PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

viernes, 25 de septiembre de 2015

JUAN ORTIZ GARRIDO Y EL POSIBLE GRUPO DE SOLIDARIDAD QUE LOS LLEVÓ A LA SUPERVIVENCIA EN MAUTHAUSEN.

EL GRUPO DE PAISANOS CON LOS QUE POSIBLEMENTE SE RELACIONÓ JUAN ORTIZ GARRIDO HASTA LA LIBERACIÓN EL 5 DE MAYO DE 1945.

Con frecuencia se habla de la organización de los prisioneros españoles en Mauthausen y que en parte sobrevivieron gracias a la solidaridad del grupo. Se menciona que el principal mérito de contar con una forma de resistencia organizada en el campo de  Mauthausen correspondió a los españoles. Razola y Constante ensalzan más de lo debido esa resistencia, sin embargo Manuel García, antiguo vigilante del museo de Mauthausen, después de considerar el asunto durante cincuenta años, llega a decir abiertamente, que de “¡Resistencia, nada! ¡Armas, nada! Nada, debe de decirse, hasta el último momento. Quien diga lo contrario miente”. De hecho, durante la mayor parte del tiempo la resistencia no fue sino un intento organizado de mantener la moral y proteger a sus miembros siempre que fuera posible. Michel de Boúard, dijo del colectivo español que hasta 1943 sólo este grupo tuvo carácter de una organización sólida en la que los comunistas se unieron a anarquistas, socialistas y republicanos y que este grupo se prolongó hasta la primavera de 1944 ( Broüard, “Mauthausen”, Pág. 127).
Juan Ortiz Garrido nuestro paisano superviviente en Mauthausen con su familia. Juan es el del centro de abajo junto a su esposa Isabel Cubillas e hija Victoria Ortiz Cubillas. Arriba en el centro su hijo Juan Antonio y su esposa Silvia. A la derecha arriba un hermano de Isabel, Manuel Cubillas. Juan Ortiz Garrido murió en fecha 3 de enero de 1983. Isabel murió veinte años más tarde en Marzo del año 2003. Unos años antes había muerto su hijo Juan Antonio.
Fuentes comunistas y no comunistas coinciden en declarar que, hasta el inicio de 1944, apenas había ninguna organización en Mauthausen que no hubiera sido creada por los comunistas. El primer comité de resistencia fue formado por los comunistas españoles el 21 de junio de 1941.

El día 21 de Junio de 1941, con ocasión de la desparasitación de los presos y la larga estancia en el gran patio de los garajes, se produjo el comienzo de la organización del Comité de Resistencia.
Este comité estaba compuesto por Manuel Razola, José Perlado, Santiago Bonaque, Mariano Constante y Manuel Bonet, todos del PCE, con Joan Pagés como representante del PSUC. Este comité se formó en esa fecha de junio, cuando la orden de desinfección general del campo, les dio la ocasión de reunirse en el patio central de los garajes, tal como se recoge en fotografía. En este comité la figura mas destacada fue Manuel Razola Romo, un campesino de la provincia de Guadalajara que había servido en las compañías de trabajadores franceses, y participado en la retirada de la Línea Maginot a Belfort, pasando a Suiza y regresado a Francia, caído en manos alemanas el 21 de junio de 1940 y llegado a Mauthausen  el 26 de abril de 1941. 

Este comité consideró como principal objetivo la retirada de los verdes y los negros de las posiciones subalternas de mando, y su sustitución por azules y rojos, para lo que necesitaban paciencia y tenacidad. Los verdes seguían teniendo el control de la administración del campo todavía en 1942, y la identificación y liquidación sistemática de los líderes comunistas por las SS explica la continua debilidad de la organización. La organización de la resistencia  se enfrentó a dificultades casi insuperables. La mayoría de los prisioneros pasaban todo el tiempo libre de que disponían buscando comida y procurándose descanso; se comprende que dándose todas estas circunstancias a pocos le atraía la idea de resistir. Entre los verdes, en su mayoría alemanes y polacos, había algunos que, en opinión de los comunistas españoles Razola y Constante, eran nazis peores que los SS, una observación absurda, dado que los verdes no eran sino matones vulgares a sangre fría. Otros de los verdes habían sido arrestados por comerciar en el mercado negro, o simplemente por haber caído en una redada policial. 
Letrinas de un barracón. En la letrina del Barracón nº 3 se veían los miembros del Comité de Solidaridad de los republicanos españoles.
 
Foto de Agustín Centelles tomada en las letrinas.
Los españoles perseveraron en su organización. Las reuniones de su comité se celebraban en las letrinas del barracón 3, ya que estas eran el punto de encuentro de toda reunión de los comités en Mauthausen. Como en el campo no se tiraba nada, y la unidad de canje era el cigarrillo, se dio prioridad al robo de tabaco, no para uso personal sino como una forma de ganarse privilegios, y especialmente comida. La valuta, o tasa de cambio, era: una rebanada de pan de 30 a 50 cigarrillos; un gato muerto, 20 cigarrillos; un perro pequeño muerto 30 cigarrillos; una ración de sopa de remolacha 5 o 6 cigarrillos; un cinturón 3 cigarrillos; una rodaja de embutido, 1 o 2 cigarrillos.
 
 
Algunos integrantes españoles de Comando Poschacher: Juan Pedro Carbonell, José Alcubierre Pérez, José Aviño Sabate, Manuel Cortés García y Manuel Ángel Ramos Barri.


Los españoles constituían una reserva importante de trabajo especializado en Mauthausen, de modo que uno de cada cinco españoles era artesano, y por esta causa los SS recurrieron a ellos como ayuda, cada vez con más insistencia ante la necesidad. Los españoles se ocuparon como albañiles, pintores, carpinteros, sastres, herreros, electricistas y zapateros; también eran requeridos para trabajar en el almacén de ropa y en la brigada de desinfección; también para la cantera donde muchos eran cortadores de roca profesionales; y en las cocinas, donde un gran número de ellos actuaron como cocineros.
El pequeño Siegfried Meir adoptado por un superviviente burgalés con otros supervivientes en Mauthausen.
Es de suponer que Juan Ortiz Garrido pudiese tener algún destino que le facilitase un menor ejercicio físico durante su larga estancia en Mauthausen, pero no tenemos constancia de ello. Otros compañeros de Juan Ortiz Garrido si tuvieron destinos especializados: Conill, José Ester Borrás y Razola, por ejemplo trabajaron en las brigadas de desinfección; Pepe Perlado y Ángel Sánchez trabajaron en los talleres de carpintería; Santiago Bonaque y Ángel Ruiz en el almacén de ropa; Luís Gil y Luís García Manzano, como sirvientes del Lagerältester; Ángel Hernández , en el Revier; Marcelo Rodríguez, como relojero; Adolfo Izquierdo y Raimundo Suñer, en el kommando del garaje; y Manuel Azaustre, Juan Pagés y Piñol, como Blockfriseur (Azaustre también fue barbero en el barracón 13 y limpiador en la oficina de Ziereis). Carlos Cabeza fue puesto al cargo de una pequeña granja de cerdos del comandante, situada al otro lado del muro en línea con el barracón 5. Un tal Espí, de Valencia, era responsable de las calderas de la Effektenkammer, donde la red española se tejió de tal manera que fue posible que algún prisionero español recuperara en las duchas algo, que había perdido momentos antes en la pavorosa fila donde había sido desplumado como un pollo.

Antonio Hernández superviviente español en Mauthausen con un grupo de liberados.

La mayoría de estos prisioneros privilegiados estuvieron, así, trabajando fuera de la fortaleza. Sucedió lo mismo con los ocho barberos asignados a las SS, que pusieron la barbería en un parapeto mirando al garaje, en el lado opuesto a la oficina de Ziereis. Siete de los ocho eran españoles, que inevitablemente fueron conocidos como “los barberos de Sevilla”. El octavo era un preso de triángulo rojo, peluquero de profesión que, al ser alemán, fue nombrado Kapo automáticamente. Fue Gustav, un Brigadista Internacional en España, que hablaba español y por tanto fue el que eligió a los siete españoles. Entre ellos estaban Manuel Carmona, Josep Llombard, Juan Pagés y Felipe Yébenes Romo. Cuando Gustav como alemán, fue obligado a enrolarse en la Wehrmacht en el frente oriental, fue Carmona el que asumió sus obligaciones, entre las que estaba cortarle el pelo a Ziereis. Yébenes también le cortaba el pelo a Ziereis y al menos en alguna ocasión peinó a Ida, la mujer del comandante del campo. Parece ser que el asignado era Llombard, quien peinaba a varias mujeres de los mandos, se sabe que era tan admirado por su trabajo como peluquero con las damas, que todas las semanas lo llevaban a Linz, custodiado por los SS, para peinar a las grandes damas de la ciudad. Llombard salía del campo, incluso a las diez de la noche y sin escolta, para dirigirse a la casa de Ida Riereis u otra gran dama que había reclamado urgentemente sus servicios para algún acontecimiento o velada organizada por los SS. El trabajo de Llombard como peluquero merecía por lo general la admiración no solo de la mujer, sino de su esposo, y ella le recompensaba con unos huevos fritos o algo parecido, delante del marido y cuando terminaba regresaba al campo. No se planteo la huída por su desconocimiento del alemán, ni conocía el país y si escapaba su destino sería la tortura y la muerte. No valía la pena sacrificar lo que tenía, así que a continuar y rezar porque todo siguiera así.

Grupo de barberos españoles en la tarea de dejar sin un pelo a los prisioneros recién llegados y baño desinfectante posterior.

Los prominenten eran los profesionales cualificados que había dentro del campo. Comparando los Campos de concentración con pequeñas ciudades, hacían falta profesionales que pudieran hacer de barberos, oficinistas, fotógrafos, jardineros, etc... Había que contar con gente que trabajase en esas ciudades. Los prominenten vivían mejor que el resto de los presos y tenían más probabilidades de sobrevivir.

Aragoneses en Mauthausen PARTE 1 DE 7


Los españoles estaban muy bien considerados, les consideraban buenos profesionales, muy trabajadores, muy serios y abnegados, porque incluso entre los esclavos, aunque parezca una gran paradoja, había categorías y los oficiales de la SS apreciaban muchísimo a los españoles como trabajadores. Hubo muchos españoles entre los prominenten, que además, podían tener más autonomía e información para sostener la organización clandestina republicana que funcionaba desde mediados de 1941.

Cuando llegaban los convoyes al campo, los peluqueros iban a las duchas para proceder al afeitado integral de los prisioneros. Tenían ante todo que tratar de hacer sufrir lo menos posible a los prisioneros, habida cuenta que las navajas de afeitar estaban melladas, circunstancia que, por demás, llenaba de regocijo a los SS. Una vez terminada su tarea, los peluqueros trataban de hacerse con todas las prendas que podían para después distribuirlas según las necesidades. Después de la ducha, todas las ropas eran enviadas a la desinfección.


Aragoneses en Mauthausen PARTE 2 DE 7

En Mauthausen, varios españoles trabajaron como barberos. Algunos de ellos fueron:

Félix Yébenes: Era de Toledo. Estuvo preso en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial (Mauthausen) por republicano. Coincidió allí con Esteban Pérez y Ramón Bargueño "Mermelada".

Pablo Félix Escribano-Cano: Nacido en Rasueros (Avila) en 1917. En 1930 aprende a ser peluquero y barbero con su tío en Navalperal de Pinares, y en octubre de 1936 tras el inicio de la guerra civil española escapa de Madrid donde se hace voluntario del ejército republicano. En febrero de 1939 escapa a Francia, donde es un refugiado en varios campos de internamiento. En agosto de 1940 es deportado, con otros muchos republicanos españoles del campo de Angoulême (Charente), a Mauthausen por las SS, en donde trabaja en la cantera y después trabaja como peluquero y en la cocina. En mayo de 1945, tras la liberación del campo, regresa a Francia y trabaja en la fábrica Renault en Paris-Billancourt hasta que se jubila.

Manuel Azaustre: Nació el 29 de septiembre de 1917 en Valdemeca (Cuenca). Sirviendo en el ejército francés como voluntario, es hecho prisionero el 22 de junio de 1940 en las proximidades de Sant Diè y deportado a Mauthausen el 13 de diciembre, donde tuvo el número 4.603. Volvió a España en octubre de 1956.

José Fernández Sánchez "El Inglés": Nació en La Línea (Cádiz) y miembro de las Juventudes Socialistas, se exilió a Francia en febrero de 1939 y combatió en el Ejército francés contra los nazis. Dos años después era deportado al campo de concentración de Mauthausen (Austria), donde su trabajo como barbero de los nazis le salvó de la muerte.

Josep Llombard: Cuando al grupo en el que él llegó al campo les preguntaron sus profesiones dijo que era peluquero, cosa que era verdad, porque su familia tenía una peluquería. Normalmente los peluqueros lo que hacían allí era rapar a los presos, hacían las labores de barbero, pero resulta que este chico lo que había aprendido era peluquería de señoras. Entonces, se corrió la voz entre las mujeres de los SS de que había un peluquero, y una lo llamó, le hizo un peinado estupendo y a partir de entonces fue el intocable. O sea, las señoras corrieron la voz entre los maridos, "oye, a este no nos lo lleváis por delante, porque es el que nos peina". Se mantuvo con vida hasta el día de la liberación.

Domingo Félez Burriel: Alcorisano. Al ser peluquero, “lo metieron en un barracón a cortar el pelo a los demás prisioneros y eso le permitió eludir los duros trabajos a la intemperie en la cantera”.

Tomás Pujol Llecha: Nacido el 9 de septiembre de 1919 en Flix (Tarragona). Deportado a Mauthausen el 7 de abril de 1941 teniendo el número 4.866. Superviviente del campo. Consideraba que tenia mucha suerte al ser barbero puesto que la tarea era mucho más fácil y cómoda que otras, pero también tenia que asistir al primer ritual de deshumanización de los prisioneros que llegaban (traje de rallas, el número, pelarles al cero..) viviendo 5 años el espanto de aquellos que entraban en un reino incomprensible de muerte y dolor. Volvió a España a finales de los 1980.

Florencio Barrameda: Detenido en el Frontstalag 1940 (campo de concentración francés), deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1.941 con el número 5.422.

José Garcés Marín: Nacido en Villel (Teruel). Destacado dirigente del FETE-UGT y del PSOE turolense durante la II República.

Salvador Ruiz: Nacido en Manzanares (Ciudad Real). Era peluquero de profesión, destreza que le sirvió para convertirse en el barbero de los SS. Como preso de oficio, ocupaba un lugar en la barraca nº 2, y pudo disfrutar, especialmente en los últimos años, de ciertas dispensas o concesiones que el resto carecían. Se alimentaba de la comida que les sobraba a los soldados a los que acicalaba, por lo que su ración de preso la repartía entre sus compañeros. Tras la liberación, rehizo su vida en Francia y murió cerca de Narbona años después.


Aragoneses en Mathausen PARTE 3 DE 7


Un prisionero español, aragonés por más señas, y llamado Manuel (el Maño) fue probablemente el primer español que alcanzó el puesto de kapo. Lo obtuvo en el Baukommando, para construir la muralla, y de ese modo logró también colocar a otros españoles como Kapos. El madrileño Manolo Alamán se convirtió en kapo del kommando de la sastrería. Otro español llamado Checa pasó a ser kapo de las cocinas. Ello permitió al catalán Joan Tarragó, líder del grupo del PSUC en Muthausen, encontrar ocupación allí, En realidad era zapatero de profesión, pero había trabajado una vez en un hotel, y sobre esta base la red de los españoles lo convirtió en cocinero. 

Teniente Bruckner de la SS para quien trabajaba Mariano Constante..
En cuanto a Mariano Constante, trabajó en el kommando del crematorio hasta finales de 1942, en que atrajo favorablemente la atención de Bachmayer. Este ya había elegido a su criado (el prisionero Karl Oliva), pero nombró a Constante criado de su administrativo jefe, el Oberscharfürer Willy Weber. El tal Willy Weber fue un conocido pederasta, que aprovechaba su influyente posición para ganar buenos puestos para sus amantes en los comandos de trabajo (Fabréguet, “Mauthausen”, página 857). Constante, en su libro (Los años rojos), relata la impresión que le produjo a su llegada a Mauthausen la visión de los avances homosexuales de que fue testigo, pero no menciona la conducta sexual de Weber. 

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Constante atribuye su suerte a una supuesta matanza de los doce prisioneros que servían como ordenanzas de los SS, todos ellos verdes o negros alemanes, que fueron apresados, encadenados a la puerta y entregados a los perros, todos murieron. Constante llega a afirmar que entonces se les permitió escoger a siete prisioneros para reemplazarlos, y seleccionó a tres comunistas (Luís García Manzano, Ángel Ruiz y Miguel Sierra) mientras que el resto eran trotskistas, anarquistas o católicos. (Constante, M: “Yo fui” página 72).

 
Mariano Constante. Foto ficha del Archivo del Campo de Mauthausen.
Mariano Constante en su madurez.

Constante, con su habitual falta de modestia, presenta este hecho de su elección como excepcional:”Yo era el único español al que le habían dado un puesto tan importante”, dijo, olvidándose de otros (Climent, De Diego, Antonio García) que habían obtenido con anterioridad a él o en esa época, otros puestos bastante más notables que el suyo. Los ordenanzas tenían como misión limpiar las letrinas de los SS y ocuparse de su ropa sucia. Con todo, los prisioneros elegidos para esta tarea no podían más que alegrarse por su buena suerte frente a la suerte de los demás.


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Pocos hechos fueron más importantes para los españoles que el que Juan De Diego fuese promocionado a la Lagerschreibtube. De Diego, que había llegado a Mauthausen el 6 de agosto de 1940, con el primer contingente de españoles, recibió el número 3156. El que recibiera ese número no quiere decir que solo le precedieran 3.155, tal como descubrió rápidamente en su nuevo puesto. Los nombres de los prisioneros se escribían en el registro a lápiz. Cuando un prisionero moría, se borraba el nombre y se sustituía por el del nuevo poseedor del número. Así, en los primeros años de Mauthausen la población total de prisioneros no superó oficialmente los 3,000. El Objetivo era ocultar la verdad (MacDonald, página 301).

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De Diego desde su llegada a Mauthausen hasta el 1 de marzo de 1941, trabajó, como todos los demás presos, en la cantera del campo. 
 
Juan De Diego.
El traslado de De Diego a la Lagerschreiber fue el resultado  de varias circunstancias afortunadas para él.  En 1940 , Bachmayer había escogido como su Lagerschereiber 1 a un austriaco de triángulo verde, Josef Leitzinger que empezó a trabajar en el barracón nº 1 a las órdenes del Rapportfürer Dostoevski, que se aprovechaba de sus privilegios maltratando por ejemplo al barbero a que acudiera hacia él a cuatro patas o arrastrándose sobre su barriga. Este personaje como tenía libertad para conceder favores, eligió a Mario Arnijas, un tenor aficionado español cuya voz Leitzinger quería oír en la oficina. También lo apreciaba por su voz el Gauleiter Eigruber en sus frecuentes visitas al campo, con lo que Arnijas fue reclamado para entretenerlos. Así se libró del trabajo más mortífero, pero no por ello le alimentaban mejor y más tarde se las arregló para ser trasladado a un kommando de servicio donde comía mejor, y logró sobrevivir a la guerra. En el momento en que Arnijas dejó la Schreibstube, en febrero de 1941, propuso que su amigo Juan De Diego heredara el puesto.

Aragoneses en Mathausen PARTE 7 DE 7
 
https://www.youtube.com/watch?v=cep_TFee9XY

No podemos disponer de testimonios orales o escritos  sobre la vida de Juan Ortiz Garrido en el campo de Mauthausen, si hubo otros compañeros de reclusión en estos campos que han dejado testimonio escrito y aportan interesantes datos sobre su experiencia de trabajos durísimos, hambre, enfermedad y desolación por tanta dignidad humana ultrajada. Con este fin recogeremos estos testimonios de manera literal. 

El rico testimonio de Eduardo Escot Bocanegra, (nacido en Olvera en la Sierra de Cádiz en 1919) del que entresacamos los textos entrecomillados. Eduardo nacido en el seno de una familia humilde que aprendía el oficio de zapatero hasta que la guerra civil truncó su futuro, dice:

“En algunos libros se dice que los campos de Francia eran peores que los de Alemania y eso no es verdad, no es verdad… De mi etapa en Barcarés no hay nada reseñable, solo fui a hacer vendimias en 1939 pero sin que nos pagaran, el gobierno francés nos había movilizado sin nuestro consentimiento y nos dieron la paga de soldado por hacer la vendimia… Mas tarde el gobierno francés planteaba dos opciones: o alistarte en la Legión extranjera o en las compañías de trabajo. Nos hicieron soldados por la fuerza. Acabé en una compañía de trabajo militarizada con uniforme francés”.

Cuando las tropas nazis ocuparon las líneas en mayo de 1940, la compañía de Eduardo fue apresada de inmediato en Belfort, en la frontera alemana. Tras unos meses como prisionero de guerra, se produjo su deportación  el 27 de enero de 1941.
Dice Eduardo: “Fuimos hechos prisioneros de guerra en Blefort y de allí nos trasladaron al Stalag XI-B, cerca de Hamburgo. Estábamos en el ejército francés y por lo tanto éramos prisioneros de guerra. Los alemanes burlaron el tratado internacional y nos declararon “rotspanien”, rojo español, y nos mandaron a Mauthausen. De allí salió la expedición más fuerte de españoles que ha llegado a Mauthausen. Íbamos más de mil. En expediciones sucesivas fue llegando más gente,… Cuando salimos del Stalag no éramos conscientes de nuestro destino. Pero la llegada fue reveladora. Vimos a un hombre con una carretilla, vestido con las rayas, cuando yo vi aquello dije: quizás ninguno vuelva, ya estamos listos. Lo vi muy rápido entonces. Es la impresión que te llevas enseguida…Nos pelaron y cuarentena. Todo desapareció, yo tenía muchas fotos, la documentación de oficial…Nos dejaron desnudos…”
 
Otras fotos del día de la desparasitación general en Mauthausen.

A este respecto del momento de la desinfección a la llegada dice el testimonio de Juan Blas de la Corte Gómez, exdeportado nº 5015:
“Una vez allí, enseguida nos hicieron desnudar y hubo una desinfección, nos pelaron de arriba abajo, hasta los cojones, y nos pusieron un pequeño traje, un pantalón y una chaqueta de rayas. Y el día después a trabajar, claro”.

Una de las  primera experiencias de Eduardo en Mauthausen fue la de bregar contra el acoso sexual a que eran sometidos los reclusos más jóvenes. En los campos, como suele pasar en todos aquellos otros recintos, conformados exclusivamente por hombres, las prácticas homosexuales, consentidas o no, y pederásticas eran, si no frecuentes, al menos no inusuales. En este sentido, era habitual que algunos presos que ocupaban puestos de relieve en el organigrama del campo, mayoritariamente delincuentes comunes alemanes, los Kapos, los jefes de barraca,  y ordenanzas de los SS, contaran con los servicios de muchachos agraciados a cambio de mejorar por ello ligeramente sus condiciones de vida, por ejemplo, a través de la alimentación (Gavilanes, 2005).

Dice Eduardo Escot Bocanegra: “Voy a contar algo que antes no hice…Yo era un hombre imberbe cuando llegué a Mauthausen con 21 años. Tres días después, en la barraca, había un alemán que hablaba francés muy bien y empezó a darme chorizo y todo eso cuando ya estábamos muertos de hambre. Me daba chorizo y margarina. Era un prisionero político alemán y tan solo una semana después me dijo claramente:”Bueno, tú sabes por qué te doy esto”. Dije.”Si”. “Pues si no vienes a la cama conmigo, no te doy más. ¡Fuerte eso! Es mala suerte. Pues cuando estés delgadito entonces vendrás a buscarme y entonces no te querré, no querré nada contigo,” Así mismo…”
 
Alambrada con el rocio de la noche.


A parte de la presencia de Juan Ortiz Garrido se puede constatar la presencia de otros paisanos nuestros de pueblos de los alrededores de Lahiguera, suponemos que entre muchos de ellos se crearan vinculos de amistad y ayuda. Era un grupo de paisanos de los pueblos de nuestro alrededor, tal como reseñamos a continuación:



Nacidos en Andújar (8):

1.- Mariano Delgado Reca (01/01/1919) de la prisión: XII-C (Wiebelsheim) nº de prisionero 49, deportado 14/05/1941. Primer lugar de deportación Mauthausen matrícula en Mauthausen 3183, que después fue a Gusen y tomó nuevo número de matrícula 14615, fallecido en Gusen (31/12/1941).

2.- Juan García Criado (15/01/1914) de la prisión X-B (Sandboste) nº de prisionero 84.065, deportado en fecha 03/04/1941 a Mauthausen  con matrícula 3396, y después a Gusen (29/03/1941) con matrícula en Gusen 11.597, fallecido en Gusen (02/12/1941).

3.- Francisco Garrido Ruano (03/10/1915) prisión VII-A (Moosburg) nº de prisión 17.889, deportado 31/08/1941 a Mauthausen con matrícula 4390, y después a Gusen (20/10/1941) con matrícula 14498, fallecido en Gusen (11/05/1942).

4.- José López Morón (05/08/1918) prisión XI-B (Fallingbostel) nº de prisión 87.230, deportado en fecha 27/01/1941 a Mauthausen matrícula 6010, después a Gusen (30/06/19419 con matrícula 13064, fallecido en Gusen (10/12/1941).

5.- Leonardo Martínez Andújar (03/08/1917) prisión XI-B (Fallingbostel) nº de prisión 44.181 deportado en fecha 08/09/1940 a Mauthausencon matrícula 4274, y después a Gusen (29/03/1941) con matrícula 11742 fallecido en Gusen (13/01/1942).

6.- Miguel Muñoz Martos (24/08/1896) procedía de la prisión de Burdeos (09/08/1944), deportado en fecha 28/08/1844 a Dachau con matrícula 94248, consta como liberado sin fecha.

7.- Pedro Ortega Berdejo (01/01/1920) de la prisión XVII-B (Krems-Gneixendorf) fecha deportación a Mauthausen en fecha 19/12/1941, liberado en Mauthausen en fecha 05 de mayo de 1945) junto a Juan Ortiz Garrido.

8.- José Porras Clemente (19/03/1916) prisión XI-A (Altengrabow) nº de prisión 2.561, deportado 26/04/1941 a Mauthausen con matrícula 3970 y después a Gusen (20/10/1941) con matrícula 13894, fallecido en Gusen (23/03/1942).



Nacidos en Arjona (3).

1.- Luis Escuín Garrido (01/01/1914) procedía de la prisión XII-D (Trier) nº de prisiónero 55.624, fue deportado 25/01/1941 a Mauthausen con matrícula 3836, después a Gusen (30/06/1941) con matrícula 13224, fallecido en Gusen (23/01/1943).

2.- Antonio Jiménez Simón (01/01/1900) de la prisión XII-D (Trier) nº de prisión 70.378, deportado a Mauthausen en 25/01/1941 con  matrícula 4213 y después  Gusen (17/0271941) con matrícula 10636, fallecido en Gusen (14/11/1941).

3.- Manuel Pérez Garrido (02/02/1916) de la prisión XII-D (Trier), deportado a Mauthausen fecha 03/04/1941 con matrícula 4271, liberado en Mauthausen en fecha (05/05/1945) junto a nuestro paisano Juan Ortiz Garrido.



Nacido en Arjonilla (1)

1.- Juan Tortajada López (07/04/1913) procedía de la prisión XVII-A (Kaisersteinbruch) deportado a Mauthausen en fecha 07/04/1941 con nº de matrícula 5018, liberado en Mauthausen en fecha (05/05/1945) junto a nuestro paisano Juan Ortiz Garrido. Este arjonillero Juan Tortajada López y Juan Ortiz Garrido estuvieron todo el tiempo de deportados juntos, posiblemente fueran buenos amigos, dado que siguieron el mismo recorrido tanto en fechas como en lugares y liberación.



Nacido en Escañuela (1)

1.- Sebastián Alós García (08/03/1906) procedía de la prisión V-D (Estrasburgo) con nº de prisión 2.836, fue deportado a Mauthausen en fecha 13/12/1940 con matrícula 4567, y después a Gusen (17/02/1941) con matrícula 10931, fallecido en Gusen (21/12/1941).

Nacido en Jamilena (1)

1.-José Liébana Colmenero (22/08/1916) procedente de la prisión XVII-A (Kaisersteinbruch) con nº de prisión 80.292, deportado a Mauthausen 07/04/1941 con matrícula 4729 y después  Gusen (20/10/1941) con matrícula 13721, fallecido en Gusen (06/01/1942). José Liébana Colmenero estuvo junto a Juan Ortiz Garrido en la prisión XVII-A e ingreso deportado en Mauthausen en la misma fecha 07/04/1941, aunque después fue cambiado a Gusen donde murió.



Nacidos en Lopera (2)
1.- Manuel Hombrado del Pino (10/05/1910) de la prisión V-D (Estrasburgo), deportado a Mauthausen  en fecha (13/12/1940) con matrícula 4881, fue liberado en Mauthausen en fecha 05/05/1945 al igual que nuestro paisano Juan Ortiz Garrido.
2.- Francisco Navarro Huertas (12/04/ 1910) prisión XI-A (Altengrabow), deportado a Mauthauen 26/04/1941 con matrícula 4311 y después a Steyr, fue liberado en KLM en fecha (05/05/1945).

Nacidos en Porcuna (7)
1.- Rafael Aguilera Moreno (12/05/1913) procedente de la prisión de Angulema, deportado en fecha 24/08/1940 a Mauthausen con matrícula 3989, liberado en KLM (05/05/1945).
2.- Benito Garrido Bellido (14/04/1916) procedente de la prisión XVII-A (Kaisersteinbruch), deportado en fecha 07/04/1941 a Mauthausen  con matrícula 4681 trasladado a Gusen, Mauthausen con matrícula 32643 y liberado en KLM en fecha 05/05/1945. Benito fue deportado junto con Juan Ortiz a Mauthausen en la misma fecha 07/04/1941 y volvieron a ser liberados en la misma fecha.
3.- Antonio González Quero (30/09/1915) venido de la prisión XVII-A (Kaisersteinbruch) con nº de prisión 80.148, deportado a Mauthausen en fecha 07/04/1941 con matrícula 4688, después a Gusen (20/10/1941) con matrícula 13913 fallecido en Gusen el 06/11/1941. Antonio estuvo en la misma prisión que Juan Ortiz y fue deportado a Mauthausen en la misma fecha.
4.- Antonio Peláez Torres (12/08/1918) procedía de la prisión XII-D (Trier) deportado  a Mauthausen en fecha 25/01/1941 con matrícula 4461, después a Linz I, desaparecido en Linz I (25/07/1944).
5.- Luis Serrano Villa (21/07/1907) procedía de la prisión de Compiégne (26/07/1944), deportado a Neuengamme  y después a Watenstedt-Salzgitter, fallecido en este lugar en fecha 06/01/1945.
6.- Pablo Torres Gutiérrez (24/06/1919) de la prisión de Angulema, deportado a Muauthausen en fecha 24/08/1940 con matrícula 4048 y después a Gusen (17/02/1941 con matrícula 10849, fallecido en Gusen (05/02/1942).
7.- Manuel Quesada Olmos (02/01/1903) prisión XI-B (Fallingbostel) nº de prisión 41.656, deportado a Mauthausen en fecha 08/09/1940 con matrícula 4329 y después a  Gusen (17/02/1941)  con matrícula 10875, fallecido en Gusen (18/09/1941).

Nacidos en Villanueva de la Reina (3).
1.- Andrés Camón Valbuena (14/03/1915) procedía de la prisión XI-B (Fallingbostel), deportado a Mauthausen  en fecha 27/01/1941 con matrícula 6261 y después a Gusen (20/10/1941) con matrícula 44133, liberado en KLM en fecha 05/05/1945.
2.- Juan Casado Morales (08/04/1918) de la prisión XII-D (Trier) deportado a Mauthausen 25/01/1941 con matrícula 4472 y después a Gusen (08/0471941) con matrícula 44134, liberado en KLM en 05 /05 /1945.
3.- Santiago León Andújar (11/10/1916) de la prisión XI-B (Fallingbostel) nº de prisión 44.183, deportado a Mauthausen en fecha 08/09/1940 con matrícula 4360 y después  a Gusen (29/03/1941) con matrícula 11556, fallecido en Hartheim (10/02/1942).
 
Juan Antonio y Victoria Ortiz Cubillas, hijos de Juan Ortiz Garrido e Isabel Cubillas. Abajo los mismos unos años más tarde.




Entre la llegada del primer grupo de españoles el día 6 de agosto de 1940 y hasta mediados del año 1942, se produjo la muerte de la mayor parte de ellos, se calcula que unos 5.000 de los 7.200 que pasaron por el campo, con una media de vida de escasos meses durante este periodo. A partir del verano de 1942, la nueva política dictada por la administración de los campos, estuvo más orientada a la preservación  de la mano de obra necesaria para la industria de guerra alemana, lo cual se tradujo en una mejora de las condiciones de vida de los presos. 
 
De derecha a izquierda: Juan Ortiz Garrido, su nuera Silvia, Isabel Cubillas, su esposa y su hijo Juan Antonio el día de su boda. Abajo el nuevo matrimonio.

Muchos de los supervivientes deben la vida a estas nuevas condiciones dictadas, donde también fue muy importante la veteranía del colectivo de españoles, que sobrevivieron a etapas anteriores, y al establecimiento de los fuertes lazos de solidaridad que habían ejercido desde el principio, lazos que llegaron a producir respeto y admiración de los internos de otras nacionalidades, especialmente de los presos polacos.
La inmensa mayoría de los republicanos españoles prisioneros de la Wehrmacht había llegado a Mauthausen entre 1940 y 1942. A partir de 1942, la causa por la que muchos otros españoles fueron deportados a este campo, y a otros, fue la consideración de su participación en la Resistencia francesa contra la ocupación alemana. En estos casos las deportaciones no se realizaron desde los Stalags o prisiones, como fue el caso de Juan Ortiz Garrido; sino que se recluían en cárceles y centros de detención controlados por las autoridades de ocupación o por la Gestapo. La mayoría de los republicanos españoles que fueron deportados en estas circunstancias fueron enviados a campos como Buchenwald, Dachau, Flossenbúrg o Neuengamme. En estos campos los españoles no formaron un grupo nacional tan importante numéricamente y a la vez tan compacto, como lo fue el grupo de los republicanos de Mauthausen, teniendo que integrarse en otras redes de solidaridad ya creadas por los presos de otras nacionalidades. Hubo otras deportaciones que no tuvieron como destino ningún campo de concentración, sino que los detenidos eran trasladados a prisiones situadas en distintos territorios del III Reich a prisiones como Breslau, Leipzig o Lübeck, que fueron otros lugares de internamiento de estos deportados españoles.

Las mujeres españolas que acabaron en prisiones y campos de concentración del III Reich habían sido detenidas por actividades de la Resistencia antinazi y tras su paso por diversas prisiones en territorio francés, fueron deportadas principalmente al campo de Ravensbrük.

Durante varios meses Eduardo Escot Bocanegra estuvo trabajando en las canteras de Mauthausen hasta que fue destinado al Kommando externo de Bretstein con un contingente de españoles. La misión era la construcción de una carretera en una zona de alta montaña en la región de Estiria en Austria. En ambos sitios las condiciones de vida fueron muy duras y, tal vez, sólo el apoyo mutuo que se prestaba los españoles pudo librarlo de una muerte que se cernía entre los compañeros.


“En Mauthausen entré el 21 de enero, trabajé en la cantera, y debí salir en junio–julio del 41.Todo ese tiempo estuve trabajando en la cantera cargando piedras…Entre los recuerdos que uno guarda hay alguna que otra bofetada, porque las cosas eran así. De todas maneras tuve suerte, porque había un kapo , un alemán, al que un amigo mío afeitaba en el campo, y como era kapo allí, en la cantera, para no hacernos trabajar muy pesado, nos dijo:” Los dos cogéis una carretilla y una escoba y os vais a limpiar cuando encontréis un papelito, lo limpiáis todo” Y ése nos libró un poquito del trabajo pesado, fue un kapo el que nos salvó; ellos eran los dueños y ése nos salvo porque lo afeitaba un amigo”

 
Supervivientes el día de la Liberación de Mauthausen.
Cualquier menudencia era castigada con severidad. El objetivo era humillar sin el menor atisbo de misericordia al deportado, arrebatarle su dignidad y convertirlo en un ser inmundo, inferior a la consideración a los animales.
“Al principio uno podía aguantar porque todavía se tenía algún recurso físico. Donde estaba mal del todo fue casi en la liberación. Yo no sabía si podía salir… me llevaron siete días a la enfermería, estaba casi muerto, pesaba 35 kilos.”
“Además de la organización interna de ayuda entre los españoles, que entre sus funciones tenía la de ayudar a los necesitados, era muy importante el papel de los amigos… Con los amigos se entablaban conversaciones diversas y se compartían los anhelos y las esperanzas; eran los únicos depositarios  de las frustraciones, las debilidades y las inquietudes; animaban y eran animados…, en definitiva se establecía una relación igualitaria basada en el respeto y la dignidad, muy alejada de la despótica, jerárquica y cruenta que se daba con los kapos y los SS.”…
“La vida cotidiana en el campo iba minando, lentamente, la sensibilidad. Una persona puede llegar a acostumbrarse a ver montañas de cadáveres, a oler carne quemada, entre multitud de gestos y situaciones inimaginables”…
 
Foto del día de la Liberación de Mauthausen (5 de mayo de 1945).
“El día de la liberación estábamos trabajando haciendo un refugio antiaéreo cuando llegaron los soldados americanos, y que casualidad: había muchos que hablaban español. Y más todavía, un soldado de San Antonio de Texas, al que pregunté su nombre, se llamaba Olvera, como mi pueblo. ¡Que curiosidad!, Era indio.”


Pocos días después, viajó a Paris un nutrido grupo de supervivientes, todavía vistiendo con el traje a rayas de deportado… El Centro de Acogida de Prisioneros y Deportados de Rosny sous Bois, muy próximo a la ciudad de Paris ofrecía asilo en una casa municipal a dieciocho republicanos españoles… La mayoría de  los dieciocho de Rosny sous Bois formaron familias con parejas francesas, estableciéndose en la misma localidad, como hizo el propio Eduardo.” 
 
La experiencia de Mauthausen es difícil de asimilar para un superviviente. Nunca quedarán claras las causas por las que Eduardo Escot se salvó. “La salud, los destinos más livianos, la alimentación, la juventud, los compañeros, los amigos, la consistencia física, la capacidad intelectual, la moral, las convicciones éticas, el destino…o una mezcla de todo ello y una enorme dosis de suerte.”

“¿Olvidar? No, no, no se olvidan las cosas en la vida. Todo lo que se sufre está anclado en el interior, hay que tener la fuerza moral para salir adelante, decir: Bueno… la vida es eso. Al fin y al cabo lo que hay que tener en cuenta es que la vida, la vida en sí, es una tragedia” (Checa, S. y del Río, A. 2006. Testimonio de Eduardo Escot Bocanegra, ex deportado nº 5151. pp. 80-88).

 
Nazis juzgados en Nuremberg.
El testimonio de Alfonso Cañete Jiménez, (ex deportado nº 3.872) sobre su paso por Francia es en si mismo elocuente:
“Los franceses nos conducían como si fuésemos peligrosos. Íbamos soldados desarmados, mujeres con niños, en el mes de febrero, con frío, sin comer, sin techo y nada. Poco a poco fueron mejorando las condiciones, porque tal y como estaba aquello en los primeros tiempos, era imposible resistir, pues podía haber sobrevenido alguna enfermedad u otra cosa. Así los franceses se fueron llevando a las mujeres y a los niños al interior, que tampoco es que tuvieran buenas condiciones pero sí un poco mejor.”
“ Frente a donde estamos nosotros , los franquistas pusieron unos altavoces, con la autorización del gobierno francés, lo que implicaba que había complicidades entre ambos gobiernos, y por las noches decían:”rojos, volved a España, estaréis bien…” para que la gente se pasara a España y hubo quien se marchó”…”Como había tanta miseria porque no comíamos, el gobierno francés viendo que se aproximaba la guerra europea empezó a reclutar a soldados españoles primero en la Legión Francesa, y hubo muchos compañeros que se alistaron, porque la vida en los campos era muy dura y no había ninguna perspectiva…Al final, los españoles de ese ejército, con el general Leclerc a la cabeza, que tenía un 80% de soldados españoles, porque los que se fueron a la legión eran antifascistas como nosotros, jugaron un papel muy importante en la guerra europea, porque pensaban que luchando contra los alemanes luchaban por la República española. Fueron los primeros que entraron y liberaron París. Después acabamos en las compañías de trabajo,…no podíamos vivir en esas condiciones llenos de piojos, y decidimos alistarnos en las compañías de trabajadores,… pero antes pasamos por un campo militar que había estado cerrado desde la guerra del 14 hasta que llegamos nosotros. Fuimos a limpiar aquello, a prepararlo porque estaba abandonado. Estuvimos hasta que empezó la guerra. En ese momento los oficiales franceses nos preguntaron, porque nosotros éramos civiles, si queríamos luchar contra los alemanes y todos, todos, decidimos luchar,… Nos trasladaron a un campo militar cercano a la línea Maginot. Nuestra compañía era de zapadores y fuimos a hacer fortines y trincheras que luego no sirvieron para nada. Estábamos siendo bombardeados por la artillería alemana como los franceses y estuvimos hasta que se rompió el frente. No teníamos fusiles porque éramos zapadores. Los franceses no hicieron cara a los alemanes. Mentalmente no podían hacerlo, porque los alemanes tenían un ejército moderno con un armamento formidable y los franceses no tenían nada. Así, en cuatro días, los alemanes entraron como quisieron. Nosotros, los españoles, reculamos con el ejército francés, porque éramos una organización militar francesa, en otras condiciones, pero militar. Nos disolvimos y nos metieron en un bosque, pero no nos fiábamos porque no queríamos entregarnos y preguntar cual era la situación. Los franceses no opusieron ninguna resistencia y nos dijeron que todo estaba arreglado, que no había ningún problema, que no teníamos nada que temer; al amanecer siguiente estábamos cercados por los alemanes y nos cogieron y nos llevaron a un campo de concentración. La compañía de trabajadores de Alfonso Cañete fue hecha prisionera en junio de 1940, un mes después de iniciada la invasión alemana, cuando se encontraban en una localidad llamada Saint Dizier, en el Alto Marne. Alfonso recorrió en condición de prisionero de guerra Bélgica y Holanda hasta recalar en Tréveris, en el Stalag XII D en enero de 1941. En abril del mismo año se produjo la deportación a Mauthausen.

Como resulta que Juan Ortiz Garrido, nuestro paisano, ingresó en Mauthausen en fecha 07/04/1941, no es posible que el recorrido de Juan y de Alfonso fuese el mismo, extremo que no puede confirmarse porque Alfonso ingreso en Mauthausen el 03/04/1941 procedente del campo XII D de Trier, tan sólo cuatro días antes.

Juan Ortiz Garrido, (según información de su hija Victoria Ortiz Cubillas) estuvo trabajando en granjas agrícolas de propietarios particulares austriacos, con gran aprecio de los empleadores por sus buenas cualidades de trabajador del campo, algo que había aprendido en la campiña de Higuera de Arjona desde su infancia y juventud.

Juan Ortiz Garrido fue uno de los destinados a un comando de trabajo o Arbeitskommando, de nombre variable, que estaba constituido por algunas unidades en las granjas, en la cantidad de hasta varias decenas. Había prisioneros que no regresaban por la tarde al campo de prisioneros y permanecían en las granjas o no ser que no pudieran ser alojados en las granjas. Los prisioneros que trabajaban como voluntarios o con contrato temporal, eran alquilados por la Wehrmarcht o ejército alemán a los empleadores dueños de las granjas, minas, canteras de piedra, fábricas, etc., que recibían una dieta o indemnización del Ejército por su mantenimiento. Los prisioneros recibían un salario que representaba el 60% del que recibían los obreros alemanes, pero del que se deducía un porcentaje para la alimentación, el alojamiento y el fondo del campo de prisión.  El tiempo de la jornada laboral diaria podía llegar hasta las 11 o 12 horas de trabajo según las estaciones del año, a pesar de ello, los prisioneros eran mejor tratados en las granjas que en los otros puestos de trabajo ya citados.

Continua Alfonso Cañete su relato:” Allí estuvimos una buena temporada con los franceses y un buen día, en el mes de abril del año 41, llegaron los alemanes (Gestapo)… y dijeron que los españoles salieran. Ellos tenían sus listas. Nos sacaron por la noche sin saber adónde íbamos: si a España o a otro lado. No teníamos noción de lo que serían los campos aquellos. Nos sacaron a todos los españoles y nos montaron en camiones. Nos metieron en unos vagones hacinados con algunos cacharros para mear y cuando amaneció, estábamos en Mauthausen. Era el día 3 de abril del año 41.
“Allí entrabas, te daban un número y perdías tu nombre, te convertían en un animal…Nos daban un pantalón de rayas, chaqueta, camiseta y gorra. Pasábamos muchísimo frío. La vestimenta te tenía que durar todo el tiempo. Nos duchábamos todas las semanas para no contagiarlos a ellos pero la ropa era siempre la misma. La ropa no la lavaba nadie, siempre la llevabas puesta. Los calzoncillos con el tiempo iban desapareciendo, cuando se te rompían te quedabas sin ellos.”
“Un día te daban en la comida un litro o tres cuartos de agua con dos cascos de patatas y un trozo de col hervidos. Por la mañana un vaso de agua caliente. Por la noche un trozo de pan que no era de harina y un poco de mantequilla o un poco de salchichón. La comida venía preparada de la cocina del campo. Si había doscientos presos en la barraca, se repartía y te la comías en un par de bocados. Si llovía o no, siempre estabas en la calle. A la cantera llegabas a las siete de la mañana, te daban un cazo de agua y eso era para todo el mundo igual.”

El documento sonoro que incluyo a continuación nos hará comprender el tipo de vida que llevaban los confinados en los Campos de Concentración alemanes.

“Los hombres se iban consumiendo poco a poco hasta que te caías, te morías. Lloviendo, haciendo frío, a trabajar. A la enfermería no quería ir nadie, porque aunque sólo estuvieras resfriado, te ponían una inyección de gasolina y al crematorio. Estábamos como animales…Se trabajaba todo el día, desde las siete de la mañana hasta por la noche, diez u once horas al día. Lloviera o no lloviera estabas todo el día trabajando. Por la noche cuando llegabas al campo no entrabas en la barraca, te quedabas en la calle con el frío y la lluvia y allí te daban de comer. Uno se acostaba con la ropa mojada. La chaqueta te la quitabas, la ponías de cabecera y a la mañana siguiente te ponías la camiseta mojada del día anterior y muchos estaban muertos…”
“A veces, por las mañanas, nada más levantarse se contemplaba la imagen aterradora de los muertos en la alambrada, era la primera imagen matutina. La alambrada se convertía en la definitiva salida del deportado que había perdido la esperanza y no quería seguir sufriendo. En muchas ocasiones eran los SS quienes incitaban a los Kapos a lanzar a determinados prisioneros contra las vallas… he visto a hombres que los alemanes han echado a las alambradas”
Alfonso trabajó primero en las famosas canteras de Mauthausen hasta que fue trasladado a Bretstein para integrarlo en un Kommando compuesto exclusivamente por españoles. La misión: realizar una carretera para unir poblaciones en zonas de alta montaña.
“Los españoles estuvimos allí varios meses. Eso fue peor que otros campos. Éramos pocos y lo pasamos mal, porque los que custodiaban eran de la escuela nazi y por menos te daban una patada en la espalda o en cualquier sitio. Cada poco tiempo diez o quince españoles eran llevados al crematorio a Mauthausen. Nos hacían la vida muy dura en ese sitio. Era terrible…”
“Hubo una fuga en el Kommando de Bretstein de tres muchachos españoles que habían estado en la Legión y los cogieron. Al principio éramos unos cincuenta. Se escaparon tres camaradas de la barraca donde estábamos que era de los pastores de aquellas montañas, pero salieron por la misma ventana y el último cogió el pantalón de uno que estaba acostado. Por la mañana cuando se pasaban lista y se presento en calzoncillos blancos los SS le dieron una paliza tremenda. Yo no he visto un hombre con más valor y con más fuerza en mi vida. Él se cagaba en sus muertos y en la madre que los parió a los tíos que lo torturaban, en español, claro, de coraje que tenía el tío. También nos torturaron, a los cincuenta españoles. Nos tuvieron dos días formados. No podías cagar ni mear, ni comer, porque no te daban de comer, nada. Estábamos uno detrás de otro, no te podías mover; si te movías, los SS te daban cuatro o cinco palos con un vergajo. Lo malo no era eso, era cuando nos acostábamos; estábamos tirados contra el suelo boca abajo, pero el terreno era de tierra y como no podías ir al váter lo hacías acostado, cuando se meaba el que estaba en lo alto, el líquido corría delante de tus narices, y había unos mosquitos que se te metían por la nariz y no tenías más remedio que menear la cabeza y entonces te daban con el vergajo. Fueron dos días de muerte, durísimos.”
Tras su paso por el Kommando Steyr, Alfonso recaló finalmente en el campo de Gusen en donde desempeñó  diversas labores que fueron desde los duros trabajos en las canteras, hasta otros más llevaderos de limpieza. Aunque no escapó de la fatídica tarea de acarrear con los cadáveres de los compañeros para llevarlos a las puertas del crematorio.
“Por Mauthausen pasaban todos, pero como allí no había tiempo para quemar a todos los que estaban malos y ya no servían para trabajar, se los llevaban a Gusen para que murieran. Y allí los quemaban. En Gusen  morían trabajando y también gaseados. Yo estuve en un grupo donde a los que iban muriendo se les llevaba en carretillas. Los hombres estaban gastados, los llevábamos en carretillas hasta la puerta del crematorio y allí había otro personal cuyo oficio era quemar hombres. A éstos cuando les llegaba su hora, acababan igualmente en el crematorio. Los que se dedicaban a quemar eran personas que llevaban ya un tiempo en el campo y estaban degenerados, preferían matar …antes que trabajar en la cantera...Eran sobre todo alemanes y de otras nacionalidades, pero españoles no creo que hubiera ninguno. Los españoles hemos estado en la cantera y en otros trabajos, en las cocinas y en todo eso pero no metiendo cadáveres en los crematorios, al menos que yo sepa”.

“En campos como estos donde había tantos muertos todos los días, llegaba un momento en que uno se atrofiaba, no perdías la moral sino la noción, no se veía el horizonte con un tratamiento deshumanizado. Allí, por ejemplo, ibas al váter por la noche pisando a los hombres, unos debajo de otro y otro, que estaban allí para ser llevados al crematorio. Veías todos los días el humo de los crematorios y cuando llevas allí años ya no te impresiona. Te acostumbras al olor a carne humana.”

“Muchos ex deportados  coinciden en que una de las causas primordiales por las que han sobrevivido a los campos de exterminio… ha sido la de mantenerse férreos en las convicciones y moralmente fuertes. El poder agarrarse con fuerza a un ideal religioso, caso de los católicos polacos sobre todo, o político, en la gran mayoría de los republicanos españoles, suponía un sutil y preciado bálsamo. La moral alta estaba estrechamente relacionada con la propia salud física y psíquica. Así, una persona debilitada moralmente se consumía físicamente de manera acelerada hasta la muerte”

El fin de la guerra 1: El último día.
 
Liberados en Mauthausen día 5 de mayo de 1945. Entre ellos nuestros paisano Juan Ortiz Garrido.
Siendo las 13 horas y 12 minutos del sábado 5 de mayo de 1945, entraban los libertadores en Mauthausen para abrir las puertas de aquellos fatídicos campos de exterminio, dejando libres a los luchadores republicanos que lograron sobrevivir entre aquellas trágicas alambradas electrificadas durante cinco años. Al final, de los doce mil republicanos españoles deportados por los distintos campos de concentración nazis, ¡¡diez mil!! fueron exterminados. “Por fin, el 5 de mayo de 1945 las tropas norteamericanas liberan el campo de Gusen. Dos horas antes habían entrado en Mauthausen. Poco después lo harían en Ebensee. Con anterioridad los SS habían abandonado las instalaciones y con ellos los kapos, los jefes de barracón y todo prisionero con mala conciencia que temiera posibles acciones de venganza por parte de los compañeros.” Primero llegó una avanzadilla americana que abandonó el campo poco después y durante veinticuatro horas Mauthausen quedó a merced de los presos. Los detenidos tomaron la armería de los SS y ocuparon posiciones en los alrededores del campo; había rumores de un posible retorno de las SS.

Foto del día de la Liberación de Mauthausen.
“No fue un día importante porque habíamos perdido la noción de todo. Hubo alegrías, pero no una fiesta. Las cosas en ese momento estaban muy difíciles. Los americanos llegaron, abrieron las puertas del campo y nos dijeron que estábamos liberados, pero se fueron y, claro, la guardia del campo, los SS que eran muy peligrosos seguían por los alrededores. Nosotros no podíamos hacer palmas y sospechábamos que los alemanes podían regresar para vengarse de nosotros. Afortunadamente no ocurrió. Una vez que los americanos liberaron aquello se marcharon muchos: los checos a su país, los yugoslavos al suyo…Yo pesaba muy poquito, no sé cuanto. Estábamos alegres, contentos, pero tristes a la vez porque los demás iban todos a su país y nosotros no volvíamos a España”.
“Los americanos se llevaron a todos los deportados españoles y franceses que quisieron ir a Francia….Nosotros, unos diez o doce, nos quedamos ocho días en Gusen esperando que pasara un poco el peligro porque los alemanes estaban escondidos, nos fuimos a Viena y estuvimos con los soviéticos…Estuvimos allí unos cuantos meses, hasta octubre del mismo año, en que vinimos a Francia…” (Checa, S. y del Río, A. 2006. Testimonio de Alfonso Cañete Jiménez, ex deportado nº 3.872. pp. 69-78).

Hay ciertos aspectos del periplo que llevó a los deportados al campo de Mauthausen, que coinciden en muchos casos con lo relatado en otros de los testimonios referidos, por ello y para no repetirnos tomaremos exclusivamente parte el testimonio de Juan Blas de la Corte Gómez natural del Cerro del Andévalo en Huelva. Su testimonio muestra la llegada del ejército americano, la liberación de Mauthausen y su vuelta a Francia, y dice así:
“De esta forma aguanté hasta 1945, fecha en que llegaron los americanos. Un tanque y dos camiones entraron por la puerta principal del campo y después se tuvieron que marchar porque la tropa estaba muy lejos todavía. Nos dijeron los americanos que cogiéramos todas las armas que pudiéramos para defender a los que estaban muy agotados. Estuvimos con esta actividad desde 5 de mayo hasta el día 29 de ese mes. Porque los SS estaban por los campos escondidos. Los franceses fueron los primeros que se montaron en unos camiones con dirección a Linz, donde se encontraba el campo de aviación. Después fuimos nosotros los españoles. En Linz estuvimos un día y una noche porque había 10 o 12 aviones americanos que nos llevaron a Francia. Unos a Marsella, otros a París. En el campo de aviación desembarcamos del avión y nos pusieron los honores. Había una compañía de soldados, un general, además de muchos oficiales. Y allí estaban los autobuses que nos llevaron al centro de París. Fuimos al Hotel Lutecia, en el desinfectaron la ropa, nuestros cuerpos y nos dieron ropa nueva. Esto estaba organizado por la Cruz Roja. Allí estuvimos cuatro días. Después nos llevaron a una casa de descanso y estuvimos un año seguramente. Me puse a trabajar en una fábrica de sidra alrededor de cuatro años. Ya teníamos la comida y ropa gratuita, además de que todas las semanas recibíamos paquetes para los deportados… (Checa, S. y del Río, A. 2006. Testimonio de Juan Blas de la Corte Gómez, ex deportado nº 5015. pp. 65-66).

En la primavera de 1945 los campos de concentración alemanes fueron liberados. Para los españoles que habían sobrevivido a este infierno se abría una etapa esperanzada en otro lugar del mundo. Los aliados habían ganado la guerra, los regímenes nazi y fascista habían caído.
Juan Antonio tiene a Silvia, su primera hija, después viene el niño de abajo con cara tan despierta. La niña de abajo derecha puede ser la mayor de Victoria. Foto enviada a su amiga María Lara Mercado con fecha 27 de diciembre de 1958.

Los años pasan y la familia empieza a recibir retoños de sus hijos Juan Antonio y Victoria.
Hijo de su hija Victoria
Así fue sucediéndose la odisea republicana, una odisea republicana llena de desgracias e ironías tales como, por citar un ejemplo, el trato recibido a los republicanos españoles, por parte de los británicos que liberaron territorio francés, quienes hicieron prisioneros a aquellos refugiados republicanos españoles por su “supuesta colaboración con el enemigo”. Esa supuesta colaboración no era otra cosa que el haber sido obligados a trabajar, de manera esclavista por los franceses, en la construcción del muro del Oeste (Organización Todt). Ironía tras ironía, después de haber colaborado en la resistencia francesa muchos republicanos guerrilleros (maquisards) no tuvieron el respaldo internacional esperado para acabar con la ya fortalecida dictadura franquista, iniciando por sí solos su particular "Reconquista de España" lanzándose al monte con escasos medios y tomando el Valle de Arán en 1944.

Los destacamentos autónomos españoles llegaron a sumar unos diez mil hombres armados, en vísperas de la liberación del país, en agosto de 1944. El hecho de armas más recordado es el de la liberación de París. Los primeros autos-blindados que alcanzaron la Plaza del Ayuntamiento de la capital de Francia, el 24 de agosto de 1944, a las 21 h 22, pertenecían a la famosa Novena Compañía Motorizada integrada toda ella por ex soldados del Ejército Republicano español, de la 2.ª División Blindada de la Francia Libre, al mando del legendario general Leclerc. Todos los vehículos en el radiador y en los flancos de los mismos, llevaban inscritos nombres de las batallas de la guerra de España: Madrid, Guadalajara, Jarama, Guernica, Brunete, Teruel, Belchite, Ebro y Don Quijote.

De entre la abundante lista de andaluces de las ocho provincias y las dos ciudades de Ceuta y Melilla deportados a los campos de exterminio de la Alemania nazi, en numero de 1944; hemos cotejado, uno a uno, los deportados que durante el periplo de deportación siguieron al menos los mismos pasos, que nuestro paisano Juan Ortiz Garrido, con fecha de ingreso en el campo de Mauthausen el día 07 de abril de 1945, procedentes del campo de prisioneros o Stalag XVII-A (Kaisersteinbruch) y hemos encontrado que otros 42 prisioneros entraron junto a Juan Ortiz Garrido en el campo de Mauthausen en la misma fecha del 07 de abril de 1941, los que de ellos algunos llegaron vivos a la fecha del 5 de mayo de 1945 (Mariano Constante, en “Yo fui…Página 290 añade que solo 32 seguían vivos en mayo de 1945), día de la liberación del campo de Mauthausen; mientras que otros muchos que ingresaron en el campo ese día 7 de abril de 1941 corrieron peor suerte muriendo en el subcampos de Gusen, o en otros. Gusen es un campo próximo a Mauthausen donde fueron los más débiles y los más próximos al final de su etapa de vida. En Gusen estaban los crematorios.
De esta lista enumeramos provincia a provincia de Andalucía los datos disponibles:

ALMERÍA:
1.- Juan Carreño Pérez, nacido 20/08/1917 en Gérgal, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch, con número de prisionero: 80.798. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941 y tuvo el número de matrícula 4571, después fue llevado a Gusen en fecha 20 de noviembre de 1941 donde tuvo el número de matrícula 13970 y falleció en Gusen en fecha 12 de enero de 1942.
2.- Miguel Rodulfo Barón, nacido 23/07/1901en Gérgal, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941 y tuvo el número de matrícula 4890. Fue liberado el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
3.- Francisco Cirera Sola, nacido 15/02/1905 en Gérgal-Fuente Santa, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.309. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941 y tuvo el número de matrícula 4579, después fue llevado a Gusen en fecha 20 de noviembre de 1941 con número de matrícula 14261, donde falleció el 8 de diciembre de 1941.
4.- Antonio García Cano, nacido 23/12/1905 en Mojacar, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.328. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941 y tuvo el número de matrícula 4667, después fue llevado a Gusen en fecha 20 de noviembre de 1941 con número de matrícula 13617 donde falleció el 30 de diciembre de 1941.
5.- Manuel Rodríguez Ruiz, nacido 07/10/1917 en Nijar, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941 y tuvo el número de matrícula 4889. Fue liberado el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
6.- Juan Ruiz Jáuregui, nacido 01/10/1908 en Nijar, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4915. Fue liberado el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
7.- Felipe Ayala García, nacido 24/05/1910 en Sorbas, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4518. Fue liberado en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 fecha en la que se liberó a Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
8.- Antonio Cano Martínez, nacido 29/03/1915 en Tíjola, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4567, y después pasó a Gusen el 20/10/1941 con nuevo número de matrícula 49591. Fue liberado en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 fecha en la que se liberó a Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
9.- Joaquín Gandia Martínez, nacido 28/05/1916 en Vélez Rubio, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4662. Fue liberado en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 fecha en la que se liberó a Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.

CÁDIZ.
10.- José Fernández Vázquez, nacido 11/08/1913 en La Línea de la Concepción, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4648 y después paso a Gusen y Steyr. Fue liberado en Steyr el 5 de mayo de 1945, fecha en la que se liberó a Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
11.- José Herrera Delgado, nacido 04/10/1914 en la La Línea de la Concepción, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.144. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4707 y después a Gusen en fecha 20/10/1941, con matrícula 13916 y falleció en fecha 20/02/1942 en Gusen.
12.- Francisco García Vidal, nacido 28/03/1912 en Medina Sidonia, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.330. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4677 y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14315. Falleció el 20/12/1941 en Gusen.
13.- Pedro Domínguez Ramos, nacido en 06/04/1911 en Setenil de las Bodegas, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.272. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4876 y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14288. Falleció el 12/01/1942 en Gusen.

CÓRDOBA:
14.- José Moreno Urbano, nacido 15/05/1917 en Castro del Río, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 55.287. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4797 y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14386. Falleció el 01/01/1942 en Gusen.
15.- Policarpo García Márquez, nacido 26/02/1908 en Dos Torres, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4670. Fue liberado  en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
16.- Hirilio Peña Córdoba, nacido 24/12/1917 en Espejo, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 54.686. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4844, y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14417. Falleció el 20/04/1942 en Gusen.
17.- Antonio Duque Alcaide, nacido 06/04/1915 en Montilla, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4618. Fue liberado  en KLM el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido.
18.- Juan Rodríguez Merchán, nacido 09/03/1917 en Pozoblanco, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 55.283. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4883, y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14456. Falleció el 13/01/1942 en Gusen.
19.- Juan Ramírez Fernández, nacido 29/02/1914 en Villafranca de Córdoba, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.146. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4873, y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14454. Falleció el 12/01/1942 en Gusen.
20.- Emilio Castro Rivas, nacido 09/05/1913 en Villaviciosa de Córdoba, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4578. Fue liberado  en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido.

GRANADA:
21.- Miguel Vázquez Galdeano, nacido 11/03/1919 en Albuñol-La Rabita, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 5034. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
22.- Juan Navas Povedano, nacido 02/08/1908 en Alhama de Granada, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4804. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
23.- Ramón García Tomás, nacido 27/12/1910 en Galera, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4675. Fue liberado en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido.
24.- Francisco Madrid Aguilera, nacido 17/03/1915 en Iznalloz, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4745. Fue liberado el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
25.- Antonio Romero López, nacido 01/06/1919 en Iznalloz, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4907. Fue liberado en KLM o Konzentrationslagers Mauthausen el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido.
26.- Antonio Olis Lucena, nacido 25/05/1915 en Loja, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 58.932. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4814. Falleció en fecha 07/02/1942 en Hartheim.
27.- Pedro Martínez Ortiz, nacido 08/01/1906 en Puebla de Don Fadrique-Almaciles, procedente del campo de prisioneros XVII-A con número de prisionero 80.205 en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4771. Falleció en fecha 07/09/1942 en Mauthausen.

JAÉN.
28.- Juan Tortajada López, nacido en 07/04/1913, en Arjonilla, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 5018. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
29.- Antonio Camacho Sala, nacido en 06/06/1916, en Baños de la Encina-El Centenillo, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4545 y después pasó al campo de  Ternberg, después a Melk y de nuevo a Mauthausen. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
30.- Enrique Godino Jiménez, nacido en 25/01/1920 en Jaén, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.225. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4687, y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 13565. Falleció el 10/01/1941 en Gusen.
31.-José Liébana Colmenero, nacido en 22/08/1916 en Jamilena, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.292. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4729, y después fue trasladado a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 13721. Falleció el 06/01/1942 en Gusen.
32.- Juan Ortiz Garrido, nacido 13/01/1904 en Lahiguera, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4819. Fue liberado en Mauthausen el 5 de mayo de 1945. Vivió en los alrededores de París con su familia durante 38 años más, teniendo dos hijos y seis nietos. Murió el día 3 de enero de 1983, tan solo 10 días antes de cumplir los 79 años. Había nacido en Higuera de Arjona el día 13 de enero de 1904.
33.- Rodrigo Morón López, nacido 18/04/1909 en Linares, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4799. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
34.- Benito Garrido Bellido, nacido 14/04/1916 en Porcuna, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4681, después pasó a Gusen y posteriormente de nuevo a Mauthausen con número de matrícula 32643. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en KLM o  Konzentrationslagers Mauthausen.
35.- Antonio González Quero, nacido 30/09/1915 en Porcuna, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.148. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4688, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 13913. Falleció el 06 de noviembre  de 1941 en Gusen.
 
 
MÁLAGA:
36.- Juan Galiano Morales, nacido en fecha 27/06/1906 en Casares, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941 con número de prisionero 80.134, tuvo el número de matrícula 4661, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14316. Falleció el 25 de octubre  de 1941 en Gusen.
37.- Juan Telles Moreno, nacido en fecha 08/08/1902 en Jimera de Libar, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.351. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4994, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14489. Falleció el 14 de noviembre  de 1941 en Gusen.
38.- Fernando Téllez Carrasco, nacido 03/03/1905 en Jimera de Libar, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.334. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4990, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 13847. Falleció el 23 de noviembre  de 1942 en Gusen.
39.- Juan Padilla González, nacido 24/11/1912 en Málaga, procedente del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4824. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.

SEVILLA:
40.-Manuel Montero Márquez, nacido en fecha 01/02/1907 en Aguadulce, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.304. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4791, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 14391. Falleció el 27 de noviembre  de 1941 en Gusen.
41.- Rafael Sánchez Mendoza, nacido 21/08/1904 en Lora del Río, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 80.200. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4941, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 13722. Falleció el 13 de marzo de 1942 en Gusen.
42.- Francisco Bermúdez García, nacido en fecha 14/03/1912 en La Puebla del Río, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch con número de prisionero 71.145. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4535, después pasó a Gusen en fecha 20/10/1941 con número de matrícula 13825. Falleció el 20 de enero  de 1942 en Gusen.
43.- Antonio Marín Salmerón, nacido en fecha 25/02/1905 en Valencina de la Concepción, procedía del campo de prisioneros XVII-A en Kaisersteinbruch. Ingresado en el campo de Mauthausen el día 7 de abril de 1941, tuvo el número de matrícula 4747. Fue liberado  el 5 de mayo de 1945 junto con Juan Ortiz Garrido en Mauthausen.
 
Grupo de nietos de Juan Ortiz Garrido.

Grupo de nietos de Juan Ortiz Garrido e Isabel Cubillas. A la izquierda los cuatro de Juan Antonio, a la derecha con la cruz azul sobre sus cabezas los hijos de Victoria.
Isabel Cubillas envió a su amiga María Lara Mercado con satisfacción la foto de su nieta Silvia, hija de Juan Antonio, cuando cumplió los 15 años.
Con el paso de los años todos encuentran el camino y el proyecto de sus vidas.  El recuerdo de Mauthausen pasó. En esta foto un recuerdo de la boda de su nieta, hija de Juan Antonio.

Según la lista de los 1944 publicada en (Checa, S. y del Río, A. 2006. pp. 222-257.) de los 43 prisioneros que el día 7 de abril de 1941, entraron deportados a Mauthausen procedentes del campo de prisioneros o stalag XVII-A en Kaisersteinbruch, de ellos Juan Ortiz Garrido y 21 más quedaron supervivientes en Mauthausen, excepto uno que fue liberado en Steyr  y los restantes 21 murieron en su gran mayoría en el subcampo de Gusen y en algún caso en Hartheim.



En el campo de exterminio nazi de Mauthausen (Austria) fueron asesinadas 200.000 personas. Más de 7.000 eran españolas. Solo uno de cada tres presos sobrevivió al proceso exterminador del infierno austriaco. En Mauthausen se decía “que se entraba por la puerta y se salía por la chimenea”. Aunque algunos lograron vivir para contarlo, como es el caso de Juan Ortiz Garrido, nuestro paisano republicano capturado en Francia por los nazis, que sufrió este infierno durante más de cuatro años, y sobrevivió a él.

Equipo de futbol que jugaba los domingos por la tarde en Mauthausen.
Ya fuese debido al azar, al destino o a una innata capacidad para sobrevivir, Juan Ortiz Garrido salió con vida de la pesadilla de Mauthausen. Tras sobrevivir al holocausto, debió hacer frente a las sombrías condiciones sociales, políticas y económicas que se cernían sobre su vida de exiliado en Francia para asumir un nuevo cometido: luchar por la agrupación de su familia, emprender una vida nueva, olvidando en lo posible lo pasado, sin el reconocimiento de la labor de quienes, como él, se vieron envueltos en una situación de guerra, y que sin causa reconocida de asesinatos en aquellos años, tomaron la decisión de exiliarse aconsejado por sus familiares más próximos, a la vista de los encarcelamientos y represalias que se produjeron al final de la guerra o en último caso combatieron en defensa de unos ideales, y trataron así de guardar en la memoria una lucha fraticida; para que jamás la humanidad vuelva a caer en la misma barbarie.


El primer español asesinado en el campo de concentración de Mauthausen fue un malagueño y el último un almeriense, a tres semanas de que fuera liberado por las tropas estadounidenses en 1945. Los dos eran exiliados republicanos procedentes de Francia.


Genevieve Dreyfus-Armand fue una de las principales estudiosas del exilio español en el país vecino, y para completar la anécdota decir que un alcalde de Argèles-sur-mer, en cuyas playas fueron confinados miles de republicanos, es hijo de uno de ellos.

 
Cinco kapos  republicanos españoles: Indalecio González  González, Laureano Navas García, Moisés Fernández Pascual, Joaquín Espinosa Muñoz y Domingo Félez Burriel

Los españoles fueron el único grupo nacional que persiguió a los kapos compatriotas por los crímenes que cometieron como kapos, haciéndoselos pagar muy caros. El “Negus” (José Palleja Caralt), conocido en Mauthausen por este apodo, llego a tener fama en varios de los Nebenlager donde trabajó. Notorio pederasta, pegaba a sus compañeros, incluidos los enfermos, por el mero placer de hacerlo, más de uno murió de sus palizas. Este Palleja hizo de los franceses sus víctimas preferidas, en venganza por los meses que pasó recluido en 1939 en Argéles sur Mer. El capitán francés Billotte, marcado de por vida por sus golpes, se enfrento contra el en el tribunal militar de Toulouse después de la liberación. Lo describió ante el tribunal como el “más terrible de los kapos: los kapos de otros campos amenazaban a los prisioneros con trasladarlos bajo la atención de “Negus” si les daban problemas, y todos sabíamos lo que eso significaba”. Aunque algunos de los kapos españoles murieron de forma anónima, ejecutados por sus compañeros presos el día de la liberación, cinco aparte de Palleja, fueron llevados ante un tribunal de justicia de los aliados. De esos cinco, hubo acuerdo en que el peor de todos fue Indalecio González González, llegado a Mauthausen en enero de 1941, y que en tan solo un mes fue nombrado Oberkapo en Gusendonde estaba al frente de unos 14 o 16 kapos, de 40 a 45 kapos ayudantes y 1.600 prisioneros, se recuerda de él que en septiembre de 1944 mató a siete prisioneros empujándolos a un pozo lleno de excrementos humanos. El segundo de estos kapos españoles, distinguidos por su mal comportamiento era Laureano Navas García, un oficial del ejercito republicano de 22 años que llegado a Mauthausen en enero de 1941 fue enviado a Gusen en junio de ese mismo año como kapo de los aseos, con entre cinco y ocho españoles a su cargo, y después se le dio un kommando de 60 a 70 españoles para arreglar unas vías de ferrocarril en Kastenhofen y después volvió a Gusen. Navas había sido herido en la mano derecha durante la guerra civil española, y lo hacía todo con la izquierda, incluidos los golpes que propinaba a los prisioneros. El tercero en cuestión era Moisés Fernández Pascual, que llego a Mauthausen en diciembre de 1940, y en enero de 1942 fue enviado a Steyr, donde sirvió como kapo desde 1943 hasta 1945 y se gano el apodo de “César”. El cuarto, Joaquín Espinosa Muñoz, era un analfabeto que fue nombrado kapo de cocina, primero en Gusen I desde mayo de 1941 y luego en Gusen II a partir de 1944, se refiere de él que en enero de 1943 con una temperatura de 15 grados bajo cero, en un incidente levantó a dos polacos y los introdujo en un recipiente usado para las patatas. El agua les llegaba hasta la cintura y Espinosa los tuvo así durante veinte minutos, golpeándoles cada vez que intentaban escapar. A los polacos nunca se les volvió a ver, en la escena no había ningún SS presente. Finalmente el quinto era Félix Domingo Burriel, apodado “el loco”, con tan solo 19 años cuando llegó a Mauthausen, fue asignado a Gusen desde enero de 1941 a agosto de 1943, y a Neudorf entre septiembre de 1943 y la evacuación de abril de 1945. Desde noviembre de 1942 realizo el trabajo de Friseur, y en enero- febrero de 1945 se le ordenó que marcara a un grupo de 180 prisioneros judíos, húngaros, franceses y yugoslavos con la letra Z, que significaba su envío a la cámara de gas. No se le pudo establecer responsabilidad personal y fue el único de los cinco que fue absuelto por el tribunal aliado.

Documental completo sobre el nacimiento del partido nazi hasta final de la II Guerra Mundial





En mayo de 1945 los SS tuvieron la ocasión de huir, y así lo hicieron, pero los kapos no pudieron seguirlos, y en la liberación de Mauthausen el 5 de mayo de 1945, muchos de los peores habían sido muertos a golpes, antes de que pudiera haberse establecido adecuadamente su identidad y su historia. En el campo de concentración los prisioneros se conocían entre sí principalmente por su nombre de pila o por apodo, eran medidas de seguridad  que adoptaban los propios presos, pues necesitaban el anonimato para sobrevivir.
Para la mayoría de los kapos el anonimato era una necesidad de máxima urgencia, en su inmensa mayoría los kapos eran conocidos solo por su apodo, que unas veces había sido elegido por el propio kapo y otras había sido impuesto. La realidad era que a muy pocos se los llamaba por su nombre verdadero.



Francisco de Boix con su cámara Leica al cuello dejo testimonio de los horrores del Campo de Mauthausen. Testimonio gráfico que le permitió testificar en Nuremberg.como muestran las fotos de abajo.



Un fotógrafo en el infierno de Mauthausen: Francisco Boix


Muchos otros factores sobrevinieron al exiliado al finalizar la guerra. Tantos. Los que no pudieron volver fueron olvidados por la España franquista, iniciándose una nueva vida en lugares distintos y con culturas y lenguajes diferentes en algunos casos, en otros no. Para ellos el exilio supuso una salvación a la propia vida y les ofreció nuevas oportunidades que una España sumida en un período de oscurantismo, tabúes varios y represión no les hubiera podido ofrecer. Muchos vivieron con el permanente deseo de un retorno inmediato, menguado en el tiempo. El desarraigo formó parte de sus vidas y los recuerdos, más allá de los recogidos en una maleta, unidos a la experiencia del exilio dieron lugar a una memoria colectiva e identidad de grupo.

Que la tragedia nacional que supuso la Guerra Civil marcó la historia posterior de los españoles es algo que merece, por obvio, pocos comentarios. La literatura, las artes plásticas o el cine recogen fidedignamente la intensidad del dolor y frustración que la experiencia bélica produjo a una gran parte de los españoles de ambos bandos.
 
El hundimiento del frente republicano forzó a cientos de miles de españoles a cruzar la frontera para salvar la vida. La experiencia de los campos de acogida fue terrible. Ni Francia estaba preparada para recibir aquella riada humana ni su ciudadanía estaba dispuesta a aceptar su integración. Los piojos, el frío y las enfermedades acompañaron a aquellas gentes que habían tenido que dejar todo atrás. Con el inicio de la II Guerra Mundial, los huidos se encontraron inmersos en un nuevo conflicto del que formaban parte por su filiación ideológica.

Siguiendo lo que venía siendo norma de la emigración española en Francia, la mayoría de los que allí se quedaron correspondían a miembros de clases humildes, con un bajo nivel de educación. Los profesionales de clases medias, con mayor capacidad económica, corrieron mejor suerte, y buscaron rehacer sus vidas en el continente americano.

Tras la ocupación unos optaron por incorporarse a la resistencia y otros por los trabajos comunitarios. Los campos de batalla y los de concentración fueron para muchos el fin. Los que consiguieron salir vivos de aquellos terribles años se enfrentaron a la posguerra con la ilusión de ver caer el Régimen de Franco, y poder volver a sus hogares y reencontrarse con los suyos. Sin embargo, el sueño no se hizo realidad. Para los aliados Franco resultaba un problema, pero el exilio republicano no representaba un símbolo de democracia sino de irresponsable aventurerismo revolucionario. Ante el riesgo de que la desestabilización del Régimen diera paso a una nueva guerra civil, optaron por un limitado aislamiento. Todo seguiría igual. El profundo desánimo fue calando en una comunidad que trataba de evitar ser fagotizada por la cultura francesa, reivindicando cuando podían su condición de españoles.

Filmado en Mauthausen


Poco a poco la realidad se fue imponiendo. El Régimen de Franco no caía, mientras los hijos crecían ya inmersos en la escuela y cultura francesa, camino de hacerse ciudadanos integrados en esa sociedad en la que empezaron a tener amigos y amigas, y posteriormente esposa e hijos.

Las raíces galas se desarrollaron poco a poco en ellos, como por otra parte era lo natural y deseado, y así se fue generando en principio una doble nacionalidad: la de sus padres exiliados, que habían perdido su país, y la nueva nacionalidad francesa en un país que los acogió desde niños o jóvenes o fue su país de nacimiento; porque su padre o su madre se casaron con una joven francesa o un joven francés.

70 Años del exilio

En los medios del exilio español en Francia se pensaba que el régimen dictatorial de Franco tenía los días contados, pero la realidad pronto se mostraría muy distinta, y la deportación de los españoles iba a resultar un paréntesis en su largo exilio, tras el que no llegó el deseado retorno a España.

En el transcurso de los años, la evolución política interna en España y el progresivo proceso de reconciliación, que culminaron con el periodo de la Transición Española y la instauración de la democracia, permitieron paulatinamente el regreso de los exiliados, pero también fueron muchos que por su grado de integración, decidieron permanecer en los países que les dieron refugio, donde se encontraron posteriormente con otros españoles llegados entonces como emigrantes por motivos económicos desde la década de 1950 o por un nuevo exilio, el de los perseguidos por la dictadura hasta 1975.
Pasan los años, desaparecen los testigos, las heridas van cicatrizando poco a poco y los sufrimientos también poco a poco se mitigan o se olvidan; pero el testimonio de los que lucharon en la guerra fratricida, y el recuerdo de los que sobrevivieron al infernal holocausto, sigue siendo un recuerdo necesario e imprescindible, para que las nuevas generaciones lleguen a conocer a donde lleva el desvario de gobernantes, que con apariencia de haber accedido al poder alemán a través de las votaciones que da el sistema democrático, se convirtieron en criminales de millones de seres humanos, con persecución directa de judíos y gitanos y otras minorías étnicas, y el trato igualmente inhumano de miles y miles de hombres.

Muchos de ellos se vieron en los campos llevados de la búsqueda y deseos de libertad, y por circunstancias personales tan diversas que sería imposible reflejarlas aquí; de todas formas el recuerdo y su ejemplo de muchos de estos hombres, debe seguir siendo para los jóvenes de la sociedad del bienestar, un recordatorio que no debemos omitir u olvidar, porque como decíamos al principio de un artículo anterior, aún hoy hay que avivar su recuerdo, porque conocemos que sigue existiendo el horror en Siria, Kenia, Pakistán, Afganistán o Corea del Norte y por lo tanto sigue siendo necesaria la toma firme por la opción de los que defendemos la libertad.

Carta de Dámaso Ibarz.


https://www.youtube.com/watch?v=E3iAS3PoxeM 

Los seres humanos se definen por lo que hacen durante todo el transcurso de su vida y después se les recuerda por lo que hicieron….

Hace un tiempo una nieta de Juan Ortiz Garrido, llamada Aline Maurel, hija de Victoria Ortiz Cubillas, nos enviaba por e-mail un correo de agradecimiento a todos los colaboradores del blog. Nosotros hemos publicado nuestras entradas y artículos para hacer justicia a este higuereño, a quien sus circunstancias de vida lo alejaron de nosotros, y del resto de sus familiares en Lahiguera.

El correo decía:
"Buenos días: Me llamo Aline Maurel y soy hija de Victoria Ortiz Cubillas y nieta de Juan ORTIZ Garrido. He leído la página sobre mi abuelos con mucha emoción. Quisiera dadle muchas gracias a Pedro Galán Galán y al señor Jiménez Barragán. Mi madre Victoria tambien quiere agradecerselo y darle las gracias, mi madre está muy emocionada. ¡Muchas gracias a todos!"

Correo recibido en fecha 29 de Agosto de 2014. Hora 14.50


Granada 25 de Septiembre de 2015.
Pedro Galán Galán.
Bibliografía:
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63 comentarios:

Unknown dijo...

Magnífico trabajo, Pedro. Si no te importa, me lo archivo y "compartiré" partes en el futuro.

José Ángel Iglesias dijo...

Los españoles fueron los únicos prisioneros de los campos de concentración para los que la libertad no fue completa. El 5 de mayo de 1945, los soldados estadounidenses entraban en Mauthausen. José Alcubierre relata la incertidumbre que vivieron durante los días que siguieron a la liberación: "Los soviéticos se iban a Rusia, los franceses a Francia y los españoles nos quedamos allí, solos. Nadie nos quería, así que nos quedamos un mes en Mauthausen".
En el campo de concentración de Dachau las tropas norteamericanas confinaron a todos los republicanos en un recinto, que rodearon con alambre de espino. Cientos de españoles habían pasado, por tanto, de ser prisioneros de los nazis a cautivos de los "libertadores". En Mauthausen y Gusen no llegaron a tanto, pero se produjeron situaciones especialmente desagradables como la que relata el soldado estadounidense Álvaro Rodríguez: "Algunos españoles empezaron a trabajar para nuestro ejército. Hacían de traductores, de conductores o, simplemente, limpiando las instalaciones. Sin embargo, poco después, les echaron porque decían que eran comunistas".
Un saludo y enhorabuena por esta entrada.

Antonio Fernández dijo...

Francia cedió a la presión de su opinión pública y decidió dar refugio a los republicanos españoles liberados en Mauthausen. La mayoría de ellos creían que los Aliados les ayudarían en ese momento a acabar con la última dictadura fascista de Europa, la del general Franco. Pero no fue así. Estados Unidos y Gran Bretaña ya solo pensaban en su siguiente enemigo, Stalin. En esa guerra fría que se avecinaba les resultaba más útil un dictador amigo que una democracia que pudiera coquetear con el comunismo. La geopolítica dejó, por tanto, a los liberados sin un hogar al que regresar. Habían salido de los campos nazis con vida, pero seguían llevando un triángulo azul invisible.

Carlos Pareja dijo...

Pilar, hija del deportado manchego Luis Perea, lloraba amargamente mientras hablaba sobre el tema de los deportados delante de su padre. En abril de 2014, Luis había perdido la salud y la memoria, pero miraba a su hija con gesto dolorido mientras ella clamaba: "Los de arriba tenían que haber hecho algo. Tenían que haberlo hecho hace años porque ahora ya quedan muy pocos supervivientes. No se pide dinero porque esto no se paga con nada, se pide un reconocimiento, lo que sea pero algo. Y no lo digo especialmente por mi padre, que salió con vida de allí, sino por los miles de españoles que murieron en los campos. Es de ellos de quien hay que acordarse".
El reconocimiento, si es que se produce, llegará tarde para Luis y para casi todos los deportados españoles. Hoy apenas quedan con vida 25 supervivientes. Luis Perea falleció el pasado 13 de julio de 2014, y fue incinerado en el sur de Francia. Su último deseo había sido ese, acabar como sus 5.500 compañeros asesinados en los campos nazis, convertido en humo y cenizas.
Un saludo para todos.

Manuel Jiménez Barragán dijo...

Un poco más de luz sobre la terrible experiencia de nuestro paisano.

Gracias, Pedro, por tu estupendo trabajo.

Pensamos, ingenuamente, que estas cosas a nosotros no nos pueden pasar. O que nunca volverán a ocurrir. Ingenuamente.

Un ejemplo de vitalidad y fortaleza...
enorgulleciéndonos de Juan.

Juan Manuel De Haro dijo...

El sufrimiento de los deportados comenzaba ya antes de llegar al campo de concentración. Miles de prisioneros, entre ellos decenas de españoles, perecieron en los trenes de ganado en los que los SS transportaban los cargamentos de "carne republicana" hacia Mauthausen, Ravensbrück o Buchenwald. Rumbo a este último campo viajaba el cordobés Virgilio Peña en el frío invierno de 1944.
Meses antes había sido detenido por ser miembro de la Resistencia. Agentes de la policía colaboracionista francesa le pusieron en manos de la Gestapo. Tras un intenso interrogatorio, le subieron a un vagón de madera, cuyo único mobiliario era un bidón metálico situado estratégicamente en un rincón: "Pese a ser el mes de enero, comenzó a hacer un calor en el tren... Y la gente comenzó a orinar y hacer sus necesidades en el bidón"."Cuando estaba por la mitad, no sé por qué, se volcó y aquello olía peor que los sitios en los que se cría a los cerdos. Yo me enganché con estos dos dedos a la manilla que había en la pared del vagón para atar a los animales. Y agarrado a esa manilla, día y noche, fui hasta Buchenwald. Había mucha gente que gritaba: "¡Mamá!". Yo pensaba: "Sí, sí, llama a tu madre...". No es por alabarme pero yo no grité. Yo no grité porque sabía que mi madre no iba a venir a ayudarme. Y la gente gritaba, gritaba. Y el que se caía no se levantaba más porque nadie le ayudaba".
Un saludo y mis felicitaciones por tan interesante entrada.

Monica Sánchez dijo...

Todos los españoles que acabaron en los campos de concentración nazis se habían exiliado en Francia tras la victoria franquista de 1939. A partir de ahí hubo dos grupos: la mayoría de los deportados sirvieron en las filas del Ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial, capturados por los nazis en junio de 1940, y enviados a los campos desde agosto de ese año hasta finales del siguiente; un porcentaje más reducido perteneció a la Resistencia, fueron detenidos por la policía francesa y la Gestapo y conducidos a los campos en 1942, 1943 y 1944. Existe un caso excepcional y de especial gravedad que no entra en ninguno de estos dos grupos, el llamado «convoy de los 927», formado por civiles que se encontraban refugiados en el campo de Les Alliers, junto a la ciudad francesa de Angulema, en el que había hombres, mujeres y niños.

Eduardo Rubio dijo...

Los cerca de 5.500 españoles que murieron entre las alambradas nazis fueron víctimas de un cóctel letal elaborado con cuatro ingredientes: hambre, trabajo esclavo, enfermedades y malos tratos. Los SS no improvisaban, cumplían unas rígidas directrices dictadas desde Berlín. En la capital del Reich se decidió que los prisioneros recibieran una dieta de 2.300 calorías diarias, con lo que esperaban que cada hombre pudiera resistir con vida un máximo de seis meses. Sabían que, desde el este de Europa, llegarían deportados suficientes para reemplazar a los muertos. El gaditano Eduardo Escot recuerda en qué consistía el menú de Mauthausen: "Sopa aguada de patatas, nabos y zanahorias. ¡Todos los días igual! Por eso el hambre era peor que el trabajo más duro en la cantera". Otro andaluz, el malagueño José Marfil Peralta, recuerda la batalla que se producía en el instante en que comenzaba a servirse el "almuerzo": "Nadie quería situarse en los primeros puestos de la fila porque entonces te tocaba pura agua. Los platos se llenaban de agua sin sustancia alguna, mientras que los nabos y las patatas permanecían en el fondo de la marmita. Yo intentaba colocarme en el sitio adecuado. Ni muy lejos ni muy cerca pero, claro, todos hacíamos lo mismo... y empezaba la lucha. Los kapos, a palos, trataban de que nos adelantáramos y, si no podía evitarlo, ya sabía que ese día tendría que comer agua caliente. En cambio, si había suerte, me tocaba el turno cuando ya quedaba poco en la marmita y la sopa estaba espesa. Incluso esos días, al terminar de comer, el hambre no se había atenuado y eso me obsesionaba".
Amistosos saludos para todos los seguidores.

Andrés Reyes dijo...

La ideología nazi mantenía que el trabajo manual duro era la mejor manera no solo de castigar a los opositores intelectuales sino también de “educar” a los alemanes a ser “conscientes racialmente” y apoyar los objetivos raciales del Nacional Socialismo. Desde la creación de los primeros campos de concentración y las instalaciones de detención en el invierno de 1933, los trabajos forzados a menudo humillantes y sin sentido, e impuestos sin equipo, ropa, alimentación, y descanso adecuados formaron una parte central del régimen de los campos de concentración.
Saludos.

Dario Cañadas dijo...

Aunque la mayoría de los prisioneros morían por fusilamiento, horca, golpes y palizas, hambre y enfermedades, Mauthausen disponía de una cámara de gas capaz de matar a unas 120 personas simultáneamente. La cámara de gas se utilizaba generalmente cuando llegaban los transportes de prisioneros. Se organizaban asesinatos en masa especiales para demostrar la eficacia del sistema a altos dignatarios nazis que visitaban el campo, como Heinrich Himmler, Ernst Kaltenbrunner y Baldur von Schirach, quienes podían observar las matanzas a través de un pequeño visor incorporado en la puerta de entrada.
¡Ánimo y a continuar con el blog!
Un amistoso saludo.

Blas Vilchez dijo...

José Marfil se fue debilitando como el resto de sus compañeros pero en Mauthausen no había sitio para los débiles: "Una selección, para todos los deportados y en todos los campos, era sinónimo de muerte. Rodeado de un grupo de oficiales, el comandante recorría todos los bloques. Se paraba delante de cada preso, le miraba y si le señalaba con el dedo, el secretario anotaba su número. Sentíamos pánico mientras se iba aproximando porque sabíamos que, si nos apuntaba, sería la muerte. En una ocasión, cuando el comandante llegó hasta mí, me miró de la cabeza a los pies y ordenó que apuntara mi número. No puedo describir la angustia que sentí. Sin embargo, todavía no sé por qué, el jefe de mi barraca intervino en mi favor y dijo: "Aún es joven este hombre, todavía puede trabajar". El comandante me ordenó que corriera un poco... ¡Yo volé! Me moví tan rápido como pude. Al final el secretario no anotó mi número y salvé la vida". José vio ese día cómo muchos compañeros eren elegidos para morir. O bien eran abandonados en una barraca aislada hasta que morían de hambre o directamente recibían la temida "picura", una inyección de gasolina en el corazón.
Un abrazo al autor de la entrada y a los lectores.

Mateo Merino dijo...

El factor decisivo para salvar el mayor número de vidas entre las filas de los prisioneros españoles fue, sin duda, la solidaridad. Una solidaridad que abarcó todos los grados imaginables, desde compartir con el compañero una patata en la penumbra de la barraca hasta lograr esconder las pruebas de los crímenes que se cometían en el campo, y que servirían para condenar a decenas de responsables nazis en los juicios de Núremberg y Dachau.
El deportado barcelonés José Alcubierre lo resume así: "El que podía ayudaba mucho. Todos no podían porque había quienes trabajaban en sitios de los que no se podía sacar nada. Hubo compañeros que nunca dejaron de ir a la cantera y esos recibieron mucha ayuda. El que tenía posibilidad de echar una mano siempre lo hacía. No solo era con comida; los zapateros, por ejemplo, te arreglaban los zapatos cuando podían. Formábamos pequeños grupos. Yo tuve que estar unos días en la enfermería y allí apenas comía. Estaba con dos madrileños y dos aragoneses que siempre conseguían robar patatas o un poco de salchichón. Me esperaban y por la noche nos juntábamos y nos lo comíamos a escondidas, bajo las mantas".

Juan Miguel Cortés dijo...

Francesc Boix Campo, nació en Barcelona en 1920. Su padre era sastre y había pertenecido en sus años jóvenes a la CNT. Al inicio de la Guerra Civil se mueve en los ambientes de la Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña siempre con su Leica en la mano. En aquellos años empieza a trabajar como fotógrafo de prensa y todos lo recuerdan como un fotógrafo apasionado, pendiente las veinticuatro horas del día de hacer fotografías.
Al estallar la guerra española publicó fotos en la revista Juliol y estableció una gran amistad que perduró hasta su muerte con los hermanos López Raimundo y con Teresa Pàmies, dirigentes del partido. En 1938 pasó a combatir al frente sin dejar de hacer fotos. Durante la Guerra Civil actuó como fotógrafo de la revista Juliol y en 1938 combatió en la 30º División del Ejército de la República Española.
Saludos.

Cesar Valdés dijo...

Los españoles que estuvieron recluidos en los campos de concentración nazis, de los que hay constancia documental, ascienden a 9.328. De ellos murieron 5.185, sobrevivieron 3.809 y figuran como desaparecidos 334. Estos datos representan una tasa de mortalidad del 59%.

Estrella Sandoval dijo...

La guerra, según Adolf Hitler, "era el mejor momento para eliminar a los enfermos incurables". Muchos alemanes no querían recordar que había individuos que no cuadraban con su concepto de una "raza superior". Las personas con discapacidades físicas y mentales eran vistas como "inútiles" para la sociedad, una amenaza para la pureza genética aria y, en última instancia, no merecían la vida. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las personas que sufrían retrasos mentales, discapacidades físicas o enfermedades mentales eran perseguidas para asesinarlas en el marco de lo que los nazis llamaban programa "T-4" o de "eutanasia".
Un saludo a los seguidores del blog.

Carmen López dijo...

Durante años, antes de convertirse en canciller de Alemania, Adolf Hitler estuvo obsesionado con ideas sobre la raza. En sus discursos y en sus escritos, Hitler difundía su creencia en la "pureza" racial y la superioridad de la "raza germana", lo que él llamaba una "raza aria superior". Declaró que su raza debía permanecer pura para poder tomar el control del mundo algún día. Para Hitler, el ideal "ario" era rubio, de ojos azules y alto.
Saludos.

José Torres dijo...

El viaje del cordobés Virgilio Peña en el frío invierno de 1944 se prolongó, en inhumanas condiciones, durante tres interminables días. A bordo del tren viajaban algo más de 2.000 almas. Virgilio relata, con voz temblorosa, como nadie quería perder su preciado sitio en el atestado vagón. Aun así, se jugó la vida para salvar a un agotado resistente francés al que sujetó la cabeza repetidas veces para impedir que se desplomara. Junto al calor y al agotamiento, el otro problema de los asustados pasajeros era la sed, que iba provocando la muerte de los prisioneros de mayor edad o que se encontraban más débiles. Virgilio salvó su vida chupando, durante días, los tornillos de la pared del vagón que se humedecían ligeramente por la condensación.
Un amistoso saludo.

Manolo Alcala dijo...

José Marfil vio morir a sus compañeros de todas las formas imaginables. Pero el día que más le marcó fue aquel en que los SS decidieron reconvertir una de las barracas de Gusen en una improvisada cámara de gas: "Los alemanes habían bloqueado previamente todas las ventanas. Después llenaron de Ziklon B la barraca. Nuestros pobres camaradas, ante la horrible muerte que se avecinaba, se apiñaron en las ventanas. La barraca parecía que iba a explotar, el pánico de los desgraciados era perceptible desde el exterior, los gritos eran terribles. Nosotros permanecíamos impotentes, paralizados por el horror. ¿Cuánto tiempo pasó hasta que llegó el silencio? No lo sé, pero recuerdo que los equipos de limpieza estuvieron trabajando toda la noche. En ese momento fui consciente de que esa pesadilla me perseguiría toda la vida.
Un afectuso saludo a los comentaristas.

José Manuel Raya dijo...

En sus comienzos, la organización clandestina de los prisioneros apenas era capaz de planificar algunos pequeños robos de comida y controlar su posterior reparto entre los prisioneros más debilitados. Fue con el paso del tiempo cuando su poder creció, en la medida en que los españoles fueron accediendo a puestos clave en la estructura del campo. Allí veían mejorar notablemente sus condiciones de vida, podían robar alimentos, escuchar noticias sobre la marcha de la guerra o alcanzar otros objetivos que contribuyeran al bien común. Según recuerda Alcubierre, la clave de su éxito fue la disciplina: "Yo ocupaba ya un puesto de trabajo bastante privilegiado y, un día, un civil austriaco me regaló un reloj. Uno de los responsables de la organización me lo vio cuando regresé al campo y me preguntó: "¿De dónde lo has sacado?". Antes de contestarle yo ya me lo estaba quitando. Se lo di sin rechistar. El reloj sirvió para sobornar a alguno de los enfermeros del campo ruso y salvar algunas vidas. Eso era la solidaridad y la organización".
"Estaba con dos madrileños y dos aragoneses que siempre conseguían robar patatas o un poco de salchichón"
Un saludo a todos.

Carlota Caro dijo...

Cuando Hitler y los nazis llegaron al poder, las creencias sobre la raza aria se convirtieron en la ideología del gobierno y se difundieron en pósteres exhibidos públicamente, en la radio, en las películas, las aulas y los periódicos. Los nazis comenzaron a poner en práctica su ideología con el apoyo de científicos alemanes que consideraban que la raza humana podía ser mejorada mediante la limitación de la reproducción de aquellas personas que consideraban "inferiores". A partir de 1933, a los médicos alemanes se les permitió realizar esterilizaciones forzadas, cirugías que hacían imposible que las víctimas tuvieran hijos. Entre los blancos de este programa público se encontraban los romaníes (gitanos), una minoría étnica que contaba con una población de alrededor de 30.000 en Alemania y personas discapacitadas, entre otras, quienes tenían problemas mentales, así como aquellos que habían nacido sordos y ciegos.
Saludos

Ángela Plasencia dijo...

El programa de "eutanasia" requería la cooperación de muchos médicos alemanes que revisaban los expedientes médicos de los pacientes de instituciones para determinar qué personas con discapacidades o enfermedades mentales debían ser asesinadas. Los médicos también supervisaban los asesinatos reales. Los pacientes condenados eran transferidos a seis instituciones de Alemania y Austria, donde eran asesinados en cámaras de gas construidas especialmente para ese fin. Los bebés y los niños pequeños que tenían discapacidades también eran asesinados mediante una dosis letal de drogas o por inanición. Los cuerpos de las víctimas eran quemados en grandes hornos a los que se llamaba crematorios.

Francisco Jesús Medina dijo...

Desde finales de 1943, esa precaria estructura clandestina del grupo de prisioneros españoles se fue consolidando. Tres españoles ocuparon puestos clave en las oficinas administrativas del campo, donde falsificaban papeles para enviar a los presos más débiles a lugares de trabajo menos exigentes y obtenían valiosa información que permitía salvar vidas. Pero, sin duda, el gran símbolo de la resistencia clandestina fue la operación para preservar las fotografías que probaban las atrocidades cometidas por los SS. Los españoles Francesc Boix y Antonio García, que trabajaban en el laboratorio fotográfico del campo, consiguieron sacar un gran número de negativos y hacérselos llegar a la organización. El último reto era sacar ese material del campo y guardarlo en un lugar seguro hasta el final de la guerra. José Alcubierre, junto a Jacinto Cortés y Jesús Grau, se encargaron de hacerlo. A José se le iluminaba el rostro de orgullo cuando recordaba su gesta.
Un cordial saludo.

Cristobal Cantero dijo...

Francisco Boix nacido en Barcelona en 1920, era de una familia catalanista e izquierdista. Tenían la sastrería Boix y sobre el local estaba la vivienda familiar. En la sastrería reunía el padre a un círculo social y político. Compartía Francisco con su padre el gusto por la fotografía y se dedico a estudiarla en la casa fotografía industrial Romagosa, de Barcelona. A sus 16 años tiene lugar su militancia en las juventudes socialistas, ejerciendo labores de periodista utilizando como cámara una Leica , cámara fabricada en Alemania y la mejor de su genero. En 1939 Barcelona era ocupada por las tropas franquistas y Francisco coge el camino del exilio. Estuvo en el campo de Septfonds (Francia) y de hay partió al norte con combatientes de la republica encuadrados en la 28 Compañía de Trabajadores Extranjeros. Operaron en los Vosgos, zona de vital importancia estratégica, la 18 CTE estuvo su mayor tiempo en la ciudad de Combrimont.
Me parece muy buena la entrada y muy buenos los comentarios.

Santiago Melero dijo...

Cuando en mayo de 1940, las líneas francesas se desmoronan y la wehrmacht penetro en el territorio francés, muchos republicanos españoles caen presos de los alemanes, entre ellos Francisco Boix , que paso como prisionero de guerra por varios centros 1º en el Frontstalag 140 (Belfort) luego al Besacon donde termina su periplo francés, de hay pasa ya en 1941 al Stalag XI-B (Fallingbostel) en la baja Sajonia. Tan solo 15 días después es conducido a Mauthausen con 1.506 republicanos españoles llegando allí el 27 enero 1941. Ingresan en este campo entre agosto de 1940 a verano de 1941 un total de 7000 presos con el triangulo azul (pertenecientes este color a los apartidas, aunque paradójicamente en el interior de triangulo llevan la letra “S” correspondiente a su condición de españoles).

Eladio Muñoz dijo...

A los judíos no le esperaba una muerte lenta por hambre o enfermedades que era lo habitual en Mauthausen, sino que tuvieron una muerte rápida y violenta. Un escrito del anarquista catalán Lope Massaguer de un grupo de judíos: “Llego a la cantera un Kommando de 1000 hombres entre los que se encontraban 300 judíos, la mayoría con zapatos de suela de madera. Los SS colocaron a los judíos al final de la formación, cerrándola los SS acompañados por perros policía. Cuando el primer centenar de judíos llegaba a la mitad de las escaleras, se les ordeno detenerse. Los perros fueron liberados y azuzados contra los ellos, que comenzaron a bajar despavoridos entre las risas de los nazis. Presos del pánico, los más fuertes atropellaron a los débiles por su afán de alcanzar los primeros lugares. El calzado de madera hacia resbalar escaleras abajo mientras los perros desgarraban su carne ensangrentada. Las victimas Lanzaban horrendos gritos como igualmente gritaban los judíos que aun no habían sido alcanzados por los perros y entre tal griterío sobresalían las risas y bromas de los Kapos y los SS. Cuando todo había terminado, los escalones estaban cubiertos de cadáveres, heridos agonizantes y trozos de miembros arrancados.
En 1941 entro otro grupo nacional mas, los soviéticos, pocos sobrevivieron en esta estancia.
Un saludo lleno de amistad.

Paco Vico dijo...

Franz Ziereis era el jefe superior de Mauthausen, cuidaba extremadamente su aspecto y adoptaba en público poses altaneras, los presos españoles le apodaron “el pavo”.
El capitán Bachmayer era el responsable directo de los presos y se portaba con los presos con gran crueldad cometiendo un sinfín de asesinatos con sus propias manos, lo apodaban “el gitano”. Siendo responsable de la muerte de las dos terceras partes de los españoles, ejerció hacia los supervivientes de este colectivo cierta protección.
¡Vaya pájaros de cuentas!

María Antonia Soto dijo...

También fueron víctimas de los nazis unos 500 niños afro-alemanes, la descendencia de madres alemanas y soldados de las colonias africanas pertenecientes a los ejércitos aliados que ocuparon la región del Rin alemán después de la Primera Guerra Mundial.
Hitler y otros líderes nazis consideraban a los judíos no como un grupo religioso, sino como a una "raza" venenosa que "vivía a costa" de otras razas y las debilitaba. Después de que Hitler llegara al poder, los maestros nazis en las aulas de las escuelas comenzaron a aplicar los "principios" de la ciencia racial. Medían el tamaño de la cabeza y el largo de la nariz, y registraban el color del cabello y los ojos de sus alumnos para determinar si los estudiantes pertenecían a la verdadera "raza aria". Los estudiantes judíos y romaníes (gitanos) muchas veces eran humillados durante este proceso.

Elías Lozano dijo...

Los tres amigos José Alcubierre, Jacinto Cortés y Jesús Grau trabajaban fuera del campo y consiguieron sacar las fotos delante de las narices de los SS: "Sabíamos que si nos cogían nos mataban, ahí no había perdón posible. Hicimos tres paquetitos, uno para cada uno, y cada cual se lo escondió donde pudo. A nosotros casi nunca nos registraban cuando salíamos del campo, así que conseguimos hacerlo. Trabajábamos en una cantera pequeña, de la empresa Poschacher, en la que teníamos una barraca para guardar material. Y allí las escondimos. Algún tiempo después nos separaron y nos mandaron a trabajar a otros sitios, así que decidimos mover el paquete. Yo tenía cierta amistad con una de las hijas de la señora Pointner, una vecina del pueblo que no simpatizaba con los nazis. Así que primero le pregunté a ella si creía que su madre querría guardar las fotografías. Me dijo que sí, de modo que me fui a ver a Anna con el paquete y ella, efectivamente, accedió a esconderlo". Días antes de la llegada de las tropas estadounidenses, los SS quemaron el material acumulado en el laboratorio fotográfico. No podían imaginarse que centenares de copias estaban a buen recaudo y, tras la guerra, serían utilizadas como prueba en los juicios contra los máximos responsables del Reich y del propio campo de Mauthausen.
Saludos

José Antonio Campos dijo...

Esta muy bien documentado lo que le ocurrió al colectivo español gracias a la sigilosa acción de varios presos situados en puestos clave.
Casimir Climent Sarrion, Valenciano de nacimiento estuvo empleado en la Politische Abteilung, policía política o policía del campo, entre sus cometidos estaba llevar la burocracia de los españoles, mas tarde se le añade a José Bailina Sibila. Decidieron guardar documentación del paso de españoles y ocultándolas como si fueran fichas nuevas en el almacén de papelería.
Un cordial saludo.

Jorge Martínez dijo...

José de Diego Herranz, nació en Barcelona y trabajaba como secretario del campo, este puesto le salvo de una muerte segura en la mina, entro en este puesto gracias a otro compañero español. Trataba mucho con el capitán Bachmayer y en ocasiones con el paso del tiempo tuvo cierta influencia sobre determinadas decisiones. Además de tener información muy relevante que podía utilizar para rehuir ciertos peligros. Y tenía en determinados ámbitos un margen de poder que le permitió alejar del campo a ciertos presos que corrían peligro.
Saludos.

Gabriel Marín dijo...

Antonio Hernández Marín es uno de los 9.000 españoles que pasaron por los campos nazis que ha permanecido, hasta hoy, en la más absoluta invisibilidad. Fue trasladado el 22 de enero de 1941, hace 74 años. Nadie le pidió jamás una entrevista, no escribió sus memorias y su familia apenas le preguntó por el horror que vivió durante más de 52 meses entre las alambradas de Mauthausen. Como el resto de los supervivientes, tampoco él le dio a su epopeya la importancia que realmente tenía. Nunca se consideró, ni mucho menos, un héroe. Su vida fue, sin embargo, un calco de la del resto de deportados españoles, una historia de renuncias y sacrificios, a cambio de defender la libertad. La sublevación militar de 1936 le sorprendió en su pueblo, Molina de Segura. Su ideología socialista le llevó a alistarse inmediatamente en el Ejército republicano. Se incorporó al grupo de artillería del cuerpo de Carabineros con el que combatió en la defensa de Madrid y, más tarde, en batallas como la del Ebro. Tras el triunfo franquista fue maltratado por la Francia “democrática” que le encerró, junto a miles de compañeros, en los campos de concentración de Vernet, Mazères y Septfonds. Más de 14.000 hombres, mujeres y niños españoles murieron en esos meses del invierno de 1939, de frío, hambre y todo tipo de enfermedades.
Valga este comentario para su recuerdo.

Soledad González dijo...

De los presos españoles, aproximadamente dos de cada tres murieron .La mayoría de las muertes eran por agotamiento unido al hambre: la alimentación insuficiente, el trabajo duro y a la intemperie. Es cierto que una parte de los españoles fueron gaseados en el centro de eutanasia de Hartheim.
Según cifras presentadas por José Borras, basada en los datos que Climent recogió en Mauthausen murieron 4761 españoles, de los cuales solo 348 murieron en el campo central, 3893 en el campo anejo de Gusen y 431 gaseados en el castillo de Hartheim. La mayor parte de los gaseados eran hombres entre 20 y 40 años. En 19 casos no llegaban a la veintena de años
Un saludo

Rosa María Molina dijo...

Empezando en 1938, los nazis explotaron cada vez más los trabajos forzados de “los enemigos del estado” para obtener ganancias económicas y para satisfacer la escasez de mano de obra. Esta práctica se intensificó en la primavera de 1942, siguiendo cambios en la administración nazi de los campos de concentración. Por ejemplo, en el campo de Auschwitz-Monowitz en Polonia, decenas de miles de prisioneros judíos hicieron trabajos forzados en la fábrica de caucho de I.G. Farben Buna.

María José Chicharro dijo...

La fotografía fue un elemento técnico más en el aparato represivo y de exterminio. Hubo la voluntad de documentar gráficamente algunos aspectos de los campos y sus funciones como del grupo humano que llegaba a ellos y terminaba allí sus días. A la prensa se le daba las fotos “autorizadas” para utilizarlas de propaganda.
En 1940 aparece en Mauthausen un servicio fotográfico. Se conservan fotos de las fotos más comprometedoras para las SS del funcionamiento de aquel campo. ¿Como que las SS no destruyeron esas fotos comprometedoras? Por que al final de la guerra algunos presos tomaron una serie de iniciativas.
Saludos.

Laura Perales dijo...

En la foto que ilustra Pedro Galán en esta entrada, puede verse a un grupo de prisioneros y un niño llamado Siegfried Meir. Este niño llamado Siegfried Meir es también un superviviente, había nacido en Frankfurt, el día 4 de mayo de 1934. Es superviviente en el más amplio sentido de la palabra. Primero salió con vida del campo de concentración de Auschwitz, donde ingresó con nueve años y donde vio morir a su madre de tifus, y después lo fue del Campo de Concentración de Mauthausen, donde conoció a su segundo padre, el español Saturnino Navazo. Finalmente su azarosa vida le llevó desde un pueblo cercano a Toulouse a París y después a Ibiza. Por ello, a sus 80 años este excantante de éxito y ahora escultor se considera «un hombre afortunado». Desde hace algo más de una década cuenta su experiencia a jóvenes estudiantes que le escuchan alucinados y con los ojos abiertos, ya que su testimonio resulta mucho más cercano que cualquier película de Hollywood. Sin embargo, él sigue siendo pesimista con respecto al futuro porque en los campos de concentración «aprendió a no creer en la bondad del ser humano».
Buen ejemplo de algo más que solidaridad el de nuestro compatriota Saturnino Navazo.

Andrés Santamaría dijo...

En 1941 entro el primer español al servicio de fotografía del Campo de Mauthausen, era García Alonso. Francisco Boix fue el segundo en incorporarse, a finales de agosto de 1941, aunque al principio estuvo en los comandos de carreteras y de garajes antes de terminar en este servicio. En el periodo que transcurre entre 1944-1945 Boix tomo una posición de mando entre los presos del laboratorio y tuvieron tres suboficiales distintos de las SS, el primero Fritz Kornatz, después Paul Ricken y finalmente Hermann Schinlauer.
Según Ricken las fotografías que se tomaron en el campo, pueden clasificarse en:
-retratos de los SS
-retratos para identificación
-muertes por arma de fuego
-suicidios
-accidentes
-asuntos de naturaleza medica
-acontecimientos varios del campo.

Un cordial saludo.

Margarita Ibañez dijo...

Francesc Boix Campo al finalizar la guerra civil, se exilia a Francia. Estuvo internado un tiempo en los campos de Vernet d’Ariege y de Septfonds. De este último salió hacia el norte en septiembre de 1939 junto con excombatientes republicanos encuadrados en la 28 Compañía de Trabajadores extranjeros. En mayo de 1940 las líneas defensivas francesas son destrozadas por la Wehrmacht, Boix es hecho prisionero por los alemanes, pasa por diversos campos y es conducido a Mauthausen, junto con 1.506 republicanos españoles, a donde llegan el 27 de enero de 1941.
Un saludo.

Miguel Escribano dijo...

Mauthausen y los subcampos que dependían de él recibieron el mayor número de prisioneros españoles. En total fueron encerrados allí 7.532, de los que murieron 4.816. Eso supone una tasa de mortalidad del 64%. La mayoría de ellos perecieron en Gusen, un subcampo situado a 5 kilómetros de Mauthausen. A él fueron a parar 5.266 españoles de los que fueron asesinados 3.959.
Dachau y Buchenwald recibieron a unos 1.100 españoles de los que, al menos, 500 murieron o fueron dados por desaparecidos.
Ravensbrück fue el campo de las mujeres. Por él pasaron unas 170 españolas de las que fallecieron, al menos, 14.
También hubo españoles en otros campos como Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny, Guernesey y Neu Bremm
Un saludo para todos.

Luís Álvarez dijo...

A menudo se olvida que muchas de las víctimas de los campos de concentración lo fueron por razones políticas, caso de los comunistas, o de «higiene social», caso de los homosexuales, y que por los campos pasaron personas de muy diversas nacionalidades, incluidos los 8.000 españoles que respondían, casi siempre, a un mismo perfil: republicanos exiliados a Francia huídos para no sufrir represalias,y detenidos por los alemanes tras la invasión del país vecino en 1940 o capturados como miembros de la Resistencia, y enviados a los territorios del Reich para servir como esclavos hasta su muerte.
Amistosos saludos.

Pablo Padilla dijo...

El maltrato recibido por los españoles en los mal llamados campos de refugiados franceses hizo que los republicanos se negaran, mayoritariamente, a enrolarse voluntariamente en el Ejército francés. Por ello, a punta de pistola, Antonio Hernández Marín fue obligado a incorporarse a una Compañía de Trabajadores Españoles que se dedicó a reforzar las fortificaciones de la Línea Maginot. Un trabajo inútil porque, a la hora de la verdad, apenas hubo resistencia; los oficiales franceses huyeron cuando sintieron la proximidad de las tropas alemanas. El hambre hizo que no vieran o no quisieran ver los cadáveres abiertos en canal que yacían muy cerca del lugar en el que hicieron su descubrimiento. Cazados como conejos por la Wehrmacht en los bosques de los Vosgos, los españoles fueron a parar a campos para prisioneros de guerra en los que se respetaba la Convención de Ginebra. En ellos recibían el mismo trato que los soldados aliados. Sin embargo, el 1 de octubre de de 1940, solo una semana después de que el todopoderoso ministro franquista Ramón Serrano Suñer visitara Berlín, la Gestapo se presentó en el campo de Sagan, en el que se encontraba Antonio Hernández Marín, e interrogó a los españoles. Así lo recuerda el malagueño José Marfil que también se encontraba allí: "No sabíamos que eran de la Gestapo pero yo les pregunté las razones por las que nos estaban fichando. Nunca olvidaré su respuesta: “Os vamos a llevar a un sitio apropiado para vosotros”.
Saludos.

Alfredo Salazar dijo...

Los nazis impusieron los trabajos forzados a los judíos de la población civil, tanto dentro como fuera de los campos de concentración, aún antes de la guerra. Para el final de 1938, la mayoría de los hombres judíos viviendo en Alemania tenían que hacer trabajos forzados para varias autoridades del Reich. En la Polonia ocupada, las autoridades alemanas organizaron los trabajos forzados para los judíos alrededor de los ghettos, tanto si estaban cerrados o no, y en campos especiales de trabajos forzados para judíos bajo la jurisdicción militar de las SS, civiles alemanes, o militares alemanes. Por ejemplo, en el ghetto de Lodz los nazis establecieron 96 plantas y fábricas que producían materiales de guerra. En la Unión Soviética ocupada, y en otros lugares después que los alemanes empezaron a asesinar sistemáticamente a los judíos polacos, los trabajos forzados de los judíos tuvieron lugar exclusivamente dentro de los campos de concentración.

Juan María Rojas dijo...

La nueva derrota de no poder volver a España, fue aún menos dolorosa que la sufrida tras la restauración de la democracia en España. Superado el siglo de vida, el cordobés Virgilio Peña bajaba la cabeza cuando afrontó este tema: "La muerte de Franco y la llegada de la democracia fue una enorme alegría para todos nosotros. Pero, poco después, nos dimos cuenta de que nos habían dejado abandonados. Por eso nos llaman “los olvidados”, porque nadie se ha ocupado de nosotros. No le hemos interesado a nadie". Así fue y así sigue siendo. Los deportados españoles fueron víctimas del llamado "espíritu de la Transición". La necesaria reconciliación se transformó en impunidad y en olvido.
Un saludo amigos.

Martín Fernández dijo...

Durante el tiempo de la deportación los presos españoles habían creído en que la victoria de las tropas aliadas llevaría consigo la abolición de todos los regímenes fascistas de Europa. No obstante, Franco seguía en el poder en España. En consecuencia, la salida de los españoles de los campos de concentración se retrasó hasta principios de junio de 1945, ya que no tenían ningún gobierno legal constituido que les representara. Mientras que los polacos, los franceses y los soviéticos fueron acogidos por sus países, los españoles habían perdido su patria y se vieron obligados a volver a buscar refugio.
Saludos

Rafa Cazorla dijo...

Pese a la decepción que les había causado la resistencia francesa, la gran mayoría de los republicanos regresó a Francia. Tan sólo unos treinta prefirieron quedarse en Austria como por ejemplo Manuel García Barrado que en 1963 fue nombrado guardia del museo de Mauthausen o Juan Fernández que incluso siguió trabajando en la cantera de Gusen. Un centenar de liberados retornó a la España franquista donde a menudo los esperaban represalias y persecución.
Saludos de un amigo

Marisa Castillo dijo...

La vuelta a la normalidad de sus vidas resultó larga y difícil para todos los liberados de los Campos de Concentración. La primera preocupación de los ex-presos era recuperar la salud arruinada por el trabajo forzoso, los maltratos y la desnutrición. Pero las huellas de la deportación no afectaban sólo al cuerpo sino también al alma de los liberados. De hecho, casi todos volvieron traumatizados. Muchos padecían de graves problemas psíquicos y tenían que ingresar periódicamente en clínicas psiquiátricas. Los supervivientes se sintieron culpables y les resultó doloroso aceptar su propia supervivencia. Encerraron las terribles experiencias en su fuero interno y no volvieron a hablar sobre ellas en muchos años. Sin embargo, cada noche volvían a los campos de concentración y revivía la deportación.
Un amistoso saludo para todos.

Paco Cobos dijo...

Por muchos problemas que tuvieran, los liberados españoles no dejaron de esforzarse activamente para que la justicia cayera sobre los culpables del holocausto. Ya poco después de la liberación algunos españoles fueron contratados por el destacamento 511 del contraespionaje de Estados Unidos para contribuir en la identificación de antiguos SS que se ocultaban como civiles. Otros, en particular el fotógrafo de Mauthausen, Francesc Boix, se convirtieron en testigos principales de los juicios de Nürnberg. Asimismo denunciaron a quienes como kapos o en otros puestos privilegiados, habían traicionado a sus compañeros. Por consiguiente, por lo menos seis kapos españoles fueron llevados a juicio.
La memoria es parte de la vida de los ex-deportados, pero para los liberados que han vivido el infierno de los campos de concentración y luchado contra el fascismo supone más: es la esperanza de un mundo del hombre libre.

Un saludo amigos.

Sergio Vera dijo...

Debe de ocurrir que cuando uno ve a sus compañeros morir como ratas, y debe aprender a tolerar que contra esas muertes arbitrarias se yergue su propio anhelo de supervivencia, se presenta el dilema tan común a los prisioneros que resistieron la prueba de Dachau, Buchenwald o Auschwitz: cómo conciliar en la balanza de una vida digna, abierta al futuro, las vejaciones sufridas con el hecho de seguir allí. Esto es: cómo sobrevivir a la propia memoria de cada persona en tal situación.
El equilibrio psiquico es difícil de encontrar a pesar de todo.
Saludos

Antonio Aguilera dijo...

Tras años en los campos de concentración nazis, los republicanos españoles emprendieron el camino hacia una vida en libertad. Pese a los obstáculos con que se encontraron, seguían mirando al futuro con esperanza.
El día 8 de mayo de 1945 las tropas americanas liberaron el campo de concentración de Mauthausen. A la entrada fueron saludados por una pancarta que habían fabricado los presos españoles. Este cartel, que llevaba las banderas de los aliados y el letrero "Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras", fue una muestra impresionante de la voluntad de sobrevivir y la esperanza de una vuelta rápida y triunfal a una España libre.
Saludos para los colaboradores del blog.

Marta Macías dijo...

En Francia, los liberados volvieron a encontrar a los antiguos compañeros de lucha que se habían refugiado en la Unión Soviética y en Estados Unidos. Estos no lograron comprender la situación de los deportados y los trataron con indiferencia. Es más, había incluso comunistas que conforme a la doctrina estalinista insinuaban que cada superviviente era un traidor o espía. Además, la solidaridad sin condiciones que los deportados habían experimentado en los KZ cedió ante las antiguas diferencias ideológicas. Ni siquiera consiguieron fundar una asociación conjunta para todos los liberados. La Amicale de Mauthausen y la Federación de Deportados e Internados Políticos siguen sin unificarse hasta hoy.
Un saludo.

Pablo Nuñez dijo...

Francisco Boix para conseguir ciertos favores como la colocación de un buen puesto a un compañero, les revelaba los carretes o películas incluso les hizo retratos, incluso con sus familias, de este modo conseguía su “clientela”. Un caso de favor fue Joan Tarrago destinado gracias a Boix a las cocinas de las SS, Cereceda en el servicio fotográfico. Era tal la influencia de Boix que en 1943 cuando los policías eran mas benevolentes, se llego a crear una rondalla española en Mauthausen, en la sección de carpintería se podía construir laúdes, guitarras y bandurrias pero la clavijas no se podían hacer, por lo que Boix que participo como interprete de bandurria, consiguió que le llevasen las clavijas de Linz, situada a 20 kilómetros del campo, por medio de un SS de su clientela.

Eduardo Vázquez dijo...

La primera reunión pública del partido nazi, por entonces llamado Partido de los Trabajadores Alemanes, tiene lugar en Munich, Alemania. Adolf Hitler emite un "programa de 25 puntos" que esboza la agenda política del partido. La plataforma del partido se caracteriza por el racismo. Exige la pureza racial en Alemania, proclama que el destino de Alemania es dominar a las razas inferiores e identifica a los judíos como enemigos raciales. El punto 4 concluye que "ningún judío, por lo tanto, puede formar parte de la nación".
Saludos

Soledad Martínez dijo...

Pese a las protestas públicas de 1941, la dirigencia nazi continuó en secreto con el programa de eutanasia durante toda la guerra. Unas 200.000 personas discapacitadas fueron asesinadas entre 1940 y 1945. El programa T-4 se convirtió en el modelo para el asesinato en masa de judíos, romaníes (gitanos) y otros grupos en campos equipados con cámaras de gas que los Nazis abrirían en 1941 y 1942. El programa también sirvió como capacitación para los miembros de las SS que se hacían cargo de estos campos.

Rocío Casas dijo...

Adolf Hitler escribió Mein Kampf (Mi Lucha) mientras estaba en prisión por traición luego del fallido intento de tomar el poder en 1923. En Mein Kampf, dio una idea general de sus ideas raciales. Hitler veía la historia como una lucha entre razas que se disputaban el espacio vital. Se imaginaba una guerra de conquista en el este, con los pueblos eslavos esclavizados en beneficio de los intereses alemanes. Creía que los judíos eran un mal excepcional, que trabajaba dentro de la nación para subvertir la "pureza racial". Instaba a la "eliminación" de los judíos de Alemania.
La pureza racial los llevó a la locura por la eliminación de las personas.

Pablo Roldan dijo...

Sobre un comentario anterior de José Torres puntualizar que Virgilio Peña se las ingenió para obtener unas valiosas gotas de algo parecido al agua: "Yo seguía enganchado a la manilla. Iba al lado de la puerta y cuando el tren estaba en marcha yo arrimaba la nariz a los tornillos, que estaban cubiertos de pequeñas gotitas, parecía como si sudaran, y pasaba mi lengua por allí para intentar refrescarme un poco". Así fue, Virgilio salvó su vida chupando, durante días, los tornillos de la pared del vagón que se humedecían ligeramente por la condensación. "No hay palabras para describirlo, fue algo criminal, con el rostro quebrado por el dolor, este luchador que ya ha superado el siglo de vida decidió compartir su terrible viaje hacia el infierno.
Saludos.

Benito López dijo...

Muchos españoles fueron enviados a Mauthausen. Antonio Hernández Marín estuvo siempre acompañado de su amigo Antonio Cebrián, un albaceteño de Bormate. Ambos trabajaron en la temible cantera. En pocos días, la dureza del trabajo y la ridícula alimentación que recibían les empujó al borde de la muerte. Lo que ocurrió después lo sabemos gracias a un breve relato titulado ¿Canibalismo? No. ¡Hambre!, que dejó escrito en un viejo y colorido cuaderno: "Nos fallaban las fuerzas y al pasar por detrás de las cocinas encontramos un pequeño envoltorio abandonado al pie de una de las ventanas del crematorio. En su interior había dos metros de intestinos". "Mira Hernández, me dijo Cebrián, son tripas de cerdo". Y con ansia dio un bocado en uno de sus extremos. “Lo ves, no hay duda, sabe a tocino”. Yo también mordí con hambre. Minutos después la partimos por la mitad y nos saciamos con ella". El hambre hizo que no vieran o no quisieran ver los cadáveres abiertos en canal que yacían muy cerca del lugar en el que hicieron su descubrimiento. Este y otros episodios vividos en el campo, especialmente la muerte de su amigo Cebrián, persiguieron a Antonio durante el resto de su vida. Sobrevivió y recuperó la libertad, pero nunca llegó a abandonar Mauthausen. Los SS volvían a la vida para golpearle y amenazarle cada noche, cuando llegaba la oscuridad y le vencía el sueño en aquellas interminables noches de pesadilla en el exilio francés.

José Soria dijo...

En las fotografías de identificación se utilizaban clichés especiales que permitía conservar juntos los tres negativos. Antonio García nos cuenta que por aquellas fechas, el trabajo oficial se hacia por contacto, es decir fotos de ficheros (frente, tres cuartos y perfil) en placas de perfil de 4 x 13 cms, en tres clichés juntos, separados por un pequeño margen del cuadraje.
También estaban las fotografías de acontecimientos especiales, como la visita de Himmler, o como las de los altos cargos de las SS. De estas visitas se tomaban un gran numero de fotografías y eran muy solicitadas por las SS. Boix declaro en Nuremberg que debían de conservar el nombre y la fecha, pues muchos SS pedían copias del álbum.
Saludos.

María Gómez dijo...

Los Prominenten españoles (clase alta del Campo de Concentración) tenían una actitud hacia sus compañeros que no era chulesca ni altanera, sino que todo lo contrario era como ellos decían “unos de los nuestros”, no trataban con superioridad a los demás pobres del campo.
Un cordial saludo.

Juan Antonio Yáñez dijo...

Cuando Francisco Boix en el proceso de Dachau presento 30 fotografías, le preguntaron como las había sacado, este contestó que las robo, ya que tenía orden de destruirlas. Su anterior jefe empezó a destruirlas hasta que se canso y le pidió a el que continuara, el las robaba y escondía. Boix mandaba guardar las fotos a sus compañeros para luego mas tarde pedírselas y dárselas a un kommando que trabajaba fuera del campo. Cortes y unos compañeros conocieron a una familia en el pueblo y le pidieron a Anna Pointner que le escondieras unos negativos, esta accedió hasta su recogida echa por Jesús Grau, Manuel San Martín y el propio Francisco Boix.
En cambio tenemos una versión diferente de Antonio García que lo retrata como irresponsable, intrigante y un chivato. Diciendo este que los negativos se los robo Boix. Por lo visto García era algo celoso.
Un saludo para todos.

Juan Luís Pancorbo dijo...

Los republicanos españoles habían sido calificados por los nazis como “presos cuyo retorno no interesa” y Boix y sus compañeros comprendieron pronto que salir vivos de Mauthausen era casi imposible, por lo que decidieron organizarse para conseguir que, al menos un puñado de ellos, sobreviviera para poder contar al mundo su historia.
En Mauthausen existía un Kommando llamado Erkennungsdients, oficialmente era un laboratorio fotográfico destinado a los retratos policiales de identificación de los presos, aunque en la práctica se hacían fotografías de muertes por arma de fuego, suicidios, accidentes, asuntos de naturaleza médica y acontecimientos varios del campo, como las visitas de altas jerarquías, por ejemplo las de Himmler y otros altos cargos de las SS.
A este Kommando se incorpora Boix a finales de 1942, y allí trabajó como fotógrafo y técnico de laboratorio con dos españoles más. Poco a poco, consiguieron introducir españoles en la oficina, la sastrería, la cocina, etc. El fotógrafo Antonio García fue destinado al departamento de identificación y Francesc Boix logró entrar en el servicio fotográfico del campo.
Mis felicitaciones por la publicación.

Juan Martínez dijo...

Bajo las órdenes de los SS, Francisco Boix realizó miles de fotografías de los eventos de Mauthausen, de la vida cotidiana en el campo y de la también cotidiana muerte. Por sus manos pasaban a diario numerosas pruebas de la barbarie y pensó que podría robarlas, para que sirvieran de testimonio en el futuro. Así lo propuso a sus compañeros. El Comité de Resistencia consideró que valía la pena jugarse la vida por aquellas fotografías y rápidamente organizó su sustracción: Francisco Boix debería realizar un cliché de más de cada foto que le fuera encargada y él y Antonio García las descolgarían por la ventana del laboratorio a una hora determinada. Bajo la ventana, esperaba otro español que llevaba el paquete con los clichés al barracón de desinfección, donde lo escondían otros compañeros hasta que podían pasárselo a los españoles que trabajaban en la carpintería y que iban ocultando los clichés en las molduras de las puertas.
Saludos.

Cristina Alabarce dijo...

Como Adolf Hitler creyó que la "pureza racial" requería la regulación estatal de la reproducción humana, Adolf Hitler dictó la Ley de Prevención de la Descendencia con Enfermedades Hereditarias. Entre otras disposiciones, la medida prohíbe que los "indeseables" tengan hijos y ordena la esterilización forzada de ciertas personas con discapacidades físicas o mentales. La ley afectó a unas 400.000 personas durante los 18 meses siguientes.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Muy agradecido a todos los que con sus lecturas siguen este blog. Muy agradecido especialmente a todos los que hacen sus interesantes comentarios sobre los diferentes aspectos de lo tratado en el artículo. Es tanta la riqueza que aportan los comentarios que se completa el artículo de forma inmejorable por vuestra parte. ¡Muchas gracias!
La variedad de comentarios, y las puntualizaciones que cada uno de ellos aportan, con detalles y nuevos conocimientos, hacen que la lectura de los mismos sea un complemento extraordinario a lo escrito.
Cordiales saludos para cada uno de vosotros.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Ethel Yébenes Chemouny, te estoy muy agradecido por tu lectura del artículo, pero deseo confirmarte que en citado artículo figura el nombre de tu abuelo de manera correcta como Felipe Yébenes (con acento) Romo. En el texto entrecomillado que a continuación reproduzco viene claramente explicitado
“La mayoría de estos prisioneros privilegiados estuvieron, así, trabajando fuera de la fortaleza. Sucedió lo mismo con los ocho barberos asignados a las SS, que pusieron la barbería en un parapeto mirando al garaje, en el lado opuesto a la oficina de Ziereis. Siete de los ocho eran españoles, que inevitablemente fueron conocidos como “los barberos de Sevilla”. El octavo era un preso de triángulo rojo, peluquero de profesión que, al ser alemán, fue nombrado Kapo automáticamente. Fue Gustav, un Brigadista Internacional en España, que hablaba español y por tanto fue el que eligió a los siete españoles. Entre ellos estaban Manuel Carmona, Josep Llombard, Juan Pagés y Felipe Yébenes Romo. Cuando Gustav como alemán, fue obligado a enrolarse en la Wehrmacht en el frente oriental, fue Carmona el que asumió sus obligaciones, entre las que estaba cortarle el pelo a Ziereis. Yébenes también le cortaba el pelo a Ziereis y al menos en alguna ocasión peinó a Ida, la mujer del comandante del campo.
Cordiales saludos.