PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

domingo, 13 de enero de 2013

UNA COLOSAL PIEDRA OSCILANTE

UNA COLOSAL PIEDRA OSCILANTE EN EL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA

Generaciones de Higuereños vieron, tocaron, movieron y subieron desde hace siglos a una gran piedra que se balanceaba u oscilaba, en el cerro de la Virgen de la Cabeza. Este monolito estaba situado sobre otra piedra en su base y mantenía  en esa reducida base un equilibrio que hacía que si se empujaba suavemente con un dedo se empezaba a balancear, pero si se intentaba mover con más fuerza se mantenía inamovible y no realizaba ningún movimiento, es decir  que no se podía mover con fuerza y con un dedo empezaba a balancearse. Era como si una leve presión con los dedos hiciesen romper el equilibrio inestable de la roca sostenida sobre la otra, comenzando a moverse a un lado y otro en un movimiento de balanceo, hasta recuperar el equilibrio. Y en el caso de aplicar una fuerza mayor con los brazos y el empuje del cuerpo, no se llegaba a provocar el desequilibrio, y por tanto el peso de la enorme roca la hacía inamovible. Este hecho gano la atención de todos los peregrinos como después describe el cronista D. Manuel de Salcedo Olid, allá por el año 1677. Por desgracia esta joya de la naturaleza o de nuestros ancestros celtas se perdió, como hemos perdido tantas otras cosas a lo largo del tiempo, no la hemos podido ver los coetáneos de esta generación, pero si la vieron nuestros padres y tenemos constancia de su existencia con el testimonio de personas cultas de aquellos años. Pero para que supiéramos, que allí se emplazaba una piedra colosal en un equilibrio inestable desde el pasado más remoto, estaba allí como testigo ocular D. Manuel Salcedo Olid que nos dejó fehaciente testimonio de esta "rareza" en su "Panegírico Historial de la Virgen de la Cabeza de Sierra Morena", libro dado a la estampación en el año de gracia de 1677.

Procesión de la Virgen de la Cabeza en Lahiguera, año 2004.

Imagen centenaria de la Virgen de la Cabeza y el Santuario.

El Santuario de la Virgen de la Cabeza fue escenario de un hecho de armas que ha quedado vinculado a su historia. En 1936, un grupo de guardias civiles y paisanos al mando del capitán D. Santiago Cortés González se refugiaron en el Santuario, resistiendo durante casi ocho meses el ataque de las tropas republicanas. El resultado fue de más de cien muertos, la destrucción del Templo y la perdida de la imagen de la Santísima Virgen de la Cabeza.

Foto que muestra los restos del Santuario de la Virgen de la Cabeza.

Reproducción fidedigna de la imagen original de la Virgen de la Cabeza.

Esta piedra estaba situada próxima a la que entonces era la puerta de la sacristía del Santuario de La Virgen de la Cabeza, hoy esta desaparecida, se desconoce su causa, se supone que se destrozaría o desestabilizaría y rodaría en los bombardeos que sufrió el Santuario durante el asedio en la Guerra Civil.

Foto de la Romería antigua.

Foto que muestra la base rocosa sobre la que se levanta el Santuario de la Virgen de la Cabeza en Andujar, lugar en que existió la piedra oscilante.
Estaba situada  próxima a la parte posterior  derecha del edificio,  la parte que pegaba a la Sacristía, Se supone ubicada sobre estas piedras rosáceas, a unas decenas de metros del antiguo Parador, reconvertido en la nueva  Hospedería. Esta zona fue la menos bombardeada del Santuario, a pesar de ello lo normal es que fuese destruida o desestabilizada en algún ataque de la aviación y rodase.
Santa María de la Cabeza

En la historia de la imagen de la Virgen de la Cabeza, y su aparición se entremezclan la tradición oral y viejas crónicas que han llegado hasta nuestros días. Dicen dichas crónicas, que la referida imagen fue construida por el propio evangelista San Lucas, estando aún en vida la Virgen María. Dicha imagen le fue entregada por San Pedro a San Eufrasio, quien vino junto al Apóstol Santiago a la Evangelización de España, a lo que hoy es Andalucía, estableciéndose más concretamente en Andujar (Jaén), entonces llamada Iliturgi.

Aunque existen otras opiniones que nos dicen que por el estudio de la propia imagen, se desprende que por su estilo sensiblemente bizantino y su policromía, la imagen tuvo que ser construida hacia el siglo V, dato que podría ser más exacto que el anterior, al estar ya dicha imagen en la Iglesia Mayor que se construyó en Andujar, en tiempos del rey godo Sisebuto (Año 612).

D. Manuel Salcedo Olid, primer tratadista de la Historia y Aparición de Nuestra Señora de la Cabeza, en su obra “Panegírico Historial de la Virgen de la Cabeza de Sierra Morena, publicado en 1677, nos recoge la tradición escrita de los cronicones Flavio Dextro, Luitprando, el Arcipreste de Santa Justa ó Juliano, el cual apoya la primera versión de la  antigüedad de la imagen y su confección por el propio evangelista San Lucas, como quedó dicho anteriormente.

El caso es que, de una forma u otra, la imagen de Nuestra Señora, ya era venerada en un pequeño oratorio-ermita, que se construyó, en Andujar para su culto, a finales del siglo V ó principios del siglo VI.

Tras la invasión árabe, y tras la derrota de las tropas cristianas en la Batalla del Guadalete, año 711, y por miedo a que la imagen fuese profanada ó destruida, alguien, la escondió en plena Sierra Morena, en el Cerro llamado del Cabezo, donde permaneció entre la oquedad de dos piedras.

Cuenta la leyenda que un pastor, natural de Colomera (Granada), encontró una imagen de la Virgen en lo más alto de un monte, una noche del 12 de agosto de 1227, y siguiendo el sonido del tintineo de una campana, que estaba junto a la imagen, y unos destellos y resplandores de luz que salían de la cima del monte del Cabezo, un pastor llamado Juan Alonso de Rivas, tuvo la inmensa fortuna de encontrarse con la Santísima Virgen, quien le manifestó su deseo de que se construyese en ese mismo lugar un Santuario, desde donde extendería su mano benefactora a todos los que por allí pasaran.

Cartel de la Cofradía de Lahiguera del año 2011.

Cuadro anónimo del s. XVII

La aparición de la Virgen, al pastor se extendió como la pólvora, y ya desde los primeros momentos multitud de gentes de toda la geografía nacional, acudían a los pies de la Virgen Morenita y Pequeñita, a rezarle, a cantarle y a alabar a la Madre de Dios que muestra su amor a sus hijos con prodigios portentosos, de toda naturaleza. Es el propio pastor Juan Alonso de Rivas, el primero en proclamar en Andujar lo acaecido en el Cerro del Cabezo.

(...) Y entre los christianos que apacentavan ovejas en aquellos montes, avia un pastor natural de Colomera (que entonces era de Moros) hijo de Cautivos Christianos de aquella villa (...).
Este venturoso Pastor el año de mil y dozientos y veinte y siete, en algunas noches del mes de agosto en medio de las tinieblas veia centellear unas vislumbres de luz resplandeciente que iluminava la montaña, y le llevavan el corazón y los ojos.
Bien se persuadía el pastor, que el manifestarse en aquella profunda obscuridad las admirables luzes, era cosa prodigiosa; y dentro de esso otra mayor novedad le llenava de confusiones, y assombros, porque herido el viento de un sonoroso ruido de campana, llegó muchas noches a su atentos oidos (...) y asi persuadido que Dios quería manifestarle algún oculto secreto de su Providencia Divina (...).
Con este cuydado una noche los fue siguiendo con devoto silencio, por fragosas veredas, y tenebrosos alcornocales, apartando las ramas (...).
Allí pudo registrar su atención, y vigilancia un excesivo globo de luzes celestiales, que asistían en la concabidad de dos peñas, las quales servían de Tabernáculo a una Sacratísima imagen de Nuestra Señora (.../.


(Este es el relato de la aparición, escrito por Manuel Salcedo Olid en el siglo XVII, en lo referente a cómo y dónde encontró el pastor la imagen de una Virgen.)

Y la ciudad enardecida, corrió por las pequeñas sendas y veredas de la gran Sierra Morena, para rendirse a los pies de Nuestra Señora. Allí, con el paso del tiempo se construyó primero una pequeña ermita que se fue modificando, según van transcurriendo los años, hasta transformarse en el impresionante Santuario, que hoy podemos contemplar. Los pastores en su trashumancia, y las buenas gentes, en su ir y venir proclamaban la aparición de la Virgen y los prodigios que allí se realizaban.

Desde todos los tiempos la “historia”, y Aparición de la Virgen de la Cabeza, y su Romería, han sido narradas por todos los escritores de verdadero renombre, siendo los más antiguos, el Rey Alfonso X el Sabio, en sus Cantigas a Santa María, el Rey Alfonso XI (el del Salado), en su célebre Libro de la Montería, en los siglos XIII y XIV respectivamente. Luego en el siglo XVI, Ambrosio de Morales, Argote de Molina (cronista de Felipe II), Lope de Vega, con su novela el Rey Don Sebastián, y luego Miguel de Cervantes con una de sus Novelas Ejemplares, “Los Trabajos de Persiles  y Segismunda” (tal como reseñamos en el artículo titulado “Nuestras Vírgenes”, publicado en este blogs en fecha 25 de Abril de 2012), Calderón de la Barca, los Argensola, etc.., Salcedo Olid primer cronista oficial de la Aparición de la Virgen, Terrones Robles, y muchos más, han dejado en sus escritos la gloria y grandiosidad de los prodigios de la Virgen María, que mediante una imagen Pequeñita y Morenita, cautiva a todos a los que a su Santuario suben a rezarle con fervor.

Según todos los indicios, las obras de construcción del Santuario comenzaron en 1287 y terminaron en 1304 siendo primera una pequeña ermita que el pueblo de Andujar edificara en pleno corazón de Sierra Morena. Sin embargo las ampliaciones y reformas han sido casi constantes a través de los tiempos alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVI, años 1530 y 1590, cuando se convirtió en Santuario, muy parecido al que hoy conocemos.

Nuestra Romería de  la Virgen de la Cabeza, es la romería más antigua de España. Esta romería, tan popular entre nosotros, tiene lugar el último domingo de Abril en el Cerro del Cabezo, a unos kilómetros de Andújar.

Preciosa mañana nublada en el Santuario de la Virgen de la Cabeza.


Morenita y pequeñita,
lo mismo que una aceituna,
una aceituna bendita.
Morena de luz de luna.
Meta del jienense anhelo.
 Bronce de carne divina,
escultura en barro santo,
un chocolatín del cielo,
envuelto por la platina
del orillo de su manto.

Es la Ermita
reja que su manto aroma
Entre jaras de la sierra
una cita,
 colgada entre cielo y tierra.

Morenita y pequeñita.
La Virgen su gracia asoma
Entre el joyer que la encierra,
Morena de luz de luna,
desde el olivar del cielo,
que en platas de hojas se cierra
cayó una aceituna al suelo,
rodó y se paró en la sierra…
Morenita y pequeñita.
¡Una aceituna bendita!

Es la Ermita
reja que su manto aroma
entre jaras de la sierra
Una cita,
colgada entre cielo y tierra.

 En esta foto antigua del Santuario se puede apreciar en la dirección del pozo, una serie de puertas de las que antiguamente estaba dotado el convento o monasterio, donde los monjes realizaban las labores diarias de su vida conventual. Al final de la nave se ve la cuarta puerta a través de la cual se accedería a la sacristía, y detrás de esa nave, que constituía los habitáculos y dependencias de los monjes, se supone la ubicación de la piedra oscilante.

Si esta reproducción fuese fiel al estado del Santuario a comienzo del asedio, pudiera ser que las piedras superpuestas que aparecen al final de la fachada del monasterio fuese la piedra oscilante a la que nos referimos en este artículo.


 Lógicamente, la única forma de aprovisionamiento durante el asedio era aérea, pero era imposible utilizar los paracaídas para hacerles llegar los suministros por la dificultad de hacerlos caer en el pequeño reducto del Santuario. Así que, decidieron utilizar dos técnicas: una, lanzándose en picado hacía el objetivo para aproximarse lo máximo posible y, una vez soltados los suministros, remontar rápidamente; y, dos,”la técnica del pavo” para las provisiones más delicadas y de poco peso (medicamentos). Esta última técnica consistía en soltar los pavos, a los que previamente se les habían atado las provisiones, desde la vertical del objetivo y con su frenético aleteo, que como sabemos, no les permite volar pero sí frenar la caída, y aterrizar sin romper la carga. En la reproducción tres pavos caen con su carga, otro está a punto de iniciar el descenso. Además, este curioso paracaídas también se podía comer, con lo que todo el servicio era aprovechable. Destaca en estas tareas de aprovisionamiento el aviador Carlos Haya

Este es el sótano del lado norte del santuario, la zona mas castigada en los bombardeos. En el sótano, pese a ser un lugar bastante castigado por la artillería republicana, se alojaban numerosas personas en el momento de la toma. En él, fue herido mortalmente el capitán Cortés.

Restos del Santuario finalizado el asedio.

El Santuario fue prácticamente destruido quedando tan solo el lado sur del edificio, muy cerca del lugar que ocupaba la piedra oscilante o balanceadora,  y desapareciendo la Imagen de la Santísima Virgen de la Cabeza, no se sabe si ocultada o destruida.

En esta foto aérea podemos observar una de las incursiones aéreas de los aviadores nacionales. A la derecha de la foto vemos el complejo conventual del Santuario de la Virgen de la Cabeza. Frente al Santuario se observa la colonia de pobladores temporales que formaban las casas de cofradías de tantos pueblos de Jaén, Andalucía y España. Parece que la casa de Higuera estaba enfrente del arco que sustituye al que fue destruido al pie del cerro, ese terreno fue adjudicado después a Villanueva de la Reina para que construyese su casa de Hermandad, nos ganaron la partida los “pelones”, quedando Higuera relegada al sitio que tiene hoy. También podemos ver la carretera Andujar-Puertollano que se aleja del cerro del Cabezo. En la parte superior de la foto se observa el humo producido por el bombardeo del Capitán Haya sobre las posiciones republicanas.

Panfleto original que fue lanzado desde un avión atacante sobre el Santuario, para provocar la rendición.


Más abajo de la esquina izquierda de las ruinas de la foto de arriba estaría ubicada la piedra balanceante u oscilante del Monte Cabezo.

Las piedras para el hombre primitivo son un símbolo de eternidad, energía, fuerza e invariabilidad, que han sido adoradas según su forma o tamaño dándole un sentido mágico y religioso.

En España en época prehistórica, las creencias se regían en torno a los dólmenes y megalitos, y abundan las creencias y rituales en torno a estos elementos. La roca son erigidas en macizos aprovechando su forma estructural, el hombre errático no tiene sitio,  no tiene tierra para sepultar a los muertos, por lo el cuerpo es colocado en una plataforma donde será devorado por las alimañas y expuesto a la inclemencia del tiempo. Posteriormente se erige una memoria o cenotafio, (El cenotafio era un monumento funerario de carácter votivo, erigido en memoria de alguna persona sepultada en otra parte o de la que se perdió el cadáver) por lo que se levanta un tosco ídolo levantado sobre un altar o ara natural representado por consiguiente una no sepultura.  no un sepulcro o panteón. Las piedras caballeras siempre han sido un enigma a lo largo de la historia, y siempre ha habido personas observadoras que se han preguntado su función.

Algunos autores aseguraban que eran transmisoras de señales que enviaban mensajes a larga distancia.

Ya desde la antigüedad algunos observaron estas piedras, Plinio el historiador y geógrafo romano comenta sobre los dólmenes y sobre las piedras oscilantes.”Y acaso fue de aquellas piedras gigantes que se llamaron piedras oscilantes o trémulas, puestas en tan maravilloso equilibrio, que el más ligero impulso las movía…

 En la época celta servían como piedras probatorias para demostrar que los acusados eran inocentes, si lograba  moverlas se declaraban inocentes y si no, eran culpables.

El hombre coloca la enorme piedra en un difícil equilibrio, mover este enorme peso es posible ya que en poblados situados a menos de medio kilómetros han movido piedras iguales o de mayor tamaño para construir una rampa hacia lo alto de una pequeña fortaleza.

Una piedra caballera es una roca granítica de tamaño grande que se apoya en el suelo, o sobre otra piedra de base estrecha que le da un cierto aire de inestabilidad. (Son los Tor ingleses). Su origen se debe a la descomposición diferencial y posterior erosión del granito. Podemos encontrarlas en los berrocales que son zonas donde predominan los berruecos, es decir piedras graníticas de formas más o menos redondeadas.

Existe una hipótesis sobre el posible culto a una Diosa Madre en aquel lugar serrano del cerro Cabezo, que más tarde, tras la reconquista del valle del Guadalquivir por Fernando III, se convierte en Ntra. Sra. de la Cabeza. Recordad que Andujar le fue entregada al referido rey castellano en 1225.

Ya en los concilios de Toledo de los años 681 y 682 los celosos defensores de la ortodoxia cristiana condenaron sin paliativos a los "veneratores lapidum" (veneradores de las piedras), y el mazo cayó sobre las cabezas de los practicantes de la litolatría, los atávicos adoradores de piedras que todavía existían en la Península Ibérica en tiempos de los godos. Estas piedras megalíticas, raras y curiosas, eran objeto de las más estrafalarias prácticas. Se cuenta que en San Guillermo, en el Finisterre (otra vez la mágica Galicia), había una de estas piedras a la que se recurría en caso de esterilidad.

Sobre la piedra balanzariega de San Guillermo se echaban a copular las parejas que, en condiciones normales de ayuntamiento carnal, no habían visto cumplidas sus expectativas de fecundación. Sobre la piedra que se mecía, y allí delante mismo del santo y hasta con testigos eclesiásticos, los matrimonios practicaban la gimnasia erótica con finalidades conceptivas. Nos cuenta Fernando Sánchez Dragó que, según testimonio del Padre Sarmiento, aquella piedra fue con el tiempo retirada por ser objeto de tales indecencias, licenciosidades más paganas que cristianas.

El texto literal de Sánchez Dragó, F. (Páginas 173 -174) es como sigue:
” Abajo, en la llanura de las gentes laicas, la trama social aún se tejía con familias: nada más infamante para un gallego que la esterilidad. Y a ese baldón también ponían remedio los dioses del granito. El padre Sarmiento, con un regusto de vanidad regional, admite que sus paisanos creían en la virtud de ciertas lajas para preñar machorras. Dice, por ejemplo, que en el finisterrano monte de San Guillermo había “una cama de piedra en la cual se echaban a dormir marido y mujer que, por estériles, recurrían al santo y a aquella ermita, y allí, delante del santo, engendraban; y por ser tan indecoroso se mandó por [Visita episcopal] quitar aquella gran piedra pilón o cama, y se acabó el concurso”… Y no haya asombro, pues a menudo se celebran tales ritos con la bendición de la Santa Madre Iglesia, que “no pudiendo desde un principio destruir la superstición (…) la tomo bajo su amparo”. La pareja sin prole se apareaba a lo bestia, sobre la roca viva y a veces hasta en presencia del párroco. Es lógico que las piedras temblaran. Luego, por mojatería y quizá para evitar sofocos a los sanguinarios frailes, se atajaron estas saturnales, pero las ermitas de hoy denuncian a las claras la paganía  de ayer. Los santuarios gallegos se hicieron con sillares celtas, imaginería gnóstica y cimientos infieles. Ermita puede venir de Hermes. La de Nuestra Señora de la Barca, que es del siglo XVII, tiene mucha nombradía. Extramuros de ella, en una impresionante azagaya de roquedades lamidos por el mar, reposa la pedra abaladoira o piedra oscilante más mentada en Galicia (y con razón, pues dicen justos y pecadores que rompe a hablar si quienes intentan menearla no se hicieron antes absolver de sus pecados). Malnacido es el gallego que no la adora. En la romería de septiembre se baila sobre ella la muñeira y la piedra toma parte en la danza antigua y solar. Acaso fue la barca en que vino hasta esta orilla la imagen milagrosa de la Virgen. Es prodigio que se ha visto más de una vez en la mar Atlántica: navegar santos en naves de piedra”. Otro molón, por los mismos parajes, quita el dolor de espaldas o de riñones a quienes con ánimo puro reptan bajo él”.

Podemos suponer que estas "piedras balanzariegas" recibieron culto en los remotos tiempos paganos, y de ahí que se les asociara siempre con la existencia de tesoros guardados por sierpes, enanos, "mouros" o moros (estos moros no son los históricos, sino míticas razas de la gentilidad), hasta que quedaron cristianadas merced a la edificación de algún santuario o ermita en sus proximidades. Desde su cristianización pasaron a ser (como es el caso de nuestra balanzariega del Cerro del Cabezo) apenas una simple atracción para las gentes cristianas que iban en romería a visitar a sus patronas y patronos.

El ilustre polígrafo y sacerdote ubetense, D. Manuel Muñoz Garnica, Lectoral de la Santa Iglesia Catedral de Jaén y director del Instituto de Segunda Enseñanza de la capital del Santo Reino, así lo entendía, cuando escribió en el siglo XIX que: "El culto de estas imágenes de María, sobre ser tan provechoso a la religión, a la fe, a las costumbres, aniquiló los últimos restos del paganismo, tomando posesión de los bosques, de los torrentes y de las montañas." Y de las piedras, podríamos añadir nosotros a lo que el erudito sacerdote nos dice en una de sus cartas sobre la devoción a la Virgen de la Cabeza.

Gracias a las referencias de los cultos clérigos cristianos y a los detallosos historiadores como Salcedo Olid, los investigadores de los más variados campos: arqueólogos, antropólogos, etnólogos, historiadores de las religiones y folcloristas, en caso de haberse efectuado la desaparición física de estos primitivos vestigios megalíticos, podemos tener noticia de su existencia y pervivencia a través de los siglos, desde la más remota antigüedad.

Volviendo  a la piedra balanzariega del Cabezo nos cuenta D. Manuel de Salcedo Olid que, entre los antiguos romeros, era una atracción muy admirada la que les reportaba la famosa "piedra balanceante". Un peñasco de proporciones considerables que se ubicaba junto a la puerta de la sacristía del Santuario de la Virgen de la Cabeza en Andujar. Todos y cada uno de los romeros, y en particular los primerizos que se iniciaban, tenían la costumbre de saludar a la piedra, dándole un leve empujoncito. La mole pétrea se movía, y hacía las delicias de los curiosos romeros. Así nos lo cuenta el historiador:


"Todos [los romeros] procuraban desembarazarse un rato para ir a ver una novedad de mucha admiración, que es un desproporcionado peñasco, el cual está cerca de la puerta de la sacristía, sentado sobre otro con tan imperceptible asiento y tanta igualdad de peso, que (es de extraordinaria grandeza) tocándose con un dedo solo, tiembla y se mueve dando golpes y vaivenes, aunque en él estén subidos muchos hombres y en aplicándose más fuerza se para y se resiste inmóvil, y lo tiene la gente por cosa rara, que no se contenta con verlo y menearlo, sino que con puñales y piedras cortan pedazos para llevar por testigo de haber visto un prodigio tan grande de naturaleza."


Por lo que hemos citado de Salcedo Olid, podemos deducir que se trataba de un megalito, sin que sepamos a ciencia cierta quiénes lo pusieron allí ni para qué función se puso. Su balanceo sólo se producía por un leve impulso digital, mientras que si se le aplicaba más fuerza permanecía inmóvil. Su tamaño enorme, así como la particularidad de su accionamiento, eran suficiente motivo de curiosidad para los romeros, afanosos de novedades. Y por lo que nos dice Salcedo Olid, no sólo formaba parte de los "rituales iniciáticos" del neófito romero que por vez primera llegaba al Santuario de la Virgen de la Cabeza a venerar a la Reina de Sierra Morena, sino que los visitantes más curiosos se encaramaban a él, admirándose ante la maravilla que suponía ver que el movimiento de un dedo hiciera mecerse esta mole pétrea, mientras que si se aplicaba más fuerza el megalito permanecía inmóvil. Salcedo Olid también nos cuenta que el peñasco sufría la merma paulatina a mano de los devotos de la Virgen que, a cuchilladas o a golpe de otra piedra para golpear, obtenían lajas del monolito, con el objeto de llevárselas en sus alforjas como recordatorio, "un recordatorio o souvenir" como se dice hoy en día; … sería excesivo pensar que adquirieran estas muestras del peñasco en calidad de reliquias, pero no sería muy descabellado, atendiendo a la mentalidad supersticiosa de aquellas gentes, que le atribuyeran cierto poder en virtud de pertenecer a una piedra tan extraña y prodigiosa puesta en aquel lugar sagrado.


Salcedo Olid sabe, a diferencia del pueblo llano de su época, que esta rareza del megalito que bascula sobre un punto fijo no es exclusiva del Cerro del Cabezo, por muy extraordinario que les pareciera a sus     desinformados coetáneos. Nos revela Salcedo Olid: "...siendo Plinio tan excelente y curioso investigador de cosas maravillosas, no halló en todo el mundo sino otro peñasco semejante al nuestro, en el movimiento, del cual hace mención entre otras cosas que parecen increíbles, diciendo: Que junto a Harpasa, lugar de Italia, cerca de Asís, hay un horrendo cuerpo de peña que se mueve con un dedo y si se le aplica todo el cuerpo se resiste. Y así, lo que se ha de ponderar no el caso, pues se halla otro semejante, sino que moviéndolos tantos por tan largo curso de tiempo, no haya hecho asiento firme la piedra con un peso tan grande, y que una circunstancia tan rara y prodigiosa viniese a estar en aquel sitio tan cerca de la iglesia, para hacerla más admirable".

La piedra oscilante del Cerro del Cabezo desapareció, sin que a fecha de hoy podamos atribuir su pérdida a una causa definida. No sabemos si fue por cautela eclesiástica, o bien a causa de las progresivas pérdidas que, según nos cuenta Salcedo Olid, padecía el grosor original de su materia a consecuencia del pillaje de los devotos (cosa que tampoco podemos descartar), o tal vez desapareciera por efecto de algún cañonazo debido a las fuerzas republicanas que sitiaron el Santuario en la guerra civil del 36
. Pese a su desaparición, todavía hay muchos romeros que se traen lajas de piedra de Sierra Morena, como un gratuito recordatorio de su paso por aquel privilegiado lugar. Sin que muy posiblemente ellos lo sepan, están reproduciendo una conducta atávica que siempre que no sean motivos para desviarse de la doctrina ortodoxa de la Iglesia, no tiene forzosamente que ser censurable, sino digna de mención por lo singular que es para el humanista: ¡De qué extrañas e inconscientes herencias podemos ser herederos!


Merced a la referencia de Salcedo Olid, el investigador que quiera adentrarse en los más recónditos y arcaicos misterios del más genuino folclore de nuestro pueblo, puede hacer uso de un dato precioso para sus especulaciones sobre la pervivencia de vestigios megalíticos en la provincia de Jaén. La celticidad de Andalucía es una antiquísima herencia que se suele soslayar y menospreciar, ninguneando a la ligera el sustrato céltico de nuestro pasado. Pero a la luz de la investigación más atenta constituye un legado de paralelismos innegables, sumamente interesantes para el interesado en las antigüedades celtas.


 Hasta aquí la cita de Salcedo Olid sobre esta peculiar atracción que nuestros antepasados tenían al llegar al Santuario.


Cayo Plinio Segundo (Plinio el Viejo) y Cayo Plinio Cecilio Segundo (Plinio el Joven)

En cuanto a la mención de Plinio digamos que en los tiempos en que cualquiera de los dos ilustres Plinios (Plinio el Viejo o Plinio el Joven) anduvieran por el orbe conocido, entonces, en aquella época del Imperio Romano, la mitad del mundo estaba por descubrir. Y lo reseñamos para comprender su ignorancia, pues no sólo en Harpasa, cerca de Asís (en Italia), y en nuestro Cerro del Cabezo hubo una "piedra balanzariega". Ni los Plinios, ni el Viejo ni el Joven, ni tampoco Salcedo de Olid pudieron tener información sobre la piedra de Croclaugh, en el Donegal, Irlanda. O la más próxima a nosotros, la de Nosa Señora de Barca, en Muxía.

Plinio el Viejo, fue un escritor latino, científico, naturalista y militar romano. Considerado como el mejor naturalista de la antigüedad. Nació en Comum (la actual Como, en Italia) en el año 23 y murió en Estabia (hoy Castellammare di Stabia) el 25 de agosto del año 79.

Plinio el Joven, (62-113) fue un abogado, escritor y científico de la antigua Roma.


Plinio el Viejo y su sobrino Plinio el Joven.

En Muxía (pueblo gallego lamentablemente famoso por la catástrofe ecológica que causó la fuga masiva de petróleo tras el hundimiento del Prestige) hay una "piedra oscilante", "pedra abaladoira" que dicen los gallegos en su lengua vernácula. Y, según el escritor Álvaro Cunqueiro, sin duda, uno de los mejores prosistas y poetas gallegos del siglo XX, nacido en 1911. Escribió en castellano y en su lengua materna numerosas publicaciones; como buen periodista, novelista, narrador, ensayista y amoroso investigador del folclore galaico, dejó una densa bibliografía que recorre todos sus mitos, tradiciones y costumbres.

 Sobre la "piedra abaladoira" nos habla en el artículo "La piedra que habla", aparecido el 3 de junio de 1962, en la serie "El envés" del "Faro de Vigo", y después publicado en el libro "Los otros caminos" y en “Tesoros  y otras magias”. En este ultimo texto dice textualmente en su página 178 y siguientes”
La piedra que habla.

En estos días estaba yo escribiendo de la piedra oscilante del santuario de Nosa Señora da Barca, en Muxia y manejaba dos testimonios de que el ruido de la piedra al bailar es una fala, y hay memoria de que alguno la haya entendido, especialmente en la Edad Media, cuando fue utilizada en pruebas judiciales. La piedra decía sí o no, como Cristo nos enseña, y estuvo siempre del lado de los inocentes, bailando bajo los pies de éstos, y dejando oír su ronca voz. Pero de todas las piedras oscilantes de Occidente, la que mejor  hablaba, como una persona, y gaélico literario, era la piedra de Croclaugh, en el Donegal de Irlanda. Estaba también vecina del mar, y la mojaba muchas veces la ola atlántica. Tenía forma de caballo, pero no se dejaba cabalgar más que por perfectos y osados campeones. Fueron sus más celebres jinetes Finn MacCumhail, Conan, Mannhan hijo del mar, Ossian, y el gran constructor y herrero Goban Saor, quien le puso a la piedra riendas de hierro. Cuchulain no la pudo cabalgar, que la piedra se encabritó. Una vez que vinieron por el mar hombres gigantescos de color rojo, la piedra gritó la alarma, y vino Daofe MacMorna y montó en la piedra armado de la lanza. La piedra se puso a cantar y los invasores se acercaron. La piedra se movió y desde ella Daofe los alanceó durante tres días con sus noches. La piedra durante la batalla, devoró a uno de los gigantes. Pasó tiempo y llegó al Donegal un nieto del rey de Connaught. Se rió de la piedra, que ya hacía cien años que no se movía ni hablaba.
_ ¡Muerta está!_ dijo.
Y se subió a ella con sus dieciséis guerreros, y encendió en su lomo fuego para asar los corderos que había robado aquella mañana. La piedra, que no estaba muerta sino dormida, despertó al sentir el fuego en la grupa, y se revolvió airada, dando una vuelta completa en el aire. El príncipe bandolero de Connaugt con sus dieciséis guerreros quedo debajo. Aún esta la banda allí. Algunas veces se les oye lamentarse, y la gente, para que se callen, les echa huevos de gaviotas y algún conejo. El año 1903 fue hallado cerca de la piedra el dedo de oro del nieto del rey de Connaught.
La piedra se rompió en dos alrededor de 1500, y en una historia romántica ésta. Naufragó una nave frente a Domtir, y se salvó una joven de gran belleza del naufragio. Fue la única superviviente. Bajo las aguas quedaba su marido. La muchacha se apoyó en la piedra, que estaba entonces medio cubierta por la arena por la parte del mar, y comenzó a quejarse y a llorar. La piedra despertó, se sacudió la arena y las gaviotas, y le preguntó a la muchacha que le pasaba.
 _Ha muerto mi Chlim de gorra verde. Triste y sola estoy, viuda a los dieciocho años. ¡Ay, a que vino el amor!
_Llora sobre mi pecho, que yo te consolaré. Tendrás riquezas, que te diré donde están los tesoros antiguos, y te casarás otra vez, con el hijo de un príncipe o de un caballero cortés.
_No, no quiero volver a casarme. Quisiera dar mi alma a Dios.
Y lanzó un gran gemido y se abrazó a la piedra.
Entonces, con el dolor, esta se partió en dos. La muchacha murió. Pero todavía se ve pasar su dolor, una neblina rosada, por los caminos de Dontir. Te apartas y la saludas, y escuchas su suave lamento.
_ ¡Ay, Chaim, Chlim!
Chlim con la gorra verde está en el fondo del mar. La piedra de Croclaugh calló para siempre. Ya no oscila. Los gaélicos creen que volverá a unirse y a oscilar y hablar sesenta semanas antes del fin del mundo. Los respetuosos no se atreven a subir a ella y se quitan el sombrero si pasan cerca. Aún tiene restos de las bridas de hierro de Goban Saor. La piedra la vio José María Castroviejo en su viaje a Irlanda y le dio las buenas tardes, tras acariciarle la grave cabeza. Cumpliendo antiguo rito, derramo por ella un jarro de cerveza”


La piedra de Nosa Señora de Barca no sólo se movía, sino que los peregrinos tenían costumbre de echarse sobre ella para pedir la salud perdida o buscar la juventud, meciéndose en las noches de luna nueva.
Muxía es rica en lugares de culto celta, iglesias y tradiciones.
La villa fue destruida por las tropas de Napoleón en el siglo XIX. Y  hoy es visitada por miles de peregrinos del camino de Santiago, que finalizan su peregrinación en el Santuario de la Virxe da Barca. Dice la leyenda que Santiago Apóstol, desanimado por tener dificultades para convertir al cristianismo a los habitantes de la zona, fue visitado por la Virgen que vino en una embarcación y parte de la misma quedó petrificada frente a la iglesia. La piedra más grande de ellas ¬la Pedra Abaladoira¬ pesa más de sesenta toneladas y dicen que se mueve y hasta produce un leve gemido cuando se sube a ella alguien que esté totalmente libre de pecado. Son tradiciones de los pueblos.

A Pedra Abaladoira¬ de Muxia hoy, un reclamo turístico importante.

La villa de Muxía forma con 14 parroquias, un ayuntamiento de 2.000 edificios y 7.606 habitantes. Situada en la costa del Atlántico, produce cereales, frutas, lino y patatas; cría ganado vacuno y de cerda; tiene industria de tejidos y de encajes, tan estimados fuera de Galicia y la pesca y sus derivados constituyen una riqueza con la explotación del congrio fresco y langostas. Dando frente a la inmensidad del mar, está en un peñascal el Santuario de la Virgen de la Barca, que avanza dividiendo la ensenada y playa de Lourido y el seno que forma la ría de Camariñas. Próxima al Santuario famoso y a unos 50 metros está la prodigiosa piedra vacilante llamada a barca, que es una interesante pedra abaladoira, formada de una mole de granito de 8,70 metros de largo por 6,91 de ancho y 0,3 de alto, de la misma clase que las grandes rocas en que sobre las que está. Esta prodigiosa barca ha sido descrita en verso por el licenciado Molina, cantada por los poetas de la tierra, y la musa popular también quiso solazarse loando a Nosa Señora da Barca.



Pero para colmo de maravillas, y según Cunqueiro, esta piedra abaladoira del Santuario de Nosa Señora de Barca también "falaba", o sea que hablaba, diciendo sí o no. Por esta sorprendente singularidad la susodicha piedra había sido utilizada en la Edad Media como artefacto en que practicar ciertas "ordalías". En casos que la justicia tenía que resolver, una vez agotados todos los métodos meramente humanos, recurría a la maravillosa piedra, consultándola en su porfía por averiguar la verdad. La piedra abaladoira de Nosa Señora de Barca emitía un veredicto, según el decir de los antiguos gallegos, respondiendo "sí" o "no" a las preguntas que le lanzaban los fiscales. También contaba la leyenda autóctona que Nosa Señora de Barca había surcado los mares desde el confín del mundo, embarcada en aquella piedra flotante a la que los ángeles hacían de remeros, hasta encallar en la costa de Muxía. El poeta granadino Federico García Lorca compuso un poema, en lengua gallega, a Nosa Señora de Barca.
La piedra de Croclaugh, en Irlanda, no se limitaba a decir: "Sí, sí" o "No, no" que era el lenguaje que Jesucristo nos recomendó en el Evangelio, y que el Cid Campeador escogió como lema de su espada victoriosa. La piedra insular de Croclaugh hablaba, y lo hacía en gaélico literario, según el decir de las buenas gentes de Donegal que además de soplarle a la gaita, eran grandísimos sopladores de jarras colmadas de güisqui a las que no hacían ningún remilgo. Y a las leyendas más fantásticas que tienen por protagonista a la piedra de Croclaugh del Donegal, se mezcla la usanza de derramar sobre ella agua, leche o cerveza en libaciones.

No sólo son la hermosa y hermana Galicia de Breogán y la verde Eirín de las Arpas, países en que la tradición celta se ha conservado en estado casi puro, los venerables solares en que se balancean las antiquísimas piedras oscilantes, abaladoiras, balanzariegas... En Francia, país en que la celticidad es un factor tan importante, también las encontramos. Es otra vez Cunqueiro quien nos pone sobre la pista de la piedra que había de antiguo en las inmediaciones de la abadía benedictina de Sainte-Marie de la Pierre-qui-Vire, (Santa María de la Piedra-Que-Vira, en traducción literal).

Sánchez Dragó, Fernando, también nos proporciona datos sobre las piedras balanzariegas, que él llama "oscilantes", en su libro "Gárgoris y Habidis", este erudito escritor, tampoco se ahorra audaces teorías sobre el origen pagano, amén de las connotaciones mágicas de estas piedras.

Al igual que la piedra balanzariega del Santuario de la Virgen de la Cabeza en la meridional provincia de Jaén, la mole pétrea más arriba citada de Nosa Señora de Barca, en Muxía, se emplazaba en los extramuros de la ermita de Nosa Señora. La piedra de Muxía, al igual que la de Andujar, era visitada por los romeros de la Virgen en la romería mariana, que tenía lugar allá en septiembre, y los gallegos devotos bailaban sobre ella la muñeira, sin que sepamos si los devotos de la Virgen de la Cabeza danzaran alguna jota sobre el antiguo megalito de Sierra Morena.

Por lo que podemos extraer de la historiografía de nuestro Santuario del Cabezo, no sólo cabe localizar megalitos de este tipo en las partes septentrionales de Europa, por todo el mundo celebradas como celtas, como son Irlanda y Francia; al igual que en Sierra Morena, en otras partes de la Península Ibérica también se hallan megalitos semejantes: en el valle del Baztan (Navarra) hay una piedra que lleva el nombre de "Arrikulunka" y, como su nombre indica en vascuence, se mueve balanceándose; en Montánchez (provincia de Cáceres) y en otros lugares más como veremos.
El “cancho que se menea” o “la piedra bamboleante de Montánchez” era otra piedra con iguales características en tierras extremeñas.
La piedra bamboleante, llamada "el cancho que se menea", estaba situada en lo alto de un pico (llamado de la Cogolla) de la cordillera Oretana, cerca del hito que puso en aquella cúspide la Comisión de la triangulación geodésica, a 1000 metros de altura sobre el nivel del mar, y en punto distante a una legua de Montánchez.

El monumento se componía esencialmente de tres piedras de distintos tamaños, labradas, esto es, cortadas aunque imperfecta y groseramente, y colocadas y dispuestas en el orden y para el fin apetecido, con excelente resultado. Dichos tres elementos son: pedestal, plinto y cabeza o piedra bamboleantes propiamente dicha. El pedestal era cuadrangular, de 86 cm de altura y estaba un poco inclinado hacia un lado; el plinto era cuadrado, de 22 cm de altura por donde esta es mayor, para compensar la inclinación, y la piedra bamboleante ofrecía un perfil trapecial y medía 2,60 metros de altura, teniendo el total del monumento 3,68 metros. Las piedras eran graníticas como las que hay en toda la sierra y junto al monumento había otras piedras amontonadas que permitían desde encima de ellas empujar la gran piedra, oponiendo al principio alguna resistencia, pero luego que empieza a moverse, opone menos y disminuye la resistencia a medida que se van produciendo más oscilaciones, aumentándose la velocidad e inclinación hasta parecer que se va a caer sobre el que la mueve. Su aspecto y forma ensanchada por arriba, lo delgado del plinto sobre el pedestal y éste, daban la impresión de un incorrecto busto humano, lo que ha sugerido la idea de que pudiera ser un ídolo que mueve la cabeza sobre sus hombros y domina aquella grandísima extensión.


Dos fotos de la piedra que se menea o bamboleante de Montánchez. Desaparecida por igual motivo de la Guerra Civil en 1937.

La "piedra bamboleante", que resistió los vendavales y huracanes que con furia azotaron la montaña por tantos miles de años, tuvo un final nefasto el día 19 de junio de 1937, en el que había desplazadas en la sierra dos compañías del Regimiento de Las Navas. La primera compañía, comandada por el alférez Félix Alejandro Bartolomé Ingelmo estaba en el punto cumbre, a mil metros de altura, donde estaba emplazada la "piedra oscilante"; la hicieron oscilar fácilmente, obedeciendo el cancho a su requerimiento, pero los soldados que estaban acostumbrados a la obediencia ciega de sus jefes y oficiales y para probar, sin duda, que sabían derrocar piedras milenarias, deliberaron entre sí, si la piedra podía y debía derrocarse, con la resolución de la caída de la piedra, el derribo del coloso, y así probar, sin duda "su valentía".

Otra piedra similar a la del Cerro del Cabezo es la piedra oscilante o caballera en Arroba de los Montes.  Veamos las características de “La Piedra Caballera de Arroba de los Montes”

La Piedra Caballera está formada por una roca ovalada de 2 metros de longitud y 1 metro de ancho. Parece estar colocada en un equilibrio perfecto sobre las peñas, ya que no parece ser casual la situación de esta roca.
Esta piedra grande y toscamente tallada, erguida en solitario o combinada con las otras para formar una estructura, se erigía en Europa Occidental entre el Neolítico y la Edad del Bronce con fines religiosos, de enterramiento o como monumentos conmemorativos de sucesos destacados y parece confirmar las construcciones adyacentes.

Para la mentalidad actual sin nuestra maquinas o grúas ven estas construcciones como meros accidentes naturales. En épocas anteriores el hombre aprovecha los accidentes del terreno, con palancas y con la colaboración de todos los miembros de la tribu realizarían con ingenio y con tiempo todo el conjunto.

Las funciones de este tipo de piedras han sido variadas según las diferentes culturas pero con un nexo común a todas ellas: su movimiento era indicativo de una determinada cualidad. Así, los celtas consideraban las piedras oscilantes como elementos cargados de fortaleza y resistencia, empleadas en los rituales religiosos para proteger a los hombres de las enfermedades y proporcionarles esa fuerza que ellas mismas poseían. Muchos pueblos del norte de la península Ibérica, han mantenido la creencia en el poder de esta piedras para presagiar acontecimientos o desgracias.

Otra posibilidad es que  los pobladores de aquellas épocas cuando llegara el solsticio de invierno, movieran la piedra caballera para “despertar al sol”. Con pesos en una punta de la piedra  y en otra levantando, moverían la piedra para despertar  a la tierra ya que cada vez, los días solares son mas cortos. El día mas corto del año vendría marcado en una proyección solar a las 12 horas solar que correspondería a la Cabeza de la Sierra del Hontanar.


 Detalle de la Piedra Caballera u Oscilante de Arroba

Otra piedra caballera, esta en la Paramera de Ávila.

La piedra escrita, que encontramos en la carretera de Andujar al Santuario, nos predispone a lo que vamos a ver y nos recuerda, a la vuelta, de aquello que hemos visto, en este poema:

Parad caminantes, que os habla esa piedra,
Es Sierra de Andujar, gloria de las sierras,
Breñal encantado de Sierra Morena…
Efluvios divinos, el alma penetran,
Mirando esa cumbre de la Virgen Reina,
Que un templo de roca quiso hacer en ella.
La Jara es su incienso, altares, las crestas,
y lámparas suyas todas las estrellas,
Por eso viajero, que a este sitio llega,
por lejos que vaya el alma aquí deja.




Granada, 12 de Agosto de 2012.
                    Setecientos ochenta y cinco aniversario de la Aparición de la Virgen de la Cabeza.

   Pedro Galán Galán.   




44 comentarios:

Juan Jose Morales Bermejo dijo...

Primante una vez mas te superas. Interesantísimo articulo un abrazo

Jesús Nuevo Doncel dijo...

Pedro, muchas gracias por tu reciente artículo, que me ha proporcionado un rato muy agradable de lectura. Viene bien para serenar el ánimo un rato de aire fresco de Sierra Morena, entre tanto cabreo permanente por Mas, Montoro, Mouriño... y la compañía Pujol, que nos amargan la vida a diario.
Un abrazo.
Jesús

Aurelia dijo...

Pedro, interesante lo de la piedra oscilante y otros testimonios que he podido leer en este precioso artículo. Me parece estupendo que se recoja la historia y monumentos de La Higuera, un pueblo hasta ahora desconocido para muchos de nosotros, que estoy empezando a conocer y querer por tus escritos. Se tendría que hacer también de otros muchos lugares, porque enriquecen las tradiciones, el conocimiento de nosotros mismos y el arte de esta querida tierra nuestra, tan necesitada de ello. Gracias. Un abrazo. Aurelia

Antonio Aparicio dijo...

Gracias Pedro por tu interesante artículo. La Naturaleza nos regala y asombra con fenómenos que nos parecen increíbles, este que tu relatas en tu escrito es uno de ellos. Luego la historia nos los hace llegar en algún momento y la historia misma y sus acontecimientos, mas o menos tristes, como el motivo de la desaparición de vuestra peña, también es la responsable de que solo la podamos conocer por anteriores cronistas contemporáneos al fenómeno.
Muy interesante tu escrito. Con él estás haciendo posible que algunas personas actuales, como es mi caso, se enteren que existió tan curioso fenómeno y también que siga viva la memoria de su existencia. Igualmente de agradecer ese amplio catálogo de piedras oscilantes de las que nos informas.
Un fuerte abrazo
Antonio Aparicio

Tere Cañizo Espeso dijo...

Pedro, ¡ que lectura tan interesante y que bien documentado aparece el artículo !, me gustan sobre todo las fotos tan bonitas. Menuda historia tiene todo el entorno del Santuario, mucha gente no la conocerá como me ha ocurrido a mi misma. Desconocía toda esta historia al margen de las reseñas generales que se dan cuando estudiamos estos hechos históricos de la Guerra Civil. Te agradezco mucho y muy sinceramente lo que escribes en el blog. Ello me despierta desde nuestro querido Santander un interés alto por conocer esas tierras andaluzas, tan esplendidas por las bellezas naturales que encierran y por ser tierras con tanta vida. Muchas gracias y un abrazo.
Tere Cañizo Espeso

Encarnación Rivero dijo...

Pedro, tu artículo lo he leído de principio a fin, como siempre, atraída por el interés que despierta todo lo que publicas. Este artículo sobre la Piedra Oscilante del Santuario, me ha resultado doblemente interesante, tanto por las buenas fuentes utilizadas (Manuel de Salcedo Olid, 1677), como por la amplitud de detalles, los textos de Álvaro Cunqueiro y Sánchez Drago, etc. Este artículo te ha quedado especialmente redondo en muchos aspectos, me alegra tener familia tan inquieta por la historia. Ánimo con la investigación histórica, es un trabajo precioso, que siempre sirve para comprender el pasado y explicar el presente a muchas nuevas generaciones. Este nuevo entretenimiento que de forma tan satisfactoria te has tomado de un tiempo a esta parte, te mantendrá muy ocupado e ensimismado en la búsqueda de los nuevos temas a desarrollar en próximos artículos. Es un continuo de búsqueda y reflexión sobre todo lo leído, que mantiene la mente siempre activa, cosa que en cierta edad conviene mantener para que las neuronas sigan trabajando por muchos años. Ese es mi deseo.
Muchos besos.

Antonio dijo...

¡ENHORABUENA!. Tu artículo sobre la colosal piedra oscilante en el Santuario de la Virgen de la Cabeza lo he encontrado muy interesante, amén del gran trabajo de investigación que has realizado.
Espero continúes deleitándonos con tus aportaciones, con el cariño que le profesas a tu tierra. Un abrazo, Antonio.

Manuel dijo...

Menéndez y Pelayo dictaminó que la litolatría es la forma más antigua del culto naturalista. Esto es, que el primer objeto de veneración fue una roca: una roca real. Respetando, como es debido, la doctrina de los especialistas, y dando por supuesto que en estas piedras para nada ha intervenido la mano del hombre, no por eso puede mirarlas con indiferencia el historiador de las religiones y sabemos por el testimonio de San Martín Bracarense, que entre los rústicos de Galicia persistía aún en el siglo VI, sin que se haga distinción entre rocas naturales y artificiales. Así como el hombre paleolítico aprovechó las grutas naturales para hacer de ellas su morada y el taller de su arte y cubrir sus paredes de representaciones zoolátricas; y el hombre neolítico convirtió las cavernas en sepulturas antes de crear su arquitectura fúnebre, es muy natural que aprovechase como altares o como oráculos las piedras fitas o hincadas que tanto abundan en la nomenclatura geográfica de la Península, y las vacilantes u oscilatorias. El pueblo mismo ve algo de misterioso en estas rocas, como lo prueban los nombres de pena d'o altar y penas d'os gigantes y d'os gentils que han dado a algunas de ellas, y las raras tradiciones que de otras consignan autores antiguos, prescindiendo de los modernos que pueden ser sospechosos de adulteración literaria. D. Mauro Castellá Ferrer, que publicó en 1607 su Historia del Apóstol Santiago, registra haberse reunido en el Campo de Mellid los gallegos para elegir caudillo que los guiase contra los moros que exigían el tributo de las cien doncellas. «Y sobre una gran piedra que estaba en medio del campo, de que poco ha se ha hecho el altar de la ermita de San Sebastián, que está a la entrada de la villa, echaron suertes con unos dados.» Aquella piedra debía de estar consagrada a la adivinación desde antiguo, y sin duda para borrar el recuerdo de ello fue aprovechada como ara de altar en la vecina ermita. Todavía es más notable la bárbara superstición que el P. Sarmiento nos cuenta de cierta roca que estaba al pie de la ermita de San Guillermo, en Finisterre. «Era como pila o cama de piedra en la cual se echaban a dormir marido y mujer que por estériles recurrían al santo y a aquella ermita, y allí, delante del santo, engendraban, y por ser cosa tan indecorosa, se mandó por visita (episcopal) quitar aquella gran piedra, pilón o cama, y se quitó el concurso.» Son muchas las rocas a que en diversos países se atribuye la virtud de hacer fecundas a las mujeres estériles. Abundan en Galicia las piedras oscilatorias, llamadas allí pedras d'embade, moventes, abaladoiras, cabaladas o cabaleiradas, y algunas de ellas han sido cristianizadas con piadosas leyendas. La más célebre es el inmenso bloque de Mugía (Piedra de la Virgen de la Barca), que está descripta en estos términos por un anónimo peregrino alemán en 1446. «Desde Finisterre pasé a la Barca de Nuestra amada Virgen María, que es sin duda la cosa más estupenda y milagrosa que en todo mi viaje vi. Es de piedra, de una solo pieza muy grande, cerca de ella hay otra, a manera de mástil, que podrá tener de largo como unos quince klasters y cada klaster unos seis pies. Es tan grande este mástil y pesa tanto, que veinte bueyes podrían apenas moverle de su sitio; y, sin embargo de esto, si algún peregrino se acerca a él puede moverle con un dedo solo, sin la menor dificultad. Para eso es preciso que el hombre que la mueve no esté en pecado mortal, porque si lo está, o si ha sido excomulgado y no ha hecho penitencia, de ninguna manera puede hacer que se mueva el tal mástil. Muchos van allí, hasta niños de pocos años a quienes he visto hacer lo que otros no pueden. Yo mismo moví aquella
enorme piedra con la mayor facilidad, cosa para mí asombrosa.»
Tomado de “Historia de los Heterodoxos españoles” de D. Marcelino Menéndez Pelayo.

Luis dijo...

A lo largo de la historia, prácticamente todas las civilizaciones han hecho uso de la sacralidad de las piedras. De este modo en la antigua Grecia, exactamente en Quersoneso, ya en el año 405 a.C. se adoraba una piedra que decían haber caído del cielo; más tarde, en el siglo II d. C., Pausanias habla de unas piedras sagradas situadas en el interior de los templos, con forma piramidal y coronadas con cabezas de divinidades. Dentro de la religión romana, el dios Terminus era el protector de los límites y su origen está en el culto a las piedras destinadas a marcar los límites en la religión indoeuropea, factor que nos permite descubrir su vinculación con las actuales cruces de término.
A su vez, para los árabes el Betilo era una piedra sagrada, entendida como la casa de dios y venerada en época anterior a Mahoma. En Siria, el Betelio se encontraba en un lugar oculto de los recintos sagrados, como piedra cónica que representa el Elagábal.
El pueblo egipcio adoraba el Cipo de Horus (o estatua sanadora) estela sostenida por un hombre en posición oferente con una inscripción, a modo de conjuro, para curar la picadura de escorpión o serpiente. La figura solía ir colocada sobre un pedestal, con un pequeño surco que servía para recoger el agua de lluvia, que al pasar por la estela adquiría poderes mágicos. El agua así obtenida, era empleada para curar a las personas que habían sufrido la picadura de una serpiente o de un escorpión. Si observamos este ritual posee una gran similitud con el que actualmente se practica en algunas regiones del norte peninsular, donde las piedras “sanadoras” almacenan agua en sus huecos para ser utilizada con esta función; lo mismo que ciertos cruceros, que poseen pequeños pocillos horadados en el pedestal con igual intencionalidad.
Además de estos cultos, debemos mencionar aquellos rituales especiales que estuvieron dedicados a la piedra como materia. Muestra de ello son las covachas excavadas en la roca que se han encontrado próximas a algunas canteras del centro peninsular. Estos espacios presentan una chimenea y un altar, posiblemente empleado para algún tipo de ritual llevado a cabo por las gentes que trabajan la piedra, las cuales habrían desarrollado un tipo de religiosidad vinculada a los medios y recursos que les permitían la subsistencia.
Al igual que ocurrió con el resto de cultos paganos, el cristianismo adaptó el culto dado a las piedras a su religión y para ello superpuso las celebraciones de sus festividades a las antiguas, erigió ermitas junto a elementos paganos, colocó cruces sobre las piedras y las marcó con cruces incisas. De este modo, los espacios y elementos anteriormente mencionados fueron reutilizados por los cristianos, conviviendo en la mayoría de los casos símbolos paganos con cristianos. Un ejemplo de esta mezcla de elementos podemos verla en el yacimiento paleolítico de Buendía (Cuenca). Aquí observamos grandes cazoletas excavadas en la roca, destinadas a realizar sacrificios, junto a pequeños agujeros para recoger el agua de lluvia.
Hasta otro día, Luis

Fernando dijo...

Pedro, después de la lectura del artículo y los comentarios últimos, deseo hacer esta puntualización para ampliar en lo posible lo ya dicho:
La península de Arabia fue cuna del islamismo, una de las religiones más importantes del mundo actual. El ir y venir de los mercaderes, con el trasiego de mercancías, llevó a esta región, llamada Hedjaz, ideas de otros países y culturas que no dejaron de influir en los habitantes de los centros urbanos, antiguos beduinos vueltos sedentarios en su mayor parte, mientras las tribus de pastores nómadas se mostraban menos propicias a contactos e innovaciones. Entre las prácticas religiosas de las distintas tribus sobresalía, con carácter unificador, el culto a las piedras (litolatría), en especial a las "piedras divinas" o aerolitos, caídas del cielo, que también se hallan entre los primitivos hebreos (adoración de betilos).
En especial, las piedras eran objeto de veneración. En la ciudad de La Meca existía desde muy antiguo un santuario que centraba las peregrinaciones de los beduinos. Este santuario, de planta rectangular, con un gran patio central a cielo abierto, había ido recogiendo, con el tiempo, los ídolos de muchas tribus y familias, convirtiéndose en el panteón preislámico por excelencia. De todos estos ídolos, el más importante era una piedra basáltica negra, tal vez un aerolito, que constituía el gran fetiche de los joraichitas, a la que algunos identifican con Húbal, la divinidad principal.
El santuario mequés de la piedra negra o piedra sagrada ha perdurado hasta nuestros días tras sucesivas modificaciones; siendo la última importante la del siglo XVII. La planta del santuario propiamente dicho, rectangular, mide diez por doce metros. Todavía se conserva y venera la piedra basáltica, engastada en su extremo sur oriental, a metro y medio del nivel del suelo, y el pozo sagrado de Zamzam para las abluciones. Continúan practicándose viejas normas rituales de origen mágico. Y la Caaba sigue siendo centro obligado de visita en las peregrinaciones islámicas a La Meca.
Se conocían los sacrificios, en general de camellos, que tenían lugar en ciertas épocas del año en los santuarios tribales. Los fieles se reunían en ellos, se rapaban la cabeza en señal de penitencia y participaban en la comida ritual, comiendo de la carne del animal inmolado. Las procesiones y las vueltas en torno del santuario, con cánticos y aclamaciones, constituían el suplemento de estas ceremonias primitivas. No existía clase sacerdotal, aunque sí guardianes en los santuarios, y arúspices (sacerdotes de la antigua Roma que examinaba las entrañas de las víctimas para hacer presagios: Lat. haruspex) y adivinos que predecían el porvenir.
Con afecto, Fernando.

Tu amigo Rafael dijo...

Pedro, me permito hacer una pequeña aportación a modo de comentario, sobre el origen de la “Piedra Negra” objeto de culto en la religión islámica y las bases de su tradición religiosa actual.
La “Piedra Negra” es un meteorito de piedra basáltica, o de otro tipo de lava, de color rojo oscuro, aunque cromáticamente parece negra. Tiene una forma ovalada de unos 30 cms. de diámetro. Se encuentra en ciudad de La Meca, hoy perteneciente a Arabia Saudita. Su culto arranca desde la prehistoria, posiblemente desde hace 2.000 años antes de Cristo, fecha de su probable impacto de la piedra en la Tierra. Los beduinos, que practicaban la litolatría (tal como ha comentado Luis), rápidamente consideraron a la piedra como sagrada, y en medio de aquel espacio libre comenzaron a acampar para su veneración, organizando peregrinaciones o Haff. Levantaron un santuario su alrededor, La Ka’ba. Es llamada así por su forma cúbica o de dado, siguiendo la tradición constructiva sacra de los yemenitas del sur, con piedras escuadras grises, con unas dimensiones aproximadas de 12 m. de ancho x 13 m. de largo x 14 m. de alto.
El edificio de una cámara sin ventanas, sólo poseía una puerta. La incidencia de la forma cúbica obedece a una intención mística; simboliza los cuatro elementos cosmofísicos de la tierra, además de conferirle una sensación de solidez y permanencia. En enclave, además contaba con un factor económico importante. Situado al lado de un pozo agua potable “Zam Zam”, favoreció la afluencia de caravaneros, que con el tiempo configuraron transitadas rutas comerciales que constituyeron ferias en La Meca. La Ka’ba albergaba multitud de ídolos y tótems. Exactamente hasta 360, una deidad para adorar cada día del año lunar, en las que estaban incluidas las efigies del panteón beduino, “Las Hijas de Alá”. Esta adoración múltiple beneficiaba a los comerciantes, ya que así podrían satisfacer las necesidades religiosas de todos y congraciarse económicamente con todas las gentes visitantes de la feria.
El Hezjad estaba compuesto por una amalgama de habitantes procedentes tanto de la Arabia del Norte como la del Sur, que estaban en endémico conflicto entre sí. Los joraichitas (Banu Qurays), los de más poder económico, dominaban La Meca. Además de poseer la propiedad del pozo de agua potable, Zamzam, se encargaban del control de la Ka’ba.
Pero los joraichitas no ejercían en La Meca de sacerdotes en el sentido estricto de la palabra, si no de guardianes. Los enfrentamientos entre grupos humanos llegaban hasta el mismo santuario, por lo que los joraichitas cuidaban policialmente de que esto no fuera así. Para facilitarse su labor, instauraron la idea de meses sagrados, en los que estaban prohibidas las disputas. Y circunvalaron el recinto como lugar sagrado o Haram.
Los joraichitas, para legitimar su función religiosa, además de autoproclamarse descendientes de Ismael, buscaron entre, a través de personajes bíblicos, revalidación divina.
Para el origen divino de la Piedra Negra determinaron, que el arcángel Gabriel, después del Diluvio, entregó a Abraham la “piedra negra”, que previamente fue sacada del Paraíso por el primer hombre en la tierra, Adán. Zam Zam emanó gracias a la Piedad de Yahvé hacia Agar e Ismael, su bebé. Agar, la esposa de Abraham, reposó con su hijo Ismael tras haber sido conminada por el propio patriarca a que abandonara el hogar conyugal, en beneficio de la propia esposa legítima. Mientras caminaba por el desierto buscando agua, Yahvé se apiadó de la situación precaria de ambos, e hizo brotar agua del “Pozo de Zamzam”, o lo que es lo mismo, el “Pozo de la Piedad”. Y para atestiguar que así fue, los propios joraichitas aseguran de que estuvieron presentes en el momento de la donación del pozo Zam Zam a Agar.
Un abrazo, Rafael.

Una asidua lectora dijo...

La piedra toma importancia al descubrirse el fuego por el choque de las mismas. La litolatría se manifiesta también en la fe cristiana o roca del refugio, remontándonos al mismo nombre de Pedro (piedra). Se habla en la Biblia de la piedra de Jacob, la cual se había puesto por cabezal y después erigió como estela y sobre la cual derramo aceite. La piedra de David contra Goliat. La roca del monte Moria en la que se levanto el altar del templo del Rey Salomón; la piedra blanca del Apocalipsis y la roca eterna.
En muchos casos, el proceso de sacralización era sencillo: se recogían piedras de las tumbas de los santos o de los lugares en los que ellos vivieron y se conservaban como auténticos talismanes que proporcionaban salud y felicidad a su poseedor. En algunas localidades castellanas se recogían piedras el último domingo de Semana Santa, mientras tañían las campanas, para ser utilizadas en la curación de enfermos. Una de las más famosas es la quiastolita o piedra santa, porque su interior tiene forma de cruz, siempre se ha empleado para protegerse de las tormentas y contra el mal de ojo.

La piedra guarda en sí profundos secretos y abundantes leyendas. Muchas culturas han creído que algunas de ellas (incluso simples cantos rodados) tenían “virtud” y eran capaces de curar enfermedades o de conceder suerte al portador. Un ejemplo de ello lo representan las piedras manales utilizadas por los antiguos agricultores romanos a modo de amuleto para producir las lluvias, ya que pensaban que en ellas estaban reencarnados los benefactores dioses Manes o espíritus de difuntos.
Los amuletos de piedra, junto con los de hueso, pasan por ser los más primitivos de todos. Así, la "piedra de la leche", muy conocida en toda la provincia de León y otras zonas de España se la ponían en el pecho las madres que tenían bebés lactantes, colgada con una cinta, a fin de que sus pechos diesen abundante leche y no la estropeasen las brujas con sus maleficios.
Entre las numerosas piedras de virtud que existen, ocupa indiscutiblemente el primer lugar la llamada “piedra del rayo”, caída del cielo, circunstancia que le da un valor excepcional y muy superior al atribuido a cualquier otro mineral. Esta creencia es universal y común a todos los pueblos de Europa, desde Islandia (donde las llaman “piedras del trueno”) hasta Java (llamadas “dientes del rayo”) pasando por Hungría (calificadas de “flechas de Dios”). Si quieren averiguar si una piedra es o no de rayo existe un curioso método: “se la ata con un hilo de lana y se la suspende en el centro del hogar mientras arde la lumbre: si el hilo se quema y la piedra cae al suelo se trata de una falsa piedra de rayo y, al contrario: si el fuego no quema el hilo y la piedra se mantiene suspendida, ésta es una de las auténticas, puesto que su virtud inmuniza el hilo de las llamas”.
Hasta aquí la leyenda. Ahora algunos hechos concretos: las piedras del rayo son, sencillamente, concreciones de granos de arena fusionados por el efecto eléctrico del rayo. Este material dio origen a la construcción de hachas pulimentadas neolíticas porque los hombres primitivos creían que así estaban ungidas con los poderes del cielo.

Entre las piedras preciosa que más auge han tenido esta el cuarzo, el cual es utilizado aún hoy como resguardo por muchas personas, haciendo teorías de que la energía del cuarzo es maravillosa, tanto que protege de las malas influencias, como por la virtud de crear un ambiente armonioso, llegándose a hacer péndulos del mismo, como a colocarlas en lugares especiales en el hogar. Todo un mundo de fantasía al cual muchos se adhieren como crédulos fáciles y otros son totalmente escépticos e incrédulos.
Mi más sincera felicitación por los artículos, ánimo y a seguir en este espacio de todos. El número de visitas nuevas es buena prueba de su aceptación. Encantada de participar hoy por mí parte.
Saludos de una asidua lectora.

Un gallego en Andalucía dijo...

Quizá como legado de su pasado celta, en La Costa de la Muerte (Galicia) hay una serie de lugares, que por la riqueza legendaria que conservan, se puede afirmar que allí se practicaba algún tipo de culto pagano. Esta religiosidad pagana hace referencia sobre todo al culto a las piedras, como se puede comprobar en las leyendas sobre el Monte Pindo (en el Monte Pindo debido a la erosión, resulta fácil encontrar multitud de piedras de formas muy diversas, sobre todo en el denominado Valle Encantado o en el Chan da Mina), el Monte de San Guillerme (en Fisterra) y las Piedras de Muxía. Pero además aparecen otros cultos a elementos naturales, como el sol, el mar o las serpientes. Del Monte Pindo nos cuenta Sarmiento que oyó decir que los matrimonios estériles acudían allí para tener hijos, como sucedía con el monte de San Guillerme. Barreiro Barral opina que uno de los huecos de forma oblonga que hay en la piedra más alta del Monte Peñafiel podría ser la cama para los matrimonios estériles de los que nos habla Sarmiento.
Uno de los hechos que nos muestra la fuerza de estas antiguas divinidades es el interés que la iglesia católica puso en cristianizar estos lugares, lo que dio origen a santuarios tan importantes como el Cristo de Fisterra o la Virxe da Barca de Muxía.
La piedra, para los primitivos, era símbolo de la invariabilidad, a diferencia de otros elementos de la naturaleza sujetos a cambios. Por tener esa propiedad, transciende de la precaria cualidad humana, que también está sometida a este proceso de cambio, muerte y desaparición.
Pero la piedra tan sólo será objeto de adoración o culto en la medida que se relacione con un hecho trascendente que le otorgue sacralidad. Por lo tanto, no se adora a las piedras por el simple hecho de su constitución, sino por una simbología que representa debido a su forma, tamaño, origen, etc.
La importancia que tuvo el culto a las piedras en esta parte del noroeste peninsular no fue sólo debido a la variedad de formas que adquieren en estos lugares los granitos, sino por ser para los antiguos el fin de la tierra conocida; y según la creencia de los pueblos celtas, próximo al Alén, para quien el Más Allá, se encuentra en una isla de occidente, denominada Tierra de la Juventud, donde no se conocía la muerte y la felicidad era eterna.
Los intentos de la Iglesia católica para acabar con los cultos paganos fueron muchos; sin embargo, a pesar de las prohibiciones dictadas en concilios, homilías o amenazas de excomunión, no fueron capaces de terminar de una manera definitiva con estas creencias. Viendo el poco efecto que tenían las prohibiciones, la iglesia optó por cristianizarlos, dándole una versión cristiana a todo aquello que tenía un origen pagano.

A Pedra da Serpe de Gondomil (Corme), donde se representa la figura de una serpiente alada. Esta piedra podría ser un antiguo altar druídico, simbolizando el culto a la serpiente. Con motivo de su cristianización aparece una leyenda relacionada con San Hadrián, que es el santo patrón de la parroquia. Cuenta la leyenda que aquellas tierras estaban invadidas de serpientes y que, estando predicando por allí San Hadrián, pisó fuerte con su pie en el suelo y todas las serpientes escaparon encantadas para debajo de la piedra, desapareciendo así la terrible plaga que afectaba a la zona. Relacionada con esta leyenda está también la de San Hadrián de Malpica, donde se cuenta que este mismo santo, con su pie impidió que las serpientes pasaran a las Islas Sisargas.Por este motivo, según la tradición popular en estas islas no hay este tipo de reptil. Como señal de este hecho, en unas piedras que hay en la orilla del mar, cerca de la capilla, se encuentra grabada la serpiente que dejó petrificada el santo, así como la huella de su pie.
La piedra de Os Cadrís, de Muxía, es una de ellas, por la que la gente pasa nueve veces por debajo para curar las enfermedades de los riñones o los dolores de espalda.
Son curiosidades del pasado que me he permitido dar a conocer en estas latitudes a propósito de la piedra oscilante del Cabezo. Saludos.

Un gallego en Andalucía dijo...

Dentro de las leyendas gallegas destacan las que se refieren a los castros, es raro el castro que no conserva su leyenda. La mayor parte de ellas hacen alusión a sus habitantes, a la existencia de tesoros o a ciertos encantamientos.

"En tiempos remotos había en la cima de un castro, en el lugar de Os Castelos, una gran fortaleza perteneciente a un rico y valiente caballero, padre de una hermosa moza llamada Florinda.

En una de sus ausencias obligadas del dueño del castillo, llegó a las puertas un valiente mozo llamado Buserán. Era trovador de canciones gallegas de amor y guerra. Entró en la fortaleza, vio a Florinda y ambos se enamoraron.

Llegó el padre de Florinda de luchar de lejanas tierras y, conociendo los amoríos de su hija, expulsó al joven trovador y encerró a Florinda en un rincón de la fortaleza. Esta decisión, hizo que los dos mozos se quisieran más aún, y todas las noches Buserán dirigía a Florinda sus canciones desde los oteros de los alrededores.
El caballero, enfurecido, ordenó la persecución y muerte de Buserán. Así lo hicieron los criados. Cogieron a Buserán y lo tiraron desde lo alto de un peñasco a una furna de la costa, ahogando para siempre su voz.

Puesta en libertad Florinda y enterándose del trágico fin de Buserán, enloqueció y anduvo durante muchos días y noches por la orilla del mar llamando por su amado.
Una noche, un criado le dio al caballero la noticia de que vieran a su hija gritando en lo alto de la furna.

– ¿Donde estás Buserán?

Y desde lo más hondo del mar se escuchaban las canciones del trovador. De repente, una gigantesca ola, deshecha en espuma, subió por los acantilados y envolvió a Florinda, llevándola con ella al fondo de la furna. El lastimero eco de la voz de Buserán resonó durante muchos años, según aseguraban los pescadores que faenaban cerca de la furna (cueva situada en la base de un acantilado). Aún hoy se le atribuye al lugar la facultad de otorgar correspondencia de amor a todo aquel que se acerque a solicitarla.”
Del castro de Frixe (Muxía), los más viejos cuentan que fue hecho por los moros que lo habitaron y que en el castro había un túnel que comunicaba con una fuente, donde los moros iban a buscar agua. También se dice que hay un cura de oro enterrado.
Del castro de Mourín (Camariñas), se cuenta que había unas cuevas con un tesoro guardado por un moro; cierta vez, un hombre intentó hacerse con él, y a pesar de que pudo matar al mítico guardián, no pudo apoderarse del tesoro, puesto que las galerías se vinieron abajo.
Es un relato antiguo de mi Galicia natal. Saludos de un gallego en Andalucía.

Un ciudadano de hoy dijo...

Soy muy consciente de que al tomar el tema de la Historia del Asedio de la Virgen de la Cabeza, se opta por un camino difícil de salvar con éxito, cualquier opinión que se ejerza sobre cualquier cuestión relativa a la Guerra Civil en un país tan sumamente enfrentado cómo el nuestro, que después de setenta y cuatro años es incapaz de superar unos hechos que, pasados y enterrados siguen causando dolor y dividiendo a una parte anquilosada de la sociedad Española. La responsabilidad de los mayores apagará algún día los odios en las nuevas generaciones, que felizmente no vivieron la guerra.
Entiendo que hay que mirar la vida con pragmatismo, hay que mirar adelante en la vida y considero que lo poco que hay que recordar, hay que hacerlo con la perspectiva de utilizarlo para construir un camino de aceptación y comprensión de los hechos y no para rivalizar de nuevo y destruir la convivencia de los ciudadanos en este 2013.
Es necesario dedicarse a desgranar uno de los hechos más conocidos y a la vez menos documentados de la Guerra Civil Española.
El Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza fue un enfrentamiento encarnizado.
La imagen de la Virgen en Jaén es hoy de tal devoción y amor que, incluso aquellos que no creen en Dios se emocionan cuando la ven en su camarín.
Son los hechos de un acontecimiento que podría haber eclipsado al mismo Alcázar de Toledo, si no hubiera sido porque mientras que allí Moscardó pudo resistir, en Andujar, Cortés se dejó la piel en el intento.
Un ciudadano de hoy.

Un ciudadano de hoy dijo...

El Alzamiento fracasa en la provincia de Jaén. La provincia de Jaén no era de las más pobladas al inicio de las hostilidades. En sí apenas superaba los seiscientos mil habitantes dedicados casi en exclusiva al duro trabajo del campo y muy polarizados en consecuencia hacía la izquierda. A esto se añadía el hecho de que se mostraba el tópico latifundista. En Jaén, cómo en toda Andalucía el campo estaba en toda su extensión en manos de unos pocos y éstos, muy ricos y nadando en la opulencia más absoluta oprimían a unos jornaleros que, apenas subsistían del trabajo temporal que daba el campo estando, en su mayor parte inmersos en una pobreza y hambre difíciles de compatibilizar, con una paz social que se escapaba por momentos. Cómo únicos polos diferenciales se encontraba la cuenca minera de Sierra Morena, dedicada a la extracción de plomo y localizada en la zona de repoblación desde Santa Elena a Linares. Esto no hacía sin embargo que, las condiciones de trabajo, fueran distintas a los de los labriegos, si bien tenían más estabilidad, está se veía descompensada por unas condiciones pésimas de trabajo, mal remunerado y con constantes muertes y accidentes. Estos factores, unidos a la desidia de los "señoritos" a la hora de mejorar las condiciones laborales, hacían que el vivero de sindicalistas fuera fértil. Sólo la Federación de Trabajadores de la Tierra, afines a la Unión General de Trabajadores contaba con cincuenta y cinco mil afiliados muy cabreados. La CNT y la FAI, en su apogeo, juntaban trece mil seguidores más. No sólo el sindicalismo andaba bullendo en la provincia. La victoria del Frente Popular dio mecha a las esperanzas de una población masivamente afín al socialismo con unos ochenta mil afiliados al Partido Socialista Obrero Español y trece mil más repartidos entre el partido comunista y las Juventudes Socialistas Unificadas. Un polvorín que buscaba un reordenamiento de una República que se consideraba burguesa en una dictadura del proletariado afín a la Unión Soviética.
Un ciudadano de hoy.

Un ciudadano de hoy dijo...

Por toda la provincia se comenzó a notar la falta de respeto a la propiedad a raíz de la incipiente guerra. Los cortijos comenzaron a ser saqueados por toda la provincia sin que las fuerzas de orden público quisieran o pudieran hacer nada. Los asesinatos, los robos, las quemas de cosechas se convirtieron en el pan nuestro de cada día hasta mediados de Julio en que la situación, recrudecida, se tornaba insoportable e irreversible. Máxime cuando las fuerzas militares en la provincia se componían de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, no habiendo acuartelamientos del Ejército de renombre. Por parte de la Guardia de asalto, los efectivos, dirigidos hasta poco antes de iniciada la Guerra por el capitán de la guardia civil Rodríguez de Cueto se componían de unos cien hombres. Todos a favor de secundar y apoyar el alzamiento. Por parte del Benemérito instituto armado, los efectivos eran unas siete centenas agrupados en seis compañías distribuidas por toda la provincia y bajo al dirección del teniente coronel Pablo Iglesias Martínez. Los comandantes Nofuentes y Navarro serían sus lugartenientes y tendrían un papel fundamental en esta historia. De reciente destino, los mandos referidos no habían tenido tiempo de conocer los sentimientos de sus hombres en torno a la cascada de acontecimientos que se avecinaba, habiendo sido mandados a Jaén en la reorganización del instituto armado surgido de las Elecciones de Febrero del treinta y seis.
El hecho de ser relativamente novatos en el ejercicio del mando en la Provincia actuaría en favor de inhibirse de participar en el Alzamiento. El capitán de infantería Eduardo Gallo que, estando adscrito a la caja de reclutamiento, había comprometido medio millar de efectivos, actuaba de contacto con los rebeldes encontrándose en una difícil tesitura ante tal indecisión. El parte del Estado de Guerra, en poder del militar, ordenaba la entrega de armas a los paisanos a las tres de la tarde del día dieciocho de Julio. Ante la insistencia en secundar la revuelta, la reunión dilató la ejecución de dicho parte hasta últimas horas del Golpe, culminando en un rechazo frontal al mismo por parte del Gobernador Militar de Jaén, coronel Revuelta. Esto terminó con los titubeos de la Guardia Civil que se inclinó definitivamente por permanecer fiel a la legalidad y la República, encarnando ésta decisión el mismo teniente Coronel Iglesias. Un cohete certificaría, según las consignas la unión a los sublevados. Los civiles implicados, en corrillos diseminados por los alrededores de la Comandancia esperaban esa señal. Sólo recibieron la orden de disgregarse y volver a sus casas. La sublevación había fracasado en Jaén.
Un ciudadano de hoy.

Un ciudadano de hoy dijo...

Los acuartelamientos de la Guardia Civil acogieron con distinto humor la orden de mantenerse fiel a la República. A la orden del teniente coronel Iglesias de dar armas a los paisanos por orden gubernamental, algunos puestos se negaron o mostraron reticencias. Esto ocasionaría los primeros enfrentamientos entre la Guardia Civil y la población. A fin de evitar que estos choques fueran a mayores, se ordeno la concentración inmediata de los guardias en Jaén. En Andujar se habían concentrado ya bajo el mando del Capitán Antonio Reparaz y de igual modo la guarnición de Linares se había desplazado a Úbeda, concentrándose toda la tercera compañía evitando en lo posible los enfrentamientos armados con los paisanos en una situación que amenazaba con irse definitivamente de las manos en cualquier momento. Éste hecho dio pie a numerosas checas por todos los pueblos de la provincia que quedaron sin fuerzas de orden. Las venganzas políticas se fueron sucediendo en cada punto de la provincia donde los responsables del Orden Público dejaron el terreno expedito a los grupos incontrolados.
El Frente Popular vio, no obstante, éstas concentraciones cómo una amenaza latente. La Guardia Civil no era demasiado fiable para la República y aún se temía que secundaran el alzamiento. La solución más lógica fue disgregar a los concentrados enviándolos a los frentes de batalla. Así ochenta guardias de Úbeda y noventa de Andujar serían desplazados con carácter de urgencia a puestos lejos de la provincia. Además, en Andujar se ordenó enviar el resto de la guarnición, con familia y todo, al palacio de Lugar Nuevo, a unos veinte kilómetros de la ciudad donde quedarían reconcentrados y en espera de órdenes. Una vez adquirida cierta tranquilidad al hacer esto, el Frente Popular fijó sus ojos en la guarnición de Jaén. Se desplazarían en Agosto cincuenta guardias a Campillo de Arenas, en el límite con la provincia de Granada, y unos días después el teniente coronel Iglesias, con ciento cincuenta guardias más sería despachado a defender el frente en Alcalá la Real, donde quedaría al frente de todas las fuerzas militares y de paisanos de la localidad. Esto y el hecho de que los guardias patinaran con la situación de pertenecer a las órdenes de la República estando a favor del Alzamiento no tardó en provocar el paso de los primeros guardias a los pocos días de llegar a su nuevo destino. Por ésta razón el teniente coronel Iglesias perdería el mando en favor del comandante Navarro (recordemos que era lugarteniente de Iglesias). Esto no sirvió de nada. El capitán Amezcua haría una gestión que dejaría pasmadas a las autoridades Republicanas cuando, a los pocos días ciento treinta y dos guardias, dos oficiales y él mismo pegaban el bote dejando a Navarro con un marrón de tres pares de narices.
Un ciudadano de hoy.

Un ciudadano de hoy dijo...

La desconfianza y hostilidad hacía la Guardia Civil fue en aumento por parte de la República. Haciendo cuentas, sólo con la tropa de la capital y liberando a los favorables a la rebelión inclusos en la Cárcel provincial y en la prisión provisional sita en la Catedral sobraban para volcar la situación y hacer la capital hostil al Gobierno. La fatídica estación del Tío Raimundo tan famosa en tiempos recientes sería el destino de cientos de presos que, bajo el eufemismo de ser destinados a cárceles más seguras, se dejaron la piel bajo los fusilamientos de los milicianos. Este tren, conocido cómo "de la Muerte", sería quizás un claro predecesor de aquellos trenes que ya en tiempos de democracia segarían la vida de casi doscientos inocentes. Para los guardias civiles y sus familias se propusieron distintos destinos, en un claro objetivo de disgregar la amenaza latente. Ante ésta posibilidad y conscientes de que sólo unidos podrían garantizar su propia seguridad y la de sus familias los interesados se negaron a la readjudicación de puestos, solicitando en cambio el reasentamiento en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, a unos diez kilómetros de Lugar Nuevo y treinta y dos de Andujar. En tal lugar no habría problemas para dicho reasentamiento al albergar varias edificaciones pertenecientes a las cofradías y la misma servidumbre del Santuario. Éste hecho podría causar sorpresa ante la eventualidad de que el Gobierno aceptara la proposición de los guardias civiles. Nada más lejos de la verdad. El Frente Popular se quitaba así un problema mandando a la guardia civil lejos de los núcleos donde una eventual eclosión de rebelión pudiera actuar cómo catalizador de un levantamiento. Los guardias por su parte se quedaban todos juntos en un punto no demasiado lejano del frente nacional y en un punto alto relativamente fortificado y fácilmente defendible. Los guardias civiles de la columna Miaja, a los que se había destinado un buen número de efectivos y que tenían en mente pasarse en Córdoba tomaron la decisión de esperar, a fin de dar opción a los reasentados a pasarse una vez el frente de Córdoba avanzara hacía Jaén. Abastecidos y montados en trenes, los guardias civiles de Jaén y sus familias fueron montados en un tren que los dejaría en Andujar el dieciocho de Agosto.
Un ciudadano de hoy.

Un ciudadano de hoy dijo...

El veinticinco de agosto Reparaz cruzaría a Córdoba llevándose a doscientos guardias consigo y provocando el consecuente enfado en las altas esferas gubernativas. Santiago Cortés, a la sazón uno de los oficiales al mando de los reasentados y en continuo contacto con Reparaz acogería algunos días después a otros cincuenta guardias procedentes de Linares, desarmados y cómo todos, bajo sospecha. Cortés no perdía el tiempo y, ante la eventual necesidad de defender el Santuario, ideó, junto con Reparaz un sistema basado en cinco anillos concéntricos o sectores defendibles prestando especial atención a la defensa norte, menos abrupta y más fácilmente atacable. Al pasarse Reparaz a Córdoba la situación se complicó. El hecho de que fueran ya cerca de cuatrocientos guardias los que se habían pasado al bando nacional no hacía sino sospechar de las intenciones de la Guardia Civil que, a pesar de su buena disposición al pedir ser trasladados al Cerro no dejaban de mostrase ambiguos y no mostrar apasionamiento alguno en pasar a formar parte de las fuerzas republicanas. El nueve de septiembre Lino Tejada, nombrado enviado especial por parte del Gobernador Civil arriba a Andujar cómo encargado para conocer, de primera mano, la lealtad de los refugiados en el Cerro, disolver el campamento y reincorporarlos a las fuerzas activas o entregarlos a los tribunales militares. Nofuentes, al mando de las tropas del Cerro, despreció al enviado mediante una nota que éste recibió el doce de septiembre. En ella le dejaba patente que, por su edad, graduación y servicios podía irse a tomar por donde la espalda pierde su noble nombre. Esto dejaba meridianamente claro la predisposición de los guardias y el comienzo de las hostilidades. Hostilidades que, en principio y de forma suave se encarno en el lanzamiento de octavillas con el fin de minar la moral de los residentes y que la tropa depusiera a sus jefes del mando. Al poco tiempo, esto dio resultado. La tropa se desmoralizaba por momentos, el avance de tropas nacionales se había ralentizado quedando más lejos de lo que debiera esperase y el comandante Nofuentes decidió consultar sobre que hacer. Mientras los paisanos decidieron apoyar la causa nacional los guardias quedaron en su mayoría en un sepulcral silencio. El catorce de septiembre, acuciados por los panfletos una nueva reunión se celebra en el Santuario. En esa ocasión sólo los guardias fueron los únicos convocados, la decisión fue de evacuar el reducto, entregarse a las fuerzas republicanas y no alargar algo que no tenía visos de acabar bien.
Un ciudadano de hoy.

J.M. Camacho Calles dijo...

El Capitán Cortés no se decidía a abandonar el campamento. En sí sabía que aquello de salir era un suicidio. Lo mismo era quedarse en el Santuario y resistir. La diferencia era que arriba tendrían una oportunidad para pasarse si el frente de Córdoba avanzaba con la suficiente celeridad. A éstos pensamientos se unió el hecho de que, vigilando la explanada donde se organizaba, por la Guardia de Asalto la expedición de evacuación vio cómo, tras el primer convoy las mujeres se resistían a evacuar. Que una mujer hiciera lo que un hombre debiera hacer en razón a su género le resolvió el dilema. Acompañado por unos cuantos partidarios se abalanzó por la Calzada obligando, a punta de pistola a abandonar la evacuación. Se detuvo a los guardias de asalto y, a la vuelta, al comandante Nofuentes, asumiendo el mando el mismo Capitán Cortés. Ante la desesperanza en que los hombres de la primera expedición hubieran sido fusilados y sus mujeres violadas en cuanto salieron del Santuario, negoció el canje de los guardias retenidos en base a la entrega de éstos evacuados en la misma forma y estado en que salieron. Aquellos evacuados pertenecían a los puestos de El Tranco y Linares. Obviamente, éstos no se reintegraron y las autoridades republicanas siguieron lanzando octavillas para conseguir la rendición. En el tiempo, las octavillas fueron recrudeciendo el lenguaje e incluso se acompañaron de artefactos explosivos de poca potencia con carácter disuasor y de advertencia. Cada vez acudían más parlamentarios a negociar una rendición que no llegaba desde Jaén, enviado por un gobernador civil que veía cómo, por momentos, el pequeño problema del Santuario se iba haciendo cada vez mayor. Por contra, en el campamento la situación pintaba bastos. No todos la tenían consigo y, si bien los paisanos estaban firmemente convencidos de aguantar, los guardias eran los que más pegas ponían. Hacía poco tiempo que treinta y cinco guardias habían desertado del lugar y Cortés tomó la determinación de ordenar que se disparara a matar a todo aquel que osara salir del perímetro de seguridad. En Lugar Nuevo la cosa no iba mejor. Si bien parece que entre ambos campamentos la compenetración era total el hecho real es que entre el teniente Ruano, al cargo de Lugar Nuevo y el Capitán Cortés a cargo del Santuario tuvieron constantes desencuentros a la hora de planificar y actuar. Ésta actitud hizo que Cortés entregara el mando a un brigada, según testimonio de Juan Beltrán, tío del mismo teniente. Esto sucedería a mediados de septiembre cuando tal testigo, acercándose el mismo día diecisiete al puesto con la intención de hacerle recapacitar se lo encontró detenido. Más tarde el mismo Cortés declararía como veraz ésta situación, al confirmárselo al Sargento de la Guardia Civil José Garrido, nuevo enviado de los republicanos al asegurarle que el teniente había sido depuesto del mando y contado entre los detenidos. Así, poco a poco, Cortés iba a ir depurando a todos aquellos que, en el ejercicio del mando y en la defensa del Santuario pudieran ocasionarle problemas. El teniente Ruano no había conocido de manera previa a Cortés, al hallarse recién ingresado en la Guardia civil, por lo que aquella situación fue la primera en la que coincidieron. Según se puede suponer, Ruano, al haber sido designado por Reparaz como supremo jefe de la guarnición no aceptaba las órdenes de Cortés aún cuando aquel era superior en el mando. La destitución por insubordinación parece ser la más normal para justificar la detención. Ruano, de carácter soberbio sería descrito a posteriori por Nofuentes que lo describiría cómo un patán cuando, terminado el asedio pasó ante él con la cara baja cuando antes lo había tratado cómo a una porquería. Señalar que éste relato Nofuentes lo hace para limar asperezas para entrar, una vez liberado, en la Guardia Nacional Republicana.
J.M. Camacho Calles.

Santiago Rascón Tornero dijo...

Aquello, en principio parecía el Ejército mejicano de Pancho Villa. Cómo primer oficial, Cortés vería cómo su mando era reiterada y sistemáticamente puesto en duda. Cómo así mismo su persona, en cuanto oficial de la Benemérita se vería ninguneado al no solicitársele órdenes u opinión en determinados momentos. El doce de abril, por ejemplo y sin que supiera nada, se le presentan doscientas personas en el Santuario procedentes de Lugar Nuevo. El repliegue, organizado de manera unilateral por los acampados en Lugar Nuevo contaría con varías oleadas, la primera de las cuales, con el referido número de refugiados, arribaría a altas horas de la mañana. Cortés, en el cementerio no podía dar crédito a sus ojos. La marabunta humana que se le sobrevenía llegaba por que sí, sin que el hubiera ordenado ni sabido nada. Al día siguiente comunicó el hecho a Córdoba. Se referiría aún una vez más al día siguiente, el catorce, cayendo el mensaje en manos de la guarnición republicana. El teniente coronel Cordón al mando de dicha guarnición conocería así la pesadumbre de Cortés, que señalaba un empeoramiento notable en las condiciones de vida en el Santuario. Hacía exclusivamente responsable de aquel hecho, que ponía en un mal paso a todos los resistentes al oficial al mando. Es de reseñar que, en aquel momento, Cortés decide mezclar a todos los hombres, paisanos y guardias cómo un único cuerpo. Por contra, el oficial detenido, Ruano, lo hace para ser educado, según reseña en su comunicado Cortés, al considerarlo inmaduro en el ejercicio del mando. El veinticinco de septiembre, Lino Tejada cesa en su delegación cómo negociador. Antes de ello lo habrá intentado todo, panfletos, soflamas y muchísimas bombas, a cada cual más potente que irán desgastando la moral de los resistentes. Al mando de las operaciones de acoso y derribo se asumirá el comandante general de la columna de Andalucía, Hernández Sarabia. A él corresponderán las órdenes y estrategia para rendir un puesto declarado en rebeldía a la República. En su perímetro quedaban un total de doscientos treinta y tres combatientes para defender y una población de doscientos cuarenta mujeres, niños y ancianos en el Santuario, ochenta y cinco combatientes y doscientos treinta personas no aptas. En total Cortés se enfrentaba a lo inevitable con tan sólo trescientos veinte combatientes para proteger a casi un millar de indefensos.

Santiago Rascón Tornero.

Pedro José Checa Melgarejo dijo...

El Asedio se prolongaría por mas de siente meses en unas condiciones de vida y combate infrahumanas. Aislados en un promontorio rocoso en medio de Sierra Morena, los defensores tendrían que lidiar no sólo con un ejército mucho más nutrido en hombres, sino mejor pertrechado, organizado y preparado. Ellos carecían de todo lo más básico y sólo contaban con la ventaja de estar en alto, con lo que el movimiento de tropas era perfectamente visible. Por lo demás el tiempo corría en su contra y el prometido paso a las filas nacionales se vería ralentizado por la eficiencia de la columna de Andalucía en el combate. El operativo inicial por parte republicana rondaría unos mil quinientos hombres. Éstos, milicianos de los alrededores, equipados con fusiles y sin preparación militar se encontraban al mando del Capital de la Guardia de Asalto Agustín Cantón, de Jaén. Éste número de hombres sería sin embargo una ventaja para los sitiados, militares en su mayoría, mucho más disciplinados y preparados para el combate. Éste número, tanto de sitiadores cómo de sitiados será siempre orientativos pues las deserciones y bajas fueron constantes y sólo una exhumación de los cadáveres en el cementerio del Cerro podría arrojar algo de luz. No se sabe si están todos los que son pero si, se supone, que son todos los que están. Debemos tener en cuenta que el número de deserciones entre los combatientes fue constante, si bien aumento más al principio y final de la contienda. Lo paradójico es que, a la inversa y a pesar de las malas condiciones de los sitiados, hubo miembros de las fuerzas republicanas que se pasaron al bando de Cortés. Varios suboficiales y números tanto de la Guardia Civil cómo de la Guardia de Asalto que, además de compartir el funesto fin de los defensores, asegurarían a Cortés la existencia de más compañeros dispuestos a pasarse. Esto generaría un baile de cifras difícil de afinar por cuanto lo que hay en el Cementerio son fosas comunes y no hay registros fiables de personas de un lado a otro.
Pedro José Checa Melgarejo.

Mateo Toribio Serrano dijo...

Lo que si era evidente es que la situación se agravaba. No se podía permitir permanentemente el paso de personas de abajo a arriba, pues no había alimento para tanta gente, y a tal fin en noviembre Cortés tuvo que comenzar a desechar las propuestas de adhesión. Fueron momentos precarios en que Cortés tuvo que derivar los esfuerzos de la tropa que pretendía pasarse a actuar de quinta columna, bien saboteando al Ejército Republicano, bien actuando para tomar Jaén. Del mismo modo, tuvo que ir rechazando el dar asilo a los grupos de personas que se incorporaban, un día recibió un contingente de personas, más de doscientos procedentes de Fuencaliente, en Ciudad Real donde sufrían persecución. El ambiente en el campamento era irrespirable y todas las peores cosas que una persona pueda imaginar en un momento de apretura eran la moneda corriente en aquel lugar. Desvalidos, sin ropa y sin saber, a ciencia cierta, cual sería el desenlace de aquel sitio, los defensores se obcecaban en mantener la moral alta y no dudo que estos gestos de adhesión en cierto modo quebrantaban la monotonía y elevaban la moral de los asediados. Los republicanos querían romper esa moral, pues sabían que un sitio se mantiene, más que por las fuerzas que lo surten, por las ganas de resistir que se tengan. Tener mujeres y niños no era demasiada buena prensa y se propusieron quebrantar la moral empezando por cortar todo contacto con la zona nacional. Puesto que la radio de la comandancia había sido requisada por las fuerzas leales, las comunicaciones con el frente nacional se hacían mediante un receptor modificado, éste se alimentaba por la electricidad de un generador situado cerca del Camarín. En el se comenzaron a emplear los leales cómo medio para vencer la moral del enemigo.

Una vez destruido el equipo de radio, la incomunicación supuso una nueva traba en el discurrir de la vida en el Santuario. La esperanza de una ofensiva que los liberara se hacía más difusa con el discurrir de los días. Las esperanzas iniciales de que los cuatrocientos guardias que se habían pasado a los nacionales intercedieran para recuperar el Santuario donde muchos tenían a sus familiares se vino abajo una vez se conoció que los planes de Franco eran avanzar lo más rápidamente posible a Madrid, en una suerte de guerra relámpago que, cómo sabemos, no se pudo llevar a cabo. Los efectivos que quedaron atrás, a las órdenes de Queipo de Llano eran insuficientes para una ofensiva rápida y eficiente con el objetivo de librar al Santuario. En la Campaña de la Aceituna no obstante, el General consiguió avanzar hasta Lopera y Porcuna, visibles desde el Santuario. Así se pudo suplir la radio por heliógrafo, restableciendo en precario la comunicación que se veía complementada por el uso de palomas mensajeras con mensajes encriptados. Así supo Cortés que los cuatrocientos guardias en los que basaba sus esperanzas habían sido diseminados por todos los frentes nacionales con lo que llegar al Santuario sería, al menos de forma inmediata, imposible.
Mateo Toribio Serrano.

Juan Pedro Reche Chamocho dijo...

Carlos Haya, aviador experto de la Aviación Nacional, sería también una de las figuras más destacadas del Asedio. El hecho de que el aislamiento del Santuario fuera prácticamente total, hacía difícil el aprovisionamiento que debía alimentar, vestir y municionar a un contingente de mil personas, todo éste abastecimiento debió hacerse, de manera forzosa por aire. Lo que hacía más difícil la situación es que los aeródromos más cercanos estaban en Córdoba y Sevilla. Por ello Haya tuvo que realizar sus aprovisionamientos forzosamente de noche. A fin de evitar a las fuerzas republicanas y rentabilizar al máximo los envíos tuvo que ingeniarse varios métodos para garantizar que si no toda, la mayor parte de la carga llegara, en buenas condiciones, a sus destinatarios. Para ello reforzó su DC-2 aligerándolo en lo posible para aumentar la carga y aumentando la potencia de sus motores. Además añadió toda una panoplia de sistemas para mejorar la entrega, desde acorchamiento con dobles sacos al empleo de pavos que, planeando, llegaban al Santuario depositando las cargas más delicadas. De las 157 salidas que abastecieron al campamento Haya lideró 70 por lo que recibiría la Cruz Laureada de San Fernando en el año mil novecientos cuarenta y dos. Aún así y a pesar de su buena voluntad, el sistema de abastecimiento era insuficiente para el suministro a tan crecida población. Los setecientos cincuenta kilos de pan y trescientos de legumbre o patata que se precisaban para una ración mínima eran imposibles de abastecer por vía aérea. Se comenzó a cubrir esta carencia con el aditamento a la dieta de animales y frutos silvestres en el área circundante del Santuario. El hecho de que el invierno se adviniera y que lo poco comestible en derredor de la zona se extinguiera motivó que la desesperación hiciera a algunos de los habitantes el probar con hierbas desconocidas. Miguel Chamorro y sus dos hijas morirían por ésta causa en febrero del treinta y siete. A parte de estas carencias, entre los sitiados empezaron a aparecer enfermedades motivadas por el frío y las condiciones insalubres en el Santuario. El hecho de que la población creyera en Agosto, cuando se produjo el traslado, que la estancia sería corta, hizo que en el aprovisionamiento inicial no se tuviera en cuenta el abrigo para una estación invernal que no esperaban pasar en aquellas condiciones. Un otoño-invierno particularmente lluvioso y unas instalaciones precarias, pues los obuses republicanos habían reducido el Santuario a escombros, manteniéndose apenas algunas partes en pie supusieron un hándicap añadido a una situación ya de por sí desesperante.
Juan Pedro Reche Chamocho.

Federico Escavias Mesa dijo...

El particular Guernica Republicano se dio, sin duda, en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. La incipiente aviación militar republicana y nacional hicieron sus pinitos en éste conflicto mientras la artillería fue la protagonista indiscutible de una batalla que no fue tal. Los Defensores apenas tenían sus armas automáticas y lo poco suministrado por aire merced a los envíos llevados por Haya. Así, si al principio la artillería se usó para amenazar al final fue un elemento machacante para las vidas y la moral de los sitiados. Las demostraciones de fuerza tanto de la aviación cómo de la artillería fueron devastadoras. Esos medios que reducirían a escombros la casa de la Morenita, se unirían a los primeros ataques ordenados por Tejada a mediados de Septiembre y efectuados con aparatos procedentes de los aeródromos de Andujar y Baeza. De reseñar que en esos primitivos ataques, el brigada de Carabineros Juan Molina tendría el dudoso honor de convertirse en la primera victima mortal del enfrentamiento, siendo además, el primer inquilino del cementerio que, a partir de aquel día, se convertiría en el melancólico lugar en el que reposarían muchos de los defensores. Los bombardeos por aire fueron irregulares no obstante. Las condiciones meteorológicas y las condiciones de la guerra no permitían tener siempre una disponibilidad total para bombardear la posición. Para suplir ésta carencia, el Ejército Republicano fue, con el paso del tiempo, desplazando piezas de artillería con el que machacar, día sí y día también, con algunos de clama según se terciara. Lo curioso es que, cómo la aviación, las piezas de artillería se iban moviendo a los frentes de los leales según necesidades, con lo que se puede suponer que el Cerro si bien era un grano incómodo, no parecía ser un objetivo más allá de la molesta insistencia de los defensores en resistir. Aún así, la inteligencia detectó que Queipo de Llano seguía avanzando por la zona de Lopera, lo que se interpretaría cómo un intento de liberar el Santuario, por lo que se reforzaría la posición con piezas de artillería estables, incorporando incluso una batería del 10, 5 a fin de batir todo el lateral norte del Santuario para forzar la rendición de una población que no podría encontrar resguardo ante un eventual ataque de la aviación.
Federico Escavias Mesa.

José Luis Herrador Escobar dijo...

El ridículo rodeó en todo momento las posiciones republicanas. Ante un enemigo exhausto, hambriento y armado sólo con fusiles, los leales fracasaron en su intento de tomar el Cerro el día de los Santos del treinta y seis. En éste ataque que tuvo una participación desmesurada de nueve aparatos, abundante fuego de artillería y fusilería sobre una posición derruida y en escombros llevó a la conclusión a los sitiadores que no estaban dando suficiente caña. El cinco de noviembre llegan dos piezas de 12´40 a la zona llamada Casa de Orti, empezando a machacar lo que queda del Santuario. No parece ser suficiente y se emplaza, para forzar una resolución rápida del conflicto una nueva batería de 7,5 que se añade al bombardeo ya de por si intenso. El resultado de tan intenso y a la vez inútil bombardeo fue que los leales sólo pudieran ocupar escasas zonas machacadas intensamente por los bombardeos. Si bien hubo unos veinte muertos entre los asediados, la moral de éstos se reforzará por el hecho de que el ejército republicano sabe ahora que, para terminar el asedio es absolutamente preciso tomar el Cerro ocupado por la cuarta sección. En enero los sitiados tienen un leve respiro pues las necesidades de la Guerra obligan a los republicanos a disminuir el efectivo sito en la zona. Así los efectivos no llegaran a cuatrocientos entre cuadros de mando, milicianos y guardias de asalto con una batería de 11,5. Calentitos, bien equipados y pertrechados mientras los de arriba las van a pasar canutas durante, al menos, cinco meses más.
José Luis Herrador Escobar.

Javier Palomino Espejo dijo...

Para entender los desmanes de éste Asedio hay que comprender que el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza está en un promontorio rocoso en el centro de lo que hoy es el parque natural de Sierra Morena, mal comunicado y sin interés estratégico alguno para ninguno de los dos bandos al estar lejos de cualquier probable posición valiosa. La población residente en aquel momento era eminentemente civil, el efectivo militar estaba mal armado y suministrado y el hecho de que la vía de acceso hasta Andujar sea un camino tortuoso y mal asfaltado no permitiría una ofensiva exitosa ni contra Andujar ni contra ninguna otra posición militar. Lamentablemente el ejército republicano no tenía interés militar en acabar con el Santuario sino propagandístico. El hecho ampliamente cubierto por la empresa de que el Alcazar de Toledo hubiera resistido la embestida del ejército republicano hacía necesario contrarrestar aquella mala prensa fuera al precio que fuera. El Asedio se estaba convirtiendo en un problema mucho más serio de lo que pudiera parecer para el ejército republicano que veía cómo el ridículo se cernía sobre el, al tomar en la prensa nacional e internacional el hecho de que Cortés y los suyos resistieran, desde aquellos riscos, sin más defensa que la moral y la Fe ciega en que serían rescatados mas pronto que tarde. En un ejercito en retroceso que mantenía a duras penas Madrid, se dio un punto de inflexión cuando, conquistando Guadalajara a las tropas italianas que la defendían los republicanos sitos en el Santuario se vieron ávidos de moral en un mes de marzo, inicio de primavera en que el campamento yacía más muerto que vivo.
Javier Palomino Espejo.

Paco Casado Marín dijo...

El Santuario no sería otro Alcázar ni Oviedo y a ello se emplearían desde aquel momento con rigor los desplazados a aquella nueva Numancia. A todo esto se uniría el afán del nuevo jefe del Ejército de Andalucía Gaspar Morales por demostrar la nueva eficiencia del Ejército Republicano, reorganizado en los primeros meses y constituido en Brigadas Mixtas y Divisiones, tomándose la decisión en los primeros días de Marzo de terminar definitivamente con el Santuario y lo que supone. Entre las medidas a adoptar por parte del Gobierno para terminar con el asunto de Santa María de la Cabeza estaban el reforzar un altavoz de frente con el que desmotivar a los sitiados mediante las palabras de todo aquel que se aviniera a pedir la rendición de la posición. Si esto no resultaba se tendría en cuenta el posicionamiento de nuevas piezas de artillería y, si fuera menester, incluso la incorporación de una Unidad de Tanques. Todo en un despropósito que había costado ya mucho más presupuesto a la República que lo que, en verdad, valía la posición. El funcionamiento del altavoz dio un resultado casi inmediato, procurando la rendición de cinco personas de Lugar Nuevo que, en el colmo de la mala suerte, fueron apresados de inmediato. Sabiendo que el Palacio de Lugar Nuevo se ocupaba por una desmoralización total a través de los detenidos, Cortés envía catorce guardias civiles para reforzar una moral que, sin embargo, se resquebraja por momentos. En el mes de abril, la República comienza la ofensiva final con el reforzamiento intensivo de pertrechos y hombres, que ya no cesaría hasta la caída del Santuario el día uno de Mayo.
Paco Casado Marín.

J. J. Cobo Parra dijo...

La República se jugaba su prestigio al todo por el todo, los efectivos destinados a acabar con tan molesto grano supurante rondarían los diez mil soldados en batalla. Una cifra que, de ser veraz, sería desproporcionada en toda regla suponiendo una División casi al completo para acabar con un problema que en principio sería menor. Deberíamos tener en cuenta que el ridículo era creciente y que había que acabar de raíz, sin contemplaciones y dándole el mayor pábulo posible con tan espinoso asunto que, en los medios nacionales e internacional aparecía cómo el colmo de la heroicidad. Por si diez mil hombres fueran pocos para reducir a unos escasos quinientos sitiados de los que menos de la mitad estarían en situación de combatir, se desplazó una compañía de tanques compuesta por unos doce carros de fabricación rusa T-26B con cañón de 45mm y ametralladora coaxial. Éstos tanques serían los protagonistas de la última jornada del Asedio y llegarían recomendados por la batallas de Seseña y Guadalajara, sirviendo de parapeto a los ofensores al mismo tiempo que los dotaría de una capacidad de fuego superior. Desde el día diecisiete los ataques se intensificarían de día y de noche. Treinta y siete sitiados se dejaron la piel sólo ese día siendo el diecinueve cuando los tanques empezaron a funcionar. Así ese día fatídico dio comienzo a las dos de la mañana con fuego intenso y graneado dando la luz del día un fatídico balance de dieciséis víctimas mortales. El avance de los carros hace ceder la resistencia en las casas de la Plaza haciendo retroceder a los sitiados que ven, impotentes, cómo los tanques comienzan a ascender por la Calzada que conduce al Santuario. La intervención en última instancia de la Aviación Nacional y la resistencia, ya sobrehumana de los defensores hace que dos carros se descuajaringuen y que se aborte una operación que comienza a crispar los nervios del alto mando leal.
J. J. Cobo Parra.

Juan Antonio Machado Bonilla dijo...

Tanto uno cómo otro bando experimentó una subida de moral considerable. Por parte de unos se había roto el cerco, por parte de otros se había resistido incluso a carros de combate. La realidad no obstante era que la situación era del todo insostenible y cómo tal el mismo Franco decidió interceder en una resolución pactada. A tal fin contacta de motus propio con la Cruz Roja Internacional para que ésta interceda en la evacuación de mujeres y niños. El plan era sencillo y así se lo expuso Queipo de Llano a Cortés que, sin embargo dudaría de la efectividad del mismo. Una vez evacuadas las mujeres, niños y ancianos, los defensores aprovecharían la noche para dispersarse e intentar alcanzar, a la desesperada, las líneas nacionales. La Cruz Roja llegaría a las nueve de la noche si bien en ese momento comenzarían los problemas. Para empezar los republicanos no permitieron que se accediera al Santuario por lo que se pidió que una delegación de los sitiados acudiera a una reunión con ellos. Entre las condiciones que se pactarían serian la de salida en conjuntos de cuarenta personas hacia la zona nacional saliendo un convoy cuando el anterior llegara a destino y éste término se comunicara por Heliógrafo desde Porcuna. Cordón rechazó de plano éstas peticiones. No podía tolerar que un capitanucho que llevaba ocho meses poniendo en ridículo al ejército que el mandaba le ninguneara, por lo que de haber evacuación, sería a zona republicana. El gobierno de la república, ya en Valencia fue aún más radical. Largo Caballero ordenaría que las evacuaciones estuvieran subordinadas a la total e incondicional rendición de los defensores. La sanción que le esperaba a Cordón de incumplir la orden iba a ser de órdago. El día de San Marcos, veinticinco de marzo las negociaciones se iban a pique junto con la última oportunidad de una rendición pactada. El General Franco volvió a contactar no obstante con la Cruz Roja para solicitar que se evacuara a las mujeres y niños quedando agrupados hasta concertar un canje de prisioneros con el Gobierno de Valencia que no llegó a fructificar, preparándose, ahora sí, la población del Santuario para el envite final.
Juan Antonio Machado Bonilla.

Juan de Dios Morán Parrado dijo...

Las piezas de artillería comenzaron a derramar miedo y muerte en torno a las cuatro de la mañana sobre los ya arruinados restos de un Santuario que había permanecido en pie por siglos. Se batió la posición hasta las seis de la mañana en que los tanques tomaron la iniciativa. Según Cordón iban a poner toda la carne en el asador. Una fuerza frontal batiría en ascenso con todo lo que se pudiera aprestar al Santuario. Después una fuerza auxiliar en retaguardia iría rematando lo que quedara. La infantería cayó sobre las secciones I, III y V fijando todo lo que se movía en la zona mientras los tanques avanzaban hacia la explanada para ascender por la Calzada dejando listas a las secciones II y IV. Se hallaba Cortés con el fusil en mano defendiendo lo que quedaba de los muros del Santuario cuando le llegó, como un mazazo la noticia de la caída de la sección IV. La caída de esa posición suponía dejar expedito el camino a la toma de todo el campamento. Con todo perdido, Cortés se sobreexpuso al peligro no valorando correctamente el peligro que corría hasta que fue alcanzado por la metralla de una granada en un hecho que no parecía sino dar la impresión de que deseaba dejar la vida cómo había dejado su impronta entre aquellos peñascos graníticos. Mientras su vientre se desangraba no cejaba en el empeño de beber agua para, por lo que parece, acelerar su muerte ante la inminente entrada del enemigo en el recinto del campamento. El espectáculo que encontrarían los soldados republicanos sería apocalíptico. Un sinfín de figuras demacradas, hambrientas y cubiertas de harapos que terminaban su resistencia para entrar en la Historia de España. De los trescientos cincuenta combatientes iniciales sólo quedaban ilesos cuarenta y dos. Las mujeres y los niños se concentraron en la explanada del Santuario donde fueron atendidos por Cruz Roja mientras que los combatientes se concentraron al cargo del Alférez Carbonell en la casa de Peones.
Juan de Dios Morán Parrado.

Gabriel Garrido Reyes dijo...

En la carretera de acceso al Santuario se fueron concentrando las camillas en las que reposaban los heridos que iban siendo examinados por el personal sanitario y evacuados según gravedad al hospital de sangre situado a veinte kilómetros, en las Viñas de Peñallana. En la primera ambulancia que se improvisó se envió a Cortés, dos milicianos y la hija del Brigada Jiménez, llegando ésta cadáver al Hospital. Cortés sería intervenido de urgencia por el doctor Santos Laguna a su llegada al Hospital en torno a las ocho. Sería interrogado y moriría finalmente el dos de mayo sobre las tres a consecuencia de la gravedad de sus heridas. Hoy su cadáver reposa en la cripta del Santuario que con tanto ahínco defendió. Fue condecorado a título póstumo con la Cruz Laureada de San Fernando que hoy reposa sobre la sagrada imagen de Santa María de la Cabeza. Corre la leyenda que, viéndose perdido el Santuario ordenó Cortés esconder la primitiva imagen de la virgen para que no fuera ultrajada una vez caído el Santuario. Que verdaderamente pasara así y que la virgen siga escondida es base de todo tipo de controversias y opiniones que añaden un rayo de romanticismo a una historia triste de nuestra Historia reciente.

El resto de combatientes fueron derivados a Andujar, donde se concentraron en el antiguo cuartel de la guardia Civil a la espera de ser enviados al presidio de San Miguel de los Reyes, en Valencia, en el que permanecerían hasta su liberación por parte del General Aranda. Los cadáveres de aquellos que murieron en el Asedio reposan hoy, en varias fosas comunes en un pequeño cementerio, heredero de aquel improvisado que inaugurara Cortés en el que varias lápidas, sin nombres y con una escueta cruz, dan descanso eterno a los que allí murieron. Una pared con el nombre de los fallecidos da fe de los que cayeron en el Asedio. La población civil se derivó al Viso del Marqués donde quedaría alojada en primera instancia en el palacio de Santa Cruz hasta el acogimiento por parte de familias de la población.

Gabriel Garrido Reyes.

José Carlos Ponce Girón dijo...

Hoy día y a consecuencia de la Ley de Memoria Histórica muchos de los símbolos y posiciones han quedado destruidos o se han retirado rompiendo la memoria de un hecho que debía ser olvidado por todos los bandos de la contienda y a la vez no debería ser olvidado por nadie para impedir que se repita el día de mañana. El Santuario, reconstruido por la Dirección General de Regiones Devastadas alberga hoy la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, reina indiscutible de Sierra Morena, patrona de la Diócesis de Jaén y protagonista de la Romería más antigua de España y la segunda en importancia tras la del Rocío. Quien visite el lugar no podrá evitar sentirse sobrecogido por lo austero de un paisaje que aún, en cierta forma, alberga una parte de aquellos hechos, en cada una de sus piedras.
José Carlos Ponce Girón.

M.D. Rocamora dijo...

Como parece que ser que en algún comentario anterior se duda sobre la actuación de D. Pablo Iglesias Martínez, aprovecho documentación encontrada sobre una declaración del referido personaje sin entrar en valoraciones; por lo que trascribo a continuación la relación de la actuación y declaración del teniente Coronel de la Guardia Civil D. Pablo Iglesias Martínez en relación con el Alzamiento Nacional en Guadalajara (en mayo de 1939) quien aseguró haber sido él quien organizó la defensa del Santuario.
Considerado en 1942 sospechoso de haberse opuesto al Alzamiento en Jaén, el antiguo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil esgrime la declaración que firmó en mayo de 1939, en la que asegura haber hecho todo lo posible para sublevarse y haber organizado la resistencia en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Nadie cita el libro escrito en 1937 por su subordinado, el Capitán Reparaz, que denigraba a Iglesias. (1009, exp. 3, folio 26).
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

En el folio 27 de su declaración refiere la Actuación anterior a la iniciación del Movimiento Nacional, y dice así:

“El año 1934, que mandaba la Comandancia de la Guardia Civil de Guipúzcoa, cooperé con mis fuerzas a restablecer el orden en la provincia, pues en varios pueblos, y principalmente en Mondragón y Eibar, los elementos marxistas cometieron atropellos y crímenes. Por esta actuación aumentaron aquellos elementos el odio que ya me tenían, llegando hasta a afirmar que era el que perseguía al que fue Director General de Seguridad Manuel Andrés.

Al finalizar el año 1935 fui destinado a petición propia a Logroño, y tomé el mando de aquella Comandancia en los primeros días de Enero del año 1936, estableciendo buenas relaciones con las Autoridades; pero después de las elecciones de Febrero, cuando llegó el Gobernador Civil enviado por el Frente Popular y me presenté a éste, me indicó que no pensaba tener relación con la Guardia Civil, y que no fuera por el Gobierno hasta que no se me llamara. No obstante acudí a su despacho cuantas veces me pareció oportuno, con objeto de saber de qué personas se rodeaba; y siempre lo encontré acompañado de elementos de significación izquierdista, y me recibió en todo momento fríamente.
En el folio 28 continúa:
El día 14 de Marzo de 1936, los marxistas se dedicaron a incendiar Conventos, Iglesias y atropellar casas de personas de derechas; intenté inmediatamente restablecer el orden e hice presente enérgicamente, varias veces, al Gobernador y al Inspector General de la Guardia Civil, mi protesta por el abandono en que se dejaba a las personas de orden. A consecuencia de esa actitud, fui destituido del Mando de la Comandancia con fecha 19 del mismo mes y destinado forzoso a la de Jaén, a manera de castigo. Como mi actuación fue siempre opuesta al Frente Popular, y lo sabían los Oficiales de la Guarnición, intentaron hacerme una significativa despedida, como protesta por este atropello; y no siendo aquella autorizada por el Gobernador Militar, acudieron a la Estación a despedirme los Primeros Jefes de los Regimientos de Infantería y Artillería y numerosos Jefes y Oficiales de paisano, Clases de tropa y todos mis subordinados francos de servicio, y muchas personas del elemento civil desconocidas para mí en su mayor parte.

El día 1 de Abril del mismo año tomé el mando de la Comandancia de Jaén, y desde los primeros días fueron muchas las molestias que me proporcionaron, pues un diputado Socialista llamado Peris recogía por los pueblos denuncias contra los Guardias Civiles, cuyas denuncias eran tramitadas por mí; y como no se tomaran las providencias que ellos deseaban, los elementos del Frente Popular de Jaén, formaron juicio en contra mía.
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

En el folio 29 se recoge su Actuación durante el Movimiento Nacional y dice así:
“En estas circunstancias me sorprendió la iniciación del Movimiento, que me cogió desprevenido, pues la primera noticia me la dieron del Gobierno Civil a las ocho horas del día 18 de Julio. Pensé seguidamente sumarme a él, pues esa era mi manera de pensar y estaba identificado con su ideal. Estudié las posibilidades de secundarlo con una acción armada; pero como no tenía en aquel momento en Jaén más que unos 47 guardias, y ya las milicias marxistas en número muy considerable y la Compañía de Guardias de Asalto era casi en su totalidad marxista, adquirí la seguridad de que fracasaría, sin conseguir otra cosa que la total destrucción de la Comandancia. Me dispuse entonces a ayudar del mejor modo posible a las Fuerzas Nacionales y a procurar por la mayor seguridad de las fuerzas a mis órdenes, para lo cual concentré los pequeños puestos en las principales poblaciones de la provincia; consiguiendo así evitar desmanes en la población civil y con vistas a facilitar su ocupación por el Ejército Nacional si llegaba el caso. Debo hacer constar especialmente que no recibí ningún ofrecimiento por parte del elemento civil de orden ni organizaciones políticas de derechas de Jaén.
(Rúbrica: Pablo Iglesias Martínez)
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

En el folio 31 continua la narración de los hechos de la siguiente manera:
“En vista del desarrollo de los hechos, estudié el modo de que la fuerza fuera pasando a las filas Nacionales y hacerlo ya en su momento por turno; es decir, cuando toda la Comandancia estuviera en campo Nacional o a salvo de desastres.

A fines de mes de Julio me obligaron, mediante una orden conminatoria a presentarme en Andujar con mi Segundo jefe; allí me esperaba el general marxista Miaja, con una columna compuesta de un Batallón de Ametralladoras, un Grupo de Artillería de 7,5 cm. y núcleos de otras fuerzas, además de las milicias marxistas que se le unieron en gran número , exigiéndome, bajo la amenaza de bombardear con Artillería el Cuartel donde estaba concentrada la Guardia Civil, el que me uniera a su columna con los 350 Guardias que había en aquel punto. Ante tal conminación, y vista la imposibilidad de hacer otra cosa, marché con él y con los Guardias a Montoro desde donde me ordenó volviera a Jaén con el Segundo Jefe.

A los pocos días y obligado por idénticas coacciones, marché a la Provincia de Granada con 150 Guardias, y al llegar a Monclín me puse en relación con las fuerzas Nacionales para pasarnos todos a dicho campo; antes de poder efectuarlo llegó mi relevo enviado de Jaén, pues la situación allí era sumamente delicada para la Comandancia.
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

El folio 33 continúa:
Ya en Jaén, y en vista de que las circunstancias lo aconsejaban, con-
seguí de los directivos del frente popular y del gobernador, interviniendo en estas gestiones el Capitán Reparaz, marchar con la fuerza que tenia en Jaén y todas las familias de la Comandancia, al Santuario de la Virgen de la Cabeza, con objeto de poder hacerme allí fuerte y sumarme al Glorioso Movimiento en cuanto los núcleos que tenía en Campillo de Arenas, Monclín, y Montoro se pasaran al lado del Ejército Nacional: y en efecto, entre el 16 y 17 de Agosto marchó la Comandancia al Santuario bajo mis órdenes, yendo con ella el Capitán Cortés, que encontrándose en Jaén, con licencia por enfermo, se incorporó entonces.

Desde los primeros días el frente popular interesó la entrega de armas, y de la ametralladora de la Comandancia; me negué a ello, alegando que no había de las primeras y que la segunda estaba inútil, siendo así que la ametralladora funcionaba perfectamente. Después de repetidas amenazas, entregué cien pistolas inservibles y cinco rifles en el mismo estado.

El Capitán de la Guardia Civil (hoy Comandante) D. José Rodríguez de Cueto, en situación entonces de supernumerario sin sueldo en Jaén y que estaba perseguido de muerte por el frente popular por su significación política, me pidió autorización para refugiarse con su familia en el Cuartel, a lo que accedí con sumo gusto: y como antes de salir para el Santuario me exigiera el frente popular la entrega del mencionado Capitán (pues sabían se encontraba allí refugiado) me negué a ello rotundamente, y vestido como un Guardia 2º, con su armamento correspondiente como tantos otros, llegó al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza.
(FOLIO 34, rúbrica: Pablo Iglesias Martínez).
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

En el folio 35, cuartilla 6, continúa el relato

“Llevamos a este lugar cuanto de útil había en la Comandancia; ropas, efectos y armas, municiones y dinamita depositada en el cuartel. Bastantes escopetas y carabinas malas se rompieron y tiraron a un pozo que había en el Cuartel de Jaén y no se dejó nada aprovechable para los rojos excepto los muebles, y no todos.

Como los grupos de Campillo de Arenas y Monclín se pasaron al Campo Nacional, y mi resistencia a ejecutar las órdenes del frente popular de Jaén y gobierno marxista me hacían altamente sospechoso para ellos, me llamaron a Madrid para conferenciar; y como no había llegado aún el momento oportuno para alzarme en el Santuario, ya que todavía no había podido pasarse al campo Nacional la fuerza de Montoro, marché a Madrid el día 21 de Agosto, con intención de regresar el día siguiente, como lo prueba el que se quedaran en el Santuario mi mujer y mi hija (que han pasado allí todo el asedio) y el que ordenara al conductor del coche que viniera a la estación de Andujar a recogerme ese día, y al siguiente si no llegaba entonces.”
(FOLIO 36, rúbrica: Pablo Iglesias Martínez)
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

En el folio 37 dice así:
“Al llegar a Madrid me quitaron el mando de la Comandancia, dejándome disponible; obsesionado por sumarme al movimiento con la fuerza del Santuario, quise volver a él e insistí repetidas veces, poniendo como escusa el que quería recoger a mi familia; pero no me lo permitieron.
En la gaceta roja del 23 de Agosto de 1936 vino mi destino de disponible con residencia en Guadalajara, y en 6 de Agosto del año 1937 (gaceta roja nº 219) fui separado del servicio por ser notoriamente desafecto al régimen marxista, con pérdida de todos mis derechos y haberes. En Enero del año 1938, me eliminaron de la asociación de Socorros Mutuos, por no enviar un aval de partido político.
Durante mi estancia en esta ciudad fui molestado varias veces por la policía marxista, y más aún a partir de mayo del 1937 que llegaron mi mujer y mi hija, procedentes del Santuario. Éramos vigilados por el SIM. hasta el punto de haber un agente en la casa donde nos alojábamos.
Me relacioné solamente con personas de derechas y organizaciones de Falange Española Tradicionalista, ofreciéndome a ellas para lo que fuera necesario en favor de la Causa; consultándome unos días antes de ser liberados si me querría hacer cargo de la Comandancia Militar cuando llegara el caso, contesté afirmativamente reiterándoles mis ofrecimientos.
El día 28 de marzo de 1939, me presenté en la Comandancia Militar de Guadalajara acompañado de un delegado de FET. de Madrid y de otros de la Organización local, y me hice cargo de la plaza.
(FOLIO 38 rúbrica: Pablo Iglesias Martínez)
M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

En el folio 39 continúa:

“Seguidamente dicté un bando con arreglo a las circunstancias, ordenando entre otras cosas la entrega inmediata de las armas y tomé las medidas convenientes para mantener el orden en todo momento. A la noche de aquel día llegó un destacamento motorizado del Cuerpo de Tropas Voluntarias Nacionales, y fuéronle atendidos y alojados lo mismo que las demás fuerzas que se presentaron posteriormente, continuando en mis funciones hasta el día 29 en que llegó el Comandante Militar nombrado por las Autoridades Nacionales y en el que resigné el mando.

Guadalajara 10 de Mayo de 1939
Año de la Victoria
(Rúbrica: Pablo Iglesias Martínez)
Atentos Saludos de M.D. Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

El folio 40 recoge la declaración de D. Pablo Iglesias Martínez, Zaragoza, 21.12.1942, 64 años, casado, militar retirado, dirección Contamina 16, 3º, no ha sido procesado, examinado dijo:)
A la Primera generales de la Ley que no le comprende ninguna de las que se le han explicado.
[Preguntas tomadas del FOLIO 47: 2ª.- Si es cierto que el día 18 de Julio de 1936, desempeñaba el cargo de Primer Jefe de la Comandancia de la Guardia civil de esta provincia.]
A la 2ª pregunta: que es cierta.
[si tenia noticia o aviso de alguno de los dirigentes del Movimiento Salvador de la Patria de que este iba a surgir]
A la 3ª dice: Que no tenía noticia alguna por nadie de que se fuera a producir el Movimiento salvador de España.
[Actitud del declarante el día 18 de Julio al tener noticia...]
A la 4ª dijo: Que queda contestada con la relación de su actuación que en este acto presenta para su unión al exhorto.
[Número de Guardias civiles que en aquella fecha tenía a sus órdenes]
A la 5ª dijo: Que igualmente queda contestada allí.
[Órdenes que recibiera de Madrid o del entonces Gobernador civil de la Capital]
A la 6ª dijo: Que no recuerda las órdenes que recibiera por el mucho tiempo transcurrido.
[Tuvo ofrecimientos de personas de orden...] A la 7ª dijo: Que también queda contestada en la relación unida y que desde luego no recibió ofrecimientos de ninguna persona.
[Se le pidieron armas por elementos de orden...]
A la 8ª dijo: Que no le pidieron armas los elementos de orden de la capital si no como deja dicho en la relación de su actuación quienes le pidieron armas fueron los individuos del Frente Popular quedando explicadas también lo que hizo de tales armas.
[Fue invitado por algún Jefe u oficial a sus órdenes para sumarse al Movimiento Salvador]
A la 9ª dijo: Que no recuerda aunque cree que no, porque si no hubiera querido sumarse es de suponer que inmediatamente le hubieran quitado el mando.
[Relaciones que mantuvo con el entonces Gobernador civil rojo y Frente Popular...]
A la 10ª dijo: Que no tuvo ninguna relación con el Gobernador ni Autoridades rojas más que las superficiales por virtud de su servicio con el primero.
[Fecha en que cesó...]
A la 11ª dijo: Que cesó el 21 Agosto 1936 en que fue a Madrid llamado por el Ministro de la Gobernación según telegrama recibido y que obra unido al sumario que le instruyó la Autoridad Militar.
[Siguen las firmas]
M.D.Rocamora.

M.D. Rocamora dijo...

[FOLIO 49, certificado médico de Luis Olivares Baqué, para que le tomen declaración en casa, fechado 4.11.1942]

padece bronquitis crónica con enfisema y aortitis crónica, con síntomas de insuficiencia miocárdica asimismo crónica, sufriendo, también, con frecuencia, crisis de asma cardíaco y accesos de tipo estenocárdico, trastornos que para su tratamiento le obligan a un riguroso reposo que no es conveniente interrumpir, por lo que considero perjudicial para su salud cualquier desplazamiento de su residencia habitual.

[56 auto de Alfonso de Lara y Gil, Fiscal Jefe de la audiencia de Jaén, en Jaén a 24.10.42 convocando a declarar a Pablo Iglesias]

RESULTANDO: Que parece ser que el mencionado señor se opuso a que las fuerzas a sus órdenes se uniesen al Glorioso Alzamiento iniciado, en tierras africanas por el Generalísimo Franco.
M.D. Rocamora.