PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

jueves, 26 de abril de 2018

RECUERDOS DEL CORPUS DE LAHIGUERA EN LOS AÑOS SESENTA DEL PASADO SIGLO.


GRANADA, SEVILLA Y TOLEDO CONSERVAN LA FIESTA DEL CORPUS EN JUEVES, DONDE CONVIVEN LO SAGRADO Y LO PROFANO.

 “Tres jueves hay en el año que relucen más que el Sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”, este dicho que resultó ser un popular refrán castellano, se lo he escuchado decir a mi madre cientos de veces. Mi madre solía decirme esa frase cada vez que llegaba la Fiesta del Corpus Christi, que ensalza el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, era como una pequeña catequesis familiar, que realizaban las madres cuando la casa familiar era una continuación de los aprendizajes de la escuela. Era la gran fiesta del Corpus Christi, en la que Jesús-Eucaristía volvía a ser el personaje central de toda la solemnidad del día, después de pasada la Semana Santa. Este día la Iglesia entera recuerda la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.

Interior del templo parroquial, bendición con el Santísimo, año 2011. Foto de J.J. Mercado.

Los recuerdos de esos jueves de la Fiesta del Corpus se mantienen en la memoria, sobre todo los referidos a la época en que era pequeño, cuando los olores de la primavera se enriquecían con el olor de la frescura de la mañana reforzada con los olores de la juncia y las plantas aromáticas que eran traídas de las márgenes del Salado, y se extendían muy de mañana por las calles del itinerario de la Procesión del Corpus en nuestra villa. Según cayese la fiesta antes o después en el calendario litúrgico, los aromas iban acordes con los meses de la primavera, pues sabido es que la Fiesta del Corpus se celebra desde siempre a los 60 días después del Domingo de Resurrección, y claro no es igual si la Semana Santa caía en Marzo como este año abundante en aguas, que si se celebraba en abril, que hacía trasladar la Fiesta del Corpus a primeros de Junio.
Altar del año 2011. Foto de J.J.  Mercado.

Un recuerdo imborrable como escolar era que en aquellos tiempos todavía era un día festivo, y no venía mal un día de descanso de las tareas escolares en periodos de tiempo tan próximos a los exámenes finales de bachiller, en los primeros años que con seis o siete asignaturas para un niño de 11 o 12 años resultaba el esfuerzo algo forzado. El Corpus desde siempre era un gran día de celebración en el pueblo, donde mayores y pequeños se esforzaban en dar gran brillantez a las ceremonias en el Templo Parroquial y en la calle con la solemne Procesión del Corpus. Todo parecía más organizado con el esfuerzo y la disciplina que infundía José Lujano (El Jefe, llamado también “El Titi” y “el Chacho Luis” que compartían por aquellos años el cargo de guardias municipales del pueblo). Aunque no eran de uso en las procesiones, ambos estaban dotados de varillas finas de vareta en lugar de ningún otro atributo de mando, y las varetas eran muy respetadas por los niños de este tiempo, no fuese a ser que se escapase algún refilón o golpe. En realidad, nos asustaba más que otra cosa la seriedad permanente con los niños, sabíamos del espíritu militar del Jefe de los municipales, y con frecuencia le provocábamos que nos hablase de su tiempo de militar en la División Azul, donde parece que recogió al General Muñoz Grandes en el frente de batalla en el que fue herido, y eso imponía mucho respeto entre todos nosotros, que en su presencia los llamábamos Jefe y en su ausencia lo cambiábamos a Titi. 

Procesión del Corpus año 2011. Subida por la cuesta de la calle Gran Vía. Foto de J.J. Mercado.


Era innegable su esfuerzo de organizar la procesión, ésta y todas las demás, y generalmente el orden lo establecía cada uno de los maestros que habían tenido ese año niños de Primera Comunión. Las filas las organizaban los maestros y maestras en dos filas de niños y de niñas que vestidos con sus trajes casi recién estrenados nos colocaban las madres para la ocasión, ahora por segunda vez para acompañar al Santísimo en su Procesión del Corpus, y las niñas con sus cestas esparciendo pétalos de flores.

En Lahiguera hoy sus hermosas calles se convierten en un escenario cargado de simbolismo sacramental de nuestra villa. Juncias y plantas aromáticas en el suelo para dar a las calles olor de día especial; nubes de incienso para envolver el misterio del Sacramento o el sonido de las campanillas que anticipan siempre la llegada de la procesión, forman parte de este bello cuadro después de tantos bellos cuadros de la Pasión de Señor por sus calles y esquinas, en la madrugada, atardeceres y noches de nuestra Semana Santa. En las fachadas de las casas de todo el recorrido asoman al exterior los mejores objetos de adorno disponibles de sus ajuares o del de sus padres o abuelos: objetos de bronce y cerámica, cuadros, mantones, tapices, macetas hermoseadas durante todo el año para esta jornada solemne.
Altar para la Procesión del Corpus Christi de Lahiguera de los años 50 del pasado siglo. Ubicado en la puerta de Eugenia, donde está ubicado también el altar de la foto de abajo. Se ven las antiguas fachadas de las casas de La Perina, y José Galán Barranco (llamado Alcalde Viejo) a la izquierda y a la derecha las fachadas de Francisco Mercado Galán y Enriquillo, hoy placeta.


Altar de la Procesión del Corpus en Lahiguera del 2011. Durante muchos años este altar fue el primero del recorrido procesional. Foto de J.J. Mercado.

En todas las localidades de nuestro Jaén se repite el patrón: el Sacramento, bajo palio, acompañado de los vecinos y visitantes. Ya en la madurez no olvidare la belleza del Corpus de Villacarrillo y Baeza. 


CORPUS CHRISTI VILLACARRILLO 2009.


Cartel del Corpus Christi de Villacarillo del año 2014.

En nuestra villa, desde muy antiguo, quizá desde hace siglos, las calles se engalanaban con juncias y plantas olorosas de los márgenes del Salado y zonas abundantes de aguas, que parte de los vecinos sufragados por el ayuntamiento, recogían y todavía recogen para este día, cubriéndose de un verdor natural el recorrido procesional, entre los que se encontraban repartidos los tres o cuatro altares que se colocaban también en calles y esquinas de las mismas para la celebración de la Eucaristía. La procesión del Corpus siempre ha realizado en nuestro pueblo el recorrido procesional corto, quizá debido a que en su origen la procesión se realizaba con el Copón en manos del sacerdote y cubierto con el ---en principio de la celebración, después como consecuencia de las costumbres establecidas por el nacional-catolicismo se pasó a llevarlo el prior o sacerdote bajo apalio de cuatro varales, caminaba así el Cuerpo de Cristo entre la piedad, la expectación y una lluvia de pétalos de flores.

Los altares de nuestra villa desde siempre han sido preparados para la procesión del Corpus con los objetos de culto y adorno, que poseían las señoras de la vecindad; ellas seleccionaban lo mejor que tenían para ofrecerlo y dar vistosidad al mismo, entre ellas las mejores macetas con flores que se colocaban alrededor del altar y a ambos lados a modo de entrada.
Altar en la calle Gran Vía con los niños y niñas de Primera Comunión.


En los años cincuenta recuerdo que se hacían solamente cuatro altares a lo largo del recorrido de la procesión: El de la puerta de Eugenia, el de la esquina de Concha, el del inicio de la calle Nueva, y el del Cerrillo. Después se fueron creando otros surgidos de la iniciativa de los jóvenes con el paso de los años. El primero del recorrido, que se hizo hace unos años fue el de la esquina de la calle Blas Infante con la Cuesta de la plaza, en la esquina de Antonio el panadero, frente a la casa de la familia Pérez Cubillas, un altar que destacó por el abundante repertorio de antigüedades que exhibía; otros fueron surgiendo como el de la esquina de la calle Gran Vía (antigua Calvo Sotelo) con Calle Jacinto Benavente por Jerónimo y Paqui, Dolores y la vecindad; el del principio de la calle Jaén (Blanqui, y la vecindad de los postigos); el del principio de la calle Nueva (Dolores, Mariela y la vecindad);  el de mediado de la Calle Nueva por Tere Pozo, Angelita, y vecindad.

Altar de la calle Gran Vía en el año 2011. Foto de J.J. Mercado.

Altar en la calle Gran Vía, año 2011. Foto de J.J. Mercado.
Los nuevos altares han ido surgiendo como consecuencia de la entrada de los jóvenes en la Iglesia, el renacer de las Cofradías de Semana Santa y en general la participación de las nuevas generaciones y personas más apegadas a los cultos religiosos en nuestra parroquia, con participación en las lecturas y en la preparación de los actos de culto en general. Los altares de nuestra parroquia se engrandecerán aún más cuando esos colaboradores de la parroquia y las cofradías se tomen de forma permanente o giratoria su participación en la elaboración de los Altares para la Procesión del Corpus. Felizmente una pléyade de jóvenes varones se han incorporado a los cultos y celebraciones litúrgicas, olvidando aquello tan antiguo de dejar todo lo relacionado con la iglesia en manos de las jóvenes féminas. Antes la mayoría de los hombres hacían acto de presencia en el templo para el cumplimiento pascual, los entierros y las bodas, y poco más. Por ello permanecen en la memoria esa docena de hombres que constituían en su momento la Adoración Nocturna, que tanta brillantez daban a nuestro Corpus, y los adoradores Tarsicios infantiles de aquellos años que recordamos. Recordamos también la fuerza de la fe que despertó por aquellos años la celebración de los Cursillos de Cristiandad.


Calendario por años de la fiesta del Corpus Christi en jueves y del Corpus en el domingo de carnaval desde el año 2012 al 2030.

Otros altares continuaron realizándose en los mismos sitios que los hicieron en los primeros años, ahora con la iniciativa de nuevos vecinos por eso del natural trasvase generacional, naturalmente pasaron en unos casos de madres a hijas y de antiguos vecinas a la nueva vecindad, como fue el caso  del que preparaban las hermanas Justa y Paquita Martínez, las hijas de Antonio Mercado, Conchita, la casa de Parras, Clarita, etc.

Los altares en la celebración del Corpus tenían siempre un lugar fijo de las calles: El primero en recorrido era en la puerta de Eugenia en la antigua calle Calvo Sotelo, hoy Gran Vía. Era el altar que hacía concurrir a las madres e hijas jóvenes de la vecindad, con los aportes de imágenes y objetos de adorno que brindaban para la ocasión Eugenia, Rosa, Carolina, Eva, Micaela, y contaban con la ayudas de sus hijas que movían desde sus casas las mejores macetones de flores para dar adorno y realce a su Altar del Corpus año tras año. Este altar era quizá el que tenía un corte más granadino, con la Santa Cena plateada, con platos de cobre y demás objetos de adorno como calderos o maceteros de cobre y de cerámica. Se extendían por el suelo hierbas aromáticas y pétalos de flores.

Altar de la esquina de la calle Gran Vía con Jacinto Benavente en el año 2011. Foto de J.J. Mercado.

Cada altar tenía algunas cosas en común y tenía igualmente sus propias peculiaridades.

Creo recordar que en la esquina de la calle Doctor Salcedo, hoy Avenida de Andalucía, con la calle Jaén, otro grupo de señoras y jóvenes colocaban otro altar, éste estaba formado por Concha, María, Ada (Inmaculada), Sofía, Cecilia, Amelia, Benita, y otras jóvenes de la calle. Este era más sencillo y tenía como motivo ornamental siempre un Cristo Rey sentado en trono, que presidía el altar, instalado para dar reposo durante unos instantes al Cuerpo y a la Sangre de Cristo a su paso.

Tras un recorrido por la calle Jaén, antiguo Camino de Jaén, se tomaba la calle Nueva, que en su parte de inicio albergaba siempre el altar de la Calle Nueva, muy famoso por la dedicación de los esposos Francisco y Julia y su hermano Antonio, que diseñaban siempre algunos adornos propicios y muy adecuados para la celebración. Ellos han estado siempre muy dedicados a ensalzar con su dedicación lo mejor de nuestras fiestas religiosas y por ello hoy rendimos este reconocimiento personal a Francisco Cortés, ahora que nos ha dejado hace pocos días. Junto a ellos y desde la casa de los Peñoneros para abajo, hasta la esquina de calle y de la calle Salida de los Mártires y Pio XII, un grupo de jóvenes se esforzaban en presentar al pueblo siempre su mejor altar en esta fiesta del Corpus. Cuando los “Rubios” dejaron de trabajar en el horno de Juan Morales y Gertrudis Palomares y se establecieron por su cuenta en la calle Ramón y Cajal, en la casa de “Papasfritas” el altar se mantuvo entre los vecinos. Aunque ellos generaron otro altar nuevo a unos metros del Ayuntamiento del que ellos eran parte fundamental.
Recordamos algunos de los himnos eucarísticos cantados en la procesión del Corpus Christi de Lahiguera.

De rodillas, Señor (Himno Oficial del XXXV Congreso Eucarístico Internacional. - Barcelona, 1952).





Tomada la calle Ramón y Cajal a la altura de la Casa de los Martínez, se preparaba otro altar del Corpus: Justa y Paquita Martínez, Conchita Pérez, Clarita, las hijas de Teresita, las hijas de Paco Pérez, la casa de Antonio Parra, etc. preparaban otro esplendido altar para el paso de la Procesión del Corpus.

En la esquina de la Calle Ramón y Cajal con la antigua Avenida del Generalísimo, hoy Blas Infante, se preparaba otro esplendido altar con abundantes exhibición de flores por parte de María Galán, Josefa, Mariana, Concha y el resto de vecinas que como en otros casos aportaban para su altar las mejores macetas, cuidadas para la ocasión. Este altar se reforzó cuando Clarita se casó sustituyendo con su constante colaboración a las vecinas mayores.


Alabado sea el Santísimo - Grupo Concordancias
Alabado sea el Santísimo sacramento del altar, y la Virgen concebida sin pecado original. El manjar más regalado, de este suelo terrenal, es Jesús Sacramentado Dios eterno e inmortal. Celebremos con fe viva, este pan angelical, y la Virgen concebida sin pecado original. Es el Dios que da la vida, y nació en un portal, de la Virgen concebida sin pecado original.


 
Pero no era solo esta preparación de los altares del recorrido lo que engalanaba nuestras calles, según nuestra tradición; este día se adornan las calles por las que pasaba la procesión con las mejores colchas, que cubrían los balcones de las fachadas de las casas, también se colocaban mantones y banderas de España, se engalanaban todos los balcones.

En todo el recorrido se cantaban himnos eucarísticos, y se realizaban paradas en cada uno de los altares citados, había una cierta buena competencia entre los que colaboraban en preparar los altares por donde pasaba el Santísimo y se realizaba una parada para el rezo en cada uno de los altares para venerarlo. 
Otro canto eucarístico muy repetido en la procesión del Corpus de Lahiguera era: Cantemos al amor de los amores.


Cantemos al Amor de los Amores, cantemos al Señor. Dios está aquí, venid adoradores adoremos a Cristo Redentor. Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor, honor y gloria a ti, Rey de la Gloria, amor por siempre a tí. Dios del Amor.

Cantemos al Amor de los Amores.





Cantemos al amor de los amores.
Cantemos al Amor de los Amores, cantemos al Señor. Dios está aquí, venid adoradores adoremos a Cristo Redentor. Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor, honor y gloria a ti, Rey de la Gloria, amor por siempre a tí. Dios del Amor.

Cantemos al Amor de los Amores.




Después, quizá a partir de tener la Custodia en tiempos del sacerdote Antonio Román Rayo, el sacerdote camina en procesión bajo palio detrás de la Santa Custodia Expositor en procesión. Tocaba la Banda Municipal de Música y los niños de comunión desfilaban en fila con sus trajes y procesionaban delante de la Santa Custodia.

Aquella costumbres inicial establecida por los sacerdotes del nacional- catolicismo fue progresivamente dando paso a que los sacerdotes fuesen caminando detrás del Expositor en andas, abandonando la costumbre de ir bajo palio. Una costumbre que seguramente hoy se podría restablecer y que daría un sentido religioso más profundo de acompañamiento del Señor en este día de su fiesta entre el pueblo. Así,  si el sacerdote llevase en sus manos una custodia en un caminar más lento, las paradas ante cada altar tuviesen más sentido y se celebraría cada parada con algo de mayor sosiego.
Procesión del Corpus Christi en Lahiguera en el año 1956.

Altar de la calle Ramón y Cajal próximo a la Plaza de la Constitución en el año 2011. Foto de J.J. Mercado.

Para los que ahora contamos como los hijos más maduros del pueblo, la procesión del Corpus por las calles de Lahiguera nos trae recuerdos entrañables de niñez y de juventud. Nuestros años, ya lejanos, se hacen presentes en la memoria con hermosas imágenes de un tiempo que se fue, aunque la fiesta es perenne. Pese al impacto laicista que desde aquellos años a hoy ha ido minando poco a poco la fe, los valores, y las buenas costumbres en ciertos sectores de la vida española, observamos cómo todavía se conservan momentos emotivos, trascendentes en el correr de los días, que felizmente se mantienen en pie.

La juventud ha tomado el relevo en la Semana Santa, colaboración que se extenderá con el paso de más o menos tiempo a los demás actos de culto para engrandecer las festividades de nuestra villa.

El gran resurgir de las cofradías de la Semana Santa higuereña, no se percibe con igual intensidad en esta gran fiesta de todos que es el Corpus Christi, parece como si esta conmemoración no estuviese vinculada a la Pasión de Jesús, que instituyó la Eucaristía en Jueves Santo.  Acontecimiento que todos tenemos que celebrar en su recuerdo. La participación en los últimos años es creciente y da forma a altares cada vez más logrados y abundantes. Las Hermandades, colectivos y particulares se encargan de conjugar los elementos ornamentales, con el gusto con el que se saben hacer estas cosas en las viejas manifestaciones de piedad religiosa de nuestro pueblo.


La llegada de la procesión al templo traía la parte final de la celebración con la bendición con el Santísimo y el canto del Pange Lingua Gloriosi.


Pange, lingua, gloriosi

Corporis mysterium,

Sanguinisque pretiosi,

Quem in mundi pretium

Fructus ventris generosi

Rex effudit gentium.

Nobis datus, nobis natus

Ex intacta virgine,

Et in mundo conversatus,

Sparso verbi semine,

Sui moras incolatus

Miro clausit ordine.

In supremae nocte coenae

Recumbens cum fratribus

Observata lege plene

Cibis in legalibus,

Cibum turbae duodenae

Se dat suis manibus.

Verbum caro, panem verum

Verbo carnem efficit:

Fitque sanguis christi merum,

Et si sensus deficit,

Ad firmandum cor sincerum

Sola fides sufficit.
Tantum ergo con subtítulos en español


Tantum ergo sacramentum

Veneremur cernui:

Et antiquum documentum

Novo cedat ritui:

Praestet fides supplementum

Sensuum defectui.

Genitori, genitoque

Laus et jubilatio,

Salus, honor, virtus quoque

Sit et benedictio:

Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio.
Amen.

El Corpus no es sino un homenaje a la doctrina de la transubstanciación del pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Jesucristo instituido en 1264 por el Papa Urbano IV mediante la bula “Transiturus hoc mundo”. La idea de esta celebración la había propuesto a comienzos del siglo XIII Santa Juliana de Lieja, monja devota de la Eucaristía. En cualquier caso, su práctica no comenzó a extenderse en el mundo católico, hasta que con motivo de la festividad del año 1447 el Papa Nicolás V salió en procesión con el Santísimo por las calles de Roma.
Papa Nicolás V.

En el siglo XIII ocurrió un hecho importante para la expansión de esta fiesta religiosa por la cristiandad, el sacerdote alemán, Pedro de Praga, se detuvo en la ciudad italiana de Bolsena, mientras realizaba una peregrinación a Roma. Acudió en peregrinación a Roma para invocar sobre la tumba del apóstol san Pedro el robustecimiento de su fe, que flaqueaba en esa creencia de la Transustanciación del Pan y Vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Era un sacerdote piadoso, pero dudaba en ese momento de la presencia real de Cristo en la Hostia consagrada. Cuando estaba celebrando la Misa junto a la tumba de Santa Cristina, al pronunciar las palabras de la Consagración, y al partir la hostia cayeron de ella 83 gotas de sangre sobre el lino del altar, de modo que quedó estupefacto cuando comenzó a salir sangre de la Hostia consagrada y salpicó sus manos, el altar y el corporal.
El milagro de Bolsena.
El sacerdote estaba confundido. Quiso esconder la sangre, pero no pudo. Interrumpió la Misa y fue a Orvieto, lugar donde residía el Papa Urbano IV.
Cuadro que representa el milagro eucarístico de Bolsena.

El Papa Urbano IV escuchó al sacerdote y mandó a unos emisarios a hacer una investigación. Ante la certeza del acontecimiento, el Papa ordenó al obispo de la diócesis llevar a Orvieto la Hostia y el corporal con las gotas de sangre.
 
Un año después el Papa Urbano IV promovió la construcción de la Catedral de Orvieto, donde fueron guardadas los tejidos manchados de sangre.

El milagro fue conocido en todo el mundo cristiano y el corporal fue guardado en la Basílica de Viterbo.

Interior de la Catedral de San Lorenzo en Viterbo. Foto de Alessandro Paccagnini.
Entonces una monja humilde llamada Juliana, priora de Monte Cornillón, y otras autoridades de la Iglesia, iniciaron gestiones ante el Papa Urbano IV, para proclamar una fiesta en honor al Cuerpo de Cristo, la cual no se podía celebrar debidamente el jueves santo, día de la última cena.


Se organizó una procesión con los arzobispos, cardenales y algunas autoridades de la Iglesia. A esta procesión, se unió el Papa y puso la Hostia en la Catedral. Actualmente, el corporal con las manchas de sangre se exhibe con reverencia en la Catedral de Orvieto.
Fachada e interior de la Catedral de Orvieto.


Al poco tiempo el mismo Papa Urbano IV encargó al insigne teólogo dominico, Tomás de Aquino, la preparación de un oficio litúrgico propio para esta fiesta y la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo Eucaristía. Fue él quien compuso, entre otros himnos, la bellísima secuencia “Lauda Sion” que se canta en la Misa del día, tan llena de unción, de alta teología y mística devoción.


Lauda Sion salvatórem. Secuencia del Corpus Christi. Santo Tomás de Aquino.

https://www.youtube.com/watch?v=zEij22uqec0

Lauda Sion (En latín)

Lauda, Sion, Salvatórem; Lauda ducem et pastórem, In hymnis et cánticis.

Quantum potes, tantum aude: Quia major omni laude, Nec laudáre súfficis.

Laudis tehma sepeciális, Panis vivus et vitális Hódie propónitur;

Quem in sacrae mensa coenae, Turbae fratrum duodénae Datum non ambígitur.

Sit laus plena, sit sonóra, Sit jucúnda, sit decóra Mentis jubilation.

Dies enim solémnis ágitur, In qua mensae prima recólitur Hujus institution.

In hac mensa novi Regis, Novum Pascha novae legis Phase vetus términat.

Vetrutámen nóvitas, Umbram fugat véritas Noctem lux elíminat.

Quod in coena Christus gessit, Faciéndum hoc expréssit In sui memoriam.

Docti sacris institútis, Panem, vinum, in salútis Consecrámus hóstiam.

Dogma datur Christiánis, Quod in carnem transit panis, Et vinum in sánguinem.
Quod non capis, quod non vides, Animósa firmat fides, Praeter rerum órdinem.
Sub divérsis speciébus, Signis tantum, et non rebus, Latent res exímiae.
Caro cibus, sanguis potus, Manet tamen Christus totus Sub utráque spécie.
A suménte non concísus, Non confráctus, non divísus, Ínteger accípitur.
Sumit unus, sumunt mille, Quantum isti tantum ille, Nec sumptus consúmitur.
Sumunt boni, sumunt mali: Sorte tamen inaequáli, Vitae vel intéritus.
Mors est malis, vita bonis; Vide parís suptiónis, Quam sit dispar éxitus.
Fracto demum Sacraménto, Ne vacílles, sed meménto Tantum ese sub fragménto Quantum toto tégitur.
Nulla rei fit scissúra, Signi tantum fit fractúra Qua nec status nex statúra Signáti minúitur.
Ecce Panis Angelórum, Factus cibus viatórum, Vere panis filiórum, Non mitténdus cánibus.
In figures praesignátur Cum Ísaac immolator, Agnus Paschae deputátur, Datur manna pátribus.
Bone Pastor, panis vere, Jesu, nostril miserére. Tu nos pasce, nos tuére, Tu nos bona fac vidére. In terra vivéntium.
Tu, qui cuncta scis et vales, Qui nos pascis hic mortales, Tuos ibi commensáles, Cohaerédes et sodáles Fac santórum cívium.
Amen.





Bolsena: Milagro de la transustanciación del Cuerpo y la Sangre de Cristo, cuando la Sagrada Hostia se convirtió en carne y comenzó a sangrar manchando el Corporal.


Traducción al castellano
Alaba, alma mía a tu Salvador; alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, porque Él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.
El tema especial de nuestros loores es hoy el pan vivo y que da vida.
El cual se dio en la mesa de la sagrada cena al grupo de los doce apóstoles sin género de duda.
Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Pues celebramos el solemne día en que fue instituido este divino banquete.
En esta mesa del nuevo rey, la pascua nueva de la nueva ley pone fin a la pascua antigua.
Lo viejo cede ante lo nuevo, la sombra ante la realidad, y la luz ahuyenta la noche.
Lo que Jesucristo hizo en la cena, mandó que se haga en memoria suya.
Instruidos con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.
Es dogma que se da a los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especias, que son accidente y no substancia, están ocultos los dones más preciados.
Su carne es alimento y su sangre bebida; mas Cristo está todo entero bajo cada especie.
Quien lo recibe no lo rompe, no lo quebranta ni lo desmembra; recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; y aquél lo toma tanto como éstos, pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo buenos y malos; más con suerte desigual de vida o de muerte.
Es muerte para los malos, y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.
Cuando se divida el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.
No se parte la sustancia, se rompe sólo la señal; ni el ser ni el tamaño se reducen de Cristo presente.
He aquí el pan de los ángeles, hecho viático nuestro; verdadero pan de los hijos, no lo echemos a los perros.
Figuras lo representaron: Isaac fue sacrificado; el cordero pascual, inmolado; el maná nutrió a nuestros padres.
Buen pastor, pan verdadero, ¡oh Jesús!, ten piedad. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos lo bienes en la tierra de los vivientes.
Tú, que todo lo sabes y puedes, que nos apacientas aquí siendo aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos.
Amen.

La Secuencia Lauda Sion, interpretada en la santa Misa de Corpus Christi. Fue compuesta por Santo Tomás de Aquino para esta fiesta.

Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.
Juliana de Mont Cornillon, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad. Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal llegado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa Urbano IV. El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para celebrar la fiesta esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.
El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez por los cánones de San Martín en Liège. Jacques Pantaleón llegó a ser Papa el 29 de agosto de 1261. La ermitaña Eva, con quien Juliana había pasado un tiempo y quien también era ferviente adoradora de la Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège, que pidiera al Papa que extendiera la celebración al mundo entero.

Papa Urbano IV.
Antes de morir Urbano IV estando en Orvieto llamó a Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura para que compusieran la misa o el oficio del Santísimo Sacramento.
Urbano IV, siempre siendo admirador de esta fiesta, publicó la bula “Transiturus de hoc mundo” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber ensalzado el amor de nuestro Salvador expresado en la Santa Eucaristía, ordenó que se celebrara la solemnidad de “Corpus Christi” en el día jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio. Este oficio, compuesto por el doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, es uno de los más hermosos en el breviario Romano y ha sido admirado aun por los hermanos Protestantes.

Por tanto, desde que el 31 de agosto de 1264, en que el Papa Urbano IV publicó su bula "Transiturum de hoc mundo", instituyendo en la Iglesia Universal la Festividad del Corpus Christi, se celebró en este jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad la Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor.

El Papa Urbano IV publicó la bula “Transiturus de hoc mundum”, en la cual se institucionalizaba la festividad del Corpus, eligiéndose el jueves para su celebración. Posteriormente, en 1311, Clemente V lo ratificó, al igual que hiciera posteriormente Juan XII, quedando definitivamente consolidada esta celebración, sobre todo en el norte de Europa.

El Papa Urbano IV detalló en su documento Transiturus, la finalidad de la Fiesta del Corpus y del culto a la Eucaristía; resumiéndolas en estos cinco puntos: 1. Reparar, 2. Alabar, 3. Servir, 4. Adorar y contemplar, 5. Anticipación del Cielo.

Aunque la Bula Transiturus de Urbano IV, no alude expresamente a la procesión, parece casi presuponerla o inspirarla. De hecho, así sucedió en toda la cristiandad. La procesión tiene como fin poner de manifiesto la presencia de Cristo en la vida pública, en las calles y plazas, recibiendo la adoración de los ciudadanos y de sus autoridades. Como afirma Righetti, “todo lo que el celo del clero y la fe ardiente del pueblo, secundado por sus gobernantes, pudo encontrar de pomposo, de rico, de sumamente decorativo, todo fue admitido al servicio del Rey de la gloria, para hacer más triunfal su paso por las calles de los barrios y de las ciudades”.

Sin embargo, la nueva festividad encontró al parecer cierta resistencia en la cristiandad, pues en 1311 el papa Clemente V, se vio obligado a confirmarla en el Concilio de Viena y seis años más tarde, en 1317, Juan XXII volvía a reconfirmarla; instituyendo, ahora además del que habría de ser elemento más característico de la fiesta: una procesión en la cual la Sagrada Forma fuese paseada triunfalmente por las calles ofreciendo indulgencias por la participación de la población en las ceremonias del Corpus Christi.

Procesión del Corpus Christi.

El Papa accedió en 1264, emitiendo la bula para instituir la fiesta el jueves siguiente al domingo de la Santísima Trinidad. Luego los Papas Juan XXII y Clemente V le dieron más solemnidad, disponiendo la realización de una procesión de Corpus Christi, exponiendo la hostia consagrada, tal y como hoy la conocemos. Luego en el Concilio de Trento, ante la expansión de las iglesias protestantes, la Iglesia Católica ratificó y dio mayor importancia al misterio de la Sagrada Eucaristía, como transmutación del cuerpo de Jesucristo en los fieles que comulgan.

La fiesta fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en 1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre los años 1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.

En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia. 

La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. Publicó un nuevo decreto incorporando el de Urbano IV. Juan XXII, sucesor de Clemente V, instó su observancia.

Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.

El año 1290 el Papa Nicolás IV, a petición del clero y del pueblo, colocó la primera piedra de la nueva catedral que se erigiría en la ciudad de Orvieto para custodiar y venerar la sagrada reliquia.

Los monjes cistercienses fueron los mayores impulsores de esta devoción y culto a la Eucaristía. Una serie de hechos, como los conocidos casos de las formas incorruptas de San Juan de las Abadesas, en Gerona; de los corporales de Daroca, ciudad de la provincia de Zaragoza; los de Bolsena, en el Lazio italiano, fueron decisivos, según la tradición, en la instauración y desarrollo de esta festividad.

Adoración del Santísimo tras el Concilio de Trento.

El Concilio de Trento declaró que muy piadosa y religiosamente fuese introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebrase este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Sin poderlo asegurar pensamos que a finales del siglo XVI se comenzaría a celebrar en nuestra villa la Fiesta del Corpus, como consecuencia de la renovación litúrgica que hubo en la iglesia universal después del Concilio de  Trento.
  La Iglesia cree y confiesa que «en el augusto sacramento de la Eucaristía, después de la consagración del pan y del vino, se contiene verdadera, real y substancialmente nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y hombre, bajo la apariencia de aquellas cosas sensibles» (Trento 1551: Dz 874/1636).

Procesión del Corpus Christi.
S0n muy numerosos los milagros eucarísticos constatados a lo largo de la historia. una muestra la tenemos en los siguientes mapas que los muestran en Europa y en el mundo.



Sobrecoge de manera especial el que se dió en el año 1994 en Corea del Sur, que con brevedad reflejamos por no hacer excesivamente largo este artículo. 
Milagro eucarístico que se repitió en la Capilla de San Benedetto del Vaticano en Roma en la persona de Julia Kim Corea en fecha 28 de febrero del año 2010.
En España se expandió la celebración del Santísimo Sacramento en los años comprendidos entre 1314 y 1355. En toda Europa se caracterizó desde sus comienzos por la organización de suntuosas procesiones según lo establecido en las disposiciones del papa Juan XXII, en las que participaba masivamente la población de ciudades y aldeas y a las que se incorporaron numerosas figuras alegóricas procedentes del paganismo que, además de añadir vistosidad a la fiesta y convocar la participación de las mayorías, mostraban a los participantes la imagen del espíritu del mal representado por estas figuras, sometido al poder del Santísimo. Así a enanos, gigantes, águilas, serpientes, dragones, diablos, etc., que tenían un significado simbólico en vastas regiones, se unieron figuras procedentes de leyendas populares locales, lo que diversificó notablemente los elementos participantes en la procesión, variando según las regiones aunque fuese dentro de un mismo país.
La Edad Media, de la que heredamos esta fiesta, sintió el deber de darle un realce especial, para hacer un homenaje agradecido, público, multitudinario de la presencia real de Cristo; incluso para sacar en procesión el Santísimo Sacramento por las calles y las plazas, para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía, su compañía, que por eso Santa Teresa llamaba a Cristo “compañero nuestro en el Santísimo Sacramento”.

El Santísimo bajo palio inicia un recorrido por las gradas de la Catedral de Sevilla. Foto del año 1931.
Desde principios del siglo XIV en unos sitios y a lo largo de este siglo y el comienzo del siglo XV, se fue extendiendo esta fiesta del “Día del Señor” por  todas las ciudades, villas y aldeas de España, concretamente en Sevilla, habría que remontarse a principios del siglo XV para que tengamos constatación de la celebración de la Fiesta del Corpus, debió ser sobre 1400 cuando empieza a celebrarse esta fiesta en Sevilla, aunque la documentación conocida sobre este acto es de 1426. Remontándonos a mediados del siglo XV podemos observar la ausencia casi total de imágenes procesionales, en las que formaban parte del cortejo procesional tan sólo Las Santas Reliquias, La Roca, y un arcón que simbolizaba el recuerdo de la antigua Arca de la Alianza, que constituían los principales enseres de la ceremonia.
El día de Corpus Christi, o  del Cuerpo de Cristo, es una de las fiestas cristianas más tardíamente establecidas en la Edad Media en toda Europa; una fiesta móvil para ser conmemorada el octavo jueves después del Jueves Santo de la Pasión de cada año, que también corresponde siempre al que sigue al domingo de la Santísima Trinidad, tal como dijimos al comienzo.
En el antiguo lenguaje de nuestros antepasados este día era conocido con nombre de majestad como "Día del Señor". La fiesta del Corpus Christi, o del Cuerpo y la Sangre de Cristo, desde que nació, ya en el siglo XIII, como reacción a las herejías que negaban los Sacramentos y la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ha sido una fiesta promovida y celebrada por el pueblo cristiano como la fiesta del Pan Vivo que da la Vida; una fiesta donde se proclama la fe en la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino y se realiza con procesiones y alabanzas por las calles.

PROCESIÓN CORPUS CHRISTI GRANADA 2014 // C.SUR TV (Resumen) HD


Salida del Corpus Christi de Sevilla 2015

Corpus Christi Toledo 2015
https://www.youtube.com/watch?v=ipM-ZcFZncI

Por aquellos años la Fiesta del Corpus se celebraba el Jueves siempre en todas las poblaciones de nuestro país, hasta que en 1989 fue la propia Iglesia la que por acuerdo con el Gobierno decidió trasladar dicha celebración al Domingo siguiente del Jueves de los 60 días después del Domingo de Gloria. Quizá fue la necesidad de reajustar el calendario laboral de los españoles.
Desde ese año, y tal como ocurre hoy día, esta fiesta se ha dejado de celebrar en Jueves a nivel nacional,  y ya sólo se mantiene como fiesta el Jueves que brillaba como el sol, en algunas ciudades y pueblos que han luchado por mantenerla: Granada, Toledo y Sevilla. El jueves de Corpus, fijado según el calendario litúrgico mozárabe como el siguiente al octavo domingo después de la Pascua Florida, es día de fiesta en numerosos pueblos y ciudades repartidos por toda la geografía española. Todavía reluce el Jueves del Corpus en Granada, Toledo y Sevilla como uno de los antiguos “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y Día de la Ascensión”.
Foto antigua de la Procesión del Corpus en Toledo.
La fiesta del Corpus Christi es la fiesta mayor de Toledo. Es muy conocida por la procesión por las calles de la ciudad de la custodia dorada obra del orfebre alemán Enrique de Arfe. También son muy populares los gigantes, cabezudos y la monstruosa Tarasca, figura mecánica de un gran dragón que asusta a los niños toledanos echándoles agua por sus fauces. Las alfombras florales, corridas de toros, verbenas y fuegos artificiales son también característicos de la fiesta.
El Corpus de Granada tiene un origen muy especial, dado que fueron los mismísimos Reyes Católicos, quienes decidieron que la ciudad tuviese por fiesta mayor esta celebración de la Eucaristía. De hecho, la custodia que se emplea en la procesión del Santísimo es un regalo de la Reina Isabel a los granadinos. Sin duda es un día muy importante en esta ciudad, donde no faltan los gigantes y cabezudos y, por supuesto, la Tarasca. La procesión del Corpus es el núcleo central de esta fiesta, puesto que es el origen de la celebración que mandaron crear los Reyes Católicos tras la toma de la ciudad por las tropas cristianas en 1492. Estamos hablando, por tanto de un acontecimiento que se repite cada año desde hace más de cinco siglos.

Salida de la Procesión del Corpus de la Catedral de Granada.
Celebración actual del Corpus en Granada. La parte superior en oro de la Custodia fue la donación de la Reina Isabel la Católica a la ciudad.
Para disfrutar de la procesión del Corpus se tienen dos oportunidades en Granada. En la mañana del Jueves de Corpus (que dice el refrán que reluce más que el sol) y en la tarde del domingo que es cuando la Iglesia celebra oficialmente esta festividad litúrgica. La primera es la gran procesión compuesta de un largo cortejo que recorre las calles del centro de Granada desde la Catedral. Suele comenzar hacia las once de la mañana. No hay que perderse la magnífica custodia del Santísimo que regaló la propia reina Isabel La Católica a la ciudad. Ya el domingo, en una procesión mucho más corta, sale de nuevo la comitiva de la Catedral para celebrar el día del Corpus por lo que la granadina es la única ciudad española donde se conmemora dos veces.

Interior de la Catedral de Granada con la Custodia preparada para salir en procesión por la ciudad.


Diversas estampas de la Procesión del Corpus Christi en Granada donde se mezcla lo religioso y lo festivo.
También hay que destacar la presencia de “La Tarasca” . Lo lúdico y lo religioso siempre se entrelazan en estas fiestas. Por ello a la procesión del Corpus le precede siempre la llamada “Pública” que refleja el componente pagano de esta celebración. A las doce del mediodía del miércoles previo al Jueves de Corpus parte del Ayuntamiento de la ciudad una comitiva llena de colorido y música en la que pajes con atributos de la ciudad, cabezudos (algunos representan personajes de la ciudad), gigantes (los reyes moros y cristianos) y la propia Tarasca pasean por el casco histórico. Es muy comentado siempre por los granadinos el maniquí de la mujer que simboliza la victoria de la belleza sobre el mal, representado por un dragón, y que se representa en la Tarasca. El vestido y el peinado que luzca ella serán acordes a la moda de la temporada veraniega. Este cortejo lúdico sale de nuevo delante de la procesión del Corpus del jueves pero sin música para no quitar protagonismo a la Custodia.

La Tarasca sobre un dragón alado muestra la línea de la moda para la próxima temporada. Resto de la fiesta pagana que convive con la fiesta religiosa.
Otra particularidad de la Fiesta del Corpus granadino son “Las carocas”, que forman parte de la cara simbólica e irónica de la fiesta. Granada es la tierra de la “malafollá” y no esconde este indefinible sentido del humor (ácido, astuto y hasta irreverente en algunas ocasiones) y lo refleja en las tradicionales carocas. A través de quintillas los granadinos que lo deseen pueden participar en un concurso municipal, del que salen las mejores rimas que se exponen acompañados de los cómicos dibujos del artista local “Ozeluí” en la plaza de Bib-Rambla.
Muestra de las tradicionales "Carocas" granadinas con bastante popularidad en la ciudad.
Respecto al Corpus de Sevilla, según Vicente Lleó Cañal, autor de “Fiesta grande: el Corpus Christi en la Historia de Sevilla”, cualquier celebración pasada en la capital andaluza fue mejor, o al menos, más popular. Los “gremios y hermandades concurrían a la procesión con estandartes, efigies de sus santos patronos y pasos alusivos a episodios sagrados, que costeaban las danzas y figuras grotescas y que, finalmente, organizaban en las distintas collaciones las importantísimas y hoy olvidadas fiestas de la octava del Corpus”. Podemos decir que en Sevilla, si antes se trataba de una fiesta en la que la gente acudía en masa y que se celebraba en todos los barrios, desde hace décadas vive un proceso de desligamiento de la ciudad de Sevilla, cuya celebración se circunscribe a las calles por las que pasa la procesión y calles aledañas.
Ya en el siglo XV, la fiesta del Corpus Christi en Sevilla y Granada, era modelo de fiestas de exaltación y de prestigio, que en toda las diócesis y archidiócesis se procuraba imitar. 
Procesión del Corpus Christi en Sevilla, lienzo de Cabral Bejarano. Museo del Prado, Madrid.
En la ciudad de Sevilla el centro lo ocupaba, como es natural, el Cuerpo de Cristo, contenido en un arca, llevada sobre andas, como el arca de la alianza, que luego, en 1587, es sustituida por la custodia procesional que todos conocemos y que con mayor o menor valor artístico se fue teniendo en todas las ciudades y villas de España. A su lado le acompañan las hachas de cera. Todos los clérigos del lugar estaban obligados a acudir a la procesión con sus sobrepellices: 
 En las Procesiones que se hacen el día del Corpus Christi, por la solemnidad dellas y para que vayan más acompañadas, mandamos que todos los Clérigos de Orden sacro vayan con sus sobrepellices, y no las dejen hasta que vuelvan el Santísimo Sacramento a la Iglesia y lo coloquen en su lugar acostumbrado”.
Fotos antiguas de la celebración de la procesión del Corpus Christi en Sevilla.
En 1477 ya asistió a la fiesta del Corpus en Sevilla la Reina Isabel la Católica. Desde comienzos del siglo XVI comienza a generalizarse en toda la archidiócesis hispalense el establecimiento de Hermandades Sacramentales, que tienen como fin específico el culto a la Eucaristía. El origen de estas corporaciones se halla en la persona de doña Teresa Enríquez, más conocida como “La Loca del Sacramento”. Como es sabido, era prima hermana del rey Fernando V de Aragón, hija del almirante de Castilla don Alonso Enríquez, y estaba casada con el comendador mayor de León, don Gutierre de Cárdenas. Al enviudar en 1503, doña Teresa se retiró a su lugar de Torrijos, y se dedicó a intensificar su vida de piedad y a dotar generosamente el culto al Santísimo. Entre otras fundaciones, hizo edificar una suntuosa capilla en Roma, en la iglesia de San Lorenzo in Dámaso, y fundó una cofradía para que acompañara con palio y luces al sacerdote cuando llevara el viático a los enfermos. Consiguió del papa Julio II singulares privilegios para las cofradías sacramentales de España, en virtud de la bula Pastoris Aeternis, de 21 de agosto de 1508, y entre otros privilegios obtuvo doña Teresa el de tener la consideración de principal promotora de las corporaciones eucarísticas. El siguiente pontífice, León X, por un breve de 19 de septiembre de 1515, confirmó y aumentó las gracias para las hermandades sacramentales de España, y, por una posterior bula de 11 de octubre de 1515, concedió a la Hermandad de San Lorenzo in Dámaso de Roma el título de Archicofradía o Hermandad matriz de todas las demás hermandades que se fundaran bajo la advocación del Santísimo Sacramento. Doña Teresa Enríquez, que acompañaba al rey Fernando de Aragón en su visita a Sevilla en 1511, fundó Hermandades Sacramentales en varias parroquias de la ciudad, como San Lorenzo, San Salvador, El Sagrario de la Catedral o San Isidoro. Desde luego, la gran época de expansión fue la segunda mitad del siglo XVI.

De la pujanza y proliferación de las hermandades sacramentales da fe el texto siguiente:
"Es muy sabido y antiguo uso de sentir en España que tres cosas ha de tener un ciudadano en el lugar donde está avecindado: casa en que vivir, que sea suya para que nadie le eche de ella ni tenga ocasión de mudar sus trastos, cosa tan penosa de suyo; sepultura, en que enterrarse porque nadie inquiete sus huesos hasta el Juicio Final quare inquietasti me ut subsisterem, 1 Reg. Cap. 28; y cofradía con que honrarse, porque su entierro se haga con pompa funeral, acompañamiento y sentimiento de los vecinos de su pueblo, que le encomienden a Dios, y lleven su cuerpo a la sepultura que éste es uno de los fines conque las cofradías se instituyeron; y conforme a ello tienen todas en sus reglas, orden particular de cómo se debe hacer el acompañamiento de los cofrades difuntos, a cuyo cumplimiento están obligados debajo de buena fe y sin fraude del pacto y concierto con que son recibidos en las cofradías; que faltar a ello es pecado grave, pues no cumplen lo que prometen de hacer en beneficio del cofrade que reciben y le engañan y quitan lo que le deben de justicia por la admisión y limosna acostumbrada que da cuando es recibido, y le prometen y encargan y aseguran de acompañar su entierro cuando muera. Omne promissum est debitum.
No es lo principal el instituto referido de las cofradías, porque en primer lugar se pone como se debe la reverencia a Dios y el aumento y ornato del culto divino para que fueron fundadas y se fundan las cofradías para esto, que todas ellas miran primeramente a este acto de religión y devoción a Dios y a sus Santos, en cuyo nombre e invocación se fundan. Y los fieles se congregan en uno y así cuanto mayor fuere este respeto y devoción debida, mayor será la obligación y atención de la cofradía para cumplirla, y a nadie mejor que al Santísimo Sacramento” (Sánchez Gordillo. págs. 174 y 175.)
Las instituciones y las corporaciones, eclesiásticas y civiles, con sus imágenes de devoción, con sus pendones e insignias, y, a veces, con sus danzas y representaciones, tomaban parte en el vistoso cortejo:
“Cosa muy asentada es, por costumbre universal destos reinos de la Corona de Castilla, que la fiesta propia del Santísimo Sacramento (que por lo que en sí contiene se llama de Corpus Christi) se celebre con gran solemnidad y regocijos exteriores de representaciones, danzas y otras cosas”, … (Constituciones Sinodales de Sevilla de 1604)
Procesión del Corpus Christi en Sevilla.
En 1511 el rey Fernando acude a la procesión Eucarística sevillana, siendo en 1532 cuando se llega al acuerdo del recorrido, el cual se mantiene hasta nuestros días. Se sabe que con motivo de las fiestas del Corpus se organizaban antiguamente bailes y zarabandas, que fueron prohibidos por el Consejo de Castilla en 1533 y en 1780, por real Cédula de Carlos II, se prohibieron los gigantes, tarascas y danzas, conservándose exclusivamente los actos religiosos y procesionales. Pero estas prohibiciones no lograron erradicar la costumbre popular. Granada que celebra sus fiestas locales en las fechas móviles el Corpus, mantiene en su desfile procesional La Tarasca y los Gigantes y Cabezudos en el cortejo procesional desde tiempos antiguos.
Todos los elementos de la procesión se prestaban a múltiples lecturas simbólicas, unas tomadas por analogía con las entradas triunfales de los reyes, otras por transposición de los ritos y ceremonias que rodeaban el arca de la alianza, y otras, en fin, que recordaban la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Es cierto que las ciudades se limpiaban y engalanaban a la llegada de los reyes, a los que se recibían con festejos populares, danzas, representaciones simbólicas, como los del recibimiento de Felipe II en Sevilla, el año 1570, que relata Juan de Mal Lara. Pero, como bien observa Romero Abao, la procesión del Corpus se nos muestra como un montaje escénico religioso, destinado a resaltar la Eucaristía como eje del misterio de la Alianza de Dios con su pueblo. La procesión reúne a toda la sociedad, ordenada y jerarquizada en sus principales instituciones: el clero, el gobierno, los gremios.
1967. Romero, juncias y pétalos de rosas tapizan la Avda. de la Constitución
En esta época, las calles ya se cubrían de hierbas olorosas y, con un nutrido acompañamiento de velas y hachones, el cabildo eclesiástico costeaba una urna de madera “figura del arca del testamento”, sobre andas adornadas de ángeles, dentro de la cual era llevada la Eucaristía. En la noche anterior o en la misma mañana se alfombra el suelo con juncias y con otras hierbas aromáticas, como el arrayán, el tomillo, el romero, la lavanda, el poleo, etc. En los libros de fábrica de las parroquias quedaban anotadas anualmente las partidas por el trabajo de cortar y transportar los ramos y los haces de juncia y demás. El gesto se relaciona con el de la Fiesta de los Tabernáculos, donde se dice textualmente:
 “cortaréis ramos de árboles de adorno, palmas, ramas de árboles frondosos y de sauces, y haréis fiesta siete días en presencia del Señor”.
Procesión del Corpus Christi en Sevilla en el siglo XVI a su paso por la Plaza de San Francisco.
En el siglo XVI se incorporarían algunas esculturas de imágenes, en su la mayoría aportadas por gremios de artesanos e instituciones de la Iglesia como las hermandades. Muchas imágenes de santos eran trasladadas desde sus parroquias al templo metropolitano en las vísperas de la celebración desde sus respectivas sedes o hermandades.

La documentación de mediados del Quinientos recoge, ya, la fama del Corpus, la solemnidad de su celebración, el valor económico de su montaje, para sufragar el cual debían intervenir tanto el cabildo eclesiástico como el secular, a la que luego se añadió la de los gremios, influyendo ello, sin duda, en la evolución de la fiesta que, a raíz del Concilio de Trento, sigue nuevos derroteros. El Concilio de Trento, en la sesión XIII del 11 de octubre de 1551, como sabemos con una predominante composición española, recomendaba:
 “que se celebre la fiesta del Corpus como manifestación del triunfo de la verdad sobre la herejía y para que se confundieran los enemigos del Sacramento viendo el regocijo universal de la iglesia”.
Después de Trento sabemos que el uso de imágenes adquiere otro significado; las representaciones dramáticas que no guardaban al principio relación con el Misterio eucarístico, son sustituidas por las escenas y autos donde se representaban, simbolizaban o cantaban el Misterio a celebrar. Los gremios que subvencionaban el elemento teatral de la fiesta (castillos y carros), y salían en la procesión con sus imágenes, dejan de hacerlo hacia el 1554 y su lugar lo ocupa el municipio, que se encargará de casi todo a partir de entonces. (Archivo Municipal de Sevilla. Papeles Importantes. Tomo III, Docs. 43 y ss. 1575, e Íbidem, Tomo IV, Docs. 1 y ss. 1582)
Lope de Rueda en 1559 efectuó las representaciones del Corpus en Sevilla. En 1604 se representa en Sevilla el auto sacramental de Lope de Vega “El peregrino en su patria”, fechado como el más antiguo.
Lámina antigua que representa el orden y los componentes de la Procesión del Corpus.
El piadoso deseo de los fieles y de las entidades corporativas de estar lo más cerca posible del Santísimo Sacramento, unido al natural amor propio, y a la conciencia del honor colectivo, producía no pocas rivalidades. Por esta razón, era preciso un minucioso protocolo, conforme al cual se organizaba la procesión. Aun así, no pocas veces se originaban roces y discusiones, hasta el punto de entablarse sonados pleitos sobre el derecho de precedencia de imágenes, de corporaciones y de danzas, en el desfile sacro. Pleitos que, al margen de la anécdota, nos dejan en sus páginas interesantes informaciones sobre la vida de las parroquias y de los pueblos, sobre la antigüedad de las hermandades y sobre su patrimonio artístico.
Con el Barroco llega a afianzarse la “necesidad” de la imaginería para el cortejo, por lo que bajo el espíritu de la Contrarreforma, se vive en Sevilla,  como en todas las ciudades, el fervor por las imágenes religiosas, con lo que los grandes artistas plásticos verán su labor desbordada para, de modo indirecto, hacer frente a la iconoclastia propia de los países protestantes que eran fieles a la Reforma de Lutero. Este hecho hizo que de modo generalizado las poblaciones con mayores medios económicos le concedan excesiva y lógica importancia a la adquisición de imágenes, asunto que en otros puntos del mapa católico europeo pasaban prácticamente desapercibidos, a ello se debe la gran riqueza de imágenes artísticas que poseemos en nuestro país. Quizás el más importante de ellos sea el de la Inmaculada Concepción, verdadera revelación del barroquismo, que quedará relacionada con la festividad del Corpus desde los tiempos del Siglo de Oro.
Desde sus orígenes, la Festividad del Corpus, estuvo acompañada de un marcado carácter festivo, que prevalecía incluso sobre lo mayestático. Sin duda fue una interpretación literal de lo que Urbano IV, en 1264, recomendaba en la bula institucional:
“Cante la fe, dance la esperanza, salte de gozo la caridad”.
Y así fue cómo no sólo se empezaron a engalanar las calles por donde había de discurrir la procesión y alfombrarse de flores e hierbas aromáticas, sino que se asociaron a la festividad litúrgica una serie de pintorescos jolgorios populares. Tales fueron las tarascas, los carros sacramentales y las danzas.
La Tarasca y los cabezudos abren la Fiesta del Corpus en Granada.
Diversión de los niños granadinos con los golpes que le propina el cabezudo con la vejiga de cerdo inflada.
Las manifestaciones religiosas, en las cuales es principalísima la fiesta de Corpus Christi, constituyeron, y aún lo son, un aspecto importantísimo de la cultura popular española, siendo
 "fuente inagotable de inspiración para los artistas, músicos y poetas”.
La procesión es un rasgo común a todas las celebraciones del Santísimo Sacramento en Europa empleada también en otras fiestas religiosas. En las de Corpus los fieles siguen a la Hostia o Cuerpo de Cristo llevada por la clerecía en la Custodia, según disposiciones papales, acompañada por las figuras simbólicas que a ella se unieron que indicaban al pueblo la sumisión del mal o la herejía a la doctrina de Cristo.
En el caso de las procesiones de Corpus Christi en la tardía Edad Media, los elementos que fueron tomados y unidos a ellas indicaban el dominio divino sobre los representantes del mal, pues aunque se les exponía si se quiere triunfalmente, iban en realidad como los vencidos, detrás de los símbolos cristianos como los perdedores que se llevaban a los desfiles victoriosos al final. Así los dragones o tarascas, gigantes, cabezudos, enanos, diablos, águilas, etc., que participaron y aún participan en las procesiones del Santísimo en España, de diversas procedencias étnicas, ofrecían al pueblo la imagen de sostenimiento al Cuerpo o Eucaristía.

Las tarascas eran composiciones alegóricas, en las que los vicios humanos, representados en forma grotesca, se veían atacados y dominados por las virtudes cristianas. Pero esto no quitaba que los símbolos del vicio fueran representando su oficio con tal grado de picaresca que hicieran las delicias del público. La tarasca, que por sus burlas y sus movimientos grotescos parecía un elemento profano y extraño a la seriedad del cortejo, tiene su origen en el dragón que, según la Leyenda Dorada, fue dominado por Santa Marta en la región francesa de Tarascón, de ahí el nombre de Tarasca. Según una antiquísima leyenda provenzal, en los comienzos del cristianismo, apareció una bestia horrible en el Ródano, cerca de Tarascón, que asolaba el país, y se disponía a devorar a Santa Marta. La santa hizo la señal de la cruz y le roció agua bendita. La bestia se amansó hasta el punto de que Santa Marta la ató con su frágil ceñidor y la llevó a Tarascón como si fuera un cordero. En memoria de este hecho, se hacían dos procesiones anuales en Provenza. Por extensión, la tarasca, formaba parte del cortejo eucarístico del Corpus, como símbolo del paganismo y de la gentilidad, y que es evangelizado y sometido por el sacramento de la Redención, a cuya adoración se suma. La tarasca era muy popular en Granada, consta de una imagen de mujer y un dragón, el municipio granadino vela cada año por su lucimiento, vistiéndola los modistos más afamados de la ciudad; en Sevilla la Tarasca sobre un castillete sobrepuesto en el lomo del dragón iba un mozalbete, conocido por “el tarasquillo”, que gastaba bromas a los espectadores y arrebataba las caperuzas a los distraídos; las “mojarillas” eran una pandilla de niños, vestidos de diablillos y portadores de vejigas hinchadas con las que propinaban golpes al público. La palabra “Mojarrilla” quiere decir “persona que siempre está alegre y de chanza”, una dimensión de la fiesta popular que tiene desde si inicio la celebración del Corpus. Es diminutivo de “moharracho”, en Sevilla se llama “mamarracho” se refiere a la “persona que se disfraza ridículamente en una función para alegrar o entretener a los demás, haciendo gestos y ademanes ridículos”. Dichos personajes, seguían a los gigantes (que utilizaban una especie de zancos) que, en la catedral y en otros lugares, bailaban una danza que llevaba su nombre.
Grabado de David Roberts que recoge la Procesión del Corpus en Sevilla en Plaza Real.
De andar por las calles en las vísperas del Corpus, las tarascas pasaron a formar parte del propio cortejo procesional, puestas en grandes carros rodantes al principio del mismo. La gente se divertía tanto con las tarascas que, al pasar el Santísimo, quedaba poco lugar para la devoción. Incluso los más ligeros preferían ir todo el tiempo tras las tarascas, olvidándose del Santísimo Sacramento. Aditamento de aquéllas eran los gigantes y cabezudos.
Los gigantes y cabezudos incluidos en la fiesta son de vetusta aparición. Algunos investigadores han establecido relación entre ellos y los maniquíes de uso ritual empleados en las antiguas festividades célticas y aun en ritos de primavera de las primeras épocas cristianas. Julio Caro Baroja indica que en diversas regiones del continente europeo hubo procesiones en el período cercano al solsticio de verano, como es el caso de la fiesta del Corpus, en las que se incorporaron figuras que representaban gigantes. Aparecen también en la mitología griega como seres que surgieron de la tierra cuando cayó sobre ella la sangre del mutilado Urano. Eran también deidades primitivas de los habitantes de algunas regiones de Grecia, de los que los cíclopes, o gigantes de un solo ojo, que figuran en las narraciones de Homero, eran sólo una muestra. Posiblemente fueron una especie de espíritus de la tierra, a quienes se les atribuían fenómenos tales como los terremotos y la erupción de los volcanes con los que estaban asociados. En 1595 en Sevilla desfiló un auténtico gigante. Los gigantes aún figuran en las procesiones de Corpus de poblaciones españolas. Estas figuras antiguamente establecían la moda a seguir durante el año. Los participantes en las procesiones del Corpus de Sevilla, entre 1790 y 1800 fueron descritos así:
“A poca distancia del comienzo de la procesión venía un grupo de siete gigantescas figuras de hombres y mujeres cuyos vestidos confeccionados por los mejores sastres y modistas de la ciudad, regulaban la moda sevillana para la temporada siguiente. Debajo de estas figuras de gigantes estaban unos hombres vigorosos que, de cuando en cuando, divertían a los boquiabiertos espectadores con una grotesca danza que bailaban al son de la flauta y el tambor”.
Procesión del Corpus en Sevilla con gran fervor popular. 
Otro festejo popular que se unía a la fiesta del Corpus, de mayor calidad sin duda, fueron los autos sacramentales. En Sevilla los organizaba el Cabildo eclesiástico al término de la procesión, desarrollándose en grandes carros que se colocaban delante de la puerta mayor de la Catedral, estando presente el Asistente de la Ciudad y el Cabildo secular. Duraban las representaciones hasta las cuatro de la tarde, hora en que se regresaba a la Catedral para los oficios vespertinos y las danzas de los seises.
Siguiendo el hilo de la historia, el siglo XVII supone una gran vitalidad para las hermandades sacramentales, que no sólo mantienen la fe eucarística, sino que honran al Santísimo con manifestaciones literarias, como las Justas que organizaba la Sacramental del Sagrario, que ya formaba parte de la procesión del Corpus, con su bellísimo Niño Jesús y sus “niños carráncanos” porque llevaban unas carracas, recuperados para la procesión a finales del siglo XX. El esplendor de las fiestas del Corpus no decae en el siglo XVII. Las danzas del Corpus tenían su apogeo en el último día de la octava, entrando en el coro después de Completas y bailando a continuación de los seises: los hombres con sombreros blancos y plumajes y las mujeres con carátulas. La mojiganga era originariamente un tipo de baile burlesco que aparecía, por ejemplo, entre las danzas del Corpus de Sevilla de 1640.
Fue Carlos III, el 21 de junio de 1780, quien por Real Pragmática dispuso definitivamente que:
“... en ninguna Iglesia de estos mis Reinos, sea Catedral, Parroquial, o Regular, haya en adelante tales danzas, ni gigantones, sino que cese del todo esta práctica en las procesiones y demás funciones eclesiásticas, como poco conviene a la gravedad y decoro que en ellas se requiere”.
Es en el romanticismo cuando se sientan las bases de lo que es el Corpus Christi sevillano. Los repiques de campana de la Giralda, los balcones adornados, las arquitecturas efímeras. Todo adquiere carta de naturaleza en el siglo XIX, donde ya han desaparecido las tarascas, los carros y los gigantes, en cambio se van sentando las bases en lo que es esencial: la participación junto con religiosos y clero de Hermandades y Cofradías de la ciudad.
Pero, con todo, la Procesión del Corpus no es una procesión más, no es una imagen de Cristo o de Santa María, no es un acto cultural, ni tradicional, no es un mero acto festivo, no es calle engalanada y altar artístico. La Procesión del Corpus para el cristiano es manifestar públicamente, con la responsabilidad que ello conlleva, que Cristo vive y que está realmente presente en la Eucaristía, que solo Él es nuestro Dios y Señor y que sólo a Él se le debe la adoración y la gloria por siempre y, como consecuencia de esta creencia, interior y exteriormente, nos obliga a ser consecuentes con la fe que profesamos.
Granada 26 de abril de 2018.
Pedro Galán Galán.
Fuentes consultadas:
Bautista de Zúñiga, Lorenzo: Annales eclesiásticos i seglares de la M.N. i L.L. ciudad de Sevilla. Edición facsimilar. Sevilla. 1987.
Gelo Fraile, Romualdo de: Albaida. Estudio documentado. Sevilla. 1996. (Véase  www. degelo.com )
Gestoso y Pérez, José: La fiesta del Corpus Christi en Sevilla en los siglos XV y XVI. Apud. "Curiosidades antiguas sevillanas" (Segunda serie), Sevilla, 1910, páginas: 91-125.
Morales Padrón, Francisco: Historia de Sevilla. "La ciudad del quinientos". 3ª ed. rev. Sevilla. 1989.
Lleo Cañal, Vicente: Arte y espectáculo: la fiesta del Corpus Christi en Sevilla en los siglos XVI y XVII. Sevilla, 1975.
Sánchez Gordillo, Alonso: Religiosas estaciones que frecuenta la religiosidad sevillana. Sevilla. 1982.
Sanz Serrano, María Jesús: El Corpus en Sevilla a mediados del siglo XVI: castillos y danzas. Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte, Nº. 10, Sevilla, 1997, páginas. 123-138