PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

martes, 29 de octubre de 2013

CEMENTERIOS:

Los cementerios:


   Cuando, a mediados de los años 50 del pasado siglo, se excavó para hacer los cimientos del campanario –costeado por el matrimonio Fuentes-Galán- de la iglesia de arriba, la morisca; aparecieron multitud de restos humanos. Cosa que sorprendió entonces y que, ahora, todavía se oyen comentarios de asombro, como de algo inexplicable. Pero nada más lógico y normal, lo raro hubiera sido que no hubiese esqueletos. Veamos.

Iglesia "morisca", La Tercia y el "Cementerio viejo" antes de ser remodelado y convertido en un parque.
(Fecha fotografía: 2 de agosto del 2005).

   Una costumbre cristiana, que quedó muy arraigada, fue enterrar a los muertos dentro de las iglesias. Todo comenzó cuando se sepultaron reyes, nobles y, sobre todo, mártires y santos. Se pensaba que el tránsito a la otra vida, al cielo prometido, sería más factible y rápido si el difunto se sepultaba en el mismo lugar que estos personajes. Se realizaba en cualquier parte del templo, en el suelo, en rincones de bóvedas. Esto con el pueblo; con gente destacada de la sociedad, adinerada, se construían criptas en lugares preferentes.

   Saliendo del tema, lo aludido arriba es lo que hace pensar que la Tercia fue, primitivamente, una iglesia; se encontraron en la pared del oeste restos humanos. Teniendo en cuenta que la muralla iba entre la iglesia y la Tercia, lo lógico es pensar que el castillo, defendiendo la muralla, estaría contiguo a la misma (sería la Tercia), pero cabe pensar que hubiera muralla en la parte norte y el castillo estuviera adyacente a ella, en la llamada era del castillo que vimos en el Callejero Decimonónico, y allí estuviera la torre a la que las crónicas hacen referencia. Después, al construir el templo morisco, al estar en mejores condiciones la iglesia vieja, ya sin función religiosa, pasaría a tener otras como la de hospital, pósito o de carácter militar.

Vista desde la cara norte de Lahiguera (24/08/2005).

   Continuando con los enterramientos hay que decir que esta costumbre de inhumaciones en recintos sagrados se mantuvo durante la edad Media. Hubo intentos de erradicarla, porque había ocasiones en que, durante los actos religiosos, el hedor era insoportable; además se pensaba que era origen de enfermedades, de epidemias de peste que ocasionaban gran mortalidad.


   Por todo lo anterior se comenzó a enterrar en los alrededores de las iglesias, en general de los recintos sagrados; mientras más cerca de las paredes mejor. Eso es lo que ocurrió en nuestro pueblo; todos los alrededores de la iglesia están llenos de esqueletos, en la calle, bajo las casas. Normalmente se sepultaban sin féretro, envueltos en un sudario y bocarriba; los niños de lado, como durmiendo. Con mucha probabilidad, y por el mismo motivo, encontraremos restos humanos alrededor del Santo, cerca de la cueva de Santa Clara, donde estaba la ermita.

 Vista del actual cementerio. Fotografía realizada desde el paraje de la mencionada ermita.


   Siempre que se hacen obras en el subsuelo cercano a las iglesias y conventos aparecen restos humanos. La picaresca popular atribuye estos al fruto de las relaciones sexuales de curas y monjas, pero ya vemos la causa; y si hay más esqueletos de niños es porque su mortalidad era mayor. De todas formas también tendría sus escarceos amorosos las personas religiosas, algunos de sus hijos morirían niños y se enterraban cerca del convento, como los demás.

   Carlos III, en sus tiempos se reforma el puente de “El Gato”, promulga una cédula real en 1787, mediante la cual se ordena construir cementerios municipales fuera de las poblaciones. Recordemos que imperan las ideas de la Ilustración. Se piensa, y con razón, que se deben alejar los muertos de los vivos, por razones sanitarias. La orden pretende lanzar la construcción de cementerios municipales. Se realizarán con una pared que impida el paso de animales, con puerta de hierro y candado. La llave la tendrá el sacerdote y se procurará que esté cerca de alguna ermita. La idea no prosperó, era una costumbre muy arraigada, además había poco presupuesto. Por otra parte ¿sería la llegada al Cielo más tardía y penosa lejos del recinto sagrado?.

   Con Carlos IV se construyen los primeros cementerios. En la guerra contra Napoleón se da un impulso, los soldados franceses propagan las ideas ilustradas. Seguramente de esta época es la construcción de nuestro cementerio viejo; el lamentablemente destruido. Mantiene lo estipulado en la ordenanza.

Moneda de plata de 4 reales de José I, hermano de Napoleón y rey de España, encontrada bajo las paredes del cementerio, en la parte Este. (Réplica).

   Unos treinta metros hacia el este del antiguo cementerio han aparecido, además de numerosas monedas de los siglos XVI y XVII, trozos de cerraduras y objetos religiosos como cruces; quizá se asentara en este lugar una ermita como la que recomienda la orden de Carlos III. Además, se construye anexo al cementerio, el llamado “corralillo de los ahorcados”, donde se sepultaban suicidas, apóstatas, o niños sin bautizar. Tenía puerta propia de entrada para no pisar camposanto.

Reciente parque construido en el lugar del "Cementerio viejo".

   En escrituras notariales aparece el nombre de “Camino del Cementerio”, se refiere al camino del Charcón. Testimonios de campesinos nos hablan de esqueletos en el cruce del camino del Charcón con el camino de la Covela. Podría ser un cementerio judío, creo que es más factible que uno árabe, sobre todo por la escasa presencia de esta población en nuestra tierra.


   El rito judío hace enterrar al cadáver con la cabeza al oeste, posición decúbito supino (bocarriba), al creer en la resurrección dicen que lo primero que verán sus ojos, al resucitar, será Jerusalén. Los árabes entierran a sus muertos con la cabeza al sur, de costado y mirando al este.

   También han aparecido enterramientos romanos. En las Losas conocemos tres tumbas, dos de adultos, uno de ellos cojo, y una de niña. Durante muchos años se sepultaban en las mismas casas romanas, en este caso en la villa que allí se asentaba. De igual modo nos encontramos enterramientos de la hez de aquella sociedad, casi siempre de esclavos, eran los llamados puticuli, una fosa común. Otros enterramientos se hacían a la orilla de los caminos; en la “Asomá de Arjona” también aparecieron trozos de una estela romana con partes escritas. En la publicación Inscriptiones Hispaniae Latinae, Volumen 1, publicado en Berlín en 1869, tomado de Rus Puerta. Se afirma la existencia de una estela de unas libertas encontradas en nuestro pueblo.  


   Recientemente se ha cambiado la costumbre de ir al cementerio nuevo por la carretera de Andújar, para hacerlo por el camino de la Huerta Caniles. Es curioso que hace unos dos mil quinientos años, en tiempos de los iberos, también el cortejo fúnebre iba por la Huerta Caniles, con la diferencia que, frente a nuestra tristeza, ellos despedían a sus difuntos cantando, los incineraban. En el tramo de camino entre Huerta Caniles-Charcón hacía carretera de Andújar-cementerio apareció una vasija ibérica de guardar las cenizas del difunto, urna cineraria, con un caballo esquemático pintado en ocre.

   Ya, para terminar en este caminar hacia atrás de la Historia, señalar que también han aparecido sepulturas prehistóricas, del Neolítico, con todo el ajuar funerario, entre el Chorrillo y Granados, por encima del actual tendido eléctrico.


SIT TIBI TERRA LEVI


Que la tierra te sea leve



Nos tarde mucho para el deseo, a todos.




Manuel Jiménez Barragán.
Lahiguera a 29 octubre del 2013.

3 comentarios:

Lahiguera dijo...

Muy interesante artículo. Nos muestra, entre otras cosas, cómo a través de la historia se van cambiando las costumbres respecto al lugar y forma de enterrar a nuestros difuntos; también nos da el detalle de cómo ha cambiado la forma de entender la muerte: donde nuestros antecesores iberos lo entendían como una "fiesta" entre cantos, con incineración a posteriori, hoy percibimos la muerte como el dolor ocasionado por el vacio del ser querido que se nos ha ido, yendo acompañada por tanto la celebración de llantos y silencio al mismo compás.
Al hilo de este artículo, me viene también al recuerdo lo que en multitud de ocasiones me ha contado mi padre en cuanto al cementerio que existió en los Artesones: otro poblado Ibérico-Romano cercano a nuestro pueblo. Me contaba que, de pequeño, iba a recoger piedras con el “tito Manolo” al mencionado lugar, para utilizarlas de solera en el patio de la casa de sus padres. Estas piedras procedían de esas tumbas, que dispuestas formando un rectángulo formaban el habitáculo donde yacerían los esqueletos que aparecían al mismo tiempo que tenía lugar el “destape” de la tumba. Le llamaba la atención que en la parte donde se encontraba el cráneo, existían abundantes restos de conchas de caracoles.
Cordiales saludos.
Juan José Mercado G.

Manuel Jiménez Barragán dijo...

En la, recientemente descubierta, necrópolis de Piquia, entre Arjona y Arjonilla. Una de las tumbas presenta unas ranuras labradas en la piedra de la sepultura. Se hicieron con la intención de verter vino, para que este líquido llegara hasta el difunto. Nosotros llevamos flores; todas las costumbres son respetables.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Amigo Manolo, interesante artículo el que nos has ofrecido en estas fechas de “Todos Los Santos y Difuntos”, tan apropiadas para recordar a nuestros antepasados y todo lo que representa la muerte.
A lo largo de la historia, sabemos que la muerte ha sido una de las preocupaciones esenciales del hombre. Todas las culturas del mundo han elaborado ideas, creencias, supersticiones, sobre este ineludible destino de la condición humana.
En algunas zonas se practicaba la incineración de los muertos, especialmente en los siglos V y VI, para evitar que los muertos regresasen a atormentar a los vivos, de la misma manera que se ponían arbustos espinosos sobre la tumba.

En España, desde el principio, los godos enterraban los cadáveres en las afueras de la ciudad, era la influencia romana. Estas leyes se respetaron hasta la mitad del siglo VII. Pero en el Concilio de Toledo celebrado en el 792 ya se vislumbraba, o permitía, que algunas personas de jerarquía superior pudieran ser enterradas en las iglesias. Cuando la Iglesia, en agradecimiento a lo que Constantino había hecho por los cristianos, le concedió el privilegio de que su cuerpo fuera enterrado en el atrio de la Basílica de los Santos Apóstoles creó una excepción única, que el tiempo haría extensiva a otros de sus sucesores y algunos Obispos, precedente de lo que sería habitual en todo el mundo cristiano. Obviamente, las posibilidades económicas así como la suma de ingresos por parte de la Iglesia al realizar estos actos junto a la religiosidad medieval generalizaron la práctica. En suma, las iglesias dejaron de ser simple lugar de encuentro para la liturgia, la Misa y el culto a los santos para convertirse en punto de referencia, cita y encuentro de la vida y la muerte. La costumbre de enterrar a los muertos en las Iglesias, muy arraigada a la tradición cristiana, se consolida por razones religiosas y económicas a lo largo de la historia de la cristiandad. Se pensaba que los enterramientos en el interior del templo hacían más efectivos los sufragios, al facilitar el recuerdo de los muertos y favorecer la intercesión de los santos. Y la Iglesia no lo desmentía porque, a la vez que conformaba a los creyentes, constituía una muy buena fuente de financiación de las arcas eclesiásticas. La venta de espacio o capillas en los templos parroquiales constituyó una fuente de ingresos para las cuentas eclesiásticas. A través de este mecanismo se fue completando la fábrica de los templos parroquiales, mediante la erección de capillas y ermitas adosadas a sus muros. Otra de las características de los enterramientos en la Alta Edad Media es su orientación hacia el Este, al igual que las mezquitas en todo el ámbito musulmán, excepto en Al-Andalus.

Cordiales saludos, Pedro Galán Galán