PROLOGO

Se pretende que sea éste un espacio dedicado a entretener y deleitar (... a través de la fotografía fundamentalmente) ... a dar a conocer (...o traer al recuerdo) ciertos monumentos o espacios situados en el término o cercanías de Lahiguera. ...a llamar la atención por el estado de abandono y deterioro de muchos de ellos, ...y si llegara el caso, a remover la conciencia de todos los que somos "herederos" de tales monumentos y espacios, y que con nuestra aportación ayudásemos a la conservación de los mismos.

lunes, 21 de mayo de 2012

HIGUERA DE ARJONA EN LA PÁGINA DE UN LIBRO DEL ESCRITOR JUAN ESLAVA GALÁN.

     Hace ya algunos años que realice mi primera lectura del libro “En busca del Unicornio” de Juan Eslava Galán. Recuerdo todo el  estampido que el otorgamiento del Premio Planeta de Novela producía en los lectores, como todavía hoy felizmente ocurre, el hecho ocupó las primeras páginas de los diarios de toda España, para los jiennenses el hecho de la concesión del  premio Planeta a Juan Eslava Galán, un arjonero de pro, fue una gran alegría por su reconocimiento, y  supuso un nuevo refuerzo, casi emotivo, para todos los amantes de las letras.
     En su lectura quedé gratamente sorprendido por las referencias que el autor hace de nuestro pueblo en el viaje que el protagonista Juan de Olid, doña Josefina y su séquito realiza pasando por Fuerte del Rey, la fuente Regomello, su paso por Higuera de Arjona (al que dedica casi una página), su paso hasta las proximidades de Andujar, las fiesta campestre de los ballesteros y demás con las remeras de Andujar, el agasajo de Pedro de Escavias alcalde de la ciudad a la comitiva de doña Josefina, su paso por Marmolejo y llegada a Córdoba…
     Pero, lo dicho con mucho valor añadido para nosotros, no fue nada más que una parte del disfrute que proporcionaba su lectura.

     La novela, ambientada a fines del siglo XV, narra la historia de un personaje ficticio de la vida de Juan de Olid, criado y escudero del condestable de Castilla. A Olid se le coloca al frente de una expedición a través de África para conseguir el cuerno del unicornio, que aumentará la virilidad del rey Enrique IV de Castilla, llamado el Impotente. Durante el viaje, habrá lugar para innumerables aventuras y peripecias de Olid y sus compañeros. En la trama argumental, habilísima y muy amena, dentro de una escrupulosa fidelidad a la ambientación histórica, se suceden las más curiosas e inesperadas peripecias, siempre con un fondo emotivo y poético que da fuerza y encanto mítico al relato. El autor ha logrado un estilo que es un maravilloso equilibrio entre la soltura y agilidad narrativa y el sabor arcaico que requería el tema. En suma, una deliciosa novela de aventuras en donde coexisten lo fantástico, lo humorístico, lo dramático y el gracejo de lo erótico.

     En una prosa pulida y amena el autor va desgranando lo que es toda la trama de la novela, cuyo resumen podría ser el siguiente:

      En 1471, el rey de Castilla Enrique IV, El Impotente, envía a África un escuadrón de ballesteros para que cacen un unicornio con cuyo cuerno pretende restaurar su virilidad debilitada.
La novela narra la odisea de los ballesteros españoles que atraviesan África en pos de un animal que no existe, perdidos en el tiempo, mientras en España el giro de la historia determina el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. Juan de Olid, el paladín del rey regresará veinte años después de su partida a un país que ya no reconoce.

                              Portada del libro: En busca del Unicornio, autor Juan Eslava Galán, galardonado con el Premio Planeta, año 1987

     Tomado del  referido libro. EN BUSCA DEL UNICORNIO, 1987,   os trascribo el texto de Juan Eslava Galán

“Otro día de mañana salimos, en muy lucido tropel por la puerta de Santa María y toda la ciudad se echó al campo y bajó para vernos partir, con gran multitud y ruido de atabales, trompetas bastardas italianas, chirimías tamborinos, panderos y locos y ballesteros de maza, todos juntos en estruendo tal que no había persona que una a otra se pudiese oír por cerca y alto que en uno hablasen. Y el Condestable mi señor y la condesa y la otra gente de su casa, así como la caballería y prez de la ciudad, con gran gentileza salieron a despedirnos y acompañarnos hasta donde acaban las huertas del Poyo y de la  Ribera, que es el mojón que se dice de la fuente, donde el Condestable y yo nos abrazamos con lagrimas en los ojos y yo quise  besarle la mano pero él apartó y luego se despidió muy tiernamente abrazándome otra vez como hijo. Con lo que tomamos el camino de Andujar y los demás retornaron a la ciudad derramándose cada cual a su posada. Y los nuevos que venían con nosotros, aparte del físico de las llagas que queda dicho, eran los ballesteros y criados del Condestable Sebastián de Torres, Miguel Ferreiro y Ramón Peñica. Y este Peñica que digo era de los fieles del rastro que saben seguir por el campo y las veredas el camino de las gentes y las bestias.
Y mi señor el Condestable me regaló antes de la partida un jubón de rico brocado y una ropa de estado hasta el suelo, de muy fino velludo azul, forrada de cibelinas muy finas, y un sombrero de fieltro negro muy bueno y un bonete morado que calzar gentilmente  debajo del sombrero. Y mi señora la condesa le encomendó mucho a doña Josefina y le regaló un muy rico brial, todo cubierto de fina chapería y una ropa de carmesí morado para encima y una guarnición grupera de muy fino oro sobre terciopelo negro. Y todos los otros que a la tierra del moro y del negro bajaban les alcanzaron igualmente grandes entrenas y mercedes y limosnas de mi señor, de manera que todos fueron contentos y satisfechos a su voluntad. Y con esto y los dulces sones del caramillo de Federico Esteban, muy bien acordados con los de la flauta de Manolito de Valladolid, fuimos marchando por las navas que llaman de Torre Olvidada.
     Y Manilito parecía de mejor semblante que los días pasados e iba muy contento de la música que entrambos adobaban.
     Y a la hora de almorzar, cuando el sol se había subido en asomo del cielo y apretaba, que parecía que nos quería derretir los sesos, de lo que fray Jordi iba quejoso a causa de su mucha grosura, llegamos al lugar y castillo que llaman de la Fuente del Rey, donde paramos a guisar de comer y a saludar al alcalde, un Pedro Rodríguez para el que llevábamos ciertas mulas con bastimentos de parte de mi señor el Condestable. Y el dicho alcalde mandó matar dos gallinas y aderezar comida para la gente de respeto que íbamos. Y siendo las hambres de fray Jordi muy buena, que venía malacostumbrado de los días pasados, y la pitanza escasa, con maravillosa celeridad dimos acabamiento y sepultura del discreto banquete, alabando, como gente bien criada, a las gallinas, que eran de Arjona, mas el huésped, cuando advirtió los huesos pelados, mandó freírnos huevos y chorizos y torreznos, que es lo que en los pueblos se usa para salir de compromisos, y con ello y más vino traído de la frontera taberna hubo hartazgo y completa satisfacción para todos.
     Sino que yo, por arreglar el daño. Le dí unos maravedíes a la mujer del alcalde que nos servía y fray Jordi le puso por escrito una oración que era muy buena contra la tiña, por remediar un hijo tiñoso que tenía..
     Con ello quedaron muy servidos todos y partímonos contentos nosotros y, después de abrevar las caballerías en una fuente que dicen de Regomello y que es de agua casi amarga, seguimos nuestro camino y andadura y en pasado el lugarcillo que dicen de la Cañada de Zafra, allí compré una orcilla de miel con mientes de regalársela a doña Josefina cuando ocasión hubiese por ser ella, según tenía notado, muy golosa y aficionada a los azúcares y dulces de sartén. 

     Con esto pasamos adelante y cuando ya la oscuridad de la noche quería venir, retrajímonos a pernoctar a un lugar que dicen de la Higuera de Arjona, que es de los calatravos, y allí nos estaba aguardando el aposentador de la orden el cual por carta y mensajería de mi señor el Condestable ya estaba noticioso  de nuestra llegada.
     Y el dicho aposentador había dispuesto unos pajares donde podrían dormir los ballesteros y peones y criados y unos decentes aposentos para los demás en unas casillas que allí están. Mas yo, no fiándome de los calatravos, no fuese a haber engaño o celada de su taimado maestre, mandé luego llamar a Andrés de Premió y le dije que dispusiera las tiendas de la ballestería fuera de los dichos pajares, por hacer noche buena para dormir al raso, y allí montamos el real cerca de las eras, y pernoctamos sin apartarnos mucho del camino y con guardas dobladas. Fuéronse algunos ballesteros al pueblo a comprar vino y a la vuelta los hice llamar y contaronme que un criado del maestre, que tenía un parche en el ojo derecho y le faltaban dos dedos de una mano, les había pagado una jarra de vino queriendo sonsacarlos sobre qué gente llevábamos, y ellos le habían contestado conforme  a la verdad que sabían, que era lo de que nuestra doña Josefina iba a bodas con un mandamás moro de cuya conversión a la fe de Cristo se habían de seguir grandes provechos  para nuestra religión, y más no le pudieron sacar porque ellos más no sabían. Y por lo otro que me contaron, y por ciertos barruntos que en diversas ocasiones me fueron viniendo, iba yo sacando en claro que la ballestería recelaba que el motivo de nuestra gran prevención y viaje era distinto de lo dicho, y era que íbamos a escolta o descubierta de las minas de oro que el moro tiene en África y que todo ello andaba ya concertado por el Rey nuestro señor y el sultán de los moros que allí manda, y que de todo ello se derivaba el viajar tan a salvo, con menguada tropa y hasta llevando mujeres en el ato. De lo que yo no quise desengañar a nadie, pues tanto me daba que pensasen una cosa como otra siempre que no recelasen ni dijesen palabra de lo del unicornio.
     Y así, a otro día de mañana, desclavamos las estacas, tiramos los mástiles, liamos las tiendas y, recogiendo nuestros fardajes, pasamos adelante sin tropiezo ni qué contar y a media mañana remontamos un cerrillo, por el pedregoso y difícil camino, y dimos vista a sierra Morena, alta y azul y a partes gris, y a su falda vimos, tendida como blanca sabana al alegre sol mañanero, la ciudad de Andujar que es de las mas ricas, hermosas y principales desta tierra. Y fue el caso que en acercándonos a Andujar nos salieron al paso, por donde está el puente viejo del arroyo Salado, pieza de hasta cuarenta o cincuenta mujeres de la vida, o sea remeras, las cuales al olor de la tropa acudían a hacer su granjería y dejaban despobladas y en barbecho las mancebas de la ciudad. Y yo, por congraciarme con la ballestería, que venía algo quejosa de los muchos calores del día y del escaso rancho que recibieran en la Higuera, les di suelta por espacio de una hora y perdiéronse ellos derramándose por el campo, por entre las peñas y matas que allí hay, a hacer por la vida dando franquicia al masculino ardor con aquellas mercenarias, entre grandes risas y subidos  cánticos. Y fray Jordi se paso aquel rato dando conversación a doña Josefina, que era una niña inocente para que no se percatase de lo que estábamos aguardando. Y mientras aquello pasaba, Federico Esteban más como amigo que como físico de las llaga, le untaba aceite a Manolito de Valladolid en sus partes más asentadas que las llevaba escocidas y él se quejaba de que no estaba hecho para la caballería cabalgada y que si sufría aquellas lacerías y menguas era por amor y reverencia al Rey nuestro señor, en su servicio, e interés, y por la afición que a mí me tenía. De lo que yo, en oyéndolo, no sabía si alegrarme o preocuparme.
     Pasamos adelante y en llegando a donde está el camino de las aceñas, que ya olían los frescos cañaverales de la rumorosa orilla del Guadalquivir, vimos venir a nosotros una lucida tropilla tañendo alegres músicas. Y era el alcalde de Andujar, Pedro de Escavias, gran amigo y servidor de mi señor el Condestable, al que yo conocía bien. Y tuve gran alegría de verlo y nos abrazamos y cambiamos noticias de la gente que conocíamos  a dos, y regalos y parabienes y detrás vinieron ciertas mulas con los serones cargados de pan recién hecho, que sólo el aroma a laurel tostado que salía de entre el esparto llenaba de jugos la boca. Y mandé que se repartiera con generosidad a la ballestería y a los criados y mozos de mulas de lo que todos holgaron mucho.
     Y aunque Pedro de Escavias porfiaba que entráramos en su ciudad por festejarnos y agasajarnos, yo me excuse de hacerlo porque iba todavía el sol alto y podíamos atrochar camino si seguíamos luego, y el buen Pedro Escavias nos acompañó gran trecho, hasta donde arranca el camino de Marmolejo, y por el camino nos fue cantando muy discretamente algunos versos que él mismo había compuesto en loor de la belleza de doña Josefina de lo que ella, que en homenaje llevaba el rostro descubierto, se ruborizó y mostró gran placer. Y el tal canto resulto muy  especiado y memorable pues fue acompañado a vihuela y trompeta por Manolo de Valladolid y el físico Federico.
     Y habiendo estos y otros placeres seguimos el camino, todos muy alegres.
     E iban los hombres cantando a ratos las soeces canciones que entonces usaban los soldados sobre menospreciar el miembro viril del Rey nuestro señor y otras calumnias gruesas que por vergüenza no asentaré en los papeles. Y a veces salían liebres y ellos las corrían, sin alcanzar una, entre grandes chanzas y risas. Y con estos esparcimientos se fue viniendo la tarde y, sin apretar el paso, llegamos muy desahogadamente al lugar y castillo que dicen de Villa del Río, donde mostré salvoconducto real y luego nos dieron cobijo y leña y cebada para las bestias. Y de allí a dos días, sin que pasara nada que merezca el escrito, llegamos a la noble ciudad de Córdoba, lugar de mucho señorío y pensamiento, donde yo antes nunca estuviera. Y allí pernoctamos en el convento que dicen de Santa Anastasia, cuyo abad era hermano del Canciller del Rey nuestro señor y estaba ya avisado de que llegaríamos. Y nos recibió nos recibió como si el propio Rey fuera venido, proveyéndonos de todo lo necesario para nuestra comodidad y regalo y allí hallamos posada muy bien aderezada y asentémonos luego a comer y fuimos muy bien servidos y todos abastados de muchos pescados y vinos y frutas de diversas maneras y para las bestias hubo paja y cebada, con lo que todos quedamos contentos y satisfechos a voluntad.
     Y hecha colación, luego salimos a ver la iglesia Mayor de la ciudad que es obra de moros y cosa meritoria y respetable de ver, la más grande sala que hombre imaginarse pueda, toda puesta sobre una muchedumbre de columnas que levantadamente sostienen los altos techos. Y los dichos techos son llanos de maderas y vigas labradas y pintadas a primor, de vivos colores concertados, que no parecen sino que…”


Esta es una breve biografía del autor:

Juan Eslava Galán nació en Arjona (Jaén) en 1948; se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Granada y se doctoró en Letras con una tesis sobre historia medieval. Amplió estudios en el Reino Unido, donde residió en Bristol y Lichfield, y fue alumno y profesor asistente de la Universidad de Ashton (Birmingham). A su regreso a España ganó las oposiciones a Cátedra de Inglés de Educación Secundaria y fue profesor de bachillerato durante treinta años, una labor que simultaneó con la escritura de novelas y ensayos de tema histórico. Ha ganado los premios Planeta (1987), Ateneo de Sevilla (1991), Fernando Lara (1998) y Premio de la Crítica Andaluza (1998). Sus obras se han traducido a varios idiomas europeos.
Es Medalla de Plata de Andalucía y Consejero del Instituto de Estudios Giennenses.
Es autor de una docena de novelas entre las que destacan:
- En Busca del Unicornio, (Premio Planeta, 1987; Premio Chianti Rufino Enrico Fattore a su traducción italiana, Italia, 1988)
- El comedido Hidalgo (Premio Ateneo de Sevilla, 1994)
- Señorita, (Premio Fernando Lara en 1998 y Premio de la Crítica Andaluza, 1998)
- La Mula, ambientada en un episodio verdadero de la Guerra Civil
También es autor de algunos ensayos entre los que cabe destacar:
- Los castillos de Jaén (Universidad de Jaén, 1999)
- Los templarios y otros enigmas de la historia (Ed. Planeta, 1991)
- Historia de España contada para escépticos (Ed. Planeta, 1995)
- Santos y Pecadores (Ed. Planeta, 2002)
- Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie (Ed. Planeta, 2005)
- Un jardín entre olivos (Ed. RBA, 2004) explica la cultura del olivo y del aceite
- El paraíso disputado (Guías Aguilar, 2003) recorre la Ruta de los Castillos y las Batallas a través de las provincias de Ciudad Real, Jaén y Granada.


                                                      Juan Eslava Galán con un grupo de escritores.

     Juan Eslava Galán ha traducido la poesía de T.S. Eliot. También escribe novelas de ficción histórica con el pseudónimo Nicholas Wilcox. (La Lápida Templaria, Los falsos peregrinos, Las trompetas de Jericó,  La sangre de Dios y Los templarios y la Mesa de Salomón).

                                                             Foto escolar de Juan Eslava Galán

El mismo escritor realiza su autobiografía personal en los siguientes términos:

“Nacido en el seno de una familia de sencillos y honrados labradores que se empeñaron en darle estudios, aunque su abuelo advertía que aquel dinero era como tirarlo al estercolero, Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) cursó los estudios primarios y el bachillerato a trancas y barrancas en diversos colegios religiosos o seglares durante los años álgidos del nacional catolicismo, circunstancia que le posibilitó la realización de numerosos ejercicios espirituales y comuniones generales, además de dos rezos del Santo Rosario al día en el colegio y en casa, e innumerables eucaristías.



                                                          Juan Eslava Galán con un grupo de amigos en Viator (Almería)

     Llegado su tiempo, lo tallaron y realizó el servicio militar, primero en el desierto de Almería; después en Granada, enchufado en la Biblioteca Militar de la Novena Región, donde, deseoso de congraciarse con sus superiores, propuso la creación de una "Biblioteca de Choque", un cajón con una selección de obras maestras (la Odisea, el Quijote, y todo eso) que llevase el consuelo y la luz de la literatura a las más avanzadas líneas de fuego, de cara al enemigo, desafiando peligros, propuesta que fue desestimada por la superioridad sin darle la oportunidad de recorrer la cadena de mando. "Tú lo que tienes que hacer es frotar mejor la taza, inodoro o excusado del retrete de oficiales -le advirtió el comandante Mingorance-, que siempre dejas cascarrias adheridas al interior."

                                       Juan Eslava Galán en el día de ser galardonado con el Premio Planeta de Novela.
     Licenciado del servicio a la patria, tras el noble desempeño de la milicia, el futuro escritor obtuvo una licenciatura en Filología Moderna, en la Universidad de Granada (ésta ya con notas brillantes), mientras pasaba los veranos trabajando por esos mundos de Dios con objeto de ampliar sus conocimientos y conocer la vida. Se trasladó al Reino Unido, donde cursó otros estudios durante los años del tardofranquismo y Primera Transacción (o sea, la transición), y a su regreso, ya muerto Franco y aparecida la cantatriz Marisol en cueros en la revista Interviú (acontecimiento a cuya veracidad nunca concedió el mínimo crédito, aislado como estaba en su retiro de la brumosa Bretaña, aunque personas de su aprecio le juraban que era verdad), hizo oposiciones y fundó una familia (dos hijas), dedicándose en lo sucesivo a la literatura, con tan buena fortuna que ganó el Premio Planeta en 1978 con la novela En busca del unicornio, lo que le posibilitó la adquisición de un lavavajillas y le abrió la oportunidad de seguir publicando libros, como a la vista está, amén de ganar otros premios.
     Le gusta la lectura, la escritura, la cocina, el cine y la tranquilidad. Colecciona noticias curiosas, estampas religiosas, cartas, postales de amor y cántaras de aceite. Tiene la casa que parece una chamarilería.”


Saluda a los visitantes de  su página con las siguientes palabras:
     Estimado amigo:
     Gracias por consultar estas páginas. He intentado reflejar en ellas la trayectoria del medio siglo de escrituras y lecturas que llevo a la espalda. Al cabo de ese tiempo, sigo sin saber cuál es mi verdadera vocación si la de lector, la de novelista o la de historiador. Probablemente una amalgama de las tres.
     Los lectores y amigos que me siguen habrán notado que mis intereses dominantes son la historia, especialmente la de la gente corriente que no parece hacer historia; la arqueología, en su capacidad de iluminar la vida de esa gente corriente, y el misterio en su más amplia acepción, que abarca desde las creencias de la Humanidad (religión, mitos) hasta la sima insondable que es el alma humana, nunca suficientemente explicada. Quizá leemos o escribimos para conocernos o comprendernos, no lo sé.
     Creo que la lectura y la escritura nos permiten ensanchar la vida, ya que alargarla no podemos, y que, junto con la música, la amistad y el amor constituyen las formas de relativa felicidad a la que podemos aspirar los que no creemos en otra cosa. Si algún libro mío os proporciona ese placer, me doy por bien pagado y os quedo muy agradecido.
Un saludo cordial.


      PD: Intento escribir una crónica de la vida cotidiana de los españoles en el siglo XX que irá apareciendo en cinco o seis libros de los que se han publicado hasta ahora “Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie” y “Los años del Miedo”. Invito a mis lectores a enviarme historias y fotografías familiares que me ayuden a ilustrar estos años. Muchas gracias.
     Ahora recuerdo, tras casi dos lustros, una conversación con nuestra amiga Pilar Ansino al borde mismo del agua refrescante de la playa, ella amiga de Juan e interesada en saber si Eslava Galán era de mi misma rama familiar coincidente con mi doble apellido.
     También evoco conversaciones con mi recordada tía Candida, ella,  que era un discreto depósito del tesoro de las tradiciones, oraciones e historias de la familia por la relación con su abuela Candidica, me contaba en ocasiones que una tía suya Josefa Galán Pérez (palabras tan evocadoras para mi) caso con un señor de Fuerte del Rey, (no recuerdo bien si de la familia Toro o de los Eslava) muy a pesar de los consejos en contra de sus padres, mis bisabuelos, allá por las últimas décadas del siglo XIX.

 Esta es la foto de mis bisabuelos José Galán y Candida Pérez (en el centro de la foto), acompañados de sus hijos: José-María, Juana, Mariana, Josefa (casada en Fuerte del Rey) en la fila superior. María y Candida a derecha de la madre e izquierda del padre. Y los niños Juan y Paca en la fila inferior.

     Y esa fue la respuesta que en su día di a Pilar Ansino tan cordial y amena interlocutora en las mañanas y tardes playeras  de Almuñecar.
     Desconozco si nos puede unir la misma rama familiar y de donde procede el apellido Galán de Juan, ya pasaron aquellos años de fiebre genealógica que puso de actualidad la serie Raíces de TVE. en la historia de “Kunta Kinte”. La lejanía con la rama familiar de Fuerte del Rey, y la lógica de que a través de los dos hijos varones de mi bisabuelo (muy conocidos en sus nuevas ramas familiares) no fue posible trasmitir el apellido a Fuerte del Rey y este se habría perdido con los descendientes de una hija hembra, dan claramente a conocer que al menos directamente no procedemos de la misma rama familiar; pero al margen de ello, mis lecturas, la coincidencia de nacer en 1948, nuestro campamento militar en Viator y otras coincidencias me acercan de soslayo a este cercano personaje.

     A través de su página Web oficial he intentado por mi parte dar a conocer al pueblo de Lahiguera la página, que este ya famoso escritor ha dedicado a nuestro pueblo, este paisano nuestro (digo paisano porque hasta hace tan sólo unos años éramos tan de Arjona como el mismo, al menos en el nombre del pueblo).
     A mi sólo me queda decir que es uno de mis libros favoritos, delicioso de leer y que sus personajes resultan entrañables, en una muestra del dominio del castellano antiguo perfectamente entendible, en el que el autor se luce combinando con maestría una trama ágil, fina ironía y descripción de los paisajes como sólo un maestro es capaz de hacer. Me encanta la ambientación rigurosa y como te introduce en el pensamiento y forma de vivir de la época. Una trama bien desarrollada en que destaca el tono de humor con que dotó a sus personajes. Os aconsejo su lectura, os atrapará y no lo soltaréis hasta que os llegue el momento del final del libro, después lo releeréis de vez en cuando; eso es al menos lo que me ocurre a mí.

     Sus 74 libros publicados hasta la fecha lo avalan como uno de los nombres
más firmemente asentados en eso de las letras españolas de estos tiempos.

                            Granada 22 de Mayo de 2012.
                            Pedro Galán Galán

Pedí permiso a Juan Eslava Galán con el siguiente mensaje sobre sus derechos de autor
www.JuanEslavaGalan.com
Formulario nº 3200
Pedro Galán Galán, envía el email el 07-04-12, 13:39

Nombre: Pedro Galán Galán
Email: pedrogalan2@gmail.com
Comentarios:
Juan, estoy interesado en dar a conocer la referencia a Higuera de Arjona que haces en tu libro " En busca del Unicornio" Así como dar referencias de tu autobiografía, fotos, demás datos que encontré en tu página web. La publicación se haría en el blog spot Lahiguera (JAÉN) donde podrás ver, si lo deseas, algunos artículos míos realizados con la idea de promover en lo posible la historia y cultura de mi pueblo Higuera de Arjona. Parece que tenemos una amiga común, Pilar Alsino, de Jaén. No se si por mi doble apellido Galán tenemos alguna relación de parentesco. Atentamente Pedro Galán Galán. Necesito tu permiso. ¡Gracias!

La respuesta casi inmediata de Juan Eslava Galán ha sido:

Estimado Pedro:
    Puedes disponer libremente no solo de la referencia que mencionas sino de cualquier otra de mi obra. Te animo a que sigas tratando temas culturales en nuestra tierra, tan necesitada de ellos.
    A mí el apellido Galán me viene por Fuerte del Rey. En última instancia probablemente estemos emparentados. La verdad es que nunca me he preocupado de indagar más allá de mis abuelos.
    Un cordial saludo,
            Juan Eslava


miércoles, 2 de mayo de 2012

Paseo hasta el Cortijo del Peñón.

Unas fotografías del Cortijo del Peñón y su entorno:

Localización: Coordenadas Google Maps= 37.9172356691719,-3.9422786235809326



Ver Cortijo El Peñón en un mapa más grande


Este cortijo ya fue menciondo en los inicios del Blog. No obstante expondré unas nueva fotografías realizadas tras un paseo hasta el mismo el 22 de abril del 2012, insistiendo en el entorno que lo rodea (...nos rodea), digno de admiración, y que no siempre valoramos en su justa medida.

Está en el paso del Camino de Andújar a Jaén, en su flanco derecho. Es el paso de "toda la vida" que Higuereños y otros vecinos tomaran para llegar a la capital de provincia (JAEN). Hoy va quedando menos de este antiguo paso, y en algunos lugares ha llegado a perderse: algo que nunca deberíamos haber permitido y muchos menos permitir en el día de hoy.

 Cuando empezamos el paseo desde pasado el Cortijo de San José, podemos obtener esta vista. La mayor parte de la cortijada se encuentra en la cara opuesta a ésta, pero podemos apreciar por qué se hace llamar así este paraje: está situado en un gran peñón de piedra.


 En esta otra fotografía podemos apreciar con más detalle este "peñón".

No nos cabe duda, si paseamos por los alrededores del mismo y somos observadores, que este sitio fue ocupado desde tiempos del paleolítico. Tras una breve andadura por esta zona que vemos, pude encontrar un trozo de raspador de pedernal (silex) tallado, así como abundante cerámica del período argárico: cerámica realizada sin la utilización del torno, puesto que no se conocía aún; este es el signo más evidente de que se trata de esa cerámica y ese período en cuestión. En aquellos tiempos buscaban un resguardo donde protegerse de las inclemencias meteorológicas y de los posibles ataques de animales: este era uno de los lugares idoneos para ello.

Nada más comenzar este pequeño paseo hacia el peñón, me encontré con este trigal, que me proporcionó esta bella estampa. Fotografía realizada mirando hacia el cerro de Corbulillo, que podemos observar al fondo de la misma.


Al llegar a la cortijada (puesto que se trata de un conjunto de cortijos, algunos de ellos unidos por parte de sus paredes), podemos encontrarnos con "el muro solitario" que aún queda erguido de una de las antiguas edificaciones. Tan sólo ha quedado esta evidencia en la cara norte de este conjunto.


Desde esta cara norte se nos ofrecen unas bonitas vistas hacia el Sur, donde podemos apreciar la población de Torredelcampo, su sierra y la de Jamilena, también la Sierra de la Grana.




Vamos trepando hasta la cúspide de este peñón por la piedra desgranada y escurridiza. Cuando llegamos a su punto más alto se nos ofrecen otras vistas de su entorno.


Esta es una de sus vistas, hacia el Este (siempre haciendo una aproximación...no llevaba la brújula a mano). Tenemos una pequeña altiplanicie tras la cual se encuentra la mayor parte de lo que fueron las edificaciones de esta cortijada.


Este pudiera haber sido uno de los resguardos/refugios naturales que anteriormente mencioné, del perídodo paleolítico y neolítico, pero también de tiempos más actuales. Podemos observar este pasillo natural formado por la separación de parte de  esta formación rocosa, y taponado en su final de forma artificial (amurallado)  por la mano del hombre.



Otra parte de lo que queda en pie, visto desde su zona más alta. Estas ramas que vemos en la parte derecha inferior de la imagen: Una higuera. Este árbol frutal hace honores al nombre de nuestro pueblo. Es curioso que nuestro pueblo, teniendo el nombre que tiene (Lahiguera...lo recuerdo por si acaso), no tenga ninguna representación en sus fuentes, rotondas, jardines, plazas, etc. El pueblo de Lahiguera (Higuera de Arjona, Fuente de la figuera, La figuera cerca de Andúxar...) no posee ninguna muestra del árbol que le otorga su nombre, ... ni en sus entradas ni por doquier que miraras la encontrarás. Lamentable, ...queridos paisanos, ...tomemos nota.



Una vista panorámica desde el camino de acceso viniendo de Lahiguera, camino de Andújar a Jaén. A la derecha, la pequeña altiplanicie desde la que fueron realizadas algunas de las fotografías expuestas anteriormente. Debajo de la misma podemos observar una pequeña oquedad (cueva de pequeñas dimensiones) que se encuentra formando parte de la edificación. Hoy es ocupada por zorros, murciélagos y otros animales que encuentran en ella su refugio, como lo hicieran anteriormente parte de nuestros antecesores.


Vista a través de este hueco de ventana, a la salida de la mencionada cueva.


Otra vista de estas ruinas, detallando este cartabón que sirve de sujección a la pared que aún queda en pie gracias a él. Al fondo-izquierda aparece de nuevo la mencionada higuera.

He aquí este gran muro resistiendo al paso del tiempo, ...quizás para mostrarnos parte de lo que fue esta gran edificación. Su deformación muestra los tambaleos de los años.

...De nuevo sobre su parte más alta podemos divisar la carretera que nos lleva hasta nuestro pueblo,  ...también parte del camino que nos ha traido hasta este prodigioso lugar lleno de preciosas vistas, y que nos transporta a otros momentos de nuestra historia.


Tomamos el camino de vuelta...pronto se acaba este paseo de esta apacible tarde.

Al regreso, el sol está tomando rumbo al ocaso. La campiña se encuentra iluminada con sus últimos rayos casi horizontales. Al comenzar el descenso desde esta elevación me encuentro de nuevo con un paisaje digno de ser captado digitalmente:


Una preciosa vista del Cortijo de San José y el cerro de Corbulillo tras él. Vemos la tonalidad tan contrastada de los trigos peinados por los últimos rayos de sol.

Os invito a TODOS a realizar este paseo fuera de este Blog, ... "en vivo y en directo". Sentados en el sillón, en la silla, en el sofá, ...o donde quiera que estéis (delante de vuestra pantalla), ESTO no se aprecia lo mismo; ...el viento, el olor, el sonido de los pájaros, el espanto de los conejos, el vuelo de las grajillas, el sonido al pisar la tierra, etc. ...todo esto hay que experimentarlo "in situ", y así lo espero por parte del que esté en sus medios.

Sea este un incentivo para intentar recuperar estos caminos perdidos y llevarlos a su restauración.



Juan José Mercado G.
Lahiguera a 2 de mayo del 2012.