PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

sábado, 3 de mayo de 2014

YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO EN LAHIGUERA


LOS POZOS: UN YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DEL NEOLÍTICO EN HIGUERA DE ARJONA (LAHIGUERA).

EN EL AÑO 1986 SE DESCUBRIERON CASUALMENTE UNOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN EL CASCO URBANO, UNA PRUEBA DE LA ANTIGÜEDAD DE NUESTRO PUEBLO COMO ASENTAMIENTO DE CULTURAS. 

La gran novedad que aporta el yacimiento de  Los Pozos de Higuera de Arjona es el parámetro de adobe alineado sobre el borde interior de un foso de este yacimiento de Higuera de Arjona-Extramuros, según refiere Hornos en su publicación (Hornos y otros 1987:198) (1).

Según se constata por la bibliografía y las fuentes arqueológicas, la ocupación de las tierras de nuestro término municipal se remonta a la época prehistórica, aunque hubiese podido estar habitada en el Paleolítico, podemos evidenciar con este yacimiento la ocupación concreta en el Período cultural denominado Neolítico (significa piedra nueva); tal como lo prueban los restos arqueológicos registrados en el interior del propio casco urbano, llamado Los Pozos-Extramuros, en cuyos terrenos en el año 1986 se realizo una excavación de urgencia con ocasión de la apertura de una canalización para salida de aguas … En este yacimiento de Los Pozos-Extramuros, a tan sólo hoy y desde hace cientos de años a unas pocas decenas de metros de casas habitadas del propio casco urbano; apareció una de las primeras fortificaciones conocidas de esta época, así como estructuras de habitación y fondos de cabaña de forma circular y un sistema defensivo basado en un foso excavado en la roca con restos de muros de adobe, así como numerosos restos de cerámica, posiblemente pertenecientes a cuencos y vasijas como parte de la vajilla del mencionado poblado.
Yacimiento de Los Pozos de Higuera de Arjona. Excavación de urgencia del año 1986. Tipológicamente es de filiación Neolítica.

De forma genérica los poblamientos tenían un trazado con una irregularidad bastante marcada, aunque parecen describir espacios circulares o elípticos. Las zanjas que configuran los poblados varían en anchura y profundidad de forma considerable, pero siempre aparecen colmatadas de un relleno donde aparecen restos óseos y abundante cultura material. En el interior e inmediaciones de estas zanjas, proliferan, a veces por centenares, unos pozos de planta circular y sección acampanada, denominados tradicionalmente como “silos”. Otras veces aparecen autenticas pléyades de pozos sin evidencias de zanjas en sus proximidades. En todos los casos aparecen estas estructuras colmatadas por un relleno donde se acumulan fragmentos de vasos de cerámicas, artefactos líticos y restos óseos, entre los restos óseos se han documentado esqueletos humanos y huesos de animales. 

Escena familiar en el poblado.

También aparecían en los asentamientos estructuras de menor profundidad y mayor diámetro que se consideraban con funciones diferentes de las anteriormente descritas, al ser estas últimas consideradas como “fondos de cabañas”. También estas construcciones excavadas en menor profundidad aparecían en todos los casos colmatadas de forma similar a como quedaban colmatadas las zanjas y los pozos. Sobre los testimonios que se encontraron en estos tipos de poblados, bastante poco pueden aportarnos en relación al conocimiento de su vida social y económica, poco puede saberse al no quedar testimonios en las construcciones aéreas de envergadura, pues sólo ha perdurado lo que permaneció enterrado y más allá de las estructuras subterráneas antes comentadas, nada puede reconocerse en el interior de estos grandes círculos que pueda ser correlacionado contemporáneamente con los poblados. Sólo se conocen restos de adobes pertenecientes a estructuras efímeras y evidencias de cabañas endebles, que no debemos confundir con los ya referidos fondos de cabañas excavados en el terreno. No se encontraron edificios domésticos o ceremoniales, ni establos, acequias, cisternas, ni puertas monumentales o alguna área de otra actividad humana especializada.
La ubicación de Lahiguera, situada en la cima de una loma, desde donde se divisa el río Guadalquivir al norte y las sierras de Jaén al sur, le proporciona una amplia visibilidad sobre todo su entorno. La fertilidad de sus suelos para el aprovechamiento agrícola propició su ocupación ya desde aquellos tiempos “para nosotros tan remotos”, que van  entre  finales del IV y principios del III milenio antes de Cristo.

La lucha del hombre por la vida en el Paleolítico.
 
Esto hace suponer su ocupación en el Paleolítico, como también ha quedado avalado el que estas tierras fueron posteriormente ocupadas también durante toda la Edad del Hierro hasta la época romana. Según F. Nocete (1989) (2) existieron grandes centros fortificados situados en unas posiciones estratégicas, es decir, asentamientos de tamaño reducido que ocupaban cerros con un buen control sobre los territorios del entorno, y centros agrícolas de dimensiones pequeñas y estructuras débiles. Los yacimientos de Carzones, El Tejar, Colorines, Las Canteras o la Atalaya responden en su estructura y distribución a lo anteriormente descrito.

Evolución del hombre en la Prehistoria.
 
Algunos de estos asentamientos siguieron ocupados durante época ibérica, como Cerro Corbún y La Atalayuela. La muralla de La Atalayuela es un recinto de la Edad del Hierro II de época ibera, sobre una fábrica de la Edad del Cobre. Tuvo protección legal por la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949. Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. Código del bien: 230400019 (sin expediente incoado ni declaración).

Observación del crecimiento de las plantas.

Gracias a la observación de los fenómenos de la naturaleza,  los hombres y las mujeres del Neolítico aprendieron que las semillas enterradas bajo tierra daban lugar a una nueva planta.
Entonces, empezaron a cultivar cereales (trigo, cebada, centeno…) y posteriormente legumbres (lentejas, guisantes…); iniciándose de este modo  la agricultura. Del mismo modo, la observación de los animales de su alrededor permitió su domesticación y el nacimiento de la ganadería. Las cabras, las ovejas, los cerdos, el perro, los equidos etc. fueron los primeros animales domesticados.
 
El tallado de la piedra como herramienta.

La agricultura y la ganadería propiciaron el asentamiento de aquellos primeros habitantes en aldeas próximas a los campos de cultivo y a los pastos para los animales ya domesticados. Fue esta y no otra la razón por la que el ser humano se fue asentando en el terreno  dando lugar a las incipientes  “aldeas”.

                        Hombre del Neolítico.

Dichos asentamientos neolíticos se situaban en elevaciones del terreno próximos a cursos de agua y solían protegerse con posibles empalizadas y/o fosos. En dichos yacimientos se han recogido fragmentos de cerámica hecha a mano y se han localizado restos de manchas cenicientas en el terreno, que posiblemente son restos de los fondos de las cabañas en las que habitaron estos primitivos pobladores. Estos recintos se ubican en lugares de fácil acceso, colinas suaves, entradas o fondos de valles, rebordes fluviales, amesetamientos, etc. En cualquier caso no parece que para la elección del asentamiento no primen los espacios con ventajas para la defensa, de forma que en no pocas ocasiones, se menosprecian, incluso, las elevaciones del terreno que estaban muy próximas a los asentamientos. En la mayoría de los casos en las zonas geográficas donde aparecen estas estructuras de los recintos coexisten con asentamientos humanos ajustados a un patrón de acusada dispersión territorial como asentamientos no permanentes.

Agricultores del Neolítico segando. 
Familia en recoleción.
                                           Video sobre el Neolítico

Su economía era de autoabastecimiento, es decir, sus habitantes consumían  lo que producían, aunque hay indicios de que existían algunos intercambios, es lo que se conoce con el nombre de “trueque”, es decir, se intercambiaban los excedentes entre los diversos poblados o asentamientos. A  veces los intercambios consistían en adquirir objetos para ellos desconocidos y que sin lugar a dudas, serían signo de distinción sobre todo por ser objetos de prestigio,  tales como: conchas, cerámicas decoradas con instrumento de concha, con tintes rojos o almagra etc., variscita…). La elaboración de la cerámica, el tejido, la cestería etc., dieron lugar a la aparición de los primeros artesanos.


Dientes de silex.
    Silex incrustado en madera.
   Hoces con silex tallado.

En muchos de estos asentamientos se han encontrado perforaciones excavadas en el suelo denominados “silos” cuya finalidad no era otra que proteger y resguardar el grano de la intemperie para “de alguna manera” tener asegurado el consumo hasta la próxima cosecha es el caso del yacimiento Neolítico de Los Pozos de Higuera de Arjona. 

Molinos de pieda del Neolítico, llamados molinos de vaivén.

Este sistema de pozos y zanjas excavados en el terreno es en cierto modo una constante en el registro arqueológico del sur de nuestra querida Península Ibérica. El profesor Collantes de Terán acuñó el termino de “Cultura de los Silos” que sin duda era el reflejo de las manifestaciones de procesos agrícolas intensivos, que se empezaban a realizar en toda la campiña andaluza y que erapropias de agricultores, que cada vez dominaban mejor, las técnicas del laboreo de las ricas tierras de los valles y llanuras de la actual Andalucía. Aquellos primeros agricultores se asentaban en cabezos de poca altura y próximos a cursos de aguas, a fin de tener el dominio de la vigilancia de sus cosechas y tener seguro el abastecimiento de agua para cubrir sus necesidades. Se tiene constancia arqueológica de que en la zona del Arcor y Aljarafe en la provincia de Sevilla dichos silos se excavaban en forma de campana. (Collantes de Terán, 1969: 61. (3).
También J. M. Carriazo sugería que estos pozos “eran testimonios de la temprana importancia de la agricultura cerealista…, y que nacieron para sustituir contenedores de menor capacidad, como los recipientes de cestería o cerámica, por otros de mayores dimensiones en los que almacenar los granos de cereal; estos se acumularían como excedentes en ciertos yacimientos, desde los que, a modo de centro comercial, se exportaban por el río a toda la región” (Carriazo, 1980:159 y 192). (4)
 
Fases de la elaboración de la cerámica.
Recipientes de cerámica.

En la mayoría de las ocasiones ni siquiera aparecen materiales arqueológicos fuera del perímetro de las propias estructuras excavadas. Por su ubicación diríamos que son irrelevantes desde el punto de vista topográfico, casi nunca se establecieron en cerros u oteros que facilitaran su defensa, no eran poblados de altura, por lo que se desestiman las supuestas funciones defensivas de la zanjas, al no estar ubicadas las zanjas de los asentamientos en lugares de pronunciada altitud, y ajustando el trazado de aquellas a las curvas de nivel del terreno. Por el contrario los asentamientos de las zanjas o los pozos se localizan en espacios despejados, amplios y de escasa altitud, abiertos a suaves cuencas fluviales y en otros casos en leves elevaciones en lugares próximos a la costa.
No se encuentran evidencias arqueológicas de sistemas defensivos de envergadura, ni tan siquiera se han documentado restos de lo que debieran haber sido enfrentamientos o escaramuzas bélicas, incendios o abandonos provocados por tensiones propias de lugares fortificados. También el trazado de las zanjas y los descomunales espacios de varias hectáreas se alejan de cualquier principio castrense de defensa, puesto que por su ubicación la vulnerabilidad alta de su defensa era un espacio que sólo podría ser defendido con ingentes cantidades de individuos defensores.
Tanto los pozos como las  zanjas se continúan utilizando y excavando por los grupos humanos correspondientes a la Edad del Cobre o Calcolítico, también conocido como “período megalítico” (mega significa grande y lito piedra) en alusión a la construcción de lugares de enterramiento realizados, entre otros, a base de grandes lajas de piedra; y se extienden por toda la zona meridional peninsular.
La movilidad acusada que debieron tener los grupos humanos megalíticos hace suponer que los desplazamientos de hombres y animales se debieron ajustar a ciclos socialmente prescritos. La frecuentación periódica y obligada de los recintos a lugares atrincherados significa también la aceptación de reglas ancestrales de movilidad humana por el paisaje. En estos casos, los desplazamientos encuentran los lugares como referentes espaciales de especial importancia en los recintos prehistóricos atrincherados; porque en ellos se podían favorecer o forzar la agregación transitoria de una población dispersa, que se ajustaba a unos ritmos de vida de variada naturaleza como la del aprovechamiento de los recursos estacionales, con el intercambio de los recursos o su redistribución. También podían servir como marco para la realización de cambios colectivos de estatus social, con sus ritos de iniciación, agregación de nuevos miembros, etc., de políticas matrimoniales donde se pudiese favorecer el intercambio de mujeres entre los grupos y linajes, especialmente entre los grupos más atomizados o separados del colectivo, o en definitiva, en cualquiera de los ritos encaminados a aumentar la cohesión social.

Grupo humano del Neolítico.

Estamos ante una conducta del grupo social, que por una parte requiere la apertura de la trinchera o zanja; pero resulta bastante sintomático que el abandono del lugar conllevara también de seguido, el cierre de las zanjas con el previo cegado de las mismas zanjas que configuraban el espacio habitado. Sobre tal cuestión podríamos aventurar que tal práctica del relleno podría ser interpretada como la forma de desactivar socialmente ese espacio, para que todos abandonasen ese recinto, que había estado dotado de gran significado social y simbólico durante un largo periodo de tiempo anteriormente, espacio que daba consistencia al grupo humano prehistórico, unido a connotaciones de clanes mientras lo habitaron. Así, de esta forma un tanto reversible, el espacio que inicialmente fue elegido con la elaboración de zanjas como un cosmos durante un largo periodo de tiempo, se niega o enmascara para el grupo en el momento de su abandono, con su idea intencionada de la eliminación de tal hábitat en el paisaje. Tras lo cual, ya nadie puede improvisar un recinto, ni puede gestionar los resortes sociales legitimados en un lugar de tal naturaleza en beneficio propio. 
Quizá los desplazamientos podían tener un carácter simbólico relacionado con la manifestación de lo sagrado, entonces cada pozo o depósito sería prueba del retorno de un determinado grupo a un lugar atrincherado, o a sus campos con depósitos subterráneos, con encuentros rituales ajustados a un orden preestablecido, según el modo de explotar los recursos, sin que llegasen a ser los típicos asentamientos estables neolíticos. Se considera, que sólo se pueden propugnar la generalización de los poblados plenamente agrícolas y sedentarios en todo el occidente europeo durante la Edad del Bronce, coincidiendo con un patrón determinado de ocupación del territorio, acorde con un modo de subsistencia particular y unas relaciones de producción determinadas  y en cualquier caso en momentos posteriores a la fase inicial del megalitismo. El megalitismo en el sur de la península es consecuencia de la consolidación del modo de producción agropecuario, y reflejo de la complejidad social que le sigue a este modelo de producción. En estas nuevas coordenadas se explican los sepulcros y sus supuestos asentamientos estables que vienen a representar los recintos prehistóricos atrincherados. Una economía mixta agropecuaria se considera una constante desde el Neolítico Pleno, la agricultura jugo un papel determinante entre los primeros grupos productores, y sobre su supuesto sedentarismo, especialmente en las sociedades megalíticas. 

Instrumentos del Neolítico.

Dentro de la agricultura de la Prehistoria se da una clara diferencia entre lo que serían las prácticas fundamentadas en los grandes y largos barbechos, y lo que posteriormente supusieron los cultivos en pequeños y cortos barbechos, con un sentido de defensa de la propiedad más arraigado. La diferencia entre uno y otro tipo de barbecho suponía una organización distinta de los trabajos agrícolas, y especialmente, diferentes forma de sentir la propiedad de la tierra. Cuando un grupo humano fundamenta su agricultura en los largos barbechos, requiere escasas inversiones tecnológicas en el laboreo, entonces sus asentamientos humanos son producto de cortos periodos de tiempo, y el acceso a los campos cultivables se realiza alternativamente como ocurre con el uso de un campo de caza. Suponemos que este modelo es el propio de las comunidades megalíticas entre el V-IV y III milenio antes de Cristo, configurándose así un paisaje construido alrededor de unos continuos movimientos de la población, a través de un territorio cuajado por una autentica constelación de lugares, ya fuesen asentamientos temporales, recintos prehistóricos atrincherados, o monumentos funerarios con un significado social y religioso para sus temporales moradores.

Labores de una vida sedentaria.

Sólo a partir del II milenio antes de Cristo se generaliza un régimen agrícola basado en el uso de una agricultura intensiva de cortos barbechos, lo que como ya hemos dicho supuso una organización diferente del trabajo, un mantenimiento directo de la población de los recursos del campo elegido y de su fertilidad, y una posesión de la tierra bien distinta, donde la propiedad era reclamada por los grupos que la ocupaban ahora de una forma permanente. A partir de este tiempo el paisaje se organiza en torno a los centros de dominio de la tierra, los poblados ahora sedentarios están localizados normalmente sobre cerros testigos, que marcaran los límites entre el mundo interno de esa comunidad perteneciente al poblado en cuestión, y otro mundo exterior propio de los otros que no pertenecen a su comunidad, a los que desde luego como no pertenecen a su grupo, se les niega la posesión de la tierra y su usufructo. Como en esta nueva situación los miembros del poblado se identifican como miembros del grupo que tienen esas tierras y viven de ellas, entonces los recintos prehistóricos atrincherados van desapareciendo silenciosamente del paisaje pues dejan de tener la función de cohesión social, que le habían asignado otros pobladores de milenios anteriores.

Fabricación de instrumentos de piedra.

Proliferan entre lo encontrado los restos humanos completos o incompletos; huesos de bóvidos, perros y abundancia de artefactos líticos con restos de talla y recipientes cerámicos, fracturados previamente y, en ocasiones, con evidencias de haber sufrido sobre estas piezas la acción térmica. Junto a los fragmentos de cerámica, con frecuencia fracturadas antes de ser introducidas en los pozos, aparecen hojas prismáticas de silex, abundantísimos molinos de piedra, e incluso ídolos, aunque lo más significativo es la importante cantidad de restos óseos en ellos depositados, tanto de animales como humanos, ovicápridos, perros, etc.
A veces los pozos son de forma circular y sección acampanada o de paredes rectas (pozos), cuando en su anchura sobrepasan los 2 metros resulta difícil diferenciarlos de los llamados fondos de cabañas, aunque mantengan una profundidad que podía oscilar entre 1 y 2 metros.

Origen y difusión del Neolítico.

En la campiña de Jaén asistimos durante le época del Neolítico Final al origen de la agricultura, como muestran las apariciones de los “dientes de hoz” en toda la zona. La aparición de la industria lítica especializada supone una verdadera revolución tecnológica con la estandarización en la fabricación de los dientes de hoz, caracterizados por la presencia de trincaduras, dorso abatido y en el lado opuesto el filo dentado, tal como aparecieron estratificados en los Silos de Los Pozos de Higuera de Arjona, en el yacimiento Albalate en Porcuna y en el de Puente Tablas de Jaén. El número de piezas  encontradas hacen suponer que la agricultura de los cereales estaba muy extendida y afianzada en estas tierras, considerándose los dientes de hoz como unos útiles básicos para la siega de los cereales ya desde el Final del Neolítico y que se continuaron utilizando  hasta el Bronce Final. 

Demarcación de la zona de desarrollo del Neolítico Medio.

Yacimientos del Neolítico en Andalucía. 

Geografía del Neolítico Andaluz.

Expansión del Neolítico por Europa y Oriente Medio.
Fases de Neolítico.

Civilizaciones Neolíticas. 

Avanzando en el tiempo el yacimiento del Cerro de Corbún o Corbul, cuyo primer sentamiento se sitúa en la Edad del Cobre y continua en la Edad del Bronce, también citado en otro artículo anterior: (*Asentamientos islámicos en el término de Figueruela en el inestable siglo XI y en los siglos XII y XIII: Fernando III y el Jaén musulmán, publicado en este blog en fecha 10 de febrero de 2014). Donde se han localizado una serie de alineaciones de piedras que pueden corresponder a algún tipo de muro defensivo correspondiente a la Época Ibérica, según se ha podido constatar por los fragmentos de cerámica recogidos en el lugar, cuyas característica son propias de cerámica ibérica hecha a torno y decorada con bandas de pintura roja. También a esta época corresponde el yacimiento de La Atalaya, un asentamiento que fue abandonado en la Edad del Bronce y de nuevo  ocupado durante la Edad del Hierro y  hasta el siglo II de nuestra era, es decir ya en época romana.
No podemos dejar de citar la importancia que dentro de la época romana tuvo todo el perímetro del Cerro de Corbún, donde en sus inmediaciones contamos aún con los restos de un ya maltrecho puente romano”, objeto de mi atención en un artículo con idea de dar un SOS para su conservación: (* El Puente Romano del Arroyo Saladillo de Lahiguera. Publicado en este blog en fecha 23 de junio de 2012), que tras una primera repercusión en la prensa y radio provinciales y Canal Sur, quedó olvidado por las autoridades locales, provinciales y autonómicas. El Puente Romano del Arroyo Saladillo de Lahiguera permanece aún completo en su arcada, a pesar del paso de los siglos y del embate de las crecidas del arroyo, que ha veces, llega a casi superarlo en altura. Es una pena que no acudamos en su ayuda para su conservación, un resto valioso que ya formaba parte de la red de comunicaciones que en época romana unía los accesos a las calzadas de la Campiña Jiennense.
Durante dicha época romana toda esta zona fue densamente poblada por pequeñas explotaciones agropecuarias,”villae”, que en mayor o menor medida corresponden a nuestros actuales cortijos y otras de mayor extensión, que han sido identificadas como incipientes aglomeraciones urbanas. Esta afirmación queda atestiguada por la gran cantidad de yacimientos documentados en: Las Ventillas, Haza Calderas, La Alcantarilla, El Techadillo, Los Pollos, El Arbolito, Los Molares, etc. Igualmente en Las Losas se han localizado, en el desarrollo de las tareas agrícolas con tractores, brabanes y gradas de labores más profundas, unos extraordinarios restos de tumbas de dicha época romana. Estos asentamientos romanos son de diversos tamaños, encontrándonos con alguno, que podemos considerar como un poblamiento de gran envergadura por su extensión y abundancia de restos registrados, como es el caso de el yacimiento romano de Los Artesones, que sin duda por los restos hallados puede corresponder a una población numerosa dada la dispersión de los materiales arqueológicos encontrados.
Otros yacimientos de los que se tienen registrados restos arqueológicos importantes, se localizan en el período de la cultura islámica tales como  Las Cuevas y Los Pozos (Objeto de atención del presente artículo), en ambos yacimientos se han localizado restos de silos para almacenar grano y una gran variedad  de cerámica vidriada. 

                       Piedras pulimentadas del Neolítico.

En el sur de la península Ibérica en general y en Andalucía en particular se descubrieron estos yacimientos rodeados de zanjas como sistema de protección tanto de otros pobladores como de los animales que podían invadir el poblado para apoderarse de los excedentes almacenados; se considera que son el resultado de procesos históricos  no sólo a nivel local sino más generales dentro de la península Ibérica como lo son en el sur de Portugal, Extremadura, la Meseta central o Levante. Así mismo se tienen también localizados estos yacimientos en el  resto del continente europeo, sobre todo en la zona centroeuropea y en la fachada atlántica. 
Aunque en momentos posteriores a la época de vigencia de estas zanjas, en algunos yacimientos (por ejemplo en Valencina, Sevilla o Marroquines Bajos, Jaén) aparecieron monumentos funerarios o estructuras domesticas de épocas pasadas; pero se deduce que estos sólo comparten circunstancialmente un espacio previamente ocupado por otros con anterioridad.
En algunos de ellos como Papa Uvas en Huelva, Valencina de la Concepción en Sevilla, El Lobo o La Pijotilla en Badajoz, también se documentaron zanjas perimetrales, con sección en “U” o “V”, en cuyo interior proliferaban dichos “silos” y “fondos de cabañas”. Se consideraba que las poblaciones pertenecientes a esta cultura tenían un patrón de asentamiento caracterizado por las ocupaciones de terreno en zonas llanas, cercanas a ríos, con una economía agrícola, e inhumaciones en silos (Carrilero; Martínez y Martínez 1982: 203-204). (5).
Estos recintos atrincherados que con frecuencia sobrepasaban extensiones de varias hectáreas, en el proceso de la aplicación de sus funciones como zanjas, se pueden observar varios “tiempos” de su utilización, de forma que podemos pensar o considerar que, en ocasiones dichas estructuras pudieron permanecer “abiertas” durante un periodo de tiempo relativamente largo, (se cree que la de Valencina en Sevilla fue ocupada por alrededor de 800 años), e indefectiblemente dichas estructuras fueron cegadas intencionadamente en un momento más o menos lejano a su construcción.  Pero en todas se aprecia como un periodo inevitable de amortización de todas estas construcciones siendo utilizadas como “basureros”, o trampas donde se han registrado, en no pocas ocasiones,  la deposición  de restos humanos y animales articulados o no y sin evidencias de ajuar funerario. Junto a estos restos proliferan también restos de la cultura material de sus habitantes, generalmente  trozos de vasijas rotas de cerámica y piezas o restos de silex.
Aunque inicialmente hubo ciertas interpretaciones belicistas que relacionaban la existencia de estas zanjas con sistemas defensivos, en la actualidad los autores se decantan por reconocer en ellas la intención social de construir un espacio ordenado o cosmos, mediante el cual se establecía una estrategia de marcar un espacio de pertenencia de unos grupos humanos, o en otro caso de marcar la exclusión de otros grupos. Así el acceso y la permanencia en el interior del recinto que limitaban las zanjas, pudieron estar socialmente regulados o restringidos y podrían suponer con ello el acceso o la negación a los derechos de su comunidad, o a obligaciones sociales compartidas con los demás miembros del grupo o de sus linajes. También podrían a la vez servir para desencadenar mecanismos sociales de agregación de una población dispersa y atomizada que encontraría, sin duda, en estos lugares la cohesión social necesaria como manifestación de la necesidad humana de sentirse socialmente unidos. No podemos olvidar que estamos ante grupos humanos que como sociedades necesitan mecanismos de identificación y parentesco clasificatorio, que conllevaban el continuo establecimiento y renovación de los lazos familiares entre todos los que constituían el grupo, no sólo los lazos familiares de aquellos que pertenecen al mismo linaje, sino entre los lazos de todos los miembros del grupo.
En la actualidad se interpreta  que estos grupos humanos estaban inmersos en estrategias de agregación, que necesariamente, se tenían que insertar con la práctica de gran cantidad de transacciones sociales, en un lugar considerado como lugar apropiado para llevar a cabo: políticas matrimoniales entre el grupo, ritos de transito, mecanismos de distribución,… etc. Todo esto implicaba la permanencia del grupo en el mismo lugar durante un prolongado periodo de tiempo, y sería también el  escenario donde se favorecía la sociabilidad del hombre prehistórico; aunque debe quedar claro que generalmente la elección de estos lugares como espacios de poblamiento temporal no respondía a criterios de selección de los mejores recursos naturales, ni a la búsqueda de emplazamientos estratégicos para la defensa, ni comportaba en su desarrollo como emplazamiento de una ordenación espacial determinada, que nos confirmara que estamos ante un poblado tal como hoy lo entendemos. Máxime cuando observamos que la vigencia de estos lugares parece tener fecha de caducidad siempre, y que llegado el momento, eran abandonados irremediablemente sin que el abandono pudiera asociarse, al menos por lo que conocemos…, a un cambio de las condiciones medioambientales o del clima, que desaconsejasen poder seguir habitando el lugar antes elegido, más bien se supone que los abandonos estarían motivados por los ciclos o calendarios sociales del propio grupo humano.
No podemos sentirnos tentados a pensar que estos espacios atrincherados fuesen terrenos dedicados a la realización de prácticas simbólicas, o recintos sagrados donde proliferaran actos místicos o religiosos, ello nos llevaría a cambiar el sentido del lugar profano de un poblado Neolítico por su alternativa sacra de templo arcaico o santuario prehistórico. Aunque la proliferación de conductas ceremoniales parezca muy evidente, no estamos ante la materialización de un espacio de tipo sagrado, y por tanto ajeno a la idea de un espacio domestico para sus habitantes. Estamos ante sociedades que se proyectan en un espacio original, primigenio y desordenado por naturaleza a través de una red de caminos y paradas, que son convertidos en lugares, en los que la naturaleza sagrada sería compartida por todos los elementos del paisaje que los envolvía en su cosmos, un espacio ordenado por la sacralización plena de todo el mundo vivido, donde lo profano era lo ajeno, alejado y externo a ellos, de modo que lo que no era su mundo domestico no era mundo para ellos.
Estos recintos atrincherados no se comprenden aislados, sino que participaron activamente en la construcción del paisaje de los grupos megalíticos del sur de nuestra península, por lo que deben relacionarse con necrópolis megalíticas, con asentamientos no permanentes, en lugares con abundantes fuentes de materias primas y buenos referentes naturales del terreno elegido.
Se entiende que los grupos megalíticos europeos de entre el V y III milenio antes de Cristo, practicaron una agricultura de largos barbechos, configurando un paisaje que fue construido por continuos movimientos a través de su superficie, y que se ve cuajado por una autentica constelación de lugares, que se convirtieron en asentamientos temporales, y monumentos funerarios cargados ambos de significación social y religiosa; pero que a partir del III - II milenio antes de Cristo, se generalizaría un régimen agrícola basado en la agricultura intensiva de cortos barbechos, lo que va a suponer una organización del trabajo diferente, con un mantenimiento directo del campo y su fertilidad, y una posesión de tierra bien distinta , donde la propiedad será reclamada por los grupos que la ocupan de forma permanente.
Por lo que al tipo de yacimientos de Los Pozos respecta podemos decir que estamos ante una comunidad amplia y relativamente abierta del IV milenio antes de Cristo, relacionada con sistemas agrícolas extensivos, dependientes de la cooperación del trabajo humano en el interior de alianzas entre comunidades a gran escala, que son sustituidas en el III milenio a. C. por un paisaje agrícola con fronteras.
Por lo que respecta al contenido hallado en el interior de las zanjas de los Pozos de Higuera de Arjona, (Hornos y otros 1987: 198) se trata de desechos, que las rellenan intencionadamente, diríamos que incluso con la finalidad de cegarlos a modo de basureros tras la pérdida de su función defensiva primaria. Los estudios de los materiales líticos de las estratigrafías de Los  Pozos  de Higuera de Arjona, con la aparición de numerosas evidencias de dientes de hoz, entre otros yacimientos, han permitido configurar una idea amplia sobre las posibilidades de interpretaciones económicas que ofrecieron estos artefactos líticos. La climatología del periodo atlántico en su apogeo, más templado y húmedo, del  IV y III milenio antes de Cristo, contribuyó, sin duda, a la emergencia de la cultura del calcolítico, incidiendo directamente en la economía con el cambio y evolución de la flora y la generalización de la agricultura cerealística del trigo, cebada, y centeno, de las leguminosas como lentejas y habas y del lino, utilizándose para su recolección los abundantes dientes de hoz líticos. Las grandes extensiones cultivadas con policultivo y sistemas de rotación acopiarían excedentes, conservados en los innumerables silos abiertos en los poblados.
Los llamados fondos de cabañas están presentes igualmente en el yacimientos de Los Pozos (Hornos y otros 1987:198), y son interpretados como cimientos o base de hábitats humanos. Tenemos que pensar que en cualquier caso, de tratarse de auténticos fondos de cabañas, estos restos serían las únicas evidencias de sistemas constructivos, que se han hallado en el interior de los recintos atrincherados, aunque el contenido del relleno que los colma y la naturaleza de su deposición, es en muchos casos semejante a los depósitos observados en las zanjas y silos, razón que puede no confirmar rotundamente su utilización como vivienda.
La gran novedad que aporta el yacimiento de  Los Pozos de Higuera de Arjona es el parámetro de adobe alineado sobre el borde interior de un foso en este yacimiento de Higuera de Arjona, según refiere Hornos en su publicación (Hornos y otros 1987:198).
Formando parte de  la treintena de yacimientos andaluces registrados correspondientes al IV-III milenio a. C., se encuentra el Yacimiento Neolítico de Los Pozos-Extramuros de Lahiguera. 
Los yacimientos, con zanjas o trincheras excavadas en el terreno, conocidos y excavados (Díaz Del Río, P. (2003): Recintos de fosos del III milenio A. C. en la meseta peninsular. Trabajos de Prehistoria, 60, nº 2. Págs.: 61-78. (6) son los que a continuación relaciono:
Papauvas, Aljaraque, Huelva (Martín de la Cruz, 1985); Peñón Gordo de Benaocaz, Cádiz ( Perdigones y Guerrero, 1987; Valencina de la Concepción, Sevilla (Ruiz Matas, 1983; La Minilla, La Rambla, Córdoba (Ruiz Lara,1990); Polideportivo de Martos, Jaén (Lizcano y otros, 1991-1992); Los Pozos Higuera de Arjona, Jaén (Hornos y otros, 1987); Marroquíes Bajos (Jaén) (Zafra et al.1999) etc., entre otros. La relación completa y numerada viene a continuación de la Imagen 39, en el mapa queda rodeado por un círculo en rojo el Yacimiento de Los Pozos-Extramuros de Higuera de Arjona (Lahiguera).

   Muralla calcolítica de Marroquíes Bajos (Jaén).

Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos.

A continuación exponemos la relación completa, referida con anterioridad, de los diferentes yacimientos ahora enumerados, en ella figura en primer lugar el nombre del  yacimiento, término municipal al que pertenece, provincia  y finalmente entre paréntesis el arqueólogo o arqueólogos que publicaron el estudio del  yacimiento.



Imagen 39. Mapa tomado de Recintos de Fosos del III Milenio A. C. en la Meseta Peninsular. Autor Pedro Díaz del Río.

Fig. B. Distribución de algunos yacimientos de la Península Ibérica en los que se han detectado zanjas o recintos de fosos del IV-III milenios cal BC:  

(1) Papa Uvas (Martín de la Cruz 1985, 1986, 1994); (2) Valencina de la Concepción (Sevilla) (Fernández Gómez y Oliva 1985, 1986; Murillo et al.1987; Ruiz Mata 1983); (3) Peñón Gordo (Benaocaz, Cádiz) (Perdigones y Guerrero 1987); (4) La Minilla (La Rambla, Córdoba) (Ruiz Lara 1987); (5) Perdigoes (Reguengos de Monsaraz) (Lago et al. 1998); (6) La Pijotilla, Solana de los Barros (Badajoz) (Hurtado,1991, 1995, 1997); (7) Los Pozos (Higuera de Arjona, Jaén) (Hornos et al. 1987); (8) Marroquíes Bajos (Jaén) (Zafra et al.1999); (9) Ciavieja (El Ejido, Almería) (Suárez et al.1987; Carrilero y Suárez 1995); (10) Niuet (L’Alquería d’Asnar, Alicante) (Bernabeu et al. 1994); (11) Arenal de la Costa (Ontinyent, Valencia) (Bernabeu, dir. 1993; Pascual y Ribera 1997); (12) Las Matillas (Alcalá de Henares, Madrid)(Díaz-del-Río 2001); (13) La Esgaravita (Alcalá de Henares, Madrid) (Díaz-del-Río 2001); (14) Gózquez de Arriba (San Martín de la Vega, Madrid) (Díaz-del-Río 2001); (15) Cerro de la Mora (Leganés, Madrid) (Vigil-Escalera, com. per.); (16) Loma de Chiclana (Villaverde, Madrid) (Díaz Andréu et al.1992); (17) Las Pozas (Casaseca de las Chanas, Zamora) (ValRecio,1992); (18) San Miguel (Cubillas de Cerrato, Palencia) y 11 recintos en el valle del Esgueva (Olmo 1999); (19) Matallana (Villalba de los Alcores, Valladolid) (Olmo 1999); (20) Las Bodegas (Colinas de Trasmonte, Zamora) (Larrén 1996); (21) Vega de los Morales (Aldea del Rey, Ciudad Real) (Vallespí et al.1985); (22) Las Canteras (La Vellés, Salamanca) (Ariño y Rodríguez 1997).
En realidad tenemos un conjunto de yacimientos en emplazamientos muy variados, con entornos naturales y cotas asimétricas muy diferentes: (Valencina de la Concepción a una cota de 160 metros aproximadamente; Papa Uvas a 45 m. aprox.; La Minilla a 600 m. aprox.; Peñón Gordo a 855 m. aprox.; Los Pozos de Higuera de Arjona a 400 metros de altitud aproximadamente; Llanete de los Moros a 220 m. aprox.; Polideportivo de Martos a 600 metros aproximadamente. Las estructuras presentan también formas y dimensiones muy dispares, así como distintas combinaciones entre ellas, dándose sólo en ocasiones manifestaciones funerarias que, además, tampoco son homogéneas cuando aparecen. Una prueba de ello es que carecemos de estratigrafías en que estas estructuras correspondientes a dos momentos crono-culturales distintos, entonces podemos pensar si se trata con seguridad de estructuras excavadas y abandonadas previamente, o a raíz de una primera colmatación, o por el contrario es posible que estemos ante el resultado de la última colmatación que sufrieron estas estructuras, por lo que se puede pensar que antes ya sufrieron procesos similares y fuesen vaciados de nuevo.
También podemos cuestionarnos si estas comunidades fueron estables de forma que mantuvieron abiertas y vacías estas estructuras de sedimentos debido a la funcionalidad que desempeñaban, o bien podían ser comunidades itinerantes que podían volver al mismo sitio de forma recurrente y llevar entonces a cabo labores de limpieza en las estructuras abiertas con anterioridad. En unos casos u otros, sólo se habría conservado el último relleno producido previamente o con posterioridad a su abandono definitivo. No podemos así asegurar que no se produjesen fenómenos de colmatación y vaciado de las estructuras previas a la definitiva sedimentación que presentan. El mero hecho de que una estructura se excave sobre el relleno de otra anterior, tal como se ha constatado en el caso de Papa Uvas, o la existencia de los llamados silos geminados, que tal vez no sean más que el resultado de excavar un silo junto a otro ya colmatado, nos está hablando de que al menos, en ocasiones, los rellenos no fueron siempre intencionales y de que hay relaciones de anterioridad y posterioridad entre las estructuras, que las tipologías cerámicas, las divisiones de fases cronoculturales y las dataciones absolutas están lejos de poderse determinar. Tenemos sólo noticias de la existencia de fosos, fondos de cabañas o silos excavados en las margas terciarias o en la roca madre, de los que en muchos casos sólo conocemos un breve tramo de pocos metros y una sección de la misma; pero desconocemos el trazado de estas estructuras, hasta el punto de que no sabemos si originariamente demarcaron un recinto, como es el caso de La Minilla, o de Peñón Gordo. Entendemos que de todo esto puede tener buena parte de culpa la premura y limitaciones con que se trabaja durante las excavaciones determinadas por Intervenciones Arqueológicas de Urgencia, que desde el año 2003 (fecha de la publicación del Decreto 168/2003 por el que se aprueba el Reglamento de Actividades  Arqueológicas) se hace clara distinción entre  excavaciones de urgencia y excavaciones preventivas (Art.5 1.b).
Aunque la función más aceptada de los Pozos es la de almacén de cereal, se han vertido críticas sobre este uso, al no aparecer grano en su interior. Es posible que fuesen depósitos de cereal que tras perder su función inicial, fuesen reutilizados como basureros o enterramientos.
En otros casos la existencia de empalizadas a modo de estacas y adosadas a las zanjas, a hecho concebir la idea de la existencia de estas empalizadas adosadas a las zanjas como parte del hábitats; pero también se han interpretado como simples sistemas de protección del ganado de los animales salvajes.
En general podemos decir que en estos asentamientos se trata de recintos amplios, con plantas circulares o subcirculares, delimitados en el perímetro por zanjas, continuas o discontinuas y de sección de U o V, que pueden representar uno, dos o tres anillos, y digamos que en ocasiones incluso más anillos o trincheras concéntricos y en ocasiones se llegan a reconocer tangentes  a las trincheras, hiladas de postes de posibles empalizadas y en su interior se quedan grandes espacios que en muchas ocasiones llegan a superar decenas de hectáreas. A pesar de las grandes dimensiones interiores de los recintos, apenas si se observan estructuras de hábitats estables, a lo sumo aparecen pozos (silos), fondos o cubetas de cabañas excavados en el terreno, como un reflejo de construcciones endebles y de corta utilización en cualquier caso. En otros casos los pozos pueden aparecer dispersos y sin relación con las zanjas perimetrales.
Como alternativa a esta percepción “culturalista” del fenómeno, recientemente, los asentamientos más antiguos adscritos a estas poblaciones (Polideportivo de Martos, o Papa Uvas) han sido interpretados como una evidencia de una temprana concentración de la población ya en el IV milenio antes de Cristo. (Lizcano y otros, 1991-92: 48-49. (6); Nocete 2001:67. (7)); mientras que uno de ellos (Valencina), será considerado como un autentico territorio privado, localizado en el Aljarafe sevillano, y de singular importancia en el proceso de formación de un centro y su periferia durante el milenio III antes de Cristo en el Valle del Guadalquivir (Nocete 2001:67, 84 y 95. (8)). Por otra parte se siguen interpretando estos yacimientos (campos de silos), como autenticas áreas de acumulación productiva que obedecían a procesos de acumulación a corto, medio y largo plazo y suponían “una previsión administrativa y una distribución excedentaria destinada al intercambio, un control del trabajo productivo y una inmensa fuerza de trabajo, reflejo en última instancia de un centro de poder (Valencina) no sólo a nivel local, sino con toda seguridad a una escala macroterritorial en la Baja Andalucía” (Cruz-Auñon y Arteaga 1999:604-605. (9)). Se habla así de la primera civilización atlántica-mediterránea del occidente de Europa (Arteaga y Cruz- Auñon 1999:615) (10).
Las oscilaciones que se dan en la cabaña ganadera observada en las excavaciones de las distintas fases del yacimiento de Papa Uvas, con un progresivo aumento de los ovicápridos frente al ganado porcino y vacuno, quizá el incremento de ovejas y cabras se debería a la ventaja de permitir largos y rápidos desplazamientos en el caso de estos animales, y fueron  interpretadas en su día como un reflejo de las estrategias de explotación adoptadas por el hombre neolítico en un ecosistema sometido a una continuada degradación y deforestación de los bosques de encinas circundantes. Ello también explica el decrecimiento progresivo de la presencia del cerdo. El caso del predominio del ganado ovicáprido sobre los otros tipos de ganado se dan en las muestras de la excavaciones del Polideportivo de Martos, este caso viene a recordarnos este modelo de interpretar lo anteriormente dicho.
Respecto a la escasa presencia de muestras del ámbito funerario, cabe la posibilidad, de que en el intervalo de tiempo durante el cual un grupo humano desarrolló actividades vinculadas a algunas de las estructuras aparecidas en los yacimientos descubiertos, como el caso de Papa Uvas, La Minilla, Peñón Gordo, etc., no muriese ninguno de sus miembros en el periodo de sucesión temporal del asentamiento, y por lo tanto, no hubiese necesidad de plantearse el tratamiento de ningún cadáver. Si imaginamos una comunidad habitando un lugar ininterrumpidamente durante varias generaciones, debemos por fuerza encontrar muestras de sus actividades económicas, habitacionales y, como no, de la muerte de algunos de sus individuos. Dado que no se encuentran muestras de cadáveres, es necesario plantearse la posibilidad de comportamientos del grupo, basados en asentamientos estacionales de vida, muy móviles, y con un papel mucho menor de la agricultura para su mantenimiento.
Mención aparte habría que hacer de los casos en que sí hay testimonios de actividades funerarias, en el caso en que se produjo algún deceso en el seno del grupo humano del neolítico acampado en estos yacimientos de los pozos, campos de silos o fondos de cabañas. Si una comunidad se veía en la necesidad de dar sepultura a un cadáver, lo más fácil debió ser siempre utilizar alguna estructura previamente excavada y utilizada para otros usos de los enumerados anteriormente, como pudo ser el caso de Llanete de los Moros, de un notable número de sepulturas de inhumación en el yacimiento de Valencina de la Concepción. Hay motivos para pensar, que una estructura de estas construcciones relacionadas como silo o fondo de cabaña de los yacimientos vistos, pudo ser utilizada durante unas semanas o mayores periodos de tiempo como pudieron ser decenas de años. No se puede demostrar ni lo uno ni lo otro.
Dentro del mismo grupo de yacimientos descritos al principio como clásicos de la prehistoria del sur de la península, caracterizados por presentar todos ellos estructuras excavadas a modo de zanjas, fondos de cabañas o pozos, se hicieron diferentes planteamientos: como representantes de una cultura con entidad propia y diferencia del horizonte megalítico resultado de una jerarquización social progresiva, o como resultado de los primeros conflictos sociales, así como la necesidad también citada en el artículo de afirmar la cohesión social del grupo que conformaban la comunidad y la continuidad del hábitat, o la del resultado de concentraciones excedentarias en torno a los núcleos de poder, sufriendo en este proceso sucesivas modificaciones en su extensión y en la disposición de sus estructuras como es el caso de nuestro yacimiento de Los Pozos de Higuera de Arjona, a causa de la evolución del poblamiento, tal como refieren Hornos, Nocete y Pérez en su publicación de 1987, en las páginas 198-202.
Podemos decir que la característica más sorprendente, no sólo en la coincidencia de la morfología de sus estructuras, sino que la más sorprendente es la coincidencia en la naturaleza y deposición de sus contenidos en las muestras de los restos materiales, razón que por otra parte anima a descartar la función de basurero o silo de cereales. Los artefactos y ecofactos encontrados en el interior de las zanjas y pozos, entendemos que son rellenos intencionados que frecuentemente se realizan, poco tiempo después de ser abiertos. Los artefactos, son los materiales dejados por un grupo humano en un espacio y en un momento del tiempo determinado. Los ecofactos, son todos aquellos materiales orgánicos o restos de elementos naturales que han sido utilizados por el hombre pero sin modificarlos, que se acumulan en el suelo por acción humana, entre los cuales se encuentran: polen, restos de carbón, elementos químicos (P, Ca, K, Mg), macrorestos, fitolitos, modificaciones físicas. Estos materiales orgánicos están relacionados con actividades humanas como: la vivienda, los enterramientos, la preparación de alimentos, zonas de taller, procesamiento o preparación de animales o vegetales, quemas, despeje de la vegetación, etc. Los rasgos, son las evidencias de las modificaciones realizadas por el hombre en el paisaje, o en el suelo,  para actividades de enterramiento, vivienda, acumulación de basuras, eras o camellones de cultivo, etc. A partir de los artefactos, los ecofactos y los rasgos, se reconstruyen los modos de vida de los grupos humanos que no tenían escritura. Uno de los más importantes artefactos que dan valiosa información a la arqueología es la cerámica está nos permite entre otras cosas: conocer la complejidad tecnológica de un grupo, interpretar la cantidad y densidad poblacional del mismo, conocer su identidad cultural,  sus relaciones con otros grupos, intercambio y/o comercio, su evolución cultural  etc.
Cuando hablamos de yacimientos con fosos, silos, fondos… del Neolítico-Calcolítico nos debemos referir a una serie de manifestaciones culturales en las que las funciones de esas estructuras no se nos muestran fácilmente reconocibles, podemos plantearnos una serie de posibilidades sobre su aprovechamiento; pero no dejarían de ser audaces en mayor o menos cuantía, podían ser construidas: con finalidades defensivas, de drenaje del terreno, de demarcación de los espacios, de simbología del poder, de acopio de excedentes de la producción agrícola, lugares de habitación, etc. Cronológicamente estos recintos se construyen, en la fachada atlántica, entre el IV y III milenio antes de Cristo y se dejan de realizar en torno al II milenio antes de Cristo, coincidiendo en su desarrollo con la fase de arraigo del megalitismo en la mayoría de los casos, salvo algunas excepciones.
Las zanjas o trincheras están presentes en yacimientos como Papa Uvas, Huelva (Martín de la Cruz 1985; 1986); en Peñón Gordo de Benaocaz, Cádiz (Perdigones y Guerrero 1987:29; en Valencina de la Concepción, Sevilla (Ruiz 1983, Fernández y Oliva 1985); en La Minilla, Córdoba (Ruiz Lara 1990); en el Polideportivo de Martos, Jaén (Lizcano y otros 1991-92; Cámara y Lizcano 1996) y en Higuera de Arjona; Jaén (Hornos y otros 1987), etc. Estas suelen estar excavadas en margas del terciario y morfológicamente son muy irregulares, de forma que en un mismo trazado pueden presentar marcadas desigualdades en lo que respecta a la anchura y profundidad de las zanjas. Variando las dimensiones también de unos yacimientos a otros, así podemos encontrar en Valencina  una zanja que alcanza los 7 metros de profundidad, mientras que en el yacimiento de Peñón Gordo de Benaocaz apenas sobrepasa los 80 centímetros de profundidad. Igualmente las anchuras de las zanjas son también muy variables en sus medidas predominando las que oscilan entre los 2 y 4 metros de anchura. En lo que si hay unanimidad es en la sección de las zanjas, en todos los casos tienen forma de “V” o de “U”, y parecen delimitar espacios interiores circulares o subcirculares.
Otros de los citados en la relación inicial de 22 yacimientos han sido interpretados como fosos defensivos, sistemas de drenaje, abrevaderos para el ganado, sistemas de canalización  de aguas o regadío, depósitos de agua, zanjas para cazar, rediles o refugios de ganado. Sólo en el caso del Polideportivo de Martos se ha planteado un significado ideológico para estas estructuras, al considerarlo como destinado a dar cohesión social al grupo, aunque sin negarles en ningún momento un marcado carácter disuasorio y defensivo propio de yacimientos ya sedentarizados.
En la actualidad, comienzan a hacerse interpretaciones, considerando que en el Sur de La Península Ibérica estos grupos humanos autores de estas estructuras de silos, fondos de cabañas, o pozos tuvieron cierta movilidad territorial como es el caso de la excavación de Marroquíes Bajos en Jaén, que también podemos hacer extensible al yacimiento de Papa Uvas.
A partir del análisis de la información disponible, se pueden establecer una serie de ideas básicas, que podrían sintetizarse de la siguiente manera a modo de conclusión:
1º No podemos tener certeza de que estos asentamientos neolíticos fuesen utilizados como asentamientos de población estables.
2º Sobre la posible idea de un proceso de ocupaciones intermitentes como es el caso de algunos de los yacimientos citados, se puede derivar que estructuras que podíamos considerar contemporáneas, por su pertenencia a una misma fase temporal y cultural de sus repertorios de restos materiales, que no se vieron sometidas a relaciones de superposición, puedan asociarse ambas como pertenecientes a momentos de ocupación diferentes, sin pensar que quizá estemos tratando con grupos humanos de más reducida entidad numérica de lo que inicialmente se ha venido considerando.
3º Sería mucho suponer que durante la ocupación estacional de un determinado yacimiento de una comunidad reducida de personas, podía acaecer la muerte de uno o más de sus miembros; entonces tengamos en cuenta que a menos número de personas, menor posibilidad de nacimientos, pero también de muertes.
4º. Cuando realizamos la asociación y relación de proximidad espacial entre las áreas de habitación y áreas de necrópolis, en algún caso puede producirse esa asociación como ocurre con el caso paradigmático de Los Millares, pero esta asociación de este caso no es extrapolable al caso de las múltiples manifestaciones megalíticas en nuestro territorio de la campiña jiennense, donde no siempre se presentan asociadas a lugares de hábitat conocidos.
Entre los aspectos que trata de reconstruir la arqueología se encuentra: La organización social, las actividades económicas, el comercio, las relaciones intergrupales e intragrupales, las relaciones de poder y clases sociales, el arte, la religión, los patrones de asentamiento y enterramiento, las diferenciaciones culturales y la identidad. En resumen la arqueología trata de construir de forma coherente la dinámica social de los grupos humanos a partir de los restos materiales dejados por grupos, los cuales hasta mediados del I milenio antes de Cristo, generalmente en occidente no se tiene constancia del uso de  la escritura.
Para la reconstrucción e interpretación histórica del pasado humano la arqueología cuenta con métodos y técnicas particulares para la recuperación y clasificación de la información y con un cuerpo teórico y conceptual para el análisis y la explicación de los modos de vida y de los procesos de desarrollo socio-cultural.

Imágenes sobre el trabajo del Arqueólogo.

Los restos materiales de sociedades pasadas, o las evidencias arqueológicas pueden ser fragmentos de vasijas cerámicas, artefactos de piedra o hueso, instrumentos de piedra para la molienda de alimentos vegetales, restos óseos de alimentación o restos de fogones o de construcciones. Estos depósitos, a veces con varias capas superpuestas de habitación se conocen como "yacimientos arqueológicos". Los yacimientos son muy variados y dependen de las actividades que allí se hubieran realizado, por ejemplo: sitios de habitación o poblados,  talleres o canteras de silex,  lugares de donde se extraía la materia prima y a veces se tallaban las piezas líticas, para la elaboración de instrumental de piedra, necrópolis o lugares de enterramientos. etc.
El técnico especialista, es decir el arqueólogo, debe entonces hacer excavaciones para obtener las evidencias arqueológicas y la información sobre el contexto de su deposición.  Para la búsqueda de yacimientos arqueológicos se realizan prospecciones arqueológicas, geofísicas, subacuáticas etc., basándose en  el estudio de posibles lugares de asentamientos de acuerdo con el relieve, la hidrografía, la orografía del terreno y los factores climáticos de una región así como  los recursos naturales disponibles.
“Nadie estuvo presente en el pasado, pero no hay presente vivo con un pasado muerto. Nadie ha estado presente en el futuro, pero no hay presente vivo sin la imaginación de un  mundo mejor”. (Anónimo)
La prospección visual aleatoria del suelo de la zona de su entorno ha permitido a lo largo del tiempo un relativo registro en las mentes de sus moradores y con frecuencia tales descubrimientos han dado cabida al uso de detectores de metales y a excavaciones furtivas que en muchos casos han dispersado y contribuido a la perdida del contexto histórico del material arqueológico encontrado, que es indispensable para su reconstrucción histórica.
Los restos arqueológicos  son bienes de dominio público Ley 16/85 de Patrimonio Histórico Español (artículo 44), por lo que no se pueden ni enajenar ni sacar de España (articulo 76 de la referida Ley). Los infractores de las Leyes sobre patrimonio arqueológico serán castigados con el decomiso de las piezas y sanciones administrativas clasificadas en infracciones muy graves, graves y leves (Artículos 106, al  110 de la Ley 14/2007 del Patrimonio Histórico Andaluz. Cuyas cuantías son: para las infracciones graves multa de cien mil un euro (100.001) a doscientos cincuenta mil euros (250,000). Y para las infracciones leves, multas de hasta cien mil  euros (100.000).  (articulo. 114) de la mencionada Ley.
En la arqueología están las raíces de nuestra identidad. No las destruyas ¡Ayúdanos a conservarlas!
Mi recuerdo entrañable para Cristóbal Pérez Bareas (mi querido antiguo alumno), arqueólogo higuereño que participó en esta excavación de los Pozos-Extramuros en sus años finales de carrera o en sus comienzos profesionales, a quien sugerí hace tres años dejase constancia de este tesoro histórico del Yacimiento de “Los Pozos”. Con seguridad él podía alumbrar muchos más aspectos técnicos, fotos, conocimientos y datos respecto del contenido de este artículo. Lo invito a ello.
Mi agradecimiento a Encarnación Rivero Galán, que como experta se ha brindado a revisar estos textos. 
Granada 25 de Marzo de 2014.
 Pedro Galán Galán
Bibliografía:
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(2) Nocete, F. (1989): El espacio de la coerción: la transición al estado en las campiñas del alto Guadalquivir (España9, 1300-1500. a. C. (=BAR Internacional Series 492) Oxford: B.A.R.
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 8) Nocete, F. (2001): Tercer milenio antes de nuestra era. Relaciones y contradicciones centro/ periferia en el valle del Guadalquivir. Ed. Bellaterra, Barcelona. Págs. 67, 84, 95 
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(10) Arteaga, O y Cruz-Auñon (1999): “Una valoración del Patrimonio Histórico en el Campo de Silos de la Finca El Cuervo-RTVA. Valencina de la Concepción, Sevilla) Excavación de urgencia de 1995”, Anuario Arqueológico de Andalucía 1995, Vol. III: 608-616.
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Martín de la Cruz, J. C.; Sanz Ruiz, Mª P.; Bermúdez Sánchez, J. (2000)- La Edad del Cobre en el Llanete de los Moros (Montoro): El origen de los pueblos en la campiña cordobesa (Revista de Prehistoria, 1). Córdoba: Universidad de Córdoba.
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Mata, F. y Choclán, C. (1987).: “El doblamiento ibérico en el alto Guadalquivir”. Actas de las I jornadas sobre el Mundo Ibérico, Págs.: 239-156. Jaén
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Salvatierra Cuenca, V. (1995): Guía arqueológica de la campiña de Jaén. Pág. 217.
Vallespi, E. y otros (1992): “Sobre los comienzos del poblamiento humano del alto Guadalquivir”. I Jornadas históricas del Alto Guadalquivir, Jaén. Págs.25-31.

158 comentarios:

Pedro Ortega Sánchez dijo...

El Neolítico es el periodo de la Revolución Agropecuaria; es decir, del acelerado desarrollo de la agricultura y la ganadería, que posibilitó la sedentarización de los grupos humanos, el surgimiento de las clases sociales y la construcción de las primeras ciudades. Predominaron los instrumentos de piedra pulimentada.
En el Cercano Oriente (Mesopotamia y Egipto) se inició el cultivo de trigo y cebada, y la crianza de ovejas, vacas y caballos. En el Lejano Oriente (China) se inició el cultivo de arroz y la crianza de cerdos. En Mesoamérica (México y Guatemala) comenzó el cultivo de maíz y la crianza de pavos. En los Andes (Perú) se cultivaron primero calabazas y se domesticó la llama.
El aumento de la población, la especialización el trabajo y el surgimiento de la división social posibilitaron la construcción de las primeras ciudades. Las más antiguas del mundo son Catal Huyuc (Turquía), Jericó (Palestina), Ur (Irak) y Caral (Perú). Estas civilizaciones fueron teocráticas; es decir, estuvieron gobernadas por los sacerdotes.
En el neolítico también se desarrolló la arquitectura, la escultura y la cerámica. A este periodo corresponden los monumentos megalíticos religiosos llamados menhires (monolitos verticales), dólmenes (piedras verticales cubiertas por una roca horizontal) y crómlechs (menhires que forman círculos).
Interesante artículo de Pedro Galán y buen repertorio de imágenes para ilustrarlo. ¡Enhorabuena!
Pedro Ortega Sánchez.

Alberto García Rodríguez dijo...

Una vez más, el término Neolítico es un término acuñado desde una perspectiva evolutiva y que hacía referencia a un periodo de la Prehistoria en el que la piedra se trabajaba por pulimento y no por talla. Definirlo sólo por eso sería una gran injusticia histórica, si tenemos en cuenta que, en realidad, en el Neolítico se presentan otras innovaciones tecnológicas y culturales de muchísima mayor importancia que las que manifiesta la industria lítica.
El verdadero centro de las transformaciones acontecidas en el Neolítico (desde el 8.000 a. C., en las zonas más precoces) fue el cambio en formas de vida que derivó del paso de la depredación a la producción de alimentos.
El principal cambio del Neolítico fue el del descubrimiento de formas propias de producción de alimentos a partir de la agricultura y de la ganadería. Lógicamente, al margen del concepto de “Revolución Neolítica” que expusiera V. Gordon Childe, la realidad es que este cambio no se produjo con la misma rapidez en todos los lugares (del 8.000 a. C. en el POA,es decir, en torno del Tigris, Eúfrates, Orontes, Nilo. al 5.000 a. C. en la Península Ibérica) sino que tan sólo estuvo causado por una serie de lentas y costosas transformaciones que, durante algún tiempo, convivieron con formas de vida típicas del Paleolítico. Si entendemos por “revolución” un cambio brusco, rápido o violento, que acabara con la situación anterior, no podemos emplear el término “Revolución Neolítica” que planteara V. Gordon Childe o el de “Revolución Silenciosa” con el que matizó el anterior W. Redman. En realidad, el Neolítico fue sólo un cambio generalizado en la concepción de las relaciones del hombre con el medio, que afectó a todos y cada uno de los aspectos de su vida. Así, la producción de alimentos ofreció a los grupos humanos seguridad y estabilidad, lo que motivó el proceso de sedentarización que, desde el POA, se extendió al resto del mundo.
Alberto García Rodríguez.

Carlos Sandoval dijo...

La palabra neolítico no sólo indica el último estadio de la utilización de la piedra como material principal en la fabricación de herramientas, también indica un cambio radical en la forma de vivir del hombre: el paso de la caza y la recolección al pastoreo y la agricultura. La sedentarización del hombre fue un paso importante en el desarrollo del pensamiento científico pues el modo de vida del hombre nómada no da lugar para la innovación. La tecnología que puede desarrollar el hombre en ese estilo de vida debe ser simple para ser llevada día tras día, así que no hay tiempo para especializarse en algo. Otro aspecto de esta etapa de la prehistoria de la humanidad es que abrió el camino para el surgimiento de la civilización y posibilitó el avance de otra forma de comunicación más duradera, la escritura.
Carlos Sandoval.

Lahiguera dijo...

En primer lugar, mi enhorabuena a Pedro por este otro estupendo artículo que nos aporta el conocimiento de otra parte de la historia de nuestro pueblo.
Tan sólo hacer unos matices respecto a lo expuesto. En primer lugar, en el mencionado lugar de “Los pozos” existe roca, pero detallar que se trata de albero (http://es.wikipedia.org/wiki/Albero). Este tipo de roca arenosa es de fácil tallado, así como conductora de fluidos. Nuestro pueblo, casi en su totalidad está formado por este tipo de roca, siendo abordado en numerosas ocasiones por las arcillas expansivas o légano: material poco filtrante y de bastante inestabilidad frente a los cambios de humedad. Claro está que estos primeros colonizadores del territorio de la actual Lahiguera no eran desconocedores de estas circunstancias. Aprovecharon este tipo de terreno para cavar sus pozos de almacenaje para el grano y otros alimentos tan necesarios para la existencia. Estos pozos también son llamados silos, nombre que más recientemente toman los almacenes del grano actuales.

Aún recuerdo la existencia de gran número de estos pozos o silos por toda la zona, no sólo de la llamada “los pozos”, sino también por lo que en su día fue “la era del Sevillano”. Durante el destierro llevado a cabo en el mencionado lugar hace unos 33 años, eran continuos los hundimientos de las máquinas excavadoras al romper las tapaderas que aún cegaban sus bocas. Otro gran número de ellos ya estaban llenos de sedimentos que habían tenido lugar durante los diversos años que estuvieran abiertos. De algunos de ellos se recogieron cántaros, cuya época no conozco…supongo del período árabe. Podría decir que este conjunto de silos se extiende desde la actual calle Jacinto Benavente hasta el lugar que toma nombre por los mismos: “los pozos”.

Memorizo aún, que de pequeño, cuando se realizó el destierro de la zona, salieron a la luz cantidad de esos pozos, todos ellos cegados. Por aquellos entonces ya existía en mí cierta inquietud por lo que fue de tiempos pretéritos, por lo que aquello cautivó mi atención y seguimiento en la medida en que pude. Me viene a la memoria que en algunos de aquellos pozos existía gran cantidad de huesos, posiblemente de pollos (quizás de época más reciente, pudiendo haber utilizado esa oquedad para arrojar esos animales muertos a causa de una presunta epidemia). Mencionar que me llamaba la atención la existencia de materiales de diversas épocas: sobre todo, muy abundantes los del período neolítico. Trozos de recipientes de grandes hoyas asomaban en los cortes transversales realizados por las máquinas de destierro. Restos de cerámica ibera también aparecieron. En otro de los silos aparecieron ladrillos del período romano, así como parte de la hoja de un hacha de bronce. Conforme se iba mirando hacia la parte más superior de los sedimentos, aparecían restos de cerámica con pintadas en un color marrón-sangre, sin duda del período musulmán. También alguna patas de esos recipientes de tres pies que siempre creí fueron del neolítico, aunque aclarado queda que se trataba de utensilios utilizados por los árabes, y que realizaban con las mismas técnicas que los del período de sus antecesores habitantes del neolítico: quiero decir con esto que estos utensilios de barro los realizaban sin utilizar el torno, de ahí que originen tal confusión, puesto que a partir del mencionado período, el torno fue utilizado por las distintas civilizaciones sucesivas.
Claro queda que el enclave donde se encuentra actualmente nuestro pueblo, fue habitado desde tiempos muy lejanos. Muchos de los vestigios ya han desaparecido, desgraciadamente, pero otros aún quedan bajo el nivel actual del suelo de algunas naves o “corralones” agrícolas.
Juan José Mercado G.

Paloma Torres dijo...

La transición entre la recolección y la agricultura se dio por primera vez hacia el 8000 antes de J.C. en el Medio Oriente, en un arco montañoso llamado "Media Luna Fértil". El mismo proceso entre el hombre y las especies vegetales de su entorno se produjo independientemente, aunque más tarde, en el norte de China, México y Perú. Los campos de trigo silvestre que nacen naturalmente en la Media Luna Fértil son un recurso nada despreciable de cereales lo que permitió el establecimiento de bandas de cazadores recolectores. Ellos, por supuesto, no eran agricultores pero estaban en el lugar oportuno para dar el paso hacia la agricultura.
Como conclusión se puede decir que la agricultura inspiró la invención de nuevos útiles y técnicas y estimuló la aparición de artes y oficios; también favoreció el aumento de la población, dando lugar a sociedades más complejas que a su vez fomentaron el comercio y las comunicaciones y condujeron a la aparición de un sistema de gobierno.
Buen artículo de Pedro. Hay que continuar. Me encantan los temas elegidos.
Un amistoso saludo para todos los seguidores del blog.
Paloma Torres.

Ramón Rueda Padilla dijo...

El Paleolítico es una etapa de la prehistoria caracterizada por el uso de útiles de piedra tallada; aunque, también se usaban otras materias primas orgánicas para construir diversos utensilios: hueso, astas, madera, cuero,fibras vegetales, etc.(peor conservado y poco conocido). Es el período más largo de la historia del ser humano (de hecho abarca un 99% de la misma), se extiende desde hace unos 2,5 millones de años (en África) hasta hace unos 10,000 años. Etimológicamente significa Edad Antigua de la Piedra(παλαιός, paleos=antiguo, y λίθος,
lithos=piedra), el término fue creado por el arqueólogo John Lubbock en obra de 1865 que lleva por título Prehistoric Times, por oposición al Neolítico (edad moderna de la piedra); constituyendo juntas lo que se denomina Edad de Piedra (se insiste en la elaboración de utensilios de piedra para establecer la oposición a la Edad de los Metales). El hombre del Paleolítico era nómada, es decir, se establecía en un lugar y se quedaba en él hasta agotar los recursos naturales.
El Paleolítico se caracteriza, a grandes rasgos, por la utilización de instrumentos gruesos, pesados, difíciles de manejar, mal trabajados en su mayoría. No tienen plena capacidad constructora, herramientas de piedra tallada, de ahí su nombre. Tradicionalmente el Paleolítico se divide en tres períodos, el Paleolítico Inferior, el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior; a él se le añade un período terminal llamado Epipaleolítico
El Neolítico (Nueva Edad de Piedra), por contraposición al Paleolítico (Antigua Edad de Piedra), es uno de los períodos en que se considera dividida la Edad de Piedra. Proviene del griego νέος, néos: ‘nuevo’; λίθος, líthos: ‘piedra’. Inicialmente se le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura.Hoy día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería.
Ramón Rueda Padilla.

Adolfo Reyes Sánchez dijo...

En el paleolítico, las herramientas se fabricaban golpeando piedras entre sí para hacerlas más filosas.
En el neolítico el hombre se da cuenta que frotando dos piedras se obtiene mayor filo y precisión en la herramienta. También se inicia la agricultura y el pastoreo en serio, lo que permite el sedentarismo y desarrollo de tecnologías artesanales (al tener gente especializada en esas actividades) como cestería, alfarería, tejidos a base de fibras animales y vegetales, etc. Las comunidades humanas ya no dependen de la recolección, la caza y la pesca, para sobrevivir. Las culturas del Neolítico aprenderán a producir sus alimentos por medio de la agricultura y de la ganadería y los conservarán en recipientes de cerámica. Las comunidades humanas eran sedentarias, las ciudades permitirán que la población aumente, aparece la propiedad privada, y con ella las primeras leyes, la economía se especializa y la división del trabajo, con lo que se hace necesario el comercio; y por último se modifican las creencias.
Saludos para los seguidores de estas páginas.
Adolfo Reyes Sánchez.

Manolo Aguilera dijo...

El Neolítico es un periodo de la Prehistoria que se inicia con la aparición de la agricultura y los primeros asentamientos en forma de aldea. Se extiende entre los años 8.000 y 3.000 antes de Cristo. Su nombre proviene de los términos griegos neo: nuevo y litos: piedra, es decir la Nueva Edad de Piedra. Se suele llamar a este periodo como el de la Revolución Agrícola, pues en él aparecen las primeras manifestaciones de actividad agrícola. Esta transformación económica se desarrolló por la influencia del cambio climático que obligó a las poblaciones de bandas de pastores a dejar las montañas y bajar a las tierras de los valles en busca de las cada vez más escasas presas de caza; de hecho, deben abandonar las habitaciones que habían erigido en las orillas de los cursos de agua. La necesidad de encontrar una actividad de subsistencia llevo a los hombres del Neolítico a la recolección y almacenamiento de cereales, que pronto, iban a ser sembrados y cosechados. Paralelamente, el hombre logró domesticar a algunos animales pequeños como el perro. El primer lugar donde apareció la agricultura fue en el Cercano Oriente (en la actual Turquía asiática) y los vestigios datan del año 8.000 antes de Cristo. También se han encontrado restos de actividad agrícola en el Valle del Indo que han sido fechados hacia el 7.800 antes de Cristo. Sin embargo, se estima que en el año 3.500 antes de Cristo, algunas poblaciones lograron desarrollar la agricultura; el resto se mantuvo con sus hábitos de caza y recolección.
Manolo Aguilera.

Maribel Mateos Castillo dijo...

El Paleolítico es la etapa más larga de la Historia del Hombre, puesto que se extiende desde hace unos 2.500.000 hasta aproximadamente 10.000 años atrás.
El Paleolítico se divide en tres fases: el Paleolítico Inferior, el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior.
El Paleolítico Inferior es la fase más larga de la Edad de Piedra Antigua y se extiende desde hace aproximadamente dos y medio millones de años y dura hasta 120.000 años atrás. En esta fase, los científicos estiman que aparecieron los primeros utensilios de piedra ocupados por los homínidos, los que habían aparecido sobre la superficie terrestre quinientos mil años antes, estableciendo los más primitivos grupos humanos: los Australopitecos y los Homo Habilis.
Según los prehistoriadores, los Australopitecos vivían en las orillas de los lagos, lugares donde encontraban medios para asegurar su subsistencia. Los Homo Habilis, se estima, vivieron en las cercanías de los ríos y son reconocidos por los restos de piedras distribuidas en forma circular, las que se consideran como señales de las primeras habitaciones humanas.
Las principales características del Paleolítico son el dominio de los homínidos de piedras lascadas, con filo, que utilizaban para cortar los alimentos, y como armas de caza. Posteriormente, hacia el año 400.000 aparecen las primeras hachas, las que eran bifaciales (con dos caras) y poseían mangos de madera.
Los habitantes del Paleolítico Inferior se organizaban principalmente en bandas nómadas, que se dedicaban a la caza y la recolección; además, lograron domesticar el fuego, pero practicando la cocción de los alimentos sólo tardíamente.
Maribel Mateos Castillo.

Daniel Crespillo dijo...

La economía de las sociedades neolíticas se basaba esencialmente en la agricultura y la ganadería, mientras que la recolección y la caza tenían un peso específico menor. Las plantas cultivadas eran, por un lado, diversas variedades de cereales (trigo, pisana, espelta, centeno…) y, por otro, leguminosas (habas, guisantes y lentejas).
Los animales domésticos que tenían eran el cordero, la cabra, el buey y el cerdo, que constituían la mayor parte de la carne que se consumía en estas comunidades y de los cuales también obtenían otros productos, como leche, lana, piel, huesos, y fuerza motriz para los trabajos agrícolas. Por otro lado, los animales cazados variaban según el contexto geográfico en el cual estuviesen emplazados los poblados. Se cazaban el buey salvaje, el ciervo, el corzo, el jabalí, el zorro, el tejón, el gato salvaje y la tortuga, y varias especies de pájaros y de peces, también eran característicos los recursos provenientes del mar, como el besugo, el dentón, el pagel y la mustela, un pequeño tiburón abundante en la costa mediterránea.
Daniel Crespillo.

Laura Delgado Acosta dijo...

Todos los cambios que se aprecian en la cultura material de las comunidades neolíticas debieron estar en función del desarrollo de la agricultura y la ganadería, no sólo por la generalización de formas líticas que ya encontrábamos en las más antiguas tradiciones Mesolíticas (hoces, hachas, azadas...) sino, de modo especial, por la aparición de la cerámica. La cerámica fue el invento más revolucionario del Neolítico y, en ese sentido, se ha considerado que la facilidad para producir alimentos debió estimular la búsqueda de continentes para almacenarlos.
Sin que deba exagerarse (¿cuáles son los límites de la sedentarización?), el proceso de mayor permanencia de las comunidades humanas en su asentamiento en un determinado lugar sólo se explica por el desarrollo agrícola y la fácil disponibilidad de alimentos.
En cualquier caso, sólo en aquellas zonas de mejores condiciones climáticas y, sobre todo, de fertilidad la sedentarización fue un hecho (POA, en torno del Tigris, Eúfrates, Orontes, Nilo...). En otras zonas (Europa), ésta sedentarización estuvo muy en función de la cíclica benignidad climática.
Saludos.
Laura Delgado Acosta.

Diego Torres dijo...

El Paleolítico Medio es una fase menos extensa que el Paleolítico Inferior y va desde los 120.000 años de antigüedad hasta 40.000 años atrás. Su principal característica es la aparición de las denominadas puntas de proyectil en lanzas y flechas.
Los grupos humanos se organizaban en bandas nómadas y seminómadas, que se especializaban en la recolección y la caza. Se estima que es en esta fase donde aparecen las primeras muestras de lenguaje, fruto de la evolución biológica y producto de la necesidad de establecer convenciones para denominar diversos elementos que se estaban convirtiendo en fundamentales para la vida de los primeros hombres (el fuego o la caza). Además, los científicos plantean que en el Paleolítico Medio aparecen las primeras manifestaciones religiosas, debido al hallazgo de osamentas enterradas con cortejos fúnebres, las que señalan como pruebas de las primeras creencias religiosas y el desarrollo de la capacidad de simbolización.
Un saludo de agradecimiento a los colaboradores y comentaristas de mi parte.
Diego Torres.

Emilio Garzón Perea dijo...

El Paleolítico Superior es la última fase del Paleolítico y es la menos extensa de él. Se desarrolló hace 40.000 años atrás y se extendió hasta hace 10.000. Su principal característica es la utilización de piedras talladas en la confección de herramientas de caza. Los grupos humanos continuaron organizándose en bandas, pero especializadas en la recolección y en la caza; también se plantea que en esta fase se desarrolló la pesca en las poblaciones que vivían en las cercanías de la costa. En el Paleolítico Superior, además, se han encontrado las primeras pinturas rupestres en las paredes de las cavernas (Altamira).
Saludos de este seguidor de tan magnífico blog.
Emilio Garzón Perea.

Miguel Muñoz Extremera dijo...

La adopción de la agricultura en el Neolítico significó para sus usuarios la posibilidad de desarrollar civilizaciones más avanzadas que las de sus contemporáneos, debido a los cambios culturales que produjeron. El más importante es el paso de grupos nómadas a poblaciones sedentarias, motivado por la necesidad de desarrollar la agricultura y la ganadería, y de establecer un lugar fijo de alimentación y residencia. Consecuentemente, la sedentarización originó el desarrollo urbano y las ciudades; aunque es cierto que muchos grupos humanos que se dedicaban a la pesca en las regiones costeras vivían en especies de aldeas, no contaban con una organización funcional a la actividad económica y no habían logrado desarrollar ciudades.
Por otro lado, la adopción de la agricultura generó, por primera vez en la Historia del hombre, la posibilidad de contar con excedentes alimenticios y se produjo un fenómeno de crecimiento demográfico, es decir, la población tuvo un aumento sostenido en el tiempo.
Muy agradecido por todos los comentarios que se generan entre los lectores y que enriquecen bastante los artículos.
Miguel Muñoz Extremera.

Isaías Bermejo dijo...

El neolítico es un periodo de la prehistoria que se inicia con la aparición de la agricultura y los primeros asentamientos en forma de aldea. El primer lugar donde apareció la agricultura fue en el Cercano Oriente, y los vestigios datan del año 8000 A.c. Sin embargo se estima que en el año 3500 A.c. algunas poblaciones lograron desarrollar la agricultura, el resto se mantuvo con sus hábitos de caza y recolección.
En esa época hubo cambios importantes: El más importante es el paso de grupos nómadas a poblaciones sedentarias, motivado por la necesidad de desarrollar la agricultura, la ganadería y establecer un lugar fijo de alimentación y residencia. Fue así que las aldeas neolíticas estaban formadas de 200 a 300 personas. En esas aldeas vivían varios clanes. Cada aldea tenía un jefe, ese jefe gobernaba con la ayuda de una asamblea, integrada por los jefes de cada clan.
El desarrollo urbano y la explosión demográfica provocaron la diferenciación social basada en la especialización de las labores económicas; a partir de este momento, los hombres y mujeres se dividieron según su función en la organización de la aldea. Las habilidades y capacidades técnicas dieron pie a la aparición de los agricultores, los ganaderos, los artesanos, los guerreros, etc.
Tardíamente comienza a desarrollarse una precaria actividad metalúrgica, tanto en armas como en instrumentos de uso cotidiano; estas primeras manifestaciones de aleación de cuarcita y silex son consideradas un antecedente de la Edad de los Metales.
Saludos de Isaías Bermejo.

Juan Alberto Fuentes Fajardo dijo...

De entre los estudiosos de la Prehistoria se han producido varias hipótesis sobre el cambio que se produjo de forma gradual desde el hombre primitivo depredador al hombre del neolítico sedentario por el cambio al hombre agricultor y ganadero. Podríamos decir que las hipótesis sobre el cambio giran en torno a cinco teorías.
a) Teoría del Oasis (V. Gordon Childe): Considera que el cambio climático hacia situaciones de mayor sequía producido en el Holoceno, obligó a las comunidades Epipaleolíticas y Mesolíticas a investigar sobre nuevas prácticas para la supervivencia. Éstas se concretaron en la producción de alimentos.
b) Teoría del Área Nuclear (R. Braidwood): Parte de la base de que el Neolítico surgió en el P.O.A. o “Creciente Fértil” porque en él se daban en estado salvaje las especies vegetales y animales que serían luego domesticadas y eso se corresponde con un desarrollo tecnológico y cultural capaz del segundo paso.
c) Teoría de la Presión Demográfica (E. Boserup): Considera que la sedentarización fue el motor clave que estimuló la presión demográfica sobre el terreno y ésta generó la necesidad de buscar nuevas formas de vida.
d) Teoría de las Zonas Marginales (L. Binford): Desde perspectivas evolucionistas y, por supuesto, difusionistas, parte de la base de que, al margen de las zonas nucleares, de ventajas ecológicas, las zonas periféricas inventaron en el período del Neolítico como una nueva estrategia de abastecimiento resultado de la escasez de recursos y de la presión demográfica de la población incrementada.
e) Teoría Ideológica (J. Cauvin): Por encima de determinismos ambientales y económicos, considera que el desarrollo del Neolítico, y sobre todo la invención de la agricultura, fue el resultado de estrategias humanas vinculadas a la necesidad trascendente de supervivencia.
A partir de las distintas teorías que se han emitido acerca del origen del cambio Neolítico y, por supuesto, de las razones de su difusión, se puede concluir respecto de la naturaleza del cambio:
1) Que, con distinta cronología, el proceso de transformación ocurrió en diversas partes del mundo de forma independiente.
2) Que para que el cambio cuajara era necesario que hubiera una serie de condiciones mínimas no sólo de carácter ambiental sino también de carácter cultural e, incluso, psicológico.
3) Que el cambio fue lento y exigió una fase de experimentación en todos los contextos.
4) Tras la fase de experimentación, el cambio se impuso con constantes comunes en todos los lugares.
Juan Alberto Fuentes Fajardo.

José Manuel Munuera dijo...

En el Neolítico se han encontrado indicios de la existencia de las primeras religiones elaboradas, las que han sido asociadas a los extraordinarios complejos arquitectónicos megalíticos. Se habla de Complejo Megalítico para referirse a las construcciones de grandes tumbas de piedra que se encuentran diseminadas entre lugares tan lejanos como Stonehenge (Inglaterra), Dinamarca y la isla de Malta (templos de Tarxien); las primeras datan del año 4.000 antes de Cristo.
Los complejos megalíticos son considerados como prueba de la actividad religiosa de las primeras civilizaciones, y se relacionan con la especialización de las funciones (de culto en este caso) que la adopción de la agricultura significó para ellas.
La existencia de los excedentes permitió que un sector de la población abandonara el trabajo en la tierra para dedicarse a otros tipos de actividades. En las aldeas neolíticas se inicio la división del trabajo: los productores de alimentos mantenían a los habitantes de la aldea, los artesanos creaban los objetos necesarios para los integrantes de la comunidad, y los sacerdotes dirigían la relación de los dioses a través de plegarias, sacrificios y ofrendas. La división del trabajo generó gradualmente diferencias de riqueza y de poder entre los habitantes de la aldea.
Muy agradecido por las lecturas que nos proporciona Pedro Galán.
Saludos.
José Manuel Munuera.

Rosario Padilla Velázquez dijo...

El neolítico fue un proceso de cambio profundo, que se inició con la sedentarización del hombre a causa de la labor agrícola. Se manifestó con distintos ritmos e intensidades en África, Cercano Oriente y Asia. Las primeras manifestaciones aparecieron luego de la observación del ciclo solar y descubrir su relación con el crecimiento de las semillas. Sus diferentes expresiones, confluyeron en elementos comunes a todas las culturas, como la utilización de herramientas, que reemplazaron de forma gradual a la caza de animales y la recolección de alimentos.
Con el paso del tiempo mejoró la técnica agrícola, produciendo alimentos de mejor calidad, prologando la vida de los hombres y las mujeres, ellas pasaron a cumplir función principal en esta etapa, ya que se les atribuye el conocimiento de las labores agrícolas experimentando con cultivo de semillas, mientras el hombre salía a cazar y recolectar.
El uso de la agricultura trajo consigo la aparición de las primeras manifestaciones culturales, con la elaboración de herramientas para perfeccionar la actividad en torno a la tierra, como el uso de la cerámica para fabricar recipientes, las primeras ideas religiosas e instrumentos de metal. Paulatinamente, el avance cultural provocó la organización de las primeras comunidades alrededor de 7.000 años atrás en la zona del cercano oriente y Egipto.
Un saludo para todos.
Rosario Padilla Velázquez.

Virginia Aguado Granados dijo...

Los materiales usados para la construcción de las rústicas viviendas variaban según las distancias, las condiciones climáticas, y los materiales disponibles. La forma de vivienda también variaba en cuanto a los materiales disponibles: madera, paja, junco, barro y otros materiales de poco peso. Vivían en casas modestas de adobe. Para entrar a la vivienda había que pasar por callejones y por un orificio de arriba del techo.
En el neolítico se comenzó a conservar alimentos, a salar la carne o secarla al sol. Se desarrollaron técnicas de cestería y cerámica para almacenar líquidos y alimentos, apareció el comercio con otros pueblos y grupos de la misma región.
Saludos para todos.
Virginia Aguado Granados.

Rafael Heredia dijo...

El rol de la mujer en las comunidades neolíticas era fundamental ya que en él se fundamentaba el mantenimiento de la comunidad. Esto significa que las mujeres se encargan de cuidar el grupo familiar y también participan en las tareas productivas agrícolas y ganaderas.
A partir de varios estudios conocemos que existe una diferenciación de género en las actividades que se desarrollan en una comunidad neolítica. Por ejemplo, en las pinturas rupestres levantinas la figura femenina está relacionada con actividades de recolección, agrícolas y simbólicas como la danza. Por otro lado, la figura masculina generalmente se relaciona con actividades de caza y de guerra y con el uso de armas como el arco.
También los estudios realizados a partir del análisis de los entierros nos llevan a pensar en la existencia marcada de la diferencia de género. Así se ha podido ver que los ajuares asociados con la violencia y la caza (flechas) y algunos instrumentos pulimentados están relacionados con los hombres, mientras que las mujeres están relacionadas con instrumental de molimiento de cereales.
Es un tema muy interesante me encantó la manera de explicarlo, me gusta mucho tu forma de narrar.
Rafael Heredia.

Manolo Salazar Guerrero dijo...

La evolución social y económica que se vivió en el neolítico se puede sintetizar en los siguientes elementos:
Los grupos humanos se dividieron en tribus unidos por la pertenencia a un linaje ancestral. Esta forma de organización se jerarquizó alrededor de un líder de carácter religioso que forjó un sistema de creencias religiosas y rituales para practicar.
Posteriormente, la sociedad se dividió en sociedades de jefaturas, hasta el punto que un linaje obtuvo mayor importancia que los otros.
El progresivo aumento de la producción agrícola, ocasionó el almacenamiento de la producción agrícola, la que se repartió de forma igualitaria entre sus distintos miembros.
La base de la economía fue la reciprocidad en la distribución de los alimentos.
Por último, el aumento de la población, produjo la especialización del trabajo en distintas funciones
Este complejo periodo de tiempo llevo paulatinamente a la edificación de pueblos y aldeas lo que poco a poco comenzó a generar un sistema de organización económica que llevo al intercambio comercial en torno a la agricultura y ganadería, generándose las primeras ferias comerciales, en las cuales se intercambiaron semillas, animales y cereales.
La revolución del neolítico además transcendió a todos los aspectos de las comunidades, se construyeron las primeras viviendas y calles. Del pelaje de los animales se fabricó lana para fabricar ropa, además de leche y carne.
Saludos.
Manolo Salazar Guerrero.

Andrés López del Pozo dijo...

En el Neolítico se hizo indispensable la necesidad de elaborar herramientas más resistentes que sustituyeran a los utensilios de hueso, madera y piedra. El primer metal en utilizarse fue el cobre gracias a que se encuentra en estado casi puro en la naturaleza. Cuando las propiedades del cobre empezaron a reconocerse por el hombre, se comenzó la búsqueda de metales más fuertes, de este modo surge la primera aleación conocida como bronce. Después de grandes esfuerzos por encontrar un metal más rígido, se logró la extracción del hierro. El trabajo de los distintos metales propició la creación de técnicas, el estiramiento, como la de martillado, la forja, la fundación, el baseado y el moldeado. Además, la invención del metal ocasionó el mejoramiento de la producción y con ello él diseño de nuevos utensilios para cortar y arar la tierra. Se construyeron represas para abastecer de agua a los poblados y así mejorar la labor agrícola lo que finalmente otorga los cimientos para la consolidación de las primeras civilizaciones
Un saludo cordial.
Andrés López del Pozo.

Fabián Mendoza dijo...

A partir de las distintas teorías que se han emitido acerca del origen del cambio Neolítico y, por supuesto, de las razones de su difusión, se puede concluir respecto de la naturaleza del cambio:
1) Que, con distinta cronología, el proceso de transformación ocurrió en diversas partes del mundo de forma independiente.
2) Para que el cambio cuajara era necesario que hubiera una serie de condiciones mínimas no sólo de carácter ambiental sino también de carácter cultural e, incluso, psicológico.
3) El cambio fue lento y exigió una fase de experimentación en todos los contextos.
4) Tras la fase de experimentación, el cambio se impuso con constantes comunes en todos los lugares.
G. Barker considera que, en realidad, el origen del Neolítico en distintas fechas en distintos sitios sólo viene a demostrar la capacidad del hombre para llegar a la misma solución en distintos sitios cuando se aplican a ellos situaciones parecidas. Según estas teorías, cada zona sería la inventora de su propio Neolítico. Es una teoría que intenta ver la difusión de un desarrollo tecnológico sólo en clave de un proceso colonizador a la manera de la colonización que conocemos para las épocas históricas.
V. Gordon-Childe parte de la base difusionista de la dependencia del Neolítico del Oriente Próximo que manifiestan todas las regiones del mundo en que éste se detecta. Aunque la teoría fue criticada como evolucionista, en realidad, los contactos entre unas comunidades que ya eran neolíticas y otras que no lo eran debieron ser muy naturales y explicar el desarrollo de una determinada idea desde donde las mejores condiciones la habían producido hacia las zonas que la incorporaron más despacio.
Fabián Mendoza.

Tomás Pulido Domínguez dijo...

Seguramente el proceso de domesticación de las plantas surgió como consecuencia de la observación de la vida de las plantas silvestres y la participación humana en el crecimiento de algunas de ellas (así lo documentan los niveles de Aswad, en Siria, donde aparecen con fecha del 8.800 a. C. restos de “tritium monococcum” precedidos de su homogéneo silvestre).
Las especies primeramente cultivadas fueron el “tritium monococcum”, el
“tritium diccocum” y el “hordeum”, es decir, trigo y cebada, cuyas variantes silvestres eran conocidas en época Mesolítica.
También se documentan restos de guisantes (pisum satiuum), lentejas (lens culinaris) e incluso habas (uicia faua). Seguramente, estas especies serían, por su aporte calórico, un complemento importante en la dieta de los hombres del Neolítico, por su aporte en proteínas.
El trigo es la que se manifiesta en fecha más antigua (8.000 a. C.) en el P.O.A., y a medida que avanza el tiempo nos encontramos cierta diversificación (linumen el 4.500 a. C.).
Tomás Pulido Domínguez.

Ángel Corpas Carrión dijo...

La caza especializada que se desarrollaba desde el Paleolítico Medio, y, sobre todo Superior, se ha citado como el antecedente directo de la domesticación ganadera. El caso más conocido es el de la gacela del Natufiense mesolítico, inmediato antecedente del Neolítico.
El primer animal en ser domesticado fue el perro casi desde época Epipaleolítica (en los Zagros hay fechas de en torno al 12.000 a. C.).
La cabra parece el primer animal domesticado (9.500 a. C. en los Zagros), al que le siguen luego el cordero (hacia 8.500 a. C.), el buey (con evidentes limitaciones por su difícil adaptación a espacios de mayor sequedad) y el cerdo (testimoniado en Asia tropical desde el 8.000 a. C.).
El cierre del proceso de domesticación estará en el caballo, la más tardía de las domesticaciones, atestiguada desde el 5.800 a. C. en el centro de las estepas rusas del Dnieper y que será uno de los elementos culturales asociados al pueblo indoeuropeo.
Ángel Corpas Carrión.

Jesús Povedano Bueno dijo...

Las transformaciones que se producen en la industria lítica del Neolítico tienen mucho que ver con el contexto para el que los útiles por ella fabricados iban a ser empleados. Así, el pulimento de la piedra permite obtener piezas más adaptadas para la tala y para la roturación lo que, además, determinará la notable antropización de los entornos de hábitat de las poblaciones neolíticas.
Se mantienen los microlitos geométricos que veíamos como característicos de la industria Epipaleolítica/Mesolítica. En ellos cobran especial singularidad los perforadores y piezas pedunculadas, que se relacionan muchas veces con el trabajo de las cerámicas y la fabricación de lañas para su reparación.
El fósil director en la industria lítica del Neolítico es la hoz compuesta, formada por elementos cortantes de pequeñas lascas de sílex que se suceden en una sola línea y que se insertan longitudinalmente en un elemento de madera, creándose así un filo largo y cortante de forma denticulada y apto para las labores de siega.
Jesús Povedano Bueno.

Mari-Carmen Ferro Torres dijo...

La industria ósea experimentó un gran crecimiento en su volumen de presencia en los yacimientos por el también mayor protagonismo que adquirió el ganado en la vida del Neolítico. En cualquier caso, esto no hace sino certificar una tendencia que se venía manifestando desde el Paleolítico Superior.
En segundo lugar, la industria ósea es una industria altamente especializada. Así, aunque desaparecen instrumentos como los arpones, se mantienen todavía algunas armas (ISLE-LES-MELDEUSES, Francia), surge una amplia variedad de útiles como tubos, alfileres, cinceles, cucharas, espátulas, alisadores, punzones, paletas (CUEVA DE L ́OR, Valencia, España) y se experimenta un gran desarrollo en la fabricación de adornos (colgantes, pasadores, cuentas, anillos, placas...).
Algunas de las piezas fabricadas guardan, además, relación con el trabajo de la cerámica.
Técnicamente, las técnicas de trabajo del hueso apenas sufren evolución alguna, manteniéndose las que se venían utilizando desde el Paleolítico aunque ahora con el soporte de mayor cantidad de materia prima.
Mari-Carmen Ferro Torres.

Juan José Miñan Molinero dijo...

Aunque parte de sus funciones debieron ser asumidas por recipientes semejantes pero fabricados en madera (kaikus), la invención de la cerámica es la mejor manifestación de la respuesta de las sociedades neolíticas a las exigencias de las nuevas formas de vida (almacenamiento del grano, preparación de los alimentos, aprovechamiento de los recursos ganaderos, sedentarización...).
La cerámica es, eminentemente, de producción local, sin que se recurra a ella, al menos en el Neolítico Inicial, como elemento de intercambio. Por eso, su variedad morfológica es tremenda así como los repertorios decorativos.
Por la omnipresencia de la materia prima, la cerámica se convertirá, además, en un elemento que no sólo se utilice para la fabricación de bienes muebles sino que vaya adquiriendo protagonismo en la fabricación de revestimientos, silos de almacenamiento, construcciones, sillares de adobe, elementos asociados a la industria textil, al floreciente adorno y ornato personal, etcétera.
Juan José Miñan Molinero.

Amalia Sarmiento López dijo...

En el Neolítico se multiplica la conservación de la madera, no sólo aplicada a la confección de aperos de labranza, también a la construcción de viviendas de tipo palafítico (CORTAILLOD, Suiza).
El desarrollo de la industria lítica hacia el pulimento y algunos instrumentos específicos (hachas, azuelas) permitieron trabajar la madera con más intensidad.
Aprovechando restos vegetales, la arqueología documenta un desarrollo de la industria cestera (CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS, Granada), y de la fabricación de vestidos de mimbre trenzado (OTZ, en los Alpes), lo que remite también a cierto desarrollo de la industria textil.
Desde el 6.500 a. C. tenemos evidencias de telares en CATAL HÜYUK, trabajándose, fundamentalmente, la lana y el lino. La multiplicación de carretes, husos y pesas de telar en el material arqueológico nos indican la importancia de esta incipiente industria, que tiene sus ejemplos más antiguos en EL FAYUM (Egipto) y JERICÓ (Palestina)
Amalia Sarmiento López.

Esperanza Pérez López dijo...

Las comunidades neolíticas construían sus herramientas transformando la forma de diversas materias primas como la piedra, la madera, los huesos, las bañas y las conchas mediante el golpeo, la abrasión, el raspado…
Durante el neolítico aparece una tecnología innovadora para fabricar los utensilios que da el nombre al período (neo = nuevo, lítico = piedra, edad de la piedra blanda). Esta técnica permite, mediante la abrasión, pulimentar un fragmento de piedra muy dura para conseguir un filo muy cortante. El resultado es una herramienta en forma de hacha o de azuela, que generalmente se utiliza para trabajar la madera.
La madera está muy presente en la vida de estas comunidades, tal y como lo destacan los magníficos hallazgos realizados, donde se han localizado utensilios hechos solo de madera (palos cavadores, recipientes) o que formaban parte de una herramienta más compleja (hoces, azuelas).
Durante todo el neolítico se corta el sílex para producir largos fragmentos que se utilizan en varios trabajos, como cortar y agujerear, y que generalmente formaban parte de un utensilio hecho de diversos materiales (madera, adhesivo, cuerda).
Esperanza Pérez López.

Juan-Ignacio Cuesta dijo...

El sílex también llamado pedernal en su variedad nodular de color negro, es un mineral perteneciente a las anhidras amorfas dentro del grupo de la sílice (como el cuarzo o la calcedonia), todas ellas de la subclase de los tectosilicatos. Su estructura es criptocristalina (agregados de cristales solo observables al microscopio electrónico).
De gran dureza (7 en la escala de Mohs), se usó en la Edad de Piedra para la elaboración de herramientas cortantes, por su capacidad de romperse en lascas (fractura concoidea, láminas rectas con ligeras curvas) de bordes muy agudos. Se rompía en puntas cortantes.
También fue usado para encender fuego por su capacidad de crear chispas al chocarse con otra pieza de igual o mayor dureza. Generalmente se halla asociado con la caliza, rocas sedimentarias formadas por carbonato de calcio, depositadas en aguas profundas. Típicamente se presenta en forma de nódulos entre estratos de caliza.
Dado que el pedernal produce chispas al ser golpeado con otras rocas duras o con metales, también fue usado para encender hogueras. Posteriormente fue empleado en las primeras armas de fuego, las armas de chispa, para iniciar la combustión de la pólvora. Esta aplicación continúa hasta nuestros días en los encendedores, aunque se ha sustituido el pedernal por barritas de magnesio. Hoy día también se llama pedernal a una barra de magnesio que produce chispas al ser friccionada con un rascador metálico o una navaja y que se utiliza para encender fuego en condiciones adversas de mucho viento o a falta de otro medio mejor.
Juan-Ignacio Cuesta.

Nuria Barbero dijo...

El uso de la violencia está representado desde los inicios del neolítico. Las pinturas levantinas son una prueba clarísima de esta expresión. Son numerosas las escenas donde aparece la guerra y el conflicto entre diferentes grupos, en las que el arco tiene un papel predominante. Estas imágenes muestran grupos en lucha enfrentada e incluso en algunos casos ajusticiamientos del enemigo.
Durante el neolítico la expresión de la violencia también la vemos representada en las heridas traumáticas que encontramos en los huesos de los esqueletos y en las puntas de flecha que a veces se conservan clavadas en el tejido óseo. En toda Europa se han hallado entierros en los que los individuos habían sido asesinados con flechas o habían muerto por heridas traumáticas.
La presencia de las puntas de flecha aumenta durante el todo el neolítico a pesar de que la caza es una actividad residual, hecho que permite argumentar que se utilizaban sobre todo como armas y como símbolo de prestigio y de fuerza.
Nuria Barbero.

Enma dijo...

Muy bonito e ilustrativo, espero y deseo que los higuereños que lo lean se alegren de los conocimientos que a través del artículo se les brinda. Un beso.
Enma.

Blas Ruiz Arrabal dijo...

La sedentarización fue un fenómeno que se acentuó, desde luego, a partir de la generalización de la agricultura. Aunque existieron poblados preagrícolas a modo de agrupaciones de cabañas de pocas familias (TELL MURAYBIT, en Siria, o JERICÓ en Palestina), el desarrollo urbanístico se experimentó a partir de la generalización de la agricultura. Son un buen ejemplo los poblados de CAYÖNU TEPESI y CATAL HÜYÜK (Turquía). En ellos pudieron vivir entre el 7.500 y el 6.500 a. C. hasta ciento cincuenta personas.
Los poblados estaban organizados con calles y espacios abiertos a modo de plazas. Las casas eran de planta rectangular con diversas estancias, pavimentadas con enlucido para aislar de la humedad e incluso con grandes capas de roca triturada. La riqueza del ajuar hallado en ellas nos informa del extraordinario desarrollo de estas comunidades. El caso de CATAL HÜYÜK incorpora, además, la utilización del adobe y de la madera en la construcción, los patios centrales en las viviendas, y la presencia de algunos edificios mayores destinados al culto y que iban decorados con obras escultóricas y pinturas murales.
Blas Ruiz Arrabal.

Victoria Delgado dijo...

Una de las pocas fuentes que tenemos para hacer interpretaciones sobre la salud de estas comunidades neolíticas es el estudio de los esqueletos que se encuentran en los entierros. A veces se conservan rastros en los huesos que han provocado enfermedades y lesiones, como por ejemplo fracturas traumáticas, artritis, artrosis, infecciones óseas…
En lo referente a las posibles prácticas medicinales, conocemos algunos ejemplos neolíticos de trepanaciones craneales, que tradicionalmente se han relacionado con posibles curas de enfermedades; en algunos casos se sabe que el individuo sobrevivió a la intervención. Las trepanaciones constituyen la prueba más antigua de cirugía que se conoce; consistían en perforar el cráneo mediante el uso de utensilios cortantes y/o la abrasión.
Por otro lado, los pueblos neolíticos conocían la amplia farmacopea que les ofrecía la naturaleza, aunque arqueológicamente a menudo es de difícil documentación. Entre algunas de las plantas utilizadas podría haber la adormidera.
Victoria Delgado.

Manuela Acosta del Moral dijo...

Aunque habíamos conocido la sedentarización esporádica de algunas poblaciones del Paleolítico, también en Europa ésta coincidió con el surgir de la agricultura en los Balcanes, hacia el 4.500 a. C. El ejemplo más notable de poblado es el de KÖLN-LINDENTHAL (Alemania), que unía a varias granjas rodeadas por una empalizada, dotada además de foso y terraplén. Los edificios eran de planta rectangular alargada, y todos organizados con la misma orientación. Para la edificación de las casas se empleaba la madera como armazón y el barro para la fabricación de las paredes. El interior de las casas estaba compartimentado en estancias. Además, el extraordinario protagonismo de la madera en su construcción permite suponer un desarrollo notable del trabajo de ésta. En el entorno del poblado hubo zonas reservadas para campos de cultivo, corrales para el ganado, estercoleros, silos y establos.
En España destaca el poblado de LA DRAGA (Bañolas, Gerona), a modo de grandes cabañas organizadas a orillas del lago y fechado hacia el 5.000 a. C. También están documentadas en él actividades agropecuarias.
Saludos de Manuela Acosta del Moral.

Josué Mateos Bolívar dijo...

Tras la última glaciación (alrededor del año 10.000 a. de C.) tuvo lugar lo que se ha dado en llamar la Revolución Neolítica, esto es, la revolución ocurrida en la Nueva Edad de Piedra (neolítica es una palabra griega que quiere decir "piedra nueva"). Aunque la gente del neolítico confeccionó un nuevo tipo de hachas de piedra pulida, éste no fue el cambio más importante experimentado, pues lo mas destacado es que los grupos humanos comenzaron a dedicarse a la agricultura y la ganadería y a vivir en poblados. Se inició entonces la segunda etapa de la Prehistoria: el Neolítico. En Oriente Medio, los seres humanos aprendieron a cultivar plantas y a domesticar animales. Posteriormente, en China y en América otros pueblos también aprendieron por sí mismos estas habilidades. En el resto del mundo, las técnicas agrícolas y ganaderas fueron introducidas a través del contacto con otros pueblos.
Josué Mateos Bolívar.

Nani Pastor dijo...

La zona denominada Creciente Fértil, es el origen de la Revolución Neolítica inicial y posteriormente, de las primeras civilizaciones históricas. En la zona más estrecha del Creciente Fértil es donde se sitúan los yacimientos neolíticos más tempranos, en torno al VIII milenio a. C.
Se denomina revolución neolítica a la primera transformación radical de la forma de vida de la humanidad, que pasa de ser nómada a sedentaria y de tener una economía recolectora (caza, pesca y recolección) a productora (agricultura y ganadería). Esta expresión se debe a Vere Gordon Childe (1941).
Este proceso tuvo lugar hace más de 9 mil años (VIII milenio a. C.) como respuesta a la crisis climática que se produce en el comienzo del Holoceno, tras la última glaciación y que, en términos relacionados con la historia de la cultura corresponde al paso del período Paleolítico (piedra tallada) al Neolítico (piedra pulida) y de ahí su nombre. En primer lugar afectó a la amplia zona que, debido a su apariencia en el mapa, ha recibido el nombre de creciente fértil o media luna fértil: incluye desde la parte egipcia del Valle del Nilo hasta Mesopotamia (el territorio entre los ríos Tigris y Éufrates), pasando por la franja costera del Levante mediterráneo y la región montañosa del sureste de la actual Turquía. Dentro de ella, los lugares donde se han encontrado las pruebas arqueológicas más antiguas de neolitización, es decir, de la sustitución de la piedra tallada por la piedra pulida para la confección de armas y herramientas, no proceden precisamente de las llanuras aluviales de los grandes ríos, sino de yacimientos situados en una zona más estrecha en torno a ellos (Jericó o Chatal Huyuk). Ello no tiene nada de extraño, ya que en las llanuras aluviales del Nilo, del Tigris y Éufrates la piedra es más escasa.
Nani Pastor.

Carlos Corrales dijo...

Los hallazgos arqueológicos casuales son descubrimientos de objetos y restos materiales susceptibles de estudio mediante metodología arqueológica, que se pueden haber producido por azar o como consecuencia de cualquier otro tipo de remociones de tierra y obras.
Cuando se produce un hallazgo casual estamos obligados a notificar el hallazgo al Ayuntamiento en cuyo término se haya producido o a la Delegación provincial de la Consejería de Cultura.
Todos los objetos y restos materiales de carácter arqueológico, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie o en el subsuelo, son bienes de dominio público y en ningún caso son del propietario del lugar ni del descubridor y deberán ser depositados en el Museo o Institución que se determine.
Carlos Corrales.

Consuelo Mezcua dijo...

Pienso que estarás haciendo esta investigación no sólo para "matar" el tiempo, sin pensando en una publicación ¿no? Ánimo y p'alante.
Consuelo Mezcua.

Margarita Bullejos Quesada dijo...

Los principales centros de desarrollo primario de la agricultura fueron: en el este de los Estados Unidos (4000–3000 AP), Mesoamérica (5000–4000 AP), Andes septentrionales (5000–4000 AP), África subsahariana (5000–4000 AP, ubicación exacta desconocida), Creciente Fértil (11000 AP), cuencas del Yangtsé y del río Amarillo (9000 AP) y tierras altas de Nueva Guinea (9000–6000 AP).
Algo más tarde se produjeron cambios similares en la India (ríos Indo y Ganges) y en el Extremo Oriente (ríos Huang He y Yangtze en China). La expansión por el resto del Viejo Mundo (Europa, Asia y África) se produjo por difusión de estos primeros focos, aunque en algunas zonas se descubrió localmente la domesticación de animales o plantas autóctonas. De forma autónoma se produce la revolución neolítica en América, con los focos mesoamericano y andino. La difusión de la agricultura y la ganadería por Oceanía en algunos casos es simultánea a la ocupación humana (las migraciones de las islas del Pacífico eran tanto de los grupos humanos como de sus cultivos y ganado) y en otros los usos del suelo continuaron siendo muy arcaicos hasta la llegada de los europeos (aborígenes australianos, en su mayoría cazadores-recolectores, cuya ocupación del continente es muy antigua, quizá desde hace 40.000 años).
Margarita Bullejos Quesada.

Fabio Ramírez Vásquez dijo...

Por aquella época el hombre realizó dos descubrimientos sensacionales que le permitieron asentarse en un medio geográfico determinado y comenzar a dominarlo: la agricultura y la domesticación de los animales.
En primer lugar, debió abandonar la azarosa vida nómada del cazador puro, cambiando siempre de lugar en pos de las piezas apetecidas, desarraigado de la tierra, sin otro bagaje que sus armas, para iniciarse en ser un agricultor. En consecuencia, aparecen los primeros poblados, las viviendas fijas, el primer bosquejo de aldea y de pueblo.
En Suiza ha sido posible reconstruir la situación y emplazamiento de numerosos «palafitos», viviendas de troncos levantadas sobre el agua, a las cuales se llegaba por medio de una canoa o de una pasarela que al retirarla dejaba aisladas las viviendas de cualquier ataque enemigo, ya fuera de hombre o de animales. En estas chozas construidas con materiales vegetales, sobre una plataforma también vegetal, el hombre debió experimentar la primera sensación de hogar, creado por sus propias manos.
El clima se había estabilizado. Cesaron las bruscas y violentas glaciaciones seguidas de periodos atemperados, y este hecho climatológico contribuyó a convertir al hombre en sedentario.
Fabio Ramírez Vásquez.

Aurelia dijo...

Pedro, magnífico artículo e interesante. Lo he copiado y guardado. Te felicito. Un abrazo. Aurelia.

Elvira Mora Pardo dijo...

Los descubrimientos que hoy pueden parecernos pueriles tuvieron en este periodo prehistórico una gran importancia. Entre ellos se encuentra la invención de la cerámica, en su forma más primitiva: la alfarería y de la rueda, mucho más posterior, pero realizada ya en el Neolítico, de la artesanía del calzado y el vestido, siquiera fuese el curtido de las pieles, etc.
El hombre, y de un modo especial la mujer, aprendió a trabajar la tierra. Descubrió el trigo, la planta que ha alimentado a la humanidad durante millares de años, y aprendió a guardarlo, sembrarlo, recogerlo y, gracias al fuego, pudo cocer el pan. El grano se echaba en un recipiente cóncavo y se machacaba con otra piedra en un movimiento de vaivén hasta obtener su harina. El consumo de cereales, ricos en carbohidratos y proteínas, mejoró notablemente la dieta del Homo sapiens y contribuyó a alargar su esperanza de vida.
Posiblemente, el descubrimiento de la agricultura se debió a la observación de la naturaleza, cuando alguna persona se dio cuenta de que, tras enterrar una semilla, nacía al poco tiempo una planta. Las primeras especies agrícolas fueron el trigo en Oriente Medio y Europa; el arroz y el mijo en Asia; y el maíz, la mandioca, las judías y las papas en América.
Elvira Mora Pardo.

Ángel Ordóñez Muñoz dijo...

El verdadero cambio en este período neolítico fue que la caza de animales y la recolección de plantas, actividades que se realizaban para ganarse el sustento, dieron paso a la producción de alimentos mediante la práctica sistemática de la agricultura. La siembra de granos y vegetales proporcionó una oferta regular de comida, y la domesticación de animales (como cabras, ganado, puercos y ovejas) añadió una fuente continua de carne, leche y fibras para vestir (como la lana).
La cabra fue el primer animal domesticado por su carne. Hacia el 8000 a, C. Proviene de la especie salvaje Capra aegragus.
La oveja deriva de los carneros salvajes de los montes de Irán. Apreciada por su carne, leche y lana. VIII milenio a. C.
La vaca además de proporcionar carne, leche y cuero, fue utilizada como animal de tiro. VI milenio a. C. Anatolia.
El caballo proviene de los caballos salvajes de Kazajstán y no fue utilizado como montura hasta el IV milenio a. C.
Del asno sus ancestros fueron el onagro de Asia occidental y el Man del Tíbet. Domesticado desde el V milenio a. C.
El cerdo proviene del jabalí. Fue criado en cautividad en el sudeste de Turquía desde el VIII milenio a. C.
También se pudieron emplear grandes animales como bestias de carga. El aumento de cosechas y la domesticación de animales productores de alimentos establecieron una nueva relación entre los hombres y la naturaleza.
Saludos de Ángel Ordóñez Muñoz.

Cristina Salguero Ibarra dijo...

La capacidad de adquirir con regularidad alimentos dio a los seres humanos un mayor control sobre su ambiente. También les permitió abandonar sus hábitos de vida nómada, y comenzar a vivir en comunidades asentadas.
La agricultura sistemática quizá se desarrolló de manera independiente en cuatro distintas áreas del mundo entre los años 8000 y 7000 a. de C. En cada una de estas zonas se cultivaron plantas diferentes: trigo, cebada y lentejas en el Cercano Oriente; arroz y mijo en el sur de Asia; mijo y camote en África occidental; y frijoles, papas y maíz en Mesoamérica. En el Cercano Oriente, como en cualquier otra parte, la revolución agrícola del Neolítico requirió la presencia de un ambiente favorable.
Al principio, las áreas elevadas que se ubican arriba del Fértil Creciente (que en la actualidad corresponden al norte de Irak y al sur de Turquía) fueron más propicias para un cultivo sistemático que las zonas de los valles ribereños. Aquella región recibía la precipitación pluvial necesaria y era el lugar de origen de dos plantas silvestres (el trigo y la cebada) y de cuatro especies de animales salvajes (el puerco, las vacas, las cabras y las ovejas), que habrían de ser domesticadas para beneficio del ser humano.
El asentamiento en poblados trajo consigo la domesticación de diversos animales salvajes, los cuales dieron origen a nuestros perros, caballos, bueyes, ovejas, etc.
Cristina Salguero Ibarra, os saluda encantada de las entradas y comentarios de este blog. Hasta otro día.

Salomé Martínez Calvo dijo...

La domesticación de animales debió producirse cuando algunas tribus descubrieron que era más cómodo y eficaz mantener dentro del grupo a los animales que buscarlos y cazarlos. Las principales especies animales domesticadas fueron la oveja, la cabra, la vaca, el cerdo, el perro, el reno y el asno, dependiendo de las zonas.
Siguiendo una tradición iniciada en el Mesolítico, durante el Neolítico, los cuchillos, raspadores y puntas de flecha, entre otros utensilios, se fabricaron casi siempre con sílex. La adopción del modo de vida agrario, sin embargo, exigió al Homo sapiens ingeniar nuevas herramientas. Incrustando dientes de sílex en piezas de madera o cuernos, por ejemplo, se elaboraron las primeras hoces destinadas a la cosecha, y uniendo hachas de piedra a un palo resistente, se crearon las más primitivas azadas. El aprovechamiento de los huesos y las cornamentas de los animales, por otra parte, también se mantuvo respecto a épocas anteriores y, gracias a estos materiales, se fabricaron arpones para la pesca y azagayas para la caza -dos actividades que, pese al desarrollo de la agricultura y la ganadería, siguieron practicándose con frecuencia-, así como espátulas y palas para cavar, punzones para perforar y agujas para coser.
Salomé Martínez Calvo.

Sancho Rubio Gallego dijo...

Restos de vasijas y vasos de todas formas y tamaños se encuentran junto a los enterramientos de esta época. Pero aquellos hombres no solamente fabricaban vasijas sino que comenzaban ya a adornarlas con bellos motivos geométricos. En algunos casos el adorno en forma de greca lo conseguían arrollando una cuerda alrededor del recipiente cuando el barro estaba húmedo.
Surgió un tipo de vaso denominado «campaniforme» por adoptar la forma, más o menos vaga, de una campana invertida. Este vaso, que en su origen se cree fue mediterráneo y español, se extendió hasta Bretaña (Francia), Sicilia, Polonia y Hungría, lo cual demuestra la existencia de corrientes de emigración y, por tanto, de expansión cultural. Las incisiones practicadas en estos vasos se rellenaban de una pasta blanca, lo que denota la posesión de un sentido artístico por parte de aquellos alfareros.
Sancho Rubio Gallego.

Federico Castro Duran dijo...

Las primeras manifestaciones religiosas indudables las encontramos en el culto a los muertos. Los deudos y amigos eran enterrados en vasijas de barro, en posición fetal, en cuclillas, rodeados de todos los utensilios que habían empleado en vida.
Pero las manifestaciones más impresionantes de esta edad verdaderamente progresiva, las encontramos en los monumentos megalíticos por lo que tienen de espectacularidad, más que por su significación como progreso real y práctico.
En las cercanías de Stonehenge, en el oeste de Inglaterra, en el centro de una llanura azotada por los vientos, se levanta una de las construcciones más impresionantes que ha concebido el hombre. Gran número de piedras enormes, unas enhiestas como obeliscos, otras colocadas a modo de losas o cubiertas sobre las verticales y formando el conjunto una serie de círculos amplísimos, de una belleza y majestad sobrecogedoras, integran la obra. Estas construcciones megalíticas («grandes piedras») datan de unos 1.900 años antes de J. C., cuando las Islas Británicas se encontraban en plena Prehistoria. Sorprende considerar que en los alrededores del lugar donde está emplazado el monumento de Stonehenge no hay canteras, y que las más próximas se encuentran situadas a unos 250 Km. ¿Cómo pudieron trasladar bloques tan enormes, y qué significado dieron a esta construcción original?
Federico Castro Duran.

Manuela Moya dijo...

Los restos hallados demuestran que la Península Ibérica ya estaba poblada durante el Paleolítico, el período más largo de la prehistoria. El hombre se agrupaba en hordas y se desplazaba continuamente en busca de alimentos. Su economía era depredadora, ya que vivía de la recolección, de la pesca y de la caza y, para resguardarse del frío se cobijaba en cuevas naturales en las que se han conservado pinturas y restos de instrumentos.
Un cambio climático con la consecuente desaparición de los glaciares obligó a los hombres a adaptarse a otro tipo de vida: se volvieron productores y se asentaron en las orillas de los ríos. El desarrollo de la agricultura y la domesticación de los animales aseguraron un aumento de la producción que conllevó un crecimiento demográfico.
Durante el neolítico se inició el conocimiento del metal. Los restos más característicos son los monumentos megalíticos, sepulcros colectivos construidos a base de grandes piedras.
Manuela Moya.

Nicolás Ayala dijo...

Se llama Revolución Neolítica a aquel período histórico que comenzó con un cambio climático tras la última etapa glacial y el inicio de la época interglaciar. En el fin del último período glacial provocó grandes cambios en el medio natural y las sociedades debieron buscar nuevas fuentes de alimentación. Así se inicio un proceso que condujo al descubrimiento de la agricultura, actividad que significó una revolución en la vida humana. Las sociedades neolíticas fueron productoras de alimentos, habitaron en pequeños poblados agrícolas-ganaderos y el sedentarismo significó una transformación radical en su forma de vida y en los paisajes que habitaron.
Este cambio trajo modificaciones en la vida del hombre que sustancialmente consistió en el paso gradual de un modo de vida de un estilo de vida nómada (cazador y recolector) y el paso a un modo de vida semisedentaria o sedentaria (agricultura y domesticación de animales). La región llamada Creciente Fértil es la que muestra los comienzos de ésta etapa neolítica y se halla ubicada en la zona geográfica de Asia Menor y más allá del cercano oriente.
Las características de la Revolución Neolítica: 10 mil años a.C.
- cultivos y cría de animales
- las condiciones de vida estable dieron lugar a idear recipientes para conservar los productos de los cultivos, así surge la cerámica.
- se perfecciona el trabajo de la piedra para la fabricación de instrumentos. Así aparecen nuevas técnicas de pulido y tallado para producir hachas, flechas, arpones, agujas, rascadores y raspadores. Por eso algunos han hablado de revolución tecnológica neolítica.
Nicolás Ayala.

Lucía Sánchez Rodríguez dijo...

Los monumentos megalíticos se encuentran diseminados por toda la faz de Europa. Son tan variados como numerosos. Entre ellos hay: los menhires, o piedras verticales, que abundan sobre todo en España y Francia, los dólmenes, que eran construcciones con un vago aspecto de puerta, formadas por dos piedras verticales y una losa horizontal. Se ha comprobado que se trataba de tumbas de personajes que debieron alcanzar alguna celebridad o poder.
En algunos casos estos dólmenes se complican con el aditamento de corredores de piedra, a modo de cuevas artificiales como la de La Menga, en España, formada por numerosos dólmenes unidos que constituyen un corredor, culminando en una pieza más ensanchada.
El hombre del Neolítico llegó a dominar la técnica de la piedra, como si apurara todas las posibilidades de este material antes de descubrir otro mejor. Enormes monumentos formados por bloques colosales y, al mismo tiempo, perfectísimas armas, puntas de lanza, hojas de hacha, de piedra pulida, finísima, afilada incluso, caracterizan este momento de la Prehistoria.
Lucía Sánchez Rodríguez.

Rosi Burgos dijo...

Pedro, sería interesante que añadieras fotos de la cerámica que han encontrado allí. En mi pueblo los restos arqueológicos están en manos de particulares y pocos los han cedido gratuitamente al Museo.
Un abrazo.
Rosi Burgos.

Rocío Sánchez dijo...

La construcción de sepulturas colectivas y edificios ceremoniales, ya aparece documentada desde finales del Neolítico tanto en Asia y Europa como en América, los primeros templos americanos datan del Periodo Inicia, está muy relacionada con el desarrollo de sociedades cada vez más organizadas y complejas. De ellas surgirían las primeras civilizaciones.
Rocío Sánchez.

Norberto Padilla del Hierro dijo...

La revolución agrícola del Neolítico tuvo consecuencias de largo alcance. Una vez que la gente se hubo asentado en villas o ciudades, construyeron casas para protegerse, así como otro tipo de estructuras dedicadas al almacenamiento de bienes.
Como comunidades organizadas, almacenaron alimentos, acumularon bienes materiales y comenzaron a practicar el comercio. La gente comenzó también a especializarse en ciertos oficios, por lo que se desarrolló la división del trabajo.
La alfarería se fabricó con arcilla y se endureció al fuego. Las vasijas se utilizaron para cocinar y para almacenar granos. Las cestas tejidas también se usaron para almacenamiento.
Las herramientas de piedra se refinaron, conforme se utilizaban cuchillos de pedernal en la fabricación de hoces y azadones para su uso en la labranza. En el transcurso de la Era Neolítica, gran parte de las plantas alimenticias que están todavía hoy en uso se comenzaron a cultivar. Más aún, fibras vegetales provenientes de plantas como el lino y el algodón se usaron para producir los hilos con que se tejía la ropa. El cambio hacia una agricultura sistemática experimentado en la Era Neolítica también tuvo consecuencias en la relación entre el hombre y la mujer.
Saludos para todos.
Norberto Padilla del Hierro.

Santiago Moreno Robles dijo...

La Ley prohíbe la realización de actividades arqueológicas o de búsqueda sin el debido permiso de la Consejería de Cultura. Cualquier excavación sin permiso cuyo fin sea la búsqueda de restos arqueológicos será considerada fraudulenta y está castigada por el Código Penal. Además estas búsquedas generalmente suelen provocar la pérdida de importantes datos arqueológicos de manera irreversible, al hacerse sin ningún tipo de metodología científica y dificultan las futuras excavaciones o estudios.
El uso de detectores para la búsqueda de objetos metálicos o minerales sin interés arqueológico o histórico, no está prohibido, aunque para ello será necesaria una autorización de la Consejería de Cultura cuando se utilice en zonas arqueológicas o con probabilidad de hallar restos de este tipo.
Si la búsqueda se realiza en terrenos de titularidad privada, debe contarse, además, con la autorización del dueño del terreno. DESGRACIADAMENTE tales artefactos se emplean mayoritariamente en la búsqueda objetos arqueológicos o históricos de interés (monedas, anillos, pendientes y otros objetos metálicos), acción que está perseguida por el SEPRONA y duramente castigada por la ley y conlleva la intervención del artefacto.
Santiago Moreno Robles.

José David Hernández dijo...

Los varones asumieron la responsabilidad principal de trabajar en los campos y de domesticar los animales, actividades que los mantenían alejados de la casa.
La mujer permanecía a la zaga, cuidando a los niños y tejiendo ropa, elaborando queso a partir de la leche y llevando a cabo otras tareas que requerían hacer mucho trabajo en un solo lugar. Con el tiempo, conforme el trabajo realizado fuera de la casa se percibió cada vez más como de mayor trascendencia que el hecho en casa, los varones comenzaron a asumir el papel dominante en la sociedad, patrón básico que continuaría hasta nuestros días. Otros patrones establecidos en la Era Neolítica llegarían también a convertirse en elementos perdurables de la historia humana. Los asentamientos fijos, la domesticación de animales, las actividades agrícolas regulares, la división del trabajo, el ejercicio del poder por parte del hombre forman parte de la historia del ser humano.
A pesar de todos nuestros avances científicos y tecnológicos, la sobrevivencia de nuestra especie todavía depende del cultivo y del almacenamiento de comida, logros atribuibles a los pueblos de la Era Neolítica. La Revolución Neolítica significó en verdad un punto crítico en la historia de la humanidad. Entre el 4000 y el 3000 a. de C., importantes desarrollos técnicos comenzaron a transformar las ciudades neolíticas. La invención de la escritura permitió llevar registros; en tanto que la utilización de metales representó un nuevo nivel del control del ser humano sobre el ambiente y sus recursos.
José David Hernández.

Gregorio Garrido dijo...

Antes del año 4000 a. de C., los artesanos ya habían descubierto que las rocas portadoras de metales podían calentarse con el fin de derretir dichos metales, y de esa forma se hacía posible vaciarlos en moldes para fabricar herramientas y armas, de mayor utilidad que los instrumentos de piedra. A pesar de que el cobre fue el primer metal utilizado en la fabricación de herramientas, después del 4000 a. de C., los artesanos de Asia occidental descubrieron que la combinación de cobre y estaño originaba el bronce, metal mucho más duro y resistente que el cobre. Su extendido uso ha provocado que los historiadores se refieran como Edad de Bronce al periodo que abarca los años 3000 al 1200 a. de C.
En esta última fecha el hierro comenzó a reemplazar cada vez más al bronce. Al principio, los asentamientos neolíticos eran apenas algo más que villas. Pero, conforme sus habitantes dominaban el arte del cultivo, poco a poco comenzaron a dar origen a sociedades humanas más complejas.
En la medida en que la riqueza aumentaba, esas sociedades comenzaban a desarrollar ejércitos y a construir ciudades amuralladas. Al inicio de la Edad de Bronce, las concentraciones de cada vez más personas alrededor de los valles ribereños de Mesopotamia y Egipto estaban dando origen a un nuevo modelo de vida humana.
Gregorio Garrido.

Desire Llanes del Valle dijo...

El conocimiento y el dominio del fuego, que produjo tantos cambios en la vida del hombre: producía calor y luz, ahuyentaba a las fieras, le permitió cambiar sus hábitos alimenticios, tanto que hasta su ángulo facial se modificó, permitiendo el desarrollo de las actividades cerebrales superiores. En cuanto a la edad de la piedra pulida, el manejo incipiente de ganado y siembra (usó el fuego para desmontar, tal como hacen los indígenas y pobres actualmente), permitió al hombre producir su alimento, dejar el nomadismo y transformarse en sedentario.
Saludos.
Desire Llanes del Valle.

Tania Salazar dijo...

El Neolítico supone una de las etapas más importantes de la evolución humana. Está marcada por la aparición de la agricultura. Al comenzar el hombre a cultivar plantas y a domesticar animales, deja de deprender exclusivamente de lo que la Naturaleza le ofrece e introduce significativas mejoras en su calidad de vida.
Parece que el fenómeno Neolítico apareció en distintos lugares de manera simultáneas: Así, América y Próximo Oriente, aunque el origen más antiguo fueron las tierras del Próximo Oriente donde, en torno al año 7000 a.C. el hombre, empujado por la aridez y la desecación provocada por factores climáticos, tuvo que adaptarse a nuevas formas de vida que culminaron en la aparición de la agricultura y la ganadería. En el año 4000 a. C el Neolítico había alcanzado de lleno al continente europeo, a la vez que se extendía hacia Oriente, India y China, desde donde pasaría a Corea y Japón. También en el continente americano surgió un foco Neolítico autóctono que se difundió sobre todo en los territorios de México y Perú.
Saludos.
Tania Salazar.

Ana Mari Blanco Valero dijo...

Las pequeñas mejoras acumuladas en las diferentes especies cultivadas daban, tras largos periodos de tiempo, especies radicalmente nuevas y con propiedades que las hacían más valiosas al hombre. Un ejemplo de esto es la hibridación entre la escanda (una variedad de trigo silvestre) y la hierva para dar origen al trigo candeal que es el actual. Este nuevo tipo de trigo se ha encontrado en lugares que datan del año 6000 antes de J.C. La cebada también mejoró, haciéndose gradualmente más variada y versátil. En este caso no hay evidencia de hibridación que favoreciera el proceso. La revolución agrícola proporcionó muchos beneficios. Uno de ellos es que los viejos y niños dejaron de ser una carga; los primeros pasaron a ser depositarios de experiencias prácticas necesarias para la comunidad y los segundos, ayudantes potenciales en los campos. Recipientes de arcilla cocida, frágiles y difíciles de transportar para un grupo de nómadas, se convirtieron en recipientes duraderos para cocinar y almacenar alimentos. Otro aspecto importante es el tiempo libre para fabricar artículos de uso habitual.
Ana Mari Blanco Valero.

Manuel-Jesús Jiménez Pérez dijo...

Un hombre que trabajaba el hueso podía fabricar collares y alfileres y con la piedra podía fabricar una amplia variedad de útiles, como hachas y morteros. El inconveniente era que la agricultura es un trabajo más extenuante que la recolección y también más arriesgado. Los fracasos en las cosechas podían provocar hambruna o una alimentación deficiente. La ventaja de la acumulación de posesiones materiales podía convertirse en desventaja debido a los saqueos por parte de merodeadores y a los incendios. Una de las dificultades con que se encontraron los primeros agricultores era la disminución de las cosechas debido al empobrecimiento del suelo. Aunque se trató de solucionar el problema con el sistema de talar y quemar o dejando descansar el bosque esto no era suficiente pues la población iba creciendo cada día y la tierra aprovechable iba disminuyendo. Las gentes debieron encontrar maneras de afrontar la decadencia de la fertilidad de sus campos sin abandonarlos durante varias generaciones. Una solución fue la ganadería ya que el estiércol es un buen fertilizante.
Manuel-Jesús Jiménez Pérez.

José Enrique Tamayo dijo...

La agricultura se difundió inicialmente con facilidad, pero su progreso fue lento. Las tierras cultivadas se agotaban rápidamente, dado el carácter básico y rudimentario de las técnicas con las que se trabajaban y había que ir en busca de otros lugares fértiles.
No obstante, la vida del hombre sufre una transformación radical con el descubrimiento de la agricultura. Al mejorar la alimentación, se produce un aumento de la población. El desarrollo de la agricultura y la ganadería exigirán una organización más compleja. Poco a poco, de manera progresiva, se va produciendo la sedentarización de estos grupos lo que, unido al aumento de población, nos permite hablar de poblados de más de 150 habitantes.
En relación con la práctica agrícola, surge la cerámica, que se utilizaba para acumular y almacenar el grano. También se desarrolla el arte de tejer y el trabajo con los metales. Se descubre la navegación y se desarrolla el comercio por medio del trueque.
José Enrique Tamayo.

Pedro Antonio Navarro dijo...

Muchos prehistoriadores están empezando a cuestionar el término "revolución", para describir la llamada revolución neolítica; el término revolución implica una modificación radical, súbita o violenta, que no se aplica adecuadamente al proceso identificado como la revolución neolítica, sino que un proceso mucho más lento o pausado y progresivo que duró miles de años. Dicho término lingüístico es una de las categorías más utilizadas para describir procesos importantes, y no sólo en las ciencias sociales. La identificación de una revolución industrial casi simultánea a la revolución francesa es el precedente que permitió al historiador australiano extender el uso del término a un proceso ya no secular, sino milenario. Se suele considerar que Revolución Neolítica y Revolución Industrial han sido los dos cambios más trascendentales de la historia de la humanidad, y a pesar de no ser acontecimientos de cambio en el tiempo histórico de corto plazo, merecen el uso de tal término. Para evitar la palabra "revolución" y sus implicaciones, tanto en lo temporal como en su carácter violento, o incluso para evitar comparaciones con el término evolución, algunos autores prefieren utilizar otros términos para el cambio radical que supuso la sedenterazación del hombre del Neolítico para la humanidad. En la historia de la humanidad se han dado muchos nombres de revolución a los cambios violentos y significativos en el tiempo: Revolución cultural, revolución verde, y otras muchas revoluciones que, a veces, han traido otras nuevas esclavitudes para los supuestos "liberados".
Saludos, Pedro Antonio Navarro.

María Victoria Pérez Fernández dijo...

Al contrario de lo que se puede pensar, los restos arqueológicos no tienen un valor económico, ni siquiera las monedas. Sin embargo, su estudio por personal especializado puede permitir extraer de ellas una valiosa información para la datación y comprensión del yacimiento. Estos restos dejados por culturas históricas son bienes de dominio público y, por lo tanto, está prohibida su comercialización. En estos casos estas piezas se pierden para siempre y quedan desligadas de su origen.
Los restos arqueológicos no son un tesoro, un tesoro es un depósito oculto e ignorado de dinero, alhajas u otros objetos preciosos, cuya legítima pertenencia no consta. Los tesoros pertenecen al dueño del terreno donde se hallasen. En ningún caso se aplica esta medida si se tratan de restos de carácter arqueológico.
María Victoria Pérez Fernández.

Raúl González Ramírez dijo...

Uno de los logros que permitió el salto hacia la civilización fue cuando el hombre aprendió a regar sus campos. La irrigación incrementó la productividad de la agricultura pues hizo posible que se extendiera a tierras áridas y puesto que una irrigación efectiva sólo puede llevarse a cabo por una cooperación organizada de todos los agricultores de un poblado se fomentó el desarrollo de un gobierno. Una irrigación sencilla fue empleada en el 5500 antes de J.C. en algunas partes de la Media Luna Fértil. Cuando la pericia en la irrigación aumentó, los poblados se extendieron a lo largo de los ríos y hasta los bordes de la gran llanura mesopotámica. Algunos poblados se transformaron en grandes ciudades que dominaron a los de su alrededor y lentamente fue apareciendo una de las grandes civilizaciones del mundo antiguo. Egipto fue el segundo lugar donde nació una civilización hidráulica y en otras partes del mundo -Perú, México y China- donde la agricultura era la base de avanzadas civilizaciones también se habían desarrollado sistemas complejos de irrigación.
Raúl González Ramírez.

José-Luis Montes García dijo...

La mayoría de las pruebas indican que la domesticación de animales comenzó en algún lugar del Próximo Oriente hacia el 8000 antes de J.C. con la aparición de viviendas permanentes. Lo que debe quedar claro es que desde mucho antes el hombre había aprendido a controlar los movimientos de los animales. En los comienzos del neolítico, hace unos 11000 años, cuando los hombres del Próximo Oriente comenzaban a establecerse en comunidades permanentes, pero aún no agricultoras, comenzaron a guardar cabras y ovejas para utilizarlas como reserva alimenticia dándose así el primer paso para la domesticación. El hecho de que las cabras y ovejas se reúnan en rebaños guiados por un líder y la fácil transferencia de afectos de un cordero o cabrito recién nacido facilitaron enormemente la domesticación de estos animales. Los campesinos del Próximo Oriente también fueron los primeros en domesticar cerdos y tal vez fueron los domesticadores del ganado bovino. Con el tiempo y en otros lugares se domesticaron otros animales como el caballo alrededor del 3000 antes de J.C.
José-Luis Montes García.

Rosa Zapata Díez dijo...

Los primeros poblados de agricultores del mundo aparecieron alrededor del 7000 antes de J.C. Algunas construcciones muy antiguas consistían en casas redondas marcadas por círculos de piedra, que al parecer habían reforzado con un armazón de palos entretejidos que debió ser cubierto con capas de algún otro material perecedero de los arbustos de los alrededores. Puesto que este tipo de chozas son relativamente fáciles de construir, firmes y portátiles, debieron ser refugio de nómadas cazadores y luego sus descendientes, ya sedentarios, siguieron la tradición de sus antepasados en la línea de las construcciones.
En algunos lugares se comenzó a construir chozas pequeñas formando pequeñas agrupaciones, lo cual muestra la idea de un edificio con varias habitaciones para dar albergue a una familia. Una vez dado este paso debió parecer más práctico construir casas rectangulares con las que se aprovechaba mejor el espacio disponible. La vida sedentaria fomentó la proliferación de la propiedad privada. La abundancia de bienes exigió casas más grandes y las provisiones de comida acumuladas debilitaron la costumbre tradicional de compartir. A partir de este momento surgen las diferenciaciones sociales y ciertas familias comienzan a dominar a la población de artesanos y de agricultores.
Rosa Zapata Díez.

Mara Castillo dijo...

"Neolítico" se utiliza como denominación de un periodo de la prehistoria definido en términos de cultura material. Escolarmente se definía como el periodo en el que se encuentran útiles de piedra pulimentada, frente al paleolítico, en que los útiles eran de piedra tallada. Lógicamente, la integración de esta perspectiva de la tecnología lítica con el proceso descrito por Gordon Childe, y la comparación de lo que a partir de entonces se denomina modo de vida paleolítico (depredador) y el modo de vida neolítico (productor) pasó a ser un tema cultural y una de las tareas más importantes de la prehistoria y la arqueología como ciencias.
Mara Castillo.

Abelardo Luna dijo...

Las variaciones ligadas a la Revolución Neolítica significaron un enorme salto en el desarrollo de la humanidad, la cual comenzó a crecer con mucha mayor rapidez al comenzar a cosechar alimentos que podían conservarse durante bastante tiempo. La necesidad de conservar los alimentos generó el desarrollo de nuevas técnicas y artesanías como la cerámica, la cestería y muchas otras. La aparición de excedentes permitió la especialización y división del trabajo, la aparición del comercio, la acentuación de las diferencias sociales, y con el tiempo, el origen de la Historia. Pero eso sería un proceso posterior denominado revolución urbana, también según expresión de Gordon Childe. Tampoco hay que olvidar que, como revolución, la difusión de la agricultura supuso consecuencias violentas, incluso dramáticas: Una alteración radical del paisaje, que puede pasar a definirse como paisaje humanizado de tipo agrícola, ganadero y forestal (paisaje agrario). Esa pérdida de diversidad biológica y simplificación de las cadenas tróficas, sometidas al gusto humano, tuvo a su vez una consecuencia muy interesante: Para cada uno de los cultivos, la actividad de distintos grupos humanos a lo largo de todo el mundo durante milenios permitió una prolongada selección artificial de especies, que ha dado lugar a una enorme variabilidad genética en las semillas que en la actualidad se está perdiendo como consecuencia de la globalización, que impone procesos agrícolas y semillas estandarizadas, reducidas en número a las más demandadas por el mercado. El peligro de desaparición de este patrimonio de la humanidad acumulado y conservado en las comunidades rurales dispersas por todo el mundo es objeto actualmente de la atención de programas internacionales de protección.
Saludos de Abelardo Luna.

Gemma Fuentes Fajardo dijo...

La difusión de la agricultura también supuso una mayor alteración en algunas condiciones de vida de los propios seres humanos, habiéndose llegado a estimar que probablemente condujo a un empeoramiento real de las condiciones de vida por reducción de la variación de la dieta, a pesar de garantizar un suministro más continuo de comida había menor variedad de alimentos que en tiempos anteriores. La vida se hace más segura, pero más monótona. El sedentarismo y el aumento espectacular de la densidad de población también produjeron peores condiciones sanitarias y endemizó las enfermedades. La presión de la selección natural sobre la especie humana, desde entonces y hasta hoy, ya no se efectúa en las mismas circunstancias que en los cientos de miles de años anteriores al posibilitarse la supervivencia y reproducción de individuos que con un modo de vida paleolítico no las habrían alcanzado. La dinámica de poblaciones se vuelve enteramente distinta.
Gemma Fuentes Fajardo.

Sonia Parrilla dijo...

Los cereales fueron la especie vegetal decisiva para la Revolución Neolítica en la mayor parte del mundo, y siguen siendo la base de la alimentación humana en la actualidad. Centeno, trigo y cebada son originarios de la zona del Creciente Fértil, aunque quizá no fueron las primeras especies vegetales en pasar de la recolección al cultivo (recientemente se han hallado frutos de higuera que demuestran una selección intencionada en la zona de Medio Oriente hace 11.400 años). Las legumbres, concretamente las lentejas, también tienen un cultivo muy antiguo, y algo menos los diferentes árboles frutales (cítricos -China-, manzanos, ciruelos) o los plátanos (Sureste de Asia). En la Amazonía la domesticación de especies vegetales se basó inicialmente en la mandioca amarga y comenzó hace unos 5000 años.
Saludos de Sonia Parrilla.

Berta Iañez dijo...

La domesticación de animales (a excepción de la del perro, seguramente muy anterior, propia de sociedades cazadoras) fue simultánea a la de las especies vegetales. Las más extendidas hoy, ovino, bovino y caprino, proceden también de la zona del Creciente Fértil. La siguiente, decisiva para el desarrollo histórico, fue la del caballo en las estepas de Asia Central, papel que en otras zonas correspondió a los camélidos (dromedarios, camellos, llamas y alpacas). Las demás especies importantes se seleccionaron de entre todos los grupos zoológicos: mamíferos (destacándose el cerdo), aves (las más usuales denominadas de corral, como gallinas y patos, y otras como las palomas, para alimentación y uso colombofílico y las rapaces, utilizadas en cetrería), e incluso insectos (abeja, (apicultura) y gusano de la seda (sericicultura). La utilización ganadera de reptiles (como iguanas y cocodrilos) ha tenido menos extensión. Algunas de las domesticaciones más recientes en términos históricos fueron la del gato (que se debió a la mutua utilidad para felinos y humanos de su presencia en los graneros del Antiguo Egipto, vulnerables a los roedores) y la del elefante (con fines económicos y bélicos en sus variedades asiática y africana, aunque el uso de esta última se ha perdido desde la Edad Antigua).
Berta Iañez.

David Garrido Serrano dijo...

El encendido de fuego es conocido en la prehistoria desde el paleolítico, hace unos 400.000 años. Consolidó la evolución humana, ya que permitió alargar las horas de luz, calentarse, cocinar y ahuyentar a los animales.
Durante el neolítico el conocimiento de la producción de fuego abarcaba todo el planeta. Se conocían varias técnicas, utilizadas por todos los integrantes del grupo, como la percusión y la fricción con madera. Es posible que la técnica más usada para hacer fuego fuese la percusión. Para ello se golpeaba con un sílex una pirita para conseguir una chispa, que, una vez caída sobre una yesca, generaba una pequeña brasa. Esta brasa era suficiente, una vez atizada soplando, para encender el fuego. De yescas había una gran variedad, pero sin duda la más conocida es la que provenía del hongo yesquero.
El fuego, como en todas las sociedades tradicionales, ha sido hasta hace poco el centro de las casas, donde se cocinaba, se comía, se conversaba y, en definitiva, se desarrollaban una gran parte de las relaciones humanas.
David Garrido Serrano.

Juan Manuel Zafra Gutiérrez dijo...

Durante el neolítico la práctica funeraria es la inhumación, es decir que se entierra el cuerpo dentro de un contenedor que puede tener diferentes morfologías. Al principio del neolítico los entierros son generalmente individuales y los muertos se depositan en el fondo de una fosa acompañados por algunos elementos de ajuar: cerámica, utensilios de piedra, adornos.
Posteriormente aparecerán las tumbas más sofisticadas excavadas en el suelo con ricos ajuares y también dólmenes, que son construcciones realizadas con grandes losas y cubiertas por un túmulo de tierra y piedra. Los ajuares de los entierros a menudo están hechos con materiales procedentes de lugares alejados, hecho que pone de manifiesto la existencia de redes de intercambio muy activas que superan el marco estrictamente regional, como la obsidiana proveniente de Cerdeña y el sílex de la Provenza francesa.
Los dólmenes, en un primer momento, son de pequeño tamaño, y posteriormente se convierten en verdaderos panteones utilizados como lugares de entierro colectivo con un acceso móvil. También se utilizan otros lugares para enterrar, como las cuevas, en las que a veces se construyen accesos y cerramientos con piedra, que posibilitan acceder a ellas cada vez que es necesario realizar una inhumación en la cámara funeraria.
Juan Manuel Zafra Gutiérrez.

Ángel Puerta Martín dijo...

Es sorprendente la aparición de numerosas tecnologías en todas las civilizaciones agrícolas tales como la invención del tiempo y la creación de calendarios, el desarrollo de la cerámica y los textiles, las técnicas para extraer y moldear los metales, la invención de la rueda y, sobre todo, la escritura.
El desarrollo de la metalurgia juega un papel tan importante que el dominio de las técnicas dan el nombre a las diferentes etapas culturales del desarrollo de cada sociedad posterior a la edad de piedra: La Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
Desde el inicio del séptimo milenio a.C. se utiliza la cerámica, y se inicia la confección de telas de algodón y lino; desde el cuarto milenio se obtiene cobre a partir del mineral y en el 3600 a.C. se descubre el bronce y solo desde el 1500 a.C. se inicia la utilización del hierro.
Ángel Puerta Martín.

Cesar Expósito dijo...

Aún no se sabe con certeza en que región se explotó el metal por primera vez y cual fue aquel metal. Los lugares donde de encuentran los artefactos más antiguos no necesariamente coinciden con los de su fabricación pues algunas veces los metalistas no tenían fácil acceso al metal y este debía ser importado. Unos suponen que el primer metal explotado fue el cobre por ser muy abundante en las regiones cercanas a los lugares de los más antiguos artífices de que se tiene noticia. Otros suponen que fue el oro debido a la atracción que ejerce por su brillo. Para los egipcios el oro fue el metal más deseable con fines ornamentales. Ellos lo consideraban el "cuerpo de los dioses".
Cesar Expósito.

Maite Gálvez dijo...

El metal en un principio fue trabajado en frío y martillado con un martillo de piedra sobre un yunque también de piedra. Pasaron miles de años para que se asociara el fuego con el reblandecimiento y modelación de los metales. Además de ser capaz de fundir los metales, el metalista aprendió a licuarlos y así fue posible verterlos en moldes. La manufactura de artículos de metal se incrementó rápidamente y la necesidad del metal mismo hizo posible un activo comercio de metales entre los pueblos lo que provocó un aumento del nivel de vida en el Próximo Oriente, Europa y Asia.
La habilidad requerida para trabajar el metal hizo que los metalistas no se restringieran a una sola comunidad y además, fomentó la creencia por parte de la gente de que su labor era mágica. Debido al dominio que tenía del fuego, el metalista pasó a ser un "señor del fuego" pues era mediante el fuego como podía transformar una sustancia en otra. El fuego era considerado como una fuerza mágica que podía modificar el mundo, es decir, podía hacer algo que antes no existía en la naturaleza. De esta manera el metalista, en su condición de nómada, se convirtió en el principal agente difusor de mitologías, ritos y misterios metalúrgicos.
Maite Gálvez.

José-Javier Haro Moreno dijo...

El cobre fue el primer metal que el hombre utilizó con fines utilitarios. El objeto de cobre más antiguo hallado hasta la fecha es un objeto de adorno encontrado en Shanidar, una cueva situada en los montes Zagros, en el noreste de Irak. Este colgante perforado de casi 2.5 cm de longitud data del año 9500 antes de J.C. En una localidad turca llamada Cayonu Tepesi, en el sudeste de Anatolia se encontraron cuatro objetos de cobre que datan del 7200 antes de J.C. y es la segunda prueba de utilización humana del cobre.
Entre el 6500 y el 5200 antes de J.C. los hallazgos de objetos de cobre son más numerosos y se extienden por todo el Próximo Oriente. Estas fechas corresponden al fin del período neolítico en esa región y son una prueba de que el hombre utilizaba el cobre que podía encontrar en la superficie de la tierra, pero le aplicaba el mismo tratamiento que a la piedra y al hueso, lo que quiere decir que ignoraba las cualidades especificas del metal.
José-Javier Haro Moreno.

María del Pilar Fernández Palomares dijo...

Cualquier persona que tenga conocimiento de un hallazgo arqueológico puede notificarlo al Ayuntamiento o Museo correspondiente, incluso de forma anónima. En este caso se podrían emprender acciones legales contra el descubridor o el propietario del lugar por no haber notificado el hallazgo según dicta la Ley.
La ley castiga duramente estas prácticas, Las penas pueden alcanzar los 3 años de prisión y 60.000 Euros de multa, además del pago de los gastos originados por la reconstrucción o restauración del yacimiento dañado.
María del Pilar Fernández Palomares.

Manuel Ríos Pardo dijo...

Hacia el 4000 antes de J.C. se descubrió que el cobre podía ser extraído de sus minerales mediante fundición y por tanto, comenzó a ser utilizado en una escala mayor. Pero, ¿como se dio tan importante paso? La temperatura para la fusión adecuada del cobre es 1090 ºC además de que se requiere una atmósfera carente de oxigeno para evitar que este metal se reduzca. Por tales motivos se considera que el descubrimiento ocurrió por accidente en un horno de cerámica, ya que los antiguos ceramistas pudieron haber utilizado óxidos de cobre pulverizados para teñir sus cerámicas de azul; alguno de ellos pudo haberse percatado que su horno tenía restos de cobre y al preguntarse de donde provenía logró darse cuenta de su origen.

Manuel Ríos Pardo.

Araceli Hinojosa Vázquez dijo...

El lugar más antiguo donde se han encontrado vestigios de fundición de cobre es Tal-I-Iblis el cual está localizado en un valle de la cordillera de Kerman, cadena de colinas paralela a los montes Zagros. Hacia el 4100 antes de J.C. este lugar mostraba una gran actividad. Debido al gran número de crisoles y de objetos de cobre encontrados en Tal-I-Iblis, se ha llegado a la conclusión que en este poblado se fundía más cobre del que sus habitantes necesitaban y se ha especulado que el cobre restante era enviado a lugares distantes como la naciente Sumer. Además de fundir el cobre, los antiguos metalistas del Próximo Oriente aprendieron a verterlo en moldes. Los moldes más primitivos eran abiertos y de una pieza, pero pronto se ideó un molde cerrado, generalmente modelado en arcilla.
La producción de objetos de cobre era relativamente costosa, se doblaban y se estropeaban con facilidad; esto hizo que no reemplazaran a la piedra ni al hueso. Sólo la gente con suficiente poder económico podía darse el lujo de tener utensilios de cobre como platos y copas. Habría que esperar el manejo más eficiente de éste metal, como lo es el bronce, y el descubrimiento de la obtención del hierro a partir de sus minerales para hablar de una edad de los metales propiamente dicha.
Araceli Hinojosa Vázquez.

Miguel Millán Bracero dijo...

Los restos arqueológicos deben ser llevados a un museo, porque son los lugares más apropiados para su custodia, conservación y estudio, ya que cuentan con los medios y el personal adecuado. Además de esta forma se garantiza su difusión a la sociedad, que al fin y al cabo es la propietaria de dichos bienes.
Los museos son también focos de investigación y sus fondos permiten a los investigadores la realización de estudios históricos sobre el lugar o su entorno. Se deben evitar las colecciones particulares de restos arqueológicos, ya que no permiten el estudio ni la difusión de dichos materiales y en muchas ocasiones conlleva la pérdida o venta ilegal de piezas de escaso valor económico, pero cuyo interés histórico puede resultar insustituible y fundamental para el conocimiento de nuestra historia.
Miguel Millán Bracero.

María Luisa Paniza dijo...

El uso del horno de cerámica propició su perfeccionamiento dando paso a hornos más elaborados y capaces de dar mayores temperaturas. Hacia el 3200 antes de J.C. el cobre se extraía del mineral en un horno cerrado y frecuentemente el combustible y el mineral ocupaban compartimentos separados. El combustible generalmente utilizado, la madera, fue reemplazado por carbón de leña, que es más eficaz. Debido al hecho que entre más potente sea la ventilación el fuego es más caliente, se construyeron toberas y cerbatanas para avivar el fuego. Posteriormente se inventó el fuelle, con lo que los metalistas podían elevar la temperatura del fuego hasta los 1650 º C.
Con el descubrimiento de la fundición del cobre, la producción de este metal a partir del mineral se convirtió en una de las primeras industrias del hombre.
Un saludo.
María Luisa Paniza.

José-Antonio Calero dijo...

El mineral de cobre puro no existe; todos contienen en mayor o menor proporción restos de otros elementos como arsénico, antimonio, plomo, níquel y bismuto que proporcionan mayor o menor calidad al cobre. Así que las primeras aleaciones que contienen cobre no fueron realizadas por el hombre, sino que fueron combinaciones naturales de metales. La aleación mas frecuentemente utilizada era la de cobre y arsénico, no sólo por su superioridad, sino también por la abundancia de minerales de cobre arsenicado en todo el Próximo Oriente. Este tipo de aleación cayó en desuso tal vez por la toxicidad de los gases emitidos durante el proceso de fundición; además por la superioridad de otra aleación, la del cobre con el estaño, llamada bronce. En todo el Próximo Oriente, desde el 3000 antes de J.C. aproximadamente, los gobernantes eran enterrados junto con objetos de bronce, oro y plata.
José-Antonio Calero.

Cristina Cruz Guerrero dijo...

Como no hay yacimientos de estaño en el Próximo Oriente y ninguna prueba de rutas comerciales antes de esta época entre esta región y los depósitos de Bohemia y Hungría se cree que el estaño se traía de las laderas de los montes Cáucaso. También se cree que los habitantes del Cáucaso fueron los que descubrieron el bronce pues, aparte de ser muy buenos metalistas, la malaquita y la casiterita, los dos minerales más comunes de cobre y estaño, se encuentran juntos en esta región.
La presencia de gran cantidad de objetos de bronce en el Próximo Oriente, donde el estaño es tan escaso, pone de manifiesto la gran importancia del comercio y el afán de extender las redes comerciales para llegar a Europa. Hacia el 2000 antes de J.C. esta red comercial iba desde Afganistán, al este, hasta España, Sicilia y Cerdeña, al oeste y se dirigía hacia el norte a través de Europa hasta las costas del Báltico. Gracias al comercio de estaño y a la habilidad de los metalistas europeos, la Edad del Bronce llegó a Europa.
Saludos.
Cristina Cruz Guerrero.

Roberto Baena dijo...

Se supone que el bronce llegó a la península por la ruta de los metales, por la que se transportaba estaño y cobre desde el sur hacia los puertos del Mediterráneo oriental. Las culturas más importantes de este periodo son El Argar, en Murcia y Andalucía oriental, caracterizada por unos poblados fortificados y, por último, la cultura de las Islas Baleares, donde construyeron unos monumentos de piedra (los talayots, navetas y las taulas).
El Neolítico también se caracteriza por sus cerámicas lisas de buena técnica, por su industria de sílex y por su ritual funerario que consistía en enterramientos en fosas individuales, con el esqueleto encogido, rodeado de un ajuar personal.
El neolítico, también conocido como revolución agraria, es uno de los períodos en que se considera dividida la Edad de Piedra, se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Aunque Neolítico se traduce literalmente como "Nueva (edad de) Piedra", quizás sería más apropiado llamarlo "Edad de la Piedra Pulimentada"; sin olvidar que la principal característica que define actualmente el período no es otra que una nueva forma de vida basada en la producción de alimentos a partir de especies vegetales y animales domesticadas. Abarca distintos períodos temporales según los lugares. Se sitúa entre el 7000 A.c. y el 4000 A.c. aproximadamente. Este período se inició en el Kurdistán antes del 7000 A.c. (quizás hacia el 8000 A.c.) y se difundió lentamente, sin que en Europa pueda hablarse de Neolítico hasta fechas posteriores al 5000 A.c.
¡Saludos!
Roberto Baena.

Felipe Quesada Jiménez dijo...

Los conocimientos técnicos que durante años sirvieron para trabajar el cobre y el bronce no servían para el hierro así que la explotación del hierro tuvo que esperar condiciones tecnológicas más avanzadas entre ellas la invención de nuevos útiles como las tenazas para coger el hierro incandescente. El cobre podía ser fundido fácilmente, podía ser martillado en frío para darle forma y una vez fundido las escorias flotaban en la superficie, mientras que el hierro necesitaba una temperatura de fusión bastante alta, tenia que estar al rojo vivo para ser maleable y las impurezas debían sacarse por martillado cuando el metal estaba todavía caliente.
El hierro nativo es muy escaso y se encuentra principalmente en los meteoritos, aunque no en todos; únicamente las sideritas son los que están completamente formadas de hierro. Este tipo de meteorito fue el más utilizado por los antiguos herreros del Próximo Oriente. Los sumerios llamaron a esta clase de hierro AN.BAR y es el más antiguo vocablo conocido para designar a este metal. Esta palabra está constituida por los signos pictográficos "cielo" y "fuego" y generalmente se traduce por "metal del cielo" o"metal-estrella". Se cree que el metal se extraía en pequeños trozos por martillado repetido de los bordes del meteorito con percutores de piedra.
Otras veces se introducían cinceles de cobre en las hendiduras para desprender trozos del metal. La utilización del hierro meteórico no era suficiente para promover una edad de hierro propiamente dicha. El metal extraído de esta forma era tan raro que generalmente era más preciado que el oro y se usaba casi exclusivamente con fines rituales y para fabricar piezas decorativas.
Felipe Quesada Jiménez.

Luis Navarrete dijo...

Los hititas, de origen indoeuropeo y que invadieron Anatolia hacia el 2000 antes de J.C. llevando con ellos el arte de fundir y modelar el cobre y el bronce, aprovecharon los recursos de hierro de Anatolia y extrajeron por fusión, y por primera vez, el hierro de su mineral entre los años 1700 y 1500 antes de J.C. El hierro desempeñó un papel muy importante en esta civilización. Desde sus fraguas, ellos enviaban hierro a clientes de Egipto, de Siria y de Irán. Uno de los centros más importantes de producción de hierro fue la ciudad de Hasanlu, en el nordeste de Irán. Esta ciudad se desarrolló en un cruce de varias rutas comerciales. La gran cantidad de objetos de hierro y las numerosas técnicas utilizadas en su fabricación muestran la gran habilidad que poseía el herrero de esa época.
Se cree que los forjadores de Hasanlu habían descubierto el acero que en su forma más simple se obtiene cuando el hierro es mantenido durante largo rato a altas temperaturas en presencia de carbón de leña.
Luis Navarrete.

Maribel Infante dijo...

Los minerales de hierro son los más abundantes de la tierra y muchos de ellos están muy cerca de su superficie, por lo tanto, cuando el hombre aprendió a fundir el hierro a partir de los minerales este reemplazó al cobre y al bronce como material para la fabricación de útiles. La metalurgia del hierro se volvió rápidamente industrial pues no hubo dificultad para la adquisición del metal en grandes cantidades.
Antes de que el hombre conociera la técnica de extraer el hierro de sus minerales, utilizaba los óxidos de hierro (hematites, limonita y magnetita) con otros fines, ya sea como pigmentos en forma de ocre rojo para cerámica o en la fundición del plomo y del cobre para extraer ciertas impurezas.
Maribel Infante.

Ignacio Jesús Cabrerizo Vásquez dijo...

La industrialización del hierro proporcionó una gran variedad de herramientas al trabajador industrial y, en el marco social, los productos elaborados por los herreros eran tan abundantes que dejaron de ser monopolio de los poseedores de riquezas. Sin embargo, la demanda de combustible en la antigua edad del hierro era tan enorme que modificó radicalmente el medio ambiente, diminuyó la fertilidad del suelo e hizo ahuyentar a los animales que necesitaban de los árboles para vivir.
Como se ha visto en este apartado la metalurgia fue un paso muy significativo en el desarrollo del pensamiento científico pues de esta manera el hombre aprendió a manipular la estructura interna de los materiales que utilizaba; todo esto gracias al creciente dominio de las técnicas de manipulación del fuego.
Ignacio Jesús Cabrerizo Vásquez.

Toñi Cerezo dijo...

Un cambio climático con la consecuente desaparición de los glaciares obligó a los hombres a adaptarse a otro tipo de vida: se volvieron productores y se asentaron en las orillas de los ríos. El desarrollo de la agricultura y la domesticación de los animales aseguraron un aumento de la producción que conllevó un crecimiento demográfico.
Durante el neolítico se inició el conocimiento del metal. Los restos más característicos son los monumentos megalíticos, sepulcros colectivos construidos a base de grandes piedras.
Se supone que el bronce llegó a la península por la ruta de los metales, por la que se transportaba estaño y cobre desde el sur hacia los puertos del Mediterráneo oriental. Las culturas más importantes de este periodo son El Argar, en Murcia y Andalucía oriental, caracterizada por unos poblados fortificados y, por último, la cultura de las Islas Baleares, donde construyeron unos monumentos de piedra (los talayots, navetas y las taulas). El Neolítico también se caracteriza por sus cerámicas lisas de buena técnica, por su industria de sílex y por su ritual funerario que consistía en enterramientos en fosas individuales, con el esqueleto encogido, rodeado de un ajuar personal.
Toñi Cerezo.

Alba Herrador dijo...

Se llama al Paleolítico al largo periodo de tiempo transcurrido entre el surgimiento de los primeros fabricantes de herramientas. De esta etapa se distinguen tres periodos:
El Paleolítico Inferior: caracterizado por cambios muy lentos, se construyeron herramientas como la olduvayense, talladas en roca y sin una forma estandarizada. Sus fabricantes fueron los Homo habilis. Otra herramienta fue la achelense y los hendedores construidos, por el Homo Erectus.
El Paleolítico Medio: En este periodo se construyeron, además de hachas de mano, numerosos útiles sobre lascas: variedad de puntas que servirían como proyectiles, raederas, para trabajar la madera, buriles y perforadores. En este periodo comenzaron a usarse adornos personales y a elaborar objetos personales.
El Paleolítico Superior: Floreció hace 40.000 años. Los Homo Sapiens confeccionaron herramientas de piedra sobre la base de láminas y usaron otros materiales, como hueso, marfil, cuernos y caracoles. Aparecieron utensilios mejor elaborados, como los raspadores, para trabajar con las pieles, buriles para trabajar el hueso y las astas, cuchillos y arpones para obtener alimentos acuáticos. Se han encontrado propulsores que aumentaban la fuerza con que se arrojaban las lanzas. Construyeron cuevas protegido de los predadores y del frío exterior durante la época glacial.
Alba Herrador.

Isabel Ortíz dijo...

Tal como ha ocurrido en otras ocasiones, este artículo lo he leído a través de tu pagina de Facebook. Me parece muy interesante.Te felicito por toda la serie de artículo que bien pueden ser los capítulos de un futuro libro. Eso esperamos los amigos. Gracias y un saludo muy cordial.
Isabel Ortíz.

Pedro Cózar Roselló dijo...

Muy interesante, amigo Pedro, veo que eres un estudioso investigador de la cultura y la Historia de tu pueblo. Me has recordado una buena etapa de mi estancia en La Higuera, año 1968. Muy buenos recuerdos, además con algunos años menos..

Muchas gracias por tu trabajo en el blog.
Un abrazo para tí y tu familia.

Mario Mariscal Martínez dijo...

En el Neolítico la sedentarización de los grupos humanos afectó a toda las expresiones en los aspectos de la vida de los pobladores asentados. En primer lugar, la construcción de las cabañas fue más elaborada dado que la exigencia de su duración era mayor, al perder la provisionalidad u ocupación temporal, por lo que paulatinamente se modificaron y mejoraron los sistemas constructivos.
El megalitismo se inicia en el Neolítico avanzado o Final. Con este término se designa la realización de construcciones con bloques de piedra cuya finalidad es funeraria o bien de culto. Cabría indicar asimismo que no se trata de una cultura sino mas bien de una serie de rasgos ideológicos que comparten diversas culturas y zonas geográficas muy distantes entre sí a lo largo de lV y hasta el II milenio a.C.
Mario Mariscal Martínez.

Juan Alberto Rincón dijo...

En la actualidad se establecen varias categorías de megalitos:
1. Menhires. El término indica grandes piedras hincadas, y son monumentos característicos de la Bretaña francesa.
2. Menhires agrupados, cromlech o Hedges. A las primeras se les denomina alineaciones y a los siguientes círculos de piedra. Su cronología es amplia, entre el IV y el II milenio a.C.
3. Sepulcros megalíticos. Están construidos con piedras, y se presentan aislados o en concentraciones. Existen también enterramientos en cuevas. Su utilización es amplia y abarcan entre el IV y el II milenio A.C. Entre estos cabe distinguir varios grupos: 3.1. Sepulcros de corredor. Presenta una cámara sepulcral y un corredor de acceso diferenciado.
3.2. Sepulcros de galería. Presentan una cámara amplia y larga y el ocasiones suelen albergar otras cámaras secundarias. 3.3. Dolmen. Se denomina así a la estructura donde solo existe una cámara, es decir, está desprovista de corredor de acceso.
3.4. Sepulcros circulares o rundgräber, donde la cámara está rodeada de un círculo de piedra.
4. Los templos son igualmente sistemas constructivos que forman parte de las construcciones megalíticas. Su área geográfica principal de dispersión coincide con el Mediterráneo central (islas de Malta y Gozo). Estas estructuras no suelen contener tumbas y parecen estar consagradas al culto.
El megalitismo más antiguo parece tener varios núcleos de origen. En la Península ibérica los megalitos mas antiguos están presentes en la fachada atlántica, donde son cámaras cubiertas con túmulos de tierra y que presentan una cronología de mediados y finales del V milenio a.C.
Juan Alberto Rincón.

Manuel Jesús García dijo...

El término “megalítico” fue acuñado en Francia en la centuria del siglo XIX para referirse a las primitivas construcciones realizadas con grandes piedras, muchas veces muy pesadas llegando a pesar varias toneladas.
Hoy con este término de megalitismo se designa la realización de construcciones con bloques de piedra con finalidad funeraria o de culto. No se trata de una practica específica de un lugar sino más bien de una serie de rasgos culturales y socioeconómicos que comparten diversas poblaciones y zonas geográficas muy distantes entre sí, a lo largo del V y hasta el II milenio a.C. Así se deduce de los estudios realizados sobre las costas atlánticas de Europa occidental, en Bretaña, Islas Británicas, Holanda, Alemania, Suecia y Dinamarca. En la Península Ibérica los megalitos más antiguos están presentes en la fachada atlántica, donde son cámaras cubiertas con túmulos de tierra y presentan una cronología de mediados del V milenio a.C. En base a los datos conocidos, durante el Cobre Pleno precampaniforme se produce la mayor densidad poblacional de construcciones megalíticas, atendiendo a dos factores en la elección de los emplazamientos: el agua y la presencia de tierras arables.
A comienzos del III milenio llegan a las tierras granadinas fuertes influencias de las poblaciones campesinas del Neolítico Final del bajo Guadalquivir y de la Cultura de Almería. La supuesta escasez de poblados relacionados con la arquitectura funeraria era atribuida, desde mediados del siglo XIX, al carácter seminómada de estos grupos megalíticos. En el momento actual, la investigación ha demostrado la continuidad de los poblados y necrópolis megalíticas desde el período Neolítico Final, perdurando en algunos casos los rituales funerarios hasta un Bronce Medio.
Manuel Jesús García.

Fernando Rodríguez dijo...

Situado al norte de Granada, a unos 92 kilómetros de la capital, se encuentra el municipio de Gorafe, que alberga la mayor concentración de túmulos funerarios megalíticos de toda la Península y de gran parte de Europa. Pese a que los primeros hallazgos prehistóricos localizados en esta zona nos remontan al Paleolítico Medio (hace más de 30.000 años), los investigadores parecen convencidos de que el conjunto megalítico de Gorafe se puede fechar hace unos 5.000 años, cuando el valle del Río Gor fue asentamiento de tribus caracterizadas por realizar sus enterramientos en dólmenes, tumbas colectivas construidas con grandes bloques de piedra. Gorafe cuenta con 240 dólmenes o sepulcros megalíticos diseminados por las diez necrópolis que rodean el municipio, de los que 198 han sido estudiados y catalogados. La importancia de este conjunto arquitectónico funerario radica no sólo en la cantidad de monumentos encontrados, sino en la diversidad de sus estructuras: de planta trapezoidal, pentagonal, rectangular, cuadrangular y poligonal. Un patrimonio cuya puesta en valor se quiere reforzar con la creación del primer Parque Temático sobre Megalitismo de España.
Fernando Rodríguez.

Rafael Arjona Mateos dijo...

Querido amigo Pedro:
Te doy la enhorabuena por el excelente trabajo publicado, desde mi punto de vista perfectamente documentado.
Te seguiré en tus interesantes publicaciones. Seguiremos en contacto.
Abrazos.
Rafael Arjona Mateos.

Juan José Ruano Ferrer dijo...

En el Neolítico Final, los dólmenes son pequeños y sencillos en su arquitectura, y los ajuares, en general, están compuestos de brazaletes de pectúnculo, hachas de piedra pulimentada y microlitos, pero donde hay una ausencia de metal.
En el cobre Pleno, el proceso de diferenciación social sería un reflejo de las transformaciones económicas producidas. La pujanza social, patenten la exigencia de la cuidad técnica constructiva, se complementa con una mayor riqueza relativa de los ajuares, con presencia también de elementos que dejan patente las influencias del núcleo almeriense o portugués. Los dólmenes son de grandes proporciones.
A lo largo del Calcolítico se asiste a un cambio o sustitución por parte de las materias primas empleadas tradicionalmente en la fabricación de herramientas, tales como el hueso o el silex por el metal.
Juan José Ruano Ferrer.

María José Salvador dijo...

El Paleolítico es la etapa más larga en la historia del ser humano. Durante este periodo, nuestros ancestros vivían de la caza y de la recolección de vegetales, se asociaban en tribus y sus herramientas eran de piedra tallada, madera y hueso.
El Neolítico es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra, tuvo su desarrollo en Oriente Próximo, desde donde se extendió por Asia, Europa y África. Sin embargo, tanto en Asia Oriental como en América cabe pensar en un desarrollo autóctono, al menos en gran medida.
El Mesolítico es el término que se utiliza para denominar el período de la Prehistoria que sirve de transición entre el Paleolítico y el Neolítico. Significa Edad Media de la Piedra por contraposición al Paleolítico identificándose con las últimas sociedades de cazadores-recolectores.
Saludos de María José Salvador.

Paco Luis Jiménez dijo...

Los hombres del paleolítico eran sociedades que tenían conseguir alimentos y defenderse de los innumerables peligros que los acechaban y constituían sus
principales tareas. Para alimentarse tomaban todo aquello útil que la naturaleza les brindaba: recolectaban frutos silvestres, raíces y semillas, y cazaban animales pequeños y también grandes, como mamuts y rinocerontes. Para atraparlos, descuartizarlos y extraer sus pieles fabricaron en piedra y hueso cuchillos, arpones, raspadores, lanzas, arcos y flechas. Con las pieles confeccionaban abrigos y rudimentarias viviendas que los protegían del frío. Los hombres se dedicaban a la caza y a la pesca por ser tareas peligrosas que requerían de gran esfuerzo, las mujeres se dedicaban más a la recolección. Como dependían de la caza y de la recolección de frutos, raíces, etc. y estos recursos cambian con las estaciones del año, estaban obligados a llevar una vida nómada. Cuando comenzaban a escasear los alimentos,levantaban sus simples viviendas o abandonaban las cuevas que les servían de refugio para buscar otros lugares donde abundaran animales y frutos. Es decir que, el hombre del paleolítico debía desplazarse permanentemente para procurarse los alimentos.
Paco Luis Jiménez.

Moisés Pérez dijo...

En el Paleolítico, el periodo mas largo de la historia del hombre. El hombre se agrupaba en hordas y se desplazaba continuamente en busca de alimentos. Su economía era depredadora, ya que vivía de la recolección, de la pesca y de la caza y, para resguardarse del frío se cobijaba en cuevas naturales en las que se han conservado pinturas y restos de instrumentos. En el Neolítico, un cambio climático con la consecuente desaparición de los glaciares obligó a los hombres a adaptarse a otro tipo de vida: se volvieron productores y se asentaron en las orillas de los ríos. El desarrollo de la agricultura y la domesticación de los animales aseguraron un aumento de la producción que conllevó un crecimiento demográfico.
Durante el neolítico se inició el conocimiento del metal. Los restos más característicos son los monumentos megalíticos, sepulcros colectivos construidos a base de grandes piedras. El Neolítico también se caracteriza por sus cerámicas lisas de buena técnica, por su industria de sílex y por su ritual funerario que consistía en enterramientos en fosas individuales, con el esqueleto encogido, rodeado de un ajuar personal.
Moisés Pérez.

Eva Malagón dijo...

El paleolítico, mesolítico, y neolítico, son períodos en la prehistoria, que corresponden a lo que se conoce por la "Edad de Piedra", debido a que la piedra fue justamente el material de elección durante este período para fabricar herramientas (en menor grado otros materiales como huesos, cuero y muchos otros). Luego de estos períodos, viene la "Edad del cobre" (una subdivisión transicional), posteriormente la "Edad del Bronce", y finalmente en la prehistoria viene la "Edad del Hierro". Si nos fijamos todas las subdivisiones están hechas en base a los materiales que se utilizaban, y consecuentemente con la tecnología disponible en esos periodos.
Sobre los nombres de estas subdivisiones, (aunque ya se han referido en algún comentario) tenemos al Paleolítico de "paleos" o antiguo, y "lithos", de piedra (al igual que los demás del grupo). Mesolítico proviene de "mesos" o medio, o sea se refiere a la Edad Media de la Piedra, y ya nos podemos imaginar que el Neolítico es la "Nueva Piedra" o "Edad Moderna de la Piedra".
Eva Malagón.

Ramón Espigares dijo...

A tenor de las investigaciones efectuadas en la zona del río Gor, se cree que las poblaciones neolíticas que ocuparon esta parte de la comarca de Guadix tenían una economía agraria y pastoril. Las excavaciones realizadas y los numerosos ajuares encontrados revelan que una gran parte de estos sepulcros fueron utilizados desde el Neolítico Final (2800-2600 años a. C.) hasta el Cobre Pleno (2400-2200 a. C.).
En los dólmenes se han encontrado numerosos ídolos de muy distintas formas que revelan la creencia del hombre megalítico en dioses ligados a la vida y la muerte, la resurrección y la fecundidad. También se ha localizado una estela funeraria que representa a un hombre con un bastón en la mano derecha. Las excavaciones han proporcionado numerosos objetos de ajuar, como collares de cuentas de hueso, piedra, conchas y metales; anillos; pulseras; flechas de distinta tipología; cuchillos de silex; vasos cerámicos y huesos humanos. Además del importante conjunto dolménico, en Gorafe se han hallado vestigios de otro poblamiento prehistórico, un poblado argárico de la Edad de Bronce.
Ramón Espigares.

Ismael Fuentes dijo...

El nombre de Mesolítico, es el término que se utiliza para denominar el período de la Prehistoria que sirve de transición entre el Paleolítico y el Neolítico. Significa Edad Media de la Piedra (del griego μεσος, mesos=medio; y λίθος, líthos=piedra) por contraposición al Paleolítico (Edad Antigua de la Piedra) y al Neolítico (Edad Nueva de la Piedra), identificándose con las últimas sociedades de cazadores-recolectores. Los hábitos de las culturas del Mesolítico eran básicamente nómadas, con asentamientos estacionales de invierno y campamentos de verano, aunque en algunas regiones costeras europeas y en el Próximo Oriente (allí donde encontraron recursos suficientes y regulares) comenzaron a vivir de una manera más sedentaria. La etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico se conoce como Mesolítico, mientras que las fases del Paleolítico tardío contemporáneas con el Neolítico y el Mesolítico en otras regiones del planeta se conocen como Epipaleolítico. Se denomina Subneolítico a un pueblo o comunidad de economía cazadora-recolectora que recibe algún influjo de tipo neolítico, típicamente la alfarería, de sus vecinos agricultores.
Ismael Fuentes.

Fabián Mendoza dijo...

Inicialmente se le dio el nombre de Neolítico en razón de los hallazgos de herramientas de piedra pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura. Hoy en día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va acompañado por el trabajo de la alfarería. El Neolítico (o Revolución agrícola) tuvo su desarrollo en Oriente Próximo, desde donde se extendió por Asia, Europa y África. Sin embargo, tanto en Asia Oriental como en América cabe pensar en un desarrollo autóctono, al menos en gran medida. De todo esto ya se ha hablado… Hasta otro comentario un saludo.

Pedro Manrique dijo...

Gorafe se encuentra en la Depresión de Guadix-Baza, una de las depresiones post-orogénicas intramontañosas más características de las cordilleras béticas. Está situada en la parte Norte de la provincia de Granada, al NE de la capital, de la que dista 92 Km. El núcleo de población se sitúa en la ribera Este del arroyo de Gor, en su margen derecha, a unos 850 m. de altitud sobre el nivel del mar. Sus alrededores ofrecen un paraje compuesto por un cañón con multitud de cárcavas y barrancos. Para acceder a la villa de Gorafe, el viajero debe bajar desde el altiplano hasta llegar al fondo del cañón, donde las primeras civilizaciones han dejado su legado. Desde Granada hay que coger la autovía A-92 en dirección Murcia y a unos 60 Kilómetros hay una señal de desvío indicando el pueblo (pasado Guadix, y antes de llegar a Baza, hay un cruce cercano al arroyo de Gor). Tomando la carretera comarcal, a unos 12 Kilómetros, se llega a este pequeño pueblo que supera escasamente los quinientos habitantes. El municipio también cuenta con numerosas casas-cueva legadas por el poblado almohade de Los Algarves, del siglo XII. Actualmente una parte de la población vive en cuevas.
Pedro Manrique.

Juan María de la Fuente dijo...

Aunque Neolítico se traduce literalmente como ‘Nueva (edad de) Piedra’, quizás sería más apropiado llamarlo ‘Edad de la Piedra Pulimentada’; sin olvidar que la principal característica que define actualmente el período no es otra que una nueva forma de vida basada en la producción de alimentos a partir de especies vegetales y animales domesticadas. Abarca distintos períodos temporales según los lugares. Se sitúa entre el 7000 a. C. y el 4000 a. C. aproximadamente. Este período se inició en el Kurdistán antes del 7000 a. C. (quizás hacia el 8000 a. C.) y se difundió lentamente, sin que en Europa pueda hablarse de Neolítico hasta fechas posteriores al 5000 a. C. El Neolítico se divide en tres fases:
Neolítico inicial (I fase)
Neolítico medio (II fase)
Neolítico final (III fase).
Características de este período son la completa domesticación de algunos animales (el asno, el caballo, el reno y otros), la sustitución de los útiles de piedra tallada por los de piedra pulimentada (que no es la novedad más importante, si bien es la que da nombre al período), una práctica desaparición de las manifestaciones artísticas y el desarrollo de los cultivos en la primera fase, seguida de un decaimiento general.
Saludos para todos.
Juan María de la Fuente.

Rubén Mora dijo...

La zona en la que se asienta Gorafe estuvo ya habitada en el Paleolítico Medio, hace entre 30.000 y 50.000 años, según certifican diversos hallazgos arqueológicos. Hace 6.000 años el valle de este municipio fue lugar de residencia para pueblos que realizaban enterramientos en dólmenes, sepulturas colectivas. Más tarde la zona la ocuparía también la cultura argárica, como se atestigua con el poblado del Culantrillo, donde se han encontrado vasijas de cerámica y objetos de bronce. En la Edad de Hierro se instala en el poblado de Montealegre la cultura ibérica. En el siglo VIII los musulmanes ocupan la zona, dando lugar a la población actual. De esta época quedan las casas cuevas de origen almohade.
Rubén Mora.

Santiago Domínguez dijo...

Hay una gran disparidad de criterios, acerca de los límites de los períodos que abarcan cada una de las subdivisiones de estos periodos históricos; la clave es que también se puede generalizar, pero hay que destacar que en diferentes regiones del mundo estas etapas se vivieron con bastante desfase, y algunos pueblos se quedaron en la Edad de Piedra hasta que se toparon con otros que les brindaron nuevas tecnologías, mucho tiempo después.
Para centrarnos recuerdo que el paleolítico se extiende desde aproximadamente 2,5 millones de años atrás, hasta 10 mil o 12 mil años atrás aprox., lo que representa la mayor parte de la historia del ser humano.
El mesolítico se extiende desde hace esos 10 o 12 mil años atrás, hasta unos 6 mil años en el pasado. Las herramientas desarrolladas en este período permitieron una caza y asentamientos más eficientes.
Luego el Neolítico, donde se comenzó a desarrollar la agricultura, y además momento en el que la técnica permitió construir ya grandes murallas y torres, se extiende desde finales del mesolítico hasta unos 4.500 años Antes de Cristo, cuando fue reemplazado por la Edad del Cobre y luego la del Hierro, en el 3.500 AC aproximadamente.
Un saludo de Santiago Domínguez.

Marisa Prieto dijo...

Los hombres de algunas sociedades paleolíticas comenzaron a practicar la agricultura y a domesticar animales; pero estas transformaciones no se produjeron bruscamente, sino que fueron el resultado de un largo proceso que duró miles de años en la historia de la humanidad, y modificaron profundamente las relaciones de los hombres entre sí y de ellos mismos con la naturaleza. Desde entonces, los hombres, transformados en productores, pudieron controlar el abastecimiento de sus alimentos. Aunque continuaron dependiendo de factores naturales como la mayor o menor fertilidad de los suelos o la existencia de buenas aguas para el riego que posibilitaran cosechas seguras, pero la realidad era que habían dado un paso revolucionario en su dominio de la naturaleza. En un principio, los agricultores limpiaban de malezas una zona, sembraban, cosechaban y luego se trasladaban a otro sitio cuando el terreno de labor quedaba empobrecido. Eran seminómadas de nuevo por necesidad. Sin embargo, a medida que la población y los rebaños aumentaban y que las técnicas de cultivo se volvían más complejas, los hombres comenzaron a establecerse por más tiempo en un lugar, entonces podemos decir que se hicieron sedentarios.
Saludos y ánimo, éste es un blog muy interesante.
Marisa Prieto.

José Vergara dijo...

El río de Gor, en los términos municipales de Gor, Gorafe y Villanueva de las Torres, fue un eje privilegiado en las rutas de intercambio y comunicación que unieron las tierras almerienses y el Alto Guadalquivir. Durante el Calcolítico los habitantes de la zona combinaron los recursos agrícolas de las tierras circundantes a los poblados con una ganadería de corte trashumante y estacional que explotaba los pastos del piedemonte de la Sierra de Baza. No es casual que las civilizaciones crezcan a orillas de los ríos, como la egipcia, y antes las de Mesopotamia. La de Gorafe floreció en el entorno del río Gor hacia el 6.000 a.C. El corredor fluvial era una excelente vía de comunicación (muy transitado durante la prehistoria), ya que la depresión natural que formaba era un buen abrigo, y el agua, un bien escaso que permitía la vida.
Aquellos primeros pobladores formaban una sociedad compleja, jerarquizada, y con una economía de tipo agro pastoril. Excavaron las paredes de los montículos para vivir en cuevas y, como apuntan los estudiosos, construían dólmenes para acoger el cuerpo de sus difuntos. El esfuerzo que imaginamos para levantar estos monumentos ya revela la trascendencia del hecho funerario y la conciencia ya temprana de un más allá en la Prehistoria.
José Vergara.

Pepe Cervera Domínguez dijo...

En relación con las técnicas constructivas, los dólmenes de Gorafe están realizados con lajas de piedra caliza o de conglomerados procedentes de las inmediaciones. En la construcción del dolmen, la primera piedra es la del fondo de la cámara. Esto indica que el dolmen se construye siguiendo un ritmo creciente que se inicia en el fondo de la cámara y finaliza, una vez terminado el corredor, con las losas de cubierta. El último paso consiste en cubrir la construcción con tierra, formando un túmulo artificial. Pero para evitar que la tierra se pierda, y claramente para que el dolmen fuera visible desde amplias zonas, los túmulos se rodean de varios añillos horizontales de piedras. Desconocemos si el número de anillos pudo constituir un indicativo territorial de pertenencia a un poblado determinado que habitase el río. El suelo de la cámara aparecen numerosas ocasiones y en otras está formado por la propia roca subyacente. En relación con la entrada desde el corredor hasta la cámara, en algunos casos existe un arco de ingreso de forma oval o rectangular tallado en la losa. Este tipo de arcos se asocian con los dólmenes de planta trapezoidal.
Pepe Cervera Domínguez.

Jorge Pérez Cifuentes dijo...

Dentro de la amplia tipología de los sepulcros del corredor del río Gor, podemos decir que la variabilidad arquitectónica es la norma entre los conjuntos de sepulcros del río Gor. Se han determinado 16 formas de clasificar los dólmenes. En el Neolítico Final se enmarcan las primeras actuaciones en la zona, mejor estudiadas en el yacimiento de Las Angosturas de Gor. Los poblados muestran una diversidad en su localización. En este periodo hay unas formas se sepulturas dominantes pero cuya variabilidad es muy reducida.
I. Rectangular simple. Son dólmenes equilibrados en proporciones y muestran similitud entre la longitud de la cámara y el corredor. La longitud media de la cámara es de 110 cm. Su empleo está asociado al Neolítico Final.
II. Rectangular de cámara marcada. En este ejemplo, los ortostatos de conexión entre cámara y corredor sobresalen de forma muy acusada.
III. Cuadrangular simple. Son sepulcros arquitectónicamente similares a los anteriores si bien las dimensiones internas (relación anchura- longitud de cámara) han definido esta variante.
IV. Cuadrangular con corredor lateralizado. Son formas especiales adaptadas al relieve en pendiente, de ahí el que no mantengan un eje simétrico perfecto y el corredor se desplace hacia el interior de la pendiente.
Jorge Pérez Cifuentes.

Miguel Ángel García dijo...

En la fase de transición desde el Neolítico Final-Reciente al Cobre Antiguo, aparecen nuevas formas de dólmenes. El doblamiento en la zona no cambia y se mantienen los poblados en su localización original.
Aparece la Forma Poligonal (hexagonal) de la cámara marcada. En este caso la cámara está constituida por seis ortostatos, aunque no muestran idénticas dimensiones. Así un ortostato de mayor tamaño se localiza al fondo de la cámara en calidad de pared principal. También, los dos que enlazan con el corredor aparecen como salientes en sus bordes en exceso. De este modo cabría deducir que, aparentemente, son el reflejo del atrio, amplio, que se define como espacio ritual en la entrada del corredor.
La Forma Trapezoidal de puerta dintelada. Esta forma arquitectónica oscila en sus dimensiones en la cámara y el tamaño del corredor. En su forma más primitiva, la cámara y el corredor son de pequeño tamaño pero durante el avance al Cobre Pleno, las dimensiones generales aumentan casi el doble del tamaño original.
La Forma Pentagonal. Esta forma tan solo aparece en un solo caso por lo que suponemos cabe ponerlo en relación con la aparición como nuevo tipo por parte de un poblado que aún mantiene tradiciones neolíticas en su ajuar. Durante el Cobre Pleno y Final incrementa su presencia en muchas concentraciones constituyendo el tipo más destacado o numeroso.
La Forma Poligonal Heptagonal con cámara marcada. En este caso la cámara está realizada con siete ortostatos.
Miguel Ángel García.

Sebastian González Expósito dijo...

En la fase del Cobre Pleno, nuevas formas hacen su aparición y otras se consolidan. Aparecen nuevos poblados en la margen derecha del río Gor.
La forma trapezoidal de puerta perforada o esculpida. Este tipo de dolmen cabe encuadrado cronológicamente como propio del Cobre Pleno, aunque en la fase de transición ya es empleado por comunidades de tradición neolítica. En sus inicios las dimensiones son más reducidas oscilando entre 1,55m- de anchura y 3,20 m. de longitud a modelos muy evolucionados con anchuras de 2,20 m. y longitud de 4,40 m.
Forma Poligonal simple. Tal como su forma indica la cámara esta formada por ocho o más ortostatos. Las dimensiones de los ortostatos no son regulares y se adaptan a una tendencia circular-oval en su composición
Forma Poligonal Circular (8 o mas ortostatos) . Los ortostatos de la cámara son regulares en su tamaño y el trazado geométrico es dominante.
Forma Poligonal Cubierta de falsa cúpula. Los ortostatos son de mediano tamaño y la cúpula se inicia en su construcción muy baja.
Forma Poligonal con cámara en codo. Se trata en este caso más bien de una forma realizada con ortostatos irregulares pero que repiten un comportamiento constructivo, pues sitúan en el fondo y en un lateral del dolmen los bloques de piedra de mayor tamaño, pero esta articulación es siempre perpendicular entre ellos. El resto de la cámara se realiza con bloques de menor tamaño y describiendo una curvatura.
Forma Hexagonal. En este ejemplo, la cámara está realizada con seis ortostatos.
Forma Pentagonal “de botella”. En esta variante, la cámara muestra una tendencia oval y el corredor, mas estrecho y en forma de embudo, se muestra como una prolongación de la misma.
Sebastian González Expósito.

Ernesto Sánchez Cózar dijo...

En la Fase Final del Periodo Calcolítico, en su transición a la Edad del Bronce Antiguo y Medio, o más explícitamente, a la cultura del Argar, existe una reducción en las formas que pasan a ser cuatro: pentagonal, con una fuerte presencia (76%), en tanto que poligonal simple y pentagonal “de Botella” solo son un 16%de la muestra. Pero la aparición de sepulturas en cista en entornos de poblados marca un cambio en los rituales.
Ernesto Sánchez Cózar.

Juan Antonio Maldonado Castaño dijo...

El Parque de dólmenes de Gorafe es la mayor concentración de sepulturas megalíticas de Andalucía. Los sepulcros megalíticos de la zona de Gorafe constituyen uno de los conjuntos megalíticos de mayor importancia no sólo de la provincia de Granada sino también de Andalucía. Tales hechos han motivado que desde antiguo hayan sido objeto de estudio y excavación. Las primeras investigaciones en esta zona fueron realizadas por Manuel de Góngora y Martínez, quien en su obra “Antigüedades Prehistóricas de Andalucía” nos relata la excavación de tres sepulcros megalíticos en Gorafe a mediados del siglo pasado. A finales de ese mismo siglo Luis Siret realizó diversas excavaciones en distintos dólmenes de la zona dando a conocer parte de los ajuares encontrados en los mismos. En nuestro siglo los investigadores alemanes G. y V. Leismner dieron a conocer nuevos datos sobre los dólmenes de esta zona, especialmente referidos a la tipología constructiva y la distribución espacial de los mismos. Los arqueólogos Manuel García Sánchez y Spahni entre 1955 y 1959, realizaron el que hasta la presente es el más completo análisis acerca de los sepulcros megalíticos de Gor. En total García Sánchez y Spahni excavaron y anotaron un total de 198 sepulcros megalíticos, cifrando en 40 los que en ese momento había, con lo que se obtiene un total de 238 sepulcros para esta zona.
Juan Antonio Maldonado Castaño.

Ángel Luis Martínez López dijo...

Los datos aportados por las excavaciones realizadas en esta zona de Gorafe indican que a comienzos del III milenio llegan a las tierras fuertes influencias de las poblaciones campesinas del Neolítico Final del Bajo Guadalquivir y de la Cultura de Almería, iniciándose los primeros enterramientos colectivos en cuevas artificiales que desde el valle del río Almanzora, penetran en la Depresión de Baza-Huescar, incorporando un nuevo lenguaje en el ritual funerario, basado en el establecimiento ce complejos megalitos a extramuros de los poblados y aculturando a grupos que aún mantienen tradiciones neolíticas de la Cultura de las Cuevas. La supuesta escasez de poblados relacionados con la arquitectura funeraria megalítica era atribuida, desde mediados de siglo, al carácter seminómada de los grupos megalíticos, tesis que venía avalada por la característica dispersión de los sepulcros en necrópolis poco concentradas como la del río Gor.
Ángel Luis Martínez López.

Mari Carmen Valor Caballero dijo...

La orientación predominante de la entrada al dolmen es Sur-Sureste, oscilando en general de Este a Sur, en clara correspondencia con la salida del sol sobre las estribaciones más occidentales de la Sierra de Baza.
El ritual funerario practicado por estas poblaciones permanece aun desconocido. La idea del cuenco ubicado en el corredor y próximo a la entrada de la cámara también sugiere por parte de estas poblaciones de rituales de purificación o de culto a los antepasados allí inhumados. En el momento de la colocación del cadáver en la cámara, junto al difunto se colocaban varios utensilios según fuera varón o mujer, y adulto o adolescente. A estos objetos, que acompañaban al difunto en su viaje al otro mundo, se les denomina ajuar funerario.
Mari Carmen Valor Caballero.

Gerardo Sanjuán dijo...

La investigación en la provincia granadina ha demostrado la fijación y continuidad de los asentamientos y necrópolis megalíticas desde un momento neolítico tardío, perdurando en algunos casos hasta el Bronce Antiguo y Medio, en yacimientos tales como Los Castellones, Montefrío y Laborcillas.
La caracterización arquitectónica del conjunto dolménico de Gorafe es la variedad y cierta monumentalidad de algunas de las construcciones. Los tipos básicos estudiados se han reducido a los de planta trapezoidal, pentagonal, rectangular, cuadrangular y poligonal (en este grupo se han encontrado las pequeñas cistas).
El rasgo morfológico externo más importante descubierto hasta ahora, ha sido el registro de los anillos perimetrales de piedra del túmulo originario de tierra y otros de los detalles de interés descubiertos es la existencia de precosa (en derredor del dolmen) rellena de cantos redondeados y piedras de mediano tamaño para calzar los bloques verticales.
La orientación dominante es Sur- Sureste, oscilando en general de Este a Sur. La técnica de losa cúpula (aproximación de hiladas) no fue abundante en la zona, aunque Siret describe 6 sepulcros realizados de mampostería y otro de técnica mixta con pilar en la cámara, aunque no ha sido localizado aún.
Gerardo Sanjuán.

Juan Vicente Mora García dijo...

En el Valle del río Gor se encuentra actualmente una de las mayores y más importantes concentraciones de dólmenes de toda Europa, unos 198. Por esto, la administración ha solicitado que junto a otras localidades andaluzas que albergan dólmenes, esta zona sea declarada Patrimonio Europeo por la UNESCO.
Estos dólmenes se empezaron a construir hace unos 4.500 años, en el Neolítico Final. Las principales características arquitectónicas del conjunto dolménico de Gorafe son la variedad, un buen estado de conservación y cierta monumentalidad en algunas de las once necrópolis que rodean el municipio. Los tipos básicos estudiados se han reducido a cinco: de planta trapezoidal, pentagonal, rectangular, cuadrangular y poligonal (en este grupo se han englobado las pequeñas cistas). La orientación predominante es Sur-Sureste, oscilando en general de Este a Sur. En los dólmenes se han encontrado diferentes ídolos de muy distintas formas que ponen de manifiesto, como ya se ha apuntado, la creencia del hombre megalítico en dioses ligados a la vida, la muerte y la resurrección. Junto a uno de los dólmenes apareció una estela funeraria que representa de forma muy esquemática a un personaje tocado con plumas. Las excavaciones también han sacado a la luz objetos como collares de cuentas de hueso, piedras, conchas y metales, pulseras, anillos, flechas de distinta tipología, cuchillos de silex, vasos cerámicos y huesos humanos.
Juan Vicente Mora García.

Pedro Antonio Mingorance dijo...

Adentrarse en los cortados de Gorafe es entrar en la mayor concentración megalítica de la península con 240 dólmenes. Son vestigios del hombre que habitó el sureste ibérico hace siete mil años, la muestra de una cultura que mantenía un especial respeto a sus muertos
Los dólmenes miran al Este y al Oeste, en la dirección en la que sale y se pone el sol. Son piedras calizas talladas y superpuestas, unas de gran tamaño y toneladas de peso, otras pequeñas y humildes. Todas ellas forman túmulos funerarios, elementos para albergar y honrar a los muertos. Estructuras construidas para resistir el paso del tiempo y sobre todo para ayudar a los difuntos en el camino hacia ese otro mundo en el que descansar. Hace siete mil años, cinco milenios antes de Cristo, el hombre que habitó el sureste de la península Ibérica decidió que el estrecho valle horadado por el paso del actual río Gor, era una magnífico lugar para iniciar ese último periplo y pobló los acantilados y pequeñas mesetas entre cortados de tierras arcillosas con lo que hoy conocemos como dólmenes, construcciones de piedras para albergar los restos de los fallecidos junto a elementos de su vida en la Tierra, vasijas, adornos y armas.
Pedro Antonio Mingorance.

Santiago Rodríguez Sánchez dijo...

Recorrer el parque megalítico de Gorafe es viajar al Neolítico, a la Nueva Edad de Piedra, el tiempo en que los hombres no solo eran recolectores y cazadores sino que habían pasado a convertirse en agricultores y ganaderos. Gorafe, situado en la zona noreste de la provincia de Granada, en la depresión de Guadix, en lo que los geógrafos denominan el altiplano, es un municipio pequeño, donde aún se mantienen las viviendas trogloditas, las casas cueva, y en el que se encuentra la mayor concentración de dólmenes de toda España, situados a lo largo del valle, en un territorio estepario poblado de retamas y espartos, donde la vegetación es propia de zonas desérticas. Una gran meseta en la que el río ha excavado un enorme cañón. Es uno de esos parajes que pueden considerarse únicos, en los que los túmulos funerarios están dispuestos junto a los tajos, entre matorral y gramíneas silvestres, y que desde la etapa romana y árabe, posee grandes extensiones de olivar, almendros en puntos semiáridos y huertas junto al cauce fluvial. Los 240 dólmenes que ya están confirmados y catalogados están distribuidos en una decena de necrópolis, de espacios diferenciados utilizados como lo que ahora serían cementerios.
Adentrarse en las necrópolis es fácil. Existen señalizaciones que indican los caminos, y la mayoría de los dólmenes están rodeados de pequeñas vallas de protección y senderos que llevan de unos a otros.
Santiago Rodríguez Sánchez.

Mari Nieves Carrascosa dijo...

Tras llegar a las inmediaciones de Gorafe desde la A-92-Norte, sobre el borde de la meseta se encuentra el primero de los recorridos, el llano de Olivares, ideal para tomar un primer contacto por un camino llano al borde del acantilado con dos bloques de dólmenes. Cuando la carretera comienza a bajar hacia el valle, con el pueblo a poco más de tres kilómetros, está el complejo del Conquín alto y bajo. En la parte superior se encuentra uno de los dólmenes más interesantes y más evidentes de todo el complejo megalítico de Gorafe, formado por una gran piedra sustentada por paredes hechas con otras piedras talladas y apoyadas unas sobre otras. Los diferentes dólmenes están conectados entre sí por pequeñas veredas y sube, bajan y llanean entre los acantilados del altiplano en Gorafe. Los diferentes recorridos se realizan a través de veredas que discurren entre grandes plantas de esparto en las que se dan sorpresas como encontrar las flores cónicas de Delphinium gracile, e incluso enormes matorrales de Salsola oppositifolia, cuya presencia demuestra como este territorio posee grandes concentraciones salinas en su subsuelo, ya que son plantas halófitas, que necesitan sal para vivir. Es la prueba de que todo este espacio es el resultado de la desecación de mares interiores. Son espacios donde habitan comunidades de líquenes únicos en Europa. Briófitos que son estudiados por científicos que llegan a estos parajes procedentes de universidades de todo el mundo.
Mari Nieves Carrascosa.

Lorenzo Alcazar Buendía dijo...

Durante el recorrido por el valle del río Gor, en verano, es habitual contemplar el vuelo de grupos de buitres leonados que han vuelto a encontrar en estas tierras un lugar donde nidificar gracias al incremento del ganado. El canto de las alondras sorprende entre los espartales, en verano es un sonido de alerta y aviso, ya que tienen sus polluelos en los nidos hechos en tierra e intentan ahuyentar a los intrusos.
Las rapaces se hacen presentes en cualquiera de los recorridos. Vuelan aguiluchos cenizos que han criado en los campos de cereales próximos, águilas culebreras y cernícalos, tanto el común como el primilla, que utilizan los cortados para sus nidos, y gustan de la proximidad de las poblaciones y espacios agrícolas.
Viajar a Gorafe es adentrarse en la prehistoria, es poder percibir como el valle y el altiplano era el camino frecuentado por las tribus que vivían en Levante y que se interrelacionaban con las que habitaban el inicio de lo que hoy es Andalucía. Gorafe era parte del corredor del sureste para el hombre de la edad de piedra
Lorenzo Alcazar Buendía.

José Tomás Gutiérrez dijo...

El Parque Megalítico tiene habilitados senderos señalizados con paneles explicativos de las distintas rutas que se han establecido:
Ruta de las Majadillas: desde la plaza de Gorafe se inicia la subida de 150 m por la cuesta del Almial hasta el dolmen La Cobertera.
Puntal del Cuervo: continuación del camino anterior, con cerca de 12 dólmenes, a diferente elevación que el Almial.
Hoyas del Conquín –en algunos sitios aparece como Conquil–: visita al dolmen 134, el de Las Ascensias, el más elevado de las Majadillas, mitad erigido, mitad excavado.
Una nueva ruta, de los Baños de Alicún, recorre los dólmenes «más espectaculares».
José Tomás Gutiérrez.

Emilio Sánchez Vico dijo...

El centro de interpretación del megalitismo de Gorafe comenzó a construirse en 2002. Está planteado para resultar complementario del Parque Megalítico de Gorafe. Destaca su diseño novedoso ya que está enterrado completamente bajo tierra, al igual que estaban los dólmenes. El centro consta de una cubierta-mirador (orientada hacia el valle de la localidad que alberga las diferentes rutas de los casi 300 dólmenes) y un edificio subterráneo de 600 metros cuadrados que acoge contenidos explicativos sobre este fenómeno cultural prehistórico y su contexto cronológico y social. Destaca la reciente incorporación de una proyección audiovisual en 3D que hace retroceder al visitante 5.000 años para conocer el antiguo aspecto del valle del río Gor. Se entra por una plaza que es también un centro de interpretación del paisaje y tiene tres niveles comunicados mediante rampas con salas de proyección multimedia para recorrer todas las etapas y peculiaridades de las construcciones megalíticas. Para su puesta en marcha, el municipio cuenta con el apoyo de la Consejería de Agricultura y Pesca y distintos Fondos Europeos de Desarrollo Rural (Leader, FEOGA, etc.) así como las distintas administraciones competentes: estatales, autonómicas y locales.
Emilio Sánchez Vico.

José Luis Mendoza Escobar dijo...

A propósito de la referencia que hace Pedro Galán en el presente artículo sobre el yacimiento del Cerro de Corbún o Corbul, cuyo primer sentamiento se sitúa en la Edad del Cobre y continúa en la Edad del Bronce me gustaría considerar que aunque con los datos que refiere, se puede afirmar que en los llanos de Saladillo habría asentamientos importantes en época ibérica. Comenta el autor que en el Cerro de Corbún se han localizado una serie de alineaciones de piedras que pueden corresponder a algún tipo de muro defensivo correspondiente a la Época Ibérica, según se ha podido constatar por los fragmentos de cerámica recogidos en el lugar, cuyas característica son propias de cerámica ibérica hecha a torno y decorada con bandas de pintura roja. Con las referencias de la presencia de esta cultura ibérica, es indudable que en tales asentamientos tan apropiados para el ganado habría una interesante cabaña ganadera que serviría de complemento alimenticio y como fuerza del trabajo de la población ibérica allí asentada.
José Luis Mendoza Escobar.

Félix Palma de la Fuente dijo...

En general son muy escasos los datos que poseemos para valorar adecuadamente el peso y las características de la ganadería en el mundo ibérico en general. Existen pocos estudios detallados de la fauna recuperada en los yacimientos y los estudios paleobotánicos y ambientales no suelen proporcionar una restitución del medio suficientemente detallada, en la que se pueda valorar el peso efectivo o potencial del pastoreo desarrollado por las distintas especies domesticas. La sociedad ibérica, como el resto de las de su entono mediterráneo, debió ser fundamentalmente agrícola y emplear los rebaños como complemento dietético y económico. El sistema opuesto, exclusivamente pastoril, no se ajusta a los datos disponibles. Si atendemos a las cifras recogidas por Gallant, para que una familia de 5-6 personas viviera exclusivamente de su ganado debería consumir unas 115-130 ovejas anuales, lo que requería un rebaño de unas 360-400 para una sola unidad doméstica. Esto daría como resultado amplios registros de fauna y muy escasos restos vegetales.
Félix Palma de la Fuente.

Mercedes García Buendía dijo...

El modelo ibérico muestra una tendencia contraria al uso mayoritario de la carne como principal fuente de recursos en la alimentación. Era la suya una alimentación básicamente cerealística que se completaba con pequeños rebaños diversificados, aprovechados básicamente con diversos fines como complemento alimentario, a través del consumo de carne, sangre, leche, y derivados; como fuente de materias primas muy empleadas por ellos, como pieles, hueso, cornamentas, tripas, etc. , y como abono de los campos a través del estiércol. El modelo es similar en otras zonas mediterráneas. Sabemos que en Grecia la alimentación vegetal suponía al menos un 70 o 75% de la dieta y que los animales eran, al igual que las plantas, susceptibles de pérdida por enfermedades, falta de agua, robo., etc.
Aún así, el ganado no sólo supone un recurso alimentario, sino un capital susceptible de incremento rápido y de más fácil intercambio que otros productos de consumo, de forma que pudo ser un vehículo para la acumulación de riqueza por parte de las nuevas aristocracias iberas que fueran emergiendo de entre sus capas sociales. Los yacimientos ibéricos que han proporcionado datos de fauna, ofrecen en todo los casos un panorama bastante homogéneo, en el que se mantiene una ganadería basada sobre todo en ovejas y cabras, a las que se añaden vacas y cerdos. Los asnos y gallinas pueden considerarse una novedad, puesto que fueron introducidos por los fenicios, adaptándose rápidamente a la economía ibérica.
Mercedes García Buendía.

Marta García Domingo dijo...

El ganado vacuno parece haber sido mucho más importante en la zona occidental, dentro del antiguo ámbito de Tartessos, que en época ibérica pasará a ser el mundo turdetano. Antiguas leyendas sitúan allí significativamente una de las hazañas de Hércules: el robo de los rebaños de Gerión, con los que volvería a Grecia, no sin sortear grandes peligros. Esta historia no parece tener raíces en el área peninsular, sino que se localiza a lo largo del tiempo en distintos escenarios mediterráneos, pero lo que si es cierto es que la figura de Hércules tuvo gran peso en la zona del Estrecho, localizándose en Cádiz uno de los santuarios más famosos. El toro, por otra parte, es probablemente el animal más representativo en la iconografía ibérica, lo que vincula a una divinidad que tiene los atributos de poder, fuerza y fecundidad que suelen reconocerse en estos animales.
Marta García Domingo.

José Luis Valdés Rodríguez dijo...

La crianza el toro requiere de grandes espacios y de un pasto abundante, por lo que resulta muy costoso. A cambio, el volumen de carne que proporciona es importante, sus pieles son muy valoradas y su fuerza de trabajo y tracción permite labranzas en tierras difíciles, así como el transporte de mercancías pesadas. En los yacimientos ibéricos los huesos de bóvidos son habituales pero no numerosos y su edad de muerte suele ser avanzada, lo que indica que se emplearon para el trabajo. Un toro del yacimiento de La Pícola (Alicante) mostraba una costilla rota que había soldado, evidencia quizá de golpes inflingidos en apremio a su labor. A pesar de ser escasos, seria necesario que existiera un mercado suficiente para reponer los ejemplares que morían o se sacrificaban. Una de las zonas de crianza pudo ser el área de Cástulo en las estribaciones de Sierra Morena, donde junto a las actividades mineras, que necesitarían de los bóvidos para acarreos diversos, existió un paisaje adecuado para la cría del ganado vacuno. No olvidemos que en época ibérica tardía, los toros son elegidos como emblema para las monedas de la importante ciudad ibérica de Cástulo.
José Luis Valdés Rodríguez.

María del Pilar Mateos Fernández dijo...

Los rebaños de cabras y ovejas debieron ser mucho más frecuentes; de hecho, el procesado de la lana se convirtió en uno de los trabajos más constantes en las unidades domésticas ibéricas, donde no suelen faltar nunca las fusayolas y las pesas de telar. Los análisis faunísticos revelan cabañas no muy granes, que podrían mantenerse en el entorno de los poblados y ser complementarias con una economía básicamente agrícola. El pastoreo de la ganadería estante pudo encomendarse a los niños o jóvenes así como a pastores experimentados, que se ayudarían seguramente con perros. Estos animales nunca faltan en los poblados ibéricos, la mayor parte de los huesos de los animales consumidos tienen indicios de sus colmillos. En el Puntal dels Llops y otros yacimientos abundan los restos óseos en la propia calle y muchos de ellos muestran además de las marcas de descuartizamiento debidas al empleo de cuchillos, otras incisiones correspondientes a las mordeduras de los perros.
El mantenimiento de los perros se relaciona, por tanto, con la defensa, la caza, o el cuidado de los rebaños, aunque la iconografía sólo muestra evidencias de la segunda de estas actividades, que tuvo una importancia más que notable en la economía ibérica.
María del Pilar Mateos Fernández.

María Elena Navarro dijo...

Dado lo habitual que resulta la presencia de especies cinegéticas en las pautas de consumo cárnico con lagomorfos, aves, jabalíes, ciervos, cabras monteses, etc. la ayuda en las cacerías debió ser por si sola una importante razón para mantener a los perros que fuesen precisos, por otra parte, contaban también con un excedente para su propia alimentación. A todas estas funciones cabría añadir la propiamente religiosa. Aunque en la mayor parte del territorio ibérico los sacrificios de perros no se han documentado, en la zona norte de Cataluña hay evidencias claras de este tipo de rituales. En Mas Castellar de Pontós aparecieron restos de varios ejemplares en el suelo, en una fosa y junto a uno de los hogares de una gran estructura. Los huesos habían sido descuartizados, quemados y consumidos, para finalmente ser enterrados. Ritos de este tipo eran frecuentes entre las poblaciones celtas del sur de Francia, así como en los grupos itálicos. Dado el carácter agrícola del yacimiento, estos sacrificios se han hecho paralelos con las Robigalias romanas, unas fiestas que se celebraban el 25 de abril y que pedían a la divinidad su protección contra los ataques de hongos parásitos a los cereales. Todos estos documentos nos indican que los cánidos o perros fueron parte habitual del paisaje animal ibérico, lo que implica una crianza y adiestramiento adecuados para sus funciones.
Afectuosos saludos para todos.
María Elena Navarro.

Diego Fernández Sierra dijo...

A pesar de que la mayor parte del ganado se criara en el entorno de los asentamientos, es posible que hubiera ciertos movimientos hacia zonas de montaña en las fases más calurosas, sobre todo si existían conjuntos de propietarios que acumularan una cabaña numerosa, lo que a su vez requería un pastoreo especializado. En territorios relativamente amplios, como los que dominaban las ciudades ibéricas, que podían combinarse además con otras vecinas, no sería demasiado extraño que existiera un desplazamiento hacia pastos de temporada, aunque la variedad del paisaje en la mayor parte del territorio podían favorecer que los viajes fueran relativamente cortos.
Se ha hablado en el mundo ibérico de la existencia de “cuevas refugio”, situadas en general en zonas agrestes y alejadas de los núcleos de población, en las que aparecen restos de materiales cerámicos de cocina y recipientes de diversas características, que suponemos serían abandonados por los pastores después de una larga estancia con el ganado en sus inmediaciones. Aunque también es cierto que se han detectado el uso de cuevas con fines religiosos, realizándose en ellas ofrendas a la divinidad y determinados rituales que pudieron ser de carácter pastoril, asó como algunos otros de tipo iniciático de los jóvenes.
Diego Fernández Sierra.

Adrián Pérez Peralta dijo...

Cabe la posibilidad de que los asentamientos temporales para alimentación del ganado fuesen consecuencia del arrendamiento de las zonas de pastos próximas a ciertos santuarios alejados de las zonas habitadas por la población. En el mundo ibérico se advierte un importante desarrollo del culto a partir el siglo IV antes de Cristo, en algunos enclaves, como es el caso del Collado de los Jardines en Despeñaperros o Castellar de Santisteban, en el camino de Jaén a Albacete existen buenas condicione para disponer de extensiones de terrenos dedicadas a este fin, que quedarían protegidos por el carácter sagrado del lugar que le otorgaban los iberos, proporcionando a la vez importantes beneficios económicos por sus pastizales.
Adrián Pérez Peralta.

Simón Quesada dijo...

La presencia de los cerdos es habitual en todos los yacimientos ibéricos y podrían realizar un consumo autosuficiente a base de bellotas y otros frutos en entornos más agrestes, siempre que dispusieran de un recinto o tuvieran alguna forma de control. La necesidad de separar las hembras con las rías del resto motivaría la existencia de cubículos en las cuadras o en el exterior de las viviendas. En esos mismos lugares debieron situar la vida de las aves de corral que quedarían vinculadas al entorno doméstico como ha sido habitual en nuestros días.
Simón Quesada.

Patricia Zurita Moya dijo...

Al considerar que la ganadería ibérica era básicamente un complemento de la producción agrícola, implica que en ciertos momentos del año, especialmente en aquellos con menos recursos de pastos según las zonas, los animales debieron permanecer estabulados. La identificación en algunos yacimientos de ciertas plantas como la cebada, mezclada con escanda, o la avena, se ha interpretado en el sentido de que se cultivaban específicamente plantas forrajeras para el alimento del ganado, a lo que hay que añadir paja, etc. La concentración del estiércol producido se redistribuiría hacia los campos de cultivo y para su recogida se emplearían forcas (horcas) y legones de madera o hierro. Lo que sí se ha documentado en poblados como La Bastida de Mogente son podones, elementos cortantes de hierro que sirven para cortar la hierba ya segada con el fin de dársela al ganado como alimento. Se empotraban en las paredes de las cuadras para facilitar su uso.
Patricia Zurita Moya.

Rocío Heredia Recio dijo...

Además de los pastos y el agua, el ganado necesitaba un importante aporte de sal para una completa nutrición. En el área ibérica había abundantes recursos de sal, pero no dejan de estar localizados en puntos concretos con un acceso susceptible de control. Los ganaderos, a nivel doméstico debieron tener disponibilidad de sal en sus propios territorios o como importación y no sólo para la alimentación animal sino también humana, así como para la preparación de pieles y conservas, en el proceso metalúrgico y en muchas otras tareas de su vida. Las fuentes de sal, ya fueran como afloramiento natural, ya como arroyos salinos, como la zona del Salado de Los Villares, que riega tantos pueblos de la Campiña Alta, debían ser un recurso perfectamente controlado e integrado en sus vidas y sobre todo en el circuito de la necesidad de sus animales de pastoreo.
Rocío Heredia Recio.

Agustín González Asensio dijo...

Los animales no fueron únicamente un recurso económico, sino que dejaron formar parte importante del diálogo de la sociedad con sus divinidades, por lo que su sacrificio pudo estar ritualizado y las festividades, marcadas por la ofrenda y consumo de ganado doméstico. El conjunto escultórico de Porcuna (Jaén) muestra lo que probablemente fue una procesión de magníficos novillos dentro de un contexto de ceremonial religioso.
En la valenciana Cueva Merinel, interpretada como un santuario de montaña, el estudio de los restos de fauna reveló la presencia de unos 10 cráneos de cerdos menores de 6 meses, cuyo cuerpo quizá fue dedicado al consumo. También se identificaron cabras y ovejas, que como individuos casi recién nacidos aparecen en otros contextos bajo los suelos y muros de las casas, indicando la existencia de un ritual de propiciación doméstica.
Un exvoto de bronce procedente de Bujalamé, en Jaén, nos presenta a un personaje masculino en el momento de degollar a un cabrito sobre unas ondas que parecen aludir al agua de un río o arroyo. Es frecuente en los santuarios ibéricos encontrar numerosas representaciones de animales, como toros, caballos o asnos, para los que el devoto pide protección de la divinidad. Todos estos ejemplos demuestran que el culto tuvo una importante vinculación con los animales domésticos.
Agustín González Asensio.

Marina Carvajal Santos dijo...

Dada la importancia y valoración que tenía la lana para los iberos, el esquilo de ovejas debió ser una actividad importante. Las tijeras documentadas en los yacimientos tienen una forma muy parecida a la que se ha mantenido hasta época reciente. Son de una sola pieza formada por dos cuchillas alargadas y puntiagudas, unidas por una varilla que forma un arco y que permitía abrir y cerrar las hojas una sobre otra. Estas piezas han aparecido tanto formando parte de un ajuar de algunas sepulturas, como entre el instrumental recuperado en ciertas viviendas que fueron destruidas o abandonadas con todo el mobiliario que se hallaba en su interior.
En el caso de las tijeras encontradas en las tumbas debemos entenderlas como parte del equipamiento funerario de la persona enterrada, lo que nos indica que hubo individuos que las emplearon con asiduidad, hasta el punto de considerarlas como propiedades que no debían sobrevivir a sus dueños. En el segundo caso se nos revela que su uso se ligaba al trabajo en el hogar y que seguramente se empleaban para fines diversos, además de su uso para el esquilado de las ovejas a finales de cada primavera. Cada oveja proporciona al menos un kilo de lana, lo que en el caso de pequeños rebaños serviría para surtir a la unidad familiar. El esquilado se realizaría en el entorno doméstico, y el producto resultante se procesaría como tejido o se vendería. La presencia constante de telares y fusayolas en las viviendas aboga por un uso frecuente de este producto, que sería trabajo en la propia casa. En el caso de existir rebaños a gran escala, la lana podría convertirse en un producto valioso objeto de comercio para comerciantes que navegaban tocando diversos puertos del Mediterráneo. Estos datos vienen a corroborar la tesis del profesor Arturo Ruiz de la Universidad de Jaén, en el sentido de que las élites ibéricas controlaban los medios de producción relativos a las riquezas que podían considerarse básicas en la sociedad ibera, como sin duda fueron la tierra y el ganado, y que ciertos instrumentos clave se concentraban en las viviendas de rango aristocrático dentro de los poblados.
Marina Carvajal Santos.

Francisco Javier del Valle dijo...

El trabajo de la piel podía ir dirigido a obtener cueros lisos y en este caso había que depilarlas o bien cueros con pelo. Son pocos los ejemplos de cueros lisos conservados de la época ibérica, pero en la necrópolis de El Cigarralejo se ha documentado algunos restos carbonizados correspondientes a fundas de armamentos y a bolsas, entre otras cosas. La gran cantidad de broches de cinturones, apliques metálicos, atalajes de caballo, etc., nos ilustran acerca de la importancia que el cuero debió tener en la vestimenta y calzado de las personas, así como su empleo constante como recipientes, tapaderas, correas, protectores y para muchos otros fines. En cuanto al uso de las pieles con pelo, el ejemplo más claro es el de las mantas de montar que presentan los caballos de piedra ofrecidos como exvoto en el santuario de El Cigarralejo.
Francisco Javier del Valle.

Ana Márquez Trujillo dijo...

Las pieles obtenidas de la caza o de los animales domésticos sacrificados, podían ser curtidas en el momento de ser extraídas o de forma más retrasada tras un proceso de secado al aire aunque siempre a la sombra, para así evitar que actuasen las bacterias que estropeaban la piel, o bien aplicándoles sal tanto en seco como en condiciones de humedad, apilándolas una sobre otra para que el fluido de la sal muera fuese percolando cada piel, de forma que en una o dos semanas quedasen totalmente secas y pudieran almacenarse.
El primer paso en el curtido de la piel, ya fuese fresca o curada, era el calado. Consistía este tratamiento en sumergir las pieles en agua para hidratar la piel a la vez que se la limpia de restos de sangre y suciedad, y si eran pieles curadas, también de sal. Era frecuente en esta fase el uso de cal o de alumbre, una sal blanca y astringente compuesta por sulfato doble de alúmina y potasa. Después del calado se procedía a la depilación y limpieza definitiva de residuos, lo que además servía para expandir la fibra dérmica, proceso que debe ser cuidadosamente controlado por el curtidor, puesto que ayuda a determinar la calidad del producto final. Una vez más se introducía en agua, a la que los curtidores solían añadir cortezas de encina y quejigo. Finalmente se procedía al secado definitivo de la piel. En una de las piras excavadas en la necrópolis ibérica de Los Castellones de Ceal (Hinojares, Jaén) se encontraron numerosos elementos metálicos de oro, plata y bronce que debieron ir encajados en un soporte de cuero, constituyendo un vistoso elemento de vestido fruto de un trabajo especializado y bastante laborioso.
Ana Márquez Trujillo.

Amelia Juárez Medina dijo...

Los cueros más valorados en general eran los del ganado vacuno seguidos de los de la cabra, mientras que los de las ovejas, sobre todo si eran laneras, eran de peor calidad, ya que el pelo perfora demasiado la piel, por lo que en este caso el trabajo solía dirigirse a la obtención de pieles con pelo. La importancia del ganado vacuno en el occidente peninsular debió generar un relevante trabajo de curtido. Se considera que el valor dado al ganado bovino por unidad equivalía al de cuatro o cinco veces el valor de una cabra u oveja. El cuero era un elemento comercializable con facilidad por la amplia variedad de sus usos y la demanda que permanentemente había de este producto.
Amelia Juárez Medina.

Macarena Cantalejo dijo...

En lugares próximos a la costa o instalaciones dedicadas al procesado del pescado para la elaboración de salsas y salazones se aprecia en excavaciones su importancia en tiempo de los iberos. Las técnicas de captura empleadas en los diferentes lugares dependían de las diferentes especies y sus hábitos de alimentación. Entre las lagunas litorales y el mar se empleaban redes fijas para interceptar y recoger el pescado en redes en los desplazamientos regulares. Los movimientos migratorios del pescado en mayor escala exigieron instalaciones de gran tamaño y complejidad. En el Estrecho de Gibraltar eran muy utilizadas las almadrabas y muy posiblemente lo fueron también durante la Protohistoria. Estos aparejos de pesca interceptaban el paso de los atunes y otras especies en su emigración estacional desde el golfo de Guinea hacia el Mediterráneo, hacia el mes de mayo, así como en su retorno al Atlántico entre finales de junio y el mes de julio. Tal riqueza natural dio lugar, ya en tiempos prerromanos, a una intensa actividad económica que podría definirse como industrial, dentro de los parámetros del mundo antiguo. Aunque tenía su momento de apogeo en los meses citados, de modo que fue un trabajo desarrollado a todo lo largo del año gracias a la construcción de presas y piscinas junto a la costa en las que mantenían con vida los animales hasta el momento de su procesado. También se desarrollo a lo largo del litoral atlántico y mediterráneo una producción a una escala de menor cuantía, dedicada al aprovechamiento de especies no migratorias.
Macarena Cantalejo.

Juan Manuel Fernández Heredia dijo...

Podemos saber como eran las redes de pesca gracias a los ejemplos de conservación dados, como ocurre en el caso de La Albufera. Para mantenerlas bien extendidas como una barrera era preciso añadirles un lastre, del que existen abundantes testimonios arqueológicos. Los más sencillos eran materiales no modificados como piedras atadas a las redes. En algunos alfares gaditanos de los siglos V al III antes de Cristo se han detectado la producción de gruesos discos de cerámica perforados en su parte central que serían empleados como peso. Igualmente se ha sugerido que alguna de las llamadas pesas de telar encontradas en los poblados ibéricos podía en realidad cumplir esta función. Junto a la cerámica y la piedra el material utilizado más comúnmente era los lastres de plomo.
La reparación de las redes se realizaba con ayuda de agujas de bronce, cuya forma era muy parecida a la de las empleadas en el trenzado del esparto. Otro tipo de piezas, específico para las redes eran las lanzaderas, que también eran de bronce consistentes en una varilla acabada en una horquilla en ambos extremos, que servían para pasar el hilo a través de la trema de las redes y proceder a su trenzado.
Juan Manuel Fernández Heredia.

Ana Fernández Navarrete dijo...

Para las capturas de pescado en mar abierto y desde barcos de pesca se utilizaron artes de pesca basadas en el uso del anzuelo. Se conocen numerosos ejemplares de ellos elaborados en cobre, hierro y, sobre todo de bronce. En las inmediaciones de algunos ríos como es el caso del Río Salado de Arjona y Lahiguera se han encontrado anzuelos de cobre y de hierro; una muestra de la actividad pesquera de los habitantes iberos de estos frecuentes asentamientos en toda la zona. Se comprueba que su diseño no ha variado mucho a lo largo del tiempo, dependiendo el tamaño de la envergadura de la presa. Se utilizaba también para la pesca con caña, atados directamente a un sedal o bien formando ristras enganchadas en un aparejo al modo de los palangres de hoy.
La pesca fluvial era escasa de modo que se asume que aunque en un mundo como el ibérico con una economía de subsistencia que dependía de los recursos del entorno inmediato, en realidad sólo en las poblaciones costeras importantes o muy cercanas a los ríos dispondrían de un suministro regular de pescado. Se trataría con seguridad de una actividad más, que junto con la recolección, la caza o la apicultura, diversificaba los recursos alimenticios de los poblados. Así parece ponerlo en evidencia el hallazgo de lastres de red hechos de plomo en yacimientos como el de Cancho Roano o en una de las viviendas del poblado ibérico de Castellones de Ceal (Hinojares, Jaén), fechados a inicios del siglo I antes de Cristo.
Ana Fernández Navarrete.

Pedro Martínez Sánchez dijo...

Con la llegada del calor, el campo no era el único que exigía un aumento del trabajo. Desde los trigales casi maduros se observarían densas columnas de humo hacia las afuera del poblado. Eran los humos de los alfares, que vivían sus días de mayor actividad. La fabricación de la cerámica vivió en la época ibérica la introducción de nuevas técnicas que en realidad se han mantenido con pocas variaciones a lo largo de los siglos siguientes. Los elementos que fueron fundamentales en estas transformaciones fueron dos. La utilización del torno de alfarero y el horno de tiro vertical y cámara doble. Lo primero hizo posible el inicio de una producción en serie de forma estandarizada para una mayor diversidad de usos. Lo segundo hizo de la cerámica un material más duradero y de propiedades físicas más predecibles.
Pedro Martínez Sánchez.

Antonio del Pino dijo...

El primer paso para el proceso de fabricación de una vasija era la obtención de la materia prima. La arcilla es un material muy abundante en la superficie terrestre, aunque sus características varían mucho según sus componentes de materia orgánica, densidad, tamaño y tipo de materias minerales que contiene. Todo ello influirá enormemente en el color, la plasticidad y la capacidad de la masa para añadirle agua sin que se disgregue. Normalmente las arcillas más utilizadas en la alfarería eran de origen sedimentario, es decir, de los depósitos aportados por la erosión. La extracción de la arcilla se hacía en bloques en seco, que posteriormente eran tratados en el alfar.
Antonio del Pino.

Juan José Morcillo dijo...

Los datos arqueológicos permiten establecer una diferencia clara entre las instalaciones dedicadas a la alfarería del periodo ibérico y las existentes en etapas anteriores o precedentes. La diferencia es que a partir de la época ibérica la alfarería deja de ser una actividad domestica fundamental, pues la fabricación de la cerámica exige ahora un espacio amplio y permanente, un taller exclusivo para este fin.
Normalmente esos alfares taller se ubican en los alrededores de la población pues la producción de cerámica por ser una actividad de envergadura, se ha convertido en una actividad contaminante y molesta por las humaredas que afectaban al resto de la población. Muchas veces los alfares se sitúan en emplazamientos más aislados, en los caminos de acceso al poblado, etc., pero siempre en las afuera del poblado. La ubicación no olvidaba tener en cuenta la fácil disponibilidad de todo lo necesario para esta industria: combustible, agua, y canteras de arcilla en las proximidades. Han aparecido emplazamientos de alfares en los márgenes boscosos del territorio dominado por asentamientos importantes a escasos metros de la confluencia de arroyo. También han aparecido alfares ubicados en los poblados, pensando que estos pertenecerían a poblaciones más especializadas en el trabajo de la cerámica. Hay casos de algún complejo alfarero como el del Cerro del Villar (Guadalhorce, Málaga) situado en el centro de un asentamiento de una población colonial de la primera mitad del siglo VI antes de Cristo.
Juan José Morcillo.

Laura Pérez López dijo...

Los hornos de cocción son lo mejor conocido, pero había otras dependencias o estructuras para todo el proceso de preparación de la arcilla, para machacar los bloques traídos de los yacimientos de arcilla. Esta labor se hacía con mazas de madera, aunque también se han documentado el uso de rodillos de piedra, (rulos), herramientas utilizadas en el desterronado y mantenimiento de los campos o el pavimentado de las eras. Posteriormente se añadía agua y se depositaba la mezcla en balsas poco profundas, se batía la arcilla y se decantaba con idea de separar las partes más gruesas. Se añadía ceniza para evitar que el barro se quedara pegado al fondo de la balsa en el momento de la extracción. Este barro había que pasarlo por un tamiz, con el fin de eliminar fragmentos de mineral demasiado grandes, en especial partículas de cuarzo, peligrosas en el momento de la cocción, pues al dilatarse por el calor estas inclusiones no deseadas hacían estallar la pared del recipiente y podían arruinar toda una hornada, además de que estas impurezas podían ser un estorbo en el proceso de torneado.
Esta arcilla batida había que dejarla reposada en las balsas hasta que había perdido agua suficiente para tener consistencia para su manejo, entonces se cortaba en bloques y se guardaba en un lugar húmedo y sombreado para su pudrición, que consistía en la descomposición de cualquier resto orgánico que pudiera haber quedado en la pasta. En estas despensas el barro podía permanecer mucho tiempo. En la cultura de los alfareros una buena reserva de pasta de arcilla poseía prestigio y el valor de un rico patrimonio.
Laura Pérez López.

Rosa María Ortiz dijo...

La fabricación de la cerámica seguía un procedimiento complejo, había en primer lugar que amasar bien la pasta para que fuese lo más plástica y homogénea posible durante el modelado, para ello se extendía en el suelo y se pisaba añadiéndole a veces alguna sustancia de tipo mineral que mejoraba sus propiedades de la pasta cerámica... La función de ese material desgrasante era lograr una mayor resistencia de las vasijas durante el proceso de la cocción y para su uso posterior.
El trabajo era diferente según la técnica empleada para dar forma a las piezas. El modelado a mano pervive en algunas zonas del ámbito cultural ibérico hasta momentos muy avanzados de la historia. Aunque son muy diversas las maneras de conformar un recipiente manualmente podemos resumirlos en dos grupos: el grupo del la técnica del ahuecado y la del arrollado o modelado a “colombín”. El ahuecado consistía en abrir con el puño o algún objeto cóncavo una pella de arcilla, para luego ir adelgazando poco a poco las paredes, dando lugar a un recipiente de forma ovoide o semiesférica. El segundo tipo de elaboración de la cerámica consistía en elaborar tiras de arcilla que se iban superponiendo como anillos alrededor para después soldarlos entre ellos con una espátula. Este era el procedimiento utilizado para la confección de grandes recipientes que no podían hacerse a torno como las tinajas. La utilización de moldes no tuvo tanto desarrollo en época ibérica como ocurrió en época romana, aunque algunas piezas singulares fueron elaboradas con esta técnica, tales como los pebeteros, que habrían sido empleados como ofrendas en ritos relacionaos con la fertilidad de la tierra según algunos investigadores.
Rosa María Ortiz.

Juan Ignacio Sierra dijo...

El sistema de elaboración de la cerámica a torno fue el predominante en la alfarería ibérica, se colocaba la pella de arcilla en la plataforma giratoria del torno y así permitía trabajar todo su contorno. Los tornos más sencillos consistían en una simple base plana que pivotaba sobre una pieza convexa para ir haciendo rotar la vasija. La posterior introducción del torno de patada cambió las cosas, pues la adicción de un eje transmitía el movimiento rotatorio continuo aplicado con el pié a un disco situado en un nivel inferior, lo que permitía aumentar el número de revoluciones a las que giraba la pieza en la plataforma de trabajo a hasta a más de 100 vueltas por minuto. Así la fuerza centrífuga generada hacía posible recrecer y afinar de un modo uniforme y homogéneo la pared de la vasija, así como añadir numerosos detalles.
En el alfar colonial el Cerro del Villar se documentó una dependencia rectangular en cuyo centro y pegadas a la pared aparecieron una serie de lajas de piedra junto a un ánfora recortada y asentada en el suelo. Las excavaciones la interpretan como la base de un torno. En el yacimiento de Cancho Roano se recuperó una piedra con un orificio en una de sus caras y huellas de desgaste que evidenciaban un movimiento rotatorio continuado, pensando que se trataba de la base sobre la que pivotaba el eje que transmitía el movimiento a la superficie de trabajo del torno.
Juan Ignacio Sierra.

Juan Caballero dijo...

Terminado el modelado de la pieza de cerámica ibérica, pero antes de iniciar el secado, se alisaban las paredes del recipiente y eliminaban las imperfecciones y la arcilla sobrante. También era el momento de añadir otros elementos como asas o pitorros, que había que soldar cuidadosamente para evitar bolsas de aire tan peligrosas durante la cocción. Tenía que realizarse a continuación la eliminación del agua sobrante de la vajilla recién terminada para prevenir el cuarteado o la deformación de la pieza, colocándola a la sombra durante veinticuatro horas para luego culminar el proceso al sol durante varios días. En algunos casos se conoce la construcción de espacios cubiertos y ventilados, con anaqueles en os que se depositaban las piezas hasta su secado completo. El único caso conocido a través de la arqueología cercano al mundo ibérico es el ya conocido del Cerro del Villar, en el que se exhumaron una serie de estancias alargadas, con interiores espaciosos y sin divisiones internas que servirían para almacenar las vasijas producidas.
Juan Caballero.

Inmaculada Peñalver dijo...

La mayoría de las técnicas decorativas conocidas en la cerámica ibérica se aplicaban antes de la cocción. Podían ser plásticas, similares a las empleadas en la cerámica a mano con cordones, mamelones, estampillados, etc. o también sencillos baños de arcilla líquida denominados engobes. La decoración pintada fue muy común, especialmente la realizada con pigmentos elaborados a partir de óxidos de hierro, con los que se lograban tonos rojizos, y óxido de manganeso para el color negro. La vasijas así decoradas aparecen en todas las regiones del entorno cultural ibérico. En algunas zonas de Andalucía Oriental los motivos son sobre todo geométricos. Haciendo rotar la vasija sobre un torno lento se realizaban a pincel bandas horizontales de diversos grosores. Aplicando una especie de compás con varias cerdas se trazaban círculos, semicírculos y cuartos de círculos concéntricos, así como líneas onduladas, tratándose de una producción en serie con una distribución muy amplia por todo el territorio.
Inmaculada Peñalver.