PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

martes, 26 de junio de 2018

PREGÓN DE FIESTAS DE SAN JUAN BAUTISTA 2018 DE LAHIGUERA.



CÁNDIDA ZAFRA BARRAGÁN, PREGONERA DE LAS FIESTAS DE SAN JUAN 2018.

Sr. Alcalde, Miembros de la Corporación Municipal, Familia, Amigos, Vecinos,  buenas noches.

En primer lugar quiero agradecer al Sr. Alcalde y a la comisión de festejos que hayan pensado en mí para que fuera la primera mujer del pueblo en dar el pregón de las FIESTAS DE SAN JUAN DE LAHIGUERA.

Al principio me asusté, no me lo esperaba y era muchísima responsabilidad, pero a la vez un gran orgullo. Tanto Floren como mi familia me animaron, así que aquí estoy.

No sé los motivos que les llevaron a pensar en mí, pero sí os digo que si uno de ellos fue elegir a  una persona que quisiera mucho, mucho…pero mucho a su pueblo, Lahiguera, acertaron plenamente.

Gracias a mis padres (para mí, los más buenos del mundo) que me inculcaron este cariño al pueblo y me dejaron, sé que desde el cielo hicieron un guiño  para que en el sorteo  de la herencia me tocara la casa, una herencia económicamente ruinosa, pero emocionalmente grandiosa porque me permite poder venir con mucha frecuencia aquí, donde he sido y soy MUY FELIZ, y como lo son también mi marido, mis hijos y mis nietos.
Gracias también a mi marido y a mis hijos que han considerado el pueblo como suyo, de hecho, muchos  los conocen a ellos más que a mí, más de una vez al cruzarnos con algunos paisanos en vez de decirnos simplemente adiós nos han dicho “adiós Vicente” y yo pensaba “hala Cándida, lo conocen a él más que a ti ”

No quiero dejar pasar, en este momento, el dar las gracias a todos los que al saber que la casa pasaba a ser mía se alegraban y me demostraban su cariño, y muy especialmente a Mari Ahumada, que es mis ojos, mis pies y mis manos con mi casa y a Adeli y a su marido (Kiko) que, como si hubiera sido suya, me la pusieron a punto.

¡GRACIAS A TODOS!

Vuelvo al momento en que me llamó el alcalde a proponerme ser pregonera, me dice: “te llamo para proponerte, sin compromiso, si quieres, tú te lo piensas, lo consultas…” yo pensé algo de la casa, que saque el contador del agua a la fachada o algo por el estilo, pero cuando me dijo que propuesta era, le dije por Dios después de los que me han precedido: Ignacio, Manuel, Pedro, Rafa, Sebastián, etc. todos estudiosos del pueblo ¿qué digo?  y me dice: “Tú habla de tus vivencias,  que la historia ya la conocemos”.

Desde ese día no he dejado de darle vueltas y pensar en lo vivido y todo parece, no del siglo pasado, que lo es, sino de hace siglos.
Empecé muy pequeñita a ir a la escuela con Doña Pilar, la hija de Paco Pérez, que luego se metió a monja, tuve varias maestras más, de la que más me acuerdo es de Doña Pepita.

La escuela era unitaria, todas las edades, en los bajos del ayuntamiento, hoy casa de Juanito de perrene.

Recuerdos de la escuela, muchos:

• Esos bancos con los tinteros (raro era el día que no se derramaba alguno, con sus correspondientes manchurrones)

• Los braseros en latas de tomate con un asa muy grande (para no quemarnos) hecha de alambre que llevábamos cada uno y que a veces íbamos a la fábrica de aceite a por alpechín para hacer la brasa.

• ¿Y la leche que bebíamos?. Hecha en una cubeta de zinc con la leche en polvo y  agua que nos traía a diario el Niño Pica del pozo nuevo en una cuba a la puerta del colegio. ¡No tenía gorullos la leche!

• La bajada del colegio, en el buen tiempo, la hacía por el lejío y lo mismo nos parábamos a coger espigas o allozas que nos quedábamos jugando en un coche de mulas que tenía el “grillo” en su era.

• También recuerdo el turrulate que me comía de la tienda que había al lado de la escuela, de Pepe motoroto, ¡qué rico estaba!

Cuando empecé a estudiar el bachiller me lo preparé en la academia que formaron D. Antonio, D. Isidro y D. José María. ¡Qué buenos años y qué buena base cogí!

De estos años también recuerdo cómo iba a por la leche al Nano, me ordeñaba las cabras directamente en la lechera, allí en la cuadra, en medio de todas las cabras y yo, si podía, cogía bellotas y algarrobas y me las comía, ¡qué ricas! y no es que tuviera hambre, yo comía poco y además en mi casa, gracias a Dios nunca ha faltado comida, pero eso de quitárselo a las cabras me gustaba.

Trillar en la era, revolcarnos en el trigo y en la paja, ¡qué picores después!, irnos a la plaza o en la calle a jugar a la comba, a la pelota, a la cruceta, a la pita, al aro… y un poco mayor, por carnaval, a lanzarnos los botijos y los cántaros viejos hasta que se nos caía y se rompía.

¿Y cuándo me mandaba mi madre a los soportales de la plaza para hacer cola y esperar que viniera a las 12 el carnicero a vender las asaduras?

También recuerdo, aunque vagamente, cuando estuvieron aquí los misioneros y prepararon una ¿procesión? representando toda la biblia, por lo visto fue grandiosa, participamos todos los niños y los jóvenes, a mí me tocó hacer de Eva, los mayores seguro que lo recuerdan.

Para viajar a Jaén o Andújar, alquilábamos asientos en los coches del Chache, Antoñillo o Cristino, sólo viajábamos para ir al médico, a la modista y alguna que otra vez de compras.

En fin, ¡tantos recuerdos!

A los trece años me fui a Jaén, ¡qué sacrificio de mis padres para que pudiéramos estudiar mi hermana y yo!, mi madre con nosotras en Jaén y mi padre en Lahiguera trabajando. Cuando llovía, como no podía ir al campo, se iba a Jaén con nosotras, y nosotras, en cuanto teníamos vacaciones por fiestas o fiestecillas, a Lahiguera.

Como os podéis imaginar estaba deseando que llegara Navidad, Semana Santa y sobre todo el verano.

Por Navidad nos lo montábamos muy bien, lo primero que hacíamos (en el puente de la Inmaculada) era buscar una casa que estuviera vacía  para montar nuestro club, allí estábamos casi todo el día. Por la mañana: limpiar y preparar. Después de comer nos juntábamos a jugar (juegos de mesa) y por la noche a bailar. Claro que siempre tenía que estar con nosotros alguna madre o persona mayor que nos vigilara  (le teníamos preparada la mesa camilla con su brasero). ¿Qué pensaran los jóvenes de esto? Recuerdo que la mujer del cabo Pacheco, la Sra. Lola, siempre que se lo pedíamos se venía con nosotros.

¡Qué poco necesitábamos para pasárnoslo bien!

En Semana Santa los primeros días era, sobretodo preparar, y hacer el Monumento (idearlo, buscar y pedir flores, macetas y montarlo) y, a partir del jueves, ir a los oficios, a las procesiones y estar juntos los amigos. Éramos felices. El viernes y el domingo, visita obligada a casa de mis abuelos, allí estaban la Virgen y San Juan, que orgullo poder estar tan cerca de ellos, me consideraba una privilegiada.

El verano, a veces con los exámenes finales, llegábamos justo a San Juan, después a esperar Santa Clara y todas las noches a la plaza, a pasear. 

A los 19 años me puse novia ¡con un forastero! la de comentarios  al principio,  que si es mucho mayor que ella (ahora parece menor que yo). Me preguntaban: “¿niña ha hecho ya la mili?” Y yo le decía que sí…claro se había ido voluntario con 16 años, pero eso no se lo decía y ellas: “ves, ves ya  lo decía yo que era mayor”  ¡No me lleva ni dos años!
Esta época la recuerdo como si fuera la prehistoria. Para hablarnos por teléfono tenía que subir a la centralita y de nuestra conversación, no sólo se enteraba Julianillo o quien en esos momentos estuviera allí, sino las de la centralita de Villanueva, que eran un poco cotillas. Y él, para dormir (no estaba bien visto que durmiera en mi casa) se iba, parece que lo estoy viendo, con una botella de agua, una linterna y un tebeo, a una casa vacía de los grupos escolares que me dejaban y yo se la tenía limpica y de muebles sólo con una o dos camas, a veces la compartía con Rafa (novio de mi prima Tere).

¡Ahora iba a hacer esto alguien!
Mi primer destino como maestra fue aquí, en Lahiguera, tenía 20 años y toda la ilusión del mundo. Mi clase era 5º, niños de 11 años, un grupo estupendo. Tengo muchas anécdotas. Una que nunca podré olvidar es que vi, por primera vez en mi vida, una revista llena de fotos pornográficas, muy pequeñas, pero muchísimas; la llevó un crío al cole, se la  quitó  a su padre que la había traído de Alemania, ¡qué sofocón! Otro día se me ocurrió irme con ellos de excursión a Villanueva en bici, ¡para que a alguno le hubiera pasado algo!

A las niñas de cursos superiores les daba E.F. y  para las fiestas de San Juan las preparé y salimos desfilando de majorette.

¡Qué vistosas  y qué bonicas!

El día de mi boda los invitados de fuera alucinaban: el paseo desde mi casa hasta la iglesia en fila, la gente haciendo pasillo para vernos (sobre todo a los forasteros), el “Titi” abriendo paso con su varilla y muchíííísimo calor, ¡era un 3 de agosto!

Lógicamente para mí fue muy emocionante, hubo dos curas: el padre Martín, párroco en eso momentos del pueblo que dirigió el coro (amigas y alumnas) y D. Antonio Román, anterior párroco que vino desde Quesada expresamente a casarme.

De monaguillos tuve a dos alumnos, hoy dos personas muy importantes en el pueblo: el alcalde y el cronista oficial, Floren y Seba. 
A partir de ese momento mi domicilio ha sido en Jaén, pero he venido siempre que he podido y de hecho para mi marido y mis hijos este es “el pueblo”, algo suyo. Así lo han demostrado en su forma de actuar y ayudando, desde sus trabajos, en todo lo que han podido a los del pueblo, por el simple hecho de ser de Lahiguera. Ellos también podrían contar infinidad de anécdotas y vivencias de aquí.

A mis nietos les encanta venir al pueblo, cómo será que los más pequeños no me piden que le ponga en la tele Bob Esponja o Peppa Pig, me piden que le ponga las procesiones, sobre todo la carrera, les gustan mucho y saben desde que empieza a verla  en cuál de  ellas se tuerce pareciendo que se cae, en cual se le cae la corona, en cual salen ellos, claro ¡se pasan las horas viéndolas!

Para mi familia Lahiguera es su pueblo. 

Y al pueblo tengo que agradecer que haya podido dar una educación y unas vivencias a los míos que en Jaén, aunque sea una ciudad pequeña, no se pueden dar.

Transcribo algunos de sus recuerdos que ellos me han pasado:

-  A mi padre (papa para ellos) sentado en el escalón mientras jugaban en la calle y al más pequeño en el tacatá (que ataba con una cuerda a la ventana con la distancia justa para no salirse de la acera) así los vigilaba pero les daba libertad.

- Llenar del pozo infinitas garrafas para regar las olivas.

- Jugar al fútbol con una simple naranja.

- Sentarse en la puerta las noches de verano.

- Coger la bici sin miedo a que te pille un coche.

- Hacer las migas en la lumbre y sobre todo darle la vuelta (“papa avísanos cuando le des la treta”)

- Llegar sin avisar y saber que nunca iba a faltar huevos, patatas y un conejo para comer.

- Dormir con 40 mantas y a pesar de ello la cama siempre estaba fría.

-   Barrer y fregar tu trozo de calle.
VALORES COMO:

- Saludar cuando te cruzas con alguien por la calle aunque no lo conozcas.

- Confianza en las personas (se iban de paseo al pozo nuevo con el primer vecino  que pasara por lo puerta y se lo pidiera)

- Por Los Santos, limpiar las tumbas de tus antepasados y comer gachas en vez de celebrar halloween.

- El respeto a los mayores, a la religión y tradiciones, sean cuales sean sus ideales políticos.

- Ser amigo de los niños simplemente por ser de la misma calle.

GRACIAS al pueblo en nombre de mis hijos.
PERSONAJES
     Le llamo personajes a las personas que de una forma o de otra han quedado grabadas en mi memoria:

        El “Titi “persona honrada y servicial que hasta a su propia yunta la multaba (y tenía que pagarla él)

      El “Nono” ¡cómo se olía cuando veníamos! Se plantaba enfrente de mi puerta hasta que veía a Vicente, sabía que siempre le daba un puro y algunas perrillas. ¡Qué de abrazos le daba!

        Juan Ramón, el legionario, ¡qué de veces le hacían tirarse al suelo a la voz de “a la tierra mi legionario”!

        “Jeromico” que cuando se fue a Cataluña con su familia y se encontraba a alguien del pueblo allí, le decía “no te digo adiós que llevo prisa”

        Al “colín” y al “cojo” que cuando yo era niña iban con sus carritos recorriendo las calles vendiendo chuches y helados.

        “El Niño Pica” con su cuba vendiendo agua

        “Carrete” con su mula pastooooora recogiendo la basura

        Sagrario también vendiendo chuches con su cesta de mimbre.

        “El Niño las medias”,  nos servía la mesa en el casino y cuando íbamos le pedíamos, por oírlo, servilletas y nos contestaba con una gracia: “limpiaros con las bragas”.

       “El Mancheguito” con esa risa tan especial que tenía.

 Y personas ilustres que han hecho mucho por su pueblo. De ellas sólo nombraré a Sebastián Fuentes, por su generosidad y porque le tenía un cariño especial.
     Por último, no puedo dejar de nombrar a Ildefonso. Una persona que, como quien no quiere la cosa, siempre estaba dispuesto para lo que se le necesitara, para lo serio y para las juergas. Mi padre me contaba una anécdota de él, que por muchas veces que la contara siempre se partía de risa, decía que llegó al pueblo un viajante y se bajó del coche (de los pocos que se veían) para preguntar algo, ¿a quién le preguntó? ¡al Nono! Evidentemente no supo darle razón y se fue a otro que había por allí, que no recuerdo quien era, pero por el estilo, Ildefonso que estaba en la puerta de su tienda viéndolo no se le ocurrió otra cosa que entrar, ponerse un mandil lleno de sangre, alborotarse el pelo, coger un cuchillo grande y salir, cuando lo vio el pobre hombre se metió en su coche y salió pitando. No creo que volviera por el pueblo
Seguiría horas y horas…
 


Cuando me ofrecieron  ser pregonera de las fiestas me comentaron que habían pensado que este año fuera una mujer.

Creo que la mujer es una persona igual que el hombre y, por tanto, tienen que ocupar el puesto que le corresponda por su valía, igual que el hombre, ni más ni menos.

He ocupado y ocupo, puestos importantes y de responsabilidad. No por ser mujer, sino porque los que me proponían y me elegían creían que tenía la valía para ocuparlos.

Es cierto que las mujeres hemos estado infravaloradas y vetadas mucho tiempo.

Recuerdo que con 20 años me presenté a unas elecciones que hubo para directivo en la cámara agraria, aquí, en Lahiguera y evidentemente no me eligieron y me dijeron: “niña, sabemos que tú vales para eso pero es que eres mujer”.

No me importó. Seguí luchando en la vida por conseguir lo que he creído que era justo y bueno para hombres o para mujeres.

Igual que no me importó los comentarios cuando estrené, por San Juan, un traje pantalón, fui la primera (o de las primeras) que se puso un pantalón para vestir.

También  mi madre fue de nazareno, cuando sólo iban hombres, en la procesión del silencio, un año que salió el Señor de la Capilla (salía el Señor cada 4 años) y estuvo toda la procesión sin hablar una palabra, para no delatarse y con zapatos de hombre y guantes.

Ahora, gracias a Dios, todo es distinto. Hay mujeres  en la banda de música, en el Ayuntamiento (como concejal, secretaria, funcionaria o administrativa), en las dos cooperativas,  Úrsula  directora del colegio y muchas más que desempeñan trabajos tradicionalmente de hombres. Todas ellas están por mérito propio. ¡Cómo me alegro!

Igual que me alegro  del cambio que ha dado el pueblo, tantas casas bonitas y tan bien acondicionadas, tantas piscinas particulares, tantos coches (y mujeres conduciéndolos).

Y la gestión municipal fenomenal. Calles arregladas, espacios deportivos, parques, pabellones, plazas, actividades formativas y lúdicas para niños y para mayores.

¡ ENHORABUENA !
Ahora me toca hablar de San Juan.
Como personaje bíblico todos lo conocéis, no voy a repetir lo que ya sabéis.

He intentado averiguar por qué es San Juan, junto a Santa Clara y San Sebastián, patrón del pueblo.

Las órdenes de Calatrava y de San Juan Bautista, después de años de pugna entre ellas, tal vez por debatirse los mismos territorios, llegaron a un pacto y acuerdo para ayudarse entre ellas.

La de Calatrava era más guerrera. La de San Juan se dedicaba a la asistencia de los más menesterosos que iban formando parte de la reconquista. Ambas estaban en la submeseta y lugares de Alto Guadalquivir: Alcázar de San Juan, Villarta de San Juan, San Juan de Calatrava, Navas de San Juan…

Muchas parroquias adquirían como titularidad el nombre bajo la advocación de la Virgen, sobre todo de la Natividad y Consolación y muchas otras en la diócesis de Jaén, la de San Juan Bautista… En otras, las fiestas patronales pasan a ser de San Juan, como es el caso de nuestra localidad. Primero como una fiesta religiosa en el mismo día del santo, para después, ya en el siglo XIX, convertirse en verbena de tres días de celebración. Como ha sido durante todo el siglo XX y hasta ahora.

Para ingresar en la Orden de San Juan el aspirante era “investigado” por dos caballeros informantes que hacían las averiguaciones pertinentes sobre la nobleza, cristiandad y limpieza de los antepasados del aspirante.

El día de la investidura el aspirante (con una vestidura larga y suelta) realizaba una serie de actos religiosos y de promesas ante el delegado del Gran Maestre. Éste le explicaba sus obligaciones en defensa del cristianismo y al servicio de los señores pobres.

Después de este acto tan peculiar celebraban fiesta, siempre el mismo día de San Juan Bautista o en torno al solsticio de verano.

La fiesta de San Juan se celebra en muchísimos lugares, teniendo como protagonista el fuego o el agua y en algunos los dos, sobre todo en pueblos con playa.

Sigamos manteniendo nuestra tradición y no imitemos a otros, que nuestra fiesta y verbena es bien bonita.

Mis recuerdos de San Juan:

El ajetreo los días anteriores montando los “cacharricos”, el zapatero instalándose por unos días en la casa de Juana (cerca de mi casa), los turroneros, preparando la tómbola, montando  la pista del baile, etc.
Y luego ya los tres días grandes. Por la mañana participar o ver los juegos y competiciones. Por la tarde, ya arregladita (siempre se estrenaba los vestidos de verano por San Juan) a la verbena. Y el día 24 a la procesión.

Era casi obligado hacernos una foto ya fuese junto al caballo de cartón o en familia. Una foto al año (así podíamos ver como crecíamos). Las cunicas, los coches locos, el turrón, un ratito en la tómbola vendiendo papeletas, tomarnos algo en la pira, el casino, el colín o el pateo y al baile. Qué baile más especial, ese cerco de personas, alrededor de la valla, que se llevaban su silla, casi todas mujeres. Era su distracción, ¿cuántos trajes nos cortarían?

También recuerdo participar en el juego de las cintas, en mi calle, ya estaba novia. Se hacía montados en bici o en coche, sacando más de medio cuerpo fuera por la ventanilla. No era mala en el juego, más de un premio gané.

Las corridas de toros, montados en las galeras  y en los remolques.

El toro echando fuego por los cuernos. Y “cañones” subido en una silla con una escoba intentando que las chispas no le quemaran la lona de su puesto.

También fue por San Juan cuando me “pidieron”. Vinieron (como era lógico) la familia de mi novio; padres, hermanos y sobrinos. Uno de ellos se rompió el labio en los coches de choque, aún lo recuerda.

Más de un año me he traído a amigas a pasar las fiestas, siempre he estado orgullosa de mi pueblo, en fin...

¡TANTOS RECUERDOS¡

Por supuesto, ya casada, si yo por el trabajo no podía estar nada más que el fin de semana, mandaba a mis hijos con mis padres para que disfrutaran de todas las actividades programadas.

Recuerdan las carreras de sacos, las cucañas, el montarse en las cunicas, el carrusel, y alguna romperse los dientes en los coches de choque.

No quiero terminar sin tener un recuerdo muy especial a todos los que les gustaría estar estos días aquí con nosotros, HIGUEREÑOS POR EL MUNDO y que, por distintos motivos (trabajo, distancia, etc.) no pueden hacerlo.

Algunos sí han podido este año, como Agustina. Les deseo que disfruten de sus familias y de las fiestas.
También a los que nos dejaron definitivamente (especialmente los jóvenes como mi primo Pedro y otros muchos) que desde el cielo nos estarán acompañando.

     Y por supuesto me acuerdo especialmente de mis padres, hoy estarán orgullosos y contentos al ver el honor que me habéis hecho y  el cariño que me habéis demostrado.  
 
Siempre he procurado, como hija, como esposa, como madre, como abuela, como amiga, como compañera de trabajo, con mis familiares,  en los distintos puestos en los que he desarrollado mi profesión, en mi vida cotidiana, ...   hacerlo todo lo mejor que podía y sabía.

Así he preparado este pregón, además de con todo el cariño del mundo.

Gracias, de corazón, a los que hoy me estáis acompañando.

Para finalizar quiero recordar un mensaje del Papa Francisco que leí no hace mucho y que decía más o menos: “Santos no sólo son los que están en los altares. Santos son todas aquellas personas que hacen en cada momento lo que tienen que hacer y sin hacer daño a los demás”.

Yo os digo: ¡¡¡seamos santos, disfrutemos, divirtámonos mucho y seamos felices!!! Es lo que ahora toca.


COMIENZAN LOS DÍAS DE FERIA DE 2018 EN HONOR A LA FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA.


¡VIVA  LAHIGUERA!


¡VIVA SAN JUAN!
 

2 comentarios:

Pilar Abellán dijo...

Muchas gracias en nombre de mi madre. Ha quedado precioso, merecerá la pena recordarlo sobre todo por el sentimiento con el que lo dijo.

Rocío Joyanes dijo...

En un momento de tremenda añoranza, mirando las listas de "Jaen merece más ", vi con grata sorpresa a mi compañera de colegio Pilar Abellan y más adelante a mi querida maestra Doña Cándida... ¡Qué alegría verla y saber de ella! . He llegado por estos entresijos de la tecnología (que algo bueno tiene) a este discurso en su pueblo. Si pueden hacerle llegar este mensaje: siempre les digo a mis hijos que fue mi mejor maestra, en mi timidez de esos tiempos creo que no se lo expresé suficientemente, cuánto le estaré agradecida, ese "no cambies nunca" que me dedicó al final de curso de 8º de EGB me infundió el valor y estima para volver con cariño a mí misma siempre, a mi infancia con la mirada que todos tendríamos que lanzar: la de la fuerza para seguir el camino que creemos más honesto por muy largo y duro que sea. Gracias Doña Cándida, no cambie nunca...