los que a los reyes pasados a servido, y esta es la cédula de Vª Aª que no la mandara enagenar de la Corona Real. Y assi en nombre de aquella villa, suplico a VªSª les confirme la merced, que les tiene hecha. Y como el Rey tuviese poca voluntad de darla a don Fadrique, hubo lugar de conseguirse lo que  Pero Sánchez deseaba. Y teniendo consideración Andújar al beneficio recibido deste caballero, consintió poner en su sepultura un letrero que dize así: Aquí iace el honrado cavallero  Pero Sánchez  de  Benito  Pérez, que por su tener y valer, merecio ser llamado Señor de Andújar”.

Frente a esta hipótesis se encuentra otra, de signo contrario, iniciada también en le siglo XVI por Rades y Andrada, F., 1980, cap 34 (7), que fue cronista de las Ordenes Militares; este autor retrasa estos acontecimientos al menos diez años, motivados por la negativa del alcaide Pero Sánchez de Benito Pérez a recibir en la villa de Andújar a Juan Guzmán, hijo del Maestre de Calatrava, opinión seguida por otros autores como Terrones y Robres, A., 1657, Fol. 103-104 (8) y Ortiz de Zúñiga , D. 1975,419 (9) ya en el siglo XVII.

    Viene aquí a propósito de este contexto el hecho de armas que ocurrió entre el valeroso señor don Rodrigo Manrique que antes fue maestre, con Juan de Guzmán, hijo del maestre don Luis de Guzmán, entre Andújar y Arjona en 1443. (Fernández de Oviedo y Valdés, G. 1983, 305-306.) (10)
     “…El año de 1443, entre Juan de Guzmán, hijo del maestre de Calatrava, don Luis de guzmán, y Rodrigo Manrique, comendador de Segura, ovieron un recio reencuentro con cada 300 lanzas, y si alguno tenía más que esotro era poca la diferencia. Y salio de Arjona Juan de Guzmán, e Rodrigo Manrique de Andújar, y topáronse en el camino (digo el campo) y travose entre ellos la pelea, y murieron cuarenta hombres de armas de ambas partes y fueron muchos los heridos, y murieron muchos cavallos; y al fin quedó el campo por Juan de Guzmán, y Rodrigo Manrique fue desvaratado. Y yendo Juan de Merlo en el alcance de los contrarios, metiose en ellos tanto, que quedó solo, y cuando quiso volver halló peones, al paso de una puente, de los contrarios, que le mataron; de la cual muerte al Rey y a muchos pesó, porque fue muy buen caballero. Estas son las cosas de la guerra, y a los valerosos capitanes que las continúan acontecen a pro y a contra las victorias; y a este maestre le fue contraria la fortuna en esta jornada, y en otras muchas le fue favorable. Tornemos a nuestro propósito de Paredes.
Havréis de saber que en cierta concordia que se hizo entre el rey Don Juan (II) y el príncipe su hijo don Enrique IV, hallaréis un capítulo en la historia alegada que dice, que en lo que toca al maestradgo de Santiago, aya de ser fecha equivalencia al comendador Rodrigo Manrique por la villa de Paredes, a vista de don Alvaro de Luna, maestre de Santiago y condestable de Castilla, y de don Juan de Pacheco, marqués de Villena, como más largamente lo podéis ver en la corónica ya dicha. En fin, por esta causa le quedó dicha aquella villa pacífica, porque el Rodrigo Manrique dejase el dicho maestre don Álvaro de Luna otras piezas que tenía del maestradgo, ecepto sus encomiendas propias. Este asiento se dio año de 1446; así que en este de 1550 en que estamos, ha 104 años que aquella villa quedó pacífica en poder del dicho Rodrigo Manrique, primero conde de ella, y después del en sus sucesores.”


En la obra de Terrones tan sólo posterior en unos años a la de Jimena Jurado, se defiende una posición radicalmente opuesta. Según este autor, el rey Juan II dio a Juan de Guzmán ciertas mercedes en compensación por la pérdida de Andújar, que no pudo conquistar.
    En cuanto al dato histórico de la resistencia de Andújar a la señorialización de su ciudad, como causa de la entrega de Arjona, las crónicas refieren hasta la saciedad la donación de Arjona al Maestre de Calatrava, dando incluso la fecha de su donación como la del 8 de Diciembre de 1429, confirmada en el Consejo Real en el año 1430 y por privilegio el 4 de Octubre de 1432, según muestra el profesor Ladero Quesada, tesis que encuentra confirmación en Carrillo de Huete, P., (1946, 151) (11) y en Solano López, E., (1978, 74) (12).

Calderón Ortega, J. M. (1991, 141) (13) afirma que no encontró ningún dato que permitiese aventurar que el Maestre de Calatrava no accediese a la posesión efectiva de Andújar, sino más bien al contrario, como parece demostrar el pleito establecido entre los concejos de Arjona y Andújar en 1430, se menciona en el mismo que la ciudad de Andújar era señorío de Luis de Guzmán (Calderón Ortega, J. M. 1991, 141) (13).

    Si como parece, don Luis de Guzmán, Maestre de Calatrava, era poseedor pacífico de Andújar desde 1430, resulta evidente que don Fadrique de Aragón no tuvo nada que ver con la ciudad de Andújar entonces, y la resistencia de Luis de Guzmán quedaría circunscrita a una significación muy próxima a la pugna de facciones nobiliarias, entre dos ciudades próximas que se disputan el poder ante Castilla, más que un intento de escapar la ciudad de Andújar a la condición de ser señorío.

    La Crónica del Halconero informa que el 10 de Mayo de 1439 la ciudad de Andújar, señorío del Maestre de Calatrava, era conquistada por Men Rodríguez y Diego de Benavides, partidarios del infante don Enrique de Aragón (González Sánchez, J., 1965,116) (14). El triunfo definitivo de Enrique II en la batalla de Montiel el 14 de Marzo de 1.369 desencadenó la decisión de este rey de entregar Santisteban del Puerto en señorío a D. Men Rodríguez de Biedma, quien estuvo del lado del rey Enrique y como castigo por el apoyo de la Villa de Santisteban a Pedro I. El Condado de Santisteban no es más que una consecuencia lógica de la importancia del señorío. Enrique IV lo concede a favor de Día Sánchez de Benavides (primer conde de Santisteban) el 21 de septiembre de 1.473. Respecto a Diego de Benavides decir que los Benavides fueron unos de los linajes que se asentaron en Andalucía durante la reconquista, una de las trescientas de las familias que participaron en la toma de Baeza, manteniendo desde entonces una influencia creciente en la ciudad y en su gobierno municipal.

La pérdida de Andújar por parte de Luis de Guzmán debió constituir un duro golpe para él, y muy posiblemente el referido acontecimiento de la resistencia de Pedro Sánchez Benito Pérez, se debió producir como consecuencia de algún intento fracasado de Juan de Guzmán, hijo del Maestre de Calatrava, por recuperar el que fuese antiguo señorío paterno. La famosa donación de Medina Sidonia se produciría por tanto, como consecuencia del acuerdo entre Juan de Guzmán y el infante de Aragón en los primeros meses de 1443, al entregar el primero Martos, Arjona y Porcuna con ciertas condiciones y capítulos (Pérez de Guzmán, F., 1512 ,612-613 (15). Poco después, en estrecha alianza con el conde de Niebla se constituyó en el principal valuarte de la política de Álvaro de Luna en Andalucía, derrotando a los infantes de Aragón en 1444 (Ladero Quesada, 1973,107 (16) y sin duda en este momento cambiaría Medina Sidonia por la Algaba, núcleo de su futuro poder señorial.

    En cuanto a las motivaciones que el rey Juan II tuvo para conceder  Arjona a Fadrique de Aragón, tenemos que considerar que la fecha de donación fue el 24 de agosto de 1430 y ello induce a pensar que la donación pudo ser para compensar las pérdidas que experimentaría el patrimonio del conde de Luna como consecuencia de su huida a Castilla, y la imposibilidad que tenía éste de regresar a Aragón, después de las Treguas de Majano.

El rey Juan II y por supuesto Álvaro de Luna debieron considerar la necesidad de acrecentar los señoríos de Cuellar y Villalón, donados en abril, con una nueva merced acorde a la categoría del ilustre refugiado huido de Aragón. Para este fin Arjona se presenta como la donación ideal, muy alejada de los otros enclaves del conde, y procedente de la confiscación de los bienes de Fadrique de Castro. La oportunidad de su sospechosa muerte en junio de 1430 y la complejidad de su herencia, dejaban expedito a  Juan II el camino para disponer de nuevo de la villa de Arjona.

    Verificada la donación, el referido día 24 de agosto de 1430, Fadrique de Aragón parece despreocuparse por su nueva adquisición, no otorgando carta de poder hasta el 12 de abril de 1431, verificándose su posesión efectiva en el mes de junio de 1431.

    Arjona no se mantuvo mucho tiempo en el señorío de Fadrique de Aragón. Es sobradamente conocido cómo en 1432 Fadrique procedió a liquidar sus posesiones castellanas, atraído por la invitación de los embajadores del rey de Túnez, que le brindaron ayuda para conquistar el reino de Sicilia. Estaba pues necesitado de dinero para sufragar los gastos de tan importante empresa, vendió Villalón al conde de Benavente en 20.000 florines y 40.000 maravedís de juro y Arjona y aldeas referidas en el documento carta a Álvaro de Luna en 20.000 florines, seguramente ambas ventas en las mismas fechas, conservando no obstante Cuellar.

De esta manera Arjona y con ella La Figuera volvían a cambiar de dueño y señor en breve espacio de tiempo. Pasaban así a manos del poderoso Álvaro de Luna, Condestable de Castilla, conde de San Esteban, Administrador perpetuo de la Orden de Santiago, y todopoderoso árbitro de la política castellana. Se desconocen los motivos que indujeran a Álvaro Condestable de Castilla  a comprar Arjona y La Figuera,… pudiera ser que los motivos fueran en mayor grado los motivos políticos que los propiamente señoriales y económicos, motivos que siempre primaban para Don Álvaro de Luna. Con esta venta es posible que la política castellana introdujese un elemento desestabilizador en la retaguardia de los infantes de Aragón, enemigos de Castilla, y por otra se eliminase un personaje tan turbulento como Fadrique, que, quizá en algún momento pudiera erigirse en un enemigo incomodo de don Álvaro de Luna.

    El que fuese considerado Fadrique un personaje algo turbulento lo prueba el hecho de que apenas transcurrido un año, el conde de Luna se encontraba de vuelta en Sevilla, donde concibió la feliz idea de apoderarse de la ciudad. Descubierta la conspiración, fue apresado y ejecutados sus auxiliares, muriendo años después, en 1438 en misteriosas circunstancias en el castillo de Brazuelas, probablemente por orden de Álvaro de Luna. Destruido el conde de Luna y Duque de Arjona (don Fadrique), el condestable don Álvaro de Luna pierde el interés que tenía por Arjona y la Figuera, tal como se pone de manifiesto de forma evidente  al  buscar un comprador para estas propiedades. Cayendo la elección en la Orden de Calatrava, cuyo Maestre era uno de los principales colaboradores del mismo Condestable de Castilla don Álvaro de Luna. Se realizaron unas rápidas negociaciones de venta, unas negociaciones que culminaron el 19 de julio de 1434 con la permuta de Arjona, La Higuera, Arjonilla, Recena y tres cuartas partes de Jimena, y 30.000 maravedíes de juro en la renta del Almojarifazgo y escribanías de Ciudad Real, a cambio de Maqueda, San Silvestre y El Colmenar, que constituían un formidable bastión defensivo, en torno a Escalona.

Descrita la clave histórica de la concesión del Ducado de Arjona a don Fadrique de Aragón entramos en otros pormenores que también tienen relevancia por los avatares de nuestra tierra en esos años. Para ello vamos a retroceder en el relato del tiempo histórico y describir lo relativo a algunos personajes importantes cuyas decisiones fueron bastante decisivas para nuestro pueblo.   

    Sobre la huída de don Fadrique de Aragón a Castilla, resulta hasta cierto punto sintomático que Argote de Molina cite el año 1434, cuando historiadores posteriores han acudido a crónicas coetáneas del hecho e informan que la fecha de la huída es el 6 de febrero de 1430 (García de Santamaría, A., 1434, 181(17) después de unos meses de negociaciones con Iñigo López de Mendoza, el célebre poeta conocido como el Marqués de Santillana.

Iñigo López de Mendoza - Marqués de Santillana (19/08/1398 - 25/03/1458)

    Iñigo López de Mendoza nació el 19 de agosto de 1398 en Carrión de los Condes, Palencia. Hijo del almirante de Castilla Diego Hurtado de Mendoza, señor de Hita y Buitrago, señorío que heredó cuando quedó huérfano, a los cinco años. Pasó sus primeros años de juventud en Aragón. Muy joven, Iñigo se casó en Salamanca en 1412 con Catalina Suárez de Figueroa, hija del fallecido Maestre de Santiago, Lorenzo I Suárez de Figueroa, con lo cual su patrimonio aumentó en mucho, transformándole en uno de los nobles más poderosos de su tiempo. Marchó al poco a Aragón, junto al séquito de Fernando de Antequera, y allí fue copero del nuevo rey Alfonso V de Aragón. Iñigo acompañó a Fernando de Antequera (entonces regente en Castilla) cuando, elegido Rey de Aragón, fue a tomar posesión en 1414 de su corona (aprendiendo allí los nuevos modos poéticos) y volvió apoyando a los hijos de éste, los Infantes de Aragón, principalmente como única o sola manera de recuperar el patrimonio paterno al militar en el partido opuesto sus oponentes. En efecto los hijos del rey de Aragón Fernando de Antequera tenían grandes posesiones en Castilla, interviniendo en las luchas e intrigas del reino tanto en el reinado del enfermo Enrique III como en la minoría de Juan II. En Aragón hizo estrecha amistad también con los Infantes de Aragón, en cuyo partido militaría hasta 1429. Regresó a Castilla al tiempo de la jura del rey Juan II de Castilla y participó en las luchas de poder entre Enrique de Aragón y Álvaro de Luna, en el bando del primero. Estuvo junto a él en el golpe de Tordesillas y en el cerco del castillo de la Puebla de Montalbán, en diciembre de 1420.Tras la prisión de don Enrique, regresó a sus posesiones de Hita y Guadalajara. Como político, procuró a partir de 1422 inmiscuirse lo menos posible en los asuntos de Estado y mantener a lo largo de su vida la fidelidad al rey Juan II. Ello le llevó a enemistarse primero con los infantes de Aragón en 1429, al no apoyar su invasión de Castilla en el verano de aquel año; y más tarde, a partir de 1431, se enemistaría con el privado real Álvaro de Luna; aunque no por ello volvería a militar en el bando de los aragonesistas.
    Participó en distintos hechos de armas, batalla de Huelma, 1438 y Olmedo, 1445. El título de Marqués de Santillana le fue concedido por el rey Juan II tras la batalla de Olmedo (1445) en la que lucha junto al rey contra un poderoso grupo de nobles. Al final de su vida toma partido contra Álvaro de Luna, el favorito del rey. Iñigo fue figura principal en las cortes castellanas de Juan II y Enrique IV, participando en muchas alianzas la mayoría en apoyo del rey, siempre a favor de sus intereses y, salvo cuando le convino, en contra de Álvaro de Luna, su gran enemigo.
    Siguió intrigando en las luchas contra el valido del rey Juan II, D. Álvaro de Luna, al cual atacaría con su "Doctrinal de Privados" y sería factor decisivo (junto con la reina Isabel Portugal) de la caída definitiva de Álvaro de Luna en 1453. Bajo Juan II guerreó contra los Reyes de Granada, Navarra y Aragón. Esta confirmada su valentía en la batalla, su ambición en mejorar su hacienda y la de su familia y también su amor a las letras. De sus sentencias, siempre me pareció especial aquella que decía que "la ciencia no embota la lanza ni hace floja la espada en la mano del caballero".
    Desempeñó misiones diplomáticas en Italia. Cultivó diversos géneros y estilos literarios, canciones, serranillas, sonetos, composiciones satíricas políticas y religiosas o poemas didácticos y alegóricos. Fue un buen literato y poeta. Aunque escribiera obras como la "Comedieta de Ponza", ha sido más conocido por sus populares "serranillas". Muy culto, tuvo una gran biblioteca, inicialmente en Manzanares y que siglos después acabó en la Biblioteca Nacional, sección "Osuna". “El Premio e carta al condestable don Pedro de Portugal “(1445) es su obra en prosa más interesante. Compuso los Decires narrativos, colección de poemas que comenzó en 1437. Relatos en primera persona de tipo alegórico. Las serranillas arrancan de la tradición popular de los cancioneros galaico-portugueses y del valorado escritor Arcipreste de Hita.
De entre sus célebres y populares serranillas destaco por su belleza poética:

“La vaquera de la Finojosa “

Moça tan fermosa
non vi en la frontera
como una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño.
Por tierra fragosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa,
que apenas creyera
que fuera vaquera
de la Finojosa.
Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas,
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.
Non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
Más dije: "Donosa
(por saber quién era),
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa?
Bien como riendo,
dijo: "Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es deseosa
de amar, nin lo espera
aquesa vaquera
de la Finojosa.

    Según Hernando del Pulgar, Iñigo López de Mendoza, el conocido y célebre poeta que estudiamos con el nombre del Marqués de Santillana era: "de mediana estatura, proporcionado en la compostura de sus miembros y hermoso en las facciones de su rostro ... era hombre agudo y discreto, de tan gran coraje que ni las graves cosas le alteraban ni en las pequeñas le placía entender ... fablava muy bien ... fue muy templado en comer y beber ... Tuvo en su vida dos notables ejercicios: uno en la disciplina militar, otro en el estudio de la ciencia ... ni su osadía era sin tiento ni en su cordura se metió jamás punto de cobardía ... muy celoso de las cosas que a varón pertenecía facer ... tenía gran copia de libros y dábale al estudio especialmente de la filosofía moral y de cosas peregrinas y antiguas ... no puedo negar que no tuviera algunas tentaciones de las que esta nuestra carne suele dar a nuestro espíritu y que algunas veces fuese vencido, quier de ira, quier de luxuria ... fenesció sus dias en edad de setenta y cinco años con gran honra y prosperidad". El Marqués de Santillana falleció el 25 de marzo de 1458 en Guadalajara; yace enterrado en el mausoleo de los Mendoza del Monasterio de San Francisco.
   
Este mapa representa el territorio ganado por Castilla o Portugal entre los años 1292 y 1462.

    Juan II de Castilla nació el 6 de marzo de 1454 en Toro, provincia de Zamora. Hijo de Enrique III y Catalina de Lancaster. Padre de Enrique IV e Isabel la Católica. Durante su minoría de edad el gobierno de Castilla estuvo en manos de su tío Fernando de Antequera, que más tarde fue rey de Aragón. La regencia de Fernando I de Antequera sobre Castilla permitió que sus hijos, los infantes de Aragón, y sus partidarios formaran en Castilla un grupo político muy poderoso. En el año 1417 Juan II alcanzó la mayoría de edad. El infante de Aragón, Enrique (hijo de Fernando), hizo preso en 1420 al rey Juan II (primo suyo) que logró escapar con la ayuda de su hombre de confianza, Álvaro de Luna. Desde entonces se evidencian en Castilla tres fuerzas políticas en lucha: el partido monárquico integrado por la pequeña nobleza y encabezado por el “valido” del monarca, Álvaro de Luna, los infantes de Aragón y la alta nobleza de Juan II (de Castilla).

Crónica de Juan II de Castilla. Atribuida a Fernán Pérez de Guzmán

    La alianza de los grandes de Castilla con el clan aragonés (1427) supuso el primer destierro de Álvaro de Luna. Esta alianza se rompió pronto y el valido volvió. Los infantes de Aragón fueron expulsados de Castilla (1429), dando comienzo un conflicto entre los reinos de Castilla y Aragón. Álvaro de Luna consiguió imponer su poder en Castilla. Pero en 1439 la reacción nobiliaria estimuló una nueva alianza con los infantes de Aragón que volvieron a Castilla provocando el segundo destierro de Álvaro de Luna. Sin embargo, el secuestro de Juan II, hizo que se coaligaran las fuerzas políticas castellanas, que vencieron a la caballería de la aristocracia castellana y de los infantes de Aragón en Olmedo (1445).

    A partir de este momento la pugna por el poder se estableció entre el partido monárquico y la aristocracia. La ejecución de Álvaro de Luna en 1453 significó la victoria de la oligarquía nobiliaria castellana. Un año más tarde, el día 22 de julio de 1454 moría Juan II en Valladolid.

    Para hacer más comprensible a nuestros lectores todo el entramado de reyes, considero primordial hacer un resumen general de los reinados de Juan II de Castilla y de su hijo Enrique IV.


Juan II de Castilla y su hijo y sucesor Enrique IV.

Podía decirse que el siglo más agitado de la época medieval vio en Castilla los reinados de los dos últimos monarcas de la dinastía de Trastámara Juan II (1406- 1454) y Enrique IV (1454- 1474). Aunque se trata de un periodo conflictivo en el que las luchas internas desgarraron el reino, asistimos también a la creación de una ideología “absolutista” del poder real acompañada de un floreciente humanismo que hace que podamos considerar a estos dos monarcas como los primeros representantes del Renacimiento político castellano. La justificación política de la dinastía había quedado suficientemente establecida durante los reinados de Enrique II y Juan I por una cuidadosa propaganda, que incluyó la manipulación de la memoria histórica de los reinados anteriores. Por otra parte la cuestión sucesoria se había zanjado definitivamente mediante el matrimonio entre Enrique III y Catalina de Lancaster, descendientes de cada una de las ramas de la familia real castellana.

    La larga minoría de Juan II (1406-1418) fue bastante determinante para su posterior reinado. Enrique III había dejado como regente a su esposa, Catalina de Lancaster, y a su hermano, el infante Fernando de Trastámara, que después sería rey de Aragón con el nombre de Fernando I. Ambos regentes se enfrentaron intentando imponer dos políticas dinásticas diferentes: la línea política de Catalina estaba encaminada al engrandecimiento de la monarquía mediante la relación con su propia familia inglesa y portuguesa, y la de Don Fernando estaba destinada a encumbrar a sus numerosos hijos y a fomentar las relaciones con Francia y Aragón, tan tradicionales en la política del antecesor Enrique III de Castilla.
   
    En 1412 Fernando fue elegido rey de Aragón, pero mantuvo bien seguras las riendas de la regencia de Castilla, a través de delegados y nobles. Hasta su muerte, en 1416, se dedicó a aumentar el poder de su familia en ambos reinos, Castilla y Aragón. Aparte de que su hijo Alfonso (Alfonso IV), que heredó la corona aragonesa, otros dos de sus hijos iban a desempeñar un papel fundamental en la política castellana, con el sobre nombre de los “infantes de Aragón”: el infante Enrique, maestre de Santiago desde 1409 y heredero de la fortuna de su madre, Leonor de Alburquerque, y el infante Juan, príncipe heredero y luego rey de Navarra, heredero también de las tierras patrimoniales de su padre en Castilla.

    Para cerrar el círculo alrededor de Juan II de Castilla, se realizaron dos matrimonios: María de Aragón, hermana de los infantes de Aragón, que se caso con Juan II de Castilla, mientras que María de Aragón, hermana del referido Juan II de Castilla, contrajo a su vez matrimonio con su primo Alfonso IV de Aragón. Aunque esta boda última sólo pudo realizarse bajo los auspicios de los poderosos infantes de Aragón en 1418, cuando ya Catalina de Lancaster, madre de Juan II hubo fallecido, pues era totalmente opuesta a este proyecto.

    Aunque la reina Catalina de Lancaster fue acusada  de mantener a su hijo Juan II completamente apartado de la nobleza y de los círculos cortesanos, una autentica revisión de las crónicas de los reinados permiten evaluar hasta que punto fue don Fernando I el causante del retiro de las relaciones con ambos estamentos, actuando unas veces directamente , y otras porque la reina Catalina temía que su cuñado Fernando de Trastámara, hermano de su difunto marido Enrique III y por tanto tío de Juan (Juan II de Castilla) se apoderase con su influencia de la voluntad de su hijo Juan y lo apartase de ella. Aún así Juan II realizaba apariciones públicas con motivo de festividades o ceremonias señaladas, y durante su infancia viajó por las ciudades castellanas que acostumbraban a ser residencias reales, entre ellas Valladolid, Segovia, Ayllón y Salamanca. La corte misma de la reina estaba compuesta por una camarilla, a la que Fernando trasladó su influencia, como por ejemplo conseguir que Catalina desterrara de la corte a su favorita Leonor López de Córdoba, que servía a la reina de apoyo en su muy compleja situación política. También dentro de este círculo de acoso hizo su aparición el Doncel, y luego valido de Juan II, Álvaro de Luna.




    El reinado de Juan II se podría dividir en al menos cuatro etapas: la primera comprendería desde su mayoría de edad hasta el primer enfrentamiento con sus primos los “infantes de Aragón”, apoyado por Álvaro de Luna (1418-1420); la segunda sería desde 1420 a 1430 que es justamente hasta la primera caída del valido Álvaro de Luna a causa de la oposición aragonesa; la tercera etapa comprendería desde la recuperación de la influencia de Álvaro de Luna y la batalla de la Higueruela hasta “el secuestro” del rey Juan en Rágama por sus primos los infantes de Aragón; y una última etapa que comprendería desde el triunfo del partido realista en la batalla de Olmedo en 1445 hasta la caída definitiva y muerte de Álvaro de Luna, a la que seguiría la muerte del mismo rey tan sólo unos meses más tarde en julio de 1454.

Don Álvaro de Luna. Condestable de Castilla y León: Maestre y administrador de la Orden de Santiago.

    Álvaro de Luna (Cañete, 1390 - Valladolid, 1453). Hijo ilegítimo del copero mayor de Enrique III, al quedar huérfano le protegió su tío Pedro de Luna, arzobispo de Toledo. Por la influencia de Benedicto XIII en 1410 fue enviado a la corte real castellana, donde se convirtió en paje del joven monarca Juan II de Castilla y León, de quien pronto llegó a ser hombre de confianza. En pocos años, Álvaro de Luna pasó a encabezar el partido monárquico, formado por la pequeña nobleza, los sectores urbanos y el bajo clero, que se oponía a la oligarquía nobiliaria castellana y a los infantes de Aragón, hermanos de Alfonso V de Aragón, que defendían los tradicionales intereses políticos y económicos de su familia en Castilla. Las exportaciones de lana castellana provocaron un alza de precios que enriqueció tanto a los grandes mercaderes y conversos como a los nobles latifundistas. En este contexto, Álvaro de Luna, condestable de Castilla, asumió la representación de un poder real fuerte y centralizado, aliado de la burguesía urbana, al que se enfrentaron la oligarquía castellana y los infantes de Aragón. La contienda fue larga y cruenta, llegando a sufrir el condestable dos destierros (1427 y 1441), hasta que fue procesado y decapitado en Valladolid (1453).

Grabado de 1791 que representa a don Álvaro de Luna. Álvaro de Luna, nombrado condestable de Castilla y privado del rey Juan II, más tarde cayó en desgracia y fue decapitado por orden del mismo rey.

Imitando a Boccaccio, escribió el Condestable Álvaro de Luna (1390-1453) sus “Claras y virtuosas mujeres” (1446) en tres libros -prologados por Juan de Mena-, con ciento diecisiete biografías femeninas, encabezadas por la Virgen. Proceden de la Biblia, la Antigüedad clásica o el Cristianismo en general.

    En 1422, en reconocimiento a su lealtad, Álvaro de Luna fue designado Condestable del reino por el soberano castellano. Este nombramiento, sin embargo, aumentó la presión de la nobleza para acabar con la influencia del favorito de Juan II, acoso que dio sus frutos en 1427, cuando el rey decidió desterrarlo, aunque, incapaz de gobernar sin la ayuda de su consejero, le rehabilitó poco después.

Álvaro de Luna designado Condestable del reino de Castilla y León.

    Álvaro de Luna culminó de forma victoriosa una larga guerra con Aragón, expulsó a los infantes aragoneses de Castilla y, dos años más tarde, derrotó a los musulmanes de Granada en la batalla de La Higueruela. No obstante, las intrigas nobiliarias promovidas por los Manrique y los Enríquez provocaron su segundo destierro en 1438. Político hábil y tenaz, además de buen poeta y elegante prosista, el condestable recuperó el poder y venció a la coalición de la nobleza castellana en la batalla de Olmedo (1445). En 1453, Álvaro de Luna cayó de nuevo en desgracia, pero esta vez fue juzgado y decapitado en Valladolid por orden de Juan II.

Ejecución de Don Álvaro de Luna - Lienzo de Madrazo

    Visto todo lo que antecede y constatada tanta fluctuación de poder el resultado no podía ser otro que la ingobernabilidad del reino de Castilla.
La base de la política real del reinado de Juan II, defendida por Álvaro de Luna, era despojar de su poder e influencia  a los dos infantes, que encabezaban a su vez un partido nobiliario, a la misma vez que se les arrebataban sus amplios dominios fronterizos con Castilla, desde donde les era fácil organizar revueltas armadas contra el monarca castellano, y establecer con otros reinos alianzas diplomáticas que aislaran a Aragón.

     Para lograr estos propósitos, á Álvaro de Luna recurrió a varias tácticas. En primer lugar, concentrar en sus propias manos la mayor cantidad de cargos y prebendas que pudiera, despojando de ellos a los propios infantes de Aragón: así consiguió el título de Condestable de Castilla, el Maestrazgo de la Orden de Santiago, y numerosos títulos nobiliarios. Además, comenzó a situar en la corte de Juan II a numerosos letrados y burócratas que cargaran sobre sus espaldas el peso de la administración del reino castellano sin tener que depender para ello de los altisonantes cargos ostentados por la nobleza. Esto permitía que el aparato estatal del reino funcionara a pesar de las continuas ligas nobiliarias que obstaculizaban el control del gobierno y que caracterizaron todo el siglo XV. Entre estos funcionarios se encontraban numerosos hombres de confianza del valido que le debían fidelidad por su nombramiento, y bastantes judíos conversos. A ello se unía el reclutamiento de suficientes fuerzas armadas como para poder hacer frente a los levantiscos nobles, aunque estas fuerzas reclutadas tenían que disolverse  cada vez que los infantes lograron que el valido perdiera el favor del rey Juan. Por la que respecta a las alianzas exteriores, se volvió a buscar la alianza de Inglaterra y, sobre todo, la alianza con Portugal, que se plasmaría en el segundo matrimonio del  rey Juan II con la princesa Isabel de Portugal en 1447. El día 22 de julio de 1447 se celebró la boda de Juan II de Castilla e Isabel de Avis, infanta de Portugal en Madrigal de las Altas Torres. En el Archivo General de Simancas  se encuentra el acta notarial del matrimonio (AGS, PR, Cat. 4072.) (18).

    F. Pérez de Guzmán afirma que el enlace matrimonial tuvo lugar en el mes de agosto: “En el mes de agosto (en Madrigal) de dicho año hizo boda el rey don Juan de Castilla con la reyna doña Isabel (…)” (Cañas Gálvez, F.,  2007, 654). (19)

    El intento de controlar a la nobleza y establecer una monarquía fuerte ocasionó también una pérdida de poder de las cortes como organismo colegiado, y las leyes allí dictadas tuvieron escaso valor, a pesar de las continuas reformas que por parte de los nobles se solicitaron al rey Juan II.
   
    Evidentemente, la actuación de Álvaro de Luna desencadenó críticas por parte de la nobleza, que no pretendía abolir el “absolutismo”, sino que pretendía aprovecharse del poder absoluto del rey para su propio provecho y controlar también el Consejo Real, el órgano de poder más cercano al rey. Por ello la cuestión  planteada de la nobleza no era el poder absoluto del monarca, quién sólo respondía ante Dios, sino de la “usurpación de ese poder por Álvaro de Luna. Los infantes de Aragón, a su vez, consideraban que como miembros de la familia real, eran primos del rey, y cabeza de los nobles de Castilla y por tanto miembros del Consejo del Rey, estaban legitimados para hacer del monarca castellano lo que se les antojara. Mientras  el Rey Juan II se mantenía en una situación inestable e incomoda, entre la espada y la pared, y se limitaba dejarse querer y a llevar una existencia cómoda en una corte que se quería humanista. El año 1453 fue el año de la ejecución pública del hombre más poderoso del reino castellano, el Condestable don Álvaro de Luna, acusado de traicionar a Juan II.
Hacia el final del reinado de Juan II, otros dos importantes protagonistas surgieron en el escenario político: el príncipe heredero Enrique (Enrique IV), hijo de Juan II y María de Aragón, y su propio valido, Juan Pacheco, marqués de Villena. Ambos oscilaron entre los vínculos familiares con Juan de Navarra, suegro del príncipe, y la necesidad de apoyar a Juan II en las crisis de gobierno. A pesar de la escasa simpatía que el príncipe Enrique (IV) sentía por Álvaro de Luna, acompañó al Condestable en la liberación de su padre de Rágama, pero intentó conseguir sus propias parcelas de poder a costa de la corona que ostentaba su padre, parcelas que les fueron denegadas.

Entierro de don Álvaro de Luna.

    Poco después de la muerte ejecución del Condestable murió el rey Juan II, y su hijo Enrique IV le sucedió en el trono. Comenzó su reinado como un hombre rico, pues reunió sus posesiones personales con las del principado de Asturias, que seguía ostentando por no tener heredero, y las de la corona castellana, incrementadas con la reciente confiscación de las propiedades de Álvaro de Luna, pero la ausencia de apoyos en su propia familia y entre la nobleza castellana llevó a Enrique a buscar nuevos colaboradores. Su gobierno comenzó ratificando a los funcionarios de su padre en sus puestos, continuó creando nuevas grandezas de España para la baja nobleza en un intento de difuminar el poder de la alta aristocracia y, dentro de este sistema, se rodeó de nuevos aliados, como sus amigos Juan Pacheco, marqués de Villena, el hermano de éste Pedro de Girón, Miguel Lucas de Iranzo y Beltrán de la Cueva. En un primer momento la política llevada en el reinado de Enrique IV por Villena fue bastante continuista, respecto a la del reinado de su padre Juan II. Enrique de Aragón desapareció de la escena política castellana y Juan rey de Navarra por su matrimonio con Blanca y después de Aragón cuando murió Alfonso el Magnánimo, mantuvo una política intervencionista en Castilla hasta 1457 en que acordó con Enrique IV su desaparición del panorama político castellano a cambio de una considerable renta. Esta maniobra convirtió al marqués de Villena en primer noble de Castilla, convirtiéndose su hermano Pedro de Girón en Maestre de Santiago. El protagonismo de estos dos personajes y sus ansias de poder volvieron a sumir al reino en un estado de anarquía. (Echevarria Arsuaga, A., 2013, 19-23) (20)

    Sobre la muerte de Juan II de Castilla en fecha 20 de junio de 1454 y sus prolegómenos se dice por parte de Pérez del Pulgar: “E como la reyna estuviese en Valladolid, el rey determinó de se ir para allá, donde la enfermedad siempre se le fue acrecentando, (…) (Cañas Gálvez, F., 2007, 497) (21 ) y continúa Pérez del Pulgar: “... y un día se amorteció en el monasterio del Abrojo, cerca de Laguna del Duero y fue llevado a Valladolid donde falleció un lunes a 22 del mes de julio deste año.” Por las indicaciones que nos aporta Zurita (Zurita, J., Anales de la Corona de Aragón, 7, 1580, Pág. 114) (22), suponemos que la estancia de Juan II en este convento de Abrojo vallisoletano debió tener lugar muy pocos días antes de su fallecimiento, posiblemente entre el día 19 y el 22 de julio. El día 22 de julio de 1454 muere Juan II rey de Castilla y León en Valladolid (Archivo General de Simancas, Quitaciones de Corte, legajo. 4, Fol. 116) (23) en los palacios del despensero Luis García de Morales, en la calle de Teresa Gil, a la edad de 49 años. La Crónica de Fernand Pérez de Guzmán afirma que el monarca murió: “martes, vispera de la Madalena, a veinte días de julio de dicho año, leyendo de edad de quarente y nueve años (…). Una nota aclaratoria nos asegura que el rey murió  el 21 de julio. Sin embargo, este mismo autor asegura en otra obra que” murió en Valladolid a veinte e dos días de jullio, año de mill e cuatrocientos e cinquente e quqtro (…) (Pérez de Guzmán, F.: Generaciones y semblanzas, Madrid 1998, Pág. 176) (24). Esta fecha de fallecimiento la confirman varios documentos. Uno de ellos es la provisión real enviada por Enrique IV su hijo y sucesor al Concejo de Murcia, dado en Valladolid el mismo día 22 de Julio de 1454. En ella, el nuevo monarca anuncia el fallecimiento de su padre en los siguientes términos: “Sepades que oy de la data de la presente plogo a nuestro Señor Dios de levar para si al muy alto e muy esclarecido e muy virtuoso el rey don Juan, mi padre (…)” (Molina Grande, M. C. Documentos… 1988, Doc. nº 1. (25)

    También en el libro de Actas del Concejo de Palencia reflejaron la noticia del óbito de Juan II de esta manera: “Fino nuestro Señor el rey don Juan  que Dios perdone en la noble villa de Valladolid lunes veynte e dos días del mes de jullio año de cinquente e quatro años podría ser entre las diez e las honse oras después de medio día cerca de media noche”. En el Archivo General de Simancas también se conserva una anotación en la que se especifica con precisión el día de la muerte del rey, dice así:” desde xxiidías de jullio del dicho año pasado quel dicho señor rrey don Juan paso desta presente vjda (…) Archivo General de Simancas, Quitaciones de Corte. Legajo 4. Folio 116. (26)

    El monarca Juan había dispuesto en su testamento que tras su fallecimiento, su cuerpo fuera llevado a la Cartuja de Miraflores en Burgos, que él mismo había fundado algunos años antes. Sin embargo, ese mismo año de 1454 la Cartuja había sufrido un grave incendio y los restos mortales de Juan II fueron depositados en el convento de San Pablo de Valladolid  a la espera de poder ser llevados a Burgos. Casi un año después en junio de 1455, se procedía, finalmente al traslado del féretro con el cadáver del rey hacia su destino final. (Cañas Gálvez, F.: El itinerario de la Corte de Juan II de Castilla (1418-1454) 2007, Pág. 499. (27)

    Hacia 1469 Arjona sería una de las más importantes posiciones de los rebeldes a Enrique IV. Es curioso que Arjona siempre militara en el bando rebelde durante toda la Edad Media. La Figuera se encontraba una vez más entre los rebeldes de Arjona a Enrique IV y los leales a Enrique IV que se encastillaban en Andújar y Jaén. Así La Figuera seguía participando en las luchas de los leales y rebeldes a Enrique IV y su población sintiendo sobre sus haciendas, bienes y vidas, los avatares de un periodo histórico de gran inestabilidad política.
    En el siglo XV las ciudades de realengo en el reino de Jaén eran cinco: Baeza, Úbeda, Andujar, Alcalá la Real, y Jaén.


Granada 2 de Febrero de 2014
                                 Pedro Galán Galán



BIBLIOGRAFÍA:

(1) Eslava Galán, J., Castillos de Jaén, 1999, Pág.158

(2) Ahumada Lara, I.: Breve historia de Higuera de Arjona (1995, 26).

(3) Argote de Molina, G.: nobleza de Andalucía, capítulos: CCXIII y CCXXIV. Sevilla, 1588, folio 323r y v.

(4) González Sánchez, J.: Historia de Arjona. Madrid. 1965.

(5) Morales Talero, S.: Anales de la ciudad de Arjona, Arjona, 1965.

(6) Ladero Quesada, M. A.: Andalucía en el siglo XV, Madrid, 1973, Págs. 65-66.

(7)  Rades y Andrada, F.: Crónica de la Orden de Calatrava. Ciudad Real, 1980, Capit. 34.

(8) Terrones y Robres, A.: Vida, martirio, traslación y milagros de San Eufrasio, obispo y patrón de Andújar, Granada 1657, Fol. 103 y 104.

(9) Ortiz de Zúñiga, D.: Anales eclesiástico y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, Sevilla 1671; ilustrada y corregida por Antonio María Espinosa y Carzel, v.2. Madrid, 1975. Pág.419.

(10) Fernández de Oviedo y Valdés, G.: Batallas y quincuagenas, volumen I. 1983. Madrid, Real Academia de la Historia. Págs., 305-306.

(11) Carrillo de Huete, P.: Crónicas del Halconero de Juan II. (Ed. J. de M. Carriazo y Arroquia, Madrid, 1946 Pág. 151).

(12) Solano López, E: La Orden de Calatrava en el siglo XV, Sevilla, 1978, Pág. 74.

(13) Calderón Ortega, J.M., La donación de Arjona a Fadrique de Aragón: Nuevas perspectivas, en Historia Medieval II. Actas del Congreso de Historia de Andalucía. Córdoba, 1991, Pág. 141.

(14) González Sánchez, J.: Historia de Arjona, Madrid, 1965, Pág. 116.

(15) Pérez de Guzmán, F.: Crónica de Juan II, Libro 1779, 1512, Págs. 612-613.

(16) Ladero Quesada, M. A.: Andalucía en el siglo XV, Madrid, 1973.Pág. 107.

(17) García de Santamaría, A.: Crónica de Juan II, en Codoin v.c. 1434, Pág. 181.

(18) Archivo General de Simancas, PR, Cat. 4072.

(19) Cañas Gálvez, F.: El itinerario de la Corte de Juan II de Castilla (1418-1454) 2007, Pág., 654.

(20) Echevarria Arsuaga, A.: Caballeros en la frontera. La guardia morisca de los reyes de Castilla (1410-1467) 2013, Madrid UNED, Pág. 19-23

(21) Cañas Gálvez, F.: El itinerario de la Corte de Juan II de Castilla (1418-1454) 2007, Pág. 497.

(22) Zurita, J., Anales del reino de Aragón, 7, 1580, Pág. 114.

(23) (Archivo General de Simancas, Quitaciones de Corte, legajo. 4, Fol. 116)

(24) Pérez de Guzmán, F.: Generaciones y semblanzas, Madrid 1998, Pág. 176.

(25) Molina Grande, M. C. Documentos de Enrique IV. Colección de documentos para la historia del Reino de Murcia XVIII. Murcia, 1988. Doc. nº 1.

(26) Archivo General de Simancas, Quitaciones de Corte. Legajo 4. Folio 116.

(27) Cañas Gálvez, F.: El itinerario de la Corte de Juan II de Castilla (1418-1454) 2007, Pág. 499.

Otros textos de referencia:

Álvarez Palenzuela, Vicente Ángel (coord.), Historia Universal de la Edad Media, Barcelona, Ariel, 2002, Pág. 715.

Amador de los Ríos, J.:"Vida del Marqués de Santillana" (1947). Austral, Espasa-Calpe.

Gómez-Menor Fuentes, José Carlos. «Los Dávalos». Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.

Gutiérrez Coronel, Diego.: "Historia Genealógica de la Casa de Mendoza". CSIC (1946). Págs. 172-178.

Martínez Díez, G. (2000). «La conquista de Andujar: su integración en la Corona de Castilla». Boletín del Instituto de Estudios Giennenses (Jaén: Instituto de Estudios Giennenses) (176): Págs. 615-644.

Pérez Bustamante, R. y Calderón Ortega, J. M. "El Marqués de Santillana. Biografía y documentación." Santillana de Mar (1983).

Ruy López Dávalos, adelantado de Murcia y condestable de Castilla, Úbeda Información, nº 468, 28 de marzo de 2009, pp. 2-3.

Salazar de Mendoza, P.: "Origen de las Dignidades Seglares de los Reinos de Castilla y León". Edición facsímil de la Universidad de Granada (1998).