Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.
LA NOVENA DEL SEÑOR DE LA CAPILLA QUE CADA AÑO, DESDE
HACE DECENAS DE AÑOS, SE CELEBRA EN LAHIGUERA ENTRE LOS DÍAS 13 Y 21 DE MARZO,
Y LA POSTERIOR FIESTA
DEL SEÑOR DE LA CAPILLA EL
DÍA 22 DE MARZO.
En los imborrables años de mi infancia en Higuera de
Arjona, mi pueblo, uno de los recuerdos más indelebles que conservo, es el de
Las Novenas del Señor de la
Capilla; unas novenas que siempre desde hace al menos casi tres
cuartas partes del siglo pasado y lo que llevamos de este, vienen repitiéndose,
año tras año, cuando llega la fecha del 13 de Marzo para concluir el día 21 y
celebrar al día siguiente "la
Fiesta del Señor de la Capilla" el día 22 de Marzo.
Detalles del Rostro del Santísimo Cristo de la Capilla de Lahiguera. Obra del insigne imaginero córdobes D. Juan Martínez Cerrillo.
Santísimo Cristo de la Capilla venerado desde la posguerra en Lahiguera.
La palabra novena, del latín “novem” (nueve), desde el punto de vista de la liturgia de la Iglesia se refiere al
“ejercicio devoto que se practica en la iglesia durante nueve días, por lo
común seguidos, con oraciones, lecturas, letanías y otros actos piadosos, dirigidos
a Dios, Cristo, la Virgen o los santos y santas de la Iglesia”.
Esta práctica religiosa surgió y era bastante frecuente
durante el siglo XIX, También era normal que, dentro de la religiosidad de esta
época, los asistentes a las novenas, durante los nueve días, podían ganar
preciadas indulgencias como remisión de sus penas por el pecado. Posteriormente
se propagaron tanto que no había pueblo o parroquia en donde no se celebrasen
varias novenas dedicadas a cualquier advocación.
En la actualidad hay menos novenas, se
han reducido considerablemente; pero han permanecido las más importantes en
cada localidad, entre otras, aquellas dedicadas a los santos patronos y a los
cristos o vírgenes que cuentan con un templo o ermita bajo su advocación, y en
torno a los cuales se celebra en muchos casos la gran fiesta, teniendo siempre
la celebración de La Eucaristía como nucleo celebrativo del acto religioso .
Las novenas se celebraban como preparación para una
fiesta religiosa, fiesta que coincidía siempre con el último día o con el
siguiente, en que se celebra la verdadera fiesta. Se les daba mucha importancia
en la vida de los fieles a las novenas, de ahí que se oyesen con frecuencia
expresiones en el pueblo como: “Ya tocan a la novena del Señor de la Capilla”; “Hoy comienza la
novena”; “Tengo que ir a la novena del Señor de la Capilla este año, tengo
una promesa”; “Están tocando las campanas para la novena…”; “Ya se escuchan los
tambores de la novena”…etc.
Durante los días de la novena se prepara desde
siempre el templo de un modo especial, las novenas del Señor de la Capilla siempre han sido...otra cosa, quizá para que todos los asistentes puedan verlo y rezarlo con más
devoción, si cabe. Además no le faltan las flores y otros adornos populares.
Como siempre ha sido habitual, las fiestas populares
son más abundantes durante los meses de primavera, nuestra primera fiesta
popular es la Fiesta
de San Sebastián, nuestro copatrón;después al poco se da paso a las Novenas del Señor de la Capilla para dar entrada
al comienzo de la primavera, que anuncian los almendros en flor; a principio del
verano viene nuestro San Juan, y en pleno verano con los rigores del estío nos
llega Santa Clara. Es normal que así sea, pues desde siempre en nuestros
pueblos muchas de las fiestas religiosas tienen que ver con la vegetación, las
labores del campo y, por supuesto, con la recolección de las cosechas.
La religiosidad popular ha tenido sus propias
manifestaciones piadosas en cada época, y los novenarios constituyeron una práctica
muy generalizada en la vida tradicional de nuestro pueblo, hasta su brusca
decadencia en los tiempos pretéritos, con las remodelaciones de la liturgia
desde el Concilio Vaticano II, y el reforzamiento de los últimos decenios, por
la mayor presencia de los fieles en los templos, unidos de nuevo a la
religiosidad popular centrada sobre todo en la Semana Santa, Las Novenas del
Cristo de la Capilla
y los santos Patronos.
Santísimo Cristo de la Capilla de Lahiguera trasladado este año de 2021 al templo parroquial de abajo, desde su sede en el templo calatravo de 1556 para celebrar con mayor amplitud la fervorosa novena que anualmente se realiza en honor de su advocación, dada la situación de la pandemia que padecemos y la gran afluencia de fieles al templo.
Hermanos Mayores corresponsables de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Capilla y del Santo Entierro, para este año que concluirá en la novena del año 2022.
Enlace a través del cual se ha seguido este año por internet la Novena del Señor de la Capilla de Lahiguera:
Como hemos dicho las novenas precedían y preceden siempre
a la fiesta del Señor de la
Capilla y revestían especial solemnidad en algunos periodos,
dependiendo de la mayor riqueza o empeño de los hermanos mayores, o el interés en la preparación puesto por el
sacerdote de turno en la celebración de la liturgia de cada día de novena. Además
de las funciones publicas de signo más o menos social, según los ritmos de los
tiempos, y paralelamente a ellas, el protagonismo femenino en las Novenas, ha
sido constante a lo largo de todos los años en la memoria de los fieles. Finalmente,
la novena tiene también cabida en la devoción personal, para impetrar favores
especiales o para remediar los males; eran las promesas que las madres hacían de
asistencia a las novenas durante un tiempo; ante una enfermedad grave de su
hijo o de otros familiares.
Me gusta especialmente la novena del Señor de la Capilla, porque es una
muestra de la religiosidad popular de Lahiguera en estos tiempos, junto al
fortalecimiento que ha tenido de unos años a esta parte la Semana Santa, debido,
a que en la mayoría de los casos, han tomado, los jóvenesde uno y otro sexo, los mandos y sentimientos
de servicio y hermandad de las cofradías en todas y cada una de las Hermandades
de nuestra Semana Santa; ahora vibra más que nunca la juventud con la fiebre de
la proximidad de la Semana Santa.
La religiosidad populares
sencillamentela religiosidad del pueblo,
de las gentes que viven y no pueden por menos queexpresar públicamente, con sincera y sencilla
espontaneidad, su fe cristiana, una fe recibida de generación en generación por
las madres de cada hogar, y que ha ido configurando la vida y las costumbres de todo un pueblo como el nuestro.
Uno de cuyos elementos más destacados, desde siempre y también ahora, son las
Hermandades y Cofradías de la Semana Santa
Higuereña. Las formas de culto de las Hermandades y Cofradías, en su vertiente
devocional más generalizada, se resumen en una continua preocupación de los
jóvenes por su cofradía, y el acrecentamiento de las actuaciones en estas
alturas del año, vísperas ya de la Semana Santa de este año.
La religiosidad popular ha sido en otros momentos un
tema muy denostado, que no gozaba de excesivos entusiasmos hasta hace décadas,
pero que ha aumentado en este aspecto de modo considerable últimamente. Bueno
será entonces, para mayor comprensión del hecho, reproducir unas líneas del
Papa emérito Benedicto XVI sobre el tema, palabras que fueron escritas cuando
era cardenal: “La religiosidad popular es el humus sin el cual la liturgia no
puede desarrollarse. Desgraciadamente muchas veces fue despreciada e incluso
pisoteada por parte de algunos sectores del Movimiento Litúrgico y con ocasión
de la reforma postconciliar. Y sin embargo, hay que amarla, es necesario
purificarla y guiarla, acogiéndola siempre con respeto, ya que es la manera con
la que la fe es acogida en el corazón del pueblo, aun cuando parezca extraña o
sorprendente. Es la raigambre segura e interior de la fe”. Magníficas palabras
para valorar ese fenómeno de la religiosidad popular. El “Directorio sobre la
piedad popular y la liturgia” de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos nos ilustra sobradamente sobre las formas de
culto y especialmente sobre las prácticas de piedad popular.
Siempre entendí que estas novenas estaban muy
relacionadas, desde hace al menos cinco siglos, con la costumbre de la Iglesia de
situar el acercamiento de los fieles a la exigencia de confesar y comulgar al
menos una vez al año, con el arrepentimiento y limpieza de las conciencias en fechas
tan próximas a la Semana Santa,
lo que después se fue llamando el “Cumplimiento Pascual”, que hacía que algunos
hombres higuereños se acercaran a confesar y comulgar al menos una vez al año,
por la presión de las esposas y madres, que si eran más asiduas practicantes a
lo largo de todo el año. Eran los frutos de otro Concilio, el de Trento, que dejo
y afianzo esas costumbres en el pueblo de Dios. En esos años había un número
casi mínimo de hombres que se acercaban con frecuencia dominical a la iglesia;
para la mayoría eso de ir con frecuencia a la iglesia era cosa de mujeres, de
forma que únicamente acudían en ese tiempo del nacional catolicismo a los
entierros, por eso de dar el pésame, y a las bodas, costumbre que aun persiste
para la mayoría de los hombres de Lahiguera. Llegando en muchos casos los hombres
a acompañar a sus esposas a misa cuando estaban fuera del pueblo, pero sin llegar
a hacerlo de forma habitual cuando estaban en el pueblo, parece que llevados,
por las poderosas costumbres instaladas en la sociedad, y tan propias de la
mayoría del genero masculino, donde tampoco faltaba la vergüenza ancestral
sentida por la falta de costumbre y el escaso seguimiento de la liturgia en
latín. Las mujeres al fin y al cabo tenían un misal, que aunque en latín podían
ir leyendo con acento de extranjeras a Roma, y su rezo del rosario en la misa,
cuando se perdían en las palabras de la misa porque no la podían seguir.
Es costumbre muy arraigada desde hace muchas décadas,
que cada noche, desde el día 13, que es la primera novena, el Hermano Mayor de
ese año, con cetros y estandarte y acompañado de otros hermanos del Señor de la Capilla, y familiares
próximos, vaya desde su casa al templo de Nuestro Padre Jesús de la Capilla, acompañado de
tambores, de los niños y de otros rezagados en la subida al templo, para que
nada más llegar comience la Novena del Señor de la Capilla.
La manera de celebrar la novena ha variado sobre todo
desde la celebración del Concilio Vaticano II y todos los cambios que este
acontecimiento de la Iglesia Universal motivó en la liturgia y las
celebraciones litúrgicas.
Por los años de mi niñez el centro de la celebración
era el rezo del Santo Rosario y sus letanías, y oraciones de expiación
variadas, seguidas de la predicación del sacerdote o de otro misionero
invitado, que a lo largo de los nueve días iba desgranando aspectos y momentos de la Pasión de Cristo, como si
las predicaciones y reflexiones del pueblo fuesen preparándolos al modo de ejercicios
espirituales cuaresmales.
Vista del Templo del Santísimo Cristo de la Capilla de Lahiguera.
Tal como puede apreciarse localizando la Torre del Templo, se comprueba que lo que fuese en la antigüedad el centro bajo medieval de nuestro pueblo, ha quedado hoy situado al borde de la zona habitada.
Diversas tomas de la Torre del Templo del Santísimo Cristo de la Capilla.
Las novenas con pequeñas variaciones constaban
siempre en su ritual del rezo del Santo Rosario, de una predicación cuaresmal
por parte del sacerdote del pueblo u otros del arciprestazgo, o muchas veces de
predicadores “misioneros” también de fuera, que desarrollaban unas homilías que
ponían el corazón de los asistentes en un puño, y preparaban para un
arrepentimiento total a lo largo de los nueve días. Los últimos días de la
novena el sacerdote del pueblo, y otros que venían de los pueblos de al lado y
los predicadores se ponían a confesar a los fieles que acudían casi en masa y
se repartían por los múltiples confesionarios improvisados en el templo. Siendo
con frecuencia los sacerdotes venidos de fuera o desconocidos los que
acumulaban filas mayores para la reconciliación con Dios, por ser desconocidos para
los arrepentidos, buscando los infractores de la Ley de Dios el secreto de confesión, que el desconocido sacerdote le proporcionaba después con su ausencia, también se buscaba el
que se recibiesen penitencias más leves, según lo que comentaban los anteriormente
confesados. Que lejana esa manera de vivir la fe del Dios Misericordioso que
conocemos hoy.
Nave de las Virgenes de La Soledad y de Los Dolores.
Nave de Nuestro Padre Jesús.
Los cantos de cada una de las tres mujeres que suelen
hacerlo año tras año, van emocionando a los fieles asistentes, al ir hilvanando
con su canto los padecimientos de Cristo en su Santa Pasión. Si echamos un
recuerdo a las cantoras la mayoría de la gente manifiesta, que de lo que se
recuerda, era María Sanpedro Garrido “la Estanquera” entre las más antiguas recordadas, algunas
incluyen a su hermana Librada Garrido, otras no; Carmen García Mercado “La Cachorrilla”; Josefa
Barragán (la mujer del “Chache”, hermana del “Republicano”); “María la de
Follarate”, esposa del “Paco del Prevenío”; IsabelCubillas hermana del Chispas y esposa de
Timoteo conocido como “El Marqués “ en el pueblo; “La Sole”, Soledad Barragán
García, hija de Juan José y Soledad; Juanita Morales Palomares, hija de Gertrudis; Adela
y Tere Pozo, hijas de Rafael “el Torero”; “la María de la Miaja”, y “la Ada”, Inmaculada Morales Mercado, hija de Segunda;
también me dicen que cantaron Purita y su hermana Paquita "las del estanco", Anita hija de
Juan de Dios y supongo que alguna otras más, que hayan olvidado algunas
personas de las preguntadas. Parece que durante algunos años no se sabe si por
falta de cantoras o imperativos de la nueva liturgia, se dejaron de hacer estos
cantos, que fueron recuperados en el año 2002, gracias al interés del actual
director de la Banda Municipal
de música, Francisco Pérez Cano, que siendo Hermano Mayor ese año se lo propuso
a su prima Juani Pérez (casada con Pepe el del Chispas), a su hermana Ana Pérez
Cano y a su hija Ursula Pérez Fuentes. Las tres señoras actuales, que cantan
cada día de la novena, son Josefa Pérez,
“la Chefa”, Ana
Pérez Cano, la del “Peñonero” y Soledad Barragán Angosto, “la Sole del Ancho”. Esta es una
valiosa tradición de nuestro pueblo que no se debe perder.
Como vemos en nuestro pueblo no faltan los apodos, a
los que algún día habrá que dedicar un capítulo aparte, porque todos tenemos el
nuestro.
Se me ocurre proponer, que en los comentarios, que no
dudo os harán participes de todo lo aquí escrito, se debería incluir la relación
de los Hermanos Mayores de la Hermandad del Señor de la Capilla; para que no se
pierda ese rico legado a lo largo del tiempo, a lo cual invito al amigo
Francisco Pérez Cano, compañero de juegos en la infancia y “Buen Ciudadano” en
nuestra juventud, que continúa otorgando tal cualidad.
Las Novenas del Señor de la Capilla que se celebraban
en tiempos de Padre Antonio son diferentes de las que en la actualidad se
celebran. Gracias a la generosidad de Julián Zafra Garrido podemos disponer de
ellas. Por ser un documento datado en fecha 11 de Enero de 1955, y por tanto
diez años antes de la Reforma de la
Liturgia de 1965, (una feliz consecuencia del Concilio Vaticano
II), vamos a trascribir el citado novenario para darle publicidad en estas
páginas y esté a disposición de cuantos nos visitan en ellas.
El Novenario de Padre Antonio en la Portada tiene escrito:
J.H.S
NOVENA EN HONOR
DEL
STO. CRISTO DE LA CAPILLA
Hª
de Arjona 11-1-1.995
En la Primera página figura:
NOVENA EN HONOR DEL CRISTO DE LA CAPILLA
Sea por siempre bendito
y alabado, etc.
ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Señor mío Jesucristo,
Dios y hombre verdadero crucificado y muerto por mi amor; en quien creo y
espero; a quién amo con todo mi corazón, cuerpo y alma, sentidos y potencias; por ser Vos mi Padre, mi Maestro, mi Dueño, mi consuelo y
todas las cosas; me pesa, Señor una y mil veces de haberos ofendido y
crucificado con mis culpas, quisiera Dios mío morir de dolor por haber
agraviado a tan soberana e inmensa bondad; en ella espero clementísimo Jesús;
confiado que me habéis de perdonar y dar gracias para que me enmiende y persevere
en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
DÍA PRIMERO
CONSIDERACIÓN:
Considera alma
cristiana como habiendo llegado al Calvario nuestro amantísimo Jesús,
quitáronle de sus soberanos hombros el pesado madero de la Cruz; le arrojaron en el
suelo y desnudándole de su túnica le mandaron tender de espaldas sobre ella;
tomáronle las manos y con grande y grueso calvo, las clavaron en la Cruz y después sus benditos
pies Pondera la obediencia de este inocente y bendito Isaac, y saca por fruto
de ésta consideración obedecer a tus superiores para imitar a tu Divino Maestro
y Salvador.
ORACIÓN
PARA ESTE DÍA:
Piadosísimo
Jesús, dulce encanto de mi alma, que llevando un pesado madero sobre los
hombros hasta la santa cima del Calvario; fuiste crucificado entre dos ladrones
y padeciste como un varón de dolores. Haced Padre y Salvador mío, que mirándoos
yo en la Cruz se
conviertan mis ojos en dos fuentes de lágrimas para llorar amargamente mis
culpas en esta vida para que después os goce y bendiga en la otra. Amén.
(Ahora se
rezaran tres Credos pidiendo la gracia que se desee alcanzar).
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Amabilísimo Jesús, Cordero Inmaculado de Dios,
crucificado por la salud del mundo, soberano e inmortal Rey de los siglos en
cuya presencia se abaten los que llenan el orbe y tiemblanlas columnas del firmamento; yo, el más vil
gusanillo de la tierra reconozco la gravedad de mis culpas e imploro vuestra
gran misericordia; y supuesto ¡Oh Dios y Salvador mío! que sufristeis la
vergonzosa afrenta de que vuestro hermosísimo cuerpo, formado por el Espíritu
Santo en las entrañas de la Santísima Virgen
María, vuestra divina Madre, estuviese desnudo en la Cruz y herido desde la planta
del pie hasta la superior parte de la cabeza, que disteis las pruebas más
claras del amor; perdonando y rogando por los que os habían crucificado;
estrenando el valor de vuestra sangre en un ladrón arrepentido, publicando que
ya estaba todo acabado, y en fin , permitiendo que después de muerto un
atrevido soldado os abriese el costado con una lanza. Concededme Redentor y
Dueño mío que encendiéndose mi corazón en aquella llama que arde en los
Serafines, os ame sobre todas las cosas y aprenda las lecciones que me habéis
dado desde la cátedra de la Cruz
practicando las virtudes que facilitan la entrada a vuestro amantísimo corazón
por esa llaga del costado; y en fin Señor, dispensadme vuestros auxilios para
que cumpla con las obligaciones de verdadero cristiano y de mi estado, y que
logre el especial favor que os pido en esta novena si es para vuestro divino
agrado; que en la vida y en la muerte me asistáis con vuestra gracia y que
después os vea y os alabe en vuestra gloria; donde con el Padre y el Espíritu
Santo vives y reinas Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
DEPRECACIÓN COMÚN Y FINAL PARA TODOS LOS DÍAS.
“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me
tienes prometido;
ni me mueve el
infierno tan temido
para dejar por eso de
ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y
escarnecido;
muéveme el ver tu
cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas
y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no
hubiera cielo, yo te amara,
y, que aunque no
hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto
espero no esperara;
lo mismo que te
quiero te quisiera.”
DÍA
SEGUNDO
Sea por siempre bendito
y alabado, etc.
Acto de contrición como el día primero.
CONSIDERACIÓN:
Considera alma
cristiana como estando nuestro pacientísimo Jesús rigurosamente atormentado
levantó los ojos al Cielo y derramando copiosas lagrimas sobre su boca para
pedir y rogar por sus enemigos, diciendo: “Padre, perdónalos porque no saben lo
que se hacen”. Pondera la inmensa bondad de éste Divino Maestro y saca fruto de
esta consideración no vengarte jamás de los que te hayan agraviado,
perdonándoles de todo corazón; para que así puedas imitar el ejemplo que nos dio
Jesucristo en la Cruz.
ORACIÓN DE ESTE DÍA:
Crucificado, Dueño
mío, que al mismo tiempo que el Cielo se iba a enlutar con negras sombras para
conmoverse la naturaleza toda, porque ibais a morir, levantasteis esos
piadosísimos ojos para rogar al Eterno Padre perdonase a los mismos verdugos
que os habían crucificad, os pido con todo mi corazón que habiendo manifestado
tan claramente en la Cruz
que sois Dios de amor, también lo acreditéis conmigo que tantas veces he
borrado esta misma sangre con mis grandes culpas, para que os agrade y sirva en
esta vida, y después os vea y goce en la eterna. Amén.
(Récense tres Credos como el primer día, Deprecación final,
y Oración)
DÍA
TERCERO
Acto de Contrición, etc.
CONSIDERACIÓN:
Considera, alma
cristiana como aquel Dios Omnipotente que tomó nuestra naturaleza en las
purísimas entrañas de la Santísima Virgen,
es nuestro dulcísimo Jesús, crucificado en la
Santa Cima del Calvario entre dos ladrones;
y diciéndole el de la derecha: “Señor, acuérdate de mí cuando estuvieres en tu
Reino” . Respondiendo su Divina Majestad: “En verdad te digo, que hoy serás
conmigo en el Paraíso”. Considera detenidamente la liberalidad de este poderoso
Rey y saca fruto de esta consideración confesar por tu Dios y Salvador a Jesús
Crucificado, clamando sin cesar a sus pies: Señor, acuérdate de mí, perdóname y
dame entrada en tu Reino.
ORACIÓN DE ESTE DÍA:
Poderoso, justo y
amable Jesús, que crucificado entre dos ladrones; uno que se salva y otro que
se condena, quisisteis manifestar en ellos el misterio de la predestinación y
reprobación; yo os ruego humildemente que aunque mis culpas sean muy enormes no
por eso siga el ejemplo del mal ladrón; sino que imitando la conducta del otro
venturoso ladrón que murió a vuestra derecha, alcance yo también vuestra gracia
y os goce después de mi muerte en la gloria eterna. Amén.
Se rezarán tres Credos, etc. y las Oraciones finales del
primer día.
DÍA
CUARTO
Se comenzará como el primer día.
CONSIDERACIÓN:
Considera alma
cristiana como estaba al pie de la
Cruz, su madre , María Cleofé, María Magdalena y el discípulo
a quien amaba; y como viese el Señor a su Madre y al discípulo, dijo: “Mujer ,
he ahí a tu Hijo” . Y al discípulo le dijo: “He ahí a tu madre”. Y desde
aquella hora la recibió el discípulo por suya imprimiendo con estas poderosas
palabras espíritu de verdadera Madre en la Santísima Virgen
María; y de verdadero hijo en San Juan. Pondera la ternura y amor de este
divino hijo para con su bendita Madre y discípulo amado, y saca por fruto de
esta consideración desempeñar los deberes que están a tu cargo para hacerte
digno hijo de la madre del mismo Dios y hermano de Nuestro Señor.
ORACIÓN DE ESTE DÍA:
Amabilísimo Padre,
Dueño y Señor de mi alma, que crucificado en un madero ejercitasteis vuestro
amor no sólorogando por vuestros
enemigos, sino también cuidando de vuestra Madre enseñando así a vuestro
discípulo; yo os suplico, Dios mío,que
me deis luz para conocer la dicha de esta interesante adopción y supuesto que
tanto os agradan los obsequios que se hacen a vuestra Santa y divina Madre,
concededme que yo le tenga una verdadera devoción y como madre piadosísima me
ampare y favorezca hasta la muerte. Amén.
Se rezarán tres Credos y las Oraciones finales del primer día.
DÍA
QUINTO
Se comenzará como el primer día.
CONSIDERACIÓN:
Considera, alma
cristiana como habiendo sido crucificado el Señor cerca de la hora de sexta
sucedieron unas grandes tinieblas en toda la tierra que duraron hasta la hora
de nona. En esta hora exclamó el pacientísimo Jesús diciendo: “Dios mío, Dios
mío, ¿Por qué me has desamparado?. Pondera como el Eterno Padre dejó padecer
tan rigurosamente a su hijo y saca por fruto de esta consideración no abandonar
a Dios por el demonio; la gracia por la culpa, viviendo con temor y temblor; no
sea que cansado el Señor de tolerar tus ingratitudes te abandone y deje en tu
misma obstinación; que es la mayor desgracia que podemos experimentar en esta
vida.
ORACIÓN DE ESTE DÍA:
Clementísimo Jesús,
crucificado por mi amor, que exhausto ya de fuerzas con una voz fuerte
exclamasteis: “Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado? Yo os pido,
Señor, que no os de motivo para que me desamparéis, ni permitáis que yo
corrompa el sentido de estas palabras de la divina Escritura; sino que
entendiéndolas como me las propone la Iglesia, use de ellas para justificarme
en esta vida y sea eternamente bienaventurado en la otra. Amén.
(Se rezaran tres Credos, y Oraciones finales)
DÍA
SEXTO
Se comenzará como el primer día.
CONSIDERACIÓN:
Considera, alma
cristiana, como sabiendo Jesús que todas las cosas estaban cumplidas según la Escritura, dijo: “Sed
tengo”. Había allí una vasija llena de vinagre y corriendo un soldado tomó una
esponja y empapándola en el vinagre la puso en una caña y la acercó a la boca
del Señor para que bebiese. Pondera como además de aquella sed corporal que
tuvo el Señor, le acompañó otra todavía más ardiente de obedecer y cumplir la
voluntad de su Eterno Padre, y saca por fruto de esta consideración imitar a tu
Divino Maestro en estas tres cosas: En tener sed de obedecer a Dios, de padecer
por Dios, y de que todos amen a Dios; para que así se cumpla en ti lo que dijo
el Señor: “Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia porque ellos
serán hartos”.
ORACIÓN DE ESTE DÍA:
Pacientísimo Jesús,
dueño y Señor de todo lo creado, que pegada la lengua al paladar y secos los
labios con voz moribunda dijisteis: “Sed tengo”, y en lugar de agua te dieron a
beber vinagre pudiendo con más poder que Moisés herir las piedras para que
brotasen las aguas, yo os ruego con humildad me concedáis tanto sufrimiento que
la debilidad no me turbe ni la abundancia me desordene, y sirviéndoos en esta
vida satisfaga todos mis deseos y os goce en la bienaventuranza. Amén.
(Se rezarán tres Credos y Oraciones finales).
DÍA
SÉPTIMO
Se comenzará como el primer día.
CONSIDERACIÓN:
Considera, alma cristiana, como después que Nuestro Señor
Jesucristo gustó el vinagre que le dieron a beber para poner término a sus
padecimientos, dijo: “Ya está todo acabado”. ¡Oh expresión misteriosa! ¿Quién
podrá comprender los profundos misterios que en sí encierra? Pondera como este
mismo Señor que pronunció estas palabras agonizando en un patíbulo va a venir a
juzgar en el día último de los tiempos a todos los mortales y saca por fruto de
esta consideración vivir con tanto arreglo que a la hora de la muerte puedas
decir como San Pablo, que has consumado tu carrera, que has guardado la fe y
que por tanto esperas la corona de justicia que el Señor te ha de dispensar en
aquel día.
ORACIÓNDE ESTE DÍA:
Benignísimo Jesús,
que estando para expirar, cumplidas ya todas las profecías, dijisteis entre
mortales agonías: “Ya está todo acabado”. Yo os doy gracias por haber realizado
tan cumplidamente la salvación del mundo y os pido que acabéis en mí la obra
que habéis comenzado; dándome poderosos auxilios para que acabando yo de andar
por los caminos de perdición, dirija mis pasos por las vías de perfección y
cumplimiento con las obligaciones de cristiano y de mi estado, acabe mis días
en vuestro santo amor y mi alma eternamente dichosa en la bienaventuranza de la
gloria. Amén.
(Se rezarán tres Credos, y las Oraciones finales)
DÍA
OCTAVO
Se comenzará como el primer día.
CONSIDERACIÓN:
Considera, alma cristiana
como Nuestro Divino y amante Jesús, para indicar que podía dilatar la vida o
sus pender la muerte; y para publicar la victoria que alcanzaba de la muerte y
del infierno, con un fuerte clamor, dijo:”Padre, en tus manos encomiendo mi
Espíritu”. E inclinando la cabeza, expiró. Pondera como este hijo único de Dios
encomendó su espíritu en las manos del Eterno Padre para enseñarnos que en
ellas podemos estar seguros, y saca por fruto de esta consideración poner un
gran cuidado a la hora de la muerte y encomendar a Dios tu alma, pues de esta
manera conseguirás ser dichoso para siempre.
ORACIÓN DE ESTE DÍA:
Misericordioso y
dulcísimo Jesús, que como Buen Pastor has dado la vida por tus ovejas: Como
Sumo Sacerdote que ha ofrecido en aras de la Cruz y como sabio Maestro has dado a esta cátedra
leccionesde vida eterna, y os doy Señor
infinitas gracias por los dolores y tormentos que has padecido por mí desde que
fuiste reclinado en el pesebre hasta que expiraste en la Cruz; y os pido me concedáis
el favor de que entregue mi alma en tus brazos, pues para eso quedaste con
ellos abiertos en la Cruz:
Amadme, recibidme y abrazadme desde ahora para que unido con Vos; todos los
días de mi vida los emplee en vuestro santo servicio y mi alama sea eternamente
feliz en la bienaventuranza. Amén.
(Se rezarán tres Credos y las Oraciones finales).
DÍA
NOVENO
Se comenzará como el primer día.
CONSIDERACIÓN:
Considera, alma
cristiana, como muerto Jesucristo en la
Cruz, además de las tinieblas que habían precedido; sucedieron
muchos prodigios para declarar el Cielo la Majestad y poder del que moría, la obstinación
del pueblo que le había crucificado y los frutos de su santísima Pasión. El
velo del templo se dividió en dos partes, y el centurión que el cuerpo de Jesús
guardaba, viendo este y otros prodigios, exclamó: “Era justo e Hijo de Dios”.
Pondera como este Divino Salvador quiso dar por el hombre toda su preciosa
sangre sin reservar una gota siquiera, y penetrado de los más tiernos
sentimientos de amor y gratitud procura introducir tu corazón en aquella
sagrada llaga, para que lavado y purificado de tus manchas seas una victima
agradable a sus divinos ojos.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA:
Piadosísimo Jesús
mío, crucificado y muerto por todo el linaje humano, yo te reconozco, bendigo y
adoro en la Cruz
como un Redentor amante que me convida y llama para morar en sus llagas
abiertas: Permitid , Señor, que aquel deseo que manifestó San Pedro en el Tabor
de hacer tres Tabernáculos o mansiones, lo realice yo en vuestro Santísimo Cuerpo.
Dadme, Oh Dios mío, alas como de paloma para que me introduzca y descanse en
El.
Purísima Virgen
María, por el dolor tan acerbo que sintió vuestro corazón cuando visteis abrir
el costado de vuestro Divino Hijo, ponedme bajo vuestra protección, alcanzadme
un verdadero dolor de mis culpas y un perfecto amor de Dios y del prójimo para
que durante la vida le sea agradable y después de la muerte le vea, goce y
bendiga eternamente en la gloria. Amén.
(Se rezarán tres Credos y las Oraciones finales del primer
día)
OREMUS
Respice, quaesemus,
Domine, super hanc familiam tuam pro qua Dominus Noster Jesús Cristus non
dibitavit manibus tradi nocentium et cruci subire tormentun. Qui tecun vivit …
En esos años que coincidieron con el largo tiempo que
estuvo el “Padre Antonio” en La
Higuera, las novenas se hacían rezando la primera Ave María
de cada misterio de forma cantada en latín, e igualmente era cantada en latín la Letanía de Santo Rosario,
entiendo que aunque la liturgia postconciliar cambio rotundamente tras el
concilio Vaticano II, no se debía haber abandonado este tipo de rezo y canto
que hubiese tenido, desde la perspectiva de los años, una inusitada novedad en
el actual liturgia por la antigüedad. Se realizaban los cantos acompañados de
dos estupendos saxofonistas del pueblo que participaban muy activamente en cada
novena, eran Rafael Teruel, recordado como “el Crisanto” y el padre del Maestro
Ortega, que recordaran los más viejos del pueblo, era el padre del otro Maestro
José Ortega que recuerdo vivía en la esquina de la Calle Ancha y fue maestro de la Banda Municipal de
Música durante tantísimos años.
Hemos dicho que era habitual que para los pregones
viniese un predicador conocido por el sacerdote del pueblo o se buscase uno de
acreditado predicamento para tal ocasión. También era habitual que viniesen
varios sacerdotes predicadores en días alternos para desarrollar las homilías,
que a lo largo de los nueve días servían a modo de ejercicios espirituales de la Cuaresma, concluyendo el
día 21 de marzo con las confesiones de la mayoría de los asistentes a las
novenas; para cumplir con el precepto Pascual, de confesar y comulgar al menos
una vez al año.
Entre los predicadores venidos y el clima de fervor
popular por nuestro Cristo de la
Capilla, se creaba en los fieles un clima de arrepentimiento
y reconocimiento de culpas, por parte de todos los fieles asistentes a las
novenas. Recuerdo que antiguamente en el templo de arriba salvo cuatro o cinco
bancos para las autoridades, con amplios asientos y reposabrazos, situados en
las primeras filas a continuación del prebisterio, el resto era un espacio
libre que los fieles cubrían con sillas particulares, reclinatorios, o una
especie de silletas asientos con forma de X desplegable con asientos de rejilla
en muchos casos, que después hemos visto la mayoría de los higuereños
arrumbados en las cámaras de nuestras casas. Después los bancos del templo de
abajo, algo apolillados, donados por la
Caja de Ronda en su momento, fueron llevados al templo de
arriba cuando se repusieron otros nuevos en el de abajo.
Día de nevada sobre Lahiguera, una imagen inusual.
Durante muchos años allá por los años 40 del siglo
pasado el sacerdote que venía a predicar en las “Novenas del Señor de la Capilla”, estaba siempre
invitado a parar en la casa de D. Manuel Lillo Martínez y su esposa Dª
Mariquita Marín, (Hermano de D.ª Lola Lillo Martínez, esposa del Doctor Don Antonio
Salcedo que tuvo sunombre en una calle
del pueblo, y madre del Doctor Salcedo Lillo, que conocimos tantos años en
Granada.), hasta que la citada familia, se cree recordar, que marchó a Córdoba,
matrimonio que según me contaba una
sobrina suya Teresa Salcedo Lillo, murió en accidente; y parece que según algún comentario, después
continuo siendo alojado el sacerdote invitado en la casa de Francisco Mercado
Galán y Rosa Berdónces.
Altar del Templo del Santísimo Cristo de la Capilla.
Antes de la Guerra Civil hubo en Higuera, según se
recuerda, dos sacerdotes, fueron Don Diego y Don Julián. Se recuerda que Don
Diego escribió una Autobiografía perdida y tenía una sobrina discapacitada que
llevaba siempre un bote de cristal como elemento inseparable de su persona por
su incapacidad intelectual, por eso vino lo de “la tonta del bote”, que fue
durante muchos años parte de la retahíla de insultos entre las niñas del pueblo;
Don Diego estaba relacionado con familia de Villanueva de la Reina. La característica
humildad y espíritu de sacrificio de este sacerdote hizo que se cumpliera su
deseo de morir sobre el suelo, se recuerda que lo encontraron muerto en el
suelo de su casa, parece que según su intento se arrojó desde la cama al suelo, siguiendo así sus deseos tal como habían sido comunicados
desde siempre a sus conocidos.
Esta imagen en mármol de José Navas Parejo, escultor
también de nuestra Virgen de los Dolores, la que los jóvenes del pueblo corren
en “El Paso” también llamado últimamente “Carrera” cada Viernes de Dolor y
Domingo de Gloria en nuestro pueblo, está situada en el patio de acceso a la
sacristía de la Basílica
de las Angustias de Granada. A la derecha del Crucificado aparece escrito como
en pergamino el Soneto “No me mueve mi Dios para quererte…
Después de Don Diego y D. Julián, y de la Guerra
Civil el primer sacerdote del pueblo fue D. Rafael Muños Redondo, a quien nadie
recordará por este nombre, porque fue conocido como “Padre Antonio” por ser
fraile de una orden religiosa y no sacerdote diocesano, éste sacerdote fue
dándole más realce a la liturgia de las novenas, dependiendo siempre del modelo
utilizado por él establecido. Padre Antonio era muy partidario de preparar unos
actos de culto muy cargados de rezos y poesías al Cristo de la Capilla, hasta 1953 en que
dejo el pueblo. Después durante dos meses, y en espera de que fuese nombrado
otro cura párroco para el pueblo, como titular de la Parroquia, hubo dos
sacerdotes más cuyos nombres suponemos fuesen D. Andrés y D. José Arriaza. Los
sacerdotes siguientes siguieron los mismos rituales de las novenas, variando
sólo los celebrantes en función de su manera de vivir la liturgia de cada día. Los
referidos sacerdotes D. Andrés, y D. José Arriaza, estuvieron de manera
provisional en La Higuera.
D. Andrés capellán de las Carmelitas de Jaén, que en su
estancia en el pueblo fomentó tres vocaciones religiosas: Pilar Pérez, Cecilia
Berdonces y María Gavilán. Después estuvieroncomo párrocos, Don Martín Jiménez Cobo desde 1953-1957, al que los niños
de pequeños acudíamos nada más verlo a besarle la mano, como muestra habitual
de reverencia en aquellos años del nacional catolicismo. Aproximadamente por el
año 1963 estuvieron “las misiones” propias de esa épocay participaron en las novenas dos misioneros:
El Padre Puerto y el Padre Domenech. Desde el año 1957 estuvo en Higuera como
párroco D. Antonio Román Rayo hasta mediados o finales de la década de los 70; después
D. Antonio Gómez Cambara, de Arjona; D. Ildefonso Fernández Martínez (todos
ellos diocesanos); D. Ángel; D. José
María Martín Ruiz, “El Padre Martín”; “el Padre Juan”, D. Juan Lucena Del Moral
(Tres sacerdotes de los Paules de Andújar), y de nuevo los siguientes sacerdotes
diocesanos: D. Santos Tamargo Agea; D. Francisco Javier Águila López; D. Blas
Rodríguez Gallego; D. Bernabé que compartíamos con Fuerte del Rey; D. Manuel
Cámara Valenzuela, que editó un breve novenario del Cristo de la Capilla titulado: “El mundo
pasa, la Cruz
permanece”. Después me parece que estuvo D. Manuel García Pérez, de Porcuna; D.
Manuel Casado Huertas; D. José María Fernández Saeta; D. Miguel Ángel Solas
León, ahora en Villanueva, y finalmente el actual D. Francisco Manuel Filgaira.
Toma Nocturna de la imagen del Cristo de José Navas
Parejo en la Basílica
de las Angustias de Granada.
Sobre la aludida reforma de la liturgia del año 1965,
hace ahora precisamente 50 años en la fecha del pasado día 7 de marzo, en estos
días que redacto este artículo, modificó la celebración de la Novena al Señor
de la Capilla.
Los tres pilares sobre los que se sustenta la misión
de la Iglesia en el mundo: La
Palabra, la
Liturgia y La Caridad. El
pilar de la liturgia eclesial fue renovado para propiciar un acercamiento a las
celebraciones eucarísticas de las misas, hasta esa renovación asistían los
fieles a una misa dicha en latín, una lengua clásica que no conocían, cuyo
imposible seguimiento del rito hacía que las fieles más devotas se pusieran a
rezar el rosario, entre tanto la misa se celebraba, con un celebrante vuelto de
espaldas al pueblo recitando en latín el oficio divino de la consagración. En
lugar de “escuchar misa”; había que participar en el acto conjunto del
sacrificio de la Eucaristía (ahora “mío y vuestro”). Resultaba un error
mayúsculo, una aberración, que el acto culmen de la liturgia de la Iglesia se
hiciese de espaldas al pueblo, en una lengua que no se conocía, y en la que poca
ocasión se daba para participar.
El nuevo altar del Templo tras la reforma de la liturgia en 1965.
La reforma de la Liturgia fue sin duda el fruto más palpable,
inmediato y universal del Concilio Vaticano II. Fue, en efecto, un fenómeno que
afectó a toda la Iglesia de rito latino en general, a todas y cada una de las
Iglesias locales y a todos los fieles, desde el Papa hasta el último pequeño
recién bautizado. El alma de la reformade la Liturgia
fue, principal, directa y muy personalmente el Papa Pablo VI. Pero en la tarea
de traducir a la práctica lo prescrito por la constitución conciliar sobre la
liturgia, colaboró una pléyade de los mejores talentos de la Iglesia:
cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos, peritos en liturgia y en las
múltiples disciplinas eclesiásticas con ella relacionadas, sin excluir a
algunos laicos. El promotor, artífice y coordinador de todo el plan de la
reforma y de su largo y complejo proceso fue el Arzobispo Annibale Bugnini,
como secretario de la pontificia comisión preparatoria del Concilio para el
tema de la liturgia, como perito de la comisión conciliar sobre la Constitución
litúrgica, como secretario del «Consilium», el organismo instituido por Pablo
VI para la aplicación de la reforma, y como secretario de la Sagrada Congregación
para el Culto Divino. Fue una reforma que se llevó a cabo con fidelidad y
obediencia absoluta al Concilio y al Papa, con profundo respeto y veneración
hacia los textos y ritos litúrgicos consagrados por la tradición de muchos
siglos, bajo la cuidadosa supervisión de todos los organismos de la Iglesia,
que velaron por la pureza de la fe y por el bien de las almas, con el propósito
firme de que la liturgia volviera a ser de verdad «la fuente indispensable del
espíritu cristiano» por la participación del pueblo en ella, y con un gran amor
a la Iglesia.
Artesonado Mudejar del Templo del Santísimo Cristo de la Capilla.
El Concilio Vaticano II marcó un verdadero hito en la
historia de la
Iglesia Católica del siglo XX. Este acontecimiento, que tuvo
lugar entre 1962 y 1965, significó la renovación de la vida de la Iglesia y su
puesta al día frente al mundo moderno y los cuestionamientos que desde muchos
lugares surgían de parte de una Iglesia que anhelaba reconciliarse con el mundo
pero que parecía haberse quedado anclada en el pasado.
La iniciativa del Concilio partió del Papa Juan XXIII quien el 25 de enero de
1959 anunció su convocatoria tras la misa de la fiesta de la conversión de san
Pablo, en la basílica de san Pablo Extramuros.
El Concilio se inauguró el 11 de octubre de 1962 de manera solemne en la
basílica de san Pedro, en Roma. Allí, el papa pronunció su famoso discurso
Gaudet mater Ecclesia en el que insinuaba las líneas generales del espíritu del
concilio: La empatía frente al mundo actual, la visión de futuro de la Iglesia,
la preferencia por la misericordia en vez de la severidad, distinguir entre lo
permanente y lo cambiante en cuanto al modo de anunciar la fe, y la importancia
que hay en la forma de presentar el mensaje cristiano.
Una novedad del concilio fue la participación de miembros de las iglesias
orientales, así como de algunas ramas de la iglesia luterana e incluso de
algunos laicos, algo nuevo e inédito en la historia.
Personajes importantes en el desarrollo del concilio fueron: el propio Juan
XXIII, quien no llegaría a concluirlo pues falleció el 3 de junio de 1963 tras
la primera sesión; el papa Pablo VI, quien fuera el cardenal Montini, y que
tomó las riendas del concilio tras la muerte del papa Juan; el cardenal Alfredo
Ottaviani, quien representó al ala conservadora del concilio y uno de los
principales opositores a la reforma litúrgica; el cardenal Bea, quien fue el
encargado de las reformas ecuménicas y representaba al ala reformadora; el
cardenal Suenens, quien se pronunció a favor del ecumenismo y quien objetó
algunas proposiciones de la Iglesia frente a los métodos anticonceptivos, el
arzobispo Lefebvre quien se pronunciaría más tarde en contra del concilio,
especialmente en cuanto a la liturgia; el arzobispo Helder Cámara,
representante de la iglesia de los pobres latinoamericana; Yves Congar, teólogo
dominico que apoyó la causa de los sacerdotes obreros y la justicia social; el
teólogo dominico también Marie Dominique Chenu, quien aplicó el análisis
sociológico a la investigación en la teología y en la pastoral; entre otros.
En el concilio participaron 2450 obispos católicos, junto a ellos estaban
algunos teólogos resaltantes convocados por el Papa el calidad de consultores
como Yves Congar, Karl Rahner, Henri de Lubac, Hans Kung, y Gerard Philips;
además, estuvieron presentes observadores y laicos católicos, así como varios
periodistas de diarios importantes (Time, l`Avvenire d`Italia, La Civiltá Cattólica,
The New Yorker, Le Monde), cabe destacar la redacción de testimonios
importantes sobre el concilio, como el Diario del Concilio de Yves Congar, el
cual es de gran valor histórico-documental.
El Concilio Vaticano II dio lugar a 16 documentos: 4 constituciones, 9 decretos
y 3 declaraciones.
Las constituciones son: Lumen Gentium (constitución dogmática sobre la Iglesia)
Dei Verbum (constitución dogmática sobre la divina revelación) Sacrosanctum
Concilium (sobre la liturgia y su reforma) y Gaudium et Spes (sobre la Iglesia
en el mundo moderno). Entre los decretos cabe destacar el Optatam Totius (sobre
la formación sacerdotal) el Perfectae Caritatis (sobre la adecuada renovación
en la vida religiosa) la Ad
Gentes (sobre la actividad misionera de la Iglesia) y el
Inter Mirifica (sobre los medios de comunicación social). Las tres
declaraciones del concilio manifiestan la postura de la Iglesia actual frente a
tres diversos temas: la libertad religiosa (Dignitatis Humanae), la educación
cristiana de la juventud (Gravisimum Educationis), y las relaciones de la
Iglesia con las demás religiones (Nostra Aetate).
El Concilio Vaticano II se clausuró el 8 de diciembre de 1965 con una ceremonia
en la plaza de san Pedro, en ella, se leyó la carta apostólica In Spiritu
Sancto de Pablo VI con la cual declaraba finalizado el concilio y animaba a
observar piadosa y devotamente todos sus decretos.
En Vaticano II se convirtió así en un hecho que transformó profundamente la
vida de la Iglesia y cuyas repercusiones aún se sienten hoy. Han sido muchos
los que han criticado al Concilio, unos dicen que no se ha asimilado, otros
quieren volver al esquema de Trento, y otros tantos no lo han entendido. Lo
único cierto es que las ventanas de la Iglesia se han abierto, y como dijo
alguien una vez: la primavera de la Iglesia había comenzado.
La visita que el Papa hizo el sábado día 7 de este
mes, a la parroquia de Ognissanti de Roma tiene mucha historia. El Papa Francisco
recordó la Misa que allí mismo celebró el Papa Pablo VI el 7 de marzo de 1965,
hace justo 50 años. Era la primera Misa que celebraba en público en un idioma
distinto del latín, lengua en la que se decían las misas en toda la Iglesia Universal.
Imaginamos lo que supondría en pueblos tan alejados de la cultura latina
occidental, el escuchar una celebración Eucarística, como Japón y todo el
sudeste asiático, en una lengua tan desconocida para ellos.
El Papa en la parroquia de "Ognissanti"
Sábado 7 de marzo de 2015 - El papa Francisco visitó la parroquia romana de
Ognissanti y presidió la
Santa Misa. - Se cumplen 50 años del inicio de la reforma
litúrgica. El 7 de marzo de 1965 Pablo VI usó por primera vez en público el
italiano para celebrar Misa. Fue en la parroquia de Ognissanti de Roma. El papa
Francisco celebra hoy en el mismo lugar una Misa para recordarlo.
Nuestros patronos San Sebastián y Santa Clara ante la Torre del Templo del Santisimo Cristo de la Capilla.
Continuando con los párrocos que dieron realce a la
nueva forma de celebración de la Novena del Señor de la Capilla, no podemos
olvidar que Don Manuel Cámara Valenzuela, editó en el año 1994, un devocionario
de la Novena del Señor de la
Capilla de 24 páginas donde en el Pórtico o Prologo dice
textualmente:
“El cariño entrañable al Stmo. Cristo de la Capilla
es una
preciosa herencia que los cristianos de Higuera de Arjona
recibimos de
nuestros mayores y custodiamos muy hondo en el corazón.
Desde su templo, - arriba en lo más alto del pueblo-,
la imagen serenade Jesús muerto en la Cruz
extiende sus brazos
sobre la familias y los hogares,
las alegrías y las penas,
los trabajos y los amores nobles
de los hijos de este pueblo cristiano.
Al ofrecer estas páginas
de la actualizada Novena al Señor de la Capilla,
confiamos al Corazón amabilísimo de nuestra Madre
Santa María
un deseo y una esperanza ilusionada:
que sepamos poner a Cristo Jesús
en la cumbre de todas nuestras actividades.
Cristianos de Higuera de Arjona:
En nuestros pensamientos y en nuestros proyectos,
en nuestras palabras y en nuestras obras,
en nuestros amores y en nuestra vida entera
¡VIVA EL SEÑOR DE LA CAPILLA!
Manuel José Cámara Valenzuela
Higuera de Arjona, 1994.
Santísimo Cristo de la Capilla en su salida procesional.
En la segunda página de la publicación recoge la Oración de la Novena al
Santísimo Cristo de la Capilla. La
Oración dice así:
Dios mío, con todo mi corazón me arrepiento del mal
que he hechoy del bien que he dejado de
hacer.
Al pecar, te he ofendido a Ti, que eres el Supremo
Bien, digno de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con ayuda
de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de
pecado.
Dios Padre lleno de misericordia,
como hijo pródigo que marchó hacia tu encuentro, te
digo:
“He pecado contra Ti,
ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Cristo Jesús, Salvador del mundo,
como el ladrón al que abriste las puertas del
paraíso, te ruego:
“Acuérdate de mí, Señor, en tu Reino”.
Espíritu Santo, fuente de Amor,
confiadamente te invoco:
“Purifícame,
y haz que camine como hijo de la luz”.
Después en la tercera página incluye la Lectura de la Oración final de la novena
correspondiente a cada día, que dice así:
Señor, Dios nuestro,
que has querido realizar la salvación de todos los
hombres
por medio de tu Hijo, muerto en la Cruz, concédenos, te rogamos,
a quienes hemos conocido en la tierra este misterio
alcanzar en el cielo los premios de la redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
A continuación viene el soneto oración de autor
desconocido que todos los higuereños sabemos de memoria, y dice así:
“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, que aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto espero no esperara;
lo mismo que te quiero te quisiera.
Junto al Crucificado en marmol de José Navas Parejo y a la derecha de la imagen aparece el soneto místico de autor desconocido: No me mueve mi Dios, para quererte...
Al lado izquierdo del Crucificado en marmol aparece esta otra poesía implorando perdón.
El resto de las páginas corresponde a la liturgia de la Palabra de cada día de la
novena.
Una vez recuperado el antiguo novenario del Padre
Antonio, podemos asegurar que el orden que ha seguido durante muchísimos años
era el siguiente: Se comenzaba con el rezo del Santo Rosario, y después el
sacerdote hacía una homilía desde el púlpito del templo, terminada la homilía
se comenzaba a rezar un Padrenuestro y después de esa oración se comenzaba a
cantar la siguiente oración:
“Sangre Jesús ha sudado
afligido en la oración
y después en la prisión
de espinas lo han coronado.”
“Miradlo que
lastimado
por salvar al pecador.
Miradlo que lastimado
por salvar al pecador.”
Después todos los fieles cantaban:
¡Oh, Señor de la Capilla, cuanto te cuesta mi amor.
¡Oh, Señor de la Capilla cuanto te cuesta mi amor,
cuanto te cuesta mi amor, cuanto te cuesta mi amor.
A continuación volvía a rezarse el segundo
Padrenuestro y terminado este se comenzaba a cantar:
“En la columna está atado,
y con garfios y cordeles,
dándole azotes crueles,
la carne le han desgarrado
y el suelo mira regado,
por la sangre del Señor,
y el suelo mira regado,
por la sangre del Señor,
del Señor, del Señor , del Señor”
Después todos los fieles cantaban:
¡Oh, Señor de la Capilla, cuanto te cuesta mi amor.
¡Oh, Señor de la Capilla cuanto te cuesta mi amor,
cuanto te cuesta mi amor, cuanto te cuesta mi amor.
Después se rezaba el tercer Padrenuestro y terminado
este se comenzaba el tercer canto:
“Miradlo todo llagado
en lo alto de un balcón,
con vestidos de irrisión,
de espinas lo han coronado.
Miradlo que lastimado,
por salvar al pecador,
Miradlo que lastimado,
por salvar al pecador,
al pecador , al pecador.”
Después todos los fieles cantaban:
¡Oh, Señor de la Capilla, cuanto te cuesta mi amor.
¡Oh, Señor de la Capilla cuanto te cuesta mi amor,
cuanto te cuesta mi amor, cuanto te cuesta mi amor.
Estos cantos individuales de cada mujer y el
estribillo que cantaban todos los fieles, despertaban los más íntimos momentos
de fe en el pueblo, manifestados con emociones y fervores de los asistentes,
que provocaban nudos en la garganta. Esta situación acumulada de emociones
intensas, daba paso al rezo o recitado del Soneto:
“No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor,
muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, que aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto espero no esperara;
lo mismo que te quiero te quisiera. “
Llenos de fervor todos los asistentes se concluía la
novena con vivas enfervorecidos, y repetidos al menos dos o tres veces, por
todos los asistentes,en un grito que
cada cual procuraba fuese más alto y sentido.
Hace unos años el grado de deterioro de la Torre del Templo precisaba una restauración. En la foto de abajo se muestra el andamiaje de la restauración de la Torre.
Recuerdo que cuando no íbamos a las Novenas acompañando
a nuestras madres, a los niños nos enviaban al coro de la Iglesia de Nuestro
Padre Jesús, entendida desde que se construyó la iglesia de abajo como “la
Iglesia de arriba” y reunidos allí tantos niños y fuera del respeto que daba la
presencia de mayores, muchos de los más mozalbetes convertían el encuentro en
suelta de ventosidades, lo que provocaba las risas y diversión de los actores,
que a veces se convertía en una competición, hasta que llegaba el “Jefe de los
municipales” que ponía orden de inmediato.
Tomada desde el Coro del Templo del Cristo de la Capilla.
Parte posterior del Templo del Santísimo Cristo de la Capilla y Coro.
Pero fuera de esta anécdota propia de los niños,
cuando se veían libres del control de los mayores, lo más impresionante de cada
día de novena era la parte final en la que antes de los vivas de rigor al Cristo
de la Capilla,
se decía con la máxima devoción el soneto “No me mueve mi Dios para quererte el
cielo que me tienes prometido…”(algún día próximo escribiré algo sobre este
soneto místico que tanto acercamiento a Dios ha propiciado a los hombres y
mujeres de Lahiguera). El momento del recitado del soneto creaba un encuentro
personal con nuestro Dios personificado en nuestro adorado Cristo de la Capilla, máximo exponente
de la religiosidad popular de todas las clases sociales del pueblo, que
abarrotaban el templo.
Recuerdo como en años posteriores iban cubriéndose todas
las plazas de asiento de los bancos con los primeros toques de campana, y
completando el aforo del pasillo y todo tipo de espacio libre disponible, con sillas
traídas de las casas de la vecindad de familiares o conocidos por las mujeres
de la calle Ancha y alrededores del templo, sillas que compartían con las personas
conocidas y familiares (a nosotros nos surtía nuestra prima Dolores, hija de la
“chacha Dolores y Ramón”) que subíamos desde la parte baja del pueblo, hasta lo
más alto. Parte baja del pueblo convertida desde el siglo XIX en la parte
central del pueblo, al ir derramándose poco a poco, las nuevas edificaciones de
casas, a través de los siglos, hacia el cruce con las carreteras de Andujar, Jaén,
Arjona y Villanueva de la Reina.
Granada 13 de Marzo de 2015.
Primer día de la Novena al Señor de la Capilla.
¡VIVA EL SEÑOR DE LA CAPILLA!
Pedro Galán Galán.
Quedo muy agradecido, a todas las personas que con sus recuerdos, han
confirmado los míos, a lo largo de todo este relato.
Igualmente a los estupendos fotógrafos de las imágenes elegidas, por el complemento visual
que han proporcionado a estos escritos.