PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

miércoles, 10 de julio de 2013

NUESTRA GENTE: Felipe Chica.

FELIPE CHICA:

De niño era una calamidad; de esos que ahora se les llama «niños hiperactivos», y antes, en nuestro pueblo, se les decía  «el bicho que le picó al tren». De mayor se hizo muy formal y montó un negocio de peluquería exitoso en Valencia, donde había emigrado, oficio de peluquero que aprendió en Lahiguera.

—Estamos en el Mes de las Flores —decía don Joaquín, el maestro. Así que para esta tarde vais a traer flores para un altar, cantaremos y rezaremos a la Virgen. ¡Venid y vamos todos/Con flores a María…! —comenzó la voz ronca y tabacosa del maestro de escuela a cantar, invitando con las manos a los demás niños para que se unieran al coro, cosa que, rápidamente, hicieron; tenían más que aprendida la música y letra.

Sin pérdida de tiempo, al salir de la escuela, Chica se dispuso a complacer a su maestro realizando con diligencia y prontitud el encargo. Salió al campo, en las primeras eras hizo la carga cogiendo las flores que más le gustaron, las más vistosas: jaramagos y cardos.

No cabía de contento, seguro que don Joaquín quedaría impresionado, lo felicitaría, ahora no le iba a regañar, siempre le estaba sermoneando. Sobre el plato del cocido de cada día soñaba y sonreía. ¿Y si llevara dos ramos? Dicho y hecho. Los garbanzos de pronto desaparecieron, como  tragados por pavo, abducidos por extraterrestre. Sin decir nada salió corriendo, al campo, a por flores.

Era una estampa muy tierna ver a los niños por las calles llevando ramos de rosas, de geranios, claveles y lirios; flores a porfía. Chica portaba dos enormes haces, uno en cada brazo. Caminaba orgulloso, majestuoso, oyendo los comentarios de admiración de los demás niños.

A la entrada de la escuela se había montado un sencillo altar. Sobre una mesa tapada con un trapo amarillo había un cuadro de la Virgen; en el suelo, a un lado y otro de la mesa, macetas de aspidistra que había aportado la señora de don Joaquín. Los niños daban al maestro las flores y él las iba colocando sobre la mesa, metidos los tallos en latas con agua.

—¡¡Chicaaa!! ¡No puede ser! ¡No puede ser! —vociferó el maestro y se abalanzó sobre el niño cogiendo los ramos. —¡Este chiquillo me va a matar!

Los demás alumnos estaban expectantes, no sabían lo que pasaba pero intuían que Chica había hecho alguna trastada.

—¡Así que tú te vas a los *legíos a cogerle a la Virgen cardos borriqueros y *jamargos. ¿No te da vergüenza? ¡No te da vergüenza! —Una y otra vez repetía: «no te da vergüenza». Y a la vez que hablaba se acompañaba de un ramonazo en el rostro del niño. Chica terminó con la cara hinchada de los pinchazos; supo, en verdad, que los cardos no los debería de haber cogido, pero los jaramagos... tan amarillos.

Pasó el tiempo y Chica ya era un mozalbete que trabajaba de aprendiz en una barbería. Allí iba don Joaquín cada día a afeitarse, echar un rato de tertulia y enterarse de los cotilleos del pueblo. Aquel día fue el último en que el maestro pisó la barbería.
—¿Le afeito ya, don Joaquín? –preguntó el joven a su antiguo maestro.
—Sí, hijo, hoy tengo un poco de prisa —respondíó, colocándose en el sillón de barbero.
Chica enjabonaba la cara de don Joaquín, una sonrisa malévola se vislumbraba en sus labios, como recordando algo de lo que ahora se tomaría cumplida venganza.
—Barbero que bien baña afeita con una caña —comentaba don Joaquín sintiendo el agradable cosquilleo de la brocha.
—Sí que es verdad. ¡Cuántas cosas sabe usted! —Chica había cogido la navaja. —Lo que yo hubiera aprendido con usted. Pero, a ver, era tan malo. —El maestro sonreía satisfecho; su antiguo discípulo reconocía lo mal estudiante que había sido, no era la primera vez que le pasaba; siempre tiene razón el maestro.

Chica había colocado el filo de la navaja en la garganta de don Joaquín, hacía pequeños movimientos de milímetros, hacia arriba y abajo. Dijo unas palabras que dejaron estupefacto al maestro, inmóvil, con la cara tan blanca como la espuma que la cubría.
—¡Anda, qué si yo quisiera! ¡Eh, don Joaquín! Se acuerda usted cuando me pegaba. Si yo quisiera ahora... —La afilada cuchilla se paseaba despaciosa por la yugular, las venas hinchadas del cuello se percibían bajo la espuma. —Si yo quisiera… (ras, ras, ras) la navaja se oía rasurar pequeños milímetros en la garganta, pelos erizados por el miedo. ¿Se acuerda cuando me hincó los cardos en la cara? Era en mayo, con flores a porfía, ¿se acuerda? ¡Anda, que si yo quisiera ahora...! —Don Joaquín temblaba, todavía se acordaba de lo loco que era Chica. ¿Sería capaz? Ras ras ras. La navaja se retiró a limpiar la espuma. Fue el momento en que aprovechó el maestro para dar un salto del sillón y, con la baberola puesta y la cara enjabonada, salir huyendo de la barbería; ni un galgo lo hubiera alcanzado. Por supuesto no hay que decir que ya por allí nunca, jamás, volvió a que Chica lo afeitara.

Adenda

Felipe Chica, hace pocos años, murió en Valencia.
En los expedientes del Archivo general de la administración, don Joaquín no aparece, sí en el de Causa General.

La escuela se organizó, según Don Joaquín García Díaz, textualmente:
«Más de la mitad del tiempo la enseñanza siguió organizada lo mismo que anterior al Alzamiento, pues si bien se recibían órdenes tajantes de las autoridades provinciales y del representante de Trabajadores de la Tierra que formaba parte del llamado Consejo Local de la enseñanza D. (el don lo tacha) Manuel García Naranjo sobre la bolchevización en las escuelas, tales órdenes eran boicoteadas y no cumplidas por voluntad de los maestros ayudados por el secretario del Ayuntamiento D. Antonio Chamorro García que a su vez lo era del citado Consejo Local.

Luego se tuvo que establecer la coeducación encargándose de los mayores el maestro Don Joaquín García Díaz y estableciéndose dentro de la escuela una separación absoluta de sexo y continuando el plan de enseñanza trazado
.
 (12 de mayo de 1943).


Unas líneas para comentar el texto de D. Joaquín, y que firma también otro maestro: don José Nieto Delboy. El escrito se realiza cuatro años después de finalizada la guerra, ya sabemos que la historia la escriben los vencedores y que, normalmente, de ellos queremos ser amigos. Posiblemente, pese a lo que afirma D. Joaquín, la enseñanza se organizó siguiendo las directrices marcadas por el mando. Para ello había otros maestros claramente republicanos, vigilantes de tal proceso, como D. Manuel Lomas. Y en cuanto a la coeducación, por testimonios personales, parece que sentaron a niño y niña en el mismo pupitre, en contra de lo que se afirma. Como anecdótico señalar que, en los escritos de la Causa General, cuando aparece el nombre de un partidario del Alzamiento va precedido por «don»; los republicanos no tienen este don, algunas veces se tacha, como en el caso anterior, casi siempre tienen un alias.

En los expedientes del Archivo general de la administración aparecen los siguientes maestros como «depurados». (D. Manuel Lomas García no posee esta categoría, tiene la de «indultado»).
Bautista Moya Adoración
Jiménez Arroyo Juan
Llanes Mariscal Magdalena
Lomas García Manuel
Nieto Delboy  José
Tortosa Rodríguez Concepción

Ya, para finalizar, decir que todavía nuestro abuelos recuerdan con cariño y admiración aquellos maestros —maestro de escuela, maestra miga—, los mejor preparados que nunca tuvo nuestro país; fue la época republicana la más brillante del magisterio.

Manuel Jiménez Barragán.
Lahiguera a 10 de julio del 2013.

19 comentarios:

Miguel Angel Catalán dijo...


Inolvidable primo Felipe . Tantas y tantas anecdotas he oído de él que me da la risa no más acordarme . (Aquella de dejar a la gente a medias por ir a ver sus palomos , a los que era muy aficionado....). En buena memoria nos quede , porque tampoco le fué fácil como todos aquellos que dejaron nuestra tierra para salir adelante.
Bien , mi cometido no es hablar de él en este momento , sino que quisiera saber algo que una vez hablé con Felipe ya que hubo una época que se habló mucho del General Chica que según me contó , creo que era primo suyo pero yo era muy joven y no lo relacionaba con familia porque me perdía en conocer a todos los miembros . Si sé que fué capitán general de la 9ª Región Militar y tenia sede en Granada.
Digo yo que si esta persona fué de Lahiguera y mereciera un recuerdo , si alguien lo conociera se podría poner en la galeria de personas de relevancia de Lahiguera , tambien,. Bueno , no sé
si alguien pueda saber algo de esto, que nos cuente algo .
Se que mi madre (MIcaela Mercado), una vez lo visitó en la Capitania de Granada ,y fue recibida por este general ; contó poco , porque son personas muy sérias y formalistas pero si que fué recibida y decía que hablaron de algunas anecdotas de cuando andaba por Lahigera .

No quiero empañar el articulo anacdotico- biografico del primo Felipe que me parece muy bueno , pero no sabía donde colocar estas lineas para que si alguien pudiera comentar algo del General, pues pusiera alguna referencia. Un Saludo

Miguel Angel Catalan

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Manolo me ha gustado mucho la segunda parte de tu artículo. El tema de los maestros depurados. Te felicito por ello.

La depuración del magisterio fue un proceso de investigación sobre la actitud moral de los maestros y funcionarios, para saber si eran adeptos a la República o al franquismo. Se llevaron a cabo dos procesos diferentes.
La primera depuración se inició cuando estalló la guerra civil y consistió, simplemente, en un baile de plazas. Cuando empezó la guerra, coincidió con el periodo de vacaciones escolares y muchos maestros estaban fuera de su destino. En un clima de desorden, los inspectores reorganizaron todas las escuelas, recolocando a muchos maestros. El primer proceso de depuración fue más ligero; en el primer proceso, fueron sancionados entre un 25 y un 30 por ciento de los maestros.
El segundo proceso depurador se inició en 1937, coincidiendo con los procesos que ya se llevaban a cabo en las regiones españolas controladas por los franquistas. El segundo proceso tuvo la particularidad de que el propio tribunal pedía informes sobre los maestros, algo que en el primer proceso no se hizo, ya que eran los propios maestros quienes informaban sobre sí mismos.
El tribunal pedía informes a un grupo de cuatro personas del pueblo; formado por el alcalde del municipio, el jefe de la Guardia Civil, el capellán y otra persona de reconocida aceptación en la comunidad, con idea de saber si debía sancionar o no, a los maestros que ejercían en la localidad
Se elaboraron muchos informes desfavorables, y no se priorizaba tanto la ideología de derechas o izquierdas del maestro como la vida social que llevaba. Existen casos curiosos que prueban esta afirmación.
En los informes que se solicitaban al tribunal sobre un maestro se les pedía información sobre la conducta profesional, religiosa y social del maestro. También querían saber si formaba parte de alguna asociación secreta, sus actuaciones a nivel político, la orientación de la enseñanza que impartía y si era simpatizante de algún partido.
Después con la documentación sobre la mesa, el tribunal depurador emitía unos cargos. El maestro tenía un plazo de tiempo para enviar un pliego de descargo, una especie de alegaciones. Después se remitía el expediente al Tribunal Nacional, ubicado en Burgos, acompañado de una propuesta de sanción. A partir de aquí, se sancionaba o no al maestro.
La opinión personal de los maestros pesaba muy poco, pero a veces se tenía en cuenta la opinión de los maestros en el proceso y el propio tribunal intercalaba notas manuscritas en el expediente que podían cuestionar la integridad de algunos informadores, lo que iba a favor del maestro examinado.
El tipo de sanciones a las que podían enfrentarse los maestros podía variar de unos a otros según resultado del informe.
El mejor de los casos, era cuando de determinaba que no había ninguna sanción. El resto de sanciones consistían en traslados a otras escuelas que podían estar en la misma provincia o en otra. A otros les jubilaban de forma anticipada o se les inhabilitaba para ejercer cargos directivos. Las sanciones más duras eran la suspensión de empleo y sueldo y la separación definitiva del servicio.
No hay datos sobre el segundo proceso, pero las sanciones afectaron a muchos más, con bastantes casos de separación definitiva del magisterio. Podía pasar que el primer tribunal no sancionase y el segundo sí, ya que en este proceso el tribunal pedía más informes.
El proceso de depuración finalizó en el año 1940, aunque en las Islas Baleares se prolonga hasta 1943, hasta el punto de que la zona nacional tuvo que llamar la atención a las islas por el retraso acumulado. En Menorca ocurrió un caso curioso, y es que hubo una doble depuración: la republicana, cuando la isla todavía era fiel a este sistema, y después la franquista.
La depuración de los maestros supuso el control sobre el trabajo de los maestros en activo, era una forma de tener a los maestros controlados. La escuela pública cayó en desgracia y se potenciaron los centros de la iglesia.

Cordiales saludos, Pedro Galán Galán

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

No me extraña que, en personaje tan leído, recayese la representación de los Trabajadores de la Tierra en nuestro pueblo, en fechas tan problemáticas para el campo andaluz, y fuese el miembro del Consejo Local de Enseñanza, quien tratase de llevar a efecto, lo que como consecuencia del “Trienio Bolchevique” (1918-1920), en algo más de decena y media de años después, se quiso implantar en las escuelas de Higuera de Arjona. Este proyecto consistió en la idea de llevar a cabo la toma de medidas para implementar “la bolchevización en las escuelas”, que se intentó implementar en otras latitudes, con mayor o menor éxito, por mandato de autoridades provinciales. Este “Proyecto” fue rechazado con acuerdo de los maestros, y del secretario del Ayuntamiento, que a la vez era secretario del citado Consejo Escolar Local. Dice el documento,” tales órdenes eran boicoteadas y no cumplidas por voluntad de los maestros ayudados por el secretario del Ayuntamiento D. Antonio Chamorro García que a su vez lo era del citado Consejo Local.” Excepto, parece que posiblemente, por Manuel Lomas García de ideas netamente republicanas.
No olvidemos que aunque el texto reproducido por Manolo Jiménez está referido al periodo 1936-1939 el documento se redacta el 12 de marzo de 1943, cuatro años después, fecha en que se terminaría el proceso de depuración de los maestros y maestras de Higuera de Arjona, al igual que se hizo en otros lugares rezagados de España.
Estos cuatro maestros y tres maestras fueron los recordados “maestros de nuestros padres”. Mi madre tuvo por maestra a doña Magdalena Llanes Mariscal, aunque también la oí citar alguna vez a doña Concha y a doña Adoración. Eran retazos de las conversaciones, que desde niño mantenía con ella, para tratar de aclarar todo el silencio que sobre la II República y la Guerra envolvía nuestras vidas.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.

Pedro Galán Galán dijo...

Conocí desde mi infancia, por la vecindad de mi vivienda, a un anciano que en el pueblo llamábamos “Naranjo”, y “El tío de la garrota”. Es el que se cita en el documento de Manolo, se llamaba Manuel García Naranjo y estaba casado con Manuela García García; ella atendía el servicio doméstico, por 50 duros mensuales, de la casa de mi querido “Chacho José” (tío de mi madre), que había quedado viudo con cinco hijos varones y el menor con veintidós meses. Una vieja conversación con alguno de ellos me informó de todo lo que comento en adelante.
Desde pequeño frecuentaba bastante la casa del tío de mi madre, conocía el trajinar diario de Manuela, con los quehaceres del servicio doméstico. Como ya deje entrever el motivo de este recuerdo tan vivo de la infancia es que este matrimonio vivía más arriba de mi casa paterna. Este señor, del que se decía en el pueblo que el único empleo conocido que tuvo fue el de alguacil municipal en tiempo de le Republica o la Guerra, tenia origen sevillano, ella renacía de Higuera. Manuela en su momento posterior a la guerra iba cada quince días a la cárcel de Jaén donde estaba preso su marido, y alternativamente iba también a Linares donde estaba preso su hermano Juan. Hacía estos viajes quincenales para llevarle alimentos a los dos. El matrimonio había tenido cuatro hijos (Antonia, Juana, Manuela, y Manolillo), pero cuando yo los conocí eran ya personas de edad, para mi recuerdo unos “viejos”. Naranjo se pasaba gran parte del día leyendo el periódico, en la puerta de la calle, o en el portal según el rigor climático. Desconozco el tipo de prensa que leía, me imagino que sería la “legal”. Me llamó la atención que leyese tanto por lo poco habitual que era leer el periódico en nuestro pueblo. Debió ser un hombre muy interesado en la política porque dedicaba mucho tiempo a leer la prensa. Recuerdo, que desde la casa de enfrente a la de ellos, lo encandilaban algunos niños, dirigiendo con un espejo los rayos solares hacia el texto y esta travesura de los niños provocaba ciertas iras del anciano, para mí, menos de las esperadas.
También recuerdo una anécdota graciosa que se refería en el pueblo, se produjo un día en el que por precipitación se confundió su esposa Manuela a la hora de aliñar el potaje de garbanzos. Era normal envolver el pimentón en la tienda con un trozo de papel de estraza, en este tipo de papel se envolvía desde el azulete, la cáustica, hasta todo lo referido a alimentación; en realidad se envolvía todo lo que no venía envasado y se compraba al peso suelto. Un día Manuela compró, entre otras, cosas pimiento molido y azulete con el que blanquear la ropa de la colada familiar en el aclarado previo al tendido. Y sin andar muy atenta a la condimentación del potaje, hecho parte del azulete a la olla del potaje; como la cosa no estaba muy sobrada calló y llegada la hora de la comida y puesto el puchero en la mesa, exclama el marido: ¡¡¡Manuela!!!, ¿es que has vestido el potaje de falangista?
Se decía que a este matrimonio le había tocado la lotería, siendo jóvenes, muestra de ello, es la foto de novios de alto porte, que con el subtítulo “Manuela García y su marido Manuel” quedó publicada en el artículo: “Noviazgos y bodas de mis tiempos”, que publiqué en este blog en fecha 26 de Noviembre de 2012.
Cordiales saludos, Pedro Galán Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

El proceso de depuración del magisterio español realizado por los sublevados en 1936 se inició prácticamente el 18 de julio de 1936, al comienzo de la Guerra Civil, pero no fue legalmente establecido hasta la publicación del decreto del 8 de noviembre de 1936. Anteriormente a la publicación del decreto, la purga fue llevada por las autoridades académicas de cada distrito universitario, siguiendo las directrices de la autoridad militar y civil de cada provincia, quienes redactaban las primeras listas de maestros sancionadas, para después hacerlas públicas en los Boletines Oficiales de cada Provincia. Podemos definir esta primera depuración como una purga militar, no solamente por haber sido decidida por los estamentos militares provinciales, sino porque estaba sujeta a la legislación castrense de urgencia. Posteriormente, cuando se constituye el Ministerio de Educación Nacional, la depuración entra en una segunda fase; a partir de este momento la depuración se regula por un cuerpo de leyes y normas establecidas como desarrollo del Decreto 108, y el control de la depuración pasa de las manos militares a convertirse en una competencia del Ministerio de Educación, que paulatinamente va estableciendo una serie de organismos estatales, creados específicamente para gestionar el enorme volumen de trabajo administrativo que la depuración estaba creando. Entre los organismos estatales más importantes estaban las distintas Comisiones Depuradoras Provinciales, formadas por funcionarios ya depurados del ministerio franquista.
El Decreto del 8 de noviembre requiere especial atención, ya que a partir del mismo, el proceso de depuración toma cuerpo legal, y se sientan las bases y los principios de la depuración. A través de este decreto se justifica que el magisterio durante la República estuvo en manos inapropiadas, por lo cual era necesaria una revisión de la instrucción pública, para poder extirpar las supuestas falsas doctrinas arraigadas durante el periodo republicano (relativismo, laicismo, etc.). Las bibliotecas públicas y privadas también sufrieron el proceso de depuración, para el cual se constituyeron comisiones depuradoras específicas. Especialmente intensa fue la depuración que se produjo con los libros de texto escolares: periódicamente los distintos boletines provinciales hacían pública la relación de libros de texto autorizados por las autoridades educativas franquistas. La depuración afectó a todos los maestros, desde la enseñanza pública a la privada, incluyendo también a la religiosa, desde la primaria hasta la universidad, y también afectó a las Escuelas Normales.
Cordiales saludos, Pedro Galán.

Manuel Jiménez Barragán dijo...

Pedro, muy interesantes tu aportaciones, imprescindibles.
De este personaje, Naranjo, no tengo ningún recuerdo. Si que conocí un niño de mi edad, muy buena persona, después lo vi en Castellar, que llamábamos Naranjo, siempre pensé que era un mote; quizá fuese un familiar de este que hablamos.
La intelectualidad de izquierdas se reunían en el "pajar de Perenalillo". Peneralillo era Manuel Jiménez, mi bisabuelo, un personaje singular que por lo que yo sé, sin ideología, a no ser la de reirse de todo. Quizá te hayan contado cosas de él, su casa y la de tu abuelo José María lindaban. incluso recuerdo que la ventana de la cocina daba al patio de Perenal El pajar estaba situado en la Cuesta la Amargura, creo que por encima del postigo de Lujano. Al parecer se habían nutrido de libros y allí comentaban asuntos políticos.

Pienso que, aunque no lo sepas, te van gustando también las cosas como la "primera parte". Lo digo por las anécdotas que referiste de mama Chela y por la de estos garbanzos falangistas.
Yo la conocía, no sabía que le había ocurrido a Naranjo. Me la contaron como broma de Juan Montoro, que era, además de muy querido, muy guasón; no como equivocación de cocinera.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

¡Muchas gracias! Manolo. Sé que lo dices de verdad. Ahora continúa mi comentario:
Durante la República, se había llevado a cabo un conjunto de reformas que tenían como objetivo mejorar la calidad del sistema educativo y dignificar las tareas docentes de los maestros: se introdujo la coeducación, la enseñanza laica, se pusieron en marcha proyectos de modernización pedagógica, se crearon las cantinas y los comedores escolares, se dotaron los centros de gran número de bibliotecas escolares, aumento notablemente el número de escuelas. Por otro lado, la Iglesia quedó desbancada del sistema educativo, ya no era considerada como un agente socializador; en la Constitución de 1931 se estableció que España era un país aconfesional y que la escuela sería laica, con lo que se consiguió arrebatar a la Iglesia la hegemonía en el sistema educativo, limitándose, en consecuencia su capacidad de influencia social.
Tras el estallido de la guerra, la depuración franquista no sólo se practicó con los docentes en ejercicio, fueran estos funcionarios con plaza o interinos; también fue aplicada a los alumnos que cursaban sus estudios en las escuelas de formación del Magisterio, o Escuelas Normales. Todo el alumnado fue sometido a la realización de un expediente depurador, incluso los alumnos en prácticas, que ya habían terminado sus estudios en las Escuelas Normales.
La depuración fue un proceso y un filtro a través de los cuales se pretendía desmantelar toda la obra educativa republicana, caracterizada por el laicismo, la coeducación y la introducción de nuevos métodos pedagógicos. La depuración tuvo lugar tanto en el bando nacional como el bando republicano, aunque se hizo de manera similar, ya que en ambas se tenían en cuenta la ideología de los maestros, sus actuaciones políticas y sus actitudes religiosas, entre otros factores. Sin embargo, hubo diferencias significativas con respecto a las comisiones, ya que las comisiones republicanas no estaban exclusivamente constituidas por funcionarios del Ministerio de Instrucción Publica ni el proceso se hizo de manera tan centralizada como en el caso de las comisiones franquistas. Además, para estas últimas los maestros eran los absolutos responsables de la precaria situación por la que pasaba España, por ello la depuración se centró en este sector. La depuración no se llevó a cabo sólo en la guerra sino también después de la misma. Debido a esto, se la debe situar cronológicamente entre 1936 y 1945. Aunque la fecha de finalización del proceso depurador debería considerarse hasta 1956, año en el que todavía se tramitaban las solicitudes de algunos expedientes de revisión de sanciones.
Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

A los maestros se les consideraba responsables de haber inculcado en la sociedad y en las mentes juveniles el virus republicano. La depuración fue un empeño por eliminar cualquier resto de innovación pedagógica, laicismo y coeducación, puntales sobre los que el Estado Republicano había establecido el sistema educativo. La depuración alcanzó a docentes, alumnos, libros de texto y bibliotecas escolares, aunque la intención fundamental de las nuevas autoridades se dirigió a la depuración del personal docente perteneciente a la II República. Debía seleccionarse muy bien a los encargados de la educación durante el régimen franquista, profesores de absoluta solvencia moral, católica y con adhesión al nuevo Estado.
El objetivo final era que nadie pudiese ejercer la docencia sin haber sido sometido previamente a un expediente de depuración, en el cual se tuvieran en cuenta actuaciones políticas, actitudes religiosas, entre otros aspectos. La totalidad de la vida de los docentes era sometida a intensos informes donde se investigan sus actuaciones públicas, profesionales, privadas. Ningún aspecto fue dejado de lado, podemos afirmar que los expedientes de depuración, actualmente conservados en el Archivo General de la Administración son muestra del totalitarismo y el intenso control social practicado durante los primeros años del franquismo.
Todo ello se consiguió a través del establecimiento de unas comisiones depuradoras, que son objeto de estudio para conocer su funcionamiento, quiénes las constituían y qué papel tenía en el proceso depurador.
Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Mediante el decreto 108, mencionado anteriormente en otro comentario, se crearon comisiones con carácter temporal, encargadas de realizar la depuración en los distintos sectores de todo el personal docente:

La Comisión A, referente al personal de las Universidades,

La Comisión B, encargada del profesorado de las Escuelas de Arquitectura e Ingeniería, y las Escuelas de Comercio.

La Comisión C, encargada del personal de los Institutos de Segunda Enseñanza, Escuelas Normales de Magisterio, Escuelas de Comercio, Escuelas de Artes y Oficios, Escuelas de Trabajo, Inspecciones de Primera Enseñanza y todo aquel personal del Ministerio de Instrucción Pública no incluido en cualquiera de las demás Comisiones Depuradoras. El plazo fijado para finalizar sus actuaciones era de un mes.

La Comisión D, encargada de todo el personal del Magisterio, incluyendo maestros interinos y en fase de prácticas. Se fijó un plazo temporal de tres meses para que el expediente depurador se diera por concluido. En sus actuaciones, este plazo se extendió ampliamente, llegando a alcanzar más de tres años en algunos casos.

La Comisión D era de ámbito provincial, se constituía en cada capital de provincia, exceptuando a Madrid y Barcelona, a las que le correspondían dos comisiones depuradoras. Inicialmente la componían cinco miembros: el Director del Instituto de Segunda Enseñanza, un Inspector de Primera Enseñanza, el Presidente de la Asociación de Padres de Familia, y dos personas de máximo arraigo y reconocida solvencia moral y técnica, nombrados por el Gobernador Civil. Aunque con el tiempo, la composición de estas comisiones cambiaría para dar paso a representantes de la Falange y las J.O.N.S.
Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Además de los miembros fijos, la comisión podía contar con otras personas en el papel de colaboradores.
Referente a la cuestión de las sanciones estas quedan fijadas en la Orden del Ministerio de Educación Nacional del 11 de marzo de 1938, en la misma Orden se fijan las pautas de actuación de las comisiones de depuración y se establece el funcionamiento de un complejo aparato administrativo que tiene como objetivo controlar y centralizar todo el proceso depurador, para así conseguir dotarlo de un carácter más homogéneo. En el primer artículo se alude a que se crea una Oficina Técnico-administrativa, con el carácter de Sección, especialmente encargada de la tramitación de expedientes incidencias y recursos a que dé lugar la depuración del personal dependiente de este Ministerio. Posteriormente por Orden ministerial del 19 de marzo de 1939 se crea la Comisión Especial Dictaminadora, órgano, que tiene como función examinar y resolver los expedientes incoados por las comisiones depuradoras provinciales, retirándosele a la oficina técnico administrativa la competencia para formular propuestas de resolución que desde ese momento, resulta potestativo de la Comisión especial dictaminadora. La Comisión especial permanece en activo hasta que es disuelta el 30 de enero de 1942 B.O.E. del 10 de febrero), momento en el que se considera que ya han sido resueltos todos los expedientes de depuración. (La oficina técnico administrativa no será disuelta hasta el 9 de febrero de 1944, mediante una resolución publicada en el B.O.E. del 2 de mayo del mismo año).
Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

El trabajo que desempeñaban las comisiones podría clasificarse, de manera esquemática de la siguiente manera: A todos los funcionarios públicos se les obligaba a pedir su propia depuración, ya que inicialmente, desde el triunfo de la rebelión fueron separados del servicio hasta que pudiesen ser considerados aptos. Los docentes solicitaban su autodepuración pidiendo el reingreso, en la solicitud el maestro se veía obligado a explicitar con que entusiasmo había recibido el alzamiento, sus actividades y afiliación política y sindical, aspectos relativos a su vida privada y una demostración de cual iba a ser su grado de vinculación en la construcción del nuevo estado, o lo que es lo mismo, cuantas delaciones esté dispuesto a llevar a cabo. A continuación se ponía en marcha el procedimiento de apertura de expediente depurador a instancias de las comisiones depuradoras provinciales.
A las Comisiones se le otorgaba el derecho de reclamar a las distintas autoridades, además de los centros y las personas necesarias, podían pedir informes sobre la conducta profesional, particular, social y actuaciones políticas de cualquier individuo objeto de depuración. Es decir, que se les había otorgado el pleno derecho a investigar sobre las conductas, la ideología, los pensamientos y creencias de cualquier individuo que les interesara.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Según la normativa depuradora, las Comisiones debían pedir al menos cuatro informes diferentes: al Alcalde, Cura Párroco, Jefe de la Guardia Civil y a un padre de familia bien considerado, que vivieran donde estuviera ubicada la escuela e individuo objeto de investigación. Estos informes fueron la base fundamental sobre la que asentó sus bases la depuración. Pero los miembros de las comisiones también podían solicitar informes a otras instancias: comandancias de la policía, servicios de información militar, servicios técnicos y administrativos de las inspecciones educativas, particulares. Fue frecuente el empleo de la delación para redactar cargos dirigidos contra los docentes. En algunas provincias, se deja constancia de las llamadas públicas a la delación, efectuadas a través de los distintos boletines oficiales provinciales del mes de agosto de 1936, llamadas efectuadas desde los gobiernos civiles.
Pliegos de cargo: En el caso de que los miembros de la comisión obtuvieran suficientes pruebas contra el acusado, se procedía a formular un pliego de cargos, donde se recogían todas las acusaciones recibidas, y se les pedía información sobre la pertenencia o no a la masonería, si se habían hecho responsable de altos cargos durante la República…
Por otro lado, a los propios acusados se les pedía información respecto a otros compañeros, lo que es una manera muy cruel de aumentar el mal estado en el que se encontraban los docentes, e incrementar las inquietudes y desconfianzas entre el colectivo.
Una vez recibidos dichos informes, la Comisión los estudia y formula unos cargos que se les comunica al maestro/a en cuestión.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Al maestro siempre se le permitía realizar un escrito de descargo. Estos escritos eran de gran importancia ya que la resolución de los mismos condicionaría su vida y su futuro. Como la comisión depuradora no otorgaba ninguna credibilidad a los escritos en los que tan sólo se negaban las acusaciones, tenían que argumentar su defensa. Proclamaban su inocencia e indignación ante las acusaciones presentadas, y se hacían alusiones a que las acusaciones podían ser debidas a antiguas rencillas, envidias, o falsos testimonios emitidos contra el maestro en cuestión. Por otro lado exaltaban las referencias nacionales y el papel del caudillo. Pero resultó muy difícil que las comisiones aceptaran dichos escritos, ya que mediante los pliegos de cargo habían recabado mucha información y siempre tenían acusaciones de las que poder valerse para poder acusar a un maestro, que tenía como máximo diez días para remitir dicho escrito a la Comisión Depuradora, y para aportar datos concluyentes sobre su defensa, teniéndolo que entregar al Presidente de la Comisión Depuradora o enviarlo por correo certificado. Los profesores, para poder defenderse, tenían que acreditar su buena conducta, pidiéndoles ayuda a los vecinos, a representantes de profesiones prestigiosas, autoridades como el párroco, Alcalde y Guardia Civil, y también en la escuela. Lo que resultaba muy contradictorio, ya que eran los mismos que frecuentemente habían emitido los informes desfavorables.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Lo que se puede deducir de este corto periodo de tiempo, es que estaba prefijado a conciencia para que los maestros o maestras expedientados no tuviesen la mínima posibilidad de defenderse: cuando le notificaban a un maestro/a acerca de su informe, en el caso de que tuvieran que presentar datos para alegar su defensa, se encontraba con el que el plazo había finalizado y ya no tenía opción para la defensa.
Si no era localizada la persona en cuestión, por medio del Boletín de la provincia se le pedía que se presentara frente a la comisión depuradora, y si en este caso tampoco se presentaba, se procedía el expediente sin tener en cuenta al profesor en cuestión. Y la Comisión continuaba sus actuaciones como si «hubiera sido oído»
Propuestas de resolución: Una vez completado el expediente, y formuladas las respuestas de resolución del mismo, la Comisión tenía que enviarlo a la Comisión de Cultura y Enseñanza, que tendría que informar a la Presidencia de la Junta Técnica la confirmación en el cargo, el traslado del maestro o maestra en cuestión o la separación definitiva del cargo. También podía establecer la separación de empleo y sueldo al expediente de un funcionario, aunque éste no estuviese en tramitación.
Una vez que la Comisión Depuradora analizaba los escritos de descargo, la documentación acreditada por el profesor para alegar su defensa, y toda la información recogida, establecía la resolución definitiva del expediente en cuestión. Las distintas soluciones a las que podría llegar el Ministerio de Educación eran muy diversas y de diferente índole e importancia:
Por un lado la resolución podía emitirse con la confirmación en el cargo, la cual suponía cese del expediente. Este tipo de resolución se aplicó a aquellos maestros que se consideraban aptos según los ideales y exigencias del nuevo régimen.
Otro tipo de solución era la habilitación para la enseñanza, se trataba de una resolución sin sanción, en la que se otorgaba el permiso para el desempeño de las funciones del maestro en la escuela.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

El 18 de marzo de 1937 se habían fijado las causas de los castigos administrativas, con un carácter lo suficientemente abierto para que cada comisión pueda hacer interpretaciones particulares, en un principio serán susceptibles de ser sancionados: “.no haber cooperado para producir el triunfo del alzamiento Militar o el Movimiento. Acciones u omisiones que implicaran, antipatriotismo conducta contraria al Movimiento nacional”. Las causas de sanción se fijaban con “carácter enunciativo y no limitativo “, lo cual dejaba la puerta abierta para que cada Comisión Depuradora Provincial pudiese añadir las que considerara pertinentes
Los castigos y sanciones eran los siguientes:
El más grave fue sin duda las ejecuciones de aquellos docentes que se habían mostrado hostiles al alzamiento y fieles a la República.
La separación definitiva del cargo, es decir, separación del Cuerpo y baja en el escalafón. Esta fue la sanción más dura y con mayor repercusión en el cuerpo del magisterio, ya que obtenía la prohibición de ejercer, o por el contrario, una disminución en la categoría de la profesión. Tanto una sanción como la otra, eran graves y perjudiciales para el maestro en cuestión, ya que alteraba y modificaba la vida de los docentes.
El traslado forzoso, que fue también fue una de las sanciones más graves, ya que se trataba de alejar a determinados docentes de su lugar de trabajo. La prohibición de solicitar vacantes solía ir unida a la anterior solución, y se imponía entre un mes y cinco años. Existían dos tipos de traslado forzoso, dentro y fuera de la provincia, esta última variante era aplicada a docentes que habían militado en partidos políticos autonomistas, sobre todo fue usada con docentes catalanes y vascos y en mucha menor medida gallegos.
Suspensión temporal, o provisional de empleo y sueldo, o en algunos casos la jubilación forzosa. También pérdida de sueldos dejados de percibir, es decir la pérdida de una parte del sueldo mientras se tramitaba el expediente correspondiente. La suspensión de empleo y sueldo abarcaba entre un mes y dos años.
Inhabilitación para el desempeño de cargos directivos y de confianza, este tipo de sanción iba dirigida para el profesorado que era sospechoso, aunque no se había podido demostrar nada.
Y por último la inhabilitación para ejercer la Enseñanza, se refería a que no se podía ejercer legalmente la enseñanza privada.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Los cargos que se imputaron a los maestros sancionados fueron muy variados, ya que cada una de las Comisiones Depuradoras Provinciales los tipificaba de forma distinta, pero fundamentalmente se pueden clasificar en los siguientes: cargos políticos y sindicales, cargos sociales, cargos particulares, cargos religiosos y cargos profesionales.
En el primer grupo, cargos políticos y sindicales, se imputaron conductas de participación y afiliación a partidos políticos del Frente Popular y sindicatos de izquierda, pero también manifestaciones de opiniones políticas, votos emitidos en los sufragios de febrero de 1936, la participación en la revolución de octubre de 1934 o la simple lectura de periódicos no derechistas, algunos de los cargos formulados literalmente en este apartado fueron los siguientes: militancia en el Partido Comunista, pertenecer a F.E.T.E, actuar en partidos políticos de izquierda trabajando para su triunfo el 26 de febrero de 1936, simpatizar con los partidos del Frente Popular, votar siempre candidatura de izquierdas, amistad con personas de izquierdas.
Los cargos de tipo social, recogían también conductas políticas, pero de menor grado de compromiso y participación, fueron aplicados sobre todo a maestros a los que no se le consiguió probar filiación política izquierdista ni sindicalista, en este apartado figuraron acusaciones de la siguiente índole: «relacionarse mucho con los obreros», manifestar no importarle nada la implantación del comunismo en España, leer prensa de izquierdas, no tener amor a la patria.
Los cargos religiosos no figuraban recogidos como tal en prácticamente ningún protocolo de depuración provincial, pero lo cierto es que existieron como tales. Se vigiló especialmente las opiniones religiosas de los maestros, la asistencia a oficios y misas, así como la proyección de su conducta religiosa en la escuela y sobre el resto de la sociedad, estableciéndose distintos grados de gravedad en las conductas, que iban desde el ateismo al laicismo pasando por la indiferencia religiosa o el cumplimiento irregular del precepto de asistencia a la misa dominical, entre este tipo de cargos figuran los siguientes: observar conducta de verdadero ateo, hacer alarde de irreligiosidad, jactarse de no ser creyente, hacer pública ostentación de ser laico, incumplimiento de los deberes religiosos, no cumplir el precepto pascual. Se vigiló no solo la conducta pública política y religiosa de los maestros, sino también el desarrollo de sus actividades profesionales, en un intento por establecer en que medida los docentes se habían comprometido con el sistema de enseñanza publica republicano, basado fundamentalmente en el laicismo y la coeducación, entre los cargos que figuran en este apartado, tenemos los siguientes ejemplos: inculcar en los niños ideas extremistas, arrojar al crucifijo de la escuela junto con el catecismo y el libro de historia sagrada.
También se depuraba al resto del profesorado que era considerado no contaminado, no republicano, y tenía que sufrir exámenes y seguir unos cursos de orientación profesional, ya que si estuviera contaminado carecería de las competencias necesarias para inculcar a sus alumnos el espíritu religioso, moral y católico.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Inicialmente los sancionados no podían solicitar una revisión del castigo, pero la situación cambia a partir de 1938. El 11 de marzo de 1938 se reconoce la posibilidad de recurso, posibilidad que no existía hasta esa fecha, si el sancionado solicitaba revisión de expediente el proceso depurativo se alargaba, la solicitud de revisión únicamente resultaba eficaz si se acompañaba de nuevas pruebas, por lo general las revisiones eran rechazadas. La capacidad para solicitar la revisión estaba limitada, ya que no podían solicitarla los docentes que hubiesen sido sancionados con el castigo de la separación definitiva. Para encargarse de la revisión se crearon unidades administrativas específicas: hasta el 19 de marzo de 1939, las revisiones se tramitaban a través de la misma oficina técnica administrativa encargada de los expedientes de depuración, en esa fecha las competencias revisoras se trasladan a la Comisión Superior Dictaminadora, a partir de 1942 las revisiones pasan a manos de un juzgado administrativo creado exclusivamente para este fin, el Juzgado Superior de Revisiones. La solicitud de revisión no llevaba aparejada su concesión, el maestro que la solicitaba debía demostrar que había nuevos elementos de juicio para poder reconsiderar las conclusiones del expediente depurador, el número de revisiones concedidas respecto a las solicitadas fue escaso. En algunos casos se acaba produciendo anulación de la sanción y aligeramiento de la misma, muchas veces estos aligeramientos se producen cuando ya no le pueden reportar ningún beneficio al sancionado ya que la mayor parte de la sanción, sino su totalidad se halla plenamente cumplida.

Cordiales saludos.
Pedro Galán Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

El magisterio quedó muy mermado después de la depuración. La merma fue muy grande, y la mayoría de los maestros/as de un modo u otro sintieron el miedo, la frustración y la incertidumbre ante este inesperado proceso, que alteró en todos los sentidos a la educación. Según algunas estimaciones el número de maestros sancionados se aproximó a los 20.000, habida cuenta que en 1936 había en ejercicio en torno a 60.000 maestros nacionales, podemos concluir que la depuración implicó la imposición de sanciones para un tercio del total del cuerpo. Pero las repercusiones más lesivas de la depuración no solo afectan a los docentes sancionados. La depuración supuso una notable merma de la calidad educativa de la escuela Española, sobre todo durante la década de los años cuarenta y cincuenta, ya que una parte muy importante de las plazas dejadas vacantes por los docentes fueron ocupadas por militares que habían participado en la guerra civil combatiendo del lado de los nacionales, heridos y mutilados de guerra, sus viudas y sus familiares más directos. A lo largo del conflicto y con posterioridad, se llevaron a cabo oposiciones y concursos con plazas reservadas para excombatientes, sin apenas preparación pedagógica y profesional que introdujeron en las escuelas españolas disciplinas y protocolos de inequívoca ideología castrense. Si nos fijamos en la dureza de la depuración, sus consecuencias son distintas y bastante heterogéneas a lo largo de todo el territorio nacional. En contra de lo que se podría afirmar a golpe de primera intención, la mayor cantidad de maestros sancionados no ejercían en las provincias que mostraron más resistencia al franquismo, el mayor número de sancionados se encuentra en las llamadas provincias de retaguardia, aquellas que desde fechas tempranas quedaron sometidas al control del ejército franquista, en ellas la purga se llevó a cabo con más tiempo y con mayor disposición de medios indagatorios y lo que es más importante, se inició en fecha más temprana, cuando mayor era la necesidad de aplicar una dura represión.

Cordiales saludos, Pedro Galán.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Las principales fuentes documentales que permiten reconstruir el proceso de depuración son variadas y diversas:
Los Boletines Oficiales del Estado y los Boletines Oficiales Provinciales, donde se recogían los nombres y las sanciones de los docentes castigados.
Las Actas que dejan constancia de las actuaciones de cada una de las comisiones depuradoras provinciales, generalmente desaparecidas, ya que fueron objeto de destrucción,
Los expedientes de depuración actualmente conservados en el Archivo General de la Administración (A.G.A), y los expedientes de revisión, custodiados en el Archivo Central del Ministerio de Educación (ACME).

Cordiales saludos, Pedro Galán.