PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

lunes, 2 de marzo de 2015

JUAN ORTIZ GARRIDO, CAMINO DEL EXILIO EN FRANCIA Y LA SUCESION DE ACONTECIMIENTOS QUE LE LLEVARON AL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE MAUTHAUSEN, TRAS CAER PRISIONERO EN LA FRANCIA QUE FIRMÓ EL 22 DE JUNIO DE 1940 EL ARMISTICIO CON LOS ALEMANES NAZIS.

EL LARGO RECORRIDO DESDE LA DUREZA DEL EXILIO FRANCÉS PARA JUAN ORTIZ GARRIDO Y MILES DE EXILIADOS ESPAÑOLES, HASTA EL INTERNAMIENTO EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE MAUTHAUSEN.

La búsqueda de documentación en su momento, en una biblioteca publica de Granada sobre los recluidos españoles en el Campo de Concentración de Mauthausen, y el hallazgo de algunos datos relativos a Juan Ortíz Garrido, me hacen retomar este tema, de por si duro si se desea hacer un relato fiel y bastante inhumano, cruel, e insensible, y que implica también muestras o visiones poco agradables de sufrimiento y penalidades humanas; pero será necesario que se acompañen las múltiples y diferentes  imágenes recopiladas de los diferentes archivos oficiales y particulares, sobre la dureza de la guerra, la vida en el exilio y los campos de Mauthausen, para que como congéneres comprendamos hasta donde puede llegar la crueldad humana, y para recordar a nuestros hijos de la sociedad del bienestar, lo que sufrieron estos compatriotas nuestros, y hacerles ver que aún hoy ocurre mucho de esto en  Nigeria, Kenia, Siria, Irak o Afganistán; por lo que es necesario contribuir a construir un mundo mejor.
Juan Ortíz Garrido, exiliado en Francia tras la Guerra Civil española, que  después por la evolución de la Segunda Guerra Mundial fue internado en el campo de Mauthausen por los alemanes.

Este tema ya fue abordado por Manuel Jiménez Barragán con bastante acierto, con entradas en este blog en dos ocasiones anteriores. En ambos casos aporté mediante abundantes comentarios, parte de lo que ya había preparado para un artículo de los que periódicamente publico en este mismo espacio de encuentro de muchos higuereños.
En fecha 27 de abril de 2013 se publicó una primera entrada:  
http://lahiguerajaen.blogspot.com.es/2013/04/un-higuereno-en-mauthausen.html.
Después se publicó una segunda parte en fecha 17 de julio de 2014:

En todas las guerras se cometen actos contrarios al “derecho de gentes” y la guerra civil española no fue una excepción. Este asunto, que todavía hoy levanta polémicas, ha merecido numerosos análisis históricos cuyas conclusiones coinciden en las cuestiones de fondo.  La cuantificación de las víctimas sigue siendo hoy cuestión de debate entre los historiadores.
Es innegable que en ambas zonas, tanto en la republicana como en la zona controlada por los sublevados, la represión en forma de paseos, sacas,… fue una práctica generalizada. Sin embargo, sus causas, alcance y significado difieren notablemente de un bando a otro. Debe quedar claro, desde el principio, que el intento de explicar estas diferencias no debe ser confundido con el de la justificación en un sentido o en otro.
Preparados para la lucha.
Tras la sublevación militar, la zona republicana, a excepción de Vascongadas, se sumergió en un caos revolucionario y por todas partes surgieron nuevos organismos que detentaron el poder real durante los primeros meses de la guerra. Los primeros asesinatos en esta zona se produjeron en Barcelona y Madrid, donde la masa incontrolable se adueño de las calles. En ambas ciudades las fuerzas de seguridad leales a la República intentaron evitar las matanzas, pero fueron desbordadas por la multitud armada. Especialmente brutal fue la represión en la Ciudad Condal donde la CNT y la FAI tomaron parte muy activa. La propia Generalitat se diluyó en el caos y el presidente Companys se vio obligado a la necesidad de pactar con los dirigentes anarcosindicalistas para poder conservar el poder, al menos sobre el papel.

En momentos difíciles los empobrecidos y los niños son los que más sufren.

El paseo alcanzó a políticos de la derecha, caciques, terratenientes, empresarios, burgueses y, especialmente, a los sacerdotes pues cerca de 7.000 religiosos fueron asesinados. Pero tal vez, las prácticas más aterradoras fueron las llamadas sacas de las cárceles, que culminaron con lo sucedido en Madrid durante el mes de Noviembre de 1936. Ante el temor de la caída de Madrid, se decide trasladar a Valencia a los miles de detenidos que permanecían encerrados en las cárceles madrileñas. Pero este traslado se convierte en una orden de ejecución. La primera saca se produce el 7 de noviembre: el convoy se desvía a Paracuellos de Jarama donde se consuman las matanzas; tal y como indican las actas. La Junta de Defensa de Madrid tiene conocimiento oficial de estos hechos el día 11 y determina delegar en el consejero de Orden Público, cargo que ostentaba Santiago Carrillo, la misión de garantizar la seguridad de los detenidos. Sin embargo, los fusilamientos siguieron produciéndose hasta el nombramiento del anarquista Melchor Rodríguez  en fecha 4 de diciembre, como delegado especial de prisiones. Aunque este acontecimiento resulta todavía hoy históricamente confuso, no cabe duda de la responsabilidad en él de los aparatos policiales, cuyos dirigentes, mayoritariamente comunistas, estaban muy influenciados por asesores soviéticos. (Moliné Escalona, M. Zaragoza, 2001)

(1 de 6) GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - EXILIO :https://www.youtube.com/watch?v=v82LQyrKfqg

(2 de 6) GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - EXILIO:https://www.youtube.com/watch?v=671OK5-oycs

(3 de 6) GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - EXILIO:https://www.youtube.com/watch?v=eci-YKc39hA

(4 de 6) GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - EXILIO: https://www.youtube.com/watch?v=C6W-r4v_9bE

Numerosos republicanos y dirigentes obreros y sindicales, condenaron este terror indiscriminado desde el primer momento, y sólo la desintegración del propio Estado impidió a las autoridades tomar medidas más efectivas. Entre otros muchos, cabe destacar las actitudes de Melchor Rodríguez, Julián Zugazagoitia, Joan Peiró y Lluis Companys cuyas intervenciones salvaron de la muerte a numerosas personas. Pero a medida que el gobierno retomaba el control, la represión indiscriminada fue desapareciendo y se hizo todo lo posible para proteger a las víctimas. El 90 % de los asesinatos cometidos en Cataluña se produjeron entre julio y diciembre de 1936, antes de las intervenciones ahora citadas.

Movilización de milicianos.
Los niños juegan a la guerra de sus mayores.

Aunque estos esfuerzos por recomponer el Estado de Derecho fueron tempranos, no fue sino hasta la primavera de 1937 cuando realmente cristalizaron. Ya en agosto de 1936 se intentan detener las matanzas con la creación del primer “Tribunal Especial” (los conocidos como tribunales populares); en octubre del mismo año nacen los “Jurados de Urgencia”, los de “Guardia” y los de “Seguridad”. En Valencia no fue posible disolver el “Comité de Salud Pública” y detener los abusos que cometían los integrantes de la Columna de Hierro hasta finales de 1936. Hemos mencionado la decidida actuación de Melchor Rodríguez, delegado especial de prisiones, para evitar las sacas.
Artilleros descansan en el frente.
Con la llegada de Negrín al gobierno en mayo de 1937, el estado se afianza definitivamente y con ello se asegura un relativo orden y paz en la retaguardia y se consigue garantizar los derechos de defensa. Pero el avance de los fascistas propicia una creciente militarización de la justicia y del aparato policial. Cuando el gobierno central se traslada a Cataluña en noviembre de 1937, el auge de sabotajes por parte de los quintacolumnistas es de tal magnitud, que la policía “política” del SIM o Servicio de Investigación Militar, (cuyos centros de detención, conocidos con el nombre de "chekas", han pasado a la historia como sinónimo de terror), controlada por los comunistas, obtiene nuevas competencias para luchar contra dichas acciones y la represión se extendió no sólo contra los fascistas sino también contra la propia disidencia interna. Los aparatos policiales fueron alcanzando una gran autonomía y llegaron a constituir casi un Estado dentro del mismo Estado. Sirva de muestra el proceso contra el POUM o Partido Obrero de Unificación Marxista y la “desaparición” de su presidente, Andreu Nin. (Moliné Escalona, M. Zaragoza, 2001)
Padre huye con su hijo herido.
Los niños en la guerra.
Las familias huyen de las zonas de guerra.
 La cara de desolación de esta madre mientras amamanta nos habla de los horrores de la guerra.
A pesar de estos excesos, la reconstrucción del Estado permitió que, desde mediados de 1937, la mayoría de los detenidos pasaran a disposición judicial, con todas las garantías procesales y que para el cumplimiento de las sentencias de muerte se requiriese el visto bueno del Consejo de Ministros. Sólo hacia el final de la guerra, en una situación de desbandada y descontrol total, se volvieron a producir algunos asesinatos.
A diferencia de lo sucedido en la zona republicana, la represión formó parte, desde el primer momento, de la estrategia diseñada por los sublevados para alcanzar el poder, y se centraría fundamentalmente en cargos políticos republicanos, militares leales a la República, intelectuales, dirigentes políticos, sindicales y líderes obreros y de las casas del pueblo de las localidades, que ocupaban o dominaban desde un primer momento de la sublevación.
Muestra de ello es la instrucción reservada nº 1, firmada en Madrid el 25 de mayo de 1936, dirigida a los futuros jefes del pronunciamiento decía: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no adictos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”. Una vez iniciada la revuelta en Pamplona, Mola insiste: es necesario propagar una atmósfera de terror (…). (Moliné Escalona, M. Zaragoza, 2001)

Dos camilleros llevan un compañero muerto.
En las zonas proclives a la rebelión y rápidamente dominadas por los sublevados, se instauró un régimen de terror indiscriminado para evitar que el enemigo pudiera organizar la resistencia. Buena prueba de ello fue lo sucedido en Navarra, Mallorca, Soria, La Rioja… sólo en esta última se produjeron más de 2.000 asesinatos. En estas zonas, la Falange asume, con el beneplácito militar, la responsabilidad de llevar a la práctica las consignas fascistas.
Mientras, Queipo de Llano y Franco organizan la limpieza de la retaguardia según avanzan sus fuerzas. Se producen sacas con el consentimiento del mando militar, y hubo fusilamientos en las cunetas, en las tapias de los cementerios y en el extrarradio de los centros urbanos. Se llegó incluso a la quema de cadáveres para evitar el peligro de epidemias. Esta práctica de las sacas, también fue común en el bando republicano, para con los considerados enemigos políticos por sus principios religiosos o políticos.
En el Frente de Fraga 1938.
En pleno ataque.

Conforme la sublevación derivaba en una guerra y las zonas ocupadas se constituían en un nuevo Estado, la represión fue institucionalizándose. La depuración política y la censura alcanzaron todos los niveles y se extendieron a todas las actividades, tanto públicas como privadas. Se pretendió enmascarar esta situación con la emisión de diversos decretos y disposiciones legales, que culminaron con la publicación el 9 de febrero de 1939 de la ley de “Responsabilidades Políticas”. Ley, que ya en su artículo primero violaba uno de los principio irrenunciables del Derecho al sancionar “retroactivamente”: «Se declara la responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas, que desde el 1 de octubre de 1934 y antes de julio de 1936 contribuyeron a crear o agravar la subversión …» (Moliné Escalona, M. Zaragoza, 2001)
Cerro Muriano en el Frente de Córdoba.
Soldados en la trinchera.
Amparados en estas disposiciones, los consejos de guerra dictaron, en ausencia de cualquier garantía procesal, numerosas sentencias de muerte tomando el relevo a los falangistas y los fusilamientos por rebelión militar se sucederían a lo largo de toda la guerra. Esto no impidió que continuaran los paseos hasta mucho después de acabar la guerra, si bien a una escala muchísimo menor que durante los primeros meses del conflicto. El máximo apogeo se alcanzó con el nombramiento en octubre de 1937 de Severiano Martínez Anido como jefe de Seguridad Interior para la retaguardia. Para completar el cuadro, los sublevados extendieron la represión al frente, principalmente con el bombardeo de la aviación sobre objetivos civiles, como Guernica o Granollers. Fue tal la dimensión alcanzada por el terror que desde las propias filas franquistas fue considerada la situación como intolerable. (Moliné Escalona, M. Zaragoza, 2001)
Rendición de soldados.
Una vez finalizada la guerra, el proceso de “normalización” continuó desarrollándose. A partir de las denuncias efectuadas por cualquier vecino o de las pesquisas realizadas por los servicios de investigación de la Falange, la Guardia Civil o la propia Falange procedían a la detención del sospechoso. Las delaciones eran consideradas como un deber patriótico.

Famosa foto de Capa que representa a un soldado herido de muerte.

En el frente de Tardienta.
 
El detenido, si sobrevivía al interrogatorio, comenzaba un rosario de instrucciones sumariales para finalizar delante de un consejo de guerra, normalmente masivo, donde el defensor, un militar, poco o nada podía hacer salvo pedir clemencia. Si le declaraban culpable y era condenado a muerte, el reo era trasladado a la cárcel donde, de madrugada, se efectuaban las sacas. Igual suerte corrieron muchos de los que, confiados por la propaganda nacionalista, volvieron de Francia tras la finalización de la guerra. Militares leales a la República y dirigentes de los partidos políticos y sindicales fueron los principales objetivos durante la posguerra.

Republicanos asturianos huyen en barco de pesca.

La propaganda rezaba así: «si no has manchado tus manos con delitos comunes ven. Franco te ofrece la paz, trabajo, pan y justicia. Si nos has cometido crímenes, no tienes que temer. La España Nacional es justa y generosa. La España nacional ampara al prisionero que no ha cometido crímenes»

Bombardeo en la carretera de Barcelona se acabó el viaje con los caballos muertos.
En definitiva…, la represión se consolida, bajo cobertura legal, como instrumento político para asegurar y defender el nuevo Estado, siendo las propias autoridades las que inician y extienden el terror por toda España como medio para alcanzar sus objetivos políticos.

El final de la guerra y la huida a la frontera francesa.

Como Juan Ortiz Garrido fueron miles de ciudadanos españoles los que durante la Guerra Civil Española de 1936 a 1939 y la inmediata posguerra, se vieron forzados a abandonar su tierra natal, su país, y desplazarse a otros países por motivos ideológicos y de conciencia, o por temor a las represalias por parte del bando vencedor y del régimen político instaurado en España; pensando permanecer en el extranjero hasta que la evolución de las circunstancias internas del país, les permitiera regresar paulatinamente, si bien fueron muchos los que finalmente se integraron en la sociedad francesa que les dio refugio, contribuyendo en algunos destacados casos a su desarrollo.
 
Juan Ortíz Garrido con su familia años después.
 
Ese fue el caso de nuestro paisano Juan Ortíz Garrido, tal como lo podemos ver, ya en edad madura, rodeado de su familia. Juan ocupa la parte central inferior de la foto, a su izquierda tiene a su esposa Isabel Cubillas Pérez, una mujer entrañable que conocimos en el año 1992 en los alrededores de París. También conocimos a su hija Victoria Ortiz Cubillas, casada con un aparejador o arquitecto francés de apellido Maurel. Victoria lleva en sus brazos quizá a su hija Aline Maurel Ortiz, posiblemente la mayor de sus dos hijas. Detrás de Juan Ortiz Garrido está su hijo Juan Antonio Ortiz Cubillas con bigote, a su derecha su esposa francesa Silvie y a su izquierda su tío Manuel Cubillas Pérez, hermano de Isabel (Esta foto fue enviada con amabilidad por Esther Navarro. Había sido entregada a su tía Juana Ortiz, hermana de Juan Ortiz, y a su muerte la entregó a su hermana Rafaela Ortiz. Esther Navarro sobrina de Juan Ortiz nos añade en el comentario del correo enviado que se contaba en la familia que Juan Ortiz Garrido “quedó a pocas personas detrás de los que en fila iban a entrar en los hornos del campo de concentración”. Suponemos que más que a los hornos crematorios, a los que pasaban los cadáveres, estaría entre los que iban a entrar en alguna tanda de los que iban a ser gaseados en las cámaras o salas preparadas al efecto por los nazis alemanes.

Juan Ortiz Garrido nacido en Higuera de Arjona (hoy Lahiguera) en fecha 13 de enero del año 1904, vivió de casado en el número 12 de la calle San Sebastián de Lahiguera; después de su participación en la guerra Civil en 1936-1939, y dadas las noticias que le enviaba su joven esposa Isabel Cubillas acerca de la represión del bando vencedor, decidió cruzar en huida a Francia y después de estar en campo de deportado, tras la entrada de Francia en la segunda Guerra Mundial, sufrió la persecución y prisión alemana cuando estos invadieron progresivamente Francia.
Juan Ortiz Garrido, nuestro paisano en Mauthausen fue deportado el día 7 de Abril de 1941 al Campo de Mauthausen, procedente de la prisión o stalags XVII-A (Kaisersteinbruch) donde tuvo el número de matrícula en el Campo con la cifra 4819, constando según la documentación consultada que no siguió un posterior itinerario a otros subcampos o Kommandos del de el mismo Mauthausen, tal como ocurrió con otros muchos de los deportados originariamente a este Campo, que después fueron enviados a otros, sobre todo a Gusen; tampoco consta que Juan Ortiz Garrido tuviese otro número de matrícula como consta tuvieron otros deportados a Mauthausen que después fueron trasladados a Kommandos o subcampos como el de Gusen, KLM, Dachau, Hartheim, Steyr, Allach, Hersbruck, etc.
Según los datos, con que consta en el registro del Campo Central de Mauthausen (Konzentrationslagers Mauthausen o KLM), de entre los que en el mismo registro podían aparecer como L de Liberado; F de Fallecido; D de Desaparecido; E de Evadido, o “De Situación desconocida”, nuestro paisano Juan Ortiz Garrido aparece con la L de Liberado el día 5 de Mayo del año 1945 en el mismo Campo Central de Mauthausen. 

Esta otra foto enviada es quizá la original, en ella se aprecian mejor los fotografiados de la parte inferior. Dijo Esther que las fotos habían estado hechas con móvil por lo que rogaba disculpas. En cualquier caso quedamos muy agradecidos.
 
Según mis recuerdos de conversaciones oídas a la familia de mi esposa, Juan Ortiz, como un gran sector social de obreros del campo, era de ideas izquierdistas. No es de extrañar,… el republicanismo jiennense destaco desde sus comienzos por ser uno de los más activos y movilizados de todo el país. En el año de 1871 la provincia de Jaén contaba ya con 63 comités locales republicanos, solo era superada en número de afiliados por la provincia de Alicante. El republicanismo de izquierdas tuvo sus momentos álgidos en las primeras décadas del siglo XX, décadas que supusieron el intento más serio de unión entre las distintas facciones republicanas que formaron Unión Republicana en 1903.
El republicanismo jugó un papel importante en los medios rurales, con la creación de Centros Obreros, que tuvieron gran repercusión, tanto desde el punto de vista de la socialización política, es decir, del aprendizaje e interiorización relacionadas con la toma de conciencia de su condición de ciudadanos, y en cierto modo, en la medida de sus posibilidades, en la oportunidad de defender sus derechos laborales en el duro trabajo del campo, para reclamar sus derechos y expresar un nuevo espíritu de ciudadanos con el que antes no contaban; sobre todo por la participación en la toma de decisiones en un entorno fundamentalmente agrícola.
Desconozco si Juan Ortiz tuvo alguna filiación política determinada, quizá fuese simpatizante políticamente de Unión Republicana o de Ezquerra Republicana, como lo fue un amplio sector de obreros del campo de aquellos años. Siempre escuché que no se había significado políticamente en el pueblo; pero que Isabel, su mujer, le sugirió por carta que no volviese a Higuera al finalizar la Guerra Civil porque muchos partidarios de la “República eran apresados, juzgados y metidos en la cárcel”. Esta debió ser la razón por la tomó el camino del exilio a Francia.
Comienza el exilio para muchos soldados republicanos al finalizar la guerra civil.
Dos soldados entran en puesto fronterizo de Le Perthus, acaban de llegar a Francia.
Anarquistas cruzan por las montañas del Pirineo.

Cuando estuvo en Francia de regreso de Mauthausen, pensaron que la forma de agruparse la familia, sería que Isabel, con sus hijos Juan Antonio y Victoria, se marchasen para encontrarse con su marido y padre respectivamente, con la esperanza que esa nueva tierra los acogiera a los cuatro. Isabel vendió la casa que tenia en la calle San Sebastian, 12 y todas sus pertenencias y con el dinero acumulado de las ventas llegaron en un viaje sin fin a la frontera franco española.
Al llegar a la frontera francesa se les presento el problema del salvoconducto y sin dinero tuvieron que volver a Higuera como pudieron. Imagino la travesía de ida y vuelta que Isabel sufrió con sus hijos. Cuando volvió a Higuera estuvo trabajando en la casa panadería de Alfonsete y su hijo Juan Antonio, que aunque preadolescente era cuidador y compañero de juegos de mi cuñado Manuel.
Desconocemos el año de la marcha definitiva de Isabel a Francia con sus hijos, suponemos que seria posterior a la vuelta del internamiento de Juan Ortiz en Mauthausen, porque, ¿qué iba a hacer Isabel con sus hijos en Francia, si Juan había sido enviado al campo de concentración?
Las familias dejan sus casas y sus pueblos y se lanzan a carreteras y caminos en busca del exilio.

















Durante los primeros meses de la guerra, y particularmente en el periodo de agosto a diciembre de 1936, se produjeron los primeros desplazamientos de refugiados y exiliados principalmente hacia Francia, desplazamientos  que tenían todavía cierto carácter provisional, y agrupaba a un colectivo de personas provenientes de las regiones fronterizas de Aragón, Cataluña y el País Vasco. Estos desplazamientos estaban marcados por los episodios de violencia sistemática en contra de la población civil, tanto como resultado de la represión por motivos ideológicos, por parte de las fuerzas sublevadas, como por los partidarios de la revolución social y el avance de las operaciones militares. En el caso de los huidos de Aragón y Cataluña, la mayoría de los huidos lo eran por su condición de proximidad al bando nacionalista sublevado y la persecución de los seguidores de la CNT y la FAI; en el caso de los huidos del País Vasco lo hacían como partidarios del Gobierno republicano establecido y huían del avance del frente de Irún; en otros casos eran simplemente grupos de personas "neutras políticamente" que se veían amenazadas por el clima de hostilidad y violencia que se vivía en ese periodo de nuestra historia. (Bartolomé Bennassar, 2004).

Familias jóvenes huyen con hijos pequeños.
Mujeres y niños camino el exilio francés.



La salida de los republicanos de España y su marcha al exilio no se produjo en un único momento y de una sola vez. Los flujos de población se fueron realizando prácticamente desde los primeros meses de la guerra, y su detonante no fue otro que la violencia sufrida por la población civil en la represión, ejercida por los nacionales progresivamente en las zonas conquistadas. Podemos señalar cuatro oleadas de emigración, de volumen desigual y en diferentes momentos:
1. Verano de 1936: Con la toma del País Vasco, apenas un mes después del estallido de la contienda, marcharon a Francia entre 15.000 y 20.000 personas. Este movimiento migratorio fue provisional, de hecho los paisanos civiles vascos que salieron después de la toma de Irún, regresaron en su mayoría un mes después; los militares acabarían reincorporándose al Ejército republicano.
2. Junio de 1937: A partir del mes de mayo de 1937, el mayor centro de la guerra es el frente Norte, y su desplome ocasionaría otro gran importante movimiento de población. Se calcula que serían unos 135.000 los españoles camino del exilio.
3. Primavera 1938: Con la ocupación del Alto Aragón por los nacionales se producirá un tercer flujo de alrededor de 25.000 personas, y así a finales de 1938 el número de refugiados españoles puede estimarse en más de 40.000, entre los que se encontraban muchos niños.
4. El gran éxodo de 1939: La cuarta oleada de refugiados fue la más importante y comienza con la retirada que se va a producir después de la caída de Cataluña a finales de enero de 1939. Buscan refugio en Francia no sólo los soldados derrotados del ejército regular sino también los civiles amenazados por la venganza de los vencedores. Barcelona cae el día 26 de enero y comienza el éxodo de miles de personas; pero la frontera francesa se encuentra cerrada y no se abrirá hasta el día 28 y sólo para las mujeres y los niños y, tres días después para los heridos. El 5 de febrero finalmente se autoriza la entrada de las tropas republicanas, cruzando la frontera el presidente de la República, Azaña, y los presidentes de la Generalitat y Euskadi, Companys y Aguirre. La última evacuación de la guerra se producirá en el mes de marzo, tras la ocupación franquista de la zona central, y se realizará desde la costa levantina por vía marítima.
Multitud de niños acompañan a sus padres en 1938.



















La marcha por la nieve de una familia.
















Refugiados por el paso de Prat de Monlló.
Camino de la frontera.

Esta emigración constituyó por otro lado un serio impacto en nuestra demografía, un impacto tanto más sensible por cuanto desde un punto de vista laboral, se compone fundamentalmente de personas jóvenes, y porque desde un punto de vista cultural, engloba en su seno una apreciable proporción de personas de los niveles más elevados en cultura. En fin, tanto por las especiales circunstancias de masificación en las que se produce, como por los extraordinarios acontecimientos internacionales, que a los pocos meses de haberse producido inciden directamente sobre ella, esta emigración representa, para buena parte de sus componentes, una expatriación especialmente penosa y duradera.
Aquella guerra iniciada en 1936 tuvo su final con la derrota republicana en abril de 1939, consecuencia de la misma, y a medida que las tropas franquistas iban tomando Cataluña, el 15 de enero tras la caída de Tarragona, se inicia un exilio masivo, cuya desgarradora marcha se desarrolló en las carreteras catalanas que conducían a Francia. Aquella huida desesperada estaba formada por mujeres, ancianos, niños, soldados y discapacitados que “huían empujados por el miedo físico o psicológico de los últimos momentos de una guerra perdida”. (1).

Comienzan a llegar soldados a Francia.
Recepción de un grupo de llegados a Boulou.
La mayoría de esos exiliados que traspasaron la frontera con Francia eran gentes provenientes de las provincias catalanas, aunque también es cierto que ese éxodo se había nutrido con anterioridad de personas de las más diversas procedencias peninsulares. Este hecho se debió a que Cataluña fue alimentándose de aquellos refugiados procedentes de las zonas ocupadas por los ejércitos franquistas. Según las cifras aportadas por el historiador J. Rubio, geográficamente el cuadro regional que conformó el exilio masivo de 1939 en Francia, se distribuía así de las siguientes regiones: Cataluña con un 36.5 por ciento, Aragón con un 18.0 por ciento, Levante: 14.1 por ciento, Andalucía: 10.5 por ciento, Castilla la Nueva: 7.6 por ciento, Norte de España (País Vasco, Santander y Oviedo) con un 8.1 por ciento. (9)










Cruzaron la frontera y ven sus esperanzas rotas al ver lo que les espera.
La mayoría de las personas que iniciaron el éxodo eran gente corriente, solda­dos y población civil con una trayectoria de vida sencilla, pero fuertemente marcada por los eventos bélicos y tensiones políticas de la época. La mayoría de los españoles que atravesaron los Pirineos en 1939, y que acabaron instalándose allí, eran también fundamentalmente proletarios, y conocedores de la problemática sindical de aquel momento; aunque también había un considerable núcleo de personas con profesiones liberales. El conjunto estaba compuesto por personas de todas las regiones de España... Desde el punto de vista sociológico ese exilio significó un profundo desarraigo del cuerpo nacional español. 











 
 
 
 
 
 
 

A medida que se desarrollaba el conflicto, el carácter provisional del exilio fue volviéndose más permanente y masivo en el caso de los desplazados próximos al bando republicano, al punto…, que los episodios de huida en desbandada continuarían produciéndose, por lo que se emprendieron acciones desde el gobierno republicano, para ordenar de manera planificada algunas de las evacuaciones, particularmente las de los menores. La Oficina Central de Evacuación y Asistencia al Refugiado fue constituida en octubre de 1936, en vísperas de la batalla de Madrid, en previsión de realizar operaciones masivas de evacuación hacia la costa mediterránea; mientras que en noviembre fue creada en París el "Comité d'accueil aux enfants d'Espagne" por parte de la CGT.
Las primeras evacuaciones de niños se produjeron desde Madrid y Valencia, con el envío de 100 menores hacia la URSS en febrero de 1937, y desde el País Vasco, donde se evacuaron a 450 personas hacia la isla francesa de Oleron, en la colonia "Casa Dichosa". Más adelante, cerca de 300 de ellos fueron llevados a París y los restantes, albergados en Oostduinkerke, en Bélgica. (Alted Vigil 2002, 126).

Españoles exiliados en la frontera francesa.
Al finales de 1938, se estima que en suelo francés permanecían 40.000 emigrados, aunque se consideraba que mantenían una situación de desplazamiento provisional. (Bartolomé Bennassar (2004), pp. 362-363), (Denis Peschanski,  2001).

Mujeres y niños refugiados llegados a Le Perthus, 12 de febrero de 1939.
Refugiados en la frontera francesa.
Gendarme francés ofrece víveres en la calle de Perthus a los niños, 28 de enero de 1939.
Llegada al paso de Le Perthus de exiliados españoles.
 

En la mayoría de los casos los campos de acogida eran unos terrenos cercados con alambradas en arenales próximos a las playas del sudeste francés y estaban permanentemente vigilados como puede comprobarse a la derecha de la foto.
Construcción del campo de acogida de Gurs en el Rosellón.
Comienzan a construirse los barracones para los refugiados.

Refugiado duerme al raso en el "Campo de acogida" de Saint Cyprien.
El primer “centro especial” para acoger refugiados se instala en Rieucros (Lozère), cerca de Mende, por decreto de 21 de enero de 1939. Posteriormente, entre marzo y abril de 1939 se crearon seis centros en las periferias de los Pirineos Orientales para el internamiento de milicianos: en Bram (Aude) reservado a los ancianos; Agde (Hérault) y Riversaltes (Pirineos-Orientales) destinado a los catalanes; Sepfonds (Tarn-et-Garonne) y Le Vernet (Ariège) para los obreros y Gurs (Basses Pyrénées). Estos dos últimos centros fueron los campos franceses más importantes y funcionaron hasta 1944, encerrando y exterminando a judíos, españoles, rumanos, gitanos y otros europeos indeseados para los nazis y para una parte importante de los franceses. A estos centros de internamiento se le sumaron otros como Argèles-sur-Mer, Saint-Cyprien (sumando ambos más de 180.000 internados), Prats-de-Molló y otros más pequeños como Noé y Barcarès (cerca de 150.000 refugiados). 

Las carreteras quedan colapsadas de vehiculos en la marcha al exilio.
 
Refugiados de Port Vendres.

La Guardia Móvil recoge las armas a los exiliados españoles.
Registros en el campo de Prat de Monlló.
Localización de los "Campos de Acogida" franceses.
Llegada al campo de Argelés sur Mer y Le Barcares.

El campo de Argelés sur Mer en la arena de la playa y aseo y desparasitación de los exiliados en el agua del mar. Abajo un día de baño en la playa de Argelés sur Mer.




Vigilancia permanente en los "Campos de Acogida" a cargo gendarmes franceses y de guardias árabes africanos a caballo de las colonias francesas en África.
 
Nada más pasar a Francia, los españoles eran agrupados en campos de selección. Se producían entonces las separaciones familiares. La mayoría de las mujeres y niños eran conducidos en camiones o trenes hacia distintos pueblos del interior de Francia donde eran alojados en improvisados refugios. Una parte acabaron en los campos de la arena. Muchas personas, desesperadas por las condiciones en las que se encontraban, claudicaron ante las presiones que ejercía el gobierno francés para que retornaran a España. Junto a este deseo de fomentar el retorno a España, el gobierno francés trató de alentar la reemigración a terceros países. En los primeros momentos del éxodo, los republicanos españoles resultaban unos elementos gravosos y molestos. Más tarde se vería su utilidad, sobre todo en el caso de los hombres como mano de obra joven.

 Diálogo familiar a través de la alambrada en Argelés sur Mer.
Esposa habla con su marido en el campo de Argelés sur Mer.
El 14 de abril de 1938 llega al poder en Francia el nuevo Gobierno de Daladier. Se adoptaron una serie de disposiciones legislativas y reglamentarias con objeto de controlar, vigilar y reprimir a los extranjeros, marcadas por la xenofobia imperante, y de las repetidas llegadas de refugiados. Entre otras cosas, estas normas, en razón de “la preocupación por la seguridad nacional, por la economía general del país y por la conservación del orden público”, se distingue entre el extranjero de buena fe y el considerado “indigno de permanecer en nuestro suelo”. Para un eficaz control, el ministro de Interior podía poner en arresto domiciliario a cualquier extranjero, siendo potestad de los prefectos de la policía prorrogar o negar la validez del visado para los extranjeros. Este último sólo era otorgado para un departamento preciso, a excepción de los departamentos fronterizos.


Recien llegados al campo empiezan a organizarse.

Primeros días en el campo de Argelés sur Mer antes de construir sus chozas.
Reencuentro con la familia en el Campo de Argelés sur Mer. Abajo partiendo en el Campo de Argelés sur Mer los trozos de carne que van a servir de alimento a los refugiados.
Al no disponer de albergues comienzan a hacer chozas con las cañas de entorno y todo lo que encuentran.
Exiliados en Argelés sur Mer vigilados constantemente por la guardia francesa y guardias a caballo de las posesiones africanas de Francia.

Los refugiados pudieron resistir las pésimas condiciones a las que fueron sometidos en Francia desde el principio: campos de concentración, compañías de trabajadores extranjeros,...etc. De la misma manera que luego se adaptaron al país de acogida y se transformaron en excelentes técnicos, metalúrgicos y en elementos vitales para la reconstrucción del país (Francia) al finalizar la guerra mundial.

El gobierno francés, aprovechándose de las precarias condiciones en que se encontraban los republicanos españoles, y sus deseos por obtener algo de libertad, además de amenazarles con endurecer aún más sus condiciones, propuso la salida a los campos de trabajo por la comida y 0,50 francos mientras durase la preparación de la guerra, utilizando para ello a miles de refugiados. De esa manera cubrían las vacantes en las fábricas, pues la guerra estaba muy cerca y necesitaban mano de obra barata hasta el fin de la derrota servida en bandeja a los alemanes. El negocio para el gobierno francés era redondo…
(5 de 6) GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - EXILIO 
 
(6 de 6) GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - EXILIO:
Entre aquella población civil suponemos que la gran mayoría no tenían responsabilidades políticas ni militares, por lo tanto no pueden ser consideradas como represaliados que buscaban necesariamente el exilio;  entonces, podemos preguntarnos: ¿por qué huían? Según la escritora Teresa Pàmies “la gran masa de la población civil seguían un impulso colectivo, pensando algunos que en Francia encontrarían al marido, al hijo, al padre, al hermano; y que pasada la borrasca retornarían juntos a empezar de nuevo la vida en familia, aunque faltasen algunos, muertos en las trincheras, en los bombardeos o, sencillamente, desaparecidos en la vorágine de la guerra”.  (2).
Grupo de refugiados llega a Mauresque, 30 de enero de 1939.
Huida por los caminos y montañas.
Las familias salían de su casa con todo lo que podían llevarse.

Nuevas llegadas a los campos  de refugiados por todos los caminos posibles.
Como ya hemos referido, la mayor avalancha de exilados se produjo con ocasión de la pérdida de Barcelona por la República (febrero de 1939). En esos momentos más de medio millón de personas huyeron a Francia. Sobre todo en los primeros momentos, y una gran parte de ellos fue internada en los campos, que el gobierno francés de Daladier habilitó para el caso. Las condiciones en tales campos fueron deplorables, como en el caso del Campo de concentración de Gurs. En esos primeros meses se produjo el regreso a la España (ya enteramente dominada por los nacionales franquistas) de alrededor de la mitad de quienes se refugiaron inicialmente en Francia.

Pase que se entregaba en el Campo de Gurs, para controlar la movilidad a algunos refugiados con coche.
Campo de Concentración de Gurs, uno de los que tenía peores condiciones para albergar a los refugiados.
Refugiados españoles en el Campo de Gurs, próximos a la costa atlántica francesa cerca de Pau.
La huida masiva de aquella masa humana conllevó una serie de elementos añadidos a los de por sí desgarradores, aparte de lo que suponía dejar su mundo anterior, sus casas y su tierra, para lanzarse a un mundo oscuro y desconocido, tan sólo lleno de esperanza. El continuo bombardeo de la población en retirada, las inclemencias del tiempo agudizado por un frío invierno, el abandono de sus enseres personales por el camino y lo que aquello significaba para muchas personas, que dejaban tirados, en la cuneta de su camino, los recuerdos de toda una vida.
Comienza una nueva vida en los campos de concentración, que en muchos casos terminara cuando se inscriban en los Campos de Trabajadores Extranjeros tan sólo unos meses más tarde.

El cruce por las fronteras se hizo a través de Latour de Carol, Bourg Madame, Prats de Molló, Le Perthus, Cerbère. Estos puestos fronterizos del departamento de los Pirineos Orientales, se vieron colapsados por aquel alud de refugiados que intentaban traspasar la frontera. En principio se trató de mujeres, niños y ancianos, pero al poco tiempo a aquella población civil se le unieron los combatientes, que huían del avance nacionalista. El día 22 de enero, ante el derrumbe definitivo del frente del Ebro, el gobierno republicano ordenaba la evacuación de Barcelona, iniciándose una retirada masiva de población civil y fuerzas militares en dirección hacia la frontera francesa.  
Enlaces que se pueden consultar en internet:
Españoles en la tormenta (I): 1939 - 1945. "El exilio ordinario":
https://canal.uned.es/mmobj/index/id/10588
Españoles en la tormenta (II). 1940 - 1945. "Los campos de la muerte"
https://canal.uned.es/mmobj/index/id/10596
Españoles en la tormenta (III). 1939 - 1945. "Resistencia en Francia. El maquis".
https://canal.uned.es/mmobj/index/id/10653
Españoles en la tormenta (IV). 1939 - 1945. "Resistencia en Francia. Guerrilla urbana".
https://canal.uned.es/mmobj/index/id/10604
Españoles en la tormenta (V). 1940 - 1945. "Oradour: pueblo mártir".
https://canal.uned.es/mmobj/index/id/10762


Espagne 1939 La Retirada (5): 


Exilios I. Refugiados españoles en el mediodía de Francia:
 
Documental de la UNED: Exilio:https://www.youtube.com/watch?v=JwZCgSHFDEc

Cabe destacarse que los pasos fronterizos no siempre estuvieron abiertos. El 28 de enero, dos días después de la ocupación de Barcelona por las tropas nacionalistas, el ministro republicano de Estado, Julio Álvarez del Vayo, conseguiría del gobierno francés la apertura de la frontera francesa para acoger a miles de refugiados civiles españoles. El 5 de febrero, después de dejar pasar solamente a población civil, las autoridades francesas aceptarían también la entrada en su territorio a los combatientes, a cambio de su desarme e internamiento en campos de concentración. (12).  En poco más de unas tres semanas, el último día del cruce masivo fue el 10 de febrero, entraron unas 465.000 personas en el departamento de Pirineos Orientales costero y agrícola.
Refugiados españoles dirigiéndose desde Boulou a Argelés sus Mer.

Civiles y militares llegan el 29 de enero de 1939 a Francia.





El éxodo de finales de enero y principios de febrero de 1939, condujo al Departamento francés de Pirineos Orientales a un contingente de población, que se sitúa en torno a las 465.000 personas. Su procedencia geográfica era muy diversa con un predominio de catalanes y aragoneses, también se daba una diferenciación social, profesional y en cuanto a la adscripción política. Era todo un colectivo el que se veía obligado a exiliarse, pues, junto a los restos de un ejército en derrota, a los dirigentes políticos, a los cuadros de la administración republicana; iban mujeres, niños, ancianos y enfermos…
En los últimos días de enero y primeros de febrero de 1939, la evacuación de los heridos fue accidentadísima, a causa de los continuos cierres de los pasos fronterizos (Puigcerdà, Camprodon, La Junquera y Port-Bou). Otras causas eran las dificultades para hacer entrar en razón a la población civil que invadía las carreteras, y conseguir que dejasen libre la parte izquierda de la calzada. Las autoridades francesas decían no poder admitir más que 2.500 ó 3.000 heridos. Y a condición de que cada herido estuviese en posesión de su ficha médica. Los franceses no habían previsto otro alojamiento para nuestros heridos que el de tres buques hospital, anclados en Port-Vendres, al sur de Perpiñán. En los que acomodaron, en condiciones pésimas, a algo más de mil heridos y donde, según el testimonio del doctor Julio del Águila, el material sanitario disponible era similar a la de un simple dispensario municipal...

Instalados en el campo de refugiados comienza la vida más normalizada para los niños y para los mayores.
Salvo unos centenares de heridos evacuados hacia los hospitales civiles de Perpiñán, Narbonne, Carcassonne y Beziers, los restantes heridos, varios miles, fueron internados en los campos de concentración de los Pirineos Orientales: Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien y Barcarés. Respecto las condiciones de vida en los citados campos son elocuentes los informes del general médico francés Peloquin y del doctor Joaquín d'Harcourt, Jefe de la Sanidad de Guerra del Ejército republicano español. Señalaron que la disentería y la neumonía causaban verdaderos estragos entre ellos, sobre todo en los internados con menores defensas como los heridos de guerra, así como la fiebre tifoidea, la tuberculosis y en algunos casos la lepra. La tercera parte de los internados sufría tiña y sarna, siendo muy frecuente la ulceración de la piel y la inflamación de la garganta, debido a las violentas tempestades de arena que el viento originaba. El doctor d'Harcourt agregaba que los trastornos mentales y neuróticos constituían un problema mucho más grave que el resto de las enfermedades. Algo más tarde, este médico declararía a la escritora Isabel de Palencia que «a varios centenares de médicos españoles se nos prohibió terminantemente atender a nuestros heridos y enfermos».
Esta decisión de no dejar actuar a los médicos españoles fue una de las decisiones más arbitrarias e inhumanas, que los franceses tomaron contra los españoles, tanto más cuanto las quejas sobre la carencia y la incompetencia de los médicos del país era unánime, en lo referido a los médicos militares como civiles. El doctor d'Harcourt y el enviado del periódico inglés The Times (en el n.° del 24 de febrero de 1939), aseguraban que muchos soldados republicanos heridos habían sufrido amputaciones innecesarias, porque los médicos franceses no sabían poner escayolas e ignoraban también los nuevos métodos para prevenir las infecciones de las heridas, descubiertos durante la guerra civil española por el doctor Josep Trueta. Federica Montseny, en su libro “Pasión y muerte de los españoles en Francia”, da detalles de una epidemia de tifus declarada en el campo de concentración de Bram, a mediados de 1940: «El jefe médico, el doctor Leboeuf, ordenó una vacunación general que, cuando los internados habían contraído ya la enfermedad, la agravaba sin remedio, lo cual produjo en pocos días medio centenar de muertes».
 
Por estas y otras razones, los médicos y enfermeras de la Central Sanitaria Internacional, que desempeñaban el servicio de tres puestos de socorro, serían destituidos. La negligencia llegó a tales extremos que en la enfermería del campo de concentración de Gurs, donde estaban internados la mayor parte de los Internacionales, nuestros soldados aviadores y un centenar de heridos, no había, a mediados de marzo de 1939, ni un simple termómetro. De otro campo, el de Vernet de Ariège, el escritor inglés, Arthur Koestler, en su libro “La hez de la Tierra”, remata su testimonio con estas palabras: «En cuanto a comodidad e higiene, Le Vernet tenía un nivel digno de la Edad de Piedra... inferior incluso al de los campos hitlerianos.

Había una cuarta parte de enfermos que no tenía platos ni cucharas, ni tenedores, ni jabón... La mitad de los prisioneros dormían, sin mantas, a diez  grados centígrados bajo cero. Para completar el cuadro tenemos el testimonio de un sacerdote, Jesús Arnal, que ha escrito: «De Francia, quiero hacer constar, no recibimos nada, absolutamente nada, ni siquiera agua, pues la tomada en las estaciones era como si la estuviésemos robando, tal como comprobamos cuando acompañábamos a los heridos transportados hacia el interior del país. En cambio, ellos sí que se aprovecharon de todo lo nuestro, y con bastante prisa. Las magníficas ambulancias Dodge, algunas donadas por los actores y actrices de Hollywood, de las que estaba dotado el ejército gubernamental, llegaron a Bourg-Madame y al día siguiente vimos circular varias con matrícula francesa y, para más detalles, algunas conducidas por monjas».

Encienden una hoguera en el campo de Bram.
Llegada de suministro al campo.
Durante algún tiempo muchos españoles se preguntaban: si las autoridades francesas no habrían sido sorprendidas, realmente, por la rapidez de los acontecimientos y por la arrolladora avalancha de fugitivos, que se desparramó en poco más de cuatro semanas por el Pirineo Oriental. La respuesta, clara y contundente, fue dada en mayo de 1940, cuando se comprobó que en el curso de una retirada mucho más vertiginosa y desordenada que la de los exiliados españoles; cuando en la huida de sus países, se adentraron en territorio francés más de tres millones de refugiados: la mayoría belgas, franceses del norte y holandeses, en un par de semanas, las que pasaron entre 10 al 25 de mayo y, a pesar de la precipitación, ni uno solo de ellos fue a parar a un campo de concentración. Entonces, si que se requisaron hoteles, balnearios, castillos, mansiones deshabitadas... es decir: se hizo lo indecible para acogerlos decentemente a los refugiados, y se consiguió. El cinismo desplegado por los gobernantes franceses, para justificar lo injustificable, llegó a extremos inauditos. Así, en marzo de 1939, en la Asamblea Nacional de Diputados de París, el ministro del interior, Albert Sarrault, un radical socialista, explicaba su pasividad con estas palabras: «Los franceses no podían empezar a construir albergues para los refugiados, mientras los republicanos siguieron luchando; habría sido un insulto a su valentía. Si los preparativos hubiesen llegado a conocerse se habrían levantado multitud de protestas. Se me habría acusado de predecir el colapso del frente catalán y de contribuir a él con mi predicción; se me abría acusado de atraer a Francia un éxodo que, hasta el último minuto, he tratado de prevenir.» Sin embargo, La Dépêche de Toulouse, en su número del 5 de febrero de 1939, había publicado una fotografía de la agencia de noticias France Presse, que presentaba a soldados franceses de unidades montañeras cavando trincheras cerca de Osseja (en la región de la Cerdaña), para tratar de interceptar la supuesta temida invasión de las tropas españolas y en las que se llegaron a instalar máquinas automáticas para repeler a los españoles. Nos preguntamos al respecto: ¿si con estas medidas no se contribuía a aumentar la desmoralización de los republicanos españoles? ¡Qué jeta la del ministro socialista radical francés.
Los primeros refugiados que cruzaron la frontera se encontraron con que no se había previsto ninguna medida por las autoridades francesas para su acogimiento; lo único que se hizo fue la vigilancia constante por las fuerzas de orden público formadas por soldados coloniales marroquíes y senegaleses, los mismos que ahora vienen en las terribles pateras. Además la mayor parte de los recién llegados, lo hacían en unas condiciones deplorables, aquejados de diversas enfermedades como la disentería, sarampión, difteria y tos ferina, así como numerosos heridos tanto militares como civiles. Por consiguiente hubo que improvisar, los grupos más débiles, mujeres, niños y ancianos se distribuyen por distintos departamentos franceses alejados de la frontera, a excepción de la región parisina que fue preservada, mientras que los heridos más graves eran evacuados a diversos hospitales. Los hombres fueron agrupados en zonas descampadas, rodeadas por alambradas y qué, pomposamente, fueron llamados por los franceses “campos de acogida”, mientras que por los recién llegados comenzaron a llamarse “campos de concentración” por las condiciones deplorables en que quedaron alojados.
 
La dureza de estas condiciones se refleja en todos los testimonios de los protagonistas, de los que a modo simplemente ilustrativo citaré alguno de ellos:
Lluís Montgut cuenta como el grupo del que formaba parte fue llevado a un terreno baldío situado cerca de Prats-de Molló, donde tuvieron que dormir al raso en una cuneta cubierta de ramas.
Antoine Miró, fue conducido fuertemente escoltado a un prado cercado, que los gendarmes cerraron con una cadena a su alrededor a la que colocaron un candado, siendo además vigilados por un cordón de soldados senegaleses, fusil en mano. Y todo ello con 10 centímetros de nieve, sin un lugar donde guarecerse y nada para comer o beber.
Mariano Constante cuenta la marcha forzada entre la estación de Caussade y el campo de Septfonds, bajo la vigilancia de un regimiento de senegaleses: “Armados con fusil y con un corta-cuellos o machete, nos empujaban sin miramientos, dirigidos por jóvenes oficiales franceses.

Otros enlaces interesantes que pueden consultarse en internet:
El exilio republicano español (I). 1939-1945. Refugiados españoles en el mediodía de Francia:
El exilio republicano español (II). 1945 – 1977:
 https://canal.uned.es/mmobj/index/id/7586

La actitud de las autoridades francesas hacia los refugiados españoles irá cambiando a medida que éstos pasaron de ser, en los primeros momentos una carga difícil de mantener, a ser un potencial de mano de obra barata y una reserva para su ejército. A partir de abril de 1939, se dictan varias medidas conducentes a retener en el país la población masculina comprendida entre veinte y cuarenta y ocho años, y quedará así constituida en mano de obra permanente al servicio de Francia, al tiempo que se organizan los campos en Compañías de Trabajo: las más duras, las destinadas a fortificar las fronteras, llevarán un régimen militar; otras se dedicarán a trabajos públicos, industrias de guerra y agricultura, ya en el horizonte de la Segunda Guerra Mundial.
El tiempo transcurrido en los distintos campos de acogida franceses, desde febrero hasta setiembre de 1939, fue de una lamentable miseria, donde sólo los que lograron salir por distintos conductos, escaparon al hambre, los piojos, la sarna y demás consecuencias de aquella situación inhumana. Pero, los acontecimientos se iban a precipitar de forma acelerada, ya que los planes del estado mayor alemán, ensayados previamente en la guerra incivil española, pasaban por atacar a los países limítrofes primero, para desafiar al mundo entero después, con todo el cinismo bárbaro que caracterizaba a los nazis alemanes. Desde hacía ya tiempo, los potentados alemanes habían designado a Hitler como el Führer de todos sus compatriotas, con el apoyo y la colaboración incondicional de las industrias de guerra, SS, SA y todo el estado mayor del nacional-socialismo del país germano, para preparar el cataclismo mundial, demostrando que ellos eran los más fuertes para aplastar las democracias.
En cuanto a la prensa, siguió la misma división de opiniones mantenida durante el tiempo de guerra. Los periódicos de izquierda, como Le Populaire, L’Humanité o Ce Soir, partidarios de la República española, pedían que se acogiera dignamente a “los luchadores de la libertad” y hablaban de la “España mártir camino del exilio”, haciéndose eco de la llamada lanzada por diversas personalidades como François Mauriac, Henri Bergson, Jacques Maritain, Paul Valery y otros, pidiendo ayuda para la atroz miseria de la población española, obligada a retroceder hacia las fronteras. Por su parte, los periódicos conservadores y de la derecha tradicional, Le Petit Parisién, Le Matin, L’Epoque o Le Jour, criticaban a los republicanos hablando de “la invasión de los refugiados”, los “restos del ejército rojo” o “las ruinas humanas.

Refugiados atados a un poste en el "Campo de Acogida" francés, llamado por los españoles "Campo de Concentración".
Una vez cruzada la frontera eran seleccionados en un campo de selección: triage, luego eran ubicados en campos improvisados conocidos como centres d’accueil. El primer campo abierto en Francia fue Argelés sur Mer siendo inaugurado el 1 de febrero de 1939. Debido a la entrada masiva de refugiados entre los días 5 y 9 de febrero se abriría, el 8 del mismo mes, el campo de Saint-Cyprien: ambos destinados a la mayoría de los exiliados que pasaron por los puestos fronterizos de Le Perthus y Cérbere.
Campo de acogida de Saint Cyprien.
Refugiados del campo de Saint Cyprien en la puerta de su barracón.
Para los que entraron por otros puestos fronterizos se abrieron los campos de Vallespir y de la Cerdaña: Arles-sur-Tech y Prats de Molló. (13) Otros campos provisionales fueron el de Camp de la Guingueta d’Hix, La Tour-de-Carol, Mont-Louis situados a lo largo de la Alta Cerdeña. En la zona de Vallespir estaban Els Banys d’Arles, Arles-sur- Tech, Prats de Molló y el Voló.
Refugiados en la Latour de Carol.
Exiliados hablando desde detrás de sus alambradas.
Grupo de conocidos comiendo en un campo.
El hambre, la separación de las familias tras el cruce de la frontera por las autoridades francesas, así como un futuro incierto tras el paso de la misma, fueron los elementos que impregnaron la experiencia del exiliado, marcando un antes y un después en las vidas de muchos de ellos. 
Los exiliados fueron constantemente vigilados por la policía francesa y por tropas coloniales (moros y senegaleses). Pronto, nuevos factores sobrevendrían a los refugiados en los campos de concentración tales como la mala alimentación, promiscuidad sexual y hacinamiento, falta de higiene, contaminación del agua debido al propio detritus de los exiliados en las playas. Factores que provocaron avitaminosis, sarna, disentería y, a su vez, la muerte a muchos de ellos por cólera y inanición. La disentería entre las pestilentes letrinas también vigiladas por gendarmes y spahis a caballo o bien la necesidad de deshacerse de los ácaros, siendo normal ver a los refugiados rascarse la sarna y los piojos que implacablemente  devoraban a los internados. En todos los testimonios es también impactante la delgadez y precariedad física de los refugiados hambrientos, debido a la escasez alimenticia de la zona republicana frente a la obesidad proporcional de sus "anfitriones" franceses.

Campo de Bacares.
Le Perthus- Le Bacares: Vista parcial del Campo de Concentración Chauvin número 23.
El ya referido hacinamiento en los campos de Argelés y Saint-Cypriem llevó al gobierno francés a crear otro en la playa de Barcarés, en el mismo departamento de Pirineos Orientales, con el objetivo de descongestionar los otros dos. Poco a poco se fueron construyendo nuevos campos en otros departamentos con el nombre de Adge (Hérault), destinado especialmente para exiliados catalanes, y el de Bram (Aude) para los exiliados de más edad. Sucesivamente se fueron creando nuevos campos tales como el de Gurs (Béarn) destinado a aviadores vascos y miembros de las Brigadas Internacionales; o el de Judes (Septfonds) reservado a obreros especialistas cualificados. Otro, cerca del pueblo de Couiza, destinado a mujeres y niños. 

Interesante enlace El exilio de los niños:
https://canal.uned.es/mmobj/index/id/12346

Llegan nuevos exiliados donde no faltan los niños.
Asimismo, se crearon campos disciplinarios para albergar a los que se consideraba como especialmente peligrosos. De este modo, se utilizo la antigua fortaleza templaria de Collioure para acoger a varios centenares de españoles, entre oficiales y soldados del ejército republicano, y miembros de las Brigadas Internacionales. Igualmente, se utilizo el antiguo campo de prisioneros de Vernet-d'Ariège en donde fueron a parar la mayoría de los anarquistas de la Columna  Durruti. Otro campo de castigo y represión, destinado exclusivamente para mujeres, fue el de Rieucros. Tanto el campo de Vernet como el de Rieucros continuaron siendo utilizados durante la Segunda Guerra Mundial  internándose en él: hombres y mujeres de distintas nacionalidades con cierta significancia político-militar; activistas antifascistas del centro de Europa; comunistas franceses y mujeres anarquistas. (14)
Refugiados del campo de Prat de Monlló.
Ante esta dramática situación voceada por la propia prensa francesa e internacional, dándole protagonismo especialmente durante los meses inmediatos a la Segunda Guerra Mundial, dio lugar a que los organismos de ayuda internacionales reorientaran la ayuda a socorrer a los exiliados. Ese auxilio fue gestionado por el Comité Internacional de Coordination et d’Information pour l’Aide à l’Espagne Républicaine (CICIAER), organismo creado por el gobierno de la República el 13 de agosto de 1936, ubicado en París, con el fin de asegurar la coordinación de los esfuerzos a favor de la España republicana a escala internacional. (3).
Pocas semanas antes del fin de la guerra española, el "informe Valière" realizado a petición del Gobierno francés estimaba a 9 de marzo de 1939 la presencia de unos 440.000 refugiados en Francia, de los cuales 170.000 eran mujeres, niños y ancianos, 220.000 soldados y milicianos, 40.000 inválidos y 10.000 heridos. (VV.AA. Exilio, Pág. 24, Ed. Fundación P. Iglesias, 2002)
Recien llegados a la frontera en espera de su ubicación en los "Campos de Acogida"
 
Internados en el "Campo de Acogida" de Le Perthus, 16 de febrero de 1939.
La hora de servir la comida en el campo de refugiados.
La emigración hacia Francia se aceleró de manera importante durante el transcurso de la Batalla del Ebro y los meses posteriores, en un movimiento de "retirada". El éxodo de ciudadanos provenientes de Cataluña fue masivo después de la caída de Barcelona el 26 de enero de 1939. El gobierno de Daladier decidió abrir la frontera franco-española el 27 de enero y los refugiados huyeron a través de los Pirineos por la Junquera, Le Perthus, Cerbère y Bourg-Madame. En marzo de 1939 el número de refugiados españoles en Francia se estima en 440.000 personas en un informe oficial. (Informe Valière al gobierno francés, 9 de marzo de 1939).
Los historiadores han estimado en 465.000 exiliados, de los que 170.000 serían civiles.
Exiliados haciendo cola en el Campo de Bram.
En la misma Francia, son los departamentos del sudoeste, próximos a España, los que acogieron al mayor número de refugiados, con una fuerte inmigración española en las ciudades de Burdeos y Toulouse, donde ya residían anteriormente españoles. Los otros departamentos de la costa atlántica, en mayor medida el del Loira, también acogieron refugiados, así como Macizo Central, Bocas del Ródano y la región parisina. La acogida de los viajeros fue diferente en un lugar u otro: unos son bien recibidos y objeto de acciones de solidaridad, mientras que otros son vistos con desconfianza y hasta hostilidad en una Francia en crisis, con visos de xenofobia. Según Bartolomé Bennassar, las oleadas de exiliados son muy bien recibidas después de 1939. ( Bartolomé Bennassar (2004)
Estos campos fueron evolucionando con el tiempo. Delante de la mascarada humana. (Bartolomé Bennassar (2004) de la retirada, las autoridades francesas, desbordadas, reagruparon a los refugiados en centros de "control" o de "clasificación" en la frontera, (Denis Peschanski,  2001) más tarde en campos de concentración (término oficial de la época) o de "internamiento"(Denis Peschanski, 2001) situados en principio en el departamento de Pirineos Orientales, en las localidades de Saint-Chipien, Argelès-sur-Mer, Le Barcarès en la playas. Estos campos de internamiento especializados que reagrupaban especialmente a Vascos, antiguos Brigadas internacionales (Gurs), Catalanes (Agde, campo de Rivesaltes), ancianos (Bram), y a la división Durruti en (Le Vernet) son creados tierra adentro en febrero de 1939.( Contribution de Lilian Pouységur, in. Monique-Lise Cohen (dir.) (1994), p.28) y (Denis Peschanski, tesis, 2001) en los departamentos vecinos del Rosellón, para paliar el crecimiento de las estructuras del litoral y las condiciones sanitarias deterioradas. (Contribución de Jean-Claude Fau, en. Monique-Lise Cohen (dir.) (1994).
Unas 465.000 personas cruzaron la frontera con Francia en aquel desgarrador invierno; un éxodo el cual previamente había pasado de Madrid a Valencia, después a Barcelona, Girona, Figueres y, finalmente, a la frontera con el país vecino. No solamente llegaron con la desesperación que suponía el vivir con una perenne incógnita: “¿qué nos va a suceder ahora?”, sino que además se encontraron con una Francia inmersa en una fuerte crisis económica desde 1930, y una derecha reaccionaria dominada por fascistas y xenófobos. El diputado radical Edouard Daladier, a la sazón de Primer Ministro, fomentó una política de enfrentamiento con los comunistas utilizando, a su vez, un cierto consenso con los elementos xenófobos presentes en la sociedad, y la opinión pública francesas desde comienzos de los años 30. Todo ello fue en parte producto de la llegada de distintas oleadas de refugiados políticos a su país, especialmente españoles e italianos, y también por una emigración económica española caracterizada por un alto grado de analfabetismo y escasa cualificación profesional. Estos factores provocaron en gran parte de la sociedad francesa una cierta repulsión hacia aquel exiliado que cruzaba la frontera en el crudo invierno de 1939. Si bien las mujeres y los niños eran vistos como víctimas inocentes de la guerra, los ex combatientes sin embargo fueron acusados de utilizar a estas mujeres y niños para protegerse tildándoseles, entre otros epítetos despectivos, como êtres repoussants, malpropres, fuyards, déserteurs et des indésirables. (“seres repulsivos, sucios, fugitivos, desertores e indeseables”) (4). Hay que comentar la diferencia de trato de los gendarmes y soldados franceses ante los refugiados y los soldados franquistas. En el primer caso, en ocasiones, cada soldado es cacheado por dos funcionarios franceses de rostro grave y severo. Al contrario, las tropas franquistas son recibidas con la sonrisa en los labios, el protocolo militar de rigor no se rompe ni aun cuando un general requeté hace un saludo fascista, mientras que los soldados a ambos lados de la frontera confraternizan con sonrisas y tabaco.
Aunque muchos españoles republicanos habían salido de España a Francia durante la guerra que deberíamos llamar incivil, la mayoría lo hizo cuando terminó, calculándose en cerca de medio millón de refugiados los que cruzaron la frontera para cobijarse en Francia, donde fueron presentados por los medios de comunicación como rojos e indeseables, apareciendo en muchos sectores de la opinión pública francesa como un peligro, por lo que fueron recibidos como exiliados malditos y custodiados en los llamados campos de acogida, de una forma tan vergonzosa como inhumana hacia aquellos hombres y mujeres, cuyo único delito había sido su lucha encarnizada por sus ideales “ ¿ Por qué no enviarlos a Rusia ? La gente es muy amable… Francia puede encargarse de organizar, los EE.UU. del dinero, Gran Bretaña de los barcos, Rusia de la hospitalidad y Ginebra de los discursos”, escribía de forma irónica el periódico parisino LE MATIN, en uno de sus desgraciados comentarios.
Una gran parte de los primeros refugiados, hasta 440.000 en Francia según un informe oficial de marzo de 1939, tuvieron que afrontar inicialmente duras condiciones de vida, que se agravaron como resultado del estallido de la Segunda Guerra Mundial y aunque muchos de ellos lograron regresar en la década de 1940, el exilio republicano "permanente" quedó constituido por unas 220 000 personas, de las cuales muchas eran excombatientes, políticos o funcionarios comprometidos directamente con la causa republicana; pero entre ellos había también miles de paisanos civiles, junto con un número significativo de niños, intelectuales, personalidades de la cultura y artistas, científicos y docentes, y personas de profesiones cualificadas, lo que supuso un condicionante más en el proceso de reconstrucción del país, a consecuencia del conflicto.
Las condiciones que van a tener los exiliados en los campos franceses ira evolucionando; en los primeros tiempos, sufrieron unas situaciones deplorables, agrupados en simples líneas de playa rodeadas por alambradas y custodiadas por los senegaleses, se encontraron rodeados de miseria, fatigas, carencias alimentarias y condiciones higiénicas precarias.
Foto de Centelles de refugiados en el Campo de Bram.

Letrinas del "Campo de Acogida" de Bram.
En el río del Campo de concentración de Bram.
Internado en el campo de Bram.
Posteriormente, estas condiciones mejorarán al ser trasladados a los nuevos campos construidos, que al menos tienen los servicios mínimos indispensables. La actitud de las autoridades francesas hacia los refugiados españoles irá cambiando a medida que éstos pasan de ser en los primeros momentos una carga difícil de mantener a ser un potencial de mano de obra barata y una reserva para el ejército.
La entrada de Francia en la guerra, el 3 de septiembre de 1939, empeorará definitivamente, la situación de los refugiados españoles en este país, al disponerse que fueran internados en los campos todos los españoles que permanecieran fuera de ellos.
Entre 1939 y 1940, muchos republicanos piden enrolarse en los batallones de extranjeros del ejército francés, a pesar de la desconfianza de los oficiales hacia estos «rojos» procedentes de España. A finales de 1942 son numerosos los que se unieron a la resistencia, el maquis y las fuerzas francesas libres. Los exiliados republicanos esperaban que después de la caída del nazismo, la liberación de Francia contribuyera a la reconquista de su España. (Pierre Milza (sld), Denis Peschanski (1994) « Les Espagnols dans la Résistance» pág.619).
Enfrentamientos ideológicos derivados de la guerra civil española se reproducen en los campos entre los prisioneros y son explotados por las autoridades francesas, que utilizan por ejemplo las tensiones entre anarquistas y comunistas para controlar a estos últimos, como en el caso de Vernet d'Ariège (Denis Peschanski, La France des camps: l'internement, 1938-1946, Gallimard, 2002.) que se convertirá en un campo disciplinario para prisioneros políticos bajo el régimen de Vichy.
El régimen de Vichy incorpora además a los republicanos a el esfuerzo de guerra sesgadamente, en las Compagnies de Travailleurs Étrangers (CTE) y más tarde en los Groupements de Travailleurs Étranger (GTE) (1940). Entre 1942 y 1943, 26.000 españoles trabajadores de los GTE u otros son enviados, encuadrados en el STO, a las canteras de la Organisation Todt en la fachada atlántica.(Pierre Milza (sld), Denis Peschanski (1994) p.596)
Los historiadores de los campos del sudoeste observaron un endurecimiento de la política de internamiento bajo el régimen de Vichy y una «lógica de exclusión». (Contribution de Lilian Pouységur, en Monique-Lise Cohen (dir.) (1994), pp. 26-27.)
Para Lilian Pouységur, el episodio de los campos actuó como «un catalizador de la identidad republicana española». (Contribution de Lilian Pouységur, en Monique-Lise Cohen (dir.) (1994), pág.28). Tuvo un fuerte impacto en el imaginario republicano, dejando el recuerdo de un país poco abierto a la lucha contra las fuerzas fascistas.
Tras la derrota republicana, la cooperación internacional se orientó a mejorar las condiciones de vida de los refugiados en los campos de concentración del territorio francés continental y el Norte de África, así como el propósito posterior de trasladarlos a América.
Los principales países de destino fueron: Francia, México y Argentina, pero también fueron amparados grupos importantes en otros países europeos y americanos como Chile, Cuba, República Dominicana la Unión Soviética, Estados Unidos y el Reino Unido.

Gráfico de la distribución de exiliados españoles republicanos por América, África y Europa.
El exilio republicano en Francia conlleva una derivación del mismo, el cual se dirigió hacia el Norte de África. El éxodo masivo hacia esta parte del continente africano comienza con la huida de la flota republicana desde Cartagena en 5 de marzo de 1939. El destino de este éxodo fue Orán y su región: la Argelia occidental limítrofe con Marruecos. Al igual que en la Francia metropolitana, caracterizó este exilio “una emigración fundamentalmente popular. Incluía algunos lideres políticos y sindicales, por lo general de segunda fila, pero pocos intelectuales y muy excepcionalmente personalidades señeras del mundo de las letras, las artes y las ciencias”. (15)
El Stanbrook lleva 2.600 pasajeros exiliados a Orán.
Las cifras que recoge el historiador Juan B. Vilar son las siguientes: 8.000 asilados en Argelia, a los que se suman 4.000 en Túnez y 1.000 aproximadamente en Marruecos. Las mujeres y los niños eran conducidos a centros de albergue; mientras que la gran masa de excombatientes y los varones en edad militar, fueron internados en campos de trabajo, de los que destacamos los argelinos de Morand y Suzzoni, el oranés de Rélizane. Se crearon también campos de castigo como el de Merijda y Djelfa. Emblema de este exilio al Norte de África lo simboliza el carguero inglés Stanbrook. El 28 de marzo de 1939 el buque zarpó del puerto de Alicante rumbo a Orán llevando consigo, una carga al límite de sus posibilidades, 2.638 pasajeros sin distinciones ideológicas, gracias al factor humanitario de su capitán: el galés Archibald Dickson. (16).


Bajando del Winniperg los 2.200 españoles.
Exiliados del Winniperg llegan a Chile.

El Sinaia lleva 1599 exiliados a México.
Llegada a Veracruz (México) del buque Mexique con 2067 exiliados españoles.
Aquella reemigración a América viene a menudo asociada a los nombres de los “buques de la esperanza”: aquellos barcos utilizados para transportar a un gran número de refugiados españoles hacia tierras hermanas, en el período convulso de 1939 a 1940. Nombres como Flandre (312 exiliados), Sinaia (1.599), Ipanema (900) o Mexique (2.067) para el caso de México, Winnipeg (2.200) para Chile, Massilia en Argentina o el Stanbrook para Orán, significaron no solamente un pasaje a la esperanza sino un vivo recuerdo que marcó el inicio de una vida nueva en un lugar lejano. (6)
Preparados para embarcar.
Embarcando rumbo a América.
El Vapor Massilia llega a Argentina.
Referente al nivel socio profesional, de acuerdo con lo que nos indica la historiadora Alicia Alted, se ha tendido a establecer una diferenciación entre el exilio europeo, especialmente Francia como el país que acogió el grueso mayor de exiliados, y el americano con México a la cabeza. La gran mayoría de los refugiados que permanecieron en Francia pertenecían a los sectores preferentemente agrícolas e industriales: transporte, metalurgia, mecánica, electricidad y construcción. Los departamentos meridionales fueron los que albergaron a exiliados “con un nivel socio profesional más modesto y una gran proporción de militancia anarquista y socialista”, siendo los que constituyeron aquellas unidades de combatientes que, junto a los servicios auxiliares, cruzaron la frontera en enero y febrero de 1939. (10)  
Sin embargo, como también señala el historiador Juan B Vilar, el caso de América fue una “emigración altamente selectiva. Sin prejuicio de la considerable presencia en la misma de emigrados de a pie, que con frecuencia suelen ser olvidados, los cuadros del exilio español en su conjunto se transvasó a América, a la América hispana fundamentalmente, de forma muy mayoritaria”. (11) Así caracterizó aquel exilio americano un gran número de refugiados vinculados a las profesiones liberales, intelectuales y políticas.
Políticamente hablando, el exilio republicano viene dibujado por las diferentes ideologías políticas: comunistas, socialistas, anarquistas y republicanos. Ideologías que en tantas ocasiones conllevaron a disensiones y disputas entre los propios refugiados en el exilio, ya sea por parte del gobierno republicano como la sociedad de base. Unas divergencias que tenían sus raíces desde antes de la guerra de España y que entonces se vieron agudizadas por la propia experiencia del exilio.
Entre los exiliados españoles, la bibliografía omite a menudo a los que desembarcaron en el norte de África. Fueron cerca de 10.000. Anne Charaudeau explica detalladamente la forma en que estos desterrados son tratados después de su llegada. (Anne Charaudeau (1991) Primero detenidos en los campos, a causa de su potencial peligrosidad, los exiliados se vuelven rápidamente una mano de obra indispensable en tiempo de guerra. En Argelia, los exiliados vueltos a capturar son usados en las canteras del Transsaharien desde 1939. En este aspecto, el trabajo forzado de los refugiados no es una invención de la Francia de Vichy, sino que la generaliza. Peter Gaida, doctor en historia por la universidad de Bremen, explica las condiciones de vida de los forzados del Transsahariano después de 1940: "Dans les camps du « Transsaharien», les travailleurs forcés sont exposés à un régime brutal, et de nombreux travailleurs succombent à la faim, aux maladies et à la torture, pour être libérés en mai 1943, après le débarquement des Alliés en Afrique du Nord."Así queda traducido: “En los campos del Transsahariano, los trabajadores forzados son expuestos a un régimen brutal y numerosos trabajadores sucumben al hambre, las enfermedades y la tortura, para ser liberados en mayo de 1943, después del desembarco de los Aliados en el norte de África.” (Peter Gaida, tesis, 2008.)
Exiliados republicanos vueltos a capturar en Argelia pasan a construir el recorrido de las vías del Transsahariano en campos de trabajos forzados después de 1940.

Fotos de republicanos españoles presos en el construcción del Transsahariano para la Francia de Vichy, pertenecientes al Campo Hadjerat M' Guil en Argelia.


El exilio de los republicanos españoles constituyó para el gobierno francés un problema económico y político, mostrándose rápidamente interesado en fomentar su repatriación a España o la re-emigración a terceros países, tales como México, Chile y República Dominicana, las tres únicas repúblicas americanas que aceptaron oficialmente a los republicanos españoles. Esta ultima opción estaba supeditada a una serie de criterios de selección para admitirlos y a la condición de que los organismos oficiales de ayuda les costearan el viaje y contribuyeran económicamente a su instalación al país receptor. De este modo, el coste fue sufragado por el SERE (Servicio de Emigración -o Evacuación- de los Republicanos Españoles) y la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles), organismos creados por el gobierno republicano en el exilio y cuyos fondos financieros y económicos principales fueron hechos por miembros del Gobierno de la República en Francia en los años de la guerra. Ambos organismos contaron con la ayuda desinteresada de centenares de comités internacionales quienes colaboraron a que se llevara a cabo las evacuaciones. Por citar un ejemplo, uno de los países que más ayuda prestó a la causa republicana fue Argentina cuya sociedad, en posición antagónica a la conducta del propio gobierno filo-conservador y reacio a aceptar a los refugiados republicanos, se movilizó en clave antifascista volcando todo su apoyo a la causa republicana, primero, y al exiliado después. (5).
Las repatriaciones a España se fomentaron especialmente entre abril y diciembre de 1939. Tal y como nos indica el historiador J. B. Vilar, fueron unos 268.000 los que retornaron divididos entre excombatientes y población civil no implicados en causas políticas. Así, el 31 de diciembre del mismo año el número de exiliados que todavía permanecía en territorio francés rondaba las 182.000 unidades. El mismo historiador nos argumenta que los flujos de retornos aumentarían durante la Segunda Guerra Mundial, de tal forma que a finales de 1944 el total de exiliados rondaba en torno a las 162.000 unidades. (7)
Ante el eminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés bajo decreto obligó a los extranjeros sin nacionalidad y del sexo masculino (entre los 20 y 48 años y beneficiarios del derecho de asilo) a prestar servicios para las autoridades militares francesas. Encontrándose en esta categoría los republicanos españoles, a quienes se les ofrecieron cuatro opciones: ser contratados a título individual por patronos agrícolas o industriales, supliéndose así de esta manera la escasez de obreros correspondiente a la temporada de recogida de cosecha; apuntarse a una Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE) que estaban destinados especialmente a la fortificación de las líneas de defensa francesa, línea Maginot y la frontera italiana, así como en la instalación de la Pipe-Line; La Legión Extranjera que les suponía prestar servicios por la duración de 5 años; y los Regimientos en Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE), que les conllevaba a ofrecer los servicios mientras la guerra durara “pour la durée de la guerre”. (17)
Al estallar la Segunda Guerra Mundial y cuando la colonia exiliada republicana española sobrepasaba apenas los 300.000 individuos, en pocas semanas más de cien mil de entre ellos participaban en la guerra en Francia. Unos 8.000 en la Legión Extranjera; 27.000 en los Regimientos de Marcha; unos 55.000 en las Compañías de Trabajo Militarizadas (Fortificadores); y unos 15.000 en la industria de guerra. Los alistamientos obedecían a los más diversos motivos. En general lo hacían para salir de los campos de concentración. Y no faltaron amenazas o coacciones de todo tipo...
En resumen los republicanos españoles acababan de salir de una guerra y se encontraban inmersos en otra, con apenas cinco meses de paz entre una y otra. Sin posibilidad alguna, en la inmensa mayoría de los casos, de convivir con la población francesa, la cual, a causa de la intensa propaganda de la prensa europea contra la causa de la República Española, los consideraba como «rojos peligrosos». Salvo, naturalmente, en los medios sindicales obreros de los ferroviarios, los empleados de Correos, Teléfonos y Telégrafos, y el cuerpo de la Enseñanza. O los militantes del Socorro Popular francés. De todos ellos los exiliados republicanos recibirían incansables demostraciones de solidaridad.
La Segunda Guerra Mundial va a tener un fuerte impacto sobre los exiliados españoles, que permanecían en los campos de refugiados franceses; la integración en los campos de trabajo y el enrolamiento en el ejército van a provocar importantes desplazamientos. Esta situación acentuará la reemigración hacia otros países, ya iniciada meses antes debido a las pésimas condiciones en los campos y, en alguna medida, promovida por los propios franceses ante el gran número de refugiados.
La guerra mundial en ciernes provocó una reorientación temática en la prensa nacional francesa e internacional, de este modo muy pronto los refugiados republicanos españoles dejaron de ser noticia. (8)
A partir de entonces la suerte de los exiliados corrió a la par que la de tantos otros refugiados políticos, o perseguidos raciales, tales como los judíos quienes fueron acosados por los regímenes nazi-fascistas.
Tanto la CTE, la RMVE, así como la Legión Extranjera habrían de suponer una solución para los refugiados socialistas, anarquistas y comunistas decididos a no regresar a España temiendo las persecuciones falangistas. Aún así, muchos de los casos de incorporación se llevaron a cabo ante la amenaza del retorno a la España franquista. Muchos de los que se negaron a su incorporación  fueron internados en campos disciplinarios de Collioure o Le Vernet, en donde recibirían un trato  de prisioneros que no tanto de exiliados políticos. De hecho, solamente podían permanecer en el país las familias de aquellas personas que tuvieran un empleo, de quienes estuvieran incorporados en las CTE, RMVE o en la Legión, y de aquellos republicanos cuyo regreso significara un peligro para sus vidas. Ante esta tesitura muchos exiliados varones se vieron en cierta manera forzados a aceptar aquellas ofertas.
Cabe destacarse que la intensidad de los alistamientos fue directamente proporcional al grado de politización de los refugiados, de tal manera que los extremistas políticos se negaron a aceptar las “ofertas forzadas” del gobierno francés. Por citar un ejemplo, muy pocos españoles se apuntaron a la Legión, menos de 1.000, debido a que los republicanos lo asociaban con el Tercio de Extranjeros Españoles o Legión Franquista; a diferencia de los RMVE a los que se apuntaron unos 6.000. Para los republicanos españoles “ésta era la única forma de incorporación posible en el ejército francés. La formación de unidades regulares de españoles integradas en el ejército no podía ser posible, debido a que el Gobierno f   rancés quería evitar cualquier situación que le ocasionara problemas con el Gobierno de Franco”. (18).
Al ser derrotados los ejércitos aliados, en junio de 1940, y verse ocupada Francia por las tropas enemigas, empezó la andadura bélica más variopinta de los republicanos españoles del exilio. Los legionarios, a los que se añadirían cientos de soldados de los disueltos Regimientos de Marcha, lucharían en Noruega, Camerún, Chad, Libia, Eritrea, Cercano Oriente, Túnez, Italia, Francia y Alemania.
Tras la ocupación de París por los alemanes, el 14 de junio de 1940, empezaba una nueva odisea para aquellos exiliados sorprendidos en los campos de concentración por un gobierno colaboracionista del mariscal Philippe Pétain. Asimismo, muchos otros fueron hechos prisioneros por los alemanes cuando fueron sorprendidos colaborando con la Resistencia francesa, trabajando en las Compañías de Trabajadores o en los Batallones de Marcha, siendo trasladados en los campos de exterminio. Mauthausen fue uno de ellos y el que mayor numero de exiliados albergó, unos 7.000 aproximadamente, 5.000 morirían allí. 
Del paso de Juan Ortiz Garrido desde el Stalags XVII-A en Kaisersteinbruch al Campo de Concentración de Mauthausen trataremos en una segunda entrega.
 
Granada 28 de Febrero de 2015.
Día de Andalucía.
Pedro Galán Galán.
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Alted, A.: La voz de los vencidos… op. cit., pp. 49-50. (10)
Alted, A.: La voz de los vencidos… op. cit., pp. 75-76. (14)
Alted, A.: La voz de los vencidos… op. cit., p. 85 (18)
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Vilar, Juan B.; “El exilio español de 1939 en el Norte de África”, en ¡Ay de los vencidos! El exilio y los países de acogida, Ed. Eneida, Madrid, pp. 71-72. (7)
Vilar, Juan B.; “El exilio español de 1939 en el Norte de África”… op. cit., p. 74 (15)
Vilar, Juan B.; “El exilio español de 1939 en el Norte de África”… op. cit. y, del mismo autor, “La última gran emigración política española. Relación nominal de los militantes republicanos evacuados de Alicante en el buque inglés Stanbrook con destino a Orán en 28 de marzo de 1939”, en Anales de Historia Contemporánea, Universidad de Murcia, Num. 2, 1983: (16).

Agradecimiento especial a: La Biblioteca del “Pavelló de la República” de la Universitat de Barcelona (UB) y al archivo on-line: IONEROBINSON.ORG.

205 comentarios:

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Manuel Jiménez Barragán dijo...

Pedro, te agradezco esta tercera parte.
Ya conocía que la familia de Juan Ortiz se había puesto en contacto con vosotros y, por esta razón, pensé que erais los adecuados para comentarlo.

Me hubiera gustado que en tu trabajo, por otra parte impecable, hubieras insertado la carta, el mensaje, de la nieta de Juan. Así, con sus comprensibles y encantadoras «faltas de expresión», de alguien que no domina bien nuestro idioma.

Bartolomé Lara. dijo...

Muy interesante. Buen trabajo.
Un abrazo, Bartolomé.

Alberto Balaguer dijo...

El exilio de los republicanos españoles en Francia fue la consecuencia de una guerra civil terrible que asoló España entre 1936 y 1939. En respuesta a la llegada al poder de las fuerzas republicanas reunidas bajo la bandera de la Frente Popular, el enfrentamiento con las fuerzas conservadoras se radicalizó, la violencia política se hizo trivial y España entró en guerra civil después del fracaso parcial del golpe de Estado militar del 17 y 18 de julio de 1936. La Guerra Civil fue larga y devastadora, provocando una crisis económica grave (disfunción del comercio, la destrucción de las ciudades y de las infraestructuras de transporte), un traumatismo moral y una tragedia humana con centenas de millares de muertos y de heridos, civiles y militares.

María de los Ángeles Mora dijo...

Se cumple este año el 76º aniversario relacionado con el masivo desplazamiento de poblaciones españolas fuera de nuestras fronteras. En 1939, hace ahora 76 años, cerca de medio millón de españoles: soldados del Ejército republicano vencido, y grandes colectivos de población civil con multitud de ancianos, mujeres y niños, se vieron empujados a cruzar los Pirineos o a cobijarse en el norte de África como consecuencia de los últimos episodios de la Guerra Civil. La tragedia de 1939, cuando las democracias europeas decidieron, en nombre de la no intervención, sacrificar a la joven República española, ofreció al mundo las imágenes del éxodo español hacia la frontera francesa con interminables filas de camiones y columnas de refugiados, integradas por mujeres, niños, ancianos y soldados, protegidos con mantas del frío del invierno.

Francisco Montijano dijo...

A comienzos de 1939 aproximadamente medio millón de españoles componían el silencioso cortejo fúnebre de una República española que huía tras la frontera francesa alejándose del avance de las tropas rebeldes que acaudillaba el general Francisco Franco. Tres años antes, un golpe de estado fracasado había modificado las reglas del juego dando lugar a una guerra civil que todo lo cambió. Durante siglos el colectivo español ha ocupado un importante lugar en la formación de la sociedad francesa contemporánea, no en vano en el periodo de entreguerras la colonia española se constituyó como el tercer grupo foráneo más numeroso radicado en Francia. Sin embargo, durante los dos primeros meses de 1939, tras la retirada republicana de Cataluña, el español se convirtió en el colectivo extranjero con más representación en territorio francés.

Bárbara Catalán dijo...

Las interminables caravanas de refugiados republicanos españoles eran ametralladas por la aviación franquista mientras avanzaban penosamente hacia la frontera. Y una vez en Francia, país de larga tradición hospitalaria, los refugiados españoles eran recibidos, sin embargo, con predominante hostilidad, e internados en campos a la intemperie rodeados de alambradas y custodiados por tropas coloniales armadas. Hoy la Comunidad Internacional afortunadamente mantiene actitudes de intervención frente a la barbarie, y de solidaridad, protección y ayuda hacia los refugiados de otros países.

Lahiguera dijo...

Ni tan siquiera hace falta leer este artículo para percibir las situaciones tan extremas a las que llega el ser humano. Estas fotografías que acompañan al texto son una clara evidencia de las atrocidades que se llegan a cometer contra seres de la misma especie: tengo muchas dudas de ese calificativo de "racional" que se le atribuye al ya mencionado "ser humano".
Ojalá nunca se repitieran estas circunstancias en ningún lugar del planeta, porque...¿acaso la historia no nos hace aprender?. Saludos.

Eulogio Suárez Blanco dijo...

La guerra todo lo cambió, lo hizo la Guerra Civil española y años más tarde de nuevo lo confirmó la Segunda Guerra mundial. Muchos de aquellos refugiados españoles que alcanzaron la frontera francesa en 1939, se convirtieron durante el segundo conflicto mundial en combatientes de la libertad vencedores de una batalla que en 1945 llegó a su fin. Crearon estrechas redes y vínculos de solidaridad que superaron, al menos momentáneamente y en la mayoría de los casos, las diferencias ideológicas que los separaban logrando cambiar la concepción de todo un país, exportando la imagen de otro que yacía muerto en las cunetas y se distinguieron en el combate contra unos viejos enemigos a los que ya bien conocían.

Daniel Lindes dijo...

El primer flujo migratorio se realizó a partir del verano de 1936 y se prolongó hasta 1938. Pero a partir de 1939, las tropas de Franco controlaron la casi totalidad de las provincias, y los vencidos debieron evitar la represión por un exilio masivo, particularmente hacia Francia.
Por consiguiente, familias enteras dejaron España por motivaciones ideológicas pero también para escapar de las represalias franquistas. Asistimos a dos tipos de exilio. De una parte, el exilio permanente que se traduce en la integración definitiva de los refugiados en su país de acogida, y por otra parte, el exilio temporal donde las familias viven algunos meses o algunos años fuera de España antes de regresar a su tierra natal, particularmente en los años 1940. En este marco, el exilio permanente concierne sobre todo a las personas fuertemente implicadas en la defensa de la causa republicana, como los antiguos funcionarios del régimen, los intelectuales, los artistas, los guerrilleros y los millares de opositores políticos.

Emilio Arroyo dijo...

Después de la victoria del Frente Popular en las elecciones generales de febrero de 1936, una ola de violencia estalla sobre España, oponiéndose "señoritos" de la Falange a los "pistoleros" de los movimientos anarquistas así como a las Juventudes Socialistas. Hostiles a la República, los Generales preparan un golpe de Estado, fomentado por José Sanjurjo, refugiado en Portugal y sostenido por Francisco Franco, muy apreciado en el seno de la élite militar.
Puesta en marcha desde el Marruecos español el 17 de julio de 1936, la rebelión recibe el apoyo de las formaciones católicas y nacionalistas. Rápidamente, España es cortada en dos zonas con atrocidades cometidas en ambos campos de batalla.

Felipe Vázquez dijo...

Los falangistas llevaron una represión intensa en los barrios obreros mientras que los anarquistas y los comunistas se vengaron asesinando a eclesiásticos y miembros de la burguesía. Del lado gubernamental, Madrid se apoya en los fieles del ejército republicano, esencialmente constituido por las milicias de la Frente Popular. Galicia, León, Navarra, una gran parte de Andalucía y de Extremadura caen en manos de franquistas, como Irún, San Sebastián y Toledo. En cambio Cataluña, Aragón, Valencia y gran parte de Castilla La Mancha son fieles al ejército republicano, que controla Madrid, Barcelona, Málaga, Santander y Valencia.

Iñigo Contreras dijo...

Durante la Guerra Civil de 1936 a 1939, al compás de las vicisitudes de los acontecimientos bélicos, se produjeron cinco movimientos migratorios de desigual envergadura pero siempre muy dramáticos. El primero de todos ellos se produjo el verano de 1936 al caer Guipúzcoa en poder de los sublevados. En los primeros días de septiembre cayó Irún tras una resistencia desesperada. Las tropas de Franco entraron en una ciudad abandonada por sus habitantes e incendiada por sus defensores. Ese día comenzó el primero de los éxodos que sufriría el pueblo español en esos tres fatídicos años. Miles de mujeres, niños y ancianos, atravesaron la frontera llevando consigo algunos enseres. San Sebastián caería pocos días después, el 15 de septiembre por la tarde. Cuando entraron los franquistas la mayoría de la población había evacuado la ciudad. De 15.000 a 20.000 españoles vascos huyeron a Francia. Muchos lo hicieron por mar desembarcando en San Juan de Luz y en Bayona. A los pocos días de su huida unos diez mil de esos refugiados regresaron a la zona republicana, por Cataluña. Unos pocos regresaron a la misma Guipúzcoa donde habían quedado sus familias. Quedaron en Francia como refugiados de guerra unos cinco mil.

Juan Rodríguez dijo...

Ortega y Gasset había sido firmante, junto con Marañón y Pérez de Ayala, en el año 1931, del Manifiesto al Servicio de la República. Sin embargo pronto apareció como el primer desertor prestigioso del régimen republicano al publicar su célebre artículo «Un aldabonazo» en el que formulaba aquella frase «no es esto, no es esto». Iniciada la guerra, Ortega se había refugiado en la Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar que consideró más seguro que su propia casa o las de sus familiares o amigos. A finales de julio de 1936 consintió firmar una nota de adhesión a la República que apareció en el ABC, pero se negó a hablar por Radio América como le habían solicitado. A raíz de ese episodio comenzó a decirse en los periódicos que la filosofía de Ortega había inspirado al fascismo y a José Antonio Primo de Rivera. En cuanto pudo, Ortega huyó a Francia vía Valencia. Llegó a Marsella y tras breve estancia en Grenoble se instaló en París. La República le destituyó de su cátedra de Madrid.

Julio Benítez dijo...

El refugio de los republicanos españoles en Francia después de la Guerra civil, fue un asunto sensible para todos, cuyo recuerdo está todavía muy presente en la memoria de muchos españoles en Francia y en España. Constituye uno de los acontecimientos más notables del siglo XX, el exilio de los republicanos españoles en Francia y fue la consecuencia de una guerra civil terrible que asoló España entre 1936 y 1939. En respuesta a la llegada al poder de las fuerzas republicanas reunidas bajo la bandera del Frente Popular, el enfrentamiento con las fuerzas conservadoras se radicalizó, la violencia política se hizo trivial y España entró en guerra civil después del fracaso parcial del golpe de Estado militar del 17 y 18 de julio de 1936.

Ignacio Jurado dijo...

La Guerra Civil fue larga y devastadora, provocando una crisis económica grave (disfunción del comercio, la destrucción de las ciudades y de las infraestructuras de transporte), un traumatismo moral y una tragedia humana con centenas de millares de muertos y de heridos, civiles y militares. El primer flujo migratorio comenzó a partir del verano de 1936 y se prolongó hasta 1938. Pero a partir de 1939, las tropas de Franco controlaron la casi totalidad de las provincias, y los vencidos debieron evitar la represión por un exilio masivo, particularmente hacia Francia.

Javier Aguirre dijo...

El segundo de los exilios republicanos afectó a unas 125.000 personas. Se produjo a raíz de la victoria de las tropas franquistas en el Frente Norte entre los meses de marzo a octubre de 1937. A la caída de Bilbao (19 de junio), Santander (26 de agosto) y Asturias (Gijón fue tomada el 27 de octubre), se produjo una fuerte desbandada hacia Francia. Se calcula que dos tercios de los fugitivos procedían del País Vasco.
La mayoría de los españoles evacuados a lo largo de 1937 permanecieron en Francia solamente unos días o varias semanas. Las autoridades francesas les estimulaban a que regresasen a España, a la zona de su elección, lo que muchos hicieron. Una parte de ellos, sin embargo, permaneció en Francia o fueron llevados a otros países europeos o a América hacia donde embarcaron a finales de octubre de 1937 pequeños grupos de vascos en edad militar.

Julio Guillén dijo...

Familias enteras dejaron España por motivaciones ideológicas pero también para escapar de las represalias franquistas. Asistimos a dos tipos de exilio. De una parte, el exilio permanente que se traduce en la integración definitiva de los refugiados en su país de acogida, y por otra parte, el exilio temporal donde las familias viven algunos meses o algunos años fuera de España antes de regresar a su tierra natal, particularmente en los años 1940. En este marco, el exilio permanente concierne sobre todo a las personas fuertemente implicadas en la defensa de la causa republicana, como los antiguos funcionarios del régimen, los intelectuales, los artistas, los guerrilleros y los millares de opositores políticos.

Mari Nieves Agramunt dijo...

El proceso de implantación de la colonia española en Francia tuvo su inicio en el siglo XIX, siendo continuado en el XX con modalidades y ritmos diferentes. En ambas centurias numerosos flujos migratorios españoles llegaron a Francia influenciados tanto por la proximidad de los dos países, como por la historia contemporánea europea; la situación económica francesa y la de las relaciones bilaterales de ambos países. Pero ninguno de los acontecimientos políticos que sacudieron España en estos dos siglos se muestra tan determinante como la Guerra Civil española a la hora de analizar las corrientes migratorias españolas llegadas a Francia en época contemporánea.

Juan Pablo Ortiz dijo...

Cuando a las siete de la tarde de un 18 de diciembre de 1968 fallecía en la Clínica de la Concepción don Segismundo Casado López, pocos llegaron a enterarse. No hubo periodistas en su entierro, pero sí bastantes representantes de las dos Españas... Alguna breve referencia en varios periódicos y una esquela en ABC fueron los únicos fastos que honraron el tránsito de quien diera su nombre al «golpe de Casado», que puso un punto y final a nuestra gran tragedia nacional.
Recordemos los hechos: en febrero de 1939, Casado era jefe del Ejército del Centro. Tras el desastre de la campaña del Ebro y la toma de Barcelona, la República había perdido la guerra. Estaban refugiados en Francia la mayoría de los diputados y altos cargos republicanos, incluido el presidente Azaña. Los únicos poderes reales que le quedaban a la República eran su Ejército, su flota de Cartagena, unos pocos aviones, y el gobierno de Negrín, que regresó a la Península cuando se rumoreaba ya que el general Miaja iba a tomar el poder para conseguir una paz entre militares. Franco sólo admitía una rendición incondicional y publicó la Ley de Responsabilidades Políticas, que criminalizaba retroactivamente a todos los partidos del Frente Popular.

Manuel Pardo dijo...

La tercera fase de exiliados se refiere a los que por distintos medios de evasión o amparados por la representación diplomática de algunos países consiguieron refugiarse en Francia o en Portugal o en Gran Bretaña. Se calcula que a lo largo de 1936, 1937 y 1938 salieron no menos de 40.000 personas. La mayoría de ellos eran huidos de la zona republicana. Entre ellos figuran algunos célebres escritores que, de una u otra forma, terminaron dando su apoyo a Franco, al menos en aquella coyuntura bélica. Los casos de Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de Ayala, Pío Baroja, que pasó una noche aciaga, detenido por los carlistas, Azorín o Wenceslao Fernández Flórez, fueron paradigmáticos.

Sebastián Peiró dijo...

El exilio de los republicanos se extendió a través del mundo, particularmente sobre el continente americano (los Estados Unidos, América Latina), África del Norte (Magreb) y Europa (El Reino Unido y la URSS para los militantes comunistas). Sin embargo, el principal destino de los refugiados fue Francia, ya que cerca de 500.000 españoles fueron acogidos en condiciones deplorables. Si algunos se quedaron poco tiempo, otros se instalaron duraderamente y lucharon contra el ocupante nazi, integrando los movimientos franceses de resistencia o los movimientos españoles autónomos de resistencia.

Antonio Fajardo dijo...

En este comentario deseo hacer una precisión sobre el dramático final de la Guerra Civil Española, final que dejó en muy mal lugar al bando republicano. Lo ocurrido en Madrid es motivo de una extraordinaria película, que nunca se hizo.
La situación era dramática, mientras lo nacionales tenían cercada Madrid, en el mismo centro de la ciudad, combatían tanques contra tanques del Frente Popular. Los tanques de la división de Cipriano Mera contra los tanques de Juan Negrín en el mismo centro de Madrid, en José Abascal, en la Castellana…. Pero curiosamente, el Golpe del coronel Casado contra Negrín, ha sido ocultado por la cinematografía de la Guerra Civil Española, esta guerra civil dentro de la Guerra Civil, no aparece en ninguna película, no existe para nuestros directores de cine.
Parece como si la guerra hubiera acabado en el paso de la frontera entre Cataluña y Francia; pero no fue así. Después de enero de 1939, pérdida Cataluña, todavía la Guerra Civil continuaría unos dos meses más por culpa de los comunistas del PCE y de Negrín, su mejor aliado.

Eugenio Aceituno dijo...

Marañón, al estallar la Guerra Civil, fingió un radicalismo izquierdista del que nadie sospechó. Se afilió a la CNT, hizo encendidas proclamas obreristas por radio y preparó la evacuación de intelectuales hacia Valencia. En cuanto pudo, dejó Madrid, en las Navidades de 1936, y se pasó a Francia donde siguió haciendo declaraciones, ahora crecientemente simpatizantes con el caudillo.

Gabriel Martínez dijo...

En la noche del 5 al 6 de marzo de 1939, el coronel Segismundo Casado jefe del Ejército del Centro que defiende Madrid, habló por teléfono con Negrín, presidente del gobierno de la Zona Republicana y le comunicó que se ha sublevado contra él; Negrín, se lo piensa y decide no resistir, sino huir de España. Cuando recibió esta llamada, Negrín se encontraba en Elda (Alicante), decide informar al ministro comunista Álvarez del Vayo, en el cuartel general del Partido Comunista en Elda, cuyo presidente era el ministro de Agricultura Vicente Uribe. El Dr. Negrín, presidente del gobierno de la República, tiene que ir en persona a dar cuenta de lo que pasa al Partido Comunista y recomendarles que se protejan, ya que el final de la Guerra Civil está cerca.
Gabriel Martínez.

Emilio Almagro dijo...

Madrid se convirtió entre el 5 y el 13 de marzo, en el centro de una pequeña guerra civil, dentro de la Guerra Civil. Casado se había negado a ir a Elda, cuando Negrín le convocó a una reunión en el Cuartel General Comunista. Durante estos días, la obstinación de Negrín por continuar con la sangrienta e inútil Guerra Civil y la firme decisión de Casado y Besteiro, para pararla, convirtió el centro de Madrid en la primera línea de fuego del frente de guerra. Casado quería iniciar negociaciones de capitulación con el Cuartel General de Franco y los comunistas se oponían. Por las calles del centro de Madrid, se disparaba unos a otros, todos eran soldados del Frente Popular. Tanques y piezas de artillería disparando por la Castellana, Recoletos, José Abascal, eran ejércitos el mismo bando: los comunistas de Negrín contra los socialistas y anarquistas de Casado, Besteiro y Cipriano Mera.
Emilio Almagro.

Elisa Muñoz dijo...

De marzo a junio de 1938 se produjo la cuarta oleada de exilios con ocasión de la caída del frente de Aragón tras la batalla del Ebro. En total pasaron la frontera hacia Francia unos 25.000 hombres casi todos ellos combatientes que una vez en Francia decidieron en su mayoría volver a la España leal por Cataluña para proseguir la lucha. El número total de refugiados españoles en Francia a finales de 1938 ascendía a algo más de 40.000, según las más recientes estimaciones.

Federico Sánchez dijo...

Durante las negociaciones de la Junta del coronel Casado con el Cuartel general de Franco se habló de la evacuación al extranjero de cuantos quisieran marcharse, especialmente los que más tuvieran temor de ser castigados por sus actividades durante la guerra. El plan disponía que los fugitivos se reunieran en los puertos del Mediterráneo para ser posteriormente evacuados en barcos franceses e ingleses. Desgraciadamente, aquel sueño no se realizó, ni los que quería pudieron llegar a los puertos de Alicante y Cartagena, ni los esperados barcos llegaron a nuestros puertos. Sólo algunos elegidos pudieron salvarse de los campos de concentración o del pelotón de fusilamiento.

María Ocaña dijo...

Ramón Pérez de Ayala consiguió salir de Madrid en septiembre de 1936, protegidos él y su familia por la Embajada británica. A finales de ese año se instaló en París. En junio de 1937 escribió a Franco ofreciéndole sus servicios. Más tarde, en 1938, se instaló en Londres.

Jorge Romero dijo...

El golpe de Casado constituyó uno de los últimos actos de la Guerra Civil Española. El golpe de Estado que se inició el 5 de marzo de 1939 estuvo encabezado por el coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro, y fue apoyado por todas las fuerzas políticas de la zona republicana que abogaban por poner fin a la guerra civil ya que la consideraban completamente perdida, y entre las que se encontraban los socialistas "antinegrinistas" encabezados en Madrid por Julián Besteiro, los anarquistas y los republicanos de izquierda.
El golpe "casadista" derribó al gobierno republicano del socialista Juan Negrín que defendía continuar resistiendo a pesar de que, tras la caída de Cataluña a principios de febrero de 1939, la situación de la República era desesperada. El golpe triunfó tras desencadenarse en Madrid una guerra civil dentro de la guerra civil entre las fuerzas "casadistas" y los comunistas que eran los únicos que apoyaban ya (junto con un pequeño sector del PSOE) la política de resistencia de Negrín. Se formó entonces un Consejo Nacional de Defensa que inició las conversaciones con el bando sublevado pero el "Generalísimo" Franco, como ya había reiterado en numerosas ocasiones, sólo aceptó la rendición incondicional del Ejército Popular Republicano. Así las tropas franquistas ocuparon Madrid, Valencia y toda la zona Centro-Sur, el último territorio español bajo la autoridad de la Segunda República Española, sin encontrar apenas resistencia. Fue el final de casi tres años de guerra.

Justo Lendínez dijo...

El nuevo gobierno de Juan Negrín formado tras los sucesos de mayo de 1937 hizo un enorme esfuerzo para dotar a la República de un verdadero Ejército, pero esto se tenía que plasmar en el campo de batalla. Tras la derrota de la campaña del Norte (marzo-octubre de 1937) la prueba de fuego iba a ser la batalla de Teruel iniciada el 21 de diciembre de 1937 en la que el "reorganizado Ejército Popular Republicano tenía ante sí la ocasión de arrebatar, por primera vez, una capital de provincia a las tropas de Franco, de obtener un éxito ofensivo de valor estratégico y simbólico... con indudables repercusiones para una retaguardia cuya moral estaba resquebrajada por la cadena de derrotas de los últimos meses".

Alejandro Perea dijo...

El 27 de febrero de 1939, tras reconocer Francia y el Reino Unido a Franco, Azaña presentó su dimisión. Negrín no se creyó obligado a hacerlo también, ni Azaña pensó en cesarle. A los pocos días, Negrín realizó una serie de nombramientos en el Ejército que suponían encumbrar todavía más a sus partidarios comunistas. Esos nombramientos, en parte difundidos en ejemplares de diarios oficiales que tuvieron escasa circulación, tenían que aparecer publicados en la Gaceta de la República del 6 de marzo.
Ante ese panorama, todos los partidos del Frente Popular, con excepción del Partido Comunista y de la facción socialista favorable a Negrín, apoyaron la constitución del Consejo Nacional de Defensa, en la noche del 5 al 6 de marzo. Aunque en Madrid quien diera el golpe fuera Segismundo Casado, acabaría siendo Miaja quien presidiera el Consejo.

Antonio Checa dijo...

Negrín huyó a Francia al tiempo que los comunistas de Madrid se alzaban en armas contra el naciente Consejo Nacional de Defensa, quien sólo controló la situación al cabo de una semana, y tras haber perdido la flota, entregada a los franceses en Bizerta.
El mal llamado «golpe de Casado» no fue el golpe de un solo hombre, sino la reacción final de todo el Frente Popular contra Negrín y sus partidarios comunistas, y pretendió poner fin a una guerra inútil, ahorrándole al pueblo la muy relativa gloria de una resistencia numantina: hubo quien pensó en dinamitar medio Madrid para que los nacionales sólo encontraran ruinas... También quiso Besteiro conjurar la posibilidad de que en venganza por la inminente entrada de los nacionales se repitiera una matanza similar a la que realizaron los republicanos en Paracuellos por orden de Santiago Carrillo...

Juan María de la Torre dijo...

Los "nacionales" lograron recuperar la ciudad de Teruel el 22 de febrero de 1938, tras dos meses de duros combates, por lo que la batalla de Teruel fue un nuevo desastre para los republicanos en términos anímicos, políticos y militares. "La noticia de la derrota cayó como una pesada losa sobre la moral de la retaguardia". Y al mes siguiente se produjo un desastre aún mayor cuando el frente de Aragón se derrumbó ante el empuje de la ofensiva de Aragón lanzada por el "Generalísimo" Franco y que culminó con la llegada del ejército sublevado al Mediterráneo por Vinaroz el 15 de abril, quedando así dividido en dos el territorio fiel a la República. "La percepción que se extendió por Barcelona, nueva sede del gobierno desde su traslado desde Valencia en noviembre de 1937, era la de asistir a una auténtica debacle". A esto se añadió que el gobierno conservador británico había llegado a un acuerdo con Mussolini en el que se admitía la presencia de fuerzas italianas en España a cambio del compromiso de Italia de que no se apoderaría de ningún territorio ni isla españoles tras la previsible victoria del bando nacional.

Enrique Lozano dijo...

Los soldados de los ejércitos derrotados por lo nacionales, dispusieron de 20 días para huir, pero lo hicieron muy pocos por falta de medios. En los aviones se fueron los altos cargos comunistas, algunos lo hicieron por mar y la gran mayoría de los soldados y mandos intermedios, se quedaron esperando en los puertos los barcos que nunca llegaron.
Así terminó nuestra Guerra Civil, en los muelles del puerto de Alicante, entre la alegría y júbilo de unos y los suicidios y el pánico de otros.

Pablo Benítez dijo...

Poco después de la media noche del 5 al 6 de marzo de 1939, el Consejo Nacional de Defensa dirige al país el siguiente manifiesto leído por el republicano Miguel San Andrés en los micrófonos de Unión Radio:
«Trabajadores españoles. ¡Pueblo antifascista! Ha llegado el momento en que es necesario proclamar a los cuatro vientos la verdad escueta de la situación en que nos encontramos. Como revolucionarios, como proletarios, como españoles y como antifascistas, no podemos continuar por más tiempo aceptando pasivamente la imprevisión, la carencia de orientaciones, la falta de organización y la absurda inactividad de que da muestras el Gobierno del doctor Negrín».
«Cataluña se ha liquidado con una deserción general, el Gobierno ha faltado a sus promesas, a sus deberes y a sus compromisos, «delictivamente pisoteados». Mientras el pueblo sacrificaba a sus «mejores hijos», los que apostaban por la resistencia abandonaban sus puestos de manera vergonzosa, aun a costa de perder la dignidad. Y «esto no puede repetirse en el resto de la España antifascista».
«No puede tolerarse que en tanto se exige del pueblo una resistencia encarnizada se hagan los preparativos de una cómoda y lucrativa fuga; no puede permitirse que en tanto el pueblo lucha, se sacrifica, combate y muere, unos cuantos privilegiados preparen su vida en el extranjero. Para impedir esto, para evitar se produzca la deserción en los momentos más intensamente críticos, es por lo que se constituye el Consejo Nacional de Defensa »
«Constitucionalmente, el Gobierno del doctor Negrín carece de toda base jurídica en la cual apoyar su mandato. En estas condiciones, afirmamos nuestra propia autoridad de auténticos y genuinos defensores del pueblo español, de hombres que están dispuestos, dando como garantía su propia vida, a que el destino de uno sea el de todos y que nadie escape al cumplimiento de los sagrados deberes que a todos incumbe por igual».
«Aseguramos que no desertaremos ni toleraremos la deserción. Aseguramos que no saldrá de España ninguno de los hombres que en España deban estar, hasta tanto que por libre determinación salgan de ella todos los que de ella quieran salir».
«O nos salvamos todos, o todos nos hundimos». El socialista, 7 de marzo de 1939.

Bernabé Santos dijo...

Tras el manifiesto del Consejo Nacional de Defensa, llegó el turno del Coronel Segismundo Casado que se dirigió a los españoles de ambos lados de las trincheras, en los siguientes términos:
«Treinta y un meses estamos cubriendo de ruinas y sangre nuestro pueblo». « La verdad es que cuando los ministros de la República se han decidido a retornar a territorio español carecen de toda base legal y de todo el prestigio moral necesario para resolver el gran problema que se presenta ante nosotros». «Soy lo que siempre fui y estoy donde siempre estuve».
«Porque el Ejército no se ha separado de la población civil. Aquí, en torno mío, en este mismo locutorio, se hallan una representación de izquierda Republicana, otra del Partido Socialista, otra de la UGT y otra del movimiento libertario.»
«O la paz por España o la lucha a muerte. ¡Españoles! ¡Viva la República! ¡Viva España! » El socialista, 7 de marzo de 1939.

José Miguel Pajares dijo...

Las derrotas militares y el empeoramiento del contexto internacional, desataron las tensiones políticas entre las diversas fuerzas que apoyaban a la República, provocando la crisis de marzo-abril de 1938, la segunda gran crisis interna del bando republicano, casi un año después de la primera (los sucesos de mayo de 1937). Durante la crisis se enfrentaron el "negrinismo", o "partido de la resistencia", y el "antinegrinismo", o "partido de la paz".El "partido de la paz" o "antinegrinista" estaba encabezado por el propio presidente de la República Manuel Azaña, apoyado por los republicanos de Izquierda Republicana y Unión Republicana más los nacionalistas catalanes y vascos, e Indalecio Prieto al frente de un sector del PSOE (en el que también estaba Julián Besteiro), que consideraron que los desastres militares de la batalla de Teruel y la ofensiva de Aragón demostraban que el ejército republicano nunca podría ganar la guerra y que había que negociar una rendición con apoyo franco-británico.

Antonio Fajardo dijo...

Negrín y el sector del PSOE que lo apoyaba, junto con los comunistas, eran firmes partidarios de continuar resistiendo bajo la consigna "resistir es vencer". Para Negrín la alternativa de negociar el final de la guerra con el enemigo significaba casi seguro la aniquilación de la República, por lo que la única salida posible era resistir para prolongar la guerra a la espera que se desencadenase en Europa una guerra a escala continental, lo que obligaría a Francia y a Gran Bretaña a acudir en ayuda de la República.

Francisco Fernández dijo...

La crisis se abrió al intentar Negrín que Prieto cambiara de ministerio (habiendo declarado su convicción de que la guerra estaba perdida, Prieto era el peor de los ministros de Defensa posible), pero Azaña respaldó a Prieto, así como el resto de los republicanos de izquierda y los nacionalistas de Esquerra y del PNV. Sin embargo, éstos no consiguieron articular ninguna alternativa a Negrín, y este acabó saliendo reforzado de la crisis, con la consiguiente salida de Prieto del gobierno. A partir de entonces "la España republicana queda dividida en dos tendencias separadas por las profundas simas de la desconfianza, el recelo y la descalificación mutua".

Natalia Alonso dijo...

El éxodo mayor fue de medio millón de españoles, soldados y población civil, entre enero y febrero de 1939, al ocupar el ejército de Franco Cataluña, el que ofreció las trágicas imágenes de la mayor hecatombe de la historia de España. Los que buscaron refugio en Francia fueron no solamente los soldados y oficiales del ejército de la República, funcionarios del Gobierno, dirigentes políticos y sindicales, obreros y profesionales de todo tipo, sino también en muchos casos, sus familiares, ancianos, mujeres y niños.

Elisa Muñoz dijo...

Europa, sacudida por la Segunda Guerra Mundial, conoció espectaculares desplazamientos de poblaciones empujadas por la furia de los acontecimientos bélicos y de las persecuciones políticas y racistas. Millones de judíos fueron deportados y enviados a los campos de exterminio. Millones de trabajadores de toda Europa fueron llevados a trabajar a Alemania, de grado o a la fuerza. Alemania tenía ya en 1939, cuando hacía un esfuerzo de producción precedente a la guerra, medio millón de extranjeros. Hacia 1944 trabajaban en Alemania 7.500.000 extranjeros, gran parte de ellos reclutados entre los prisioneros. Iniciada la guerra, se produjo la huida de millones de polacos y la desbandada de los rusos ante el avance alemán en su territorio.
En las últimas fases de la guerra se produjo el éxodo de diez millones de alemanes ante el avance de los Aliados.

Inma Rivas dijo...

Los republicanos huían aterrados por las atrocidades cometidas por los franquistas vencedores, atrocidades que circulaban de grupo en grupo. La toma de Barcelona y la implacable represión provocó el pánico en las poblaciones. Les llegaban noticias del matadero del Llobregat donde la división mandada por el general Yagüe había ametrallado a quinientos civiles.
La fila de fugitivos cubría kilómetros y kilómetros. En todas las carreteras que llevaban al norte podía verse la misma riada. Interminables filas de soldados harapientos, de mujeres desoladas, de ancianos taciturnos, de niños abatidos por la fatiga, de heridos y mutilados. Entre la Jonquera y Le Perthus la carretera estaba embotellada por millares de coches, camiones, camionetas, tartanas, caballos, que se abrían paso entre una muchedumbre extenuada.

Jesús Calvo dijo...

Los refugiados caminaban lentamente. Llevaban consigo lo que habían podido salvar precipitadamente de sus hogares abandonados, fardos improvisados, viejas maletas. La mayoría iban envueltos en mantas para protegerse del frío. Reinaba un grave silencio, roto únicamente por el ruido de los aviones alemanes e italianos que se acercaban volando a baja altura para ametrallar y bombardear a la muchedumbre. Los franquistas no sólo querían la victoria, que ya habían conseguido, sino aniquilar a los rojos. El periódico francés Le Midi socialiste del 29 de enero informaba que 17 niños habían muerto entre Barcelona y Figueras como consecuencia de esos ametrallamientos de la aviación franquista.

Rosalía Burgos dijo...

Pedro, muy interesante tu artículo. Creo que la historia de este hombre nos la habías comentado en alguna ocasión. El material fotográfico que aportas es muy completo. Hay mucha vida en ello.
Un abrazo

Asunción Gallardo dijo...

El ejército nacional avanzaba ocupando los últimos reductos de Cataluña. Los republicanos, agotados y sin municiones, se limitaban a plantear algunos combates esporádicos con el objetivo de retardar el avance del ejército de Franco y proteger la retirada. Las carreteras que llevan a Francia estaban cada día más atestadas de todo tipo de objetos: armas, automóviles, ambulancias, bicicletas, animales, que los republicanos intentaban pasar a Francia para que no cayeran en poder de los nacionales. El avance resultaba lento y difícil.
La acogida dispensada a los refugiados españoles por las autoridades y el pueblo francés tuvo altibajos y ambivalencias que ha descrito Pedro en el artículo y describe de manera muy documentada la historiadora francesa Geneviève Dreyfus-Armand.
Saludos.

Ignacio Javier Carrión dijo...

En estos últimos años siguen apareciendo testimonios escritos de algunos supervivientes de aquel terrible éxodo, españoles que ya con setenta u ochenta y tantos años quieren dejar constancia de cómo fue aquella trágica odisea que vivieron y de sus estados de ánimo en aquellos aciagos momentos. Son testimonios valiosos que permiten reconstruir con fidelidad lo ocurrido. La reproducción de algunos pasajes de sus testimonios ayuda a hacerse una idea bastante precisa de lo que fue aquel grave desgarrón, uno de los episodios más traumáticos en la historia de nuestro país.

Francisco Ortega dijo...

Uno de aquellos soldados republicanos fugitivos, Esteban R. Pamies, hoy residente en Nueva York, adonde le condujo su largo y movido exilio, publicó en 1994 en aquella ciudad norteamericana el libro autobiográfico La importancia de un hombre sin importancia en el que hace una pormenorizada descripción de su cruce de los Pirineos:
“Al llegar a la provincia de Gerona, los aviones enemigos se acostumbraron a barrer o ametrallar los convoys que desfilaban por las carreteras. Esteban recuerda la ciudad de Figueras como la última etapa de su peregrinación sobre el asfalto. Allí perdió su maleta entre carretas, autocares, bicicletas y muertos que yacían a su alrededor.
Al renacer la calma, se escuchaban gritos de dolor y de espanto que surgían del fondo de unas cunetas repletas de heridos y mutilados indefensos. En los momentos cruciales de una retirada global y desorganizada, no hay médicos ni ambulancias que se presten para auxiliar a los desvalidos.”
Saludos y mis felicitaciones por su blog.

Francisco Ortega dijo...

Continuando el escalofriante relato de Esteban R. Pamies decía:
“El temor de caer prisionero, el miedo a ser rechazado en la frontera, el egoísmo que se respira entre miles de fugitivos, que parecen competir a quién llega primero, todo influye en la ansiedad del que escapa sin mirar para atrás...
Entre resbalones y caídas, aquella muchedumbre seguía penosamente su único itinerario, el anhelado por todos. Unos, vestidos con uniformes andrajosos. Otros, con sus ropas habituales de paisano, campesinos, ciudadanos, o aldeanos, se movían como una avalancha desorientada por carreteras, caminos, trillos y también escalando montañas o bordeando lagos y ríos. Había niños, ancianos, mujeres embarazadas, heridos malcurados, mutilados de guerra y moribundos desatendidos.”

Francisco Ortega dijo...

Continuo el escalofriante relato de Esteban R. Pamies que decía:
“Aquellos panoramas deplorables incitaban a cuidar y ayudar a los inválidos impotentes de seguir adelante por la carencia de transportes. La impresión que causaba aquel desbarajuste a los leales, no era compartida por los aviadores nacionalistas, pues que estos gozaban ametrallando y aniquilando los pobres indefensos «rojos». Este apodo, generalizado entre franquistas, fue un despectivo renombre que ensuciaba intencionalmente a todos los sanos republicanos que defendieron heroicamente su patria legal contra los golpistas aristocráticos y clericales.”

Juan José Ramírez dijo...

Negrín recompuso el gobierno el 6 de abril y asumió personalmente el Ministerio de Defensa. Lo más destacado del nuevo gobierno fue la destitución de Prieto, que acabó encabezando la facción "antinegrinista" de un PSOE fracturado; la salida de José Giral del Ministerio de Estado, sustituido por Julio Álvarez del Vayo, un socialista "negrinista"; y la incorporación de dos sindicalistas, "ampliación discutible, dado el debate que surgió en la CNT y en la UGT sobre la participación o no en el gobierno de sus dos teóricos representantes".

Francisco Javier Burgos dijo...

Este gobierno mantendría invariablemente una política: "la de continuación de la guerra hasta el fin en el supuesto de que no era posible obtener del enemigo, de Franco, una verdadera negociación de paz, con condiciones distintas de la rendición". Negrín pensaba que su política era la única posible. Como dijo en privado "no se puede hacer otra cosa". Así pues, su idea era resistir para negociar un armisticio que evitara el "reinado de terror y de venganzas sangrientas" (las represalias y fusilamientos por parte de los vencedores sobre los vencidos) que Negrín sabía que Franco iba a imponer, como efectivamente acabó sucediendo. Negrín declaró poco después de constituirse el nuevo gobierno: “Yo estoy tan seguro de mi causa, de mí, que las derrotas militares no las creo nunca decisivas. Yo me batiré en Barcelona, me batiré en Figueras. En tanto que yo luche, no seré vencido.”

Juan Pablo Arenas dijo...

Este gobierno mantendría invariablemente la siguiente política: "la de continuación de la guerra hasta el fin en el supuesto de que no era posible obtener del enemigo, de Franco, una verdadera negociación de paz, con condiciones distintas de la rendición". Negrín pensaba que su política era la única posible. Como dijo en privado "no se puede hacer otra cosa". Así pues, su idea era resistir para negociar un armisticio que evitara el "reinado de terror y de venganzas sangrientas" (las represalias y fusilamientos por parte de los vencedores sobre los vencidos) que Negrín sabía que Franco iba a imponer, como efectivamente acabó sucediendo. Negrín declaró poco después de constituirse el nuevo gobierno: “Yo estoy tan seguro de mi causa, de mí, que las derrotas militares no las creo nunca decisivas. Yo me batiré en Barcelona, me batiré en Figueras. En tanto que yo luche, no seré vencido.”

Francisco Ortega dijo...

Cuando ya se hallaba el joven soldado Esteban R. Pamies en suelo francés experimentó sentimientos que cincuenta años después seguía recordando:
“De pronto, retumbó un trueno proveniente de la zona española. Todos miraron hacia atrás con tristeza. Detrás de aquellas imponentes montañas se luchaba todavía y se morían españoles nobles y fieles a sus ideales. Los muchachos se hallaban en una zona libre (Francia), pero huraña y extraña. Aquella seguridad vital acusaba a la conciencia de cada uno, como reprochando la deserción y el abandono de sus compatriotas. Bajando la cabeza para esconder las lágrimas, aquellos corazones lloraron nostálgicos por la primera vez. Sus hogares, familias, amistades y amores permanecían en sus puestos valerosamente, mientras que ellos habían huido de la vengativa rabia enemiga.
Aquella tierra santa seguiría persiguiéndoles mientras vivieran afuera. Todos confiaban en volver pronto a su terruño y mentalmente se repetían para consolarse: “volveremos muy pronto”.
Los pobres ignoraban que el Generalísimo se mantendría cuarenta años en el poder.
Francisco Ortega.

Teresa Leyva dijo...

Otro de aquellos fugitivos fue Eulalio Ferrer. Tenía entonces 19 años y era oficial del Ejército derrotado. En 1988 publicó el diario que escribió por aquellos días, en el que da testimonio de su emocionado encuentro en la plaza de Banyuls con Antonio Machado y su madre:
“Nuestra retirada, desde Figueras, nos había conducido a Port Bou el 5 de febrero de 1939. La evacuación a Francia ya estaba iniciada. Se asaltaban los camiones y los depósitos de víveres. Millares y millares de gentes en fuga. La ira y el pavor se confundían en los rostros. Jefes y soldados, mujeres y niños. Caravanas interminables de coches. Armas por doquier, cañones, ametralladoras, fusiles, tanques dinamitados. El túnel fronterizo fue el refugio general. Alcanzamos un vagón para dormir y esperar nuestro turno de salida.
Me he hermanado con Luis Cillán, compañero de guardia en el castillo de Figueras. También es capitán y socialista. Madrileño de pura cepa. Es seis años mayor que yo y yo le veo con cierto respeto. Atesora una experiencia que a mí me falta. Me atrae su vida aventurera y su confianza en el futuro, liberados por completo de la guerra. He conseguido provisiones para el viaje: galletas y carne enlatada. Andamos lenta e incansablemente.”
Saludos para todos.
Teresa Leyva.

Teresa Leyva dijo...

Eulalio Ferrer continúa así su relato sobre los primeros momentos de su entrada en suelo francés:
“A primeras horas del 7 de febrero pisamos tierra francesa. Entregamos nuestras pistolas que hacen pirámide con otras. Tropas francesas distribuidas a todo lo largo de la cordillera divisoria. Junto a la bandera gala, la republicana. Muchos se cuadran ante ellas. Otros, lloramos por dentro en el choque silencioso de las miradas. Una idea nos obsesiona y puede más que las demás: ¡la guerra ha terminado! Pero sus canciones nos siguen cargadas de ecos melancólicos. Suenan a despedida. Pasamos Cerbere y acampamos en Banyuls. En la placita del pueblo, sentados en un banco, Luis descubre a Antonio Machado y a su madre. Nos miran con gratitud cuando les hablamos. Nos han prometido que vendrán a recogernos, dice don Antonio. Pero nadie sabe nada de nada. Observa mi capote militar y se lo entrego impulsivamente, como si así quisiera rendir homenaje a este gran poeta que tanto admiro. Lo junta a la manta que cubre los dos cuerpos, necesitados de más abrigo. Alguna palabra musitan, pero sólo percibimos la luz que pasa de unos ojos a otros, patéticamente tristes, buscando la tranquilidad de la despedida. Andando sobre la carretera llegamos a Port-Vendres. El éxodo congestiona el lugar.”

Teresa Leyva dijo...

Eulalio Ferrer relata así su entrada en los llamados campos de acogida:
“Me impresiona el cuadro de unos mutilados de guerra que piden angustiosamente espacio en un camión. Se acerca uno de los carabineros españoles mezclados con pilotos de aviación y los recogen. En otro nos hacen sitio a nosotros y seguimos adelante. ¿Adónde? A este campo de Argelés-sur-Mer. Luis Cillán se niega a entrar y huye. Yo no puedo seguirle porque me atrapan los gendarmes franceses y quedo dentro de un círculo de cientos más. Se nos conduce al otro lado de las alambradas. Allí nos esperan soldados senegaleses con bayoneta calada y gesto feroz, gritándonos: allez... allez... allez! Con nuestros macutos al hombro, nos formamos en grupos de ocho a diez. Trato de escaparme, pero fracaso una y otra vez. Hay alambradas por doquier. Nos llaman con silbatos y se forman filas para recibir pan. Largas filas que se dispersan y amontonan, según se reparten porciones de pan que no llegan a todos.
Teresa Leyva.

Teresa Leyva dijo...

Eulalio Ferrer relata así el encuentro con su padre en el campo de acogida:
“Al cambiar de fila me encuentro con el paisano Alfonso Orallo y le pregunto por mi padre. Me lleva a otro grupo cercano y allí lo abrazo. Está desde el día anterior en el campo y le siento muy decaído, sin saber nada de mi madre y hermanas. Le beso con cariño estrechándolo fuertemente. Para un hombre de su sensibilidad, forjado en el idealismo, el espectáculo que nos rodea tiene que sobrecogerle. Los pedazos de pan se lanzan desde los camiones de reparto y se disputan por la ley de la fuerza y de la habilidad, que no reconoce escrúpulos morales. Animo a mi padre y le prometo no separarme de él, lo que le tranquiliza. Estar juntos, compartiendo y desafiando los momentos más sombríos de nuestra vida, ha sido no sólo un bien para los dos, sino una satisfacción para mí en el cumplimiento de las obligaciones filiales.”

Silvia Navarro dijo...

Los niños son uno de los sectores de población que más sufren en las guerras. En la Civil española, según las cifras dadas por Ramón Salas Larrazabal, murieron 138.030 niños por causa de la guerra. A ello hay que añadir la desnutrición, las enfermedades, los traumas psicológicos...
Las consecuencias de la guerra las padecieron más los niños de la zona republicana, forzados a continuos desplazamientos a otras zonas del país o al extranjero, empujados por la evolución de la guerra y el avance de las tropas franquistas.
El número global de niños y niñas españoles evacuados al extranjero durante la contienda alcanzó la cifra de 32.037, según un informe de la Delegación de Repatriación de Menores elaborado en 1949. Las repatriaciones controladas por esa Delegación fueron 20.266.

Emilio Castilla dijo...

Azorín logró salir de Madrid en agosto de 1936. También se estableció en París donde vivió aislado. En enero de 1939 escribió un «memorial» a Franco en el que le proponía la celebración en París de una Conferencia, para cuya presidencia proponía a Marañón, que sirviera de aglutinante y cauce para reintegrar a la patria a los intelectuales exiliados. La carta fue interceptada por Serrano Súñer que escribió a Marañón aconsejándole que se desentendiera de «gentes que no pasan por un sincero arrepentimiento de sus errores políticos».

Manolo Muñoz dijo...

El presidente Negrín, el general Vicente Rojo Lluch, jefe del Estado Mayor, y los comunistas, creían posible que el Ejército Popular Republicano aún era capaz de una última ofensiva, que se inició el 24 de julio de 1938, dando comienzo así a la batalla del Ebro, la más larga y decisiva de la guerra civil. El objetivo último de la operación era volver a unir las dos zonas republicanas, con lo que conseguiría "dar un golpe de efecto de indudables repercusiones internacionales" en un momento en que Europa vivía la crisis de los Sudetes. Franco por su parte aceptó el órdago, como en otras ocasiones, con la finalidad de que el enemigo agotase sus mejores recursos en la lucha, y eso fue efectivamente lo que sucedió. Después de tres meses de duros combates, la ofensiva republicana del Ebro fue un nuevo fracaso. El ejército republicano tuvo que volver a sus posiciones iniciales el 16 de noviembre de 1938, "con decenas de miles de bajas y una pérdida considerable de material de guerra que ya no podría utilizarse para defender Cataluña frente a la decisiva ofensiva franquista".

Carlos Martínez Parejo dijo...

Salvador Ric Darné también fue uno de aquellos jóvenes combatientes republicanos que vivió aquel éxodo. Actualmente reside en Santa Cruz (Bolivia). Cumplidos los ochenta años ha publicado recientemente en aquella ciudad boliviana el libro “Las patrias del exilio”, en el que narra sus vicisitudes de exiliado. Reproduzco su narración del cruce de la frontera y del internamiento en el campo de concentración francés en aquel trágico invierno de 1939:
“Era el 13 de febrero de 1939. En ese día cumplía yo 26 años. Los montes Pirineos catalano-franceses estaban cubiertos por la blancura del invierno y las altas cumbres por las nieves eternas. Formando un medio círculo de espaldas a la línea fronteriza con Francia, unos dos mil efectivos de las diezmadas fuerzas republicanas españolas esperábamos órdenes superiores para iniciar el paso de la frontera o dejarnos aniquilar por los regimientos bien armados de Franco. La protección de la concentración fue confiada a mi sección de ametralladoras, con las dos únicas que me quedaban después de la batalla del «Mont Sec». Con la sola dotación de una cinta de 250 municiones cada una, ya bien avanzada la tarde, con el viejo fusil al hombro y sin balas en la cartuchera, iniciamos el descenso hacia la democrática Francia, la que aplicando la política de «No intervención de los claudicantes de Munich», paralizó en la frontera con España, en la población de Cerbére, largas columnas de vagones de ferrocarril cargados con material de guerra con destino a la República, dejando a ésta sin posibilidad de hacer frente a las tropas del caudillo, armadas por la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini.”
Saludos.
Carlos Martínez Parejo.

Ernesto Hidalgo dijo...

Poco antes de que finalizara la batalla del Ebro se produjo otro hecho que también fue determinante para la derrota de la República, esta vez procedente del exterior. El 29 de septiembre de 1938 se firmaban los acuerdos de Munich entre Gran Bretaña y Francia, por un lado, y Alemania e Italia, por otro, que cerraban la posibilidad de que estallara la guerra en Europa y las potencias democráticas intervinieran a favor de la República. Además de la misma forma que el acuerdo suponía la entrega de Checoslovaquia a Hitler, también supuso abandonar a la República Española a los aliados de nazis y fascistas. Los cuatro firmantes de los acuerdos de Munich del 30 de septiembre de 1938: Benito Mussolini, Adolf Hitler, Edouard Daladier y Arthur Neville Chamberlain.

Carlos Martínez Parejo dijo...

Salvador Ric Darné continúa así su relato sobre el comienzo de su exilio en Francia:
“En interminable fila india emprendimos el descenso de los Pirineos hacia el primer pueblo francés de Prats de Molló al fondo del valle. Fuimos pasando frente a un piquete de la Gendarmería francesa para ser registrados y hacer entrega de nuestros fusiles mauser, los que nos habían acompañado durante cerca de tres años como lanza del viejo Quijote arremetiendo contra los molinos de viento.
Dejar el arma para un soldado era como perder parte de su propia persona; con el fusil en la mano aún podíamos sentirnos hombres libres, al abandonarlo pasábamos a ser exiliados sin patria ni derechos humanos, sujetos a la mediocridad de los políticos internacionales incapaces de ver el avance de los fascistas en toda Europa. Como a simples muñecos de trapo, ahora con la verdad, pero sin el fusil al hombro, nos estábamos enfrentando a un mundo peligroso, pues dementes políticos nos llevarían a una de las guerras mundiales más sangrientas y destructivas en la historia de la humanidad.”
Carlos Martínez Parejo

Victoria Padial dijo...

Don Pío Baroja, que el 18 de julio había salido de su casa de Vera de Bidasoa con un amigo médico para acercarse a un pueblo cercano, fue detenido por los carlistas. Estuvo detenido una noche y según su testimonio quisieron matarle allí mismo. Le sacó el coronel Martínez Campos, duque de la Torre. En cuanto recuperó la libertad se pasó a Francia y se instaló en París. Allí fijó su residencia en el Colegio de España, en la Ciudad Universitaria. Tenía 64 años. Su vida en París fue triste y solitaria, como la de Azorín. En el prólogo de Aquí París lo expresa: «Yo he pasado parte de la vejez en el extranjero, muchas horas solo, no teniendo más entretenimiento que mirar por la ventana a la calle, a una carretera o a un descampado». Baroja, desde mediados del 1937 buscó un salvoconducto para regresar a Vera de Bidasoa. Lo consiguió y regresó en septiembre de 1937.

Juan Francisco Reinoso dijo...

Con la firma del acuerdo de Munich desaparecía la esperanza europea de Negrín para salvar a la República: no habría guerra en Europa y de nuevo las potencias democráticas cedían ante las potencias fascistas. Esto abocó a Negrín a un callejón sin salida: continuar resistiendo a la espera de que en un futuro ahora ya más lejano estallase definitivamente la guerra en Europa o la rendición que llevaría consigo unas casi seguras represalias por parte del "Generalísimo" Franco. Además el acuerdo de Munich unido al fracaso de la ofensiva del Ebro extendió el desánimo y el derrotismo en la retaguardia republicana, quebrándose "absolutamente la voluntad de resistencia del Frente Popular: muy pocos, por no decir nadie, confiaban ya en una victoria republicana". Por otro lado las pérdidas materiales de la batalla del Ebro habían sido tan grandes que sería casi imposible defender Cataluña ante la previsible ofensiva del ejército franquista.

Salvador Montoro dijo...

Las primeras salidas de niños hacia Francia se produjeron a fines de agosto con ocasión de la batalla de Irún. La caída del frente norte a lo largo de 1937 produjo masivas repatriaciones de niños y niñas procedentes de diversos lugares de España.
El continuo avance del Ejército de Franco a lo largo de 1938 fue agravando el problema de las evacuaciones. El territorio en poder del Gobierno de la República era cada vez más menguado. Las sucesivas oleadas de refugiados hacían que las colonias infantiles se convirtieran en meros refugios en los que las condiciones de vida eran cada día más duras.
Tras la caída de Barcelona del medio millón de personas huidas a Francia, unos 170.000 eran mujeres, niños y ancianos. Todos ellos tuvieron que arrostrar una acogida pésima, encizañada por un sector de la prensa francesa que presentaba a los rojos españoles como indeseables.

Carlos Martínez Parejo dijo...

Salvador Ric Darné continúa así su relato sobre el comienzo de su exilio en Francia:
“En correcta formación militar pasamos por las calles de Prats de Molló bajo la desconfiada mirada de los franceses, influenciados por una prensa estúpidamente reaccionaria, antinacional, que sólo servía para acrecentar el poder expansionista de Alemania.
Ya bien entrada la noche, nos llevaron a lo que sería nuestro primer campo de concentración, unas hectáreas de pasto para el ganado, con manchas de nieve deshaciéndose en aguanieve, lo que anunciaba la llegada de la próxima primavera. Chapaleando entre el barro, bajo una persistente llovizna, con frío y hambre, pasamos los primeros días empapados hasta los huesos.
Cuando nos dimos cuenta de que nuestra permanencia en esta ciénaga sería por tiempo indefinido, empezamos la construcción de toda clase de chocitas con bloques de tierra y pasto, algo parecido a los adobes, los que una vez terminados eran utilizados para las paredes; el techo lo hacíamos con ramas de árboles que bordeaban el cercano riachuelo.”
Carlos Martínez Parejo.

Juan Maldonado dijo...

Segismundo Casado López era un segoviano nacido en Nava de la Asunción en el año 1893, era hijo de militar, que ingresó a los quince años en la Academia de Caballería de Valladolid, donde cursó los estudios de Estado Mayor y participó en la campaña de Marruecos con el grado de capitán. Ascendido a comandante fue nombrado Jefe de la Escolta del Presidente de la República en 1935, puesto que ostentaba cuando estalló la guerra civil.
Fue un militar español que tuvo especial protagonismo durante la etapa final de la Guerra Civil Española ya que encabezó en la zona republicana el golpe de estado iniciado el 5 de marzo de 1939 que derribó al gobierno del socialista radical Juan Negrín constituyendo a continuación junto a socialistas moderados como Julián Besteiro, republicanos de izquierda y los sectores libertarios el Consejo Nacional de Defensa que puso fin a la resistencia del bando republicano al rendirse a Francisco Franco cuyas tropas pudieron ocupar la región Centro-Sur, el último territorio que quedaba bajo la autoridad de la Segunda República, sin combatir, poniendo fin así el 1 de abril de 1939 a la Guerra Civil Española. Era miembro de la masonería.

Marina Robles dijo...

El 20 de agosto de 1936 cesó Casado como jefe de la escolta presidencial y a principios de octubre fue nombrado Jefe de Operaciones del Estado Mayor. Posteriormente fue director de la Escuela de Estado Mayor e Inspector General de Caballería. En septiembre de 1936 había sido ascendido a teniente coronel. Entre octubre y noviembre de 1936 se encargó de entrenar y organizar las Brigadas Mixtas del Ejército Popular Republicano. Participó en la defensa de Madrid, en la batalla del Jarama y en la batalla de Brunete.

Luisa Carrasco dijo...

Más tarde, la actitud de estos escritores ante el franquismo fue diversa. Reintegrados todos ellos a España durante la dictadura, Ortega y Pío Baroja mantuvieron una actitud distante con el régimen. Con todo, la trayectoria cívica de estos intelectuales contrastó con la nutrida nómina de escritores, filósofos, profesores, músicos y profesionales de diversas disciplinas que se mantuvieron fieles a la República y se negaron a realizar componendas con la España de Franco: Max Aub, Sender, Alberti, Moreno Villa, Picasso, Pau Casals, Bosch Gimpera, Bacca, Altolaguirre, Corpus Barga, Barea, Mercé Rodoreda, Cernuda y un larguísimo etcétera. Su exilio supuso una verdadera mutilación cultural.

Carlos Martínez Parejo dijo...

Salvador Ric Darné continúa así su relato sobre el comienzo de su exilio en Francia:
“Aunque precarias, las construcciones nos sirvieron para no dejar el cuerpo en aquel espacio de nuestro primer campo de concentración. Al parecer, en la Francia de los derechos del hombre se podía morir de pulmonía, de diarrea, devorado por piojos o pateado por un caballo desbocado, espantado al habérsele robado la paja en que dormía Pedro o Juan, pero no de hambre, ya que al siguiente día de nuestra llegada se nos repartió unos panes de unos tres o cuatro kilos cada uno, que fueron entregados a los jefes de cada unidad para fraccionarlos de a quinientos gramos por persona.
La organización del campo para el reparto del pan, y más tarde del «rancho», fue trabajo bastante fácil, debido a que la mayoría procedíamos de las mismas unidades y habíamos pasado la frontera juntos, mayormente los de la 26.ª división con mi compañía de ametralladoras.”
Carlos Martínez Parejo.

Mati Román dijo...

Desde el comienzo de la Guerra Civil algunos Gobiernos se ofrecieron a acoger a los niños españoles. Pero fueron, sobre todo, asociaciones humanitarias, comités de ayuda, sindicatos y partidos políticos de izquierdas y grupos religiosos, los que acogieron a mayor número. Destacó la ayuda de los cuáqueros: en diciembre de 1936 asociaciones cuáqueras de Estados Unidos, Gran Bretaña y Suiza crearon la «Comisión Internacional para la Ayuda a los Refugiados Infantiles de España» que tuvo su sede en Ginebra y París. En el ámbito sindical y político hay que mencionar a Socorro Rojo Internacional y a Solidaridad Internacional Antifascista. El «Comité d'Accueil aux enfants d'Espagne», creado en París por iniciativa de la Confédération Général du Travail, empezó sus actuaciones en el otoño de 1936 y participó en sucesivas evacuaciones de niños vascos desde los puertos de Santurce, Bilbao y Santander entre los meses de marzo y octubre de 1937.
Fueron evacuados colegios de niños enteros con sus maestros a la cabeza. El mes de mayo de 1937 el Gobierno vasco presidido por Aguirre decidió, de acuerdo con Francia y Gran Bretaña, evacuar a los niños.

Carlos Martínez Parejo dijo...

Salvador Ric Darné termina así su relato sobre el comienzo de su exilio en Francia
“Los primeros días pasados aquí fueron los peores, tanto moral como materialmente. Mientras duró la guerra, había el ánimo de soportar cualquier sufrimiento producto de lo inhumano de una contienda civil: los bombardeos de los fiat italianos o los messerschmitt alemanes, o también el hambre, pues se comía lo que se podía, o no se comía. La familia uno sabía que la tenía en España, pero ahora en un país extranjero, pisando barro con una mezcla de excrementos secos de ganado, era otra cosa; no había esperanza en nada, por lo que algunos, no pudiendo soportar la humillación de la vida en este campo y con el pensamiento en el hogar, huían al amparo de la noche para no sentir vergüenza por el abandono de sus compañeros, pero decididos, eso sí, a cruzar la frontera, tal vez para realizar trabajos forzados en las compañías de trabajadores de Franco, ir a la cárcel o enfrentar el piquete de fusilamiento. Muchos cayeron en la trampa de las promesas de que habría actos de clemencia y que se terminarían las matanzas, pero el fanatismo nacionalista no tenía límites, desatándose la más brutal represión contra un ejército vencido.”

Joaquín Caracuel dijo...

La campaña de Cataluña acabó en un nuevo desastre para la República. El 23 de diciembre de 1938 empezó la ofensiva del ejército "nacional" desde el oeste y desde el sur sobre un ejército republicano muy inferior en hombres y medios que se batía en retirada. Huyendo de los bombardeos y temerosa de las represalias, mucha población civil comenzó a pasar en enero a Francia. El 26 de enero de 1939 las tropas de Franco entraban en Barcelona prácticamente sin lucha. El 5 de febrero ocupaban Gerona. El general Vicente Rojo comparó un año después desde el exilio lo que había sucedido en Madrid en noviembre de 1936 y lo que había pasado en Barcelona en enero de 1939:” ¡Qué ambiente tan distinto! ¡Qué entusiasmo entonces! ¡Y qué decaimiento ahora! Barcelona cuarenta y ocho horas antes de la entrada del enemigo era una ciudad muerta... Se perdió lisa y llanamente porque no hubo voluntad de resistencia, ni en la población civil, ni en algunas tropas contaminadas por el ambiente”

Juan Francisco Cantero dijo...

Uno de aquellos niños evacuados, Juan Fernández, ha contado recientemente sus recuerdos de aquella precipitada salida:
“Tenía siete años y recuerdo pocas cosas. Mis padres vivían en Baracaldo. Mi padre era maestro nacional allá. Y lo que me queda en la memoria es precisamente la salida, cuando estábamos obligados a salir del país y dejar a mi madre y una hermana y dos pequeños. Éramos nueve hijos, y esa salida, cuando teníamos que juntarnos en una escuela, con la maleta y todo eso, y con un papel, un tarjetón al cuello donde figuraba el nombre y demás, y que empezaron a caer bombas, estaban bombardeando el puerto de Bilbao, y que con mucha rapidité, como se dice, rapidez, teníamos que ir sobre el primer barco que estaba dispuesto para tomar a los refugiados, y con la escuela de mi padre, todos los niños con mi padre, subimos a un destroyer; después me dijeron que era un destroyer inglés, en el puerto de Bilbao. Es una imagen que siempre me quedó viva, correr hacia el barco. Y lo que recuerdo también del barco, son cosas de niño, claro, supongo que no habíamos tenido mucho qué comer hasta ese momento, y la primera cosa que recibimos en el barco fueron pasteles. De eso siempre me acuerdo. Pasteles. Además, ha habido una cinta en España que se llama El otro árbol de Guernica hecha sobre un libro escrito por uno de los refugiados, no sé más cómo se llama. Hicieron una película de eso. Y esa salida, según yo me acuerdo, está muy bien reflejada.
Pues diré que de España, lo último que me acuerdo de allá es eso que marcó seguramente a un niño de siete años. Esa cosa extraordinaria, el miedo, el correr, el barco ese, que no teníamos que ir muy lejos, porque íbamos a la isla de Olerón en Francia, serían ocho o diez horas o un día de barco quizás, y que veíamos según nos alejábamos que seguían bombardeando el puerto. Ésa es una imagen que me queda.”

José Carlos Castillo dijo...

El 3 de febrero había llegado a Burgos un representante del gobierno francés para preparar el reconocimiento oficial del gobierno de Franco por Francia y Gran Bretaña, consumando así su abandono de la República, porque como dijo Lord Halifax en la reunión del 8 de febrero del gabinete británico "estaba claro que Franco va a ganar la guerra" y habría que entenderse con él. Por esas mismas fechas se produjo la única intervención de Gran Bretaña en la guerra de España para que la ocupación de Menorca por los "nacionales" se hiciera de forma que no participaran en ella ni alemanes ni italianos y así no cayera bajo su control esta estratégica isla del Mediterráneo occidental.

Carlos Carazo dijo...

El general Vicente Rojo, que permaneció en Francia porque ya no creía en las posibilidades de victoria de la República, pidió al gobierno francés que los alrededor de 6.000 oficiales republicanos que habían cruzado la frontera pudieran regresar por mar a Valencia, pero la petición no fue atendida porque el gobierno francés consideró que esa decisión podría dificultar los contactos que ya estaba manteniendo con el gobierno del "Generalísimo" Franco en Burgos con vistas a su reconocimiento oficial como gobierno legítimo de España.

Juan María Moreno dijo...

Gran Bretaña también acogió a niños españoles. En la primavera de 1937 los británicos crearon el «Basque Children's Committee» presidido por la duquesa de Atholl. Un libro editado por la «Asociación de Niños Evacuados del 37» narra con todo detalle la expedición que del puerto de Bilbao partió a bordo del Habana el 20 de mayo de 1937 hacia Inglaterra. Dicha expedición la integraban 3.861 niños, 95 maestras, 120 auxiliares y 15 sacerdotes. Estos niños llegados a Gran Bretaña vivieron durante cuatro meses en tiendas de campaña en un campamento de Eastleigh, al sur del país, sostenidos por contribuciones voluntarias, especialmente de las organizaciones inglesas de la izquierda -intelectuales, obreros y comités locales- antes de ser enviados a los hogares y colonias organizados por toda la geografía de Gran Bretaña.

Soledad Martínez dijo...

Cuando Negrín regresa a la región Centro-Sur el 10 de febrero de 1939 desde el sur de Francia estaba muy avanzada la conspiración militar y política contra su gobierno dirigida por el jefe del Ejército del Centro, el coronel Segismundo Casado, que había entrado en contacto a través de la "quinta columna" con el Cuartel General del "Generalísimo" Franco para una rendición del ejército republicano "sin represalias" al modo del "abrazo de Vergara" de 1839 que puso fin a la primera guerra carlista (con la conservación de los empleos y cargos militares, incluida). Algo a lo que los emisarios del general Franco nunca se comprometieron. Casado consiguió el apoyo de varios jefes militares, entre los que destacaba el anarquista Cipriano Mera, jefe del IV Cuerpo de Ejército, y de algunos políticos importantes, como el socialista Julián Besteiro, que también había mantenido contacto con los "quintacolumnistas" de Madrid. Todos ellos criticaban la estrategia de resistencia de Negrín y su "dependencia" de la Unión Soviética y del PCE.

Eva María Muñoz dijo...

Los apoyos que encontraron los conjurados "antinegrinistas" en Madrid y en la zona Centro-Sur se explican por el progresivo cambio que se había producido en la opinión republicana desde el derrumbe del frente de Aragón en la primavera de 1938, al ir ganando terreno "la idea de que una salida victoriosa de la guerra era imposible y de que se imponía algún tipo de solución negociada" y todo ello "en medio de un cansancio cada vez más profundo de la población". Una prueba de este ambiente de desmoralización en la zona republicana fue el aumento de las deserciones en el Ejército Popular, sobre todo porque tras el final de la batalla del Ebro muchos de los desertores no volvían a casa como sucedía antes sino que optaban por pasarse al bando sublevado, a pesar de que una orden del 2 de junio de 1938 del Ministerio de Defensa republicano establecía que el castigo por deserción recayera en los familiares de los fugados si estos no eran detenidos.

David Figueroa dijo...

El Madrid de la "defensa heroica frente al fascismo", la "ciudad resistente" de noviembre de 1936 a marzo de 1937, estaba perdiendo protagonismo frente a la "ciudad clandestina", eran la "quinta columna" organizada en la primavera de 1937 por los partidarios de los sublevados tras el final de la batalla de Madrid, gracias a su radical cambio de táctica. "A la acción directa ejemplificada en el paqueo, los francotiradores que disparaban desde azoteas y tejados contra los milicianos republicanos, para amedrentar a la retaguardia republicana con el objetivo de minar el espíritu de resistencia, cargada de espontaneísmo y acción individual, sucede a lo largo de 1937 y 1938 la táctica de la infiltración en los aparatos de poder republicanos. Es decir, la infiltración en el ejército, en las fuerzas de orden público y en el tejido organizativo de la ayuda social como el Socorro Rojo.

José Calvo dijo...

Entonces se incrementó el protagonismo de la Falange clandestina, dirigida por Manuel Valdés Larrañaga, la creación del llamado "Socorro Blanco" o la infiltración de agentes del Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) dirigido por José Ungría Jiménez. Como segundo objetivo estaba la captación de la ciudad pasiva, la integrada por los madrileños, que no formaban parte de las organizaciones del Frente Popular ni de la quinta columna franquista, un hecho facilitado por las innumerables tensiones en el seno de la ciudad antifascista y por la desorganización administrativa que acentuaba las negativas condiciones de la vida material, sobre todo en el tema de los abastecimientos".

José Miguel García dijo...

El hambre y la crisis de subsistencias que asolaba la zona republicana estaban minando la capacidad de resistencia de la población, especialmente en la ciudad de Madrid que durante la guerra "era un inmenso estómago próximo al millón de habitantes, incapaz de abastecerse de su hinterland" porque la mayor parte de él había caído en manos de los sublevados en los primeros meses de la guerra, a lo que hay que añadir "la alteración del sistema de transportes, ahora subordinado a la lógica de la guerra, y las transformaciones revolucionarias en la estructura de la propiedad y en la gestión empresarial que dificultaban la búsqueda de alternativas de aprovisionamiento en la España republicana".

Ana María Ramirez dijo...

También Bélgica, Dinamarca y Suiza acogieron niños españoles. Suecia y Noruega sostuvieron varias colonias en territorio francés. A la Unión Soviética fueron cerca de 3.000 niños y niñas repartidos en cuatro expediciones. A Méjico, donde también se había constituido un «Comité de Ayuda a los Niños del Pueblo Español» llegaron cerca de 500 niños. Desembarcaron en junio de 1937 en el puerto de Veracruz y fueron instalados en Morelia por lo que se les llamó «los niños de Morelia».

Javier Romero dijo...

La diáspora de los republicanos exiliados llevó a estos españoles a los más alejados e insospechados lugares del planeta. Una parte de ellos combatió a los alemanes durante la Guerra Mundial. Unos lo hicieron con los soviéticos a través de toda la Europa del Este. Otros, integrados en las unidades del general Leclerc que desde el norte de África avanzó por territorio francés hasta liberar París y Estrasburgo, o luchando en la resistencia francesa y participando de manera decisiva en la liberación de diversas localidades del sur de Francia. No pocos terminaron en los campos de exterminio alemanes de los que pocos salieron con vida. Otros, más afortunados, llegaron a América desparramándose por casi todos sus rincones.

Juan Carlos Naveros dijo...

Francia, que había visto cómo en el curso de los tres primeros meses de 1939 el número de refugiados españoles había sobrepasado el medio millón, intentó desembarazarse del mayor número posible de ellos. El Gobierno francés, agobiado por los problemas que le creaba aquel éxodo de dimensiones inesperadas y por los gastos que le ocasionaba, llevó a cabo campañas entre los refugiados para fomentar su repatriación, buscó nuevos países de asilo y terminó por encuadrar a varias decenas de miles en las CTE (Compañías de Trabajadores Extranjeros) promulgando leyes que disponían el trabajo obligatorio de los refugiados.

Sandra López dijo...

En Madrid pronto se tuvo que recurrir a las cartillas de racionamiento, pero las cantidades de alimentos asignadas fueron progresivamente disminuyendo, pues los 300 gramos de pan por persona y día de marzo de 1937 se habían reducido a 100 gramos sólo un año después, y determinados productos como la carne, el pescado, los huevos y la leche prácticamente desaparecieron, las lentejas, las "píldoras del doctor Negrín", se convirtieron en la base de la dieta, y floreció el mercado negro, por ejemplo: la docena de huevos cuyo precio oficial en el otoño de 1938 era de 15 pesetas en el mercado negro valía 100 pesetas.

Germán Vallejo dijo...

Las organizaciones del Frente Popular tenían sus propios sistemas de abastecimiento para sus milicianos y afiliados, por lo que éstos no padecieron tanto las penurias que afectaban al resto de la población de la ciudad de Madrid, un "privilegio" que fue hábilmente explotado por la propaganda de la "quinta columna" franquista para desmoralizar a la retaguardia republicana. A finales de 1938 hubo manifestaciones de mujeres en Madrid que reclamaban leche para sus hijos y aparecieron pasquines en lo que se leía: "Si no nos dais de comer, rendirse". Manuel Azcarate, dirigente comunista de las Juventudes Socialistas Unificadas, describía así la situación en Madrid a principios de 1939:” Pero éste ya no era el Madrid de 1936 o 1937. Faltaba comida. El cansancio de la guerra se apreciaba en las caras demacradas de la gente. El ambiente se había vuelto hosco, triste, trágico. Por todas partes se respira un sentimiento anticomunista porque muchas personas creen que son los comunistas los responsables de que la guerra se prolongue”.

Mercedes Ávila dijo...

El antecedente más lejano de las posiciones republicanas en favor de la negociación para poner fin a la guerra se puede encontrar en una fecha tan temprana como mayo de 1937 cuando el presidente de la República Manuel Azaña encargó al socialista Julián Besteiro, que iba a acudir a Londres para representar a la República Española en la coronación del rey Jorge VI, que pidiera al gobierno británico la mediación en la guerra de España, aunque Besteiro no obtuvo de Anthony Eden, con quien se entrevistó el 11 de mayo, más que buenas palabras.

Manuel Rodríguez dijo...

Fue en la primavera de 1938, cuando se produjo el derrumbe del frente de Aragón, es el momento en que se puede situar el inicio de la conjura política para apartar del poder a los comunistas y al presidente del gobierno Juan Negrín que se negaba a prescindir de ellos. En junio de 1938 los representantes británico y francés en Barcelona informaban a sus respectivos gobiernos de la existencia de una conspiración para acabar con el gobierno de Juan Negrín, que estaría supuestamente encabezada por los socialistas "antinegrinistas" Indalecio Prieto y Julián Besteiro y por el propio presidente de la República Manuel Azaña (y en la que también estaría implicado el presidente de las Cortes Diego Martínez Barrio), y que estaría apoyada por los partidos republicanos Unión Republicana e Izquierda Republicana, el sector "antinegrinista" del PSOE y de la UGT y los nacionalistas vascos y catalanes.

Francisco Cantero dijo...

El 29 de julio de 1938, sólo tres días después del inicio de la ofensiva republicana del Ebro, el presidente de la República Azaña se entrevista en secreto con el representante británico en Barcelona John Leche para que propusiera a su gobierno un plan de paz que consistía en la retirada de los combatientes extranjeros de ambos bandos, el cese de las hostilidades y la formación de un gobierno de amplio consenso del que serían excluidos los comunistas. Para ello sería necesario que Gran Bretaña junto con Francia, Alemania e Italia presionaran conjuntamente al general Franco para que lo aceptara. Así pues, lo que pedía Azaña era que el gobierno británico apoyara la conjura política antinegrinista y consiguiera además que lo hicieran las otras tres potencias. Tanto Negrín como el general Franco tuvieron conocimiento casi inmediato de esta entrevista "secreta" que tuvo lugar en Vich.

Luis Carlos Carrasco dijo...

Se produjo una diáspora de los refugiados españoles durante los meses siguientes a la finalización de la Guerra Civil española, lo que hizo que corrieran suertes muy diversas.
Las autoridades francesas consiguieron persuadir a unos 360.000 refugiados que fueron regresando de manera discontinua a España a lo largo de todo el año 1939. En el mes de diciembre de 1939 quedaban en Francia aproximadamente 140.000 refugiados españoles, de los que 40.000 eran mujeres y niños y 100.000 ex combatientes.

Sergio Mesa dijo...

Se produjo la "crisis de agosto" del gobierno Negrín con la salida del mismo de los dos ministros vasco y catalán, pero Azaña no pudo retirarle la confianza a Negrín, nombrando en su lugar a Julián Besteiro, porque Negrín conocedor de la maniobra montó "una campaña que se tradujo en la profusión de telegramas de adhesión a su persona que partieron de las unidades del Ejército del Ebro [que se encontraba en plena batalla] y del Este y llegaron al gobierno el 16 de agosto como presión contra el Presidente de la República". Así Negrín se impuso a Azaña. Además un mes después el gobierno británico le comunicó a su representante en Barcelona John Leche que no veía posibilidades de realizar el plan de Azaña y le ordenaba que no continuara los contactos con éste.

Daniel Bolívar dijo...

El 15 de noviembre de 1938, el mismo día en que las últimas tropas republicanas volvían a cruzar el Ebro dando por fracasada la ofensiva republicana iniciada en julio en la que Negrín había puesto todas sus esperanzas para dar un giro a la guerra, se reunió la Comisión Ejecutiva del PSOE en la que Julián Besteiro dijo abiertamente que "la guerra ha estado inspirada, dirigida y fomentada por los comunistas", a Negrín le dijo que era un "agente de los comunistas", y que "si la guerra se ganara, España sería comunista"; en aquel momento Besteiro ya llevaba algunos meses, posiblemente desde abril de 1938, en contacto con la quinta columna de Madrid y a través de ella con el gobierno del "Generalísimo" Franco en Burgos.

Miguel Lòpez dijo...

En el campo de Oranienburg fue internado el ex presidente del Gobierno republicano español, Francisco Largo Caballero, dirigente socialista y durante mucho tiempo secretario de la Unión General de Trabajadores. Vivía en París, acogido a la modesta ayuda de la Sindical Internacional Socialista cuando fue detenido por la policía francesa de Vichy que le entregó a los alemanes. Enfermo y ya septuagenario fue trasladado por los alemanes al campo de Oranienburg, en las cercanías de Berlín, donde permaneció hasta el final de la Guerra Mundial. Fue liberado por el Ejército soviético el 24 de abril de 1945. Tenía 76 años. Fallecería al año siguiente en París.

Eduardo Santos dijo...

La solución que propuso Besteiro fue poner fin al Frente Popular (y por tanto romper la alianza con el PCE y la URSS) para ganar el apoyo de Gran Bretaña a la causa republicana porque Besteiro estaba convencido de que la política de las democracias occidentales ante la guerra civil estaba determinada por el factor anticomunista, lo que no era así, sino por la política de apaciguamiento que habían adoptado respecto de Hitler y el deseo de separar a Mussolini de Hitler. Besteiro afirmó:” Es indudable que si se refuerza aquí el Frente Popular, la opinión extraña pensará que avanza aquí el comunismo y, por consiguiente, como gran parte de la política que ellos siguen con nosotros está inspirada en la creencia de que aquí surgiría un comunismo, tendremos una posición más hostil”.

Octavio Arquero dijo...

México, país que se había singularizado por apoyar sin vacilaciones a la República española durante la Guerra Civil, acogió a los refugiados españoles sin limitaciones y mantuvo el reconocimiento oficial de la República en el exilio hasta su extinción en 1977. La actitud de acogida de los exiliados por parte del general Lázaro Cárdenas, presidente de México, fue contundente. Durante la Guerra Civil abogó en la Sociedad de Naciones por la República española denunciando las flagrantes violaciones de la No Intervención. En el verano de 1937 acogió ya a 500 niños evacuados. Y en 1939, al conocer las condiciones infrahumanas en que se encontraban los refugiados españoles en los campos del sur de Francia, puso en marcha una generosa política de asilo.
A partir de abril de 1939 fueron llegando a México, procedentes de Francia, los barcos Flandra, Sinaia, Ipanema, Mexique, con refugiados españoles. Otro barco, el Champlain, naufragó a la salida de Marsella, alcanzado por un torpedo o por una mina y quedó inservible.

María Trujillo dijo...

Me gustaría hacer referencia a las aproximadamente 12.000 personas que se encaminaron al exilio saliendo de puertos del Levante hacia los puertos de África, o por avión, los últimos días de la guerra, finales de marzo de 1939. Una de las refugiadas de esta última fase, María Lecea, actualmente residente en Málaga tras haber sido durante varias décadas profesora de español en Pekín, ha contado recientemente cómo fue la salida del último barco que zarpó del puerto de Alicante, el Stanbrook, en el que ella consiguió salir junto con su marido:
“Yo tenía entonces 17 años recién cumplidos. Nosotros salimos en el último barco que zarpó del puerto de Alicante el 28 de marzo. Se quedó mucha gente en el puerto esperando más barcos que no llegaron y fue allí donde hicieron prisioneros a muchos soldados que iban llegando en camiones y que luego trasladaron al campo de concentración de Albatera. Yo subí al barco y me puse en la proa porque estaba llenísimo. Era un barco parece ser de capitán griego, un poco raro. La República había pagado por él para poder salir. Estaba llenísimo, hasta las cofas, las tres bodegas llenas de gente hasta tal punto que el capitán dijo que como hubiera marejada volcábamos.”
Afectuosos saludos.

Francisco Javier Salinas dijo...

El número total de refugiados españoles que llegaron a México se aproximó a los 20.000. Eran gente profesionalmente muy cualificada. Allí llegó una parte muy importante de la intelectualidad española que en el primer tercio del siglo había situado a España en un nivel científico, artístico y literario muy elevado: catedráticos universitarios, científicos, escritores, arquitectos, ingenieros, directores de cine, actores y actrices, periodistas, médicos, juristas, historiadores, pedagogos, militares, músicos, traductores, editores. Incorporados a la vida cultural mexicana, dejaron en ella una huella muy transformadora. También llegaron refugiados españoles a Cuba, Santo Domingo, Colombia, Venezuela y otros países iberoamericanos.

María Trujillo dijo...

Así continúa María Lecea su relato sobre su embarque en Alicante en el Stanbrook:
“Yo estaba pensando bajarme por una cuerda si mi marido no llegaba, porque resulta que a mi marido le había detenido la Junta de Casado y había el peligro de que llegaran las tropas franquistas que ya estaban entrando en Alicante. Afortunadamente iban soltando de la cárcel a poquitos, de a dos, de a tres, y a él con dos mujeres que fueron a los últimos que soltaron y llegó corriendo directo desde la cárcel. Yo le vi llegar. Él no me veía, pero oyó mi voz que le llamé. Subió al barco, que ya estaba levantando la escala, y hasta que llegó donde yo estaba, el barco estaba llenísimo, tardó mucho, porque estaba toda la gente apretujada y apenas nos podíamos sentar, íbamos de pie en cubierta. Y luego empezaron a disparar, ya habían tomado las baterías de costa. Caían los obuses al agua, formaban surtidores y el capitán iba zigzagueando. Así salimos.”

María Trujillo dijo...

Así continúa María Lecea relato de su estancia en el Stanbrook:
“El capitán se enteró por la radio que buscaban este barco porque iban en él militares de alto rango e incluso yo creo que venían en el barco dos ministros de la República, en fin, que iban a mandar barcos de guerra a nuestro encuentro porque sabían que nos dirigíamos a Orán. Entonces el capitán del barco cambió de rumbo y de pronto oímos un gran revuelo: que nos traiciona, que nos lleva a Baleares. Él había puesto rumbo a Baleares para despistar y luego fue como hacia Italia. Pero se metieron allí unos cuantos militares a decirle, qué hace usted, dónde nos lleva, nos lleva -18- con los franquistas. Él lo explicó. Y en vez de ir a Orán, llegamos a Argel. Y allí no nos quisieron admitir.”

Ana Benítez dijo...

Cuando se formó el primer gobierno del socialista Juan Negrín tras los sucesos de mayo de 1937, el nuevo ministro de Defensa, el también socialista Indalecio Prieto, elevó a Casado puestos más decisivos. Buen organizador y capaz de imponer la disciplina era "el tipo de militar que deseaba Prieto para culminar la reorganización del Ejército republicano" para que se pareciera lo máximo posible a un ejército regular. Así fue designado uno de los mandos de la batalla de Belchite y a principios de abril de 1938 fue nombrado Jefe del Ejército de Andalucía.

Eduardo Lendínez dijo...

Julio Álvarez del Vayo, ministro de Estado en el gobierno de Negrín, contestó a Besteiro que la alianza con la Unión Soviética había sido inevitable desde el momento en que "los dos puntos sobre los cuales debiera apoyarse la política exterior española fallan" (Gran Bretaña y Francia, optando por la política de "no intervención"). España ha tenido la desgracia de encontrarse en una situación de guerra civil, transformada rápidamente en guerra internacional, de invasión de nuestro territorio, en circunstancias en que... los dos países que podían ser nuestra contrapartida en el juego internacional han demostrado que carecen de la vitalidad necesaria no sólo en lo que respecta al problema español sino a sus propios intereses...Yo creo que la ayuda de la Unión Soviética ha sido importante. Pero si Francia e Inglaterra hubiesen mostrado más señales de capacidad de reacción hacia sus propios intereses, conjugados con los intereses españoles, se podría haber planteado el Gobierno español la posibilidad y el deber de estudiar si nos convenía un viraje absoluto de la política exterior. El peligro estaba en dar un salto en el vacío.

María Trujillo dijo...

El relato de María Lecea es bastante esclarecedor sobre las peripecias de la tripulación:
“El capitán griego del Stanbrook cambió varias veces de bandera, ponía la inglesa o la francesa o cualquiera, porque hacía todo esto para despistar. Y un viaje que tenía que haber sido de unas horas, pues duró bastante, pasamos la noche en cubierta, además llovía y nos cubríamos con una lona que sosteníamos con la muleta de uno que estaba herido. Nosotros, como éramos jóvenes, íbamos cantando y con la ilusión de volver pronto. Ilusos. Total que llegamos a Argel. No nos aceptaron allí y el barco siguió por la costa rumbo a Orán. Y allí nos dejaron en el muelle del carbón con la bandera amarilla de la peste, porque es verdad que venía gente herida y enferma, pero, en fin, tampoco la peste. Allí nos dejaron en el muelle del carbón. Entonces venía la gente en pequeños barcos porque en Argelia había emigrados de antes, muchos alicantinos, y venían a buscar a sus parientes y traían comida y agua, y si no encontraban a sus parientes, nos la daban.”

Daniel Espejo dijo...

Cuando se produjo la crisis de marzo-abril de 1938 en el gobierno republicano como consecuencia de la derrota de la batalla de Teruel y el posterior derrumbamiento del frente de Aragón que llevaría a los "nacionales" a cortar en dos la zona republicana cuando alcanzaron el mar Mediterráneo por Vinaroz, el teniente coronel Casado se puso del lado del ministro de Defensa Indalecio Prieto, que pensaba que la guerra estaba perdida para la República y que había que buscar una salida negociada a la misma. Además también apoyó a Prieto en su oposición al "proselitismo comunista" en el seno del Ejército Popular y al acenso de militares, sobre todo de origen miliciano, ligados al Partido Comunista de España, una idea que era compartida por buena parte de los militares republicanos profesionales.

María Trujillo dijo...

El relato de María Lecea termina contando las condiciones de las instalaciones en que fueron alojados:
“Y al fin nos dejaron bajar a las mujeres. Ya no me acuerdo cuánto tiempo pasamos allí. Creo que las mujeres y los niños, poco. Nos dejaron bajar y nos llevaron a una antigua cárcel, muy mala, ya inservible. De allí no nos dejaban salir a la calle. De noche cerraban las celdas, que eran de veinte o treinta presos, durmiendo ahí en colchonetas rellenas de paja en el suelo, comiendo rancho y mucho pan, el buen pan francés.”
Saludos para todos los lectores del blog y mi cordial ¡Enhorabuena por el blog!
María Trujillo.

Cristino Torres dijo...

Tras la salida de Prieto del gobierno y a pesar de su alineamiento con él, el presidente Negrín nombró a Casado en mayo de 1938, recién ascendido a coronel, Jefe del Ejército del Centro, la unidad militar más importante de la zona Centro-Sur. Pero no por ello Casado abandonó su arraigado anticomunismo, convencido de que Negrín y los comunistas, que después de la crisis de marzo-abril de 1938 constituían el principal apoyo del presidente del gobierno, eran los impedimentos fundamentales para alcanzar un acuerdo con el "Generalísimo" Franco.
Tras el nuevo fracaso republicano de la batalla del Ebro en noviembre de 1938 y la posterior caída de Cataluña, el coronel Casado se reafirmó en la idea de que "entre militares llegaremos a entendernos" e inició los contactos con la quinta columna franquista en Madrid para negociar la rendición republicana, aunque era plenamente consciente de que para alcanzar ese objetivo previamente tenía que desalojar del poder a Negrín y a los comunistas que seguían apostando por el "resistir es vencer".

Manuel Oliver dijo...

Casado estaba convencido de que la guerra estaba perdida y de la inutilidad de proseguir la lucha hasta el final con el consiguiente sacrificio vano de civiles y soldados, creía que la guerra continuaba en beneficio de la Unión Soviética. El 5 de marzo de 1939 Casado, bajo el falso pretexto de que el presidente Negrín estaba planeando la toma del poder por el PCE, condujo un golpe de Estado contra el gobierno republicano, contando con el apoyo de los partidos republicanos, de la facción "antinegrinista" del Partido Socialista Obrero Español, liderada por Julián Besteiro, de los desilusionados líderes anarquistas, así como de los jefes no comunistas del Ejército Popular Republicano.

Fernando Moreno dijo...

La diáspora republicana llevó a la URSS a unos 4.000 españoles, en gran parte miembros del Partido Comunista de España y sus familiares. En esta cifra hay que incluir a los aproximadamente 3.000 niños, en su mayor parte asturianos y vascos, evacuados durante la guerra. La mayoría de estos niños vivieron en Leningrado hasta que la URSS entró en la Guerra Mundial, momento en que fueron trasladados a zonas más tranquilas, sobre todo a Georgia.
Hacia junio de 1941, cuando Alemania invade la URSS, el número de españoles residentes en Rusia, según Enrique Líster, era de 4.221. De ellos, cerca de 3.000 eran niños, 900 exiliados adultos, 122 maestros que cuidaban de los niños, 157 aviadores y 69 marinos. Esta estimación no incluía a los grupos que habían terminado en campos de concentración, a veces por razones nimias que en pleno estalinismo daban pie a acusaciones de antisovietismo: haberse reído de un inofensivo chiste sobre un dirigente, por tener algún fallo en el trabajo, por elogiar cómo se vivía en otros países, o por expresar el deseo de no querer quedarse en la URSS (como les ocurrió a un grupo de pilotos que fueron llevados por esta causa a Novosibirsk, en Siberia).

Benito Soto dijo...

El núcleo más importante de los españoles adultos que llegaron a la URSS en la primavera y el verano de 1939 lo constituyeron los cuadros del PCE y del PSUC, con sus familiares. A ellos hay que añadir un centenar de empleados en la Embajada soviética en España y algunos combatientes de las Brigadas Internacionales.
Para seleccionar a estos refugiados se creó en Francia una comisión de la que formaron parte Dolores Ibárruri, Irene Falcón, Jesús Hernández, Antonio Mije, Santiago Carrillo, Juan Modesto, Maurice Taurez, André Marty y otros. Actuaron con las siguientes prioridades: jefes militares y políticos, dirigentes del partido y de la JSU, dirigentes de federaciones de la UGT, altos cargos públicos y administrativos, miembros de los Consejos de Empresa y Comités de Control, dirigentes de sindicatos importantes y pequeños y cuadros del partido y de los sindicatos. La mayor parte de los seleccionados estaban en los campos de concentración del sur de Francia. Se incluyeron también a algunos que estaban en África.

José Manuel Tejada dijo...

En la noche del 5 al 6 de marzo de 1939 Casado crea en Madrid el Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general José Miaja. Por su parte el gobierno de Negrín, que estaba reunido en la Posición Yuste cercana a la localidad alicantina de Elda, decidió escapar a Francia por temor a ser apresado por las fuerzas "casadistas". En Madrid los comunistas movilizaron a las unidades militares que les eran leales para hacer fracasar el golpe, pero el Cuerpo de Ejército dirigido por el anarquista Cipriano Mera, comprometido con Casado, consiguió derrotarlos. El 12 de marzo los "casadistas" eran los dueños de la capital. Uno de los oficiales que había encabezado la resistencia comunista, el comandante Barceló, fue fusilado.

Francisco Prados dijo...

Daniel Arasa ha recogido el testimonio de quien había sido secretario de la UGT de Barcelona, Agustí Arcas, que cuenta cómo fue su salida hacia la URSS:
Estaba en el campo de concentración y por los altavoces anunciaron mi nombre y me comunicaban que me presentara en el puesto de mando del campo. Al llegar allí encontré a unos representantes de la Embajada soviética en Francia, que me ofrecieron acogida en la URSS. Les dije que en otro campo destinado a población civil tenía a mis familiares a lo que respondieron que abrían también para ellos las puertas de la URSS.

Emilio Montero dijo...

El viaje a la URSS se hizo en buques que partían casi en todos los casos de Le Havre a Leningrado. A veces se trataba de buques de carga que llevaban también pasaje. En el primero que partió, el María Uliánova, viajaban, entre otros, el aviador Ignacio Hidalgo de Cisneros, máximo responsable de la aviación republicana, Dolores Ibárruri, Palmiro Togliatti, Joan Comorera, Vicente Uribe, Rafael Vidiella.
Entrada la URSS en la Guerra Mundial, los españoles combatieron como voluntarios en las filas del Ejército Rojo, en unidades guerrilleras que tuvieron en jaque a la retaguardia alemana, o como aviadores. Desparramados por el inmenso país, hubo españoles combatiendo en la defensa de Moscú, en la región de Kalinin, por los bosques de Bielorrusia y de Ucrania, por los montes del Cáucaso, por las riberas del Mar Negro y del Báltico, en el Azov, por Crimea y por el Kuban, y por las rutas que condujeron a los soviéticos hasta el mismo Berlín.

José María Vázquez dijo...

El golpe de Casado fue justificado por el periódico El Socialista controlado por los socialista "antinegrinistas" como "una victoria que impedía que la España republicana se convirtiese en una colonia soviética". El Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general Miaja y del que también formaba parte Julián Besteiro quiso negociar con Franco la rendición sobre todo para evitar las represalias contra los que habían luchado en el bando republicano pero no obtuvo ningún resultado ya que el gobierno de Burgos sólo aceptó la rendición incondicional, como ya había puesto de manifiesto la Ley de Responsabilidades Políticas promulgada antes del golpe, y que por tanto ya conocían Casado y sus seguidores antes de dar el golpe, que criminalizaba en la práctica a todos los partidarios del Frente Popular y a quienes hubieran servido a la República durante la guerra y antes de ella (desde el 1 de octubre de 1934). A finales de marzo de 1939, las tropas del "Generalísimo" Franco ocuparon Madrid y el resto del último territorio republicano, la zona Centro-Sur, sin encontrar resistencia.

Paco Lozano dijo...

Ante la inminente entrada de las tropas sublevadas en Madrid, Segismundo Casado partió hacia Valencia, y desde el puerto de Gandía partió en un buque británico hacia el exilio en Marsella (Francia), no sin antes convencer a miles de refugiados de que marcharan a Alicante, donde, supuestamente, los recogerían barcos ingleses; esto provocaría la muerte de muchos de ellos a manos de los nacionales. Posteriormente, a fines de 1939 estuvo exiliado en Gran Bretaña sin poder reunirse con su familia hasta 1951, cuando partió a Venezuela, y luego se estableció en Colombia.

Enrique Salazar dijo...

Casado regresó a España con su familia en 1961, siendo juzgado y posteriormente absuelto por un consejo de guerra, irónicamente bajo el delito de "rebelión militar". Intentó que se le reconociera su grado militar previo a la Guerra Civil y que se le permitiera el reingreso en el ejército, sin fortuna. Rechazado por el franquismo por haber servido voluntariamente la causa republicana, Casado tampoco gozó de simpatías entre el exilio republicano debido a su golpe de estado y su negativa durante la contienda a adherirse a alguno de los partidos del antiguo Frente Popular. Falleció de un ataque cardíaco en un hospital madrileño, mereciendo tan sólo una escueta nota en la prensa española.

Daniel Egea dijo...

Una lectura detenida del libro autojustificativo del coronel Casado, “Así cayó Madrid”, publicado en España en 1968, permite aproximarnos al perfil político del personaje y a determinadas concepciones militares. Hombre no vinculado a ningún partido, pero visceralmente anticomunista, de naturaleza conservadora, valoró positivamente la proclamación de la República como la posibilidad de un cambio de rumbo positivo para la modernización del país. Podemos considerarle como vagamente republicano. Algunas valoraciones que hace de los políticos que conoció, o con los que se relacionó por motivos profesionales, ofrecen algunas matizaciones dignas de mención. (...) [De Manuel Azaña dice que] "lo que le sobraba de soberbia y de odio le faltó de tacto y valor (...) promotor y principal responsable de la guerra civil". (...) Negrín es la auténtica bestia negra de Casado; no le escatima valoraciones negativas, siempre bañadas de un radical anticomunismo excesivamente simplificador para presentarnos al Presidente como un fiel servidor de Moscú: (...) "el doctor Negrín, quien se adueñó de la España republicana, al servicio de Rusia, hasta el final de la guerra... no era un hombre normal, sino un desequilibrado (...) En líneas generales, Casado muestra una desconfianza muy desarrollada hacia el mundo de los políticos.

Sebastián Villalobos dijo...

El anticomunismo de Casado se hace más patente cuando se repara en la opinión que le merecen los consejeros soviéticos. Siempre se refiere a ellos de forma despectiva, utilizando el término "consejeros amigos". (...) Por supuesto la figura del comisario político le produce un rechazo drástico, por ser instrumento del partido comunista dentro del Ejército, pero, en líneas generales, porque Casado se opone a la idea de un ejército politizado. En estas cuestiones responde como un militar tradicional, que antepone la concepción clásica de una disciplina jerarquizada a la de una disciplina motivada ideológicamente.

Basilio Rodríguez dijo...

Julián Besteiro dijo en los micrófonos de Unión Radio: « ¡Ciudadanos españoles! Después de un largo y penoso silencio, hoy me veo obligado a dirigiros la palabra, por un imperativo de la conciencia, desde un micrófono de Madrid».
«Ha llegado el momento en que irrumpir con la verdad y rasgar la red de falsedades en que estamos envueltos, es una necesidad ineludible, con deber de humanidad y una exigencia de la suprema ley de la salvación de la masa inocente e irresponsable».
« Tras la Batalla del Ebro, los ejércitos nacionales han ocupado Cataluña y el Gobierno republicano ha andado errante durante largo tiempo en territorios franceses. Por tanto, el Consejo Nacional de Defensa viene a llenar un vacío de poder ante el panorama de ministros ausentes y, peor aun, ante una cabeza decapitada, pues el presidente de la República también ha dejado su cargo».
«El Gobierno del señor Negrín no puede aspirar a otra cosa que a ganar tiempo.». «Y esa política de aplazamiento no puede tener otra finalidad que alimentar la morbosa creencia de que la complicación de la vida internacional desencadene una catástrofe de proporciones universales, en la cual, juntamente con nosotros, perecerían las masas proletarias de muchas naciones del mundo ».El socialista, 7 de marzo de 1939.

Ángel Luján dijo...

En febrero de 1939 la guerra en España estaba perdida para los Republicanos. El presidente del consejo de ministros Juan Negrín deseaba apurar la resistencia ante las perspectivas del estallido de la guerra en Europa, lo que amenazaba con prolongar muchos meses más el sangriento conflicto español.
Negrín se oponía a la corriente, muy influyente tras el pacto de Munich, que consistía en sacrificar a la extrema izquierda (sobre todo a los comunistas por su vinculación por la URSS) para poder pactar con el adversario una salida a la guerra que no fuera demasiado dura para los demás.

Juanma Escobar dijo...

En realidad el presidente Negrín no era tan insensato para ignorar que en febrero del 39 la guerra estaba perdida. Pero aparentemente su pretensión al buscar una resistencia a ultranza era la de limitar las pérdidas al máximo, salvar la vida y la libertad del mayor número de combatientes republicanos, aunque nunca mencionara en sus discursos oficiales este propósito que lo hubiera indispuesto contra los comunistas. ¿Creía Negrín posible que una prolongación de la resistencia haría posible una paz sin represalias? O ¿quizás bastarían seis u ocho meses más para enlazar con una conflagración mundial?
Los únicos que se mostraban decididos partidarios de continuar la guerra entre los diversos partidos políticos del bando republicano eran los comunistas aunque su tono había cambiado y comenzaban a hablar de seguir resistiendo sí, pero al objeto de esperar también un cambio en la situación internacional. Otras fuerzas políticas del Frente Popular sólo pensaban ya en terminar la guerra al precio que fuese.

Pepe Martín dijo...

Finalmente habló en cenetista Cipriano Mera, comandante del IV Cuerpo de Ejército, y dijo en Unión Radio lo siguiente: “Acusó al presidente Negrín de ser indigno de los combatientes y de los trabajadores y que su política, no tiene más finalidad que la de hacerse un alijo con los tesoros nacionales y huir, mientras el pueblo queda maniatado frente al enemigo. «Sin humillaciones ni debilidades, pero con la consciencia de nuestros actos, queremos la paz para España; pero si por desgracia para todos nuestra voz se perdiera en el vacío de la incomprensión, también os digo serenamente que somos soldados, y como tales estaremos en nuestro puesto hasta sucumbir defendiendo la idea de España». «A partir de este momento, conciudadanos, España tiene un Gobierno y una misión: la paz». « ¡Trabajadores combatientes! ¡Viva la España invicta, independiente y libre! Todos en pie de guerra por la vida y el honor que nos dio la misión de defenderle. ¡Viva su Consejo nacional de Defensa! ».El socialista, 7 de marzo de 1939.
Cipriano Mera: un anarquista idealista, ascético y honrado, fue un tipo de Quijote, que debe ser recordado con admiración y respeto.
Pepe Martín.

Antonio Torices dijo...

Tan pronto como terminaron las declaraciones por la radio, Negrín telefoneó a Casado. Según el coronel Casado, estos son los términos de la conversación entre Casado y Negrín.
Primeramente, el jefe del Gobierno le pregunta: «General, ¿qué está ocurriendo en Madrid?» (Casado replicó inmediatamente que él no era general sino coronel, porque no aceptaba el nombramiento proveniente de un Gobierno sin legitimidad)
El coronel responde:
Casado: «Me he rebelado».
Negrín: « ¿Contra quién?, ¿contra mí?».
Casado: «Sí, contra usted».
Negrín: «He oído el manifiesto y me parece que lo que ha hecho es una locura».
Casado: «Me siento en paz con mi conciencia porque he cumplido mi deber como soldado y como ciudadano. Todos los representantes políticos y sindicales en el Consejo también están en paz, están convencidos de que han hecho un servicio a España».
Negrín: «Espero que reflexionará, porque todavía podemos llegar a una solución».
Casado: «No comprendo qué quiere decir, porque creo que ya está todo solucionado».
Negrín: «Al menos debería enviar un representante para que yo transfiera los poderes del gobierno o yo enviaré uno a Madrid con ese objetivo».
La respuesta de Casado es muy dura:
Casado: «No se preocupe por eso. Usted no puede transferir lo que no tiene. De hecho, hemos asumido los poderes que usted y su Gobierno han abandonado».
Negrín: «Entonces, ¿no accede a esta petición?».
Casado: «No».
Si hubiera tenido éxito el intento de Negrín de transferir legalmente los poderes de la República, se hubiera evitado el estigma histórico de ser derrocado y de haber abandonado España con una prisa humillante para salvar su vida; pero Casado no estaba dispuesto a salvarle la cara ante la Historia.

Luis Mera dijo...

En medio de tanta traición está el ejemplo de coherencia política de Adolfo Lucas Reguilón García, que había nacido en Villa del Prado (Madrid) en 1911. De modesta familia campesina, se hizo maestro por su propio esfuerzo. En 1936, trabajaba activamente por el triunfo del Frente Popular. En mayo ingresó en el partido Comunista y fue nombrado secretario político de la comarca. Cuando llegó la guerra civil, se esforzó en que no se cometieran crímenes en su residencia y cuando llegaron los nacionales a su pueblo, se incorporó a un batallón de milicianos, del que fue comisario político. Lucas Regilón, fue uno de los que en Alicante esperó la llegada de los barcos. Ocupaba el terminar la guerra, el cargo de comisario de sanidad de Levante, por lo que le correspondía una de las plazas reservadas para los dirigentes comunistas en la última evacuación aérea realizada desde Murcia por Jesús Hernández y Togliatti. Pero para desgracia de Lucas, un dirigente de las Juventudes Comunistas-Socialistas, le pidió que cediera su puesto a la mujer de Fernando Claudín, que iba a dar a luz. “Te advierto que esto significa mi condena a muerte”, replicó Lucas Reguilón. Pero se quedó en tierra.
Saludos.

José Javier Mariscal dijo...

Como tantos otros del ejército Rojo, Adolfo Lucas Reguilón García fue a Alicante, atraído por los sueños de los barcos que iban a llegar. Tres días estuvo esperando inútilmente la evacuación, la "Pasionaria" ya había huido por la mañana del 6 de marzo.
Todas las miradas se dirigían permanentemente hacia la bocana del puerto de Alicante, esperando la nave salvadora. La desesperación produjo algunos suicidios colectivos. Murieron en grupos, abrazados unos a otros, por la onda expansiva de granadas suicidas y también por las balas de sus propias pistolas. A la llegada de los primeros soldados nacionales siguieron las columnas de los prisioneros derrotados hacia los campos de concentración más próximos.

Andrés Romera dijo...

El día 19 de noviembre de 1938, Besteiro viajó a Barcelona para entrevistarse con Azaña, pero aquél volvió a Madrid muy decepcionado porque la única propuesta que le hizo el presidente de la República era que fuera a Londres para solicitar por segunda vez la intervención británica a lo que al parecer Besteiro le contestó que a lo único que estaba dispuesto era a poner fin a la guerra y gestionar la paz en las mejores condiciones. Tras su salida del gobierno de Negrín en agosto, los que sí estaban en contacto con el gobierno británico eran los nacionalistas vascos y catalanes que presentaron sendos memorándums el 12 de octubre de 1938 firmados por el "Presidente de Euskadi" José Antonio Aguirre y por el "Presidente de Cataluña" Lluís Companys en el que pretendían que Gran Bretaña les apoyara para formar dos estados casi independientes en sus respectivos territorios.

Teresa Valencia dijo...

Lucas Reguilón fue juzgado y condenado a muerte, conmutada la pena por cadena perpetua y pocos años más tarde reducida la pena a 20 años de cárcel, lo que no impidió de Lucas en 1943, estuviera ya en la calle, habiendo cumplido sólo 4 años de internamiento en las cárceles de Franco.
Luego, cuando salió de la cárcel, se echó al monte en el valle del Tiétar con unos cuantos compañeros, creando la Agrupación Guerrillera Zona M (Posición Mirlo) por la zona de Piedralaves (Ávila), ya no era Adolfo Lucas Reguilón, ahora se hacía llamar "Severo Eubel de la Paz".
Fue detenido en 1956 en la localidad gallega de Foz, donde llevaba varios años ejerciendo como maestro con el alias de "don Bernardo". Condenado, por segunda vez, a muerte en consejo de guerra y conmutada la pena por la de 30 años de prisión, fue puesto en libertad condicional en 1972.
Teresa Valencia.

Victor Barroso dijo...

En diciembre de 1938 Luis Arana Goiri, hermano del "padre" del nacionalismo vasco y fundador del PNV Sabino Arana Goiri, envió otro memorándum al Foreign Office donde abiertamente pedía el apoyo británico a la independencia de Euskadi y de Cataluña, bajo protección británica la primera y bajo protección francesa la segunda. En el escrito se refería al conflicto que vivía la Península como "esta cruel guerra española destructora de mi amada Patria Euskadi". Pero los británicos no aceptaron ninguna de estas propuestas, entre otras razones, porque "no estaban dispuestos a introducir otro elemento de desestabilización más en España".

Mauricio Aguilar dijo...

Azaña aún realizó un último intento de poner fin a la política de resistencia de Negrín a principios de febrero de 1939 poco antes de abandonar definitivamente España. Mantuvo una entrevista con los representantes de Francia y de Gran Bretaña para expresarles su opinión contraria a Negrín y para pedirles que sus gobiernos intercedieran ante el general Franco para que diera garantías de permitir salir de España a las personas comprometidas, una única condición para el fin de las hostilidades que ignoraba las tres aprobadas por las Cortes republicanas en la reunión de Figueras del día 1 de febrero. Cuando Negrín se enteró de esta iniciativa de Azaña, que sobrepasaba de nuevo sus competencias constitucionales, la desautorizó completamente.

Luis Montilla dijo...

Julián Besteiro, tras su entrevista de noviembre de 1938 con Azaña en la que éste no se había mostrado capaz de destituir a Negrín, entró en contacto con el sector no comunista del Ejército Popular Republicano de la zona Centro-Sur para que éste tomara el relevo en su propósito de poner fin a la guerra. Ese sector estaba encabezado por el coronel Segismundo Casado, desde mayo de 1938 jefe del Ejército del Centro, la unidad militar más importante y menos influenciada por los comunistas de la región Centro-Sur. Besteiro y Casado se entrevistarán en el domicilio del primero el 3 de febrero de 1938 y durante la misma Casado le ofrecerá a Besteiro la presidencia del futuro gobierno que habría de sustituir al de Negrín tras el triunfo de la conspiración que estaba organizando. Besteiro le contestó que en su opinión la presidencia debía asumirla un militar. En ese momento confluyeron la parte civil y militar de la conjura antinegrinista.

Patricia Caño dijo...

El 6 de marzo de 1939, informado por Negrín, del golpe de Casado y que Stalin ya ha dado carpetazo a la Guerra Civil Española, el Buró Político del Partido Comunista decide largarse de España rápidamente. Desde Elda, se desplazan al aeródromo militar de Monóvar, donde están preparados unos aviones. Se reúnen con " Pasionaria", su dama de honor, Irene Falcón, su amigo Jesús Monzón, Hidalgo de Cisneros, jefe de la Aviación del bando republicano, el delegado de la Internacional Comunista, Togliatti, los más altos jefes militares comunistas, Líster y Modesto y los dirigentes del partido, Uribe, Delicado, Checa, Soliva, Delage, etc.

Daniel Alcalde dijo...

Por orden de Jesús Hernández, se desplazan a Monóvar dos compañías del XIV Cuerpo Guerrillero, unidad comunista de élite, que van a proteger la huída de sus dirigentes. La manda Domingo Ungría y tenía de comisario político a Pelegrín Pérez.
La primera en salir por la mañana en avión de Monóvar con dirección a África (Orán) es "Pasionaria". El viaje lo organiza Togliatti, acompañan a "Pasionaria" su amigo Jesús Monzón, el diputado comunista francés Jean Cattelas y el delegado de la Internacional Comunista, Stepanov. Estas personas salieron de España unas cinco horas antes que Negrín, que lo hizo a las 14:30 horas del 6 de marzo, importante detalle que la historia oficial del PCE oculta, aunque "Pasionaria" reconoce este hecho en "el único camino".
Los máximos dirigentes salen precipitadamente huyendo y los milicianos quedan a su suerte.¡Las realidades de la vida!
Daniel Alcalde.

Juan José Molinero dijo...

Un grupo de guerrilleros en Monóvar se acerca a despedir a su dirigente, La Pasionaria, el mayor mito comunista, junto al Campesino, de la Guerra Civil Española. "Pasionaria" les da un abrazo, se despedía de ellos para siempre. Subió al avión, los guerrilleros forman para rendir honores militares y ya en vuelo, "Pasionaria" ve a los guerrilleros comunistas agitar al aire sus fusiles como un saludo de desesperación o esperanza. Los relatos bellos siempre han quedado en el recuerdo de los que huyeron para salvar sus vidas; no ocurrió lo mismo con los que se quedaron en tierra.

Juan Luís Zamora dijo...

La posibilidad de resistir avalada por Negrín se sostenía en el hecho de que quedaba en la zona Centro-sur un ejército de medio millón de hombres. Incluyendo carabineros y fuerzas de asalto, una flota de guerra, varios puertos y, entre ellos, una base naval aunque no ignoraba que en la retaguardia la moral era muy baja; pero según Negrín, que visitaba a menudo los frentes, la moral del ejército republicano era buena y con un espíritu de lucha muy exaltado.
En una de sus últimas reuniones, celebrada en Albacete, con los mandos militares Negrín insistió en que no quedaba otra salida más que la de continuar con la resistencia para poder llegar a una paz con garantías. Muchos generales creían que el ejército estaba en condiciones de resistir cualquier ataque durante 4 ó 5 meses. Aunque también es cierto que pensaban que esa resistencia hasta el colapso final no serviría de nada.

Andrés Santos dijo...

Durante el día 7 de marzo, continúan concentrándose en Monóvar, los dirigentes del Buró Político el Partido Comunista de España. Los mandos comunistas deciden dar prioridad en la salida a los camaradas que estuvieran en mayor peligro. Lógicamente eran ellos mismos los que primero deberían ser evacuados. Pero dos de los dirigentes presentes esos días en Monóvar se quedaron en tierra: Toggliatti, delegado del Comintern y Fernández Checa, delegado de Organización del Partido. Asumieron la responsabilidad quedarse en España para ayudar a la creación de una organizar militar en la clandestinidad para luchar contra los nacionales, ya ante el inevitable triunfo de Franco. Resultó inexplicable que dos héroes militares como Modesto y Líster no permanecieran junto a sus soldados, en este caso no funcionó la vergüenza torera. Los dos continuarían, años más tarde, su triunfal carrera militar en la escuela de oficiales de Frunze en la Unión Soviética.

Carlos Haro dijo...

El día 8 de marzo de 1939 salieron 3 aviones de Monóvar. A la 3 de la mañana, el primer avión se dirigió a Tolouse, en el segundo va Líster, el tercero con menor autonomía, puso rumbo al Marruecos Francés. Antes de salir, Delicado, dio una libra esterlina a cada guerrillero que se quedaba en España (?). Enrique Castro, salió también de Monóvar, en el mismo avión que Uribe. La arenga final de Uribe fue para llorar de emoción:
“Camarada asegura la salida… después, a las sierras…. El partido no se olvidará de vosotros… y tú, Castro, al avión”
Castro saca su pistola y se la da al capitán:
“Es lo único que puedo darte”
Menuda frasecita, “vosotros a las sierras” y ahora qué, pensarían los 200 guerrilleros abandonados por su líderes políticos y militares a las fuerzas de Casado y de Franco. ¿no? No se había preparado nada, se pensó en la victoria hasta el final y el final llegó inevitablemente, y los dirigentes del Buró Político, lo sabían mucho tiempo antes; Casado dio el empujón final y todo terminó. El general del XIV Ejército de Guerrilleros, Domingo Ungría, nadie le invitó a ocupar un asiento en la gran evasión aérea, junto con el caudillo "El Campesino", protegidos por un guardaespaldas, se fueron en coche a Almería, tomaron una motora y huyeron a Orán.
En el puerto de Alicante, quedaron esperando a las tropas nacionales, los soldados modestos, los mandos y dirigentes de segunda fila.

Jorge Ramales dijo...

“La Pasionaria”, en su discurso de despedida antes de abandonar el país, afirma que se marcha obligada por el Partido:
«Los camaradas deciden que yo salga de España. Me resisto. Expongo mis razones. No sirven de nada mis argumentos. La dirección del partido ha decidido que marche, y debo marchar.
Hemos sido derrotados. Las intrigas de gentes sin conciencia, las presiones de las grandes potencias, han roto la resistencia, han prevalecido sobre la voluntad popular de defender a España, de mantener nuestro país en el campo de la democracia y de la paz. La lucha no ha sido vana. No luchar hubiera sido tan ignominioso, que ni el pueblo ni la Historia nos hubieran perdonado. Hay que salir de España, marchar al exilio, lejos de todo lo que es entrañable. ¡No importa! Cumplimos con nuestro deber y el pueblo nos comprenderá.
... Hay que separarse, me despido de los camaradas que van a quedar en España. Doy todas mis cosas a las mujeres que trabajan en la casa. Mi vestido nuevo, mis zapatos sin estrenar, regalo de los camaradas madrileños, un pañuelo de seda, recuerdo de las mujeres de Almacén. Una maravillosa edición de La Barraca de Blasco Ibáñez, obsequio de Julio Justo con afectuosa dedicatoria, la echo al fuego. No quiero que caiga en manos enemigas, no quiero comprometer al donante....»
El discurso de esta brava mujer "Pasionaria", no siempre fue el mismo:
¡Vale más morir de pie que vivir de rodillas!
Pero ella abandonó a sus "hijos" y los envió solos a las sierras. ¡Su vida por encima de todo!

Ricardo Burgos dijo...

23 de enero de 1939, inexplicablemente el gobierno de Negrín, después de 2 años y medio de Guerra Civil, decreta el estado general de guerra, cuando ya la guerra se encaminaba hacia su final. Significaba movilización general y que el mando supremo de la zona Centro-Sur caía sobre el general Miaja. Precisamente, este fue uno de los argumentos de Casado para legitimar su golpe de estado contra la República.
Al caer Cataluña, el jefe republicano del Ejército del Centro, Segismundo Casado, entabla conversaciones a través de la embajada británica con el teniente coronel José Centaño, jefe del espionaje nacional en zona republicana. Mientras ocurrían esos contactos, la Quinta Columna de Madrid, también establecía conversaciones con el socialista Julián Besteiro. Ambos deseaban terminar cuanto antes las muertes inútiles de la guerra. Franco acepta las conversaciones, pero con la condición de la rendición prácticamente incondicional del enemigo.

Nieves Salvador dijo...

10 de febrero de 1939, Cataluña había caído y Negrín, el socialista más fiel aliado de las tesis comunistas, vuelve a España desde Francia. El jefe de gobierno aterriza en Alicante con el fin de mantener la resistencia en la zona Centro-Sur. Trataba de limpiar su imagen, que había quedado muy deteriorada y dar ejemplo y meter presión al resto de los líderes comunistas y socialistas huidos a Francia, tras la caída de Cataluña, para que volvieran a España y así fortalecer la moral de resistencia de un ejército irremediablemente derrotado y que iba a ser conducido hacia un inútil sacrificio de vidas humanas por la obstinación del presidente de gobierno, el Dr. Negrín.

Mauricio Rodríguez dijo...

Los jefes de la C.N.T. al comprobar que el general Vicente Rojo Lluch (el Jefe del Estado Mayor de la República), se niega a regresar de Francia a España, deciden terminar la lucha y sus representantes se ponen a disposición de Segismundo Casado.
En fecha 18 de febrero, las emisoras de radio y los altavoces de los frentes, emiten la propuesta de paz de Franco: “se respetará la vida de aquellos que no hayan intervenido directamente en crímenes de sangre”
El día 23 de febrero de 1939, Casado prohibió la distribución en Madrid de Mundo Obrero, órgano oficial del Partido Comunista. Inimaginable que durante la guerra civil tal cosa pudiera ocurrir en la zona del bando republicano. El guante estaba lanzado.

Miguel Catena dijo...

El día 25 de febrero de 1939, en Madrid, la ciudad del “No Pasaran”, se ha reunido el Buró Político del Partido Comunista y concluyen la reunión con un comunicado acordando la continuación de la luchas. A tan sólo 34 días de la derrota final, el bando rojo creía en derrotar a los ejércitos nacionales; hay que reconocer que los comunistas españoles tenían todavía, en estas fechas, unidad de criterio.
Volvamos a la situación de la etapa final de Madrid en febrero de 1939. El Coronel Casado, jefe del Ejército del Centro, había tenido entrevistas con dirigentes socialistas y anarquistas con objeto de lograr unas capitulaciones aceptables por los nacionales; él estaba seguro que Franco nunca negociaría con Negrín ni con los comunistas. Las gestiones de la embajada británica, favorecieron el entendimiento entre Casado, Besteiro y los anarquistas de la C.N.T.

Cristino Álvarez dijo...

En el día 26 de febrero de 1939, Negrín se reúne en el aeródromo de los Llanos, cerca de Albacete, con los principales jefes militares de la República. Los militares, se pronuncian de manera unánime en contra de la tesis de Negrín y piden el final de las hostilidades a cualquier precio.
Aunque la situación de conspiración de Casado era evidente, los comunistas estaban muy tranquilos, ya que tres de los cuatro cuerpos de ejército que había en el centro estaban mandados por comunistas, los coroneles Barceló, Ortega y Bueno; y sólo uno, el de Guadalajara, estaba mandado por el anarquista Cipriano Mera.

Marisa Hernández dijo...

En la fecha del día 27 de febrero de 1939, Francia e Inglaterra reconocían oficialmente el gobierno del general Franco. Hacía tiempo que Negrín había perdido la batalla militar, la política y también la diplomática. A estas alturas de la guerra, Negrín no sólo había ya perdido la batalla diplomática con Stalin, sino también con Francia e Inglaterra. Desmoralizado el presidente de la República, Manuel Azaña, envía su dimisión al presidente de las Cortes, Diego Martínez del Barrio, y no fue sustituido por nadie. Por estas fechas, Stalin priorizó su alianza con Hitler y abandonó completamente a la II República Española a su suerte. El 23 de agosto de 1939 se firmaría el pacto entre el Tercer Reich y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov y la consecuencia fue que en septiembre de 1939, se iniciaba la II guerra Mundial, con la invasión directa y conjunta de Polonia por la alianza pantotalitaria y la continuó, poco después, con el ataque a Finlandia por parte de la URSS. Bajo este pacto en 1940 la URSS además se anexionó Estonia, Lituania y Letonia, y territorios de Rumania.
Saludos a los lectores y comentarístas del blog.

Blas Jiménez dijo...

A partir del fracaso de la ofensiva republicana del Ebro y de los acuerdos de Munich, buena parte de los oficiales no comunistas del Ejército Popular Republicano, especialmente los profesionales que no procedían de las milicias, pensaban que la guerra estaba perdida y lo que había que hacer era ponerle fin de forma "honorable". Estaban convencidos de que el "entendimiento entre militares" de los dos bandos lo haría posible, por lo que el único obstáculo que había que salvar, según ellos, era la presencia comunista en el gobierno y en algunas unidades militares, y el propio presidente Negrín si se obstinaba en mantener su política de resistencia. El militar que acabó aglutinando todas estas preocupaciones e iniciativas fue el coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro.

Manuel Vásquez dijo...

Otras fechas importantes a tener en cuenta en estos meses finales de la Guerra Civil española, vienen marcados por el día 28 de febrero de 1939, fecha en que Casado, se entera de las intenciones de Negrín de entregar los mandos vitales del ejército de la zona a militares comunistas. Parece un golpe de Estado del propio jefe del gobierno. El día 2 de marzo, Negrín publica los ascensos y nombramientos, que reforzaban todavía más los mandos comunistas en el Ejército Regular de la II República. Modesto pasaba a general y Líster y Barceló a coroneles. Los acontecimientos se precipitan y el día 5 de marzo, mientras los dirigentes comunistas se reúnen en Elda, el coronel Casado ultima los planes para derribar al gobierno.

Diego Almazán dijo...

Otros altos mandos republicanos como el coronel Segismundo Casado, jefe de los ejércitos del centro, no creían posible continuar la resistencia debido a la desmoralización, la escasez de armamento, de servicios de transporte etc. Pensaba como tantos otros que el fracaso de la ofensiva en el Ebro y la caída de Cataluña, amén del a actitud de Inglaterra y Francia que se disponían a reconocer al gobierno de Franco habían terminado por agotar las reservas morales del pueblo republicano español.

Jerónimo del Moral dijo...

Fue tras los acuerdos de Munich de finales de septiembre de 1938 cuando la quinta columna de Madrid inició una aproximación al coronel Casado al conocer su radical anticomunismo y su desacuerdo cada vez mayor con Negrín. Además en el entorno de Casado actuaban varios agentes franquistas, como su ayudante el teniente coronel José Centaño de la Paz o el Comandante médico Diego Medina (médico personal del propio coronel Casado), que tuvieron perfectamente informado al gobierno de Burgos de todos sus actos. El primer movimiento importante del coronel Casado, del que enseguida tuvo información el Cuartel General del Generalísimo, tuvo lugar a principios de noviembre de 1938, en un momento en que ya era evidente el fracaso de la ofensiva republicana del Ebro, cuando se reunió en Madrid con el presidente Juan Negrín y con el general José Miaja, jefe de los Ejércitos de la región Centro-Sur, para intentar conseguir que aquél retirara a los comunistas del gobierno como primer paso para cambiar la política de resistencia a ultranza por la búsqueda de una mediación que pusiera fin a la guerra sin represalias por parte de los vencedores, a lo que Negrín se opuso rotundamente. A partir de ese momento Casado fue cada vez más consciente de que si quería alcanzar sus propósitos también tendría que derribar a Negrín.

Javier Melguizo dijo...

A finales de enero y principios de febrero de 1939 el coronel Casado inicia los contactos de forma directa y personal con los representantes de los "nacionales" en Madrid a través de la quinta columna a los que pone al corriente de sus intenciones de derribar al gobierno de Negrín, aunque ellos ya las conocían a través de Centaño y Medina. En esas mismas fechas Casado también habla con militares y partidos políticos del bando republicano para que colaboren con sus planes. El 30 de enero de 1939 la quinta columna le hizo llegar al coronel Casado dos cuartillas con las condiciones de los "nacionales" para la rendición del ejército republicano y que Casado llamó las "Concesiones del Generalísimo". En ellas se decía:...Para los jefes y oficiales que depongan voluntariamente las armas, sin ser culpables de la muerte de sus compañeros, ni responsables de otros crímenes, aparte de la gracia de la vida, la benevolencia será tanto mayor cuanto más significados y eficientes sean los servicios que en estos últimos momentos prestan a la causa de España o haya sido menor su intervención y malicia en la guerra. Los que rindan las armas evitando sacrificios estériles y no sean reos de asesinatos y otros crímenes graves podrán obtener un salvoconducto que les pongan fuera de nuestro territorio, gozando entre tanto de plena seguridad personal... Ni el mero servicio en el campo rojo, ni el haber militado simplemente como afiliado en campos políticos extraños al Movimiento Nacional serán motivos de responsabilidad criminal.

Bartolomé Escañuela dijo...

El 5 de febrero el ayudante de Casado el teniente coronel Centaño le descubre su condición de agente franquista y le entrega a continuación una copia oficial de las "Concesiones del Generalísimo". Estas Segundas "Concesiones del Generalísimo" presentaban un tono y algún matiz diferente de las que ya había recibido el coronel Casado una semana antes. Comenzaban con una afirmación de gran dureza: "Tenéis la guerra totalmente perdida. Es criminal toda prolongación de la resistencia. La ESPAÑA NACIONAL exige la rendición". En su texto quedaba más claro aún lo que Franco entendía por "negociación": la rendición incondicional del "Ejército rojo", y sólo ofrecía benevolencia en las represalias tras la victoria. La respuesta del coronel Casado fue pedir que fuera el general Fernando Barrón, amigo suyo desde los tiempos de la Academia de Caballería, quien le escribiera una carta "enviándole condiciones y plan de capitulación", con lo que quedaba clara su postura liquidacionista de la guerra (la carta la recibiría el 15 de febrero a través del comandante médico y agente franquista Diego Medina).

Salvador Sánchez dijo...

A comienzos de febrero del 39 se habían reunido Casado, el general Miaja, jefe del grupo de ejércitos y el general Matallana su jefe de Estado Mayor conviniendo en que, siendo inexistente para ellos el gobierno de Negrín, que andaba de aquí para allá sin una sede fija y sin apenas aparato administrativo, debía formarse una Junta de Defensa encaminada a obtener ciertas garantías de los nacionales antes de rendirse a su ejército.
La trama conspirativa iniciada por Casado, jefe del ejército del centro, se había ido extendiendo a otros jefes militares y a los grupos políticos de la región del centro, con excepción de los comunistas y de los socialistas fieles a la comisión ejecutiva del partido. Esta conspiración tiene como objetivo deponer al gobierno presidido por Negrín sustituirle por otro que negocie el fin de la guerra a toda costa. Confiando en las garantías que podrían ofrecer militares profesionales y políticos moderados como Julián Besteiro. El veterano político socialista pensaba para entonces que el único poder legítimo que quedaba en la España republicana era el militar. Por tanto no le costó esfuerzo ponerse de acuerdo con Casado en la necesidad de formar un gobierno que sustituyera al de Negrín aunque declinó presidirlo y aceptó formar parte de él sólo al objeto de negociar el fin de las hostilidades.

Alejandro Contreras dijo...

El 2 de febrero de 1939 Casado se reúne con los generales Miaja, Matallana y Menéndez a los que les expuso su decisión de sublevarse contra el gobierno de Negrín sustituyéndolo por un "Consejo Nacional de Defensa" integrado por militares y por todos los partidos políticos y sindicatos, con excepción del Partido Comunista de España, y con la "exclusiva misión de hacer la paz" por lo que entraría "en relación con el Gobierno Nacionalista lo antes posible". Uno de los argumentos que utilizó para justificar la rebelión fue que el 23 de enero el gobierno había declarado el estado de guerra después de casi tres años de hostilidades por lo que la autoridad legal había pasado a los militares (y en la zona Centro-Sur le correspondía al general Miaja, presente en la reunión). Según el testimonio posterior del coronel Casado "los tres generales, sin discusión, se consideraron comprometidos ante el hecho, con todas sus consecuencias". Al día siguiente tuvo lugar la entrevista con Julián Besteiro a quien ofreció la presidencia de su proyectado Consejo Nacional de Defensa que sustituiría al gobierno de Negrín, pero Besteiro rechazó la oferta de presidirlo aunque aceptó integrarse en él.

Lola Castillo dijo...

La presión de las tropas franquistas en las primeras semanas de 1939 hizo que los días 5 y 6 de febrero el presidente de la República, Manuel Azaña, el presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio y el presidente del Gobierno, Juan Negrín, así como los presidentes de los Gobiernos autónomos vasco y catalán, José Antonio Aguirre y Lluís Companys, se trasladasen a Francia. Se celebró una reunión del Consejo de Ministros en Toulouse en la que se tomó la decisión de regresar a la zona de centro-levante, todavía controlada por la República. Así lo hizo el Gobierno, pero don Manuel Azaña decidió desoír el llamamiento de Negrín. Consideraba que la guerra ya estaba perdida. El mismo día que Francia e Inglaterra reconocían oficialmente el Gobierno de Burgos, el 27 de febrero de 1939. Azaña enviaba una carta al presidente de las Cortes presentando su dimisión.

José Antonio Soto dijo...

El 1 de febrero se habían reunido por última vez las Cortes de la República en los sótanos del Castillo de Figueras. Respaldaron la política del Gobierno presidido por Juan Negrín. La siguiente reunión de las Cortes tendría lugar ya fuera del territorio nacional, en París, el 3 de marzo, para dar cuenta de la dimisión de Azaña. Le correspondía al presidente de las Cortes asumir provisionalmente la presidencia de la República, de acuerdo con las previsiones constitucionales. Sin embargo, Martínez Barrio condicionó su aceptación a una consulta previa a Negrín, que no llegó a producirse. De hecho la República quedó acéfala al dejar también Martínez Barrio la presidencia de las Cortes que pasó a manos del vicepresidente primero. De modo que cuando todavía las tropas republicanas seguían luchando en la zona del centro y levante, la República quedaba huérfana de las máximas autoridades constitucionales.

Vicente Vaquero dijo...

Los días 31 de marzo y 1 de abril se reunió la Diputación Permanente de las Cortes en París. Tras la derrota brotaban los enfrentamientos: la Diputación se opuso a Negrín. En una nueva reunión, el 26 de julio de 1939, la Diputación Permanente decidió cesar al Gobierno Negrín y asumir sus responsabilidades. En el trasfondo latía la rivalidad entre Prieto y Negrín, de largas consecuencias. Negrín quedaría descalificado y marginado. Incluso sus antiguos aliados, los comunistas, le dieron la espalda tras la firma del pacto germano-soviético de no agresión el 27 de agosto de 1939.

Juan Marín dijo...

La Diputación Permanente de las Cortes creó la Junta de Asistencia a los Republicanos Españoles (JARE), un organismo de auxilio a los refugiados que, simultáneamente, sirvió de plataforma política para las corrientes que en el PSOE, UGT y los tres partidos republicanos -IR, UR, PRF- seguían la línea anticomunista y antinegrinista que lideraba Indalecio Prieto. Su gran competidor fue el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE), plataforma política de los negrinistas y de sus aliados comunistas.

Ángel Cañabate dijo...

El 8 o el 9 de febrero el coronel Casado se entrevistó con el teniente coronel Cipriano Mera, de procedencia anarcosindicalista, que era el Jefe del IV Cuerpo de Ejército (integrado en el Ejército del Centro que mandaba Casado). Aunque en la conversación Casado no le habló a Mera de la conjura que estaba organizando ni de sus contactos con los "nacionales", ambos, que compartían un arraigado anticomunismo, coincidieron en la imposibilidad de resistir una ofensiva enemiga sobre Madrid. Cinco días después, el 13 de febrero, el Comité de Defensa de la CNT le comunicó a Mera que pusiera a disposición del coronel Casado el IV Cuerpo de Ejército, la única fuerza militar de Madrid segura para los conjurados, pues los otros tres Cuerpos de Ejército que componían el Ejército del Centro tenían mandos de filiación comunista.

Federico Nievas dijo...

Casado en enero del 39 había efectuado ya sus primeros contactos con el bando franquista a través del servicio de información de la policía militar, SIPM, con el que contactó a través del general franquista Barrón, amigo de Casado, quien ya entonces le hizo llegar el mensaje de que lo único que admitiría Franco sería una paz sin condiciones. Casado sin embargo pensaba que esta era una declaración obligada y que Franco cedería en algunos puntos al objeto de apresurar la victoria final.
Al mismo tiempo que mantenía contactos con el enemigo, Casado también servía como punto de articulación alas diversas organizaciones y partidos que en la zona republicana deseaban apresurar el fin de las hostilidades a cualquier precio y mantenía conversaciones con la CNT,(especialmente con Cipriano Mera dirigente cenetista, jefe del IV cuerpo de ejército) con elementos de izquierda republicana, unión republicana de Madrid además de buscar la complicidad de otros militares como el general Martínez Cabrera o el coronel Prada.

José Luis Pérez dijo...

El día 5 de marzo de 1939 a las 19 horas de este domingo de marzo, Casado se instala en el edificio antiguo del Ministerio de Hacienda, en la Puerta del Sol, donde ha establecido su Puesto de Mando. Un buen edificio que cumple perfectamente con las necesidades de defensa en el caso de levantamiento comunista. En ese 5 de marzo a las 20 horas, llegan los demás rebeldes y se distribuyen los puestos del Consejo Nacional de Defensa. Casado accede a presidir provisionalmente el Consejo, hasta la llegada de Miaja, que después de varias indecisiones, finalmente se pone del lado de la rebelión. Miaja asumió la presidencia el día 6 de marzo.

Bartolomé Chaparro dijo...

El objetivo del Consejo Nacional de Defensa, era expulsar a los comunistas del Frente Popular y pactar con Franco el final de la guerra. Casado, tuvo temor que con los nuevos mandos comunistas sería imposible cualquier negociación y dio un golpe de Estado en Madrid, destituyendo a Negrín y nombrando una Junta con la presidencia, que no ocupó, de Miaja y reservándose para el mismo la importante Consejería de Defensa. Mira por donde y dentro de las curiosidades de la historia muestra de vez en cuando, la guerra civil que había empezado con un golpe de estado anticomunista iba a terminar con otro golpe de estado, también anticomunista.
Un saludo.
Bartolomé Chaparro.

Marco Antonio Merlo dijo...

La Junta del Consejo Nacional de Defensa que iba a negociar con los mandos nacionales, estaba compuesta por:
Presidencia: José Miaja ( ex miembro del PCE)
Secretario: J.Sánchez Requena ( Partido Sindicalista) Este nombramiento se publicó en la prensa el 7 de marzo.
Estado: Julián Besteiro, (PSOE)
Gobernación: Wenceslao Carrillo, (PSOE), padre de Santiago Carrillo, con el cual rompió relaciones por el desacuerdo de su apoyo al golpe.
Defensa: Segismundo Casado ( Republicano)
Economía y Hacienda: José Manuel González Marín,(CNT)
Trabajo: Antonio Pérez, (UGT)
Justicia y Propaganda: Miguel San Andrés (Izquierda Republicana)
Educación y Sanidad: José del Río (Unión Republicana)
Comunicaciones y Obras Públicas: Eduardo Val (CNT)
Saludos.
Marco Antonio Merlo.

Manolo Campos dijo...

En los días que van del 5 al 13 de marzo de 1939, los comunistas, que tenían un importante control sobre el Ejército del Centro, no se resignan y obedeciendo las órdenes de Negrín, desencadenan un guerra contra los casadistas por las calles del centro de Madrid. Nunca antes se habían producido combates en la zona comprendida entre Atocha, la Castellana, Tirso de Molina y José Abascal. Hay espectaculares documentos gráficos con combates de tanques en el Paseo de Recoletos.

Pablo Ariza dijo...

En la mañana del 6 de marzo, el comandante comunista Ascanio, jefe de la 8ª División, marchó con sus tropas sobre Madrid. Estaba decidió a terminar cruelmente con los traidores; a su paso se sublevan otras unidades comunistas. Barceló, también se alza y carga con todas sus reservas contra las fuerzas de Casado. Ortega y Bueno le imitan. La situación es muy crítica para Casado, se encuentra sólo y no puede hacer frente a las fuerzas comunistas que están aniquilando a sus leales.
Ante la desesperada situación, Casado ordena a Cipriano Mera acudir en su ayuda. Los anarquistas se ponen en marcha desde Guadalajara a Madrid. Iba a ser la revancha, tanto tiempo esperada, de la matanza de anarquistas en Barcelona en mayo de 1937.
Afectuosos saludos.

Bernardo Machado dijo...

El día 4 de marzo encontrándose el consejo de ministros en Elda la radio de Madrid anunciaba que el jefe del ejército del centro iba a pronunciar una alocución. Sin embargo cuando llegó la medianoche el locutor no anunció a Casado sino a Besteiro: Señores radioyentes van ustedes a oír a Don Julián Besteiro, que por su gran popularidad no precisa presentación. Con voz entrecortada Besteiro dijo que la república estaba decapitada tras la dimisión del presidente Azaña y expresó así sus principales argumentos: el gobierno del señor Negrín, falto de la asistencia presidencial y de la asistencia de toda la cámara, a la cual sería vano dar una apariencia de vida, carece de toda legitimidad. Yo os pido, poniendo en esta petición todo el énfasis de la propia responsabilidad, que en este momento grave asistáis, como nosotros le asistimos, al poder legítimo de la república, que transitoriamente no es otro que el poder militar.

Melchor Moreno dijo...

El día 5 de marzo de 1939 fue decisivo: a las 23:30 horas, la 70ª Brigada, mandada por el anarquista Bernabé López, del IV Cuerpo de Ejército de Cipriano Mera, tomó posiciones para proteger el Ministerio de Defensa, Gobernación y Comunicaciones, así como la Telefónica, el Banco de España y la Dirección General de Seguridad. Tan sólo media hora después a las 24 horas, poco después de la media noche, el republicano de izquierdas Miguel san Andrés, leyó por la radio, el manifiesto del Consejo Nacional de Defensa, asumiendo el poder de la República. El coronel Segismundo Casado daba un golpe de estado contra lo que quedaba de la II República. Madrid se convirtió entre el 5 y el 13 de marzo, en el centro de la pequeña guerra civil, dentro de la Guerra civil.

Paco Álvarez dijo...

Tras la caída de Cataluña en el territorio que aún estaba en poder de la República se desató una última batalla entre los que consideraban inútil seguir combatiendo y los que todavía pensaban que "resistir es vencer", esperando que las tensiones en Europa acabaran estallando y Gran Bretaña y Francia, por fin, acudirían en ayuda de la República española, o que al menos impusieran a Franco una paz sin represalias.

Esteban Palma dijo...

El día 6 de marzo de 1939, al considerar Negrín y los principales mandos comunistas que la victoria de Casado es irremediable deciden largarse de España. Este es el final de la Guerra Civil. Negrín, Álvarez del Vayo, Hidalgo de Cisneros, “Pasionaria”, Irene Falcón, Jesús Monzón, Stepanov entre otros, huyen hacia Francia y hacia África en aviones desde el aeródromo de Monóvar en Alicante.

Elías Luzón dijo...

Un hecho sorprendente iba a ocurrir en la fecha del 7 de marzo de 1939. En este día, se iba a producir la mayor y menos conocida tragedia naval de la Guerra Civil Española. El mercante nacional “Castillo de Olite” al mando del teniente de navío Rodríguez Lazaga, se acerca a la base de Cartagena, creyendo que está en manos nacionales, con el objetivo de desembarcar a 2 batallones de infantería. Lo que parecía iba a ser una operación limpia y sencilla, se convirtió en una tragedia. Dos días antes, el 4 de marzo, la base naval de Cartagena se subleva contra la República, tomando los nacionales el control de las instalaciones militares; pero un contra golpe posterior de la 206ª Brigada Mixta republicana, cambia de manos los cañones de artillería de costa que protegían la entrada a la bahía de Cartagena.

Juan Miguel Marquina dijo...

Desgraciadamente, "El Castillo de Olite", con la radio estropeada, no pudo ser avisado del peligro e incluso los tripulantes del barco, no supieron interpretar correctamente los intentos desesperados de un hidroavión nacional (Heinkel 60/3) para que dieran la vuelta. Las maniobras del avión fueron interpretadas como un saludo y que les daba paso libre para entrar en el puerto, lo que les llevó directamente a la tragedia.
Ese mismo día 7 de marzo a las 11 de la mañana, el carguero fue sometido a varias descargas y el impacto final, que llevó al buque al fondo, fue un cañonazo realizado desde la batería de costa "La Parajola" con un 152,2 Vickers (El famoso 1524). En 15 minutos el "Olite" estaba totalmente sumergido. Los soldados atrapados en las bodegas del carguero no disponen de tiempo para escapar y entonces descubren que su huída es imposible. El pánico y las reducidas dimensiones de las escotillas hacen el resto.
De los 2.112 hombres que embarcaron en Castellón, mueren 1477 (70%), heridos 342 y prisioneros 293 acabarán internados en un campo de concentración republicano.
Las baterías republicanas hundieron el carguero y mataron a cerca de 1.500 hombres. Estos fueron los últimos e inútiles esfuerzos republicanos para resistir. Los nacionales tardaron mucho tiempo en olvidar esta terrible acción, la transición a la paz, iba a ser todavía más difícil después de esta masacre.
Saludos para todos los comentaristas.
Juan Miguel Marquina.

Ismael Izquierdo dijo...

En la fecha del 8 de marzo, continuaron las operaciones aéreas desde Monóvar. Este día entre otros altos dirigentes comunistas, huyen de España con destino Francia o Marruecos, Líster, Uribe, Enrique Castro. Al mismo tiempo ese día 8 de marzo, el avance sobre Madrid de las tropas de Mera, van reduciendo la resistencia y la moral de las tropas comunistas. Además los comunistas no pueden atender el frente con todas las fuerzas, ya que abrirían el paso a las tropas nacionales. Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz, caen en manos de Mera y sus tropas entran en Madrid. De forma que el 10 de marzo, ya ha cesado la resistencia comunista. Barceló y su comisario político, Conesa, son fusilados. Antes, lo habían sido tres coroneles casadistas por manos comunistas. Serían las últimas ejecuciones realizadas en Madrid durante la guerra.

Marcos Del Pino dijo...

Cuando el presidente del gobierno Juan Negrín volvió a la región Centro-Sur desde Francia el 10 de febrero de 1939, el único apoyo con el que contaba ya, además de una parte de su propio partido (el sector "negrinista" del PSOE), era el Partido Comunista de España, pero éste estaba en declive tras las sucesivas derrotas de la batalla del Ebro y la ofensiva de Cataluña. Además en la zona Centro-Sur, incluido Madrid (del que Negrín llevaba ausente prácticamente dos años), las organizaciones anarquistas, minoritarias en la capital al principio de la guerra, eran las que constituían la fuerza política más poderosa, y todas eran abiertamente hostiles a la política de Negrín de seguir resistiendo.

Joaquín Mejias dijo...

Tras la caída de Cataluña las posibilidades de la política de Negrín de "resistir es vencer" eran muy remotas, especialmente si a esto le añadimos las dificultades de recibir suministros militares en la zona Centro-Sur por la pérdida de los Pirineos y el bloqueo naval de la flota rebelde en el Mediterráneo, además de la falta de industrias que pudieran producir armas y municiones y el agotamiento de las arcas republicanas. Por último Francia y Gran Bretaña, la última esperanza de Negrín, ya estaban negociando con el "Generalísimo" Franco, quien había vuelto a reiterar a Londres y a París que se mantendría neutral caso de que estallase la guerra en Europa, su reconocimiento oficial como gobierno legítimo de España. Sin embargo, Negrín pensaba que aún contaba con la fuerza intacta de los ejércitos del Centro, Levante, Extremadura y Andalucía, que sumaban en total unos quinientos mil hombres, aunque entre las tropas y entre los mandos cundía el desánimo y la moral de derrota, así como en la retaguardia.

María Antonia Maroto dijo...

La Guerra Civil fue larga y devastadora, provocando una crisis económica grave (disfunción del comercio, la destrucción de las ciudades y de las infraestructuras de transporte), un traumatismo moral y una tragedia humana con centenas de millares de muertos y de heridos, civiles y militares. El primer flujo migratorio se enganchó a partir del verano de 1936 y se prolongó hasta 1938. Pero a partir de 1939, las tropas de Franco controlaron la casi totalidad de las provincias, y los vencidos debieron evitar la represión por un exilio masivo, particularmente hacia Francia.
Por consiguiente, familias enteras dejaron España por motivaciones ideológicas pero también para escapar de las represalias franquistas. Asistimos a dos tipos de exilio. De una parte, el exilio permanente que se traduce en la integración definitiva de los refugiados en su país de acogida, y por otra parte, el exilio temporal donde las familias viven algunos meses o algunos años fuera de España antes de regresar a su tierra natal, particularmente en los años 1940. En este marco, el exilio permanente concierne sobre todo a las personas fuertemente implicadas en la defensa de la causa republicana, como los antiguos funcionarios del régimen, los intelectuales, los artistas, los guerrilleros y los millares de opositores políticos.

Santiago Garrido dijo...

Además la propaganda de la quinta columna franquista, bien organizada especialmente en Madrid y en Valencia, se estaba dedicando a acentuar las diferencias entre los "negrinistas" y los "antinegrinistas" al insinuar que podría haber una negociación que pusiera fin a la guerra si Negrín y los comunistas desaparecían de la escena política republicana y las "negociaciones" se llevaban entre militares profesionales, al modo del abrazo de Vergara de 1839 que puso fin a la primera guerra carlista. Poco después de volver a España el presidente del gobierno Negrín recibió un duro golpe personal y político cuando el 12 de febrero recibió un telegrama del general Vicente Rojo, el militar de máxima confianza de Negrín y el principal estratega del Ejército Popular durante toda la guerra, en el que renunciaba a su cargo como Jefe del Estado Mayor y le reprochaba a Negrín que continuara con su política de resistencia, además de acusarle de haber abandonado a los militares que se encontraban en Francia. La respuesta de Negrín fue ordenar al embajador español en París, Marcelino Pascua, que comunicara al general Vicente Rojo y al general Enrique Jurado la orden de regresar a España, orden que ninguno de los dos estaba dispuesto a cumplir.

Juan Manuel Almendros dijo...

En una última carta enviada a Negrín el 28 de febrero, el general Vicente Rojo le volvió a pedir que asumiera la derrota y cesara en una resistencia inútil y se ofreció a volver a España para colaborar en las gestiones para concluir la guerra (un ofrecimiento que también había realizado a los militares conjurados para derribar a Negrín y que volvió a repetir cuando se constituyó el Consejo Nacional de Defensa tras el triunfo del golpe de Casado porque no quería seguir "la suerte de los fugitivos políticos, sino, buena o mala, la que sea la de los militares que, como yo, han hecho la guerra honradamente"). Otro duro golpe para Negrín, esta vez solamente político dadas las malas relaciones que mantenía con el Presidente de la República Manuel Azaña, fue que éste se negara en redondo a regresar a España a pesar de las reiteradas peticiones que le formuló a lo largo del mes de febrero.

Alberto Sola dijo...

Cuando Azaña cruzó la frontera francesa el 5 de febrero Negrín al menos consiguió que Azaña se alojara en la embajada española en París, que en términos de derecho internacional era territorio español, por lo que técnicamente Azaña no se había exiliado ni vivía fuera de España. Pero Negrín estaba convencido de que el regreso de Azaña a la zona Centro-Sur levantaría la moral de las tropas y además les quitaría un argumento de peso a Francia y a Gran Bretaña para reconocer al "Generalísimo" Franco como jefe del único gobierno legítimo de España.

José Miguel Montalbán dijo...

El 18 de febrero Negrín envió a Azaña una extensa carta a través del embajador español en París Marcelino Pascua conminándole para que regresara a España: “El gobierno, unánime, reitera la imprescindible necesidad de que el presidente de la República se traslade a esta zona Centro-Sur por los siguientes razones:
Primera. Mientras exista un Gobierno debe estar en territorio español el Jefe del Estado, máxime en circunstancias presentes, ya que no hay ningún motivo de orden material o de seguridad que lo impida.
Segunda. La labor de Gobierno se encuentra entorpecida por la ausencia del presidente, pues hay disposiciones que sólo violentando la ley pueden darse por Orden Ministerial...
Tercera. Al país se le daría la sensación de un abandono por parte de la Suprema Magistratura de la nación...
Cuarta. En el orden internacional no pueden ocultarse los peligros de su presencia en el extranjero como son el riesgo de que se declare indeseable su estancia mientras ejerza suprema magistratura; (...) debilitación de la propia autoridad del gobierno por creerse no existe tal Gobierno mientras Jefe Estado esté fuera territorio nacional...
Quinta. Existe el peligro de un reconocimiento de Franco por ciertos países a causa de la ausencia del presidente...
Sexta. Las gestiones que realiza el Gobierno para poner fin a la situación actual se encuentran dificultados por el mismo motivo.
Séptima. En un último término invoco al patriotismo y sentido de responsabilidad del presidente quien estoy seguro pensará conmigo que las más altas jerarquías estamos obligados en estos momentos a imponer con nuestro ejemplo la serenidad necesaria impedir el fin de esta contienda tenga un desenlace trágico y bochornoso.
Saludos para todos los lectores y comentaristas.

Fernando Blanco dijo...

La llegada a Madrid de las tropas del anarquista de la C.N.T. Cipriano Mera, procedentes de Guadalajara, decantó la victoria final hacia el bando casadista. Casado derrota a los comunistas en un baño de sangre en el mismísimo Paseo de la Castellana.
Del Buró Político no podían llegar órdenes: sus miembros han huido en avión desde Monóvar. “Ahora a las sierras”, había dicho Uribe, cuando los soldados comunistas estaban todavía muriendo en Madrid. Muriendo por una causa que ya no era la del Partido; pero los que morían no podían saberlo, porque nadie se lo había dicho.
La clandestinidad comenzó en Monóvar, una larga noche iba a caer sobre aquel Partido que, en menos de tres años, se había convertido, de un grupo minúsculo, en la más poderosa organización de la zona roja.
Un saludo.
Fernando Blanco.

Jorge León dijo...

Azaña no contestó al requerimiento de Negrín y el 21 de febrero el ministro de Estado Julio Álvarez del Vayo y el embajador español en París Marcelino Pascua enviaban el siguiente telegrama desde París a Negrín, que se encontraba en Madrid: “Situación internacional agravase por momentos jugando papel importancia ausencia Jefe del Estado del territorio leal. Sobre su actitud e interpretaciones ausencia respecto política del Gobierno recae preferentemente responsabilidad reconocimiento de Franco por Francia e Inglaterra, inevitable próximos días de no trasladarse cuando menos presidente República inmediatamente a zona central”
Saludos.

Ramón Bermúdez dijo...

El día 12 de marzo de 1939, el Consejo Nacional de Defensa redacta un primer borrador del documento de capitulación. Este documento Incluía las siguientes peticiones : Negociaciones directas con Franco. Independencia e integridad nacional. Garantía de que no se tomarían represalias y de que todos los procesos serían instruidos por tribunales civiles legalmente constituidos. Libertad para todos los que en la zona republicana desearan abandonar España, pudieran hacerlo en un plazo de 25 días. Garantías de que se respetaría la vida y la libertad de los oficiales republicanos profesionales del Ejército, así como de los demás militares y funcionarios republicanos que no hubieran cometido delitos civiles. Los oficiales profesionales conservarían su grado en el Ejército. Garantía de que no entrarían en territorio republicano tropas extranjeras después de la rendición.
Saludos.
Ramón Bermúdez.

Raul Cuesta dijo...

El día 25 de febrero por fin contestó Azaña a Negrín reiterándole su postura de no volver a la zona Centro-Sur (uno de los ministros del gobierno Negrín lo consideró "alta traición") y afirmando que Francia y Gran Bretaña no iban a reconocer a Franco por su ausencia de España sino porque "hemos perdido la guerra". Al día siguiente Azaña abandonó la embajada española en París para marcharse a la casa que tenía su cuñado Rivas Cherif en Collonges-sous-Salève en la Saboya francesa. Un día después se hacía oficial el reconocimiento de Franco por Londres y París como jefe del gobierno legítimo de España.

Cristian Castro dijo...

El martes 28 de febrero, se hacía oficial la renuncia a la Presidencia de la República de Manuel Azaña y se abría el proceso de su sustitución provisional por el presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio (ambos se encontraban en Francia), tal como establecía la Constitución republicana de 1931. Para el coronel Casado (y para su aliado el socialista "antinegrinista" Julián Besteiro) la dimisión del presidente de la República (y el fracaso de su sustitución inmediata por el presidente de las Cortes republicanas Diego Martínez Barrio) facilitaba sus planes porque según él al estar declarado el estado de guerra la suprema autoridad en la zona republicana ya no era el gobierno de Negrín (que carecía de legitimidad al haber dimitido el Jefe del Estado de la República) sino la máxima autoridad militar que era el general Miaja (este militar será precisamente quien presida el Consejo Nacional de Defensa formado tras el golpe de Casado del 5 de marzo).

Alberto Castillo dijo...

Entre los socialistas, estaba el catedrático de lógica y masón, Julián Besteiro. Este ilustre socialista, es el gran olvidado por el actual PSOE, desde Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero; ni le nombran, siendo como fue un cargo muy relevante. Asumió responsabilidades en el PSOE y de Estado durante la II República. Fue miembro de las comisiones ejecutivas de la UGT y del PSOE. Sucede a Pablo Iglesias al frente del PSOE (1925-1932) y la UGT (1925-1934). El 14 de julio de 1931, recién proclamada la II República, Besteiro fue elegido presidente de las Cortes Constituyentes.

Matias Martínez dijo...

Resalta el valor y hombría de Julián Besteiro, que a diferencia de Largo Caballero y Prieto que huyeron cuanto antes pudieron, él sí permaneció en Madrid, esperando tranquilamente, en los sótanos del ministerio de Hacienda, la llegada de las tropas de Franco y su posterior arresto. Mantuvo el honor de la República y no huyó cobardemente a Francia como tantos responsables socialistas.
Julián Besteiro, tras la huida de los otros miembros la Junta de Defensa de Madrid, queda como máxima autoridad republicana, y se encarga de la entrega del poder a los vencedores de la Guerra Civil Española. Una de las mayores injusticias del régimen de Franco, pudo ser que Julián Besteiro, fuera juzgado y condenado. Murió al poco tiempo, en la cárcel de Carmona el 27 de septiembre de 1940, por una septicemia.

Fernando García dijo...

Habló Casado, que había sido ascendido a general pocos días antes, empezó dirigiéndose a los españoles de allende las trincheras, definiéndose como “militar que jamás intentó mandar a su pueblo, sino servirle en toda ocasión, porque entiendo que la milicia no es cerebro de la vida pública, sino brazo nacional. Quien os habla juró lealtad a una bandera leal y a ella sigue. Tiene la obligación de luchar por la libertad y la independencia de su pueblo y en defenderlo cifra su mayor orgullo. Ofreció y pidió una paz por España, asegurando que el pueblo no abandonaría las armas mientras no tuviera la seguridad de una paz sin crímenes.”
Así se formaba la Junta de la paz honrosa o Consejo Nacional de Defensa. En él Besteiro que era la figura de mayor prestigio político se limitó a tomar la consejería de estado, Casado la de Defensa, Wenceslao Carrillo (padre de Santiago Carrillo) la de interior. Estos eran los nombres más relevantes de la Junta sin olvidar a Miaja a quien se decidió hacer presidente de la misma en lo que no era en realidad más que un cargo puramente nominal.

Manuel Pozo dijo...

La noticia del golpe no sorprendió demasiado a Negrín quien desde hace tiempo sabía que Casado conspiraba contra su gobierno. Antes de dar la partida por perdida, pensó en hacer un último intento para que hubiese al menos una transmisión formal de poderes. No hubo respuesta a esta proposición pues aunque Casado estuvo pensando en aceptar Besteiro rechazó cualquier contacto. El último gobierno de la República había dejado de existir.

Javier Garzón dijo...

La alta dirección comunista comprendió que había que asumir la situación real, pero los jefes militares comunistas de Madrid y el comité provincial del partido, que ignoraban la desaparición del gobierno Negrín, respondieron con la violencia al golpe de estado. Y una vez más, en el transcurso de la guerra de España, se dio el caso, tan peregrino como cruel, de que los protagonistas de una rebelión armada acusen de rebelión a aquellos que permanecen fieles a la legalidad constituida. El resultado fue trágico y costó cientos de víctimas hasta que se negoció un alto el fuego el 12 de marzo entre los defensores del Comité de Defensa de Casado y quienes no reconocían más legitimidad que la que se depositaba en Negrín y su ya inexistente gobierno.

J. Andrés Luna dijo...

El jueves 2 de marzo Negrín hizo venir a la Posición Yuste al coronel Casado y al general Matallana para comunicarles que iban a ser relevados de sus puestos y sustituidos por militares comunistas (al parecer sería el coronel Juan Modesto Guilloto procedente de las milicias y jefe del ejército republicano de la batalla del Ebro quien sustituiría a Casado al frente del Ejército del Centro). Pero Casado y Matallana, que ocuparían otros cargos en el alto mando del Ejército republicano pero sin mando directo de tropas, se negaron a aceptar esos cambios y nombramientos y abandonaron la "Posición Yuste" en Elda para dirigirse a Valencia, donde se entrevistaron con los generales Miaja y Menéndez, con quienes discutieron ampliamente "para la eliminación del gobierno, tomando el acuerdo de no demorar demasiado su ejecución, evitando que nos ganara la mano Negrín con el Partido Comunista", según el testimonio posterior del propio Casado. "En la noche del día 2 llegué a Madrid decidido a no perder el tiempo", escribió.

Jorge Medina dijo...

Casado estaba tan convencido de sus propósitos que abiertamente le habló de los mismos al día siguiente, 3 de marzo, al general Ignacio Hidalgo de Cisneros, a pesar de que era conocida su militancia comunista. "Sólo nosotros, los generales, podemos librar a España de la guerra", le dijo Casado, y añadió a continuación: "Le doy mi palabra de que puedo conseguir de Franco mejores condiciones de las que pueda conseguir Negrín. Incluso puedo asegurarle que respetarán nuestra graduación". Hidalgo de Cisneros comunicó inmediatamente lo que le había dicho Casado al presidente Negrín que se encontraba en la Posición Yuste cerca de Elda.

José Manuel Campos dijo...

Parece ser que la reacción de Negrín fue enviar un avión a Madrid a las 10 de la mañana del sábado 4 de febrero para que recogiera al coronel Casado y éste se presentara inmediatamente ante él. Como Casado no tomó ese avión a las 12 Negrín indignado le llamó por teléfono pero aquél siguió negándose a acudir a la Posición Yuste. Poco después Casado se reunió en su domicilio particular con el teniente coronel anarquista Cipriano Mera y con el Jefe del Estado Mayor del Ejército del Centro para ultimar la planificación logística de la sublevación. A las 13'30 horas el coronel Casado comunicaba a Julián Besteiro, el líder de la trama política del golpe, y al resto de partidos y sindicatos que le apoyaban que estuvieran preparados para las 20 horas del día siguiente (también previno al comandante militar de Madrid, el general Toribio Martínez Cabrera, al jefe del SIM y al Director General de Seguridad). A las 15'30 horas Casado se reunía en el gobierno civil con los ministros del gobierno de Negrín que se encontraban en Madrid para decirles que no iba coger el avión que de nuevo había enviado el presidente del gobierno y que iba a llevarle a la Posición Yuste. Así una hora después salía del aeródromo de Barajas el avión con los ministros pero sin Casado con destino al aeródromo de Monóvar que era el más cercano a Elda. Negrín volvió a llamar por teléfono a Casado pero volvió a encontrarse con la misma negativa.
Un saludo.

José Luis Lozano dijo...

Siguiendo con todo este relato que se ha configurado en estos comentarios, me permito aportar que en la mañana del domingo 5 de marzo Negrín ordenó a los generales Miaja y Matallana, que se encontraban en Valencia, que se presentaran ante él en la Posición Yuste, pero sólo acudió Matallana que fue inmediatamente detenido, aunque sería puesto en libertad más tarde. A las siete de la tarde de ese domingo 5 de marzo de 1939, comenzaba el golpe de Casado en Madrid. En sus memorias el coronel Casado justificó el golpe como la respuesta a un supuesto complot comunista para hacerse con el poder una de cuyas "pruebas" serían los nombramientos que habría hecho el presidente Negrín de militares comunistas para que ocuparan la cúpula del Ejército Popular de la República.

Antonio Cuellar dijo...

Cuando posteriormente un investigador encontró los ejemplares de los diarios oficiales del Ministerio de Defensa del 3 y 4 de marzo de 1939 en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España se demostró que las afirmaciones de Casado eran completamente falsas. Lo que aparecía en ellos era el ascenso al grado de general de los coroneles de filiación comunista Juan Modesto Guilloto y Enrique Lister pero a ninguno de los dos se les concedía ningún mando; el nombramiento del también comunista Antonio Cordón García como Secretario General del Ministerio de Defensa; el cese de José Miaja como Jefe Supremo del Ejército, cuyo mando directo lo asumía personalmente el ministro de Defensa, es decir, el propio Negrín (Miaja pasaba a ser sólo Inspector General de los Ejércitos de Mar, Tierra y Aire), y el del general Matallana cuyas funciones también asumía personalmente Negrín (Matallana era nombrado Jefe interino del Estado Mayor). El único nombramiento de un militar comunista con mando sobre tropas fue el del teniente coronel Francisco Galán Rodríguez, nuevo jefe de la base naval de Cartagena en sustitución del general Carlos Bernal. Los jefes de los cuatro Ejércitos operativos de las tropas republicanas (Levante, Extremadura, Andalucía y Centro), incluido el propio Casado, permanecieron en sus puestos.

Carlos Montes dijo...

La Sublevación de Cartagena fue una rebelión contra el gobierno de Juan Negrín protagonizada por militares y marinos de la base naval de Cartagena que estalló el 4 de marzo de 1939, un mes antes de que finalizara la Guerra Civil Española, y que iba a constituir el primer acto del llamado golpe de Casado, pero que casi desde el primer momento se convirtió en una rebelión dirigida por los militares integrados en la quinta columna que pretendían entregar la base y la flota republicana allí fondeada a Franco. Se trataba de privar a la República de su único gran puerto naval y de su marina de guerra. Este último objetivo, que era el más importante, se cumplió plenamente porque la flota republicana se hizo a la mar en cuanto estalló la rebelión y en lugar de regresar cuando ya había sido sofocada el almirante jefe de la flota, Miguel Buiza, puso rumbo a Bizerta, en el Protectorado francés de Túnez. La pérdida de la flota, que el 30 de marzo de 1939 fue entregada a los representantes del "Generalísimo" Franco por las autoridades francesas, privó a los republicanos del único medio que les quedaba para haber evacuado a la población que huyó hacia los puertos de Levante, temiendo las represalias de los vencedores en la guerra, una vez que el coronel Casado se rindió a los "nacionales" tras derribar al gobierno de Juan Negrín.
¡Hasta otro día!

Juan Sánchez dijo...

Memorándum escrito por Besteiro, posiblemente para ser leído el 6 de marzo de 1939 en los micrófonos de Unión Radio. Es la opinión de Besteiro de cómo se había gestionado la República desde la Batalla del Ebro.
« La verdad real: estamos derrotados por nuestras propias culpas (claro que hacer mías estas culpas es pura retórica. Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos. La política internacional rusa, en manos de Stalin y tal vez como reacción contra un estado de fracaso interior, se ha convertido en un crimen monstruoso que supera en mucho las más macabras concepciones de Dostoievski y de Tolstoi. La reacción contra ese error de la república de dejarse arrastrar a la línea bolchevique la representan genuinamente, sean los que quieran sus defectos, los nacionalistas (los nacionales) que se han batido en la gran cruzada anti-Komintern » Julián Besteiro 1939.
¡Hasta otro día!

Raúl Sevilla dijo...

Franco había rechazado todo compromiso con las autoridades republicanas, incluso cuando el Vaticano había propuesto las negociaciones. El Consejo pone de manifiesto su error de partida, al suponer que Franco aceptaría oficiales militares moderados, no comunistas, para negociar las condiciones de la rendición. El día 14 de marzo. Casado declaró por radio que el objetivo del Consejo era una paz digna. En una rueda de prensa con periodistas españoles y extranjeros aseguró que en el caso de una ofensiva nacional, el Ejército republicano resistiría hasta que se hubieran obtenido suficientes garantías. Estas declaraciones irritaron a Franco. El 15 de marzo. Casado informa a los agentes del Servicio de Información Militar nacional que deseaba trasladarse a Burgos con Matallana para iniciar las negociaciones. Franco respondió categóricamente: «no cabe otra solución que la rendición sin condiciones, no se hace política a costa de la España Nacional». «Con el espíritu que se refleja en las manifestaciones expuestas no envíe a nadie y se atenga a las consecuencias en que se ha colocado al emitir aquéllas»

Fernando Yudes dijo...

Fue el 2 de febrero de 1939 cuando Casado se reúne con los generales Miaja, Matallana y Menéndez a los que les expuso su decisión de sublevarse contra el gobierno de Negrín sustituyéndolo por un "Consejo Nacional de Defensa" integrado por militares y por todos los partidos políticos y sindicatos, con excepción del Partido Comunista de España, y con la "exclusiva misión de hacer la paz" por lo que entraría "en relación con el Gobierno Nacionalista lo antes posible". Según el testimonio posterior del coronel Casado "los tres generales, sin discusión, se consideraron comprometidos ante el hecho, con todas sus consecuencias".Al día siguiente tuvo lugar la entrevista con el socialista "antinegrinista" Julián Besteiro a quien Casado ofreció la presidencia de su proyectado Consejo Nacional de Defensa, pero Besteiro rechazó la oferta aunque aceptó integrarse en él. Pocos días después Casado se entrevistaba con el teniente coronel Cipriano Mera, de la CNT, que era el Jefe del IV Cuerpo de Ejército (integrado en el Ejército del Centro que mandaba Casado), una unidad que sería decisiva en el triunfo del golpe

Carlos Espinosa dijo...

En sus memorias el coronel Casado justificó el golpe como la respuesta a un supuesto complot comunista para hacerse con el poder una de cuyas "pruebas" serían los nombramientos que habría hecho el presidente Negrín de militares comunistas para que ocuparan la cúpula del Ejército Popular de la República. Sin embargo, cuando posteriormente un investigador encontró los ejemplares de los Diarios Oficiales del Ministerio de Defensa del 3 y 4 de marzo de 1939 en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España se demostró que las afirmaciones de Casado eran completamente falsas. El único nombramiento de un militar comunista con mando sobre tropas fue el del teniente coronel Francisco Galán Rodríguez, nuevo jefe de la base naval de Cartagena en sustitución del general Carlos Bernal. Los jefes de los cuatro Ejércitos operativos de las tropas republicanas (Levante, Extremadura, Andalucía y Centro), incluido el propio Casado, y el almirante de la Flota, permanecieron en sus puestos.

Juan Luis Costa dijo...

El jueves 2 de marzo de 1939 el comandante de la Flota republicana, el capitán de corbeta Miguel Buiza, que estaba implicado en la conjura del coronel Casado (y también había participado en la reunión de los altos mandos militares republicanos con Negrín en la base de Los Llanos en la que había amenazado al presidente del gobierno con la marcha de la flota de aguas españolas si no se buscaba la paz), convocó en Cartagena a los mandos y a los "delegados políticos" de la flota para informarles de la inminente constitución del Consejo Nacional de Defensa que iba a sustituir por la fuerza al gobierno. En esa reunión celebrada a bordo del crucero Miguel de Cervantes los comandantes de los destructores Jorge Juan, Lepanto, Escaño y Gravina y el comandante del crucero Libertad, así como el jefe de Estado Mayor de las flotilla de destructores, mantuvieron una actitud favorable a entregar la flota y la base a los "nacionales" sin que fueran sancionados.

Juan Francisco Moreno dijo...

El presidente Negrín, que tenía conocimiento a través del SIM de la existencia de la conjura, ese mismo día 2 había nombrado al coronel Francisco Galán (un veterano militante comunista que había combatido en la campaña de Cataluña) nuevo jefe de la base naval de Cartagena en sustitución del general Carlos Bernal. El nombramiento iba a aparecer en el Diario del Ministerio de Defensa al día siguiente, 3 de marzo. El viernes 3 de marzo de 1939 el presidente Juan Negrín mandó a Paulino Gómez Sáenz, ministro de la Gobernación, a Cartagena para informar a los mandos militares y navales que la resistencia aún era posible y en esa lógica era preciso designar a Francisco Galán como jefe de la Base naval de Cartagena. Los argumentos de Gómez fueron rechazados, incluso por el jefe de la Armada republicana, el capitán de corbeta Miguel Buiza. Por eso Negrín decidió que la 206.ª Brigada mixta, de filiación comunista, perteneciente a la 10.ª División del XXII Cuerpo de Ejército del Ejército de Levante, con base en Buñol (Valencia) y bajo el mando del comandante Artemio Precioso, acompañaría a Galán a tomar posesión de su nuevo destino, como jefe de la base naval de Cartagena.

Enrique Castro dijo...

La sublevación casadista ha dado origen a discusiones sin cuento. También abrió inmensas heridas en las filas del exilio. Profundizó hasta límites infranqueables las divisiones entre socialistas, comunistas, anarquistas y republicanos. Estuvo basada en una patraña de Casado y en una estrategia política de Franco.
La patraña consistió en acusar a Negrín de hacer el caldo gordo a los soviéticos y sus sicarios españoles y de prolongar la guerra sirviendo exclusivamente el interés de Stalin. De aquí la subpatraña que la sublevación se llevó a cabo para impedir que Negrín y los comunistas se hicieran con el control de los mandos de lo que quedaba de Ejército
Popular.

Raimundo Soto dijo...

La sucesión de los hechos fueron las siguientes: El 17 de marzo de 1939 en Madrid retornan las ejecuciones y vuelven a aparecer cadáveres en lugares públicos. Casado suprime el SIM (Servicio Inteligencia Militar Republicano), responsable de la organización de la represión en la retaguardia republicana madrileña. Se suprime también la estrella roja como emblema del Ejército republicano. El 18 de marzo. Besteiro reitera por la radio que «el Consejo está dispuesto para la negociación de una Paz honrosa» . Burgos respondió esa misma noche, que no tenía sentido que Casado y Matallana fueran a negociar. Sería suficiente la presencia de un militar profesional con plenos poderes. El 21 de marzo. Casado envía a Burgos a dos oficiales intermedios de Estado Mayor, el teniente coronel Antonio Garijo y el coronel Leopoldo Ortega para entrevistarse con los representates de Franco. El 22 de marzo. El Consejo acepta la rendición sin condiciones. El 23 de marzo, Antonio Garijo y Ortega, llegan al aeropuerto del Gamonal, a las afueras de Burgos, a las 11 de la mañana, para reunirse con el coronel Ungría, del SIMP, y el coronel Luis Gonzalo, representante de Franco. El 24 de marzo el mariscal Pétain presenta en Burgos sus credenciales como embajador francés. El 26 de marzo el general Franco comunica a Casado que sólo aceptará la rendición incondicional. El principal objetivo de Casado, una paz generosa sin represalias, no se pudo lograr. Lo único que concedería Franco sería la posibilidad de que los dirigentes republicanos huyeran al extranjero. El 27 de marzo, Franco lanzó la "La Ofensiva de la Victoria", prácticamente no halló resistencia. El 28 de marzo fue la rendición oficial de Madrid.

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