PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

jueves, 21 de febrero de 2013

NUESTRA GENTE: Perico Matildo.

Perico Matildo:



Vivió sus primeros años en Higuera de Arjona, trasladándose más tarde a Cataluña en busca de sustento. Años después volvió para su tierra y se instaló en Andújar. Era hijo de “Perico El Enamorado” y de “La Perejila”. Fue arriero, de complexión fuerte y ruda: Cuentan que en una ocasión, durante la celebración de la cabalgata de los Reyes Magos en Navidad, cogió “de un puñado” a la burra con su pastora incluida, y las bajó por los escalones de la plaza “a pulso”.

Era de “buen comer”. Le decía a la mujer: “mientras me voy comiendo esta sartenada de habas me vas haciendo otra”. Cuentan que sus muñecas eran como piernas de otro paisano cualquiera.

Compartió muchos momentos con Juan José Mercado G. (“El sifonero”, a quien le llamaba “Primo médico”), dado que los dos participaron juntos en uno de los eventos más atroces de nuestra historia actual: La Guerra Civil Española.  Durante esta estancia surgieron la mayoría de las anécdotas o sucesos que ahora expondré.

Cuando estuvieron en Algemesí (Valencia), Perico Matildo vio por primera vez en su vida el mar, y al verlo exclamó:  “¡Primo médico!, …¡bendito sea nuestro padre Adán!, …¡qué charco más grande!, pero te aseguro que si ahora mismo se volviera jarapos le hacía rebajar dos cuartas sus orillas”. Los jarapos son también llamados andrajos en otras localidades. Dijo esto Perico dada el hambre que “gastaba” en aquel momento, y como en casi todos los momentos de su vida.

Otra de sus hazañas (durante la Guerra),  dado su palique, fue colocar a su “Primo médico” de pinche con los altos mandos (dada su flaqueza y debilidad físicas), para que les hiciera los acarreos de agua (aludiendo que no podía picar trincheras ni hacer trabajos de fuerza). Parece ser que tenía gran capacidad de convicción con quien quiera que tratase. Claro, Perico no iba perdido, porque esto era aprovechado para indicarle a su primo que anduviera con los ojos bien abiertos para localizar huertas donde poder “recaudar” avituallamiento. Así, un buen día localizó un cerezo en una huerta, al que hicieron “una buena visita”. El Primo médico, más delicado, se subió al árbol a coger las cerezas más maduras. Perico, desde el suelo, dado su buen apetito, las despachaba a puñados, incluyendo hasta algunas hojas del frutal. Cuando ya llevaban un buen rato comiendo, su Primo le insinuó: “Cuando baje ya verás el montón de huesos que he juntado en el suelo”, …a lo que Perico replicó: “Pero Primo, …¿es que acaso esto tiene huesos?”. Su ansia por comer no lo había dejado percibirlos, …tragaba “como los pavos”.

Perico, siempre pensando en comer, otro día le dijo esta frase a Juan José: “Primo Juanjo, …me das un pan de a kilo, …y corres con una vara detrás mía, …y de aquí a Los grifos me he comido el pan y no me has dado ni un palo”. La distancia existente hasta Los grifos (lugar llamado así hasta la actualidad, donde se encuentra un manantial de agua) era de unos 500 mts. Hasta hace unos años existió allí uno de los lavaderos de ropa del pueblo; hoy, por desgracia, todo esto ha  desaparecido.

 

Las ocurrencias de Perico eran asombrosas: Pasando por delante de un escaparate ambos personajes en cuestión, pudieron ver dentro un libro de tremendas dimensiones. Juanjo, su “Primo médico”, siempre trataba de enseñar a Perico todo lo que él sabía, en este caso lo que Juanjo sabía por la lectura y los pocos estudios que había realizado como persona curiosa ante los libros (…recuerdo de pequeño que me nombraba ríos y afluentes de todas España, así como cordilleras de nuestra península y otra serie de cosas que ya me gustaría hoy en día supiéramos muchos. La lectura y la recitación de poesía era otra de sus “debilidades”) . Pues bien, parece ser que era un libro de Víctor Hugo. Juan José le habló del mencionado escritor y de ese libro, así como de otras de sus obras, con verdadero entusiasmo. 


(Víctor hugo, autor del mencionado libro.)

Tanto fue así que a Perico le pareció que a su primo le gustaría tenerlo (sin saber ni siquiera que ese libro se trataba de una muestra para la venta de más ejemplares en tamaño de libro de lectura), y sin pensárselo, a media noche, se presentó con el libro al hombro diciendo: “…¿dónde te pongo este libro primo?, …pero otra vez que tengas que trasladarlo vas a necesitar a un burro con unas pedreras…porque yo no pienso llevártelo”. No puedo asegurar cuánto pesaba el libro, pero cuando Perico se quejaba … no sería liviano. Unas “pedreras” era un artilugio realizado con unos tablones de madera y unos palos a sus lados. Este se acoplaba sobre una bestia para poder transportar las piedras. Aludió Perico a esto por el gran peso del libro.

Mi abuelo, Juan José, “el primo médico” de Perico, siempre contaba una anécdota que le resultaba muy graciosa, y que ocurría a diario cuando estaba haciendo cola para el rancho. Gritaba continuamente desde el final de la cola: “¡Rancheeeeero!... a medio cazo pa que haya rancho patóh”… pero cuando veía que él estaba llegando a la zona de la caldera del rancho, y que ya tenía claro que “la cosa” llegaba para él, volvía a gritar: “¡Rancheeero!...echa cazo entero aunque no me llegue”.


 Manuel Mercado Cubillas
Juan José Mercado Gavilán

Lahiguera a 21 de febrero del 2013.

4 comentarios:

Manuel Jiménez Barragán dijo...

Muy buena la historia, Juanjo. Son muchos los relatos orales de gente forzuda en nuestro pueblo. No sé si es porque la fuerza es lo que más se valoraba o estamos en una degeneración de la raza.
Lo de “las hambres” va paralelo a la fuerza, cuántas anécdotas tenemos, ya las iremos viendo.
Estupenda la narración, aparece tu abuelo “el chacho Juan José”, lo cuenta tu padre y tú lo escribes. ¿Qué más se puede pedir?
Animo a seguir participando a tu padre, conoce mucho de “nuestras cosas”, nos enriquecerá y encantará.

PEDRO GALÁN GALÁN dijo...

Por una doble circunstancia la de haber conocido desde niño en la casa de mi abuelo paterno a Perico y a su esposa “María la criá” y ser yerno de Juan José me resulta este documento con un sabor especial, quizá también por las anécdotas que durante años oí contar.
Quizá Perico y Juan el ratón hayan sido las personas más fuertes y robustas que hemos conocido en Higuera. Sobre Juan sabemos que cogía los sacos para descarga como si fuesen talegas, ello provocó el asombro de los espectadores en cualquier situación de trabajo. Recuerdo que en una ocasión un vecino de Andujar lo vio trabajar y preguntó quien era, a lo que le respondieron que le decían “el ratón” y era de La Higuera. A lo que respondió el interlocutor: “Pues si este es el ratón, ¿Cómo será la rata?”
Perico disfrutaba siempre de un buen apetito, lo veía comer en la casa de mi abuelo y quedaba impresionado de lo que comía a la vuelta de una dura jornada de trabajo del campo, antes de irse con su esposa a su casa a dormir.
Me contaba mi suegro que una vez fue invitado a comer jarapos y nada más apartar la sartén del fuego del chupón comenzó a tomar cucharadas de la sartén, aun cuando las burbujas de la ebullición no se habían extinguido y así continuó hasta quedar ampliamente saciado. En ese momento todos se quedaron sorprendidos de las maniobras que realizaba por tratar de sacarse algo de la boca, suponiendo que podía tratarse de algún hueso de liebre que se le hubiese clavado en el paladar o entre algunas piezas de la dentadura. Al poco se desembarazó del problema que le preocupaba, cuando en sus manos puso la piel integra del cielo de la boca, dejando el mismo hecho una completa llaga.
Otra anécdota fue el episodio de regreso a España después de estar recluido en un campo de concentración y lograr evadirse gracias al plan de fuga que realizaron conjuntamente con un soldado electricista que también estaba recluido en el campo, al lograr cortar la luz y así cortar las alambradas.
En su viaje a pie de regreso a España caminaban de noche y se escondían de día, así cruzaron los Pirineos y fueron acercándose poco a poco de norte a sur del país. La anécdota en este caso surge cuando en una intensa noche de lluvia al poco de cruzar el Pirineo suponen por una gran avenida de agua y suponen que se encuentran ante un caudaloso río, con lo que Perico se adelanta y se lanza al agua dando un gran panzazo sobre el cercano fondo de asfalto de una carretera, que con la intensa lluvia se había convertido en un torrente de amplias dimensiones, como quiera que Juan José venía detrás, cuando Perico logra reponerse del golpe le dice “Primo Medico” lánzate más adentro que yo me he lanzao muy cerca de la orilla.
Lo de llamar a Juan José su “Primo Medico” viene de que le decía que siempre estaba en el hospital como los médicos.
Perico y María estuvieron mucho tiempo trabajando en Reus en Tarragona allí estuvieron encargados de atender los servicios de la casa de una señora que pasaba en día en un comercio de su propiedad y tenia un hijo que se llamaba Javi, que prácticamente ellos criaron y lo trajeron a Higuera cuando volvían de Reus en vacaciones, lo se porque aunque menor Javi jugaba con nosotros en la casa de mi abuelo. María, una fuerte mujer natural de Andujar, de estatura normal pero de complexión fuerte, era muy capaz de mantener a Perico a raya, era de pocas palabras pero de obras ajustadas, vamos una mujer con muchos bemoles, (yo siempre la asociaba con ese gigantón que acompañaba al Jabato en los tebeos en esa época de tantas lecturas infantiles). Para Javi ellos fueron sus padres y ellos gracias a este trabajo en un hogar con tantos medios económicos lograron hacerse de cierta estabilidad económica y compraron un piso en Andujar que después visitaban con mas frecuencia en los años de su jubilación y me parece terminaron donándoselo a una sobrina de María.
Cordiales saludos

Ita Mercado dijo...

Felicidades Juanjo, a ti y a los colaboradores , por todo lo que nos estáis enseñando. Se nota en vuestras palabras cariño a Lahiguera: a sus costumbres, a su historia, a su gente.

La verdad es que os admiro. Me gusta leer tu blog aunque no puedo entrar tanto como quisiera.
En cuanto a las anécdotas de este personaje tan singular, " El chacho Perico" como en mi casa siempre lo hemos conocido, era hermano del abuelo Diego "El Zurzulio"

Murió en San Carlos de la Rápita (Tarragona) en un día inolvidable para todos los españoles: 23 de febrero de 1981. Allí que fue donde emigro cuando la posguerra, igual que muchos de nuestros paisanos, en varias ocasiones visitamos su casa en San Carlos, una torre como dicen los catalanes, de grandes dimensiones, creo que Perico todo lo hacía a lo bruto.
Quien volvió y se instaló en Andújar fue su mujer María, donde murió hace ya algunos años.
A perico le amputaron una pierna en el Hospital de San Carlos por la diabetes que padecía, que como todos sabemos, con las ganas de comer, con su apetito, no tenía buena relación. Esta operación fue la causa de su fallecimiento.

Recuerdo de niña que siempre que venía a casa, solía llegar a hacernos una visita. Lo recuerdo como un hombre grande, bruto y muy charlatán.

Como anécdota os puedo contar, que cuando venía a Lahiguera a visitar a la familia, hacía la ruta por las casas de los sobrinos y casa de mis abuelos, donde desayunaba en todas ellas: su café con leche, tostada, magdalenas y todo lo que le apeteciera,…¡¡ pero había días que desayunaba cinco o seis veces¡¡, sin que esto le quitara el apetito para la hora del almuerzo.

Una de las veces que nos visitó, en casa se había hecho la típica matanza. Mi madre guardaba en la orza, con su adobo, aquel rico y exquisito lomo que podía durar en la orza mucho tiempo, sin necesidad de tener que congelarlo. Aquella noche Perico cenó lomo de la dicha orza, …a su antojo se puso “tierno” de lomo. Cuando el lomo empezó a digerirlo y le entró la sed, desesperado por no encontrar agua en casa ajena, metió la cabeza en un depósito de agua que teníamos para recoger de la lluvia. El depósito, que estaba lleno, por la mañana le faltaban cuatro dedos “bien contaos”.

Trabajó en el puerto de Tarragona descargando barcos. Ahora se hace con maquinas pero antes era a mano.

Miguel Angel Catalán dijo...

Buenas tardes: Alguien me anunció que había algo nuevo sobre personajes de Lahiguera. Me ha gustado lo que dice Manolo sobre "los forzudos.."y quisiera recordaros que oía que en la familia, mi bisabuelo Gavilan , marido de la Perina ,era también un anecdotico de la fuerza, no lo sé muy bien pero me contaron hace poco, que una vez en el pozÍllo quedose una mula atrapada en el barro con carga y todo y no podÍan sacarla .Avisado al Gavilan , dicen que practicamente la arranco como casi a pulso y la rescato...
Hay queda algo más de todas estas historias .
Por otro lado cuando leo lo de los aguadores( De Lahiguera) como hacían sus servicios con sus carros cubas, me viene al pensamiento, como un trabajador al servicio público de esta villa y que recuerdo muy poco, pero con admiración y es a un hombre y que (me perdonen) que por el mote era "Ropa vieja" Manuel. Creo que hacia los mandados y no sé si traía el correo , el caso es que a mi me llamaba la atención , el como podía desplazarse para Andujar todos los dias y volver con los encargos .Para una mente de niño como yo de aquella época era una distancia enorme y recuerdo verlo en la distancia cuando llegaba e íbamos cerca de él para ver a quien repartía , y qué era . Un dia me lleve la sorpresa de que a mi padre le trajo una higuera que aún está: de unos dos metros de altura , un tronco ,recto de unos cinco centímetros de diámetro . Metida en una especie de jaula y con un bulbo de raíces con tierra y envueltas en saco. Se hizo un buen agujero en el corral y se enterró (claro). La jaulilla quedó ,para protejer el tronco ya que el corral estaba lleno de animales y era su defensa , hasta que fue tan gruesa que se le retiro. Bueno, lo anecdótico, es que me contó mi padre que la traía de la estación de RENFE que se la enviaron de un vivero de Zaragoza Recuerdo las etiquetas de la expedición en dicha jaula. Cuando aquel carro ,paro en mi casa con aquello ......no lo olvido .
Hablando de Reus: Varias veces en mi periplo como radioaficionado he contactado con un tal Miguel desde Andorra que, para mi sorpresa , (podeis imaginar) me dijo que su esposa y la familia de ésta eran de aquí ,:Es una hija de un hombre que se llamaba Fausto y salió de emigrante para Reus . Murió en un accidente ,no se si de trabajo o de tráfico , ya que en radio ,no entramos en muchos detalles, porque es un circuito abierto a quién quiera entrar y si hay otros pues los aburrimos con cosas personales. Me dijo el apellido que ahora no recuerdo(De Fausto )También han habido pocos con ese nombre y podía ser conocido pronto .Relató en otros contactos que se fueron despues de su muerte a Francia , y se repartieron en diversos lugares.
El caso es ,que me preguntó que si había familiares de este. Investigué y dí con Marcelino que es quizás como un primo de él ya que creo que su madre era su tía . El caso es que hablando me contó que quedan , claro familiares algo más distantes pero más directos.
Otro día de estos volveré a renombrar con él y saber bien con apellidos quienes son . Será una grata sorpresa para el "colega" Miguel de Andorra que ya le dije que sí que aún queda árbol. A mi que me gusta la radio ,me causa una gran impresión cosas como estas y tantas otras como haber contactado en Alemania y Suiza con gente de Arjona de Montoro etc. . Quiero llamar la atención desde aquí que si alguien sabe algo más sobre la familia de Fausto ,pues que me lo cuente .Saludos, gracias . Miguel Angel Catalán (EA7GJ y EA7IC)